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FANZÍPEDO III

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Fanzine para la Cooperativ de Artistas Velocípedos. Número 3

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Si me llegara la carta que prometiste mandar hace treinta y dos meses, podría dedicarle la espera a algo más y terminar el curso de cine que una vez empecé. Me haría tiempo para ir a mis lecciones de piano,

pondría plantitas y flores en el balcón, probablemente reiría más y fumaría menos. Si me llamaras el día de mi cumpleaños, sufriría menos de ansie-dad, no sería tan insegura y dormiría mejor aunque seguramente escribiría menos. Si -al menos una vez- te cruzara por la calle, sería más coqueta en adelante, estaría siempre de buen humor, miraría más películas románticas y quizás me animaría a las de terror. Pero te acabo de matar.

LOCOS

Florencia Salvadorwww.alteregoarg.blogspot.com

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Lo primero que pensó fue en una serie de efemérides… del tipo: 33 mineros chilenos salen de las profundidades de la tierra. Renacen en un mediático show.

Se dijo que no, porque “fue hace mucho”. ¿Pero que mejor dato que se rela-cione al concepto? ¿Las operaciones faciales? ¿El eco? ¿El capitalismo? ¿La moda? ¿Pipas?Tuvo una chance: escribir sobre la muerte del Che. Sobre eso de que las balas no pueden matar la idea, que eso siempre retorna por lo sincero del sueño que engendra. Se sonrió, porque casi tenía el escrito en la cabeza, hasta que se perdió pensando que el ascenso de River sería otro ejemplo, se sintió confundido. Triste.Al amanecer, pensó en pañales de tela. Eso retorna al culo después de caga-do. Pero no… Volvió a lo del che, y le dió una vuelta de rosca: Recordó que un chico del colegio lloró por el dolor de un desconocido de 2do año, que fue golpeado por otro desconocido de 5to, injustamente. ¿Eso de sentir propio un dolor ajeno será la ceniza que mantendrá activa la llama que pensaron apagar en Bolivia? Tras la pregunta se volvió a preocupar. Se dijo que no, que tendría que escribir hojas y hojas de citas y planteos sociológicos, históricos, filosóficos y hasta psicológicos para llegar a una formula que le de razón a su pensar. Aburrido.Al otro día pensó que la llama de su cigarrillo tenía cara de gollem. De ahí, se dejó llevar por la fantasía y recorrió místicos personajes… el fenix le aparece

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primero, porque andaba un poco sacadito con el concepto. Pero nada… no le convenció.También pensó que la ceniza, aparte de fénix, puede renacer como fertilizante.Cuando llamó por teléfono a un viejo amigo no supo que decir… solo lo había llamado porque estaba sugestionado por el volver a “renacer” algo. Llamó para sentir algo. Ver de que se trata eso de volver a algo que se creía muerto. La experiencia no le dictó ningún razonamiento claro para su particular obsesión.Pasó por la puerta de la casa de su ex. Se quedó charlando con el encargado y no le pasó nada. Miró el portero: Ni loco. Se fue, seguía pensando.Cuando empezó a caminar por corrientes y doblo por Talcahuano, sintió algi. Ya no caminaba hacia el este… frente a él aparecía un nuevo horizonte, el norte. Ahí paró. Volvió su vista atrás. Era verdad. ¡Los nuevos horizontes! Pue-do tomar el tema desde ahí, plantear un viaje de algún personaje… que se encuentra con sabios viajeros que le dan charlas que le ayudan a recuperar su rumbo.Se golpeó la frente con la palma de la mano. Y se preocupo mucho por su salud mental. Esa preocupación lo hizo caminar sin más. Caminó y caminó. A la altura de La General Paz, tenia la historia.Ya había cubierto la cantidad de caracteres casi sin darse cuenta, por el hecho de andar caminando por ahí.Es como una especie de dynamo, gira y genera.

CERNADAS

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yo rogándote con el pensamiento que por favor te dignes a quererme como necesito que me quieras.

vos que no me encontrás nunca en los recovecos de esta húmeda ciudad.yo rogándote con el sentimiento que me pienses un poco más.

vos que me sents sin pensar.yo que te pienso sin sentir.

vos entre mis piernas leyendo a esos locos locos locos.yo entre tus sábanas intentando respirar.

vos que ya no sos vos, sino él.él con dos copas de champagne en sus manos.

yo deseandólo.él sudándome.

se transforma la escena.yo gimiendo.

tú en algún lugar.él no ayuda.

nosotros ya no más.vosotros inertes.

ellos,felices.

Juana Sinmás

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Una mujer lee un libro que recopila los diarios íntimos de la condesa sanguinolenta. Inconciente, la lectora comienza a tocarse; no puede evitarlo, la perspectiva está del lado de Bhátory quien tiene el poder

del arma palabra. Luego de su jornada literaria, cierra el libro, a cuatrocien-tos años de haber sido forjado, y se acuesta en su cama. Hace el amor con su pareja, realmente le hace el amor, aún cuando imagine que su lengua es un atizador, que sus uñas son tijeras y que en el ansiado orgasmo final, el esperma sea rojo sangre.

LA INMORTALIDAD DE BLÁTHORY

Cielo Laruffahttp://lacuartapava.blogspot.com.ar/

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El papá era el problema: mamá no quería verme ni cerca de Lucía. Para mí era muy difícil, no solo porque su casa estaba justo en frente a la nuestra, sino porque ella era hermosa, su pelo y sus ojos, los más lin-

dos de toda la escuela. Mi vieja insistía de todos modos para meterme mie-do, y aunque yo no le creía ninguna de las cosas horribles que decía, lo de las cenizas me tenía un poco intrigado. Era cierto, todas las mañanas por la ventana de mi cuarto, alcanzaba a ver el tejado de casa cubierto de cenizas, algunos pequeños papelitos quemados también. Mamá siempre remataba su catarata de contras a Lucía y su Familia, diciendo “un día vas a ir a parar vos a la chimenea de esos hijos de puta”. Aunque siempre me pareció que eso último, lo decía casi sin querer, como arrepintiéndose al instante de de-cirlo. Aquella noche, la de la revelación, estaba soñando con ella, Lucía y yo en el comedor de la escuela, como si fuésemos novios. En el momento en que yo luchaba por acercarme a sus labios para intentar arrebatarle un beso, nuestra maestra aparecía delante, y el terror de sus reproches me levantó.Mi habitación dormía en la oscuridad, la luz de la luna se colaba tímidamen-te por la ventana, dejando entrever el desorden del piso de mi cuarto. Me desperté sobresaltado, transpirado, y con una leve erección que abultaba mi pijama. Me levanté al baño para terminar con el asunto, pero antes miré por la ventana, como buscándola. Las Cenizas salían de su chimenea, volaban

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por toda la cuadra, la mayoría aterrizaban en nuestro tejado.Me puse el jean y el buzo de San Lorenzo arriba del pijama. Las Topper con los cordones sueltos, fueron el único sonido que intentó delatarme mien-tras baje las escaleras y crucé el living hasta cerrar la puerta de casa. Mi erección había desaparecido, la intriga, el miedo, o el frio tal vez. El barrio dormía. Todas las casas apagadas menos una: en la ventana del frente de la de Lucia, una luz anaranjada resplandecía en intervalos de terror. Me detuve en medio de la calle para atarme los cordones, agazapado ahí en medio, me pareció ver la silueta de alguien moviéndose en la ventana anaranjada. Avancé agachado, me metí entre el Falcon y los maceteros. Gateé hasta la ventana, quedando debajo de unos helechos que ahora cubrían mi cabeza como una peluca. No escuchaba ruido dentro ni fuera de la casa. Tomé coraje y me alcé para mirar dentro. Lucía ayudaba a su papá a arrojar cosas a la chimenea. Al principio no vi qué eran. Hasta que Ray Bradbury ardió ante la sonrisa del padre, y la de Lucía, que desde ese momento dejó de parecerme hermosa.

CENIZAS

Julián Mocoroa

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http://artistasvelocipedos.blogspot.com.ar/