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 EVOLUCIÓN DEL PRESIDIO NOVOHISPANO Y SU PLAZA EN LA FUNCIÓN URBANA | 107 L a evolución de la plaza, su tamaño y forma, y su posición como centro de un poblado, tienen relación con el número de pobladores de origen, consideraciones de protección y resguardo, y algunas cuestiones norma- tivas. En el caso de los presidios, los colonos y habitantes locales fueron llegando a cuentagotas a partir del siglo XVI a la zona norte de la fronte- ra novohispana, donde la ocupación y el interés por poblar fueron muy difíciles; eso obstaculizó la formación y traza de un sitio bajo un proyecto definido. Al contrario, las calles se fueron formando a partir de los caminos de llegada; los primeros pobladores tomaron posesión de sus lotes de acuerdo con sus propios intereses, y hasta que se estableció el cabildo el urbanismo fue instintivo. Por eso no podemos decir que las ciu- dades fueron trazadas en cuadro, esa condición se dio con el tiempo. Las calles eran irregulares, siguiendo canales de agua o evitando árboles y obstáculos naturales, y las casas estaban emplazadas sin orden ni concierto, de ahí la riqueza de formas en las plazas y en la disposición de las calles; por eso, en el septentrión novohispano se die- ron muchas formas y modelos de ocupación, y como resultado se obtuvo un urbanis- mo original. Cada presidio se construyó en condiciones diferentes y con un concepto heterogé- neo, los hubo como castillos y también como ciudades fortificadas; pequeños y gran- des. A lo largo de 250 años el presidio se convirtió en el punto de reunión de comer- ciantes; grupos de tribus que llegaron a firmar alianzas para obtener regalos a cambio de la paz; seguridad para las misiones y rancherías ya establecidas o por establecerse; y apoyo para la población que a lo largo del tiempo fue consolidando el lugar del pre- sidio como villa. Evolución del presidio novohispano y su plaza en la función urbana LUIS ARNAL SIMÓN* * Facultad de Arquitectura, UNAM.

Evolución del presidio novohispano y su plaza en la función urbana - Luis Arnal

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Historia de los presidios de la Nueva España hoy conocido como México

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  • EVOLUCIN DEL PRESIDIO NOVOHISPANO Y SU PLAZA EN LA FUNCIN URBANA

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    La evolucin de la plaza, su tamao y forma, y su posicin como centrode un poblado, tienen relacin con el nmero de pobladores de origen,consideraciones de proteccin y resguardo, y algunas cuestiones norma-tivas. En el caso de los presidios, los colonos y habitantes locales fueronllegando a cuentagotas a partir del siglo XVI a la zona norte de la fronte-ra novohispana, donde la ocupacin y el inters por poblar fueron muy difciles; esoobstaculiz la formacin y traza de un sitio bajo un proyecto definido. Al contrario, lascalles se fueron formando a partir de los caminos de llegada; los primeros pobladorestomaron posesin de sus lotes de acuerdo con sus propios intereses, y hasta que seestableci el cabildo el urbanismo fue instintivo. Por eso no podemos decir que las ciu-dades fueron trazadas en cuadro, esa condicin se dio con el tiempo. Las calles eranirregulares, siguiendo canales de agua o evitando rboles y obstculos naturales, y lascasas estaban emplazadas sin orden ni concierto, de ah la riqueza de formas en lasplazas y en la disposicin de las calles; por eso, en el septentrin novohispano se die-ron muchas formas y modelos de ocupacin, y como resultado se obtuvo un urbanis-mo original.

    Cada presidio se construy en condiciones diferentes y con un concepto heterog-neo, los hubo como castillos y tambin como ciudades fortificadas; pequeos y gran-des. A lo largo de 250 aos el presidio se convirti en el punto de reunin de comer-ciantes; grupos de tribus que llegaron a firmar alianzas para obtener regalos a cambiode la paz; seguridad para las misiones y rancheras ya establecidas o por establecerse;y apoyo para la poblacin que a lo largo del tiempo fue consolidando el lugar del pre-sidio como villa.

    Evolucin del presidio novohispano y su plaza

    en la funcin urbana

    LUIS ARNAL SIMN*

    * Facultad de Arquitectura, UNAM.

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    La proteccin del territorio

    El presidio, la misin y su antecedente, el con-vento rural del siglo XVI, fueron los primeros ele-mentos que dieron forma a la regionalizacin delpas. El presidio, por su situacin estratgica y laforma de ir abriendo camino en el descubri-miento del septentrin, fue formando lneas decontencin para la pacificacin de la frontera. Elconvento, y despus la misin, por su labor cul-tural entre las tribus, permiti la organizacindel trabajo, el inicio de sistemas productivos y laasimilacin social de diversos grupos en unaintegracin que hoy llamamos identidad.

    Cuando hablamos de presidios nos referimosa esa construccin en la frontera que tuvo variasfunciones entre los siglos XVI y XIX: militar, deabasto, pacificacin, educacin y control delterritorio. Al inicio el presidio fue un resguardoen los caminos o cerca de los reales, que de pri-sa y a la carrera se fue construyendo por unagavilla de mercenarios a sueldo, dedicados a pro-teger las caravanas y traslados de bienes y fami-lias, entre las zonas agrcolas y los centros deconsumo. Si bien al principio los soldados eranmantenidos por los mismos rancheros y minerosa los que protegan en sus bienes y propiedades,conforme el presidio se convirti en un elemen-to indispensable en la frontera fueron pagadospor la Corona, aunque los sueldos nunca fueronaltos y se complementaban con ttulos de pro-piedad sobre pequeas parcelas de tierra1 y laoportunidad de hacer negocios; por ejemplo,para funcionar como agentes en los intercam-bios entre indios y colonos.

    El presidio fue desde sus inicios desde lasprimeras instrucciones virreinales un elemento

    de control del territorio, por medio del cual sebrind seguridad y permiti el poblamiento, enun periodo en el que fundar y poblar fue unaobsesin, que significaba defensa, doctrina, pro-duccin y sostenimiento de la frontera, dondese utilizaron de una manera compleja y nicaconceptos tales como persuasin, conversin yfuerza, para controlar y comprender las fronte-ras de la Nueva Espaa.2 El presidio y la fronte-ra formaron una referencia de unidad, no seentiende esta ltima sin el otro; la frontera fuesiempre mvil e indefinida, ocupada, como lamarca romana con el presidio, que usualmen-te dejaba su lugar a una poblacin incipiente.Con el tiempo, hacia finales del siglo XVII y prin-cipios del siglo XVIII, los soldados de alquiler, olos de sueldo y rango, se sustituirn poco a pocopor ciudadanos entrenados, la pandilla de aven-tureros de frontera dejaron su lugar a miliciasque defendan lo propio.

    El presidio fue ubicado en la ruta de los cami-nos siempre con un sentido estratgico, perotambin en los reales de minas y en los puntosde congregacin: los presidios eran a la saznuna aceptable y bsica parte de la defensa, perola proteccin de los caminos no era su nica fun-cin, algunos haban sido construidos para ladefensa de indios pacficos y conversos a travsdel sistema misional.3

    Hasta el siglo XVI los presidios se concretabana ser solamente un recinto amurallado a medias,a veces no se terminaban todos los lienzos, porla prisa se ubicaba el presidio en posicin de for-mar uno de sus flancos dando a un ro o uncerro, de tal forma que se evitaba construir eselado, aprovechando su ubicacin topogrfica o

    1 Thomas Taylor y Charles Polzer, The Presidio and Militia onthe Northen of New Spain, 1570-1700, Tucson, The Universityof Arizona Press, 1980, p. 27.

    2 Idem.3 Philip Wayne Powell, Genesis of the Frontier Presidio inNorth America, en The Western Historical Quarterly, vol.XIII, nm. 2, Utah, abril 1982.

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    geogrfica; para hacer sus muros se utilizaronadobes o palizadas, que contenan en su interioruna serie de jacales adosados a la muralla; alprincipio eran cuartos comunes para seis o sietesoldados que dorman en el piso sobre petates,cueros o mantas rudas, aunque las guarnicionesfueron creciendo hasta alcanzar los cuarenta ocincuenta hombres a mediados del siglo XVII. Enalgunos presidios se limitaban espacios para co-rrales, capilla y almacenes, donde se guardabanmateriales de construccin, ropa, mantas, semi-llas y aperos de labranza, dejando el centro co-mo una plaza de reunin o de armas, donde seguardaban el ganado y caballada de los soldados;y en caso de un ataque, se alojaba en su interiora los escasos pobladores con sus familias.

    Los primeros presidios levantados durante lasegunda mitad del siglo XVI, que se localizabanen el camino de la plata y ms all hasta Du-rango y por el lado occidental desde Nueva Gali-cia hacia Sinaloa, eran de planta cuadrada,aunque nunca de forma regular, ya que las con-diciones de trazo y sitio no siempre permitanuna geometra exacta; por otro lado, el conoci-miento para construir y trazar no siempre era eladecuado, ni con los instrumentos apropiados,ya que los soldados de frontera no eran gentemuy preparada; siempre ubicados cerca de ros,como en Colotln y San Juan de los Lagos enJalisco, el de Aguascalientes, el de San Felipe enGuanajuato, o donde se poda hacer un pozo,como en Jalpan, Quertaro.

    Transformaciones en los presidios

    El elemento ms importante del presidio era lamuralla de lmite; al principio era de adobescolocados sobre una mampostera, si el presidioalcanzaba a durar por los ataques de los indios,se sustitua poco a poco por muros reforzados

    con piedra; aun as no eran muy altos, cuandomucho de 6 o 7 m de altura, pero cuando lamuralla slo era de adobe esta altura se reducaslo a la de la construccin perimetral.

    As, el espacio confinado por las bardas peri-metrales se fue trasformando con el tiempo y elcrecimiento del poblado para ser ocupado de dis-tinta forma, dependiendo del tamao del presi-dio. Los presidios ms pequeos, por estar enzona de pocos ataques o poca poblacin, podantener menos de 50 m por lado, como el deCinega de Portugal en Aguascalientes, Malpasoen Zacatecas, y Portezuelo en Guanajuato, yotros donde los espacios del interior fueronreducidos en razn de la escasa guarnicin.

    Al momento de la desaparicin de la funcindefensiva del presidio, el espacio central o plazade armas se convierte en plaza pblica, o bien seintegraron a otras que funcionaron como espa-

    Figura 1. Presidio de Portezuelo. Interpretacin del autor con base en restosactuales. Portezuelo fue un presidio aislado en el camino a San Felipe y fun-cion como casa-fuerte. Este presidio fue una pieza muy importante hastafinales del siglo XVI.

  • cio de reunin, mercado o intercambio; en algu-nos casos los atrios de parroquias se sumaron ala plaza original del presidio, como vemos enSan Felipe, Guanajuato, o el Valle de San Francis-co, San Luis Potos.

    Esta transformacin de las funciones arqui-tectnicas originales no slo se dio sobre el espa-cio descubierto, tambin en los locales, cuartos,graneros, corrales y accesorias utilizados paraotras funciones como en Ojuelos, Jalisco, presi-dio que durante el siglo XVII se convirti en tro-je y almacenes del mayorazgo de Cinega deMata; Cinega de Portugal y Malpaso pasaron aformar parte de una hacienda, el primero de lahacienda jesuita de San Jos de Cieneguilla, y elltimo de la hacienda del mismo nombre; o sim-plemente sus recintos fueron divididos y lotifi-cados en la nueva estructura urbana como Janosy el Pasaje, en Chihuahua. Pero tambin hubopresidios a la manera de fuertes o castillos, esdecir, recintos pequeos con una plazuela paradistribuir los distintos espacios y albergar a lasbestias, y cuya funcin era ofrecer resguardo encaso de una agresin inmediata, a la manera delas casas fuertes que se construyeron en el cami-no de San Miguel El Grande a Zacatecas, paraproteccin de los viajeros o agricultores. El pre-sidio cercano a Alfajayucan, Hidalgo, era de es-tas caractersticas, y quiz tambin los de Aguas-calientes y Jalpan. La mayora de los presidiosdel siglo XVI y hasta principio del siglo XVII nofueron presidios demasiado grandes, primeropor la premura para construirlos, la escasez derecursos y por la poca guarnicin que los defen-da, pero en algunos casos ya exista un pequeogrupo de pobladores asentados en el lugar,4 lo

    que permita que la defensa la fuera haciendo lamisma masa poblacional:

    A la hora de su fundacin [Aguascalientes] yahaba varios colonos en el lugar entre los quepodemos encontrar a Catalina Gallegos quienhaba recibido ttulo para un pedazo de tierra paraestancia de ganado y una caballera en 1544,Gaspar Lpez y Francisco Guilln ya estaban asen-tados en el Valle de los Romeros cuando HernnGonzlez Berrocal adquiri sus tierras del rey deEspaa en 1565 [] otro vecino era Alonso de va-los, quien tena unas casas y caballeras en 1566[... ].5

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    4 Como es el caso de las cercanas a la misin de NuestraSeora del Ppulo, en Sonora, en la que tanto el pueblo deLos ngeles y la ranchera San Miguel, estaban ocupados porlos soldados del presidio, quienes vigilaban y protegan al

    pueblo y la ranchera, aunque no estuvieran en su ubicacinpresidial (Horcasitas). Jos Luis Mirafuentes y Pilar Maynez,La misin de Nuestra Seora del Ppulo de los Seris en 1749y la expropiacin de sus tierras, segn el misionero jesuitaToms Miranda. Documentaria, en Estudios de Historia No-vohispana, nm. 27, Mxico, UNAM, 2002.5 Vicente Agustn Esparza Jimnez, El presidio de Aguas-calientes, en Revista Mascarn, ao VII, nm. 80, Aguasca-lientes, octubre de 2000.

    Figura 2. Presidio de Aguascalientes. Ilustracin del autor. En el caso deAguascalientes, el presidio se ubic en el cruce de caminos importantes y cer-ca del ro, para controlar el paso de viajeros. En 1604 se fund el pueblode San Marcos, mas para entonces el presidio haba dejado de funcionar.

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    Aun as se construyeron presidios ms gran-des. Cuando el presidio era suficientementegrande como el del Valle de San Francisco oEl Fuerte en Sinaloa, entonces ese vaco seconvirti en un espacio pblico, aprovechndo-se como plaza durante el crecimiento del pobla-do; el presidio de frontera novohispano no cayen las reglamentaciones de leyes de Indias, yaque en ellas se consideraban presidios a losfuertes de costa, llamados tambin fortalezas ycastillos, como Florida, Veracruz o Puerto Rico,en los cuales se regulaban con precisin al per-sonal y al gobierno, incluso muchos de ellos sesostenan con el situado, o con la real caja;estos presidios de frontera, al saberse que slo

    sostendran el territorio mientras se pacificaba,desde el principio se consideraron como pro-visionales, y adems slo unos cuantos deellos fueron construidos con fondos reales;fueron los mismos hacendados, mineros, agri-cultores y carreteros quienes pagaron los cos-tos de caminos, puentes, presidios y casasfuertes, tambin se encargaron de sostener sumantenimiento.

    La ubicacin inicial de los presidios, delsiglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVII, serealiz con lo que hoy llamaramos un plan rec-tor; es decir, estaban estratgicamente planea-dos en tanto se localizaban en los principalescaminos y en otros secundarios que conectabana reales, misiones y congregaciones siguiendoun patrn lineal, una especie de cadena, en laque a cada jornada se encontraba un presidiopara proteccin de un ataque sorpresivo, pues afinales del siglo XVI los indios haban adquiridomucha movilidad en la regin septentrionalnovohispana al aprender a montar caballos ytener buena cantidad de piezas de ganado,mayormente robado, lo que les permiti mejo-rar su dieta y resistencia, por lo que podanrecorrer grandes distancias aumentando elradio de accin de sus fechoras.6 Tambin lascondiciones de guerra iban cambiando, laspequeas tribus de no ms de doscientos gue-rreros, en la regin del Bajo hasta Aguascalien-tes (guachichiles, cazcanes, zacatecos), y losindios refugiados en peoles en las faldas de lassierras entre Guadalajara y Quertaro, o losindomables pames de la Sierra Gorda, consu-maban sus ataques con el fin de robar comida,ropa o personas, y con la tctica de escabullirsedespus de dado el golpe, obligando a construirvarios presidios en esta zona.

    6 Thomas Taylor y Charles Polzer, op. cit., p. 26.

    Figura 3. Presidio del Valle de San Francisco. Ilustracin del autor. La ubica-cin de los presidios del siglo XVI es entendida como un espacio de controldel territorio; en el caso del presidio de San Francisco, tena el ro a su espal-da y el cerro al frente, formando una plaza muy amplia que serva para elguardado de la caballada. El convento se fund casi al mismo tiempo que elpresidio, as entre los dos se conform un sentido de resguardo y seguridad.

  • De presidio a poblado

    Una de las funciones del presidio fue resguardara los viajeros, colonos y sus bienes, as como alganado que se llevaba a los centros de poblacinms grandes, o a reales de minas; junto a estospresidios iniciales fueron apareciendo mesones,bodegas, ventas y alojamientos precarios tam-bin campamentos de indios, que bajaban al pre-sidio a comerciar, y otras familias que obtuvie-ron en la actividad comercial o agrcola unarraigo. La poltica de la Corona era incentivar laformacin de poblados, y a pesar de que lasleyes de poblacin de Felipe II datan de 1573,sera difcil pensar que las normas del rey pru-dente pudieran ser conocidas en la fronteranovohispana antes de 1600; numerosas pobla-ciones ya estaban formadas; y muchos de losasentamientos anexos a un presidio son anterio-res a las normas de poblacin, incluso en Aguas-calientes, San Felipe, Len y otras poblacionesdel camino de la plata, se establecieron comer-ciantes, por aquellos productos que podan lle-varse a las minas de Zacatecas y Durango sinecharse a perder, como jaleas, ates, embutidos ycarne seca, pero tambin telas y cueros, instru-mentos y aperos, los que fueron formando uncordn de tiendas e integrando el poblado a lolargo del camino: Juan de Montoro y otrasmuchas personas [] desean poblar una villa enel sitio y paso que dicen de Aguascalientes, jun-to a unas casas que dice tener en dicho sitioAlonso de valos [].7

    El presidio tuvo varias funciones y, en conse-cuencia, fue transformndose en su diseo.Hacia finales del siglo XVI no slo fue defensivoy protector de los pobladores, sino promotor de

    la paz que no se pudo lograr con la guerra con-tra las tribus, por eso la forma del presidio; sobretodo donde los pobladores eran pocos y la tropade unos cuantos soldados, el presidio ser pe-queo y de forma compacta, aunque hubo otrosde mayor tamao porque fueron construidos du-rante el proceso de pacificacin y se convirtie-ron en centros de acopio, por lo que contabancon graneros, almacenes, bodegas y corrales. Enotros presidios del rea guachichil, adems delos grupos de tlaxcaltecas que fueron asentadosen sus cercanas, los grupos de indios localespacificados obligaron a que la plaza de armas ode refugio se convirtiera en sitio de reunin,mercado y asamblea; el presidio tendr una pla-za ms grande, permitiendo que en el proceso deevolucin del poblado este espacio se conviertaen rea pblica (como Bocas de Maticoya, SanMiguel Mezquitic, Santa Maria del Ro, o Aguade Venado, todos fueron lugares de pacificacinde las tribus).

    La plaza del presidio se fue ocupando contiendas o parianes y corrales, aadindose apartir del siglo XVII la ubicacin de la parro-quia conforme el clero secular fue ocupando elespacio de doctrina, no as de la misin, pues

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    7 Agustn Gonzlez, Historia de Aguascalientes, en RevistaMascarn, op. cit., p. 3.

    Figura 4. Presidio de Jalpan. Ilustracin del autor. Se han ubicado diversosedificios que no estuvieron cuando se fund el presidio, as como los espa-cios abiertos que fueron surgiendo en el tiempo; en sus inicios no haba msque el presidio y algunas casas cercanas que pertenecan a agricultores.

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    tenan una relacin de distancia diferente en lospresidios, as como otros edificios para albergarasuntos administrativos, o casas de los notablesde la regin que decidieron establecer comercioy vivienda en la plaza; como ejemplos podemoscitar El Fuerte, Sinaloa; Jalpan, Quertaro, yValle de San Francisco, San Luis Potos. Estossitios alrededor de la plaza fueron los ms bus-cados por los comerciantes, quienes deseabanestar en el centro de la poblacin, as se fomen-taba el intercambio de mercancas y venta denuevos productos del centro del pas, o los bie-nes propios de la produccin local.

    Conforme se pacificaba la regin se fuerontransformando tambin las actividades al inte-rior del presidio; poco a poco aument la canti-dad de pobladores, quienes armados y con sufi-cientes caballos fueron sustituyendo a las tropasimprovisadas, haciendo del poblado un sitiodefendible por s mismo. Los reales mineros, yalgunos poblados con ms de trescientos habi-tantes, tenan sus propias milicias:

    Por cuanto es necesario estar con la prevencin yvigilancia que se requiere para las operaciones deguerra que se pueden ofrecer contra los indiosrebeldes a la real corona, as en este real como ensus contornos y jurisdicciones [] ordeno y man-do a todos los vecinos estantes y habitantes de estereal y sus jurisdicciones, mercaderes, tendejone-ros que en ella se hubieren que desde hoy da deesta fecha en adelante tengan cada uno bestia,mulas o caballos, una libra de plvora otra de balasy dems armas convenientes para lo que se pudie-re ofrecer contra dichos indios enemigos; y parareconocer si cada uno tiene lo referido mando quedentro del trmino de tres das a la publicacin deeste bando se manifiesten ante mi con todas lasarmas y caballos como se les manda, todo lo cualcumplan pena [].8

    Una vez asegurado un sitio o poblado con loshabitantes, las tropas se movan a otro sitio msal norte e iniciaban el mismo proceso una y otravez. Poco a poco, a partir del siglo XVII se diopaso a una prctica de alianzas entre las tribuspromovidas por los caciques pero alentadas porlos chamanes, quienes vean en la presenciamisionera y en la ocupacin de sus montes porlos reales mineros y de sus tierras por agriculto-res y ganaderos, un peligro para su subsistenciay para mantener las creencias y mitos de su gen-tes, leyendas arraigadas en una naturaleza quese ocupaba sin ms ni ms.

    De esta forma, los presidios haban avanzadoms al norte en la proteccin de los caminos cer-canos a los reales de Nueva Vizcaya, Sombrerete,Fresnillo, San Martn, Chalchihuites, San An-drs, Cuencam, Avio y Mazapil; por el ponien-te en la sierra de Topia; y en Sinaloa para pro-teccin de las avanzadas de colonos y entradasmisionales jesuitas:

    Conociendo pues el Virrey la necesidad tan preci-sa que haba que poner alguna fuerza de soldadosen Sinaloa para resistir a los inquietos y perturba-dores de la paz dio orden al gobernador de nuevaVizcaya para que despachase algn nmero deellos que ayudasen a los vecinos de la villa adefenderse y castigar a los culpados y delincuen-tes. El gobernador despach veinticuatro soldadospagados [].9

    En 1604 se form el presidio de Montesclarosen el ro Fuerte, pensando no slo en el presidiosino en la futura villa que se fundara a su alre-dedor con el mismo nombre:

    8 Thomas Taylor y Charles Polzer, op. cit., p. 368. Los auto-

    res citan a Juan Hurtado de Castilla en el Real de Minas deParral, el 24 marzo de 1686.9 Andrs Prez de Ribas, Historia de los triunphos de NuestraSanta Fee, entre gentes las mas barbaras y fieras del nuevoorbe, Mxico, Siglo XXI, 1992, Libro II, p. 58.

  • Tambin se tena por conveniente que el sitio delFuerte fuese puesto donde los soldados y otrosque quisieren poblar hallasen comodidad devivienda, tierras de sementeras, agua, lea, pastosde ganados y caballos [] el sitio que se hall msa propsito para los fines dichos fue en un cerritodos leguas del principal pueblo de los Teguecos[] levantse el fuerte sobre el ro [] el fuerteaunque de adobes salio tan capaz que dentro sepoda estar la caballada segura en ocasiones deguerra, porque cuando la hay lo primero a quetiran sus flechas los enemigos es a los caballos quepastan en el campo [] edificronse tambin den-tro del fuerte aposentos para viviendas de los sol-dados y a las cuatro esquinas se adorn y asegurcon cuatro torreones que sirvieren no slo de vis-ta y guarda de sus lienzos sino de espanto a losindios [].10

    El presidio centralizado

    Estos presidios fueron pieza fundamental durantelas diversas rebeliones de los acaxees, xiximes,tepehuanes, salineros y conchos entre 1610 y1645, y la gran alianza entre los tarahumaras de1649 a 1653, conocida como sublevacin de in-dios brbaros en los contornos de Nueva Vizca-ya,11 as como otras rebeliones en Texas y Coa-huila, las que forzaron a replantear la forma yfuncin del presidio. Primero en cuanto a la orga-nizacin de la tropa, que fue pasando de un gru-po de gavilleros a soldados en forma, pagados porla Corona aunque sin las disciplinas y ordenanzasde un ejrcito regular; despus, en la distribuciny distancias entre presidios, los que al tener msespacio entre ellos tambin se modificaron entamao y tipo de dependencias, aun cuando algu-nos de ellos no disponan de mucha tropa, comoel de Guanacev que tena veinticinco hombres

    en 1617 o Santa Catalina de Tepehuanes, connueve hombres en 1630, y despus de la rebelinun capitn y veinticinco soldados en 1670, losmismos que en los de Cerro Gordo, Chiametla,San Felipe y Santiago de Sinaloa.12

    Con la experiencia obtenida a causa de lasrebeliones se modific la tctica militar; la estra-tegia en la persecucin de los cabecillas y elnmero de personal de tropa cambiaron, de unaforma lineal y esttica se pas al presidio cen-tralizado. ste se dio en una zona donde las dis-tancias entre pueblos, misiones, reales o ranche-ras hacan muy complicado seguir con elproyecto del presidio eslabonado; aqu se impu-so un concepto autosuficiente, ya no se podadepender de la ayuda entre presidios, para locual funcion mejor la compaa volante, con-formada por un grupo de soldados que hacanrecorridos entre los presidios, que podan durardos o tres das y servan para mantener la comu-nicacin entre los grupos de colonos aislados enpequeos poblados. Tambin se incorporaron alas expediciones indios expertos en el conoci-miento del territorio y las costumbres de las tri-bus para hacer persecuciones y rescates. Porotro lado, para mediados del siglo XVII la presen-cia de los misioneros franciscanos en Chihua-hua, Nuevo Mxico, Coahuila y Texas y losjesuitas en Sinaloa, Sonora y Chihuahua erams activa, por lo que algunos presidios se ubi-caron cerca de estas misiones para su protec-cin, incluso se hicieron propuestas de colocartorres de viga en puntos altos para vigilar loscaminos por los que incursionaban los indioshostiles; pero los grandes cambios en la formadel presidio ocurrieron a partir de la rebelin delos indios de Nuevo Mxico en 1680.

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    10 Andrs Prez de Ribas, op. cit., Libro III, p. 178.11 Archivo General de Indias (AGI), Gobierno, 141, Carta alrey, 22 de diciembre de 1685.

    12 Charles W. Hackett, Historical Documents Relating to NewMxico, Nueva Vizcaya and Approaches Thereto, to 1773,Washington, Carnegie Institution, 1923, vol. II, p. 21.

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    Esta rebelin slo se puede entender comoresultado de la unin de tribus nmadas del nor-te, apaches que bajaban desde los ros Arkansasy Missouri, con los pueblos histricamente asen-tados en las orillas del ro Grande, que si bien alprincipio haban aceptado la presencia de loscolonos blancos y la de los misioneros francisca-nos, poco a poco fueron solidarizndose con losnmadas que robaban ganado y otros bienes msapetecibles que los que reciban estando someti-dos por los colonizadores. El acercamiento entreambos grupos, de todos modos ligados por untronco comn, se daba en las ferias o mercadosde intercambio en Taos, Santa Fe o Albuquerque,cuando bajaban los apaches con pieles y gamu-zas buscando cermica y mantas de algodn,objetos de adorno, e incluso la unin entre fami-lias. Asaltos, saqueos, incendios de villas, robosde ganado y cautivos, sequas y hambruna pro-vocaron el paulatino desploblamiento de algu-nas misiones y rancheras, hasta precipitar ellevantamiento general en 1680 con la toma ydestruccin de Santa Fe, obligando a los colonosy misioneros a abandonar toda la regin.

    La revuelta se extendi desde la regin de losindios moqui y pueblo a otras naciones ms alsur, como la de los conchos, tobosos, julimeos yun centenar de tribus ms (en 1683 se subleva-ron ochenta y cinco naciones del ro Nazas y LaLaguna),13 obligando, por un lado, a mover haciael sur a todos los pobladores y misiones, desdeSanta Fe y las riveras del alto ro Grande; los ata-ques llegaron hasta Casas Grandes, Julimes yConchos.

    En Madrid se tomaron decisiones vitales quemodificaron la estrategia geogrfica y la forma deentender la estructura y funcin de los presidios;

    se orden la eliminacin de los presidios de SanHiplito de Topia, Santa Catalina de Tepehuanesya que los acaxees y tepehuanes haban man-tenido la paz por ms de setenta aos, y SanSebastin (Chiametla), aunque este ltimo seconserv un poco ms de tiempo.

    En 1685 Carlos II orden crear cuatro presi-dios fundamentales para la defensa de NuevaVizcaya: Pasaje, Cuencam, San Pedro del Galloy San Francisco de Conchos, junto con CerroGordo, fundado cuarenta aos antes para prote-ger las minas alrededor de Parral: El fuerte sefabric slo para circunferencia del medio fun-dndose este presidio para que explorase la tie-rra, corriese las campaas [],14 abarcando unazona desde el ro Nazas hasta el ro Florido, enuna lnea casi vertical de sur a norte, entreFresnillo y Chihuahua, conservando la distanciade veinticinco leguas entre uno y otro, conside-rando que Parral se hallaba a la mitad entreConchos y Cerro Gordo, de tal forma que corta-ban cualquier intento de ataque sobre las sierrasy la zona minera alrededor de Durango; msadelante, en 1711, se fundara el presidio de Ma-pim, que penetraba ms hacia el Bolsn, sacan-do hombres de los cuatro presidios.

    Es importante destacar la forma arquitectni-ca de estos presidios que representaban una ciu-dad interior, dejando afuera el mundo salvaje yadentro la organizacin protegida, articuladorade la visin del mundo; por eso las murallas noslo aislaban, tambin dotaban de seguridad alos pobladores y soldados de adentro, y a los agri-cultores de afuera, como en Buenavista y Altar,en Sonora, y Janos, en Chihuahua. Es desdefinales del siglo XVII que se aproxima el final dela utopa militar basada en la conquista del terri-torio y la presin sobre los nmadas. A partir de

    13 Luis Navarro Garca, Don Jos de Glvez y las provincias in-ternas del norte de la Nueva Espaa, Sevilla, Escuela de Estu-dios Hispanoamericanos de Sevilla, 1965, p. 30. 14 Thomas Taylor y Charles Polzer, op. cit., p. 368.

  • la guerra de los indios pueblo, la mentalidadmilitar cambiar, sustituyendo el modelo defuerte cerrado por otro de formas ms ligeras ycon una geometra ms clara, que permita laaceptacin de que esos fuertes seran efmeros,slo para lograr la eficacia en partes controladasdel territorio.

    Es aqu donde se ve con ms claridad la fun-cin de la plaza del presidio y su evolucin a pla-za pblica; aunque no se puede esperar en estamutacin el concepto de plaza tradicional, puesesta plaza de armas no siempre tendr una fun-cin central, para entonces muchos pueblostambin haban tenido un crecimiento alrededorde su parroquia, formando as dos reas, unadonde estuvo el presidio, y otra donde la pobla-cin se reuna; estos dos polos, a su vez, forma-ron un desarrollo continuo entre ambos, comoCoyame (la Princesa) y Guajoquilla, en Chihua-hua; San Antonio y Nuestra Seora del Pilar delos Adais, en Texas, y Santa Fe, Nuevo Mxico,aunque en algunos presidios donde no lleg aformarse esta dualidad, la plaza presidial ocupel espacio central del poblado.

    De aquellas construcciones casi improvisadasdel siglo XVI se pas a la teora militar, la trinche-ra, el anillo defensivo, el engao visual y super-ficial de sus murallas de madera o adobe pinta-das como piedras, el fuerte-casa, autosuficientey prctico, que limitaba al territorio y fue sm-bolo en la soledad de la frontera, pieza inexpug-nable, a la vez origen del poblado civil.

    En el norte y a espaldas de la Tarahumara seerigi el presidio de San Felipe y Santiago deJanos en 1686, en el que vemos cmo la plazadel presidio dio forma y orientacin al pobladoactual; ste se sostuvo durante todos los cambiosde estrategias, ya que cortaba el paso de los pi-mas por la sierras hacia el presidio de Fronteras(1720) y Sonora. Casas Grandes y el Paso del

    Norte se establecieron en 1687 y 1682, para pro-teccin de los colonos que huan de NuevoMxico y las misiones que se reubicaron en lasmrgenes del ro Grande. A partir del siglo XVIIItodos estos presidios-pueblo tienen un lecturams clara que nos permite interpretar la plaza ysu relacin con la vida pblica.

    En Coahuila, el presidio de Santiago de laMonclova se fund en 1689, con la intencin dedejar un puesto de refuerzo en el camino haciaTexas, amenazada por los franceses de La Salle,quienes haban hecho el presidio de San Luis enla baha de Matagorda. El presidio de Monclovatiene una organizacin urbana original debido ala presencia de dos tipos de asentamiento, elpueblo de coahuiltecos y el de tlaxcaltecas, ade-ms del mestizo que se asent en la plaza. En1701 se levant el presidio de San Juan Bautistadel Ro Grande (Paso de Francia) como protec-cin de las misiones cercanas, que sera el pri-mer escaln hacia las fundaciones del ro SanAntonio:15

    Veinte de estos soldados reunidos con los deCoahuila de cortar y recorrer la tierra, reservn-

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    15 Robert Weddle, San Juan Bautista, Gateway to Spanish Te-xas, Austin, University of Texas, 1991, p. 37.

    Figura 5. Presidio de Janos. Ilustracin del autor. El presidio se ubica en laimagen de manera central, y se puede observar que su plaza de armas setransform en la plaza de la villa.

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    dose los diez restantes para la defensa de lasmisiones. Escogieron estos para situacin de supresidio una cinega que estaba inmediata a lamisin de San Juan Bautista, lugar de poca como-didad ya que por lo bajo el sitio da poco lugar a losvivientes y por consiguiente son excesivos loscalores ().16

    Aqu tambin la forma del poblado se adaptal origen: la plaza del presidio se convirti enplaza pblica, y la capilla castrense se convirtien la parroquia; incluso las casas de los soldadosactualmente permanecen ocupadas comovivienda, slo con pequeas transformacionesen sus ventanas y puertas.

    Durante toda la primera mitad del siglo XVIIIse hicieron visitas, inspecciones y recorridos porlos presidios, cambiando algunos de lugar, desa-pareciendo otros y reforzando los ms, con obje-to de mantener la frontera bajo control,17 perosobre todo tomando nota en los informes de lospobladores asentados, a sus alrededores. Otrospresidios que ni siquiera lograron conseguir unapoblacin anexa fueron suprimidos:

    [] por cuanto con el motivo de que al tiempo queel brigadier don Pedro de Rivera ejecut la visitade los presidios internos de este reino hall que elde nuestra seora de los Texas es de tan poca uti-lidad al real servicio que ni aun merece la honrade nombrarse presidio porque no afrente los lus-trosos timbres de las armas, pues desde su erec-cin no ha hecho el mrito de faccin alguna quelo acredite a mas de componerse su plantel dealgunas chozas de palos y zacate que mas sirvende materia para su consuncin que de broquelpara su defensa [].18

    As, notamos una transformacin del concep-to presidial entre los siglos XVI y XVII que combi-na las actitudes defensivas con las de pobla-miento, pues lo que se pretenda era quealrededor de los presidios se fueran formandopequeos ncleos de pobladores, indios pacifi-cados, pequeos agricultores y soldados viejosque reclamaban tierras para quedarse perma-nentemente. Estas reas de influencia atrapabanrancheras y pueblos mineros; cuando las dis-tancias entre presidios era muy grande, se trata-ba de acercarlos por medio de compaas volan-tes que recorran a lo ancho y largo el territorio,de esta forma la ubicacin segn el rea deinfluencia sustituy a la cadena lineal.

    La reorganizacin del territorio oblig a que lospresidios en esta segunda etapa se convirtieran enpueblos con compaas volantes, donde muchasveces los mismos pobladores acompaaban a lastropas; los soldados salan constantemente apatrullar, aunque siempre con el peligro de que losataques penetraran entre estos crculos, pero cadavez ms se fueron formando pueblos en las inme-diaciones, hasta que el peso de las milicias ibahaciendo disminuir la dotacin de los presidios.En 1724 haba slo ocho hombres en Cadereyta y

    16 Archivo General de la Nacin (AGN), Historia, 29. Descrip-cin del territorio del presidio de San Juan Bautista del RoGrande.17 Guillermo Porras Muoz, Diario y derrotero de lo camina-do, visto y observado, D. Pedro de Rivera, Mxico, Porra,1945, p. 5.

    18 Thomas Taylor y Charles Polzer, op. cit., p. 473. Los auto-res se refieren al marqus de Casafuerte.

    Figura 6. Presidio de San Juan Bautista del Ro Grande. Ilustracin del autor.Se observan las manzanas actuales con la sobreposicin de las estructurasoriginales. La plaza del presidio se transform en la plaza actual.

  • doce en Cerralvo, contra los cien hombres de losAdais, que era puesto de frontera con Luisiana, olos 45 de los presidios de El Gallo y Pasaje.

    Hacia 1725 haba 25 presidios19 (sin contarSan Bruno en Baja California) con un total de 905hombres, y completando con los del Valle de SanBartolom, regin de nogales y otros frutales, for-mado con la compaa de Parral y el presidio deNayarit (regin recin explorada). As tendra-mos en Coahuila y Texas: Los Adais, San Antonio,La Baha (ro Guadalupe), los Tejas, Monclova,San Juan Bautista del Ro Grande y Saltillo. EnNuevo Len estaban los de Cerralvo, Cadereyta yLen (Monterrey); Nueva Vizcaya contaba conMapim, Cerro Gordo, El Gallo, Pasaje (sostenidopor la casa del conde del lamo), Conchos, ElPaso, Parral, Valle de San Bartolom, Janos yCasas Grandes; en Sonora, el de Fronteras enCorodeguachi; y por ltimo, marcando los terri-torios ms alejados al poniente: el de Chiametlaen Sinaloa, y otro en la Mesa del Nayar, al orien-te el de Valles; y en lo ms alejado del septen-trin estaba el de Santa Fe, en Nuevo Mxico.

    La lnea de presidios y villas en la frontera

    En virtud de las visitas ordenadas por la Corona,y que ya se hacan a los presidios iniciandocon la del maestre de campo Jos Francisco Ma-rn, a quien encomend el virrey conde de Galveen 1693, y la visita de Isidro de Pardias, exgo-bernador de la Nueva Vizcaya, hasta las visitasde Jos de Glvez, Jos Rafael Rodrguez Gallar-do o Juan de Ovando, con los avances y des-cubrimientos sobre Texas, Sonora y California sefueron dando los primeros proyectos de unaorganizacin total de la frontera, militar y admi-nistrativamente; los altos costos de las tropas y laineficiencia de los presidios en ciertos sitios, queno impedan los ataques a las misiones o a loscolonos, fue obligando a reforzar ciertos puntosy olvidar otros por incosteables, pero sobre todoa proceder con normas y reglamentos, y a resta-blecer la disciplina y orden entre soldados, in-dios, colonos y misioneros.

    A consecuencia de la visita del brigadier Pedrode Rivera y Villaln, entre 1724 y 1728, y con lasopiniones de diversos capitanes de frontera, comoel ingeniero militar y comandante Francisco lba-rez Barreyro, se inici una redistribucin territorialy se aadieron nuevos presidios. De esta manera,en Sonora se fundaron los de Terrenate (1741), Tu-bac (1752), San Pedro de la Conquista del Pitic(1741), San Miguel de Horcasitas (1750) y Buena-vista, ste fundado primero con refuerzos del presi-dio de Sinaloa en 1740, y reforzado permanente-mente en 1765 (San Carlos de Buenavista).

    En la zona norte de Nueva Vizcaya, Riveradej ocho presidios: Janos, Conchos, SanBartolom, Mapim, Cerro Gordo, Gallo y Pasaje,y el del Paso que dependa de Nuevo Mxico.

    En 1751, el rey Fernando VI decidi suprimiralgunos de estos presidios, Mapim, el Gallo,

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    19 Luis Navarro Garca, op. cit., p. 69.

    Figura 7. Presidio de Monclova. Ilustracin del autor.

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    Cerro Gordo, Valle de San Bartolom y Conchos,aunque sera quince aos despus que los tresprimeros desapareceran y quedaran converti-dos en villas:

    [] subrogando en su lugar una compaa volantecon capitn, dos tenientes, alfrez, dos sargentos ysesenta plazas para que dividida en dos trozosestuviese en continuo movimiento en toda aque-lla tierra [] que haba vuestra excelencia arbitra-do la ereccin de las poblaciones de vecindariosdonde estaban los presidios y otros parajes cmo-dos. Para que repartindose y mercenndose lastierras a los pobladores se excusase en breve elgasto de la citada compaa. Que haba V. E. hechonotificar a la casa mortuoria del Conde de SanPedro del lamo costease cinco poblaciones parasatisfacer la obligacin que contrajo: de conservara su costa el presidio del Pasaje.20

    Ya con esa distribucin, que se haba iniciadoa partir de 1680, se empezaba a vislumbrar unproyecto de defensa que ligaba regiones y resta-bleca una especie de sistema que intentaba im-

    pedir los ataques desde ms all del ro Grande.Pero a partir de 1761 se fueron exponiendo nue-vas razones para modificar la estrategia general.De esa forma se ampla la defensa hasta Sonora,consolidando el presidio de San Carlos deBuenavista, en el ro Yaqui en 1765, y ese mismoao se levanta otro en el Valle de San Buenaven-tura, entre Janos y el Paso del Ro del Norte, elprimero para detener a los indios de Cerro Gordo,y el segundo como defensa de Chihuahua, con-servndose San Miguel de Horcasitas, localizadoentre los pueblos seris de Ppulo y Los ngeles.Con toda esta tctica se estaba tratando de enlazarlos territorios y proteger los asentamientos localesy los que se hacan en el mismo presidio.

    Con la expulsin de los jesuitas en 1767 lasituacin se complic an ms, ya que sus misio-nes formaban una relacin entre pueblos organi-zados que tambin se defendan de los ataques,por lo que al quedar sin direccin fueron fcil-mente atacadas por las tribus hostiles, lo que obli-g a tomar las decisiones militares cada vez msrpidamente. En 1766, la expedicin de CayetanoMara Pignatelli Rub Corbera, conocido como

    20 Thomas Taylor y Charles Polzer, op. cit., p. 145. Vase es-pecialmente: conde de Revillagigedo, en mayo 22 de 1753.

    Figura 8. La lnea defensiva de presidios. Ilustracin del autor.

  • marqus de Rub, acompaado de Nicols Laforay otros ingenieros militares, le dio oportunidadde hacer un recorrido por casi todos los presidioshasta entonces en funciones, y en total visit 23:

    [] por Zacatecas se dirigi a Durango donderevist la escuadra de diez hombres y un cabo quepara proteccin de la ciudad proporcionaba el pre-sidio desde Pasaje (Cuencame) luego por este mis-mo presidio y el de Huajoquilla lleg a Chihuahua,de aqu se traslad a la junta de los ros el Paso ySanta Fe de Nuevo Mxico, a su regreso de estaprovincia revist los de San Buenaventura y Janosen Nueva Vizcaya y los seis de Sonora, cruzandoluego la Sierra Madre por el valle de Basuchil, vol-vi a Nueva Vizcaya visit los presidios deHuajoquilla, Cerro Gordo y luego los de Coahuilay Texas y el de San Saba y las guarniciones deNuevo Len [].21

    Con esta inspeccin, se dejaron organizados: Ja-nos, San Buenaventura, El Paso, Julimes, Huajoqui-lla, Cerro Gordo y Pasaje; es decir, desparece San Bar-tolom sustituyndose por Huajoquilla; Conchos

    por Julimes; Mapim y El Gallo se eliminan final-mente, por ya no ser necesarios al ubicarse entreCerro Gordo y Pasaje; y se refuerza el de SanBuenaventura entre Janos y El Paso. En Coahuilase tenan dos, el de Monclova y San Juan Bautistadel Ro Grande, aadindose dos ms, Santa Rosadel Sacramento en Coahuila, y San Saba, en Texas,que se sujet a la provincia de Coahuila, con msrazn cuando se traslad bajo el Ro Grande en1773, con el nombre de San Vicente; en Texas sefund uno ms, el de San Luis de las Amarillas enOrcoquizac, sumndose a los tres de los Adais, SanAntonio y la Baha (ya haba desaparecido el de losTejas). Cerralvo y Cadereyta se eliminaron, dejandomejor fortificado Monterrey, se conservaron el deSanta Fe y el de la Mesa del Nayar. Para entonces,cerca de 1,200 hombres componan la defensa delterritorio septentrional.22 Sin embargo, estos reaco-modos no fueron suficientes para desalentar a losindios; entre 1749 y 1763 haban causado ms de800 muertes, muchas minas se haban abandonadoy los indios vendan ganado en Coahuila con hie-rros de Nueva Vizcaya; los apaches, natajes, coa-huiltecos y otras tribus aliadas entraban hasta el ca-mino real de Chihuahua con facilidad, por lo que sedecidi formar una lnea ms estrecha que contu-viera las andanzas de los indios.

    Fue hasta 1768 que don Jos de Glvez pensen una organizacin que no slo fuera defensiva,sino que fomentara el crecimiento de la regin,volviendo a producir las minas (incluso se hicie-ron impresos para integrar accionistas para elbeneficio de minas en Sonora y Sinaloa), habili-tando puertos (Guaymas, San Blas, Mazatln),tratando de poblar despoblados como la Califor-nia y Sonora, y de hacer segura la crianza de ga-nado y las cosechas llevando pobladores a los al-rededores de los presidios y repartiendo tierras

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    21 Luis Navarro Garca, op. cit., p. 136.

    Figura 9. Presidio y Villa de Horcasitas. Ilustracin del autor, basada en elplano de Urrutia. La casa del gobernador se transform actualmente en unaescuela; la iglesia primitiva creci aadindose el crucero, y se perdieronlas casas del lado norte. La plaza del presidio se conserva actualmentecomo la plaza principal de la villa.

    22 Ibidem, p. 124.

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    para tratar de formar poblados, aprovechando laestructura presidial, con lo que la plaza del pre-sidio se convertira en la plaza del pueblo.

    Los pimas y los seris atacaron varias vecesSonora, especialmente las revueltas de 1740 y1751, que produjeron grandes daos a pesar de lospresidios recin fundados. Estas campaas fueronapaciguadas por don Bernardo de Glvez, sobrinodel visitador, quien desde 1770 y hasta 1775 reali-z varias campaas de sometimiento hasta caerherido en la ltima de ellas, dejando el mando adon Hugo OConnor y regresando a Espaa; vol-vera a Amrica como gobernador de Louisiana yCuba, y despus sera virrey de la Nueva Espaa.No cabe duda que el aprendizaje en la fronteranovohispana le dio un gran conocimiento de lageografa y composicin de las tribus, lo que des-pus le sera de gran utilidad en su vida pblica.

    As, en 1771, con las ideas de Glvez y otrosjefes militares como Hugo OConnor, Teodoro deCroix y el mismo marqus de Rub, se pas alConsejo y al Rey un dictamen de reubicacin depresidios, formando una lnea o cordn de quin-ce presidios sobre las fronteras de las provinciasinternas. Al disminuir el nmero de presidios secrea reducir al erario los gastos que ocasionabanlos 24 existentes. Aunque esta propuesta fue laprimera en plantear la nueva estrategia de ligarlos presidios en forma tal que impidieran los ata-ques, la puesta en operacin del plan tuvo queesperar unos aos ms. Este concepto lineal pro-vena de los tratados militares que explicaban lafuncin de las trincheras o lneas de defensa queya haban practicado en obra y teora el marqusde Santa Cruz de Marcenado, quien en Oran,Cerdea y Portugal implant el uso de avancesescalonados para acercarse a las plazas y tomartierras en poder del enemigo.23

    Las provincias internas slo podan sostener-se con un plan de accin que combinara el po-blamiento, la defensa y la produccin. HugoOConnor dedic la mayor parte del tiempo enque tuvo el mando de la frontera como inspectorde los presidios internos (1771-1777) en garanti-zar estos tres objetivos; pero slo tuvo xito gra-cias al entendimiento que tuvo con el virreyBucareli.

    Fue hasta 1772, gracias a los esfuerzos devarias expediciones, y especialmente a lo apor-tado por Rub y los planos de Lafora, que sepublic en Madrid el Reglamento e instruccinpara los presidios que se han de formar en lalnea de frontera de la Nueva Espaa, resueltopor el Rey Nuestro Seor en cdula de 10 de sep-tiembre de 1772. Con esto se moveran los pre-sidios para ubicarlos ms o menos en una lneacontinua, desde las costas del mar de Corts has-ta el Golfo de Mxico, liberando todos los movi-mientos rebeldes al sur de la lnea e impidiendoel paso de ataques apaches desde el norte; el pro-yecto contemplaba que los presidios deberanquedar a unas 40 leguas uno de otro.

    Se deberan mover rpidamente, aunque notodos al mismo tiempo; el de Altar hacia el senode California, en el ro Concepcin, ms all deCaborca (esto no se realiz); Tubac pasara a SanAgustn de Tucson en 1777; Terrenate al valle de

    23 Miguel Artola Gallego, El pensamiento militar de Santa

    Figura 10. Presidio de Altar. Ilustracin del autor.

    Cruz de Marcenado, en Revista de Historia Militar, nm. 29,Madrid, 1985, pp. 75-80.

  • Santa Cruz (Quiburi) en 1775, y Fronteras a SanBernardino en el mismo ao, ms hacia el nores-te, acercando este ltimo un poco ms hacia Ja-nos (aunque despus en 1781 se regres al sitioanterior). En Nueva Vizcaya, el de San Buena-ventura, localizado al sur de Casas Grandes secorri al norte, entre Janos y Carrizal, en 1774;Paso del Norte, por tener suficientes pobladores,ya no requera del presidio, la tropa se moveraa Carrizal; ese mismo ao el de Huajoquilla sesubira para fundar uno nuevo en San Elizario,en el borde del ro Grande; aunque el presidio deHuajoquilla sigui con funciones de almacn yguarda de ganado hasta mediados del siglo XIX,cuando se lotific su plaza de armas para divi-dirse en nueve manzanas.

    Las tropas de Julimes reforzaran el presidiode Santiago de las Amarillas, ms conocido co-mo la Junta de los Ros (Ojinaga), fundado en1759; Cerro Gordo pasara tambin a las riverasdel Ro Grande, al nuevo presidio de San Carlosfundado en 1773; San Saba, en Texas, bajara aSan Vicente, tres leguas al sur del ro; Santa Rosadel Sacramento a Agua Verde, tambin muy cer-ca del ro y a veinte leguas de San Juan Bautista;Monclova, ya formalmente una villa, pasara suguarnicin a Monclova viejo en el Ro Grande,entre Agua Verde y San Juan Bautista (El Moral).Se haran otros presidios nuevos, como el dePrncipe o Pilares en 1774, entre San Elizario y laJunta, para conservar la distancia reglamentada;y el de Babia, entre Agua Verde y San Carlos,veinte leguas al sur del ro Grande.

    Las guarniciones de Nuevo Len y Nayarit sesuprimieron, y se redujeron al mnimo las deBuenavista, Horcasitas y el Orcoquizac en Texas.Con esto se reduca la lnea a quince presidios,ms el de San Antonio del Bejar, y la Baha, conla guarnicin del Cbolo entre ambos. La villa ypresidio de Santa Fe, en Nuevo Mxico, no se

    consider dentro de la lnea por estar muy alnorte, y tampoco los cuatro presidios fundados apartir de 1760 en California: San Diego, SantaBrbara, Monterrey y San Francisco; a pesar quelos comandantes de frontera le haban solicitadoa Carlos III que diera rdenes para que se sostu-vieran y fomentaran.

    La organizacin de los presidios, como lo plan-te Rub, dejaba a cada uno con cincuenta hom-bres de guarnicin, comprendiendo a tres ofi-ciales y un sargento, con lo que la lnea quedabaformada por 750 plazas, pero con los individuosde los presidios alejados (Santa Fe, la tropa de Ro-bledo, San Antonio y El Cbolo) se aumentaba a910 hombres; adems, haba que incluir a las com-paas volantes de Sonora.24 El nmero de plazaspresidiales oblig a construir presidios con espa-cios ms grandes, que pudieran albergar a la tropay a la caballada, por eso a partir de la fundacinde estos presidios las plazas que hoy observamosson enormes, como en Horcasitas, Huajoquilla,Tucson, y otros presidios de este momento, y aun-que nunca se logr la total pacificacin, al menosla ubicacin de presidios contribuy a liberar unamplio territorio sobre el que se volvieron a esta-blecer nuevas poblaciones y colonos.

    Los proyectos arquitectnicos de los presidiosse modificaron de acuerdo con los tratados deingeniera militar, con una capilla pequea ycasa para el capitn a veces en su interior yotras afuera, y que con el tiempo fue siendoun atractivo y garanta de seguridad para nuevospobladores, indios y mestizos, que hicieron suscasas y huertos en las inmediaciones y con eltiempo iniciaron un pequeo poblado comoHuajoquilla, hoy Jimnez, Chihuahua.

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    24 Fernando Ocaranza, Crnica de las Provincias Internas deNueva Espaa, Mxico, Polis, 1939, p. 323. Vase especial-mente el captulo XXXI, Reflexiones acerca de la propues-ta ideal del Marques de Rub.

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    En los de nueva fbrica del siglo XVIII se adop-taron los dos ltimos modelos, un cuadro de ca-sas de soldados alrededor de una plaza de armasformando un recinto seguro (Janos, Carrizal, ElPaso), y los de planta cuadrada con dos baluartes(San Carlos, Pilares, San Elizario). Hubo otros dediferente forma, como el de la Junta, ms pare-cido a los presidios primeros de Texas, formadospor el marqus de Aguayo, quizs por economade recursos ya que slo se daban mil pesos parala construccin del presidio; los muros eran msbajos que los del siglo XVI, y los sistemas de cons-truccin ms slidos. En su interior tenan ellugar para capilla y casa del capitn, teniendotodo el mismo patio central donde se hacan lasrevistas y se daban las rdenes:

    Se ha de formar primero el cuadro de tapias comu-nes de adobes y los dos pequeos baluartes en susngulos en forma de diamante, y despus levantaren el interior la capilla, cuerpo de guardia, casadel capitn, oficiales, capelln y habitaciones delos soldados e indios, guarecindose todos entre-tanto en tiendas de campaa y barracas provisio-nales, sobre cuyo asunto proveern los capitanes yoficiales subalternos [].25

    Con nuevas incursiones y conocimiento delterritorio, apoyados por la contribucin de la carto-grafa de los ingenieros militares quienes hicie-ron planos cada vez ms detallados de la frontera, en 1776 se expidi el decreto real que confirmabalas primeras ideas de Jos de Glvez y el virreyCroix, quienes desde 1768 aventuraban un gobier-no hasta cierto punto independiente para las pro-vincias norteas. Con el decreto se otorgaba a donTeodoro de Croix (sobrino del virrey de mismonombre) poderes y mandos suficientes sobre

    [] los gobiernos subalternos de Coahuila, Texas yel Nuevo Mxico, con sus presidios y todos losdems que se hallan situados en el cordn o lneaestablecida de ellos desde el golfo de Californias,hasta la Baha del Espritu Santo.26

    Con la Comandancia General de las Provin-cias Internas se prepararan nuevas estrategias yse definira la autoridad sobre pobladores, misio-neros y soldados, evitndose la duplicidad de ins-trucciones con el virrey. Esta nueva autoridad dehecho divida el virreinato en dos, tena la venta-ja de que el comandante era un conocedor delterritorio y un militar de experiencia, con lo quese logr un mayor nmero de refuerzos, mejordistribucin de las tropas, un ajuste de los man-dos y mejor administracin de los situados; ade-ms, se reforz la presencia de los presidios concompaas volantes formadas por indios amigoscomo los opatas, y se dot de armas y entrena-miento a las milicias de los poblados, lo que diooportunidad de modificar la estrategia defensivacon la organizacin de pueblos y villas de apoyoa los presidios. Es cuando los presidios se cons-truyeron de grandes dimensiones, algunos dems de 200 m por lado, para guardar la gran can-tidad de caballada y tropa, que en algunos casosalcanz los cien hombres; es en estos casos enque vemos que las plazas de armas se conservancomo plazas de la poblacin: Tucson, Horcasitas,La Baha del Espritu Santo, Huajoquilla, la Juntade los Ros (Ojinaga), entre otros.

    El tejido defensivo con una red de villas

    Teodoro de Croix se dio cuenta de que slo conlos presidios, aun en la lnea, no era posible dete-ner las incursiones de los enemigos; adems, el

    25 Jos Basilio Arrillaga, Recopilacin de Leyes, Decretos, Ban-dos, Reglamentos, Circulares y Providencias de los SupremosPoderes de los Estados Unidos Mexicanos, vol. IX, Mxico, A.Boix y M. Zornoza, 1835, p. 141.

    26 Luis Navarro Garca, op. cit., p. 275. Vase el Artculo 1 delReal Decreto expedido en Aranjuez, en mayo 16 de 1776.

  • alto costo que esto comprenda le lleva a replan-tear la situacin defensiva, la administracin yconsiguientemente la produccin en la frontera,en sendos informes; en el ltimo de 1782, anali-z la situacin del momento y propuso algo quetransform radicalmente el concepto de frontera,pasando de una situacin nicamente militar aotra en la que se combina la presencia de pueblosy villas ms consolidados, debido a que algunosfueron pueblo de misin, para ir eliminando elcosto que significaba el sistema presidial.

    Las tropas indisciplinadas, escasas y con po-cos apoyos de armamento, los presidios en cons-tante reparacin y algunos ya intiles en su posi-cin estratgica, lo llevaron a considerar lautilizacin de las propias villas como defensa.Autoriz a los soldados a tener tierras cerca delpresidio y anim a los pobladores a hacer lo mis-mo, con lo que el establecimiento militar se fueconvirtiendo en un centro de poblacin a la ma-nera de lo sucedido en el siglo XVI. Adems, tra-t de conectar los presidios esenciales con las vi-llas cercanas, las que los provean de caballada,comida y mano de obra.

    Croix decidi abandonar las guarniciones dealgunos presidios que seran complementadospor cordones de poblaciones; en un primer fren-te, en Nueva Vizcaya desaloj el Prncipe (en1780 se pas al pueblo de Coyame); la tropa deSan Carlos pas tambin a la villa de Chorreras,y la de San Vicente o La Babia fue distribuida enel pueblo de Santa Rosa, donde haba cuarentavecinos y varios sirvientes, y en sus contornosdoce ranchos desde una a cuatro leguas de dis-tancia donde hay muy buenas labores.27 La tro-pa del presidio de Aguaverde se traslad a la villade San Fernando de Austria fundada en 1753,

    para entonces una villa de buen tamao, dondetambin se haban acogido los pobladores de losAdais cuando se pas la capital de Texas a SanAntonio; la tropa de Monclova viejo se regresa Monclova, que ya para entonces tena

    [] cien familias de vecinos espaoles, mestizos ymulatos. La villa tiene una planta hermosa, granplaza, calles despejadas y tiradas a cordel. Los edi-ficios son bajos, de adobe y los ms sin blanquearcomo en Saltillo.28

    Se estableci adems una subdivisin que for-maba, a partir de lo ms septentrional, diferen-tes trincheras ante los ataques, agrupando a lospresidios-pueblos de la siguiente manera: Janos,San Buenaventura en su nuevo emplazamiento,conocido como La Princesa; en Galeana y Carri-zal, con la compaa volante de Casas Grandes,Croix hace otro ncleo al mover San Elizarioms hacia El Paso y juntarlo con las milicias delos habitantes de El Paso y los pueblos ribereosdel ro Grande. Un tercer grupo lo integran laspoblaciones de Santa Rosa, San Fernando deAustria y San Juan Bautista del Ro Grande, pre-

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    27 Nicols de Lafora, Relacin del viaje que hizo a los presidiosinternos situados en la frontera de la Amrica Septentrional,Mxico, Robredo, 1939, p. 182.

    28 Fray Juan Agustn Morfi, Viaje de indios y diario del NuevoMxico, Mxico, Porra, 1935, pp. 281-282.

    Figura 11. Presidio de la Princesa y villa de Coyame. Ilustracin del autor.El presidio se transform en la villa de Coyame.

  • EVOLUCIN DEL PRESIDIO NOVOHISPANO Y SU PLAZA EN LA FUNCIN URBANA

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    sidio que ya tambin haba crecido hasta formarun poblado con lotes y huertas.

    Otro frente de pueblos lo hace en el sentidovertical, en paralelo con el ro Grande, a partirde Coyame, Chorreras, Julimes, Ancon de Ca-rros, Santa Rita, Huajoquilla (en 1788 tena 1829habitantes), Pelayo y San Juan de Casta, con 250hombres; as se formaba un arco desde Ojinagahasta el Bolsn de Mapim. Un cuarto cordn ibadesde la ranchera de San Juan de Casta, Calaba-cillas y otros tres puestos de 40 hombres hastaSaltillo, aportando otros 200 hombres; para fina-lizar, una ltima lnea entre Saltillo y Monclova,abarcando la Sierra de la Pursima y de ah aCuatro Cinegas, pasando por Nadadores, conotros 250 milicianos, que daban un buen nme-ro de personas para defender los pasos de losindios enemigos.29 Adems, Croix pensaba crear,o ms bien modificar, la traza de 28 nuevas po-blaciones, a la manera de las ideas surgidas enEspaa y los experimentos de la Sierra Morena,poblaciones fundadas con las teoras de produc-cin y fomento puestas en prctica por Campo-manes, donde se aprovecharan los recursos na-turales con la incorporacin de la mujer a laeconoma familiar, incrementando el nmero deartesanos y pequeos comerciantes, sustituyen-do poco a poco a los agricultores. De esta mane-ra se formaran ncleos de poblacin autosufi-cientes y con pequeas industrias familiares enun mbito moral y sencillo:

    El colono situado sobre su suerte y libre del cho-que de pasiones que agitan a los hombres reuni-dos en pueblos estar ms distante de aquelfomento de corrupcin que el lujo infunde siem-pre en ellos. Reconcentrado con su familia en laesfera de su trabajo [] se sentir ms vivamenteconducido a l por los sentimientos de amor y ter-

    nura que son naturales al hombre en la sociedaddomstica [].30

    La idea de pequeos propietarios agrcolasfue uno de los propsitos en el establecimientode las nuevas poblaciones. Para 1749 se habanfundado las de Escandn en Tamaulipas, y en1778 se haran las de Bernardo de Glvez enLuisiana; estos experimentos con pobladoresciviles tambin se esperaba que funcionaran enla frontera del septentrin de la Nueva Espaa,slo que aqu con la combinacin de presidio-pueblo.

    La refundacin de pueblos a partir de los pre-sidios o sus anexos, o de misiones, oblig a modi-ficar la traza de los poblados y rehacer sus plazasy contornos; es decir, la plaza de la villa sera elcentro de la vida social y lugar de entreteni-miento, ya no funcionara como sitio de inter-cambio o mercado, por lo que se adorna conrboles y jardines, se canalizan acequias de aguay se disponen sitios para el lucimiento de lamujer, en algunas poblaciones se hacen alame-das y se forman jardines o bosques para el paseodominical. Las villas se transforman de un sitiode militares a una villa comercial y civil, con unurbanismo que permite destacar las funcionescomunes; la iglesia pasa a un segundo trmino,algunas misiones se desamortizan y en muchoslugares del norte no llegan a construirse parro-quias suficientes, como en Tucson, San Antonioo San Francisco de Conchos, por lo que las pla-zas se quedan sin destacar la iglesia.

    De la primera lnea defensiva poblacionaldel plan de Croix, explicada arriba, la villa pre-sidio de Janos tena en 1788 casi 150habitantes;San Buenaventura (Velarde) empez como pre-sidio fundado en 1760, en 1774 se reubic en el

    29 Luis Navarro Garca, op. cit., pp. 353-355.

    30 Gaspar Melchor de Jovellanos, Informe sobre la ley agraria1795, Madrid, Edicin de Materiales, 1977, pp. 183-184.

  • ro Santa Mara y termin en pueblo, para 1788contaba con 718 habitantes. En 1788 este presi-dio se traslad del paraje de Chavarra en el roSanta Mara a un nuevo emplazamiento al suro-este a diez leguas, al sur de Casas Grandes, lla-mndose presidio de la Princesa, donde empeza crecer el pueblo anexo de San Juan Nepomu-ceno (Galeana, en Chihuahua). El presidio delCarrizal tuvo misin no tan lejana y siemprefuncion como un establecimiento militar, peroa su alrededor crecieron muchas rancheras ycampos de labor.

    El ejemplo de Croix sigui en otras regiones;Chihuahua y Arizpe, en Sonora, crecieron al sercentros de acopio, administrativos, culturales ymilitares. En esa misma entidad se aprovecha-ron los pueblos de las misiones jesuitas y los pre-sidios de Altar, Fronteras y Tucson para fomen-tar asentamientos en sus alrededores. Lasguarniciones de Horcasitas y Buenavista dieronlugar a otras rancheras y asentamientos de in-dios pacificados. En otros pueblos de misin quese encontraban desguarnecidos tambin se colo-caron destacamentos, lo que permiti que pudie-ran defenderse y crecer: Caborca, San Ignacio,Imuris, Saric, Pitic y muchos ms se convirtie-ron en prsperos poblados.

    En Texas, el mulato Antonio Gil Ibarbo fundla villa de Nuestra Seora del Pilar de Bucareli(1774), que slo dur cuatro aos por los ataquesde los indios y se mud a un lugar ms seguro en1778; con el nombre de Nuestra Seora del Pilar

    de Nacogdoches funcion como centro de acopioy comercio en la entrada a la Luisiana; en 1780tena ms de quinientos habitantes.31

    La divisin administrativa de los poblados sedivida en alcaldas que administraban los parti-dos territoriales, en los que caan pueblos y ran-chos, algunos con muy buenos productos: Elpartido de Cuencam se compone de tres pue-blos miserables y ocho haciendas opulentas []con 25 mil cabezas de ganado caballar, diez milreses y trescientas veinte mil de lana [].32

    Estas jurisdicciones se encargaban de conseguirlas contribuciones para el fondo de sostenimien-to de las milicias.

    Si bien el desarrollo de la frontera pas pormuchas penurias y conflictos, no cabe duda quela poltica presidial fue la que consolid y pacifi-c el territorio a partir de los primeros presidiosdel siglo XVI, hasta la unin del presidio y villa,dejando una cicatriz urbana que se puede leer atravs de la ubicacin actual de la plaza y su rela-cin con la morfologa de los edificios y espaciosen los poblados, y que a su vez fueron integrandouna compleja red que conectaba centros produc-tores y comerciales, en un amplio territorio quesiempre tuvo escasez de pobladores. Hacia 1780el 80 por ciento del territorio de Nueva Espaaconcentraba a slo 5 por ciento de los poblado-res, eso s, decididos a soportar todo, muchas ve-ces sin conocer su destino, en aquellos caminosque iban de ningn lado a ningn lado, pero queterminaban en la seguridad de una plaza.

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    31 Luis Arnal Simn, Arquitectura y urbanismo del septentrinnovohispano, fundaciones del noreste en el siglo XVIII, Mxico,UNAM, 1999, t. 1, p. 178.32 Luis Navarro Garca, op. cit., p. 412.