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GUÍA DEL CIELO UNA PROPUESTA DE VISITA DE ÁNGEL CAMPOS INDICE: -ORION -CAN MAYOR -CANCER -EL COCHERO -ACUARIO -GEMINI -PERSEO -ANDROMEDA -TAURO -TRIANGULO -BALANZA -CABALLITO EL CIELO DE INVIERNO Desde nuestra latitud, las largas noches de invierno presentan unas condiciones inmejorables para la observación del cielo. Nuestra ubicación en la zona templada nos permitirá gozar de un buen número de noches limpias en las que brillarán con especial fulgor los asterismos más bellos observables desde el Hemisferio Norte. El cielo invernal nos ofrece ocho estrellas de primera magnitud: Betelgeuse, Rigel, Sirio, Proción, Aldebarán, Capella, Cástor y Póllux; es decir, la misma cantidad de objetos tan luminosos que la suma de los observables en las tres restantes estaciones del año. En nuestro paseo celeste seguiremos el itinerario a través de las constelaciones en las que se ubican estas estrellas de primera magnitud.

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GUÍA DEL CIELO UNA PROPUESTA DE VISITA DE ÁNGEL CAMPOS INDICE: -ORION -CAN MAYOR -CANCER -EL COCHERO -ACUARIO -GEMINI -PERSEO -ANDROMEDA -TAURO -TRIANGULO -BALANZA -CABALLITO EL CIELO DE INVIERNO Desde nuestra latitud, las largas noches de invierno presentan unas condiciones inmejorables para la observación del cielo. Nuestra ubicación en la zona templada nos permitirá gozar de un buen número de noches limpias en las que brillarán con especial fulgor los asterismos más bellos observables desde el Hemisferio Norte. El cielo invernal nos ofrece ocho estrellas de primera magnitud: Betelgeuse, Rigel, Sirio, Proción, Aldebarán, Capella, Cástor y Póllux; es decir, la misma cantidad de objetos tan luminosos que la suma de los observables en las tres restantes estaciones del año. En nuestro paseo celeste seguiremos el itinerario a través de las constelaciones en las que se ubican estas estrellas de primera magnitud.

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Orión Si miramos hacia el Sur, encontraremos en las primeras horas de la noche invernal la constelación más llamativa de nuestro cielo, casi tan conocida como la Osa Mayor. Se trata de Orión, la más bella constelación del Hemisferio Norte que toma su nombre del gigante cazador mitológico, muerto por la mordedura de un escorpión y transportado al cielo por Júpiter para consuelo de Diana. Orión destaca por el brillo de sus estrellas, la armonía de su estructura y por sus magníficos conjuntos estelares y nebulosas. Con ayuda de unos prismáticos o de un pequeño anteojo hallaremos los objetos más atractivos de Orión inscritos en un trapecio que fácilmente compondremos a simple vista, dispuesto de N a S, uniendo dos estrellas de primera magnitud, como la rojiza y variable Betelgeuse (0,9) al NE y la blancoazulada y doble Rigel (0,15) al SO, con otras dos estrellas destacables: Bellatrix (1,6) al NO y la Kappa al SE, de menor brillo que la anterior, por lo que el imaginario trapecio quedará algo desdibujado en el ángulo donde esta estrella se sitúa. En su interior, apreciaremos una espléndida alineación casi perfecta de NO a SO formada por tres estrellas azuladas y brillantes que componen el célebre cinturón de Orión, y a las que la tradición popular ha dado diversos nombres como Los Reyes Magos o Las Tres Marías; nos referimos a Mintaka, la variable y azulada Delta (2,0) que se nos presenta como una binaria óptica fácil de resolver, ya que su compañera de la 7,0 de magnitud se encuentra a 53", la Epsilon o Alnilam (1,7) rodeada de una nebulosidad observable fotográficamente, y en el extremo SE Alnitak, la Zeta de la 1,6 de magnitud, una doble que podremos separar con aberturas superiores a los 10 centímetros. Sus componentes distan en la actualidad 2"6. La principal alcanza la magnitud 2,0 mientras que su compañera es de la 4,1. Este par se encuentra rodeado por un extenso campo nebular formado por diferentes condensaciones de gas: IC 431, IC 432, IC 434, NGC 2023 y NGC 2024 conocida también como "Gran Horca". Bajo el cinturón nos llamará poderosamente la atención otra alineación de

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menor campo en el eje NS conocida como la Espada o el Tahalí, uno de los asterismos más impresionantes que el aficionado puede admirar con unos simples prismáticos. Se halla formado por estrellas azuladas difíciles de precisar con la vista, dada la alta concentración de gases que envuelven a estos jóvenes soles. Estaremos seguros de haberlo encontrado cuando la prolongación de su eje nos lleve directamente a la Epsilon del cinturón, formando con éste una T de tejadillo inclinado. No es pues extraño que el conjunto de ambos asterismos -El Cinturón y el Tahalí o Espada del Cazador- sea denominado en otros países con el nombre de la T de Orión. En el centro de lo que llamamos la Espada del Cazador, se encuentra el objeto más espectacular de nuestro cielo invernal: el M 42, la famosa Nebulosa de Orión que presenta una magnitud aparente de 2,9 y se halla a 1.500 años-luz de distancia. Con un modesto anteojo provisto de un ocular de ancho campo, al que adaptaremos un filtro verde, podremos ya apreciar con razonable precisión y sin apenas pérdida de luminosidad la estructura a grandes rasgos de la gran nube de gas. En su interior se encuentran estrellas jóvenes y azuladas entre las que sobresale en una primera observación un conjunto de cuatro estrellas que forman el Trapecio, el sistema cuádruple más conocido del cielo. Su presencia se ve resaltada en cierta medida por encontrarse próximo al centro luminoso de la nebulosa. Bajo la gran nube, junto al borde N del Sinus Magnus, encontraremos su satélite, el M 43, otra nebulosa que ocupa un campo mucho menor asociada a una estrella de novena magnitud. Por último, desde el centro de la Espada nos trasladaremos a sus bordes. En su punta norte descubriremos un cúmulo de estrellas abierto, el NGC 1981, y bajo él un par de estrellas, C 1 y C 2, inscritas en un campo nebular inapreciable para nuestros prismáticos. La punta sur del Tahalí acoge a su vez la doble iota, envuelta así mismo en la débil nebulosa NGC 1980.

El Can Mayor Fácilmente entraremos en el corazón del Can Mayor, el perro de caza de Orión, si prolongamos cuatro veces y media hacia el SE el segmento que forman las Tres Marías, o el tejadillo de la T de Orión. Al hacerlo, nos toparemos con Sirio, la estrella más brillante de ambos hemisferios (-1,5). Su fulgor ha impresionado tanto al hombre que ha sido divinizada por muchos pueblos a lo largo de la historia. Los egipcios la llamaron Shotis, la luminaria, y se sirvieron de ella para contar el inicio del año a partir de su primera aparición sobre el horizonte del cielo de madrugada; mientras que los árabes la denominaron Alhabor, "el que ha cruzado la Vía Láctea". Sin embargo, su extraordinario brillo no lo debe a su masa o su tamaño -dos veces y media más pesada que el Sol y apenas dobla su diámetro- sino a su relativa cercanía a la Tierra, tan sólo 8,7 años-luz. En 1862 se descubrió que Sirio contaba con una compañera de 8,7 de magnitud,

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una enana blanca imposible de resolver con modestos anteojos. Sirio es sin duda un excelente punto de referencia para localizar los objetos más atractivos de la constelación. De este modo, 4º al Sur encontraremos, incluso a simple vista en noche oscura, el M 41, uno de los cúmulos abiertos más notables de nuestro hemisferio que se halla a 2.500 años-luz; cuenta con más de 50 estrellas y su magnitud conjunta llega a ser de 5,0. Lo que más nos atrae en un principio es su forma circular, así como la disposición regular de cada una de sus estrellas en el conjunto, más espaciada en los bordes del cúmulo y condensada en su centro, pero en cualquier caso observaremos una sorprendente simetría. A 6º de Sirio, trazando una línea ligeramente orientada hacia el SO, encontraremos una gigante azul que fue denominada por los árabes Mirzam, "el que precede"; se trata de la beta del Can, una estrella variable de periodo corto que apenas oscila entre la 1,9 y la 2,0 de magnitud y dista 650 años-luz de la Tierra. Al situar dicha estrella en el campo de nuestros prismáticos, hallaremos en sus aledaños el NGC 2204, una débil concentración de estrellas; apenas contaremos una docena aunque en realidad son 90 soles que distan 650 años-luz de nosotros. De nuevo en Sirio, marcaremos en dirección SE. dos veces la distancia entre esta estrella y la beta para hallar en el borde de la cinta galáctica la delta, conocida también por Wezen, una gigante amarilla que brilla a 1.100 años-luz y es 40.000 veces más luminosa que el Sol. En sus cercanías y hacia el borde Este de la constelación localizaremos el NGC 2354, una concentración de unas sesenta estrellas entre la séptima y la décima magnitud de entre las cuales únicamente distinguiremos con prismáticos unas pocas. Ahora volvamos a la delta para encontrar en sus proximidades en dirección SO. la rojiza sigma de la 3,5 de magnitud, y a tan sólo un grado en la misma dirección hallaremos la epsilon, llamada por los árabes Adhara, "las vírgenes", nombre plural que alude a su naturaleza binaria, ya que se trata en realidad de dos estrellas de la 1,5 y de la 8,1 de magnitud que brillan con una separación de 8".

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Cáncer Flanqueada al Este por Leo y al Oeste por Géminis, la constelación zodiacal de Cáncer, el Cangrejo, parece languidecer entre sus refulgentes vecinas; sin embargo encierra entre sus discretas estrellas asterismos que el aficionado no debe pasar por alto. Para no perdernos, tomemos como unidad de medición, y siempre con criterio de aproximación, el imaginario segmento entre Cástor y Pólux, los brillantes soles de Géminis. Así, si prolongamos desde Pólux tres veces dicho segmento hacia el Este, llegaremos a la iota, una famosa binaria física, de la 4,3 y la 6,7, amarilla y blanca respectivamente que se encuentran a 30". A partir de esta estrella binaria podríamos componer la base de una "Y" invertida dispuesta de Norte a Sur. Sobre dicha figura se situarían las estrellas más brillantes de la constelación. En su tronco, descendiendo hacia el Sur encontramos la Gamma de la 4,7 de magnitud. Al hacerlo, nuestra vista se centrará involuntariamente en uno de los cúmulos abiertos más conocidos del Hemisferio Norte: El Pesebre o M 44, un espléndido racimo de estrellas que se despliega a 2º al SO. de la gamma, y que constituye sin duda el objeto más interesante de Cáncer; a pesar de su aspecto disperso, alcanza una magnitud conjunta de 3,7 . En noche oscura observaremos a simple vista una mancha borrosa que se resolverá en estrellas con nuestros prismáticos; en su seno, la más brillante es la épsilon de la 6,3. En realidad, el Pesebre contiene aproximadamente unas ochenta estrellas, aunque con nuestros prismáticos nos contentaremos con reconocer al grupo principal de once componentes de la sexta magnitud. Lo más llamativo es su disposición triangular y por parejas de una parte de estos soles para los que Baade calculó una edad de cuatrocientos millones de años. Volvamos a la gamma y descendamos aproximadamente 3º para llegar a la delta Cancri, Ausellus Australis, de la 3,9; desde ella trazamos los dos brazos de nuestra "Y" invertida. El sudoeste nos conducirá a la alfa Cancri o Acubens -pinza o tenaza en árabe- de 4,2 de magnitud que se halla de la delta a algo menos de dos veces la distancia entre Cástor y Póllux. Al centrar en el campo de nuestros prismáticos la delta, observaremos próximo a ella hacia el oeste el

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M 67 o NGC 2682, una pequeña nubecilla de la 6,1 de magnitud conjunta cuyas estrellas, en buen número de la undécima magnitud, serán irresolubles para nuestros prismáticos. Por último, busquemos ahora la beta Cancri, el extremo del brazo sur occidental de la "Y" invertida, también llamada Al Tarf "la mirada"; con una magnitud de 3,5 es sin duda la estrella más brillante de la constelación. Se encuentra a media distancia entre la alfa Cancri y Proción, la luminosa estrella del Can Menor. Otras búsquedas interesantes, ya para anteojos medios, serían algunas variables como la R y sistemas binarios como la 24 que de hecho es triple y la Fi 2, una pareja que presenta una separación de 5"2.

El Cochero Abrazada por tres constelaciones sobresalientes del cielo de invierno (Géminis al E., Tauro al S. y Perseo al O.), el Cochero, conocida también por Auriga, rivaliza con sus vecinas por el brillo de sus estrellas que forman su cuerpo principal, así como por sus magníficos cúmulos abiertos. Al dirigir la vista hacia esta región del cielo, lo primero que advertimos es una estrella de color amarillo que brilla como pocas a medio camino entre la estrella Polar y el Cinturón de Orión; se trata de Capella o Cabra, nombre que nos hace rememorar la leyenda de la cabra Amaltea que amamantó a Júpiter en la isla de Creta, lejos del alcance de su padre, el devorador Saturno. Capella, con una magnitud de 0,1 , es la sexta estrella más luminosa del firmamento, aunque en realidad debiéramos hablar de dos estrellas casi gigantes, irresolubles por medios ópticos, que producen en términos absolutos una luminosidad 150 veces superior a la del Sol. Tardaríamos 42 años en llegar a este astro binario viajando a la velocidad de la luz. Una vez localizada Capella, nos será casi inevitable componer visualmente un pentágono irregular con ayuda de otras cuatro estrellas principales: la beta que forma el "hombro del cochero", la blanca Menkalinam de la magnitud 1,9, situada al E de Capella, la theta en la esquina SE de la 2,7, la beta de Tauro de la 1,8 en la punta S, uno de los cuernos de la vecina constelación y finalmente cerraremos el pentágono por el O con la iota de la 2,7. Una vez familiarizados con esta magnífica figura que a buen seguro permanecerá imborrable en nuestra memoria, hallaremos en sus bordes y en su interior los objetos más destacables del Cochero. Lo más notable de Auriga es sin duda la espléndida alineación de cúmulos abiertos tan brillantes que es posible localizarlos a simple vista en noche oscura. El primero de ellos, el M 38, se encuentra casi a medio camino entre la

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theta y la iota del pentágono; está formado por más de un centenar de estrellas que brillan a una distancia de 3.200 años-luz. Nos sorprenderá sin duda su disposición en forma de cruz, así como su extensión, algo inferior al campo que ocupa la luna llena. A pesar de su aparente dispersión, M 38 presenta una magnitud conjunta de 6,4. Al SE del M 38, cercano al borde interior del pentágono, localizamos el M 36, un cúmulo abierto mucho menos extenso que el anterior. Con una magnitud conjunta de 6,0, este enjambre de 60 estrellas presenta una notable densidad en su centro y una armoniosa dispersión hacia sus bordes. El M 37 completa esta soberbia alineación de cúmulos abiertos, ya en el borde exterior del pentágono. Con prismáticos nos parecerá un cúmulo globular, sin embargo con un anteojo medio y mediante ocular de gran aumento descubriremos que esa mancha difusa es el resultado del brillo conjunto de 150 estrellas que se encuentran a 4.500 años-luz de nosotros.

Acuario Esta constelación típicamente otoñal ocupa la franja zodiacal entre Piscis al NE y Capricornio al SO En la mitología griega, Aquario es Deucalión, el hijo de Prometeo. Por su parte, los pueblos antiguos de Oriente Próximo tomaron como referencia el paso del Sol por esta constelación hasta su desaparición del cielo nocturno para marcar el periodo de las lluvias. Es ciertamente difícil trazar visualmente la figura que identifica cartográficamente a Acuario dada su extensión, 980 grados cuadrados, y por sus estrellas principales que en el mejor de los casos alcanzan la tercera magnitud. Sin embargo, no erraremos si tomamos como referencia la distancia entre la alfa y la beta de la vecina constelación de Pegaso. Así al prolongar una vez este segmento hacia el Sur, pero ligeramente desviado al Oeste, advertiremos una formación de tres estrellas de magnitudes próximas- gamma 3,9, eta 4,0 y pi 4,7 - que componen un triángulo casi equilátero cuyo incentro está marcado por una cuarta, la famosa zeta aquarii, una doble de la 3,7 de magnitud conjunta. Este par, de 4,4 y 4,6 de magnitud respectivamente, fue descubierto por Herschel en 1777; el cual pudo medir entonces una separación de 3"5, distancia que posteriormente se ha ido reduciendo hasta llegar a 1"9 en 1990, ya en el límite de resolución para una abertura de 7,5. Este sistema binario completará su periodo de revolución en 361,45 años. Busquemos ahora la alfa Aquarii -Sadalmelik, "rey" en árabe- una estrella de color amarillo de la 3,2 de magnitud y 10.000 veces más luminosa que el Sol. Será la más brillante que encontremos a partir de la zeta en dirección oeste; ambas entrarán en el campo de nuestros prismáticos. Desde este nuevo punto hacia el SO, localizamos la amarillenta beta Aquarii -Sadalsuud "buena estrella del universo"- de la 3,1 de magnitud y 12.000 veces más luminosa que el Sol. Al hacerlo podremos comprobar cómo 4º al N de esta

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estrella se encuentra el M 2, el cúmulo globular más sobresaliente de Acuario. Es uno de los más extensos y brillantes de nuestro hemisferio, pues llega a alcanzar la 6,3 de magnitud conjunta. En el interior de un disco aparente de 8' de diámetro se concentran 100.000 estrellas que distan 50.000 años-luz de la Tierra. Sigamos desde la beta hacia SO hasta encontrar la épsilon o Albali de la 3,8, ya en la esquina occidental de la constelación que penetra en Capricornio. Aquí hallaremos dos objetos destacables: el M 72 y la nebulosa "Saturno". El primero de ellos es un cúmulo globular situado a 3º al S y 5' al E de la épsilon. Presenta un diámetro aparente de 2' y una magnitud de 9,2, lo cual supone un reto para su localización mediante prismáticos. A 10' al E y 1º al N del M 72, brilla la nebulosa "Saturno" que toma su nombre del conocido planeta, debido a su apariencia esférica rematada en sus laterales por dos abultamientos a modo de asas. Para que este objeto adopte la forma de una pequeña mancha ovoide, es preciso aplicar aberturas medianas, en todo caso superiores a la 7,5. Nos contentaremos con localizarla con los prismáticos e imaginar que esa "estrella" azulada de la magnitud 8,4 es en realidad una nube de gas.

Gemini El nombre de esta constelación zodiacal hace alusión a los héroes griegos Cástor y Pólux, los llamados gemelos, hijos de una misma mujer de Etolia, Leda, y de padres diferentes; el primero de Zeus y por tanto inmortal, y el segundo del mortal Tíndaro, rey de Lacedemonia. Para recompensar su amor fraterno, los dioses decidieron asignarles un lugar en el firmamento. Cástor y Pólux denominan, según esta tradición, a las dos estrellas más brillantes de esta rica constelación invernal que cuenta con un centenar de estrellas visibles a simple vista. Gemini se vertebra a través de dos alineaciones paralelas que parten respectivamente de Cástor y Pólux en dirección SO componiendo un cuadrilátero ostensiblemente alargado. Cada una de estas líneas principales forman en su mayor parte los cuerpos de cada uno de los gemelos. Empecemos nuestro itinerario por la alfa Geminorum, la blanca Cástor, que es la más próxima de los gemelos a Capella. Aunque menos brillante que Pólux, Cástor es 22 veces más luminosa que el Sol. En realidad se trata de un sistema estelar múltiple. Presenta dos componentes principales -Cástor A y Cástor B- de magnitudes 2,0 y 2,8 respectivamente que se hallan separadas por unos 3,8 segundos de arco; ambas giran en torno a un eje común completando un periodo orbital de 477 años. Una tercera estrella denominada

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Cástor C se incorpora al grupo; en definitiva podemos considerar a Cástor como un sistema séxtuple, ya que se ha podido constatar que cada una de las estrellas anteriormente citadas es a su vez binaria. Desde Cástor trazamos la primera alineación estelar a través de Mebsuta, la épsilon de la 3,2 y la mu de la 3,0 para concluir en la variable eta, conocida también por Tejat, una gigante roja de la tercera magnitud; dicha estrella nos será muy útil para localizar en sus proximidades el objeto más llamativo de Gemini: el impresionante M 35 (NGC 2168). Ya a simple vista, en noche oscura, podremos localizar este soberbio cúmulo abierto situado a 2.600 años-luz de distancia y formado por unas 300 estrellas entre las magnitudes 7 y 12. Los prismáticos serán un instrumento muy práctico para admirar este vistoso cúmulo, pero si disponemos de un telescopio, le adaptaremos el ocular de mayor campo. Al hacerlo podremos contemplar, en las cercanías del M 35, el NGC 2129 de la 6,7, cúmulo abierto de escaso brillo que dista 7.000 años-luz de la Tierra. La beta Geminorum, Pólux, es una estrella anaranjada 14 veces mayor que el Sol y 24 veces más luminosa; es algo más brillante que Cástor, ya que supera su magnitud en medio punto. Desde Pólux arranca la segunda alineación estelar. Así, hacia el SO situamos la variable Wassat, la delta de la magnitud 3,2 que tiene una componente de la 8,2. Seguidamente encontramos la zeta Geminorum, Mekbuda o "pezuña retraída de un león", otra variable de periodo corto que oscila entre las magnitudes 3,7-4,1 y cuenta, además, con una compañera de la séptima. Esta alineación finaliza al SO. en Alhena, la gamma Geminorum, una doble de la 1,9 de magnitud.

Perseo En la saga de los héroes mitológicos, Perseo dio muestras de su gran valor al dar muerte a la monstruosa Medusa cuyos cabellos eran serpientes y su mirada petrificaba a cuantos osaban retarla; entre otras hazañas destaca la liberación de su madre Dánae y la de Andrómeda, hija del rey Cefeo. No es pues casual que esta constelación tenga por vecinas a otras cuyos nombres se extraen, asimismo, de este relato mítico. Recorrida en gran parte por la cinta galáctica, la constelación de Perseo comprende una de las partes del cielo más densas y ricas en estrellas. En ella se ha creído localizar la parte más abigarrada del brazo exterior de la Vía Láctea, conocido por el "Brazo de Perseo". A simple vista, podemos contar más de cincuenta estrellas y localizar sin dificultad uno de los objetos más espectaculares de nuestro hemisferio celeste: el cúmulo doble h/æ del que nos ocuparemos más adelante. Sin embargo, el protagonismo de esta constelación del cielo invernal queda en parte atemperado por el brillo de vecinas tan

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rutilantes como Auriga, Casiopea, Andrómeda o Tauro. La línea principal de Perseo arranca en las proximidades de Casiopea con la binaria eta (3,8), se prolonga a través de la gamma (2,9), la alfa o Mirfak (1,8) y la delta (3,0) para curvarse hacia el S con la épsilon (2,9) y culminar en la zeta de igual magnitud que la anterior. Un brazo del gigante parte de la delta hacia el E para finalizar en el NGC 1582, un cúmulo abierto de la séptima magnitud, mientras que el otro se inicia en la alfa y sostiene en su extremo S "la cabeza del ogro", la célebre Algol (beta Persei). Ninguna otra variable ecilpsante de nuestro cielo es tan asequible para el aficionado como Algol, ya que en breve espacio de tiempo y con absoluta regularidad podrá observar cómo este astro pasa de su magnitud habitual de 2,1 a 3,4. En 1782 Goodricke estableció su periodo en 2 días veinte horas y treinta minutos. En realidad las causantes del eclipse son dos estrellas separadas por tan sólo 10,5 millones de kms. : la primera de color anaranjado, menos brillante que su compañera aunque de mayor volumen, es una semigigante cuyo diámetro es 3,6 veces mayor que el del Sol. La segunda de tono blanquiazul supera el diámetro solar en 3,2 veces. Los pasos de un astro sobre el otro producen sendos eclipses; el principal es total y tiene lugar cuando la estrella más voluminosa oculta a su compañera por completo durante seis minutos, aunque el eclipse dura de hecho unas 9 horas. Es realmente espectacular ver cómo el brillo de Algol comienza a decrecer hasta alcanzar su mínimo en 4 horas y treinta minutos. Rho es otra variable de fácil localización que brilla a tan sólo dos grados al S. de Algol. Es una gigante roja situada a 200 años-luz de distancia. Con un periodo de 40 días marcado por imprevistos, dicha estrella pasa de la magnitud 3,2 a la 3,8. Perseo es rico en cúmulos abiertos, nada menos que cinco presentan una magnitud conjunta por debajo de 7,0, lo cual nos permitirá la observación con prismáticos. De este nutrido grupo, sobresale el célebre Cúmulo Doble (NGC 869-884) cercano al límite más septentrional de la constelación con Casiopea. Los prismáticos nos permitirán admirar de un solo vistazo estos dos espléndidos cúmulos, sin embargo será preciso disponer de un telescopio para poder contar sus estrellas y percibir los rasgos más destacados de su estructura. El más occidental, NGC 869, con una magnitud conjunta de 4,3 es más brillante y concentrado que su compañero. Ya era conocido por Hiparco hacia el 150 a. de C., así como tampoco pasó desapercibido para Ptolomeo que lo recoge en su célebre catálogo Almagesto. Lo forman alrededor de 200 estrellas, casi todas blanquiazules que se distribuyen en un campo muy extenso formando parejas y triangulaciones que nos hacen pensar en la existencia de sistemas múltiples. Es sorprendente descubrir en un campo tan rico, la singularidad de un pasillo oscuro desprovisto de estrellas que se extiende entre el núcleo y la periferia. El NGC 884 se distingue de su compañero por ser algo menos concentrado y brillante, 4,4 de magnitud conjunta. En su mayoría está compuesto por estrellas blancas y azules, aunque alberga una importante cantidad de amarillas y

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anaranjadas, sin olvidar algunas rojas variables de largo periodo. Sus 150 estrellas se distribuyen en un campo similar al de su vecino, unos 30', el que ocupa aproximadamente la Luna llena. El NGC 884 presenta una estructura tan irregular como la del NGC 869, incluso también encontramos en él un pasillo oscuro que lo divide. En definitiva, cada uno de los dos cúmulos, denominados todavía en algunos catálogos con las letras h/æ, tiene un diámetro de 85 años-luz y ambos distan 8.000 años-luz de nosotros. El NGC 1528 es otro destacado cúmulo abierto que encontraremos al NE. de la delta, a medio camino entre Mirfak y Capella. Sus sesenta componentes azules y blancas se distribuyen en un extenso campo y le confieren una magnitud conjunta de 6,5. Por último, encontraremos dos cúmulos abiertos interesantes sin alejarnos mucho de la beta Persei. Ambos se encuentran sobre un eje NO - SE cuyo centro aproximado es ocupado por Algol. En el extremo NO, ya en el límite con Andrómeda, brilla el M 34 (NGC 1039) compuesto por un centenar de estrellas; la mitad se concentran en su núcleo lo que le convierte en un objeto muy brillante, excelente para la observación con prismáticos. Este conjunto presenta una magnitud de 5,5 y se encuentra a 1.400 años-luz de distancia. En el extremo opuesto se encuentra en un campo muy pobre el NGC 1342, un cúmulo abierto situado 1.800 años-luz; su magnitud conjunta de 7,0 hace de él un objeto menos atractivo que el anterior.

Andrómeda Según la leyenda, Andrómeda, hija del rey Cefeo, se hallaba encadenada a la orilla del mar al alcance de la voraz "Ballena" cuando Perseo sobrevolaba las tierras de Etiopía. Ante los lamentos de Andrómeda, Perseo descendió y derrotó al monstruo marino que quedó petrificado ante la letal mirada de Medusa que el héroe le mostró. Flanqueada por Perseo y Pegaso, la constelación otoñal de Andrómeda, nos presenta en su cuerpo principal una alineación de tres estrellas regularmente espaciadas que componen un segmento ligeramente curvado. Dicha alineación se inicia en su extremo SO con Alferatz "el hombre del caballo", llamada también Sirrah. Se trata de la alfa Andromedae que cierra en su extremo NE el mal llamado "Gran Cuadrado del Pegaso". Alferatz, con una magnitud de 2,1, es una binaria espectroscópica de color blanco que tiene un periodo de revolución de 96,7 días, dista unos 105 años-luz y es cien veces más luminosa que el Sol. Beta Andromedae o Mirach, "delantal", es la estrella central de la mencionada alineación; es una gigante roja cincuenta veces más luminosa que el Sol; presenta una magnitud de 2,3 y dista 82 años-luz de la Tierra. El tercer

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astro que completa el segmento es la gamma Andromedae o Alamak, "lince del desierto", que se sitúa a 160 años-luz y constituye uno de los sistemas triples más conocidos del firmamento; Meyer desdobló Alamak en 1777 y Otto Struve localizó su tercer componente en 1842. La estrella principal de color naranja es de la magnitud 2,3 y la secundaria de tono azul, situada a 10" de arco, es de la 5,1. Principal y secundaria son respectivamente 200 y 16 veces más luminosas que el Sol. El tercer componente, a pesar de su magnitud 6,6, está fuera del alcance de instrumentos de aficionados, ya que forma con la secundaria un sistema físico muy cerrado con un periodo de revolución de 61,1 años. Si por algo el gran público conoce el nombre de Andrómeda es sin duda por la presencia del único objeto celeste que puede rivalizar en vistosidad con la Nebulosa de Orión; éste no es otro que el M 31, popularmente llamado la "Gran Nebulosa de Andrómeda", aunque en realidad se trata de la galaxia más próxima a la nuestra, perteneciente al Grupo Local, y la única que puede observarse a simple vista en noche oscura y sin luna. M 31 alcanza la magnitud visual de 4,7. No tardaremos en localizarla si partimos de la Beta, la estrella central del trío que estructura la constelación, y nos dirigimos hacia el NNO componiendo una segunda alineación perpendicular a la principal. Encontraremos primeramente la Mu de la magnitud 3,9 y posteriormente la Nu de la 4,5. Al centrar sobre ella nuestra vista percibiremos ligeramente al oeste una nubecilla alargada y borrosa. Sólo entonces habremos localizado nuestra vecina galaxia espiral de la que nos separan 2,3 millones de años-luz. M 31 presenta un diámetro de 150.000 años-luz, incluidas las estribaciones exteriores y alberga una masa estelar de 370.000 millones de masas solares; su tamaño angular es muy superior al de la Luna, 200' por 50', aunque sin instrumentos adecuados no apreciaremos su estructura espiral y tendremos, por tanto, que contentarnos con admirar su núcleo. M 31 se halla flanqueada por dos satélites, el M 32 al Sur, una galaxia esférica de la 8,9 de magnitud que bien pudiera parecernos con modestos anteojos una estrella más, y el NGC 205 al Norte, otra galaxia elíptica de la 9,4 de aspecto difuso. Aunque ningún objeto celeste de Andrómeda pueda rivalizar con M 31, existen sin embargo otros de interés. Al sur de Alamak encontramos el NGC 752, un cúmulo abierto de escaso brillo, pero que alcanza una magnitud conjunta de 7,0. Sus 85 estrellas se reparten por un campo muy extenso con cierta tendencia a componer tríos visuales y sinuosas alineaciones. Finalmente, en el extremo opuesto de la constelación, ya en las proximidades de Lacerta, se encuentra la nebulosa planetaria NGC 7662 cuya magnitud de 8,6 permite su observación con pequeños anteojos.

Tauro

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La constelación zodiacal de Tauro es una de las más características de nuestro cielo invernal. Hacia el mes de noviembre se deja ver hacia el Sur en las primeras horas nocturnas. Su nombre y el de asterismos tan notables como las Híades o las Pléyades aluden a diferentes sagas de la mitología griega. Tauro evoca al toro manso que Zeus tomó como apariencia para secuestrar a Europa, la hija del rey de Fenicia. Por su parte, las Híades, hijas de Atlas, gigante que sostiene la bóveda celeste, lloraron tanto la muerte de su hermano Hías que los dioses las transportaron al cielo transformándolas en estrellas de la lluvia. Así, las Híades nombran el extensísimo cúmulo abierto en forma de "V" inclinada que forma la cabeza del toro. Finalmente, las Pléyades, uno de los nombres por los que se conoce a las Hespérides, eran siete como las Híades, y al igual que éstas, procedían del mismo padre. Localizar Tauro es tarea fácil si nos servimos para ello de las tres estrellas que componen el Cinturón de Orión. Prolongando esta alineación hacia el NNO. nos llamará poderosamente la atención una brillante y rojiza estrella que se sitúa en la cabeza del toro, centro que estructurante de la constelación. Se trata de alfa Tauri o Aldebarán "el que sigue", ya que efectivamente sigue a las Pléyades en el desplazamiento aparente de los astros de Este a Oeste. Aldebarán es una gigante roja de la magnitud 1,1, 120 veces más luminosa que el Sol y situada a 68 años-luz. Su vecindad con el cúmulo abierto de las Híades es sólo aparente, ya que este conjunto estelar se encuentra al doble de distancia, pero ello no es obstáculo para que Aldebarán complete esa atractiva figura de "V" inclinada que presenta el cúmulo. Las Híades -Mel 25- constituyen el cúmulo abierto más cercano al Sol, a tan sólo 140 años-luz. La posibilidad de observar sus principales componentes a simple vista hizo que ya fueran conocidas en el S. IV a. de C.. A pesar del extensísimo campo que ocupan y de la dispersión de sus estrellas, características que aconsejan su observación con prismáticos, las Híades presentan una magnitud conjunta de 0,8. Sus 130 componentes son en su mayoría blancas, amarillas y anaranjadas. Entre las estrellas binarias que podemos resolver a simple vista destacan la sigma con magnitudes de 4,8 y 5,1, y sobre todo la Theta con 3,6 y 4,0; ambos pares los encontraremos en las proximidades de Aldebarán. En conjunto, las Híades forman una corriente estelar que se dirige a Orión, hacia un punto próximo a Betelgeuse, por lo que es previsible que en su lento desplazamiento lleguen a rodear Aldebarán para posteriormente distanciarse de ella. Las Pléyades, situadas al N. de las Híades, constituyen el cúmulo abierto más llamativo del cielo por su brillo y disposición; quizá por esto último se le suele confundir con la Osa Mayor, constelación muy alejada de él y mucho más extensa. Ya fue observado por astrónomos chinos en el año 2357 a. C. y Galileo detectó con su modesto anteojo 36 estrellas. A simple vista podemos contar seis componentes, aunque en excepcionales ocasiones hay observadores que afirman haber detectado hasta diez. Con unos prismáticos, las Pléyades adquieren una mayor si cabe vistosidad al permitirnos admirar curiosas alineaciones entre las que destaca la que se inicia en la cuádruple Alcione. La zona más atractiva es sin duda la comprendida por

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Merope, Electra, Maya y Alcione. El conjunto alcanza una magnitud de 1,5 y cuenta con un mínimo de 130 componentes propios del cúmulo que presentan magnitudes de la 3,0 a la 14. Constituyen una corriente estelar que se desplaza de NO a SE cinco grados y medio por siglo. Son estrellas jóvenes, en su mayoría azules y blancas; las principales se hallan envueltas por nubes de gases que fueron fotografiadas por primera vez en 1.885 por los hermanos Henry. La mayoría de los catálogos atribuyen al cúmulo una edad inferior a cien millones de años y una distancia notablemente menor a la de Rigel, pues sólo distan 410 años-luz del Sol. Otros dos cúmulos abiertos reseñables, el NGC 1647 y el NGC 1746, los hallaremos prácticamente alineados entre Aldebarán y Elnath, la beta que forma uno de los cuernos de Tauro. NGC 1647 alcanza una magnitud conjunta de 6,4. Sus 55 estrellas, en su mayoría azules y blancas, se disponen de forma irregular presentando zonas despobladas y curiosos emparejamientos. Por su parte NGC 1746 es algo más brillante que el anterior, aunque su magnitud conjunta es de 6,5. Sus 65 estrellas, entre las que abundan azules y blancas, se distribuyen irregularmente por un campo muy extenso. El último objeto destacable es la famosa Nebulosa del Cangrejo o M 41; residuo de la supernova cuya explosión pudo ser observada en el año 1.054 de nuestra era. A pesar de presentar una magnitud de 8,4, su observación se halla fuera del alcance de instrumentos modestos, dado su reducido brillo por unidad de superficie. Esta nube nube de gas que actualmente contiene una estrella de 15,9 de magnitud se encuentra a 5.000 años-luz y se expande a una velocidad superior a los 1.100 km/s.

Triángulo En la antigüedad, esta constelación simbolizaba el delta del Nilo; era un modo de rendir homenaje a la ciencia que se desarrolló en Alejandría. Su nombre latino, Triangulum, fue dado por Hevelius en el siglo XVII. El Triángulo se localiza entre las constelaciones de Andrómeda al N y el Carnero al Sur. Las primeras horas de las noches de otoño serán favorables para su observación. Tres estrellas localizables a simple vista componen la figura de un triángulo isósceles: la alfa, conocida por los nombres de Elmuthalleth y Muthallah "vértice del triángulo", es de color amarillo claro y alcanza una magnitud de 3,6. Presenta una luminosidad diez veces mayor que la de nuestro sol y dista 64 años-luz. Alfa Trianguli es una binaria espectroscópica al igual que la blanco-amarillenta beta, situada el extremo septentrional de la base del triángulo isósceles. Curiosamente Beta Trianguli es

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la más brillante de la constelación con una magnitud de 3,1; se le calcula una luminosidad 100 veces superior a la del Sol y se encuentra a 180 años-luz. Cierra la base del triángulo la gamma de la magnitud 4,0. Por otra parte, la situación de la delta, de color anaranjado y de magnitud 4,9, nos permite entender por qué los antiguos asociaron esta constelación con la figura de un delta. A pesar de ocupar un reducido campo, el Triángulo contiene objetos de gran interés. Comencemos por la R, una variable roja del tipo Mira situada en el borde nororiental de la constelación; con un periodo de 266 días, esta estrella pasa de la magnitud 5,5 a la 12,5. Sigamos con la iota, una de las más atractivas dobles físicas de nuestro cielo situada a 330 años-luz de distancia. Sus componentes, a su vez binarias espectroscópicas, presentan magnitudes de 5,4/6,8 y una separación de 3,8", lo que las hace resolubles para una abertura de 7'5. Sin duda, el objeto que confiere cierta fama a esta pequeña constelación es M 33, una galaxia espiral perteneciente al Grupo Local que se encuentra a 2,5 millones de años-luz. Es la tercera del grupo tras la de Andrómeda y la nuestra por sus dimensiones -50.000 años-luz de diámetro- y su masa- 100.000 millones de soles-. Su magnitud es de 6,8, si bien presenta una muy baja luminosidad superficial, ya que la vemos casi frontalmente y su brillo se distribuye por un campo de 60'x 40', es decir: aproximadamente tres veces el de la Luna llena. Ello hace imprescindible como mínimo la utilización de prismáticos potentes, del orden de 11 x 80. Así podremos apreciar una difusa nube de tono grisáceo sin apenas contraste entre su zona central y periférica.

Balanza

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Hacia el mes de mayo podremos observar esta constelación zodiacal que antiguamente estaba integrada en Escorpio. Para los griegos representaba la justicia, quizá por la curiosa igualdad de sus dos estrellas principales. La constelación comprende una zona pobre en objetos celestes cuyo máximo atractivo pudiera ser el paso de algún planeta por ella o la observación de sus estrellas más destacadas, cuatro de las cuales (alfa, beta, gamma e iota) forman un cuadrilátero en el centro de la constelación. Alfa y Beta de Libra son denominadas respectivamente Kiffa Borealis y Kiffa Australis; su apelativo común significa "platillo" en alusión al par que compone la balanza. Ambas estrellas son de la 2,7 de magnitud. La amarillenta Kiffa Borealis es una doble óptica resoluble a simple vista, ya que sus componentes, de 2,8 y 5,3 de magnitud, se encuentran a 231" de separación. La blanco azulada Kiffa Australis es unas 120 veces más luminosa que el Sol y se encuentra a 148 años-luz. Delta de la Balanza es una estrella cuyas variaciones de brillo, entre 4,8 y 5,9, pueden apreciarse a simple vista. En realidad se trata de dos soles blancos que se eclipsan mutuamente completando un periodo de 2 días, 7 horas y 51 minutos, aunque el eclipse propiamente dicho dura tan sólo trece horas. Otras estrellas reseñables por su brillo son la roja sigma de la 3,4 de magnitud en el borde de la constelación con Hydra y dos estrellas en el borde con Lupus, la tau y la nu, ambas de la 3,7 de magnitud. Otros objetos celestes como el cúmulo globular NGC 5897 no están al alcance de nuestros prismáticos, ya que su magnitud conjunta es de 10,9. CAN MENOR El nombre de esta constelación alude al perro de caza de Orión y su estrella principal, Proción, "el jefe de la jauría", es denominada también en árabe Elgomaisa: "Sirius con los ojos pegados de llorar". A tan sólo 11 años-luz, Proción es la estrella más próxima a la Tierra después de Sirio y de la alfa del Centauro y su magnitud de 3,8 la convierte en la octava más brillante del cielo; es diez veces más luminosa que el Sol y se acerca a nosotros a 4 kms por segundo. En realidad se trata de una estrella binaria; cuya compañera es una enana blanca de la magnitud 10,8 que completa un giro en torno a la principal cada 40,65 años. La beta del Can Menor, llamada también Gomeisa, presenta un tono azulado y una magnitud de 2,89; muy próxima a ella se encuentra la gamma, un astro binario de color naranja y magnitud de 4,32. Poco más nos ofrece esta constelación pobre en estrellas aunque atravesada por el borde de la Vía Láctea; tan sólo mencionaremos la anaranjada eta, una doble de la quinta magnitud, y la triple 14 cuya componente principal es de la 5,4.

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CABALLITO MENOR Caballito (definición castellana: “Caballito Menor” según Comellas), es una pequeña constelación, ya catalogada por Ptolomeo, cuyo nombre rememora el regalo que Mercurio hizo a Cástor al ofrecerle Celeris, el hermano de Pegaso. Lejos de las regiones ricamente pobladas de objetos celestes, apenas si vislumbramos unas cuantas estrellas entre las constelaciones del Delfín, Acuario y Pegaso. Entre ellas Kitalphar es la más luminosa de todas, y no por ello deja de ser una modesta estrella de la magnitud 3,9 que se encuentra a 150 años-luz de la Tierra. Le siguen en brillo la delta Equulei la 4,6 que dista 52 años-luz y cuenta con una compañera de la 5,5 que es prácticamente irresoluble ya que se encuentra a tan sólo 0,3” de la principal, y la gamma de la 4,7, situada a 155 años- luz que forma un par físico con una estrella de la magnitud 11 y, un par óptico con la 6, una estrella de la sexta magnitud situada a 400 años-luz de la Tierra.