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La sociedad disciplinaria desde el punto de vista foucaultiano Foucault sitúa a la Europa de finales del siglo XVIII y principios del XIX como el momento fundacional de una nueva sociedad, la disciplinaria. Si bien, la disciplina se convierte en la forma más difundida de dominación, con anterioridad, existían otras formas de ejercicio de la misma: La esclavitud: instalada en sobre una relación de apropiación de los cuerpos. La domesticidad: fundada a partir de una relación de dominación "constante, global, masiva, no analítica, ilimitada y establecida bajo la forma de la voluntad singular del amo, de su capricho". La del Vasallaje: a través de una relación de sumisión en extremo codificada "que atañe menos a las operaciones del cuerpo que a los productos del trabajo y a las marcas rituales del vasallaje". La del ascetismo o las de tipo monástico: que se conforman para garantizar privaciones y aunque implica la obediencia a otros su objetivo es el de aumentar el dominio de cada cual sobre su propio cuerpo. (Foucault, M; 1976, pág. 141) El nacimiento de la disciplina, del arte del cuerpo, forma un vínculo que, "en el mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y al revés"..."La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos "dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos de utilidad) y disminuye esas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra: disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una "aptitud", una "capacidad" que trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta. Si la explotación económica separa la fuerza y el producto del trabajo,

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Page 1: Focault

La sociedad disciplinaria desde el punto de vista foucaultiano

Foucault sitúa a la Europa de finales del siglo XVIII y principios del XIX como el

momento fundacional de una nueva sociedad, la disciplinaria. Si bien, la

disciplina se convierte en la forma más difundida de dominación, con

anterioridad, existían otras formas de ejercicio de la misma:

La esclavitud: instalada en sobre una relación de apropiación de los cuerpos.

La domesticidad: fundada a partir de una relación de dominación "constante,

global, masiva, no analítica, ilimitada y establecida bajo la forma de la voluntad

singular del amo, de su capricho".

La del Vasallaje: a través de una relación de sumisión en extremo codificada

"que atañe menos a las operaciones del cuerpo que a los productos del trabajo

y a las marcas rituales del vasallaje".

La del ascetismo o las de tipo monástico: que se conforman para

garantizar privaciones y aunque implica la obediencia a otros su objetivo es el

de aumentar el dominio de cada cual sobre su propio cuerpo.

(Foucault, M; 1976, pág. 141)

El nacimiento de la disciplina, del arte del cuerpo, forma un vínculo que, "en el

mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y al

revés"..."La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos

"dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos de utilidad)

y disminuye esas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra:

disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una "aptitud",

una "capacidad" que trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la

potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción

estricta. Si la explotación económica separa la fuerza y el producto del trabajo,

digamos que la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de

coacción entre una actitud aumentada, una dominación acrecentada." (Ibid.

Pág. 141-142)

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El poder disciplinario de los tiempos modernos inaugura un castigo silencioso

que opera con la finalidad de producir cuerpos domesticados. Esta nueva

tecnología de poder obedece una causalidad múltiple. Una economía

potenciada por el crecimiento de las fuerzas productivas y el incremento

demográfico del siglo XVIII plantearon al viejo continente un doble problema: el

ilegalismo de los cuerpos se traslada hacia los bienes (delincuencia) e irrumpe

la amenaza de la pérdida del control de las viejas técnicas penales de

encauzamiento.

El pasaje del castigo del Antiguo Régimen al del orden Burgués no constituye

un sistema humanitario más punitivo sino una tecnología acorde con los

nuevos requerimientos, una justicia capilar que penetrará hasta los últimos

resquicios del cuerpo social.

"Lo que se perfila es sin duda menos un respeto nuevo a la humanidad de los

condenados... que una tendencia a una justicia más sútil y más fina, a una

división en zonas más estrechas del cuerpo social" (Ibid. Pág.82)

El proceso de ordenamiento de las sociedades llevó a la reforma y la

reorganización del sistema judicial y penal que instauró el pasaje de la

indagación, procedimiento por el cual se trataba de saber lo ocurrido, por uno

totalmente distinto, "no se trata de reconstruir un acontecimiento sino algo, o

mejor dicho, se trata de vigilar sin interrupción y totalmente". (Foucault, M;

1978, pág. 100)

En el seno de estas mutaciones aparecerá la prisión sustituyendo otras formas

de castigo - la deportación (expulsión de las personas, exilio), los mecanismos

para provocar escándalos, vergüenza y humillación, el trabajo forzado (como

forma de reparación del orden social) y la pena del Talión- dotada de la función

de impedir que el delito se repita y de bloquear la reiteración de los

delincuentes mediante el objetivo confesado de corregir al penado. Pero, el

éxito de la prisión no se instala en estos objetivos explícitos sino en la puesta

en marcha de una tecnología eficaz de poder, las disciplinas: "conjunto de

técnicas de control corporal que apuntan a una cuadriculación del espacio y del

tiempo buscado, con la mayor economía, reducir la fuerza del cuerpo en tanto

fuerza política y maximizarla como fuerza económica. De allí en más, un

espacio analítico, celular y aun colmenar permitirá, dentro de una sociedad

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compleja y confusa, ubicar, clasificar y, por fin, vigilar y castigar (Terán, O; s/f,

Pág. 25 ) es decir, la disciplina es una economía política del detalle que

produce "individuos" y hace de esta producción individualizante un método de

dominación.

La "delincuencia", objeto producido por las relaciones de poder-saber de la

prisión, permiten producir a un individuo patologizado y moralmente

devaluado, puesto que obturó el deseo de los sectores populares de delinquir.

Jeremías Bentham, plasma este modelo de vigilancia social construyendo esta

idea a partir de una metáfora de la sociedad que la denomina Panóptico,

"forma arquitectónica que permite un tipo de poder del espíritu sobre el

espíritu, una especie de institución que vale tanto para las escuelas como para

los hospitales, las prisiones, los reformatorios, los hospicios o las fábricas. El

panóptico era un sitio en forma de anillo en medio del cual había un patio con

una torre en el centro. El anillo estaba dividido en pequeñas celdas que daban

al interior y al exterior y en cada una de las celdas había, según los objetivos

de la institución, un niño aprendiendo a escribir, un obrero trabajando, un

prisionero expiando sus culpas, un loco actualizando sus locuras, etc. En la

torre central había un vigilante y como cada celda daba al mismo tiempo al

exterior como al interior, la mirada del vigilante podía atravesar toda la celda...

" (Foucault, M; 1978, pág 98-99)

A través de la metáfora del panoptismo, Foucault intenta apuntar al conjunto

de mecanismos que operan en el interior de todas las redes de procedimientos

de lo que se sirve al poder "el panoptismo ha sido una invención tecnológica en

el orden del poder, como la máquina de vapor en el orden de la producción.

Esta invención tiene esto de particular: que ha sido utilizada en un principio en

niveles locales: escuelas, cuarteles, hospitales... Se ha aprendido a

confeccionar historiales, a establecer anotaciones y clasificaciones a hacer la

contabilidad integral de estos datos individuales" (Foucault, M; 1978 b, pág 98-

99)

Se instala, entonces como rasgo característico de la modernidad una sociedad

disciplinaria, panóptica que tiene como objetivo central formar cuerpos dóciles,

susceptibles de sufrir modificaciones a través de tres operaciones:

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a. La vigilancia continua y personalizada,

b. Mecanismos de control de castigos y recompensas y

c. La corrección, como forma de modificación y transformación de acuerdo a

las normas prefijadas.

La vigilancia, dentro del panoptismo desempeña un rol destacado, dado que la

misma "sobre los individuos no se ejerce al nivel de lo que se hace sino de lo �que se es o de lo que se puede hacer. La vigilancia tiende cada vez más a

individualizar al autor del acto, dejando de lado la naturaleza jurídica o la

calificación penal del acto en sí mismo." (Foucault,1978:118). En este sentido,

Foucault habla de la arquitectura de la vigilancia "...que haga posible que una

única mirada pueda recorrer el mayor número de rostros, cuerpos, actitudes la

mayor cantidad posible de las cedas" (Foucault,1978:120); así la tarea principal

que le compete a la vigilancia es "vigilar a los individuos antes de que la

infracción sea cometida" por eso se la simboliza por un ojo siempre abierto.

El panoptismo más allá de ser simbolizado a través de la metáfora enunciada

anteriormente, se corporiza en la realidad de las diferentes instituciones, de

este modo Foucault detalla "quisiera mostrar cómo es que existe este

panoptismo al nivel más simple y en el funcionamiento cotidiano de

instituciones que encuadran la vida y los cuerpos de los individuos: el

panoptismo, por lo tanto, al nivel de la existencia individual"

(Foucault,1978:121). Así el individuo pertenece a un grupo y el grupo se

desenvuelve en las distintas instituciones que conforman la sociedad

disciplinaria, como la prisión, la escuela, el hospital, la fábrica etc. Tales

instituciones son denominadas por el autor estructuras de vigilancia y todas

tienen: un fin común el fijar o vincular a los individuos a un aparato de

normalización de los hombres; un objetivo basado en "ligar al individuo al

proceso de producción, formación o corrección de los productores que habrá

de garantizar la producción y a sus ejecutores en función de una determinada

norma" (Foucault,1978:128) y un efecto común que es la exclusión del

individuo.

Las instituciones no deben clasificadas en estatales y no estatales sino

definidas como una red institucional de secuestro que rigen la dimensión

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temporal de la vida de los individuos y la existencia de los mismos. Así sus

funciones se centran en el control del tiempo, basado en la apropiación y

explotación de la cantidad del mismo y en el control del cuerpo, basado en un

sistema determinado encargado de formarlo y valorizarlo. En este sentido,

Foucault afirma en esta sociedad "...en el siglo XIX el cuerpo adquiere una

significación totalmente diferente y deja de ser aquello que debe ser

atormentado para convertirse en algo que ha se ser formado, reformado

corregido, en un cuerpo que debe adquirir aptitudes, recibir ciertas cualidades

y calificarse como cuerpo capaz de trabajar" (Foucault,1978:133) Es

importante desatacar que, más allá de que todas las instituciones que

conforman esta red son especializadas, el funcionamiento de cada una

"...supone una disciplina general de la existencia que supera ampliamente las

finalidades para las que fueron creadas" (Foucault,1978:132).

Dentro de las instituciones de secuestro Foucault califica al poder como,

económico, político, judicial, y epistemológico. Éste último es entendido como

un "... poder de extraer un saber de y sobre estos individuos ya sometidos a la

observación y controlados por estos diferentes poderes" (Foucault,1978:135).

Existen varios saberes, por un lado a nivel general, el que es extraído del

comportamiento de los individuos, dado que del poder que es ejercido sobre

éstos es de donde se extrae un saber.

Y por el otro a nivel más particular tenemos, el saber tecnológico "que se forma

de la observación y clasificación de los individuos, del registro, análisis y

comparación de sus comportamientos" y el saber de observación calificado

como clínico.

Dentro del poder el autor identifica el sub-poder como "una trama de poder

político microscópico, capilar, capaz de fijar a los hombres al aparato de

producción,...conjunto de pequeños poderes e instituciones situadas en un

nivel más bajo" (Foucault,1978:139).

De todas las instituciones que Foucault se vale para ejemplificar su discurso,

nombra la escuela dentro de lo pedagógico, así "la pedagogía se constituyó

igualmente a partir de las adaptaciones mismas del niño a las tareas escolares,

adaptaciones que, observadas y extraídas de su comportamiento, se

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convirtieron en seguida en leyes de funcionamiento de la instituciones y forma

de poder ejercido sobre él". (Foucault,1978:136).

En el primer volumen de la Historia de la Sexualidad expresa que la confesión

se instala como una práctica fundamental nacida en el interior de la institución

católica, "la confesión difundió hasta muy lejos sus efectos: en la justicia, en la

medicina, en la pedagogía en las relaciones familiares, en las relaciones

amorosas, en el orden de lo más cotidiano, en los ritos más solemnes; se

confiesan los crímenes, los pecados, los pensamientos y deseos, el pasado y

los sueños, la infancia (...) El hombre, en Occidente, ha llegado a ser un animal

de confesión" (Foucault, M, 1977: 74-75)