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IBAGUÉ, MAYO 23 DE 2010 FA CE CULTURA AL DÍA Literatura El poeta Jaime Tello Nelson Romero Guzmán Deporte Aeromodelismo Más que una práctica, una pasión Arquitectura Cúpula geodésica Contra el calentamiento global TAS

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IBAGUÉ, MAYO 23 DE 2010

FACECULTURA AL DÍALiteratura

El poeta Jaime TelloNelson Romero Guzmán

Deporte

AeromodelismoMás que una práctica, una pasión

Arquitectura

Cúpula geodésicaContra el calentamiento global

TAS

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Nelson Romero Guzmán*

aime Tello nació en Espinal, Toli-ma, en 1918, y mu-

rió en Bogotá en 1996. Como poeta es autor del libro Geometría del espa-cio (Bogotá, 1951). Reco-nocido traductor de T.S. Eliot, lo fue también de poetas franceses, brasi-leros y japoneses. Fru-to de esa labor son sus libros Jaikais de Basho y sus discípulos (1941), Cien años de poesía nor-teamericana (1965) y Cuatro siglos de poesía brasileña (1986). Estos valiosos aportes, más el ejercicio de la crítica li-teraria y el ensayo, pre-conizó el grupo de Mito, cuyos integrantes le die-ron aire de modernidad a la literatura colombia-na a través de la revista “Mito”, liderada por el poeta Jorge Gaitán Du-rán, la que se editó en-tre 1955 y 1962. En los años 40 y 50, Tello intentaba rom-per con el letargo de la poesía colombiana, in-troduciendo en los perió-dicos y revistas bogotanas como “Sábado” y “Bolí-var”, la noción moderna de la poesía y del arte, el conocimiento de la obra de Eliot, Stephen Spen-der, Edgar Lee Masters o Emily Dickinson a través de sus comentarios críti-cos y traducciones. Por el lado de la literatura lati-noamericana, en Londres tuvo amistad con José Go-rostiza, de quien escribió un ajustado comentario de su reciente libro Muer-te sin fin; igual se ocupó de Villarrutia y del pri-mer libro de Maruja Vie-ra. Tello dejó lúcidos en-sayos sobre la literatura y el cine, la literatura y la música, entre otros moti-vos literarios y humanís-ticos que lo inquietaron.

La obra de Tello resul-ta significativa en la lite-ratura colombiana, pero paradójicamente desco-nocida en el Tolima. En los años 40 y 50 Tello se destacó como ensayista, contribuyendo al cono-cimiento de autores que hoy resultan canónicos en la poesía latinoamericana como el mismo José Go-rostiza y Villarrutia; sus traducciones de T. S. Eliot fueron editadas en la re-conocida colección Visor de España. También fue un traductor enamorado de Emily Dickinson. “Geometría del Espa-cio” (Ediciones Espiral, Bogotá, 1951), es la obra más representativa de un poeta que supo asi-milar en el lenguaje las tendencias novísimas de

la vanguardia europea y latinoamericana, del su-rrealismo y el futurismo principalmente. En su obra se reconoce su for-mación intelectual, pues conoció en lengua original la obra de los poetas in-gleses que tradujo, igual los poetas brasileros, así como el pensamiento oriental a través del jaikú que vertió al español con plena exquisitez. El ver-so largo en Tello, los ele-mentos de la vida moder-na trasfigurados desde la visión poética del creador habitante de las grandes ciudades, nos llegan con frescura. Con la metáfora de las manos impregnó su poesía de extrañas imáge-nes, llenas de sorpresa e ironía, no exentas de una crítica soterrada, propia

del inconformismo, pero sin descuidar al poeta que supo ser. Vivió en Londres en-tre 1945 a 1947; luego en Norteamérica hasta 1948. Pasó una tempora-da en París. Entre 1949 y 1955 realizó una serie de charlas sobre poesía norteamericana en la Ra-diodifusora Nacional de Colombia; fue profesor de Literatura Norteamerica-na en la Universidad Na-cional de Colombia y en la Central de Venezuela. Se radicó en Caracas des-de 1971. Estudió Derecho y Ciencias Económicas, en la Universidad Ja-veriana, y Música en el Conservatorio Nacional de Bogotá. Fue profesor de la UCV y colaborador de la prensa venezolana.

Editó la revista Zodíaco (Caracas). Con el apoyo del Minis-terio de Cultura, la obra de Tello está siendo difun-dida en Ibagué a través de charlas y talleres en diferentes instituciones culturales y educativas; la revista Tiempo de Palabra igual realizará un mono-gráfico sobre Tello, con una muestra representa-tiva del autor espinalu-no, gracias al Programa Nacional de Concertación 2010 de Ministerio de Cul-tura.

Estudios, monografíasy ensayos Jaikais de Basho y sus discípulos (1941); El hom-bre y el paisaje colombiano (1959); Cerámicas vene-zolanas (1962); Un expe-rimento joyceano (1964); 25 pintores de Venezuela (1965); La vida de Alexan-der Alexander escrita por él mismo (1978); Julio Pa-checo Rivas: memoria de espejos= Amemory of mi-rrors (1989).

Obra compilatoria Stephen Spender Eight Poemas (edición bilingüe, 1962); 100 años de poesía norteamericana (1965); Poetas norteamericanos traducidos por poetas ve-nezolanos (1976); Como crece la sombra: antología bolivariana de escritores y artistas colombianos (1980); Contemporary Ve-nezuelan Poetry (1983); Cuatro siglos de poesía brasileña (1983); Los poe-tas a Bolívar (1983); Cor-tejo (1987).

Obra poética Geometría del espacio (1951); Homenaje a Juan Ramón (1965); Geometría del espacio y otros poe-mas (1971); Concreciones (1988).

*Escritor colombiano

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Memoria y presencia del poeta Jaime Tello

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El cuentoEl Niño Daniel

Andrés Elías Flórez Brum*

Este es el niño.El niño Daniel.Desde muy pequeño se notó que esta-ba predestinado para hacer el bien.Nació atlético, bien formado. Aun-que su belleza fuera un tanto física, también le sobraban atributos y cua-lidades espirituales. Desde los dos años aprendió a montar en bicicleta. Y desde el año nadaba y subía esca-leras con facilidad. Además, su cora-zón era una fiesta de bondad y amor por los otros.La primera, la primera acción heroi-ca fue cuando vio un perro que se ha-bía quedado varado en un montículo sin poder lanzarse a nadar en la al-borotada corriente de un desbordado

río. Nadó sin tregua y sin descanso has-ta donde estaba el perro aullando y re-gresó con él pegado a sus espaldas.Luego la acción he-roica fue con un gato. Después del terremoto, el pobre gato maullaba en la franja de tejado de una casa que ha-bía quedado en pie. Sin saberse cómo, Daniel armó un an-damio o improvisó una escalera y bajó con el gato sobre su cabeza.En la tercera acción,

que nada tiene que ver con el Anti-guo Testamento, se le oyó decir dos veces, “¡la niña, la niña!”.Vio la rata que estaba ya a centíme-tros de meter la cabeza en pos del pe-dazo de queso de la trampa. La tram-pa se encontraba sobre la baldosa, justo al lado de la tapa del horno de la estufa. La rata salió de su escon-dite --acaso madriguera-- y se acercó presurosa tras el olor del queso. No se sabe, entonces, si tomó con celeri-dad en sus manos la rata o la porción de queso de la trampa. Aunque no lo sabemos, sí se escuchó de lejos la detonación.

*Escritor colombiano

Poesía Víctor RedondoPoeta argentino

La destrucciónde la realidad

Como operación delicada que es, los poetascomienzan a roer la realidad con tal delicadezae inocencia que nadie, juraría, creería que eso es lo quesucede. Se desmontan los mecanismos del pensamiento.La orfebrería mentalse desvanece.La realidad se aleja del corazón. Desaparece elplacer.(Otra manera de verlo:el mundo se aleja de los hombres

porque el mundo los sobrepasa en in-teligencia,veut dire: la Tierra piensa.)

Se destruye la tapa de lo razonable: el cerebroestalla.

Entonces la vuelta de tuerca,el golpe de efecto,retroceso para la ironía:se ha ido,se ha ido,repite la voz: se ha idoun hombre viejo que al enfrentar su vejezdecidió arrancar de la muerteun argumento: la revelación de un misterio:verlo que no existe.

Palabra del díaAbracadabra

Esta palabra cabalística apareció ha-cia el siglo II de nuestra era, inscrita en amuletos, y se creía que poseía ciertas cualidades mágicas. El nombre se tomó de la palabra griega abraxas, que desig-naba un amuleto en el cual el término latino abracadabra aparecía 11 veces, cada vez con una letra menos hasta ter-minar con una a. El uso de estos amuletos era común en la secta dualista de los gnósticos -creían en un dios y un demonio igual-mente poderosos-, que pensaban que la salvación podía ser obtenida mediante el conocimiento esotérico, al que llama-ban gnosis. Esta secta fue fundada en el siglo II por Basílides, un profesor de

la Universidad de Alejandría, quien postulaba la existencia de Abraxas, un ser que él vinculaba al culto del sol. A las siete letras griegas de abraxas se les atribuían números, cuya suma arrojaba un total de 365, la cantidad de días que la Tierra tarda en recorrer su órbita. Esta etimología de abracadabra es la que suscribe la Real Academia Españo-la en su Diccionario. Sin embargo, no debe desdeñarse la opinión de etimólo-gos ingleses que señalan que el vocablo latino se puede haber originado en la expresión aramea abhadda kedabrah, que significa ‘desintégrate (un mal o una enfermedad) como esta palabra’. Obras del artista tolimense Carlos Penagos.

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Para pilotear un avión no es necesario ser una experto con miles de millas acumuladas, o te-ner unos muchos millones de pesos para poder comprar una avioneta. Para pilotear un avión en Ibagué sólo hace falta tener pasión y un control remoto. El aeromodelismo es una práctica capaz de re-unir diferentes disciplinas como la aerodinámica, la electrónica y la aeronáutica. En la Capital Mu-sical, los integrantes del Club de Aeromodelis-mo R/C Pijaos han comprendido las impli-caciones de un deporte que hasta el momento no ha tenido la difusión necesaria para reunir a todos los interesados. “Desde 1995 Don Luis Eduardo Acosta tiene aeromo- delos. Él inicio sin nadie que lo orientara, tal vez guiado por algo que tiene en la sangre y es no dejarse

derrotar por las pequeñas adversi-dades e intentarlo nuevamente. Jun-

to con su hijo Carlos aprendieron a los golpes y esos golpes los entusias-maban a seguir una pasión que ha perdurado por varios años”, comen-tó Ricar- do Bermúdez, uno de

los fundadores del Club R/C Pijaos. Este deporte, se-

gún lo explican varios integrantes del Club, per-

mite pilotear aviones a escala, que en algunos casos

son construidos por sus propietarios, en los que se aplican todas las leyes de aerodinámica que rigen el vuelo de los aviones en los que están inspirados. “Aunque no está catalogado como extremo, si despierta en los pilotos o radiocontroladores diversas sensacio-nes que incluyen el circular de adrena-lina, temor, alegría y, como en mi caso, la libertad, sí, la libertad de imaginar que yo soy el arriesgado piloto que va controlando esta máquina cumpliendo una misión por una parte y una de las grandes frustraciones del hombre por otra: el sueño se volar”, agregó Bermú-dez.

Actualmente, cerca de 18 per-sonas hacen parte del Club que se reúne todos los fines de sema-na, para practicar e intercambiar

conocimientos; así mismo, se divierten mientras ven a sus pequeños aviones surcar el cielo como verdaderas máquinas de vuelo. Para ello los pilotos toman una serie de precau-ciones, pues como todo deporte tiene una regla-mentación, inicialmente comprueban el centro de gravedad, que es el punto en el que el avión tiene equilibrio, eso se efectúa con el avión posicionado horizontalmente en el suelo. Posteriormente, se revisa el nivel de carga tan-to de las baterías como el del receptor, así como se verifica toda la estructura del aeromodelo y de las conexiones del motor. De otro lado, se revisan las frecuencias de cada uno de los equipos de radiocontrol y la pista en

Aeromodelismo en la Capital Musical

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busca de obstáculos que im-pidan un buen despegue o aterrizaje. Una vez se lleva a cabo la parte preliminar al vue-lo, se toma la velocidad del viento y la dirección, el avión está listo para des-pegar y sobrevolar la pista de vuelo, que puede llegar a ser hasta de un kilómetro a la redonda de donde se encuentra parado el radio-controlador. “La pista en la que vola-mos está ubicada a tan solo 10 minutos a las afueras de la ciudad, por la carretera

Picaleña, vía Bogotá, el ac-ceso vehicular es por detrás del Grupo Concalidad, fren-te al Molino Roa. Gracias a la amabilidad del señor En-rique Arbeláez y su familia podemos disfrutar, en sus terrenos cada fin de sema-na en las tardes, de un rato de esparcimiento al aire libre junto con nuestras fa-milias”, comentó Ricardo, quien usualmente asiste con su hijo. Dentro del grupo que con-forma el Club R/C Pijaos se pueden encontrar réplicas de aviones reales como el

Piper Cub J3, el Cessna 182 o el Piper Pawne, que es utilizado para fumigación. De igual forma, el Corsa-rio, que es una réplica de un avión de la segunda guerra mundial, así como los espectaculares aviones biplanos y los aviones en-trenadores que ayudan a capacitar a los nuevos pilo-tos del aeromodelismo sin riesgo de arruinar un avión en el que se han invertido tiempo y dinero. “En este momento el Ae-roclub R/C Pijaos está en la consecución de la persone-ría jurídica y por ende exis-ten unos estatutos y un re-glamento interno. Tenemos una Junta Directiva creada hace poco y con muy bue-nos deseos de incrementar nuestros integrantes, tam-bién estamos buscando la ubicación fija de las ofici-nas del Club, pues en este momento realizamos las reuniones mensuales en los hogares de los integrantes de la Junta Directiva”, afir-mó Ricardo Bermúdez.

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Con-Fabulación,periódico virtual

a mafia y el hampa sicarial continúan desplegando una este-

laridad equívoca, un prota-gonismo repelente y abyecto, en los canales de televisión colombianos dedicados, se-gún postulan sus voceros, a denunciar los trágicos fina-les de los malos muchachos, pero no sin antes haberse regodeado y lucrado duran-te meses enteros retratando sus vidas, a veces cómodas, con frecuencia tempestuosas en el origen, pero siempre “singulares”, llamativas y lujuriosas. ¿Y qué importa una mala muerte frente a una gran vida? Tal es la res-puesta que, seguramente, escucharíamos en las barria-das de las grandes ciudades o en las mansiones guacha-fas de los gerentes de pro-ducción de nieve, vapuleados

los unos por una cotidianei-dad cruel sin mucha opción, y obnubilados los otros por la realidad gozosa de sus inve-rosímiles finanzas. Es increíble que sigan apa-reciendo series y melodramas con esta miserable temática, y que los modismos, las ocu-rrencias, las reacciones y, en suma, la patología temible del lumpen, se encuentre de moda y sea parte funda-mental del espíritu social y referente y arquetipo teatral de muchos actores, especial-mente los más juveniles, improvisados y mediocres; también asombra y preocupa que este recurso inescrupu-loso sea bocatto di cardinale para muchos creativos, rea-lizadores y libretistas. Aquí ya lo habíamos dicho: eso se llama traficar narcotráfico. Y no es que posemos de precep-tos moralistas. El problema es de la hondura con que se afronte el problema del mal

como lo demuestran Batai-lle, Pasolini y Sade. Un caso digno de estudio es el de Rosario Tijeras. Nacida de la imaginación del escri-tor antioqueño Jorge Franco, esta pequeña novela pasó de la timidez y la discreción de sus primeras ediciones a la estrepitosa fama y el boa-to que le dona el cinemató-grafo a las obras literarias, metamorfosis ambigua que seguramente es muy difícil rechazar, y por la que han pasado, casi siempre para su infortunio, Cervantes, Kafka, Kundera, Sthendal, Proust, Fitzgerald y hasta el temperamental, hereje y obsceno James Joyce. Una crítica a favor del libro en el periódico El Tiempo, escrita por el gurú de las columnas populares, Enrique Santos Calderón, la puso en la mira de los perseguidores de no-vedades literarias, recién vio la luz a mediados del año

1999. Hasta ahí la cosa era nor-mal, pero después arribó la adaptación al cine, protago-nizada por la eclipsante y sugestiva Flora Martínez, y entonces la sicaria mordaz y oportunista escapó del rei-no de la tinta al del celuloi-de con pasos triunfales. Sin embargo, ni Flora Martínez pudo esconder la pobreza de esta trama, por lo menos en su adaptación fílmica: muestrario -o bestiario- de Neorrealismo cursi e impos-tado, un híbrido de Corín Tellado y Dashiel Hammett, una simbiosis de Vittorio de Sica y Fernando Gaitán, de Amores perros y Cuando las colegialas crecen. Y si se tie-ne en cuenta de que el mo-delo representado por esta heroína no es muy ejemplar que digamos, el trasfondo del asunto se complica. Ha-bitamos un universo filtra-do hasta el tuétano por la

corrupción y la más cruenta violencia, en el que existe hace tiempo un Olimpo erigido a los mitos y las ico-nografías Camp de la mafia, y alimentar esta tempestuo-sa hoguera no parece una idea muy benéfica, sino un eslabón más del gran nego-cio, otro de sus tentáculos mortíferos. Hace poco, en un colegio de Medellín, una chica de apenas 14 años fue sorprendida con un expresi-vo revólver entre su maletín: la vida copia el mal arte y la mala literatura, y ya en los barrios subnormales empie-zan a aparecer los remedos de Rosario Tijeras. Tal vez fue el gran maes-tro del guión Jean-Claude Carriere, el escritor de ca-becera de Don Luis Buñuel, quien dijo que, cuando una novela o una obra de ficción es adaptada rápidamente al cine o la televisión esta es una gran noticia para los cinematografistas y una pé-sima noticia para el escritor del artificio. Pues bien, aun-que el dinero que debe ha-ber recibido por las adapta-ciones de su novela no debe ser pírrico, no sabemos qué tan contento se encuentre el autor de Rosario Tijeras. El cine y la televisión le han arrancado de las manos a su primogénita, la han deforma-do, violado y ultrajado hasta el cansancio, convirtiéndola en un producto de consumo y en una heroína barata que le presta un flaco servicio al universo de la imaginación. Digámoslo sinceramente: Rosario Tijeras es el persona-je más detestable, repelente y equívoco de la historia de la literatura colombiana... O por lo menos del cine.

* Editorial, mayo 2010.

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Ángel Hernández Esquivel*

a historia particular de esta exposición en el Banco de la República se remonta, pre-

cisamente, a la inauguración de la sala de exposiciones en el edificio del Banco, en el año 2007. En ese enton-ces planteamos la idea de producir una exposición que les permitiera a los actuales habitantes del Tolima entrar en contacto con las piezas ar-queológicas de la región que hacen parte del Museo del Oro, y compar-timos la iniciativa con las autorida-des del Museo. La idea fue acogida con entusiasmo por la Subgerencia Cultural y las directivas del Museo, y recibió un nuevo impulso cuando en el Banco nos percatamos de que se trataba, en rigor, de una ilusión espontáneamente compartida con el personal científico del Museo Antro-pológico de la Universidad del To-lima. Así, Roberto Lleras lideró la planeación y puesta en marcha del proyecto desde la Subdirección Téc-nica del Museo del Oro, trabajando hombro a hombro desde el principio con el Grupo de Investigación en Arqueología y Patrimonio Regional, Grapa, del Museo Antropológico de la Universidad del Tolima, cuyos

integrantes desempeñaron un papel central en la pro-ducción de la exposición y del catálogo.

Así nació y se desarrolló la exposición El Tolima Milenario, un viaje a la diversidad, en la que pre-sentamos el resultado de un poco más de medio siglo de investigación

arqueológica en el Departa-mento y una selección de 137 piezas de orfebrería, cerámica, piedra y hueso, pertenecientes a las colec-

ciones del Museo del Oro y del Museo Antropológico de la Uni-

versidad del Tolima. En la exposición presen-tamos varias piezas de or-febrería pertenecientes a la colección del Museo del Oro, cuyos atributos formales las

hacen representativas de lo que José Pérez de Barradas

denominó en la década de 1950 “estilo Tolima”. Buena parte de las piezas de este estilo fue adquirida durante la década de 1940, y pro-cede del valle del Magdalena toli-mense, principalmente de la cuenca del río Saldaña, en inmediaciones de las localidades de Ataco, Orte-ga, Coyaima, Chaparral, Rioblanco y Campohermoso. Sin embargo, las piezas del estilo Tolima que confor-man la colección del Museo provie-nen también de otros lugares ubica-dos dentro y fuera de los límites del actual departamento del Tolima. Algunas de las localidades asocia-das al hallazgo de las piezas son Lí-bano, Venadillo, Ibagué y Guamo, en el norte, centro y sur del Tolima, pero también se han reportado ha-llazgos en los municipios de Viotá, Garzón, Íquira, Armenia, Calarcá, Belalcázar y Manizales, en los de-partamento de Cundinamarca, Hui-la, Quindío, Risaralda y Caldas. La variedad de diseños que pre-sentan las piezas de la orfebrería de estilo Tolima es inmensa, pero dentro de ellas se destacan los pec-torales que esquematizan la figura humana mediante ángulos rectos y miembros en escuadra, cuya armo-nía geométrica invita al goce esté-tico del observador contemporáneo.

Son comunes también los pec-torales con cabeza antropomorfa y terminaciones en forma de ancla que evocan colas de felino, los pen-dientes y pectorales con forma de murciélago esquematizado, y los col-gantes y collares de cuentas planas, elaborados con figuras antropomor-fas y zoomorfas (con representación de insectos, aves, peces o lagartos), generalmente lizas y sumamente esquemáticas. En esta muestra pre-sentamos algunas de estas piezas, con el orgullo de sabernos herederos y depositarios de la herencia ma-terial de las comunidades que nos precedieron como habitantes del te-rritorio que hoy llamamos Tolima. Hemos querido presentar las piezas de orfebrería; sin embargo, contextualizadas como apenas una parte de la cultura material de es-tos pueblos hoy desaparecidos, to-mando distancia de la “fiebre de El Dorado” que oscureció la compren-sión de los conquistadores europeos y sigue presente en muchas repre-sentaciones estereo-típicas de nuestro pa-sado prehispánico. Esa contextualización, sin la cual nos enfrentaríamos a las es-pléndidas obras de orfebre-ría prehispánica del estilo Tolima como a testigos mu-dos de nuestro pasado an-cestral, no sería posible sin la juiciosa investi-gación desarro-llada por

los equipos científicos del Museo del Oro del Banco de la República y el Museo Antropológico de la Univer-sidad del Tolima, que han encontra-do en dichas instituciones espacios privilegiados para el desarrollo de sus investigaciones. Queremos hacer un reconoci-miento especial a los doctores Clara Isabel Botero Cuervo y Roberto Lle-ras, directora y subdirector técnico del Museo del Oro del Banco de la República, y a los doctores Jesús Ramón Rivera Bulla y Héctor Villa-rraga Sarmiento, rector y vicerrec-tor académico de la Universidad del Tolima, por su apoyo decidido e indeclinable para la producción de esta exposición, producto de un tra-bajo interinstitucional continuo de casi tres años. Así mismo, nuestro agradecimiento al doctor Guillermo Espinosa Reyes, presidente de la Cámara de Comercio de Ibagué, por su colaboración para la producción del presente catálogo que preserva la memoria de este esfuerzo.

*Gerente del Banco de

la República, Sucursal Ibagué

(Fragmentos tomados del Catálogo)

Una exposición sobre el Tolimaprehispánico para el país

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Alfonso Carrero HerránArquitecto S.C.A.

La ciudad de Houston, Texas, es la cuarta más grande de EE.UU.; su posi-ción geográfica la hace vulnerable a las inclemencias del tiempo: huracanes, tor-nados, maremotos, períodos prolongados de calor, que la afectan periódicamente. Estos fenómenos son originados en los desarreglos que por la acción del hombre han transformado el globo terráqueo y cuya manifestación palpable es el “cam-bio climático”. Para proteger esta urbe de los agentes atmosféricos y regular su clima, se ha propuesto un proyecto ambicioso y fu-turista denominado: “El domo de Hous-ton” que no es más que la aplicación en gran escala de la cúpula geodésica, CG, del inventor americano Richard Buck-minster Fuller. Una CG es parte de una esfera geo-désica: un poliedro, cuerpo geométrico de muchas caras, generado a partir del icosaedro, sólido limitado por 20 caras

iguales; o un dodecaedro, sólido de 12 ca-ras; aunque puede originarse igualmen-te a partir de cualquiera de los sólidos platónicos (cubo, esfera, cono, cilindro, pirámide). Las caras de una CG pueden ser triángulos, hexágonos o cualquier otro poliedro. Todos los vértices deben coincidir con la superficie de una esfera o un elipsoide. La CG, a diferencia de las cúpulas tridimensionales, puede experi-mentar deformación global sin que nin-guna de sus barras comprimidas hayan sufrido “pandeo local”. Richard Buckminster Fuller nació en Milton, Massachusetts, en 1895, y murió en 1983; este inventor, de múl-tiples artefactos, durante toda su vida buscó respuesta a la pregunta: ¿tiene la humanidad la posibilidad de sobrevivir final y exitosamente en el planeta Tie-rra y si es así cómo? Gastó toda su exis-tencia tratando de absolver este dilema. Escribió 28 libros sobre este experimen-to e inventó y popularizó los términos: “sinergia” (integración de elementos que da como resultado algo más grande que

la suma de estos), ”nave espacial tie-rra” y “efermerización”; realizó muchos prototipos para la arquitectura como el “Stockade System Building” para producir viviendas ligeras a prueba de duras condiciones metereológicas e in-cendios, siendo su realización más cono-cida, como se ha señalado a través de este escrito, la CG. En 1940 construye la primera del mundo, que podía sostener su propio peso más el de sus alumnos que no creían en la pruebas; medía 4.2 metros de diámetro, armada con tubos de aluminio y una cubierta de vinilo en forma de tetraedro (poliedro de cuatro caras triangulares). Como futurólogo que era, Fuller sostenía que la huma-nidad dependería “pronto” (1940) de las fuentes de energía renovables como el sol y el viento. Fue un gurú del diseño, la arquitectura, la ingeniería y de las comunidades alternativas como “la drop city” (comunidad de artistas considera-dos hippies, cuyas viviendas eran CG) Con la CG se pueden conformar gran-des espacios arquitectónicos agradables, aprovechando la facilidad constructi-va, su economía y su extrema belleza geométrica. Su mayor aplicación se pue-de considerar en el proyecto del “Domo de Houston”, que pretende cubrir parte del centro de la ciudad en un área de dos millones de m² con una altura de 460 metros y un diámetro de una milla mil 600 metros. El domo deberá proteger el área cubierta de los huracanes espe-cialmente y brindar la regulación del clima. La estructura está constituida por aluminios fa-bricados en Bremen (Alema-nia) y será cubierto con un material ligero y traslúcido como es el E.T.F.E.: un po-límero de fluorocarbono de alta resistencia, con las ca-racterísticas del teflón que no permite adherencias y

deja correr las lluvias libremente; resis-te vientos hasta de 290 kilómetros por hora, soporta una temperatura límite de 800 grados centígrados y su peso es 100 veces menor que el del vidrio. La propuesta no sólo ha generado con-troversia entre la comunidad científica, sino en los mismos ciudadanos; algunos científicos consideran que desde los án-gulos de la arquitectura y la ingeniería esto por ahora es una utopía, en contra de quienes creen que sí es posible cons-truirlo pues poseen las bases científicas y gracias a la nanotecnología (manipu-lación de la materia a escala de átomos y moléculas), se dispondrá de materia-les apropiados que permitirán la regu-lación del cambio climático en la gran ciudad y la salvación de muchas vidas frente a los desastres atmosféricos tan frecuentes en esta zona. Los más opti-mistas pronostican que una vez probado el inicial domo, una gran cúpula geodé-sica cubrirá no sólo el centro sino toda la urbe de Houston. Sus habitantes se encuentran expectantes ante esta obra que tiene propósitos reguladores del cli-ma y de protección, pero será necesario evaluar otros efectos como los sicológicos y de comportamiento frente a esta mega obra arquitectónica. Todo esto será posi-ble gracias a la clarividencia de Richard B. Fuller.

FACETAS IBAGUÉ, MAYO 23 DE 2010

DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales

COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA

PERIODISTA: Nazly Johanna Pita EDITOR: Billy Edison Zúñiga Valencia

DISEÑO: Ingrid Johanna Bustos ILUSTRACIONES: Obras del artista tolimense

Carlos PenagosFOTOS: suministradas, Internet/ EL NUEVO DÍA. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima

- Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial

Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.

La cúpula geodésica:¿solución al cambio climático?

Cúpula Geodésica a base de IcosaedrosDomo de Houston, Texas

Biósfera de Montreal