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En blanco y negro - Uniandes

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En blanco y negro Marta Traba en la televisión colombiana, �954 - �958

Nicolás Gómez Echeverri

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El tiempo que transcurrió para la realización de este proyecto trajo consigo una considerable acumulación de fotocopias, fotografías, libros, catálogos, revistas, grabaciones, llamadas, cartas, correos electrónicos, momentos de incertidum-bre y desazón, certeza y convicción. Por esta, para esta y con esta provisión, fue necesaria y siempre oportuna la presencia de todas las personas que me apoyaron y acompañaron.

Por su cordial impulso quiero agradecer a mis asesores Carmen María Jaramillo y Lucas Ospina; también a Maria Clara Bernal y Myriam Luisa Díaz. Quiero agradecer especialmente, por su tiempo, sus espacios y sus favores, a Carolina Franco, Inés Elvira Rocha, Ana Malaver y Roberto Rodríguez. Agradezco a Ivonne Pini, María Juliana Rojas y Andrés Pardo por la colaboración que recibí por parte de ustedes.

Por su gentileza y tiempo para remembrar, agradezco enormemente a Gustavo Zalamea, Beatriz González, Gloria Valencia de Castaño, Álvaro Casta-ño, Gloria Zea, Emma Araujo y Beatriz Salazar. También a Victoria Verlichak, Florencia Bazzano-Nelson, María Elvira Iriarte y Ruth Acuña por sus amables respuestas.

Especiales agradecimientos a Javier Obregón de RTVC, Antonio Ochoa del centro de documentación del Museo Nacional, Alfredo en la biblioteca del Museo de Arte Moderno de Bogotá y a Edwin y Clarita de la biblioteca de arte de la Universidad de los Andes.

Agradezco inmensamente las palabras, la amistad y la compañía de Luisa Riviere, Javier Guillot, Fidel Cuellar y los amigos, con quienes siempre se pasa bien; también, por los esenciales y auxiliadores cafés y todo lo que ellos implicaron e implicarán, a Vanessa Rueda, Julián Serna, Natalia Paillié, Felipe González, Ma-ria Alejandra Estrada, Juana Hoyos, Diana Cárdenas, Santiago Leal y Margarita Rodríguez.

Agradezco siempre el cariño de las damas de la familia: las primas, tías y abuelas; a mi hermana por la mutua compañía, a mi madre por su esmero y vital atención, y a mi padre, a quien dedico este proyecto, por las cosas que vinieron y las que están por venir.

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índice

I

II

III

IV

V

VI

cronología 1940 - 1960

hemerografía

bibliografía

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Al principio el arte del puzzle parece un arte breve, un arte de poca entidad, contenido todo él en una elemental enseñanza de la Gestalt-theorie: el objeto considerado —ya se trate de un acto de percepción, un aprendizaje, un sistema fisiológico o, en el caso que nos ocupa, un puzzle de madera— no es una suma de elementos que haya que aislar y analizar primero, sino un conjunto, es decir una forma, una estructura: el elemento no preexiste al conjunto, no es ni más inmediato ni más an-tiguo, no son los elementos los que determinan el conjunto, sino el con-junto el que determina los elementos: el conocimiento del todo y de sus leyes, del conjunto y su estructura, no se puede deducir del conocimiento separado de las partes que lo componen: esto significa que podemos estar mirando un pieza de un puzzle tres días seguidos y creer que lo sabemos todo sobre su configuración y su color, sin haber progresado lo más mínimo: sólo cuenta la posibilidad de relacionar esta pieza con otras y, en este sentido, hay algo común entre el arte del puzzle y el arte del go: sólo las piezas que se hayan juntado cobrarán un carácter legible, cobrarán un sentido: considerada aisladamente, una pieza de un puzzle no quiere decir nada; es tan sólo pregunta imposible, reto opaco; pero no bien logramos, tras varios minutos de pruebas y errores, o en medio segundo prodigiosamente inspirado, conectarla con una de sus vecinas, desaparece, deja de existir como pieza: la intensa dificultad que precedió aquel acercamiento, y que la palabra puzzle —enigma— expresa tan bien en inglés, no sólo no tiene ya razón de ser, sino que parece no haberla tenido nunca, hasta tal punto se ha hecho evidencia: las dos piezas mila-grosamente reunidas ya sólo son una, a su vez fuente de error, de duda, de desazón y de espera.

—GEORGE PEREC. LA VIDA INSTRUCCIONES DE USO, �978.

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En �89� un pintor retrató a un presidente. Mientras lo pintaba sobre un enorme lienzo, lo observaba detalladamente to-mando muchas horas para terminarlo; incluso había momen-

tos en los que el presidente se cansaba y cabeceaba, y el pintor que lo retraba le hablaba para que no fuera a dormirse. Lo pintó sentado sobre una silla de madera —quizás inglesa— tapizada con una tela roja. Lo pintó de cuerpo entero, no frontal sino en tres cuartos mostrando su perfil izquierdo, con su pierna izquierda cruzada sobre la otra y reclinando su cabeza sobre el puño dere-cho, aquel del brazo que apoyaba el codo sobre un escritorio. El otro brazo descansaba sobre el brazo de la silla, y la mano colgaba sosteniendo un libro con el dedo índice entre alguna página como si estuviera dándole a la lectura una pausa o un momento de reflexión. El pintor realizó el retrato en una habitación tapizada con una alfombra carmesí con un patrón de grandes estrellas amarillas de cuatro puntas, donde había un escritorio con cajones sobre el cual el presidente apoyaba su codo y donde había unas hojas en blanco, un par de tinteros y una pluma blanca. En el estudio también había una biblioteca repleta de libros grandes y gruesos forrados en cuero y algunos documentos enrollados acomodados y dejados a la vista. También había, por algún motivo, un telón de damasco igualmente rojo que colgaba detrás de la silla y alcanzaba a cubrir una parte de la biblioteca. En su retrato, el señor presidente vestido

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de traje negro, zapatos de cuero lustrado y corbatín, sentado delante de su gabán pardo que también cuelga del brazo de la silla, aparenta ser muy distinguido, elegante y aristocrático. Por la pose que lleva —que tal vez le habrá costado algún calambre o alguna pierna dormida—, parece meditabundo, parece estar pensando algo, quizás importante, pues era un hombre importante.

Y a un hombre de quien se escribió que es el “jefe y con-ductor de la transformación que se elabora, [que] es quien mejor puede llevarla con felicidad a su cima porque en su cerebro bullen las ideas que la engendraron y que le dieron movimiento y vigor”�, es necesario que lo acompañen aquella biblioteca de fondo y un libro entre sus manos, que es símbolo, —y esto puede verse ex-preso en algunas naturalezas muertas holandesas del siglo XV—, de la tenencia y acumulación de conocimiento como también de la vanidad de las cosas terrenales. Símbolo de una posesión que iba a concederle al hombre burgués la posibilidad de estar al tanto, de conocer, de estar familiarizado con cualquier pensamiento y cualquier idea, de ilustrarse, iluminarse. Y esta vez los libros se muestran acompañados de un telón de fondo en un retrato donde un presidente con traje negro, corbatín y gabán, posa en un es-tudio en Cartagena, que para quienes lo vieron hace ciento dieci-séis años en algún salón y hoy lo vemos colgado en la pared de un museo, se hace contemplar en su papel del hombre pensador, culto y civilizado que realizó la regeneración.

� “El Sr. Núñez y la Regeneración”, El Semanario, número �8, Bogotá, febrero �0 de �887. Tomado de: Medina, Álvaro. Procesos del arte en Colombia, Bogotá, Colcultura, �978, p. 54.

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He adquirido una fotografía en blanco y negro que fue tomada a la pantalla de un televisor. La pantalla rectangular, con sus esqui-nas redondeadas, brilla intensamente y hace que todo el espacio alrededor se vea como un ancho margen negro. En la pantalla se ve una toma de un programa de televisión de los años cincuenta en Colombia donde aparece una mujer joven de pelo negro muy corto, vestida de sastre y saco de cuello alto, con sus ojos cerrados porque el obturador de la cámara fue presionado en un parpadeo suyo, y sus manos en movimiento y su boca a medio abrir, como si estuviera contando algo a sus tele-espectadores. La mujer se encuentra sentada detrás de un escritorio de madera sobre el cual reposan libros gruesos y delgados, unos siete u ocho, algunos forrados en cuero y otros con sus portadas de cartón. Y la imagen corresponde a un programa de televisión que seguramente, por su época, tenía una duración de quince o veinte minutos, y por esto resulta casi insólito que para una franja tan corta alguien tuviera que utilizar tantos libros, además de hablar sobre el tema que es-tuviera hablando, y valerse de las imágenes que se ven apoyadas sobre un caballete acomodado hacia el fondo de la imagen. En la foto se ve un telón que cubre de lado a lado el fondo de la pantalla, y este telón permite sospechar que la toma pertenece a una puesta en escena en la que, para los espectadores de hace cincuenta años y para nosotros mismos, la joven, elegante y cautivadora protago-nista aparece en pantalla en un atractivo papel de mujer versada que compartía algún conocimiento nuevo con el público que la observaba. Esta mujer era Marta Traba, una crítica e historiadora del arte argentina que había llegado a Colombia desde Europa en el año �954, y quien a partir del mismo año durante el segundo lustro de la década del cincuenta, realizó y presentó en el recién inaugurado servicio de televisión colombiano, cuatro programas dedicados exclusivamente a la historia y la crítica de arte�.

� Al respecto de la definición del término crítica de arte, este texto se apoyará en una noción amplia alrededor de éste dada por Omar Calabrese. En palabras de este autor, existe una noción de crítica de arte que abarca “[los] discursos sobre las artes” o “la literatura sobre el arte” entre la cual se inscribe la historia y la teoría del arte, los estudios sobre estética, los estudios biográficos de artistas, las reseñas y comentarios en medios de comunicación, e incluso la misma idea de crítica de arte que se vincula al acontecer artístico contemporáneo, “a sus métodos de valoración, a sus prácticas sociales e institucionales y al análisis de las relaciones del arte con el mercado”. Ver: Calabrese, Omar. “El lenguaje de la crítica de arte” en: Cómo se lee una obra de arte, Madrid, Ediciones Cátedra, �994, p.8. Es considerada esta definición dada la naturaleza misma de la labor de Marta Traba en Colombia, sobre todo en los medios de comunicación y en los centros educativos. En relación, vale la pena considerar igualmente las siguientes palabras de Carolina Ponce de León: “En Colombia se confunde al crítico con el historiador, con el pedagogo, con el comentarista, con el curador y con el periodista. Porque, a falta de una infraestructura que permita capacitar, diferenciar y especializar los roles de la divulgación del arte, el “promotor” cultural es un “todero”. Y Marta Traba fue el ejemplo máximo del todero.” Ver: Ponce de León, Carolina. El Efecto Mariposa, ensayos sobre arte en Colombia �985-�000, Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, �004, p. ���.

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Marta Traba en Curso de historia del arte, �957 / 58.

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Marta Traba comenzó sus programas en la televisión hacia finales de �954. La crítica argentina se integró a la tele-visora nacional colombiana por medio del joven direc-

tor de la Radio Televisora Nacional, Fernando Gómez Agudelo. De acuerdo a Traba, en un reportaje para El Espectador, Gómez Agudelo “en su anhelo de dar variedad a la programación incluyó estos espacios de carácter cultural.”� La televisión había sido inau-gurada apenas el �� de junio de ese mismo año y transmitía en un único canal (canal 8 en Bogotá, �0 en Manizales y 7 en Medellín), en una franja nocturna de sólo tres horas diarias (de 7:00 a �0:00 de la noche), y cada programa tenía una duración de �5 a �5 minu-tos. A sus �� años, finalizando �954, Marta Traba comenzó con un programa de corta permanencia transmitido los lunes llamado La Rosa de los Vientos, sobre viajes a las grandes ciudades europeas. En un reportaje realizado por la revista Cromos, Marta Traba niega que haya empezado a hacer crítica de arte apenas llegada a Colom-bia. “Mis primeras actividades —declaró— fueron en la T.V. Había un programa llamado “la rosa de los vientos”. Me llamaron para que hablara de mis viajes.”4

Poco tiempo después inició su actividad en televisión en programas dedicados a las arte plásticas. El primero de ellos fue El museo imaginario, transmitido los miércoles a las 9:�0 p.m. El nombre de este programa estaba basado en el libro de André

II

Mi recuerdo general del Quijote, simplificado por el olvido y la indiferen-cia, puede muy bien equivaler a la imprecisa imagen anterior de un libro no escrito.

—JORGE LUíS BORGES, PIERRE MENARD AUTOR DEL QUIJOTE, �9�9.

� Rojas, Alberto. “La T-V es un gran medio para educar, dice Martha Traba”, El Espectador, marzo �5 de �958, p. ��.

4 L. de S. “Marta Traba examina la situación de la colombiana”, Cromos, número ����, Bogotá, abril �� de �960, p. 49.

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Malraux que lleva el mismo título, y que inspiraría el título El museo vacío de su primer ensayo sobre arte moderno publicado en libro por la editorial Mito en �958. En diciembre de �954, la prensa bogotana publicó la siguiente nota al respecto de El museo imaginario:

“Entre los programas de televisión que estamos viendo ahora regularmente, se destacan las incursiones por el museo imagi-nario del arte, donde nos lleva todas las semanas la profesora de fi-losofía de la Universidad de Buenos Aires, Marta Traba. Este no es un programa de despliegue de recursos, ni es tampoco un alarde de técnica, ya que consiste simplemente en la exhibición de foto-grafías cuidadosamente seleccionadas, que acompañan un intere-sante texto. Sin embargo, a pesar de su sencillez, este programa es uno de los más logrados y ‘serios’ de la TV. Si el propósito de la TV, como aseguran sus directores, es cumplir una misión cultural, debían prosperar programas como éste, donde se trata de enseñar con tanta amenidad como responsabilidad.”5

El programa en cuestión consistía en una sencilla exhibición sobre una pared del set —ubicado en el estudio instalado en los sótanos de la Biblioteca Nacional—, de postales y láminas ilustradas con imágenes de obras de la historia del arte europeo, especialmente de las primeras vanguardias del siglo XX. El programa era una se-lección, una curaduría de reproducciones de obras, generalmente pinturas, que era glosada y comentada por Marta Traba.

En relación a este inicial momento de la labor de Marta Traba en la televisión colombiana, una reseña del diario El Tiempo publicada en enero de �955, se refirió a la crítica y su labor de la siguiente manera:

“Marta Traba, joven intelectual y profesora argentina, cuyos programas de divulgación histórica, geográfica y artística

5 “Noticiero Cultural”, El Tiempo, diciembre �4 de �954, p. 5

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significan un asección muy importante del aspecto cultural en la televisión.”6

Similar a El museo imaginario era el programa Una visita a los museos, que se transmitió la noche de los viernes desde co-mienzos de �955, y en el que “se mostraba a los tele-espectado-res, por medio de gráficos, los aspectos más importantes y que caracterizan a los museos europeos”7 como el Louvre en París o el Prado en Madrid.8 En éste programa se le veía a su presentadora sosteniendo en sus manos mapamundis, láminas y libros que ella misma había traído de sus viajes a Europa, a través de los cuales recorría los museos europeos más importantes, basada en una selección de obras que hacía para cada programa. Sobre Una visita a los museos, una nota publicada en la revista Cromos en abril de �956 expresa lo siguiente:

“En su último programa de la serie sobre ‘Visitas al Museo del Louvre’, Marta Traba nos prometió una serie de visitas similares al Museo del Prado para cuando se acabe la presente serie. Los pro-gramas de Marta Traba son educativos por excelencia, no tienen petulancia lo que los hace doblemente agradables y la conferencis-ta es poseedora de una personalidad simpática, todo lo cual hace más que bienvenida la perspectiva española que se nos presenta.

Una anotación podría hacérsele, a pesar de todo, a los pro-gramas de Marta Traba. Cada vez que ella nos habla de un cuadro, el productor se obstina en mostrar sólo un insignificante detalle de éste, y son raras las veces que se puede ver a la obra presentada en su conjunto. Este obvio defecto es fácil de corregir, y sería de-seable que se hiciera a la mayor brevedad.”9

Paralelamente a Una visita a los museos, Marta Traba también presentó el programa El abc del arte propuesto para difundir el arte nacional, en el que realizaba entrevistas a destacados artistas de aquel entonces en Colombia.�0 Según Ruth Acuña, “aquí se pre-sentarían personalmente y mediante películas las obras y técnicas

7 Rojas, Alberto. Op. Cit.

6 “Radio y televisión en �954”, El Tiempo, enero 7 de �955, p. �5.

8 La bibliografía existente no establece una fecha para ubicar el comienzo de Una visita a los museos. De acuerdo a las fuentes en prensa, es posible determinar que haya sido ya entrado el año �955.

9 “…y micro”, Cromos, abril 9 de �956, p. �4.

�0 Peñalosa, Juan. ““También la pintura debe ser funcional”, dice Marta Traba”, Cromos, enero �� de �956, p. ��.

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de los pintores Ian Munn, Judith Márquez, Marco Ospina, Ar-mando Villegas, Augusto Rivera, Gustavo Varcarcel, Sofía Ur-rutia, Ignacio Gómez Jaramillo y los escultores Hugo Martínez y Arenas Betancourt.”�� Una mención a este programa se publicó en la siguiente nota de la revista Cromos en el año �956:

“Cuando la Televisora Nacional se fundó, mucho se dijo so-bre sus propósitos culturales, aunque muy poco es lo que se ha cumplido posteriormente. Entre la programación de la Tele-visora los espacios realmente culturales son pocos y menos aún los que están logrando cumplir con su labor. Si exceptua-mos programas como ‘ABC del arte moderno’, como ‘Historia de abejas’, como ‘Historia del teatro’ y los de la ‘Sinfonieta’, muy poco se ven en el canal de la Televisión que pueda decirse que está cumpliendo con un propósito serio de cultura e infor-mación.”��

Sus primeros programas fueron vistos durante casi dos años pero, según Marta Traba, por “asuntos políticos, del pasado gobierno de Rojas Pinilla”�� fueron suspendidos en �956. Sólo María Elvira Iriarte, quien fue alumna de Marta Traba en los cursos que dictó en la Universidad de los Andes, hace referen-cia a la suspensión de estos programas en su artículo “Primeras etapas de la abstracción en Colombia (II)” publicado en la re-vista Arte en Colombia. Según Iriarte, comenzando �956,

“una crónica de Alfredo Trendall en La República, ‘explicó’ las diferentes facetas del arte abstracto, especialmente todas las manifestaciones no geométricas, entonces dominantes, incluy-endo en el calificativo de ‘abstraccionismo’… al expresionismo figurativo, al surrealismo, al dadaísmo y hasta al arte de Gaudí! Semejante confusión fue denunciada enérgicamente por Marta Traba, en su espacio de T.V. La crítica no dudó en tratar de irre-sponsable al articulista de La República. Dos meses más tarde, ella tuvo que enfrentar la acusación de intervención en política

�� Acuña, Ruth Noemí. Arte, Crítica y Sociedad en Colombia, �947-�970, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Sociología, �99�, p. �8. (Tesis sin publicar).

�� Cromos, abril de �956.

�� Rojas, Alberto, Op. Cit.

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(sostenida con entusiasmo por el periódico conservador) que llevaría a la cancelación de sus programas televisados sobre crítica de arte.”�4

La reaparición de Marta Traba en la televisión nacional ocurrió el día 4 de junio de �957 cuando un programa de la Compañía Colombiana de Seguros la presentó como invitada para que con-cediera una entrevista.�5 En noviembre de este mismo año, a partir del viernes ��, Marta Traba volvió a la televisión por petición de las directivas de la Radiodifusora Nacional, con un programa lla-mado Curso de Historia del Arte, y poco tiempo después comen-zaría a presentar también Ciclo de Conferencias, “contando con la colaboración de treinta prestigiosos intelectuales”�6, entre ellos, “algunas de las más importantes personalidades de la ciencia, las letras, las artes, la economía y la educación”�7 que, según sus in-tereses particulares proponían temas variados para hablar a través de la televisión.

El Curso de Historia del Arte se anunció en la prensa gene-rando gran expectativa. Fue un ciclo de �8 emisiones que pre-tendió abarcar desde las pinturas rupestres hasta las vanguardias europeas de principios del siglo XX. El periódico El Tiempo lo anunció así:

“Habiéndosele solicitado su reincorporación a la televisora Nacio-nal, la conocida crítica de arte doña Marta Traba comenzará hoy, a las 9:00 de la noche, el primer curso de extensión televisado sobre el tema de historia del arte. Interrogada por un redactor, la señora Marta Traba expresó su satisfacción por regresar a lo que considera ‘el más eficaz vehículo de cultura con que cuenta el país en caso de se utilice para este fin’. ‘El planteo del curso – nos explica –, es similar al de cur-sos semejantes que se están desarrollando con gran éxito en Norteamérica y en Europa. Todo el que desee podrá matricularse con solo enviar a la TV Nacional una carta solicitando la inscripción —que, desde luego, es completamente gratuita— con su nombre,

�4 Iriarte, María Elvira. “Primeras etapas de la abstracción en Colombia (II)”, Arte en Colombia Internacional, número �4, mayo de �984, p44. El artículo en La República es: “Tendencias del arte más reciente”, La República, Suplemento Literario, enero 8 de �956, p. �. En entrevista escrita, al respecto de la anécdota del retiro de Marta Traba de la televisión en �956, María Elvira Iriarte contestó lo siguiente: “Tengo en mi tesis el año 56 como fecha de retiro de Marta de los programas de T.V. que hacía entonces. Lo más probable es que la información fuera dada por ella directamente. Fui su alumna entre el 6� y el 65, y luego su monitora año y medio más.” Febrero �0 de �007. Debe considerarse que hacia los mismos días de la suspensión de los programas de televisión de Marta Traba, el gobierno también canceló la transmisión de los programas de Gloria Valencia de Castaño quien comenzó a desempeñarse como presentadora de televisión al tiempo que Marta Traba. Uno de sus programas, Conozca a los autores, fue suspendido por considerarse foco de subversión, dado que en éste la realizadora y presentadora invitaba y entrevistaba a escritores e intelectuales que en su mayoría defendían un pensamiento político de izquierda. A los pocos días de la suspensión de este programa, el ejército irrumpió en una transmisión del programa El lápiz mágico, donde participaban los caricaturistas Carrizosa, Merino y Chapete, quien habría creado allí el polémico personaje José Dolores motivo de la suspensión del programa. Gloria Valencia volvió a la televisión luego de la caída de Rojas Pinilla invitada por el gobierno de Alberto Lleras. Conversación con Gloria Valencia de Castaño, abril �� de �007.

�5 Una nota en prensa anunció la siguiente nota: “Después de una larga ausencia de la Televisión Nacional, mañana martes reaparecerá la conocida crítica de arte doña Marta Traba, creadora en �955 de algunos de los más importantes programas artísticos y de divulgación cultural que se hayan realizado en la televisión colombiana. Doña Marta Traba será entrevistada en un programa de la Compañía Colombiana de Seguros.” “Noticiero Cultural”, Intermedio, junio � de �957, p. 5. La fecha corresponde a algunos días después que el general Gustavo Rojas Pinilla —quien se había tomado el poder desde Junio �� de �95�— fuera derrocado el �0 de mayo de �957.

�6 Rojas, Alberto. Op. Cit.

�7 “Televisión Cultural”, El Tiempo, febrero 7 de �958, p. 5.

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domicilio, edad y profesión. A todo a aquel que se matricule se le enviará, semanalmente y de manera gratuita, la conferencia se-manal mimeografiada, para que pueda releer y estudiar el material de las clases cuando tenga interés de hacerlo. Habrá dos categorías de alumnos: los que únicamente se matriculan quedando entonces como [ilegible] con derecho a las conferencias mimeografiadas, y los alumnos “asistentes”, que realizarán un trabajo práctico (muy simple) por mes, de acuerdo con un cuestionario dado, y recibirán entonces, además de las conferencias, un diploma de asistencia al fin del curso. Es obvio que la finalidad de un curso televisado es sacar la cultura especializada del limitado círculo universitario y llevarla no solamente a un sector mucho más vasto, sino también a lugares del país donde no hay centros universitarios ni ocasión, por consiguiente, de asistir a ningún curso de extensión cultural.’ El programa del curso presentará a los alumnos las más inte-resantes producciones artísticas del hombre, desde la prehistoria hasta el arte moderno. Parece innecesario subrayar que no se trata de una historia del arte leída cronológicamente, desde Altamira hasta hoy, sino de una cuidadosa selección de temas cuya última finalidad es exaltar el valor, la importancia, la necesidad y la di-versidad de la obra de arte como expresión máxima del espíritu humano. El curso se realizará todos los viernes, de 9 a 9 y media�8 (horario un poco teórico, porque siempre pueden presentarse in-voluntarios retrasos). La extensión del curso será de �0 meses.”�9

En Curso de historia del arte, Marta Traba aparecía en las pantallas de los televisores sentada en un escritorio, rodeada de libros y con un tablero de tiza a su lado donde dibujaba esquemas de diseño arquitectónico o diagramas compositivos de frescos o pinturas. El curso contó con más de 640 afiliados en todo el país a quienes les eran enviados copias de cada uno de los libretos originales escritos a máquina de escribir, para que tuvieran oportunidad de estudiar los temas después de la transmisión de los programas.�0 Algunas de estas hojas llevaban trabajos prácticos sugeridos con

�8 Según el Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional (número �67, junio de �958, p. ��), este programa se transmitía los sábados a las 5:�0 p.m.

�9 “Hoy se inicia primer curso de extensión cultural televisado. Con él se reincorpora a la Televisora Nacional doña Marta Traba”, El Tiempo, noviembre �� de �957, p. �7.

�0 De acuerdo a una copia de este material, se sabe que los �9 programas que correspondieron a este curso tuvieron los siguientes títulos: Nacimiento del arte; Akhet-Atón (Tell el Amarna); Persépolis; Cnossos; Olimpia; Atenas; Elche; Suplemento de Semana Santa: Arte Religioso Moderno; Tarquinia; Roma; Pompeya; Fayoum; Palmira; Ravena; Moscú; Autun y Vezelay; Chartres; Reims y Amiens, La sonrisa y el fin del gótico; Pisa y Siena en el ��00; Padua; Florencia; Roma, año �500; Florencia �5�5; Isenheim; La Roma de Bernini; Quito; La Roma de Borromini; Amberes, �600; Ámsterdam �600; De Francia, Siglo XIX; Londres, �800.

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preguntas sobre los temas tratados para que los inscritos al pro-grama los respondieran, los enviaran a al Servicio Cultural de la Televisión Nacional, y Marta Traba leería en su programa los nom-bres de los mejores trabajos. Según una anécdota de la presenta-dora dada en una entrevista en prensa��, las copias de los libretos enviadas a quienes se matricularon al programa, fueron utilizadas por un grupo de sacerdotes del Chocó para dictar clases de histo-ria del arte en lugares donde no llegaba la señal de televisión. En esta misma entrevista, Marta Traba se refiere de la siguiente forma a la respuesta del público hacia Curso de historia del arte: “En una gran mayoría, el pueblo colombiano es amante del mambo, cha-cha-cha, merecumbé, etc., prefiriendo programaciones que comprenden estas manifestaciones populares, pero hay un �5 por ciento a quienes llaman la atención los cursos o conferencias de tipo intelectual.”��

•Sobre algunos programas posteriores, un artículo de Florencia Ba-zzano-Nelson publicado en la revista Studies in Latin American Popular Culture, enuncia las apariciones esporádicas por televisión que Marta Traba hizo después de haber finalizado Curso de histo-ria del arte. La autora de este artículo titulado “From Marta Traba to Sister Wendy: arte por la tele”��, afirma que en �959 Marta Traba presentó un corto programa llamado Viaje alrededor del arte y que entre �96� y �96�, Una visita a los museos fue transmitido de nuevo. Sobre estas emisiones no existe evidencia alguna y tam-poco testimonio por parte de la misma Marta Traba en reportajes posteriores.

La bibliografía y hemerografía que ofrece datos sobre la par-ticipación de la crítica e historiadora en la televisión colombiana, brinda información sobre la existencia del programa Puntos de vista transmitido en �966 ya no por los servicios de televisión estatal, sino por la programadora privada Teletigre dirigida por Consuelo de Montejo, que transmitía por el canal 9 . Sobre Puntos

�� Rojas, Alberto. Op. Cit.

�� Ibíd.

�� Bazzano-Nelson, Florencia. “From Marta Traba to Sister Wendy: arte por la tele”, Studies in Latin American Popular Culture, volumen ��, �00�.

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de vista, Marta Traba declaró que “como su nombre lo indica sin lugar a dudas, no es un programa sobre arte, sino de comentarios generales sobre cualquier forma de la cultura: artes plásticas, li-bros, conferencias, teatro, viajes, entrevistas.”�4 Al igual que en �956, otra razón política causó la suspensión de este programa en el mes de septiembre de �966. Por haber invitado a algunos de estudiantes de la Universidad Nacional para “hablar de las realiza-ciones culturales, académicas y gremiales de la Universidad”�5 un grupo de policías irrumpió el programa que se transmitía al aire por considerar a los invitados como incitadores de subversión. La presentadora declaró en la prensa que cancelaría definitivamente el programa, pues “no podría exigir el respeto del público si aceptara hablar bajo censura o bajo el control de la policía, o si continuara en un canal donde su directora no hace la distinción necesaria y conveniente entre un intelectual independiente, un electricista y un criado.”�6

Años después, en �98�, el mismo año que el presidente Belisario Betancur le otorgara la nacionalidad colombiana, y el mismo año de su muerte, Marta Traba grabó, bajo la dirección de Rodrigo Castaño Valencia, la serie de veinte capítulos, cada uno de �0 minutos de duración, La historia del arte moderno contada desde Bogotá “inspirada en la legendaria serie The shock of the new del reconocido crítico Robert Hughes.”�7 El programa comenzó a transmitirse en �984, e inició con un homenaje que le hicieron amigos y personas cercanas, entre ellas: Lía Ganitsky, Ana Mercedes Hoyos, Bernardo Salcedo, Beatriz González, Emma Araujo y Gloria Valencia de Castaño. En cada uno de los capítulos, Marta Traba expuso algún movimiento del arte moderno, reali-zando una breve introducción sobre el tema, y luego mostrando las obras de artistas de Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Colombia que correspondían a la corriente tratada. Los programas eran grabados en las calles de Bogotá, la Plaza de Bolívar, plazas de mercado, las Torres del Parque, otros edificios de reconocidos arquitectos o talleres de artistas locales.�8

�4 Traba, Marta. “Carta de Marta Traba sobre programa de tv”, El Tiempo, septiembre �� de �966, p. 6.

�5 Ibíd.

�6 Ibíd. Ver también: “‘Se intentó asaltar buena fé’ dice Directora de ‘Teletigre’”, El Espectador, septiembre �0 de �966.

�7 Verlichak, Victoria. Marta Traba. Una terquedad furibunda, Bogotá, Editorial Planeta S.A., p. �89.

�8 La serie completa puede encontrarse en los archivos de la productora Castaño Valencia / HJCK en formato DVD; puede verse también en el centro de documentación del Museo Nacional, o en el departamento de arte de la Universidad de los Andes en formato Beta. Los siguientes nombres corresponden a los títulos de cada programa de la serie: Post-impresionismo, Cubismo, La nostalgia del orden (sobre constructivismo), Arte y sociedad, La raza (sobre la corriente muralista mexicana y el americanismo en Colombia), La visión alterada, Más allá de lo real (programa sobre surrealismo), Las posibilidades de lo fantástico (sobre la apropiación del surrealismo en Latinoamérica, el programa fue presentado desde el taller de Bernardo Salcedo), La no figuración (sobre expresionismo abstracto), Otra vez el orden (sobre abstracción geométrica y minimalismo), El cientismo, La geometría sensible, El regreso al lugar (en este programa dedica un espacio considerable a la obra de Alejandro Obregón), Arte pop No.�, Arte pop No. �, Emerge la materia, Con las manos (el programa se lleva a cabo en el taller de Olga de Amaral y trata sobre los procesos artesanales en el arte, como el trabajo en tejido, adobe, paja o fique), Arte conceptual (es presentado desde el taller de Ana Mercedes Hoyos) e Hiperrealismo (que se muestra desde el taller de David Manzur).

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Paralelamente a su desempeño en televisión, Marta Traba también trabajó haciendo crítica e historia del arte en la radio bogotana. Álvaro Castaño, director de la emisora HJCK y amigo de Alberto Zalamea, entonces esposo de Marta Traba, la invitó a realizar un programa llamado Cincuenta años de progreso auspiciado por el novelista y ensayista Álvaro Mutis, —recordado como “un sibari-ta, el gran mecenas de la cultura”�9 — quien era un destacado poe-ta, entonces jefe de publicidad de la ESSO de Colombia y amigo cercano de Alberto Zalamea. Poco tiempo después, Mutis decidió auxiliar otro programa llamado Cómo nacen las empresas donde Marta Traba realizó entrevistas al aire a industriales y empresa-rios. Después de estas experiencias, Álvaro Castaño le ofreció un espacio para hacer crítica de arte junto al crítico austriaco Casi-miro Eiger�0. El primer programa radial de Marta Traba en solitario corresponde a la presentación de la primera exposición individual de Carlos Rojas en �956, y desde aquel entonces continuó su labor en este medio hasta finalizar la década del cincuenta.��

�9 Conversación con Gloria Zea, febrero de �007. En conversación con Gloria Valencia de Castaño, la entrevistada también calificó a Álvaro Mutis como “el mecenas de la cultura”, abril de �007.

�0 Casimiro Eiger se instaló en Colombia en �94� y se integró a la Radiodifusora Nacional desde marzo �9 de �948 por motivo de la IX Conferencia Panamericana para la cual realizó el programa titulado Muestras de Arquitectura y de Pintura en la Conferencia Panamericana. Este primer intento de crítica de arte a través de un medio de comunicación ágrafo se canceló debido a los acontecimientos del 9 de abril, pero en el mes de mayo de ese mismo año preparó un nuevo programa llamado Bogotá, hoy y mañana que consistió en una serie de segmentos de quince minutos de duración sobre temas relacionados con la arquitectura y el urbanismo en Bogotá. También en este año inició su programa Exposiciones y Museos, conformado por secciones de quince minutos, en el que reseñó y manifestó sus opiniones respecto a los más actuales acontecimientos de las artes plásticas en Bogotá y respecto a lo que, en el momento, era el incipiente concepto de arte moderno. En �956, cuando los programas de radio en la Radiodifusora Nacional se suprimieron, Eiger realizó en la emisora privada HJCK, también con el apoyo de Álvaro Mutis y junto a los intelectuales Otto de Greiff como crítico de música y Daniel Arango encargado en hablar sobre literatura, el programa Arte, Música, Literatura que se transmitió los miércoles a partir de las 8:�0 p.m. En �960 creó el programa Rastros y Rostros, también en esta emisora.Ver: El Legado de Casimiro Eiger. Catálogo de la Exposición. Banco de la República – Biblioteca Luis Ángel Arango. También, Eiger, Casimiro. Crónicas de arte colombiano �946-�96�, Bogotá, Banco de la República, �995. Sobre los programas radiales de Casimiro Eiger, Walter Engel escribió la siguiente nota en el primer número de la revista Plástica: “Durante varios años los aficionados a la música y a las artes plásticas acostumbraron escuchar, por las ondas de la Radiodifusora Nacional, los comentarios de Otto de Greiff y Casimiro Eiger, hasta que este programa se suprimió hace algunas semanas. Para los interesados en los asuntos de arte y de la literatura fue una grata noticia que los ‘comentarios críticos’ encontraron un nuevo hogar, en la emisora HJCK, bajo el patrocinio de ESSO colombiana S.A. A los tradicionales comentaristas, Otto de Greiff sobre música y Casimiro Eiger sobre artes plásticas, se asocia ahora Daniel Arango sobre literatura. Esta media hora cultural se transmite los miércoles, a partir de las 8:�0 p.m. Con la organización de este programa, Álvaro Mutis, jefe de relaciones públicas de ESSO, se apunta un notable éxito y se afianza una vez más como eficiente director de extensión cultural de dicha compañía.” Ver: Engel, Walter. “Crítica Radial”, Plástica, número �, �956, p. �.

�� La totalidad de los programas de radio realizados por Marta Traba pueden encontrarse en los archivos de la emisora HJCK en Bogotá. Los programas de televisión que corresponden a las décadas del cincuenta y el sesenta, en cambio, no existen. Parece ser que algunas de estas grabaciones estaban en manos de

Marta Traba en Puntos de vista, �966.

Marta Traba en Historia del arte moderno contada desde Bogotá, �98�.

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Marta Traba en El abc del arte entrevistando a Sofía Urrutia, �955 / 56.

Marta Traba en El abc del arte entrevistando a Marco Ospina, �955 / 56.

INRAVISIÓN en cintas de cine de �6 milímetros y las diferentes versiones cuentan que, por falta de políticas de archivo y conservación, las cintas pudieron haberse dañado y desechado, o pudieron haberse utilizado para hacer grabaciones encima. Otras versiones aseguran que las grabaciones nunca existieron dado que en la época no había en Colombia suficiente tecnología de grabación, y en ocasiones transmitían estos programas en vivo y en directo. Sean cuales sean los motivos, puede verse en los inventarios de archivos cinematográficos o fílmicos del país que los programas de Marta Traba entre �954 y �958 y aquel de �966 no pueden encontrarse. En los archivos de Radio Televisión Colombiana (RTVC, anteriormente INRAVISIÓN), existe una cinta de �6 milímetros de una grabación de un programa realizado por Marta Traba y Marilú Uribe de Holguín hacia �960 llamado Pintores colombianos: a control remoto desde el Museo Nacional. Sobre este programa no existe en la bibliografía y hemerografía ninguna información que otorgue pistas o amplíe datos sobre su realización. De acuerdo al inventario de esta institución, también se encuentran otras dos cintas tituladas bajo el nombre Botero - Marta Traba y Marta Traba visita los barrios pobres. De acuerdo a la respuesta de las directivas de RTVC ante la solicitud de este material con el fin de ser utilizado para esta investigación, las cintas no pueden verse hasta que se cumpla su traslado a los archivos de Patrimonio Fílmico Colombiano, aún en trámite. Así mismo, RTVC presenta una ausencia de equipos proyectores y personal capacitado para conocer y manipular el material existente de esta antigüedad, calidad y formato.�� Verlichak, Victoria. Op. Cit. p. 8�.

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III

Tratar de comprender una carrera o una vida como una serie única y suficiente para sí de acontecimientos sucesivos sin más vínculo que la asociación a un «sujeto» cuya constancia no puede ser más que la de un nombre propio socialmente reconocido, es más o menos igual de absurdo que tratar de dar razón de un trayecto en metro sin tomar en consideración la estructura de la red, es decir la matriz de las relaciones objetivas entre las diferentes estaciones.

—PIERRE BOURDIEU, LAS REGLAS DEL ARTE, �99�.

En �948, habiendo terminado sus estudios en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Marta Traba se incluyó como miembro activo

del grupo de críticos del arte reunidos en torno a la institución dedicada a las artes plásticas Ver y Estimar dirigida por el his-toriador, teórico y crítico del arte argentino Jorge Romero Brest. Victoria Verlichak cita en su biografía de Marta Traba un aparte de los diarios de Ángel Rama en el que describe este proyecto como “la típica tarea esforzada de los autodidactas argentinos, girando en torno a la cultura europea, manejando con voracidad los libros que llegaban llenando sus agujeros e improvisando una crítica.”�� Esta iniciativa se dedicó a la edición de una revista especializada y a la organización de cursos de historia del arte, logrando así que “se formara a un público nuevo”�� para las artes plásticas en Argentina.

El �� de octubre de �948 Marta Traba embarcó desde Bue-nos Aires, su ciudad natal, rumbo a Génova a donde habría lle-gado el �8 de noviembre. Luego de unas semanas allí, partió a Roma donde se encontró con los críticos de arte Jorge Romero Brest, Samuel Oliver y Damián Bayón —miembros de Ver y Es-timar—, con quienes pocos meses después, hacia mediados de �949, se volvió a encontrar en París donde también conoció a los

�� Fevre, Fermín. “Las formas de la crítica y las respuestas del público” en: Bayón, Damián. América Latina en sus Artes, México, Siglo Veintiuno ediciones, �000 (�ra edición: �974), p. 60.

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colombianos Rogelio Salmona, Germán Samper, Pepe Gutiérrez, Plinio Apuleyo Mendoza, Gerardo Molina, Gustavo Vasco y Al-berto Zalamea con quien se casó en esa misma ciudad. Dadas las difíciles condiciones económicas que estaba pasando en París, decidió volver a embarcar hacia Buenos Aires en noviembre de �950 en compañía de su esposo. Hacia finales de �95�, asfixiados por la condición política en Argentina suscitada por la represión peronista, la pareja decidió regresar a Roma donde vivieron hasta septiembre de �954 cuando le ofrecieron un trabajo a Alberto Zalamea como redactor de las páginas internacionales de El Tiem-po. Desde Génova embarcaron hasta Caracas, y de allí tomaron vuelo hasta Bogotá.

La experiencia en Europa resultó imprescindible para su formación en historia y teoría de las artes plásticas. Entre París y Roma visitó museos, y cuenta ella en las páginas de la revis-ta Cromos: “me documenté extraordinariamente, hice provisión abundante de material gráfico, me abastecí de libros y vi mucho teatro, mucha televisión.”�4 En Europa también tuvo la oportuni-dad de estudiar con René Huyghe en L’École du Louvre, con Pierre Francastel en L’École des Hautes Études de la Sorbonne y asistir a cursos dictados por Giulio Carlo Argan en Roma. Esta formación le ofreció herramientas metodológicas y de reflexión en torno al arte, y principalmente al terreno de operaciones del arte moderno desde las teorías de Benedetto Croce y Wilhelm Worringer.�5

“La visión del viejo continente me conmovió real, hondamente —expresó Marta Traba en una entrevista en la revista Cromos—. Encontré que allí el arte, la historia estaban vivos y comprendí que un mundo maravilloso se abría ante mis ojos. Me dediqué a estu-diar historia del arte y pintura. Visité los grandes museos de las ciu-dades europeas, y siguiendo las instrucciones del maestro Romero, estudié en detalle las obras de arte de los museos… Teníamos que identificar cada cuadro, saber la vida de su autor, conocer su estilo, su escuela, su técnica… Era una labor agobiadora, pero yo trabajaba apasionadamente. Durante tres años viví en ese

�5 En el libro El museo vacío publicado por ediciones Mito en �958, Marta Traba propone el estudio de quince obras (provenientes de distantes vanguardias europeas) desde una perspectiva que conjuga los pensamientos de Worringer y de Croce. Según Marta Traba en las páginas de este ensayo, “Worringer es el creador de los grandes esquemas espirituales históricos (hombre primitivo, hombre gótico, etc.) que aborrecía Croce, considerando que se “rebajaba el arte a documento de ciertas orientaciones mentales y morales”. Croce es el defensor más ardiente del arte como producto siempre individual y siempre universal, que según él desaparece como tal al ser clasificado en grupos dominados por alguna analogía” (p.9). A través de El museo vacío, que reúne el estudio de obras de Mondrian, Duffy, Picasso, Matisse, Morandi, Soutine, Braque, Leger, Shahn, Klee, Esteve, Max Bill, Henry Moore, Brancusi y Naum Gabo, la autora propone establecer un perfil o una caracterización del hombre moderno condicionado por su individualidad como lugar de producción. El hombre moderno, “inclinado, una vez más en la historia, a la voluntad de lo abstracto” (p.��8) explica el mundo desde la invención de nuevas formas. Desde la creación proveniente de la expresión del artista mismo, sus propias leyes y su estética particular, se determina la existencia misma del arte, su producción individual permite comprender la noción de etilo no como las variaciones de un tema dado, sino como la creación de ese tema (p.���).

�4 Peñalosa, Juan. Op. Cit. p. ��.

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ambiente… deslumbrada, maravillada, y aproveché cada minuto, cada instante de esa etapa en Europa.”�6

El día martes 7 de septiembre de �954, la crítica e historiadora argentina pisó Colombia por primera vez acompañada por su en-tonces esposo Alberto Zalamea y un hijo. Alberto Zalamea era un joven intelectual y periodista a quien Eduardo Santos, expresi-dente de Colombia (�9�8 – �94�), invitó —en una entrevista en Roma—, a trabajar en las páginas internacionales del diario de Bogotá El Tiempo. Alberto Zalamea pertenece a una familia de gran prestigio en el ámbito social e intelectual de Bogotá.�7 Su pa-dre, Jorge Zalamea, había sido ministro de educación, secretario general de la presidencia, embajador de Colombia en México y en Italia, secretario del Consejo Mundial de la Paz, director de la revista Crítica y autor del libro Nueve artistas colombianos (�94�), de la novela El Gran Burundú Burundá ha Muerto (�95�) y un libro de poesía titulado El sueño de las escalinatas, entre otras obras teatrales, artículos periodísticos, ensayos sobre literatura y traducciones de Perse, Merejhkovski, Sartre, T.S. Eliot, Valery y Faulkner.

Cuando Marta Traba y Alberto Zalamea llegaron a Colom-bia, los hospedó durante dos meses Fernando Martínez Dorrién, un español miembro de la resistencia de la República Española y editor de la revista Estampa�8 de Bogotá. Martínez Dorrién era cer-cano amigo de Jorge Zalamea y de la familia Santos, y padre del arquitecto Fernando Martínez Sanabria, quien luego establecería una estrecha relación de amistad con la pareja Zalamea Traba. La integración de Marta Traba a una familia relacionada al plano cul-tural y periodístico, y su hospedaje en casa de los Martínez, le per-mitió conocer e involucrarse al círculo de intelectuales, profesores, periodistas, poetas y artistas de Bogotá, un círculo al que había empezado a conocer desde sus viajes a Europa cuando en París, ha-cia �949 y �950, se topó con el grupo de intelectuales colombianos.

�6 L. de S. “Marta Traba examina la situación de la colombiana” .Op. Cit.

�7 En septiembre de �954, El Tiempo publicó la siguiente nota al respecto del ingreso de Alberto Zalamea a éste mismo: “Se ha incorporado a la redacción de EL TIEMPO Alberto Zalamea, joven intelectual y periodista muy versado en el manejo y la presentación de la noticia internacional, en cuyo contacto ha vivido en razón de sus viajes por Europa y Suramérica. Alberto Zalamea es una de las figuras sobresalientes de la última generación. Prematura y ventajosamente dueño de un temperamento equilibrado, de un inexhausto entusiasmo por la lectura, conocedor de idiomas, dispone de notables posibilidades para el desempeño del oficio de informador y comentarista de los sucesos del mundo. Zalamea llega con iniciativas e ideas que, progresivamente, irá incorporando a la tradición y al estilo de este diario.

Amigo de las cosas de la cultura, escritor muy grato, también colaborará en las páginas del Suplemento Literario.

Para EL TIEMPO es muy satisfactorio anunciar el ingreso de Alberto Zalamea a su equipo de redactores. Perteneciente a una familia adicta al cultivo de las letras, su vocación se ha encauzado, también y muy provechosamente por idénticos caminos. Para triunfar en ellos reúne excelentes condiciones.” Ver: “Alberto Zalamea”, El Tiempo, septiembre �4 de �954, p. 5.

�8 Marta Traba participó en esta revista a partir de enero de �955 invitada por Fernando Martínez Dorrién como encargada de una sección de entrevistas. Su primer reportaje para la revista se llamó “Mujeres de la TV”, donde pretendió hacer conocer las pioneras de la participación femenina en la televisión colombiana. En este reportaje apareció Olga Salcedo, Alicia del Carpio, Teresa Escobar, Gloria Valencia de Castaño, Francia Elena Aragón y la niña de la encargada de la limpieza. Ver: Traba, Marta. “Mujeres de la TV”, Estampa, Bogotá, enero �5 de �955.

�9 Traba, Marta. La jugada del sexto día, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, �970.

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Al respecto de su novela La jugada del sexto día �9, Marta Traba comenta en el libro Women’s voices from Latin America, que “la novela se las juega de manera crítica con la clase alta bogotana. Yo viví entre estas personas por mi casamiento.”40

•La televisión se había inaugurado en Colombia la noche del �� de junio de �954. El Brigadier Teniente General Gustavo Rojas Pini-lla había sido agregado militar en Alemania donde conoció los avances de la televisión mundial. Como mandatario, encargó a su ministro de comunicaciones, el coronel Manuel Agudelo gestionar y sacar adelante la iniciativa de traer la televisión al país en un plazo de seis meses, para que la inauguración de ésta coincidiera con la celebración de su primer año de gobierno. El joven ejecutivo Fernando Gómez Agudelo, entonces director de la Radio Nacional, fue designado por el gobierno para llevar a cabo tal empresa en colaboración del doctor Diógenes Arango, jefe de la Oficina de Información y Prensa del Estado.

La primera dificultad con la que se enfrentaron los promo-tores del proyecto, fue la posibilidad de irradiar la señal de tele-visión y lograr algún cubrimiento en un territorio tan quebrado. Luego de haber sido asesorado con técnicos de la MIT en Boston, Gómez Agudelo viajó a Alemania y adquirió allí equipos trans-misores marca Siemens y equipos de estudio marca Dumont que el ministerio de Hacienda había aprobado con una inversión de �0 millones de pesos. Dado el afán por cumplir las órdenes del gobierno central, Gómez prefirió evadir los trámites necesarios de la importación de los equipos y aterrizó ilegalmente un avión en el aeropuerto de Catam. En un término de �7 días lograron adaptar los equipos transmisores en el último piso del Hospital Militar ubicado en los cerros orientales de la capital, lugar escogido por los expertos como la mejor opción para irradiar la señal.

Con los equipos instalados, hacía falta el material humano que supiera manejar las cámaras, el sonido y las consolas de

40 Picon Garfield, Evelyn. Women’s voices from Latin America, Wayne State University Press, Detroit, �985, p. ��9. El libro Marta Traba, Una terquedad furibunda de Victoria Verlichak es la biografía completa de la crítica argentina a partir del cual puede ampliarse la información sobre su vida personal y profesional.

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transmisión. Fernando Gómez Agudelo viajó entonces hasta La Habana y contrató allí el personal completo de un canal quebrado. Junto a este grupo de �5 técnicos cubanos que llegaron hacia fina-les del mes de abril, los colombianos Joaquín Quijano Caballero, ingeniero de sonido y el director artístico Bernardo Romero Loza-no, se encargaron de las últimas labores para lograr la meta el día �� de Junio. El � de mayo se realizaron las pruebas satisfactorias de transmisión para comprobar la cobertura en Caldas, Antioquia y el Valle del Cauca, gracias a la instalación de una repetidora en el Nevado del Ruiz. Los equipos de estudio se instalaron en el sótano de la Biblioteca Nacional, un lugar pequeño equipado con algunos reflectores y cámaras, y cuyas paredes estaban cubiertas con cor-tinas de todos los colores. Los mismos muebles y la misma utilería era utilizada para armar los sets de casi todos los programas.

Al finalizar la tarde del �� de junio de �954, y en medio de la lluvia, miles de habitantes se aglomeraron frente a las vitrinas de los almacenes o dentro de algunas tabernas y cafés del centro de la ciudad y de Chapinero para presenciar la transmisión de imágenes en alguno de los �.500 equipos receptores que en días atrás el go-bierno había dispuesto su instalación. Las familias más pudientes, en cambio, esperaban reunidas en sus casas ante aquellos grandes muebles —Phillips, Philco, Daro, Vergara, Telefunken, Dumont o RCA Victor— que habrían comprado o se habrían financiado por medio del Banco Popular a un costo mínimo de 860 pesos. Tam-bién en Manizales y en algunos sectores de Medellín, el valle del Magdalena y poblaciones cercanas a la capital, se esperaba con ansiedad la aparición de las primeras imágenes de la inauguración oficial de la televisión en Colombia.4� Reunidos en el Palacio de San Carlos se encontraban los ministros de Estado, el director de la Radio Nacional, el jefe de Información y Prensa, periodistas, empleados y funcionarios del gobierno, quienes en horas de la tarde presenciaron el discurso de celebración del primer año de mandato del General Rojas Pinilla, y a partir de las 9 de la noche escucharon en palabras de su presidente —quien se dirigía al país ante las cámaras— la inauguración oficial de la televisión

4� “El programa de inauguración comprendía, en primer lugar y como imagen inicial, la identificación del canal. Seguidamente se pasaría un corto filmado del pabellón nacional ondeante con el fondo del himno nacional. Luego otro corto filmado de la Orquesta Sinfónica, en la interpretación del himno. Y de ahí cambio a las cámaras del Palacio para emitir los detalles de la ceremonia que allí se efectuaba.” “Con Magnífico Éxito se Inauguró Anoche la Televisión en Bogotá”, El Tiempo, junio �4 de �954.“A las 9 en punto de la noche se dio comienzo a este programa que se desarrolló exactamente, sin la menor interferencia, y sorprendiendo aún a los mismos técnicos por la claridad de la imagen que, según decían, resultó ser más perfecta que la de Nueva York.” El Tiempo, junio �4 de �954.

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en Colombia. Acto seguido, desde los estudios de la Biblioteca Nacional se transmitió el programa conducido por Álvaro Monroy Guzmán en el que intervinieron Emeterio y Felipe con su debut cómico de “Los Opitas”. Luego se vio un dramatizado de Romero Lozano y la programación de aquella noche finalizó con la presen-tación del ballet de Kiril Pikieris que se terminó de ver pasada la media noche.4�

Anuncio de televisores Dumont. Cromos, mayo �� de �954.

4� “…montado todo con verdadero lujo escenográfico, logró también magnífico éxito. Los artistas se desenvolvieron con dominio y gran naturalidad frente a las cámaras. En los shots del ballet, Arias logró cuadros de gran sentido plástico que fueron gusto unánime de los televidentes (…) el canal 8 salió al aire por la puerta grande. Este debut, de éxito innegable, es el mejor augurio. La televisión es, pues, una realidad. La programación, al principio, tendrá algunas fallas y se llenará en gran parte con películas. Así ha sido en todos los países. La carencia de elemento artístico suficiente hará que no sea muy variada. En todo caso se ha dado un primer paso con perspectivas de llegar muy lejos.” El Tiempo, junio �4 de �954

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Una fotografía en blanco y negro, tomada entre �957 y �958, muestra a Marta Traba parada de medio lado vestida con una blusa oscura con mangas hasta la altura de los codos,

una falda también oscura hasta las pantorrillas y unos tacones altos de cuero negro, sosteniendo en su mano izquierda una hoja de papel y con su mano derecha dibujando con una tiza sobre una pizarra que entra a la imagen desde el extremo derecho de la fotografía. Pareciera que dibuja un diagrama que puede ser de alguna construcción arquitectónica o un bosquejo de la composi-ción de algún fresco o pintura. En un plano más cercano, frente al tablero, también hacia el extremo derecho de la fotografía, aparece un soporte que pareciera de madera, similar a un caballete, que sostiene una hoja ilustrada seguramente con alguna reproducción de una obra de arte. Hacia el extremo derecho en primer plano, se ve una porción de una cámara fija de televisión que pareciera estar manipulada por alguien, pues se alcanza a ver una fracción de una mano que la sostiene. Siguiendo la dirección del lente de la cámara, pareciera dirigirse hacia el soporte que sostiene la imagen impresa en la hoja de papel sobre el soporte de madera. Detrás de la cámara, se alcanza a ver también una importante porción de un escritorio de madera que sostiene algunos libros (entre tres y cuatro) y un objeto que pareciera ser un pequeño bolso de tela.

IV

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Hay una silla acomodada detrás del escritorio, y cubriendo todo el fondo de la imagen se ve un telón oscuro que cae desde el borde superior de la fotografía hasta el piso.

Los elementos que acompañan la escena —el escritorio con su silla, la disposición de los libros sobre éste, el pizarrón y el ca-ballete— y la caracterización de docente de su protagonista que actúa en este espacio construido, permiten ver en esta imagen la intencionada propuesta pedagógica que pretendía la situación escenificada en un programa de televisión. También puede verse esta intención en otras fotografías donde resulta evidente la nece-sidad de publicar, analizar y potencializar material visual didáctico como fichas, mapas, ilustraciones, libros, diagramas, etc. Marta Traba aparece sosteniendo o señalando estos apoyos, y pareciera estarlos explicando ante las cámaras de televisión para el público espectador. Incluso los nombres de los programas El abc del arte y Curso de historia del arte4� parecen reconocer y corroborar su intención de ser educativos (incluso podría pensarse que en El mu-seo imaginario y Una visita a los museos, la idea del museo puede estar sujeta a un espacio de enseñanza del arte). “Personalmente

Marta Traba en Curso de historia del arte, �957 / 58.

4� En marzo de �958, al tiempo que se está realizando el programa Curso de historia del arte, aparece publicado en el periódico El Espectador un reportaje realizado a Marta Traba titulado “La TV es un gran medio para educar, dice Martha Traba” . El hecho resulta significativo si se considera el formato de este programa que consistió en realizar un curso sobre arte televisado en el que cualquier persona podía inscribirse de forma gratuita y recibía por correo una copia de cada uno de los guiones de cada de los �8 programas grabados como material de estudio. La iniciativa expone claramente el ánimo educativo que pretendía la realizadora de los programas a través las estrategias que utilizó.

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—escribió Marta Traba—, creo en la TV como vehículo de cultura, y todo lo que se refiera a ella me entusiasma”. Los comentarios de prensa sobre estos programas de televisión también resaltaban constantemente esta condición como principal virtud, y general-mente conferían este carácter educativo en relación a un perfil cultural, por tratarse de programas sobre artes plásticas: “Si el propósito de la TV, como aseguran sus directores, es cumplir una misión cultural, debían prosperar programas como éste, donde se trata de enseñar con tanta amenidad como responsabilidad”44; “Los programas de Marta Traba son educativos por excelencia, no tienen petulancia lo que los hace doblemente agradables.”45

Marta Traba en El museo imaginario, �955 / 56.

44 Sobre El museo imaginario: “Noticiero Cultural”, El Tiempo, diciembre �4 de �954, p. 5.

45 “…y micro”, Cromos, abril 9 de �956, p. �4.

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La labor crítica de Marta Traba en la televisión colombiana, entre �954 y �958, puede relacionarse con un propósito pedagógico considerando algunos artículos suyos en prensa que señalan su punto de vista de la función de la crítica de arte como un servi-cio que le ofrece a un público herramientas interpretativas que le permiten la traducción o enriquecimiento en la experiencia ante una obra y la posibilidad de juzgar y categorizar desde una mirada entendida.

“[…] el gran crítico jamás es pintor o escultor, sólo saber ver, analizar, confrontar y juzgar. Todo su trabajo está destinado al público: si en el caso de tratarse de una obra de valor, aplaude y estimula al artista, esto es una consecuencia, nunca un fin. Y si el artista mediocre reacciona violentamente contra una crítica adversa, no hace más que intervenir desapaciblemente, en medio de un diálogo entre público-crítico, al cual no se le ha convidado. El único fin de la crítica es aquel que señala tan admirablemente Croce – cuya inteligencia ha sido mi permanente guía – , al decir que sólo puede realizar un acercamiento entre el público y la obra de arte; apasionarlo por ella e iniciarlo en su misterio.”46

“…es innegable que las condiciones culturales de un país deter-minado condicionan el tipo de crítica que debe hacerse y señalan su estrategia…

Además de este problema de lenguaje, la crítica latinoa-mericana, al contrario de la europea, está obligada a ser peda-gógica. Suponiendo que el público sabe de qué se trata, el críti-co europeo puede darse el lujo de enseñar. El latinoamericano debe insistir, golpear en algunas ideas muy simples, esclarecer las confusiones, separar incesantemente, aun cuando se caiga en el simplismo profesoral, lo válido de lo inválido. La crítica debe prestar un servicio, caer un poco en la zona antipática, peligrosí-sima pero inevitable, de la “misión cultural”.47

46 “Opinan los críticos de arte”, Espiral, número 66, abril de �957, p. 4.

47 Traba, Marta. “La crítica criticada”, Estampa. Bogotá, �96�.

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“La obra de arte tiene una existencia real que solicita, reclama y resiste el análisis. Sólo el adiestramiento en ese análisis creará al fin un público que no acepte pasivamente, sino que delibere, juzgue y rechace con la indiferente condescendencia de miembro de la familia, sino con un ojo educado y certero.”48

Considerando esta concepción suya de los fines de la crítica de arte, para juzgar el discurso de Traba en la televisión como una estrate-gia educativa deben comprenderse también ciertas características particulares que lo definen y que, además, son consecuentes con las teorías y opiniones que difundió en prensa durante aquellos años.49 Conocer especificidades del discurso de Marta Traba en sus programas de televisión resulta imposible dada la inexistencia de grabaciones de estos, pero de acuerdo a la forma como se llevaban a cabo y los temas sobre los cuales trataban, en relación a su pa-labras en artículos de prensa que circulaban en esta época, puede darse una idea del perfil de su discurso y los intereses desde don-de partía. Una particularidad fundamental que puede encontrarse es la constante exaltación de la tradición artística europea. Sin ir muy lejos, puede verse este hecho teniendo en cuenta todos los referentes teóricos y visuales que utilizaba para sus programas de esta época. Es claro el ejemplo de El museo imaginario en el que disponía sobre la pared del estudio láminas ilustradas con obras de las vanguardias europeas de las primeras décadas del siglo XX, de Visita a los museos donde recorría a través de imágenes las co-lecciones del Prado o del Louvre; también El abc del arte en el cual partía de referentes europeos para hablar de artistas nacionales, o Curso de historia del arte en el que proponía un recorrido de la historia del arte en Europa, desde las cuevas de Altamira hasta los inicios del arte moderno francés.

Respecto a este carácter europeísta, las siguientes palabras de Marta Traba en prensa pueden dar algunas luces para compren-der que sus estrategias en televisión correspondían a una idea per-sonal que planteaba la necesidad de establecer los referentes artís-ticos en el arte europeo:

48 Traba, Marta. “Arte y Mitología”, Intermedio. septiembre �5 de �957, p. 5.

49 Al respecto, también debe considerarse la estrategia metodológica que Marta Traba utilizaba en sus programas. Dada la dificultad para conocer este material, resulta imposible saber con certeza la manera como era expuesto su discurso. Sobre este importante factor, de acuerdo a Emma Araujo en entrevista, Marta Traba utilizaba el mismo método de Pierre Francastel en sus cursos de L’École des Hautes Études de la Sorbonne a los que Marta Traba asistió, al igual que su amiga Emma algunos años después. El método, de acuerdo a la entrevistada, comenzaba con una minuciosa descomposición formal de alguna obra de arte o construcción arquitectónica. Habiendo comprendido detalladamente la forma como el objeto estudiado está articulado en sus diferentes partes, la obra o construcción era explicada como producto de un contexto específico definido por las características históricas de su ubicación o lugar de procedencia. Sobre estas palabras, vale la pena recordar la respuesta a la siguiente pregunta que Beatriz González recoge en la Entrevista atemporal: “¿Con qué actitud te acercas a una obra de arte? ¿Qué metodologías utilizas?”. Marta Traba responde: “¿Actitud? Desprejuiciada, abierta: el menor recelo, la mayor desconfianza. ¿Metodología? La sociología del arte, tal cual la pensó y la enseñó Pierre Francastel. Cuestionando la obra hasta llegar a su análisis profundo, para montar después una empresa crítica que recorra toda la problemática de lo imaginario. Tal sociología es interdisciplinaria, investiga las estructuras profundas tanto del objeto plástico como del cuadro social, pero no se aparta nunca del campo de lo visual.” Ver: Araujo, Emma (compiladora). Marta Traba, Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bogotá y Editorial Planeta. �984.

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“…Y estoy en completo desacuerdo con la idea de que no debe ‘comparar’; la palabra extranjerizante no tiene sentido en el arte. No hay más que gran arte – en las cumbres – , y arte en todos aquellos artistas que poseen algún determinado valor plástico. Si este fenómeno se encuentra preferentemente en Europa, como es apenas lógico, pues hacia allá debemos volver los ojos; cualquier obra de valor, por otra parte, resiste la comparación. Y si, en cam-bio, escapamos de las comparaciones y nos cerramos en nuestro pequeño círculo de auto-alabanzas, las peores mediocridades lle-garán fraudulentamente a las cumbres y no habrá modo de salir de ese pantano.”50

Sumado a este perfil que pareciera tener el discurso de Marta Tra-ba en la década del cincuenta, se añade la manera como hacía constante énfasis en los valores formales de las obras de arte, sugiriendo un rechazo a la narrativa literaria o al compromiso po-lítico o moral en arte. Resulta difícil comprobar este argumento desconociendo los programas. Sin embargo, a partir de algu-nos artículos publicados en prensa puedan darse una idea del carácter de este pensamiento5� y es posible considerarlo para comprender el modo del discurso de Marta Traba en los años tratados. Esta característica formalista estaba claramente in-fluenciada por los referentes teóricos (europeos) que manejaba, especialmente Wilhelm Worringer, con quien había tenido con-tacto directo pocos años antes durante sus estudios en Francia e Italia, y de quienes habría adquirido, entre otras ideas, la noción de un arte universal que se comprende a partir de su propio lenguaje (forma, color, estructura, composición, etc).

En los siguientes apartes resulta determinante la voluntad por la independencia y autonomía5� del terreno de las artes plás-ticas reclamando la necesidad de separar los cruces entre el arte y otros campos disciplinarios o de influencia —como la moral, la religión o la política — desde la misma práctica del artista, como desde la práctica del crítico:

50 “Opinan los críticos de arte”, Espiral, número 66, abril de �957, p. 4.

5� Debe considerarse también la propuesta teórica que Marta Traba presenta en El museo vacío.

5� “Se parte en efecto del supuesto tácito de que los miembro de una misma “comunidad intelectual” comparten problemas vinculados a una situación común –por ejemplo un planteamiento sobre las relaciones entre apariencia y realidad – y que también se “influyen” mutuamente. Sabiendo que cada campo –música, pintura, poesía, o, en otro orden, economía, lingüística, biología etc.- tiene su historia autónoma, que determina sus reglas y sus envistes específicos, vemos que a la interpretación por referencia a la historia propia del campo (o de la disciplina) es lo previo a la interpretación a través de la relación con el contexto contemporáneo, aunque se trate de otros campos de producción cultural o del campo político o económico. La cuestión fundamental consiste entonces en saber si los efectos sociales de la contemporaneidad cronológica, o tal vez incluso la unidad espacial, como el hecho de compartir los mismos lugares de reunión y encuentro específicos, cafés literarios, revistas, asociaciones culturales, salones, etc., o de estar expuestos a los mismos mensajes culturales, obras de referencia comunes, planteamientos obligados, acontecimientos relevantes, etc., tienen suficiente poder para determinar, más allá de la autonomía de los diferentes campos, una problemática común, entendida o no como un Zeitgeist, una comunión espiritual o estilo de vida, pero sí como un espacio de los posibles, sistema de tomas de posición diferentes respecto al cual cada uno tiene que definirse[…]El grado de autonomía del campo (y, con ello, el estado de las relaciones de fuerzas que en él se instauran) varia considerablemente según las épocas y tradiciones nacionales. Depende del capital simbólico que se ha acumulado a lo largo del tiempo a través de la acción de las generaciones sucesivas (valor otorgado al nombre de escritor o filósofo, licencia estatutaria y institucionalizada para poner en tela de juicio los poderes, etc.). En el nombre de este capital colectivo los productores culturales se sienten con el derecho o con la obligación de ignorar las demandas o las exigencias de los poderes temporales, incluso a combatirlas invocando en su contra sus principio y sus normas propias.” Ver: Bourdieu, Pierre. Las Reglas del Arte, génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Editorial Anagrama, �005, pp. �99 y ��7.

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“[…] Sin embargo, aunque sea tan envidiable y admirable el anti-conformismo y la integridad del genio con su propia conciencia, no puede ser tampoco un ideal moral, porque es un ser eminen-temente apolítico, anti-social, desinteresado de lo contingente, un ser que está en el medio de la historia como una isla inquietante y para quien las palabras progreso, civilización, justicia, carecen completamente de sentido. De manera que, en el juicio artístico, que intenta desentrañar con la mayor claridad posible el sentido y el valor de la obra de arte, hay que contar siempre con la materia inexplicable y angélica del genio.”5�

“Solamente puede ser respetable un juicio desligado de todo otro compromiso distinto del estético, y únicamente con tal juicio se demuestra un verdadero respeto humano hacia el artista y se ma-nifiesta una preocupación verídica por la calidad o los errores de su obra. Por más grande que sea la vanidad de un artista inteli-gente, nunca podrá dejar de recelar la inanidad de aquella crítica comprometida que no toca nunca fondo, de ese elogio de círculo familiar que flota en la superficie de las cosas, a la deriva, sin defi-nir jamás su rumbo ni sus propósitos […]”54

A través de sus artículos, Marta Traba estableció un discurso que sugería a los artistas considerar como medio y fin esencial de sus trabajos los elementos plenamente formales, entre otros, la com-posición, el espacio, el plano, el color o la línea, para “realizar [un] hecho plástico que se baste a sí mismo, cuyo valor resida íntegramente en sí mismo”55 Para la crítica, la abstracción era el lenguaje desde donde los valores plásticos propios de la pintura y la escultura adquirían una plena autonomía y posibilidad de sig-nificación.

“El punto de partida de todas las dificultades para entender el arte y, por medio del entendimiento, llegar a la complacencia y pleno goce estético, es creer que arte es igual a realidad. De esta idea

55 Traba, Marta. “Crítica de arte. Detrás de la Querella”, Intermedio, Bogotá, septiembre �4 de �956, p. 5.

5� Traba, Marta. “El Genio Anti-Servil”, Intermedio, junio �6 de �956, p. 5.

54 Traba, Marta. “Arte y Mitología”, Intermedio, septiembre �5 de �957, p. 5.

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se deduce otra igualmente grave, el valor del artista crece o dis-minuye en la medida en que se acerca o se aleja de esa realidad. Resultado: el artista clásico que se aproxima lo más posible a lo real, vale. El abstracto, que se independiza gradual o totalmente de lo real, queda descartado y destinado, mientras más trabaja en la abstracción, a las más profundas categorías de la desestima artística. Y así como ese error inicial es el comienzo de todos los que siguen y que llegan hasta invalidar por completo criterio y juicio estéticos, el verdadero punto de partida se enuncia con una meridiana claridad (a la espera de que los equivocados o cortos de entendimiento se rebelen contra la tiranía de sus ideas fijas); el arte es una realidad autónoma distinta de la naturaleza […]”56

•Retomando los argumentos en torno al carácter educativo de los programas de televisión de Marta Traba en el segundo lustro de la década del cincuenta, puede verse también que, a pesar de que estos no tenían que ver con una posición política o incluso una relación directa con la posición de Rojas, existe un discurso oficial que igualmente hace énfasis en la necesidad educativa y cultural de la televisión, y que genera el marco entre el cual ocurren los programas tratados y que define su contexto particular en una empresa de orden oficial como era el servicio de televisión. El pro-nunciamiento de Gustavo Rojas Pinilla en su discurso de posesión el �� de Junio de �95� declaró manifiesto su profundo interés por la apropiación de los medios de comunicación masivos (“medios modernos”) como herramientas educativas interesadas principal-mente en la difusión del conocimiento y de los valores morales.

“Es indispensable facilitarle al hombre colombiano su acceso a la educación, no importa su edad o sus condiciones de trabajo. Tengo para mí que la educación debe convertirse en una necesidad permanente del hombre. Para ello usaremos los medios modernos como la televisión y la radio. Procuraremos el establecimiento de

56 Traba, Marta. “Arte y Realidad”, Intermedio, julio �5 de �956, pp. 5. Respecto a este artículo, cito como complemento las siguientes palabras de Fermín Fevre refiriéndose al arte latinoamericano: “Las tendencias abstractas, que alcanzaron mayor difusión en el continente hacia �950, plantearon más netamente todavía el problema. Los apoyos temáticos ya no estaban a la vista, exigían más fácil y perentoriamente una definición del contemplador. Señalaban más abismalmente aún el hermetismo y complejidad del lenguaje artístico contemporáneo.” En: Op. Cit. Fevre, Fermín. p. 59.

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bibliotecas municipales y su organización técnica con biblioteca-rios competentes que hagan que el libro busque a quien lo nece-site. Utilizaremos la televisión para reemplazar la enseñanza por correspondencia ya que este moderno invento es, sin duda alguna, uno de los métodos más eficaces para ayudar a los que no pueden asistir a la escuela o a la Universidad y mediante él llevaremos la acción pedagógica del Estado hasta el más humilde de los hogares colombianos. Vigilaremos para que la educación artística popular, artesanal y técnica, se extienda hasta llevar una mayor alegría a nuestro pueblo y hacerlo partícipe de los frutos de la cultura […] Parecía acertado considerar que la tarea del gobierno era la de mo-dificar favorablemente el medio natural del hombre colombiano, pero al hacerlo descuidado la educación, nos hemos dado cuenta de que con ello lo único que hemos conseguido es darle mayor mo-vilidad a la barbarie. Estoy seguro de que la tarea principal debe ser la de transformar totalmente al hombre mismo, brindándole las facilidades educativas necesarias para garantizarle la posesión de la única riqueza que no se puede perder: los conocimientos y el alto nivel moral.”57

Por medio de las declaraciones oficiales, el gobierno demostró ser bastante pertinaz con el carácter pedagógico que le quería brin-dar al “mayor de los éxitos técnicos y artísticos logrados en los últimos años.”58 Un carácter educativo que implicaba una relación con la formación artística, científica y religiosa, y que apuntaba al argumento del progreso del país. El siguiente es un aparte de una publicación oficial, el Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional —dirigida por los señores Arango y Gómez Agudelo—, que hace claro énfasis en la proyección que se le deseaba otorgar a la televisión.

“En este último año de su vivencia, la institución radiofónica creada y sostenida por el gobierno, ha venido cumpliendo un ob-jetivo de renovaciones sustanciales, no tan sólo en sus aspectos técnicos, sino también en el espíritu que informa su esencia y su

57 Pinilla, Rojas, �95�, publicado en: Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional, número ���, septiembre de �954.

58 La Republica, junio �4 de �954, p.�.

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significación como antena eminente de proyección del progreso, de la cultura y del arte para los colombianos. Música, teatro, poesía, conferencias culturales, científicas, religiosas, etc., han constituido la base de las programaciones, dejando los espacios necesarios a las informaciones oficiales, que constituyen lazos naturales y lógi-cos de comunicación entre el Estado que gobierna ye el pueble que debe y quiere saber cómo se le está gobernando.”59

Al respecto, el gobierno también consideró en el decreto �.�84 del � de septiembre de �955, que los programas de la televisión nacional

“deben orientarse hacia la difusión de la cultura y la educación en todas clases sociales, ponerlos a nivel con los de otras naciones […]; que es necesario vincular a los literatos y artistas colombia-nos a la obra educadora y orientadora de la televisión nacional; que para el mejor éxito de la obra que el gobierno se ha propuesto con la creación de la Televisora Nacional, resuelve que es necesario que la programación sea estudiada por el Consejo Nacional […], entidad encargada de la orientación moral, cultural y artística del sistema nacional de televisión.”60

Presentación de planta utilizada durante los primeros meses de actividad de la televisión.

59 “Junio trece �95� – �954”, Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional, número ��0, junio de �954.

60 Ver: Múnera, Luis Fernando. La Radio y la Televisión en Colombia, Bogotá, Apra Editores, �99�. En relación a esta serie de citas provenientes de posiciones oficiales que ponen en manifiesto el interés educativo y cultural que se pretendía para la televisión, también pueden recordarse las palabras provenientes del sector oficial en relación a su interés por el apoyo y difusión de las artes. Palabras que podrían interpretarse dentro del espíritu desarrollista que reflejaban las acciones del régimen (que se han interpretado en ocasiones como acciones de propaganda, incluida la instalación de la televisión en Colombia). En el mismo mes de la llegada de Marta Traba a Colombia, el gobierno publicó en El Tiempo (meses antes de haberlo clausurado) un artículo titulado Arte y Educación que dice lo siguiente: “…literatura, pintura, folklore están llamados a desempeñar un papel importante en la vida cultural de la nación… Escritores, poetas, pintores, muralistas, escultores, forman un triste proletariado sin vanguardia, sin ritmo, sin acogimiento en las esferas del Estado… Al hombre intelectual, al artista, al pintor, al escultor, al heraldo de nuestra cultura… hay que darle una nueva categoría.” Ver: “Arte y Educación”, El Tiempo, Bogotá, septiembre �954, p. 5.

Al respecto, también valdría la pena considerar dos ejemplos que plantea Ruth Noemí Acuña respecto a la reunión del arte con el sector oficial dada en el mismo contexto. La autora comenta: “…el gobierno de Rojas Pinilla abrirá de nuevo un espacio al trabajo mural, encargándose entre otros el de la Estación del Ferrocarril del Pacífico a Hernando Tejada, El de la Escuela de Minas a Pedro Nel Gómez y el del Instituto de Crédito Territorial para Ignacio Gómez Jaramillo y Jorge Elías Triana… No descartaría sin embargo el sector oficial la experiencia del arte moderno siendo el primero en realizar en la Biblioteca Nacional una “Exposición Colectiva de Pintura Abstracta” en �955, que cuenta con el respaldo de dos destacados intelectuales de la época: Aurelio Caicedo Ayerbe y Gabriel Giraldo Jaramillo el primero desde el Ministerio de Educación y el segundo desde la dirección de Extensión Cultural…” Ver: Acuña, Ruth Noemí. Op. Cit. pp. �6-�7.

Aparte de los programas sobre artes plásticas de Marta Traba, también se emitieron en el periodo de interés otros programas de tipo cultural como: Este mundo maravilloso, Colombia en las letras, Conozca a los autores, Los hechos y las letras, Historia del teatro y Curso de historia de la música, entre otros. Sobre la sugerida pretensión cultural de la televisión, una cifra publicada en el Boletín de Programas de la Radiodifusora en agosto de �958 puede hacer pensar sobre la efectiva realización de este interés. De acuerdo a esta publicación oficial, los programas culturales (artes plásticas y música) tenían un promedio de tiempo mensual de 4 horas dentro de 79 horas 40’ del total promedio de la programación. “Servicios de televisión”, Boletín de Programas de la Radiodifusora, número �69, agosto de �958, p. ��.

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Ampliando el contexto de los programas de televisión de Marta Traba en relación a la pretensión educativa y de difusión de la cul-tura en los medios de comunicación, estos pueden verse dentro de un panorama político y económico que configuró un contexto cultural desde donde se impulsó una intelectualidad cosmopolita que motivó la discusión alrededor del arte moderno. Los proce-sos culturales en las décadas del 40 y del 50 se establecieron de la mano de un proceso de aceleración capitalista que ocurría a la par de una creciente situación de violencia rural.6� Entre estas dos décadas, principalmente, se consolidó un desarrollo urbano ligado al impulso de la industria y al establecimiento de instituciones estatales que permitieron expandir servicios y promover desa-rrollos en infraestructura. La economía mantuvo un incremento considerable entre los años que cubrieron los gobiernos de Ospina Pérez (�946-�950), Laureano Gómez (�950-�95�) y el General Rojas (�95�-�957)6�; considerando los efectos de este nuevo orden capi-talista, “la división del trabajo se multiplica. La especialización se extiende por todos los oficios y en la vida cotidiana y en el arte”6�. En cuanto a la estabilidad económica del país, ésta fue posible, en gran parte, al provecho de una de las mejores bonanzas cafeteras del siglo XX, junto a la provechosa economía de posguerra que permitió el incremento acelerado de los precios de exportación en relación a los de importación, y por lo cual se benefició la produc-ción industrial, la inversión extranjera y la inversión nacional en infraestructura y medios de comunicación. En relación a lo ante-rior, Marco Palacios afirma que “bajo estos signos cuajó una élite plutocrática más heterogénea (textileros, banqueros, cafeteros, ga-naderos, urbanizadores, importadores) […] Bajo estos principios se formó una élite de poder más compacta y moderna, ajena al mundo del populismo latinoamericano”64, familiarizada con los avances en tecnología y comunicación, y adaptada a nuevas es-tructuras laicas de educación, con acceso a una diversa oferta de ideas y modelos de pensamiento foráneos.

6�“La ciudad recupera su lugar protagónico frente al campo: Bogotá como centro administrativo e industrial, Medellín como centro industrial, Calí y Barranquilla y Bucaramanga como epicentros regionales. Todas estas urbes entran definitivamente en la ruta de la industrialización y la modernización.” . Ver: Uribe Celis, Carlos. La Mentalidad del Colombiano. Cultura y sociedad en el siglo XX, Bogotá, Ediciones Alborada; Editorial Nueva América, �99�, pp. 7�.

6� “quien disfrutó de una excelente bonanza cafetera en el año de �954.” Ver: Ibíd. p. 89.

6� Ibíd. p. 74.

64 Palacios, Marco. Entre la legitimidad y la Violencia. Colombia �875-�994, Bogotá, Editorial Norma, �995, p. �76. Ver también: Melo, Jorge Orlando. “Algunas consideraciones globales sobre ‘modernidad’ u ‘modernización’, en: Giraldo, Fabio y Viviescas, Fernando. Colombia el despertar de la Modernidad, Bogotá, Foro Nacional por Colombia, �99�.

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Durante el mandato de Laureano Gómez, quien había ejer-cido el poder presidencial desde �950 como representante de la posición conservadora más radical, la situación social y política causada por el incontrolable fenómeno de violencia rural y urba-na bipartidista empeoró cada vez más y las condiciones de orden público se le salieron de las manos a este mandatario. El General Gustavo Rojas Pinilla declaró a mediados de �95� el golpe mili-tar de Estado que en un principio fue apoyado por la iglesia, los sindicatos y la mayoría de miembros de ambos partidos políticos tradicionales, con excepción de la fracción conservadora laureanis-ta, con la esperanza de apaciguar los episodios violentos y volver a la normalidad política luego que Rojas pudiera establecer un gobierno de coalición y regenerara entre el pueblo la conciencia de los valores morales católicos.

Por la manera imprevista que Rojas Pinilla se apoderó del cargo presidencial, parecía algo improvisado y carente de progra-ma de gobierno definido. Pero Rojas parecía no ceder, y empezó a revelar la conformación de un gobierno de tinte populista, en tor-no a la idea de replantear la tradicional toma del poder en manos de la oligarquía, con reformas sociales y económicas a largo plazo, y bajo la administración de un gran número de civiles conserva-dores en las altas esferas del poder y el desplazamiento paulatino de la facción liberal. A pesar que en un principio la situación de violencia comenzaba a moderarse y el orden público parecía resta-blecerse, con el paso del tiempo las intenciones de Rojas parecían generar cada vez más opositores, en especial en el partido liberal y algunos líderes económicos, políticos y eclesiásticos más tradi-cionales.

El caso de Rojas Pinilla parece un tanto contradictorio, pues en su gobierno se manifestó un afán por el progreso mo-dernizador del país realizando importantes obras, entre ellas un gran número de carreteras en áreas atrasadas, puentes, termina-les marítimos y fluviales, edificios públicos (como el CAN y Tele-com), complejos turísticos, vías de gran importancia dentro de la capital (por ejemplo, la Avenida El Dorado, la Troncal Caracas y

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la Autopista Norte), el Aeropuerto Internacional de Bogotá —El Dorado—, aeropuertos en Barrancabermeja, Pasto y San Andrés, instalaciones militares, cárceles y penitenciarias en Bogotá, Ba-rranquilla, Tunja, Popayán, Cartagena, Santa Marta, Bucaramanga, Cali, San Gil y la de mujeres en Bogotá. Además realizó importan-tes inversiones en vivienda de interés social (�0.�6� casas cons-truidas), salud y educación; le otorgó pleno reconocimiento polí-tico a la mujer instaurando su derecho al voto y a la participación en cargos oficiales: “hizo aprobar de la ANAC el reconocimiento de plenos derechos políticos a la mujer, estableció la Policía Feme-nina y designó la primera gobernadora y la primera ministra en la historia del país. Las mujeres concurrieron por primera vez a las urnas en todo el país el � de diciembre de �957, cuando se celebró el plebiscito que legitimó el Frente Nacional.”65 Además, Rojas Pi-nilla inauguró la televisión en Colombia.

No obstante, resultó característico de su mandato un con-junto de acciones arbitrarias que, entre otras nefastas consecuen-cias, debilitaron la libertad de prensa y opinión en el país, y a mediano plazo promovieron el resurgimiento del aire de violencia. Un hecho importante en este sentido resultó la suspensión, por su parte, del diario El Tiempo a partir del 4 de agosto de �955. Durante su gobierno, esta publicación continuó bajo el nombre de Intermedio, y circuló del �� de febrero de �956 hasta el 7 de junio de �957, cuando ya Rojas había sido derrocado. De forma similar, en enero de �956, dada una sanción otorgada por el mandatario a el periódico El Especatdor, se suspendió la publicación y se res-tableció como El Independiente a partir del �5 de febrero hasta el mes de abril del mismo año cuando fue fue silenciado nuevamen-te. En febrero de �957 reapareció y continuó hasta el � de junio de �958 cuando volvió a cambiar su nombre por El Espectador. Igualmente, en otros casos, Rojas demostró estrategias de mano dura con los grupos de oposición, fortaleció las políticas en contra de los protestantes y actuó de manera significativamente dura e

65 Ibíd. p. 596.

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inflexible ante los grupos comunistas declarando a este bando político como ilegal.

Bajo estas condiciones, se determinó en gran medida la conformación de los sectores intelectuales burgueses de élite de la décadas de los años 40 y 50 en Colombia, y una sociedad “mo-dernizada” en cuanto a sus estructuras económicas y relaciones con el desarrollo urbano. Este incipiente sector social se convir-tió en el promotor, productor y consumidor de ideas de progreso afiliadas a una necesidad de cultura, en el caso de las artes plás-ticas, relacionada a los parámetros de las vanguardias de Estados Unidos o de Europa y a las nociones de ruptura con la tradición académica.66

En este marco se crearon unas condiciones favorables para la producción, recepción y divulgación del arte moderno. Por un lado, comenzaba a figurar una generación de artistas locales que iniciaron las propuestas de nuevos lenguajes plásticos a partir de su experiencia visual obtenida en sus estudios en Europa y Estados Unidos. Es a lo largo de estos años cuando se comienza a valo-rar, a nivel nacional como internacional y gracias a la gestión de los críticos, las instituciones y las publicaciones que comienzan a brotar, el estilo y el leguaje personal en las obras de artistas como Marco Ospina, Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, Edgar Negret, Guillermo Wiedemann, Enrique Grau, Armando Villegas, Luis Fernando Robles, Lucy Tejada, Ceci-lia Porras, y Judith Márquez. Un grupo de artistas que, basados en una experiencia de mundo personal y subjetiva fijada en obras fun-damentadas desde el discurso propio de la plástica, instauraron en el país una inminente ruptura tanto de la tradición academicista decimonónica, como del discurso nacionalista de las generacio-nes de artistas predecesores. Estos artistas, como heraldos del pensamiento moderno adquirido en sus estudios en el extranjero y de alguna manera continuadores de las renovadoras propues-tas plásticas de generaciones anteriores, abogaron por la libertad y autonomía de su creación, haciendo desaparecer las pautas y cánones impuestos por la Iglesia y el Estado. Le otorgaron a los

66 El fenómeno ocurre de manera similar en el campo de la ciencia, la antropología, las letras y la arquitectura.

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valores plenamente pictóricos y escultóricos una necesaria signi-ficación en sí mismos, pero a diferencia de los puristas europeos, partiendo de su individual relación con su entorno más próximo. La abstracción se convertiría en muchos de estos jóvenes artistas en el lenguaje que les permitía hacer evidente su preocupación por liberarse de los referentes reiterativos hacia lo clásico, y mate-rializar la búsqueda de códigos específicos del quehacer artístico con el fin de desligar la reflexión en torno a las artes plásticas del compromiso político o de la narrativa literaria.

Entre las gestiones y el impulso crítico que giró en torno a esta producción debe considerarse que a su positiva recepción contribuyó la producción crítica de Jorge Gaitán Durán, director de la revista de literatura Mito desde �955, el poeta Luis Vidales, y el alemán Juan Friede, el crítico austriaco Walter Engel, el crítico polaco Casimiro Eiger y el español Clemente Airó quien dirigía la revista cultural Espiral. La iniciativa de la revista Plástica como primera revista especializada en artes plásticas en Colombia, crea-da, gestionada y dirigida por la artista Judith Márquez entre �956 y �960, merece una importante mención en cuanto a su esfuerzo por divulgar el pensamiento y la producción del arte nacional e in-ternacional.67 También tendría importancia la labor gestora de los alemanes Karl Buchholz quien abrió la galería Buchholz, de Hans Ungar quien junto a Eiger inauguraron la galería El Callejón en �95�, y de Cecilia Ospina de Gómez quien abrió la galería El Caba-llito en �956. Se suma a esta lista los esfuerzos realizados desde la Biblioteca Nacional y la Biblioteca Luis Ángel Arango donde se organizaron los primeros certámenes dedicados a la difusión del arte moderno y los artistas más jóvenes. Esta concordancia ges-tiones e iniciativas contribuyó a consolidar un campo reflexivo de las artes plásticas en nuestro país, a hacer de las artes plásticas un capital cultural con posibilidad de ser pensado y difundido y a la conformación de un público y un mercado para el arte nacional.

Marta Traba encontró este panorama a su llegada a Colom-bia, y su labor en la televisión, de pretensiones democratizantes desde una estrategia que se planteaba como educativa, representó

67 Walter Engel menciona que estos proyectos editoriales contribuyeron a “formar un ambiente y despertar el interés de círculos cada vez más extensos, lo que favorece directamente al arte y los artistas, tal como debe ser”. Walter Engel en: “Opinan los Críticos”, Espiral , número 66, abril de �957.

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un proyecto de crítica y divulgación del tema de las artes plásticas que coincidió con las demás gestiones y propuestas que estaban ocurriendo y que definían el campo artístico colombiano desde un interés por circular entre el público las propuestas de la produc-ción internacional y de la generación de artistas locales que por medio de su lenguaje determinaron su búsqueda y sus aportes en la redefinición de los planteamientos formales y conceptuales. Su aporte desde la televisión coincide con una tendencia esparcida en el ámbito cultural bogotano68 que, desde la revisión de referentes europeos y norteamericanos y la promoción de las nuevas pro-puestas artísticas locales, apuntaba a una idea de progreso propio del planteamiento moderno que, en el caso local —en arte—, su-gería la reevaluación de la tradición académica instalada desde el siglo XIX, la superación de las posiciones y la estética nacionalista politizada, y la ampliación de los espacios de difusión y mercado de las nuevas propuestas.

Avenida Jiménez con carrera séptima, Bogotá, �956.

68 Me refiero al ámbito cultural bogotano porque las gestiones e iniciativas que he nombrado ocurrieron en o desde esta ciudad. El caso de Barranquilla resulta significativo si se miran las propuestas del grupo de la cueva conformado por: Alejandro Obregón, Cecilia Porras, Enrique Grau y los escritores Álvaro Cepeda Samudio, José Felix Fuenmayor y Ramón Vinyes. En Barranquilla también nace el trabajo periodístico de Gabriel García Márquez.

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Vale la pena enunciar que, al tiempo que participaba en televisión y radio, Marta Traba también se desempeñaba como docente en centros educativos como la Universidad de los Andes, donde fue invitada por Ramón de Zubiría y Daniel Arango a realizar una cátedra de historia del arte (que mantuvo desde �956 a �965) y la Universidad de América (Alberto Zalamea dirigiría la Facultad de Letras allí) invitada por Jaime Posada desde donde, junto a un grupo de entre �0 y �5 estudiantes realizó doce números de la revista Prisma a lo largo de �956 que pretendió conformarse como una escuela de crítica (tremendamente influenciada por la expe-riencia con Jorge Romero Brest).69 También colaboró con el diario El Tiempo (a partir de marzo de �956) y, al cierre de este el mismo año por acción de Rojas Pinilla, permaneció involucrada con Inter-medio. Con la caída de Rojas continuo publicando en El Tiempo (desde octubre de �957 a �959) y escribió sus columnas sobre artes plásticas en la revista Semana entre �959 y �960 cuando Alberto Zalamea tomó la dirección de esta publicación. Perteneció tam-bién al grupo de la revista Mito, dirigida por Jorge Gaitán Durán y publicó El museo vacío en �958, su primer ensayo largo en libro.70

Marta Traba comentando una exposición en Bogotá, �960.

69 “Este grupo no es improvisado ni se ha reunido al azar; las personas que lo forman sienten un serio interés por el estudio y la crítica de arte. Ninguno de ellos es escritor profesional, (…) pero están reunidos por un propósito: “Lo que necesitamos en América es formar la base de conocimiento, justo, contenido, serio, prudente; la labor didáctica tiene que preceder a la expresión del estilo y las ideas originales.”” Ver: Traba, Marta, Prisma, número �, Bogotá, enero de �957.

70 Verlichak, Victoria. Op. Cit. p. ���. Ver también: Marta Traba, “Me considero un ciudadano libre de toda sospecha”, en: Marta Traba, Museo de Arte Moderno de Bogotá y Editorial Planeta. Bogotá, �984, p. �50.

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Según Gloria Valencia de Castaño, la conformación de un es-pacio para la cultura dentro de la recién inaugurada Televi-sión Nacional se le debe en gran parte a las iniciativas de su

entonces director artístico, el director de teatro Bernardo Romero Lozano, quien era un hombre de vasto conocimiento de diversos aspectos de las humanidades, y quien era la cabeza de las pro-puestas de orden cultural que Fernando Gómez Agudelo llevaba a cabo como director. Emma Araujo y Beatriz González —quienes fueron cercanas amigas de Marta Traba a partir de la década del sesenta— niegan la posibilidad de relacionar la incursión de Marta Traba a la televisión con algún tipo de afinidad con una posición rojista o con cualquier aspecto de orden político. En cambio, con-ceden las razones de este hecho a un único interés de Marta Traba en aspectos propios de la autonomía discursiva del arte, que los directores de la televisión encontraron atrayentes como aporte al proyecto cultural. Las versiones al respecto de la entrada de Marta Traba a la televisión a partir de finales de �954 coinciden en afirmar que, dada su pretensión educativa ligada a la difusión de temas culturales, la televisión colombiana recibió a Marta Traba a los po-cos meses de su llegada a Colombia por ser ésta el único personaje que reunía una serie de características que resultaban atractivas para este medio audiovisual.

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La revista Cromos publicó en el mes de enero de �956 un reportaje realizado a Marta Traba cuyo encabezado anunciaba: “cómo vive y cómo piensa la máxima estrella de la televisión colombiana.”7� Un mes antes, finalizando �955, el periódico El Espectador la habría considerado como una de “las figuras femeninas más populares” junto con Gloria Valencia de Castaño.7� Marta Traba había llegado a Colombia educada en las academias europeas de historia y teoría del arte y se hizo parte de un círculo social capitalino involucrado en las esferas más influyentes de la comunicación, la opinión, la educa-ción, la literatura y el arte. En el momento que llegó al país cautivó a los círculos que frecuentaba con su presencia física e intelectual. Llegó a Colombia de �� años —aparentado tener menos—, era una mujer elegante, de ojos color tabaco, no muy alta, que conservó toda su vida un dulce y suave acento sureño, que coleccionaba sombre-ros, utilizaba sastres y faldas traídas desde Europa, y que mantuvo durante estos últimos años de la década del cincuenta su caracte-rístico corte de cabello. Esta imagen de jovencita extranjera estu-diada en Europa, se sumaba a su amplio capital cultural7� adquirido en Europa que representaba un volumen de nuevos referentes para acercarse al arte. Ideas que eran expresadas desde una facilidad y creatividad con el lenguaje escrito y oral, y que por esto, su nove-dad en el terreno de reflexión artística y la manera como lograban componer situaciones de debate74, resultaron bastante sugestivas para un público (y por supuesto repulsivas para otra fracción). Un comentario en prensa de la época expresa que en sus programas (El museo imaginario, Una visita a los museos y El abc del arte), Marta Traba “luce sin alardes una segura familiaridad con la cátedra artística y […] muestra la grata influencia verbal que le ha valido un buen crédito a escasa distancia de la fama.”75 La forma como Marta Traba se instituyó como figura pública y autoridad intelectual está condicionada por el carácter de su presencia física sumada a un dis-curso y una estrategia comunicativa, en relación a las características del medio televisivo.

El servicio de televisión recién inaugurado solicitaba perso-najes que dominaran temas de interés cultural, y que preferiblemente

7� Peñalosa, Juan. Op. Cit.

7� El Espectador, Bogotá, diciembre �� de �955.

7� “De forma general, los que son más ricos en capital económico, en capital cultural y en capital social son los primeros que se dirigen hacia las nuevas posiciones”. Bourdieu, Pierre. Op. Cit. p. �88.

74 Pienso que las situaciones de debate en los programas de Marta Traba se generaban fundamentalmente desde las estrategias que utilizaba en estos como las entrevistas a artistas o la participación del público, por ejemplo, a través de las hojas de examen que respondían para Curso de historia del arte. El protagonismo polémico de Marta Traba en los años cincuenta tuvo su lugar dado el carácter, en ocasiones ofensivo, de sus artículos y opiniones en prensa que reprendían en contra del trabajo de la generación de artistas americanistas (en la que se destacaron Gonzalo Ariza, Pedro Nel Gómez e Ignacio Gómez Jaramillo). Esta condición polémica de su ejercicio crítico fue notable a partir en �960 dada su decisión de no integrar a este grupo de artistas al grupo escogido para la II Bienal Interamericana de México.

75 González, Gonzalo. “La otra cara de la TV”, El Espectador, Magazín Dominical. �� de julio de �956.

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fueran nuevos y atractivos rostros que pudieran acondicionarse al reto de transmisión a través de la expresión oral. Por mérito pro-pio, considerando sus características, Marta Traba entró a la tele-visión como la única opción que cumplía estas condiciones dentro del terreno de la crítica de arte.76 Era señalada como “la envoltura infantil de una doctora”77, una joven y seductora bonarense, pro-fesional en crítica de arte de natural carácter desenvuelto y gestual expresión. En sus programas potencializó estas características y desempeñó su labor entre la mediación de su imagen y su estatus académico.78

En televisión, Marta Traba salía vestida con sastres claros y faldas debajo de las rodillas —propias de la última moda—, y su cabello corto con capul sobre la frente, que se convirtió en un común distintivo de su imagen, “con esa cabeza de rapazuelo tra-vieso que tanto se parece a la del estudiante de artes del Barrio Latino […] esa cabeza a los Saint Germain des Press.”79 Era re-conocida entre su público por su apariencia elegante, no obstante algo novedosa entre lo que comúnmente se veía entre las mujeres bogotanas. “Marta se ha aficionado a ese dibujo y lo conserva —se escribió en la revista Cromos— a pesar de que muchas señoras quisieran verla más profesoral”.80

A esta imagen se sumó su natural capacidad histriónica y expresiva, y para manejar una prosa sofisticada y fluida sobre los temas que hablaba. A pesar de los nervios y la natural ansiedad que producía la experiencia ante las cámaras8�, Marta Traba se desenvolvía a través de una habilidad expresiva y comunicati-va fortalecida por sus estrategias de pretensión pedagógica y el peso de un discurso que complementaba en otros medios de comunicación como radio y prensa. En el medio televisivo, por su mismo carácter audiovisual, eran ventajosas estas condiciones para la transmisión de los programas de arte . Una vez había co-menzado sus programas, estos rasgos inherentes a Marta Traba fueron reforzados en su experiencia en cursos de arte dramático con Seki Zano, un japonés que habría llegado a Colombia en aquellos años para formar en técnica, teoría e historia del teatro

76 Conversación con Gloria Valencia de Castaño, abril �� de �007.

77 Peñalosa, Juan. Op. Cit.

78 En relación a esta configuración de la figura de Marta Traba en televisión, Beatriz González se refería a ésta como “una celebridad pedagógica”.

79 Peñalosa, Juan. Op. Cit.

80 Ibíd.

8� Gloria Zea cuenta una anécdota que en algún programa de televisión de Marta Traba “de preguntas y respuestas” que se llevó a cabo en �956, donde ella también participó, guardaban y compartían una botellita de aguardiente para calmar los nervios. La anécdota puede leerse en: Verlichak, Victoria. Op. Cit. p. ��7. La bibliografía y hemerografía hallada sobre los programas de Marta Traba no ofrecen información sobre éste en particular.

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a los nuevos actores, y que en un corto plazo lo habrían expulsa-do del país por comunista.8�

Marta Traba declaró en un reportaje para El Espectador: “La Televisión es un gran conducto para llegar al pueblo; ve al profesor, le ayudan las ilustraciones presentadas a través de la pantalla y, con el tiempo, llega a tomarle cariño al catedrático.”8�

Desde la televisión, Marta Traba construyó una figura que conjugó una presencia física específica, una gestualidad característica, y un amplio capital intelectual. Su papel como crítica e historiadora del arte en la televisión se estableció desde las aparentes correspondencias entre su figura corporal y el tipo académico que representaba. La televisión, por su misma condición de medio masivo, determina referentes comunes a partir de relatos fundados desde “las sensibilidades que expresa, los estilos de vida que representa, los modelos de justicia que socializa”y las formas de pensar, valorar y habitar la cotidianidad que en la misma cotidianidad impone; como también determinan la interpretación del mundo estableciendo órdenes momentáneos y homogenizando imaginarios y discursos.84 A través de la televisión, dadas sus posibilidades como medio audiovisual (que por estas, en ocasiones el peso, significación y sugestión de la imagen opaca el discurso expresado a través del medio auditivo), se fundó la imagen y el discurso de Marta Traba como un referente para el estudio de las artes plásticas.

A través de las pantallas de los primeros televisores en Colombia se introdujo un lenguaje, nuevo para muchos y reconocido para unos pocos, que construía un discurso que, desde una estrategia educativa, derribaba o actualizaba mitos, establecía juicios, señalaba valores y generaba temas para el debate público. El discurso era revelado por una figura que obtuvo una cualidad carismática85 por la manera como desempeñó una labor que le permitió hacerse reconocer como una autoridad intelectual, un referente confiable, un personaje polémico, o incluso todo lo contrario en el caso de sus opositores. La continuidad de la presencia de Marta Traba en televisión proponiendo reflexiones

8� En conversación con Gloria Valencia, la entrevistada relató que Seki Zano aseguraba que Marta Traba y ella podrían ser grandes actrices. Abril �� de �007.

8� Rojas, Alberto. Op. Cit.

84 Rincón, Omar. Televisión, video y subjetividad, Bogotá, Editorial Norma, �00�, p. 49.

85 “Debe entenderse por “carisma” la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobre-naturales o sobrehumanas – o por lo menos específicamente extracotidianas y no asequibles a cualquier otro –, o como enviados del dios, o como ejemplar y, consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El modo como habría de valorarse “objetivamente” la cualidad en cuestión, sea desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa del todo indiferente en lo que atañe a nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora “por los dominados” carismáticos, por los “adeptos” (…) Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento – nacido de la entre a la revelación, de la reverencia por el héroe, de la confianza en el jefe – por parte de los dominados; reconocimiento que se mantiene por “corroboración” de las supuestas cualidades carismáticas – siempre originariamente por medio del prodigio. Ahora bien, el reconocimiento (en el carisma genuino) no es el fundamento de la legitimidad, sino un deber de los llamados, en méritos de la vocación y de la corroboración, a reconocer esa cualidad. Este “reconocimiento” es, psicológicamente, una entrega plenamente personal y llena de fe surgida del entusiasmo o de la indigencia y la esperanza”. Ver: Weber, Max. Economía y sociedad, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, pp. �9� y �94.

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alrededor de las artes plásticas como profesional en la crítica de arte, contribuyó a la expansión de esta disciplina a un ámbito de opinión pública donde las categorías y definiciones que constituyen el lenguaje del arte se hicieron asequibles y se pudieron reevaluar o reafirmar.86

Comenzando �956, había ��.000 receptores en Colombia que representaban un cálculo de ��8.000 espectadores87; hacia �958, cerca de medio millón de personas88 tenían la posibilidad de ver sus programas por televisión, ya en Bogotá, Medellín, Manizales, el alto Magdalena, Quindío, el Valle del Cauca, Boyacá y Bucaramanga. Quizás esta cifra permita deducir que los programas de Marta Traba no eran un fenómeno masivo en Colombia y que, seguramente, cumplían una labor educativa con determinadas clases pudientes con posibilidades de adquirir un televisor. No obstante, a pesar de las posibilidades estadísticas que este número podría brindar, Marta Traba asumió un rol como crítica e historiadora del arte a través de la televisión, y generó ciertas dinámicas en relación al tema de las artes plásticas en un terreno que franqueara los espacios de exhibición o de consulta tradicionales como museos, galerías o bibliotecas. Puede considerarse que esta iniciativa, pionera en el terreno latinoamericano, se presentó como un esfuerzo por ampliar el público entendido en cuestiones del arte, desde la historia del arte occidental o la crítica a las nuevas propuestas que se realizaban en el país, a través de algunas estrategias de pretensión pedagógica planteadas por un personaje que se había convertido en una figura notoria.

86 Al respecto de la divulgación y expansión del tema de las artes plásticas en Colombia, vale la pena recordar que la labor de Marta Traba en televisión se sumó a otra serie de gestiones como la revista Plástica, su misma participación en prensa o desde Prisma y los programas radiales de Casimiro Eiger, que desde otros medios de comunicación pretendieron ampliar el alcance del discurso sobre arte moderno, sobre las relaciones entre la producción artística internacional y la producción artística local, y en torno a las primeras configuraciones de una historia del arte nacional.

87 Fernando Gómez Agudelo en entrevista con Juan Peñalosa. “En las redes de la T.V.N.”, Cromos, Bogotá, febrero �0 de �956, p. �4.

88 “La televisión cuenta hoy con un [ilegible] de cerca de medio millón de personas que diariamente siguen el desarrollo de la programación” en: Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional, separata, número �69, agosto de �958, p. ��.

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50

Marta Traba en Curso de historia del arte, �957 / 58.

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5�

“La presencia de Marta Traba en Colombia ha sido de positivo beneficio para nuestro mundo artístico. Ha tenido, por así decirlo, una virtud catalizadora. Fina, discreta, estudiosa, dueña de muy serios conocimientos en el campo de la plástica, especializada en universidades europeas, sensible a cual más a las manifestaciones de la cultura, Marta Traba llevó al mundo de la televisión una característica nota de jerarquía espiritual. Sus programas sobre historia del arte, sobre arte moderno, sobre visitas a los museos famosos, constituyeron acontecimiento destacado y plausible y sobresalieron entre la mediocridad que en veces se proyecta en la pantalla de los receptores. La figura, la palabra, la fácil y sobria dicción, el gesto de Marta Traba conquistaron el más amplio pú-blico de que pueda ufanarse expositor alguno. Ella supo aprovechar diestramente el modernísimo vehículo para divulgar conocimientos estéticos y para tratar de familiarizar al común de las gentes con las expresiones de la belleza universal de todas las épocas. Y no hay duda que consiguió su objetivo y que su grata, inteligente pedagogía abrió nuevas perspectivas a la comprensión de las gentes y creó un lazo de unión entre el creador de obras y los espectadores. Jamás fue su espacio televisado una cátedra de pedantería, de ridiculez o de exagerado e innecesario fervor por lo foráneo.

VI

La característica del gesto es que, por medio de él no se produce ni se actúa, sino que se asume y se soporta […] El gesto es la exhibición de una medialidad, el hacer visible un medio como tal. […] El gesto es, en este sentido, comunicación de una comunicabilidad.

—GIORGIO AGAMBEN, NOTES ON GESTURE, �996.89 89 Agamben, Giorgio. Medios sin fin, notas sobre la política, Valencia, Pre-Textos, �00�, p. 5� - 55. La palabra gesto proviene del latín gestus que en español significa “llevar a cabo” y, de manera ajustada a la definición de Agamben, en inglés se definiría como “carry on”.

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5�

Todo lo contrario: se esforzó por ejercer una tarea de estímulo de la pintura colombiana, de explicación de la obra, la personalidad y las posibilidades de nuestros artistas. Mostraba sus cuadros, comentaba sus exposiciones individuales o colectivas, dialogaba con los autores, animaba la asociación de gentes dedicadas a los pinceles o a la escultura. Pero además de profesora y crítica de arte de reconocidos y probados méritos, Marta Traba es una excelente poeta. Y no hemos querido decir poetisa, porque el sustantivo está sometido a una capitis diminutio. La suya es una poesía de diáfanos y eternos materiales. Depurada, sobria, hecha de ternura y de profundas nociones verdaderas. ‘Historia Natural de la Alegría’, uno de sus libros, fue editado por la editorial Losada de Buenos Aires. Tiene otro en preparación, ‘Velando con el Ángel’, de cuyo contenido han dado anticipos los suplementos literarios. Si la ausencia de Marta Traba de la televisión no se podrá reparar fácilmente, en cambio el ambiente universitario ganará un colaboradora prestigiosa. Como directora de los cursos de arte de la Universidad de América —a través de sus clases y de sus con-ferencias públicas –—tendrá oportunidad de continuar sirviendo los intereses que entusiasman su talento y animan su voluntad.”90

La anterior cita, tomada del periódico El Tiempo del mes de mayo de �956 y publicada días después de la primera suspensión de los programas de Marta Traba por orden del gobierno de Rojas Pinilla, le atribuye a la crítica una serie de adjetivos que distinguen su par-ticipación en la televisión como una labor positiva para el campo artístico del arte en Colombia. Con un aparente ánimo elogioso, que corresponde quizás al carácter del artículo como respuesta a la cancelación de los programas, éste reúne una serie de característi-cas afiliadas a su forma de expresión, su trayectoria académica, su aparición física y sus intereses con un público desde una voluntad divulgativa y pedagógica.

Desde las páginas de En blanco y negro, he considerado es-tas mismas condiciones partiendo fundamentalmente de artículos

90 “Marta Traba”, Intermedio, mayo �4 de �956, p. 5.

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5�

y reportajes aparecidos en prensa de la época, bibliografía actual-mente disponible sobre la vida y obra crítica y literaria de Marta Traba, entrevistas con amigas y personas que estuvieron cercanas a ella, y especialmente, desde un conjunto de imágenes que cor-responden a los programas que grabó entre �954 y �958 dedicados exclusivamente a la divulgación y reflexión en torno a la historia del arte occidental y la presentación de artistas locales:9� El museo imaginario, Una visita a los museos, El abc del arte y Curso de historia del arte.

En blanco y negro surgió como un proyecto que aspiraba reunir grabaciones de los programas de Marta Traba de la década de los cincuenta y conformar un archivo donde fuera posible su conservación y consulta. La investigación realizada demostró la imposibilidad de encontrar este material, pero en cambio otorgó un considerable número de fuentes primarias, algunas imágenes de los programas encontradas en archivos particulares, e infor-mación sobre el terreno artístico y situación política y social de la época de interés. Consideré entonces que, a través de un texto que señalara características de los programas —girando en torno a la imagen, el discurso y las estrategias comunicativas de Marta Traba—, y una muestra del material documental y fílmico encon-trado, pueda darse la posibilidad de reunir esta información poco conocida actualmente como un registro histórico de una serie de eventos que generaron dinámicas de reflexión y difusión dentro del campo del arte colombiano. El proyecto se convirtió en una colección de imágenes y datos que exponen la forma como se llevó a cabo una labor de crítica de arte a través de la recién inaugurada televisión en Colombia, y en éste pretendo exponer estos datos como partes de un contexto, especialmente cultural, que establece una serie de concordancias con las características de los programas de Marta Traba para aquella época. Como referente de estudio en torno a la memoria del tema de la discusión sobre arte en Co-lombia (la crítica de arte, si se quiere), me interesa comprender la labor de Marta Traba en la televisión como una conjunción de características suyas en su apariencia, su forma de comunicación,

9� Por esta misma condición se excluye el primer programa grabado por Marta Traba, La rosa de los vientos de �954 y Ciclo de conferencias transmitido al tiempo que Curso de historia del arte entre �957 y �958.

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su discurso, su formación intelectual y su condición social, como determinantes para su inclusión en la televisión y la manera como desde allí se convirtió en un personaje reconocido en un ámbito público como celebridad y autoridad intelectual.

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55

Marta Traba en El museo imaginario, detrás de cámaras, �955 / 56.

Marta Traba en El museo imaginario o Una visita a los museos, detrás de cámaras, �955 / 56.

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I. El artista hace una obra.

II. La obra de arte sólo incidentalmente es un documento.

III. La obra de arte es una pieza de examen.

IV. En la obra de arte aprenden su oficio los artistas.

V. Las obras de arte se mantienen alejadas unas de otras por su per-

fección.

VI. Contenido (Inhalt) y forma (Form) son una sola cosa en la obra de

arte: tenor (Gehalt).

VII. Tenor es lo que ha sido sometido a prueba.

VIII. En la obra de arte, el material es un lastre que la contemplación

desecha.

IX. En al obra de arte, la ley de forma es central.

X. La obra de arte es sintética: central eléctrica.

XI. La contemplación repetida potencia una obra de arte.

XII. La virilidad de las obras está en el ataque.

El primitivo se expresa en documentos.

Ningún documento es, en cuanto tal, obra de arte.

El documento sirve de pieza didáctica.

Ante los documentos se educa a un público.

En el material se comunican los documentos.

En los documentos domina por completo el material.

Material es lo soñado.

Cuanto más profundamente se pierde uno en un documento, más

denso se vuelve: el material.

En el documento, las formas sólo están desperdigadas.

La productividad de un documentos exige análisis.

Un documento sólo subyuga por sorpresa.

Al documento su inocencia le sirve de cobertura.

Trece tesis contra los snobs

—Walter Benjamin, Dirección Única.

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cronología 1940 - 1960 (selección)

1940• Se realiza el Primer Salón Anual de Artistas

Colombianos en la Biblioteca Nacional por iniciativa de Jorge Eliécer Gaitán

• Enrique Grau muestra su obra por primera vez en la I Feria del Arte de la Universidad de Cartagena.

1941• Se lleva a cabo el II Salón Anual de Artistas

Colombianos.• Enrique Grau viaja a Nueva York.

1942• Se realiza el III Salón Anual de Artistas

Colombianos.1943

• El crítico de arte austriaco Casimiro Eiger se radica en Colombia.

• Se lleva a cabo el IV Salón Anual de Artistas Colombianos.

• Primera exposición individual de Edgar Negret en el Palacio de Bellas Artes en Cali.

• Enrique Grau regresa a Cartagena desde Nueva York.

1944• Se organiza el V Salón Anual de Artistas

Colombianos en el que Alejandro Obregón expone por primera vez en Colombia luego de su regreso de Barcelona.

• Alejandro Obregón ingresa como profesor en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional

1945• Se lleva a cabo el VI Salón Anual de Artistas

Colombianos.• Alejandro Obregón inaugura su primera

exposición individual en Bogotá en la Biblioteca Nacional.

1946• Luego de dieciséis años de gobiernos liberales,

el conservador Mariano Ospina Pérez sube al poder presidencial hasta el año �950.

• Se realiza el VII Salón Anual de Artistas Colombianos.

• Edgar Negret gana el tercer puesto en el Salón Nacional de Artistas.

• Edgar Negret realiza su primera exposición individual en Bogotá en la Biblioteca Nacional.

• Enrique Grau realiza su primera exposición individual en la Biblioteca Nacional de Bogotá.

• Eduardo Ramírez Villamizar realiza su primera exposición individual en la Sociedad Colombiana de Ingenieros.

• Se abre la primera facultad de filosofía en la Universidad Nacional

1947• Se celebra el Primer Salón de Artistas

Jóvenes.• Durante el gobierno de Mariano Ospina

Pérez se suprime la realización del Salón Nacional de Artistas hasta �949.

• Se publica la primera edición de la revista Espiral en manos del escritor y periodista español Clemente Airó.

1948• Creación de la primera galería de arte en

Bogotá, Galerías de Arte, S.A., fundada por Álvaro Rubio junto a una junta asesora conformada por varios intelectuales. Allí mismo se realiza la exposición póstuma de la obra de Andrés de Santamaría.

• Casimiro Eiger inicia sus programas radiales en la Radiodifusora Nacional.

• Alejandro Obregón asume la dirección de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional y reforma el anterior programa que se venía impartiendo desde �9�6 en manos de Miguel Díaz Vargas.

• Alejandro Obregón realiza el Salón de los �6 en el cual reúne por primera vez obras de la generación de artistas emergentes (Enrique Grau, Eduardo Ramírez Villamizar, Edgar Negret, Guillermo Wiedemann y Hernando Tejada, entre otros).

• Es organizado el Salón de los 6 en manos de Alejandro Obregón. Exponen allí los alumnos de la Escuela de Bellas Artes: Lola Fernández Caballero, Gustavo Valcarcel, Jaime López Correa, Jaime Valencia y

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58

Miguel Arango. • Los murales del Capitolio Nacional realizados

por Ignacio Gómez Jaramillo son cubiertos, por orden de Laureano Gómez, por ocasión de la IX Conferencia Panamericana.

• Gabriel Giraldo Jaramillo escribe La Pintura en Colombia, el primer texto que plantea una historia de la pintura en el país.

• Es asesinado el líder político Jorge Eliécer Gaitán.

• Marta Traba obtiene el diploma de profesor en letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Argentina. Participa en el grupo Ver y estimar dirigido por el crítico argentino Jorge Romero Brest y escribe sus primeros artículos. Viaja a París.

1949• Se asocia un grupo de dieciocho pintores

y cuatro escultores para presentar su producción más reciente. Debido a esto se realiza el Salón Nacional de Arte Moderno en el Museo Nacional organizada por Julio Abril y Alejandro Obregón.

• Se realiza en el Museo Nacional, bajo el título �� Artistas de las Américas, una muestra que incluía figuras como Orozco, Rivera, Portinari, Tamayo y Amelia Peláez,

• El Ministerio de Educación Nacional le compra una obra a Eduardo Ramírez Villamizar.

• Alejandro Obregón renuncia a la dirección de la Escuela de Bellas Artes y viaja a París.

• Se realiza la exposición póstuma de Andrés de Santamaría en Galerías de Arte S.A.

1950• Laureano Gómez es elegido presidente de la

República.• Toma lugar el VIII Salón Anual de Artistas

Colombianos.• Marta Traba vuelve de París a Argentina

casada con el periodista colombiano Alberto Zalamea. Realiza sus estudios sobre historia del arte y estética en L’Ecole du Louvre, y con Pierre Francastel en L’Ecole des Hautes Etudes de La Sorbonne.

1951• Se realiza una exposición colectiva en

Galerías de Arte S.A., debido al cierre de este espacio.

• El fotografo mexicano Leo Matiz abre la Galería Leo Matiz en Bogotá.

• Se inaugura la galería Buchholz en manos del alemán Karl Buchholz.

1952• Es organizado el IX Salón Anual de Artistas

Colombianos.• Se exponen litografías de Picasso en la

Galería Buchholz.• Fernando Botero realiza su primera

exposición individual en la galería Leo Matiz.

• Lucy Tejada realiza su primera exposición individual en la galería Leo Matiz.

1953• Sube el General Gustavo Rojas Pinilla al

poder y Laureano Gómez es exiliado del país.

• Hans Ungar abre la Galería El Callejón bajo la dirección de Casimiro Eiger quien suspende temporalmente su actividad como crítico de arte.

• Fernando Botero viaja a Florencia a continuar su formación artística en la Academia San Marcos.

• Alberto Zalamea y Marta Traba vuelven a Italia.

1954• Gustavo Rojas Pinilla inaugura el servicio de

televisión.• Se lleva a cabo la primera Exposición

Colectiva de Pintura Abstracta en la Biblioteca Nacional.

• Karl Buchholz se encarga de traer por primera vez a Picasso a la capital con �8 litografías numeradas y firmadas.

• Marta Traba se radica en Colombia. Inicia su primer programa en la Televisión Nacional: La rosa de los vientos y es nombrada profesara titular de historia del arte en la Universidad de América.

1955• Se lleva a cabo el Salón de Pintura

Contemporánea en el Museo Nacional. • Se realiza la Exposición Colectiva de Pintura

Abstracta en la Biblioteca Nacional, con el apoyo del Ministerio de Educación

• La Sociedad Colombiana de Arquitectos realiza la exposición Artes Plásticas en la Arquitectura.

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• Alejandro Obregón regresa a Colombia desde París.

• Fernando Botero regresa a Colombia de sus estudios en la Escuela de San Marcos en Florencia. Realiza una exposición individual en la Biblioteca Nacional en Bogotá.

• Judith Márquez realiza su primera exposición individual en la sala Gregorio Vásquez de Bogotá, y participa en la III Bienal Hispanoamericana de Arte en Barcelona en la cual obtiene el primer premio.

• Jorge Gaitán Durán inicia la edición de la revista Mito.

• Marta Traba realiza los programas El museo imaginario, Una visita a los museos y El abc del arte.

1956• Es organizado el Salón de Arte Abstracto

en la galería El Callejón. En esta muestra se presentaron obras de artistas colombianos junto a trabajos de Klee, Kandinsky, Mondrian y Arp.

• Se realiza la primera edición de la revista Plástica.

• Se abre la galería de arte El Caballito en manos de Cecilia Ospina de Gómez.

• Se inaugura la galería Cory.• Se realiza la I Bienal de arte del caribe y

del Golfo de México en Houston. Participan allí once artistas colombianos, y el primer premio es concedido a la obra Ganado Ahogándose en el Magdalena de Alejandro Obregón.

• Se lleva a cabo la primera versión del premio Guggenheim, galardón internacional de pintura, otorgado por la Fundación Gugggenheim de los Estados Unidos. Alejandro Obregón obtiene el primer premio en este certamen.

• Casimiro Eiger cancela sus programas en la Radiodifusora Nacional por discrepancias con el gobierno nacional y pasa a la emisora HJCK.

• Son suspendidos los primeros programas de televisión de Marta Traba. Inicia su actividad docente en la Universidad de los Andes.

1957• Se generan los disturbios en Bogotá que

acaban con la dictadura del General Rojas Pinilla. El poder lo toma una junta militar.

• Se realiza el X Salón Anual de Artistas Colombianos.

• Se lleva a cabo el Salón de Arte Moderno en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá.

• Eduardo Ramírez Villamizar inicia su actividad docente en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional.

• Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar, Enrique Grau, Edgar Negret y Guillermo Silva participan en la Bienal de Sao Pulo.

• Eduardo Ramírez Villamizar realiza el primer mural abstracto visto en Colombia (‘Composición en Ocres’ encargado por la empresa Bavaria).

• Se presenta la primera edición de la revista Prisma en manos de Marta Traba y colaboradores de la Universidad América. Se realizan �� números de esta revista a lo largo de este año.

• Se lleva a cabo el Primer Salón de Pintoras Colombianas o Residentes en Colombia organizado por la revista Prisma bajo el patrocinio de la compañía colombiana de seguros. Allí participan Lucy Tejada, Teresa Tejada, Marcela Samper, Sofía Urrutia, Cristina Wiedemann y Judith Márquez, entre otras.

• Marta Traba vuelve a la televisión con Curso de Historia del Arte y Ciclo de conferencias y continúa sus cursos en la Universidad de América y de los Andes.

1958• Se instaura el Frente Nacional. Inicia bajo el

mandato de Alberto Lleras Camargo.• Se realiza el XI Salón Nacional de Artistas.

En este, Fernando Botero obtiene el primer premio con su obra ‘Camera degli Sposi (Homenaje a Mantegna)’.

• Se lleva a cabo la retrospectiva individual de Edgar Negret en la Biblioteca Nacional.

• Marta Traba publica El museo vacío y comienza a escribir para la revista Mito.

• Se revoca el decreto por el cual se realizaría el Museo de Arte Moderno.

1959• Se inaugura el XII Salón Anual de Artistas

Colombianos.• Se edita el primer número de la revista Eco. • Se lleva a cabo el Salón de Pintura Moderna

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en Cartagena organizado por Cecilia Ospina de Gómez.

• Se realiza el I Salón Anual de Pintura en Barranquilla en el cual Alejandro Obregón recibe el primer premio.

• Se realiza la exposición �� pintoras en la Universidad de América.

1960• Se lleva a cabo la exposición �000 Años de

Arte Colombiano en el Museo Lowe de Coral Gables, Florida, curada por Marta Traba.

• Cecilia Porras, Lucy Tejada y Judith Márquez exponen en la Unión Panamerica de Washington.

• Se pública el último número (�7) de la revista Plástica.

• Marta Traba comienza a escribir para las revistas Lámpara y Semana.

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6�

hemerografía

Boletín de Programas de la Radiodifusora Nacional, número ��7 / marzo de �954 - número �74 / diciembre de �958.

Prisma, número � - número ��, editorial Mito, �957.

Plástica, número � - número �7, editorial Antares / Mito, �956 - �960.

“La televisión llega a Bogotá”, Cromos, número �9�5, marzo �5 de �954, p. �� - ��.

“Con el primer programa de anoche se ha despertado ‘fiebre de televisión’, El Espectador, junio �4 de �954, p. �.

“Con magnífico éxito se inauguró anoche la televisión en Bogotá”, El Tiempo, junio �4 de �954, p. �.

La República, junio �4 de �954, p. �.

“El arte en la educación”, El Tiempo, septiembre 4 de �954, p. 5.

“Tele-cultura”, El Tiempo, septiembre 6 de �954, p. 5.

“Alberto Zalamea”, El Tiempo, septiembre �4 de �954, p. 5.

“Televisión”, El Tiempo, diciembre �4 de �954, p. 5.

“Lo más destacado de la moda en �954”, El Tiempo, enero 7 de �955, p. ��.

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Marta Traba preparando el set para un especial de semana santa de Curso de historia del arte, �957 / 58.

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proyecto final para obtener el título de maestro en arte con énfasis en artes plásticas e historia y teoría del artedepartamento de arte / facultad de artes y humanidades / universidad de los andes

mayo de 2007