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FIRME LA 5ª!!!Historia de la Quinta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago 1873-1973

Agustín Gutiérrez Valdivieso Voluntario Honorario

ORGANIZACIONES PARA COMBATIR INCENDIOS QUE EXISTIERON ENCHILE ANTES DE LOS BOMBEROS VOLUNTARIOS

Santiago fue arrasada por el fuego a pocos meses de su fundación.

El 11 de septiembre de 1541 don Pedro de Valdivia sólo encontró escombros humeantes donde había levantado lasprimeras casas de barro y paja. Desde ese incendio, del que sólo se salvaron «tres cerdos y dos aves y de trigo dospuñados», los santiaguinos experimentaron durante la Colonia, muchas veces, la voracidad de las llamas en sus casas,enseres, armas y personas. Pero el número y magnitud de otro tipo de calamidades obligó a la sufrida población aprestar su atención preferente a defenderse del incesante y secular ataque de las lanzas araucanas para poder subsistirpenosamente entre prolongadas sequías, inundaciones, terremotos y mortíferas epidemias. Sólo en época cercana a laIndependencia se dictaron las primeras ordenanzas sancionando con duros castigos a los aguateros, serenos, vigilantesy zapadores. Esas ordenanzas y reglamentos eran modificadas en la medida que demostraban su ineficacia hasta que,en el gobierno de Freire, se encomendó el trabajo de apagar los incendios al Batallón de Guardias Cívicos N° 6. Susprimitivos elementos fueron cien baldes de lona y más tarde un bombín a palanca. Esa máquina y otros bombines quetuvo la Policía, el Teatro y la Artillería, fueron las primeras bombas que hubo en la Capital. A sus sirvientes se les llamó«bomberos».

Del contingente de artesanos enrolados en las Guardias Cívicas se seleccionó al personal, que tenía por oficio la carpinteríay la albañilería. Con ellos se formó el Batallón N° 6 que el pueblo denominó «El Batallón de la Bomba».

De día los vigilantes y de noche los serenos debían correr a la Catedral a anunciar los incendios. Los sacristanestocaban a Fuego y el tañido de sus campanas ponía en movimiento a todo el aparato bomberil de la pequeña ciudad. Elagua se extraía de las acequias que corrían a tajo abierto por el centro de las calles y también era transportada enbarriles en las cabalgaduras de los aguateros. Estos la traían desde las vertientes cercanas para venderla al vecindario.El atraso o ausencia de los aguateros en los incendios era penado con suspensión de su tráfico.

Cuando el General Bulnes trasladó a la Moneda la residencia presidencial, se instaló el Correo en el viejo Palacio deGobierno y sus dependencias interiores se convirtieron en Cuarteles para los serenos y los bomberos.

En ese período hubo muy pocos incendios y el Batallón de la Bomba desde su creación tuvo una tranquila existencia,como tranquila era la vida de la ciudad, que así retrató Vicuña Mackenna:

«La buena ciudad de Santiago entregábase al reposo de la noche en harto más blando lecho que al presente. Ni la charlabulliciosa de los clubes, ni los boletines profusos de la prensa, ni la acerada lengua del telégrafo, venía a crispar losnervios del tranquilo vecindario ni a disputarle en su silenciosa almohada; y así, después del toque de ánimas, que habíasucedido a la lóbrega queda de los antiguos castellanos, la población alumbrada a trechos por unas cuántas soñolientaslámparas de aceite, asemejábase a un campo de blancas tiendas cuyos fuegos hubiesen apagado los prebostes de laronda».

Parecía que todo Chile descansaba después de las guerras de emancipación, de la anarquía, de las correrías de losmontoneros y de la guerra de Arauco. El ejército había regresado después de triunfar sobre la Confederación Perú-Boliviana y el Presidente Bulnes, guerrero de todas esas batallas, imponía la paz interna con el prestigio de sus victorias.Hacía justicia a favor de los aún sobrevivientes de entre los infortunados próceres patrios, autorizando el regreso deO�Higgins y de Freire y otorgando pensiones a San Martín y Lora Cochrane.

El General, para terminar la larga serie de gobiernos militares, auspició la candidatura de Montt contra la de su propiopariente el General de la Cruz. Chile era ya el asilo contra la opresión de las tiranías vecinas y todo hacía pensar que supaz sería duradera, pero la noche de Sábado Santo de 1851 estalló una revolución, seguida a pocos meses por unasangrienta guerra civil.

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EL BATALLON DE LA BOMBA Y LA REVOLUCION DEL 20 DE ABRIL DE 1851

Nos referiremos a algunos detalles de este fracasado golpe porque en él perdieron la vida gran parte de los «bomberos»de Santiago y participaron hombres que años más tarde serían fundadores del Cuerpo de Bomberos Voluntarios.

Santiago celebraba con religiosidad colonial y festejos populares el término de la cuaresma y de los ayunos. Huboprocesiones, desfiles militares, voladores, comida y muy, muy abundante bebida.

En la gran retreta de todas las bandas de los regimientos, las del Valdivia y del Chacabuco fueron extremadamenteaplaudidas. Algo alarmado por tanta fanfarria, el candidato a Presidente don Manuel Montt, que presenciaba la fiestadesde los balcones de la Moneda en compañía de los Ministros Antonio Varas y Germino Urmeneta, les dijo: «Estoparece revolución». Sin embargo, al anochecer, las autoridades se retiraron confiadas a sus casas después que elIntendente recorrió la ciudad e informó al Presidente que todo estaba tranquilo.

A medianoche la luz de los faroles de aceite se había extinguido. Aprovechando la completa oscuridad se reunieron enla Plaza de Armas las tropas sublevadas por José Miguel Carrera Fontecilla, Benjamín Vicuña Mackenna, José LuisClaro, Manuel Recabarren, Eusebio Lillo y los coroneles Pedro Urriola y Justo Arteaga.

Se trataba de imponer una junta que presidiese las elecciones y en laque figuraría Carrera, Domingo Santa María, Federico Errázuriz y otros.Se tomaría por sorpresa la Moneda, cuya guardia de Granaderos habíaenviado sus caballos a talajear a Renca.

La Sociedad de la Igualdad, inspirada en la Revolución Francesa ydirigida por Francisco Bilbao, cooperó con los amotinados saqueandolos almacenes y alzando las primeras barricadas que cortaron las callesde Santiago. De poco sirvieron estas barricadas, formadas por sacosde nueces y otras especies alimenticias, porque numerosas personasajenas a la revuelta, que iban al amanecer a la Procesión del CristoResucitado, se llevaron a sus casas gran parte de las improvisadastrincheras.

La sorpresa se frustró porque un sereno que pregonaba la hora por lacalle Compañía observó el inusitado movimiento de tropas y dio la alarmacon tales voces que hubo de ser silenciado a balazos. Con el ruidodespertó el Ministro del Interior, quién corrió descalzo hasta la Monedaa avisar a Bulnes. En pocos minutos el Presidente montaba su tordillo yel entonces Capitán de la Guardia don Manuel Baquedano mandabatraer la caballería de los Granaderos. Aún podían los revolucionariostomarse el Palacio, pero otro modesto servidor público, un guardiánsolitario, se encontró en la calle del Estado con todo el regimiento Valdiviay en vez de huir mató de un certero disparo al Coronel Urriola, quiénvenía a la cabeza de sus tropas. Fue despedazado a bayonetazos, perosu valor salvó al gobierno porque tomó el mando el Coronel JustoArteaga, quién decidió atacar primero

al Cuartel de Artillería ubicado al pie del Cerro Santa Lucía y defendidopor muy poco personal. La tenaz resistencia que le presentaronErasmo Escala y Marcos Maturana dio tiempo a Bulnes para reunirla caballería, la misma que se había cubierto de gloria en el Perú.

En apoyo de los artilleros fueron enviados los bomberos y guardias cívicos. No se pudo avisar a los defensores delCuartel del refuerzo que se les enviaba y ellos no abrieron sus puertas. Los cívicos fueron acorralados en el callejón delas Recogidas, hoy Miraflores, entre dos destacamentos que los fusilaron a quemarropa.

Se ha comparado los horrores de esta matanza con los del incendio de la Iglesia de la Compañía.

Antes de mediodía barricadas y revolucionarios habían sido barridos por los Granaderos. Antes del ataque se vio alPresidente comprar una taza de mote con huesillos para desayunar mientras los Igualitarios cantaban la Marsellesa.

Don Jerónimo Urmeneta García - Abello, fundador y pri-mer director de la Quinta Compañía.Retrato de la época en que fue Ministro de Hacienda delos Presidentes Bulnes y Montt.

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Vicuña Mackenna comentaba este hecho diciendo «y son los generales que comen en las batallas los que ganan. Losque cantan las pierden». La mayoría de los muertos fueron guardias cívicos y espectadores. De los cien hombres delBatallón de la Bomba quedaron muy pocos. Bilbao huyó vestido de fraile pero sus seguidores y discípulos continuaronhaciendo frente al nuevo gobernante, quién, como todo candidato oficial, obtuvo una amplia mayoría en las urnas.

Norte y Sur desconocieron la autoridad de Montt y proclamaron al general de la Cruz. En el Norte la Santa FraternaIgualdad cantada en la «Coquimbana» se ahogó en sangre de hermanos y en el sur cundió la rebelión contra el gobiernocentral en tal forma que amenazó seriamente su estabilidad. El ex Presidente Bulnes hubo de dar en Loncomilla suúltima, más sangrienta y como siempre victoriosa carga de caballería. La autoridad quedaba restablecida pero la uniónentre chilenos quedaba trizada por los rencores.

FUNDACION DEL PRIMER CUERPO DE BOMBEROS VOLUNTARIO EN CHILE

En ese clima nace y crece en Valparaíso una singular institución. Agrupa en sus filas a hombres de diferentes ideologías,inculcando en ellos el respeto y la tolerancia mutua para trabajar unidos en benéficas obras. Es el Cuerpo de BomberosVoluntarios, el primero que se crea en Chile, fundado en el puerto el día 30 de junio de 1851.

Así, en esa sucesión de golpes entre la autoridad y la resistencia, nacieron los primeros bomberos voluntarios. Dosgrandes incendios que arrasaron barrios enteros en Valparaíso movieron a sus habitantes a buscar un medio másefectivo para protegerse del fuego. Tenían en esa fecha una organización similar a la que continuó teniendo Santiagohasta 1863 y que demostró en esos dos incendios no ser la más adecuada para una ciudad que por su crecimiento yactividad fue llamada la Perla del Pacífico.

A pesar de los trastornos políticos pudieron los bomberos de Valparaíso presentar al año siguiente un brillante desfile yun Ejercicio General al que concurrió el Presidente Montt con sus Ministros Varas y Urmeneta, quienes seguíandesempeñando los mismos cargos que en el gobierno anterior.

En esa ocasión el Primer Mandatario formula votos porque la Institución Voluntaria se propague por todo Chile y dicetextualmente: «que ese ejemplo fecundo en grandes aplicaciones sea imitado en toda la República».

La sincera admiración que profesó don Manuel Montt a la Institución recién creada, influyó sin duda en su hijo el Presidentedon Pedro Montt, quién fue bombero de la Sexta Compañía y Secretario General del Cuerpo, en sus Ministros donAntonio Varas que fue Superintendente y en don Gerónimo Urmeneta, Director de la Quinta.

Pasaron doce años y las tentativas de fundar en Santiago un Cuerpo de Bomberos Voluntario fueron infructuosas. Lasmás importantes se atribuyen a la Colonia Alemana residente y al Intendente don Francisco Bascuñan Guerrero, perotodas esas gestiones fueron recibidas con apatía y frialdad por el vecindario.

Don Ismael Valdés Vergara, más tarde Fundador de la 5ª Compañía, critica esta imprevisión e indolencia ciudadanacomparándola con la siguiente anécdota:

«A un viajero visitante de un Convento le llamó la atención que sólo tuviera reja de fierro una de las puertas-balcón delsegundo piso y extrañado le preguntó al religioso que lo guiaba : ¿porqué tiene reja tan sólida esa puerta?- Porque se cayó por ella un hermano y se mató.

Y en las demás ¿porqué no se han colocado rejas iguales?

- Porque todavía no se ha caído por ellas ningún hermano».

Hasta que se produjo la catástrofe conocida como el Incendio del Templo de la Compañía, Santiago continuó con suorganización bomberil, cuyo personal trabajaba bajo obligaciones impuestas por el Reglamento Municipal , aprobadopor el Gobierno con fecha 6 de diciembre de 1838.

El Ministro Norteamericano Mr. T. H. Nelson , que lo presenció, calificó ese incendio como la «calamidad más aterrantey horrible que no tiene igual en la historia del mundo».

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Ocurrió el 8 de diciembre de 1863 y causó tantas muertes y dolor que el pueblo exigió borrar todo vestigio del lugar de latragedia; puso fin a los servicios bomberiles de hombres contratados y obligados y confió su seguridad a ciudadanos quevoluntariamente se comprometieron a velar por las vidas y bienes amagados por el fuego.

EL INCENDIO DE LA IGLESIA DE LA COMPAÑÍA YEL NACIMIENTO DEL CUERPO DE BOMBEROS VOLUNTARIOS EN SANTIAGO

En el Templo de los Jesuítas, durante siglos, sucesivas generaciones de españoles y chilenos se congregaron a practicarla religión de sus mayores.

Fue el cuartel general de disciplinada orden de misioneros y educadores que impulsó la cultura y el progreso material dela Colonia. La explotación agrícola y de industrias creadas por ellos les permitió acumular tal riqueza y ejercer tantainfluencia que decidió al Rey de España Carlos III a desterrarlos de sus dominios.

La conocida frase «Sólo saben lo que es Chile los que lo han perdido» fue dicha por uno de los expulsados, el sabioManuel Lacunza.Parte importante de la Historia de Santiago está ligada al fastuoso y trágico Templo de la Compañía de Jesús. Suconstrucción se inició en 1595 y fue financiada con el oro de los viejos Capitanes de la Conquista, Briceño y Torquemada,que arrepentidos de tanto matar indios donaron sus capitales a estos religiosos, destacados defensores de los indígenas.Varias veces el Templo fue arrasado por terremotos e incendios pero siempre emergió de sus ruinas en el mismo sitio,calle Bandera y Compañía.

La primera destrucción total se debe al Terremoto del 13 de Mayo de 1647, en que cayeron todos los templos y las 600casas de la ciudad. El terremoto duró tres credos rezados y causó 600 muertos y muchos heridos. Su intensidad desprendiógrandes rocas del Cerro Santa Lucía, que rodaron causando enormes daños. Nevó tres días seguidos y la putrefacciónde los cadáveres insepultos causó una epidemia de tifus en la que perecieron otros dos mil santiaguinos.

La nueva edificación de la ciudad fue más sólida y la del Templo más esplendorosa y firme.

Soportó otros fuertes temblores recibiendo poco daño pero en el terremoto del 8 de Julio de 1730 se desplomó su torre.En este sismo sólo murieron 3 personas gracias a que vino primero una sacudida de regular intensidad que hizo refugiarsea la población en el último patio de sus casas, que generalmente estaba rodeado de construcción liviana y baja, y sedenominaba «patio de los temblores». Fue seguido de grandes lluvias que inutilizaron las cosechas, provocando hambrunay epidemias de peste y viruelas.

Nuevamente se refacciona el Templo y se vuelcan en él las valiosas obras que producen en Chile artífices jesuítas quellegan al país en gran número.

En su apogeo sorprende a la Compañía la orden de expulsión una fría noche de Agosto de 1767: 400 jesuítas inician eldoloroso camino del destierro pereciendo en su trayecto 40 de ellos. El Templo queda abandonado en poder de laCorona y la creencia popular afirma que está maldito.

Durante la República fue entregado al servicio de clérigos muy activos que lo convierten una vez más en el lugar predilectode la muy piadosa sociedad.

A mitad del siglo pasado las luchas religiosas dividían y apasionaban a la población. Los fieles repletaban día a día lasespaciosas naves del Templo para escuchar a los más notables paladines de la Iglesia. Siguiendo las costumbrescoloniales toda fiesta religiosa se recubría con exagerada pompa y profusa ornamentación. El antiguo templo, siendo elmás concurrido de todos, fue también el más adornado por sus asistentes. Durante el mes de María el ornato llegaba alímites increíbles especialmente ese día 8 de Diciembre en que finalizaban las ceremonias.

Se calculó que el número de lámparas de aceite, globos de parafina y velas excedía de siete mil. Todas esas luces ybujías encendidas entremezcladas en millares de velos, tules, cintas y flores artificiales hizo exclamar a una señora queel sagrado recinto le parecía la gloria. A muy pocos les pareció una culpable imprudencia reunir tanto material inflamable;sólo don Fernando Márquez de la Plata se retiró protestando a su casa.

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En el presbiterio se ubicaron los hombres, y las mujeres llenaron hasta los últimos rincones de la Iglesia. Ellas esperabansentadas en sus alfombras o en pisos mientras movían el aire sofocante con sus abanicos multicolores. Algunas rezagadasse abrían paso en los umbrales atestados, dificultadas por sus largos vestidos de crinolina de ancho ruedo. Los sacristanesencendían las últimas luces del altar central cuando una de las lámparas causó el incendio. En un instante la pequeñallama toma proporciones colosales. Por los adornos que cubrían muros y arquerías suben las voraces lenguas a lacúpula de madera y a la torre. El foco del incendio, situado al medio del Templo, separa a la concurrencia en dos grupos;uno, en el que estaba gran parte de los hombres, puede escapar por la sacristía y el otro, más numeroso, formado pormujeres, huye hacia las puertas principales en cuyos umbrales caen enredadas en sus propias vestiduras y forcejeandopor escapar del nudo mortal, más lo aprietan. Nuevas avalanchas humanas caen sobre ellas formando barrerasinfranqueables que los hombres tratan de deshacer desde fuera. En este intento perecen varios, atraídos al interior porcentenares de manos que se tienden pidiendo auxilio. La puerta interior, que permitió salir ordenadamente a muchos yque se abría hacia adentro, fue empujada por la multitud enloquecida y se atascó para siempre.

El aceite y combustible de las lámparas colgantes cayó como lluvia de fuego sobre la aterrorizada concurrencia inflamandocabelleras y vestiduras. Desde el suelo nacen las llamas asfixiando y quemándolo todo.

Con desesperación se improvisan algunos elementos de salvamento: se arrancan los arbolitos de la plazuela y callespróximas y se introducen por sobre los cuerpos amontonados en los umbrales. Así pudieron salvarse algunas personasque se aferraron a las ramas. Pronto la violencia del fuego impide acercarse a las puertas. Un huaso a caballo rescatótres o cuatro mujeres con su lazo. En los diarios de los días siguientes se elogia el valor del contratista Meiggs y de losseñores Recabarren y Angel Custodio Gallo quienes pudieron entrar varias veces al fuego, mojando previamente susropas en una acequia vecina.

Una gran cantidad de chispas y trozos de madera encendidos caían sobre los edificios vecinos. Complicando estasituación se levantó un fuerte viento sur amagando la Biblioteca Nacional, el Museo y el Congreso. «El Mercurio»señalaba que su Librería Agencia estuvo en grave peligro pues se encontraba en el radio que podía alcanzar la torreincendiada en caso de caer hacia la calle. Este mismo diario publica el siguiente juicio sobre la organización bomberil:«Las bombas de la policía, del Teatro y de la Artillería eran, malas, insuficientes, peor servidas» y agrega : «Ah ¡cuántanecesidad hubo en esos momentos de una asociación como la de los bomberos de Valparaíso!».

Otros vecinos fueron menos afortunados. Don Mariano Brieba murió esa noche de cansancio en la extinción del incendioproducido por las chispas de la torre en su tienda de abarrotes. Como gigantesca antorcha la torre del Templo iluminabala ciudad aumentando por momentos el peligro de su caída . Con estrépito atronador cae finalmente sobre la techumbre,arrastrándola con ella y abreviando la cruel agonía de sobrevivientes que aún persistían en sus desgarradores lamentosy gritos de auxilio.

A medianoche, dentro de los muros calcinados yacían dos mil cadáveres. Afuera, una ciudad lloraba. La noticia seextendía como un gran manto de luto alcanzando las fronteras.

Al amanecer se inicia la penosa tarea de extraer e identificar a las víctimas. Muy pocas se pueden reconocer y loscarretones van vaciando su macabro cargamento en una fosa común , de 25 varas en cuadro, que cavan apresuradamente200 hombres.

A medida que se obtiene información se van publicando los nombres y datos personales de los muertos y heridos. Juntoa personajes y apellidos de principales familias aparecen los de sus inseparables servidores, testimoniando la unión queexistía entre la clase adinerada y los pobres.

Mayoritario es el número de mujeres clasificadas como lavanderas, costureras, sirvientas, cocineras, dulceras, venterasy zapateras. Figuran muy pocas estudiantes y ninguna profesional.

Los diarios relatan numerosos episodios curiosos ocurridos durante el incendio. Repito tres tomados al azar:

«Una joven de apellido Orella pidió que la ayudaran a entrar a buscar a su madre y como nadie se atreviera penetró solalogrando rescatarla viva».

«Una anciana mayor de setenta años debió su salvación a su increíble agilidad. Trepó primero a lo alto del altar de SanLuis y de ahí saltó sobre los cuerpos hacinados en la puerta de la calle Compañía «.

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«Se lamenta la suerte de un caballero que arriesgó la vida entrando a buscar a su mujer y creyendo ubicarla laenvuelve en una alfombra. De regreso a la plazuela con ella al hombro se da cuenta al descubrirla que ha salvadoa la sirvienta».

Se anuncia que la Intendencia ha ordenado inventariar y lacrar algunas casas que han quedado totalmente deshabitadaspor fallecimiento de todos sus moradores.

Se teme que se vuelva a reconstruir por quinta vez el Templo y el poeta Guillermo Matta arenga al pueblo para que exijaal gobierno su completa demolición.

Los regidores Dávila, Guerrero, Sazié y Vidal solicitan lo mismo al Presidente y obtienen de don José Joaquín Pérez elDecreto N° 1383 del 14 de Diciembre ordenando la demolición de las murallas que han quedado en pie, en el plazo de 10días.

Se quiere borrar de la vista cualquier vestigio que recuerde suceso tan doloroso y se abren suscripciones para plantarjardines y erigir un monumento en el sitio que antes ocupara el trágico Templo.

Don Francisco Ignacio Ossa, uno de los vecinos más acaudalados y generosos, encabezó esa lista suscribiéndose conmil pesos.

Cuando regresaron los jesuítas llamados a cumplir tareas educativas, es el mismo señor Ossa quién costea en su mayorparte otro Templo y otro colegio para la expulsada orden. Estos se construyeron con frente a la calle Alonso Ovalle yocupaban dos cuadras por la calle San Ignacio.

En la prensa del lejano año de 1863 se publicaban polémicas cartas entre autoridades civiles y eclesiásticas cuya luchareligiosa fue agudizada por el Incendio de la Compañía.

De las muchas opiniones relacionadas con la necesidad de crear el Cuerpo de Bomberos recojo las siguientes: «La Vozde Chile» del día 9 de Diciembre dice :

«Lo doloroso y lo terrible de la impresión que embarga casi el ejercicio de las facultades debe servirnos de advertenciay de consejo para que desde ahora, se creen o fomenten instituciones benéficas indispensables y salvadoras como la deBomberos de Valparaíso, cuya falta deploramos en medio del estupor y terror de anoche». Y el 11 de Diciembre en «ElFerrocarril» aparece el siguiente aviso:

«Al público: Se cita a los jóvenes que deseen llevar a cabo la idea del establecimiento de una Compañía de Bomberospara el día 14 del presente, a la una de la tarde, al escritorio del que subcribe.José Luis Claro»

A este llamado concurrió tal número de ciudadanos que hubo de citarse a nueva reunión para el día 20 de Diciembre enel amplio local del Casino de la Filarmónica, acordándose entonces provisoriamente reconocer como Reglamento de lanueva Compañía de Bomberos el Reglamento de la Tercera Compañía de Valparaíso.

El interés del vecindario superó las expectativas y hubo personal de sobra para formar no sólo una Compañía sino quevarias. Era necesario organizarse como Cuerpo y así se acordó.

ACTA DE LA FUNDACION DEL CUERPO DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DE SANTIAGO

«En Santiago de Chile, a veinte días del mes de Diciembre de 1863, a consecuencia del voraz incendio del Templode la Compañía, que en la tarde del 8 del corriente arrebató a Santiago 2.000 madres e hijas de familia; numerososvecinos de esta ciudad se han reunido espontáneamente en los salones del Casino con el propósito de formar unCuerpo de Bomberos Voluntarios que prevenga en lo futuro desgracias de igual origen. De común acuerdo convinieronen adoptar, en general, para este Cuerpo la organización y régimen del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso yorganizar desde luego tres Compañías de bombas con denominaciones del Oriente, del Sur y del Poniente y unaCompañía de Guardia de Propiedad.

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En consecuencia y en conformidad a los artículos 9 y 64 del Reglamento General del Cuerpo de Bomberos deValparaíso, adoptado en general, distribuidos los concurrentes en las cuatro Compañías referidas, procedieron anombrar sus respectivos Directores, resultando electos:

Para la 1° Don José BesaPara la 2° Don Manuel RecabarrenPara la 3° Don Enrique MeiggsPara la 4° Don Manuel Antonio Matta

Acto continuo y con arreglo a los artículos 10 y 65 del Reglamento, los expresados Directores, aceptando el cargointegraron el Directorio, nombrando por unanimidad de sufragios.

Superintendente a Don José Tomás de UrmenetaVice-Superintentendente a Don José BesaComandante a Don Angel Custodio GalloVice-Comandante a Don José Agustín PrietoTesorero General a Don Juan Tomás SmithSecretario General a Don Máximo A. Argüelles

Con lo cual se levantó la sesión, firmando esta Acta para constancia los Directores de Compañía que concurrieron aella».

En el curso del mes siguiente el personal de la compañía de Gas formó otra Compañía de Bomberos de la que donAdolfo Eastman fue su primer Director.

La colonia francesa formó dos, las que eligieron Directores a don Gastón Dubord y a don Carlos de Monery.

El personal de la Institución tenía dos categorías: Voluntarios y Auxiliares. En total sumaba 846 hombres los que daba unalto porcentaje respecto a la población urbana de Santiago: el Censo de 1865 registró 79.920 hombres y 88.633 mujeres.

Se puede decir que el vecindario ofrecía su concurso personal a la Institución sin distingo de condiciones sociales. Sóloescaseaban los medios económicos y por este motivo se rechazó la oferta de don Fermín Vivaceta que con 100 artesanosquiso formar otra compañía.

En la primera década se sucedieron como Superintendentes los señores don José Tomás Urmeneta, don Antonio Varasy don José Besa y como comandantes don Angel Custodio Gallo Goyenechea, don Francisco Bascuñán Guerrero, donRamón Abasolo, don Augusto Raymond y don Samuel Izquierdo.En ese período el Cuerpo trabajó en la extinción de 94 incendios y concurrió a 173 alarmas.

En el gran incendio ocurrido en el portal ubicado en la Plaza de Armas, propiedad de las Condesas de Sierra Bella, elCuerpo demostró la eficiencia alcanzada y en el incendio del Teatro Municipal demostró el espíritu que animaba a susmiembros.

En este incendio muere carbonizado Germán Tenderini, oficial de la Compañía Guardia de Propiedad, infatigable fundadory cooperador de instituciones obreras. Con su compañero de Bomba Arturo Villarroel, llamado en la guerra el GeneralDinamita, penetraron los primeros al incendio, pereciendo Tenderini en el escenario del Teatro que horas antes habíavibrado con el bello canto de Carlota Patti.

LA GUERRA CON ESPAÑA Y EL BOMBARDEO DE VALPARAISO

Durante este conflicto el Cuerpo de Bomberos demostró que su misión superaba los límites de la simple tarea de apagarincendios y que sus miembros constituían una avanzada ciudadana dispuesta a acudir donde la Patria los necesitaba.

Fueron los primeros en correr a la Moneda a ofrecer sus servicios como soldados. Se les armó y dio instrucción militar.Se nombró Comandante de ese contingente a don Máximo Argüelles, Secretario General titular de la Institución.

Esta segunda guerra con España, de episodios quijotescos, fue un problema de honor en que ninguna de las partesquiso retroceder ni un paso para facilitar un lógico arreglo.

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Chile salió en defensa de países hermanos y sacó la peor parte . El Almirante español, hijo del Brigadier Pareja muertopor chilenos durante la Independencia, deseaba vengar a su padre y excedió las instrucciones de su gobierno, presentandonuevas exigencias el 18 de septiembre, día en que el pueblo celebraba su independencia. La respuesta no pudo ser otraque la declaratoria de Guerra.

La poderosa escuadra española bloqueó los puertos, acción en la que perdió la Covadonga capturada por la Esmeralda.Este revés indujo a suicidarse al Almirante quién dejó instrucciones para que no lo sepultasen en aguas chilenas. Sinembargo, como refiere Miguel Luis Amunátegui, «El Jefe de la escuadra fue sepultado en el Pacífico con su uniforme ysus insignias. En un ataúd digno de un dolor sin límites, don José Manuel Pareja yace para siempre en su cama de rocay en colchón de arena, a los pies de Chile, al cual había querido humillar durante su vida y el cual ensalzaba con sumuerte».

Lo reemplazó don Casto Méndez Núñez, quién amenazó destruir Valparaíso si no se le pedía la paz.

El Almirante Blanco Encalada lo desafía a definir la guerra en un Combate Naval en el que participarían los escasosbarcos nacionales contra fuerza iguales. El combate se daría frente a Valparaíso en un día despejado para que las navesextranjeras surtas en la bahía vieran quién era el vencedor.

El español pareció aceptar el reto, pero la llegada de la escuadra inglesa y norteamericana muy superiores en número yen cañones que venían a proteger los intereses de sus connacionales de Valparaíso, y la presión que pretendieronejercitar sobre él, lo movieron a mantener con firmeza su amenaza, avisando la hora y el día del bombardeo.

El gobierno chileno no pidió la paz sino que envió refuerzos a Valparaíso para evitar un desembarco. En este refuerzopartió el Cuerpo de Bomberos de Santiago con armamento y llevando la bomba a vapor de la Primera Compañía. Estabomba, conservada hasta hoy, fue la primera máquina a vapor llegada al país. El convoy llegó a Valparaíso a las 7 de lamañana del día 30 de marzo de 1866 y se puso a las órdenes del Comandante Ried. El Comodoro Rodgers de laescuadra norteamericana y el Almirante Lord Denman de la inglesa propusieron un último arreglo en el que se solucionabael problema de los saludos izando los pabellones chileno y español en los barcos insignia inglés y norteamericano ydisparando simultáneamente series de 21 cañonazos desde tierra y desde todos los barcos de manera que «entre elhumo y el ruido se ignoraría siempre quién había disparado el primer cañonazo».

Esta proposición, como todas las del Cuerpo Diplomático, recibió la misma respuesta de Méndez Núñez: «Primerohonra sin marina que marina sin honra».El 31 de marzo dos cañonazos de la fragata Numancia avisan que una hora más tarde principiaría el bombardeo. Seretiran silenciosamente las escuadras extranjeras, entre cuyas unidades iba el monitor Monadnock, reputado como elbarco más poderoso del mundo y en el que habitantes de Valparaíso habían cifrado sus esperanzas no evacuandooportunamente el puerto.

Principió un éxodo precipitado en que los bomberos armados debieron colaborar en la mantención del orden, y exactamentea las 9 de la mañana las fragatas Blanca, Villa de Madrid, Resolución y Vencedora, adelantándose al centro de la bahíadispararon ininterrumpidamente sobre la ciudad hasta las 12 horas. Una lluvia de 2.600 balas y granadas cayó sobre laciudad causando enormes destrozos e incendios.

El trabajo en conjunto de los bomberos porteños y santiaguinos fue largo y fatigoso pero esa jornada memorable selló laamistad entre ambas Instituciones y más tarde dio origen al Canje de Servicios.

Correspondió al Comandante Aquinas Ried la dirección de los trabajos que merecieron el aplauso de la ciudadanía.

Años después don Gustavo Ried, hijo de ese Comandante, sería uno de los fundadores de la Quinta Compañía deSantiago y uno de sus nietos, don Alberto Ried, también quintino, fundaría el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.

El Intendente de Valparaíso, representando el sentir general envía el 5 de Abril de 1866 una nota de agradecimiento queen parte dice:» a los intrépidos Bomberos de Santiago que corrieron en nuestro auxilio al primer amago, y que entre lospeligros de las llamas y de la metralla enemiga combatieron sin descanso el elemento devorador que amenazaba reducira cenizas nuestra hermosa y floreciente ciudad».

El Cuerpo de Bomberos de Santiago se había ganado la estimación general. La prensa lo alentaba y aplaudía sinreservas.

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Estos elogios no cegaron a un grupo de voluntarios que con amplia visión del futuro reconocieron los defectos de queadolecía la Institución y se entregaron a la tarea de corregirlos, superando finalmente los escollos que se oponían a suavanzado pensamiento.

La falla más notoria era la ubicación de los Cuarteles. Las dos Compañías francesas se habían instalado en localesarrendados a las Monjas Agustinas en la calle Ahumada y las cinco compañías chilenas, debido a la escasez de recursoseconómicos, se agrupaban en el edificio cedido por el Gobierno, local del actual Cuartel General.

No pudiendo financiar la instalación de nuevas Compañías, el Directorio rechazó varios ofrecimientos que le hizo elvecindario. Quedaba bien protegido el sector central pero dejaba desguarnecidos los sectores Norte y Sur dándose elcaso de que en incendios ocurridos en calles como Maestranza (actual Portugal), las bombas encontraban sólo escombrosa su llegada.

Del «Chile Ilustrado», editado por Tornero el año 1872, en París, tomamos los siguientes datos:

Santiago se dividía en 3 sectores, Norte i Centro y Sur separados entre sí por el Mapocho y la Alameda.

El sector Norte tenía escasa población, edificios de poco valor, excepto el Cuartel del Buin, la Recoleta Domínica y laFranciscana y el Cementerio, que se encontraba en el límite de la ciudad.

En el centro estaban todas las oficinas públicas, las mansiones de los ricos hacendados y mineros, los mejores templos,teatros, etc. Era materialmente el más valioso.

El sector Sur era el más extenso y poblado. Contando por el Oriente sus calles se llamaban: De la Maestranza - Lira - DelCarmen -San Isidro - Santa Rosa - San Francisco - La Calle Angosta - La Nueva de San Diego - La Vieja de San Diego- Gálvez - La Calle de Don Nataniel - Duarte - San Ignacio - Del diez y ocho - Castro - Vergara - Bascuñán Guerrero - ElCallejón de Padura y 5 callejones más que aún no tenían nombre

Los edificios principales eran: La Universidad - el Instituto Nacional - Los Hospitales - Estación de Ferrocarriles variasiglesias y colegios - El Palacio Cousiño - La casa y la quinta de don Enrique Meiggs. El resto eran construcciones demenor importancia y arrabales y ranchos.

Además de la concentración de los Cuarteles, las Bombas existentes eran máquinas a vapor muy pesadas que debíanser arrastradas a mano o bombines a palanca livianos pero de poca potencia.

El análisis de estos defectos observados por algunos voluntarios y por jóvenes universitarios hizo germinar en susmentes «EL BELLO PENSAMIENTO QUE NOS OCUPA», frase en que sintetizaron la idea de crear una nueva Compañía,dotarla de una bomba liviana arrastrada por caballos, potente y de funcionamiento rápido; instalarla en un sitio estratégicodel sector Sur; infundir en su reglamento el espíritu de renovación más avanzado; financiarla sin costo para el Directorioy ofrecerla al servicio de la ciudad comprometiéndose a mantenerla con su Trabajo y Disciplina.

PERSONAL QUE TRABAJO EN LA FORMACIÓN DE LAQUINTA COMPAÑIA ANTES DEL 7 DE DICIEMBRE DE 1873

De la Bomba Sur, actual ESMERALDA, provino el núcleo más numeroso de Fundadores de la Quinta.

Anotamos los números de su registro de origen y las fechas en que inician sus actividades en la Asociación en formación:

N° 156 Eugenio R. Peña Vicuña 14-04-73358 Luis F. Prieto 14-04-73375 Manuel Camilo Vial 07-06-72383 Nicanor Montes Santa María 07-06-72385 Agustín Arrieta Cañas 15-06-72390 Enrique Matte Pérez 07-06-72400 Fernando Santa María Márquez de la Plata 07-06-72404 José Alberto Bravo Vizcaya 07-06-72406 Fernando Márquez de la Plata Solar 07-06-72411 Agustín Guerrero Bascuñán 07-06-72

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419 Enrique Ovalle Reyes 07-06-72427 Eugenio Segundo Vergara 16-06-72432 Cupertino Castro 07-06-72445 Manuel Echeverría Blanco 07-06-72

De la Compañía Guardia de Propiedad, actual Sexta, vinieron:Tomás R. Torres Echavarría 07-06-72Benjamín Hurtado Latorre 07-06-72

De la Bomba del Oriente, Primera CompañíaRuperto Marchant Pereira 07-06-72Guillermo Swinburn Kirk 19-10-73

Del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso:

Bomba Americana, Primera compañía:Carlos Rogers Gutiérrez 22-06-72

Bomba Germania, Segunda Compañía:Gustavo Ried Canciani 14-04-73

La suma de las experiencias adquiridas por los nombrados en sus respectivas Compañías daban seguridad a la Quintaen sus primeros pasos.

Varios habían desempeñado cargos de oficiales, como Ried, Rogers y Marchant. En la hoja de servicios de este último,firmada por don Samuel Izquierdo, se anota que sirvió cinco años y fue Secretario, Ayudante y Tesorero, que asistió a170 actos y faltó sólo a 6.

Los que iniciaron en la Quinta su actividad bomberil fueron:

7 de junio de 1872Adolfo Guerrero Vergara AbogadoMiguel Eyzaguirre Cavareda EmpleadoJosé Ramón Echazarreta Ariztía EmpleadoJoaquín Talavera EstudianteAntonio Vergara EstudianteFrancisco Rodríguez Cerda EstudianteManuel Möller Serrano EstudiantePedro Ramón Vega EstudianteRafael Tagle Estudiante

15 de junio de 1872Felipe Echazarreta Ariztía EstudianteNeftalí Guerrero Larraín Rentista22 de junio de 1872Daniel Carrasco Albano EstudianteFrancisco Palma Estudiante

29 de junio de 1872Alberto Stuven Olmos de Aguilera EstudianteAlberto Valdés Vergara Empleado

14 de abril de 1872Ismael Valdés Vergara EstudianteFrancisco Valdés Vergara EstudianteDaniel Garín Garín Estudiante

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6 de julio de 1873Carlos Mac Clure EmpleadoBenjamin Dávila Larraín Estudiante

30 de noviembre 1873Darío Zañartu del Río EstudianteAlberto Gormáz Araos Estudiante

Los colegiales señores Enrique Amunátegui y Waldo Silva Palma, que no tenían edad suficiente para ser bomberos,fueron admitidos el 6 de julio de 1873 en calidad de Guías. (Abanderados).

El senador don Gerónimo Urmeneta García Abello se incorporó a las tareas de la fundación a los pocos días de iniciadaséstas. Fue llamado a desempeñar el cargo de Director de la Compañía y de inmediato aceptó gustoso. Con su inteligencia,generosidad y prestigio ayudó a los jóvenes Fundadores a salvar los obstáculos del camino.

En aquel año de 1872 se practicaba aún en Santiago la colonial costumbre de la siesta, reposo que se prolongabadespués del almuerzo hasta tres horas. Era tan generalizado y sagrado este descanso que se decía que a la hora de lasiesta sólo transitaban por las calles de la ciudad los ingleses y los perros.

Aprovechando ese forzoso paro en sus actividades de universitarios y de empleados se reunían aquellos jóvenes aquienes unían estrechos lazos de amistad y el común propósito de fundar una nueva Compañía.

El siete de junio resolvieron dejar constancia por escrito de sus deliberaciones y acuerdos.

Veintidós fueron los que en casa de José Alberto Bravo, ubicada en calle Duarte (hoy Lord Cochrane) levantaron porprimera vez Acta de su reunión.

Ese documento es considerado como el Acta de la Fundación de la Quinta. Está firmado por Ruperto Marchant y EnriqueMatte y su texto es el siguiente:

5° COMPAÑIA DE BOMBAS1° SESION CELEBRADA EL 7 DE JUNIO DEL 72

PRESIDENCIA DEL SR. D. R. MARCHANT.

Se abrió la sesión a la 1 P.M. presidida por el Sr. Marchant quién fue electo por aclamación presidente de la reunión i conasistencia de los SS. Tomás Torres, Joaquín Talavera, Eugenio y Antonio Vergara, Nicanor Montes, Francisco Rodríguez,Manuel C. Vial, Manuel Möller, Fernando Santa María, Benjamín Hurtado, Fernando Plata, Miguel Eyzaguirre, JoséAlberto Bravo, Enrique Ovalle, Pedro R. Vega, Agustín Guerrero, Adolfo Guerrero, Ramón Echazarreta, Rafael Tagle,Manuel Echeverría i el que suscribe.

Acto continuo se procedió al nombramiento de Tesorero i Secretario interinos, recayendo el nombramiento para el primercargo en el Sr. Guerrero Adolfo y en el que suscribe para el segundo.

Se manifestó a la Sala que el objeto de la reunión era llenar una necesidad que se hacía sentir en el Cuerpo de Bomberos.El material existente es deformemente pesado, embarazoso para hacerlo funcionar, lo que impide prestar eficaces ioportunos servicios, concretándose las más veces a trabajar en los incendios de mucha consideración, o a apagar losescombros, esterilizándose su contingente en los momentos más preciosos, ésto es en el orígen de un incendio.

Por otra parte el material ligero consistente hoi día en bombines de palanca, aunque reúne las condiciones de celeridad,sin embargo su poder i sus elementos son tan reducidos que con mucha frencuencia se observa que sus esfuerzos sonimpotentes para impedir la propagación del voraz enemigo común.

A estos inconvenientes del material se agrega la centralización, obligada por la falta de recursos del Cuerpo, que nopermite atender con oportunidad a las exigencias crecientes de nuestra vasta ciudad.

En vista de los serios entorpecimientos con que se tropieza en el actual estado de cosas, es urgente pensar en organizaruna nueva compañía de Bombas, dotada de material adecuado para llenar en cuanto es posible el vacío que hemosindicado.

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Con este objeto se ha estudiado prolijamente el material que convendría emplear optando en conclusión por un bombína vapor análogo al de la 1° i 2° Compañía de Bomberos de Valparaíso, que la experiencia demuestra reúne los requisitosexigidos.Se celebraron en seguida los siguientes acuerdos:

Cobrar por derecho de incorporación a la nueva Compañía el mínimun de diez pesos, pagaderos en dos mensualidades.

Contribuir todos los socios con una cuota mensual de cincuenta centavos, a contar desde el primero de junio, fecha enque se formuló el bello pensamiento que nos ocupa.

Comisionar a los señores Rodríguez y Bravo para entenderse con los SS. Grace Laidlaw i Cía., agentes en Valparaíso delos SS. Merryweather e hijos, en todo lo relativo a presupuestos y adquisición de nuevo material.En atención a que nuestros esfuerzos pecuniarios son insuficientes para sufragar todos los gastos, se acordó solicitar lacooperación del generoso vecindario de esta ciudad, directamente beneficiados con la realización del proyecto queacometemos. Con este objeto se nombró a los SS. Rodríguez, Vergara E., Bravo, Ovalle, Montes, Möller, Santa María,Talavera y Matte para colectar fondos entre los vecinos.

Se les autoriza para asociar a sus tareas a quienes creyeren conveniente.

Siendo avanzada la hora se levantó la sesión.

Ruperto Marchant Pereira Enrique Matte PérezSecretario

La crítica constructiva y fundamentada que se consigna en el Acta respecto a la eficacia de los elementos con quecontaba el Cuerpo de Bomberos produjo cierto malestar en algunos dirigentes de la Institución y en voluntarios que seenorgullecían de sus bombas.

Sin embargo la organización se benefició grandemente con el espíritu de superación despertado entre las Compañías,las que rivalizaron con entusiasmo en el trabajo y en procurarse el material más moderno.El Directorio manifestó que no podría contribuir económicamente a la creación de la nueva Compañía y en general semiró con escepticismo el ambicioso proyecto de tan reducido número de jóvenes.

Estos debieron contribuir con su dinero y solicitarlo a los vecinos más pudientes.

La cuota de incorporación se fijó en diez pesos y la cuota mensual en cincuenta centavos. Esto significaba que, alingresar a la Quinta, un ciudadano debía pagar un cóndor de oro, que era la moneda de más alto valor que circulabaentonces.

El cóndor de oro valía diez pesos y en una de sus caras llevaba el escudo de la República y en la otra la estatua de la Ley,con un mote que decía «Igualdad ante la ley». La moneda de plata de cincuenta centavos mostraba en el anverso elescudo de la República rodeado de laureles y en el reverso un cóndor con una cadena rota entre las garras y el mote«Por la razón o la Fuerza». Bajo la presidencia de Ruperto Marchant se reúnen los fundadores el 15 de junio a la una ymedia de la tarde a conocer los resultados obtenidos.

Bravo y Möller, en representación de las comisiones colectoras de fondos, informan que las erogaciones del vecindariocomprometidas hasta ese día suman $1.340. Bravo y Rodríguez explican que la bomba a vapor vale 400 libras esterlinasy que el flete marítimo de Liverpool a Valparaíso cuesta de 20 a 25 pesos la tonelada.

Marchant expresa que don Jerónimo Urmeneta había acogido con marcado entusiasmo el proyecto de crear una nuevabomba que atienda especialmente al barrio Sur de la ciudad y propone designarlo Director de la Compañía. La Salaaprueba por aclamación la proposición de su Presidente. Se acuerda enviarle una nota firmada por todos solicitándoleque acepte el cargo y se designa a cinco voluntarios para poner la nota en manos del señor Urmeneta.

Así fue como Ruperto Marchant Pereira buscó y cedió la dirección de la Quinta a un personaje que a su juicio serviríamejor que él los intereses de la Compañía. Tenía él entonces 25 años y se distinguía por su afición a la literatura y a lapoesía. En el registro de voluntarios de la Quinta se anota que su profesión, es la de literato y la de don JerónimoUrmeneta, comerciante.

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Hoy, un monumento y una calle recuerdan al joven poeta, no por su producción literaria, tan poco conocida, sino por lasantidad de su vida dedicada al servicio de los más pobres y humildes.

Don Jerónimo Urmeneta tampoco hizo historia como comerciante sino como hombre público. Eficiente y beneficiosopara el país fue su desempeño como Ministro de Hacienda durante los gobiernos de Bulnes y de Montt. Igualmente útilfue su actividad parlamentaria como Diputado y Senador. Era hermano de don José Tomás Urmeneta, generoso benefactordel Cuerpo de Bomberos y su primer Superintendente. Políticamente, los dos hermanos representaban las tendenciasmás progresistas y avanzadas.

Es curioso recordar que don Jerónimo fue pre-candidato a la Presidencia de la República en una convención en que suspartidarios empataron con los de don Domingo Arteaga, quién lo sucedió después como Director de la Quinta y debidoa ese empate se eligió como candidato a su hermano don José Tomás quien fue derrotado en las urnas por su contendoroficialista don Federico Errázuriz. Los hermanos Urmeneta y sus partidarios reclamaron contra la legitimidad de laelección y encabezaron una fuerte oposición al gobierno de Errázuriz Zañartu.

Al designar a su primer Director la Quinta sabía que, además de no recibir ayuda económica del Directorio del Cuerpo,tampoco tendría ningún apoyo gubernamental. Su suerte quedaba echada y en sus propias manos.

Al día siguiente de la reunión los Fundadores firman un compromiso de honor para organizar la Bomba y servirla en elfuturo.

El documento, cuyo original se conserva intacto, dice así:

QUINTA COMPAÑIA DE BOMBASSANTIAGO JUNIO 16 DE 1872

Los abajo firmados nos comprometemos a la organización i servicio de una bomba a vapor ligera, que llene el vacío queactualmente se hace sentir en el Cuerpo de Bomberos de esta ciudad.

Nuestro lema será:«Trabajo i Disciplina»

Firman este documento 23 voluntarios encabezados por Ruperto Marchant.

No firmaron los estudiantes de medicina por encontrarse internados en el Lazareto de San Pablo atendiendo multitud deenfermos de la epidemia que en esos días azotaba a la capital.

Firman cuatro nuevos voluntarios: Neftalí Guerrero Larraín, Cupertino Castro Echaurren, Felipe Echazarreta Ariztía yAgustín Arrieta Cañas. Este último fue el primer quintino damnificado por el incendio de su casa. En Diciembre de eseaño se quemó el valioso Palacio Arrieta conjuntamente con el Banco Garantizador de Valores y el Club de las LogiasMasónicas, ubicados frente al actual Teatro Municipal.

«TRABAJO Y DISCIPLINA»

Este fue el lema que los fundadores adoptaron como distintivo de la Quinta Compañía.

El Cuerpo de Bomberos de Santiago tiene por lema: «Constancia y Disciplina». Todas las Compañías tiene uno diferente.Muchas instituciones de diversa índole se han idenficado más que por sus nombres por sus lemas, el uso de ellos es tanantiguo como que nace en Chile con la llegada de los españoles: en los muros de la Guardia Nocturna del actual Cuartelde la Quinta se lee el de don Pedro de Valdivia: «La muerte menos temida da más vida» que fue enmarcado y confeccionadopor Alberto Ried, quien lo regaló a sus compañeros para estimularlos a vivir plenamente sin dejarse arredrar por el temora la muerte. Cuando O� Higgins abolió los títulos de nobleza y obligó a retirar de las casas los escudos y blasones queorgullosamente sus moradores exhibían, no pudo desarraigar la costumbre de distinguirse de otras personas o institucionescongéneres. Hace un siglo la Quinta tuvo su lema antes de ser bautizada con un nombre. El lema de la Quinta, «Trabajoy Disciplina» no fue una declaración romántica sino que una dura obligación, en ese tiempo el trabajo que demandaba laextinción de un incendio se compartía entre voluntarios y auxiliares, manejar los pitones ante el fuego correspondía a losvoluntarios, pero el trabajo rudo y agotador, menos espectacular, se dejaba a los auxiliares. Los fundadores de la Quinta

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se comprometieron desde el principio a desempeñar personalmente la totalidad del trabajo y constituyeron la Compañíasin estos modestos y útiles colaboradores, pues chocaba a su espíritu democrático y renovador la coexistencia dediferentes clases de bomberos en el seno de la institución voluntaria.

Sorprendió esta resolución en el resto de las Compañías, en las que en esa fecha servían centenares de auxiliares:estadísticas al 31 de Diciembre de 1876 indican que la Primera Compañía tenía 77 voluntarios y 100 auxiliares; laTercera tenía 57 voluntarios y 171 auxiliares; la Cuarta 54 y 63; la Sexta 55 y 76. Sólo en la Segunda era mayor el númerode voluntarios que de auxiliares, 71 y 33. A esa fecha la Quinta tenía 40 voluntarios. Igual proporción existía en el Cuerpode Bomberos de Valparaíso. Un bombero porteño relató festivamente: «Al llegar al incendio se daba la voz de: ¡Todo elmundo a las palancas; y cuando comenzaba a amainar la fuerza de los auxiliares los oficiales los animaban y la cornetatocaba trote, pero esto nunca era suficiente y los auxiliares pedían «auxilio» y con voz potente decían: ¡ Mi Teniente, quevenga el auxilio, que venga el ponche ! Se bajaban los baldes que colgaban en los costados de las bombas, se buscabaaguardiente, azúcar o chancaca, un cucharón y el ponche estaba listo. Así como recibían «auxilio» les volvían los bríosy achicar y más achicar. Alegremente decían «¡no hay como el ponche para apagar el fuego!».

Entre los gastos de la Institución se registraba un viático para refrescos de los auxiliares.

Con el correr de los años la Quinta probó prácticamente que estos buenos colaboradores no eran indispensables. 20años después el Directorio del Cuerpo acordó que en adelante las Compañías no podrían admitir nuevos auxiliares.

La estadística del año 1895 demuestra los efectos de esta reforma:

1° Compañía 79 Voluntarios y 51 auxiliares2° Compañía 48 Voluntarios y 25 auxiliares3° Compañía 57 Voluntarios y 65 auxiliares4° Compañía 50 Voluntarios y 18 auxiliares5° Compañía 57 Voluntarios y 0 auxiliares

Más tarde muchos de ellos solicitaron servir a sus Compañías voluntariamente rechazando cualquier tipo de paga.

Don Ismael Valdés Vergara, en su Historia del Cuerpo de Bomberos de Santiago, dice que el joven aristócrata nacido endorada cuna aceptaba entonces con orgullo el trabajo rudo, ingrato y sucio del bombero y buscaba con íntima satisfacciónla compañía, despreciada en otras ocasiones, del modesto artesano cuyo empuje en el trabajo admiraba e imitaba. Estajuventud, aconstrumbrada a hacer su sola voluntad, se sometía a inflexible disciplina y reconocía y acataba por vezprimera los mandatos y órdenes de un Jefe que podía ser el más humilde de todos los compañeros.

El 22 de Junio de 1872 la Asociación en formación celebra su tercera sesión, ingresan los nuevos socios FranciscoPalma y Daniel Carrasco Albano.

El Presidente de la reunión, señor Marchant recomienda a don Carlos Rogers Gutiérrez como Capitán de la Compañía«por ser muy competente y entusiasta por este género de instituciones». La moción se aprueba por unanimidad devotos.

La Sala acuerda asociarlo a él a las comisiones colectoras de fondos y encargarle la redacción del reglamento, tarea quecompartiría con los señores Guerrero Larraín, Rodríguez Cerda y Matte Pérez.

Desde la 4° sesión, celebrada el 4 de julio de 1872, preside los debates el Director Don Jerónimo de Urmeneta, cuyaprimera tarea, en compañía del Capitán Don Carlos Rogers, fue la de solicitar al Directorio del Cuerpo el reconocimientode la 5° Compañía. Hasta que esto se logró (7 de Diciembre de 1873) se efectuaron otras 11 reuniones, en una de lascuales se acuerda a depositar los fondos de la Tesorería en el Banco de los señores Matte, Mac Clure y Cía., que dabaseguridad por su solvencia financiera y que además estaba relacionado con los voluntarios Matte y Mac Clure. Años mástarde la Quinta trasladó sus fondos al Banco del Pobre, que desarrollaba algunas actividades de beneficio social y perdiócasi todos sus haberes debido a la falencia de esa institución. En ese tiempo eran frecuentes la corridas de Bancos enque los depositantes, asustados a veces por un rumor infundado, se apresuraban a retirar su dinero provocando quiebrasbancarias.

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LA BOMBA AMERICA

La Quinta habia adoptado un lema pero aún no tenia un nombre. No fue fácil concordar en él y fue discutido en dos largassesiones.

Se propusieron los nombres de «SANTIAGO». «LORD COCHRANE y «AMERICA». Se descartó el primero y las opinionesse dividieron entre los que deseaban honrar la memoria del legendario Conde de Dundonald a quién Chile le habiapagado tarde y mal sus grandes servicios prestados durante la consolidación de la Independencia Nacional y entre losseguidores del ideal bolivariano que alentaban el pensamiento americanista fortalecido por la reciente agresión española.El Director de la Quinta, cuando fue Ministro de Hacienda del Presidente Bulnes, propició el pago de una pensión que elalmirante inglés reclamó por largos años. Ahora fue uno de los partidarios de dar su nombre a la bomba. Otro fue elvoluntario Echeverría Blanco, nieto del Almirante Blanco Encalada, quien fuera el mejor amigo en Chile de Lord Cochrane.Recordaron sus memorables hazañas, pero asi como se le dejó ir en 1823, sin anuncio y casi sin ser visto, acompañadosólo de su inseparable Maria Graham a izar en otros barcos y en otras aguas la invencible insignia LIBERTAD, tambiénse le dejó ir ahora. Por escasa mayoría de votos se impidió a la Quinta rendir el primer homenaje de la ciudad deSantiago al marino recordado hoy en monumentos y calles y de quién después dijera la Reina de Inglaterra al PresidenteFrei: «Nos sentimos ufanos de que voluntarios británicos os ayudaran en vuestra lucha por la libertad. Nos sentimosufanos de que sus nombres y en especial el de Lord Cochrane, sigan siendo recordados en Chile con respeto y afecto».Se impuso en la sala el sentimiento de la confraternidad americana que predominaba entonces en las esferas gobernantesy en las aulas universitarias. Una muestra de ello es el intercambio de telegramas del Superintendente del Cuerpo donJosé Besa con los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Buenos Aires aprovechando la línea telegráfica reciéninstalada.

El 4 de junio de 1872 se fundó en Argentina el primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios y sus dirigentes enviaron alSuperintendente Besa un extenso telegrama en el que le expresan que se esforzarán por seguir la noble senda trazadapor la juventud chilena que les ha servido de ejemplo.

Les contestó don José Besa con un telegrama mucho más extenso, cuyos párrafos finales copio:

«y que mucho, señor, si es hoy Presidente de vuestra República el que ayer era maestro de escuela en la nuestra.¿Tiene acaso límites la patria del bombero?.

« Inspírense los pueblos en el espíritu de nuestra institución, multiplíquense los telégrafos y los ferrocarriles y la Américatoda será nuestra República».

«Hagan su oficio las bombas a metralla en la viejas monarquías; reservemos para nuestras jóvenes repúblicas lasbombas contra incendios».

Con tales antecedentes conocemos el pensamiento de don José Besa quién, además de ser el jefe superior de lainstitución, era un político representante de amplios sectores de la opinión pública.

No fue raro que en Agosto de 1872 la mayoría de los quintinos fuese también americanista y que reflejaran sus sentimientosen el nombre de la bomba que estaban fundando.

Durante la Guerra del 79 se cambió ese nombre por el de Arturo Prat. Seguramente si desde el principio se hubierallamado Lord Cochrane no llevaría hoy la Quinta el glorioso nombre del héroe nacional. pensión que el almirante inglésreclamó por largos años. Ahora fue uno de los partidarios de dar su nombre a la bomba. Otro fue el voluntario EcheverríaBlanco, nieto del Almirante Blanco Encalada, quien fuera el mejor amigo en Chile de Lord Cochrane. Recordaron susmemorables hazañas, pero asi como se le dejó ir en 1823, sin anuncio y casi sin ser visto, acompañado sólo de suinseparable Maria Graham a izar en otros barcos y en otras aguas la invencible insignia LIBERTAD, también se le dejó irahora. Por escasa mayoría de votos se impidió a la Quinta rendir el primer homenaje de la ciudad de Santiago al marinorecordado hoy en monumentos y calles y de quién después dijera la Reina de Inglaterra al Presidente Frei: «Nos sentimosufanos de que voluntarios británicos os ayudaran en vuestra lucha por la libertad. Nos sentimos ufanos de que susnombres y en especial el de Lord Cochrane, sigan siendo recordados en Chile con respeto y afecto». Se impuso en la salael sentimiento de la confraternidad americana que predominaba entonces en las esferas gobernantes y en las aulasuniversitarias. Una muestra de ello es el intercambio de telegramas del Superintendente del Cuerpo don José Besa conlos fundadores del Cuerpo de Bomberos de Buenos Aires aprovechando la línea telegráfica recién instalada.

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Entre los grandes edificios de la Universidad de Chile y de la Iglesia San Diego, Seconstruyó en 1873 el cuartel en que se fundó la Quinta Compañía de Bomberos.En la foto se aprecia el portón de entrada y en su segundo piso las tres ventanasde la sala de sesiones.

El 4 de junio de 1872 se fundó en Argentina el primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios y sus dirigentes enviaron alSuperintendente Besa un extenso telegrama en el que le expresan que se esforzarán por seguir la noble senda trazadapor la juventud chilena que les ha servido de ejemplo.

Les contestó don José Besa con un telegrama mucho más extenso, cuyos párrafos finales copio:

«y que mucho, señor, si es hoy Presidente de vuestra República el que ayer era maestro de escuela en la nuestra.¿Tiene acaso límites la patria del bombero?.

« Inspírense los pueblos en el espíritu de nuestra institución, multiplíquense los telégrafos y los ferrocarriles y la Américatoda será nuestra República».«Hagan su oficio las bombas a metralla en la viejas monarquías; reservemos para nuestras jóvenes repúblicas lasbombas contra incendios».

Con tales antecedentes conocemos el pensamiento de don José Besa quién, además de ser el jefe superior de lainstitución, era un político representante de amplios sectores de la opinión pública.No fue raro que en Agosto de 1872 la mayoría de los quintinos fuese también americanista y que reflejaran sus sentimientosen el nombre de la bomba que estaban fundando.

Durante la Guerra del 79 se cambió ese nombre por el de Arturo Prat. Seguramente si desde el principio se hubierallamado Lord Cochrane no llevaría hoy la Quinta el glorioso nombre del héroe nacional.

EL REGLAMENTO DE LA BOMBA AMERICA 1872

La comisión redactora del Reglamento, formada por los voluntarios Marchant, Matte, Rodríguez y Guerrero Larraín,trabajó activamente y logró hacer aprobar por la Compañía, antes del término del año 72, un proyecto de reglamentocompuesto de 93 artículos y un reglamento de sala de 14 artículos.

Comparado con los reglamentos modificados que han regido a la Quinta durante una centuria, se puede decir que no havariado en los aspectos fundamentales. Se ha modernizado de acuerdo al avance mecánico de los elementos de extincióndel fuego, el crecimiento y extensión de la ciudad, el progreso de los medios de comunicación, fuentes de agua yedificación, dejando incólume el espíritu de trabajo y disciplina de sus miembros, en apoyo de lo dicho cito algunosartículos:

ARTICULO 1 La Compañía se compone de individuos decualquier nacionalidad que voluntariamente se comprometena prestar sus servicios en ella. Se llaman voluntarios y nopueden exceder de cincuenta.

ARTICULO 2 Los voluntarios se dividen en activos y honorarios.Los activos se dividen en simples voluntarios y oficiales. Lossimples voluntarios están distribuídos en dos secciones: la delgallo y la de la Bomba.

ARTICULO 16 Cuando un voluntario recibe una orden de cuyaejecución le resulte peligro o grave inconveniente obedeceráno obstante, pero podrá exigir del jefe que da la orden que laponga en conocimiento del que precede a éste en graduación.

ARTICULO 83 Si algún voluntario omitiese pagar dos bimestresvencidos será requerido por la Junta de Oficiales, la cual a lapróxima omisión dará parte a la Compañía. Esta procederácomo crea conveniente incluso el caso de separación.

ARTICULO 90 El uniforme de la Compañía se compondrá de: Casco romano un tanto alón; levita de paño verde oscurocerrado hasta el cuello, con un número cinco a cada lado del cuello negro; cinturón ancho con una placa de bronce quelleve un número cinco; porta llave y una argolla de bronce; pantalón ancho de diablo fuerte hasta el inferior de la rodillapara colocar sobre la bota y bota granadera de cuero de vaca.

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ARTICULO 19 El aspirante debe tener 19 años a lo menos y obtener los cuatro quintos de los votos en votación secretasin discusión.

ARTICULO 22 Será expulsado de la Compañía cualquier miembro que hubiese cometido alguna acción que lo hagaindigno de continuar en ella.

ARTICULO 78 En el caso de inasistencias continuadas pagará el reincidente el duplo de lo que fijan los artículos paraesta falta, a la tercera vez pagará el cuadruple y se le amonestará amigablemente, a la cuarta se le reconvendrá conamenaza de expulsión y a la quinta la Junta de Oficiales avisará a la Compañía para que lo expulse.

ARTICULO 93 Cuando ocurrieran dudas acerca de la interpretación de algún artículo del Reglamento, serán resueltaspor la Compañía, por mayoría absoluta de los presentes en la sesión en que se trate del asunto. En los 14 artículos delreglamento de sala se establece el sistema devotaciones. La votación es un acto personal y secreto.Todo se resuelve por mayoría de votos salvo los casosen que se exija quorum especial. El empate loresuelve el voto del Presidente.

Comentando los artículos transcritos del Reglamentode la Compañía, señalaremos que, aunque el Art. 1°no hace distingos de nacionalidad, han sido chilenosen un 98% los voluntarios de la Quinta y su númeroacumulado al cabo de un siglo se aproxima a mil. Elnúmero limitado de 50 voluntarios fue ampliado mástarde llegando a ser la Compañía de agua másnumerosa del Cuerpo.

El Art. 2° distribuye al personal entre el gallo y laBomba. Esta disposición se eliminó cuando elperfeccionamiento mecánico de las bombas lespermitió transportar todo el material y manguerasdejando obsoletos los carros de transportedenominados gallos.

También se rebajó a 18 años la edad mínima exigida en el Art. 19 y se facilitó el ingreso de voluntarios fijando en 2/3 lavotación mínima para su aceptación ya que era tan estricta la selección y tan exigentes los votantes que era difícil que elsolicitante obtuviese los primitivos 4/5 de la votación secreta; grande fue el número de los rechazados y mayores losenojos de sus padrinos. Para evitar estas incomodidades se adoptó el sistema de dejar para segunda discusión algunassolicitudes dando tiempo al interesado para retirar su postulación.

Sin embargo, la no admisión de jóvenes hijos de los senadores Echeverría y Vergara provocó el alejamiento de susrespectivos hermanos, que habían trabajado en la formación de la Quinta desde el primer día. Peores trastornos causóel rechazo de don Antonio Errázuriz, pariente del Presidente de la República y el de don Javier Gumucio.

Se dejó en claro que en estas votaciones no se pretendía inferir ofensas a nadie. Que se suponía de antemano lahonorabilidad de los candidatos y que lo que realmente interesaba era si podrían seguir el ritmo de trabajo impuesto porla mayoría.

Actualmente en la Quinta es más fácil entrar y mucho más fácil salir. El Reglamento y su hoja de servicios le va indicandoal propio interesado si su paso por las filas será fugaz o duradero.

Ahora son los organismos disciplinarios de la Compañía los que resuelven sobre la eliminación de alguno de sus miembros.

El uniforme ha mantenido su color verde. Se eliminó el uso de las botas granaderas de cuero de vaca por razones obvias. Treparescalas, andar sobre techos incendiados con largas botas de cuero que el agua endurecía, no era práctico.

Una vez revisado y aprobado por la Compañía el Reglamento, se envió al Directorio del Cuerpo y en Octubre de 1873 secomisionó a los voluntarios José Alberto Bravo, Benjamín Dávila y Agustín Guerrero para dar las explicaciones que

Bomba a vapor construida por la fabrica «Merryweather», con que trabajó la Quinta Compañíalos primeros 20 años de vida. Fue bautizada primitivamente como BOMBA «AMERICA», y en1879 se le cambió ese nombre por el de «ARTURO PRAT».

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sobre la materia deseara formular ese organismo. Algunos miembros del Directorio habían manifestado su opinión deque «no podría funcionar una Compañía de Agua con un número tan escaso de voluntarios y sin auxiliares».

EL CUARTEL DE LA BOMBA AMERICA

Ubicación:El cuartel debía instalarse en el sector Sur de la ciudad, ya que la Quinta fue fundada para proteger en especial esebarrio. Lo estratégico era situarlo en un lugar equidistante de los extremos y en la principal avenida. Los estudiantesuniversitarios, mayoritarios en número, precisaron el punto en que deseaban ver levantarse su Cuartel. Señalaron unpequeño terreno eriazo situado entre la Universidad y la antigua Iglesia de San Diego. Al obtenerse ese terreno fiscal laQuinta nacería enclavada entre dos Instituciones antagónicas en un período de agitadas luchas religiosas.

El 30 de julio de 1872 se encarga a los voluntarios Marchant, Bravo y Rodríguez conseguir la cesión fiscal y el beneplácitode las autoridades Universitarias y eclesiásticas. El éxito coronó sus esfuerzos y esas autoridades aceptaron con agradola instalación de los nuevos vecinos, que más de una vez inquietaron las aulas y el claustro con el estrépito de suscaballos y sus bombas.

El Director don Jerónimo Urmeneta contrató la construcción del Cuartel y garantizó personalmente su pago. Se recomendómás actividad a las comisiones colectoras de fondos y el vecindario respondió generosamente.

El Capitán don Carlos Rogers, como miembro de la comisión de construcción del Cuartel, informó a la Compañía el 14de abril de 1873 que la obra había sido contratada con el Sr. Moltke, en la suma de $ 2.142, cantidad que no estimóexcesiva «en atención al subido precio a que se encuentran en la actualidad los materiales de construcción y la escasezde trabajadores».

Como referencias al precio que hace un siglo el Capitán estimaba justo para la construcción del Cuartel señalaremosque el primer sueldo que se pagó a Tomás Rojas, como Cuartelero del mismo, fue de $20 y cuando éste pidió aumentode sueldo se le subió a $25 con la condición de tomar por su cuenta un ayudante. Por herrar un caballo se pagaba $0,20cada pata y por una escoba también veinte centavos. (*). En cóndores, monedas de oro de diez pesos que circulabanentonces, costó 214 cóndores y dos pesos de plata.

La escasez de mano de obra que menciona el Capitán se debía a que el Intendente Vicuña empleaba más de 500hombres en los trabajos del Cerro Santa Lucía. Ese año se habían vaciado 18.000 carretadas de tierrra para cubrir lasrocas del cerro. Don Luis Cousiño ocupaba también centenares de hombres en los trabajos del Parque que alcanzó arecordar su nombre y su generosidad durante casi un siglo. Además, las construcciones en la ciudad tomaban un ritmoacelerado.

INVENTARIO DEL CUARTEL

Consta de un salón de Bomba, aparato para secar mangueras, caballerizas, pajal, habitación para el cuartelero, dosarmarios bajo las escalas, bodega con dos armarios, salón de reuniones con sus bancos, 6 sillas, un escritorio, lavatoriocon sus anexos, un gancho calentador, dos teteras, seis escupideras, medidor, cinco ganchos y una lámpara de gas ycuatro llaves de agua potable- (Hoja N°1 del libro Diario de Oficiales).

Las suma presupuestada de $2.142 cubrió todos los gastos y el costo final bajó a $2.117.-

(*) cien años después, una escoba, vale aproximadamente E°200 o sea un millón de veces más.A pesar de esos inconvenientes, el pequeño edificio de dos pisos estuvo terminado el 20 de noviembre de 1873, día enque el tesorero don Benjamín Dávila Larraín y el Teniente 1° don Gustavo Ried Canciani toman inventario de susinstalaciones y mobiliario.

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LA BOMBA LLEGA AL CUARTEL

Los fundadores Bravo y Rodríguez fueron comisionados desde el primer dia por sus compañeros para estudiar el tipo deBomba que se debía importar. Los requisitos fundamentales que debía reunir eran: potencia y rapidez.

Rapidez en levantar presión y en trasladarse al sitio del incendio. Sólida y liviana para no destrozarse en los malospavimentos de las calles del extenso sector Sur de la ciudad.

Al Capitán Rogers se le faculta para entenderse con los agentes que tenía en Valparaíso la firma inglesa Merryweather.

En noviembre de 1873, esto es un año y cinco meses después de la primera reunión, se tiene noticias de que hafondeado en Valparaíso la nave que trae el encargo tan ansiosamente esperado y ya el 11 del mismo mes está la Bombaen el Cuartel en manos de multitud de improvisados mecánicos que en corporación se constituyen permanentemente asu vera hasta dejarla acondicionada para el servicio.

Desfila por el Cuartel gran número de visitantes a conocer a la recién llegada. Voluntarios de otras Compañías, elvecindario que había colaborado con sus donaciones, los estudiantes del Instituto y de la Universidad. Todos quierenverla y comprobar si es tan moderna como ha publicado la prensa.

Recibe su primer regalo del voluntario Benjamín Dávila Larraín, consistente en seis faroles y las flamantes caballerizascobran vida con una hermosa pareja de caballos rosillos que regala el Director.

Se abren las cajas de repuestos, accesorios y herramientas y se inventaría y ordena en los armarios de la bodega lapreciada ferretería.

En la misma sala de máquinas, junto a la Bomba, esta el gallo de cuatro ruedas, construído en Chile por Don FranciscoWolf, cargado con 16 tiras de mangueras de 50 pies y 4 tiras de 40 pies cada una, con sus pitones de bronce forrados encuero, con dos gemelos, llaves, boquillas y manivelas para enrollar.

Se han recibido también 50 cascos de cuero y 50 placas de bronce.

Chorizos, canastillos, arneses, todo es nuevo y reluce hasta la pala de carbón.

Los felices voluntarios se prueban los cascos esperando sólo que los llamen a servir.

Todo esto ha costado, según factura:La Bomba y anexos $ 4.818,25El gallo $ 400,00El paño verde para levitas $ 370,00El cuartel $ 2.117,00

ALZA DEL COSTO DE LA VIDA EN 1874

El aumento de sueldo que la Junta de Oficiales otorgó al cuartelero y que consistió en cinco pesos mensuales condicionadosa que con parte de esa suma pagara y mantuviera un ayudante, le pareció suficiente a Tomás Rojas durante un añosolamente. En Diciembre de 1874 solicita un nuevo aumento por las razones que explica en la siguiente carta quetranscribo con su ortografía original:

«Señores Hoficiales de la 5° de Bomberos. Mi mui señores mios, con el respeto devido me presento ante el consejo deHoficiales solisitando me agan el servicio de darme un aumento de sueldo con motivo de lo mui caro que esta lamantensión, con el sueldo que gano no me ara cuenta pagar al muchacho i mantenerlo por lo mui caro que esta todo lorepito, lla ven que en el tiempo que esyoi en la compañía me parese no aberlos servido mal. Hora me sale pior que antescuando ganaba veinte pesos, porque con tres pesos al mes no alcanso a mantener al muchacho. El consejo bera que lloen serca de un año no e molestado la atension de los oficiales.Es gracia Jose Tomas Rojas

La Junta de Oficiales lo liberó de pagar y mantener al ayudante asignándole un sueldo total mensual de $25.- sueldo quese mantuvo tres años más.

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LA RECOLECCION DE FONDOS

Las Comisiones Recolectoras de Fondos cumplieron su cometido estimuladas por la comprensión, generosidad y alientoque encontraron en el vecindario. Algunos de los donantes contribuyeron además con sus servicios personales o los desus parientes jóvenes, incorporándose unos y otros a la compañía. La nómina completa con el detalle de las donacionesy fechas de ingreso a tesorería se inserta en Anexo N°1.

Al cabo de un siglo la Quinta conserva agradecida los nombres de aquellos ciudadanos que hicieron posible la adquisiciónde sus elementos de trabajo. La nómina se inicia con una donación de cien pesos efectuada por don Domingo FernándezConcha, ingresada el 15 de junio de 1872. Ese mismo día se reciben también treinta pesos de doña Magdalena Vicuñade Subercaseaux, cuyo patriotismo es recordado por haber convertido su residencia en hospital de sangre para atendera los soldados heridos en la guerra de 1879.Más de cincuenta senadores y diputados de todos los partidos políticos integran la lista de donantes. Estre los de másdestacada figuración nacional aparece don José Manuel Balmaceda con treinta pesos, el Almirante y primer Presidentede Chile don Manuel Blanco Encalada con igual suma, don José Joaquín Pérez Mascayano con veinticinco pesos. DonFederico Errázuriz Zañartu, quien ejercía el mando en esa fecha y don Domingo Santa María González con veinte pesoscada uno. Cinco pesos donó don José Pedro Alessandrí Palma, estudiante que más tarde fue un eficiente maquinista dela Bomba y veinticinco don Nathan Mierx-Cox Bustillo, senador que fue, años después Director de la Compañía.

Don Jerónimo Urmeneta, don Carlos Rogers y don Benjamín Dávila, además de sus cuotas como voluntarios, sesubscribieron con importantes sumas.

Los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Santiago señores Angel Custodio Gallo. José Luis Claro y José TomasUrmeneta también colaboraron económicamente. La suma más cuantiosa fue donada por este último: seiscientos pesos.

La personalidad de don José Tomás Urmeneta, hoy un poco olvidada, es sin duda una de las más interesantes yejemplares de la historia chilena. El mayor benefactor de la fundación de la Quinta no siempre fue rico y poderoso.Conoció la extrema pobreza, el olvido de sus amigos y fue llamado despectivamente «el loco Urmeneta». De él relata elhistoriador Encina que en la búsqueda obstinada de una veta real en las minas broceadas de Tamaya, durante dieciochoaños, agotó sus recursos y créditos. Abandonado de todos, se llevó a vivir a la mina a su mujer y a sus dos jóvenes hijas,albergándose todos en un ruín rancho de totora. Al verlo jinete en su asno, único bien que le quedaba, nadie dudó de sudemencia. La fe del minero fue recompensada en 1852 en el hallazgo de un rico clavo de metal de bronces morados de60% de ley y dos varas entre las cajas que aún no se agotaba 31 años más tarde.

Esa fue la base de la fortuna del «loco Urmeneta» y de la fuente de riqueza que financió en gran parte al erario nacional.Se le llamó desde entonces «El hombre del Cobre» porque sus establecimientos de Guayacán y de Tongoy llegaron aser los más importantes de América.

Su espíritu de empresa lo hizo abarcar todo el campo industrial de entonces. Habilitó puertos en el norte, adquirió unaflota de vapores, fundó un establecimiento carbonífero en el sur, construyó ferrocarriles; impulsó la industria de la seda,de los paños y tejidos; y viñas y azúcar de remolacha y arboricultura. Introdujo el eucalipto en Chile.

El hombre más rico del país fue también el símbolo de una generosidad sin límites. Se hizo cargo de la Casa de Orates,fue el mecenas de la Sociedad de Instrucción Primaria, como Superintendente dirigió el Cuerpo de Bomberos desde sufundación y la atención de los desvalidos llegó a hacerle imposible otros esfuerzos. Urmeneta, palanca del progresonacional, dijo esta frase que revela su pensamiento:

«La fortuna sólo es el medio de crear la grandeza de un país y de reparar las injusticias del destino y de las desigualdadesde aptitudes».

Si grande fue la ayuda de los particulares, no cabe decir lo mismo de la del comercio, cuya nómina no alcanzó a ladecena. Entre las pocas casas comerciales que colaboraron con la Quinta figuran algunas dirigidas por bomberos:Swinburn y Cía., Arteaga y Velasco y la Casa Francesa de Ropa.

Del «Chile Ilustrado» publicado en 1872 tomamos los siguientes datos sobre las industrias y comercio establecidos enSantiago en el año de la fundación de la Quinta. El número de fábricas era el siguiente:

4 de aceite, 2 de aguardiente, 12 de carruajes, 13 de carretas y carretones, 4 de fideos, 12 de cerveza, 2 de sacos , 1 depaños y 1 de seda, 1 de cigarros, 1 de calzado, 15 de velas y jabones, 1 de perfumería y 52 de tejas y ladrillos.

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Existían 56 carnicerías, 29 cafés, 10 confiterías, 38 despachos de licores (registrados), 52 cigarrerías y 12 barberías.El comercio se reducía a 26 almacenes y a 810 baratillos. Además de los bancos funcionaban 31 casas de prenda.

Las comisiones recolectoras de fondos obtuvieron un aporte municipal y otro del Supremo Gobierno. Se les pidiócontribución a las Compañías de Seguro y al Club de la Unión, pero sólo se obtuvo colaboración de la Unión Chilena, dela América y de la Nacional. Se organizó un beneficio en el Teatro Variedades que dio excelentes resultados. En esteacto colaboró el Club Musical y la Compañía de Garay.

La Quinta, cuando estuvo organizada y cumplió diez años de servicios a la ciudad, invitó a todos sus benefactores a unafunción teatral en la que les hizo público su agradecimiento. Tan sólo en esa primera década se cuentan numerosaspersonas que debieron la salvación de sus casas amagadas por el fuego a la rapidez con que acudieron los bomberos.Anotamos los nombres de algunos donantes incendiados que seguramente se felicitaron por su generosidad:

Don Domingo Fernández el 3 de agosto de 1874 (Incendio del Portal)Don José Gabriel Palma el 20 de Oct. de 1874 (Alameda y San Antonio)Don Carlos Rogers el 7 de mayo de 1876 (Primera cuadra calle Angosta hoy Serrano)Don Manuel José Irarrázaval el 28de mayo de 1877 (Alameda y San Martín)DonJosé Manuel Balmaceda el 22 de Nov. de 1877 (Edificio de su propiedad calle Estado)Don Rafael Larraín el 28 de Nov.de 1878 y el 12 de Dic. De 1881 (Edificio de su propiedad ocupado por el club de

Septiembre)Don Miguel Barros el 28 de marzo de 1881 (Alameda entre Amunátegui y San Martín)Don Melchor Concha el 24 de Oct. De 1882 (Huérfanos y San Antonio)

DONACIONES RECIBIDAS POR EL TESORERO INTERINO DON ADOLFO GUERRERO VERGARA

(Desde el 15 de junio de 1872 hasta el 31 de diciembre de 1872)

Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

15 Junio 1872 Don Domingo Fernández Concha $ 100Don Enrique Cood $ 50Don José Francisco Cerda $ 50Señores Arteaga y Velasco $ 50Don Melchor Concha y Toro $ 30Doña Magdalena Vicuña de Subercaseaux $ 30Don José Agustín Salas $ 30Don Alfredo Videla $ 25Don Nicomedes Segundo Ossa $ 25Don Leonidas Vial $ 25Don Guillermo Ovalle $ 10

17 Junio 1872 Don Francisco Subercaseaux $ 10Don Augusto Raymond $ 10Don Benigno Tellez $10Don Enrique Tagle i Bravo $ 6Don Francisco Javier Andrade $ 5Casa Francesa de Ropa $ 5

17Junio 1872 Don Carlos Rogers Gutiérrez $ 50Don Miguel Humeres $10Don Emilio Brieba $10Don Vicente Palacios $10Doña Juana M. Lecaros de V. $10Don Luis Salas Lazo $ 5Don Calixto Guerrero $ 5Don Gabriel Real de Azúa $5Doña Rosa Morandé de H. $2

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Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

19 Junio 1872 Don Francisco Vergara R. $ 50Doña Mercedes H. De Arriagada $50Don José Eugenio Vergara $50Don Juan José Aldunate $20Don José Ramón Sánchez $20Don Enrique Deputron $10Don Camilo García R. $2

20 junio 1872 Don Javier Vergara $10Don Juan José Cerda $5Don Francisco Cerda $5

21 junio 1872 Don Juan Garín $100Doña Mariana B. De Ossa $30Don Gregorio Ossa $10

22 junio 1872 Don Victorino Garrido $20

25 junio 1872 Don Rafael Larraín M. $50Don Francisco Rivas $25Don Ismael Tocornal $5

27 junio 1872 Don Augusto Matte $10Don Ramón Subercaseaux $10

3 julio 1872 Don Francisco Baeza $50Don José M. Salcedo $50Señores Swinburn y Cía. $25Don Isidro León $10

5 julio 1872 Don Juan de Dios Hevia $10

8 julio 1872 Don Angel Custodio Gallo $25Don Nicolás Larraín $25Doña Manuela Blanco de Echeverría $20Don Federico Aldunate $20Doña Dolores Amor de Prado $20Doña Candelaria O.de Téllez $20Don Joaquín Aguirre $10Don Julián Riesco $10Don Vicente Sanfuentes $10Don Mariano Ariztía $10Don Gabriel Real de Azúa $5Don Nicanor Rozas $5Don Joaquín Cerda $5Doña Mercedes Caldera $5Doña Rosario Echevers $2Don Miguel Rodríguez $1

9 julio 1872 Compañía de Seguros La Nacional $200Don Miguel Cruchaga $50

12 julio 1872 Don José Tomás Urmeneta $400Compañía de Seguros La América $200Don José Rafael Echeverría $50Don Luis Besa $10

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Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

15 julio 1872 Don Maximiano Errázuriz $100Don Emeterio Goyenechea $50Don José Diaz Gana $50

15 julio 1872 Don Roberto Trait $25Don Teófilo Cerda $25Don Luis Pereira $20Don Adolfo Ortuzar $20Don Javier Errázuriz $10Don Gabriel Ocampo $10Don Solano Astaburuaga $10Don Blas Vial $10Don José I. Valenzuela $5Doña Margarita Errázuriz $5

17 julio 1872 Don Carlos Lira $50Don Marcial Martinez $10

22 Julio 1872 Don Luis Cousiño $100Don Tadeo Reyes $30Don Manuel Antonio Tocornal $25Don Juan Manuel Valdés $20Don Juan Agustín Alcalde $15Don Ruperto Vergara $10Don Federico García $10Don Julio Lecaros $10

25 julio 1872 Don José Manuel Guzmán $25Don José Salamanca $25Don Eduardo Videla $20

29 julio 1872 Don Domingo Matte $50Don Exequiel Balmaceda $10

30 julio 1872 Don Ramón Rozas Mendiburo $50Don José Joaquín Pérez $25

31 julio 1872 Don Wenceslao Vidal $50Don José Luis Claro Cruz $25Don Ramón Errázuriz $5

3 agosto 1872 Don Jerónimo Urmeneta $100Don Domingo Santa María $20

7 agosto 1872 Don Miguel Luis Amunátegui $20Doña Mercedes Rodríguez de Díaz $20

9 agosto1872 Señores A. Riesco y Cía. $10Don Juan Lagarrigue $5Don Pedro Alessandri $5Don Bernardo Lira $5Don José Gabriel Palma $5Señores Salas Hnos. Y Cía $5Don Manuel J. Díaz $5Don Emilio Tardón $2

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Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

12 agosto 1872 Cía. De Seguros Unión Chilena $500Don José Letelier $100

30 Sept. 1872 Señores Salas Hnos. y Cía. $10

19 Oct. 1872 Don Francisco Puelma $100

25 Oct. 1872 I. Municipalidad de Santiago $1.000

29 Dic. 1872 Doña Petronila Lillo de Peña $20

DONACIONES RECIBIDAS POR EL TESORERODON BENJAMÍN DÁVILA LARRAÍN, DURANTE EL AÑO 1873

Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

3 marzo 1873 Donación del Supremo Gobierno $2.500

2 abril 1873 Don José Antonio Errázuriz $2

30 abril 1873 Don Manuel Larraín P. $5

30 junio 1873 Producto Beneficio Teatral, entregadopor Enrique Matte Pérez $785Don Osvaldo Rodríguez $25

14 Nov. 1873 Don Juan José Velasco $25

18 Nov. 1873 Don Daniel Ovalle $10Don Fabio Valdés $10Don Eduardo Mac Clure $10Don Joaquín Oyarzún $4

19 Nov. 1873 Don Samuel Izquierdo $100Don J. Domingo Dávila $30Don Vicente Dávila Larraín $30

20 Nov. 1873 Don Domingo Fernández Concha $90Don José Rafael Echeverría $50Don Borja García Huidobro $20Don Alonso Toro $10Don Ramón Cerda $5

21 Nov. 1873 Don Ramón Jara U. $40Don Jorge Segundo Hunneus $20

23 Nov. 1873 Don Juan Garín $100Erogación del Tesorero (B. Dávila L.) $50Don José Miguel Valdés Carrera $50Don Manfredo Meiggs $50Doña Pilar Valdés de L $40Don Enrique Stuven $10Don Javier Dueñas $10

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Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

23 Nov. 1873 Don Miguel Barros Morán $10Don Francisco de Borja Valdés $5Doña Isabel O. Brien. $5

24 Nov. 1873 Compañía de Maderas y Buques $50Don Ricardo Videla $20Don Leoncio Echeverría $10Don Ramón Subercaseaux $10Superior del Colegio de S.S.C.C. $10Don Juan José Cerda $5Doña Josefa Hurtado $5Señores Carvajal Hnos. $5Don José María Anrique $5Don Francisco Aguinaga $5Don Emeterio Goyenechea $50Señores Betteley y Cía. $20Don Ruperto Ovalle $10Don Manuel Valenzuela C. $20Don Antonio Bombal $20Don Juan Stuven $30Don Fermín Vergara $10Don José María Hurtado $20Don Melchor de Santiago Concha $10Señores Arteaga y Velasco $20Señores P. Fernández y Cía. $10Don José Respaldiza $20Don Nathan Miers Cox $25Don Uldaricio Prado $20Don José Basterrica $10Don Federico Errázuriz $20

24 Nov. 1873 Don Félix Videla $20Don Enrique Deputron $10Don Manuel Blanco Encalada $30Don Pedro Donoso $20Don Francisco A. Vergara $5Doña Juana María Lecaros $10Don A. Goycolea $5Don B. Infante $10

25 Nov. 1873 Doña Carmen Echaurren de Castro $30

26 Nov. 1873 Don José Tomás de Urmeneta $200Don Alvaro Vila $10

30 Nov. 1873 Don Bernardino Bravo $100

3 Dic. 1873 Don Manuel José de Irarrázaval $100Doña Isidora Goyenechea de Cousiño $100Don Wenceslao Letelier $20Don Eugenio Duval $10

5 Dic. 1873 Doña Mariana Brown $30Don Victorino Garrido $20

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Fecha de ingreso al Donante CantidadLibro de Caja

10 Dic. 1873 Beneficio en el Teatro Variedades $500Don Federico Aldunate $30Don Julio Prieto $10

20 Dic. 1873 Don Agustín Segundo Prieto $40Don Enrique Ovalle $26Saldo Beneficio de T. Variedades $120Don José Manuel Balmaceda $30Don José R. Echeverría $50Don Exequiel Balmaceda $10Don Antonio Bombal $25Señores Echeverría y Cía $10Bernardino Segundo Bravo $5Señores Cerda $20

PRIMERA ELECCION DE OFICIALES

El 16 de Noviembre de 1873 la Quinta elige la primera oficialidad que ha de regirladurante 1874. Hasta entonces sólo había elegido Director y Capitán.

Los cargos de Secretario y Tesorero continuaban siendo desempeñados en formainterina por los voluntarios Matte y Guerrero, integrantes de la primera mesadirectiva que presidió Marchant, ahora se llenaría todos los cargos que elReglamento determinaba y existía vivo interés en la sala por el resultado de estaprimera elección. Se acordó previamente no someter a votación los cargos deDirector y Capítan y confirmar por aclamación a los señores Urmeneta y Rogers.

Escrutados los votos, se proclamó elegidos como oficiales de la Compañía por loque restaba de ese año y por todo el siguiente a los voluntarios señores:

Carlos Rogers Gutiérrez CAPITANGustavo Ried Canciani TENIENTEAgustín Guerrero Bascuñán AYUDANTEAdolfo Guerrero Vergara SECRETARIOBenjamín Dávila Larraín TESORERONicanor Montes Santa María MAQUINISTA 1°José Alberto Bravo Vizcaya MAQUINISTA 2°Tomás R. Torres Echevarría SARGENTO 1°Francisco Rodríguez Cerda SARGENTO DE BOMBAFernando Santa María JUNTA DE DISCIPLINAFernando Marquez de la Plata JUNTA DE DISCIPLINAEnrique Matte Pérez JUNTA DE DISCIPLINAJ. Alberto Bravo V. JUNTA DE DISCIPLINA

Se acordó nombrar maquinistas con la condición de rendir un exámen decompetencia a los voluntarios José Ramón Echazarreta, Alberto Stuven, Benjamín Hurtado y Neftalí Guerrero.

El 1° de Diciembre de 1873 el Sargento 1° escribe en el Libro de Guardia:

«A las siete y media P.M. en medio de un caluroso entusiasmo, la 5° Compañía sale por primera vez de su Cuartel a unejercicio doctrinal a poner de manifiesto el poder de su graciosa Bomba».Agrega que la máquina caldeada a 100 librasde presión elevó por sus pitones chorros de agua a una altura prodigiosa y que caía como torrente invadiendo la espaciosacalle (Alameda entre Carmen y San Isidro). Anota que las esperanzas de la Compañía principiaban a realizarse y que un¡VIVA! Unánime y espontáneo se elevó de entre todos sus miembros.

Don Benjamín Dávila Larraín, fundador y primer te-sorero de la Quinta Compañía.En el siglo pasado fue el director que más años des-empeñó el cargo.Fotografía del cuadro Plaza Ferrand, que la TerceraCompañía de Valparaíso regaló a la Quinta y que re-presenta al Sr. Dávila como ViceSuperintendente dela Institución.

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El mismo oficial escribe, el 4 de Diciembre, que «la campana dió la alarma de incendio, y que un gran número decompañeros, dejándose arrastrar por su natural entusiasmo, han llegado presurosos al Cuartel, pero no estando aúnreconocidos por el Directorio, todo ofrecimiento es inútil». Anota que en los diarios de ese día se anuncia el reconocimientode la Quinta para el próximo Domingo.

Finalmente el 6 de diciembre, a indicación del Director señor Máximo Argüelles, el directorio del Cuerpo, por unanimidadde votos, acepta la incorporación de la Quinta a la Institución y la cita a un ejercicio general para el Domingo 7 deDiciembre a las 8 A.M.

En ese ejercicio se efectuó el bautizo de la nueva Compañía y se estableció ese día 7 de Diciembre de 1873 como fechade su fundación.

Se estableció también que se consideraría Fundadores de la Quinta sólo a quienes se encontraban en sus filas al 7 deDiciembre.

Se abre un Registro de Voluntarios en el que se inscribe a todos los fundadores con la misma antigüedad, o sea como sitodos hubiesen llegado a la Quinta ese día 7 de Diciembre de 1873. Se omiten los nombres de aquellos que se alejaronde las filas antes del reconocimiento oficial y se encabeza la lista de acuerdo a la importancia de los cargos designadosen la elección del 16 de Noviembre.

Según este procedimiento se calificaron como fundadores de la Compañía a 31 voluntarios y un guía.

La lista de sus nombres, número del Registro de Compañía, fecha hasta la que sirvieron a la Quinta y causa que pusotérmino a sus servicios es la siguiente:

1. Jerónimo Urmeneta García Falleció el 24-08-18812. Carlos Rogers Gutiérrez Falleció el 15-09-19203. Gustavo Ried Canciani Renunció el 11-02-19264. Agustín Guerrero Bascuñán Renunció el 06-08-18805. Tomás R. Torres Echeverría Falleció el 22-05-18886. Francisco H. Rodríguez Cerda Falleció el 26-04-19377. Eugenio R. Peña Vicuña Falleció el 16-11-18848. Adolfo Guerrero Vergara Renunció el 19-03-18769. Benjamín Dávila Larrarín Falleció el 25-05-189910.Nicanor Montes Santa María Falleció el 17-04-190711. Agustín Arrieta Cañas Renunció el 15-06-187612.Neftalí Guerrero Larraín Renunció el 22-12-187513. Ismael Valdés Vergara Falleció el 24-11-191614.José Ramón Echazarreta Aristía Renunció el 08-11-187415.Francisco Valdés Vergara Renunció el 09-12-187916.Miguel Eyzaguirre Cavareda Renunció el 12-12-187417.Daniel Carrasco Albano Renunció el 08-08-187418.Daniel Garín Garín Renunció el 21-08-187819.Alberto Gormáz Araos Renunció el 30-11-187420.Darío Zañartu del Río Renunció el 06-01-187621.José Alberto Bravo Vizcaya Falleció el 18-01-194222.Alberto Stuven Olmos de Aguilera Renunció el 18-04-187623.Benjamín Hurtado Latorre Renunció el 29-08-187824.Alberto Valdés Vergara Renunció el 20-03-187825.Guillermo Swinburn Kirk Falleció el 22-05-192626.Fernando Santa María M. De la Plata Falleció el 08-06-187527.Fernado Márquez de la Plata Renunció el 09-05-188128.Manuel Möller Serrano Separado el 06-09-187529.Carlos Mac Clure Aldunate Renunció el 08-03-187630.Enrique Matte Pérez Renunció el 19-03-187631.Ruperto Marchant Pereira Renunció el 21-04-187632.Enrique Amunátegui Reyes Separado el 20-07-1875

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Los Fundadores quedaron inscritos en el Registro General del Cuerpo con el N° 2-976 y siguientes. Correspondió esenúmero a don Gerónimo Urmeneta, N° 1 del Registro particular de la Compañía.

El N°32 de la Quinta no fue incrito en el Registro general por no cumplir con los requisitos de edad exigidos en elreglamento. El fue el joven Enrique Amunátegui, a quién se admitió en la Quinta en calidad de Guía. Las funciones delGuía eran de muy poca importancia y de ningún peligro. Se creó ese cargo a fin de dar cabida a jóvenes menores deedad y prepararlos como futuros voluntarios. Debían ser autorizados por sus padres, y de esta especie de escuelabomberil salieron algunos valiosos elementos para la Compañía. Sin embargo, las molestias que causaron a los organismosdisciplinarios fueron muchas. Cometían faltas explicables por su corta edad pero incompatibles con la estricta disciplinade la institución.

El Guía Amunátegui fue separado de las filas por resolución de la Junta de Disciplina, por haber causado un pintorescoincidente que interrumpió una función de gala en el Teatro Municipal. Los atenuantes de su falta eran muchos: el ímpetude su edad, el irresistible atractivo de una dama. Etc. Etc,. Pero tuvo un agravante que no perdonó la Junta: iba vestidocon la verda casaca quintina, y seis votos contra cinco privaron para siempre al Guía Amunátegu idel uso de susdistintivos bomberiles.

Años más tarde su suprimió el cargo de Guía a raíz de un reclamo del Rector del Instituto Nacional en que pedía, comobuen vecino del Cuartel, se prohibiera al Guía señor Toro concurrir a clases vestido de bombero porque causaba generalalgazara en el alumnado.

Sin quererlo este guía, que sólo pretendía impresionar a sus condiscípulos con su atuendo bomberil, fue un eficazpropagandista de la Bomba ya que muchos de sus compañeros golpearon las puertas del Cuartel ofreciendo sus servicios.

De la nómina de fundadores sólo once sirvieron a la Quinta hasta el día de su muerte. A ellos se les recuerdapermanentemente pasando lista a sus nombres en los actos de servicio. El resto renunció por no poder cumplir con lasdisposiciones del muy estricto reglamento de ellos mismo redactaron, pues hasta no reunir los requisitos de antigüedady porcentaje de asistencia a los actos del servicio, necesarios para obtener la calidad de voluntarios honorarios, estabanexpuestos a ser separados por los organismos disciplinarios y la presentación de una oportuna renuncia los liberaba deser juzgados y separados.

Si los voluntarios solicitaban licencias o permisos, sabian de antemano que el Reglamento no permitía a los Oficialesconcederlos por plazos largos. Un viaje, una enfermedad, un traslado de actividades fuera de la ciudad, equivalían o auna renuncia, o a una separación. Contra esta rígida disposición reglamentaria se rebeló uno de los Fundadores, donBenjamín Dávila Larraín quien había servido ya cinco años a la Compañía en la forma más eficiente y ejemplar. Antes dealejarse de la ciudad presentó la siguiente petición:

«Santiago, diciembre 8 de 1878

Señor Director:

«Imperiosas circunstancias me obligan a alejarme de Santiago por tres años i me colocan en la dura necesidad deabandonar a mis compañeros de la Quinta Compañía de bomberos. Sin embargo, antes de presentarles mi renuncia i deabandonar así definitivamente mi puesto, camino que sin duda sería el más conforme con el espíritu de estricta disciplinaque siempre he practicado, me ha parecido que tenía derecho para solicitar por una vez, que es la primera, i espero seala última, la indulgencia de mis compañeros, suplicándoles que no hagan borrar mi nombre de las listas i que meautoricen por tres años para asistir tan sólo en las raras ocasiones en que pueda venir a Santiago, adjunto a la presentei como título para el servicio que solicito la hoja de servicios que acredita que he sido cinco años, constante i fiel servidorde la Compañía.

Esperando de Ud., señor Director i de los demás voluntarios que den cabida a mi solicitud me suscribo de Ud. S.S.

Benjamín Dávila LarraínLa hoja de servicio del Fundador Benjamín Dávila Larraín, quien tan elocuente petición hacía, firmada por el ayudanteIgnacio Santa María y fechada el 6 de diciembre de 1878, certifica que ha desempeñado los cargos de Tesorero, Secretario,Teniente 1° y Maquinista 1° y que desde la fundación de la Quinta ha faltado solamente a cinco actos de servicios segúnel siguiente detalle:

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El año 1873 hubo 8 actos de servicio y faltó a 0El año 1874 hubo 51actos de servicio y faltó a 0El año 1875 hubo 52actos de servicio y faltó a 4El año 1876 hubo 49 actos de servicio y faltó a 0El año 1877 hubo 49 actos de servicio y faltó a 0El año 1878 hubo 41actos de servicio y faltó a 1

Este cuadro nuestra a Benjamín Dávila tal como él se califica, como un «constante y fiel servidor de la Quinta».

En cinco años sólo falta al dos por ciento de los incendios, ejercicios, reuniones, funerales y otros actos obligatorios.

Sus contemporáneos lo describieron como un joven casi un niño, de enciclopédica cultura, distinguido estudiante demedicina y leyes, periodista en toda campaña de bien público, que en vez de entregarse al reposo después de cadajornada de estudio o trabajo corría a transmitir sus conocimientos a los obreros como profesor de la escuela nocturnaBenjamín Franklin. Con sus juveniles y románticas inquietudes llenó muchas páginas escritas bajo el pseudónimo literariode Juan de Billa.

Felizmente para la Quinta, en la Junta de Oficiales en que se trató su petición de permiso hubo una mayoría favorableque le permitó continuar sirviendo a la Compañía hasta su muerte. El señor Dávila prestó después servicios tan importantesa la Quinta y a toda la Institución que la magnitud de ellos opacó la excelencia del trabajo de sus años mozos.

Otros de los Fundadores renunciaron a las filas de la Compañía por motivos de salud.

Si nos remontamos a esa época, en que el promedio de vida era tanto más corto que ahora debido a las enfermedades,muchas de las cuales no tenían remedio, comprenderemos el sacrificio que les imponía el trabajo bomberil. Por sueducación universitaria estos jóvenes estaban conscientes de los peligros que los acechaban por el contacto contínuocon las aguas servidas que generalmente se empleaban en la extinción de los incendios. Habían transcurrido muchísimosaños desde que los santiaguinos dejaron de concurrir a la botica de los jesuítas a sanar sus males con uña de la granbestia, enjundia de cóndor, unicornio verdadero o bálsamo de calabazas, pero aún la medicina estaba en pañales. Losmédicos debían luchar con la ingnorancia de la población. Cuenta uno de ellos en la década del setenta:» Costó muchoconvencer a la gente de la existencia de los microbios y como no los veían y nosotros los jóvenes los presentíamos entodas partes nos creían alucinados». En una caricatura de la época apararece el doctor Puelma matando microbios conuna escopeta.

El peligro de contagio disminuyó con la instalación de mayor número de grifos en el sector Sur y con el reemplazo de lasacequias que corrían a tajo abierto por las redes del alcantarillado.

En el libro de actas de sesiones de la Quinta aparece el siguiente acuerdo del 30 de julio de 1872: «Enviar a losabnegados voluntarios que prestan sus servicios en los lazaretos en calidad de practicantes de medicina una nota desimpatía i admiración».

2ª ELECCION DE OFICIALES

El entusiasmo e interés de los voluntarios por destacarse en el servicio de la Compañía influyó poderosamente en elresultado de las elecciones de Oficiales. Estas fueron todas muy reñidas en los primeros años, pero siempre se respetóy acató la autoridad de los elegidos.

Salvo el Director y Capitán, que se nombraban por aclamación unánime, los demás cargos eran designados en votacionesmuy estrechas.

En 1875 en el puesto de Teniente, que sigue en importancia a los nombrados, se eligió a Ruperto Marchant por sólo unvoto de mayoría sobre Gustavo Ried. El cargo de ayudante lo obtuvo don Guillermo Swinburn en segunda votación y pornada más que un voto sobre don Vicente Rogers.

También en segunda votación resultó elegido Secretario don Enrique Matte, y por votaciones menos arduas tesorerodon Alberto Valdés; Sargento 1° don Fernando Márquez de la Plata, Sargento 2° don Enrique Rodríguez Cerda, ySargento 3° don Antonio Espiñeira.

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La mejor votación fue la de don José Alberto Bravo como maquinista, en la que obtuvo 31 votos contra apenas uno dedon Nicanor Montes.Para miembros de la junta de disciplina la Compañía votó dispersamente por 13 voluntarios; los que resultaron elejidosfueron:

Don Gustavo Ried CancianiDon Francisco Rodríguez CerdaDon Benjamín Dávila LarraínDon Joaquín Lira Errázuriz yDon Adolfo Guerrero Vergara

LA DISCIPLINA

Entre los voluntarios existía una gran amistad e incluso muchos de ellos estaban ligados por estrechos lazos de parentesco.En los actos de servicio, sin embargo, regía la más estricta disciplina.

Los oficiales y la Junta de Disciplina aplicaban penas que iban desde la simple amonestación y multas hasta la expulsión.Las primeras multas de que hay constancia se le cobraron a los fundadores Bravo y Stuven. Tres pesos y dos pesosrespectivamente, les costó una pequeña demora en regresar a las filas el día de la inauguración del monumento que selevantó en el sitio en que estuvo, diez años antes, el incendiado Templo de la Compañía.

El voluntario Salinas debió presentar su renuncia ya que fue acusado de no concurrir a un incendio y continuar en elParque Cousiño dando vueltas en su coche de paseo sabiendo que la Quinta se encontraba trabajando en el sitioamagado.

En 1877 se expulsó por primera vez a un voluntario. Fue afectado por esta máxima pena don Joaquín Lira Errázuriz,quién había servido irreprochablemente y se había desempeñado como miembro de la Junta de Disciplina y comoOficial. Su falta fue no obedecer al Teniente 2° Enrique Rodríguez, quién le ordenó desaguar una manguera al término deun incendio.

El 31 de diciembre de 1873 ingresaron a la Quinta los señores Enrique Rodríguez Cerda y el diplomático inglés MilnerGranville. Este es el primer quintino de nacionalidad extranjera y sus títulos nobiliarios se prestaron a más de una bromaentre sus jóvenes compañeros.

Quedaron incritos en el Registro de Voluntarios con los números 33 y 34 respectivamente, y a pesar de que ingresaronsolo pocos días después de la fecha oficial de la Fundación no se les consideró como Fundadores.

Esta es la nómina de voluntarios que se incorporan durante los siguientes cinco años.

35. Domingo Santa María Márquez de la Plata 07 abril 187436. Vicente Rogers Gutiérrez 20 junio 187437. Joaquín Lira Errázuriz 20 junio 187438. Mariano Guerrero Bascuñán 20 junio 187439. Alberto Márquez de la Plata Solar 20 junio 187440. Manuel F. Dávila 20 junio 187441. Antonio Espiñeira 20 junio 187442. Carlos Solar Aldunate 02 julio 187443. Florencio Echeverría 16 octubre 187444. Rodolfo Salinas 21 abril 187545. Rafael Minvielle Uriarte 18 julio 187546. Miguel H. Gatica 18 julio 187547. Eugenio Infante Costa 18 julio 187548. Alberto Montt Montt 16 octubre 187549. Ignacio Santa María Márquez de la Plata 01 diciembre187550. Domingo Arteaga Alemparte 01 diciembre 187551. Benjamín Salas 06 enero 187652. Godofredo Holtzapfel (alemán) 06 enero 187653. Arturo Stuven Olmos de Aguilera 06 enero 1876

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54. Tomás Mouat Smith 06 enero 187655. Enrique Scott Stokes (británico) 06 enero 187656. Victor Rodríguez 06 enero 187657. Manuel Avalos Prado 21 abril 187658. Martiniano Santa María Capetillo 21 mayo 187659. Luis Noguera 21 mayo 187660. Arístides Pinto Concha 21 mayo 187661. Alejandro Cerda Cerda 19 octubre 187662. Manuel Ismael López Pérez 19 octubre 187663. Julio Oldach (alemán) 19 octubre 187664. Waldo Silva Palma 06 enero 187765. Félix Pérez Eastman 16 abril 187766. David Edwards Argandoña 10 junio 187767. Carlos García Ledezma 10 junio 187768. Rolando Solar Echeverría 13 septiembre 187769. Víctor Körner Andwanter 13 octubre 187770. Patricio Huidobro Huidobro 08 diciembre 187771. Armando Pesse 08 octubre 187872. Fernando Tupper 18 noviembre 187873. Claudio Vila Magallanes 05 diciembre 187874. Roberto Prado 25 diciembre 187875. Rafael Pacheco 25 diciembre 1878

Anotaciones en el libro de guardiaLos datos que hoy se registran en los libros de guardia, tan concisos y sujetos a pautas, eran en los primeros añosbastante libres y muchas veces los oficiales los redactaban en forma pintoresca.

DIARIO DE OFICIALES

El 28 de febrero de 1874 anota Eugenio R. Peña Vicuña:

«Cuando fuimos a bañar los caballos al rio uno de ellos se arrancó i fue tomado por la policía i conducido a San Pablo.El honor de la Compañía estaba en peligro al tener en San Pablo a uno de sus más asistentes miembros, pero porfortuna todo ha quedado oculto. La gran fortuna que en este tiempo no hai mucha gente en Santiago, que de lo contrarioel caballo habría sufrido una vergüenza atroz, sin embargo todavía está colorado de vergüenza».

El 17 de marzo de 1874 anotará Tomás Torres Echavarría: «a las 5 ¾ am nuestros compañeros fueron sorprendidos ensu sueño por el lúgubre tañido de la campana de incendios... una serie de piezas de habitación situadas ocho cuadraspara afuera de la calle Vieja de San Diego, presa de las llamas, motivaba la alarma; pero mediante el oportuno auxilioprestado por la Bomba el enemigo fue derrotado en pocos instantes».

Tres días después el mismo Oficial escribe:

«Haciendo uso de mis atribuciones como oficial y de mi deber como médico, he dado orden al cuartelero para que serecoja a la cama, a fin de curar en ella un fuerte resfrío con principio de pulmonía que contrajo prestando sus serviciosen el último incendio. Le he administrado algunos medicamentos i espero que mañana se sienta mejor».

El 4 de abril de 1874 el Oficial de Guardia Eugenio R. Peña consigna que «a las 2 ½ de la mañana las llamas habíanelegido por hogar la tienda del italiano Silvani en la calle Vieja de San Diego esquina de la acequia grande. La Quintasalió y llegó con suma prontitud y dio agua sin interrupción hasta las 6 ½ «.Al día siguiente el mismo anota: «a las 3 ½ de la tarde la campana nos llama a la calle Nueva de San Diego a mediacuadra de las Mena. La Quinta como de costumbre en cuanto a ligereza y trabajo. La asistencia buena. ¡Qué bien seporta San Diego con la Bomba, sus dos calles las ha entregado al fuego! ¡Viva San Diego! Todo el material está ya denuevo listo a servir a otro Santo».

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El Domingo 31 de mayo de 1874 llovía torrencialmente y concurrieron pocos voluntarios al ejercicio fijado para el día. Eloficial Francisco Rodríguez Cerda anotó en el libro los nombres de los asistentes para señalar la vergüenza de los queno asistieron «temiendo indudablemente tomar algún constipado o pulmonía».

El mismo oficial anota al final de la relación del incendio del 9 de agosto a las 4 A.M. en el mercado de San Pablo que sedeterioró una rueda de la Bomba por la mucha ligereza con que se traslada siempre al sitio amagado, y agrega: «miraBomba que un adagio dice: Anda despacio que andas de prisa».

De un incendio de ranchos en la calle Coquimbo se dice que «nuestra Bomba, venciendo cual ninguna otra los grandes obstáculosque a cada instante nos ofrecían los inmensos lodazales del camino llegó con admirable prontitud al foco de la hoguera».

El 7 de diciembre de ese mismo año la Bomba regresa de un incendio a la 1 3|4 AM y en la oscuridad «se metio en unazanja del adoquinado cayendo a un hoyo y hubo de quitársele los caballos para poder sacarla. La bomba nada sufrió».

Ese día era el primer aniversario de la Compañía y los voluntarios ofrecieron un banquete al Director y al Capitán. Eloficial de Guardia Agustín Guerrero Bascuñan anota en el libro :»Creo excusado i más que eso superior a mis fuerzas,hacer una descripción de tan hermosa fiesta. Me atengo a los recuerdos que cada cual conservará de ella».

En 1875, 6 de enero, el Teniente Ruperto Marchant. Pereira anota que los voluntarios acudieron con prontitud al incendioque hubo en el barrio del arenal a pesar del excesivo calor de 36° a la sombra.

Al día siguiente el Ayudante Guillermo J. Swinburn relata un incidente en que intervino el perro regalón de la Compañía.Textualmente dice: «Hoi entró un individuo al cuartel a robarse uno de los baldes colocados al frente de la Bomba;afortunadamente se encontraba en la puerta del Cuartel nuestro leal i nunca bien ponderado amigo el Choco, quién impidió lasalida del ratero i dio tiempo para que llegase el cuartelero i le arrimase una buena guanta i en seguida lo mandase preso¡Honor al Choco!.

El mismo ayudante deja constancia que a un incendio en la calle Merced tuvieron que llevar la bomba a pulso y anota quecomo no es una pluma es inútil decir que no se anduvo con la acostumbrada celeridad.

Figuran en el libro algunas relaciones de incendios sumamente detalladas. Copio algo del incendio del 28 de enero de1875 en calle Catedral, escrito por Agustín Guerrero:

«La casa incendiada pertenecía a don Diego Formas i había en ella una gran mueblería, una sastrería, la adminstracióndel Estanco del Sur i un almacén de pianos. Cuatro de las casas adyacentes habían sido invadidas por el voraz elemento,entre ellas la hermosa propiedad de don Diego Barros Arana, recién concluída i que alcanzó a quemarse un poco.

A ésta se dirigieron todos nuestros esfuerzos. La colocación de las Compañías era la siguiente: la Segunda armó en lacalle del Puente. La Primera armó sus dos bombas: la de vapor en la Plaza de Armas, frente a la Intendencia, paracolocarse en la calle del Puente, casa de las señoras Alcérrecas; i la de palanca en la Plaza de O´Higgins.

La Tercera armó con agua potable en la calle de la Catedral i atacó el fuego por el costado poniente situándose en el primerpatio de la casa de Monseñor Eyzaguirre. La Cuarta se colocó en la Plaza de O´Higgins atacando el fuego de frente.

La nuestra en la Plaza de Armas dirigió sus fuerzas al centro i principalmente al costado Oriente sobre la casa del señor BarrosArana que nos cupo la satisfacción de salvar cuando ya las llamas la invadían. Nuestro trabajo fue bastante pesado.

Fuimos los terceros en llegar y dimos agua segundos. Las Compañías de Hachas no tuvieron mucho que destruir peroen cambio nos auxiliaron bastante.

A pesar de decretos y ordenanzas la Inspección de Policía suspendió el agua de las acequias precisamente indispensablesesa noche, de la calle de las Rosas a la de Huérfanos, sin dar aviso a la Secretaría General» etc.

Antonio Espiñeira escribe el 14 de marzo «que los incendios se han conjurado por su repetición contra los infelicesbomberos i hoy de nuevo el personal del Cuerpo de Bomberos era despertado parte por la campana del Cuartel Central,parte por las Bombas que metían un ruido infernal y parte por los pitos de los pacos.

En la Alameda de Matucana se quemaba la casa de los Puerta de Vera de la cual quedaron las paredes».

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EL ESTANDARTE SE ENLUTA POR PRIMERA VEZ

La Quinta era una Compañía joven su fecha de nacimiento es el 7 de diciembre de 1873.

Sus fundadores fueron también jóvenes, extremadamente jóvenes. Exceptuando el Director y Capitán eran todos solteros,unos pocos bordeaban los 25 años, la mayoría cumplía apenas la edad mínima reglamentaria para ser bombero, queentonces era de 19 años. Nadie podía imaginar que uno de ellos sería borrado de la lista como voluntario activo a tempranaedad por causa de fallecimiento.

Este triste suceso, trágico e impresionante por las circunstancias que lo rodearon, ocurrió el 8 de junio de 1875, día quedon Fernando Santa María Márquez de la Plata abandonó este mundo.

Tenía 22 años, era el hijo predilecto de don Domingo Santa María González, su secretario privado y jefe de sus violentascampañas. A pesar de su juventud era un abogado brillante, dirigía un periódico y una escuela nocturna. En esos días seiba a promulgar el Código Penal y luchó ardorosamente por abolir en Chile la pena de muerte. La original defensa judicialque hizo de un condenado a la pena capital fue vigorosamente criticada, pero sus fundamentos eran los mismos que hanmovido a naciones de legislación avanzada a eliminar ese castigo, muchos años después. Atribuía a la extrema ignoranciade los delincuentes la mayoría de sus delitos.

Fernando Santa María, fundador Nº26 de la Quinta, incorporó a ella a su hermano Domingo Víctor, cuyo ejemplo fuepronto seguido por don Ignacio, hermano menor de ellos.

En la primera oficialidad de la Compañía fue elegido Fernando miembro de la Junta de Disciplina y durante todo eltiempo que duró su breve permanencia en la Quinta la sirvió con dedicación y eficiencia.

Sus compañeros se hicieron cargo del sepelio autorizando al Tesorero para costear los gastos. Se adornó apropiadamente el gallode cuatro ruedas en que transportaban las mangueras y sobre él se colocó el ataúd, arrastrándolo a pulso hasta el cementerio.

La siguiente carta de su padre revela el afecto de la familia Santa María por la Quinta Compañía de Bomberos. Miembrosde esa familia la han servido ejemplarmente a través de un siglo.

Señor: «Santiago, junio 26 de 1875

Si puede ser un consuelo para mi el acuerdo celebrado por los oficiales de la 5ª Compañía de Bomberos y el sentidopésame que a nombre de ellos y personalmente me da Ud. en su respetable nota del 22 del presente mes, con motivodel fallecimiento de mi hijo Fernando, puedo también asegurar a Ud que un testimonio de esta naturaleza, que recibo contanto respeto como cordial agradecimiento, me hace derramar mayores y más copiosas lágrimas. El me demuestra quemi hijo, que a la temprana edad de veintidos años había sabido conquistarse la estimación y el cariño de sus esforzadosy honorables compañeros, era con razón para mí una risueña esperanza.

Si, cuando la campana de alarma anunciaba el peligro en que estaban una propiedad y una familia, mi hijo corríapresuroso a tomar su puesto, contribuía mucho a despertar su entusiasmo, puedo asegurarle a Ud., el noble y admirableejemplo que recibía de su digno Director y de sus abnegados compañeros.

Mi agradecimiento por la honrosa manifestación de que ha sido objeto mi hijo es profundo y sincero. Ruego a Ud., queal aceptarlo por su parte, se digne también expresarlo a mi nombre a los señores oficiales de la 5ª Compañía deBomberos.

De Ud., atento seguro servidor.Domingo Santa María

Don Domingo Santa María fue presidente de Chile en los años 1881 a 1886 y recibió un apoyo permanente del grupo deciudadanos que sirvió en las filas de la Quinta Compañía, reducidos en número, pero cuya influencia alcanzó los másdiferentes campos. Basta recordar que en el gobierno de Santa María en el Parlamento se escuchaban las opiniones deuna docena de diputados quintinos:

Los Fundadores:Benjamín Dávila LarraínTomás R.Torres Echavarría

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Adolfo Guerrero BascuñánFernando Márquez de la Plata SolarNicanor Montes Santa MaríaCarlos Rogers GutiérrezFrancisco Valdés Vergara

y los voluntarios.Santiago Aldunate BascuñánMariano Guerrero BascuñánVictor Körner Andwanter

y los hijos del Presidente Don Ignacio y Don Domingo Victor. En la Sala de Sesionesdel Cuartel se conserva un retrato del fundador don Fernando Santa María donadopor sus alumnos de la Escuela Nocturna de Artesanos de la que fue profesor y Director.

El jueves 10 de junio 1875 Enrique Rodríguez anota:

«Hoy conducimos al Cementerio los restos del que fue compañero y fundador denuestra Compañía señor don Fernando Santa María.

El carro no fue otro que el mismo gallo adornado lujosamente, llevando en la delanterael uniforme del abnegado i entusiasta compañero.

Luego que llegamos al cementerio i concluídas las ceremonias, al depositar el cadáveren el sepulcro, tomaron la palabra los señores Ruperto Marchant a nombre de nuestraCompañía, Eduardo de la Barra, a nombre de la Escuela Nocturna de Artesanos, de laque señor Santa María era su Director i uno de sus más abnegados profesores, tambiénusaron de la palabra varios otros señores que al presente no recuerdo.

Después de depositado el cadáver trajimos arrastrando nuesto gallo como lohabíamos llevado.

A la hora que esto escribo todo está listo i esperando el fuego.

DON RUPERTO MARCHANT PEREIRA

Fue elegido por los Fundadores para que guiara sus primeros pasos. Lo hizo con inteligencia y modestia y cumplió contodas las tareas que se le encomendaron.

El 7 de diciembre de 1873 termina la jornada de año y medio de trabajos previos a la Fundación , y el proyecto seconvierte en realidad. En esa fecha, en que los Fundadores ven coronados por el éxito sus esfuerzos y desvelos,Ruperto Marchant se encuentra enfermo fuera de la ciudad. Mediante cartas consigue que sus compañeros no lo borrende la lista de Fundadores. Se le asigna el último lugar. Con su salud restablecida vuelve a la Quinta y reclama para sí elpuesto de trabajo que por sus antiguos méritos dice corresponderle. Es elegido Teniente y al año siguiente un grupo devoluntarios trata de ascenderlo a Capitán en reemplazo de don Carlos Rogers, quien había pasado a comandar laInstitución.

Sin embargo, los partidarios de don Ruperto deben conformarse con elegirlo Miembro de la Junta de Disciplina porquedon Gustavo Ried, en reñida elección, le ganó la capitanía por 5 votos de ventaja.

Esas funciones y las propias de un activo bombero desempeñaba el Sr. Marchant cuando resolvió dedicarse por enteroal Sacerdocio. Es de imaginar la sorpresa con que sus compañeros lo vieron cambiar su verde casaca, sus botasgranaderas, y su casco quintino, por la negra sotana del seminarista.

La mayoría de ellos eran verdaderos adalides en las apasionantes luchas religiosas que dividían las opiniones bajo elgobierno de Federico Errázuriz Zañartu. Este gobernante, a pesar de haber sido elegido por la fusión liberal-conservadorapropició la separación de la Iglesia del Estado y las leyes laicas y suprimió el fuero eclesiástico. El Arzobispo Valdivieso,explicando la cambiante posición del Presidente , dijo que no le extrañaba porque desde chiquillo había sido muy cubiletero.

Don Carlos Rogers Gutierrez, fundador y primerCapitán de la Quinta Compañía, retratado con eluniforme de Comandante del Cuerpo de Bombe-ros Armados, durante la Guerra del Pacífico.

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Esas componendas políticas en vez de apaciguar los ánimos los exaltaban grandemente.

Sin embargo, la amistad de los quintinos con el Fundador que presidió sus primeras reuniones nunca se empañó yaunque la mayoría era poco aficionada a ir a la Iglesia, todos concurrieron de uniforme al nuevo templo de los Jesuitasel día en que su ex compañero cantó la primera misa.

Esta ceremonia se celebró el 8 de diciembre de 1877 y admira la rapidez con que don Ruperto Marchant fue autorizadoa decir misa, ya que hacía apenas poco más de un año había enviado la siguiente nota renunciando a la Bomba:

«Al Sr. Don Gustavo Ried, Capitán de la 5ªCompañía de Bomberos Santiago, abril 19 de 1876

Capitán:

Llamado por Dios a enrolarme en el Cuerpo de voluntarios encargados de la especial custodia i sostén de su Iglesia,tengo que separarme de la Compañía que tan simpática i querida me ha sido.

Un apretón de manos a cada uno de mis compañeros i amigos, que cuenten siempre, ya que no con mis servicios, almenos con la sincera amistad del que desde ahora se ofrece por su mui A. I Ss. i Capellán.

Ruperto Marchant Pereira»

Nunca se alejó espiritualmente de la Bomba. Así lo prueban la siguiente carta y los relatos de sus devotos seguidoresque han deseado elevarlo a los altares. Esta carta va dirigida a don Gustavo Ried, su gran amigo, el mismo que ledisputó el honor de ser el segundo Capitán de la Quinta:

«Querido Gustavo:

No pudiendo acompañar en sus heroicos combates a los abnegados bomberos, me contento ahora en aplaudir y gozarcon sus glorias. Por los informes que he recibido, informes que, créanme ustedes, los busco y rebusco cada vez que,desde mi apartado rincón, oigo la campana de alarma he sabido que la 5ª Compañía se portó brillantemente en lajornada del 18, trabajando con entusiasmo y arrojo durante más de diez horas. ¡Honor a todos esos queridos amigos ycompañeros míos! ¡Honor a sus dignos oficiales, como también y muy especialmente al que es ahora nuestroComandante! Salúdelos a todos, y dígales que reciban mis más cordiales parabienes y felicitaciones.

Lo abraza su amigo y compañeroRuperto Marchant Pereira».

Era ya profesor del Seminario cuando estalló la Guerra del Pacífico, y se ofreció al gobierno gratuitamente como Capellándel Ejército. Parte entre los primeros a reunirse a las tropas chilenas que acaban de ocupar Antofagasta. El mismo relatacon viveza los episodios de su vida de Capellán en Pisagua, Dolores, Tarapacá, Moquegua y Tacna. Jornadas a pie decincuenta leguas, bebiendo sólo agua resacada, recogiendo y asistiendo heridos y levantando la moral a jefes y soldadoscon su palabra inflamada de fe y patriotismo. Mira también como a un hermano al soldado enemigo que va a morir y asisteen el trance decisivo con igual piedad a chilenos y peruanos. Solía enterrarlos juntos diciendo: «para que siquiera en lamuerte estén juntos y en paz, los que en la batalla se atacaron y pelearon como leones».

Tenía clavada en el corazón la pérdida de la bandera de su Regimiento 2° de Línea, diezmado en Caracoles. Esabandera, teñida por la sangre de sus defensores y acribillada por las balas enemigas, fue milagrosamente recuperadapor él y entregada al Comandante en Jefe en un día inolvidable.

Su larga existencia estuvo dedicada al servicio de sus semejantes. Fundó el Patronato, obra social que ayudó a miles deseres modestos, y piedra a piedra levantó un templo que dedicó a una Santa, joven romana mártir del tiempo de losCésares y las Catacumbas, que él idealizó y veneró despertando entre sus contemporáneos la preocupación por las cosasespirituales, el Templo de Santa Filomena fue el Centro de reunión de los ex combatientes de la Guerra del Pacífico porque,como decía el General Baquedano, era Marchant el único que después de algunos años recordaba las glorias de la Patria.

Ya octogenario y próximo a su fin se retiró a vivir a Quintero donde los pescadores lo tuvieron por su bien amado GuíaEspiritual. Allí ocurrió una escena digna de recordarse:

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Una mañana el viejo Capellán ve que el Latorre ha fondeado cerca de la playa y quiso rendirle su homenaje de soldadoizando por su mano la bandera chilena en una alta roca. Ante la sorpresa del pueblo el Comandante de la nave contestóel saludo del anciano con una salva mayor de veintiún cañonazos.

Falleció a los 89 años en 1934 y los veteranos del 79 sobrevivientes costearon en gran parte, con sus exiguas pensiones,un monumento en su memoria. El día de su inauguración asistieron en número de trescientos con jefes y oficiales delEjército, Ministros de Estado y una gran multitud que no cupo en la Iglesia.

Los voluntarios de la Quinta escucharon ese dia la oración fúnebre que pronunció Monseñor Carlos Casanueva queprincipió diciendo: «Era verdaderamente el Sacerdote de Dios Altísimo» y explica su vocación sacerdotal en esta palabras:«Llamado por Dios del mundo, en que brillaba por la nobleza de su nacimiento, por la extraordinaria simpatía de sucarácter, por el brillo de su ingenio y de su pluma, querido con pasión por los amigos, admirado por heroicas proezas devalor como bombero en que su arrojo varias veces lo llevó a exponer gravísimamente la vida, después de una luchainterior y prolongada, en la que Dios triunfó al fin en él, se rinde a la Divina Voluntad...»

En el monumento en piedra, en que la escultora Blanca Merino lo representó en su porte natural, está grabado en bronceel agradecimiento imperecedero de la Quinta Compañía de Bomberos.

DON CARLOS ROGERS GUTIERREZ

Desde los primeros incendios a que concurrió la Quinta quedaron de manifiesto, siendo públicas y notorias, la disciplinay eficiencia de sus miembros. Este hecho motivó el deseo de todos los voluntarios de las otras Compañías de entregarleel mando de la Institución al Capitán que había sabido organizar su Compañía en forma tan sobresaliente.

Lo eligen Comandante el 8 de diciembre de 1878, cargo que acepta, renunciando el día 15 del mismo mes a la Capitanía de la Quinta.

En uno de los párrafos de su renuncia dice Rogers: «Asegurándoles sin embargo que aunque en los momentos detrabajo el puesto de Comandante me privará del gran placer de trabajar en el seno de la Compañía, no por eso dejaré porun momento de acordarme que siempre tengo la gloria de ser un voluntario de la Quinta».

Nueve años este quintino mandó al Cuerpo de Bomberos en los incendios de Santiago.

Durante la guerra el gobierno lo designó también Comandante del Cuerpo de Bomberos Armados.

En 1882 fue elegido Superintendente en reemplazo de don José Besa de la 1ª Compañía. Fueron ellos los primeros Bomberospropiamente tales que dirigieron la institución, ya que los señores José Tomás Urmeneta y Antonio Varas, que los habíanprecedido, fueron llamados a ejercer la Superintendencia sin ser miembros de ninguna de la Compañías existentes.

En 1887 inicia un segundo período como Superintendente reemplazando a don Enrique Mac Iver de la 2ª Compañía.Totaliza en ese cargo tres años y siete meses y nueve años en el de Comandante.

La personalidad de Carlos Rogers reunía las diferentes cualidades necesarias para servir idóneamente los dos cargos más elevadosde la Institución. Fué nombrado Director Honorario en 1885 y sirvió al Cuerpo de Bomberos hasta su muerte acaecida en 1920.

Al final de sus días don Carlos Rogers Gutiérrez escribió lo siguiente:

«Ha sido para mi la Quinta Compañía, escuela y hogar. Santa escuela del más puro altruismo y cariñoso hogar que meha proporcionado las más grandes satisfacciones de mi vida.

Formé en sus primitivas filas junto con los más queridos compañeros de mi juventud, la he visto más tarde en mi edadmadura surgir noble y generosa y me ha cabido la suerte de contemplar a las nuevas generaciones manteniendo incólumey acrisolado, el espíritu que animó a los fundadores. Lo que fue esperanza, es ahora la más hermosa de la realidades; lasemilla ha fructificado y es ahora árbol frondoso, y no hay nada más grato para mi alma de antiguo bombero que la satisfacciónde ver tan digno presente que colma, con exceso, las más ambiciosas aspiraciones que pudieran abrigarse para el porvenir».

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LOS TRES PRIMEROS DIRECTORES DE LA QUINTA

El honroso cargo de Director no implicaba obligaciones de asistencia a los incendios y ejercicios pero ocasionabaineludibles y continuos desembolsos de dinero. Los Directores de todas las Compañías eran personajes de sólidaposición económica y social. Muchas veces acordaron repartirse el déficit de la Institución o absorber personalmente elde las Compañías que representaban.

Don Jerónimo Urmeneta aceptó ser Director de la Quinta y la representó con singular brillo en el Directorio del Cuerpo.De su generosidad, a pesar de la modestia con que disimulaba estos actos, quedan muchas huellas en los libros de laCompañía. Uno de los oficiales de semana anota: «Llegó media tonelada de carbón que regaló el Director». Otro escribe:«Hoy se probó la magnífica pareja de caballos que regaló el Director», etc. Lo que don Jerónimo se negó a regalar a laCompañía fue su retrato cuando ésta se lo pidió para colocarlo en la Sala de Sesiones. El había renunciado por motivosde salud y se iba del país. El ayudante de la Compañía don Guillermo Swinburn, que casó con la hija del Sr. Director,obtuvo finalmente el solicitado retrato, que aún se conserva en la Sala de Sesiones.

La Quinta aceptó su renuncia de Director en sesión del 16 de octubre de 1875 y le confirió la calidad de voluntarioHonorario de modo que aunque viajara fuera del país no dejaría de pertenecer a la Compañía.

Don Jerónimo Urmeneta García Abello falleció en París el 24 de agosto de 1881.

Para reemplazar al Sr. Urmeneta se acordó que una comisión compuesta por los voluntarios Benjamín Dávila, AdolfoGuerrero, Gustavo Ried y Tomás Torres y presidida por Carlos Rogers, propusiera a la Compañía un candidato a Director.

La Comisión propuso el nombre de don Domingo Arteaga Alemparte que fue aprobado por unanimidad el 1° de diciembre de 1875.

Notables fueron los hermanos Justo y Domingo Arteaga y en las referencias históricas que de ellos se hace, casisiempre se habla de los hermanos Arteaga en conjunto.

Siempre concordaron en su línea política, y como periodistas tuvieron un pensamiento coincidente. Con la elección dedon Domingo como Director de la Quinta Compañía coincidieron las actividades de los hermanos una vez más: donJusto era Director de la Segunda Compañía, y ambos ejercieron sus respectivos cargos hasta 1879, en que la Guerraabsorbió toda su atención.

Su padre, anciano general de 74 años, fue nombrado Comandante en Jefe de las fuerzas terrestres chilenas. Encina diceen su Historia de Chile que el nombramiento de un comandante en Jefe tan anciano para emprender por tierra la Campañadel Perú se debió exclusivamente a la poderosa influencia que sus hijos ejercitaban a través de la prensa y el parlamento.

Lo cierto es que ambos hermanos acudieron en apoyo y consejo de su padre y el General, aunque de métodos ysistemas guerreros muy anticuados, no cometió errores que perjudicaran el resultado de la guerra.

Del anciano general Arteaga cuenta Daniel Riquelme que en 1851 asaltó el Cuartel de Artillería vestido de frac azul ybotones amarillos delante de sus tropas, y dice que «todos lo siguieron por que aquí los rotos para pelear no exigen másgarantía que el que manda vaya adelante...»

Los Directores de la Quinta Urmeneta y Arteaga tuvieron también muchas coincidencias en su vida pública. Ambos fueronpre-candidatos a la Presidencia de la República en la convención que finalmente proclamó a don José Tomás Urmeneta.

Don Jerónimo Urmeneta fue el primer presidente del Club de la Reforma, cargo que ocupó después don Domingo Arteaga.Arteaga Alemparte, con su aguda inteligencia y su arrebatadora elocuencia, dirige las sesiones de la Quinta durante 4 años.

Lo sucede desde el 8 de diciembre de 1879 don Natham Miers-Cox Bustillos que dirigió a la Quinta por poco más de dosaños. Con él termina este período de tres Directores que no iniciaron su vida bomberil como simples voluntarios sino quellegaron de afuera llamados a desempeñar el más alto cargo sólo por sus merecimientos ciudadanos.

Don Natham Miers-Cox Bustillos, más conocido como el senador don Nataniel Cox, fue hijo del médico inglés donAgustín Nataniel Myers-Cox, a quien O´Higgins le dio carta de ciudadanía en 1819 atendiendo a las pruebas que habíadado de su adhesión a la independencia de América. Este famoso cirujano de paso en Chile, operó con éxito al Marquésde Villa Palma. Le extrajo un cálculo a la vejiga por vía perineal. Esa operación fue la primera litotomía en Sud América

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y los trescientos pesos de honorarios que muy felíz le pagó el Marqués permitieron a don Nataniel comprar una casa enla calle que hoy lleva su nombre y establecerse definitivamente en Chile. Se casó con doña Javiera Bustillos, hermanadel primer profesor que tuvo la Cátedra de Farmacia en la naciente Escuela de Medicina y de esa unión nació el tercerDirector de la Quinta. Hoy la compañia tiene su cuartel en la misma calle en que formó su hogar el cirujano a quién porsu prestigio todos llamaban simplemente don Nataniel.

DIRECTORES QUINTINOS DEL SIGLO PASADO

Después que Ruperto Marchant entregó la dirección de la Compañía en formacióna Jerónimo Urmeneta, ésta estuvo dirigida por ciudadanos que no habían sidobomberos. Sin ese requisito, ahora indispensable, durante diez años, dirigieron a laQuinta los primeros directores señores Urmeneta, Arteaga y Cox.

Cuando se celebraba el décimo aniversario de la fundación de la Compañía seacordó designar en este cargo sólo a voluntarios que pertenecieran a sus filas.

La nómina de estos directores que tuvo la Quinta en el siglo pasado es la siguiente:

GUSTAVO RIED, en el año 1883 y 1886BENJAMIN DAVILA, en el año 1884, de 1887 a 1890, 1895 y de 1897 a 1898. Fuenombrado Director Honorario en 1898 y Vice Superintendente en 1899.IGNACIO SANTA MARIA, en el año 1893. Fue nombrado Director Honorario en1893 y Superintendente en 1894 y 1895 y de 1911 a 1913.NICANOR MONTES, en 1894CARLOS ROGERS, en 1897. Fue nombrado Director Honorario en 1885. FueComandante de 1876 a 1881, en 1884,1885 y 1888. Fue Superintendente en losaños 1882, 1883 1887 y 1890.GUILLERMO SWINBURN, 1899.WALDO SILVA PALMA, en 1900 y 1901.

CONSTRUCCIÓN DE CABALLERIZAS EN LA ALAMEDA

Como el Cuartel de la Quinta se había edificado entre la Universidad de Chile y la Iglesia de San Diego, cuyos altosmuros lo privaban del sol por el Oriente, las caballerizas resultaron frías y malsanas. Los caballos se enfermaban amenudo y debían renovarse constantemente, lo que resentía el buen servicio ya que tomaba largo tiempo amaestrarloscomo verdaderos caballos de bomba.

El dicho «salir como caballo de bomba», significaba poco más o menos «salir de estampida».

El caballo bien amaestrado debía colocarse solo bajo el lugar en que colgaban los arneses al sentir la alarma y una vezen la calle arrastrar con todos sus bríos en dirección al incendio.Ocurrió que un dueño de empresa de mudanzas compró a la Compañía una pareja de caballos que la Junta de Oficialeshabía dado de baja por viejos y sin fuerzas y posteriormente pretendió deshacer el negocio al comprobar que los viejospercherones recobraban sus bríos y se desbocaban apenas sentían pasar una bomba o escuchaban el tañido de la«Paila».

Los Quintinos resolvieron dar una solución definitiva a su problema y consiguieron que la Municipalidad en sesión del 27de Mayo de 1878, con dos votos en contra y en un agitado debate, facultara a la Comisión de Obras Públicas paraconceder permiso para construir un kiosco sobre la acequia que corría al costado sur de la Alameda de las Delicias,frente a la puerta del Cuartel.

Fue un local espacioso y bien construído este albergue para los caballos que debían arrastrar la bomba, el gallo y elcarro de carbón.

Don Ismael Valdés Vergara, fundador de la QuintaCompañía.Fue Superintendente del Cuerpo de Bomberos deSantiago desde 1896 a 1907.Retratado como Capitán de la Quinta en 1880.

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El dinero se reunió gracias a un beneficio musical organizado por don Tomás Torres, quien ofreció su casa para dar elconcierto en que actuaron personalmente algunos voluntarios y amigos de reconocida afición musical.

Hubo años en que a la Quinta le sobraron los caballos y los tuvo muy hermosos. Magníficas fueron las parejas regaladaspor Jerónimo Urmeneta, Diego Ovalle, Benjamín Dávila y Domingo Toro.

En tiempos en que un buen caballo se compraba en cincuenta pesos se autorizó al Tesorero a pagar trescientos por dosyeguas percheronas. Ese sacrificio económico era mínimo comparado con la satisfacción que sentían los quintinos alver a su bomba América puntear en las estrepitosas y humeantes carreras al incendio.

Pero no siempre las caballerizas de la Alameda estuvieron con su dotación equina completa, y la pobreza y crisisanteriores a la Guerra del 79 también repercutieron en el Cuartel. La fuerza humana de sus voluntarios debió suplir lacarencia de caballos. Los escasos y agotados percherones debían mandarse a potrero aprovechando los meses deMarzo y Abril, en que la mayoría de los estudiantes regresaban de sus vacaciones.

En las actas de Juntas de Oficiales y de Disciplina vemos casos como éste:

Se juzga al voluntario Alejandro Campaña por no llegar a un incendio al otro lado del Mapocho a pesar de que se leordenó empujar desde el cuartel el carro del carbón. El joven Campaña se defiende en la Junta de sus acusadoresdiciendo que solo alcanzó a empujar hasta la calle San Pablo donde cayó extenuado y como los que iban arrastrandodesde adelante no lo vieron ahí quedó botado.

Para alimentar los caballos a veces se recurría a algunos amigos de confianza. En el archivo de la Quinta figuran, entre otraspintorescas cartas de proveedores ad honorem, las siguientes de don Juan Llona, desde la Granja: «Para los brutos de esabomba remito una carretada de pasto picado de segunda clase que espero tendrán a bien aceptar». Y esta otra: «Tengo elgusto de obsequiar a los animales de esa Compañía una gran carretada de pasto seco picado que creo les vendrá oportunamente».

LA MUERTE DE ADOLFO OSSA, SEGUNDO MARTIR DEL CUERPO DE BOMBEROS

El Teniente 2° Joaquín Lira Errázuriz anota el Domingo 3 de Septiembre de 1876 en el Libro de Guardia:

«A las 9 P.M. se tocó a incendio en el 4°cuartel, calle vieja de San Diego 5ª cuadra. (Calle del Carrascal, hoy EleuterioRamírez). La bomba acudió presurosamente, trabajó con éxito. A las 12 se notó la ausencia de tres voluntarios de laPrimera Compañía de bomba i poco más tarde se tuvo conocimiento de que el joven Adolfo Ossa estaba debajo de unamuralla. Había dejado de existir. Pierde en él el Cuerpo en general uno de sus entusiastas i esforzados voluntarios.

Lunes 4 a las 9 A.M. se ha vuelto a tocar incendio en el mismo lugar.

A las 10 A.M. estuvo de regreso el material. Parte de nuestro material se mandó al cuartel de la Primera Compañía paraocuparlo en conducir los restos del voluntario de ella señor Ossa.

Me recibo de la guardia.

Ismael Valdés VergaraAyudante

A las 7 ½ P.M. estuvo a punto de incendiarse la tienda de Prá i Co. En el Pasaje Matte.

Poco más tarde se elevaba por el lado oriente de la ciudad una espesa columna de llamas i de humo, cuyo resplandor sehacía notar desde Santiago, a pesar de la distancia a que tenía lugar el nuevo incendio.

La campana no dio la alarma porque el edificio presa de las llamas, molinos del señor Ricardo Matte, estaba fuera delrecinto de la población. Esto sin embargo, no fue un obstáculo para que la bomba de la Tercera fuera llevada porvoluntarios de todas las Compañías i consiguieran con ella contener el fuego.

Todos los cuarteles están con sus banderas a media asta i el general ostenta el pabellón nacional enlutado por la pérdida del señor Ossa.

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Del exámen que se ha hecho de su cadáver resulta que tenía una parte del cráneo hundido i el pecho fuertementemachucado. Al colocarlo en el féretro derramó gran cantidad de sangre.

Martes, Septiembre 5 de 1876.

Desde las primeras horas de la mañana de hoi se notaba en la ciudad un movimiento inusitado. Era que los Bomberos deSantiago se dirigían presurosos a sus cuarteles para tributar el último homenaje al compañero que como valiente habíasucumbido en las filas cumpliendo su deber; era que el pueblo de Santiago en masa corría a rendir su tributo de admiraciónal abnegado defensor de su propiedad que se olvidó de su familia, de sus placeres e ilusiones, de su propia vida aún, paracorrer a combatir el fuego. (Continúa una detallada relación de los funerales anotada por el Ayudante señor Valdés).

El ayudante que relató este suceso en el Libro de Guardia publicó, siendo Superintendente en el año 1900 la Historia delCuerpo de Bomberos de Santiago. Don Ismael Valdés Vergara estimó interesante insertar en su libro el discurso completoque pronunció el Director de la Quinta don Domingo Arteaga quién expuso en esa ocasión el siguiente pensamiento:

«Señores la juventud es soberanamente bella, tiene todas las sonrisas y promesas de la aurora, tiene todas las magnificenciasdel sol de primavera, tiene el perfume y los colores de la flor, tiene las alas del águila, tiene el ímpetu del león.

Pero cuando la juventud se impone voluntariamente nobles deberes y los cumple sin vacilación ni desmayo, con enérgicafirmeza, con entereza varonil, como se los han impuesto y los cumplen los jóvenes bomberos de Santiago, la juventud nosólo es soberanamente bella, sino también supremamente respetable».

1879

El peligro de guerra con Argentina había desaparecido al entregarse la solución de los problemas de límites a negociadoresdiplomáticos, pero la guerra con Perú y Bolivia era inminente. Así lo presintió el pueblo y se preparó a combatir.

Cuando aún no estaba oficialmente declarada, un grupo de voluntarios de diversas compañías presentan alSuperintendente del Cuerpo la siguiente solicitud, firmada en primer término por Ismael Valdés Vergara, Eugenio R-Peña Vicuña y Arístides Pinto Concha, con fecha 4 de Abril de 1879:

«Los que suscriben voluntarios bomberos de esta capital considerando que ha llegado el momento en que los serviciosdel Cuerpo puedan ser útiles al país y deseosos de que su ofrecimiento al gobierno sea tan espontáneo y entusiastacomo lo requieran las circunstancias, han acordado invitar a sus compañeros a un meeting para el próximo Domingo enel Cuartel General con tal objeto».

El 5 de Abril se publicaba por bando la declaración de guerra a Bolivia y Perú.El 6 de Abril se reunieron los bomberos y fueron a ofrecer sus servicios al Presidente Pinto.El 9 de Abril el gobierno dicta el siguiente decreto:

«En vista del patriótico ofrecimiento que los bomberos de esta capital han hecho al gobierno fórmese con estos ciudadanosun Cuerpo de Voluntarios al mando de su Comandante don Carlos Rogers:

Pinto - Cornelio Saavedra»

Las dos Compañías francesas quedaron exceptuadas del servicio militar pero acordaron hacer el de policía.

El Supremo Gobierno nombró los oficiales de las seis Compañías de Bomberos armados que fueron ratificados por ellasen conformidad a sus reglamentos.

Para la Quinta nombró Capitán a Gustavo Ried, Teniente Ismael Valdés y Enrique Rodríguez, y Subteniente a ArístidesPinto y Guillermo Swinburn. Cada Compañía debía completar cien hombres pudiendo admitir personal sin obligacionespropiamente bomberiles y cuya actividad cubriese sólo el aspecto militar.

Se les armó con los anticuados fusiles Minié con los que reemplazaron las funciones de la policía armada.

En el año 1879 ingresan a la Quinta veintitrés nuevos voluntarios y gran número de ciudadanos golpearon su puerta paraocupar las plazas de Voluntarios Armados por el tiempo que durara el conflicto bélico.

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Se reincorporaron también algunos voluntarios que se habían retirado por no poder cumplir con el estricto reglamento.Vuelven llenos de entusiasmo para servir a través de la Bomba a la Patria en peligro.

Esta es la nómina de los que fueron aceptados como bomberos propiamente tales:

76 Henri Benoit Benedetti (francés) 17 marzo 187977 Salvador Izquierdo Sanfuentes 17 marzo 187978 Jorge Rodríguez Altamirano 17 marzo 187979 Rolando Solar Echeverría 17 marzo 187980 Tomás Mouat Smith 17 marzo 187981 Alfredo Infante Costa 05 abril 187982 Carlos Ovalle Bascuñán 05 abril 187983 Alejandro Campaña 16 abril 187984 Florencio Hurtado Latorre 23 abril 187985 Diego A. Aguirre Peñailillo 23 abril 187986 Julio Salinas González 23 abril 187987 Alfonso Klickmann Wiesse 23 abril 187988 Florencio Márquez de la Plata 23 abril 187989 Hernán Vial Bello 23 abril 187990 Pedro Víctor Olate 05 Mayo 187991 Félix Ovalle 05 Mayo 187992 Arturo Stuven Olmos de Aguilera 05 Mayo 187993 Samuel Ossa Borne 05 Mayo 187994 Juan Thieroldt (alemán) 12 septiembre 187995 Rafael Minvielle Uriarte 10 octubre 187996 Carlos Fernández Vial 10 octubre 187997 Luis Pissis Vicuña 10 octubre 187998 Nathan Miers Cox 08 diciembre 1879

Entre ellos hay un francés y un alemán que sirvieron durante toda su larga existencia a la Quinta. El francés fue don Enrique Benoit,inscrito por el secretario en el Registro con el Nº76 bajo el nombre de Henri B. Benedetti y el alemán fue don Juan Tieroldt.

Con el N°98 aparece inscrito don Nataniel Cox Bustillos como don Nathan Miers Cox.

En esta nómina aparecen también dos jóvenes hijos de extranjeros muy conocidos en esa época. Uno era hijo de RafaelMinvielle, español al servicio de Chile, autor del drama «Ernesto» y del libro «Yo no voy a California» escrito a pedido delgobierno para desanimar a la juventud chilena que se embarcaba en gran número a buscar fortuna a las minas de oro.El otro era hijo del sabio Amadeo Pissis que exploraba el país levantando la carta geográfica. El joven Pissis teníamuchas ideas geniales y algunas las empleó en innovar el sistema del trabajo bomberil.

Inventó la manera de enrollar las mangueras directamente al gallo y fue autorizado por la Junta de Oficiales a pagar alcarrocero señor Federico Thieme la adaptación del sistema, cuyo costo fue de $128.

Propuso también en compañía de otros voluntarios la idea de proveer al cuartel de una cantina para recuperarse de lasfatigas de los actos del servicio. Esta segunda idea no tuvo eco durante el pasado siglo.

El entusiasmo de algunos jóvenes por ingresar a la Quinta se refleja en sus solicitudes de admisión. Sin comentariotranscribo la siguiente:

Señor Secretario 5ªCía. «Santiago, 26 de abril 1879

Esta tiene por objeto rogar a Ud se sirva proponerme como bombero i como voluntario armado de esa Compañía.A varios amigos he manifestado mis vehementes deseos de pertenecer a tan honorable Compañía, ellos me han respondidoque no se me admitirá pues se ha convenido en no admitir más miembros, para que, los que quieran entrar de Bomberosse vean obligados a ingresar en el ejército.Yo señor me encuentro excento de todo, soi hijo mayor de viuda, padre por decirlo así, de muchos pequeños hermanos.Por eso no marcho al Norte. Lo he intentado, entré a los franco tiradores; mi madre i toda mi familia se opuso i consiguiósacarme de allí. «Todo lo que te puedo permitir, me ha dicho mi madre, es que seas soldado aquí, haste bombero, asíservirás a tu patría».

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Esto le hará ver señor que yo lo que pretendo no es evadirme del servicio, todo lo contrario.

Dispenseme señor, que sin conocer a Ud. me tome la libertad de escribirle, hacerle presente mi situación para pedirle unaplaza de bombero i voluntario armado de la 5ª Cía. de Bomberos. Aprovecho la ocasión para ofrecerme de Ud A. I S.S.

Samuel Ossa Borne Dom. Nataniel N°4

Sin embargo, antes de dos años doña Delia Borne de Ossa madre de este joven a quién no le permitía ir al Norte, escribeal ayudante de la Quinta pidiéndole no le anote faltas a su hijo porque se ha ido a la guerra sin aviso previo y le comunicaque Samuel está enfermo en Lima desde hace un mes.

Samuel Ossa regresa a Santiago herido en un pie y escribe al Secretario de la Quinta solicitando un permiso porque losmédicos le han dicho que su tratamiento será largo y de difícil curación y dice que «si mi cojera me prohibe servir en laCompañía, justo es que se me acuerde un permiso por dos meses, pidiéndoles me disculpen no haya renovado el quedebe, si mis recuerdos no me engañan, haber concluído el 25 de abril, pues lo pedí desde Lima con fecha 25 de febreroen carta dirigida al Capitán Ried».

Adjunta un certificado médico del fundador N°7 de la Quinta que textualmente dice:

CERTIFICADOLima, abril 23 de 1881

Servicio médico en campañaEl que suscribe certifica que el voluntario de la 5ª Compañía de Bomberos de Santiago, don Samuel Ossa, ha estadoenfermo hasta esta fecha en los Hospitales de esta ciudad «Dos de Mayo» i «Santa Sofía».

A petición del interesado Eugenio R. Peña Vicuña».

Agrega el voluntario Ossa que en el Norte no se olvida a la Quinta y que cuando dos voluntarios se encuentran tampocose olvidan del grito ¡Firme la Quinta!

El Fundador don Eugenio R. Peña fue el último quintino que regresó de la querra y llegó tan enfermo que falleció sinpoder volver al Cuartel.

Muchas bajas costó a los Cuerpos de Bomberos la Guerra del Pacífico. En Santiago y Valparaíso se organizaron comobomberos armados, pero no pudieron contener los patrióticos impulsos individuales de los voluntarios que en gran número seembarcaron al frente.

La generosa juventud sufrió los rigores de la Campaña, mientras otros no menos patriotas y valerosos se encargabandel servicio bomberil.

Veamos como se portaron los quintinos en Santiago y en el Perú.

Los siguientes ciudadanos solicitaron a la Quinta una plaza de bombero armado y casi todos fueron admitidos:

Ignacio Alamos Carlos HuidobroRafael Sanhueza Roberto NaranjoDaniel Santelices Eduardo FigueroaAlberto Valdés Adolfo HurtadoCarlos Rivera Salvador MonttOsvaldo Pérez M. Ricardo SilvaManuel Salinas Anacleto MonttSantiago Aldunate Ramón PincheiraAlberto Lecaros Santiago FigueroaManuel Solar Carlos Mac ClureJuan Pastor Correa Enrique CarrascoJosé F. Ossa Florencio S. de ZaldivarEnrique Esquela Miguel IsazaJoaquín Errázuriz Alberto Cepeda

José P. Ossa Vicente FríasJ.Ramón Gutierrez Daniel SalasRicardo Vergara Martín CovarrubiaMiguel Rodríguez Eduardo BarrigaFelix Ovalle Marcial FloresPedro Ovalle Pedro RosendeCarlos Herrmann Ramón LeónLuis Aguirre Manuel de la PlazaFelipe Abalos Emitgio LachorskiRicardo Costabal Alberto LathamJorge Prado R.Moreno C.Manuel Antonio Tocornal D.Gaete V.A. Mansfel Ernesto Molina

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y otros cuyas firmas aparecen ilegibles en sus solicitudes de incorporación. Este último, conocido pintor nacional y losseñores Costabal y Aldunate se incorporaron como bomberos a la Quinta en años posteriores.La guerra había comenzado y el 21 de mayo de baten heroicamente en las aguas de Iquique Prat y sus marinos. Losdetalles de la gloriosa epopeya tardan en llegar a Santiago pero a medida que se van conociendo con certeza se inflamande patriotismo todos los corazones. La guerra se hace popular y todo Chile vibra unido contra el poderoso enemigo.

En la Quinta veintidos voluntarios escriben a su Capitán esta carta que es un fiel reflejo del sentimiento nacional:

Señor Capitán «Santiago, mayo 29 de 1879

Los corazones de todos los chilenos vibran profundamente, i su espíritu se alza con orgullo al contemplar el gloriosocombate de la invicta Esmeralda, abismándose con su heroica tripulación en las aguas de Iquique, el tricolor al tope delos mástiles, disparando sus cañones, i al estruendo de «Viva Chile» la mente se detiene estupefacta ante el arrojoindomable de Arturo Prat, quién con cuatro valientes saltan por la borda al puente del Huáscar, siembran el espanto i lamuerte entre los enemigos i mueren en la boca de los cañones, al pie del torreón acorazado en donde esconden su vidai su vergüenza los peruanos: hechos sublimes que los espantados enemigos tienen que llamar de un heroísmo espartanoi que ciertamente no tienen superiores la historia del mundo.

Y al lado del valor sublime, superior a la muerte, el valor coronado por el triunfo más descomunal que rejistran los analesmarítimos. Condell, el denodado Condell con la estratejia superior a la del último Horacio, hace encallar la fragata acorazadaIndependencia y la debil goleta Covadonga obliga a apagar sus fuegos i a implorar rendición a la Independencia del Perú.

«Si tales hechos escapan a toda descripción todo elojio también es deficiente; esprésase solamente por la eternagratitud de todo Chile i por la admiracion del mundo entero.

Nosotros anhelamos tributar nuestro homenaje de gratitud i de veneración, i mientrasla hora llega de traducirlos en monumentos imperecederos en acciones generosasi en naves que presenten con altivez la estrella de Chile, i su divisa «Vencer omorir», sostenidas por los nombres de los héroes que han sabido inmortalizarlas,es justa impaciencia hacer oblación siquiera de una pequeña ofrenda.

Tenemos el honor, Señor Capitán de proponer a los miembros de nuestraCompañía se cambie el nombre de nuestra Bomba «América» hoi recuerdo dementida i de pérfida fraternidad, en el de «Arturo Prat» nombre de un héroemártir, nombre bendito que debe estar en la mente i el corazón de todo chilenoque debe ser sagrado talismán de los que defienden la honra de la patria quepodemos tener a la vista los que estamos asociados en instituciones en que,como la nuestra, alguna vez suele exijir abnegación, i acaso heroismo».

Todo se hace con rapidez. Se cita a reunión, se acuerda por unanimidad elcambio de nombre, se comunica el acuerdo al directorio, organismo que esedia también celebraba sesión y éste sobre tabla da su aprobación al cambioque importaba una reforma del reglamento. El Director don Domingo ArteagaAlemparte escribe a doña Carmela Carvajal de Prat comunicándole este acuerdode la Quinta y en parte de la carta dice:

«No se oculta, señora, a los voluntarios que represento, cuánto obliga eselema y cuánto los compromete a no desvirtuar su significación. Tengo, sinembargo, la confianza de que la juventud que se lo ha apropiado sabrá respetarlocon la veneración de que es digno y conservarle inmaculada la brillante aureolaque sus virtudes le conquistaron».

Así cambio la Quinta el nombre de «Bomba América» con el que la bautizaron sus Fundadores exaltando el sentimientoamericanista, que sinceramente profesaban, por el de «Arturo Prat», símbolo de valor heroico, de patriotismo y debaluarte de un Chile atacado por naciones hermanas.

La Quinta honra la memoria del héroe desde 1879.La Compañía y sus bombas han llevado, desde eseaño,el nombre de ARTURO PRAT.Retrato donado por la Armada Nacional a la Quinta.

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La viuda del Héroe responde así a la Quinta:

«Señores de la Quinta Compañía de Bomberos Valparaíso, julio 1879

Distinguido Señor Director:

Llena de la más tierna emoción he leído vuestra atenta carta en la que me dais la plausible nueva de que la Quinta Compañíade Bomberos de Santiago ha acordado reemplazar su nombre «América» por el de «Arturo Prat», símbolo de abnegación iaudacia. Estas nobles palabras abnegación i audacia, que son la propia divisa de esas modernas hermandades de cumplidoscaballeros que, en servicio de la humanidad, sacrifican reposo bienestar i vidas, vosotros en el delirio del patriotismo habeísquerido ponerlas en cabeza de mi Arturo para hacerlo asi digno de dar su nombre a vuestra santa y bienhechora institución.Decid a vuestros jenerosos compañeros que acepto profundamente conmovida, en nombre de mis hijos, ese inestimabletimbre de honor con que habeis querido laurear las sienes de su infortunado padre; i haciendo votos porque la estrella deArturo no lleve al sacrifico tantas nobles i preciosas vidas, tengo el gusto de ofrecerme de Ud atenta i afectísima Sa. Sa.

Carmela Carvajal de Prat.

La Quinta acostumbró celebrar el 21 de mayo como su dia onomástico. Mientras vivió doña Carmela el Capitán de la Compañíapresidía una delegación que le presentaba sus saludos.

Este saludo anual se había hecho rutinario para doña Carmela, pero un día cobró para ella especial interés. El Capitán era sunieto Arturo.

En 1879 la Segunda Compañía de Bomberos de Santiago acordó cambiar su nombre de «BOMBA SUR» por el de «BOMBAESMERALDA» en recuerdo de la gloriosa Corbeta que se hundió combatiendo en Iquique y a cuyo bordo luchó heroicamenteel Guardiamarina Riquelme.

Ernesto Riquelme Venegas había servido como voluntario activo y entusiasta en la Bomba Sur a la que renunció paraingresar a la Marina. En su renuncia dice: «Mis deseos, mis ilusiones eran envejecer en sus filas, pero uno propone y eldestino dispone...» Sin embargo el destino de Riquelme dispuso que su nombre no fuera olvidado en las filas segundinasporque sus antiguos compañeros acordaron pasarle lista a perpetuidad en los actos de servicio y así se honra hasta hoyla memoria del bombero y marino que «murió disparando el último cartucho del último cañón».

Estos acuerdos tomados por la Segunda Compañía y los tomados por la Quinta reflejaron en 1879 el patriótico espíritu queanimó a los bomberos de Santiago desde el comienzo de la Guerra.

De doña Bruna Venegas de Riquelme, madre de Ernesto Riquelme , recibió la Quinta la siguiente comunicación:

«Señor Capitán:

He leído en el diario que la 5ª Compañía a ofrecido asilar a seis heridos. Ya que no me es posible darme una satisfacción igual,ofrezco a Ud. mis servicios para cuidar a los soldados que destinen a su cuartel. El mismo ofrecimiento hago a Ud. en nombrede Adelaida Escala de Alenk».

El Intendente señor Zenón Freire por oficio Nº 274 de la Intendencia de Santiago agradece a nombre del Gobierno el ofrecimientode la Quinta de hospedar y cuidar en su sala de sesiones a los heridos que vengan del ejército expedicionario.

El ofrecimiento fue agradecido por el gobierno pero nunca envió heridos a la sala de sesiones por considerarla demasiadapequeña lo que obligaría a distraer la atención médica por un muy corto número de enfermos.

Viéndose frustrada en su intento la Quinta acordó cooperar en otra forma y ésta fue enviando todos sus escasos fondos al Sr.Intendente. Este acusa recibo el 6 de diciembre de 1879 diciendo: «He recibido $378 que la Quinta Compañía destina al aliviode los soldados heridos. Acto tan patriota i generoso, el país sabrá agradecerlo, así como el infrascrito lo estima debidamente».

Fdo. Zenón Freire».

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FIRME LA QUINTA

En la capital de un Chile en guerra, el terror, el pánico y el espanto imperaban en la mañana del 27 de enero de 1880.Estampidos, estruendos y zambombazos estremecían a Santiago. El tremendo y aterrorizante incendio del Cuartel deArtillería, que servía de arsenal al Ejército Espedicionario, había empezado a las 9,30 de la mañana. La primera explosiónhabía causado la muerte de una veintena de empleados y operarios. El fuego que la siguió impenetrable y porfiado,amenazaba ahora con llegar a la santabárbara y hacer volar no sólo todo el arsenal, sino también gran parte de Santiago,granadas y balas ya encajonadas y acumuladas en diversos sitios al estallar sin dirección, causaban aún más víctimas.

Era hombrada, era empresa de osadía y heroísmo arriesgarse en la cercanías. Un río humano, despavorido e inconscientede espanto, corría en desparramado desorden hacia el centro de la ciudad. A lo lejos, como fondo trágico y funeral, tañíatristemente la Paila.

Sin embargo, a pesar de todos estos contratiempos, contra esa marea, contra ese gentío, avanzaban los voluntarios dela Quinta Compañía, arrastrando su Bomba Arturo Prat. Nada los detenía. A los gritos del pueblo advirtiéndoles que eratarde, que la explosión inmensa ya llegaba y era holocausto inútil el continuar, los quintinos respondían con frases dealiento, de esperanza.

En medio de esa atmósfera apocalíptica, a la que se añade el calor del verano, la Quinta seguía adelantando por la calle Dieciocho.Minutos después y jadeantes, llegaron a la puerta de Artillería, que el arsenal - en ese entonces - tenía hacia la avenida Beauchef.

En ese portón, sable en mano, el valiente Capitán Urrutia quiso impedirles la entrada por considerar que era sacrificio inútil,proeza en vano. Empero, Gustavo Ried - un quintino a cargo en ese momento de la Compañía - aprovechó un descuido deloficial para franquear la entrada y gritar: «Adelante la Quinta... !.y la Bomba, el gallo y los bomberos quintinos, en medio deexplosiones, llamas e intenso calor, atravesaron el patio, los talleres de artificio y el polvorín. Tomaron posición cerca de unaacequia y armaron. Era la primera Compañía, de las ocho existentes, que se hacía presente en el siniestro. El aire era infernaly peligroso. Un casco de granada dio en la camisa de bronce de la Bomba Arturo Prat, abollandola y dejando para siempre esahuella de honor. Sólo instantes se necesitaron para que la noble máquina empezara a lanzar sus primeros chorros de agua. Laesperanza nacía y el Capitán Urrutia, ahora ya sonriendo y celebrando la astucia de Ried, se acercó a abrazarlo y a conversarle.En esos momentos también llegaban las otras compañias.

La amenaza de la explosión de la santabárbara, sin embargo, no había pasado. El peligro era inminente. De pronto se oyó unterrorífico alarido: «¡ Polvorín va a estallar...!» Hubo silencio de espanto. Silencio roto solamente por el ruido acompasado delos cilindros de la Arturo Prat, que ufana, humeante de vapor, seguía bombeando agua. Pocos segundos después, al de lamáquina se añadía el taconeo de pisadas de los que se retiraban obedeciendo órdenes perentorias del Capitán Urrutia.

Era tregua de muerte, era la calma que precedía a la borrasca, la catástrofe que se acercaba. La orden de retirada erapara todos y todos la habían oído y se empezaba a evacuar el arsenal. Los ánimos se abatieron y el dolor se apoderó delos voluntarios. No había palabras. Sólo silencio de infierno, trágicamente matizado con escapes del vapor de las bombas,crepitar de llamas y balas y granadas perdidas, que estallaban por doquier. Un grito, una orden hendió el aire: NADIE SEMUEVA ¡FIRME LA QUINTA¡ fue dada con voz tranquila, ronca y de héroe, por Gustavo Ried, de la Quinta. Volvió eltemple a las almas, los corazones se aceraron.

Metros más allá, el quintino Enrique Rodríguez Cerda, en el umbral mismo de la santabárbara, en la puerta misma deese averno, inmóvil y sereno, como quien está dentro de una fresca catedral, continuó lanzando el chorro de agua delpitón contra el material ultraexplosivo. Impertérrito, siguió en su puesto gracias al grito de Ried, y seguía su lucha contraesa montaña temible y alarmante que en un instante podía volarlo, destruir todo el pertrecho bélico que se necesitabapara continuar la guerra, y volar a la vez gran parte de la urbe santiaguina.

Y firme quedó la Quinta .

Y firme quedaron todos los heroicos voluntarios de las otras Compañías. Era la víspera de las campañas de Tacna yArica y los Bomberos de Santiago las habían hecho posible.

Así describió Daniel del Solar en un relato histórico publicado en la revista El Teniente V° XI N°1 el origen del grito ¡FIRME LAQUINTA! Que tantas veces han repetido los quintinos para darse ánimos en situaciones de incertidumbre y peligro.

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Los quintinos que asistieron al incendio de la Artillería y trabajaron en él durante las horas de peligro fueron los siguientes:

Comandante Don Carlos Rogers GutiérrezTeniente 1° Eugenio Infante CostaTeniente 2° Guillermo Swinburn KirkAyudante Manuel Avalos PradoSecretario Rafael Minvielle UriarteTesorero Tomas Mouat SmithMaquinista Enrique Benoist BenedettiCirujano Tomás Torres Echavarría

Gustavo Ried CancianiEnrique Rodríguez CerdaWaldo Silva PalmaIgnacio Santa MariaFernando TupperClaudio Vila MagallanesRoberto PradoJorge RodríguezRolando del Solar EcheverríaJulio SalinasVictor OlateJuan ThieroldArturo Stuven

Cuartelero Andrés NorambuenaAyudante del Cuartelero Manuel Valenzuela.

Esta nómina se confeccionó en el orden precedente en Junta de Oficiales del 28 de junio de 1880, presidida por elCapitán don Ismael Valdés Vergara y a pedido de la Municipalidad de Santiago, que premió a los asistentes al incendiopor ser «merecedores del bien de la patria en peligro».

En esa Junta de Oficiales se omitió el nombre del cirujano Torres por no presentarse a pasar lista en el momento deretirada y no haber trabajado como bombero sino como médico atendiendo a los heridos. En una Junta posterior secorrigió este error a petición del interesado quien comprobó haber solicitado permiso a Gustavo Ried, voluntario másantiguo a cargo de la Compañía en los primeros minutos, para trabajar como médico de los militares heridos mientrasno fuesen indispensables sus servicios como bombero.

Muchas veces se ha dicho que el Capitán Ried gritó ¡Firme la Quinta! Y la estricta verdad es que el Capitán titular eradon Ismael Valdés, ausente ese día de Santiago. Actuó Infante como Capitán interino o accidental. El Acta de lasesión de Compañía en que se eligieron los oficiales para 1880 aclara este punto: Entre 26 votantes el Sr. Ried obtuvo14 votos y el Sr. Swinburn 12 votos. Como el Reglamento exigía un mínimo de tres cuartos de los votantes parareelegir a un oficial y el Sr. Ried era Capitán desde que reemplazó en ese cargo al Comandante Rogers, se repitió porsegunda vez la votación dando el siguiente resultado: Ried 13 votos Swinburn 12 votos y uno en blanco.

Se repite por tercera vez obteniendo Ried 16 votos y Swinburn 10 votos. Reglamentariamente quedaron amboseliminados resultando elegido en cuarta votación don Ismael Valdés.

Al año siguiente Ried recupera la Capitanía de la Quinta en una votación estrechísima. Entre 33 votantes obtiene 17votos y Swinburn 16.

Fue en los primeros años de la Quinta, después de Rogers, el que más se destacó como Capitán y por eso no es raroque aún se siga hablando de él como del Capitán del Incendio de la Artillería. Esto explica también la obediencia con quetodos acataron sin vacilar su temeraria orden.

El cuartel de la Artilleria situado en el Parque Cousiño, era el depósito de los materiales explosivos del Ejército. Ahí sehabía trasladado el antiguo Cuartel de Artillería que primitivamente estuvo situado al pié del Cerro Santa Lucía. El viejoCuartel, hizo temer por la seguridad de la ciudad cuando en 1851 fue asaltado por el Coronel Justo Arteaga.

Se construyó entonces muy lejos del centro un moderno edificio que contaba con los adelantos de la época para evitaruna posible catástrofe.

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Ese fue el edificio e instalaciones de la maestranza de Artillería que el 27 deenero de 1880 reunía en su interior una acumulación extraordinaria de materialbélico y se agitaba desde el amanecer con la febril actividad militar que abastecíade municiones al Ejército Expedicionario.

En el diario «El Ferrocarril» se publica un detalle del material allí acumulado y de laubicación de las dependencias. Refiere que la Maestranza está dividida en 5 localesseparados por estrechos patios y ocupados por los almacenes de mixtos, degranadas Krupp y el polvorín. El polvorín es una bóveda de cal y ladrillo de cienmetros cuadrados de superficie y de dos pisos. Está a diez metros del almacén degranadas y éste a cuatro metros de los almacenes de infantería en que hay cuatromillones de tiros para los Winchester, Comblain, Gras, Minié, Spencer y los demásrifles y carabinas del ejército. En el almacén de mixtos había millares de granadas,cargas para cañón francés, pólvora francesa, pólvora Krupp y pólvora común quese calculaba en quinientos quintales.

En uno de estos departamentos, dice «El Ferrocarril», había las granadassuficientes para decidir una gran batalla. Este material y los cuatro millones detiros pudieron salvarse gracias a la intrepidez y ligereza del Cuerpo de Bomberos.

También en el aspecto ligereza o rapidez le cupo a la Quinta el honor de ser laprimera en llegar al incendio. El historiador Encina en su Historia de Chile relataque la bomba de la Quinta llegó la primera a pocos minutos de la explosióninicial. Ese Historiador titula el episodio «Duelo con la Muerte».

Si nos remitimos al Libro de Guardia escrito ese día por el Teniente Infante establecemos que la Quinta se demoró 15minutos en lanzar sus primeros chorros de agua en la Santa Bárbara a contar de la explosión y que salieron antes de quela campana diera la alarma. Textualmente anota el Teniente1° de la Quinta:

«la Compañía a la que tuve el orgullo de mandar en esta terrible catástrofe trabajó admirablemente, con un arrojo iheroísmo incalificable. No hubo uno solo de los voluntarios que abandonara su puesto por huir. La Compañía en estacircunstancia ha dado prueba una vez más que sabe cumplir con su deber i llegar hasta el heroísmo si es necesarioguiados por la sombra del inmortal Arturo Prat que con su ejemplo nos ha enseñado el camino que debemos seguir i quesupimos iniciar i habríamos terminado si las circunstancias así lo hubieran exigido».

Describiendo el trabajo del primer pitón dice Infante:

«El pitón se colocó en el mismo lugar en que estalló la explosión, al lado de la santabárbara la que se temía que estallarade un momento a otro: en este primer momento puede decirse que tuvimos que sostener una verdadera batalla enmedio de la gran confusión que existía en el interior del Cuartel; los quejidos de los moribundos i las explosionesparciales de los cajones de granadas que existían debajo de los escombros».

Entre los daños que sufrió el material se anota la rotura de seis mangueras debido al mal trato de los primeros minutosy a la constante presión de 100 libras con que se trabajó hasta las 6 de la tarde. Se perdieron las maneas del caballo delgallo y el carro de carbón quedó con la pintura dañada porque se usó para el traslado de cajones de granadas. La bombarecibió una abolladura y se perdieron algunas correas. Y agrega: «cosas muy insignificantes i composturas de pococosto y ya el material está listo para prestar nuevos servicios».

Del parte oficial que el Coronel don Marcos 2° Maturana pasó al día siguiente al Ministro de Guerra extracto lo siguiente:

«A las 9 ½ A.M. estaba el señor Diego Hall estudiando la construcción de las espoletas prusianas, súbitamente se sienten dosterribles explosiones, fue tal la oscuridad que se produjo por el polvo, humo y fragmentos de toda especie que volaban en laoficina que me impidió por un momento encontrar la salida al patio de donde provenía el siniestro. Me concreté a reunir gentepara cortar el fuego e impedir se comunicara con la santabárbara. Mientras tanto había ordenado armar el bombín y cuandoeste funcionaba, llegó la 5ª Cía. de Bomberos dirigida por los señores Gustavo Ried y Enrique Rodríguez Cerda quienestrabajaron con el entusiasmo y valor que es característica de esa denodada institución. Momentos después llegaron lasdemás compañías de bomberos dignamente comandadas por los señores Carlos Rogers y Tulio Ovalle.

El señor Ministro del Interior, señor Comandante General de Armas, señor intendente , señor Capitán de Navío donPatricio Lynch y otros jefes y oficiales se constituyeron en la localidad desde que tuvieron noticias del suceso.

Fundador Don José Alberto Bravo y Vizacaya.Fue Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago.Aparece con el uniforme de Alferes con que combatióen la Guerra del Pacífico.

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Después de haber hecho mención de los importantes servicios prestados por el Cuerpo de Bomberos, me es gratorecomendar al Batallón Santa Lucía, Escuadrón Maipú y entre los oficiales del Regimiento de Artillería al Capitán don A.Urrutia, al presbitero Zuazagoitía y a los doctores Silva y Torres.

Por el parte adjunto se impondrá V.S. de la existencia de pólvora en saquetes y proyectiles que estaban en almaceneslistos para mandar al Norte».

Don Benjamín Vicuña Mackenna dijo de este incendio:

«Desde la memorable ecatombe de la Iglesia de la Compañía, nunca había pasado Santiago por igual peligro, ni nuncafue domado éste con más levantado y resuelto heroísmo; porque si bien se ha juzgado prudente disminuir más tarde, nola inminencia, sino la extensión de la catástrofe, no es menos cierto que los Bomberos de Santiago han trabajadodurante horas a sabiendas de que luchaban no con las llamas sino con la muerte.

La ruina de la maestranza de la Artillería no fue un Incendio; fue una batalla y de esas batallas sordas y sin glorias en quese cae al pie del muro sin divisar en su cima la bandera».

«El Ferrocarril» publicó que las pérdidas se calculaban en treinta mil pesos y junto a las nóminas de muertos, heridos ydesaparecidos señala las casas vecinas que sufrieron perjuicios. En una de la calle Castro estalló una granada quedandoreducida a cenizas. Trozos de madera cayeron en los tejados de otras casas hundiéndolos. Un trozo que cayó en elhospital de sangre pesaba dos arrobas. No quedaron vidrios en las calles entre San Diego y Ejército Libertador.

En la casa de doña Magdalena Vicuña cayeron 4 granadas y una cayó sin reventar al lado de un valiente del Chacabuco,herido en Tarapacá y que convalecía en Santiago.

El mismo diario dice «lo que hubo de más doloroso en la escena fue que cuando llegaron los primeros bomberos de laQuinta se oían gritos desesperados de los heridos que se agitaban moribundos en medio del fuego, en el taller demixtos, gritos de cruel angustia que ponían de relieve el martirio de aquellos desgraciados, gritos que helaban el corazóny hacían subir la sangre al cerebro. No era posible sacarlos de en medio de las llamas de esa hoguera colosal».

Zenón Freire como Intendente y Presidente de la Municipalidad firma el decreto que concede una medalla de plata a losvoluntarios que sirvieron en el momento de peligro y una de cobre a los auxiliares, igual a ésta se concederá a lostrabajadores de la Maestranza que recomienda el Coronel Maturana en el parte que pasó al Supremo Gobierno.

A los particulares que se distinguieron ese día se les enviará una nota de agradecimiento. Nunca se supo como seoriginó este incendio, si fue sabotaje o simple descuido. Los testigos más cercanos volaron por los aires llevándose elsecreto.

MARTINIANO SANTA MARIA Y OTROS VALIENTES

Ingresó a la Quinta como estudiante universitario en 1875.

Al declararse la guerra es uno de los primeros en embarcarse. Se enrola en el Regimiento Esmeralda y pronto asciendea Teniente Segundo y Teniente Primero.

En la Batalla de Tacna peleó tan heroicamente que ahí mismo fue ascendido a Capitán. Lo respetaron las balas pero nolas fiebres palúdicas y enfermó gravemente. El joven y flamante Capitán del Esmeralda no se resignó a ver partir suRegimiento camino de Lima y cabalgó al frente de su tropa. A pocas leguas del campamento de Tacna cayó muerto. Suamigo y compañero de Bomba y de Regimiento, el voluntario del Solar, fue encargado de enviar su cadáver a Santiago.Este hecho seguramente dió base al escritor Jorge Inostroza para hacer una relación dramática y novelada en su obraAdiós al Séptimo de Línea en que aparece del Solar cargando en la mochila los huesos de Santa Maria para cumplir lapromesa hecha a sus familiares de regresar juntos a Chile. La triste realidad la obtenemos del archivo de la Quinta:

Dice el ayudante Waldo Silva Palma en el día Jueves 21 de octubre de 1880, en el libro diario de Oficiales: «hoy a las 8A.M. partió para Valparaíso la Comisión encargada de acompañar los restos de nuestro malogrado compañero donMartiniano Santa María i a las 10 P.M. estaba de vuelta. Se colocaron sus restos en el carro-góndola que arreglado deriguroso luto lo transportó a la Iglesia de San Diego.

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A las 4 pm. del día siguiente salió el cortejo desde la puerta de nuestro cuartel. El carro de cristal arreglado con trofeos dearmas i de material de Bomba fue seguido por el Comandante, el Director de la 3ª don Benjamín Vicuña Mackenna, algunosoficiales del Esmeralda i cien hombres del batallón Santa Lucía. En el cementerio pronunciaron sentidos discursos nuestrocapitán don Ismael Valdés Vergara, el capitán de la 1ª don Emiliano Llona, el secretario de la 2ª don Daniel Riquelme, elCapitán del Regimiento Esmeralda don Elías Naranjo i don Enrique Foster. Después de la salva de ordenanza nos retiramospoco después de las 5 ½ pm.La nota de pésame que envió a la Quinta la Primera Cía., firmada por su Director don Samuel Izquierdo dice:

Profunda y dolorosamente a impresionado esta Cia. El fallecimiento del Sr. Don Martiniano Santa María, digno y entusiastavoluntario de la 5ª de Bomberos de Santiago y heroico capitán del Regimiento Esmeralda. Acordó manifestar sus sentimientosa la Quinta que más de cerca pudo conocerlo para amarlo y apreciar sus virtudes y su bello corazón en que solo tuvieroncabida la abnegación i el patriotismo, i todo lo bello i jeneroso».

Junto a esta nota se archiva una numerosa correspondencia con las Compañías de Santiago y con la Tercera de Valparaísolamentando la muerte en campaña de otro de sus voluntarios.

Abundantes son también las notas del tenor de la que sigue:

«Señor Secretario:

Pongo en su conocimiento que por próximo vapor me marcho al norte a reunirme al ejército expedcionario.

Siento grandemente separame quizás por cuanto tiempo de mi querida Quinta i de mis compañeros de trabajo. Se despide su affmo.

Waldo Silva Palma 16 de Enero 1881

El voluntario firmante de la comunicación que precede, que se incorporó a la Quinta como guía y que fue bombero cuandotuvo la edad para ser admitido, volvió y sirvió eficientemente a la Compañía, fue su Director y falleció en 1914.

También regresó y cargado de galones militares, don Aristides Pinto Concha, que fue Capitán de la Quinta y falleció en 1924con el grado de General de Ejército de Chile. En Julio de 1882 el escribe al Secretario, desde Lima, solicitando que leprorroguen por seis meses su permiso «por asuntos militares».

Tardíamente, cuando ya habían renunciado varios voluntarios, elemento útiles a la Compañía, como el cirujano Victor Körner,reincorporado años después, la Quinta acordó autorizar en general a todos los que se fueran a la guerra, a continuar en susfilas sin anotarles las reglamentarias faltas, reconocerles su antigüedad al regreso a la Patria y suspenderles la obligación depagar cuotas. Hasta ese momento los informes del Tesorero decían: «Todos han pagado sus cuotas menos los morosos delnorte». Para cumplir con el reglamento que cuando se redactó no consideró la posibilidad de una guerra, el Ayudante debióenviar citaciones a Juntas de Oficiales o de Disciplina hasta la ciudad de los Virreyes. Lo que más admira al leer estacorrespondencia es la prontitud de las respuestas dando excusas por no poder concurrir a las citaciones debido a la distancia.

El caso más impresionante del despiadado reglamento es el del militar Juan José de la Cruz Salvo que solicitó su ingreso a laQuinta y debió partir de inmediato al frente. Los hechos se aprecian mejor leyendo la correspondencia textual en la queinterviene el quintino fundador J. A Bravo, también en campaña:

«Pisco, Dic. 3 de 1880

En circunstancias que un accidente fatal ha postrado en cama al Comandante Salvo ha sido recibida la comunicación deUd. que pone en conocimiento de dicho señor su nombramiento de voluntario de la 5ª Cía. de Bomberos.

El Sr. Salvo me encarga contestar a su nombre agradeciendo vivamente a la Compañía el citado nombramiento y agregaque siente no puede ya tirar de un chicote de la Bomba, si bien desea siempre pertenecer a esa institución. Un ciegogolpe de la suerte ha querido privar al Sr. Salvo de su mano derecha.

José Alberto Bravo».

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Posteriormente en carta firmada con su mano izquierda dice el Comandante Salvo en Abril de 1881:

«Cuando agobiado por el doble infortunio dela pérdida de un brazo i de la privación de asistir a las jornadas que habían decoronar el colosal monumento levantado por nuestras armas, recibía en el lecho del dolor el diploma de mi incorporación a la5ª Cía. de Bomberos de Santiago.

Ha sido mi constante anhelo presentarme ante la nueva bandera para aprender a batirme por la vida y propiedad ajenas allado de tan veteranos compañeros».

Al año siguiente la Junta de Oficiales resolvió pedirle la renuncia a pesar de la opinión del Director de la Compañía donNataniel Cox, quién proponía nombrarlo voluntario honorario a fin de liberarlo de obligaciones.

Don Juan José de la Cruz Salvo, el heroico artillero que en Dolores defendió cuerpo a cuerpo sus cañones, dirige al secretariode la Quinta ésta, su renuncia, con fecha 10 de abril de 1882.

«Con algún atraso ha llegado a mis manos su atenta comunicación de 1° del presente, que a nombre de la Junta de Oficialespide mi dimisión como miembro de dicha Compañía.

Difiriendo a los respetos que me merece el Reglamento, que no permite la inasistencia indefinida de un bombero a susobligaciones i por otra parte no siéndome posible llenarlas como yo quisiera, no sin pena hago renuncia del honor que tenía defigurar en el Cuerpo de Bomberos de Santiago al lado de los distinguidos caballeros que forman la Quinta.

Ruego a Ud. se sirva dar las consideraciones más atentas a los señores oficiales i recibirlas al mismo tiempo.

Soi de Uds a i SS. J.J. de la Cruz Salvo.

TROFEOS DEL INCENDIO DE LA ARTILLERIA

En el archivo de correspondencia recibida podemos leer la siguiente carta del voluntario Benoist regalando a la Compañíael hermoso tintero que hasta hoy adorna la mesa de su sala de sesiones. En la composición de ese histórico recuerdo elartista Benoist Benedetti empleó proyectiles y vainillas recogidos en el incendio de la artillería.

Señor Director: «Santiago, 25 de Septiembre de 1881

Desde que tuvo lugar el siniestro de la Maestranza de Artillería he tenido el propósito de dejar a mis compañeros de trabajo unrecuerdo de esa jornada en que gracias a ellos, la Quinta mantuvo como siempre, su puesto de honor hasta el último momento.

Hubiera querido ofrecerles un recuerdo más digno de ellos, pero, ni mis aptitudes ni el tiempo de que pude disponer me hanpermitido hacer una obra bien acabada como era mi intención.

Espero, pues, señor Director, que Ud. i mis queridos compañeros, tengan a bien aceptar este pequeño obsequio en el que seencuentra uno de los obuses que al estallar en los primeros momentos del siniestro, puso en serios peligros a nuestra querida«Arturo» enterrándose al pie de ella.

De Ud. señor Director su más afectisimo i S.S.H. Benoist Benedetti.Maquinista 1°

Adorna también la mesa de los Directores de la Quinta otro trofeo del mismo incendio. Es una granada regalada por elcoronel Maturana, jefe de la Maestranza de Artillería, al Teniente 2° de la bomba, Guillermo Swinburn, que cumplió granlabor en el peligroso incendio y que este donó acompañando la siguiente carta de la que copio algunos párrafos.

Trozos de la carta del fundador Swinburn dirigida al Secretario don Benjamín Valdés Alfonso, el 9 de Octubre de 1920,donando la granada y narrando su propia experiencia del incendio de la Artillería.

«... dicha granada fue regalada como recuerdo por el General Maturana durante el incendio de la Artillería y yo me la llevé sindarle mayor importancia y casi por no desairar a ese gran militar; pero como pasa con algunas cosas sucede que el tiempo lesda valor (al revés de lo que nos pasa a los viejos)... y me dije «esto pertenece a la Quinta» y por eso lo presento».

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«Estábamos pegando en lo mejor, con harto susto por mi parte,porque menudeaban las explosiones por todos lados,cuando vino una de Cristo Padre que nos tapó de barro y nos dejó con el resuello adentro. En esto entra Ried y da el gritode ¡Firme la Quinta!, lo cual fue mejor que un trago porque nos volvió el alma al Cuerpo.

«Yo era Teniente 2° y 1° accidental y por consiguiente mi puesto era al lado del pitonero, que en ese momento era Enrique RodríguezCerda; en las mangueras había siete voluntarios (quizás serian buenos representantes de los pecados capitales pero en comúntenían una gran virtud, la disciplina). Repuesto de la emoción, que así llamaremos al julepe, fui a revisar a los voluntarios, encontrándolosa todos en sus puestos, al regresar al pitón encuentro a un Oficial viejo forcejeando con Enrique Rodríguez y tratando de quitarle elpitón; lo increpé con alguna dureza, pidiéndole que no interrumpiera el trabajo, a lo cual me contestó: «soi Maturana, como soldadodebo morir en mi puesto, sálvense Uds. porque han cumplido mucho más allá de su deber» a esto le observé que nosotros tambiénteníamos un deber que cumplir y que si así era la voluntad de Dios que sucediera, moriríamos juntos; el General (entonces Coronel)muy emocionado me preguntó como podría manifestar su gratitud, a lo cual le contesté en broma regáleme una granada».

... una carta muy cariñosa que me dirigó el General confirmando su regalo y las palabras con que calificó nuestros servicios.... etc.».

Fdo. Guillermo Swinburn.

El legendario grito ¡FIRME LA QUINTA! Se grabó muy hondo en los corazones de los antiguos quintinos y también elloslo hicieron esculpir en apreciables objetos. Don Ismael Valdés Vergara trajo de Europa como regalo a la Compañía unhermoso reloj mural, especialmente fabricado, que ostenta esa consigna y un casco con el número cinco.

Acuciosos investigadores del pasado de la Quinta han aseverado que este grito no fue original en el incendio de laArtillería y que los fundadores lo habían empleado en anteriores ocasiones para infundirse ánimo y que solamente sepopularizó y cobró importancia desde el incendio de la Artillería en Enero de 1880. En ningún caso estas versiones lerestaría el mérito al tradicional ¡FIRME LA QUINTA! Sino que le daría mayor antigüedad. Apenas transcurridos tresmeses del memorable incendio, esas palabras eran el saludo empleado por los quintinos al encontrarse o divisarse enlos campos de batalla en Perú. Así lo escribe Samuel Ossa Borne en carta a la Junta de Oficiales.

EL ASTA DE LA BANDERA

El fundador José Alberto Bravo se enroló en el Ejército expedicionario como Alférez de artillería y en la batalla deChorrillos capturó al abanderado de un regimiento peruano. Entregó al Ejército chileno la bandera tomada y obtuvoautorización para enviar a la Quinta el asta del estandarte. Con suma modestia hizo grabar en el asta esta dedicatoria:«Tomada en Chorrilos por un voluntario de la Quinta». La compañía acordó grabar su nombre en el preciado trofeo y enaños posteriores hizo confeccionar una réplica exacta donándosela a la Compañía hermana, la Tercera de Valparaíso.

Dos fundadores de la Quinta, en esa guerra, unieron sus nombres a un estandarte. Uno es Bravo tomando una banderaperuana y el otro es Ruperto Marchant recuperando una chilena. Este último describe detalladamente su histórico hallazgoen «Crónicas de un capellán chileno en la guerra de 1879».

Varios quintinos fueron mencionados honrosamente en esa larga marcha al norte cuya meta era Lima, la Ciudad de losVirreyes, y que fue conquistada por los «rotos» chilenos con los «pijes» a la cabeza, unidos entre sí por el amor de una mismaPatria. Ese ejército cohesionado y disciplinado pudo derrotar a naciones más ricas y pobladas y simultáneamente dominar elartero y masivo levantamiento con que los araucanos pretendieron asestar una puñalada por la espalda al ejército expedicionario.El coronel Urrutia batió a los indios enemigos en Temuco. Lumaco, Ñielol y otras localidades sureñas.

Don Manuel Baquedano, montado en el caballo «Diamante» que le regalaron sus coterráneos colchagüinos, hizo suentrada triunfal a Santiago, al frente de un aguerrido ejército de 6.130 hombres.

Los Bomberos de Santiago, que habían conocido la amargura de trasladar heridos desde las estaciones a los hospitales,verlos agonizar y sufrir, tirados en sus camillas, en ese día 14 de Marzo de 1881, hora de la victoria, en que la capitalaplaudía el regreso de los vencedores, no fueron olvidados y el Cuerpo de Bomberos fue el heraldo de la ciudad quepresentó las coronas de laureles a esta avanzada de combatientes. No todos regresaron, muchos quedaron en loscampos de batalla cara al cielo y otros siguieron enfrentando a un adversario empecinado en no reconocer su derrota.

El sol se quebraba en seis mil bayonetas y en las relucientes charreteras. La columna avanzaba bajo los arcos triunfalesque Bomberos e instituciones levantaron a lo largo del trayecto.

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Una doble fila de palcos construídos a ambos lados de la avenida formaban una gigantesca garganta humana que sincesar vitoreaba a los héroes.

El desfile dobló por la calle Estado donde se detuvo a escuchar la salutación de Arteaga Alemparte y siguió camino de laCatedral a dar gracias al Señor de los Ejércitos por el triunfo alcanzado. El General Baquedano y el Almirante Riverosdepositaron sus espadas en el altar mientras don Ramón Angel Jara pronunciaba uno de sus más bellos discursos antela patriótica concurrencia.

La Bomba Arturo Prat, según se anota en el libro de Guardia, salió ese día del cuartel a las 8 de la mañana estacionándose enla portada triunfal que levantó el Cuerpo de Bomberos en Estado y Alameda.

En ese día de júbilo nacional y especialmente militar, el presidente Pinto honró a los Bomberos haciéndose escoltar por ellosen los actos oficiales. El gobierno de Pinto llegaba a su fin y el continuo tronar de los cañones emplazados en el Fuerte Hidalgodel cerro Santa Lucía parecía indicar a los eufóricos santiaguinos que nadie podría disputar la futura presidencia al generalvictorioso, quien sereno y modesto, con el kepi en la mano, y la espada desenvainada en la otra agradecía con sonrisadiscreta las manifestaciones de la multitud. En abril, en una concentración en el circo Trait, el partido conservador le ungiócandidato al sillón presidencial.

Don José Francisco Vergara, Ministro de la Guerra, era hasta entonces el candidato con mejor opción, pero declinó suproclamación apoyando con su inmenso prestigio la candidatura de Domingo Santa María.

La vida bomberil vuelve a normalizarse y la Quinta puede celebrar sus primeros diez años de vida en un ambiente tranquilo ylleno de optimismo.

AÑO 1883 DECENARIO DE LA 5ª FUNDADA EL 7 DE DICIEMBRE DE 1873

En sus primeros diez años de existencia la Quinta concurrió a los actos de servicios que se indican a continuación nofiguran en el cuadro las reuniones de oficiales o de miembros de la Junta de Disciplina, los trabajos encargados acomisiones especiales, ni las 37 Guardias de teatro de los años 1875 y 1876.

1873 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 Totales

Incendios 2 14 8 8 13 10 6 2 8 9 12 92Alarmas 1 6 15 6 0 2 7 7 5 15 4 68Ejercicios 2 12 12 13 13 13 59 12 11 12 14 173Academias 0 6 9 4 9 12 0 6 7 8 7 68Reuniones 2 6 5 8 12 15 13 5 9 10 9 94Funerales 1 15 11 16 8 7 8 4 5 6 4 85Paradas 1 1 2 2 2 1 2 1 2 1 2 17Guardias deCárcel de laMoneda y dePrevención 0 0 0 0 0 0 58 0 0 0 0 58

9 60 62 57 57 60 153 37 47 61 52 655

El año 1879 no hubo academias pero aumentó notablemente el número de ejercicios debido a la ugencia de instruir a losbomberos armados. En reemplazo de la policía se efectuaron ese año guardias de prevención tanto en la cárcel como en elPalacio de Gobierno.

La Compañía, orgullosa del trabajo realizado y agradecida al mismo tiempo de la sociedad santiaguina que había contribuídoa su establecimiento, invitó a las personas que se anotan en el anexo N°1 y que aun estaban en la ciudad, a presenciar unacomedia y a escuchar buena música, forma que estimaron la más apropiada para expresarles su agradecimento.

En ese acto, realizado en el Teatro Variedades, el conocido poeta Pablo Garriga dirigió a la Quinta la siguiente alocución en versos:

«Trabajo i disciplina» es nuestro lema,fieles sepamos a ese lema ser;I siempre a combatir pronto nos halle

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El peligro en el puesto del deber.No desmayemos nunca, compañeros,Llenemos con valor nuestra misión;Y la conciencia del deber cumplidoSerá nuestro preciado galardón!Al fuego asolador que nos amagaSin descanso ataquemos por doquier;Salvemos el hogar del desvalido,Del obrero salvemos el taller!Sea igual nuestro empeño, ya amenaceLa choza del labriego el elemento,O ya amague la llama destructoraEl alcázar féliz del opulento!

La humanidad es una, ante el peligroTodos iguales aún para luchar!Cada hombre que nos llama es nuestro hermanoCada choza que peligra es nuestro hogar!Valor, constancia! Prat con su heroísmoNos dió ejemplo sublime del deber!Y si es su nombre nuestra santa enseña,Dignos sepamos de ese nombre ser.

El quintino Arturo Undurraga Prat nos ha relatado que en esos años se pretendió grabar unos versos en la espada conque Prat saltó al abordaje del Huáscar y en cuyo acero el Héroe había grabado solamente su nombre. Se llamó aconcurso y este certamen fue ganado por Pablo Garriga, el mismo autor del himno dedicado a la Quinta en su décimoaniversario. Posteriormente y a pedido de la familia Prat la espada se dejó intacta.

Los versos de Garriga, hoy tan olvidados como su himno a la Quinta, eran estos:

«Nací de un monte en el ignoto arcanosacóme a luz la industria del mortalforjóme el arte con prolija manoy el Héroe, combatiendo, sobrehumanome dió al caer su espíritu inmortal».

En el libro diario de Oficiales el oficial de guardia anota: «El día 7 de diciembre 1883 celebró el decenio la Compañia conuna magnífica función teatral en el Teatro de Variedades representándose la comedia en tres actos «Una cura porhomeopatía» representada por voluntarios de la Quinta como igualmente la parte musical- espléndido resultado - teatroenteramente lleno - bastante entusiasmo».

«El día 8 un gran banquete asistiendo director, capitán i secretario de las diversas Compañías, todas las palabras quedeje aquí estampadas son pocas para poder manifestar lo grande que ha sido este acto de unión i fraternidad denuestros compañeros i ojalá que conmayor entusiasmo, si se puede esperemos todos los hoi voluntarios de la 5° Cía.Los veinte años i siempre firmes, i fieles a nuestro lema «Trabajo y disciplina».

Arturo Stuven Teniente 2°

INCORPORACIONES Y REINCORPORACIONES 1880 A 1890

N° Reg.Cía. N o m b r e Fecha de Incorporación

99 Julio Bobillier 1° marzo 1880100 Ricardo Costabal 1° marzo 1880101 Arturo Stuven 23 julio 1880102 Alberto Testche 23 julio 1880103 José de la C. Salvo 15 octubre 1880

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N° Reg.Cía. N o m b r e Fecha de Incorporación

104 Ernesto Molina 15 octubre 1880105 Prudencio Santa Maria 8 diciembre 1880106 Carlos Campbell Vicuña 20 mayo 1881107 Agustín Baeza E. 7 agosto 1881108 Rafael Pacheco 8 diciembre 1881109 Alfredo Campbell Vicuña 18 mayo 1882110 Fernando Edwards 2 julio 1882111 Camilo Vial 4 agosto 1882112 Santiago Aldunate Bascuñan 13 octubre 1882113 Rolando Solar 13 octubre 1882114 Cirilo Vil Cirilo Vila Magallanes 15 enero 1883115 Federico Oddó 14 abril 1883116 Armando Valdés C. 13 julio 1883117 José Pedro Alessandri Palma 13 julio 1883118 Juan E. Infante 13 julio 1883119 Carlos Vergara M 2 Noviembre 1883120 Anjel Vila Magallanes 2 Noviembre 1883121 Nicolás Montt Herrera 2 Noviembre 1883122 Ricardo Reyes Solar 2 Noviembre 1883123 Julio Klein 2 Noviembre 1883124 Carlos Matta Pérez 1° dicembre 1883125 Victor Körner Andwanter 6 marzo 1884126 Bernardino Toro C. 6 marzo 1884127 Ramiro Pinto Concha 6 marzo 1884128 Carlos Garcés Puelma 21 abril 1884129 Santiago Montt 16 junio 1884130 José Luis Zegers 6 julio 1884131 Alfonso Klickmann 10 octubre 1884132 Eduardo Guerrero 10 octubre 1884133 José Francisco Vergara 9 enero 1885134 Samuel Rodríguez Cerda 7 abril 1885135 Carlos Smith 13 agosto 1885136 Domingo Monery 8 enero 1886137 Samuel Greene Haviland 9 abril 1886138 Carlos Izquierdo 13 julio 1886139 Jorge Guerrero 13 julio 1886140 Roberto Alonso 8 octubre 1886141 Ernesto Lagos 8 octubre 1886142 Pedro Cortés Monroi 19 febrero 1887143 Daniel Rioseco 4 abril 1887144 Carlos Bravo 4 abril 1887145 Renato Sánchez García de la H. 18 mayo 1887146 Alfredo Campbell Vicuña 8 diciembre 1887147 Pío Puelma Besa 9 abril 1888148 Luis Altamirano Talavera 9 abril 1888149 Cirilo Aldunate 9 abril 1888150 Samuel Ossa Borne 9 abril 1888151 Teodoro Bravo Cevallos 9 abril 1888152 Miguel Prado 26 abril 1888153 Luis Porto Seguro Ovalle 26 abril 1888154 Elias de la Cruz Labarca 26 abril 1888155 Eduardo Fernández Julio 26 abril 1888156 Gustavo Bravo 26 abril 1888157 Rafael Prado 26 abril 1888158 Manuel Fernández G. 2 septiembre 1888159 Carlos Altamirano Talavera 2 septiembre 1888

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N° Reg.Cía. N o m b r e Fecha de Incorporación

160 Carlos Olavarrieta 6 octubre 1888161 Arturo Bravo B 13 abril 1889162 Jorge Barceló Lira 13 Julio 1889163 Ignacio Saavedra R. 13 Julio 1890164 Luis Matta Pérez 13 Julio 1890165 Julio Garcés 26 septiembre 1890166 Juan de Dios Valdés 26 septiembre 1890167 Pedro Torres Ibieta 26 septiembre 1890168 Guillermo Blest Gana 26 septiembre 1890169 José Pedro Contador 26 septiembre 1890170 Carlos Vives 26 septiembre 1890171 Alberto Acuña V. 1° diciembre 1890172 Ramón Prieto 1° diciembre 1890173 Enrique Gana G. 1° diciembre 1890

CONTINUACIÓN DEL CUADRO DE LOS PRIMEROS DIEZ AÑOS DE TRABAJO

Los voluntarios de la Quinta debieron concurrir hasta 1890 a los siguientes actos del servicio:

1884 1885 1886 1887 1888 1889 1890 Total

Incendios 13 10 16 19 15 28 14 115Alarmas 16 3 6 10 8 8 8 59Ejercicios 13 13 12 12 9 7 9 75Academias 11 11 12 14 12 14 14 88

En este cuadro no se incluyen otros actos que también obligaban la asistencia de los voluntarios y muy especialmente la de losoficiales, como eran las reuniones, funerales, cursos de máquinas, juntas de oficiales, junta de disciplina, revistas, etc.

PRESIDENTES Y SUPERINTENDENTES

El secretario de la Quinta era en 1881 Ignacio Santa María hijo menor de don Domingo Santa María González y que en1894 será el Superintendente del Cuerpo de Bomberos.

El 18 de septiembre, día de la trasmisión del mando presidencial, invitó a todos los oficiales de la Quinta a presenciar laceremonia en que su padre asumía el mando de la Nación. Allí pudieron ver muy de cerca los quintinos como el Presidentedel Senado don Antonio Varas, ex Superintendente, recibía la banda presidencial de manos del Presidente don AníbalPinto, Superintendente en 1884, y la terciaba en el pecho de don Domingo Santa María.

Esa escena histórica en que se reunieron jefes máximos de la Institución y a cuya capacidad y probidad nos referimos,es una muestra del buen criterio con que el Cuerpo de Bomberos ha elegido siempre a sus jefes supremos.

Cinco años atrás había recibido Pinto el gobierno de un país debilitado por la insensata guerra con España y ahoraentregaba a su sucesor el mando de una nación fuerte y respetada.

Aníbal Pinto, quien manejó sin trabas los caudales públicos de la nación en guerra, salió tan pobre y endeudado de laMoneda que para cancelar a sus acreedores debió vender sus bienes. Se fué a vivir a una modesta casa de alquilerpropiedad de don Eusebio Lillo, rechazó cargos públicos y senaturías que le ofrecieron y para mantener a su familia seempleó en el Diario «El Ferrocarril» como traductor y ayudante de redacción con un sueldo de dos mil pesos al año.

La solidez de su juicio, la severidad de sus principios y la nobleza de su carácter levantaron el nivel moral del país.

Falleció en Valparaíso el 9 de junio de 1884 y hasta los que políticamente lo combatieron lo llamaron a su muerte «elcrisol de la honradez».

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Ese día la Quinta Compañía celebraba sesión cuando se le comunicó la triste noticia y acordó suspenderla de inmediato enseñal de duelo. Los voluntarios se dirigieron al Cuartel General a esperar lo que iba a resolver el Directorio para solemnizar losfunerales del ilustre ex jefe máximo de la Institución.

Al día siguiente, miércoles 11, por tren de las 8 de la mañana partió a Valparaíso una comisión de diez voluntarios al mando delTeniente 1° Arístides Pinto, para acompañar a Santiago los restos de don Aníbal Pinto que fueron velados en el Congreso.

El Directorio del Cuerpo ordenó que allí se montara una guardia permanente de voluntarios y a la Quinta le correspondió elturno que se inició a las 4 de la mañana.

El jueves 12 anota en el Libro Diario de Oficiales el Tte. 2° don Alfredo Infante:

«A las 11 i minutos de la mañana de hoi salió nuestra Compañía con todo su material enlutado con el objeto de acompañar losrestos de nuestro Superintendente al Cementerio.

Una vez concluída la ceremonia, regresamos en orden de formación a nuestro Cuartel donde se guardó el material i se pasólista a las 4 ¼ P.M.»

DON ANTONIO VARAS DE LA BARRA

El 3 de junio de 1886 fallece don Antonio Varas, estadista que no quiso ser el primer ciudadano, rechazando la sucesióndel Presidente Montt en tiempos que el candidato oficialista era elegido sobre seguro. Hasta el día de su muerte se negóa jubilar diciendo que todavía podía trabajar y que la jubilación por incapacidad simulada era un robo a la nación.

El gobierno, las corporaciones y el pueblo tributaron a sus restos uno de los homenajes más grandiosos que ha visto Santiago.

Durante los años 1866 a 1869 fue Superintendente del Cuerpo de Bomberos y desde 1870 era miembro honorario del Directorio.

En el libro de Guardia de la Quinta, se lee en el día 5 de junio de 1886:

«A las 8,40 A.M. nos dirijimos al Cuartel General de donde salimos a las 9 A.M. en unión de las demás Compañías, endirección a la casa de don Antonio Varas, calle Huérfanos entre Teatinos i Peumo, desde donde voluntarios de todas lasCompañías arrastraron a pie el carro con el cadáver del señor Superintendente hasta el Cementerio. Ahí habló enrepresentación del Cuerpo el señor Samuel Izquierdo».

El gran estadista dejó a su familia por única herencia el recuerdo de sus virtudes privadas y cívicas y el Congreso debióacordar una pensión para su viuda e hijas solteras.

FATAL MARTES 13 EN MARZO DE 1883

La campana da la alarma. Se divisa una gran humareda en dirección a Matucana. El voluntario Pesse sale a cargo de loscaballos de la Bomba y a todo galope avanza en persecución del incendio que parece alejarse cada vez más. En esacarrera atropella a un coche de posta destrozándole el pescante.

La gran columna de humo era producida por una sementera que se quemaba en Pudahuel y el incendio a que llamabala campana era una falsa alarma.

La Quinta no llegó al lugar del amago y además tuvo que pagar los daños al cochero.

OTRA FALSA ALARMA

En el libro Diario de Oficiales escribe el Tte. Guillermo Swinburn en Nov. 18 de 1880:

«A la 1 ½ P.M se sintieron dos campanadas en la torre de San Francisco que fueron repetidas a intervalos; como creyera quedicho convento repetía la señal de incendio en el 2° cuartel acudí de uniforme a éste; me encontré con que no había novedad;

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sin embargo me consuelo con el hecho de que no fui el único chasqueado, pues entre varios bomberos de otras Compañíasque corrían por la Alameda divisé al señor Comandante i al voluntario Silva Palma, quienes llegaron a este cuartel.

Averiguando el origen de la singular idea de los frailes supe que habían estado llamando a clases de catecismo; quizásserá buena la clase pero la manera de llamar es malasa así es que ruego al Sr. Capitán se empeñe con los reverendospadres para que llamen de una manera menos alarmante».

AVERIAS DE MATERIAL EN LOS ACTOS DEL SERVICIO

Los daños sufridos por la Bomba, gallo y carro de carbón, así como los de las mangueras, pitones , gemelos, etc. Eran numerosos yla descripción de ellos y de las correspondientes reparaciones ocupan centenares de páginas en los Libros de Guardia.

Enfocaremos como ejemplo una semana de trabajo, (la que se inicia en 27 de enero de 1884).

Domingo: Incendio a las 2 A.M. en la casa del Sr. M. J. Díaz en la calle San Diego. No había agua en las acequiaspróximas por lo que nos colocamos en la de la Alameda trabajando hasta las 6 A.M.

Averias: Se rompieron cinco tiras, algunas lo están en dos partes. Se perdió la compuerta para las acequias. La guascade la Bomba se rompió.

Lunes: Amago a las 3,20 P.M. se dió la alarma en el barrio de la Cañadilla. Alcanzamos a llegar hasta la Plaza de laIndependencia donde tuvimos orden de devolvernos.

Averias: Se quebraron varios pernos del gallo. Se hará lo posible por dejarlo listo para mañana.

Gastos de semana:1 Frasco de Barniz negro $1.50Agua de cobre $0.203 libras de velas $2.40pasto $1.50

Martes: Entrego la guardia sin novedad. Federico Oddo Ayudante

Me recibo de la guardia Alfredo Infante Tte. 2°

Miércoles: A las 11 A.M . incendio en la Bodega Chile, San Antonio esq. de Chirimoyo, propiedad de los Sres. Echeverría i Palacios.La Bomba se colocó en la acequia entre Chirimoyo i Alameda. Se trabajó sobre el tejado, por el frente del incendio, hasta la 1 ½ P.M.

Jueves: A las 3 A.M. incendio en la calle San Martín, casa del Sr. De la Barra, la bomba trabajó hasta las 7 A.M.

Averias: Se volvió a quebrar la abrazadera de la bomba que se quebró en el incendio de ayer y que ya había sidocompuesta. Al gallo se le quebraron dos barrotes del canastillo de mangueras.

Mangueras rotas durante los tres últimos incendios: hemos tenido la enorme suma de treinta y dos tiras rotas.

Viernes: Sin novedad:

Sábado: Amago. Se nos dió aviso que se quemaban unos ranchos de la calle San Ignacio cuatro cuadras afuera delcanal San Miguel. Nuestra bomba salió del Cuartel con la ligereza de costumbre. Sofocamos el fuego entre cuatrovoluntarios ayudados por algunos hijos del pueblo. Se hizo notar la conducta del oficial de guardia del depósito de policíaque no avisó al Cuartel General por lo que no se dió la alarma.

Domingo: IncendioA las dos i minutos se dió la señal de alarma entre calle San Isidro i Carmen, tres cuadras adentro. Nuestra bomba laúnica que trabajó durante 2 horas i cuarto.

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Averias: Al gallo se le quebró el timón; un farol.A la bomba se le cortó la silla del arnés.

Anotaciones varias del libro de guardia1883«A las 8 A.M.salíamos a ejercicio cuando sequebró el timón del gallo y el caballo arrancócon esa parte botando a nuestro queridoCapitán que recibió fuertes golpes quepudieron serle muy fatales, sin embargo, deestar algo estropeado i gracias a su energíase continuó el ejercicio».

Arturo StuvenAyudante

Del libro de Actas de la Junta de Oficiales 1884El voluntario Carlos Garcés fue citado por abandonar su puesto durante el ejercicio general del 19 de octubre y golpeara un voluntario de otra Compañía.

Explica el voluntario Garcés que estaba al cuidado de una manguera cuando el voluntario Emilio Ruiz S. lo silvó y cuandovolvió la cara lo pitoneó. Dice que amenazó a Ruíz de darle un correctivo delante de todo el Cuerpo si lo volvía a pitoneary que Ruíz le botó el casco de otro pitonazo. La Junta lo reconviene a pesar de sus explicaciones.

En la misma Junta se acuerda colocar vidrios verdes a los faroles de la bomba y del gallo.

A raíz de un gran incendio ocurrido el 22 de diciembre 1884 en que los voluntarios Cirilo Vila, Agustín Baeza y ArturoStuven después de trabajar varias horas solicitaron permiso para ir a cambiarse ropa y volver se les cita por no regresar.Explican: uno que se tendió a descansar un momento y se quedó profundamente dormido, otro que regresando alincendio se cayó del caballo y no tuvo fuerzas para volver a montar y el tercero que le dió una fatiga. La Junta les aplicasanciones y le acepta la renuncia al voluntario Stuven.

Grupo de quintinos con la bomba, gallo y carro de carbón, en el año 1886, retratados en el patio de laantiguo Cuartel General.