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1 ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO FORMA DE ACCION POLITICA. NUEVAS REDES DE INTERCOOPERACION Y AYUDA MUTUA EN ANDALUCIA 1 Lucía del Moral Espín Universidad Pablo de Olavide ldelmoral@upo . es Esta comunicación ofrece un marco, basado en las teorías feministas del cuidado y las propuestas de proliferación económica, para el estudio de espacios económicos alternativos. Entre las diversas iniciativas que engloba este término, el estudio se centra en las que, con un fuerte componente inmaterial, tienen que ver con la intercooperación y la ayuda mutua a través del intercambio de servicios. Se presenta una perspectiva histórica de su evolución desde el s XIX para luego centrarse en la situación actual en Andalucía y analizar dos casos concretos -tipo, gestión, motivaciones, dificultades- Se plantea que estas iniciativas pueden ser entendidas como forma de construcción de lo común y por lo tanto forma de acción política. Licenciada en Ciencias Políticas por la UGR es becaria FPU en el departamento de Economía de la UPO, Sevilla y socia colaboradora de Taraceas S. Coop. And. Pertenece al grupo de investigación COMPOLITICAS Sus áreas de trabajo están relacionadas con la teoria feminista, las dinamicas del cuidado y la economía social. Economía feminista, geografías económicas, sostenibilidad de la vida, espacios comunitarios de intercambio, componente afectivo del trabajo, crisis Introducción En los últimos años venimos asistiendo a la proliferación de nuevos tipos de redes de intercooperación y ayuda mutua que, con frecuencia, implican la creación de formas alternativas de moneda. Andalucía no ha sido ajena a este proceso y prueba de ello son los diferentes bancos de tiempo y redes de trueque, grupos de consumo ecológico o las 1 Esta investigación se enmarca en un trabajo más amplio de tesis doctoral que, con una dimensión europea, incluye casos de estudio de la región North West de Inglaterra y de la Emilia Romaña italiana.

ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO …aecpa.es/uploads/files/congresos/congreso_09/grupos-trabajo/.../03.pdf · 6 A este tipo de políticas Deleuze las llamaría “devenir en

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ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO FORMA DE ACCION POLITICA. NUEVAS REDES DE

INTERCOOPERACION Y AYUDA MUTUA EN ANDALUCIA1

Lucía del Moral Espín

Universidad Pablo de Olavide

ldelmoral@upo . es

Esta comunicación ofrece un marco, basado en las teorías feministas del cuidado y las propuestas de proliferación económica, para el estudio de espacios económicos alternativos. Entre las diversas iniciativas que engloba este término, el estudio se centra en las que, con un fuerte componente inmaterial, tienen que ver con la intercooperación y la ayuda mutua a través del intercambio de servicios. Se presenta una perspectiva histórica de su evolución desde el s XIX para luego centrarse en la situación actual en Andalucía y analizar dos casos concretos -tipo, gestión, motivaciones, dificultades- Se plantea que estas iniciativas pueden ser entendidas como forma de construcción de lo común y por lo tanto forma de acción política.

Licenciada en Ciencias Políticas por la UGR es becaria FPU en el departamento de Economía de la UPO, Sevilla y socia colaboradora de Taraceas S. Coop. And. Pertenece al grupo de investigación COMPOLITICAS Sus áreas de trabajo están relacionadas con la teoria feminista, las dinamicas del cuidado y la economía social.

Economía feminista, geografías económicas, sostenibilidad de la vida, espacios comunitarios de intercambio, componente afectivo del trabajo, crisis

Introducción

En los últimos años venimos asistiendo a la proliferación de nuevos tipos

de redes de intercooperación y ayuda mutua que, con frecuencia,

implican la creación de formas alternativas de moneda. Andalucía no ha

sido ajena a este proceso y prueba de ello son los diferentes bancos de

tiempo y redes de trueque, grupos de consumo ecológico o las

1 Esta investigación se enmarca en un trabajo más amplio de tesis doctoral que, con una dimensión europea, incluye casos de estudio de la región North West de Inglaterra y de la Emilia Romaña italiana.

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cooperativas de servicios financieros solidarios surgidas recientemente en

nuestra comunidad. La idea de partida de esta comunicación es que estas

redes pueden ser analizadas como espacios económicos alternativos

(EEA), es decir, como circuitos de consumo, intercambio y producción

sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio que interrumpen y tratan

de desestabilizar la identificación de la economía con el capitalismo. La

creación de formas alternativas de moneda es una estrategia política que

si bien nunca ha sido hegemónica, se remonta a la tradición de los

socialistas utópicos, resurge con los movimientos contraculturales de los

60 y, en la actualidad, vive una nueva reactivación. Desde esta

perspectiva, entendemos que buena parte de las personas que participan

y promueven estos EEA lo hacen como forma de acción política, para

explorar posibilidades de organizar la vida económica y las relaciones

sociales de forma más justa y ecológicamente sostenible.

Partiendo de estas ideas, en este texto se examinarán algunas de las

experiencias de este tipo que se desarrollan actualmente en Andalucía.

Para ello enlazamos perspectivas politológicas con las propuestas y los

métodos de la teoría feminista y la geografía económica. En primer lugar

se propone un marco de análisis interdisciplinar para el estudio de EEA

que permita definirlos y explorar los principios teóricos que los informan.

A continuación se indaga sobre los límites, retos y potencialidades que

ofrecen desde una perspectiva histórica y en un contexto de crisis global.

Posteriormente se presenta el estudio de casos como estrategia para

analizar su tipología, forma de organización y las motivaciones que llevan

a participar en ellos. Por último se cierra con un apartado de conclusiones

y reflexiones finales.

1 Marco teórico

El marco teórico de este trabajo plantea una relectura desde la Ciencia

Política de los debates que desde hace tiempo se plantean desde

Economía Feminista y la Geografía Económica.

La Economía Feminista parte de la idea de que así como las concepciones

3

y prácticas dominantes de atribución, adquisición y justificación de

conocimiento sistemáticamente perjudican a las mujeres y a otros grupos

subordinados (Stamford Encyclopedia of Philosofy, 2007), también los

trabajos tradicionalmente realizados por mujeres han sido invisibilizados

y desvalorizados. Por lo tanto, exige repensar estas perspectivas como

producto de un sistema de desigualdad de género y reformarlas de

manera que sirvan a los intereses de esos colectivos. Así, se ha

expandido exitosamente el concepto de economía hasta incluir el trabajo

no remunerado y las transacciones de no mercado. Como suele ocurrir

con toda corriente de pensamiento, la Economía Feminista no es un

bloque homogéneo; existen diferentes perspectivas y este trabajo se

apoya en la que algunas autoras han denominado ‘Economía Feminista de

la ruptura’ (Pérez, 2006). Ésta subraya la necesidad de situar los

procesos que garantizan la sostenibilidad –producción y mantenimiento-

de la vida2 y la lógica del cuidado en el centro del análisis. La noción de

sostenibilidad de la vida pretende servir de término bisagra que permita

trascender las dicotomías fundacionales del discurso ilustrado

androcéntrico poniendo “la idea básica del cuidado como objetivo

central” (Dones i Treballs, en Pérez, 2006:163). Se trata de analizar

cómo “resuelven las sociedades las necesidades de subsistencia de las

personas (…) cómo se organizan en torno a esa función primaria y

fundamental de la cual depende nada más y nada menos que la vida

humana” (Carrasco, 2001:43). Esto exige repensar los intereses

prioritarios de una sociedad y cuáles son las esferas relevantes para la

satisfacción de las necesidades humanas, cómo las definimos y qué

características tienen en cada momento. En consecuencia, el criterio de

valor ya no es que las esferas muevan o no dinero, “lo monetarizado

pierde su papel ex ante (…) Los mercados dejan de ser significativos de

por sí y pasan a integrar el análisis de forma derivada, por el papel que

juegan en los procesos de sostenibilidad de la vida” (Pérez:164)

Decimos procesos, porque no hablamos de un concepto que pretenda

2Distintas autoras han planteado términos distintos para nombrar esta idea mantenimiento de la vida (Else), aprovisionamiento social (Nelson o Power), reproducción social (Picchio). En la literatura feminista en castellano, predomina el de sostenibilidad de la vida, desarrollado en el trabajo de Cristina Carrasco y el Grupo de Estudios “Treballs, Institucions i Gènere” de la Universidad de Barcelona (Pérez, 2006:163)

4

captar esencias, al contrario, su objetivo es reivindicar el conjunto de

relaciones que garantizan la satisfacción de las necesidades de las

personas no como elementos y situaciones preestablecidos y coherentes

sino en continua re-creación. Por tanto se trata de un acontecimiento

inherentemente social y no comprensible desde el mero estudio de las

actividades individuales sino desde la observación de las actividades

económicas como procesos sociales interdependientes (Power 2004 en

Pérez, 2006:165). Por ello es importante analizar la participación e

inclusión de las propias personas en los procesos de toma de decisiones

que refieren a sus necesidades.

El análisis de los modos en los que las sociedades occidentales organizan

la sostenibilidad de la vida humana, nos obliga a analizar las profundas

transformaciones que se han producido en las últimas décadas en los

hogares. La desaparición del modelo fordista, male-breadwinner, la

progresiva (re)incorporación de la mujer al mercado de trabajo

remunerado no ha tenido un eco correspondiente en el conjunto de la

sociedad: la figura del ama de casa tradicional ha tendido a desaparecer

pero el hombre ha mantenido su rol casi intacto y se han desvalorizado

las tareas que permiten la sostenibilidad de la vida. Estos procesos

acompañados por la progresiva privatización de los sectores públicos, por

una creciente necesidad de cuidados –por el envejecimiento de la

población- y por el incremento de los movimientos migratorios,

desembocan en lo que se viene denominado: crisis de los cuidados. Para

solucionar estas cuestiones, en los hogares se recurre a diferentes

estrategias según el tiempo o el dinero disponible o las representaciones

de género dominantes: dobles jornadas –dentro y fuera del hogar- para

las mujeres, mercantilización de las tareas del cuidado, puesta en juego

de redes familiares o comunitarias-. Es necesario subrayar que en

general, todas ellas tienen como protagonistas a las mujeres con

importantes repercusiones negativas sobre su posición económica e

incluso sobre su salud.

Por otro lado, la perspectiva de la Geografía Económica, introduce un

lenguaje de la diversidad económica. De cara a repensar el objeto

5

económico y explorar la intrincada interdependencia entre las actividades

económicas monetarias y no monetarias en los hogares, en las

comunidades y en los mercados, resultan útiles las aportaciones de

Gibson-Graham3. Esta autora, partiendo de la teoría cultural e

inspirándose en una política feminista4, entiende la práctica económica

como una rica diversidad de actividades capitalistas y no-capitalistas y

propone que es potencialmente productivo entender la hegemonía

capitalista, más que como una estructura social, como un discurso

dominante5. Partiendo del estimulante mensaje Gibson-Graham plantea

la necesidad de un nuevo lenguaje económico que amplíe el imaginario

de la posibilidad económica a través de la reconstrucción de sujetos que

pueden desear y representar nuevas formas colaborativas de

experimentación (micro)política que permita avanzar hacia lo que Judith

Butler denomina “desidentificación colectiva” con el capitalismo (Gibson-

Graham, 2006:54)6.

Estas ideas forman la base de una interesante corriente de la Geografía

Económica que viene trabajando sobre la proliferación de las geografías

económicas. Proliferación, en un sentido puramente material, pero

también como construcciones inmateriales y sociales (Leyshon et

al.2003:8). Desde los años 70, deben entenderse en el marco de la

transición de un modelo de producción y de trabajo fordista al posfordista

caracterizado por la informatización, la automatización y la hegemonía

del trabajo inmaterial y terciarizado. Esto no quiere decir que la

desaparición de la industria sea el rasgo definitorio del posfordismo, es 3 Sujeto híbrido formado por las geógrafas feministas Kethie Gibson y Julie Graham.4 “La compleja mezcla de discursos alternativos, leguaje compartido, prácticas corporizada, autoformación, acciones localizadas y transformación global asociada al feminismo de la segunda ola ha nutrido nuestro pensamiento sobre la políticas de las posibilidades económicas- (...): si las mujeres están en todas partes, siempre hay una mujer en algún lugar y esos lugares de mujeres son transformados al mismo tiempo que las mujeres se transforman a sí mismas”. (Gibson-Graham, 2006:xxiv).5En la línea de Laclau y Mouffe que desarrollan un teoría posestructuralista de la política que sitúa el discurso en el centro de cualquier proyecto político. La hegemonía conlleva la expansión, naturalización y fijación de determinados discurso, valores, normas y percepciones compartidos (Torning 1999:89, 302 en Gibson-Graham, 2006:55) De ahí que, según estas autoras se haga necesario aplicar el método genealógico de Foucault al análisis económico, rastreando la evolución y el desarrollo de las formaciones discursivas que apoyan y sostienen la economía capitalista contemporánea –pensamiento dicotómico, metáforas biológicas y psicológicas apoyadas en la teoría evolucionista tradicional... (Leyshon et al.:7).6 A este tipo de políticas Deleuze las llamaría “devenir en el espacio”; Foucault, “ética de la transformación del yo”. En general, para Gibson-Graham, se trata de políticas que posibilitan la transformación local, visibilizan las actividades económicas ocultas y alternativas presentes en todas partes y las conectan a través del lenguaje de la diferencia (2006:xxiv).

6

más, una de las características fundamentales de este nuevo modelo es

la convivencia e imbricación de distintos modos productivos. Puede

decirse que “el posfordismo reedita todo el pasado de la historia del

trabajo, desde islas de obrero masa a enclaves de obreros profesionales,

desde un extendido trabajo autónomo a restablecidas formas de dominio

personal” (Virno, 2003:111). En la actualidad empleos muy bien

remunerados, regulados y con derechos garantizados, conviven con un

creciente sector de trabajo precario e informal, con sistemas de

ocupaciones múltiples y redes de intercambios solidarios. De hecho, se

dice que la denominada economía sumergida no es una desviación del

sistema, sino un elemento estructural del mismo (Vega et al.,2003:16).

Los trabajos del antropólogo J. Ferguson apoyan esta perspectiva al

hacer visible que los modos de organización social y económica

tradicionales nunca llegan a desaparecer del todo, simplemente son

relegados a espacios menos visibles, quedando ensombrecidas por los

modos más ‘modernos’. Este autor señala que en tiempos de crisis

cuando las supuestas ‘vías principales hacia el desarrollo’ muestran sus

debilidades puede y suelen resurgir las ‘formas arcaicas’ (Ferguson,

1999:251 en Leyshon et al., 2003:9). De ahí que las economías

dominadas por las particularidades del capitalismo –relaciones de clase y

objetivo de la acumulación...- convivan también con aquellas basadas en

la solidaridad, sostenibilidad ecológica y la justicia social (Leyshon et al.,

2003:8).

2.-Los espacios económicos alternativos7

A grandes rasgos definimos los EEA como circuitos de consumo,

intercambio y producción sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio

que interrumpen y tratan de desestabilizar la identificación de la

economía con el capitalismo. Esta noción parte de una idea de alternativa

económica es altamente inestable y relacional, y que el concepto de EEA

puede abordarse desde una multiplicidad de perspectivas (Leyshon et al.

7 Tomamos la noción de espacio económico alternativo (en adelante EEA) del libro homónimo de Leyshon, Lee y Williams (2003), compilación de investigaciones que diversas experiencias económicas.

7

2003:17)8. Algunas visiones lo asocian a lo opuesto a lo mainstream,

otras a la creatividad social y en general a una actitud anticorporativa;

también se vincula a la creación de espacios de trabajo más democráticos

o a estrategias defensivas frente los programas de privatización y

flexibilización; han sido vistos como motor de regeneración económica

local o moderadores efectivos de los extremos del mercado capitalista,

etc. Partiendo de estas ideas y señalando que probablemente uno de los

ejemplos más claros y menos polémicos de este tipo de espacios se

encuentre en las redes de comercio justo, el libro de Leyson, Lee y

Williams recoge estudios de prácticas tan diversas como tiendas de ropa

de segunda mano, cooperativas de trabajo asociado, uniones de crédito,

los movimientos agroecológicos, sistemas de intercambio local (LETS en

sus siglas en inglés Local Exchange and Trading Systems) 9 e incluso el

trabajo informal.

Nuestros casos de estudio están relacionados con la creación de formas

alternativas de intercambio y moneda, por lo que el análisis de los dos

últimos ejemplos resulta de especial interés. Williams y Windeback

(2003) entienden por EEA el amplísimo espectro que está más allá del

empleo formal y que contribuye a una mayor equidad social10 y

bienestar: p.e. autoabastecimiento... De ahí que concluyan que gran

parte del trabajo que se desarrolla en ciertas comunidades es ya

‘alternativo’ en el sentido en que se lleva a cabo no tanto por razones

instrumentales11, sino como parte de los mucho más amplios vínculos de

la reciprocidad social, y la ayuda mutua sea monetarizada o no. Por su 8 Definir los EEA de una manera tan amplia plantea, la necesidad de acotar las características fundamentales de estas prácticas: la diversidad de relaciones sociales que apuntalan la actividad económica, el grado y los criterios por los que juzgar éstas prácticas como ‘exitosas’ y las relaciones de influencia entre ellas y otro tipo de alternativas más formales (Leyson et al. 2003). 9 Colectivo de personas que se unen a nivel local para intercambiar bienes y servicios, a través no de la moneda oficial sino de una creada ad hoc que puede ser medida según la divisa local (libras, euros...), o el tiempo de trabajo (10, 30 minutos)... El precio de los servicios y bienes se calcula bien sobre el tiempo de producción, bien sobre el precio de mercado o la autovaloración de las personas implicadas.10Siguiendo a Amartya Sen plantean que la inequidad social se analiza mejor en términos de las ‘capacidades’ de los hogares para funcionar y reproducirse a sí mismos. 11En estudio sobre trabajo informal, realizado en diferentes barrios del sur y del norte del Reino Unidos, detectó que en los barrios más ricos, éste se producía por motivos de evasión de impuestos, en los más pobres se desarrolla más entre amigos, vecinos y miembros de la familia y en un tercio de los casos, los servicio entre vecinos, aunque hubiera intercambio de dinero, no se producían principalmente por motivos de lucro. De hecho los pagos se hacían no tanto para compensar por el trabajo o el tiempo como para aliviar a los que recibían el servicio de una obligación que este ‘regalo’ hubiese impuesto (Leyshon et al., 2003:23).

8

parte Williams, Aldridge y Tooke (2003) consideran LETs como EEA en al

menos dos sentidos: 1. En relación, o como alternativa a la esfera de la

economía formal –p.e. como plataforma que permite ganar seguridad y

autoestima para luego dar el salto al empleo formal; 2. En relación a la

esfera informal, como ‘puente’ entre personas, fomenta una red de

contactos ampliada que incrementa las posibilidades de intercambios

recíprocos.

Es importante señalar que la creación de monedas y formas alternativas

de intercambio es una estrategia política que, si bien nunca ha sido

hegemónica, se remonta a la tradición de los socialistas utópicos. Por

ejemplo se encuentra en los falansterios de Fourier, o en las propuestas

Saint-Simon y Blanc (North, 2007:42). Así mismo, en la primera mitad

de la década de 1830, Robert Owen desarrolló el primer ejemplo práctico

de alternativa monetaria como desafío político al promover una moneda

asentada en las horas de trabajo (North, 2007:43). Algo después, hacia

1840, Phroudon planteaba el bank of the people entre artesanos que

funcionaría con crédito democráticamente regulado bajo los principios del

mutualismo, sin especulación o intereses y entre tanto, en EEUU, Josiah

Warren ponía en marcha en Cincinnati la denominada tienda del tiempo.

Tras sucesivos fracasos y las fuertes críticas planteadas por Marx y

Engels, este tipo de iniciativas caerían en desuso, sin embargo en ciertos

momentos, aparecerían experiencias similares pero con un carácter

básicamente defensivo, como durante la gran depresión. Su espíritu

transformador no resurgiría hasta que los movimientos contraculturales

de los años 1960 volvieran a reivindicarlas. En la actualidad, vivimos

nueva oleada de innovación monetaria que tiene su origen en la última

década del siglo XX y primeros años del XXI (North, 2007:41). Esta

nueva proliferación de procesos creativos que implican formas de

practicar la vida económica diferentes e incluso opuestas a las relaciones

sociales hegemónicas deben analizarse en interconexión con los debates

más amplios sobre finanzas éticas y sobre la naturaleza y la valoración

del trabajo

2.1 Espacios comunitarios de intercambio

9

En el marco de esta perspectiva de los EEA, el objetivo de este trabajo es

analizar una de las manifestaciones concretas de éstos, lo que vamos a

denominar espacios de intercambio (ECI): redes multilaterales y

multirrecíprocas de intercambio de servicios que se valoran y contabilizan

en una unidad de cambio acordada por los/as usuarios/as de la red. Bajo

el término ECI englobamos diferentes facetas y denominaciones que

pueden presentar: las redes de trueque en las que no sólo se

intercambian servicios sino ocasionalmente también objetos; Bancos de

Tiempo (BdT), nombre que reciben estas redes cuando la unidad de

cambio es el tiempo; Bancos Comunes de Conocimiento, cuándo lo que

se intercambia es básicamente conocimientos...; algunos sistemas de

monedas locales/alternativas que crean su propia moneda. Todas

comparten el ser sistemas de reciprocidad indirecta, basados en la

confianza mutua. Las personas interesadas se inscriben indicando qué

servicios/objetos/conocimientos ofrecen y cuales se solicitan. Con esta

información se elabora una lista que se hará llegar a todas las/os

usuarias/os que a partir de este momento pueden comenzar a

intercambiar.

Es fundamental explicitar las características ‘inmateriales’ del fenómeno.

Esto no niega una importante dimensión material en las actividades

intercambiadas -pequeños arreglos y tareas domesticas- pero subraya,

por una parte, que muchas de las actividades intercambiadas se

enmarcan en lo que puede denominarse trabajo inmaterial característico

del posfordismo (informática, idiomas, asesoramiento legal); por otra,

que el componente afectivo, comunicativo y de sociabilidad suele ser muy

fuerte en los intercambios. Así, gran parte de las actividades se vinculan

al trabajo del cuidado y sostenibilidad de la vida y con frecuencia se

realizan tareas de acompañamiento y escucha.

Por otra parte, el término comunitario remite a las dimensiones

espaciales/territoriales que presentan estas redes, pero no sólo.

Mayoritariamente redes locales en las que la proximidad geográfica

favorece los intercambios y las relaciones. Sin embargo, aunque puede

resultar útil hablar de ECI de barrio, localidad u otro término que

10

implique una circunscripción real, resulta así mismo interesante

entenderlas en el marco de una ‘comunidad’. Ettinger señala que

‘comunidad’ es un término relativo, que hace referencia a un grupo que

comparte intereses y circunstancias pero que no se asocia a una única

singularidad porque varias comunidades pueden coexistir dentro de un

lugar o una sola comunidad puede extenderse a través de un

considerable espacio (2004:5). Queda aún por determinar qué influye

más para el éxito de estas experiencias, los vínculos locales de

proximidad u otro tipo de raíces sociales, culturales, políticas, económicas

compartidas que potencien la creación de ‘comunidades imaginadas’

(Ettlinger, 2004:36).

3. Planteamiento de la investigación

3.1 Objetivos e hipótesis

En los últimos años asistimos a la proliferación de distintos tipos de redes

y espacios económicos alternativos al mercado, al Estado y a la familia

pero que conviven y se entrelazan con ellos El objetivo general de esta

comunicación es examinar dos experiencias de ECI en la provincia de

Sevilla entendiéndolas como formas de acción política en un contexto de

crisis global. Este objetivo general se apoya en una serie de objetivos

específicos:

1. Analizar de los objetivos, principios y motivaciones que guían estas

experiencias.

2. Entender y comparar sus diversas lógicas y formas de funcionamiento

y gestión.

3. Analizar los retos y límites que presentan en un contexto de crisis.

La hipótesis de partida de este trabajo es que no somos robinsones,

vivimos en sociedad y necesitamos una serie de bienes y servicios para el

sostenimiento de la vida. Estos pueden ser provistos a través del Estado,

del mercado, la familia o la comunidad. Pueden ser pagados o no

pagados y las motivaciones pueden situarse entre el interés propio o el

amor y la solidaridad pero nunca se presentan en estado puro. En el

marco de las transformaciones en los hogares y en las formas de trabajo

11

resultan sugestivas las propuestas de carácter comunitario –ni individual,

ni familiar, ni estatal- que proponen las ECI. Se ha visto que los intentos

de proliferación de experiencias económicas alternativas a los discursos

dominantes no son nuevos. Históricamente han recibido una serie de

críticas en cuanto a su escala, dimensión emancipadora y capacidad de

transformación real que puede ser interesante revaluar para un contexto

occidental, actual y de crisis. En este sentido se plantea analizar estos

espacios como forma de acción política.

3.2 Metodología

Partiendo de una perspectiva interdisciplinar se opta por una estrategia

de investigación basada en el estudio comparativo, cuantitativo y

cualitativo, de casos. Se seleccionan dos ECI situados en un entorno

urbano, con más de dos años de existencia12. Esta estrategia permite

estudiar en profundidad un fenómeno complejo, adentrándonos en sus

matices y detalles. Para ello se combinan análisis cuantitativo para

conocer los datos sociodemográficos y socioeconómicos de los/as

participantes; y cualitativo -etnografía y entrevistas- referido a las

motivaciones, cambios de actitudes y grados de satisfacción de los/las

participantes. Además se desarrollará un análisis de redes sociales (ARS)

para entender las dinámicas y los contenidos de estos espacios –

volumen, contenido y dirección de los intercambio-. Esta combinación de

enfoques y aproximaciones metodológicas es posible porque la

investigación se articula en torno a un número limitado de casos. Sin

embargo, es evidente que esta estrategia presenta límites en cuanto a su

extensión y comparabilidad, dificultando la identificación de rasgos

generalizables.

Las primeras etapas de la investigación se centraron en la revisión

bibliográfica, en la toma de contactos y realización entrevistas con

especialistas en estos temas de diferentes países13. Paralelamente se

procedió a la localización de las distintas experiencias. En segundo lugar

se seleccionaron los casos de estudio, en función de 3 criterios:

12 En el futuro se aumentará el número de casos de estudio analizados.13 Rosa Amorevele (Italia), Elvira Méndez (España), Martin Simons y Tony Warne (Inglaterra)

12

• Permanencia en el tiempo: el fenómeno de las ECI es

relativamente reciente en Andalucía y con frecuencia estas iniciativas no

sobreviven en el tiempo. Por ello era importante trabajar con casos que

contaran con una cierta trayectoria y posibilidad de continuidad a pesar

de los periodos de inactividad.

• Iniciativa ciudadana: el origen de este tipo de proyectos se puede

encontrar en iniciativas ciudadanas o en un impulso institucional.

Entendemos que para analizarlos bajo la óptica de la participación política

y la acción colectiva, resultaba más interesante escoger casos de estudio

del primer tipo.

• Entorno urbano: este tipo de iniciativas se sitúan tanto en entornos

urbanos como rurales. Unos y otros son diversos y, sin negar el interés

de las especificidades que puedan encontrarse en lo rural, en esta fase de

la investigación y con el objetivo de facilitar la comparación entre los

casos de estudio se ha optado por los casos de estudio urbanos.

• Conformidad de los propios espacios de participar en el trabajo.

Algo fundamental dada la metodología y las herramientas de recogida de

información que se van a utilizar a lo largo de la investigación.

Una vez seleccionadas los ECI, se procede, por una parte, a analizar los

materiales producidos por las propias experiencias: web, trípticos de

difusión, boletines, material administrativo interno... Por otra, a

entrevistar a las personas promotoras del proceso. Del análisis de unos y

otras se obtiene una primera aproximación al tipo de espacio, objetivos y

motivaciones, organización y funcionamiento así como a su situación

actual y perspectiva de la crisis14.

3.3 Relevancia de la investigación

Se ha mencionado anteriormente que las actividades de cuidados tienen

un peso importante en las ECI, este hecho junto con el campo de

posibilidades y experimentación que este tipo de iniciativas abren en un

contexto de crisis –económica y financiera pero también política social y

14 Hasta aquí se ha llegado en la investigación. En el futuro se dispondrá de los datos obtenidos a través del cuestionario, del ARS y de la asistencia a las actividades y momentos de encuentro y trabajo en estos espacios. Asi mismo se profundizara en el análisis de artículos de prensa para ver la atención que los ECI reciben en relación con la crisis.

13

cultural-van a determinar algunos elementos que subrayan el interés de

esta investigación: las transformaciones socioeconómicas y demográficas

de las últimas décadas han determinado que las dinámicas del cuidado

vengan recibiendo una creciente atención por parte de investigadores/as

(UNRISD), instituciones políticas (Comisión Europea) y colectivos de

activistas (Ecologistas en Acción). Sin embargo estos estudios, cuando

analizan la situación europea se centran bien en las políticas y servicios

públicos –nacionales, locales o regionales- bien en las soluciones

familiares o de mercado pero rara vez se enfocan desde una perspectiva

comunitaria. Por lo tanto resulta interesante avanzar en esta línea. En

cuanto al objeto concreto de estudio, los ECI, cabe decir que para el caso

español no existen estudios suficientemente consolidados que puedan

servirnos como referencia. Si en Italia o en Gran Bretaña se vienen

analizando estas experiencias desde hace una década, en España el

trabajo académico entorno a ellos es prácticamente inexistente. Por

último, en un contexto de crisis entendida en sentido amplio, diversas

voces15, vienen anunciando un incremento cuantitativo importante de

estas experiencias, tanto por la situación económica más precaria de los

hogares, como por las posibles transformaciones de los valores

imperantes y la búsqueda de modelos más sostenibles medioambiental y

socialmente. En este sentido los ECI se encuentran en la línea de

propuestas como el decrecimiento (Pallante,2009; Secretaría Confederal

Ecologistas en Acción, 2009; Latouch, 2009) o el transition movement

(Hopkins,2008)16.

4 Primeros análisis y resultados parciales

No se pueden presentar todavía resultados ni conclusiones definitivas

pues este proyecto de investigación se encuentra en sus fases iníciales.

Hasta el momento se ha venido trabajando en las preguntas de partida y

el marco teórico y contextual; se ha recopilado información sobre el

surgimiento y evolución de las experiencias modernas de ECI; ha definido

el objeto de estudio y los objetivos del proyecto y se ha concretado una

15 En los últimos tiempos el número de artículos sobre estos temas en prensa, en concreto analizamos el caso de El País o la Repubblica, ha aumentado significativamente.16 Transition towns es una iniciativa que plantea reducir la dependencia energética y afrontar el cambio climático desde lo local. Más información en http://transitiontowns.org.

14

estrategia y metodología que permitan contrastar las hipótesis. Para el

ámbito andaluz se han localizado y clasificado las redes existentes, se

han seleccionado los primeros casos de estudio y se han realizado las

primeras entrevistas. Con estos datos iníciales y la experiencia de venir

observando estas experiencias en los últimos dos años tanto en Andalucía

como en Inglaterra e Italia, se pueden describir algunas de sus

características y formular algunas conclusiones parciales a partir de las

que revisar las intuiciones preliminares, anticipar algunas ideas fuerza y

orientar los pasos sucesivos de la investigación

4.1 Surgimiento de las experiencias modernas de ECI

Las primeras ECI actuales surgen en Vancouver a partir de 1976 (Green

dollar). A partir de ellas se desarrollan, en los años 80 y 90, 2 líneas

diferentes, por un lado LETS en el Reino Unido y Australia, por otro los

Time-dollars en EEUU, que se trasladarían con el nombre de Time Banks

al Reino Unido y Australia. Todas estas iniciativas surgen ante las

masivas reducciones del gasto social del gobierno y las dificultades que

muchas personas encontraban a la hora de pagar los servicios que

necesitaban (Cahn, 2004; Tabachio, 2000). Paralelamente tanto las

monedas alternativas como los BdT se irían extendiendo otros países

europeos como Francia (System d'echange Local, Trocs, Reseaux

d'Echanges Reciproques de Savoirs), Italia (Banca di Tempo), Alemania y

Austria (Chiemgauer, Tauschring).

Andalucía se ha incorporado a esta oleada de nuevas prácticas con cierto

retraso respecto a nuestros vecinos europeos, pero también respecto a

otras comunidades autónomas como puedan ser Cataluña o Madrid. Esto

puede deberse a que hasta hoy se ha mantenido un modelo fuerte de

redes familiares que, en buena medida, cubre ciertas necesidades. En

cualquier caso en los últimos años se observa también aquí el

surgimiento de BdT, redes de trueque y redes de finanzas solidarias.

Actualmente según el portal (www.red-bdt.org)17 existen más de 60 BdT

17 red-bdt en España es un proyecto de la fundación holandesa STRO para promocionar y dar soporte a BdT y sistemas monetarios complementarios a través de tecnologías apropiadas. A nivel nacional en Italia encontramos el Osservatorio Nazionale sulle Banche del Tempo y en Inglaterra la organización

15

repartidos por la geografía española, pero concentrados especialmente en

torno a Madrid, Barcelona y, en menor medida, las provincias de Sevilla y

Cádiz. Hasta el momento en Andalucía se han localizado 13 ECI18, de

éstos, al menos 10 se encuentran activos. De ellos 8 son BdT –7

localizables a través de la web red-BdT-; 2 se identifican como red o club

de truque y han creado su propia moneda. Cuatro están gestionados por

asociaciones formales, 2 por asociaciones informales, uno es corporativo

y los otros son gestionados por los ayuntamientos de sus municipios.

Geográficamente, tres se encuentran en la provincia de Sevilla y otros 3

en la de Cádiz, uno en Córdoba, uno en Jaén, otro en Málaga y otro en

Almería. Excepto 2, todos se encuentran en municipios de más de 60.000

habitantes. Puede entenderse que tras décadas de transformaciones en

los barrios, de desaparición del sentido de comunidad y de privatización

de espacios públicos resulta difícil construir lazos y relaciones de

solidaridad y cuidado en los entornos urbanos. Sin embargo, entendemos

que es precisamente en estos contextos donde la experiencia de este tipo

de iniciativas cobra sentido como vía de posibles “territorializaciones

afectivas (y de cuidado) en la ciudad privatizada” (Precarias a la Deriva,

2005).

4.2 Casos de Estudio

Partiendo de los criterios definidos para la selección de casos, este

trabajo centra su atención en dos ECI situados en Sevilla y su área

metropolitana: el BdT del Ecolocal, Casco Norte de la capital y el Club de

Trueque (CdT) de la Talega, Alcalá de Guadaira (68.500 habitantes)19.

I. Ecolocal

El Ecolocal, es un proyecto de la asociación de educadores ambientales el

Enjambre sin Reina, surgida en 2005, formalizada a principios del 2006 y

que cuenta con 12 personas socias. Con el apoyo de la Comisión Europea

timebanking.uk que agrupan a la mayoría de estas experiencias.18 Esto contrasta con la situación en la región Emilia Romaña donde a día de hoy el coordinamiento de BdT de la región engloba 48 proyectos. Debe decirse que en esta región italiana se fundaron los 2 primeros BdT de Italia, el del Sindicato de pensionistas de Parma (1991) y el de S. Arcangelo de Romagna (1994). En la región inglesa de North West encontramos 4 BdT activos y 10 en creación.19 Cuando no se indique lo contrario, los fragmentos de texto que aparecen entrecomillados en este apartado corresponden a entrevistas realizadas a los/as promotoras de estos ECI, en junio 2009.

16

en el marco del programa de acción JUVENTUD el Enjambre puso en

marcha en Marzo del 2007 el Ecolocal: “un centro de información y

actividad medioambiental”, desde el que “fomentar una acción positiva y

fortalecer el sentido colectivo hacia estos asuntos” por eso se abre a las

propuestas de actividades que cualquier ciudadano/a quiera plantear

(www. ecolocal .es ). En estos 2 años y medio las actividades realizadas

han sido muy variadas desde charlas sobre cooperativismo, talleres sobre

conducción eficiente, y consumo responsable, comidas populares

ecológicas, visitas a las huertas de Sevilla capital, mercadillo libre y de

trueque o cine fórums hasta talleres de arreglo de bicicletas y, lo que en

este caso nos interesa, la creación de un BdT.

a) Tipo de red

El del Ecolocal es un ejemplo de BT en sentido puro: red de intercambios

multilaterales y multirrecíprocos de actividades, habilidades y

conocimientos en la que la moneda de cambio es el tiempo: el valor de

todo viene determinado por la cantidad de tiempo empleado en realizarlo.

La idea de partida es que una hora, es una hora independientemente de

la formación o capacitación de la persona que la ofrezca.

b) Organización, gestión y uso de las TIC

El BdT está gestionado por un grupo de 4 personas –en un principio 4

mujeres, ahora 3 mujeres y un hombre- que trabaja de forma rotativa,

cada 2-4 semanas cambia la persona encargada de realizar todas las

tareas de la secretaría: inscribir a los/as nuevos/as socios/as, responder

a los correos, poner en contacto a quien quiera intercambiar, actualizar el

listado de ofertas y demandas y enviarlo cada cierto tiempo –

generalmente un mes- a los/as inscritos/as… La inscripción puede

hacerse a través de la web del Ecolocal, por mail del BdT o

personalmente en la sede. Al contrario que en la gran mayoría de BdT la

inscripción es automática y no es necesario pasar por el trámite de una

entrevista ni pagar una cuota de entrada. Cuando un/a socio/a quiere

contactar con otro/a, simplemente se le remite el teléfono o e-mail- y se

confía que se comunicará –por e-mail, en persona o telefónicamente- a

la secretaria del BdT la duración y el objeto del intercambio para que

17

sean anotados en la contabilidad. Este sistema requiere que los datos del

BdT coexistan en diferentes formatos: correo web, hoja de cálculo y

papel lo que ha demostrado ser poco operativo. Como resultado los

ficheros no están actualizados y el equipo gestor señala que es probable

que gran parte de los intercambios producidos no hayan sido

comunicados o registrados. Se considera muy importante que los/as

socios/as se conozcan, por ello realizó un encuentro de socios/as al que

acudieron 15 personas. Comentan que resultó muy interesante y

enriquecedor pero hasta el momento no se ha repetido.

c) Situación actual

En Enero 2009 había oficialmente 159 socios/as inscritos/as, sin embargo

tan sólo 17 realmente activos/as –10 mujeres y 7 hombres-. Sin duda el

hecho de que la inscripción sea automática favorece un número alto de

inscripciones que luego no llegan activarse en intercambios, así mismo

cabe la posibilidad que haya más personas activas que no hayan

comunicado los intercambios. La solución a los problemas de gestión

pareció presentarse con la propuesta de un estudiante de ingeniería

informática de elaborar gratuitamente un software para la gestión del

BdT. Sin embargo a la espera de que este software esté listo, lo que se

ha retrasado más de lo esperado- desde Febrero del 09 no se han

actualizados los listados de ofertas y demandas y no se lleva un registro

regular de los/as nuevas/as socios/as ni de los intercambios realizados.

d) Miembros y motivaciones:

En general gran parte de los usuario/as del Ecolocal son personas del

entorno de los movimientos sociales de Sevilla, pero no sólo. Por el

Ecolocal también pasan personas mayores, inmigrantes, gente que ha

escuchado hablar del proyecto y siente curiosidad. En cuanto a las

motivaciones de los/as socias del BdT, la opinión de Ángela, una de las

promotoras, es que “[hay] de todo, gente que viene con una mentalidad

muy instrumental pues a mí me vendría muy bien que tal y gente todo lo

contrario que buena idea, (…) la filosofía, el compartir....no, no hay un

perfil la verdad”. En cualquier caso tratan de trasmitir que “más que el

servicio concreto esto es una ideología, disfruta del BdT porque es una

18

herramienta, pero no mero...”. Por su parte la propia presentación de

BdT del Ecolocal incluye las dos cuestiones.

¿Por qué el banco del tiempo?

*Porque queremos compartir nuestros saberes, nuestros haberes

*Porque queremos rentabilizar nuestro tiempo, nuestra vida…

*Porque sabemos que valor no es igual a precio

*Porque tenemos mucho que ofrecer y que recibir

*Porque podemos y queremos ofrecer y recibir sin que intervenga el dinero

¿Qué es? Un sistema de intercambio de tiempo donde poder ofrecer y recibir

servicios que cubran nuestras necesidades.

(www.ecolocal.es/BancoTiempo.html)

e) Crisis

Al no estar actualizados los datos no se puede saber con seguridad si han

aumentado el número de inscripciones e intercambios en los últimos

meses, sin embargo, creen que no. Así mismo subrayan como las

dificultades y la precariedad de la vida no es algo de los últimos tiempos,

sino que ciertos colectivos los sufren desde hace años. De ahí que

critiquen el tratamiento mediático sensacionalista de la crisis financiera.

II. La Talega.

La Talega es una asociación de consumo ético no formal que surge en

noviembre de 2005 a raíz de unas jornadas organizadas desde el grupo

ecologista de Alcalá de Guadaira, ‘Al-Wadira’, y la plataforma local del

voluntariado. Sus tres ideas fuerza son: “acercamiento a la naturaleza,

promoción de la comunidad y la ética que lo inunde todo”. La Talega

realiza compras conjuntas –productos agrícolas ecológicos directamente

del productor, placas solares, filtros de agua, productos de comercio

justo-; organiza cursos y jornadas de formación, sirve de plataforma de

reflexión e intercambio de información sobre temas como permacultura,

promoción de energías renovables… El objetivo es conseguir productos de

calidad a un menor precio, pero sobre todo impulsar un consumo mas

ético. La Talega, al contrario que otras agrupaciones de consumo, no

tiene tienda por una parte para evitar gastos extras y por otra, para

fomentar la involucración los/as miembros: los puntos de entrega de los

pedidos se sitúan en casas particulares.

19

En la actualidad está formado por 45 familias –la unidad no es la persona

sino la familia cada una paga 3 euros de cuota mensual

independientemente del número de personas que la formen- y 5

productores/as ecológicos/as –que no pagan cuota-. Su mayor

peculiaridad como organización es que no tiene cargos, consideran que

de esta manera se fomenta la mayor corresponsabilidad de los/as

socios/as. Con esto consiguen una implicación relativamente alta un 60%

de las familias se implica en las tareas y prácticamente la mitad asiste a

las asambleas que se desarrollan cada dos semanas, de forma abierta y

sin orden del día. Entre asamblea y asamblea se producen encuentros

amistosos informales y un continuo flujo de información a través de

internet. Siguiendo el ejemplo de la Talega han surgido recientemente

otras asociaciones de este tipo en pueblos de la provincia. De hecho, esta

asociación destaca su extensa y fuerte una red de relaciones con otros

colectivos y organizaciones afines

a) Tipo de red

El CdT de la Talega se pone en marcha prácticamente al mismo tiempo

que la asociación. En este caso no se trata de un BdT sino de un sistema

de moneda alternativo: como instrumento de cambio, no utiliza el tiempo

sino que crea una moneda propia, el ‘bollo’, con un valor de referencia de

medio euro. Al prestar un servicio, se ganan bollos que luego se pueden

gastar recibiendo servicios de otras personas. La cuestión de cómo

valorar el bollo fue objeto de discusión al poner en marcha el CdT: había

quien era partidario/a de hacerlo por fracción de tiempo y quien prefería

tener una moneda equiparable con el Euro, vencióvenciendo esta

segunda opción.

b) Organización, gestión y uso de las TIC

Cada miembro de la Talega es inmediatamente socio/a del CdT y recibe

una hoja de cuentas en la que anota los intercambios que realiza –

actividad realizada o prestada y coste en bollos-. Cada persona pone

precio a sus servicios según considere justo y el valor no siempre

coincide con el precio de mercado. No existe propiamente un equipo

gestor sino que cada persona lleva su propia contabilidad. En el 2006 se

20

contabilizaron intercambios por valor de 3000€. La Talega tiene en estos

momentos dos páginas webs, una antigua –informativa- y una nueva –

más operativa-. En ambas se hace referencia al CdT y es posible

encontrar ejemplos de servicios ofrecidos por los/as miembros. Por otra

parte a gran parte del importante flujo de información y los pedidos se

producen a través de internet.

c) Miembros y motivaciones

La Talega está formada por personas que coinciden “en que lo que nos

comemos y lo que nos venden está muy mal”. No existe un perfil claro

pero muchos/as tenían experiencia y preocupaciones previas en estos

ámbitos y en la Talega encuentran un espacio para integrarlas y

resolverlas en su vida cotidiana. Luz Marina -colombiana que lleva

intercambiando toda su vida- promovió el CdT porque “se pueden hacer

tantas (...) siempre una cosa por otra sin gastar dinero, no tiene que ser

en el mismo momento sino cuando venga bien”, “Hay que tener el

espíritu de poder compartir con la gente y no pensar en la economía y no

hacernos esclavos del tiempo y el dinero (…) si no, no hacemos nada”.

Señala que el trueque “da libertad” porque no necesitas tanto en

propiedad y amplia la red social, lo que ya en sí es “una gran

riqueza”:“se conoce gente de todas clases, alguna dices ésta se queda

aquí conmigo para ser mi amiga y ésta no (…) porque su pensamiento y

forma de ver la vida es otra, entonces ésta ya no sirve para hacer

trueque”. Para ella la base no es tanto que exista una moneda o se

contabilicen los gastos como desarrollar auténtica confianza, ‘sabes que

luego te van a dar’.

Por otro lado, Antonio, otro de los promotores, subraya el peso de la

cuestión del tiempo en estos procesos: “para estar en la Talega la gente

ha tenido que conquistar un poquito de su tiempo.” “En el supermercado

en una hora se acaba con todo, aquí te tienes que molestar. Decir bueno

yo le dedico un tiempo a esto porque me merece la pena, hay que tener

un grado de conciencia para estar en la Talega”. La Talega requiere una

importante dedicación y trabajo por el que “no se gana nada de dinero

contante y sonante pero los beneficios son muy superiores a ganar

21

dinero”, “En estos 4 años (…) se crea una red personal que no tiene

precio”; “se da pero se recibe el triple o el cuádruple, mucho más de lo

que se da”. Este sentimiento de riqueza de lo común, del estar en red

“es la vida, lo que nos propone el modelo en el que vivimos es todo lo

contrario (...) es la muerte”, “quiere individualismo, cada uno en su

parcelita porque de esa forma somos más manejables.” Por lo tanto

plantea la construcción de la comunidad como forma de acción colectiva

hacia nuevos modelos más sostenibles.

d) Crisis

Los/as promotores/as trasmiten la idea de que las familias de la Talega

están más protegidas frente a la crisis precisamente por esa red de

relaciones que se ha creado. Por una parte al interior de la Talega

“porque cuando tú estás en las malas, todo el mundo se vuelca”, “cuando

alguien ha estado en paro entre los socios le han salidos pequeñas tareas

y cosas, no dentro del trueque sino cobrando” o “se le han dado ideas”.

También es importante la red externa de la Talega “al estar tan

interrelacionada se vislumbran áreas de economía”, “si empieza ahora

gente a quedarse en paro (…) hay un caldo que puede dar pie a que la

gente encuentre trabajo”. Por otro lado se señala que ahora es posible la

reactivación del CdT.

d) Situación actual:

El CdT funciona durante los dos primeros años porque hay un encuentro

de voluntades. Sin embargo “se va apagando porque quizás mentalmente

la gente no tienen una necesidad”. Se señala que en la sociedad en que

vivimos el trueque hay que reactivarlo, cuando el grupo promotor se

cansa, el proceso se paraliza. Sin embargo, el intercambio, la ayuda

mutua entre los/as miembros continua de forma informal. A lo largo de

estos años se han creado relaciones de amistad y confianza mutua y ya

no son tan necesarias la moneda y la contabilidad. Sin embargo existe el

deseo y la potencialidad de reactivar el grupo, de hecho se están

recopilando las hojas de cuentas para poner en orden y actualizar el debe

y el haber.

22

III Puntos en común

A pesar de las diferencias evidentes entre el BdT del Ecolocal y el CdT de

la Talega, existen puntos en común:

a) Se enmarcan en iniciativas que tienen unos objetivos más amplios

relacionados con el fomento de modelos de vida más sostenibles

ecológica y socialmente20.

b) La idea se pone en marcha con gran entusiasmo pero se va

apagando con el paso del tiempo y el cansancio del grupo promotor

voluntario. Se espera que la involucración de nuevas personas en el

proyecto permita su reactivación.

c) Subrayan la importancia de los momentos de encuentro entre las

personas socias para fomentar la confianza e incitar los intercambios.

d) Se insertan en una intensa red de relaciones y colaboración con

otros grupos e iniciativas.

e) Entre los intercambios más mencionados se encuentran los

vinculados con trabajos domésticos y tareas de cuidados y atención que

son valoradas porque las personas usuarias realmente expresan sus

necesidades en torno a ellas.

f) Se mencionan dos tipo de motivaciones: una más ideológica, otra

más instrumental, aunque en la mayoría de los casos desde una cierta

afinidad, al menos desacuerdo con el estado actual de las cosas.

Las principales fortalezas y debilidades de estas dos iniciativas pueden

resumierse:

Puntos débiles Puntos fuertes

De los procesos- Sesgos entre los participantes

- Temporalidad

- Cierta desorganización interna

- Diseño del proceso

- Aprendizaje y reflexión colectiva

- Entusiasmo

- Flexibilidad

De los resultados- Poca claridad respecto los resultados esperados

- Cuantitativamente poco significativo

- Dificultades de contabilización y visibilización

- Concreción y retorno

- Impactos tangibles e intangibles

- Creación de sentimiento comunitario

4.3 Críticas y problemas 20 De la misma manera la documentación dedicada a los BdT Italianos se subraya su vinculación a proyectos medioambientales (Tabachi, 2000)

23

Gran parte de las dificultades que se presentan en este tipo de iniciativas

coinciden con las que encuentran en EEA en general. Entre otros riesgos

pueden mencionarse:

- Moda. Actualmente este tipo de experiencias está de moda. Esto

puede fomentar la activación de proyectos que no parten de una

verdadera comprensión y compromiso con los principios y necesidades

reales que deben guían estas experiencias. Es previsible que estas

iniciativas no sobrevivan el tiempo contribuyendo a dar una imagen

negativa del conjunto. Por otro lado, la mala utilización de los términos

puede llevar a confusión21.

- Temporalidad: si pueden ser sencillos de crear, más complicado es

darles continuidad en el tiempo y garantizar el futuro de los proyectos.

Los inicios son siempre lentos, requieren tiempo, paciencia y constancia.

- Uso abusivo de las TIC. Sin duda las TIC facilitan el funcionamiento

de este tipo de espacios, sin embargo deben servir para fomentar y no

para sustituir espacios de relación y sociabilidad base de la confianza y la

atribución de responsabilidad reciproca 22. Un directorio de ofertas y

demandas anónimas no es suficiente para fomentar los intercambios.

- Dimensiones inadecuadas. Un crecimiento excesivo de la red –en

personas o en extensión- no favorece las relaciones personales. Suele ser

más útil la escisión o replicación de las redes que su continua ampliación.

Al mismo tiempo una red demasiado pequeña presenta dificultades para

resolver las necesidades de sus miembros.

- Dependencia y/o instrumentalización por parte de las instituciones:

Aquellas experiencias de dependen del apoyo de las instituciones corren

el riesgo de formalizarse y plegarse a ciertos condicionantes o de dejar

de existir en el momento en el que dejan de recibir financiación23. Asi

mismo cabe señalar que cuando estas iniciativas son impulsadas desde

21 Por ejemplo timebank en el Reino Unido es una organización de voluntariado tradicional (www.timebank.org.uk)22 En este sentido, algunas BdT italianas han abierto perfiles en facebook que son muy utilizados por sus socios/as jóvenes y parece que han aumentado las inscripciones de este sector de la población.23 En Inglaterra se observa el peligro de la excesiva dependencia financiera, en Italia en algunos casos los BdT han sido utilizados por los ayuntamientos o poderes regionales para sustituir servicios que debería prestar las propias instituciones.

24

arriba sin una verdadera voluntad política, puede ocurrir que no sea

capaz de involucrar realmente a un colectivo.

- Conflictos internos, falta de comunicación e implicación de los/as

miembros, pérdida de confianza.

Así mismo se presentan una serie de dificultades. Algunos son de tipo

cultural y psicológico derivados por ejemplo de que la sociedad en la que

vivimos legitima sólo determinado tipo de soluciones, digamos respecto

al cuidado de los/as hijos/as. La filosofía de estos espacios escapa a las

formulas socialmente aceptadas a través de una redefinición del propio

estado de necesidad que no es fácil de admitir –de hecho gran parte de la

filosofía occidental moderna se basa en la idea de un sujeto autónomo sin

lazos de dependencia (Galcerán, 2009: 45,168,198). Se observa que las

personas socias de ECI tienden a ofrecer más fácilmente que a recibir,

quizás por falta de confianza y/o para no encontrarse en una situación de

deuda. Por otra parte como se ha señalado, los ritmos y tiempos de vida

de gran parte de la población no son directamente compatibles con estos

modelos; requieren una reflexión y una adaptación de nuestras

actividades cotidianas que si bien pueden favorecer una mejor calidad de

vida han de vencer cierta reticencia y hábitos.

Históricamente, este tipo de prácticas han sido criticadas como naïve,

utópicas o no significativas (Gibson-Graham, 2006; Leyshon et al., 2003;

North, 2007) y presentadas, tanto desde la hegemonía capitalista como,

desde sectores críticos, como “alternativas no creíbles a lo existente”

(Santos, 2004: 238 en Gibson-Graham, 2006: 57). Es más, autores como

David Harvey plantean que no hay posibilidad de que escapen a las

contradicciones del capitalismo (Harvey, 2000 en Leyshon et al., 2003:

23). En general, las criticas marxistas clásicas han puesto en cuestión: 1,

que la gente ordinaria tenga, por sí misma los recursos necesarios para

poner en práctica sus propias relaciones económicas alternativas. 2, que

un cambio técnico –una nueva moneda- en el sistema económico puede

marcar una transformación profunda de la sociedad. 3, han criticado la

aproximación liberal subyacente a las estratégicas de los utópicos de

25

cambio24.

Sin embargo, frente a estas visiones, se puede plantear una lectura más

optimista que visibiliza estos espacios como posibilidades ya existentes

de una economía más diversa e inclusiva. Ante las críticas de cooptación

o funcionalidad al sistema resulta útil subrayar que tras Foucault y

Deleuze, la intervención social y la política alternativa no puede seguir

pensándose como una acción que surge de un lugar externo y

frontalmente opuesto al sistema sino como la construcción en red de

prácticas situadas que cortocircuitan las prácticas de reproducción

ordinarias y las sustituyen por un tejido social alternativo (Galcerán,

2008:69). Si los procesos vienen impulsados desde abajo –como las

iniciativas aquí analizadas- y permiten que un número elevado de

personas integre de manera consciente formas alternativas de

intercambio en su vida cotidiana que abran camino hacia espacios de

economías reales liberadas, las criticas marxistas que pueden haber sido

adecuadas para el atropismo del siglo XIX y para las iniciativas

impulsadas desde arriba pueden no serlo para las condiciones actuales.

Por ello, a pesar de limitadas dimensiones de los ECI aquí presentados,

entendemos que pueden analizarse como experiencias de (micro)política

de la vida cotidiana pero haría falta más investigación empírica en este

sentido.

Conclusiones y reflexiones finales

Comenzábamos este trabajo presentando, desde la economía feminista,

la noción de sostenibilidad de la vida que traslada el núcleo analítico del

mercado a las personas y de las exigencias de la producción de

mercancías y beneficios a la satisfacción de las necesidades humanas

(Carrasco, 2001). Dicha perspectiva enlaza con aquellas propuestas

teóricas y prácticas que tienen como objetivo desestabilizar la asociación

de la ‘economía’ con el ‘mercado’ y el ‘empleo’ y producir discursos sobre

las economías proliferadoras de formas de cooperación social que

conviven ya con el capitalismo (Leyshon et al, 2003: 14). En este marco,

24Al ver el cambio social como resultado de ajustes tecnológicos rápidos, algunos utópicos se esforzaron en persuadir a las elites de que sus propuestas planteaban un cambio no doloroso, apolítico que no atacaba sus intereses sino conllevaba el beneficio común (North, 2007:52).

26

y en un periodo de crisis que es financiera y económica pero antes

política, cultural y social, frente a las críticas tradicionales acerca de su

escala, su dimensión emancipadora y su capacidad de transformación

real, cobra sentido hablar de EEA como intentos prácticos que cuestionan

la hegemonía neoliberal explorando posibilidades diversas de organizar la

vida económica y social.

Un subtipo de EEA serían los ECI, redes de personas interesadas en

cubrir, al menos, parte de sus propias necesidades y las necesidades de

las/as demás de forma solidaria –desmercantilizando ciertas esferas de

su vida. Este término engloba diferentes iniciativas de intercambio

solidario multilateral y multirecíproco, basadas en el tiempo o en una

moneda propia. Al analizar dichos espacios se ha subrayado su dimensión

inmaterial tanto por el contenido de los intercambios como, sobre todo,

por lo fundamental del componente afectivo y relacional presente en

ellos. Estas iniciativas, partiendo de la idea de que la interdependencia es

la situación común en la sociedad, no algo excepcional, ponen en práctica

alternativas de organización y diversificación de los usos del tiempo de

acuerdo a las situaciones y necesidades específicas de sus miembros y

entienden las diferencias como recurso público. Esto permite visibilizar y

revalorizar las tareas vinculadas a las sostenibilidad de la vida frente a la

hiperexplotación e infravaloración de que son objeto. Por todo ello los ECI

podrían ser considerados espacios de construcción colectiva de lo común.

En este sentido entendemos su potencial, en el marco de un proceso del

cambio de las pautas y hábitos socioculturales dominantes, para mejorar

el bienestar de la población en su conjunto en clave de bienestar

cotidiano (Torns, 2006:18-19), basado en la redistribución de la carga

total de trabajo entre todas las personas, la revisión de la organización

social del tiempo y la reducción del consumo a la capacidad de la

biosfera…. Pero para ello es necesario continuar avanzando en la

desarticulación de la construcción simbólica de la vida en pares de

opuestos: público-privado, laboral-doméstico, trabajo-ocio; naturaleza-

cultura; dependencia-autonomía y ante todo, del miedo como

construcción que hace sospechosas las diferencias, idealiza las

situaciones de autonomía y crea condiciones materiales que aíslan a las

27

personas y las hacen sentirse vulnerables.

Desde esta perspectiva tras hacer una radiografia de los ECI que existen

hoy en día en Andalucía, se han seleccionado dos de ellos, el BdT del

Ecolocal y el CdT de la Talega. Los criterios de discriminación han sido:

duración en el tiempo, carácter urbano, iniciativa ciudadana y disposición

a participar en la investigación. A partir de la información disponible en

sus webs, folletos informativos y documentos internos y la obtenida en

las entrevistas realizadas sus promotores/as se ha analizado su tipología;

gestión y uso de las TIC; motivaciones de los/as miembros; perspectiva

de la crisis y situación actual y se han apuntado algunas de las

dificultades y riesgos que deben afrontar. De cara al futuro debe

profundizarse en la comprensión de las dimensiones espaciales y

medioambientales de estos procesos así como en los efectos reales que

tienen sobre la vida de las personas que los protagonizan.

Para concluir, es importantes subrayar que se ha trabajado sobre dos

iniciativas pequeñas pero, y esto es lo significativo, insertas en una

extensa red de proyectos y colectivos que puede aumentar

significativamente su potencial. Gibson-Graham propone de repolitizar la

economía y abrirla a intervenciones que cuestionen la representación de

capitalismo como la forma -o identidad- necesaria y naturalmente

dominante de la economía (2006). Iniciativas como las que hemos

presentado hacen posible, desde un nivel micro, estos procesos de

recuperación de la economía desde la práctica colectiva. No es que la

simple participación en estos espacios implique directamente una forma

de activismo, pero cuando posibilita formas diversas de organización de

la vida cotidiana basadas en la interdependencia y la responsabilidad

social del cuidado y, en definitiva, en la construcción de lo común desde

una perspectiva ecológicamente consciente, puede considerarse una

acción política. Así mismo, el importante contenido relacional y emotivo

de estas redes, nos recuerda que el afecto y que las emociones son

cruciales para la acción colectiva y que es la “práctica ética” lo que nos

permite pasar “del victimismo a la potencia, del enjuiciamiento a la

acción y de la protesta a los proyectos positivos” (Gibson-Graham, 2006:

28

6).

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