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ESTUDIO DE CASO

ESTUDIO DE CASO - NingEstudio de Caso / Revitalización de espacios públicos 7 La visión restaurativa de la infraestructura urbana bajo un enfoque de derecho a la ciudad debe conjugar

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ESTUDIODE CASO

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INTEGRANTES

Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Rumania, 20. Río de Janeiro, Brasil. CEP: 22240-140Tel.: +55 21 3235-8550 - E-mail: [email protected] site: http://mejorespracticas.ning.com/

EL Agora- ArgentinaNodo del Foro para Argentina y Uruguay

DESCO- Perú.Centro de Estudio y Promoción del DesarrolloNodo del Foro para Perú y Bolivia

UCR-Costa RicaUniversidad de Costa RicaNodo del Foro para Costa Rica y Panamá

CENVI- México.Centro de la Vivienda y Estudios Urbanos, Nodo del Foro para México

FUNDASAL-El SalvadorFundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda MínimaNodo del Foro para El Salvador, Honduras y Nicaragua

FHC-ColombiaFundación Hábitat Colombia Nodo del Foro para Colombia, Ecuador y Venezuela

SUR-Chile.Corporación de Estudios Sociales y EducaciónNodo del Foro para Chile y Paraguay

El Foro lleva a cabo sus actividades en la región a través de una red de ocho instituciones. El Secretariado está constituido por el Ministerio de Fomento del Gobierno de España, ONU-Habitat/Rolac y uno de los integrantes del Foro, que alterna cada dos años.

IBAM- Brasil.Instituto Brasilero de AdministraciónNodo para Brasil

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REVITALIZACIÓN DE ESPACIOS PÚBLICOS EN ASENTAMIENTOS PRECARIOS URBANOSSan Salvador, El Salvador

Palabras Clave: Desarrollo comunitario, mejoramiento del espacio público, ayuda mutua, prevención de la violencia, niñez y juventud, accesibilidad.

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1 FUNDASAL y PNUD. Escenarios de vida desde la exclusión urbana: Una mirada al hábitat popular en 32 ciudades de El Salvador. 2009.2 DIGESTYC. Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples El Salvador 2013. 2014.

1. CONTEXTO

Según un estudio realizado en 2009 sobre los asentamientos precarios urbanos (APU)1 , estos albergan al 13% de la población urbana salvadoreña, y se concentran en su mayoría (54%) dentro del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS). Hacia 20132 , la pobreza urbana afectaba a un 26% de hogares, entre los que se encuentran familias que habitan en los APU. Históricamente marginalizados de las políticas públicas, estos grupos residen en profunda precariedad y exclusión urbana, caracterizada por alta densidad poblacional, vulnerabilidad físico-ambiental, desconexión de la trama urbana, y carencia de espacios públicos para la integración social. Existe una problemática relacionada con la degradación o pérdida de sus potencialidades físicas y sociales para la integración y la sana convivencia. Por ende, las comunidades de los APU son usualmente asociadas con entornos favorables para la comisión de actividades delictivas, la proliferación del comercio informal, el deterioro de la imagen urbana, la deforestación ambiental, y otros fenómenos socialmente percibidos como negativos, dando lugar a la estigmatización de sus habitantes.

2. PROCESO

La metodología de revitalización de espacios públicos, aplicada desde FUNDASAL en distintos APU del AMSS, se basa en prever espacios para la convivencia y desarrollo comunitario, con la participación de los pobladores de las comunidades como actores principales de la transformación social del barrio, mientras que las entidades ejecutoras proveen asesoría técnica a lo largo de todo el proceso. Esta metodología garantiza que el espacio creado o mejorado se adecúe a las necesidades de las comunidades y construya tejido social, además de generar vínculos entre el entorno mejorado y las familias.

Asimismo, las medidas incorporadas a las intervenciones de espacio público contemplan la reducción de riesgos físico-ambientales, reordenamiento vial y de accesos peatonales, reforestación y aseo de espacios, e incorporación de infraestructura social y comunitaria. Para efectos ilustrativos, se retomarán las intervenciones de espacio público realizadas por FUNDASAL en dos comunidades: 10 de Octubre, en Soyapango, y El Progreso, en Mejicanos. En cada intervención de este tipo, el proceso constructivo parte de definir una metodología de trabajo desde el inicio, para la que se definen responsabilidades y tiempos de ejecución. También se establece un plan de control de calidad y de seguridad ocupacional en las obras. El rol que asumen las comunidades en este proceso, además de involucrar el trabajo por Ayuda Mutua, conlleva

participar en las obras de limpieza, acarreo de materiales, pintura de juegos, jardinería, y la vigilancia del área de construcción y bodegas.

En la comunidad 10 de Octubre, el área de terreno disponible para construcción constituía un sitio de cauce seco dentro del asentamiento convertido en depósito de basura hacia el que desembocaban escorrentías de aguas servidas. La propuesta de intervención pretendía encausar las aguas de lluvias por medio de tuberías con diámetros adecuados hasta su descarga al cauce natural colindante. Paralelamente, se instalaron colectores para aguas residuales, conectados hacia uno de carácter público. El diseño participativo consideró las condiciones topográficas de la zona y definió tres terrazas para el desarrollo de un parque, además de las obras de protección y desagüe en las colindancias. En el caso de la comunidad El Progreso, la mayor parte del área disponible para construcción fue destinado a espacio abierto (963 m2), y el restante, para una Casa Comunal (172 m2). El espacio abierto era utilizado inicialmente como área de basurero para la comunidad, hasta que la Municipalidad intervino mediante una limpieza. El diseño participativo consideró las condiciones topográficas de la zona y definió tres terrazas para el desarrollo del espacio y las obras de protección requeridas. La Casa Comunal se definió a partir del uso y disposición de los espacios con la comunidad y el diseño técnico efectuado por especialistas. El diagrama siguiente entra en mayor detalle sobre las actividades realizadas en cada intervención:

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Fuente: FUNDASAL.

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Actividades desarrolladas en el proceso constructivo de las intervenciones de espacio público en las comunidades 10 de Octubre, Soyapango, y El Progreso, Mejicanos.

10 DE OCTUBRE

Limpieza del área, retiro de escombros y basura, y desvío

provisional de drenajes.

Trazo y definición de terrazas(respetando la arborización

existente).

Construcción del colector de aguas lluvias por tuberías y canales

abiertos, hasta sitio de descarga.

Relleno y nivelación delárea en tres terrazas.

Equipamiento en Terraza A (Área juvenil), Terraza B (Área de

adultos) y Terraza C (Área infantil)

Obras en accesos, protecciónde taludes, cercados y forestación.

Concreción de alumbrado públicopor la Municipalidad.

EL PROGRESO

Limpieza y retiro de escombros.

Trazo y nivelación de terrazas.

Canalización abierta de las aguas lluvias hacia sitio

de descarga.

Equipamiento en Terraza A (Área de acceso), Terraza B (Área juvenil)

y Terraza C (Área infantil).

Obras de accesos, protección de taludes, cercados y forestación.

Concreción de alumbradopúblico por la Municipalidad.

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En ambas comunidades, el espacio público se situó en las tres terrazas creadas en el área disponible para la intervención. En la comunidad 10 de Octubre, el área juvenil consistió de la construcción de una cancha de concreto multi-juegos (básquetbol, vólibol y futbolito); el área de adultos, incluyó bancas y mesas; y el área infantil, la construcción de juegos metálicos y de concreto. En la comunidad El Progreso, además de un área juvenil e infantil como las de la comunidad 10 de Octubre, incorporó un área de acceso, en la que se construyó un parqueo para vehículos y descanso pasivo. Para todas estas intervenciones de espacio público, fue imprescindible el establecimiento de un Convenio marco de Cooperación y Coordinación con cada una de las Municipalidades involucradas –en estos casos, de Soyapango y Mejicanos–. En base a ellos, se definieron responsabilidades y un aproximado de 13% de contrapartida sobre los montos de intervención total a asumir de parte de cada Municipalidad. En resumen, todo el proceso de revitalización de espacio público consta de cuatro fases cuyas actividades principales son descritas a continuación. Los tiempos de ejecución por fases varían de acuerdo a los espacios planificados y los aportes de los actores involucrados, así como del tipo de intervención a desarrollar:

• Reconocimiento de las demandas y necesidades de la comunidad en cuanto a espacio público a partir de diagnósticos elaborados previamente y grupos focales desagregados por género y edad• Identificación de la situación socio-ambiental de las comunidades (realización de estudios de suelo, análisis de estabilidad de taludes, etc.) y definición de espacio a intervenir• Elaboración de un mapa de actores con potencial de involucramiento y recursos (sociedad civil, sector público y privado)• Gestión de financiamiento y apoyo complementario con la cooperación internacional y municipalidades

Estudio de Caso / Revitalización de espacios públicos6

FASE 1:Diagnóstico e identificación (1 mes)

• Análisis y documentación de la información base para los talleres de diseño, en los cuales deben participar la comunidad• Mapeo general de la información técnica, social, económica y ambiental para orientar resultados• Desarrollo de talleres de diseño participativo• Elaboración de un anteproyecto desde la asesoría técnica cuya base legal y normativa permita un funcionamiento y operación de bajo costo• Validación y consolidación de la propuesta técnica por parte de la población

FASE 2: Diseño participativo (2 meses)

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La visión restaurativa de la infraestructura urbana bajo un enfoque de derecho a la ciudad debe conjugar la regeneración física con el involucramiento participativo de la población en todas las etapas y procesos que la misma implica (constructivos, organizacionales y sociales), para promover no solo la producción colectiva del espacio físico sino también el fomento de relaciones constructoras de una vida en comunidad. Bajo esta perspectiva se deben orientar las intervenciones generadoras de espacio público en los barrios precarios con escasa disposición de suelo: para construir espacios de dominio público, uso colectivo y promover el encuentro de la mayor diversidad de actividades y actores sociales.

Objetivos

Al mejorar el espacio público en zonas degradadas de la ciudad o colindantes con los APU, se busca crear entornos habitacionales de calidad, idóneos para transformar los riesgos socio-ambientales en factores de convivencia e

integración comunitaria. De esta forma, el espacio público se convierte en un sitio de uso participativo, fácil mantenimiento, adaptable a las necesidades comunitarias, y seguro para todos sus usuarios. Esto contribuye al bienestar colectivo del barrio y a la restauración de la imagen urbana.

• Elaboración de la carpeta técnica de la intervención• Establecimiento de acuerdos sobre compromisos y aportes comunitarios e institucionales para la ejecución, operación y mantenimiento del espacio público.

FASE 3:Concreción de la propuesta (3 meses)

• Organización de la comunidad para la ejecución de las obras bajo la metodología de Ayuda Mutua: implica la integración sinérgica de las comunidades en los procesos constructivos como mano de obra no cualificada, con el fin de fortalecer la participación comunitaria en las intervenciones físicas, el potencial organizativo del colectivo, el valor de la solidaridad y las capacidades de resolución de conflictos• Asesoría y acompañamiento a juntas directivas de comunidades para darle seguimiento a la participación de cada familia en la Ayuda Mutua• Desarrollo de planes de trabajo para operación y mantenimiento de las obras de parte de los actores respectivos

FASE 4:Construcción del espacio público (6 meses)

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En este ámbito, las iniciativas ejecutadas por FUNDASAL se han caracterizado por ir más allá de la obra física como meta única de intervención: el espacio público se ha desarrollado aplicando metodologías de trabajo con la población barrial en las que sus ideas y mano de obra se incorporan al proceso constructivo mediante el trabajo por ayuda mutua. A nivel nacional, este proceso resulta completamente innovador por el hecho de poner en práctica el concepto de la producción social del hábitat. Este enfoque responde a la necesidad de integrar a la trama urbana formal toda la ciudad producida por los sectores populares de manera organizada y sistematizada. A favor de ello, el espacio público juega un rol clave y articulador, ya que se caracteriza físicamente por su accesibilidad, un elemento imprescindible para la convergencia social.

En El Salvador, aunque no todos los APU poseen área suficiente para disponer de espacio público propio, al menos 38 comunidades intervenidas por FUNDASAL gozan ahora de nuevos o mejorados parques, jardines, manantiales, canchas, plazas, circulaciones, casas comunales y demás edificaciones como equipamiento social. Sin embargo, la construcción de áreas recreativas e infraestructura comunal en las comunidades 10 de Octubre, en Soyapango, y El Progreso, en Mejicanos, destacan como intervenciones de espacio público por el gran impacto y grado de sostenibilidad obtenidos.

Ubicación de los municipios de Soyapango y Mejicanos dentro del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), e indicadores sociales más relevantes.

Estudio de Caso / Revitalización de espacios públicos8

MejicanosPoblación total: 140,751 habitantes.Población urbana: 100% del total.Tasa de pobreza: 20.5% (Pobreza Extrema Baja).Déficit habitacional: 12% de hogares.

SoyapangoPoblación total: 241,403 habitantes.Población urbana: 100% del total.Tasa de pobreza: 18.7% (Pobreza Extrema Baja).Déficit habitacional: 8% de hogares.

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Ambas comunidades suman un total de 375 familias (1,550 personas), compuestas por una población infanto-juvenil que oscila entre un 44 y 56% de la población total. Previo a la intervención, la mayoría de estas familias (67%) reportaba la falta de lugares de esparcimiento y espacio público dentro de ellas, lo que solía obligarles a trasladarse a otras comunidades (30%) o simplemente no visitar este tipo de sitios en absoluto (41%). A la fecha, la comunidad 10 de Octubre cuenta con un área recreativa construida y un Centro de Desarrollo Integral mejorado, obras que totalizan un área de 2,074 m2 y tomaron seis meses de

ejecución. La comunidad El Progreso, por su parte, cuenta con una Casa Comunal y área recreativa nuevas, cuya área de intervención abarca 1,135 m2, llevadas a cabo en un período de seis meses. Ambas intervenciones fueron financiadas por la cooperación internacional, el aporte de las familias de las comunidades por Ayuda Mutua, y la contrapartida de las municipalidades con la legalización de las áreas a utilizar, la iluminación de los espacios, y el compromiso de apoyar a las comunidades en la operación y mantenimiento de la infraestructura construida.

I. Impacto

Uno de los impactos más relevantes que ha tenido la revitalización del espacio público en zonas altamente degradadas por distintos factores (delincuencia, contaminación, vulnerabilidad físico-ambiental) es la restauración de su funcionalidad social y habitacional. En las comunidades intervenidas, el espacio público ha sido crucial para la prevención primaria de la violencia y la promoción de la convivencia comunitaria. Para un 88% de la población de las comunidades intervenidas, el ambiente vecinal predominante se caracteriza por un buen nivel de convivencia y cooperación entre pares. Las mejoras infraestructurales, además de mejorar la imagen física de los barrios, también ha contribuido a promover la sana convivencia comunitaria y a prevenir que los sectores poblacionales en mayor riesgo social (niñez y juventud) se inserten en actividades delictivas o reproduzcan comportamientos violentos. El desarrollo incluyente de actividades de interés colectivo en estos espacios ha

posibilitado un crecimiento positivo del tejido social de las comunidades, y por consiguiente, la consolidación de comunidades más resilientes y proactivas con respecto a la reducción de la violencia social y la reivindicación de sus derechos.

Resulta importante mencionar la transformación del rol asumido por la niñez y juventud en riesgo a lo largo de estas intervenciones. En lugar de ser excluidos de las intervenciones, han pasado a participar activamente y desempeñar roles de liderazgo a favor del desarrollo de sus comunidades. El involucramiento de la juventud en estos procesos les ha permitido mejorar sus capacidades de autogestión y liderazgo, reforzar valores individuales y colectivos positivos, y a asumir compromisos y responsabilidades por su comunidad. Actualmente, nueve de cada diez jóvenes participan de forma más protagónica en las organizaciones de las comunidades intervenidas, mientras que, previo a la intervención, esta proporción era más baja (siete de cada diez). Estos cambios constituyen

Áreas recreativas de las Comunidades 10 de Octubre y El Progreso, respectivamente.

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3. RESULTADOS

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mecanismos de protección ante los factores detonadores de la violencia social y otras problemáticas sociales que pueden surgir en los APU, sobre todo en un contexto barrial cada vez más condicionado por el accionar y dominio territorial de las pandillas.

II. Sostenibilidad

Es posible ilustrar mejor lo anteriormente descrito e identificar factores de sostenibilidad al analizar los casos emblemáticos de dos comunidades que ahora cuentan con espacios públicos mejorados y, a partir de ellos, han ido construyendo colectivos barriales verdaderamente funcionales. Tanto en la comunidad 10 de Octubre como en El Progreso, los procesos socio-educativos y organizativos para inducir a la población a involucrarse y participar en todas las etapas de la intervención fueron cruciales. En ambos casos, las comunidades retomaron los proyectos como propios desde el momento en que eran diseñados y han hecho un uso intensivo de los espacios construidos o recuperados, desarrollando una gran variedad de actividades que contribuyen a consolidar lo que quedó tras el proyecto: estructuras comunitarias mejor cohesionadas que gozan de un nivel mayor de interacción entre integrantes, y una mejor calidad de vida en colectivo. Este es un elemento clave para el mantenimiento sostenible de los espacios públicos producidos socialmente, porque son los mismos usuarios los que van a continuar cuidándolos, dándoles mantenimiento, y defendiéndolos, en razón del sentido de pertenencia que les transmite el goce de dicho espacio. Para esto, se elabora un Plan de Operación y Mantenimiento con la participación de la comunidad y la municipalidad respectiva. Este pretende definir el funcionamiento de las organizaciones comunitarias en relación a la puesta en marcha del Plan de Operación y Mantenimiento, el cual se traduce en actividades para la obtención de recursos a ser destinados en el mantenimiento y revitalización de los espacios creados o mejorados. De esta forma, han cobrado vida acciones continuas de preservación y permanente revitalización cultural, deportiva y artística de los espacios mejorados.

En resumen, la sostenibilidad de los espacios públicos recuperados y de los procesos de prevención primaria de la violencia se basa en la apropiación de lo construido por parte de actores institucionales y usuarios a través de la participación decisoria en todo el proceso del proyecto, desde el diseño hasta su evaluación. Luego de la intervención, la población juvenil y la niñez que participa en estos procesos dispone de herramientas para mantenerse fuera de riesgo y hacerle frente a situaciones

adversas, sustituye la paternidad/maternidad por planes de estudio o trabajo, y varios conforman el relevo generacional en la dirección de sus comunidades, integrándose a proyectos municipales y estatales como educadores. En términos económicos, los aportes locales e institucionales son pactados antes de iniciar la intervención, para hacerlos efectivos durante y después de la ejecución. Finalizado el proceso, las organizaciones comunitarias quedan con planes de gestión de recursos con lineamientos para el buen mantenimiento de las obras y darle continuidad a gestiones adicionales. Además, debido a que la legislación salvadoreña declara que los espacios y edificios públicos comunitarios son propiedad del gobierno local –y no pueden ser vendidos ni hipotecados–, cada obra de recuperación o construcción de espacio público terminada es entregada con acta de recepción a las municipalidades correspondientes, para asegurar que mantengan su compromiso respecto a su mantenimiento y cuidado, en coordinación con las comunidades.

III. Asociación

A lo largo de los procesos de revitalización de espacios públicos ejecutados desde FUNDASAL, se cuenta con el involucramiento pleno de las comunidades como principal recurso humano para el diseño, planificación, ejecución y mantenimiento de los proyectos. Asimismo, se realizan gestiones sistemáticas para lograr la complementariedad de aportes de otros sectores, principalmente el público. Para la gestión de obras de mitigación, que requieren inversiones significativas, ha tenido mayor relevancia la interrelación de las comunidades con las municipalidades, mientras que para impulsar procesos sociales de formación con la juventud y la niñez, ha sido necesario establecer contacto con otro tipo de instituciones, como el Servicio Social Pasionista (SSPAS) y la Parroquia de la Comunidad 22 de Abril.

IV. Innovación

Todo el proceso de intervención tiene elementos particulares para posibilitar los impactos, pero destaca el proceso de diseño participativo que es antecedido por una capacitación a las familias. Con el diseño participativo se refuerza la apropiación de las familias sobre el espacio generado y su compromiso por la administración y uso.

Otro elemento innovador es el proceso de capacitación a las familias para la administración y mantenimiento de las obras, el cual concluye con Planes Operativos de Mantenimiento. La ayuda mutua desarrollada en el

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3 En 2009, RTI y USAID retomaron a los 25 municipios declarados como más violentos por la Policía Nacional Civil parallevar a cabo este Proyecto. Entre los municipios considerados de la zona central (11), figuran Apopa, San Martín, Cuscatancingo, Tonacatepeque, Ilopango, San Salvador, Mejicanos, Ciudad Delgado, Quezaltepeque, Soyapango y San Marcos; de la zona paracentral (4), Colón, San Juan Opico, Ciudad Arce y Zacatecoluca; de la zona occidental (8), Armenia, Sonsonate, Acajutla, Santa Ana, Nahuizalco, Chalchuapa, Izalco y Ahuachapán; y de la zona oriental (2), San Miguel y Usulután.

proceso constructivo refuerza el conocimiento y capacidades técnicas para mantenerlas en buen estado.

V. Transferibilidad

El fortalecimiento de las capacidades organizativas para estructuras comunitarias, que han tenido un involucramiento pleno en todas las etapas de un proyecto, les provee de los conocimientos básicos para el ejercicio de nuevas iniciativas autogestionarias, lo que indica que las posibilidades de transferir la experiencia entre comunidades o barrios son altas. Las relaciones institucionales forjadas por FUNDASAL han constituido una oportunidad clara para concretizar distintas iniciativas de transferencia, como el desarrollo de proyectos de prevención situacional de la violencia con la mejora de espacios públicos en otros municipios del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS) y la parte occidental del país, junto a la agencia de cooperación RTI, con fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el

Desarrollo Internacional (USAID). Estos proyectos, denominados “Prevención del crimen y la violencia a nivel comunitario”, plantean el fortalecimiento de la institucionalidad de los gobiernos locales en el tema de prevención de la violencia a través de iniciativas de recuperación de espacio púbico y gestión cultural, contando con la participación mixta de comunidades, iglesias, escuelas, ONG y empresa privada. Estos proyectos se han ejecutado en al menos 13 de los 25 municipios considerados como los más violentos del país 3 . Otros esfuerzos de transferir esta práctica han tenido sus frutos en propuestas de proyectos afines que involucraron la elaboración de diseños participativos de parte de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), la Universidad Nacional de El Salvador (UES) y la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC), con quienes se hizo el contacto a partir de compartirles la experiencia.

4. LECCIONES APRENDIDAS

En términos sociales y espaciales, el espacio público amplía su potencial como elemento (físico) vinculante e integrador en la medida que en su creación o mejoramiento se incorpora la participación plena de la población. La exclusión socioeconómica en la que se encuentran los APU constituye un factor detonante de violencia social, en varias de sus manifestaciones. Su involucramiento en un proceso de desarrollo socio-constructivo basado en el trabajo mutuo, la interacción constante y la práctica del consenso entre intereses varios, como lo implica la revitalización de los espacios públicos, contribuye a contrarrestar la fragmentación del tejido social que puede tener lugar en los barrios. Es por ello que las comunidades deben quedar sensibilizadas en torno a los riesgos, potencialidades y derechos de la niñez y juventud, y capacitadas en habilidades pedagógicos para el impulso de programas sociales preventivos sencillos, permanentes y ejecutables con recursos propios.

La creación y mejoramiento de espacios públicos bajo la modalidad de la producción social del hábitat puede derivar en un proceso trascendental de empoderamiento de las comunidades ante su realidad, tras el cual estas adquieren una noción de control sobre el curso de su vida en colectivo, sobre cómo darle forma a sus estructuras relacionales y organizativas (familias, círculos de socialización, asociaciones comunales, entre otros), y cómo entrelazarse con otros actores o dinámicas urbanas exteriores al barrio. Esta modalidad de revitalización de la imagen urbana a partir de la recuperación de espacios públicos desemboca no solo en la construcción de un entorno habitacional más adecuado y agradable a sus usuarios, sino también en comunidades más responsables y empoderadas de sus capacidades organizativas y autogestionarias para la concreción de iniciativas propias de desarrollo. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta imprescindible el fortalecimiento de las organizaciones

comunitarias para garantizar que los espacios públicos sean conservados como sitios de convivencia a los que se sumen aportes coordinados desde actores institucionales. Un equipamiento social cuyo costo de funcionamiento esté fuera de los recursos que las comunidades puedan gestionar corre el riesgo de caer en desuso y deterioro.

Debe propiciarse desde el inicio del proyecto el uso compartido de espacios y edificios públicos en asentamientos de un mismo municipio, no siempre es posible que cada barrio cuente con los propios. Esto no siempre es posible, dada la coyuntura actual de control territorial de parte de pandillas rivales. No obstante, siempre es conveniente propiciar el intercambio entre niñez y juventud de diferentes barrios y municipios en la construcción de una consciencia de sector y en la potencialización de redes juveniles de incidencia hacia políticas públicas que les favorezcan como población en

riesgo. Las intervenciones de espacios públicos realizadas hasta la fecha por FUNDASAL han trabajado la interrelación juvenil, más no la trascendencia hacia la gestión frente al Estado de sus derechos no cumplidos.

El diseño y construcción participativa de las soluciones habitacionales y socio-educativas fomenta metodologías de trabajo novedosas y replicables para el combate a la pobreza y la producción social del hábitat, un elemento clave a tomar en cuenta por el Estado en términos de políticas públicas o intervenciones físicas que impliquen la construcción de espacio público en barrios precarios. El Estado y los gobiernos locales, que son las entidades públicas con mayor disponibilidad de recursos para este tipo de intervenciones, deben centrar su atención el desarrollo de las condiciones de vida de la población juvenil en barrios precarios urbanos, propiciando su desarrollo e integración social y urbana.

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La creación y mejoramiento de espacios públicos bajo la modalidad de la producción social del hábitat puede derivar en un proceso trascendental de empoderamiento de las comunidades ante su realidad, tras el cual estas adquieren una noción de control sobre el curso de su vida en colectivo, sobre cómo darle forma a sus estructuras relacionales y organizativas (familias, círculos de socialización, asociaciones comunales, entre otros), y cómo entrelazarse con otros actores o dinámicas urbanas exteriores al barrio. Esta modalidad de revitalización de la imagen urbana a partir de la recuperación de espacios públicos desemboca no solo en la construcción de un entorno habitacional más adecuado y agradable a sus usuarios, sino también en comunidades más responsables y empoderadas de sus capacidades organizativas y autogestionarias para la concreción de iniciativas propias de desarrollo. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta imprescindible el fortalecimiento de las organizaciones

comunitarias para garantizar que los espacios públicos sean conservados como sitios de convivencia a los que se sumen aportes coordinados desde actores institucionales. Un equipamiento social cuyo costo de funcionamiento esté fuera de los recursos que las comunidades puedan gestionar corre el riesgo de caer en desuso y deterioro.

Debe propiciarse desde el inicio del proyecto el uso compartido de espacios y edificios públicos en asentamientos de un mismo municipio, no siempre es posible que cada barrio cuente con los propios. Esto no siempre es posible, dada la coyuntura actual de control territorial de parte de pandillas rivales. No obstante, siempre es conveniente propiciar el intercambio entre niñez y juventud de diferentes barrios y municipios en la construcción de una consciencia de sector y en la potencialización de redes juveniles de incidencia hacia políticas públicas que les favorezcan como población en

riesgo. Las intervenciones de espacios públicos realizadas hasta la fecha por FUNDASAL han trabajado la interrelación juvenil, más no la trascendencia hacia la gestión frente al Estado de sus derechos no cumplidos.

El diseño y construcción participativa de las soluciones habitacionales y socio-educativas fomenta metodologías de trabajo novedosas y replicables para el combate a la pobreza y la producción social del hábitat, un elemento clave a tomar en cuenta por el Estado en términos de políticas públicas o intervenciones físicas que impliquen la construcción de espacio público en barrios precarios. El Estado y los gobiernos locales, que son las entidades públicas con mayor disponibilidad de recursos para este tipo de intervenciones, deben centrar su atención el desarrollo de las condiciones de vida de la población juvenil en barrios precarios urbanos, propiciando su desarrollo e integración social y urbana.

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REFERENCIA

Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL): www.fundasal.org.sv/

Baires, S. Rehabilitando y construyendo espacios públicos en el Centro Histórico de San Salvador. s/f. Revista La Casa de Todos. Disponible en: http://revistalacasadetodos.wordpress.com/ultima-edicion/espacios-publicos/

FUNDASAL. “Espacios públicos: Medios para la prevención de la violencia en los proyectos de mejoramiento de barrios de FUNDASAL”. Julio de 2010. Carta Urbana N°159. Ciudad Delgado, El Salvador.

CRÉDITOS

Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima