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Resumen Este estudio contempla la consolidación de la razón instrumental en la sociedad moderna. Se explica la dificultad de l a oposición a la lógica de la cultura instrumental y las  vías alternativas abiertas por Ador no y Horkheimer. Abstract  This article contemplates the consolidation of the instrumental reason in the modern society. The difficulty is explained from the opposition to the logic of the instrumental cul- ture and the alternative ways opened up by Adorno and Horkheimer. Palabras Claves: Estudios Culturales / Teoría Crítica/ Razón Instrumental/ Tecnocracia / Hegemonía / Dominio/ Escuela de Francfort Keywords: Cultural Studies / Critical Theory / Instrumental Reason / Technocracy / Hegemony / Domain / Francfort´s Institute La epistemología contemporánea revisa actualmente la noción de racionali- dad. La sociedad de las nueva s tecnologías de la vida (biot ecnología), del cono- cimiento (inteligencia artificial), de la experie ncia (de la in formación) plantea cuestiones ya debatidas y conocidas pero que surgen con matizaciones distin- tas que debemos reconsiderar . Precisamente, por una cuestión de matizaci o- IC Revista Científica de Información y Comunicación Númer o 3, (2006 ), Sevil la SECCIÓN SELECTA Fernando R. Contreras Universidad de Sevilla Estudio crítico de la razón instrumental totalitaria en Adorno y Horkheimer ISSN: 1696-2508 _ [63]

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  • ResumenEste estudio contempla la consolidacin de la razn instrumental en la sociedad

    moderna. Se explica la dificultad de la oposicin a la lgica de la cultura instrumental y las

    vas alternativas abiertas por Adorno y Horkheimer.

    AbstractThis article contemplates the consolidation of the instrumental reason in the modern

    society. The difficulty is explained from the opposition to the logic of the instrumental cul-

    ture and the alternative ways opened up by Adorno and Horkheimer.

    Palabras Claves: Estudios Culturales / Teora Crtica/ Razn Instrumental/ Tecnocracia / Hegemona

    / Dominio/ Escuela de Francfort

    Keywords: Cultural Studies / Critical Theory / Instrumental Reason / Technocracy / Hegemony

    / Domain / Francforts Institute

    La epistemologa contempornea revisa actualmente la nocin de racionali-dad. La sociedad de las nuevas tecnologas de la vida (biotecnologa), del cono-cimiento (inteligencia artificial), de la experiencia (de la informacin) planteacuestiones ya debatidas y conocidas pero que surgen con matizaciones distin-tas que debemos reconsiderar. Precisamente, por una cuestin de matizacio-

    ICRevista Cientfica de Informacin y Comunicacin

    Nmero 3, (2006), SevillaSECCIN SELECTA

    Fernando R. ContrerasUniversidad de Sevilla

    Estudio crtico de la razn instrumental totalitariaen Adorno y Horkheimer

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  • nes, la modernidad cometi el error de ceder a la tecnocracia. Ello supuso elfracaso del proyecto de una sociedad ms justa con funestas consecuenciaspara el hombre moderno. La posmodernidad ha aportado la solucin de unadevaluacin de la razn y por tanto, permite una irracionalidad disimulada quedomina el pensamiento dando paso a problemas epistmicos como el relati-vismo epistmico o problemas sociales como el relativismo cultural. No obs-tante, la ausencia de posicionamientos slidos de la razn frente al miedo deuna recada en reflexiones positivistas o en un realismo cientfico falso ha pro-vocado la falta de una visin crtica de la sociedad a travs de las bondades deuna racionalidad moderna e ilustrada. La razn no puede olvidarse aunque suserrores hayan sido gravsimos, pues como sostiene Horkheimer es la nicaarma del hombre frente a lo absurdo y lo catico que acaba siendo un escena-rio frtil para que los pocos dominen a los muchos.

    En este transcurrir hacia una crtica de la razn instrumental partiremos delo que a nuestro juicio es una solucin crtica al mundo contemporneo desdela razn. Nuestra premisa inicial es un mundo que nunca se ha visto totalmenteliberado de la dictadura de los expertos. La tecnocracia es una dictadura diri-gida por la voluntad, el consejo y la participacin de unos pocos consideradosexpertos y por ello, capacitados para tomar decisiones sobre el resto de lacomunidad.

    La sociedad moderna es gobernada por esos expertos valorados en primerainstancia por su proximidad a la verdad. Esa verdad es subjetiva, pero real ytiene una existencia argumentada cientficamente (cosificada). Los expertosson en nuestro mundo moderno los Estados y sus Instituciones y las grandesCorporaciones. Ellos pueden excusar una guerra justa en Afganistn o enKuwait. Y es precisamente a travs de la razn instrumental como lo hacen, yaque sta es siempre legtima lo cual es necesario desde el sentido prctico de lavida. Es decir, la accin slo viene justificada bajo los intereses.

    La razn instrumental orienta sus decisiones hacia los medios y no hacia losfines. El conocimiento se divide bajo su signo en conocimiento terico, cono-cimiento prctico y conocimiento productivo. La tcnica instrumentaliza lasciencias de la naturaleza y las ciencias sociales: la sociedad se resuelve enton-ces mediante soluciones tcnicas. Es decir, frente al problema de la destruc-cin de la capa de ozono en nuestra atmsfera debemos buscar soluciones tc-nicas, pero no discutiremos si hemos elegido llegar a esta situacin.

    Nunca decidimos sobre el avance de la ciencia, nunca hemos participado enlo que los cientficos han decidido investigar y por supuesto, lo que los Estadosy las Corporaciones han decidido respaldar. La ciencia construye una sociedad

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  • sin hombres desde el momento en el que no permite un gran debate sobre suevolucin y desarrollo.

    El progreso social ha sido vinculado al progreso cientfico y en la posmo-dernidad, el progreso cientfico es vinculado al progreso moral. La cienciapierde su valor contemplativo o su racionalidad pura mediante su tecnifica-cin. Vese en este sentido la obra de Hans Jonas. La racionalidad cientficabusca esfuerzos epistmicos en acciones prcticas que solventen las cuestionesde la incomensurabilidad o la traducibilidad: el pensamiento tecnocientficopretende obtener soluciones finales a las controversias cientficas.

    La tradicin freudomarxista en la Teora Crtica tambin denuncia otroaspecto importante que parece comenzar a descubrirse de nuestras premisasiniciales: la autonoma del poder.

    La tcnica (y en otro orden de exposicin, las propias tecnologas) cobranautonoma frente a los actores que la crearon. Si bien el poder medieval trans-cenda a esferas extraterrenales para sostener el orden terrenal, el podermoderno se retroalimenta de su propio orden terrenal; el poder de la razninstrumental queda supeditado al orden productivo del sistema social que sebasa en la contemporaneidad del consumo o dicho ms de acuerdo con lacorriente freudomarxista de la Escuela de Francfort, el poder es consciente deque el desarrollo del propio desarrollo interno productivo del capitalismopone el nfasis en el fetichismo de la mercanca; el sistema se retroalimenta ensu propia accin de consumir lo qu el produce.

    Si cesa su actividad autopoitica de produccin y consumo, el sistema socialse hundira. El poder es legitimado por todas las acciones que respalden esteorden que mantiene el propio sistema en una consumacin autoorganizadora.A propsito de ello, dice McCarthy (1978:39): El capitalismo despus de laPrimera Guerra Mundial ya no era el capitalismo liberal. El crecimiento delEstado intervencionista, la progresiva racionalizacin y burocratizacin de lasinstituciones, la creciente interdependencia de ciencia y tecnologa, y la reifica-cin de la conciencia eran aspectos de una formacin social cuyo anlisis exi-ga un ulterior desarrollo del pensamiento de Marx.

    No obstante, la Teora Crtica que requiere de revisin como reclama uno desus propios fundadores, Max Horkheimer, ofrece una salida a lo que a prime-ra vista sera un callejn sin salida. Las soluciones que proponen es la recupe-racin de los principios democrticos, de la propia nocin de democracia, elconsenso global de una comunidad, el predominio de la razn dialgica sobrela razn monolgica y el anhelo hacia los principios ms humanos.

    La razn ilustrada venci a la voz monolgica de los mitos, ofreci una sali-da de la oscuridad e ilumin con la razn los miedos del hombre medieval. La

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  • razn ha sido el arma que hemos empuado para derribar los grandes pilaresde nuestra humanidad: dioses, naturaleza, religiones, teoras cientficas y teor-as sociales.

    La filosofa de la naturaleza y la filosofa del espritu se han desarrollado porseparado o unidas a travs desde los distintos enfoques de la racionalidad. Elpropio Edgar Morin desde sus distintas propuestas y perspectivas de la com-plejidad argumentar la necesidad de una multidimensionalidad. Con ello pre-tende no reducir la incertidumbre y la ambigedad natural e intrnseca en lasvisiones cientficas del universo. Sencillamente quiere erradicar la ingenua ideade una nica ciencia que sea capaz de explicarlo todo y como solucin, ofrecela simultaneidad de distintas teoras incompatibles, pero con la capacidad deexplicar el mismo fenmeno. Aporta la idea del consenso desde la dialogicidadde la posible multiplicidad frente a las situaciones conflictivas.

    Por ejemplo, cuando afirmamos que la luz se comporta como materia / cor-psculo energa / onda. No obstante, este entusiasmo no es compartido portodos. Para Adorno no parece que la complejidad ofrezca una solucin com-pleta, ya que totalmente no acaba con el verdadero problema del mundo estan-darizado o de las generalidades. La sociedad es una; incluso all donde hoytodava no alcanzan los grandes poderes de la sociedad, los mbitos no des-arrollados y aquellos que ya se ha abierto a la racionalidad y a la uniformiza-cin introducida por la socializacin mantienen entre s una relacin funcio-nal (1972:27).

    Frente a esta visin unicista de la sociedad, la pluralidad de mtodos quedibuja Morin impide dar unidad al objeto y parafraseando sus palabras -esconde los llamados factores en los que disecciona el objeto para podermanejarlo, porque de este modo legitimiza slo aquellos conocimientos que lepermite a la propia sociedad escabullirse.

    La racionalidad peligra al convertirse entonces en una ideologa que quieremostrarse como una ciencia verdadera de una realidad objetiva que debeentenderse como algo verdaderamente real. Por ello, para Adorno yHorkheimer es una tarea prioritaria definir cules son las claves que permitensuperar la filosofa como filosofa para establecer la crtica como ciencia. Parasuperar el idealismo filosfico que permita a la filosofa ser crtica como cien-cia debemos superar el cientificismo.

    De este modo, la crtica de la razn instrumental se convirti en una tareaclave as tambin lo observa Thomas McCarthy- en la bsqueda de una ver-dadera sociedad humana. Esta tarea de construccin de un mundo ms resuel-to racionalmente a travs de medios tcnicos que ayudan a defendernos de la

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  • naturaleza hostil entr en un proceso de extraamiento cuando legitim losregmenes totalitarios.

    As lo recoge Hannah Arendt (1951) para explicar la dominacin totalitariadesde la racionalizacin del poder que elimina al hombre y su individualidaddurante el nazismo y el estalinismo. Arendt resalta el valor cientfico de la pro-paganda (el cientifismo) y la infalibilidad de los lderes para obligar a un ordenracionalmente lgico. Todo orden legal, mantiene Benjamin (1966), se apoyaen una violencia fundadora en un acto de decisin pre-racional en el que elprincipio legal es instituido como tal, y a esta violencia no escapa el derechomoderno. El orden, por ello, nunca es inocente. Parcializa la realidad y diag-nostica desde criterios restrictivos, segregando aquello que no permite ver.

    Frente a este extraamiento que debate la razn entre la liberacin y la feli-cidad del hombre y el horror y el totalitarismo surge la dialctica de laIlustracin de Adorno y Horkheimer y la crtica a la razn instrumental. Asentendemos que despus de alcanzar la racionalizacin en el mundo moderno,acabemos desencantados de ella.

    Para explicar esto, es necesario que recuperemos el concepto de racionalidadde Max Weber en sus dos acepciones. Weber propone un modelo teleolgicoque como hemos visto, surge del concepto de finalidad, es decir, de la relacinentre medios-fines; el segundo modelo gira alrededor de la interaccin social.Este ltimo ms desarrollado por Habermas contempla las posibilidades deaccin de acuerdo a decisiones reflexivas y al estudio de sus repercusiones y lasposibles reacciones.

    Para Weber, la medida idnea de la racionalidad de las acciones obedece almodelo de la accin medios-fines muy prximo al modelo de accin racional-teleolgica (1). La accin racional-teleolgica es ms objetiva porque nos per-mite adecuar los medios a los fines pensando en las consecuencias, mientrasque otras posibles acciones racionales son incapaces de reflexionar sobre lasacciones al no contemplar la valoracin de las consecuencias.

    Seala Adela Cortina (2001) que la accin racional-teleolgica combina lasunidades que dan sentido subjetivo a la accin: medios, fines, valores y conse-cuencias. Finalmente, Weber basa el progreso de la sociedad occidental en elproceso de racionalizacin consistente en el dominio de la racionalidadmedios-fines sobre el pensamiento social-cientfico y sobre las esferas de laeconoma y la burocracia. Es decir, en los sectores de la vida pblica crece elprestigio de la racionalidad medios-fines, hasta el punto de que, al hablar deracionalizar, el mundo moderno entiende directamente aplicar los medios msadecuados a los fines que se persigue, teniendo en cuenta sus posibles conse-cuencias (Cortina, 2001:84). Adems Weber advierte que el avance de esta

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  • racionalidad supone el retroceso de otras imgenes del mundo de carcter reli-gioso o filosfico que haban dado sentido y unidad social a la humanidad enotras etapas de la historia. El monotesmo axiolgico desaparece frente a lamultiplicidad de valores que surgen de cada sujeto. De modo que sufrimos undesencantamiento explicado desde el enfrentamiento entre el monotesmoracional (racionalidad medios-fines) y un politesmo axiolgico.

    Los expertos emergen necesariamente frente al desconocimiento de unaaplicacin correcta de esta racionalidad y la razn surge con pretensiones tota-lizadoras y envueltas en aspiraciones carismticas y protectoras. La razndevuelve un sueo quebrado, ya que proyectar su propia legalidad interna (lade la razn). Se resiste a mostrar a la razn su presunto sentido, presentandofinalmente al mundo su opacidad racional. Ruano de la Fuente (2001) observaeste fracaso y xito en la razn de Weber: la paradoja entre los bienesmundanos y los bienes espirituales. Una lucha de la opacidad del mundo quela racionalidad prctica impone siguiendo su propia lgica. Ello conduce apensar que existe un nuevo poder que como un Dios se alza frente a los hom-bres; este poder es la razn universal y adaptativa. Un monotesmo que per-mite instaurar: la seguridad no trgica, in-diferente, identificante, de un ordenque como garanta de su autoperpetuacin armnica exige la lgica de la con-mensurabilidad, de la determinabilidad del todo, de la operatividad (Ruano dela Fuente, 2001:220-221).

    Hay un juego de enfrentamiento-resistencia en la modernidad debido a ladesdivinizacin (2) del mundo. Por un lado, el hombre moderno no cree en losdioses en su accin de racionalizar hasta el final. El conflicto asoma cuando lafuerza interior del hombre necesita de generar sentido en el cosmo que lerodea; sera la necesidad metafsica del espritu segn Kant. La fuerza interiordel hombre que necesita de sentido y de una posicin estable frente al mundo,pero la razn no alcanza hasta ese deseo y muestra su opacidad racional. Porello, la razn desemboca inevitablemente en un saber trgico del mundo. Traslos dioses aparecen nuevos temores en las limitaciones de una racionalidad for-mal y causal. El resultado de este monotesmo triunfante sin saberlo quiz ysin pretenderlo- es tambin tan doble como paradjico. Posibilitar, por unaparte, el progreso autorregulado de ese proceso de intelectualizacin delmundo, en el que quedan definitivamente identificados calculabilidad racional,verdad y ser; esto es, el desencantamiento del mundo: el pleno vaciamiento desu sentido mgico, demonaco divino, antiguas fuerzas interpretativas de losacontecimientos, misteriosas, ocultas al total control racional (Ruano de laFuente, 2001:225).

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  • Hay un destino trgico en la modernidad debido a la progresiva erosin dela religin y la filosofa, y como bien observa Heidegger, en la poltica. Lavoluntad de autonoma en los individuos choca con los mltiples interrogan-tes que antes obtenan respuestas en el universo tradicional. Por el contrario,el universo democrtico es incapaz de aliviar esta angustia social que va msall de una dimensin psicolgica. La subjetivizacin indefinida de la moder-nidad arrastra la propia esencia de la modernidad que buscar refugio en eluniverso de la tcnica; en la transformacin de la cultura en la cultura indus-trial de masas entre otras consecuencias.

    El grave problema de la subjetividad es que no puede limitar el mundo,mientras que en la sociedad tradicional todo apareca ordenado y limitado. Losexpertos modernos encuentran graves problemas para establecer esos lmites,ya que como afirmamos no hay una tradicin por detrs. De este modo, lasreglas que parecen dibujarse ahora nacen de la inmanencia del individuo, de lasnormas que emanan de su voluntad, del proyecto de dominio de s mismo yde un mundo de fuerzas infinitas; as en un principio nada parece poder serexcluido de la experimentacin humana.

    Heidegger critica su consecuencia ms directa: la identificacin de la demo-cracia como subjetivizacin del universo de la tcnica. Esta crtica conecta per-fectamente con el pensamiento de Max Weber, Karl Marx, y los francfortia-nos, Max Horkheimer y Theodor W. Adorno. Para ellos, es necesario desmon-tar la sociedad normalizada (verwaltete Welt) caracterizada por una cultura demasas que remite al dominio de la razn tcnica. Al igual que en Heidegger,el mundo administrado no es aqu otro que el devenir-mundo de la metafsicade la subjetividad, cuyo punto culminante alcanza la Lgica de Hegel. Pero, adiferencia de Heidegger, al menos en la primera fase de la teora crtica, la cr-tica se ejerce en nombre de un futuro concebido como razn objetiva y no ennombre de algn pasado (Ferry/ Renaut, 2001:124).

    La cultura es interpretada ms en trminos de alineacin que en su fuerza dedominio, en trminos de seudorracionalidad que en su visin de una raciona-lizacin consumada, porque como advierten estos autores, todava queda unaesperanza alimentada por el marxismo en la reconciliacin de una sociedad sinclases y sin incompatibilidades. Horkheimer desvelar cmo la Teora Crticadescubre el fracaso del ideal marxista de una razn objetiva. Adems mostra-r la verdadera accin represora y totalitaria de la racionalidad que llega a sim-plificar el debate de la humanidad a una reflexin sobre los medios a los quese limita la razn instrumental, determinando fines para la humanidad.Precisamente en el desarrollo de su Dialctica de la Ilustracin, Adorno yHorkheimer rehacen su pensamiento para lo que parten de estas premisas; de

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  • la conciencia de la complejidad de los procesos que tienen lugar en la forma-cin de la modernidad y en su superacin. Incluido el debate sobre la propiaidentidad europea, Adorno y Horkheimer revisarn el concepto de razn oracionalidad por una necesidad kantiana de definir los valores que interesan ala humanidad (la solidaridad, la libertad y la justicia) (3).

    Segn explica Horkheimer en su Eclipse of Reason (1947) que ser traducidocomo Crtica de la razn instrumental, la razn enferma desde el centro por afa-narse en el dominio de la naturaleza. Es decir, la razn es una forma de tota-litarismo, de poder, de control, de dominio. La Ilustracin trae un ideal distin-to de la razn que no es precisamente buscar la verdad absoluta mediante elconocimiento para alcanzar la felicidad. Por el contrario, la razn efectiva-mente tiene como finalidad la felicidad humana, pero sta llegar mediante unconocimiento que nos ensee el medio ms idneo de explotacin y controlde la naturaleza. A travs de los bienes que podamos obtener de una naturale-za desencantada alcanzaremos el bienestar. De este modo, el conocimiento sevuelve una forma de poder y la naturaleza es simplemente objeto de dominio.Pero adems la Ilustracin acaba convirtindolo todo en pura inmanencia: Lailustracin opera segn el principio de identidad: no soporta lo diferente y des-conocido. Y ello marca el curso de la desmitologizacin, de la Ilustracin, quetermina reduciendo todo a la pura inmanencia. La Ilustracin se relacionacon las cosas como el dictador con los hombres: las conoce en la medida enque puede manipularlas, someterlas. En este proceso, la mimesis es desplaza-da por el dominio, que ahora se convierte en principio de todas las relaciones(Snchez, en Adorno / Horkheimer, 1969:12).

    Pese a ello, Horkheimer y Adorno iniciaran una crtica de la razn olvidan-do el camino emprendido por la crtica de la economa poltica de Marx haciala ideologa y la encauzaran a travs de una crtica agresiva a la razn occiden-tal encabezada por Nietzche. El propio Habermas reconocer en sus escritosque a travs de Nietzche se podr denunciar la vinculacin estrecha entre larazn y el totalitarismo o dominio. La fuerte vinculacin entre la razn y eldominio ser el centro de las denuncias de Horkheimer y Adorno.Consecuencia de esta crtica surge la apora de la dialctica de la Ilustracin. Lapropia historia de la racionalidad occidental consiste en la destruccin de larazn y del regreso del mito. Esta revisin de la Ilustracin comienza desde laradicalizacin del concepto de cosificacin que no slo lo extiende al modo deproduccin capitalista sino al propio sentido de la razn. Siempre olvidado odelegado a ltimas instancias, la razn se ha vaciado de sus iniciales bondadeshasta corromper a la propia Ilustracin. Para acometer su reconstruccin pro-vocan una ruptura terica con su marco categorial (la dialctica marxista) sobre

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  • la que se basaba e introducen una dialctica negativa que finalmente obstacu-liza el propio desarrollo de la misma Teora Crtica.

    Efectivamente, superan la limitacin histrica de la Ilustracin de este modo,pero son incapaces de reconciliarse con la historia. Este carcter paradjico dela Ilustracin es salvado por Horkheimer cuando formula las diferencias entrela razn objetiva o autnoma y la razn subjetiva o instrumental. Con estadistincin poda ahora denunciar el proceso moderno de racionalizacin yconsiguientemente liquidacin de la razn, sin caer en la apora de la autodes-truccin de la razn. Leda en profundidad, sin embargo tambin la Dialcticade la Ilustracin deja entrever, incluso sin la distincin de Horkheimer, que elproceso de autodestruccin de la razn es posible porque la razn no es en sy totalmente razn dominante, destructora, sino que hay en ella un momentode verdad que, aunque oculto, aflora en determinados momentos histricos ypuede rescatarse mediante el recuerdo (Snchez en Adorno, Th. W. /Horkheimer, M.:1969:29). La perversin de la razn comienza en el dominiodel hombre sobre la naturaleza, ya que paradjicamente origina el dominio dela naturaleza sobre los hombres. No obstante, Adorno y Horkheimer conside-ran perversin no al dominio de la naturaleza, a la cual no reniegan, y con laque no pretenden alcanzar una romntica reconciliacin, sino que denuncianla razn instrumental que cosifica y desvirta las relaciones de produccin ylas fuerzas de produccin en una accin de dominio sobre la naturaleza y sobrelos hombres. Por ello abandonan una crtica marxista de la razn y estudian lacrtica a la razn occidental desde Nietzche.

    Horkheimer seguir la tradicin ilustrada de Kant a Marx y buscar la solu-cin en una autorreflexin de la razn. Adorno se apoyar en un conocimientoindependiente de la razn basada en la experiencia moderna del arte que lla-mar racionalidad esttica transdiscursiva. A pesar de sus esfuerzos, sus teoras nofueron totalmente convincentes para otras generaciones de la Teora Crtica.Wellmer nos recuerda el olvido del lenguaje en la razn y Habermas la pocaviabilidad de la autosuperacin de la razn al descansar en la subjetividadmoderna. Los filsofos posmodernos tambin criticarn el logocentrismo, eldominio de los grandes relatos y la ambicin de los francfortianos de recupe-rar la racionalidad. En el rescate de esa racionalidad hay una revisin.Habermas pretende desligarse de la accin instrumental a travs de la accincomunicativa. Para ello, en el proceso de interaccin social distinguir culesson los elementos no instrumentales construyendo el concepto de accinsocial y accin comunicativa que se completa con la teora de la racionalidad.Aquel saber concordante que la coordinacin de la accin exige, o bien puedecobrar la forma de un entenderse, es decir, de un saber tenido en comn, o

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  • bien puede producirse mediante el ejercicio causal de una influencia de unactor o mutua influencia de un actor sobre otro. En el primer caso tenemosaccin comunicativa, en el segundo accin social de tipo instrumental en gene-ral (Muoz, J. / Velarde, J. 2000:23).

    En Adorno y Horkheimer, el proyecto de recuperacin exige una revisinde la regresin de la Ilustracin a mitologa, que de acuerdo a estos autores, nodebe buscarse en las modernas mitologas nacionalistas, paganas u otras pen-sadas con fines regresivos, sino en la paralizacin de la Ilustracin por el miedoa la verdad. Ambos conceptos, el de Ilustracin y el de verdad, han de enten-derse aqu no slo en el sentido de la historia de la ideas, sino en sentido real.As como la Ilustracin expresa el movimiento real de la sociedad burguesa ensu totalidad bajo la forma de su idea encarnada en personas e instituciones, delmismo modo la verdad no significa slo la conciencia racional, sino tambinsu configuracin en la realidad (Adorno / Horkheimer, 1969:54). Los temo-res surgen frente al olvido de los hechos a travs de los discursos dominantesde la ciencia, la economa o la poltica, y tambin a las desviaciones sociales.Aaden Adorno y Horkheimer (1969:54-55): El individuo es anulado porcompleto frente a los poderes econmicos. Al mismo tiempo, stos elevan eldominio de la sociedad sobre la naturaleza a un nivel hasta ahora insospecha-do. Mientras el individuo desaparece frente al aparato al que sirve, ste le pro-vee mejor que nunca. En una situacin injusta la impotencia y la ductilidad delas masas crecen con los bienes que se les otorga. La elevacin, materialmenteimportante y socialmente miserable, del nivel de vida de los que estn abajo serefleja en la hipcrita difusin del espritu. Siendo su verdadero inters la nega-cin de la cosificacin, el espritu se desvanece cuando se consolida como unbien cultural y es distribuido con fines de consumo. Ellos estudiarn funda-mentalmente los siguientes aspectos que destacarn ante todo la cada delhombre bajo el dominio de la naturaleza para que exista un progreso social: 1.la diferencia y similitud entre la unidad de naturaleza mtica y dominio ilustra-do de la naturaleza; 2. el dominio de la naturaleza bajo el sujeto dueo de smismo y la culminacin en el dominio de la ciega objetividad (de la naturale-za); 3. el agotamiento de la ideologa bajo la fetichizacin de lo existente y delpoder que controla la tcnica; 4. el estudio de la autodestruccin que acompa-a a la racionalidad no slo en trminos ideales sino tambin en las prcticas,tal como observan al analizar el caso del antisemitismo. Adems Adorno refle-xiona sobre el concepto de sacrificio no slo en su Dialctica de la Ilustracinjunto a Horkheimer sino en posteriores momentos de su obra (Adorno, 1969).El sacrificio proviene del mito y es decisivo para los procesos de formacin delas ideologas totalitarias (como fue el nacionalsocialismo). Es importante el sen-

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  • tido profundo de este concepto en su participacin de los regmenes totalita-rios. Tradicionalmente aceptado, pero escasamente discutido, aprueba el sufri-miento del mundo como una necesidad inevitable. Esa aceptacin del sufri-miento es a la vez un obstculo para que aquellos intentos que pretenden erra-dicarlo sean considerados como una ingenuidad o un imposible desde la filo-sofa o el pensamiento. Para aquellas ideologas totalitarias que sostienen elsacrificio, el dolor y todas sus manifestaciones son insuperables. Adorno loestudia a travs de la tradicin alemana y en la conexin de la Ilustracin enAlemania con Leibniz en su relacin a la apologtica teolgica. Detrs est,evidentemente, el viejo problema teolgico de cmo es posible que siendoDios la sabidura, bondad y providencia totales, se den en el mundo el mal, elpecado y el dolor. Siempre que la filosofa se ha dejado llevar a repetir y salvar,sublimndola en sus conceptos, la imagen teolgica de la absolutez de princi-pio divino, se ha enfrentado con ese problema teolgico y con ello se ha con-vertido en esa teodicea del sufrimiento (Adorno, 1969:129). Observa que esHegel quien ms hbilmente concreta esto. Basndose en la historia, lo expli-ca como una cadena indefinida de sufrimientos inagotables e imparables quevistos en su totalidad conducen hacia lo absoluto, lo bueno. Lo absoluto con-siste en la eliminacin de todo lo finito, para as borrar del sufrimiento su nega-tividad y su finitud (Adorno, 1969) (Adorno, 1992). Dicho ms llanamente,parece que es necesario el sacrificio y el dolor para que exista progreso huma-no a lo largo de su historia. Adorno teme a la filosofa cuando se cosifica porcarecer de las relaciones necesarias con la experimentacin, la ciencia y quedareducida a su expresin. La concepcin del mundo que se tiene desde la filo-sofa sera en consecuencia falsa como el pensamiento cosificado. Por ello, per-seguir no slo el concepto de sufrimiento, sino tambin el de profundizacincomo lo que aprueba todas las manifestaciones del dolor.

    La Escuela de Francfort indaga el problema de la mediacin entre teora yprctica, entre la concepcin del mundo y la experimentacin del mundo.Hans Albert considera dbil este punto de la Teora Crtica: la realizabilidad o larelacin con el mtodo cientfico naturalista. Para l, una teora de la praxisracional que no evite esta debilidad central, por no querer sobrepasar los lmi-tes del pensamiento de las ciencias del espritu, resulta arriesgada tambin pol-ticamente en un punto decisivo, por promover, como consecuencia de lainadecuada solucin del problema de la mediacin, tentativas conservadoras oradicales, haciendo as que se presenten desde un principio bajo aspectos des-favorables intentos de reforma que no responden al radicalismo alternativo detales tentativas (2002:68). Adorno y Habermas pretenden recuperar y salvarlo que ambos reconocen como el poder negativo, utpico y crtico de la

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    Estudio crtico de la razn instrumental totalitaria

  • modernidad. A su vez, Habermas inspirndose en la Ilustracin radicalmenteburguesa, desconecta con la visin pesimista que Adorno y Horkheimerdemuestran en su Dialctica de la Ilustracin, en la que segn Fredrich Jameson(1991), el ethos cientfico de los filsofos es desdibujado por la falsa pretensinde dominio y poder sobre la naturaleza, incluida una accin desacralizante paraimplantar un sistema totalitario instrumentalizante.

    Habermas evoca por el contrario al espritu universalizador de la burguesailustrada y a su ideologa utpica de igualdad, humanitarismo, libertad y dere-chos civiles. Habermas es visto como un autor que crtica la teora y la prcti-ca de la posmodernidad. A pesar de ello, hay quien opina, como es el caso deJean-Franoise Lyotard, que la posmodernidad no es ms que una mascaradaque prepara la vuelta de los valores modernos con ms fuerza y ms arraigoen el mundo contemporneo. Su futura emergencia no se ve sino con miedo aque el capitalismo exacerbado, fuerza motora de esta recuperacin de los valo-res modernos, desemboque de nuevo en una accin desacralizadora y destruc-tora de sentido, as como en una accin instrumentalizadora asentada en lospilares de la organizacin y los controles burocrticos totalitarios del capitalis-mo tardo.

    El hecho de que Adorno y Horkheimer reconocen al racismo como unaconsecuencia en primer lugar de las sociedades capitalistas, permiti entreotras cosas, el que estos dos filsofos volvieran a Alemania e impartieran clasede nuevo, sin valorarlo como una aberracin exclusivamente alemana. La TeoraCrtica, de este modo, fue capaz de acometer los estudios de la perversin reac-cionaria, represiva y hostil de la infiltracin de los totalitarismos en las tradi-ciones culturales (como en Alemania). Es en este sentido en el que la Dialcticade la Ilustracin describe una modernidad tan pesimista como la obra posteriorde Adorno, Dialctica negativa. De todos modos, Adorno parte de consideracio-nes de la filosofa del lenguaje que le permiten tratar una lgica de la argu-mentacin no-cosificante. Con ello, intenta limitar qu es lo que entendemospor una argumentacin racional. La nocin de consenso de la verdad enHabermas es precisamente un intento de resolver el concepto de racionalidaddesde la teora de la comunicacin. Adorno hace lo mismo desde la teora deldiscurso en su filosofa. Segn Wellmer (1993), la racionalidad discursiva enAdorno, no es una cuestin tanto de racionalidad instrumental o de racionalidadcomunicativa, sino ms bien de una racionalidad de reconciliacin que pretende rela-cionar la dialctica de lo particular y lo universal como una cuestin ms de cr-tica del conocimiento y crtica del lenguaje. Cuando en ocasiones, Adornohabla de una sntesis exenta de coercin, no se est refiriendo o no se estrefiriendo solamente- a la ausencia de coercin de una comunicacin que, por

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  • as decir, estuviera abierta siempre al discurso racional; se refiere ms bien a lascondiciones de posibilidad de una racionalidad comunicativa que conciernen ala relacin entre lenguaje y realidad y no -primariamente- a la relacin entrehablante y hablante; que conciernen a los aspectos no comunicativos de laconstitucin de contextos de significados lingsticamente comunicables y noprimariamente- al trato de los hablantes con lo comunicado en cada caso(Wellmer, 1993:250). Resumiendo y concretando lo que podran ser las crticascentrales de la Escuela de Frankfurt a la razn, el desastre del proyecto ilustradoes consecuencia del triunfo de la razn subjetiva o instrumental en MaxHorkheimer, subjetiva o identificadora en Theodor Wiesengrund Adorno, uni-dimensional en Herbert Marcuse o instrumental o estratgica en los pensado-res Karl-Otto Apel y Jrgen Habermas.

    Horkheimer diferencia dos tipos de razn que dominan la humanidad de susiglo. La razn subjetiva que cumple perfectamente con la necesidad del siste-ma de protegerse y conservarse; el individuo y la sociedad emplean los mediosnecesarios sin limitaciones para alcanzar sus fines. Por tanto, todo aquello queno ofrezca beneficios en estas esferas de lo individual o social no es conside-rado relevante. Frente a ella, surge la razn objetiva que contrarresta el intersegosta buscando jerarquizar los medios y los fines ltimos; incluyendo valoresaxiolgicos que midan el grado de integracin del hombre en su sociedaddesde nociones como el bien supremo o el destino humano. Como lo explicaAdela Cortina (2001:87), en la razn subjetiva se observa la razn tcnica yaque capacita los medios a los fines ya dados por la naturaleza. En el otro caso,en la razn objetiva se asocian las tareas de las razones tericas y prcticasdesde la cosmologa del hombre y sus competencias como ser racional. Larazn subjetiva es la voz de la supervivencia, mientras que la razn objetiva nosdirige hacia principios ms espirituales como es la solidaridad entre los hom-bres. Segn concreta Cortina, el triunfo de la razn instrumental es debido ala imposibilidad de estimar y valorar racionalmente la realidad social, la reifi-cacin de las relaciones humanas, el ocaso del individuo y la irracionalidad dela democracia.

    La teora de la reificacin es precisamente el proceso de cosificacin queexperimentan los valores espirituales de la humanidad, consecuencia de la mer-cantilizacin como un proceso que convierte las cualidades humanas en pro-piedades de cosas, o las relaciones humanas en relaciones de cosas. El esprituhumano se convierte en otro bien de consumo que se negocia e intercambiacomo otra mercanca. El hombre a travs de este proceso de reificacin tam-bin es transformado en mercanca. La praxis transcendental de Horkheimerconsiste en la radical separacin kantiana entre la razn terica y la razn prc-

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  • tica y en su pretensin de reunificarla en una instancia transcendental una teo-ra de la praxis cientfica. La subjetividad transcendental no corresponde con lasubjetividad emprica originando una ruptura gnoseolgica. En las sociedadesburguesas, lo que sucede es que el sujeto de las actividades productoras es unelemento ms de dicha actividad, ocultando su verdadera situacin de seresexplotados. La postura de los francfortianos frente a la accin instrumentali-zadora se radicaliza, ya que si al principio pedan una revisin de los sistemasde produccin, al final reclaman el paro necesario para proteger de la manipu-lacin alguna parcela de la conciencia humana. La razn subjetiva y su princi-pio aniquilador de que slo lo til es racional, destruir el humanismo de laIlustracin. La razn subjetiva reducir las decisiones humanas slo en aque-llo que sirve de medio para algo. El problema surge cuando la razn instru-mental excluye todo aquello que no sirve como medio para alcanzar un fin.En efecto, al centrarse en los medios, definiendo como racional lo que sirvepara algo, la razn pragmtica excluye de s el reino de los fines, es decir, aque-llo para lo que sirve. Si slo es racional lo que sirve, aquello ltimo para lo quetodo lo dems sirve y que, por definicin, ya no sirve para nada tiene que serirracional (Hernndez Pacheco, 1996:65). El hombre emplea este esquema yano para trabajar por la felicidad, sino para el propio trabajo, el beneficio por elbeneficio o el poder por el poder.

    Horkheimer busca el origen de la razn instrumental en la razn ilustrada;en el proyecto racional desmitificador que quiere ejercer un dominio tcnicosobre la naturaleza. Para entender este espritu de dominio del hombre sobreel mundo, debemos retomar la bsqueda de la reconciliacin del hombre y lanaturaleza mediante la tcnica en la filosofa de Hegel. Dentro de este pensa-miento, la reconciliacin hegeliana viene cuando el hombre se identifica comoparte de esa naturaleza que teme y que quiere dominar. Por tanto, el temor des-aparece desde la desmitificacin y el dominio surge desde la reunificacin conla naturaleza. Horkheimer observar que el problema aparece de la inversindialctica de la reconciliacin; as, si bien el animismo le entregar alma a lascosas, el industrialismo cosificar las almas. No obstante, la razn pasa a serrazn ilustrada, porque si perdemos el temor a la naturaleza al no reconocerlacomo algo distinto de nosotros desde la reunificacin, nuestra accin no esreconciliadora, sino prctica porque nos apropiamos de ella en un empeo deautorrealizarnos. A partir de ello, la naturaleza es usada para autoafirmarnos.Lo racional ser sinnimo de poder y de conocimiento. Sin embargo, lo msterrible de la racionalidad instrumental es su falta de lmites y su avance haciaun dominio absoluto que la conduce hasta el control del propio hombre. Lacontradiccin interna de la razn ilustrada es considerar los medios como

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  • fines, ya que posibilita su propia negacin y destruccin. Cuando todos losvalores se miden por la utilidad (siempre con respeto a otra cosa) llega unmomento en el que el mundo se queda sin nada que permita ser un punto defijacin para emitir una valoracin. Las cosas del mundo pueden ser tiles paranada. Este sera el final que lo reconocemos por la relativizacin de la raznilustrada y que se afirma desde su subjetividad: la utilidad es slo para las cosasque me sirven para m y que me permiten a m dominar.

    De esto, emerge un Yo Absoluto alrededor del cual el mundo se despliegaslo como medio o instrumento para su propia autoafirmacin. Ese Yo hatomado en el mundo contemporneo la forma de los totalitarismos ms terri-bles que han desolado la humanidad (actualmente el fundamentalismo de mer-cado). Al perder el sentido, la instrumentalizacin se revuelve contra el propiohombre, instrumentalizndole. Los sistemas de produccin y de gobiernorepercuten slo en la propia sobrevivencia del sistema y en un incremento an-nimo cuya finalidad es el dominio absoluto. La vida es racionalizada y planifi-cada mediante una dinmica tecnocrtica extraa al hombre desde el sistema yno desde el mismo. La racionalidad instrumental aborda las esferas de lo pbli-co y lo privado, eliminando todo aquello que no sea eficaz como medio paraalcanzar un fin: La teora crtica, y yo he hablado como crtico terico, tieneuna doble funcin. Quiere indicar lo que ha de cambiar pero tambin lo queha de mantenerse. Por ello tiene tambin la funcin de mostrar el precio quenosotros hemos de pagar por esta o aquella medida y por tal o cual progreso.La pldora hemos de pagarla con la muerte del amor ertico (Marcuse,Popper, Horkheimer, 1969:114). Lo que pretende mostrar Horkheimer en estacita es que la racionalidad instrumental se hace tan necesaria y tan razonada-mente impuesta que el hombre ya es incapaz de renunciar a ella. Tal comoprosigue la entrevista recogida en esta publicacin, el interlocutor del filsofole recuerda lo necesario que es la pldora anticonceptiva en los pases del ter-cer mundo, cuyas ventajas no niega, y ese es precisamente el terrible peligrodel que nos advierte: la utilidad de la pldora nos impide renunciar a ella. Porlo tanto, el mundo instrumentalizado puede ser un camino sin vuelta, si somosincapaces de recuperar una razn de absolutos que busca la verdad como finy nunca como medio. Para Horkheimer esa bsqueda de sentido desembocaen la aproximacin a la nocin esperanzadora de anhelo (de justicia). A su vez,la crtica ser un proceso de bsqueda de la verdad prxima a una formulacinteolgica: Yo creo que la filosofa moderna, que comienza con Descartes almenos en el continente europeo- y que conduce a Hegel y a los muchos fil-sofos poshegelianos, se propona como tarea, en lo esencial - consciente oinconscientemente-, el unir la ciencia y la teologa entre s. Los principios

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  • morales y religiosos haban de ser puestos de acuerdo con la ciencia (Marcuse,Popper, Horkheimer, 1969:130). En este punto, una visin teolgica de la cr-tica muestra que el mundo es irracional desde que la razn ha organizado lavida del hombre alrededor de un fin ltimo que no lo es.

    La irracionalidad surge frente a la imposibilidad del hombre a la reflexinsobre la verdad que le muestra un sistema totalitario que lo cubre todo y loidentifica todo con ese sinsentido. De este modo, el progreso lleva a la deshu-manizacin y a los mismos temores frente a la irracionalidad que habitabaantes de la razn ilustrada. Horkheimer avisa que toda crtica debe estar lejosde una lgica pragmatista y que la razn instaurada por la Ilustracin no slono permite la crtica, sino que como observa Hernndez-Pacheco (1996) seconvierte en una especie de sumidero integrado: La resistencia al sistema ade-ms de injustificable, en la medida en que funciona desde un fin alternativoque pretende ser alienable, acta como freno de la eficacia propuesta y es, portanto, incluso deplorable. La mxima eficacia se logra cuando la totalidad esttotalmente integrada en funcin del sistema y ste alcanza su mximo poderen la relativizacin de sus componentes (1996:80-81).

    Para salir de esta trampa, la solucin que ofrece Horkheimer es extraa paraun terico con una fuerte tradicin marxista. No obstante, desemboca en larecuperacin de la trascendencia religiosa por una va kantiana. He mencio-nado a Kant y Kant presenta el mundo que nosotros podemos conocermediante nuestras funciones intelectuales, no como un mundo absoluto, sinocomo relativo, como el mundo de la apariencia, y explica que frente a esemundo relativo debe existir necesariamente otro absoluto: el mundo de lascosas en s (Marcuse, Popper, Horkheimer, 1969:130). Es a travs de Kant,que Horkheimer establece la necesidad de la afirmacin de una presencia abso-luta que acte como referencia ltima frente a tanta relativizacin. No explicala certeza de la existencia de Dios, pero considera necesario que pensemos enello. Si lo preferimos, parafrasendolo (Horkheimer, 2000:169), debemos tenerla esperanza de que la injusticia que recorre nuestro mundo no tenga la ltimapalabra, no debemos perder el anhelo de justicia. Esta importancia de lo teo-lgico de la crtica no est exenta de objeciones. El propio filsofo reconoceque toda fundamentacin religiosa y metafsica est envuelta en problemas delucha entre grupos sociales. Tanto las clases dominantes como las dominadashan proclamado sus pretensiones no slo como expresin de sus necesidadesy deseos particulares, sino a la vez tambin en forma de postulados universal-mente obligatorios, anclados en instancias trascendentes, como verdades fun-damentales adecuadas a la esencia eterna del mundo y de los hombres(Horkheimer, 1931-36: 62). La filosofa que no permanece anclada a los

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  • hechos histricos y se pierde en especulaciones alrededor de una verdad abso-luta que niega los hechos acaba convirtindose en ideologa. Por ello, la crticade la razn instrumental no es una proclama de la injusticia sino una llamada a laaccin que entrega la libertad al preso. Las afirmaciones tericas deben mate-rializarse, la teora se hace praxis y provocamos una ruptura con las barrerasque separan la teora y la realidad. As recupera Horkheimer la tradicin mar-xista. La teora tiene que materializarse. La distincin entre teora tradicional y teo-ra crtica parte de estas iniciales premisas. La teora tradicional percibe y tolera lasformas de dominacin y de manipulacin de las conciencias propias de losnuevos regmenes capitalistas que no tienen respuestas adecuadas. Por ello, elmarxismo clsico deber ser revisado olvidando ms las formulaciones econo-micistas y contemplando ms aspectos propios de una epistemologa-gnoseo-lgica. Para esta tarea, lo primero ser desvelar las bases ideolgicas de la teoratradicional centradas en el sistema universal de la ciencia. La ciencia es un con-junto de proposiciones que da lugar a un universo cerrado donde la actividadterica llegar a tomar forma de axiomas. Los progresos cientficos van aso-ciados al progreso social en la sociedad burguesa. No obstante, la teora crticava a descubrir como este carcter neutral de la ciencia no es cierto, ya que obli-ga al hombre a determinadas formas de vida extraas a l. De este modo, enla teora crtica la funcin social es un dato que debemos considerar sobre laciencia. El silencio establecido desde una neutralidad mal entendida se habaconvertido en un modo de aceptacin.

    Por ello, la Teora Crtica tendr la obligacin de denunciar como parte delproceso revolucionario que la teora tradicional acepta los modos de comporta-miento social impuesto desde la ciencia como un modo de instaurar el ordenque no desestabilice el sistema productivo y burgus. En este caso, la razncientfica que es razn instrumental evita el proceso de autoconciencia en elhombre, traicionando el principio fundamental del proyecto de la Ilustracin:la emancipacin del hombre. El anlisis terico de la sociedad no puede limi-tarse a la mera comprobacin y descripcin pasiva. La teora social no debecontinuar con la lnea positivista-objetivista (realismo cientfico/ verdad abso-luta-real). La teora social debe negar el principio de la neutralidad axiolgicade la ciencia por las razones siguientes: 1. la sociedad est llena de irracionali-dades e injusticias, por consecuencia, la realidad no es racional; 2. la razn nodebe limitarse a reflejar esta retorcida realidad; 3. la razn no puede limitarsea un ideal contemplativo (ni la investigacin social), es necesario un principiode accin. Todo ello conduce al investigador social a una objetividad neutra,indiferente y dominante. La falta de accin conserva lo real perpetundolo, sinejercer cambios. La razn debe evaluar la libertad y grado de emancipacin de

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  • los miembros de una sociedad. Este es el ideal de la Teora Crtica. Para juzgaren estos trminos es necesario asociar la ciencia (social) y la filosofa (social).El marxismo asocia en su estudio terico filosofa y ciencia. La filosofa de lahistoria de ndole hegeliana o marxista no garantiza el triunfo de la razn. Elenfrentamiento entre el mundo (la vida) y el pensamiento (la idea) por racio-nalizar el mundo muestra efectos contrarios (totalitarismos). Si bien la crtica dela razn instrumental parte fundamentalmente de Adorno y Horkheimer, apare-cern otros pensadores como Marcuse que centrarn sus crticas sobre ladeformacin y distorsin que el capitalismo produce sobre los aspectos huma-nistas de todo desarrollo tcnico. La racionalidad instrumental valora en mayorproporcin la eficacia (en el logro de los objetivos). Alcanza su mayor auge enla sociedad tecno/lgica. Es un pensamiento lgico formal (para llegar a la ver-dad). Es operatoria, calculadora (establece conexiones con las matemticas).Husserl critica su distanciamiento de la subjetividad y del mundo de la vida. Elaspecto tcnico de la razn instrumental reduce: 1. la accin humana al traba-jo tcnico organizado; y 2. los problemas humanos son problemas tcnicos.Por ello, los problemas pueden ser resueltos por acciones. La postura crtica deMarcuse frente a la racionalidad instrumental es denunciar que la razn prcticase ha implantado de modo tal que no permite otros modelos de pensamientoy de accin. En la civilizacin tecnolgica, la razn instrumental domina y des-precia o ignora aquello que no se encuentra bajo su control. La razn instru-mental totalitaria es la anttesis de la tesis de la razn ilustrada. La razn ilustra-da era emancipadora, crtica, idealista y no pretenda la barbarie vivida en lamodernidad. La inversin es de ndole dialctico y pesimista; la inversin deuna razn crtica en una razn despreciativa. Esta dialctica busca descubrir elmal de la razn instrumental que localiza al principio de la modernidad. Laciencia y la filosofa (dimensin epistmica) basan su avance en un ideal dedominacin, apropiacin y explotacin. Desde ese enfoque, el hombre instru-mentaliza la naturaleza. La razn moderna slo determina medios eficaces yseguros que garantice la produccin, medios econmicos y productivos. Laexplotacin de la naturaleza no slo requiere instrumentos y tcnicas sinoorganizar a los hombres. La organizacin del hombre para la explotacin de lanaturaleza supone la creacin de jerarquas, la dominacin del hombre por elhombre, la objetivacin y la instrumentalizacin del hombre y finalmente, lacada desde la racionalidad en la irracionalidad de un totalitarismo. Sus signosmodernos son la cultura de masa que estandariza y niega al individuo; el indi-viduo est incapacitado para cuestionarse; y el sistema se hace autnomo ycombate todo aquello que lo pueda hacer peligrar. Inicialmente, el conflicto es

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  • epistmico. El dominio de la razn instrumental excluye la razn de discursos yprcticas que no versen sobre los medios.

    El posmodernismo tecnocientfico sufre este bucle y solicita salida desde la accin.La razn resuelve como realizar, pero difcilmente obtiene respuestas sobreque debemos realizar y por qu (ej. la clonacin humana). La accin recuperalos fines, los valores, las elecciones y las decisiones. Los cientficos / expertosdeciden por nosotros lo que la ciencia debe investigar y aportar. En virtud dela racionalidad instrumental, slo los expertos estn racionalmente facultados paraesta toma de decisiones. Este, a nuestro juicio es el primer principio de unasociedad tecnocrtica. El decisionismo cientfico vaca la sociedad de contenidospara la discusin pblica. Elimina la racionalidad dialgica. Surge un poder mono-lgico de los expertos que desemboca en arbitrariedades irracionales, efectosde deseos y de intereses particulares. La legitimizacin de los depositarios dela razn (tecnlogos, cientficos y expertos tcnicos) frente a la discusin defines y valores descarga toda la responsabilidad de las decisiones relativas a lasociedad. La tecnocracia es a partir de esto un sistema autnomo de su sociedadcuyo objetivo central es preservar y desarrollar su buen funcionamiento. Larazn instrumental y la implantacin de medios eficaces de control, produc-cin y como observa Elster (1983), de prediccin son llevadas a cabo median-te acciones. Ellas consisten en extender el poder ilimitado de la tcnica sobrelas cosas y los individuos cosificados; eliminar las competencias de los indivi-duos; y finalmente, despolitizar a los ciudadanos de sociedades despticas ydemocrticas. Surge de su dimensin hedonista (placer) que recorre todo elcuerpo social (Foucault, 1981). El poder tcnico produce cosas, induce placer,forma saber y produce discursos. Marcuse distingue entre dos principios arti-culando nociones de Freud y Marx: 1. un principio de realidad por el cual elhombre debe renunciar a la satisfaccin inmediata para dedicarse al trabajo quele permita su sobrevivencia (aplazamiento del placer); y 2. un principio del pla-cer a travs de las tcnicas que permiten al hombre la satisfaccin inmediata.

    El desarrollo tecnolgico libera los instintos y los deseos en las sociedadesindustriales avanzadas. La sociedad del placer supone una existencia liberada ypacfica, ldica y feliz, sin control, represin o dominacin. La sociedad capi-talista desva la finalidad autntica de las tecnologas (la liberacin del serhumano) por el principio del rendimiento. El principio del rendimiento escla-viza al hombre y explota la naturaleza en beneficio de una minora. El capita-lismo tecnocrtico enreda al individuo en la competencia universal y en las exi-gencias de un nivel de vida material cada vez ms elevado. El poder del siste-ma tecnocrtico capitalista neutraliza las fuerzas revolucionarias a travs dedos factores (Hottois, 1997:415): 1. La desublimacin represiva: reduce la

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  • energa ertica el deseo polimorfo e infinito- a la sexualidad cuya liberacinno amenace el sistema materialista de la sociedad capitalista; 2. La tecnologasocial: la sociedad entera es un sistema complejo, pero funcional, en el cualcada individuo o cada grupo ocupa un lugar y desempea un papel determi-nado; el conjunto est perfectamente organizado y controlado, de tal suerteque las disfunciones son desactivadas de inmediato. No necesitamos de unacrtica de la ciencia y de la tecnologa, sino una crtica de su totalizacin, desu identificacin con el todo de la racionalidad. Para ello debemos distinguirentre las distintas formas de razn y de racionalizacin. Debemos rescatar lanocin de racionalidad que participa en el medio de interaccin social de lasrestricciones que el positivismo impone al discurso con sentido. Debemos res-tablecer la racionalidad dialgica que permite las decisiones bajo el consensopblico. Una Teora Crtica de la sociedad puede servir para una crtica de laepistemologa positivista. Una Teora Crtica de la sociedad debe desarrollar unateora del conocimiento que atienda a los mltiples intereses a los que el cono-cimento puede servir (terico, prctico y productivo). La conciencia tecnocr-tica no refleja una ruptura con una totalidad tica, pero si la represin de laeticidad como categora de la vida. La Teora Crtica de la sociedad debe res-tablecer esa eticidad.

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    Notas1 Para Weber, la accin social puede ser racional-teleolgica, en la medida enque est determinada por expectativas del comportamiento de los objetos delmundo exterior y de los otros hombres, y que utiliza esas expectativas comocondiciones o medios para el logro de fines propios, racionalmente sopesadosy perseguidos.

    2 Trmino tomado de Ruano de la Fuente, 2001.

    3 As lo observa Juan Jos Snchez en la introduccin que escribe en Adorno,Th. W./ Horkheimer, M. (1969): Dialctica de la Ilustracin, Madrid, Trotta, 2001.

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