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geografia
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La estación que perdimosLa estación que perdimosLa estación que perdimosLa estación que perdimos Ángel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZ
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El motivo por el que he elegido este tema está relacionado con mi
afición por el mundo del ferrocarril, que me viene desde niño, quizás por
haber convivido en mi infancia con mis abuelos paternos cuando no estaba
escolarizado y posteriormente durante los períodos vacacionales. El hecho
de circular por delante de su casa, mejor sobre ella, el antiguo ferrocarril
Vasco-Asturiano y el embarcar diariamente mi abuela la producción
lechera de su explotación en la estación de Fuso de la Reina despertó en mí
un interés por los trenes, y concretamente en la conducción de los mismos.
En mi recuerdo, muy lejano, están las viejas locomotoras de vapor
tomando agua en aquella estación de la parroquia de San Pelayo de Puerto
y que Don Juan Manuel Ruiz Marcos describe mediante una hermosa
personificación en la estación de Ustium –Ujo- en su novela La Memoria y
el Silencio: “La toma de agua para las máquinas de vapor, que lució La toma de agua para las máquinas de vapor, que lució La toma de agua para las máquinas de vapor, que lució La toma de agua para las máquinas de vapor, que lució
siempre vieja y destartalada, un engendro desfachado, sin infancia y sin siempre vieja y destartalada, un engendro desfachado, sin infancia y sin siempre vieja y destartalada, un engendro desfachado, sin infancia y sin siempre vieja y destartalada, un engendro desfachado, sin infancia y sin
juventudjuventudjuventudjuventud. Chorreando siempre restos de un líquido de color dudoso colgaba . Chorreando siempre restos de un líquido de color dudoso colgaba . Chorreando siempre restos de un líquido de color dudoso colgaba . Chorreando siempre restos de un líquido de color dudoso colgaba
aquella enorme manguera, como si un decrépito vejestorio exhibiera a la aquella enorme manguera, como si un decrépito vejestorio exhibiera a la aquella enorme manguera, como si un decrépito vejestorio exhibiera a la aquella enorme manguera, como si un decrépito vejestorio exhibiera a la
vergüenza pública debilidades sin control de su miembro incontinente”.vergüenza pública debilidades sin control de su miembro incontinente”.vergüenza pública debilidades sin control de su miembro incontinente”.vergüenza pública debilidades sin control de su miembro incontinente”.
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El hecho de haber cursado la carrera de Geografía e Historia me
obligó a ser usuario durante tres cursos académicos y el primer trimestre
de cuarto de la desaparecida estación del Vasco en compañía de muchos
jóvenes que, desde Pravia, Grado, Vega, Trubia, Las Caldas-Caces, Fuso-
Puerto, La Manjoya, viajaban a diario a la capital asturiana
compartiendo los retrasos, el frío, la humedad de la tétrica y ruinosa
estación, el viento que se colaba por los andenes y sobre todo la velocidad
de vértigo de los omnipresentes automotores MAN con su color azul,
quemados de continuos viajes a Ferrol así como los ascensos diarios a
Collanzo y descensos a San Esteban de Pravia, sin olvidar la temeridad de
algunos de sus maquinistas después de catar el elixir de los caldos con los
que Baco les tentaba a menudo. Algunos si hoy viviese Caravaggio, pintor
de finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, serían su musa.
El gusto por los trenes y el ser un asiduo viajero despertó en mi el
gusto por conocer la historia de la estación y por eso en septiembre del año
2006, un mes después de recordar su centenario, 13 de agosto de 1906,
escribí en La Nueva España una extenso artículo con el titulo “La estación
que perdimos”, publicado en la sección Oviedo y Centro el sábado 23 de
septiembre de ese año. Datos históricos, recuerdos de la infancia y
juventud acompañados de fotografías ocuparon algo más de dos páginas.
Ahora, hoy, ante todos vosotros quiero profundizar un poco más en la
historia de este emblemático edificio que ha pasado a mejor vida. Con este
relato doy por finalizada oficialmente la docencia en este Centro educativo
en el que pasé quince inolvidables años, de los cuales trece los he dedicado
al ejercicio de la Dirección haciendo compatible las tareas administrativas
con la docencia y por tanto rompo con aquel viejo proverbio que he
escuchado a un profesor en el curso 7º de EGB -1974/1975-: “la primera clase
no se imparte y la última se dispensa”.
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La ciudad de Oviedo, la bien novelada y plató cinematográfico en los
últimos tiempos de cineastas como Garci, Gonzalo Suárez, Woody Allen ,
tuvo hasta tres ferrocarriles y tranvía cuyos vestigios aún se podían ver
delante el Teatro Filarmónica a finales de los setenta; los raíles incrustados
en el asfalto de la calle.
El primer ferrocarril llegó en el año 1874 entre Gijón y Lena de vía
ancha, coincidiendo con la primera traída de agua a la ciudad; el segundo
partía de Vetusta y llegaba a Infiesto en el año 1891 de vía métrica (vía
estrecha) y el tercero de igual ancho acercaba la capital al mar -San
Esteban de Pravia- por un lado y a la cuenca carbonífera del Caudal y
Aller por otro -Mieres, Figaredo, Ujo- y en los años treinta del siglo pasado
llegó a Collanzo. La bifurcación de ambas líneas se producía en la estación
de Fuso de la Reina. La noble y heroica ciudad tuvo hasta el mes de
diciembre de 1999 tres estaciones que conocíamos coloquialmente como
Estación del Norte, luego RENFE, la Estación de Económicos y la Estación
del Vasco. Ninguna de los edificios originales permanece en pie en la
actualidad. El edificio de la estación del Norte, actualmente de los
ferrocarriles de la Compañía RENFE y FEVE, es posterior a la Guerra
Civil. La antigua estación de Económicos fue derribada para construir la
estación de autobuses; previamente había sustituido a la vieja estación y
la estación del Vasco o estación de Jovellanos fue objeto de la mayor
tropelía que pudo haber cometido un alcalde, Don Antonio Masip Hidalgo,
arropado por aquel argumento tan ruin como nefando “al no estar al no estar al no estar al no estar
catalogado el edificio se entiendecatalogado el edificio se entiendecatalogado el edificio se entiendecatalogado el edificio se entiende que no era competencia del Gobierno del que no era competencia del Gobierno del que no era competencia del Gobierno del que no era competencia del Gobierno del
PrincipadoPrincipadoPrincipadoPrincipado”, pronunciado por Don Manuel Fernández de la Cera, a la sazón
catedrático de Filosofía en un instituto ovetense y consejero de Cultura del
Principado de Asturias. Sin comentarios.
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Ahora, desde 1999 la nueva estación comparte espacio con la estación
de RENFE dentro de una operación urbanística conocida con el nombre de
Cinturón Verde de Oviedo; mejor Cinturón de hormigón y
microaglomerado asfáltico.
Me gustaría entrar en materia con un interrogante que en su
momento formuló mi alumna Nadia Díaz Fernández cuando participó en
el concurso-trabajo de investigación de mi departamento, pero
adaptándolo al tema que nos concierne.
¿Qué tienen de común Don Antonio Masip Hidalgo, Don Gabino de
Lorenzo Ferrera y Don José María Cienfuegos-Jovellanos?. La respuesta
simple y llanamente es haber sido alcaldes de Vetusta, Lancia,
Pilares…Oviedo. ¿Qué barbaridad han cometido los tres en el ejercicio de
sus mandatos?. La respuesta es haber firmado el derribo de la Estación del
Vasco, del complejo arquitectónico del Fontán y del Acueducto de Los
Pilares, del que Jovellanos dijo: “magnífica obra de montañeses, pero obra
digna de romanos”; no obstante el alcalde Don José María para justificar
su decisión afirmó con total rotundidad: “Los Pilares son una obra antigua,
mas todo lo antiguo está llamado a desparecer”. Estoy convencido que los
alcaldes Masip y de Lorenzo conocían esta frase y sin pronunciarla la
acataron sustituyendo Los Pilares por El Fontán o La Estación del Vasco.
La primitiva estación ferroviaria de Oviedo se construyó en el año
1904 en el solar que actualmente ocupa el Hotel Plaza Santo Domingo, pero
dos años después se trasladará a su emplazamiento definitivo. El 13 de
agosto de 1906 se inaugura y allí permanece hasta el derribo en un fatídico
día: el 3 de noviembre del año 1989.
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Habían transcurrido ochenta y tres años, de los cuales los últimos
veinte soportó con estoicismo el abandono de todos; menos de los viajeros,
de aquellos a los no quedó más remedio que usar este medio de transporte
porque otros buscaron una alternativa más cómoda, rápida e incluso
barata ante la falta de seriedad de la compañía.
Esta sigue en la misma línea y para ello no tenemos más que
contemplar la prensa regional actual en la que se hace constar la pérdida
continua y alarmante de viajeros en el tráfico de cercanías de vía
estrecha. Por ejemplo en el año 2005 el número de viajeros de la compañía
superaba la cifra de 4.800.000 viajeros, dos años después había perdido un
millón y en el año 2010 la cifra rondaba los 3.100.000 usuarios, y seguimos
bajando. Volviendo a nuestro emblemático edificio cabe preguntarse
¿quiénes lo abandonaron?. La administración central personificada en la
compañía de nueva creación FEVE que mantuvo en el último cuarto del
siglo XX una falta de compromiso con el ferrocarril y sobre todo con las
cercanías, la administración territorial, en Asturias suele ser la voz de su
amo y en caso contrario cuando los colores no coinciden se opta por la
bronca, y como no la local representada por el alcalde.
La estación del Vasco fue conocida también por el nombre de Estación
de Jovellanos. Ocupó un solar delimitado al norte por las calles Víctor
Chávarri, alcalde García Conde y al sur por la calle Jovellanos, antigua
calle de Traslacerca. En esa calle se había construido el Hotel Francés y el
mismo año que la estación el Teatro Celso con dos pisos.
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El piso inferior constaba de una entrada con arcada de medio punto
triple rematado el vano central por un frontón curvo y ambos lados de la
entrada dos vanos adintelados; del proyecto se puede deducir que la
fachada en este piso disponía de un almohadillado que recuerda al del
Teatro Campoamor. El piso superior destaca por su gran vano termal y las
dos torres con cúpula en forma de tapa de pastel. Este templo laico
dedicado a satisfacer las necesidades de una sociedad moderna está
inspirado en los cánones clasicistas. Al lado se edificó el Restaurante
Francés que comunicaba con el hotel del mismo nombre.
En la misma acera de la estación se construyó un edificio, que seis
años después albergaría en su planta baja, y aún pervive, la pastelería
Camilo de Blas. Dentro de ella se conserva una cerámica con una botella de
Codorníu de iguales características a los azulejos de los andenes. El autor
de estos edificios fue el arquitecto municipal Juan Miguel de la Guardia.
El hecho de ubicar la estación en este emplazamiento nos obliga a
retrotraernos al ingeniero Gorbeña que tenía interés en llevar la estación
hasta la plaza de la Escandelera mediante un acceso subterráneo, imitando
una experiencia análoga ejecutada en Bilbao, pero la oposición de las
monjas de la calle La Luna obligó a optar por el solar aludido. Resulta
interesante recordar las palabras de Gorbeña: “si pudie“si pudie“si pudie“si pudiera poner la estación ra poner la estación ra poner la estación ra poner la estación
en Oviedo en los jardines del Teatro Campoamor; allí la pondría”.en Oviedo en los jardines del Teatro Campoamor; allí la pondría”.en Oviedo en los jardines del Teatro Campoamor; allí la pondría”.en Oviedo en los jardines del Teatro Campoamor; allí la pondría”. El
proyecto se inicia en el año 1905 y el 13 de agosto de 1906 se inaugura. El
autor fue el ingeniero Francisco Durán y el contratista Aurelio del Llano.
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Don José Fernando González-Romero en su estudio, que lleva por
título, “La estación del Ferrocarril Vasco-Asturiano en Oviedo y la
desaparición de un entorno modernista” considera que esta construcción es
un ejemplo de una profunda relación entre arquitectura e ingeniería
destinada a acoger no solo los flujos de viajeros, sino también los de
máquinas y mercancías”. Esta tesis choca frontalmente con la defendida
por John Ruskin: "la verdadera arquitectura no admite el hierro como un "la verdadera arquitectura no admite el hierro como un "la verdadera arquitectura no admite el hierro como un "la verdadera arquitectura no admite el hierro como un
material constructivo y las estrucmaterial constructivo y las estrucmaterial constructivo y las estrucmaterial constructivo y las estructuras de hierro de las estaciones de tren turas de hierro de las estaciones de tren turas de hierro de las estaciones de tren turas de hierro de las estaciones de tren
y de algunas iglesias no son exactamente lo que entendemos por y de algunas iglesias no son exactamente lo que entendemos por y de algunas iglesias no son exactamente lo que entendemos por y de algunas iglesias no son exactamente lo que entendemos por
arquitectura"arquitectura"arquitectura"arquitectura". Pesvner mantiene una posición más conciliadora: “ el “ el “ el “ el
desarrollo del hierro tuvo lugar detrás de la escena arquitectónica y solo se desarrollo del hierro tuvo lugar detrás de la escena arquitectónica y solo se desarrollo del hierro tuvo lugar detrás de la escena arquitectónica y solo se desarrollo del hierro tuvo lugar detrás de la escena arquitectónica y solo se
le pele pele pele permite mostrarse en estructuras utilitarias y temporales”rmite mostrarse en estructuras utilitarias y temporales”rmite mostrarse en estructuras utilitarias y temporales”rmite mostrarse en estructuras utilitarias y temporales”.
Tenga razón uno u otro, no es el objetivo de esta charla, la estación empleó
como materiales constructivos el hormigón, el hierro fundido, el ladrillo, el cinc, la
madera, el azulejo, la cerámica, el vidrio. Fue una arquitectura singular en
nuestra provincia y el mejor ejemplo de convivencia de los materiales
constructivos históricos y los nuevos que aportan las Revoluciones Industriales.
La inauguración comenzó a las 07,30 horas. El primer tren estaba
compuesto por seis coches de viajeros arrastrados por la locomotora nº 1 Víctor
Chavarri y su salida fue acompañada de la previa descarga de gruesos cohetes; el
resto de trenes fueron obsequiados con el mismo ritual. Pasado el mediodía se
sirvió un banquete en el gran Hotel-Restaurante Francés al que asistió todo el
personal de las oficinas, Don Francisco Durán –ingeniero-, Don Aurelio del Llano
-constructor-, el Sr. Gorbeña -director técnico- y el Sr. Cabezas –gerente- con el
consiguiente brindis de rigor. Banda de música y un globo pusieron fin a una
jornada recogida por el diario “El Correo de Asturias” el día 14 de agosto de del
año 1906.
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La entrada principal está en la calle Jovellanos. Se proyectan dos edificios;
un bloque cúbico para albergar oficinas y la entrada a modo de arco de triunfo
con dos ojos en arco escarzano (rebajado) y arco de medio punto, recordando al
gran arco de la estación de La Concordia en Bilbao, pero fue modificada por tres
arcos rebajados, colocando sobre el principal el reloj y la inscripción
“FERROCARRIL VASCO ASTURIANO”“FERROCARRIL VASCO ASTURIANO”“FERROCARRIL VASCO ASTURIANO”“FERROCARRIL VASCO ASTURIANO”. La luz de estos arcos se cierra con una
rejería móvil que no se adapta al espacio curvo, quedando en este lugar una reja
fija en la que se coloca el emblema de la compañía. Sobre este cuerpo se añadió
otro piso con tres vanos geminados y adintelados. El cuerpo adyacente tiene un
patio central. En altura se sucede el sótano con arcos rebajados, el piso principal
con vanos adintelados y el piso superior con balcones con herrajes.
En el sótano se custodiaba el archivo, en el principal la dirección,
secretaría, caja, contabilidad, intervención, movimiento y el piso superior los
despachos, salas de construcción y dibujo, cocina con aseo. Tanto un cuerpo como
otro se definen por la pureza acercándose más al Secesionismo –corriente del
Modernismo en Austria- que al Modernismo mediterráneo en el que se predomina
la curva.
Una vez que el viajero ha traspasado cualquiera de los arcos se encuentra
con un vestíbulo a partir del cual descienden cincuenta y seis escalones divididas
en dos secciones de 12,50 m de ancho individualizadas y separadas cada una por
una barandilla metálica para permitir los flujos de viajeros y mercancías sin
ningún problema. Sobre la escalinata cuyos escalones llevaban pintados en color
rojo y amarillo anuncios que se veían en el momento de ascender se proyectó una
pasarela, la pasarela del ascensor, que nunca llegó a construirse y que tendría la
finalidad de facilitar el acceso de las mercancías a la calle de Jovellanos. Si se
hubiese llevado a cabo el interior de la estación tendría un carácter
marcadamente tecnológico.
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Después del descenso, a los pies de las escaleras, se abre una sala espera con
las paredes enlucidas a la tirolesa para evitar de este modo la sucia e inculta
costumbre de que sean pintarrajeadas, según el diario “El Carbayón” el día 10 de
agosto del año 1906. También las paredes se decoran con alicatados en color azul y
amarillo y el suelo con baldosas hidráulicas imitando a las alfombras. En esta
dependencia se habilita el servicio de expendeduría de billetes, la taquilla, que
abría veinte minutos antes de la salida del tren y cerraba cinco minutos antes de
la hora de partida. Allí los factores autorizados expedían los títulos de viaje en
soporte acartonado, en color marrón claro los billetes de ida y en verde los de ida
y vuelta, que eran sellados en el compostor. Posteriormente y tras la apertura de
la línea hasta Ferrol los viejos billetes fueron conviviendo con los billetes en papel
de imprenta. De aquellos trabajadores mi memoria conserva el recuerdo de una
mujer soltera, coqueta, que despedía una agradable fragancia acompañada de un
pulcro cabello teñido en el que no asomaba ni una cana y unas uñas
perfectamente pintadas.
De este modo pretendía mitigar el paso de los años, pues mi madre a finales
de la década de los cincuenta ya la conoció vieja y yo la conocí igual de vieja
veinte años después. Son de esas personas que envejecen prematuramente, pero
luego permanecen así de por vida.
Si la taquillera era una institución no era menos la famosa cantina
regentada por Falín, mítico jugador del Real Oviedo, fallecido a los sesenta y dos
años. La cantina es un ejemplo del movimiento modernista que tan bien retrató la
fotógrafa Doña Ana Müller en el libro “UnUnUnUn viaje hacia el norte viaje hacia el norte viaje hacia el norte viaje hacia el norte” publicado por
FEVE. El mostrador, la nevera y la mampara de madera con vidrios traslúcidos
y rejería por detrás de ellos son el mejor ejemplo del diseño típico de las artes y
oficios mostrando un gusto por la línea curva que define auténticos circuitos
elípticos pudiendo recordar a los de los trenes de juguete, pero la maligna piqueta
se ha encargado de que hayan pasado a mejor vida.
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Sobre esta cantina Don Juan Vega en la revista Vetusta, año 1984, escribió
un artículo “La estación del Vasco: una joya oxidada” de la que he extraído este
párrafo: “En la esquina, iluminado por una extraña luz matizada en cristales “En la esquina, iluminado por una extraña luz matizada en cristales “En la esquina, iluminado por una extraña luz matizada en cristales “En la esquina, iluminado por una extraña luz matizada en cristales
sucios, hay un bar que surge sorprendentemente de entre la desolación. Su sucios, hay un bar que surge sorprendentemente de entre la desolación. Su sucios, hay un bar que surge sorprendentemente de entre la desolación. Su sucios, hay un bar que surge sorprendentemente de entre la desolación. Su
presencia se anuncia por una mampara cálida, ppresencia se anuncia por una mampara cálida, ppresencia se anuncia por una mampara cálida, ppresencia se anuncia por una mampara cálida, poema de madera y cristal, oema de madera y cristal, oema de madera y cristal, oema de madera y cristal,
engarzados ambos materiales por matemáticas molduras, que anuncia la engarzados ambos materiales por matemáticas molduras, que anuncia la engarzados ambos materiales por matemáticas molduras, que anuncia la engarzados ambos materiales por matemáticas molduras, que anuncia la
presencia insospechada de uno de esos rincones que los auténticos paseantes saben presencia insospechada de uno de esos rincones que los auténticos paseantes saben presencia insospechada de uno de esos rincones que los auténticos paseantes saben presencia insospechada de uno de esos rincones que los auténticos paseantes saben
gozar, sin decepcionarse por la pátina o gozar, sin decepcionarse por la pátina o gozar, sin decepcionarse por la pátina o gozar, sin decepcionarse por la pátina o la suciedad”. la suciedad”. la suciedad”. la suciedad”.
Desde la sala de espera se descendía a través de veinticuatro escalones
hacia el andén de salida. Una pasarela de hierro, madera y cristal comunica esta
dependencia con el andén de llegada. De este modo ambos andenes tienen
comunicación directa con el edificio principal de la estación. Los viajeros que
opten por salir hacia la calle Gascona disponían de una escalera adyacente al
pilar de sujeción del puente sobre la esta calle.
Paralela a la pasarela había otra de idénticas características que disponía
de un montacargas para llegar hasta el andén de llegada y recoger los paquetes,
bultos y mercancías transportadas. Estas pasarelas tenían una longitud de 20 m y
una altura de 2,70 m. La cubierta es a dos aguas y bajo ella se construyó una
bóveda carpanel imitando de este modo a los coches de viajeros del ferrocarril.
La sala de espera y la cantina desde el exterior se engloban en una
construcción con amplios ventanales con arcos carpaneles que permiten iluminar
el recinto aprovechando la luz natural, disponiendo de persianas en el proyecto.
Sobre este cuerpo se añadió posteriormente otro destinado a viviendas, pero
ejecutado después de la Guerra Civil bajo una estética cercana al racionalismo por
la simpleza de sus líneas.
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Los andenes de la estación tuvieron que adaptarse a las irregularidades de
la topografía. Tenían una longitud de 90 m y una profundidad de 5,25m; una
superficie de 472,50 m2 cada uno. El andén paralelo a la calle Manuel García
Conde es el de llegada y su homólogo el de partida o salida. En este último se
disponen los despachos del jefe de estación, teléfono, equipaje, entrada de viajeros,
servicio sanitario, servicios, que incluye retrete y de señoras con vestíbulo,
tocador, macetas con plantas, flores y una mujer que los cuida. Entre ambos
andenes se colocó una tercera vía para estacionamiento de coches y salida de las
locomotoras. Las tres vías confluyen en una placa giratoria, que era igual que la
de la estación provisional, de procedencia norteamericana –Ransome y Rapier de
Ipswich-, gracias a la cual las locomotoras giraban para colocarse en la cabeza de
los trenes de salida. Esta disposición de dos andenes tuvo su inspiración en el
ferrocarril Madrid-Aranjuez del año 1851. Los andenes se protegen con las
marquesinas cuyos elementos sustentantes son columnas de hierro fundido,
fabricadas en Mieres, menos mal que por una vez aprovechamos nuestros
recursos industriales.
Van rematadas por capiteles de estilo neonazarí y por las molduras curvas
tan típicas del modernismo que se denominan coup de fouet. Sobre estas columnas
la disposición de perfiles de hierro –vigas- facilita la colocación de madera
pintada al óleo en el interior y recubierta al exterior por planchas de cinc,
reforzadas con entramado de hierro. El muro de cierre de los andenes se
compartimenta con pilastras toscanas de ladrillo que en el piso inferior se cubre
con cemento y en el superior se decora en la década de los años veinte con una
colección de azulejos de valor incalculable. Menos mal que una muestra,
insuficiente, pero menos es nada, se ha conservado en la nueva estación conjunta
RENFE-FEVE. El día 26 de junio de 1984, cinco años antes de proceder al derribo.
el presidente de FEVE Fernando de Esteban escribe al alcalde de Oviedo con fecha
26 de junio de 1984 una carta de la que he extraído este párrafo:
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“Con motivo de tu atenta carta del 15 de mayo, di las instrucciones “Con motivo de tu atenta carta del 15 de mayo, di las instrucciones “Con motivo de tu atenta carta del 15 de mayo, di las instrucciones “Con motivo de tu atenta carta del 15 de mayo, di las instrucciones
precisas para que inmediatamente se tomaran las medidas que apuntabas precisas para que inmediatamente se tomaran las medidas que apuntabas precisas para que inmediatamente se tomaran las medidas que apuntabas precisas para que inmediatamente se tomaran las medidas que apuntabas
en cuanto a la limpieza de los anuncios de azulejo en la estación de en cuanto a la limpieza de los anuncios de azulejo en la estación de en cuanto a la limpieza de los anuncios de azulejo en la estación de en cuanto a la limpieza de los anuncios de azulejo en la estación de
Jovellanos. Las fotos qJovellanos. Las fotos qJovellanos. Las fotos qJovellanos. Las fotos que te adjunto, con el resultado obtenido, me fueron ue te adjunto, con el resultado obtenido, me fueron ue te adjunto, con el resultado obtenido, me fueron ue te adjunto, con el resultado obtenido, me fueron
remitidas desde Oviedo el día 13 de junio….Por otra parte, te anticipo que remitidas desde Oviedo el día 13 de junio….Por otra parte, te anticipo que remitidas desde Oviedo el día 13 de junio….Por otra parte, te anticipo que remitidas desde Oviedo el día 13 de junio….Por otra parte, te anticipo que
próximamente saldrá a concurso un proyecto para la remodelación de próximamente saldrá a concurso un proyecto para la remodelación de próximamente saldrá a concurso un proyecto para la remodelación de próximamente saldrá a concurso un proyecto para la remodelación de
toda la estación y espero que FEVE pueda salir en vuestros prótoda la estación y espero que FEVE pueda salir en vuestros prótoda la estación y espero que FEVE pueda salir en vuestros prótoda la estación y espero que FEVE pueda salir en vuestros próximos ximos ximos ximos
números de Vetusta, como modelo de rehabilitación de un espacio urbano números de Vetusta, como modelo de rehabilitación de un espacio urbano números de Vetusta, como modelo de rehabilitación de un espacio urbano números de Vetusta, como modelo de rehabilitación de un espacio urbano
recuperado para disfrute de los ovetenses y mejor servicio a todos los recuperado para disfrute de los ovetenses y mejor servicio a todos los recuperado para disfrute de los ovetenses y mejor servicio a todos los recuperado para disfrute de los ovetenses y mejor servicio a todos los
usuarios”.usuarios”.usuarios”.usuarios”.
El día 28 de diciembre de 2003 Ángel de la Fuente Martínez publicó en La
Nueva España un artículo que lleva por título “Los azulejos de la estación del
Vasco”. ¿Qué interés tienen?. La primera vez que tuve conocimiento del valor fue
a través del padre de un amigo mío. Aquel hombre, hoy un anciano octogenario,
no podía comprender el interés que manifestábamos aquellos adolescentes por las
salas de juego mientras esperábamos por el tren en vez de disfrutar de la espera
en la estación. Él contaba que, en su época de estudiante de Comercio, pasaba el
tiempo de espera contemplando una y otra vez los azulejos de la estación del
Vasco. A mí con catorce años y a su hijo nos daba la risa, pero quién lo iba a decir
que ahora no pienso lo mismo porque son una joya. Hace dos años acompañé a un
grupo de alumnos de Bachillerato y 4º ESO a la nueva estación y allí les mostré la
colección de esos azulejos, pero en concreto el que más me llama la atención. Al
día siguiente uno de aquellos alumnos de Secundaria le dijo al profesor esta frase:
“nunca creí que de unos azulejos se puede obtener tanta información”. Y es que
nacemos con cataratas, vivimos y morimos con ellas por lo que somos incapaces
de comprender nuestro entorno más inmediato.
La estación que perdimosLa estación que perdimosLa estación que perdimosLa estación que perdimos Ángel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZÁngel de la FUENTE MARTÍNEZ
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Esta situación debe hacernos reflexionar y los docentes tenemos que
convertirnos en unos buenos oftalmólogos sin pretender hacer la competencia a la
clínica oftalmológica de la familia Vega, para que nuestros alumnos sean capaces
de discernir la información que le aportan los libros y las imágenes.
Los azulejos fueron encargados a La Valencia Industrial con una gran
trayectoria en el trabajo de las cerámicas con finalidad publicitaria entre 1906 y
1930 puesto que en esta provincia abundaban las fábricas que se dedicaban a estos
menesteres. Afortunadamente y gracias a la labor del restaurador Antonio Perla
se han recuperado algunos, que son algo más que el testigo de una época.
En primer lugar nos aportan una información valiosa como es la ubicación
de los principales centros comerciales en la ciudad a caballo entre el casco
histórico y lo que podríamos llamar la operación de reforma interior y el
ensanche. Cimadevilla, Fierro, San Juan, Argüelles, Azcárraga, Marqués de
Castañaga, Fruela, Uría, Dr. Casal, Cervantes son algunas de las calles ovetenses
junto con Fuertes Acevedo, lugar en el que se construye el sanatorio quirúrgico y
treinta años después muy cerca lo que hoy conocemos como el HUCA al que le
queda poco tiempo de vida en su emplazamiento tradicional siendo optimistas
porque es lo nos queda; lo que nadie ni nada nos puede robar.
En segundo lugar nos proporciona información de las principales
actividades comerciales que he agrupado por afinidad: construcción, mueble,
química, agroalimentaria –pastelería, mantequería, huevería, licores-, seguros,
relojería, electrodomésticos, textil.
En tercer lugar se pueden asociar muchas de las actividades con la Segunda
Revolución Industrial cuyo origen se enmarca en el año 1870; por ejemplo la
industria química, la cementera, la electricidad e incluso podemos retrotraernos a
actividades que han definido la Primera Revolución Industrial a mediados del
siglo XVIII; por ejemplo la industria textil.
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Otra consecuencia del proceso industrializador fue la instauración de la
economía de mercado y por tanto ahí está el origen de las sociedades de seguros.
En cuarto lugar los azulejos son el mejor exponente del lenguaje publicitario
de la época y son producto de la difusión del cartelismo a partir del último
cuarto del siglo XIX cuyo padre puede considerarse el pintor Henry Toulouse
Lautrec y el Modernismo. Estamos en el nacimiento y expansión del consumismo
y la incitación del mismo a través de la imagen.
En quinto lugar porque nos ayudan a conocer uno de los episodios de la
Historia Contemporánea de la que formamos parte. Sin los anuncios del Vasco
difícilmente podríamos comprender los fríos anuncios de la prensa. La entrada en
escena del cine y posteriormente la televisión fomentó la propaganda que se hacía
antes del inicio de cada película o en la interrupción de los programas mediante
de los anuncios, a lo que hay que añadir actualmente la práctica del buzoneo en
las ciudades.
En sexto lugar porque son una obra de arte por el estudio de la composición,
el dibujo, el color, la luz, el mensaje que transmiten. Si se me permite de todos ellos
yo me quedo con el anuncio del servicio de una casa típica del ensanche, de las
que aún se conservan en la acera derecha de la calle Uría si comenzamos la calle
desde la estación de RENFE a partir de la confitería y cafetería Santa Cristina.
Son las viviendas construidas por Ulpiano Muñoz en 1913. Este azulejo riquísimo
por el lenguaje no lo es menos por la imagen. Mediante un rectángulo en primer
plano y otro de menor tamaño en segundo plano intenta construir un espacio
tridimensional, pero con una perspectiva invertida pues el embaldosado no
converge hacia el fondo, sino que se extiende hacia el espectador. La bañera es
una línea para marcar dos planos perfectamente diferenciados y el perfil del niño
contribuye a esa sensación. La gradación de los colores permite que las figuras
tengan volumen, por ejemplo el lavabo o el inodoro.
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Asimismo podemos identificar un foco de luz que procede del ángulo
superior derecho y que deducimos por la proyección de las sombras de la criada,
niño y balón. Otra cuestión a resaltar es el gusto por el detalle que se percibe en la
alfombra, las jaboneras e incluso el espejo, un objeto que ya fue empleado en la
pintura flamenca del siglo XV y posteriormente en el siglo XVII como recurso
para crear un espacio virtual.
Finalmente no dejemos al contemplar la cisterna, sobre todo los que
pasamos de las tres décadas de vida. Una lectura atenta a la escritura nos
permite deducir que en la ciudad de Oviedo estaba solucionado el problema del
agua, pues no en vano desde el año 1874 contaba con una traída de agua, las
viviendas disponían de luz eléctrica y calefacción que empleaba como combustible
el carbón mineral que transportaba hasta la ciudad el recién estrenado
ferrocarril y que lo siguió haciendo mientras llegó hasta la emblemática estación.
Por supuesto la red de saneamiento también era una realidad. Este tipo de
viviendas estudiadas por los especialistas en Geografía Urbana quedan muy bien
retratadas en algunas obras literarias como en la novela La Espuma del
asturiano Armando Palacio-Valdés que se desarrolla en el ensanche madrileño.
Finalmente al lado de la estación de viajeros estaba la estación de
mercancías con varias vías, cocheras, hangares para las locomotoras, andenes
cubiertos y descubiertos. Sobre este solar se ha procedido a levantar edificación
con un uso incierto pues en primer lugar se llegó a proponer que en la nueva
edificación se ubicaría el Ayuntamiento dejando el edificio histórico para actos
solemnes y posteriormente el exalcalde Don Gabino de Lorenzo Ferrera encargó
al arquitecto Santiago Calatrava la construcción de tres torres, que ante el
clamor de los ciudadanos y algunos partidos políticos fue retirado.
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¿Qué hubiese sido si la estación fuese sometida a un revolucionario proceso
bajo la propuesta de Don Federico y Don Fernando Somolinos que habían optado
por envolverla dentro de una edificación destinada a bajos comerciales, oficinas,
dependencias ferroviarias y viviendas bajo una estética racionalista en el año
1963?. Con toda probabilidad dentro de ese caparazón se mantendría la vieja
estación que era el lugar idóneo para ubicar la sede del Museo del Ferrocarril de
Asturias, pero eso ya queda para otra conferencia en el marco de la gran
chapuza ferroviaria de Cinturón Verde en el año 1999.
El precedente de este mal logrado proyecto fue el edificio ALSA de la Plaza
Primo de Rivera entre las calles Fray Ceferino y General Elorza ejecutado en el
año 1957 por Don Ignacio Álvarez Castelao. Nuestro país desde hace más de dos
décadas ha conseguido un puesto en ese espacio geopolítico que ha tenido varios
nombres en medio siglo, Mercado Común, Comunidad Económica Europea, Unión
Europea, pero desgraciadamente no ha entrado en nosotros. El mejor ejemplo de lo
lejos que estamos de los países de nuestro entorno es la transformación de la
antigua estación de Víctor Laloux en el Museo de Orsay, una pinacoteca que
alberga fondos pictóricos impresionistas y postimpresionistas junto con grupos
escultóricos, proyectos arquitectónicos, dibujos, objetos de arte, muebles. Fue
declarada Monumento Histórico y el 1 de diciembre de 1986 abrió sus puertas
como museo. En Asturias, en España la piqueta, el cemento, el ladrillo…son la
solución antes de conservar y rehabilitar nuestro patrimonio por eso aún nos
queda mucho por hacer para ser europeos de verdad. Espero y deseo que el Foro
Mundial del Patrimonio que ya va por su cuarta edición y en la que participará
este año nuestro alumno Miguel Pérez Fernández de 2º ESO, representando al
Principado de Asturias, contribuya a despertar en los jóvenes, que mañana
tendrán responsabilidades políticas, interés por preservar y recuperar el legado
de la Historia. Espero tener la suerte de Simeón y en mi ancianidad contemplar la
sensibilidad hacia el patrimonio por parte de aquellos a los que los ciudadanos les
han otorgado la responsabilidad de gobernar.
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Quiero finalizar con una referencia al libro Faladuríes editado en el año
1975 del que es autor Don Francisco Sarandeses. Este carbayón que no nació en
Oviedo al referirse a esta ciudad afirma: “ La catedral es el símbol“ La catedral es el símbol“ La catedral es el símbol“ La catedral es el símbolo de la fe, Los o de la fe, Los o de la fe, Los o de la fe, Los
Pilares la fortaleza, El Carbayón el señorío y el Cañu del Fontán el desprecio a la Pilares la fortaleza, El Carbayón el señorío y el Cañu del Fontán el desprecio a la Pilares la fortaleza, El Carbayón el señorío y el Cañu del Fontán el desprecio a la Pilares la fortaleza, El Carbayón el señorío y el Cañu del Fontán el desprecio a la
soberbia”soberbia”soberbia”soberbia”, pero no se acordó de la Estación del Vasco, una institución en la capital
de nuestro Principado. De ella yo digo que es el umbral a través del cual llegaban
a los habitantes de Vetusta los aires, los productos del mar y de las fértiles vegas
de nuestro Nilo y el carbón de la cuenca de aquella corriente que era fruto de la
armónica unión en Ujo de los ríos Lena y Aller, que decidieron bautizar a su
criatura con el nombre río Caudal. Si tras la construcción de las Escuelas en los
pueblos, estas comenzaron a desplazar a las Iglesias como referente, algo parecido
ocurre en la ciudad porque las estaciones fueron relegando a las catedrales, pues
fueron el nuevo punto de encuentro, que se encuentra superado ya por las
grandes superficies comerciales situadas estratégicamente. En fin yo me atrevo a
decir que esta estación junto con sus vecinas del ferrocarril del Norte y de
Económicos contribuyó a forjar elelelel cosmopolitismo ovetense cosmopolitismo ovetense cosmopolitismo ovetense cosmopolitismo ovetense y que es de justicia que
se su recuerdo sea imperecedero.
Muchas gracias
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BLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓNBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓNBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓNBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓN
FUENTE MARTÍNEZ, Ángel , de la: “Los azulejos de la estación del
Vasco”. LNE. 28 de diciembre de 2003
“La estación que perdimos”. LNE.
23 de septiembre de 2006
GONZÁLEZ ROMERO, José Fernando y
MUÑOZ DUARTE, Pelayo: “Minería del Carbón y Arquitectura Industrial
en Asturias”. Fundación de Nuevas Tecnologías y
Cultura. 2004
LÓPEZ GARCÍA, Mercedes, et allí: “La Vía estrecha en Asturias. Ingeniería
y construcción. 1844-1972”. GEA. 1995
MÜLLER, Ana. NIETO, Ramón. CORAZÓN, Alberto: “Un viaje hacia el
norte”. FEVE.1987
VEGA, Juan: “La estación del Vasco: una joya oxidada”. Revista Vetusta.
Nº 1. 1984
PERIÓDICOS DEL AÑO 1906PERIÓDICOS DEL AÑO 1906PERIÓDICOS DEL AÑO 1906PERIÓDICOS DEL AÑO 1906
Anónimo: “La nueva estación del Vasco”. El Correo de Asturias. Archivo
Municipal de Oviedo. 14-VIII-1906
Diario El Carbayón. Biblioteca de la Universidad de Oviedo. 10-VIII-1906