Entrevista Arthur Rubinstein

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  • 8/9/2019 Entrevista Arthur Rubinstein

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    por Rosa Mara EcheverraDONDE VIVEN LAS PALABRAS

    ENTREVISTA

    SABIDURA DEL AYER

    ARTHURRUBINSTEIN

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    Hemos sufrido mucho. Esta

    circunstancia hace que, en general,

    todo poseamos mayor sensibilidad

    Rubinstein:Mi

    ascendencia

    juda me

    beneciNo he vuelto a Alemania. Hitler mat a

    muchas personas de mi familia

    Seor Rubinstein nos conocimos hace

    siete aos. Entonces me pareci usted un

    viejo personaje legendario. Uno de esos

    personajes que nacen y mueren en aque-

    llas leyendas polacas que usted escuch

    de nio all en Lodz. Podra ser perfecta-

    mente el dios del viento por su aire etreo,

    o el rey del invierno, con el pelo convertido

    en escarcha.

    Aquel da escrib.. . Los grandes artistas,

    los grandes pianistas, los grandes genios,

    cmo viven?

    Arturo Rubinstein vive en el Palace.

    Los grandes artistas, los grandes pianistas,

    los grandes genios, qu tienen?

    Arturo Rubinstein tiene una voz profunda,

    maravillosa, con mil sensibilidades y mil

    msicas dentro.

    Los grandes artistas, losgrandes pianistas, los gran-

    des genios, en qu se dis-

    tinguen?

    Arturo Rubinstein se distin-

    gue por su losofa, por sus

    dedos anchos y sus manos

    cortas, -manos de no pia-

    nista-, por su pelo blanco y

    hueco, como una aureola de

    algodn, por saber colgar el

    telfono a los inoportunos

    con la mayor educacin del

    mundo, por tener muchos

    pianos y por ser Arturo

    Rubinstein.

    Pero han pasado ya siete

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    aos.

    LODZ

    En el saln del hotel toca una orquesta.Su msica es triste. De vez en cuando se

    paran, respiran hacia adentro, toman

    impulso y de los violines arrancan unas

    sevillanas que suenan como un lamento

    de lobos. Todos pensamos en el maestro

    y en su sensibilidad musical mortalmente

    herida por este golpe bajo. Pero no. Todos

    sufrimos menos el maestro, que parece

    que est escuchando una msica celestial.

    Mi vida? Mi vida no tiene inters.

    - S, maestro. Tiene mucho inters.

    -Oh, no! Yo soy ya viejo...

    - No, maestro. Tiene mucho inters.

    -Por qu no buscan un pianista joven y

    desconocido?... Yo ya tengo ochenta y tres

    aos.

    A mi mano se le escapa un gesto sorpren-

    dido. Las manos tienen un lenguaje incon-

    fundible y misterioso que las delata cons-

    tantemente.

    -S, seorita... Ese gesto le va muy bien.

    Ochenta y tres aos son muchos aos. Ah!

    Yo ya he contado todo... Todo est escrito.

    Todo publicado. He hecho una pelcula de

    mi vida.

    Una pelcula dirigida por Francois Rei-

    chenbach, que lleva por ttulo: A r t h u r

    Rubinstein, lAmour de la vie, que se pre-

    sent en el Festival de Cannes.

    -En esta pelcula ya lo he dicho todo.Qu

    ms pueden saber de m? Ya lo saben!

    Quin soy? De dnde vengo? A dnde

    voy?

    La pelcula ha sido un xito. Una enorme

    sonrisa... A m, la pelcula me dio la

    impresin de verme desnudo

    - Tambin escribo mis memorias.

    - Seor Rubinstein... siempre escribe sus

    memorias. Hace siete aos ya las estaba

    escribiendo. Es un largo trabajo...

    Un traje gris impecable. Las cejas pintadas

    con lpiz oscuro.

    -Qu quieren saber de m? Qu quieren

    saber ms de lo que saben? Quin soy?

    De dnde vengo? A dnde voy?

    Pero de dnde viene Arturo Rubinstein,el hombre de origen judo, polaco de naci-

    miento y con un pasaporte americano en

    la cartera?

    Y all, entre esas primeras sombras y luces

    de los primeros recuerdos se encuentra

    aquella pequea villa de Polonia, Lodz,

    conocida como el Manchester de Polonia,

    que recuerda una ciudad americana del

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    pasado siglo, industrial y trabajadora. All

    se instal la familia Rubinstein. Primero

    llegaron los alemanes y construyeron tela-

    res. Despus llegaron los judos y constru-

    yeron grandes fbricas. Una de ellas, ni

    demasiado, grande ni demasiado pequea,

    perteneca al padre de un gran artista.

    Y la voz que rompe las barreras del tiempo.

    La primera voz de aquel nio judo que por

    primera vez aprendi a amar la vida all

    en Lodz.

    JOYA

    Arturo Rubinstein naci casi de casuali-

    dad, casi de sorpresa... Insist mucho para

    venir al mundo, explica riendo. Cuando lo

    hizo, una de sus hermanas ya tena diecio-

    cho aos. Como toda hija de familia media

    daba clases de piano. Sin nada de talento.

    Sin ninguna condicin Ninguna, nin-

    guna. Pero el primer sonido que aquel

    nio oy fueron voces de piano.

    -Es cierto, seor Rubinstein? Es cierto

    que se acuerda todava, a pesar de los aos,

    de aquella casa suya? De aquella infancia

    suya? Del piano que se encontraba junto

    al dormitorio de sus padres...? De aque-

    llos das de primavera, cuando descubra el

    amanecer tocando el piano? De aquel pre-

    ceptor de sus hermanos, al que detestaba

    cordialmente por el mal olor de sus botas,

    casi ms altas que usted...? De sus sueos,

    de sus largos sueos, cuando deseaba ser

    mayor para poder tener una contera para

    usted solo...?

    Se acuerda? Aquel nio tena entonces tres

    aos. Y en la esquina de su casa estaba la

    contera. Pero Arturo Rubinstein cuando

    pudo comprarse no una, sino trescientas

    conteras, descubri con tristeza que ya

    no le gustaba el chocolate... Una pequea

    leccin en su vida que se transform en

    una mxima losca... Cuando se llega a

    conseguir un ideal se desvanece.

    -Oh!... Todo est dicho de m! Yo ya soy

    viejo.

    -Viene su apellido, seor Rubinstein de

    una larga familia juda A sus antepasados

    les obligaron a cambiar el nombre. Fue un

    hermoso cruce de clases. Aquellas familias

    poseedoras de fortunas tenan el privile-

    gio de elegir un nombre de joya. Y su fami-

    lia eligi el rub, pedazo de corazn. Los

    judos menos afortunados podan adjudi-

    carse un nombre de or, pedazo de jardn.

    Y aquellos otros, desheredados de la suerte

    se conformaban con llamarse con un nom-

    bre discreto y humilde. Nombre de piedra

    o de nube.

    -Mi ascendencia juda me beneci. Entre

    nosotros no hay grandes msicos, no hay

    grandes genios. No tenemos un Bach ni

    un Mozart ni un Chopin. Pero, en cambio,

    poseemos grandes intrpretes.

    -Existe alguna razn especial para ello?

    -S. Hemos sufrido mucho. Esta circuns-

    tancia hace que, en general, todos posea-

    mos mayor sensibilidad. Tenemos el poder

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    de transmitir al pblico nuestro senti-

    miento. Llevamos la msica muy dentro.

    Llevamos la msica en el alma...

    El dolor. El dolor de un pueblo transfor-

    mado en msica. El alma juda y ese gran

    desgarrn de toda una raza.

    -Es cierto, seor Rubinstein, que despus

    del catorce no ha vuelto a pisar Alemania?

    -No, no he vuelto a Alemania. Hitler mat a

    muchas personas de mi familia...

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    tamente al revs de lo que sucede con el

    resto de los mortales Por qu?

    -Nunca he terminado un concierto con la

    esperanza de que sea algo grande. Para

    m los conciertos son una ventanita para

    el futuro. Yo s que la vez siguiente saldr

    mucho mejor.

    Nunca, nunca ha sentido Rubinstein la

    tentacin de componer? Todos los gran-

    des pianistas de su juventud eran compo-

    sitores. Ah estaba el gran Lizst, el melan-

    clico Chopin Pero Arturo Rubinstein

    se convenci pronto de que no era ste

    su camino. Como compositor se le puede

    considerar muy mediocre. Pero pronto se

    hizo a la idea de no ser un gran msico,

    sino un gran pianista. Ellos son los gran-

    des Beethoven, Mozart, Bach, Chopin,

    ramas de un mismo rbol.

    -Tambin los grandes genios tienen

    miedo?

    -S, yo siempre tengo miedo... Siempre

    tienes la angustia de que no has acertado.

    Con la esperanza para el futuro. Siempre

    con el miedo, en la vida, de que lo que haselegido no sea lo mejor.

    -Es fcil esta compenetracin con el

    pblico?

    -Depende. Una condicin para tocar, para

    tocar bien, es querer al pblico. Quererle

    con todo el alma, con todas las fuerzas. Yo

    no puedo conquistar al pblico. El pblico

    es el que me tiene que conquistar a m.

    Arturo Rubinstein tiene miedo a la muerte.

    Tiene miedo a no querer morir, a no acep-

    tar la dignidad de su propia muerte. Por

    eso prefiere una muerte accidentada y

    violenta. Pero si muere en su cama, en esa

    ltima nota de piano que es un quejido, su

    mujer le ha prometido colocar un disco del

    Quinteto de cuerda de Schubert ...

    Y todo ser la misma msica.

    ROSA MARA ECHEVERRA

    Entrevista publicada en el peridico Nuevo

    Diarioel 22 de marzo de 1970. Supuso un

    reencuentro con la magia universal de la

    msica ya que sus propias palabras resonaban

    con la armona de un teclado que recorre los

    entraables caminos del corazn. Un encuentro

    de los que nunca se olvidan con el seor de la

    msica.

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    ARTHUR RUBINSTEIN

    Pianista polaco, naci en Ldz, Polonia, el 28

    de enero de 1887 y falleci en Ginebra el 20 de

    diciembre de 1982. Fue nombrado por The New

    York Times como uno de los grandes pianistas

    del siglo XX.

    El temperamento romntico de Rubinsteinle permiti interpretar de forma magistral a

    Brahms, Schumann y Beethoven, pero fue en

    Chopin donde alcanz una rica y detallada ex-

    presin, un rigor insuperable y la ms clida de

    las lecturas piansticas. En el repertorio de Ru-

    binstein no faltaban tampoco los compositores

    modernos como Ravel, Stravinski, Villa-Lobos

    y Poulenc. En 1916 el propio rey Alfonso XIII

    le haba proporcionado un pasaporte espaolpara que pudiera viajar libremente en sus

    recitales en plena I Guerra Mundial, y en 1946,

    terminada la segunda gran contienda, tom la

    nacionalidad estadounidense.

    En 1976 una progresiva ceguera le apart

    difnitivamente del teclado, pero su portentosa

    vitalidad y su lcido sentido crtico le tuvieron

    hasta su muerte interesado por los problemas

    culturales, y particularmente por la msica,

    que tuvo en l a uno de los pianistas ms

    destacados del siglo.