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Ensayo sobre evaluación y lo que deberíamos los docentes explicar tanto a estudiantes y padres de familia sobre este proceso. Así, lograríamos que comprendieran mejor y aceptaran con fundamentos los resultados académicos de sus hijos.
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Evolución de los enfoques de evaluación de los
aprendizajesLo que un alumno y su familia deben conocer sobre la evaluación.
Romy Palacios Díaz08/07/2010
En este estudio se identifican las diferentes épocas por las que ha transitado la evaluación, sus enfoques a lo largo de la historia, sus escalas y modelos y una revisión de la evaluación de aprendizajes en el Diseño Curricular Nacional Peruano. Se hace un análisis de las coincidencias entre la información revisada y la concepción evaluativa que maneja el Perú.
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Introducción
El término evaluación, de forma muy general, es utilizado para designar al proceso
en el que se recoge información para emitir un juicio con respecto a la realidad
evaluada (González, 2000).
En el campo educativo, contextualizando la palabra, es posible definir el término
como un “proceso pedagógico mediante el cual se observa, recoge y analiza
información relevante, con la finalidad de reflexionar, emitir juicios de valor y tomar
decisiones oportunas y pertinentes para mejorar los procesos de aprendizaje de los
estudiantes” (Diseño Curricular Nacional, 2005)
Esta concepción de evaluación se enmarca en un enfoque moderno que se ajusta a
las necesidades que la sociedad presenta, pero, ¿por cuántas etapas ha transitado
la evaluación hasta llegar a una idea más abierta y flexible? ¿Cómo se explica el
enfoque que el Perú maneja con respecto a la evaluación del aprendizaje de los
estudiantes de la Educación Básica Regular?
Estas inquietudes generan, entonces, que la finalidad de esta investigación sea la de
describir las etapas y los cambios que ha sufrido la evaluación como teoría y como
proceso. Además, describir el enfoque evaluativo peruano adoptado como parte de
su política educativa.
La evaluación es, evidentemente, un aspecto del proceso de enseñanza –
aprendizaje que causa gran preocupación a docentes, alumnos y padres de familia,
por lo cual, es seguro que teniendo un conocimiento más profundo sobre su origen y
sus implicancias, este proceso será mejor entendido y mejor ejecutado.
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Evolución de los enfoques de evaluación de los aprendizajes:
lo que un alumno y su familia deben conocer sobre la
evaluación.
Resumen
En este estudio se identifican las diferentes épocas por las que ha transitado la evaluación,
sus enfoques a lo largo de la historia, sus escalas y modelos y una revisión de la evaluación
de aprendizajes en el Diseño Curricular Nacional Peruano. Se hace un análisis de las
coincidencias entre la información revisada y la concepción evaluativa que maneja el Perú.
Palabras clave: evaluación, evolución de la evaluación, enfoques de evaluación, modelos
de evaluación, aprendizaje.
Aproximación a una definición de evaluación
Según Saavedra (2006), al revisar el término evaluación se encuentra uno con una
ausencia de rigor conceptual, lo cual justifica que se analice y reflexione sobre su estado en
el ámbito educativo. Para comenzar, la idea de evaluación ya se conocía desde tiempos
bíblicos, en Grecia se le conocía como “evaluación vital”, en China era un sistema de
exámenes que se aplicaban para la promoción de los funcionarios imperiales, en las
primeras universidades griegas era una modalidad para ubicar a los estudiantes en puestos
de trabajo, etc.
Actualmente, la evaluación en el ámbito educativo es una parte del proceso de
enseñanza y aprendizaje.
Antes de definir a la evaluación, habría que recordar que la educación es un proceso
sistemático, destinado a lograr cambios duraderos y positivos en la conducta de los sujetos,
integrados a la misma, en base a objetivos definidos en forma concreta, precisa, social e
individualmente aceptables.
Dice Lafourcade (1972; citado por Díaz y Blázquez, 2007:34) que la etapa del proceso
educativo que tiene como finalidad comprobar, de manera sistemática, en qué medida se
han logrado esos objetivos propuestos con antelación es la evaluación. Por otro lado, para
Tenbrick (1981, citado por Díaz y Blázquez, 2007:34), la “evaluación es el proceso de
obtener información y usarla para formar juicios que a su vez se utilizarán en la toma de
decisiones”.
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La idea de evaluación no ha sido concebida así desde el principio, sino que se ha ido
perfilando a través de tiempo. Revisemos algunas de las etapas por las que ha pasado la
concepción de evaluación.
Periodos históricos de la evaluación
Según Stufflebeam y Shinkfield (1998, citado por Saavedra, 2006: 4) la evaluación
pasa por cinco periodos.
En el periodo pre Tyler, nos remontamos al año 2000 a.C., cuando los oficiales
chinos desarrollaron investigaciones de los servicios civiles. En el siglo V a.C., Sócrates y
otros maestros griegos usaron cuestionarios evaluativos como parte de su didáctica. Ya en
el siglo XIX, en Inglaterra, los servicios públicos eran evaluados por comisiones reales. En
1845, Estados Unidos aplicó una serie de test de rendimiento y entre 1887 y 1898, se
desarrolló un estudio ortográfico que se reconoció como la primera evaluación formal
realizada en América. A finales del siglo pasado e inicios de éste, con la aparición de los test
estandarizados, los esfuerzos por evaluar de modo sistemático se hacen mayores y se
intenta reconocer la evaluación como una práctica profesional (Gimeno y Pérez, 1992).
La época tyleriana se considera a principios de la década de los treinta. Ralph Tyler
elabora un método de evaluación educacional controlada por objetivos, que busca
determinar el grado de éxito del estudiante.
La siguiente es la época de la “inocencia”. A esta fase se le ubica en los últimos
años de la década de 1940 y el inicio de la década siguiente. En ella se desarrollaron
instrumentos y estrategias aplicables a distintos métodos de evaluación como los exámenes
estandarizados y la experimentación comparativa.
La época del realismo, la siguiente etapa histórica de la evaluación, está marcada por
los conceptos de utilidad y relevancia a consecuencia del lanzamiento del Sputnik I por parte
de la Unión Soviética en el año 1957. Para este tiempo se diseñaron programas
longitudinales de intervención educativa que exigieron la participación de especialistas en
evaluación de diferentes ámbitos (psicología, educación, sociología, política, economía,
antropología, etc.) lo que convirtió en ecléctico el carácter de la evaluación, pero sin seguir
un modelo concreto.
Finalmente, la época del profesionalismo. Se le llama así porque en Estados Unidos
aparece la evaluación educativa como campo profesional. El progreso realizado en
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cuestiones de evaluación son notables: evaluadores educativos profesionales, vasta
literatura al respecto, las universidades ofrecen cursos de metodología evaluativa o
evaluación educacional y se fundan centros de investigación y desarrollo de evaluación.
Claro está que, muy aparte de los hechos históricos que la acompañan, tenemos
también que remitirnos a los diversos enfoques que se han sucedido y que han devenido en
lo que actualmente conocemos como evaluación.
Paradigmas y enfoques evaluativos
Iniciamos el recorrido por los enfoques de evaluación con Tyler. Ralph W. Tyler
(Saavedra, 2006) es considerado el padre de la evaluación educativa porque creó el primer
método sistemático que influenció grandemente el desarrollo de este campo. Puso énfasis,
como etapa inicial del estudio evaluativo, en los distintos componentes del currículo y de su
desarrollo, estableciendo, clasificando y definiendo los objetivos en términos de rendimiento.
Así, la evaluación se transformó en un proceso que determinaba la congruencia entre los
objetivos preestablecidos, las actividades para lograrlos y los resultados. Sobre la base de lo
que se conoce como método tyleriano, la evaluación debe seguir el proceso siguiente:
definir los objetivos como referencia para la evaluación y, luego, la toma de decisiones. Este
procedimiento implica criterios para valorar el éxito de la tarea y lo convierte en el primer
método sistemático.
Luego del método de Tyler, Edward Schuman planteó la necesidad de que la
evaluación se sostuviera sobre evidencias científicas, y esto originó el método científico de
evaluación. En este contexto, la evaluación es un proceso social continuo que articula
suposiciones sobre la actividad que se evalúa y los valores personales de quien lo hace.
Uno de sus principios fundamentales expone la necesidad de que los métodos de
evaluación correspondan a las situaciones en que se aplican. Se trata, como puede verse,
de un modelo abierto y naturalista.
Tenemos también como enfoque a la planificación evaluativa. Propuesta por Lee
Cronbach, quien describe dos fases para su enfoque: la divergente y la convergente. La fase
divergente implica desarrollar una lista de posibles cuestiones a evaluar, mientras que la
fase convergente determina prioridades entre ellas. Cronbach afirma que la información se
pierde y se distorsiona cuando se informa lo observado. Es decir, que el tránsito entre la
ejecución y el informe de logros es a veces subjetivo, por lo cual, debe hacerse al mismo
tiempo.
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El siguiente enfoque es el de evaluación CIPP. Se parte del principio de que la
evaluación debe tender al perfeccionamiento del evaluado. La evaluación debe ser un
proceso que proporcione información útil con el fin de tomar buenas decisiones. El modelo
CIPP posee cuatro componentes que responden a las siglas con las que se identifica:
Contexto, Input o Entrada, Proceso y Producto. Con el CIPP, la evaluación se presenta más
como un proceso y menos como una prueba.
Luego tenemos a la evaluación respondente promovida por Robert Stake. Este
estudioso elaboró un enfoque basado en la noción tyleriana que compara resultados
deseados con resultados observados. Incluyó una ampliación, un nuevo elemento: el
examen de antecedentes. Introdujo en la evaluación, además, los informes en pro y en
contra y adaptó el estudio de casos y el sociodrama como métodos de evaluación. Con esta
información propuso un marco conceptual que denominó evaluación respondente.
Tenemos, después, la evaluación iluminativa o método holístico, que fue propuesto
como sistematización a diversos enfoques brindados por el norteamericano Robert Stake y
los británicos David Hamilton, Malcolm Parlett y Barry MacDonald. Más que un método, este
tipo de evaluación es una estrategia de investigación general que, según Parlett y Hamilton
(1997, citado por Saavedra, 2006: 22), posee tres fases: (1) observación de variables que
afecten positiva o negativamente los resultados, (2) investigación de los aspectos más
relevantes del programa de evaluación y (3) explicación de los principios generales de la
evaluación y de su causa y efecto.
La evaluación formativa propuesta por Michael Scriven es el último de los enfoques.
En éste se define a la evaluación como actividad metodológica que consiste en recopilar y
combinar datos de trabajo mediante unas metas que proporcionan escalas comparativas o
numéricas. Para Scriven la evaluación tiene como fin juzgar las metas. Esto consiste en
identificar todos los resultados, valorar las necesidades de los alumnos y utilizar esas
valoraciones para llegar a entregar mérito a las ejecuciones de los estudiantes. Emplea dos
funciones: la evaluación formativa (información continua para ayudar a planificar y producir
un juicio) y la evaluación sumativa (proporciona información para la toma de decisiones y se
desarrolla en cada etapa del proceso).
Ahora, es importante tener en cuenta que para evaluar es necesario contar con una
escala o una referencia para colocar esos juicios. Esta escala o referencia debe ser lo más
objetiva y clara posible, por lo cual revisaremos dos de las escalas referenciales más
conocidas.
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Escalas de evaluación
La evaluación moderna se sirve de dos clases de referencia: la normativa y la criterial
(Mateo, 2000). La evaluación de referencia normativa es la más común y se basa en que la
ejecución de un estudiante en una prueba determinada se compara con la de otros
estudiantes para obtener un calificativo. Esto es, el grupo crea su propia norma y sobre la
base de ella es que se categoriza al evaluado. Estas pruebas están pensadas para evaluar
lo que los estudiantes conocen de una materia particular en un tiempo determinado.
Mientras tanto, la evaluación de referencia criterial es comparar la calidad de un
estudiante con algún tipo de criterio previamente establecido. Este tipo de referencia es
mucho más justa, porque permite establecer el nivel de logro del alumno en relación con lo
que planificado como objetivo
A modo de conclusión: Evaluación de aprendizajes en el Perú
Luego de revisar la evolución histórica, los enfoques y las escalas de evaluación, es
posible echarle un vistazo a la evaluación en nuestro país y analizarla a la luz de todas estas
teorías.
Como se mencionó en la introducción, la definición de evaluación que se maneja en el
Perú en el DCN (2005) es “integral, continua, sistemática, participativa y flexible”. Los
diferentes niveles de la Educación Básica Regular peruana muestran un procedimiento que
considera la evaluación formativa como su enfoque porque señala que es sumativa y final.
Es también, y desde mi perspectiva, una evaluación mixta, porque combina métodos
tradicionales (pruebas objetivas) con otros alternativos (portafolio). Finalmente, es de
referencia criterial, porque el resultado del estudiante se compara con el objetivo o, en este
caso, con el aprendizaje esperado.
Si esta información fuera de conocimiento de los padres de familia y de los
estudiantes, o por lo menos fuera explicado el modelo y los criterios que los docentes
utilizan para evaluar los aprendizajes, la actitud frente a los calificativos y logros sería mucho
menos iracunda. Estas actitudes crean un clima de incertidumbre, pues los alumnos – por lo
menos algunos- no comprenden el porqué de algunos de sus resultados y esto genera
reclamos por parte de los padres que tampoco comprenden la valoración del trabajo de sus
hijos. No se trata sólo de cumplir, sino de alcanzar la calidad que los criterios de evaluación
y los aprendizajes esperados marcan como adecuados para el grado y para el nivel.
Referencias bibliográficas
2
Blázquez Andújar, Pedro Jesús y Díaz Alcaraz, Francisco (2007). Modelo para
autoevaluar la práctica docente: Dirigido a maestros de infantil y primaria. Monografías
Escuela Española. Barcelona: Editorial Praxis.
Gimeno Sacristán, José y Pérez Gómez, Ángel (1992). Comprender y transformar la
enseñanza. Madrid: Morata.
González Pérez, Miriam (2000). La evaluación del aprendizaje: tendencias y reflexión
crítica. Tomado de la Revista Cubana de Educación Superior 2001; 15 (1): 85 – 96.
Mateo Andrés, Joan (2000). La evaluación educativa, su práctica y otras metáforas.
Cuadernos de Educación, 33. Barcelona: Editorial Horsori.
Ministerio de Educación (2006). Diseño Curricular Nacional de Educación Básica
Regular. Proceso de articulación. Perú: Corporación Gráfica Navarrete S.A.
Saavedra, Manuel (2006).Evaluación del aprendizaje. Conceptos y técnicas. Colección
Educere. Colombia: Editorial de la Universidad de los Andes.