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Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal
Sistema de Informacin Cientfica
Campos Garca, Juan ElasEl desconocimiento del s mismo: presupuestos epistemolgicos nietzscheanos en el pensamiento freudiano
Ciencia Ergo Sum, vol. 20, nm. 1, marzo-junio, 2013, pp. 71-79
Universidad Autnoma del Estado de Mxico
Toluca, Mxico
Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista
Ciencia Ergo Sum,
ISSN (Versin impresa): 1405-0269
Universidad Autnoma del Estado de Mxico
Mxico
www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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71CIENCIA ergo sum , Vo l . 20-1 , ma rz o - j un i o 2013 . U n i ve rs i d a d Au t no ma d e l Es ta d o d e M x i c o , To l uc a , M x i c o . Pp . 71-79 .
Introduccin
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el pensamiento
europeo era dominado por el positivismo que, bajo la idea
de progreso, presentaba una reorganizacin de la sociedad a
partir de la industrializacin y la tecnicacin; la naciente clase
burguesa fomentaba la idea del capital privado y el trabajo
asalariado; mientras que el individualismo y la libertad eran
una condicin natural del hombre como superacin cultural
de vinculacin social. La idea de evolucin se respiraba en el
viejo continente, justicando una explicacin de la sociedad
a partir de la competencia social con Spencer, y la armacin
Recepcin: 23 de febrero de 2012
Aceptacin: 17 de octubre de 2012
* Universidad del Valle de Mxico, Campus Hispano, Mxico.
Correo electrnico: [email protected]
Se agradecen los comentarios de los rbitros de la revista.
El desconocimiento del s mismo:
presupuestos epistemolgicos nietzscheanos
en el pensamiento freudiano1
Juan Elas Campos Garca*
Resumen.Se realiza una reexin epistemolgica para develar no slo las coincidencias
y paralelismo entre Nietzsche y Freud, sino tambin para indagar sobre la inuencia del
pensamiento nietzscheano como marco de referencia que permite entender el desarrollo
conceptual del padre del psicoanlisis. El pensamiento losco de una poca se diluye y forma
parte de una manera de entender al hombre y desde esta premisa, posiblemente la losofa
irracional de Nietzsche contribuy para los novedosos planteamientos psicoanalticos que
revolucionaron las propuestas de tratamiento en salud mental.
Palabras clave:voluntad de poder, conciencia, moral, espontaneidad.
The Unknown in Ourselves: Epistemologic Nietzchean Premises in Freudian Thinking
Abstract.This essay attempts to make an epistemological reection to reveal not only
similarities and parallels between Nietzsche and Freud, but also to investigate the inuence
of Nietzschean thinking as a reference for understanding the conceptual development of thefather of psychoanalysis. The philosophical thought of an era is diluted and is part of a way
to understand the man and from this premise, possibly the Nietzsche irrational philosophy
contributed to the innovative approaches of psychoanalysis that revolutionized the proposals for
mental health treatment.
Key words:will power, conscience, moral, spontaneity.
de una linealidad evolutiva entre las culturas, cuyo grado ms
excelso era el hombre europeo a decir de Edward B. Taylor
(De la Cruz, 2009). En este clima intelectual aparece un revs
a la vanidad europea, la publicacin del Origen de las especies
de Charles Darwin, en 1859, obra que pone en tela de juicio
1. El presente trabajo se desprende del proyecto de investigacin Epistemologa de
la psicologa en la UVM Campus Hispano. Para una referencia puede consultarse
a Campos et al. (2011) Una aproximacin epistemolgica a las psicologas en
Lmite Revista de Psicologa y Filosofa. Vol. 6, Nm. 23, pp. 73-85; Campos et al.
(2012). Fenomenologa y psicologa fenomenolgica en Revista Intercontinental
de Psicologa y Educacin. Vol. 14, Nm. 2, pp. 11-32.
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72 CAMPOSGARCA, J. E. ELDESCONOCIMIENTODELSMISMO: PRESUPUESTOSEPISTEMOLGICOSNIETZSCHEANOS...
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la supuesta grandeza del hombre, ste es slo una especie
ms que tiene un parentesco con el mono. Simultneamente
la idea romntica de una naturaleza, cuyo poder creativo era
difcil de entender bajo la mirada del positivismo, aliment
la sagacidad de un singular autor que se dedic a indagar la
genealoga de la moral occidental: Nietzsche.
En este contexto, la psicologa enfrentaba un problema
demasiado serio, la propuesta epistemolgica del positivismo
reduca cualquier suceso social e individual a mera recoleccin
de evidencia observable de manera directa o indirecta en cir-
cunstancias controlables. Hay dos reas de estudio que trataban
de justicar la prctica psicolgica en los laboratorios, por un
lado, tenemos una psicologa siolgica que meda tiempos de
respuesta y umbrales sensoriales, por el otro, una psicologa
estructuralista que intentaba hacer objetivo lo subjetivo. En el
campo de la atencin sanitaria, la psicologa slo se dedicaba a
la medicin de la inteligencia bajo las premisas que aportaba la
teora de la evolucin y la propuesta pragmtica de los psiclo-gos funcionalistas; mientras la atencin de los padecimientos
de orden emocional quedaba relegada a la psiquiatra, lo que
reduca el sntoma a mera falla funcional en el cerebro.
Un enfermo mental era un individuo dbil, cuya cura se
buscaba en la reprogramacin de hbitos en combinacin con
la aplicacin de medicamentos que lo sedaban para mantener
un nivel bajo de funcionalidad, o en el peor de los casos, la
lobotoma y encierro en espacios psiquitricos para evitar
la alteracin del orden social. Entendida as, la intervencin
mental se diriga a la eliminacin del sntoma por cualquier
medio, aunque desaparecerlo no implicaba erradicarlo, pues elsntoma puede entenderse como una expresin simblica de
un problema psquico en el individuo. Esta aseveracin freu-
diana saca la vida psquica del rea mdica e inaugura un rea
de estudio denominada psicoanlisis. Entender esta innova-
cin es posible si nos situamos en el pensamiento de la poca
que le toc vivir a este autor, pues es bien sabido que ningn
personaje puede escapar de su condicin histrico-social que
le ha tocado vivir, y en el caso de Freud es importante mostrar
la fuerza que los escritos polmicos de Nietzsche tuvieron
para trastocar su formacin mdica-biolgica.
El presente artculo traza no slo un paralelo entre ambos
pensadores, sino que tambin demuestra que hay ciertos
pasajes de los escritos polmicos nietzscheanos que posible-
mente sirvieron como premisas epistemolgicas psicoana-
lticas.2En otras palabras, gracias al espritu irreverente de
Nietzsche, Freud pudo proponer una interpretacin distinta
de los problemas de orden emocional, pues segn palabras
de Freud: Nietzsche fue uno de los primeros psicoanalistas
y resulta sorprendente hasta qu punto su intuicin se anti-
cip a nuestros descubrimientos (Entrevista de S. Viereck
para Glimpses of the Great en 1930; citado en Fernndez,
2001: 20).
1. La voluntad de poder
Nietzsche es un pensador controvertido y polmico, susescritos podan agradar o no, lo cierto es que despus de
leerlos cualquier lector era tocado por sus palabras; no inten-
tamos realizar un anlisis riguroso del pensamiento nietzs-
cheano pues para nuestros nes slo es interesante discutir
dos nociones: voluntad de poder y Superhombre. Siguiendo
el pensamiento romntico de Schopenhauer y Schelling,
Nietzsche plantea un poder creativo que puede llevarnos
hacia la superacin3del hombre, en As habl Zarathustra
menciona una tendencia en los seres para autodeterminarse
y perfeccionar su ser; aunque en el caso del hombre, ste ha
desperdiciado tal poder retrocediendo hacia una animalidadque da vergenza y risa. El hombre se engaa, piensa que ha
dejado de ser un gusano sin darse cuenta que an hay mucho
de ello en l (Nietzsche, 2002).
Esta idea nietzscheana nos hace recordar el planteamiento
de la Naturphilosophie sobre la gran escala de los seres, la
imagen de un mundo que se ordena jerrquicamente segn el
desarrollo espiritual de las diversas formas de vida que van des-
de el organismo ms simple, pasan por el hombre y culminan
con la divinidad (Bossi, 2008); este orden aunque progresivo
comparte un principio que es comn a todos los seres: el poder
creativo de la naturaleza. Para los romnticos, la naturaleza
es creadora de seres, sus productos se diferencian segn la
cantidad y organizacin de los elementos que los constituyen.
A manera de analoga imaginemos a un dibujante y a un
pintor, ambos crean una imagen pero no con la misma calidad,
pues un dibujo dista mucho de la metfora que expresan los
colores y las imgenes en un cuadro. El pintor debe contar
con la habilidad del dibujante, pero no se queda en eso, su
calidad artstica rebasa los trazos que aquel realiza con carbn.
La diferencia entre ambos puede ser la prctica o la habilidad,
2. Hay un personaje central que pudo jugar un papel mediador entre el pensamiento de
ambos autores, Joseph Paneth, amigo de Freud y quien probablemente interpretara
los texto nietzscheanos para ste; lase el artculo de Lehrer, R. Freud and Nietzsche,
1892-1895 en J. Golomob; W. Santaniello y R. Lehrer (1999). Nietzsche and depth
psychology.State University of New York, pp. 181-203.
3. El hombre es un paso hacia otra cosa, un momento de evolucin donde el ser humano
alcanza su forma definitiva, en eso consiste superarse: la realizacin plena de lo
humano. La crtica nietzscheana se dirige hacia esa idea que considera al hombre
como un ser que est al cuidado de una divinidad y que rige su vida por medio de
valores que lo domestican cual borrego.
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una disposicin innata o adquirida, aunque en principio como
dice Nietzsche cada ser humano tiene esa voluntad que puede
llevarlo a convertirse en Superhombre.4
El problema es que los seres humanos ignoran esta volun-
tad de poder5al perderse en un nivel inferior en la gran escala
de los seres. En un primer momento parece que la propuesta
nietzscheana apunta hacia un desprecio de todo rastro ani-malesco, superar aquello que de gusano hay en nosotros por
medio de una moral y la pureza del alma racional.6No es
as. La crtica va en direccin contraria, el alma racional y la
moral son los eslabones que aprisionan el surgimiento del
Superhombre; despreciar el cuerpo se convierte en un ideal
virtuoso cuyas prcticas ascticas llevan hacia un desconoci-
miento del hombre (Nietzsche, 2002).
El alma se pierde en los encantos de una ilusin esttica que
aspira al reencuentro con la perfeccin tratando de esconder
en lo ms profundo de su ser las pasiones y deseos irraciona-
les que enturbian y producen un malestar en la vida social; sihacemos memoria, desde Platn hasta Descartes, la losofa
pens al hombre como distinto de los dems seres vegetativos
y sensitivos aunque unido a ellos por medio de las necesidades
corporales; esta distincin radicaba en una razn desencarnada
y un mundo social regido por un actuar consciente y volitivo
que intentaba esquivar sus miserias y huir de sus tormentos
pero que silenciosamente satisfaca los llamados de la vida en
un lugar recndito del alma (Nietzsche, 1985).
Aunque el hombre lograse colocarse en un lugar privilegia-
do dentro de la gran escala de los seres, quedaba en su alma
una sensacin incmoda, su linaje con el mundo animalescoestaba presente; el cuerpo y sus apetitos era la sombra que
oscureca la distancia entre l y los ngeles, las sensaciones
corporales se convierten en una enfermedad que buscaba
sanarse por medio de un discurso que promueve reprimir su
vitalidad (Nietzsche, 2002). En otras palabras, el alma racio-
nal est aprisionada en la crcel de carne, huesos, lquidos y
olores, una anatoma del asco que conjugaba lo bueno con lo
agradable y lo malo con lo desagradable dentro de una visin
esttica: el buen gusto como ideal del yo.
En la poca que vivi Nietzsche un gusto renado se ex-
presaba en un hombre prudente y razonable, quien poda jalar
las riendas del caballo desbocado, animal que representaba el
poder de la naturaleza; surgiendo la conciencia moral como
mediador entre las necesidades del cuerpo y las buenas costum-
bres a costa de que esta conciencia tenga un destino trgico; la
fuerza creativa le juega bromas que la perturban, la confunden,
la desquician, le hacen lo que desea, desde aigirse dentro del
dolor hasta regocijarse en el placer (Nietzsche, 2002).
La magnicencia del alma racional es exhibida en esta idea
nietzscheana como sierva de la voluntad de poder, la volicin
y el pensamiento pueden ser usados por esta voluntad, ejecu-
tando actos y sentires sin previo aviso. Hasta aqu, Nietzsche
pone en escena dos puntos importantes: primero la idea de
una fuerza vital que alimenta la actividad del hombre; segundo
el surgimiento de la conciencia moral que intenta apaciguar
esta fuerza. En este punto, podemos decir que el pensamiento
nietzscheano no slo presenta similitudes con los postuladosfreudianos, sino que Nietzsche prepara el marco epistemo-
lgico donde cuatro entidades psquicas freudianas cobran
sentido: ello,yo, superyy represin.7
2. La moral y el ocultamiento de la voluntad de poder
En trminos nietzscheanos la actividad consciente es fruto
del poder creativo de la vida, encargada de cuidar la energa
y los actos del hombre guindolo hacia el despertar del Su-
perhombre. Aunque en lo mundano8sucede lo contrario, la
conciencia moral mantiene al hombre en los lmites de suanimalidad al castigarlo y avergonzarlo. Podemos ver que
estas ideas nietzscheanas son retomadas en la explicacin
freudiana de la actividad psquica del hombre por medio de
un esquema dinmico,9una instancia psquica denominada
yosujeta a las necesidades del elloy sirviendo como media-
dor entre ste y el mundo externo. Elyotendr que sopesar
cundo dar resolucin a una exigencia del ello segn las
4. En el Superhombre se realiza la forma plena del ser humano al retornar hacia la fuerza
creativa de la vida para reafirmarse como espritu creativo, dueo de s mismo y libre.
5. Fuerza que est en lo profundo de nuestro ser, inconsciente, espontnea, creativa,
que se alimenta a s mi sma y que pugna por existir y existir siendo ms.
6. El alma racional refiere a la parte superior del alma humana, caracterizada como inmorta
y divina, mediante sta se alcanza el conocimiento y una vida buena y justa, contraria
al alma pasional y sensitiva donde se encuentran el deseo y los apetitos carnales.
7. Mecanismo inconsciente cuya esencia consiste en rechazar y mantener alejado de
lo consciente determinados elementos que comprometen al yo.
8. Una vida mundana es aquella donde el hombre se conforma con seguir sus instintos
bsicos mostrndose apacible, renuente, dcil y simple; renunciando a su derecho
de realizar plenamente su ser o devenir en Superhombre retornando a su instinto
vital: la voluntad de poder.
9. El psicoanlisis freudiano presenta dos modelos de la estructura psquica; el primero
denominado topolgico donde la psique se divide en regiones (lo consciente, lo
preconsciente y lo inconsciente) mientras que el segundo modelo presenta una
actividad energtica de tres fuerzas. Grosso modo, el ello se refiere a la actividad
energtica que deviene de los instintos (sexual y autoconservacin) regido por el
principio de placer; el yomienta las actividades de atencin, conciencia, volicin
y vigilia bajo el principio de realidad; el supery es la actividad psquica originada
por la interiorizacin de las normas morales que expresan el ideal del yo.
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condiciones sociales, este proceso de resolucin puede tomar
dos vas: demorar la demanda hasta un momento adecuado o
silenciarla (Freud, 1923). A decir del padre del psicoanlisis,
elyoes una entidad psquica que deviene de la actividad del
ellopara cumplir la tarea de regular sus necesidades dado
que sin conciencia no puede haber resolucin de la tensin
placer-displacer. El conicto psquico acaece cuando las
exigencias del elloson contrarias no a la conciencia sino a
su ideal; elyodebe mantenerse dentro del orden social y sa-
tisfacer las pulsiones del ellodentro de este orden. Los ecos
nietzscheanos de la tragedia resuenan en Freud, el olvido del
Superhombre queda fuera de todo acto de conciencia cuando
se adormece la voluntad de poder, entonces los individuos
se conforman con la supervivencia de la especie dentro del
orden moral (ver gura 1).
El esquema puede ser un tanto pretensioso al proponer un
modelo psicoanaltico en el pensamiento de Nietzsche, lo que
buscamos no es una reduccin psicoanaltica del pensamientode este autor, sino evidenciar cmo ciertas ideas nietzscheanas
sirven como una condicin de posibilidad para realizar una
interpretacin distinta del hombre y su actividad psquica. En
el esquema se muestra un proceso dinmico entre la voluntad
orgnica y la conciencia, sta se encuentra en tensin hacia
adentro con la voluntad orgnica y hacia afuera con el orden
social, en palabras freudianas: el yo media entre las exigencias
del ello que se rige bajo el principio de placer y su resolucin en
la cotidianidad a partir del principio de realidad (Freud, 1940).
El comienzo de la tragedia tiene como camino un mecanismo
creado por la conciencia que permite depositar necesidades de
la voluntad orgnica fuera del orden social a partir de lo que
Nietzsche denomina olvido activo (Nietzsche, 2000).10
Para Nietzsche, la conciencia racional tiende a silenciar
la voluntad de poder que crea la vida, sumindonos en la
ignorancia y engandonos al decirnos que nos conocemos,
pero no nos conocemos porque nunca nos hemos buscado(Nietzsche, 2002); aquello que se conoce es una articialidad
fruto de una moral esttica que crea un distanciamiento en el
hombre; el s-mismoy el yo se apartan y pierden contacto, la
voluntad de poder deviene fuerza inconsciente que se pierde
en lo bueno y lo malo. Slo somos aquello que aceptamos
moralmente y negamos lo que brota como fuerza inconscien-
te, esto quiere decir que nos alejamos de nuestra voluntad
de poder y nos conformamos con la satisfaccin parcial de
nuestros instintos bsicos:11un proceso de domesticacin de
la lbido; de ah que Nietzsche sentencie: De nadie estamos
ms lejos que de nosotros mismos, no somos conocedoresde nosotros mismos (Nietzsche, 2002: 266).
Freud har suya esta sentencia para esbozar una crtica
hacia la psicologa del yo que se aparta de aquello que le da
sustento y es fuente de todo acto, si su indagar se concreta
en esa capa tan supercial y frgil, el conocimiento resulta
mera desilusin de un porvenir que se vuelve incmodo en
el hombre. El escenario est puesto para el establecimiento
del conicto psquico, Freud sentencia con Nietzsche que
aquello ms ntimo es lo ms desconocido, lo inconsciente
es el stano donde los hombres guardan sus deseos y eso
asusta porque stos poseen una vitalidad que seduce lossentidos y enloquece la razn; la estrategia psicoanaltica
para apaciguar este conicto psquico radica en que el yo
tienda hacia la conquista progresiva del ello(Freud, 1923).
Aunque Nietzsche estara en desacuerdo.
La voluntad de poder es demasiada realidad para un par
de ojos y una muestra de la incapacidad de controlar la es-
pontaneidad de la vida por parte del alma, as su seguridad
resulta endeble: no nos conocemos, quines somos realmente,
marionetas de las pulsiones de la vida! La voluntad de poder
resulta una fuerza contraria y amenazante para la comodidad del
alma; la tragedia del hombre se resumen en una contradiccin
que parece irremediable, el costo por convertirnos en seres
civilizados tiene como principio el abandono de la vitalidad a
partir de establecer un no mecanismo que niega y esconde
lo que somos. Nietzsche nos narra un mundo de fuerzas cuyo
campo de batalla se da en el interior de todo hombre, tragedia
humana que se mantiene oculta mediante la fuerza del olvido.
Contrario a lo que se piensa, el olvido es una actividad de
la conciencia encargada de seleccionar aquellas sensaciones
viscerales y afectivas que pueden oscurecer la claridad del
10. Un intento similar puede encontrarse en Marietn, H. Nietzsche y la mala conciencia
en Dinmica. Vol. 1, Nm. 4. El autor realiza cuatro esquemas donde se muestra
claramente la ruta que puede desprenderse de las ideas nietzscheanas sobre el
surgimiento de la mala conciencia en el devenir de la vida social y psicolgica del
hombre; adems seala fragmentos textuales de las obras nietzscheanas y ciertos
fragmentos de Ernest Jones, bigrafo de Freud donde explcitamente se muestra
la influencia de Nietzsche sobre el padre del psicoanlisis.
11. Los instintos bsicos mientan la parte animalesca del hombre: comer, beber, dormir,
copular.
Figura 1. Modelo nietzscheano del psicoanlisis.
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pensamiento, este carcelero vigila sigilosamente las sensaciones
corporales y si alguna de ellas intenta salir a la luz bloquea su
paso ante cualquier seal de irrupcin (Nietzsche, 2000). Es
una paradoja, cierta parte de la voluntad de poder (transfor-
mada en alma) gasta energa para evitar que ciertas vivencias
lleguen a la conciencia asegurando una convivencia placentera
en el hombre. As, el olvido se convierte en una condicin de
cordura que como guardin mantiene un estado de bienestar
y felicidad entre los hombres y consigo mismo. El olvido ase-
gura la etiqueta social de una vida civilizada (Nietzsche, 2000).
Esta condicin de renuncia y pago como bienvenida al
mundo social alimenta una premisa psicoanaltica que explica
el mecanismo psquico que sostiene la estructura mental del
hombre actuando de dos maneras: a) dejando en el incons-
ciente aquellas huellas mnmicas que por ningn motivo
deben salir a la luz, y b) si algunas logran emerger hacia la
conciencia, elyo,mediante represin, los desplazar hacia el
inconsciente para evitar conictuarse; sin tal mecanismo lafuncionalidad psquica del individuo se rompe y la vida social
se desintegra (Freud, 1940). De esta manera, la represin freu-
diana hace eco de esta funcin activa del olvido que gesta una
estructura neurtica como condicin de normalidad social.
Siguiendo el espritu nietzscheano, Freud establece el punto
de partida hacia la domesticacin del instinto de placer y la
sublimacin del instinto de destruccin cuyas consecuencias
son la diversidad de patologas que atormentan al hombre y no
le permiten dejar su animalidad. Este mecanismo que trata de
someter y silenciar el lenguaje de rganos y sensaciones corpo-
rales se pone en marcha por medio del establecimiento de unamala conciencia que no es una actividad externa del individuo,
al contrario se implanta dentro de l (Nietzsche, 2000). Este
centinela que mantiene a raya los instintos nos vislumbra la
aparicin de la tercera estructura psquica freudiana: el supery.
Nietzsche localiza el conicto del hombre en el surgimiento
de una legalidad moral pues si bien toda sociedad necesita
de normas que regulen la convivencia entre los individuos,
el embrollo se anuda en una legalidad esttica que busca el
abandono y renamiento de la animalidad. La bsqueda del
ideal asctico, como puricacin de las pasiones y los placeres,
es un atentado contra la voluntad de poder, fuerza creativa
que como una or que vive en el bosque se marchita una
vez que se ha colocado dentro de un orero que sirve para
adornar una habitacin o mueble. Podemos decirlo de otra
manera: el deseo incesante de una racionalidad por encuadrar
dentro de su propia naturaleza la expresin seductora de la
vida se convierte en el mundo inspido de una sociedad que
pone en juego diversos dispositivos de castigo y vigilancia
bajo la premisa de que entre ms control se tenga sobre las
emociones ms educado se es.
El hombre se pierde en su bsqueda del bien a partir de
una asctica esttica, los buenos modales y el anonimato de
los deseos mundanos que nunca se acaban son parte de una
patologa de lo moral que, contrario a lo que intenta, trae
consigo una doble moral que carga de excesos y culpa la vida
del hombre. Podemos decir con Nietzsche que la razn es
una enfermedad que envenena el corazn y enfra la voluntad
de poder, creando subterfugios como pago por derecho de
piso al insertarse dentro del escaparate donde todas las cosas
son buenas! (Nietzsche, 2000).
La ley moral se encaja en lo ms ntimo del hombre, des-
bordando los lmites de la conciencia; el cuerpo se convierte
en el seno de la legalidad moral, un mecanismo tan no que
parece normal como si as hubiese nacido el hombre. La ex-
hortacin nietzscheana busca liberar al Superhombre de los
lastres de una animalidad que se agela a partir de los modales;
la exaltacin del placer no est por las necesidades del cuerpo,
sino por esa mala moral que se lava las manos con agua sucia.Los predicadores del mundo apolneo realizaron una tarea
ejemplar: habitar dentro de la morada del alma para sembrar
la semilla de la eterna contemplacin que libere del instante
emocional y apetitivo (Nietzsche, 2000). Este ideal asctico es
la condicin que posibilita la convivencia social, pero no puede
dejarse como acto volitivo, se constituye como una actividad
interna en la conciencia cuya consigna es negar y restringir
la voluptuosidad que brota desde la fuente vital de todo ser
vivo cuyo desenlace pone al hombre avergonzado de s mismo
(Nietzsche, 2000). Entonces aparece la culpa que, junto con
el olvido, se convierte en los guardianes de las puertas quemantienen encerrada la voluntad de poder: el Superhombre
queda prisionero dentro de un deseo apolneo (ver gura 2).
En el esquema se representa el conicto humano que
se paga al ser civilizado, tenemos una legalidad moral que
desaprueba ciertas exigencias de la voluntad orgnica, pero
su ruta de control se dirige hacia la razn infundindole
culpa por su desatinada capacidad de sosegarla, ante esta
culpa, nuestra razn recurre al olvido activo que pone en
inanicin los impulsos de la voluntad orgnica dando como
resultado la tragedia que experimenta el hombre. Este andar
Figura 2. Modelo nietzscheano del psicoanlisis.
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trgico permite que Freud formule lo siguiente: [] el yo
se resigna a s mismo porque se siente odiado y perseguido
por el supery, en vez de sentirse amado (1923: 58).
La moralizacin del hombre que Nietzsche ve como ame-
naza es el terreno frtil para que el padre del psicoanlisis
establezca el vasallaje peculiar que caracteriza la relacin
entre yo y supery. Emulando la nocin de mala conciencianietzscheana, Freud habla de conciencia de culpa o percep-
cin del juicio adverso (Verurteilung) interior sobre aquellos
actos mediante los cuales hemos consumado determinadas
mociones de deseo (Freud, 1913: 73). El repudio por la
pulsin ertica es un punto de quiebre en la psique donde
slo queda resignarse, el neurtico sufrir por tener deseos
mundanos que nunca se acaban.
Esta desestimacin de los instintos es el grillete que nos
impide cultivar el poder creativo de la vida, juzgar como
malo o bueno un actuar o deseo es aceptar una cultura de
la prohibicin que busca sistemticamente distanciarnos denosotros mismos, con eso se asiste a una vida de ignorancia
que convierte en tab lo ms ntimo y bello que tenemos, lo
que realmente somos; en esta condicin el hombre no puede
ascender en la escala de los seres y slo le queda el recurso de
perderse en sentir lo que sea para saberse vivo, conformarse
con lo permisible aunque consumido por el deseo; entonces
se da rienda suelta a las fantasas y los subterfugios, pero
jams se realiza el acto porque ste trasgrede la legalidad
moral. Ahora podemos entender por qu el hombre es un ser
enfermo por naturaleza, aunque quizs podramos decir, es
un ser enfermo por su articialidad, su condicin de sujetolo vuelve patolgico (ver gura 3).
La estructura de la enfermedad moral contiene tres
elementos: la ley moral que otorga el reconocimiento de
un individuo en la sociedad, la razn que busca convivir
en un mundo apolneo y los secretos de una voluntad
orgnica que no pueden silenciarse y brotan sin ningn
pudor. Para ser reconocido como persona se necesita
estar sujeto a la ley moral que un grupo social compar-
te, esta obligacin contractual es incuestionable y no
debe transgredirse porque se viola el pacto social: ser
hombre civilizado tiene su costo, se trata de renunciar a
su naturaleza mediante la prohibicin de ella. Este acto
prohibitivo sirve como mecanismo socializador en tanto
que muestra y justica la nica posibilidad de una vida en
comn mientras que determina la severidad del castigo
y su funcin para establecer el orden legal al instituir un
sentimiento de deuda. Esta mxima psicoanaltica tiene su
genealoga nietzscheana, para demostrarlo es conveniente
leer el siguiente fragmento:
Preguntmoslo otra vez: en qu medida puede ser el sufrimiento
la satisfaccin de una deuda? En la medida en que hacer sufrir
sentaba bien en grado sumo, en la medida en que el perjudicado,
a cambio del perjuicio y del displacer por l causado, obtena un
extraordinario contra-disfrute: el de hacer sufrir, una autntica
esta, algo que, como hemos dicho, tena una cotizacin ms alta
cuanto mayor fuese su contraposicin con el rango y la posicin
social del acreedor (Nietzsche, 2000: 315).
La trasgresin dispara la animalidad de una moral que
framente calcula la reparacin del dao causado que no se
paga al contado, sino que se hace huella, marcando la me-
moria del transgresor. No importa si el dao se repara o no,
la cuenta se salda en la medida en que se hace sufrir al otro
por la deuda contrada. Por eso podemos entender por qu
el supery odia y persigue en lugar de amar al yo, la severidad
de este actuar tiene la intencin de castrar como medida de
control y establecimiento de la ley; mantener el orden social
requiere de una microfsica del poder, como dira Foucault,
que sea tan afectiva que una vez saldada la deuda, sta sequede instalada como sentimiento de culpa. Siempre habr
ocasin de abrir este sentimiento dentro de una situacin
para sacar ventaja y coartar el desarrollo del hombre, slo
basta remover la angustia que somete al yo o angustia de la
conciencia moral (Freud, 1923).
Al parecer el establecimiento del orden moral es demasia-
do animalesco, y hasta un tanto absurdo, somos castigados
por nuestras virtudes (Nietzsche, 1985). El nico recurso
que queda en esta condicin de sujeto, a decir del psicoan-
lisis, es sublimar el deseo a travs de una valoracin esttica
como medio de reconciliacin, pero sublimar es darse atole
con el dedo, la mancha en la conciencia no se quita slo se
decora. En otras palabras, la diferencia entre un mdico y
un carnicero se da en la aceptacin social de que un acto es
ms esttico que el otro pero ambos tendrn una estructura
enfermiza alimentada por la pulsin de muerte. No se puede
escapar del origen, el animal estimativo est marcado por
su cada dentro del mundo dionisiaco y para mantener el
pacto social se debe pagar la deuda que se contrajo al ser
sujeto de deseo.
Figura 3. Modelo nietzscheano del psicoanlisis.
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78 CAMPOSGARCA, J. E. ELDESCONOCIMIENTODELSMISMO: PRESUPUESTOSEPISTEMOLGICOSNIETZSCHEANOS...
ESPACIODELDIVULGADOR
ferviente de apagar la espontaneidad y devenir de la vida es
al n y al cabo una prueba irrefutable de tal voluntad que
implota haca s misma (Nietzsche, 1985).
La nocin de voluntad de poderno slo es un desafo
hacia el pensamiento que enseoreaba la pureza de nuestra
racionalidad, sino que Nietzsche desmitica esa interpretacin
de una fuerza pasional entendida como apndice que ata alhombre con las bestias, impidindole ascender a un nivel de
perfeccin dentro de la escala de los seres. El pensamiento
nietzscheano pone en su lugar a esta enseoreada razn y
le muestra que su ideal asctico deforma la fuerza creativa
de la vida, reducindola a un pattico destello animalesco.
En otras palabras, nuestro autor busca retornar al origen; el
hombre racional slo es una quimera, lo supercial y banal
de una fuerza inconsciente que, a travs de una moral, se
mantiene dormida, con ello se asiste a un aletargamiento del
espritu humano.
Desgraciadamente Freud decide slo tomar el andar tr-gico del hombre. El elloes una instancia psquica en busca
del placer, pero dicha satisfaccin del instinto sexual, al ser
subyugado por la legalidad del supery,se reprime buscan-
do resquicios por dnde mostrarse; el acting out, el lapsus
linguae, la asociacin libre y la interpretacin de los sueos
son esa posibilidad de descifrar lo que se ha depositado en
lo inconsciente (Freud, 1911-1915). Dentro del contexto
psicoanaltico el conicto psquico es inapelable e inevitable
dado que la condicin de sujeto enraza en la forma de vida
que estructura una personalidad neurtica que todo individuo
posee y lo clasica como patolgicamente normal.En estos trminos, el sujeto del psicoanlisis no puede
liberarse de su condicin neurtica, sta es la tragedia que
debe pagarse, la salida puede buscarse por medio de una fuga
y ruptura con el mundo social o a travs de la sublimacin
del placer en el arte y otro poco en la ciencia. En ambas
condiciones, el hombre queda atrapado, la energa psquica se
agazapa y slo presenta un destello; el pensamiento freudiano
slo resalt esta decadencia del hombre que lo vuelve mono
en comparacin con el Superhombre. Cabra terminar esta
seccin diciendo que el objeto de estudio del psicoanlisis se
juega de la siguiente manera: el sujeto psicoanaltico encuentra
su sentido dentro de este mundo de las buenas costumbres y
el establecimiento de una ley moral que coarta la seductora
energa de la libido.
En otras palabras, las fuerzas instintivas de autoconser-
vacin, la libido y el instinto de autodestruccin, son una
voluntad de poder que se tergiversa por la mirada positivista
freudiana; la vida y su voluntad de poder no orece, justo
como un botn de una rosa que se seca antes de abrirse.
Dejemos hablar a Nietzsche:
Con ello se ha malentendido la esencia de la vida, su voluntad
de poder; con ello se ha pasado por alto la primaca que poseen
por principio las fuerzas espontneas, atacantes, asaltantes, re-
interpretadoras, re-directoras y conformadoras, pues la adapta-
cin slo se da una vez que dichas fuerzas hayan producido sus
efectos; con ello se ha negado en el organismo mismo el papel
seorial de los ms altos funcionarios en los que la voluntad de
vida comparece activa y dadora de forma (Nietzsche, 2000: 329).
La representacin psquica de la voluntad de vidaen el
psicoanlisis no pudo ser llevada ms all de la sublimacin
del placer, Freud sucumbi ante la poca que le toc vivir. El
lenguaje de rganos y emociones es la expresin espontnea
y creativa de una vida que forma y conforma el sentido de la
existencia del hombre, y no slo eso, sino que encuentra su
esencia en la medida en que el hombre es consciente de que
no tiene que buscarse ms all, parafraseando a Nietzsche,
lo ms desconocido es aquello que tenemos ms prximo.El sujeto del psicoanlisis se queda en un animal neurtico
mientras que el Zaratustra baja de la montaa para mostrar la
posibilidad de ocupar el lugar que merece el hombre dentro
de la gran escala de los seres: el orecimiento de la condicin
humana concretada en el Superhombre.
Conclusin
He tratado de proponer en este ensayo una interpretacin
distinta entre el pensamiento nietzscheano y el pensamiento
freudiano con el n de demostrar que Nietzsche no slo es
un autor que coincide con Freud en la crtica hacia la racio-
nalidad y el malestar de la cultura, sino que sus ideas sirven
de presupuestos epistemolgicos para sustentar aquellos
postulados que cimientan el desarrollo terico del psicoa-
nlisis. Si es vlida la armacin de que todo autor es fruto
de su poca, es necesario realizar una reconstruccin de las
propuestas psicolgicas en miras a solucionar los problemas
emergentes de las nuevas sociedades contemporneas. La
actitud acrtica de algunos estudiosos de lo psicolgico y su
renuencia para proponer otras lecturas sobre el objeto de
estudio son una crisis que debemos enfrentar para el bien
de nuestra disciplina.En eso estriba detenerse y mirar las circunstancias donde
nos encontramos. Freud tuvo claro que el conocimiento que
posea sobre las enfermedades mentales lleg a una frontera
y que aquellas respuestas que buscaba difcilmente las hallara
dentro del esquema positivista de la psiquiatra. De ah la
relevancia que la losofa irracional jug en su propuesta,
no estoy cuestionando la gura de Freud como un pensador
que revolucion el pensamiento occidental, al contrario,
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79CIENCIA ergo sum , Vo l . 20-1 , ma rz o - j un i o 2013 .
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trato de aportar elementos para entender la construccin de
su pensamiento, si ste se desarroll a partir de una crtica
hacia la moralizacin del hombre es claro que en nuestros
das tenemos una realidad distinta que necesita leerse desde
otras aristas.
La vigencia del pensamiento freudiano radica en la medida
en que los estudiosos de la psicologa podamos mostrar cmo
un conocimiento se construye a partir de una signicacin
de la realidad y del hombre que adquiere sentido en una
forma de vida desde la cual los individuos piensan, sienten y
viven. Es decir, los psicoanalistas del siglo XXIpueden enri-
quecer su formacin si tienen clara la genealoga de su saber
y desde este acto de conciencia promueven un cambio de
rumbo acorde con el espritu de la poca donde se forman,
hacer caso omiso a esto es un error epistemolgico que trae
consigo la distorsin de las posibilidades de lectura sobre la
realidad psicolgica.
Podemos decir que en nuestra cotidianidad an impera unamoralidad que nos distancia y oculta de nuestra naturaleza,
pero su mecanismo se ha hecho ms sutil; la exaltacin del
deseo y su cumplimiento por medio de cualquier cosa ha deri-
vado en un narcicismo que raya en lo absurdo y nos mantiene
ms alejado de los otros y de nosotros mismos. Retornar al
origen de una propuesta que trata de comprender el devenir
del hombre nos permite redescubrir elementos que aporten
nuevas lecturas. En este caso, si el pensamiento nietzscheano
dio oportunidad para cuestionar la severidad de una mirada
mdica de los padecimientos que hoy da llamamos mentales,
valdra la pena destacar otras cualidades que fueron puestas
entre parntesis por la vena positivista de Freud.
Es decir, podemos enriquecer la propuesta psicoanaltica
al sacarla del determinismo psquico que se le atribuye y la
caracterizacin de las tres entidades psicodinmicas comomera mecanizacin de fuerzas fsicas en el plano mental;
profundizando en la nocin de voluntad de poder quiz
el psicoanlisis pueda enriquecerse, encontramos algunos
intentos en Reich y Lowen que evitan reducir la fuerza y
creatividad de la vida como mero recurso de la exaltacin en
la bsqueda del placer. Pero este tema necesitara un espacio
propio, basta nalizar diciendo que si nos mantenemos eles
a la nocin de voluntad de poder podremos redescubrir que
la vida del ser humano tiene otros caminos que bien vale la
pena explorar. Esto slo es posible en la medida en que las
nuevas generaciones de psiclogos entiendan la importanciade la espontaneidad, la fuerza, la emotividad y la perfeccin
que designa la propiedad denitoria de la vida. Regresar al
origen puede alumbrarnos el camino en esta poca donde
los ndices de padecimientos mentales y condiciones de vida
estn en rojo; esta es la enseanza ejemplar que nos dej
Freud: ante las limitaciones y alcances de una interpretacin
de la realidad se tiene que echar mano de otras maneras de
pensar el hombre y la realidad.
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