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ENTREVISTA A UN EX COMBATIENTE DE VIETNAM Por: Jenner Baquero Lo llamaré Patrick; tiene 47 años; nos encontramos en un barco crucero en Galápagos donde soy oficial; es 1997; echo números y calculo que el gringo tendría entre 17 y 25 años durante la guerra de Vietnam; no es muy alto; es colorado y rubio como su esposa con quien toma el sol en la cubierta del barco. ¿Do you where at Vietnam war? ; le madrugo al tipo sabiendo que en esa polémica guerra no les fue bien a los americanos y puede molestarle mi impertinencia; ¿what? contesta sorprendido, le repito la pregunta mientras él está pensativo; decide entonces contarme su historia en un inglés con acento del oeste. “Después del colegio en 1967 me llegó el telegrama de reclutamiento para ir a la guerra; en aquellos tiempos era muy triste y preocupante que te llamen para ir al combate por un país que no estaba de acuerdo con lo que ibas a hacer; luchar en una tierra ajena para impedir la expansión del comunismo. Me despedí de mis padres y fui a un campo de entrenamiento por alrededor de 6 semanas; allí te preparaban esencialmente en la instrucción formal, el desarrollo físico y la capacidad de tiro; si cumplías con los 3 requerimientos podías salir del campamento de reclutamiento; si por acaso tenías mala puntería, no te permitían abandonar el programa; debías quedarte allí como recluta hasta que aprendas a disparar bien; en mi caso estuve a poco de ser elegido para el programa de francotirador.

Entrevista a Un Ex Combatiente de Vietnam

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Por Jenner Baquero

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Page 1: Entrevista a Un Ex Combatiente de Vietnam

ENTREVISTA A UN EX COMBATIENTE DE VIETNAM

Por: Jenner Baquero

Lo llamaré Patrick; tiene 47 años; nos encontramos en un barco crucero en Galápagos donde soy

oficial; es 1997; echo números y calculo que el gringo tendría entre 17 y 25 años durante la guerra

de Vietnam; no es muy alto; es colorado y rubio como su esposa con quien toma el sol en la

cubierta del barco. ¿Do you where at Vietnam war? ; le madrugo al tipo sabiendo que en esa

polémica guerra no les fue bien a los americanos y puede molestarle mi impertinencia; ¿what?

contesta sorprendido, le repito la pregunta mientras él está pensativo; decide entonces contarme

su historia en un inglés con acento del oeste.

“Después del colegio en 1967 me llegó el telegrama de reclutamiento para ir a la guerra; en

aquellos tiempos era muy triste y preocupante que te llamen para ir al combate por un país que

no estaba de acuerdo con lo que ibas a hacer; luchar en una tierra ajena para impedir la expansión

del comunismo. Me despedí de mis padres y fui a un campo de entrenamiento por alrededor de 6

semanas; allí te preparaban esencialmente en la instrucción formal, el desarrollo físico y la

capacidad de tiro; si cumplías con los 3 requerimientos podías salir del campamento de

reclutamiento; si por acaso tenías mala puntería, no te permitían abandonar el programa; debías

quedarte allí como recluta hasta que aprendas a disparar bien; en mi caso estuve a poco de ser

elegido para el programa de francotirador.

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Vía Hong Kong llegué a Vietnam; el ambiente en las bases americanas era sumamente relajado; se

bebía y fumaba marihuana sin restricciones; los soldados reclutados no tenían allí un espíritu

combativo ni les motivaba la patria o el ejército para luchar; quizás era el amor propio, el espíritu

de cuerpo o el odio a los vietnamitas el motor que los empujase al combate.

Recuerdo la primera vez que me enfrenté a la muerte; salía de patrulla en un jeep con un oficial y

su chofer; era yo el hombre de seguridad; tomamos una curva en una carretera de tierra cuando

salió un ‘Charlie’ listo para dispararnos mientras nos alejábamos; levanté mi fusil y le disparé al

centro…entre sus hombros y lo ví caer… “; lo interrumpí allí para hacerle la infaltable pregunta del

pendejo novato: Patrick: ¿Lo mató?... su cara se enrojeció más al escucharme y me respondió: “A

la verdad no le pedí al chofer del jeep que pare para tomarle los signos vitales a

‘Charlie’…¡imagínate como podría yo vivir si cada vez que disparaba debía verificar si mataba o no

al enemigo¡

La guerra en Vietnam era como una ruleta rusa; podía ser que patrullases siempre y nunca te

encontrases al enemigo hasta que termine tu servicio; o podía ser que combatieses

continuamente y sin descanso en situaciones de alto riesgo en las cuales resultases muerto o por

lo menos muy herido por la fusilería o las trampas cazabobos; a la verdad era muy complicada la

misión en ese lugar no solo debido a lo numerosos que eran los comunistas enemigos sino porque

no podías distinguir si un campesino era del Vietcong o un simple agricultor.

En una ocasión hacía yo guardia en un punto avanzado de la selva; estaba sobre una garita muy

elevada cuando llegó sorpresivamente una patrulla enemiga quienes dispararon con sus fusiles y

artillería ligera sobre mi garita de la cual comenzaron a saltar las astillas…no había salvación para

mí y pensé que moriría irremediablemente a mis 17 años; así que decidí saltar desde semejante

altura…los segundos se hacían eternos en el aire; veía a los del Vietcong acercarse mientras

vaciaban sus alimentadoras para eliminarme; caí al suelo de muy mala manera…muy pronto

llegaron mis compañeros de escuadra y empezó un fuego cruzado infernal; pero había una gran

ventaja de nosotros sobre ellos; los vietnamitas eran campesinos patriotas sin preparación para la

guerra; disparaban un gran volumen de fuego pero sin efectividad; nosotros nos habíamos

preparado convenientemente en tiro y nuestros disparos eran letales; luego del combate alguno

de los nuestros murió y yo quedé herido por la caída; nosotros fuimos las únicas bajas del

enfrentamiento; ellos en cambio sufrieron un duro revés.

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Después de una larga operación militar podíamos salir a Saigón para beber en algún bar, pelearnos

y finalmente buscar una mujer con quien pasar un buen momento…éramos muy jóvenes para

entonces; Saigón era la ciudad de la perdición; había mucha vida nocturna por entonces; a la

verdad era mejor estar allí que en los EEUU.

Al terminar mi servicio volé nuevamente hacia mi país vía Alemania; llegar a Estados Unidos desde

Vietnam en 1969 no era demasiado motivante; la gente te insultaba en el aeropuerto y en las

calles llamándote criminal o asesino de campesinos y niños o te llamaban de plano “violador”; el

ambiente era absolutamente hostil y adverso al soldado americano; yo jamás fui violador o

asesino de niños…solo fui a servir a mi país por una causa que entonces se creía justa; pero como

soldado uno no tenía elección; ibas a la guerra, te escapabas a Canadá o ibas preso por traidor a tu

país…”

Nos quedamos pensativos Patrick, su esposa y yo mientras cae el atardecer sobre las Galápagos;

se levantan entonces para ir a su camarote mientras estrechan mi mano y me invitan a visitarlos

algún día en los Estados Unidos.