HECHOS DE LOS APOSTOLES

COMENTARIO EXPLICATIVO JAVIER FERNANDO VALDÉS SOTO

LOS HECHOS DEL ESPÍRITU SANTO I.- Introducción, 1:1-26 A.- Los Cuarenta Días, 1:1-11 1. El mandato, 1:1-5 1:1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, Lucas se refiere inmediatamente al “primer tratado”, en referencia al Evangelio de Lucas. El Evangelio de Lucas y el Libro de los Hechos son las obras más extensas del Nuevo Testamento; juntos constituyen una cuarta parte de su contenido. “Hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. Como el Evangelio nos enseña lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar, así los Hechos nos dicen lo que El continuó haciendo y enseñando por su Espíritu en los apóstoles, después de su ascensión. La doble expresión “a hacer y a enseñar” atrae la atención a los dos principales aspectos del ministerio de Jesús. 1:2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; Lucas indica que en su “primer tratado”, el Evangelio que lleva su nombre, él había descrito las obras y palabras de Jesús “hasta el día en que fue recibido arriba”. Es un hecho sorprendente que el Evangelio de Lucas, y sólo en éste, el relato termine con una descripción de la ascensión. “Recibido” este verbo, en griego, denota “levantar”; en la LXX se emplea en referencia al arrebatamiento de Elías al cielo: “…y Elías subió al cielo en un torbellino.” 2°Reyes 2:11

“Después de haber dado mandamientos”, mejor: “habiéndoles dado mandamiento”; se refiere a la Gran Comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:19-20

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Fue “por medio del Espíritu Santo” que Jesús dio su mandamiento a sus apóstoles. La extensión de las buenas nuevas en el poder del Espíritu Santo es el tema del libro de los Hechos. Cuando fue bautizado, Jesús había sido “ungido” con el Espíritu Santo y con poder (Hch 10:38) y, en palabras de Pablo, había sido “designado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:4) Lucas deja en claro que es por el poder de aquel mismo Espíritu que se llevaron a cabo todos los hechos apostólicos que va a narrar. Por esto es que muchos sugieren llamar a esta obra literaria: LOS HECHOS DEL ESPÍRITU SANTO “Escogido” Llama la atención que los apóstoles fueron elegidos por Jesús; no se trata de una designación humana, de un mérito personal o de algún tipo de escalafón. La lectura de los Evangelios nos muestra que fue una elección libre de Jesús; por tanto, aquel que debería sustituir a Judas, también debería ser “escogido” por Jesucristo; tal fue la experiencia de Pablo. 1:3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. “Padecido” se refiere a los sufrimientos y muerte del Señor Jesús. “Se presentó”, esto es: “se puso al lado de ellos” en referencia a su aparición después de la resurrección, de tal manera que ellos no pudieran dudar que era El: “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista” Lucas 24:30-31 “Pruebas indubitables”: señal segura, prueba positiva; evidencia indudable, algo de lo cual se está seguro por completo. Jesús apareció a sus discípulos de cuando en cuando durante ese periodo de 40 días; la lista más antigua y más completa de estas apariciones es la que proporciona Pablo en 1ªCorintios 15:5-8, aunque los relatos de los Evangelios indican que aun la lista de Pablo no es exhaustiva. “Y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez…Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” 1ªCorintios 15:5-8

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El tema de la conversación fue el reinado o gobierno de Dios en los corazones de las personas. Sin duda Jesús les habló de la naturaleza espiritual del Reino. Pero la verdad penetró con mucha lentitud. Que todavía los discípulos consideraban el reino como si fuera algo político lo demuestra la pregunta de v6 1:4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. “Y estando juntos”; mejor traducción: “Cuando estaba comiendo con ellos”. Este es el ambiente regular de convivencia fraterna preferido por Jesús. También este ambiente de comer juntos en fraternidad es el que Jesús desea para nosotros, sus discípulos. Jesús comió en compañía de sus discípulos, no por alguna necesidad propia, sino a fin de convencerlos de que estaba realmente presente con ellos y no estaban viendo un fantasma. El mandato de “que no se fueran de Jerusalén” sugiere que los discípulos estaban planeando quedarse en Galilea. Los líderes judíos de Jerusalén habían llevado a la muerte a su Maestro y naturalmente era de esperar que persiguieran a sus seguidores. Además, los ángeles en la tumba vacía les habían mandado decir, por medio de las mujeres, que debían encontrarse con su Señor resucitado en Galilea (Mateo 28:7; Marcos 16:7) y efectivamente Jesús se había encontrado allí con ellos para darles la Gran Comisión (Mateo 28:16-20; Juan 21:1-14) Por tanto, parecía lógico que los discípulos se quedasen en este entorno más familiar y pacífico. Pero su Maestro tenía otros planes para ellos. El les ordenó que esperasen en Jerusalén “la promesa del Padre”; es decir, la promesa dada por el Padre (Isaías 44:2-5; Ezequiel 39:28-29; Joel 2:28-29) Esta es una promesa, “la cual oísteis de mí” (Lucas 24:49; Juan 14:16; 14:26; 15:26) acerca de recibir el poder del Espíritu Santo. Por tanto, debían regresar a Jerusalén. 1:5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. “…vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo”; es decir, seréis sumergidos en la presencia del Espíritu Santo, el cual hará fluir su poder desde vosotros (Juan 7:38-39)

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El vigoroso énfasis sobre el bautismo del Espíritu Santo, como algo que es mayor y más esencial que el bautismo en agua, anticipa el impulso central del Libro de los Hechos. 2. La promesa, 1:6-11 1:6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Ellos esperaban un reino material, porque el Espíritu no había sido derramado sobre ellos para darles una concepción más iluminada sobre la naturaleza espiritual del Reinado de Jesucristo. Este asunto había sido objeto de conversación entre el Señor Jesús y sus discípulos de tiempo en tiempo durante los cuarenta días. La forma gramatical de este v6 sugiere que Lucas se remite ahora a la última conversación de todas, que corresponde a la aparición del Señor resucitado inmediatamente antes de su ascensión. Evidentemente los apóstoles mantenían su interés en la esperanza de ver el Reino de Dios materializado en la independencia nacional de Israel. En fecha temprana los había cautivado el pensamiento de un imperio terrenal israelita, en el que ellos ocuparían posiciones de autoridad: “…habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor” Marcos 9:34 Así que ahora, al oír a su Maestro hablar acerca del venidero don del Espíritu Santo, la señal de la nueva era, preguntaron si esta iba a ser la ocasión para restaurar la soberanía de Israel. 1:7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; “Tiempos” en griego: Kronos, un periodo de tiempo, “Sazones” en griego: Kairos, un tiempo en particular fijado por Dios como el oportuno para realizar una intervención especial Kronos se refiere al tiempo que debe pasar antes del regreso triunfal y final de Jesús Kairos se refiere al momento preciso del regreso de Jesús Los discípulos no podían conocer ni la duración de la presente edad ni mucho menos la “fecha exacta” del regreso de Jesús. Tales eventos están bajo el conocimiento y control del Padre celestial. ¡Qué interesante! Con toda claridad Jesús ha dicho que no hay forma en que nosotros podamos predecir la fecha del regreso de Jesús; nuestra ocupación debe enfocarse en “hacer discípulos” y no debemos permitir ser engañados o perturbados por falsos profetas.

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1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. “Poder” No el poder acerca del que estaban interesados (lo necesario para erigir un imperio como el de Roma) La misma pregunta que habían hecho indicaba la necesidad que tenían de este nuevo “poder” para emprender la Gran Comisión. Cuando el Espíritu Santo llena el corazón humano con su poder y presencia, El engendra el impulso de llevar adelante el mandato de Jesucristo. La Gran Comisión no puede ser cumplida sin el poder del Espíritu Santo. No hay poder espiritual fuera de la presencia del Espíritu de Dios. Esa es la razón por la que todo cristiano necesita ser lleno con el Espíritu. La frase “hasta lo último de la tierra” se encuentra en griego exactamente igual en la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento) en Isaías 48:20; 49:6; 62:11, tanto como en Hechos 13:47, donde se toma la cita de Isaías 49:6. Hace hincapié en que el Evangelio debe ser llevado hasta el último rincón del mundo. 1:9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Cuando el Señor Jesús les había aclarado suficientemente su comisión, desapareció de su vista, y ya no les fueron concedidas más apariciones posteriores a la resurrección, de la clase que habían experimentado en varias ocasiones durante los últimos cuarenta días. Jesús “fue alzado” de la tierra y desapareció en “una nube”. Encontramos que se menciona una nube en conexión con la transfiguración (Marcos 9:7) Era un símbolo de la gloria de Dios. La nube debe entenderse como aquella que envuelve la gloria de Dios (shequiná), la nube que, posada sobre el tabernáculo y llenando el templo, constituía la señal visible para Israel de que la gloria divina había hecho su residencia allí: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Yahvéh llenó el tabernáculo” Éxodo 40:34 “Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Yahvéh. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Yahvéh había llenado la casa de Yahvéh” 1°Reyes 8:10-11

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1:10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, La actitud de los discípulos descrita en este verso denota una mirada fija, permanente, prolongada. Entonces “dos varones” aparecieron, que eran ángeles, “con vestiduras blancas” (Mateo 28:3; Juan 20:12) Estos visitantes angélicos anunciaron el regreso de Jesús tal como habían anunciado antes su nacimiento (Mateo 1:20; Lucas 1:26-35), y su resurrección (Mateo 28:5-7; Marcos 16:5-7; Lucas 24:4-7) 1:11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Si la mención de su hogar norteño (“galileos”) les había recordado a los discípulos que al principio Jesucristo los había escogido, y todo lo que El había sido para ellos, el nombre personal de Jesús les aseguraría que su Maestro todavía sería un Amigo humano para ellos y un Salvador divino. “Como le habéis visto” indica que así como su ascenso fue visible, de esa misma manera regresará: “…y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” Mateo 24:30 B.- Los Diez Días, 1:12-26 1. El aposento alto, 1:12-14 1:12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 1:13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 1:14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. El aposento alto era el lugar donde el Señor Jesús había celebrado su última cena; la casa pertenecía a María, la madre de Juan Marcos. En Hechos 12:12 se menciona esta casa como el centro principal para las reuniones de la iglesia. Aquí en este aposento alto, que debió ser una amplia sala, nace la Iglesia de Jesús.

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El texto indica una distinción entre el grupo general de discípulos y los apóstoles, que ahora han hecho de este aposento su residencia temporal. Lucas ofrece una lista de los apóstoles, idéntica a la que se dio en Lucas 6:14-16, salvo por unas pocas variaciones en el orden de los nombres y, por supuesto, la exclusión de Judas Iscariote. Las listas de los Doce en Marcos 3:16-19 y Mateo 10:2-4 difieren de las listas de Lucas principalmente al poner a Tadeo donde Lucas dice “Judas el hijo de Jacobo”. Por lo demás, aunque las listas varían en el orden, los mismos apóstoles se mencionan juntos en cada uno de los tres grupos en que los tres escritores dividen a los Doce. Estos once apóstoles tenían en su grupo a las mujeres que habían ido a Jerusalén desde Galilea con Jesús y sus seguidores (Lucas 8:2-3; 23:55) y en particular María, la madre de Jesús. Es digno mencionar que la última ocasión en la cual figura María (este verso) en la historia, la encuentra unida en la adoración con los discípulos de Jesús después que Él asciende y en igualdad de condición. El grupo inicial de discípulos de Jesús, después de la resurrección, se integra de: los apóstoles, los discípulos, las mujeres y María con los hermanos de Jesús. Todos ellos permanecían en unidad, sin ningún tipo de discriminación. “Perseveraban” es una palabra que describe una acción intensiva; ellos se aferraron a la oración “Unánimes” Esta palabra en griego proviene de “homos” = mismo y “timos” = mente (espíritu), significa: con la misma mente (espíritu) Es gratamente sorprendente leer que “sus hermanos” estaban presentes. Anteriormente ellos no habían creído en El: “Porque ni aun sus hermanos creían en él” Juan 7:5. Pero Pablo nos dice que después de la resurrección, Jesús apareció a Jacobo (1ªCorintios 15:7) identificado como hermano de Jesús y quien llegó a ser el líder principal de la iglesia en Jerusalén (Hechos 12:17; 15:13) Una mención de la familia de Jesús: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?” Mateo 13:55-56; pues ahora su familia está integrada a la naciente iglesia.

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2. La elección de Matías, 1:15-26 1:15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 1:16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 1:17 y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 1:18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 1:19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 1:20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: tome otro su oficio. “Eran como”; con esta frase Lucas da una cifra “redondeada” y no exacta. El número inicial de los seguidores de Jesús, que estaban en ese gran aposento alto (suponemos había más seguidores en Galilea) era aproximadamente ciento veinte. Debemos imaginar que este aposento alto era un gran salón de eventos, que seguramente abarcaba todo el techo de una gran casa en Jerusalén. De acuerdo con Pablo, hubo una ocasión en que Jesús resucitado se apareció a más de quinientos seguidores suyos; esto seguramente debió suceder en Galilea: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen” 1ªCorintios 15:6 En esta ocasión, Pedro se hace cargo del liderazgo para llenar la vacante entre los apóstoles ocasionada por la traición y muerte de Judas Iscariote. Tanto la deserción de Judas como la necesidad de reemplazarlo se ven aquí, como temas de la profecía del Antiguo Testamento. En este pasaje observamos como a partir de este momento se va a interpretar el Antiguo Testamento en función de Jesucristo y su ministerio terrenal. Aquí Pedro utiliza las citas de Salmo 69:25 y 109:8, ambas citadas en el v20.

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La frase: “La Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David” asevera la inspiración divina de estos Salmos y su redacción por parte de David. 1:21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 1:22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 1:23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 1:24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 1:25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por trasgresión, para irse a su propio lugar. 1:26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles. En esta escena, tan importante para entender el funcionamiento de la obra de Dios, observamos como Pedro toma la iniciativa para resolver lo que a su parecer es un problema: completar el grupo de los Doce Apóstoles. Propone elegir, de entre el grupo presente, a uno que cumpla con el requisito de haber sido seguidor de Jesús desde el tiempo de Juan el Bautista hasta el momento presente; la elección, previa oración, se realizaría “por suertes”, al estilo de los sacerdotes del Antiguo Testamento. En la oración se daba por hecho que Dios ya había elegido al sucesor, aunque de este tema, nada había dicho Jesús. Hay que anotar que (1) ellos habían recibido la instrucción de permanecer en Jerusalén hasta la llegada del Espíritu Santo; (2) la elección de los Doce originalmente fue hecha por Jesús; (3) para esta elección se utilizaron criterios materiales, no espirituales; (4) primero se hizo la sugerencia a la congregación, no a Dios; (5) primeramente se eligieron a dos candidatos antes de pedir dirección divina; (6) el método de elección consistió en echar suertes; (7) aún no estaba con ellos el Espíritu Santo para dirigir la Iglesia de Jesús; (8) en Hechos13:1-2 se relata que el Espíritu Santo designó a Pablo y a Bernabé como misioneros; (9) en sus cartas, Pablo, por inspiración divina, reconoce que él también es “apóstol de Jesucristo por la gracia de Dios”. Por tanto: el verdadero apóstol que el Nuevo Testamento reconoce es Pablo.

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II.- Testificando en Jerusalén, 2:1-7:60 A.- Los Testigos Predicando, 2:1-47 Poder para proclamar el Evangelio: eso es lo que trajo el Espíritu Santo. El mismo día que el Espíritu Santo vino sobre los discípulos, ellos comenzaron su predicación, con sorprendentes resultados. Era el método divino para dar el Evangelio, la buena nueva de lo que Jesucristo había realizado en su muerte y resurrección para el hombre pecador. 1. Los testigos dotados de poder, 2:1-13 Antes que los discípulos pudieran predicar era menester que recibieran poder espiritual. Así que en este párrafo de la Escritura Sagrada encontramos la historia de cuando los discípulos fueron llenos con el Espíritu Santo a. Pentecostés, 2:1-4 Este es el evento más importante del libro de los Hechos. Fue este gran acto de Dios de derramar el Espíritu Santo sobre los primeros creyentes lo que precipitó todo el poder del Espíritu Santo sobre los cristianos. 2:1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. “Pentecostés” en griego significa “cincuenta”. El nombre que le da el Antiguo Testamento es de fiesta de las Semanas (Éxodo 34:22; Deuteronomio 16:10), denominada así por celebrarse siete semanas después de la fiesta de los Primeros Frutos que marcaba el comienzo de la cosecha de las gavillas (Levítico 23:9-16) Todo adulto judío debía asistir a tres fiestas anuales: Los Panes sin Levadura (relacionada con la Pascua), las Semanas y la de los Tabernáculos (Deuteronomio 16:16). Los judíos de Palestina acudían a Jerusalén en grandes cantidades para la Pascua, que conmemoraba el principio de su vida nacional y también el comienzo de su año religioso. Pero los judíos dispersos más allá de Palestina celebraban su fiesta mayor en Pentecostés. Esto sucedía porque viajar en el Mediterráneo durante mayo o junio era mucho más seguro que en marzo o abril (Pascua). Compare Hechos 20:16 y 1ªCorintios 16:8 (Los judíos tienen un calendario lunar, cada mes es iniciado por una luna nueva. Esta es la razón por la cual nuestra “Semana Santa” varía de marzo a abril en nuestro calendario solar)

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Los fariseos y los saduceos consideraban la fiesta de Pentecostés como la terminación de la Pascua. Esto lleva características teológicas. La crucifixión de Jesucristo, cuando El se ofreció a Sí mismo como sacrificio por el pecado del hombre, y la resurrección, que le dio validez a ese sacrificio como algo que había sido divinamente aceptado debía completarse y con el derramamiento del Espíritu Santo. Jesús dijo: “…Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” Juan 16:7 En este día los discípulos “estaban todos unánimes juntos”. La construcción gramatical en griego de esta frase enfatiza que unidad de espíritu: “estaban todos de acuerdo y en un solo lugar”; este debe ser el ambiente correcto de cada congregación que se llama cristiana. 2:2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; El texto está describiendo un huracán; se trató de un fuerte sonido como del viento de un tornado que puso en alerta a todos los que estaban congregados en esa casa. La “casa” era el mismo aposento alto mencionado desde capítulo 1 2:3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. La apariencia de fuego se presentó al principio, tras el sonido de tormenta, como si fuera un solo cuerpo para inmediatamente dividirse en pequeñas “lenguas como de fuego” en cada uno de los presentes. Juan el Bautista había predicho que el que venía llevaría a cabo un bautismo con viento y fuego (Lucas 3:16) El fuego, como el viento, era símbolo de la Presencia de Dios, Éxodo 3:2 y del Espíritu que purifica y santifica, Ezequiel 1:13, Malaquìas 3:2-3. Cuando el Espíritu de Dios llena el corazón del creyente, le otorga poder y pureza. Ninguna persona puede tener uno sin tener la otra. Recibir el Espíritu en plenitud es experimentar ambos simultáneamente. La combinación sobrenatural de escuchar y ver viento y fuego, tiene su paralelo con lo que tuvo lugar en el monte Sinaí en conexión con la entrega de la ley (Éxodo 19:16-18) Entonces en este día se estaba inaugurando una nueva era, un nuevo Pacto.

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2:4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Los siguientes versos indican claramente que los discípulos hablaron en lenguas comprensibles, idiomas. El propósito de esta señal: La proclamación del Evangelio debía realizarse en todos los idiomas del mundo. b. Perplejidad, 2:5-13 2:5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. La palabra “moraban” se utilizaba para referirse a residentes permanentes de una ciudad, distinguiéndose de aquellos que habitaban temporalmente. Lucas se refiere aquí a judíos nacidos o criados en el extranjero, que dominaban otro idioma, pero que entonces estaban establecidos en Jerusalén como retiro, pues era un anhelo muy grande para muchos judíos el poder morir y ser sepultado cerca de Jerusalén. 2:6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Debido al fuerte ruido, mucha gente se acercó a la casa donde estaban congregados los discípulos por lo que ellos salieron a predicar el Evangelio, pero con la sorpresa de que cada uno podía identificar su dialecto en el que había sido criado. Los presentes fueron formando grupos alrededor de algún discípulo que predicaba el Evangelio en el dialecto que ellos habían escuchado desde pequeños. La confusión de la gente no era por no entender lo que decían los discípulos, pues con toda claridad entendían el dialecto hablado, la confusión era por la sorpresa de que estos “galileos” pudiesen hablar en diversos dialectos. 2:7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 2:8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Estos oyentes reconocían, además, que los que hablaban eran “galileos”. Puesto que los galileos eran menospreciados como personas de cultura inferior, era especialmente sorprendente que les oyesen hablar en varios idiomas. Sin embargo, los oyentes les oían hablar en su propia “lengua” (v8)

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2:9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 2:10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 2:11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 2:12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 2:13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Esta lista no es lingüística, sino geográfica, y sirve para ilustrar la amplitud de la Diáspora judía (dispersión) que estaba aquí representada, aunque no de manera sistemática. Los “prosélitos” son personas que no pertenecen a la raza judía pero que habían decidido unirse a la religión judía, principalmente por sus altos valores morales en comparación con las religiones paganas. Los prosélitos tenían que cumplir con cuatro requisitos previos: (1) recibir instrucción en la Escrituras; (2) Recibir la circuncisión; (3) Ser bautizado por inmersión; (4) Ofrecer sacrificios en el Templo de Jerusalén. Frente a este milagro de comunicación, opuesto a la experiencia de la torre de Babel; algunos quedaron admirados; pero como siempre sucede frente a las acciones de gracia, algunos buscaron una explicación que se orientaba hacia la burla del fenómeno que frente a ellos se realizaba. Quienes se burlaban de los discípulos diciendo que habían bebido demasiado, no ponían atención al mensaje predicado y así endurecían su corazón. 2. La predicación de Pedro, 2:14-36 El sermón de Pedro el día de Pentecostés es el primero de una serie de largos discursos en el Libro de los Hechos. a. La profecía de Joel, 2:14-21 2:14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Parece que hubieran terminado de hablar en lenguas los discípulos y que todos escucharon mientras Pedro predicaba. “Diciendo” en griego es “arengó”, indica que el discurso de Pedro era inspirado por Dios y que era en lenguaje bien articulado.

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Los tres verbos al principio de este verso sugieren tres cosas que todo predicador hace en el púlpito: ponerse en pie, elevar su voz y dar el mensaje. “Varones judíos”: compañeros judíos. Pedro logra la atención de su auditorio por su cortesía, su forma de presentación amigable. 2:15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Lo primero que hizo Pedro fue negar la acusación de borrachera. Les llamó la atención al hecho de que era sólo “la hora tercera del día” (las 9 de la mañana) y demasiado temprano para estar ebrios. El vino era bebido por los judíos solamente con carne y siguiendo la costumbre de Éxodo 16:8, comían pan en la mañana, carne en la tarde, de modo que no tomaban vino hasta la tarde en el día. 2:16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: La mente de Pedro es ahora abierta por el Espíritu Santo para comprender la profecía y su cumplimiento. Pedro ahora tiene una percepción espiritual. En Hechos 2:1-18 encontramos el significado de Pentecostés. El texto del asunto es el v12 “¿Qué quiere decir esto?” (1) ¿Qué significaba el recio viento? El poder espiritual está ahora disponible para transformar vidas y equipar la iglesia para obedecer la Gran Comisión, 2:1-2; 1:18; (2) ¿Qué significaban las lenguas de fuego? Que sus corazones habían sido purificados para que pudieran ser llenos del Espíritu Santo, 2:3; 15:8-9; (3) ¿Qué significaba hablar en otras lenguas? Que el Evangelio tendría una proclamación mundial y eficaz, 2:7-8; 2:16-18. La cita de Hechos 2:17-21 está tomada de Joel 2:28-32. La primera parte (vv17-18) fue cumplida en día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos que esperaban. Los vv19-20 no fueron literalmente cumplidos en ese momento. 2:17 Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; “En los postreros días”. En el Antiguo Testamento estas palabras significan la llegada del Mesías (Isaías 2:2; Miqueas 4:1)

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Estos “postreros días” comenzaron con la primera visita de Jesús a la tierra y continuarán a través del tiempo hasta su regreso. Los vv19-20 se refieren principalmente al retorno de Jesucristo al final de esta edad. El cumplimiento de la profecía de Joel no quedó finalizado ese día, pues ha seguido a través del tiempo. En el pensamiento de Joel “toda carne” significa todas las personas de Israel. Pero en su actualización esta frase abarca, por el ministerio del Espíritu Santo, a las personas de todo el mundo. Cada individuo en el planeta es incluido en esta promesa, todos podemos recibir el Espíritu Santo. En este verso se hace referencia a la experiencia de salvación; por la cual toda persona, sin distinción, podrá recibir el Espíritu Santo en experiencia de conversión y tener una visión espiritual del propósito de Dios para su vida. 2:18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. En este verso se hace amplía la visión de la experiencia de conversión a la experiencia de proclamación. Se hace referencia al creyente en su actitud de entrega (“siervos y siervas”) al propósito de Dios de ganar a más personas para Cristo por medio de la proclamación (“profetizarán”) del Evangelio. 2:19 Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; 2:20 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; En lugar de la palabra “manifiesto” citada en la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento), la palabra hebrea que Joel usa significa “terrible”. Este adjetivo está empleado para describir el día del Señor en Joel 2:11 y 2:31. Estos eventos hacen referencia al tiempo del regreso de Jesús y el fin del mundo. 2:21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Aquí tenemos un resumen del Evangelio. En Joel “Señor” se refiere a Yahvéh, pero aquí ha sido transferido a Jesucristo. Esto constituye todo un evento exegético y teológico: El Espíritu Santo ilumina el texto de las Sagradas Escrituras para dar a conocer (revelar) a Jesús como el mismo Dios del Antiguo Testamento.

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No solamente se hace el cambio de nombres de Yahvéh a Jesús, sino que todo lo que el Antiguo Testamento revelaba sobre Yahvéh es entregado ahora Jesús como la plenitud de la revelación divina. Todo lo que pertenece al Padre es del Hijo (Juan 16:15; 17:10) Al invocar a Yahvéh estamos invocando a Jesús, pues Jesús es Dios. “Invocar” es pedir auxilio e implica fe, aquella persona que clama a Dios por salvación, obtiene respuesta redentora por parte de Dios. Toda aquella persona que invite (invoque) a Jesús (el Señor) a entrar en su vida, será salvo. b. Jesús nazareno, 2:22-28 2:22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; Como en v14 Pedro solicita a sus oyentes que escuchen esas “palabras”. Los vv14-21 constituyen la base textual al sermón de Pedro. Negativamente, el hablar en lenguas no era debido a que estaban borrachos. Positivamente simbolizaba el hecho de que el Espíritu Santo había sido derramado sobre los discípulos, y que llenos del poder espiritual, ellos iban a predicar el Evangelio a todo el mundo. En este sermón, que abarca desde v22 y hasta v36, Pedro habló acerca de Jesús: (1) su ministerio y obras milagrosas, v22; (2) su crucifixión, v23; (3) su resurrección, vv24-32; (4) su ascensión y exaltación, vv33-36. Su tema principal era Jesús, crucificado, resucitado, glorificado, El es el Señor y Salvador. “Aprobado” significa divinamente acreditado. El verbo griego fue usado con el sentido de “proclamar” una designación para un oficio público. Pedro asevera que los milagros que Jesús realizó fueron credenciales divinas, proclamando que Dios lo había designado como el Mesías. Este v22 tiene tres palabras de gran importancia. “Maravillas” literalmente: “poderes” (en griego dynameis); “Prodigios”, en griego teraca; “Señales” traducido también como “milagros” (en griego semeia). La primera de estas tres palabras hace referencia sobre su naturaleza (obras poderosas); la segunda llama la atención sobre el efecto producido (prodigios); la tercera subraya su propósito y significado: señalaban la deidad de Jesús.

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Sorprendentemente, en 2ªTesalonicenses 2:9 se describe la obra del anticristo con estas tres palabras: “…con gran poder (dynameis) y señales (semeia) y prodigios (teraca) mentirosos”. La comparación exegética entre estos dos textos (Hechos 2:22 y 2ªTesalonicenses 2:9) nos indica que el anticristo, enviado por Satanás, poco antes del fin del mundo y el regreso de Jesús, se presentará realizando los mismos milagros que Jesús realizó durante su ministerio terrenal, solamente que será falsos (“mentirosos”) y tendrán el objetivo de confundir a muchos para alejarlos de la verdadera comunión con Jesús. El Señor Jesús nos advirtió: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” Mateo 24:24 2:23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; Una de las grandes paradojas de la vida es el doble hecho de la soberanía divina y la libertad humana. En este v23 están unidas. Jesús fue “entregado”. Aunque la muerte de Jesucristo estaba en el plan divino de la redención (“anticipado conocimiento”; compare 1ªPedro 1:2), en ninguna manera exime de culpa a aquellos que lo mataron porque ellos lo hicieron actuando por su libre voluntad. Hay una cuidadosa distinción entre judíos (vosotros) que tomaron a Jesús y los gentiles que lo crucificaron. “Manos de inicuos” significaba literalmente: “mediante hombres sin la ley”; es decir, hombres sin la ley de Moisés. 2:24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. La crucifixión fue anulada por la resurrección. Jesús no podía ser retenido por la muerte pues El era sin pecado. La frase “los dolores de la muerte” hace referencia a la agonía de una antigua era junto con el surgimiento de una nueva. En Jesús la nueva era ha comenzado, la del Reinado de Jesucristo. 2:25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. 2:26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza;

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2:27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 2:28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia. “David dice de él” Pedro, inspirado por el Espíritu Santo, entiende que David, al escribir esta cita, estaba haciendo referencia, profética acerca de Jesús. “Veía al Señor siempre delante de mí” Jesús ve a Yahvéh delante de él, porque está a su “diestra”: símbolo de mayor cercanía posible y fraternidad. ¡Nadie está más cerca de Dios Padre que Jesús! “Y aún mi carne descansará en esperanza”; por eso Jesús, al morir puede entregar su alma en las manos de su Padre y su muerte fue un descansar en paz, en esperanza firme de la resurrección. “Conocer los caminos de la vida” Jesús caminó por el sendero de la vida humana conforme a la voluntad de su Padre y eso trajo gozo a su vida; Jesús en la tierra caminó con gozo y así nos enseña a vivir abundantemente y con propósito, con gozo. Esta cita ha sido tomada de Salmo 16:8-11. Es un salmo escrito por David, quien se regocija que Yahvéh no dejaría su alma en el lugar de la muerte; ahora es aplicado a Jesús quien tuvo la seguridad que su Padre lo resucitaría. Hades, palabra griega, equivalente a la palabra hebrea Seol; el lugar temporal de los muertos hasta el día del juicio final.

c. Jesús, el Señor, 2:29-36 2:29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pedro comenzó a predicar diciendo: “Varones judíos” (v14), después los llamó “varones israelitas” (v22); ahora dice: “Varones hermanos”; está buscando acercarse fraternalmente a la congregación que expectante lo está escuchando. Pedro toma las palabras de David y las aplica a Jesús (dando con esto la verdadera interpretación del Antiguo Testamento) David murió y fue sepultado; hasta este punto Pedro está seguro de que no habrá contradicciones. Ahora Pedro declara que puede confiadamente decir que el cuerpo de David, por lo menos sus huesos, pueden ser encontrado. No es así con el cuerpo de Jesús, como fue probado con la tumba vacía.

2:30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,

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2:31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 2:32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. El v30 hace referencia a Salmo 89:3-4 y 132:11 Pedro declara que David escribió como “profeta” que creyó la promesa de Dios de que uno de sus descendientes se sentaría sobre su trono. Siendo profeta, él anticipó la resurrección de Jesús (1ªPedro 1:10-12) Entonces con la resurrección de Jesús (v32) esta profecía fue cumplida de manera plena y conforme al verdadero sentido de las palabras del Salmo. Lo que Pedro está probando es que el cumplimiento de la cita escrita por David está en Jesús. Así, Pedro afirma que David sabía que en el Salmo 16 estaba describiendo la resurrección del Mesías; aunque, seguramente no entendía mucho de lo que escribía. 2:33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. La íntima conexión entre la resurrección y la ascensión se encuentra también en 1ªPedro 3:21-22. “Derramado” indica la acción de verter el aceite de una vasija. Es de esto a lo que se refería Jesús cuando dijo: “…si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7) La multitud pudo ver y oír (“esto que vosotros veis y oís”) los resultados del derramamiento del Espíritu Santo sobre los discípulos. La gente pudo ver el cambio en los discípulos y pudo también escuchar la predicación de un nuevo mensaje. 2:34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 2:35 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Ahora Pedro regresa al contraste entre David y Jesucristo. “David no subió a los cielos”; pero Jesús sí. La cita es del Salmo 110 “Dijo el Señor (Yahvéh) a mi Señor (Jesús), siéntate a mi diestra”. Este siempre ha sido el lado especial de honor. “Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” es una referencia a una antigua costumbre de los vencedores que colocaban sus pies sobre los cuellos de los vencidos (Josué 10:24)

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2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. “Vosotros crucificasteis” Hace apenas 50 días de la crucifixión y todos en Jerusalén saben bien a que se refiere Pedro; es más, todos saben de la resurrección y nadie puede señalar la tumba de Jesús como aún muerto. Las pruebas son abrumadoras para ellos. Finalmente Pedro alcanzó el clímax de su sermón: “Este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”. “Señor” es el título con el que los “israelitas” designaban a Yahvéh para no pronunciar su nombre; Pedro, inspirado por el Espíritu Santo, revela que al llamar a Jesús “Señor”, estaban diciendo que Jesús es Dios; esto es declaración de fe. “Cristo” es la palabra griega que traduce la palabra hebrea “Mesías”, el “Ungido” de Dios, prometido en el Antiguo Testamento, que vendría a establecer el Reino de Dios. 3. Predicación eficaz, 2:37-47 a. Arrepentimiento de la gente, 2:37-42 2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? “Compungieron”, en griego: herir y traspasar profundamente. Es una descripción impactante de la obra de convencimiento (Juan 16:7-8) del Espíritu Santo. En respuesta a este convencimiento, la gente clamó: “¿Qué haremos?” 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. “Arrepentíos”, en griego: cambiar de mente; es decir, cambiar la actitud hacia Dios. Aquí la aplicación directa es a dejar de rechazar a Jesús y aceptarlo como “Señor y Cristo”. Este cambio en la manera de pensar producirá un cambio en la manera de vivir. La prueba visible y el testimonio de esta conversión era el bautismo: ser sumergido en agua, individualmente y en sincero deseo de vivir en comunión con Jesús (“en el nombre”) El nombre de Jesús involucra al Padre y al Espíritu (Mateo 28:19); emplear el “nombre de Jesús” implica estar bajo su autoridad.

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“Perdón de los pecados” La determinación que se demanda del individuo es el arrepentimiento, esta determinación tendrá su manifestación externa en el bautismo; pero por sí solo el bautismo no logra el perdón de los pecados: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1ªJuan 1:9 “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” Hch 10:43 Jesús le dijo a Pablo: “…para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” Hch 26:18 Los pecados formaban una barrera que impedía la comunión con Dios; el “perdón” que Dios nos otorga consiste en quitar los pecados y permitir así que tengamos comunión con Dios: “He aquí que no se ha acortado la mano de Yahvéh para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” Isaías 59:1-2 “…He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Juan 1:29; este “quitar” es “perdonar”. “El don del Espíritu” debe distinguirse de los dones del Espíritu. El don del Espíritu es el Espíritu mismo, derramado por el Señor exaltado bajo la autoridad del Padre; los dones del Espíritu son aquellas facultades espirituales que imparte el Espíritu Santo “…repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1ªCorintios 12:11) El don del Espíritu es la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente, tal como lo prometió Jesús: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” Juan 14:26 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad…” Juan 16:13 2:39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. La promesa de recibir la presencia del Espíritu Santo era tan amplia que abarcaba a las personas más distantes, tanto geográficamente como racialmente; esto es, que la promesa es para toda persona en cualquier parte del mundo. Esta expresión debe ser interpretada a la luz de v21 “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo”.

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2:40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. “Otras muchas palabras”, con esto Lucas quiere mostrarnos que no pretende darnos todo lo que dijo Pedro, pero sí lo más importante, aquello que, por inspiración divina debía conservarse. “Perversa generación”: “La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa” Deuteronomio 32:5 “Y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu” Salmo78:8 “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” Filipenses 2:15 2:41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. El resultado de este primer sermón fue fenomenal: “Se añadieron… como tres mil personas”, agregadas al pequeño grupo de creyentes que habían sido llenos del Espíritu Santo aquel mismo día. Esta era una maravillosa demostración del poder del Espíritu Santo. Siendo ese día la fiesta de las primeras cosechas, es natural que el Espíritu Santo moviera a la conversión a tantos “varones piadosos” (Hch 2:5), esto es, personas que ya tenía una buena disposición de querer establecer una comunión con Dios y que al escuchar la predicación del Evangelio, respondieron entusiastamente. Ellos, entonces, constituyen la primera cosecha del Evangelio, que el Espíritu Santo ha levantado para honrar a Jesús que ha sido exaltado a la diestra de Dios Padre como Salvador victorioso. 2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. “Y se ocupaban asiduamente en la enseñanza de los apóstoles”; es decir, asistían con toda regularidad a la enseñanza que los apóstoles impartían a su tiempo. Estos nuevos convertidos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles”, esto es la enseñanza; “en la comunión unos con otros”, es decir en el sano compañerismo cristiano; “en el partimiento del pan”, en referencia a la conmemoración de la Cena del Señor y “en las oraciones”, esto es la comunión más íntima a través de interceder unos por otros en oración.

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b. Continuación del progreso, 2:43-47 2:43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 2:44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 2:45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Este primer grupo mantenía todas sus posesiones en las manos de los apóstoles, para ser usados en suplir las necesidades dentro de la iglesia. El v45 da a entender que de cuando en cuando ellos vendían sus posesiones y bienes y los repartían entre todos de acuerdo a lo que necesitaban. La implicación es que cuando surgían necesidades especiales, algún creyente o creyentes vendían su propiedad y lo daban para hacer frente a esa necesidad. Este impulso a vender propiedades puede ser mejor entendido en el amplio contexto de lo que 40 años después habría de suceder: Jerusalén sería destruida por los romanos; así, entonces, desde una perspectiva espiritual, el Espíritu Santo estaba guiando a este grupo a experimentar la maravillosa bendición de suplir necesidades como muestra de gran amor fraternal, a la vez que se iban despojando de terrenos y objetos que no les serían útiles al tener que abandonar la ciudad de Jerusalén ante la inminente invasión, cerca del año 67 d.C. Los primeros discípulos que eran en su gran mayoría judíos, continuaban adorando “en el templo”. Mas tarde la persecución por parte de las autoridades judías los expulsaría del templo tanto como de las sinagogas. La Carta a los Hebreos expondrá más tarde que el servicio de adoración en el templo carecía ya de todo valor. En el comienzo de esta nueva era se conservaban antiguas prácticas de un pacto ya concluido. La revelación progresiva del Evangelio mostrará en qué consiste este Nuevo Pacto. Partir en pan en las casas es frase que hace referencia a que si bien, los discípulos y los nuevos convertidos seguían asistiendo a los servicios de adoración en el templo, también (y esto es muy importante) se congregaban en “casas”, no en una en particular pues estamos hablando de una congregación de más de tres mil personas, más bien se agrupaban en diversas casas.

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Es en “las casas” donde los discípulos recibían la enseñanza del Evangelio (como los grupos de discipulado de hoy en día) y conmemoraban la Cena del Señor. La iglesia nació en las casas como grupos de estudio bíblico en ambiente fraternal. El Señor Jesús, por medio del Espíritu Santo, “añadía cada día” a nuevos creyentes. Es Su iglesia creciendo. B.- Los Testigos Realizando un Milagro, 3:1-26 1. La curación, 3:1-10 3:1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Pedro y Juan son los discípulos que fueron enviados por Jesús para preparar la Pascua para el Maestro y los discípulos (Lucas 22:8) Durante la noche que siguió, ellos eran aparentemente los únicos apóstoles que estaban en la casa del sumo sacerdote cuando Jesús fue juzgado por el sanedrín (Juan 18:15) Pasaron una noche juntos en una prisión (Hechos 4:3; 4:13) Constituían el grupo enviado por los apóstoles en Jerusalén a Samaria (Hechos 8:14) Es evidente que ellos trabajaban en estrecha colaboración en los primeros tiempos de la iglesia. La hora de la oración era las 3 PM 3:2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3:3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 3:4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 3:5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 3:6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 3:7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 3:8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando y saltando, y alabando a Dios. 3:9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 3:10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. El hombre curado era un testimonio del poder sanador de Dios. Las obras de Jesús todavía continuaban por medio del Espíritu Santo actuando por los discípulos.

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Después de los acontecimientos de Pentecostés, se nos ha dicho: “…muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles” (Hch 2:43) Lucas ahora ofrece un relato más completo de una de ellas, seleccionando una que recibió una publicidad excepcional. Los apóstoles continuaron viviendo como judíos devotos, asistiendo a los servicios de adoración en el templo de Jerusalén. Así como el milagro de la encarnación había hecho posible los milagros del ministerio de Jesús, el milagro de Pentecostés hizo factibles los milagros de la iglesia naciente.

2. La multitud, 3:11-16 3:11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. La gratitud del hombre que había sido sanado era tan grande que tenía “asidos a Pedro y a Juan”; es decir, se aferró a Pedro y a Juan, expresándoles su agradecimiento. Mientras tanto, la gente acudía corriendo para ver lo sucedido.

3:12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? 3:13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Los discípulos no habían realizado ese milagro por su propio “poder o piedad” sino por medio del “Dios de nuestros padres”. El Dios de los creyentes cristianos es “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. De esa manera Pedro vinculó el movimiento nuevo al Antiguo Testamento. Cada milagro debe ser acreditado a Dios no a capacidades espirituales de pastores y predicadores; no depende de ellos. Pedro le recuerda a la multitud reunida que 50 días atrás ellos habían pedido la crucifixión para Jesús, aún cuando Pilato ya había determinado liberarlo. Ahora este milagro demostraba que Yahvéh había “glorificado a su Hijo Jesús”.

3:14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 3:15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.

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“Santo” Jesús está apartado para servir a Dios, consagrado. “Justo” Jesús cumple la voluntad de Dios de salvarnos. Contrastantemente los judíos pidieron que se les “diese un homicida” y mataron al “Autor de la vida” Ellos eligieron a un peligroso asesino para que quedara suelto entre ellos. En un sentido es lo que hace todo pecador: rechaza al Autor de la vida y elige el pecado, la fuente de muerte. Como en su primer sermón (Hechos 2:23-24), Pedro le dio énfasis a la muerte y resurrección de Jesucristo: “a quien Dios ha resucitado de los muertos”. Pedro agregó: “de lo cual nosotros somos testigos”. Los dirigentes judíos negaban la declaración apostólica de que Jesús hubiera resucitado de los muertos; por lo que tenía que ser proclamado. Los vv14-15 nos presentan: (1) la paradoja de la elección fatal del hombre; (2) la paradoja de la muerte que parecía haber conquistado sobre la vida del Señor; (3) la paradoja de vida triunfante divina concedida y la muerte vencida por la muerte-resurrección de Jesucristo.

3:16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre, y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. Ustedes mataron al Príncipe de Vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos: a Jesús; de esta muerte y resurrección nosotros somos testigos, aun de la fe en su nombre. Pues bien, a este hombre, a quien ustedes ven y conocen que era cojo y ahora camina, por la fe que es por medio de Jesús, le ha sido dado esta perfecta sanidad delante de todos ustedes. Por tanto, Jesús es el verdadero Mesías.

3. El desafío, 3:17-26 3:17 Mas ahora hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 3:18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 3:20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; Después de la acusación de asesinato en v15, ahora Pedro adopta un tono bondadoso, llamando “hermanos” a sus oyentes, reconoce que cometieron aquel crimen por “ignorancia”. Ellos todavía no se habían dado cuenta de que Jesús es el Mesías.

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El testimonio de Pablo constituye un paralelo: “Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad” (1ªTimoteo 1:13) Pero finalmente Pablo aceptó a Jesús como Mesías. La mayoría de los líderes judíos rechazaban esto, aun con el testimonio de los apóstoles. Tal como lo hizo Pablo al predicar a los judíos en Tesalónica (Hechos17:3), Pedro declara aquí que los profetas del Antiguo Testamento habían preanunciado los sufrimientos del Mesías. Como en su primer sermón, Pedro les planteó el arrepentimiento. “Arrepentíos y convertíos” (v19) El último verbo literalmente significa “darse vuelta” De esta manera está empleado en la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento). Esos dos verbos se encuentran juntos en Joel 2:14. El resultado de arrepentirse y volverse a Dios sería que sus pecados quedarían “borrados” (Hechos 2:38) “Refrigerio” Esta palabra es utilizada en la Biblia para hacer referencia a la edad mesiánica, enfatizando el concepto de “descanso”, reposar al fin de las cargas del pecado. Es el gran tiempo de gozo y descanso que vendrá por la llegada del Mesías. Cuando las personas se arrepientan y conviertan a Dios, Él enviará a Jesús a la vida de esas personas. Este cambio de mentalidad y dar la vuelta en la vida es ilustrado con la acción de invitar a Jesús a entrar en nuestro corazón (Apocalipsis 3:20) y así encontrar descanso (Mateo 11:28-30) como resultado del perdón (Ro 5:1) El tiempo de refrigerio es vivir en comunión con Jesús, es estar en paz con Dios. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” Apocalipsis 3:20 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” Mateo 11:28-30 “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1

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3:21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 3:22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 3:23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. 3:24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. 3:25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. 3:26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. Jesucristo ahora está a la diestra del Padre, intercediendo por nosotros (Hechos 2:33-36; Romanos 8:34; Hebreos 7:25). “Hasta los tiempos de la restauración” (v21) esta restauración se refiere al tiempo del regreso de Jesús, en que todas las cosas presentes serán destruidas para dar paso a “cielos nuevos y tierra nueva” (2ªPedro 3:10-13) El v22 contiene una cita de Deuteronomio 18:15 (Hechos 7:37) Normalmente una predicción del Antiguo Testamento tiene un cumplimiento parcial en el periodo del profeta y luego un cumplimiento completo en Jesús. Aquí la primera aplicación de la profecía es incuestionablemente a Josué, que sucedió a Moisés. Pero Pedro y Esteban, inspirados por el Espíritu Santo, lo aplican a Jesucristo. El v23 es una cita tomada de manera no literal de Deuteronomio 18:19 El v24 implica que Samuel fue el primero de la gran línea de profetas. El se levantó en un periodo histórico de transición para Israel, fue el último de los jueces y el primero de los profetas. El v25 cita la promesa de Génesis 22:18 con lo que Pedro india que esta “simiente” de Abraham es Jesús. El apóstol Pedro terminó su sermón en una manera bondadosa y con tono de invitación. Recordó a sus oyentes que ellos eran “hijos de los profetas” (v25) es decir, herederos de las promesas hechas mediante los profetas.

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“A vosotros primeramente” (v26) concuerda con la expresión de Pablo “al judío primeramente” (Romanos 1:16; 2:10) Era el designio de Dios que la salvación comenzara primeramente por los judíos y luego, por medio de ellos, se proclamara a todo el mundo. Este orden se inauguró en Pentecostés. También es el orden de los Hechos. Pablo, primeramente predicaba en las sinagogas judías dondequiera que se encontrara. “Habiendo levantado” (v26) es frase que conecta con v22 en el sentido de “levantar profeta”; por lo que aquí en v26, la frase se utiliza para una doble referencia: primeramente para establecer que Dios “levantó” a Jesús como el Profeta, en referencia a su ministerio terrenal y en segunda referencia para establecer que Dios “levantó” a Jesús de la muerte. “Que cada uno se convierta de su maldad” (v26) Esta es la bendición elegida por Dios para la humanidad: proveer la oportunidad de la conversión para la salvación del pecador y así entrar en comunión de amor con Dios. C.- Los Testigos Perseguidos, 4:1-22 1. Arrestados por los saduceos, 4:1-4 4:1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, 4:2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. En su primer sermón, en el día de Pentecostés, Pedro acusó a los judíos de haber matado a Jesús y declaró que Este había resucitado (2:23-24) Milagrosamente, quizás por el resultado de la respuesta a su sermón: 3,000 conversiones, Pedro escapó de la persecución. Pero cuando sanó a un lisiado bien conocido, y cuando en su segundo sermón denunció a los judíos por el asesinato del Mesías aún con más énfasis, éstos decidieron que era demasiado. Se desató la primera persecución. Pedro y Juan fueron arrestados y encarcelados por proclamar la resurrección de Jesús. 4:3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. 4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

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A pesar de ser encarcelados Pedro y Juan, el Evangelio está dando fruto. En 3:1 se estableció que la hora en la que Pedro y Juan entraron a los atrios del Templo era las 3:00 pm; por tanto, el discurso de Pedro se prolongó durante varias horas, tiempo en el que una gran multitud fue congregándose alrededor de ellos; seguramente entonces se dio aviso a las autoridades del Templo y estos decidieron venir a arrestar a los apóstoles; todo esto llevaría varias horas de preparativos, mientras Pedro apasionadamente seguía predicando, hasta que vinieron las autoridades y los arrestaron, pero siendo ya tarde los dejaron presos hasta la mañana siguiente. Aún con esta circunstancia, muchos se convirtieron al Evangelio y se unieron a la naciente iglesia, llegando a ser 5,000 creyentes.

2. Emplazados ante el Sanedrín, 4:5-12 4:5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, 4:6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; Este era el mismo grupo que recientemente había condenado a muerte a Jesucristo. Ahora están delante de ellos Pedro y Juan, pero todo ha cambiado para los discípulos pues ahora cuentan con la poderosa presencia del Espíritu Santo (v8)

4:7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Sarcásticamente los líderes judíos preguntaron: “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” Anteriormente los sacerdotes le habían preguntado a Jesús qué “autoridad” (en griego: exousía) tenía para limpiar el templo y enseñar a la gente (Mateo 21:23), pero ahora ellos preguntaban a los apóstoles con qué “potestad” (en griego: dynameis) habían sanado al cojo. Los sacerdotes quieren indagar que tipo de “poder” tienen ellos y el “nombre” a quien pertenece tal poder.

4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: “Lleno del Espíritu Santo” frase clave del libro de los Hechos (2:4; 4:31; 9:17; 13:9) 2:4 y 9:17 hacen referencia al derramamiento inicial del Espíritu Santo; 4:31 hace referencia a la actualización del poder espiritual para testificar a pesar de la persecución; 4:8, como 13:9, sugiere un momento especial de inspiración, tal como Jesús lo prometió (Mateo 10:19-20)

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4:9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 4:10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 4:11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Pedro confrontó a los jueces de la suprema corte de Israel y audazmente les acusó de haber dado muerte al Mesías Jesús. Era un momento de tensión. Pedro declaró que Jesucristo había sido elegido por Dios para ser la piedra principal del edificio espiritual de Dios (“cabeza del ángulo” v11) pero que esta “Piedra” había sido “reprobada por vosotros los edificadores” (los que enseñan la Ley) Dios había enviado a su Hijo para ser la principal Piedra del templo de sus verdaderos adoradores. Este v11 es una cita del Salmo 118:22 Entonces Pedro hizo la declaración más significativa que se encuentra en la primera parte del Libro de los Hechos. Dijo en cuanto a Jesús: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (v12). Este es uno de los principales énfasis del Nuevo Testamento: la salvación solamente por medio de Jesucristo. 3. Amonestados por el Sanedrín, 4:13-22 4:13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Los líderes judíos estaban maravillados por el “denuedo” de Pedro y de Juan. La palabra griega traducida por “denuedo” denota: libertad de palabra, claridad, confianza, osadía al hablar. También notaron que ellos eran “sin letras”, esto es que no tenían el aprendizaje técnico de las escuelas rabínicas profesionales; además eran “del vulgo”, esto es que no pertenecían ni a la clase sacerdotal ni al grupo de los fariseos profesionales. “Se maravillaban” de que pudiesen hablar con esa libertad y sinceridad. “Y les reconocían que habían estado con Jesús”. Estos líderes seguramente recordaban que de Jesús habían dicho lo mismo (Juan 7:15)

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4:14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Los miembros del Sanedrín no podían negar el divino poder y autoridad de los apóstoles, porque allí, “estaba en pie con ellos” la evidencia en la persona que había sido sanada; ellos conocían muy bien a este cojo, pues “lo ponían cada día a la puerta del Templo…” (3:2); seguramente vendría a su memoria, aquella escena del ciego sanado por Jesús (Juan capítulo 9) 4:15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 4:16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 4:17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 4:18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Confusos y frustrados, los miembros del concilio ordenaron a los apóstoles que salieran, para que ellos pudieran conferenciar en cuanto a la actitud que debían tomar con ellos. Los líderes judíos no podían negar la “señal manifiesta” porque todo Jerusalén lo sabía. Pero para evitar que el asunto se divulgase más, pensaron que debían amenazarlos directamente para que los apóstoles no hablasen más “en este nombre”. De modo que hicieron regresar a los prisioneros y les ordenaron “que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús”. Resulta particularmente llamativo que ni en esta ocasión ni en ninguna otra posterior las autoridades hayan tomado acción seria alguna para refutar la afirmación central de los apóstoles: Jesús ha sido resucitado. Si hubiera sido posible refutarlos en este punto, con cuánta avidez habrían aprovechado la oportunidad. Si se hubiera logrado una refutación sobre este punto, cuán rápida y por completo habría sido el colapso del nuevo movimiento. Era evidente que los apóstoles hablaban de una resurrección corporal cuando decían que Jesús había sido levantado de entre los muertos; es igualmente claro que las autoridades lo entendieron así. Estas autoridades, además, eran las mismas que arrestaron a Jesús y lo juzgaron; toda la trama de la crucifixión-resurrección aún era fácilmente recordada.

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4:19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 4:20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Con sabiduría divina y plena franqueza, Pedro y Juan les preguntaron a los líderes judíos si era correcto obedecer a Dios o al Sanedrín. Esto puso a los jueces en un lugar difícil. Era claro que solamente había una respuesta. Entonces los apóstoles hicieron una emocionante declaración: “no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. Este es el testimonio de cada persona que ha encontrado la salvación en Cristo Jesús. 4:21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, La idea de esta frase en griego es que les agregaron más amenazas a las ya dadas. La amenaza es la manera en que algunas personas resuelven un argumento cuando no han podido dar respuestas razonables. Pero, por causa del entusiasmo de la gente a favor del movimiento (2:41; 4:4) los líderes no se atrevieron a castigar a los apóstoles “porque todos glorificaban a Dios”. 4:22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años. Esto fue lo que hizo que este “milagro” (en griego: señal) resultara más sorprendente. Habría sido de esperarse que un hombre cojo de nacimiento fuera un caso absolutamente imposible después de 40 años. Pero el poder de Dios no tiene límites. El también puede salvar a un pecador que ha sido encadenado en la profundidad del pecado durante 40 años, aunque toda otra persona pueda pensar que tal individuo ya no tiene esperanza alguna. D.- Los Testigos Orando, 4:23-37 1. Coraje, 4:23-31 La primera persecución de los apóstoles fue seguida por una reunión de oración de la iglesia. El mejor modo de hacer frente a la contienda es por la oración. 4:23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Pedro y Juan acudieron a la iglesia y en fraternidad buscaron a Dios en oración de reconocimiento y de gratitud.

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4:24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 4:25 que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? 4:26 Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo. La construcción gramatical de v25 enfatiza que los Salmos fueron expresados por Dios a través de los labios de David, por medio de una inspiración divina: literalmente, Espíritu Santo. Se confirma que David escribió este Salmo, que es de carácter mesiánico (esto es que se refiere a Jesús) y que fue inspirado por el Espíritu Santo (2ªTimoteo 3:16; 2ªPedro 1:21) La cita de v24 está inspirada en Éxodo 20:11 y Salmo 146:6 La cita de los vv25-26 está tomada del Salmo 2:1-2 de la versión de la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento) 4:27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, 4:28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. En su bautismo Jesús fue ungido por el Padre con el Espíritu Santo. Su ministerio provocó oposición hasta que finalmente se unieron Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles (los soldados romanos) y el pueblo de Israel. Esto resume lo que fue escrito en la última parte de cada uno de los Evangelios. El lenguaje profético de esta oración, basada en la cita de Salmos, demuestra que Pilato y Herodes y los demás, al unirse en contra de Jesús, simplemente llevan a cabo “…el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios…” (2:23) de que el Mesías Jesús habría de sufrir (3:18) 4:29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 4:30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Lo sorprendente de esta oración de los discípulos es que ellos no pedían protección, sino poder para ir a predicar. Este ministerio de predicación sería más ampliamente promovido por un ministerio de sanidad.

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4:31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Esta oración fue literalmente respondida. El lugar donde estaban orando “tembló” manifestando así el poder de Dios. Mas importante aún es que “todos fueron llenos del Espíritu Santo”. Se trató de una confirmación y actualización del poder espiritual (y no hablaron en lenguas en esta ocasión) que les capacitaría para su labor de predicación del Evangelio. En ese momento salieron a predicar el Evangelio pues el Espíritu Santo los impulsaba. El Espíritu Santo llena a un creyente cuando su corazón es limpiado de todo pecado en la experiencia de la conversión (Hechos 15:8-9) Pero Pablo escribió a los cristianos de Efeso: “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18) la construcción gramatical indica como imperativo: “Seguid siendo llenos del Espíritu continuamente”. Debe haber una acción inicial de llenar, pero en la vida cristiana deben seguir muchas actualizaciones frescas del poder del Espíritu para servicios especiales en el Reino. 2. Consagración, 4:32-37 4:32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartían a cada uno según su necesidad. 4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 4:37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles. Con esta unidad espiritual vino el poder espiritual. “Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús”. Aunque los saduceos habían reaccionado violentamente a la predicación de la resurrección, los apóstoles continuaron proclamándola.

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Los líderes judíos habían condenado a muerte a Jesús. El había muerto en una cruz. Para los judíos esta muerte era la prueba de que El no era el Mesías. Por lo tanto era necesario declarar su resurrección como prueba de su mesianismo. La resurrección era la nota clave de su mensaje (Romanos 4:25) Siguiendo el ejemplo de otros creyentes, Bernabé decide vender una propiedad suya para traer el dinero a los apóstoles, que entonces estaban al frente de la iglesia, para que ellos utilizaran ese dinero en suplir las necesidades más apremiantes, sobre todo de viudas y huérfanos que requerían de alimentación. Dios quiere cambiar nuestra mentalidad, de estar centrada en nosotros mismos, a tener una actitud de dar por amor. Dios estaba moviendo a los creyentes de Jerusalén a compartir para suplir necesidades. Recordemos que en Jerusalén se vivía una situación especial pues pronto esa ciudad sería destruida por los romanos (unos 35 años adelante), que nadie estaba obligado a vender su propiedad (como el ejemplo de Ananías en capítulo 5 lo demuestra), que la iglesia era enorme (más de 5,000 miembros) y había muchos necesitados, que la unidad de la iglesia se demostraba en este deseo de suplir necesidades, que aún hoy tenemos la oportunidad de demostrarnos amor fraternal teniendo una actitud de desprendimiento a favor de nuestros hermanos más necesitados. E.- Los Testigos Perseguidos, 5:1-42 1. Antecedentes, 5:1-16 a. Muerte de Ananías, 5:1-6 5:1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 5:2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Es difícil comprender cómo pudo haber hipócritas en la iglesia inicial tan cerca de Pentecostés. Por otra parte, hay personas orgullosas y acomodadas que quieren impresionar a la iglesia. Ananías y Safira pertenecían a esta categoría. Bernabé había sido felicitado por su generosidad con la iglesia; había vendido una parcela y depositado el dinero a los pies de los apóstoles (4:36-37). Evidentemente Ananías y Safira ansiaban semejante reconocimiento, de modo que él vendió una heredad suya. Pero a diferencia de lo que hizo Bernabé, “sustrajo del precio”.

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Fue un acto premeditado de Ananías y Safira el guardar para sí lo que ostensiblemente estaban dando a la iglesia. El relato dice: “sabiéndolo también su mujer”; literalmente, “sabiéndolo ella con el esposo”. El pecado era deliberado. 5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5:5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 5:6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Las dos preguntas de Pedro (v4) demuestran que no era obligatoria la venta de propiedades en la comunidad cristiana. Quienes vendían sus propiedades lo hacían voluntariamente. La historia de Ananías es para el libro de Hechos lo que la historia de Acán es para el libro de Josué. En ambas narraciones hay un acto de engaño. Interesantemente cuando se dice que Ananías “retuvo” parte del precio (v2), se utiliza la misma palabra griega que emplea la LXX (traducción al griego del AT) en Josué 7:1 donde se dice que los israelitas (representados por Acán) “prevaricaron” al retener para uso privado la propiedad dedicada a Dios. b. La muerte de Safira, 5:7-11 5:7 Pasando un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 5:8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 5:9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 5:10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 5:11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas. Tres horas después de que Ananías muriera tan de repente, “entró su mujer” al principal lugar de la iglesia, quizás al “aposento alto” (1:13) A ella no se le había informado de lo sucedido a su esposo.

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Pedro cuestiona a Safira y queda demostrada la complicidad, por lo que Safira también muere en ese momento. Entonces, tanto la iglesia como la comunidad externa fueron sacudidas por esta manifestación de juicio divino. Ciertamente Ananías y Safira no murieron de muerte natural; fue un juicio de Dios sobre la naciente iglesia cuyo propósito era establecer la dimensión divina que posee la iglesia. No se trataba de un grupo humano, con intereses humanos; se trataba de la iglesia de Dios. Ananías y Safira pretendieron menospreciar esa dimensión espiritual y atrajeron para sí juicio condenatorio. Ahora la iglesia y la comunidad que los rodeaba, podían persuadirse de la presencia real del Espíritu Santo. c. Liberación de enfermos, 5:12-16 5:12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 5:13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 5:14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 5:15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. 5:16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados. Jesús les había dado a los apóstoles autoridad para echar demonios y sanar enfermos (Mateo 10:1) Ahora este poder era demostrado nuevamente porque “hacían muchas señales y prodigios en el pueblo”. Leemos que 3,000 personas fueron salvas el día de Pentecostés (2:41). Un poco más tarde el número de “hombres” (sin contar mujeres y niños) había llegado a 5,000 (4:4) En este párrafo se declara que: “los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres” (V14) El resultado fue que entonces la congregación cristiana era demasiado numerosa para reunirse en ningún recinto. Por eso ahora acostumbraban congregarse en el pórtico de Salomón. Se trataba de una galería cubierta, con columnas sobre el lado oriental del área del templo. Era el Atrio de los Gentiles. Esta referencia nos muestra que los primeros cristianos no habían dejado de adorar en el templo de Jerusalén; además éste era un centro de reunión.

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Probablemente continuaban reuniéndose allí en las horas de oración matutina y vespertina (3:1) Pero también escuchaban la predicación de los apóstoles en las casas; no todos en la misma casa, pues no cabrían, sino organizados en diferentes grupos, reunidos en diferentes casas. Uno de los resultados de la muerte de Ananías y Safira fue que “ninguno se atrevía a juntarse con ellos”. El miedo inspirado por lo que había sucedido, si bien aterraba a aquellos que quisieran unirse a ellos por motivos no sinceros, no producía un sentimiento desfavorable en el pueblo, sino todo lo contrario: “Aumentaban más” (v14), esto describe el firme crecimiento de la iglesia. La sombra de Pedro era un medio tan eficaz como poder de sanidad, como lo había sido el borde de la vestidura del Señor. Parece que en todos los casos la sabiduría divina se acomodaba a las limitaciones de los hombres que tan a menudo necesitan de símbolos materiales de realidades espirituales para creer. Es importante enfatizar que el texto señala a Pedro como el que hace los milagros y no la totalidad de los apóstoles; resulta interesante, además, que esta actividad sanadora parece ser temporal en Pedro 2. Aprehensión, 5:17-26 5:17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 5:18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 5:19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 5:20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. 5:21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Como en la persecución anterior, la oposición primeramente surgió de los saduceos. El sumo sacerdote en persona dirigió el ataque. El y sus colegas saduceos “se llenaron de celos”. Es el mismo espíritu que motivó la oposición a Jesús, como lo reconoció Pilato (Mateo 27:18; Marcos 15:10)

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Si bien los saduceos habían encarcelado a los apóstoles, un ángel fue enviado por Dios para liberarlos, pero no para simplemente librar sus vidas sino para: “anunciad al pueblo todas las palabras” (v20) La comisión dada a los apóstoles requería valor. Pero, llenos del Espíritu Santo, fueron dignos de la ocasión pues: “entraron de mañana en el templo, y enseñaban”. Observemos el énfasis de v21 “enseñaban”; pues la misión es “enseñar” el Evangelio, más que simplemente hacer milagros.

5:22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 5:23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 5:24 Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. Después de deliberar (v21), el concilio ordenó el aprisionamiento de los apóstoles para ser llevados a juicio. Pero los oficiales regresaron con las manos vacías. Encontraron cerradas las puertas de la cárcel, los guardias en sus puestos, pero los prisioneros (los apóstoles) no estaban. La liberación de los apóstoles por parte del ángel (v19) fue un evento milagroso y silencioso, pues los guardias, afuera de la celda no oyeron nada sospechoso y no se percataron de que Pedro y Juan ya no estaban presos.

5:25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. 5:26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Ahora los saduceos se vuelven cautelosos, pero por miedo al pueblo. La dureza de su corazón y su obstinación, no les permiten evaluar los hechos y “ver” la mano de Dios en todos estos eventos.

3. Acusación, 5:27-42 5:27 Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 5:28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

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Los nuevamente arrestados prisioneros fueron llevados al concilio, al sanedrín. El sumo sacerdote les recordó que habían sido estrictamente ordenados “que no enseñaseis en ese nombre”, es decir en el nombre de Jesús (4:18). Entonces el sumo sacerdote les espetó la más penetrante de sus frustraciones: “habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre” ¿Habían olvidado sus recientes palabras a Pilato? “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25) 5:29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Valiente declaración de los apóstoles, que seguramente acompañaron con valentía a Pedro y a Juan, al expresar su firme convicción de estar obedeciendo a Dios y de que a tal obediencia no debe oponerse voluntad humana. Aquí los apóstoles se manifiestan llenos del poder del Espíritu Santo pues están delante del mismo tribunal que envió a Jesús a la cruz del Calvario hacía un par de meses. En aquel entonces todos ellos se dispersaron llenos de miedo, ahora están aquí, de pie y valerosos proclamando que la enseñanza que comunican es Palabra de Dios. 5:30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 5:31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 5:32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Estos versos dan énfasis a cinco puntos relacionados con la provisión y aplicación del Evangelio: (1) La encarnación; (2) La crucifixión; (3) La exaltación; (4) La justificación; (5) La santificación. Dios, por medio del sacrificio de Jesús, ha dado a las personas la oportunidad de arrepentirse y obtener el perdón de los pecados. La iniciativa es de Dios, la decisión del individuo. Primeramente esto ha sido otorgado a Israel como nación, pero llegaría a tener alcance mundial. Quienes respondan a esta provisión de Dios formarán el verdadero Israel de Dios. Este nuevo pueblo de Dios se caracteriza por la “obediencia”, como manifestación de su fe en Dios; como los apóstoles, que ahora por su valiente obediencia demuestran su fe.

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5:33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 5:34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, 5:35 y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. 5:36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 5:37 Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. 5:38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 5:39 mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. Frente a la reacción violenta de muchos, el sabio maestro Gamaliel (usado por Dios sin que él fuese conciente) aconsejó al concilio no proceder con violencia, recordándoles con dos ejemplos que si se trata de un movimiento humano perece por sí mismo, pero pudiera ser, pina él que este movimiento sea de origen divino. Seguramente Gamaliel quería evitar que el concilio siguiera ocupado en este tipo de ejercicios de violencia; quizás incluso tenía alguna pequeña sospecha sobre el mensaje de los apóstoles. Lo cierto es que fue instrumento providencial de Dios, usado para librar a los apóstoles del martirio, pues aún no había llegado su tiempo. La vida de la iglesia está en la mano de Dios, El cuida de ella y la dirige con propósito. 5:40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 5:41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 5:42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. Los apóstoles consideraron motivo de satisfacción, lo que el mundo habría visto como motivo de vergüenza.

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Los apóstoles no dieron evidencia alguna de obedecer las repetidas órdenes del Sanedrín, pues “todos los días en el templo” a la multitud que se reunía en el espacioso atrio de los gentiles y “por las casas no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. Era su “Nombre” por el que ellos habían sufrido y ahora predicaban, literalmente en griego: “Evangelizaban”. Esto nos da un cuadro de lo que era la naciente iglesia. Los apóstoles llevaban su ministerio público de evangelización al templo, al lugar de mayor concentración de personas y tenían otro ministerio particular en las casas de enseñanza. Hoy la iglesia debe cultivar esta doble tarea de proclamación. Debe buscar o generar espacios y oportunidades donde muchas personas puedan reunirse para escuchar el mensaje del Evangelio de salvación. También debe la iglesia organizarse en grupos de estudio bíblico reunidos en lugares estratégicos (“en las casas”) para recibir la instrucción doctrinal en ambiente fraternal; esto es, para que en un ambiente propicio se de el compañerismo cristiano que permita cumplir el mandato del amor dado por Jesús (Juan 13:34-35), en este ambiente, la iglesia ha de recibir la explicación que le permita entender y poner por obra la Palabra de Dios. F.- Los Testigos Progresando, 6:1-7 1. Designación de diáconos, 6:1-6 6:1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. “Creciera el número de los discípulos” La construcción gramatical de esta frase en griego expresa y enfatiza la idea de “crecimiento continuo”. Tal crecimiento implicaba retos que debían ser enfrentados. En este caso tenemos una iglesia en crecimiento que ve añadirse personas de dos grupos diferentes: hebreos y griegos. En la iglesia se atendían las viudas desamparadas que no tenían familiares directos que vieran por ellas. Cada día los apóstoles distribuían alimentos entre estas viudas, estos alimentos eran proporcionados en especie o en ofrendas, voluntariamente, por los mismos miembros de la congregación. Sin embargo, al ir creciendo la iglesia no se lograba atender a todas las viudas de la misma manera y los “griegos” percibieron cierto favoritismo. Tal favoritismo seguramente no era intencional por parte de los apóstoles.

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Esta murmuración, sin embargo, no llevó a un problema dentro de la fraternidad, fue más bien un reto que ayudó a la iglesia, y principalmente a los apóstoles a ser más eficientes: “a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28) “Griegos y hebreos” son, en este caso, designaciones lingüísticas; “Griegos” hace referencia a judíos que nacieron fuera de la región de Palestina y cuya lengua materna no era el arameo (el hebreo solo se hablaba en la lectura de las Sagradas Escrituras, en el templo y en las sinagogas), por tanto, aprendían el idioma griego que era la lengua comúnmente usada a lo largo del imperio romano además de esto, sus usos y costumbres estaban influidas por la cultura griega. “Hebreos” hace referencia a judíos que nacieron dentro de la región de Palestina y cuya lengua materna era el arameo, sus costumbres se asemejaban más a las tradiciones ancestrales del pueblo judío. Muchos de estos “griegos” pertenecen al grupo de los “varones piadosos, de todas las naciones” (2:5) que se convirtieron el día de Pentecostés y que según el relato de capitulo 2, eran procedentes de muy diversos lugares del mundo. Muchos de ellos eran personas ya de edad que habían emigrado a Jerusalén con el deseo de morir en “tierra santa”.

6:2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 6:3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Los apóstoles reúnen a la congregación, seguramente al aire libre pues se trata de una gran multitud y establecen la prioridad que tienen de meditar, predicar y enseñar la Palabra de Dios. Hasta ahora y debido al crecimiento de la iglesia, ellos han estado ocupando mucho de su tiempo en estar “sirviendo a las mesas”, esto es en estar administrando los recursos materiales para suplir las necesidades de las viudas de la iglesia. Ha llegado el momento de especializar funciones; “servir a las mesas” en griego: “diakonía” (de allí: “diáconos”) Los apóstoles necesitan un equipo de personas que les ayuden en la distribución de alimentos a fin de que ellos se ocupen en la Palabra de Dios. Proponen formar un grupo de 7 personas cuya característica principal es que sean “llenos del Espíritu Santo”, tal llenura se reflejará en “buen testimonio” y “sabiduría”. La iglesia debe seleccionar a este equipo.

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Debido a que su tarea será administrar los recursos materiales de la iglesia para suplir las necesidades de las viudas, ellos debían ser personas de “buen testimonio”, esto es que la congregación haya observado en ellos una conducta acorde con el mensaje del Evangelio; tenían que tener además, “sabiduría”, en la Biblia una persona “sabia” no es aquella que conoce mucha información, es aquella persona que ha aprendido a vivir en paz, a vivir conforme al propósito de Dios. Este buen testimonio y este saber vivir conforme a la voluntad de Dios son reflejo de una vida llena del Espíritu Santo. Ser lleno del Espíritu es expresión que define a una persona que ha recibido a Jesús en su corazón y que cultiva una sana comunión con Dios por medio del estudio de la Palabra, la oración y el compañerismo cristiano en fraternidad. 6:4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. La designación de estos varones permitirá al grupo de los apóstoles dedicar todo su tiempo a la obra a la que habían sido llamados y para la cual estaban calificados “La oración” designa la activad de dirigir el servicio de adoración “El ministerio de la Palabra” designa la predicación y la enseñanza La iglesia designa varones “llenos del Espíritu Santo” para ayudar al pastor en su ministerio; ellos se ocupan de aquellas tareas que no están directamente relacionadas con el servicio de adoración y la Palabra de Dios. Pero siempre deben entender su tarea como una ayuda al pastor. 6:5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6:6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Los 7 varones elegidos tenían nombres griegos, lo que sugiere que eran afines al grupo de donde surgió la murmuración; aunque no implica que todos ellos fuesen griegos. Cuando los siete varones fueron elegidos por la congregación, los “presentaron ante los apóstoles” pues ellos eran quienes debían ratificar la elección: “orando, les impusieron las manos”. Si bien la iglesia intervino en la elección, eran los apóstoles quienes debían hacer oficial esta designación, mostrando con esto que estaban de acuerdo.

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El orar por ellos mientras imponían manos es símbolo de designación oficial y de seriedad espiritual. Si bien la tarea a realizar es de carácter “material” no deja por eso de estar dentro del ámbito de la iglesia y por tanto es un “servicio espiritual”. En este caso la imposición de manos no implica la recepción del Espíritu Santo, pues esta presencia del Espíritu era condición previa para ser designados como diáconos. 2. Cosecha en aumento, 6:7 6:7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. El resultado de la sabia actitud de los apóstoles que los liberó para un ministerio más amplio de proclamación y enseñanza de la Palabra de Dios, fue que más personas se añadían a la iglesia; Lucas señala que en este momento el crecimiento era por multiplicación más que por suma. Que “muchos sacerdotes obedecían a la fe” es declaración triunfal pues ellos representaban un grupo muy difícil para ser alcanzados con el Evangelio. Los sacerdotes heredaban su oficio por pertenecer a la tribu de Leví. Un sacerdote tenía su sostenimiento asegurado de por vida y sus hijos podían gozar de ese mismo privilegio; además, en esa época ellos representaba una clase social acomodada y con grandes privilegios. Que un sacerdote recibiera a Jesús como su Salvador (su Mesías) y obedeciera a la fe implicaba ser expulsado del sacerdocio y renunciar a ese estilo de vida privilegiado. Años más tarde, estos ex sacerdotes representarían un importante grupo dentro del cristianismo. La Carta a los Hebreos fue escrita y dirigida especialmente a este grupo, pues algunos de ellos estaban siendo tentados con la idea de regresar al sacerdocio en el Templo, tal regreso era apostasía. G.- Los Testigos Condenados a Muerte, 6:8-7:60 1. Arresto de Esteban, 6:8-15 6:8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. En v5 se describe a Esteban “lleno de fe y del Espíritu Santo”; aquí que era “lleno de gracia y de poder”. El “poder” es el poder espiritual prometido por Jesús (“recibiréis poder”) y es el resultado de la presencia del Espíritu Santo en Esteban.

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La “gracia” define el regalo de Dios para los seres humanos, Esteban estaba lleno de esta gracia, por ello podía realizar “grandes prodigios y señales” muy al estilo de los apóstoles. La capacidad de ser usado poderosamente y milagrosamente por Dios no está reservada exclusivamente a los apóstoles, Dios puede usar quien El quiera usar y de hecho Dios quiere usar a cada uno de sus discípulos para realizar Sus propósitos en el mundo.

6:9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Igual que los templos cristianos tienen nombres, las sinagogas de los judíos también tenían nombres; aquí se menciona una de las muchas sinagogas de Jerusalén, la de “los libertos”. Además el verso menciona a personas procedentes de 4 regiones que en ese momento estaban con los de la sinagoga mencionada. “Disputando”: preguntas capciosas que los fariseos (Marcos 8:11) y los escribas (Marcos 9:14) acostumbraban hacer para generar discusiones.

6:10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. El Espíritu Santo concedió a Esteban una sabiduría tan efectiva que sus oyentes, acostumbrados a discutir, no tenían respuesta a sus argumentos.

6:11 Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Como no podían contra el razonamiento inspirado de Esteban, sus oponentes buscaron medios deshonestos para combatirlo. En griego “sobornar” significa “arrojar por debajo” y se aplica al dinero que se le da a una persona en secreto para que diga algo que provoque la condenación de un individuo en particular. Los falsos testimonios acusaron a Esteban de “hablar palabras blasfemas” contra Moisés y contra Dios. Era la misma acusación que meses atrás le hicieron a Jesús (Marcos 14:64)

6:12 Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. 6:13 Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley;

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El trato que recibió Esteban fue muy parecido al que recibió Jesús. Jesús dijo: “El siervo no es mayor que su Señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” Juan 15:20 6:14 pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. 6:15 Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. Los judíos consideraban el templo y la ley como las dos cosas más sagradas. El hablar en contra de ellos era una ofensa capital. ¿Cómo reaccionó Esteban ante las falsas acusaciones? No con ira sino con amor. Los miembros del sanedrín “vieron su rostro como el rostro de un ángel”. Era una prueba visible de que estaba lleno del Espíritu Santo. Vieron una persona llena de paz y amor, confiada en tener la verdad y sin temor a lo que ellos pudieran hacerle. 2. La defensa de Esteban, 7:1-53 Existe dos principales argumentos en este discurso: (1) Dios no está restringido localmente y no habita en templos materiales. Su pueblo no debe estar atado a ningún sitio en particular. (2) La nación judía siempre fue rebelde; las generaciones anteriores se opusieron a los profetas desde Moisés en adelante; de igual manera esta generación había matado al Justo Jesús. a. Abraham, 7:1-8 7:1 El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así? Esteban había sido falsamente acusado de blasfemia (6:13) El había reaccionado en santo amor, y su rostro brillaba como el de un ángel (6:15) Ahora el sumo sacerdote actuando como presidente del sanedrín demandaba: “¿Es esto así?” En otras palabras: ¿Dijiste las cosas que estos testigos declaran que te oyeron decir? 7:2 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, Cortésmente Esteban se dirigió a los miembros del sanedrín, diciéndoles: “Varones hermanos y padres”. Estos dirigentes eran considerados como “padres” que gobernaban la nación. Los cristianos siempre deben dirigirse cortésmente ante las autoridades.

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“Dios de la gloria” expresión hebrea que indica que aquello que es de valor eterno es propiedad de Dios y que en sus manifestaciones Dios revela algo de esa gloria suya. “Gloria” proviene del hebreo “pesado” señalando algo que tiene valor por su peso. Este Dios “apareció a… Abraham” Pero ¿Dónde? No fue en Tierra Santa, antes bien fue en territorio pagano, en la Mesopotamia, que significa “entre ríos” (Tigris y Eufrates) 7:3 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. 7:4 Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora. En Génesis 11:31-12:1 se indica que este mandato fue recibido en Harán. El Libro de Hechos nos amplía la revelación dada en Génesis, indicándonos que ya desde antes, desde que vivían en Ur (Génesis 11:31-32) Abraham había recibido este llamado y en Harán, después de la muerte de su padre, Abraham recibe nuevamente el llamado. Desde Génesis 11:31 apreciamos que esta familia ya sabía que se tenía que trasladar hacia Canaán, pero por algún motivo se detuvieron en Harán. 7:5 Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo. 7:6 Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían por cuatrocientos años. 7:7 Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar. 7:8 Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. Esteban quiere recordar al sanedrín la experiencia de fe de los patriarcas en una época anterior a la construcción del templo y al establecimiento de la Ley. b. José, 7:9-16 7:9 Los patriarcas movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, José por envidia fue llevado a Egipto. Pero allí “Dios estaba con él”. La presencia de Dios no estaba restringida a la Tierra Prometida.

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7:10 y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. Dios libró a José “de todas sus tribulaciones”. Aparentemente el joven José, había llegado al fondo de la ruina cuando fue encarcelado por negarse a hacer lo malo. Pero aun, como esclavo en la prisión, permaneció fiel a Dios. Un día, todas las cosas se dieron vuelta por completo. “Faraón rey de Egipto… lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa”. 7:11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 7:12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. 7:13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José. 7:14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas. En Génesis 46:27 y Éxodo 1:5 se dice que fueron 70 personas las que descendieron a Egipto. Sin embargo, la LXX (la traducción al griego del Antiguo Testamento) tiene 75 personas en ambos casos. Esteban seguramente estaba más familiarizado (como muchos cristianos de la época) con la versión en griego que con el texto hebreo; en parte porque era más fácil conseguir la versión en griego y por su constante uso en las citas del Antiguo Testamento encontradas en las cartas del Nuevo Testamento se entiende que se usaba preferentemente la Septuaginta en las iglesias. Esta diferencia es que “70” es cifra redondeada y “75” es exacta. En Deuteronomio 10:22 la LXX concuerda con el texto hebreo “70”. Un manuscrito encontrado en los alrededores del Mar Muerto, cita en Éxodo 1:5, “75 personas” como en la LXX y en Hechos. 7:15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; 7:16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem. La raza que Dios escogió estaba en Egipto, lejos de la tierra de la promesa y permaneció allí por un largo periodo; sin embargo Dios estaba con ellos en su exilio y la adoración a El fue preservada durante todo el tiempo.

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El Antiguo Testamento nos dice que Abraham había comprado la tierra de Macpela, en Hebrón, como sitio de sepultura (Gn 23:16-17) c. Moisés, 7:17-43 El discurso de Esteban consiste especialmente en un rápido resumen de la historia del pueblo escogido por Dios, relacionado con tres grandes personajes: (1) Abraham, 1-8; (2) José, 9-16; (3) Moisés, 17-43. Pero la mayor atención se le da al último de los tres. Eso es porque había más material en la carrera de Moisés que era pertinente para la principal tesis de Esteban. Esteban les había mostrado que Dios había visitado a Abraham en Mesopotamia, y que El estaba con José en Egipto. En otras palabras, que la divina Presencia no estaba restringida a la “Tierra Santa”. Dios está en todas partes. Pero en el caso de Moisés hubo más pruebas especiales de la presencia de Dios fuera de Canaán. En realidad, en toda su ilustre carrera, y a pesar de la gran obra que hizo para Israel; Moisés jamás entró a la Tierra Prometida. La vida de Moisés está presentada en cuatro aspectos: (1) Infancia 17-22; (2) Desafío 23-29; (3) Comisión 30-34; (4) Conquista 35-43. Aun en Egipto, una tierra pagana, Dios visitó a su pueblo levantándoles un libertador. Moisés fue milagrosamente preservado en su nacimiento y en su infancia. Al cumplir 40 años de edad sintió el desafío de la opresión de su pueblo. Trató de dar un golpe a su favor, pero era prematuro y él tampoco estaba preparado para esa tarea. El tendría que pasar los próximos 40 años en el desierto esperando y aprendiendo, mientras pastoreaba las ovejas en la región del desierto. Al final de este periodo recibió su llamamiento y comisión ante una zarza ardiente. Entonces llegaron 40 años de conquista –sobre los dioses de Egipto, sobre la voluntad de Faraón, sobre su ejército, sobre el mar Rojo, sobre el desierto árido, sobre una nación obstinada y desobediente. 7:17 Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 7:18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. 7:19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen.

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Después de la muerte de José, los Hicsos invadieron y dominaron a Egipto. Los Hicsos, eran como los israelitas y hablaban el mismo idioma, por lo que no los molestaron. Años más tarde los egipcios, desplazados al sur del Nilo, recuperaron el territorio del norte, el delta del Nilo y expulsaron a los Hicsos, por tal motivo, el nuevo faraón egipcio no sólo “no conocía a José”, pues era de una era anterior y el nuevo faraón estaba inaugurando una nueva dinastía, sino que desconfiaba de los israelitas por su cercanía racial y lingüística con los Hicsos. Este nuevo faraón nada sabía de los logros de José.

7:20 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. 7:21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija del faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. 7:22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras. 7:23 Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 7:24 Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. 7:25 Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. 7:26 Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿Por qué os maltratáis el uno al otro? 7:27 Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 7:28 ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? 7:29 Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. 7:30 Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. 7:31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: 7:32 Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. 7:33 Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.

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El Señor le dijo a Moisés que se quitara el calzado de sus pies “porque el lugar en que” estaba era “tierra santa”. No era el templo, ni la Ciudad Santa, ni la Tierra Santa. Esto sucedía en Madián que era territorio extranjero. Sin embargo Dios la declaró “tierra santa”. Una vez más Esteban afianzó su principal tesis que la Presencia divina no está restringida a ningún edificio o país en particular. 7:34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto. 7:35 A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza. 7:36 Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años. 7:37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. La relación de estos versos con el argumento de Esteban puede expresarse de la siguiente manera: Dios, dice Esteban, volvió a enviar al Moisés rechazado para ser gobernante y libertador, y les deja sacar, a los del sanedrín, la conclusión que lo que Dios había hecho en el caso de Moisés, lo haría también en el caso del Profeta (Jesús) de quien Moisés había profetizado que debía ser como él. De la manera que Moisés había sido rechazado en su primera manifestación como libertador, pero aceptado en su regreso, así también sería con Cristo Jesús. “Este los sacó” del cautiverio de Egipto después de haber hecho “prodigios y señales” (v36) como lo hizo Jesús. La salida de Egipto es símbolo de la salvación efectuada por Jesús. 7:38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos; 7:39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto, 7:40 cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

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7:41 Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron. 7:42 Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? 7:43 Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia. Esteban está haciendo hincapié en que la idolatría, que apareció por primera vez al pie del monte Sinaí con el becerro de oro, se desarrolló durante todo su periodo histórico como nación hasta llegar a ser una adoración completa de los cuerpos celestes; la referencia a Moloc y Renfán, no se refiere a la experiencia del pueblo en el desierto, sino a la idolatría en Israel siglos después. Por esta causa el pueblo de Israel fue llevado al cautiverio y no sólo a Babilonia; Esteban aquí señala, para enojo del sanedrín, que claramente las Sagradas Escrituras (la cita de vv42-43 es de Amós 5:26-27) profetizaron del cautiverio a causa de la idolatría, y tal cautiverio no es referente sólo a Babilonia, sino a la triste realidad de la dispersión del pueblo judío por todo el mundo. En base al análisis gramatical, Hch 7:43 que cita Amós 5:26, debe ser traducido así: “Ahora, sin embargo, tendrán que cargar con su rey Sicut y su estrella Quiyún (Saturno), imágenes de ídolos que ustedes mismos se han hecho”. El profeta Amós, inspirado por Dios, indica que durante la travesía por el desierto, Dios llevó a su pueblo; ahora, rumbo al cautiverio, más allá de Damasco, hacia el norte, el pueblo rebelde de Israel tendrá que cargar con los ídolos que ellos mismos hicieron; sus dioses resultaron inútiles. Amós hace referencia al destierro efectuado por los asirios, que dispersó a las tribus del norte de Israel por todo el mundo. d. Tabernáculo y Templo, 7:44-50 7:44 Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto. Los judíos del tiempo de Jesús sostenían que el templo de Jerusalén era el único lugar en todo el mundo donde se manifestaba la Presencia divina. Esteban recuerda al sanedrín que sus “padres tuvieron el tabernáculo… en el desierto” (v44) fuera de Tierra Santa, pero allí la presencia de Dios se manifestaba.

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7:45 El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David. 7:46 Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer tabernáculo para el Dios de Jacob. 7:47 Mas Salomón le edificó casa; 7:48 si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta: 7:49 El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? Dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? 7:50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas? En v48 encontramos el principal punto del discurso de Esteban, el corazón mismo de su argumento: “El Altísimo no habita en templos hechos de mano”. Salomón expresó el mismo pensamiento en su plegaria de dedicación: “Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?” 2ºCrónicas 6:18 En los vv49-50 se cita a Isaías 66:1-2, y el pasaje, ese en el cual él concluye todas sus profecías con una predicción expresa del cambio de era, del tiempo en que Yahvéh habitará en los corazones de los creyentes; cuando el ritual, aunque instituido divinamente no sería menos odioso que la misma idolatría (v3) y aquellos que todavía quisieran aferrarse al ritualismo sufrirían castigos (v4) e. El defendido se torna acusador, 7:51-53 7:51 ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. 7:52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; 7:53 vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Parece que en este punto de su discurso Esteban fue interrumpido, o por lo menos sintió el aumento de la oposición, porque su tono cambia abruptamente. Este repentino cambio puede haber sido ocasionado por una explosión violenta contra lo que él había dicho.

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Esteban acusó a sus oyentes de ser “duros de cerviz” (Éxodo 33:3), sugiere la figura de un buey testarudo que se niega a recibir el yugo sobre su cuello. “Incircuncisos de corazón” (Levítico 26:41; Ezequiel 44:7) “y de oídos” (Jeremías 6:10); el término “incircunciso” llegó a ser sinónimo de resistencia obstinada a lo revelado por Dios, y consecuentemente la frase en el texto quiere decir: vosotros los que cerráis vuestros corazones y oídos a la verdad. Pero la idea de la circuncisión lleva agregada una connotación en el Nuevo Testamento. Pablo se refiere a la circuncisión verdadera que es “la del corazón” (Romanos 2:29; Colosenses 2:11) La circuncisión cristiana es la limpieza del corazón de todo pecado. Este pensamiento ya había sido expresado por Moisés en Deuteronomio 10:16 haciendo la misma combinación de circuncisión y cerviz, que Esteban hace aquí. Estos pasajes subrayan el hecho de que la esencia del pecado es rebelión en contra de la voluntad de Dios. Los líderes de la nación fueron culpables, como lo fueron sus padres, de resistir al Espíritu Santo que procuraba iluminarlos y guiarlos a la verdad. “Por disposición de ángeles”. Compare: Deuteronomio 33:2; Gálatas 3:19 y Hebreos 2:2 3. Muerte de Esteban, 7:54-60 7:54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 7:55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 7:56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 7:57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. 7:58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 7:59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

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Cuando los miembros del sanedrín oyeron que Esteban denunciaba su dureza y rebeldía “se enfurecieron en sus corazones” (v54). El verbo es el mismo usado en 5:33. “Crujían los dientes contra él” refleja el Salmo 35:16. Aquí aparece en escena Saulo. ¿Cuál fue la reacción de Esteban ante esta explosión del odio? “Lleno del Espíritu Santo” (v55) contempló a “Jesús que estaba a la diestra de Dios”. Jesús está sentado a la diestra del Padre (Mateo 26:64; Efesios 1:20) la palabra “está” implica aquí que Jesús se levantó para ayudar a recibir al primer mártir cristiano. III.- Testificando en Judea y en Samaria, 8:1-12:25 A.- Testificando en Samaria, 8:1-25 La predicación del Evangelio en Samaria marcó una transición de la misión judía a la gentil. Los samaritanos eran una raza mezclada entre judíos y gentiles. 1. Saulo el perseguidor, 8:1-3 8:1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 8:2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 8:3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Saulo aparece en escena como un joven fariseo entusiasta de acabar con los cristianos a quienes él consideraba sus enemigos. La muerte de Esteban provocó en Saulo una motivación muy especial y aprovechó la oportunidad que los eventos le daban para perseguir a los cristianos aún en sus casas. Mientras tanto, personas piadosas tomaron el cuerpo de Esteban y lo enterraron haciendo el acostumbrado duelo por él. Esta primera persecución de la iglesia impulsó a muchos cristianos para abandonar Jerusalén y refugiarse en provincias apartadas. Sin embargo y a pesar del peligro que corrían, los apóstoles no salieron de Jerusalén pues consideraban que debían seguir al frente de la iglesia en medio de la persecución y el duelo. El contexto amplio de Hechos nos lleva a concluir que los perseguidos fueron cristianos “griegos” que ya de por sí no eran bien vistos en Jerusalén a causa de sus costumbres e idioma; así quedó en Jerusalén una iglesia casi exclusivamente “hebrea” (ver en 6:1 “griegos-hebreos”)

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2. Felipe en Samaria, 8:4-8 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el Evangelio. 8:5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 8:6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 8:7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8:8 así que había gran gozo en aquella ciudad. Lo que aparentemente era un mal: la persecución, se ha convertido en una oportunidad: la predicación. El plan de Dios (1:8) consistía en que los discípulos de Jesús predicaran el Evangelio en Samaria y en toda la tierra; ahora la persecución estaba produciendo que la voluntad de Dios no solo no sufriera retraso sino todo lo contrario; sin darse cuenta Saulo estaba siendo instrumento del Espíritu para llevar a la iglesia a cumplir su tarea de proclamación. El texto muestra que este “anuncio del Evangelio” fue espontáneo, lo que muestra que estos primeros cristianos superaron sus sentimientos adversos causados por la persecución y se dejaron usar por el Espíritu para lograr los propósitos de Dios. Felipe, uno de los varones elegidos para apoyar a los apóstoles en las tareas materiales de la iglesia viaja a la región de Samaria para predicar el Evangelio de Jesús. En realidad iba a confirmar y ampliar lo ya predicado, primeramente por Jesús (Juan 4) y por los cristianos que previamente habían anunciado el Evangelio. El texto nos muestra que esta tarea de Felipe también fue una actividad voluntaria, Felipe simplemente se estaba dejando usar por el Espíritu Santo para cumplir con los propósitos de Dios. La tarea de proclamar el Evangelio es impulsada por el Espíritu Santo, solamente requiere de nosotros nuestra disposición a dejarnos ser usados por Él. Tenemos que renunciar a una actitud egocéntrica y también tenemos que renunciar a dejarnos atar por sentimientos negativos y pesimistas. Necesitamos mantener una actitud de expectante esperanza, sabiendo que verdaderamente y en cualquier circunstancia Dios quiere usarnos para cumplir su propósito de ganar a más personas para Cristo.

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El resultado natural de la predicación entusiasta del Evangelio es el gozo. Tenemos aquí una descripción victoriosa de la recepción del Evangelio en Samaria. Lo que comenzó con la muerte de Esteban por predicar el Evangelio y la consecuente persecución que bien podría desanimar a los cristianos, a resultado en una entusiasta proclamación del Evangelio en Samaria y en una gozosa recepción de este mensaje de salvación. Felipe fue a Samaria a cosechar la semilla que Jesús sembró primero (Juan 4)

3. Felipe y Simón, 8:9-13 8:9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 8:10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 8:11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 8:12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 8:13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe, y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. El resultado de la proclamación entusiasta del Evangelio en Samaria y la instrucción otorgada por Felipe, fue el surgimiento de una nueva congregación, pues: “cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”. Este gozoso desenlace muestra que la los cristianos llegados a Samaria proclamaron el Evangelio que trajo convencimiento entre hombres y mujeres, luego Felipe trajo la enseñanza (discipulado) que ayudó a los nuevos creyente a tomar una decisión por Cristo y manifestar públicamente su adhesión a Jesús y Su Evangelio por medio del bautismo. El texto parece indicar que era Felipe, el diácono, quien bautizaba, lo que sí es claro es que hasta este momento no ha llegado a Samaria ninguno de los apóstoles; entonces no vemos en la misión de la iglesia jerarquías, sino la libre proclamación del Evangelio y el libre surgimiento de congregaciones. Entre los convertidos estaba un tal Simón, el relato muestra que este hombre como los demás tuvo la misma experiencia de conversión, pero como veremos más adelante, la experiencia de conversión no basta para ser un genuino discípulo, hay que dejar que nuestra fe sea purificada (1ªP 1:3-9)

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4. El Pentecostés Samaritano, 8:14-17 8:14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 8:15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 8:16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 8:17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. El envío de Pedro y Juan no constituía un desprestigio a la misión de Felipe, más bien se trataba de una confirmación necesaria para los judíos, no para los samaritanos. Puesto que los judíos (aún los cristianos) tenían grandes y irreconciliables prejuicios contra los samaritanos, esta visita apostólica ayudaría a conservar la unidad y a expandir la visión a un ámbito de todas las razas del mundo. Evidentemente el Espíritu Santo era el responsable de la conversión de los Samaritanos (Juan 16:8). Estos samaritanos ya eran creyentes convertidos y el bautismo era la evidencia externa de una conversión interna. Los apóstoles llegaron para confirmar la fe de ellos y lo hicieron mediante la imposición de manos, esto es: orar por los nuevos convertidos consagrándolos a Dios mediante la imposición de manos. Entonces los creyentes samaritanos fueron llenos del Espíritu Santo. Primeramente; la comparación de los pasajes en que aparece la imposición de manos así como la comparación de textos en los que se hace mención a la llenura (o recepción) del Espíritu, demuestran que ambas acciones no se corresponden, esto es que no siempre la imposición de manos resulta en la llenura del Espíritu Santo y no siempre se requiere la imposición de manos para recibir el Espíritu. En segundo lugar, en el presente texto no se indica que tras esta recepción del Espíritu los samaritanos hablasen en lenguas (aunque los vv18-19 implican que hubo manifestaciones visibles milagrosas que sorprendieron a Simón, un mago); sin embargo, el propósito de esta experiencia era convencer a los judíos cristianos de que el Evangelio de Jesús y la experiencia de conversión eran válidas también para los samaritanos; recordemos que la discriminación racial fue un persistente problema con el que la naciente iglesia tuvo que luchar.

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Por tanto, podemos suponer que esta llenura del Espíritu Santo estuvo acompañada de señales milagrosas visibles, como el hablar en diversos idiomas (como fue el caso de Pentecostés en Jerusalén), para servir de testimonio, no tanto a los samaritanos que ya estaban creyendo, sino a los cristianos judíos. En tercer lugar, la comparación de las diversas experiencias de la llenura del Espíritu Santo, como la comparación de las diversas experiencias de conversión, nos muestran que no siempre hubo una manifestación especial del Espíritu Santo posterior a la experiencia de conversión y bautismo. El desarrollo histórico presentado por el libro de los Hechos y el análisis de las Cartas del Nuevo Testamento en lo referente a la experiencia de conversión y las llenura del Espíritu, nos muestran que esta manifestación de hablar en otros idiomas como señal de la llenura del Espíritu Santo, fue emblemática de ciertos grupos en el inicio de la misión de proclamación. Sirvió como señal para los cristianos judíos de que el Evangelio era para todo pueblo y raza. Conforme avanzamos en la historia se conserva la exhortación de ser llenos del Espíritu Santo pero no la de hablar en lenguas; excepto en Corinto, donde el hablar en lenguas ya no resulta en edificación, sino en confusión. 5. La experiencia de Simón, 8:18-24 8:18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 8:19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 8:20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 8:21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 8:22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 8:23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 8:24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. La experiencia de Simón muestra que a pesar de una sincera conversión demostrada en el bautismo, las intenciones del corazón no son transformadas en un instante.

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La Biblia (Romanos12:1-2) nos invita a cambiar nuestra manera de pensar para cambiar nuestra manera de vivir. Simón estaba aquí pensando en términos terrenales y no espirituales; muchos cristianos hoy hacen lo mismo y están en similar peligro de condenación. Si bien la fe en el momento de la conversión puede ser sincera, ésta debe purificarse por medio de la pruebas a fin de eliminar toda la escoria (1ªPedro 1:7-9) Jesús, en la parábola del sembrador nos reveló que las personas que “escuchan la Palabra” pueden estar en 4 grupos distintos y solamente uno obtiene resultados, los demás se pierden. Si este hombre (Simón) no se arrepiente (cambia su manera de pensar) se condenará y de nada le servirá su experiencia de bautismo. 6. Evangelización en Samaria, 8:25 8:25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio. Mientras Pedro y Juan se encaminaban de regreso a Jerusalén decidieron pasar deliberadamente por muchas aldeas de los samaritanos predicando el Evangelio. La experiencia gozosa de una nueva congregación entre los samaritanos los había animado a proclamar el Evangelio de aldea en aldea. Seguramente recordaban aquellos momentos con Jesús. B.- Testificando al Eunuco Etíope, 8:26-40 La lección que debemos aprender es que cuando el Espíritu Santo nos impulsa a un ministerio, nos capacita para cumplir la misión. Donde Dios guía, Dios provee. Otra lección es que no hay tarea dirigida por el Espíritu que sea pequeña ante los ojos del Señor. Solamente la omnisciencia divina puede prever los resultados de unos pocos minutos usados para dar testimonio a alguien cuyo corazón ha sido preparado por el Espíritu para oír. 1. Un peregrino buscando una tarea, 8:26-31 8:26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 8:27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 8:28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.

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8:29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 8:30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 8:31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. En medio de la actividad de Felipe en Samaria de discipular a muchos convertidos, “un ángel del Señor” lo llamó a una tarea, la construcción en griego de v26 indica que se trata de una acción que debe realizarse inmediatamente. La tarea no era fácil. Felipe tenía que caminar un par de días para llegar hasta la ruta marcada. Debía obedecer inmediatamente y no detenerse en ninguna parte. Al obedecer, Felipe logró llegar a tiempo para que, en es camino solitario (“desierto”) pudiese encontrarse con un extranjero. Este hombre etiope pertenecía a los así llamados “temerosos de Dios”; se trataba de personas no judías que se sentían atraídas por la religión farisea, pero que no estaban dispuestos a “convertirse” en judíos (circuncidarse y observar todas las reglas); los fariseos les llamaban “temerosos de Dios” y les permitían (a cierta distancia) participar de la adoración en el templo y de escuchar en las sinagogas. Este hombre además, por ser eunuco, era considerado por los judíos, una persona de menor valor. Aún así, y a pesar de estar tan lejos, este etiope anhelaba saber más acerca de Yahvéh, incluso tenía un rollo de Isaías, seguramente de su propiedad. Los rollos de pergamino escritos a mano eran muy costosos. Este eunuco anhelaba tanto conocer la Palabra de Dios (que escuchaba con gran expectación en las sinagogas) que había comprado rollos de la Biblia, entre ellos el de Isaías. Estaba leyendo la traducción al griego (Septuaginta) y conforme a la costumbre, leía en voz alta. El Espíritu Santo había estado trabajando en el corazón de este hombre y estaba ya preparado para recibir el Evangelio. Hoy muchas personas andan por el mundo buscando la salvación y el Espíritu Santo quiere usarnos para traerlos a la conversión. 2. Explicando la Palabra de Dios, 8:32-40 8:32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. 8:33 En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida.

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8:34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 8:35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. La Palabra de Dios está velada para el inconverso y no puede llegar a entender su verdadero mensaje (1ªCorintios 2:14-16) Para la mayoría de los judíos de aquella época, este pasaje era aplicado al pueblo de Israel en sus diversas persecuciones, le daban por tanto una interpretación alegórica. Esta interpretación les causaba muchas interrogantes. Los fariseos habían encontrado en sus estudios de las Escrituras tres figuras del Mesías: (1) Uno que establecerá el verdadero culto, (2) uno que sufrirá por los pecados y (3) uno que establecerá el Reino Eterno. Para los fariseos, el primero eran ellos mismos; el segundo era el pueblo en sus sufrimientos y esperaban al tercero como un jefe militar. Por ello muchos, incluyendo a los apóstoles, no entendían el ministerio de Jesús. Solamente el Espíritu Santo puede revelar la Verdad. Para Felipe, este pasaje resultó ser muy útil como introducción para una entusiasta presentación del Evangelio. El Espíritu Santo guió a Felipe (Juan 16:13) para interpretar las Sagradas Escrituras correctamente. El pasaje del Siervo Sufriente de Isaías 53, que estaba leyendo el etiope, se refiere a la experiencia de Jesús por medio de la cual obtuvo para nosotros salvación. 8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado? 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 8:38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 8:39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. El relato no menciona cuanto tiempo estuvieron platicando Felipe y el etiope, pero es evidente que el Espíritu Santo ya tenía preparada a esta alma para la salvación. El etiope quería creer con todo su corazón en el mensaje del Evangelio y al pasar cerca de donde había agua, el etiope pregunta por los requisitos para ser bautizado. La respuesta de Felipe indica que solamente la fe en Jesús es necesaria. Entonces Felipe bautizó al etiope.

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“Descendieron” y “subieron” (vv38-39) son verbos que señalan el bautismo por inmersión. Además la palabra “bautizar” es griega y significa sumergir. Romanos 6:3-4 explica un símbolo basado en el bautismo por inmersión. Es muy ilustrativo que el bautismo era aquí la señal externa de una conversión interna. La respuesta de Felipe: “Si crees de todo corazón, bien puedes”, indica que la conversión es el único requisito para ser bautizado. El bautismo es el testimonio público, externo de una decisión interna, no se bautizan las personas para creer, se bautizan porque ya creen; no se bautizan para llegar a ser salvos, se bautizan porque ya son salvos. Además se debe enfatizar que lo importante del bautismo es la decisión personal y voluntaria del que cree. Felipe no era un apóstol pero aún así no vio ningún inconveniente en bautizarlo. La eficacia del bautismo no está en quien lo administra sino en quien lo pide. La clave es creer en Jesucristo. Después de su bautismo el etiope ya no vio más a Felipe, pero “siguió gozoso su camino”. La experiencia de una genuina conversión es el gozo. Con este gozo este etiope llegará a su país a compartir el Evangelio. Este es el propósito de Dios. El v37 no aparece en los manuscritos más antiguos, por lo que los especialistas, en base a la evidencia, creen que esta cita se incorporó en el libro de Hechos en algún momento del siglo II. Sin embargo, es evidente que Felipe debió contestar afirmativamente la pregunta del etíope puesto que ambos descendieron al agua para el bautismo. En caso de que la cita de v37 no sea lo dicho por Felipe si es verdad que Felipe debió decirle algo muy parecido a esto. No sabemos exactamente qué fue lo que sucedió con v37 pero el resto de la evidencia del Nuevo Testamento da por verdadera la afirmación de Felipe en el sentido de que la fe en Jesucristo es el único requisito para ser bautizado. 8:40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. Milagrosamente Felipe es transportado por el Espíritu Santo hasta la costa del mediterráneo y comenzó a avanzar hacia Cesarea, predicando el Evangelio. Felipe era conciente de que su misión de proclamar el Evangelio era permanente y con gozo lo hacía.

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C.- Un Testigo Convertido, 9:1-31 1. La salvación de Saulo, 9:1-9 9:1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 9:2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 9:3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 9:4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 9:5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 9:6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 9:7 Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 9:8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9:9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Hasta este momento Saulo ha sido mencionado sólo brevemente. Estuvo presente en la lapidación de Esteban (7:58). Dio su aprobación al terrible acto (8:1), y después encabezó la persecución de la iglesia en Jerusalén (8:3) Ahora viene la historia de la conversión de Saulo que ocupa la mayor parte del capítulo 9. La importancia de este evento está evidenciada por el hecho de que es relatada nuevamente en forma más o menos extensa en los capítulos 22 y 26. Este es el único acontecimiento descrito tres veces en Hechos. Jerusalén está muy lejos de Damasco. El viaje en aquella época duraba 6 días. Saulo tuvo mucho tiempo para pensar. ¿Recordó quizás la lapidación de Esteban, cuyo rostro resplandecía como el de un ángel? (6:15). ¿Sería posible que Esteban tuviera razón? Cuando Pablo perseguía a la iglesia, él estaba persiguiendo a la Cabeza de la iglesia, Jesucristo mismo. Esta es una solemne amonestación no sólo para los que quieran atacar la iglesia desde fuera sino también para sus miembros que deliberadamente atacan a un miembro de la congregación. Al hacerlo, están atacando a Jesucristo.

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Las personas que acompañaban a Pablo vieron la luz y oyeron la voz, pero solamente Pablo captó las palabras pronunciadas por Jesús. Cuando Saulo se levantó y la luz cesó, se dio cuenta que estaba ciego. Así Saulo entró en Damasco en una manera muy diferente a la que él había planeado: en lugar de arrastrar hombres y mujeres a la prisión, él mismo es conducido, humillado, afligido y ciego, como prisionero de Jesucristo. El ayuno de Pablo era el resultado del impacto que le produjo la experiencia en el camino; bajo la influencia farisea, renunció a todo para meditar en las palabras de Jesús, lo que él mismo sabía de Jesús y su comparación con lo que él sabía de la Escrituras. 2. Pablo lleno del Espíritu, 9:10-19 9:10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 9:11 Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 9:12 y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 9:13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 9:14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 9:15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 9:16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 9:17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 9:18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 9:19 Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

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Saulo pasó tres días sin vista en oración, procurando traer su corazón y su mente a conformidad con la experiencia que había sacudido su alma en el camino. El diálogo del Señor con Ananías nos muestra lo importante que es la obediencia inmediata pues cuando Dios nos llama es porque ya todo está dispuesto para hacer su voluntad. Al llegar a la casa donde estaba Saulo, Ananías saludó al humillado fariseo como: “Hermano Saulo”. Estas palabras provenientes de los labios de uno a quien Saulo había planeado perseguir, deben haber producido inmenso consuelo en su alma. Ya era amado por aquellos a quienes había aborrecido. El cristiano de más edad espiritual le indicó a su nuevo hermano en Cristo que él había sido enviado por Aquel que se le había aparecido a Saulo en el camino. Teniendo en cuenta el hecho de que “Señor” (en griego Kirios) era la forma de dirigirse a Yahvéh en la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento), la frase “el Señor Jesús” constituye una enérgica afirmación de la naturaleza divina de Jesús. Saulo tenía una necesidad física, y otra sumamente más profunda que era espiritual. Había que satisfacer ambas. Ananías había llegado para que Pablo recibiera la vista y fuera lleno del Espíritu Santo. Cabe señalar que el texto no menciona ningún tipo de manifestación espectacular al momento de que Pablo recibió la imposición de manos, excepto, claro, recobrar la vista; pero nada se nos dice de hablar en lenguas u otras manifestaciones similares. Es muy importante señalar que Pablo recibe la imposición de manos, de parte de “un discípulo” (v10) y no de uno de los apóstoles, por lo que la idea de sucesión apostólica y de ordenación al ministerio, choca aquí con la sencillez de la oración de un “hermano en la fe”. Toda la ostentación y jerarquización y control promovidos por las grandes religiones cristianas es posterior y muy ajeno a la sencillez del cristianismo original.

3. Saulo predicando a Cristo, 9:20-22 9:20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 9:21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 9:22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

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Pablo comenzó inmediatamente a predicar; era gozo desbordado en testimonio; con entusiasmo citaba los textos de las Escrituras por él conocidos y su aplicación a Jesús como Señor y Salvador. Saulo predicaba en las sinagogas. Puesto que era un rabí instruido en Jerusalén por Gamaliel, sería bienvenido en cualquier sinagoga. Pero ahora no estaba dando una interpretación rabínica de la ley; ahora “predicaba a Cristo… que era el Hijo de Dios”. ¡Cuán sorprendidos debieron quedar sus oyentes! Era bien sabido que Saulo había perseguido a los cristianos en Jerusalén, y que había venido a Damasco con el único propósito de arrestar a los de “ese Camino” para enviarlos a Jerusalén para ser juzgados (v21) Ahora ¡él mismo estaba predicando sobre este Camino! Sin duda hubo mucha argumentación con los escribas y fariseos en la sinagoga. Pablo estaba “demostrando” que Jesús era el Cristo (v22) El principal mensaje de Pablo como el de Pedro era que Jesús era el Mesías. Los judíos no podían refutar la predicación llena de poder del mensaje de Pablo. Cuando descubrió que necesitaba pensar por completo en algunas de las interpretaciones teológicas de su mensaje hasta que estuviera satisfecho de ellas se retiró a Arabia (Gálatas 1:15-17) para tener un periodo de meditación y oración. Esta residencia en Arabia debió ser después del v21 y antes del v26; aún allí predicaba “Demostrando” (v22) este verbo, en griego, significa literalmente “colocar juntos”; aquí significa que Pablo, con entusiasmo, colocaba las promesas del Antiguo Testamento junto a su correspondiente cumplimiento en la persona de Jesús y por lo tanto, “demostrando” que Jesús era aquel a quien señalaban las Sagradas Escrituras. Y esto solo después de 3 días de meditación a solas y sin comer; toda la educación de Pablo fue utilizada por él mismo para convencerse, dirigido por el Espíritu Santo, de que Jesús es el cumplimiento de las promesas de las Sagradas Escrituras. Al llegar Ananías, Pablo ya creía, confirmó su fe con la oración del hermano y la imposición de manos, se bautizó, comió y salió a predicar. 4. Saulo escapando de los judíos, 9:23-25 9:23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; 9:24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 9:25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.

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Era inevitable que la vida de Pablo pronto estuviera en peligro. No podía escapar de ser amenazado con el mismo destino de su Señor y del mártir Esteban. De modo que no es sorprendente leer que “pasados muchos días” –incluyendo el tiempo que estuvo en Arabia estudiando y predicando (Gálatas 1:17) – “los judíos resolvieron en consejo matarle”. 5. Saulo predicando en Jerusalén, 9:26-31 9:26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. 9:27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 9:28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 9:29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. 9:30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso. 9:31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo. Cuando el fugitivo hubo abandonado Damasco regresó a Jerusalén. A su llegada procuró “juntarse con los discípulos”. Pero los cristianos le tenían miedo, no creyendo que era un verdadero discípulo. Entonces el magnánimo Bernabé (“hijo de consolación”; 4:36) “lo trajo a los apóstoles” (v27) El les habló de la conversión de Saulo y su valerosa predicación del Evangelio en Damasco. En Gálatas 1:18-19 Pablo declara que al llegar a Jerusalén se entrevistó con Pedro y con Jacobo hermano del Señor; probablemente los demás apóstoles no estaban entonces en Jerusalén. Seguramente Pablo tenía muchas preguntas para estos dos personajes y su entrevista con ellos ayudó a Pablo a obtener claridad acerca del Evangelio. En v29 los “griegos” son los judíos de habla griega, mencionados en capítulo 2; Pablo trataba de continuar la obra de Esteban entre ellos de evangelización, pero la reacción fue violenta, quizá en parte por la pasión con que Pablo argumentaba; lo cierto es que tuvo que salir también de Jerusalén rumbo a su natal Tarso. Con la conversión de Pablo, la iglesia entró en un periodo de paz y crecimiento.

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D.- Testificando en Judea, 9:32-43 1. Pedro en Lida, 9:32-35 9:32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lidia. 9:33 Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. 9:34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó. 9:35 Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor. Pedro, como los demás apóstoles, viajaba constantemente para animar e instruir a los nuevos creyentes que por todas partes iban surgiendo; Hechos da a entender que el Evangelio se propagaba espontáneamente, gracias la predicación entusiasta de los creyentes, por lo que las congregaciones surgían constantemente; entonces, los apóstoles visitaban las nacientes iglesias. En una de esas visitas Pedro llegó a una ciudad donde realizó un milagro de sanidad, el cual produjo que muchos creyeran en el Evangelio. Así la fe en Cristo era confirmada en determinados lugares por medio de milagros con el propósito de enraizar firmemente la fe en Jesús y que las iglesias siguieran creciendo. Es natural suponer que estos milagros se llevaban a cabo en ciudades donde existía una mayor incredulidad y oposición al Evangelio y donde el surgimiento de una iglesia resultaba estratégico para la misión mundial de hacer discípulos (Mateo 28:18-20)

2. Pedro en Jope, 9:36-43 9:36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. 9:37 Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. 9:38 Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. 9:39 Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 9:40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

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9:41 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. 9:42 Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. 9:43 Y aconteció que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor. Como Jope estaba a menos de 15 kilómetros de Lida, don hombres fueron enviados para pedir a Pedro que fuera inmediatamente (v38) Parece que los creyentes en Jope habían oído acerca del milagro de sanidad en Lida. Dorcas, junto con las viudas de la iglesia se habían organizado para confeccionar ropa y distribuirlas entre las personas más necesitadas. Este pasaje muestra que si bien las iglesias distribuían comida entre las viudas de la iglesia, estas no estaban pasivas sino que activamente participaban en tareas de ayuda. En la iglesia todos pueden colaborar en expresiones de amor al prójimo y proclamación del Evangelio. Estos milagros de Pedro en Lida y Jope aumentaron el número de los que se añadieron a la iglesia; por tal motivo Pedro se queda un tiempo para ayudar en el discipulado. Los apóstoles acostumbraban relatar historias de Jesús, sus milagros y sus parábolas. La estancia de Pedro en Jope, además de la instrucción, había sido planeada por Dios a fin de prepararlo para la misión de predicar el Evangelio en casa de Cornelio. Para los judíos los curtidores eran personas inmundas y no tenían contacto con ellos; Pedro, al hospedarse en casa de un curtidor está mostrando que esos criterios judíos ya nos son válidos. Son tiempos de cambio, tiempos de dejar que el Evangelio de Jesús abarque a todos los pueblos de la tierra, tiempo de renunciar al legalismo de los judíos. Pedro se ha dejado llevar por el Espíritu Santo hasta esta ciudad de Jope, para entonces Pedro ha experimentado un cambio de mente suficiente como para hospedarse en casa de un curtidor, el cual seguramente ya era un creyente convertido. Aún le hace falta a Pedro una mayor reflexión acerca de lo puro y lo impuro, pero ya ha dado un importante paso. Debemos dejarnos llevar por los senderos de Dios con una mente abierta y dispuesta a ser instruidos por El Espíritu Santo en la voluntad de Dios, renunciando a todo prejuicio; debemos aceptar con humildad la Palabra de Dios y hacer nuestros los propósitos de Dios de ganar a más personas para Cristo. Todo prejuicio es un obstáculo en el proyecto de Dios de llevar el Evangelio hasta lo último de la tierra.

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E.- Testificando a los Gentiles, 10:1-11:30 1. Visiones, 10:1-16 Las dos visiones registradas en esta sección son: la de Cornelio en Cesarea y la de Pedro en Jope. En cada caso el que recibió la visión estaba preparado para hacer contacto con el otro hombre. Dios estaba actuando en ambos lados. a. Cornelio en Cesarea, 10:1-8 10:1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, 10:2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 10:3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 10:4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 10:5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 10:6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas. 10:7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; 10:8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. Cornelio era “piadoso”. Esta expresión describe a una persona que busca agradar a Dios con su estilo de vida. Una persona piadosa busca entender la voluntad de Dios y hace los ajustes necesarios en su diario vivir para agradar a Dios. En la Biblia, las personas piadosas son aquellas cuya principal y sincera motivación es agradar a Dios. Los “piadosos” se distinguían por su empeño en estudiar las Sagradas Escrituras, por eso acudían fielmente a las reuniones de la sinagoga, también eran fervientes en la oración y procuraban usar sus bienes materiales a favor de los más necesitados. Cornelio era “temeroso de Dios”, frase que describe a personas no judías (gentiles) que deseaban unirse a la fe judía pero que no estaban dispuestas a circuncidarse ni a dejar de comer los alimentos prohibidos por la ley, pero que sin embargo querían escuchar las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. En las sinagogas les era permitido entrar y se ubicaban generalmente en una sección especialmente reservada para ellos.

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Muchos de los primeros cristianos gentiles surgieron de este grupo pues el mensaje del Evangelio es lo que realmente estaban buscando, por eso cuando Pablo llegaba a una ciudad comenzaba su actividad misionera predicando en la sinagoga, pues era allí donde estos “temerosos de Dios” se encontraban y ellos regularmente lo escuchaban con gran solicitud; para ellos el mensaje del Evangelio era la oportunidad de acceder a la verdadera fe pero libres de las cargas de la ley ceremonial judía. b. Pedro en Jope, 10:9-16 10:9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10:10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 10:11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 10:12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 10:13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 10:14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 10:15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 10:16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. El significado de la sábana atada es que es un símbolo de todo el mundo, y de los cuatro rincones, las direcciones a las cuales ahora iba a ser dispersado el Evangelio a todo el mundo. “Común”. Palabra usada por los judíos para designar a las personas no judías, pues eran consideradas como excluidas del pacto con Dios. Puesto que en la ley del pacto se excluían de la alimentación ciertos animales (aquí mostrados a Pedro), los judíos llegaron a considerar que los demás pueblos de la tierra también entraban en esta categoría de comunes. Siguiendo la misma línea de pensamiento Jesús le presenta a Pedro animales “comunes” para hacerle entender que los pueblos de la tierra no eran “comunes” y debían recibir el Evangelio. Este pasaje nos ayuda a entender que no estamos limitados a comer cierta clase de alimento, pero el propósito principal de la visión tiene que ver con predicar el Evangelio a toda persona sin distinción.

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2. Visitas, 10:17-29 a. Mensajeros en Jope, 10:17-23 10:17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 10:18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. 10:19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 10:20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. 10:21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? 10:22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras. 10:23 Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. Pedro supo relacionar la visión que acababa de experimentar con la inesperada visita. Pedro entendió que Jesús lo estaba enviando a casa de Cornelio. Es muy importante la actitud de obediencia por parte del cristiano; también es sumamente importante meditar en cada una de las cosas que Dios no va enseñando. Nuestras experiencias con Dios son “marcas” en el camino que señalan la dirección que debemos tomar en la vida. Dios siempre actúa con propósito en nuestra vida y debemos relacionar correctamente lo que nos acaba de acontecer con lo que sigue pues Dios nos llama a cumplir su voluntad y cuando nos llama es porque El previamente nos ha estado capacitando para la tarea. No podemos pretender vivir la vida cristiana desde una óptica egocéntrica, necesitamos ubicarnos en el lugar de “embajadores de Cristo”. b. Pedro en Cesarea, 10:24-29 10:24 Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.

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10:25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus a pies, adoró. 10:26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. 10:27 Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. 10:28 Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 10:29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? Cornelio invita a familiares y amigos, pues entiende y actúa en función de la importancia de la visita. La conversión de Cornelio es inminente. Sorprende la forma tan reverente en que Cornelio saluda a Pedro. Ciertamente esa costumbre no era común en occidente y menos aún por parte de un soldado romano; era evidente que en la mentalidad de este soldado romano, Pedro era un mensajero de Dios y considera que debe tener un nivel de dignidad superior a los mortales. Cornelio aún no se convierte al Evangelio por lo que queda dispensado de este error, pero a pesar de que Pedro es un ser humano como Cornelio y de que la adoración reverente debe centrarse exclusivamente en Jesús, también es cierto que Cornelio no andaba tan equivocado al entender la importancia del evento: la Palabra de Dios iba a ser proclamada en su casa. Pedro, sin embargo hizo muy bien en levantar a Cornelio y aún hoy hay quienes deben oír y entender las palabras del apóstol Pedro: “…Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (v26) Pedro quedó sorprendido al ver tanta gente reunida para escucharle (v27) El les recordó el hecho de que era “abominable” para un judío asociarse con un “extranjero” (v28) pero Dios le había mostrado que a ningún hombre llamara “común o inmundo”. Esto implicaba un enorme cambio en la mentalidad de Pedro que había llegado “sin replicar” (v29), en griego: “sin hacer objeciones”.

3. Verificación, 10:30-48 a. Presentado por Cornelio, 10:30-33 10:30 Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente,

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10:31 y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. 10:32 Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. 10:33 Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Cornelio cuenta su visión y aclara la razón por la cual había congregado a todos: escuchar el Evangelio.

b. Predicación de Pedro, 10:34-43 10:34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 10:35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. 10:36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 10:37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 10:38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. En griego v38 indica que Jesús fue ungido con El Espíritu Santo para combatir a los espíritus malos.

10:39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 10:40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 10:41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 10:42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 10:43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

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Teniendo en cuenta que su propia visión encuadraba tan bien con la de Cornelio, Pedro concluye: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (vv34-35) Cornelio era tan aceptable delante de Dios como cualquiera de los descendientes físicos de Abraham. Pedro centró su predicación en el ministerio de Jesús, su rechazo por parte de las autoridades judías que lo llevaron a la cruz (“madero”, porque era de madera la cruz) y el propósito redentor de Jesús ya profetizado con anterioridad y el cual debía abarcar a todo aquel que creyere, sin importar raza. c. Derramamiento del Espíritu Santo, 10:44-48 10:44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 10:45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 10:46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 10:47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 10:48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Esta experiencia es muy similar a la de Pentecostés (11:15), incluso en la señal externa de hablar en lenguas. Era necesaria esta señal para dejarles en claro a los judíos cristianos que el Evangelio igualmente es para los demás pueblos de la tierra. Y así fueron bautizados estos primeros cristianos gentiles. La orden de Pedro implica que él mismo no bautizó, sino que encargó esta tarea a los creyentes que le acompañaban desde Jope. 4. Vindicación, 11:1-18 a. Pedro criticado, 11:1-3 11:1 Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 11:2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, 11:3 diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?

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Estos cristianos “de la circuncisión” habían sido fariseos, al convertirse al Evangelio habían conservado muchas de sus tradiciones sobre el cumplimiento estricto de las formas externas; su conversión en realidad había sido solamente superficial. Este grupo ejerció una muy fuerte influencia sobre la naciente iglesia de Jerusalén pues pretendían crear una amalgama entre el Evangelio y la tradición de los fariseos; en realidad eran fariseos que no querían renunciar a sus tradiciones, simplemente querían adaptar el mensaje del Evangelio a su religión; para ellos el cristianismo era simplemente un fariseísmo avanzado. Tal amalgama era y será imposible y la iglesia tendría que luchar contra este intento; durante las primeras décadas del cristianismo se libró una intensa batalla por entender la verdadera naturaleza del Evangelio y liberarlo de las ataduras del legalismo judío; primero Pedro y después Pablo, tuvieron que enfrentar a este grupo “de la circuncisión”. Aún hoy hay “cristianos” que pretenden revivir este tipo de discusión absurda sobre la observancia externa de reglas sin sentido. El reto de Pedro de preservar puro el mensaje del Evangelio fue tomado por Pablo quien asumió este reto con pasión y aún hoy se requiere de estar alertas frente a los herederos de huecas tradiciones. Estos “cristianos” en vez de estar gozosos por las conversiones, están indignados y preocupados por la acción de Pedro de haber entrado en casa de gentiles y haber comido con ellos. ¿Cómo podían ser tan insensibles? Ellos no veían almas ganadas para Jesús, no veían la manifestación del Espíritu Santo; su actitud y su mentalidad centrada en tradiciones les cegaban la visión espiritual y por ello no podían entender la obra de Dios. Hoy día sigue habiendo en las iglesias esto individuos insensibles a la acción del Espíritu, que en vez de gozarse por la conversión de más personas al Evangelio, están indignadas por lo que ellos creen es lo más importante para la iglesia. Tales personas confunden a la iglesia y pueden distraerla de su verdadera misión. Es interesante señalar la libertad con la que este grupo disputa con Pedro, lo que indica que Pedro no era el líder absoluto e indiscutible de la iglesia en Jerusalén. b. Aclaración de Pedro, 11:4-18 11:4 Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo: 11:5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí.

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11:6 Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. 11:7 Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. 11:8 Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. 11:9 Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 11:10 Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. 11:11 Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. 11:12 Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón, 11:13 quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 11:14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. 11:15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. La construcción gramatical en griego indica que lo que llegó a familiares y amigos de Cornelio que se habían reunido, fue el mismo Espíritu Santo, el que descendió sobre los apóstoles en el día de Pentecostés (2:4) Esta manifestación espectacular del Espíritu Santo tenía el propósito de servir de testimonio: los oyentes en casa de Cornelio ya estaban convencidos, por eso recibieron el Espíritu; además la manifestación quería servir para que los cristianos judíos entendieran que también los gentiles podían recibir el Espíritu y por tanto ser salvos; esta manifestación espiritual indicaba que no era necesario que los gentiles adoptaran las tradiciones judías para ser salvos. 11:16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. 11:17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? 11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!

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La reacción entusiasta de la iglesia de Jerusalén muestra el gozo que produce en el verdadero creyente la conversión de una persona. Los de la circuncisión ya no dijeron nada por el momento. 5. Viajes de evangelismo, 11:19-30 11:19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquia, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 11:20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquia, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. 11:21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. 11:22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquia. 11:23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. 11:24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Nuevamente se nos relata la actitud primaria de los cristianos judíos: solamente compartían el Evangelio con judíos; esto debido a su equivocada idea de que la salvación era exclusivamente para ellos. Sin embargo, gracias a Dios, siempre ha habido creyentes dóciles a la acción del Espíritu Santo y aún en contra de sus prejuicios, compartieron el Evangelio con “griegos”. La reacción fue entusiasta: “gran número creyó y se convirtió al Señor.” El Espíritu Santo había preparado el corazón de muchos extranjeros para recibir la Palabra de Dios. Al recibir la iglesia de Jerusalén la noticia, envió a Bernabé para confirmar la fe de los hermanos y hacerles sentir que existía un vínculo fraternal. Aquí observamos la espontaneidad de la proclamación del Evangelio y el surgimiento de nuevas congregaciones. 11:25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquia. 11:26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquia.

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11:27 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquia. 11:28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 11:29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 11:30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. Al observar el rápido crecimiento del Evangelio, Bernabé busca a Saulo para juntos viajar a Antioquia y encargarse del “discipulado” de los nuevos creyentes. Mientras el cristianismo estaba confinado a los judíos y prosélitos, los cristianos no se distinguían de ellos, y serían considerados por los gentiles como una secta judía; pero ahora el hecho de que muchos gentiles habían sido recibidos en la iglesia sin ser circuncidados era una prueba de que el cristianismo era distinto del judaísmo; y los discípulos ya no podían ser considerados como una secta judía. La importancia y crecimiento de los cristianos en Antioquia propició que la gente de la ciudad les asignara este título de “cristianos”. El título “cristianos” no fue una designación usada por los discípulos, fue una designación que los gentiles les pusieron. Este título no era despectivo; a las personas pertenecientes a un partido político a un grupo intelectual se les llamaba con el nombre de su líder; “cristianos” significaba entonces: seguidores de Cristo. La experiencia de enviar ayuda económica a los hermanos de Judea, la región más afectada por esta hambruna, fue una maravillosa oportunidad de expresar amor fraternal unos a otros; ayudaría a fortalecer los lasos fraternales entre las congregaciones. Aquí podemos observar que esta colecta fue voluntaria y como reacción de sincero amor; Bernabé y Saulo son enviados “a los ancianos” con esta colecta. Estos “ancianos” eran los pastores de cada congregación. El título de “ancianos” era tomado de la sinagoga judía y designaba a la persona de mayor experiencia y conocimiento en asuntos espirituales; las primeras congregaciones cristianas, por ser judías, se organizaron siguiendo el modelo de la sinagoga y designaron a su pastor con este título. Saulo y Bernabé llegarían a cada congregación con este donativo y lo entregarían al pastor, él lo administraría según las necesidades.

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F.- Testigos Perseguidos, 12:1-25 1. Encarcelamiento de Pedro, 12:1-5 12:1 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para matarles. 12:2 Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. 12:3 Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. 12:4 Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. 12:5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Esta persecución sucedió durante el tiempo que Pablo y Bernabé visitaban las iglesias de Judea entregando la colecta de las iglesias gentiles para sus hermanos judíos. Jacobo fue el que murió primero de los Doce Apóstoles y Juan su hermano fue el último en morir de ellos. Aunque nada se dice en el libro de los Hechos acerca de la actividad de Jacobo, el hecho de que fuera martirizado (y Pedro encarcelado) como el primero de los apóstoles sugiere que era reconocido como uno de los importantes líderes de la iglesia. Es notable todos los guardias desplegados para custodiar a Pedro en la cárcel; no tiene sentido si se sabía que la iglesia no era un grupo violento, y que durante la persecución de la misma tras la muerte de Esteban no se habían registrado enfrentamientos armados; aún así Herodes pareciera tener miedo a este prisionero. Frente a esta violencia desatada en su contra, la iglesia supo lo que correctamente debía hacer: orar sin cesar. Al hacerlo pudieron ser testigos de la acción de Dios. 2. Liberación de Pedro, 12:6-11 12:6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 12:7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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12:8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así, y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 12:9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 12:10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 12:11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. La liberación milagrosa de Pedro de la cárcel es descrita con sencillez, sin perder por ello su espectacularidad. Pedro estaba en paz durmiendo, señal de su plena confianza en Dios, confianza no en que iba ser librado, sino confianza en que su vida estaba en las manos de Dios y de que si iba a morir igual que Jacobo sería por voluntad de Dios. Evidentemente Pedro no esperaba la visita de un ángel, por ello creyó que estaba soñando y hasta verse en la calle reaccionó sobre lo sucedido. 3. Informe de Pedro, 12:12-17 12:12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 12:13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 12:14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 12:15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 12:16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. 12:17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar. La casa menciona en v12 es identificada con aquella en cuyo aposento alto Jesús tomó la Última Cena con sus discípulos. Este Juan Marcos es el joven que huyó desnudo del huerto de Getsemaní la noche que Jesús fue arrestado (Marcos 14:51-52)

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En esta casa estaban congregados los primeros120 discípulos el día de Pentecostés. Esta casa, seguramente muy amplia, era un lugar central de reuniones para la naciente iglesia; no todos los cristianos se reunirían en esta casa pero si era un lugar de referencia. La reacción de este grupo de cristianos demuestra que no esperaban la liberación de Pedro; igual que sucedió con Jacobo, esperaban que Pedro fuera asesinado; entonces la liberación de Pedro no era tanto en respuesta a sus oraciones como el resultado del plan de Dios para la vida de Pedro. Dios actúa en función de sus propósitos para nosotros; la oración ferviente nos ayuda a permanecer en comunión con Dios. La acción de Dios en nuestra vida, sea la que sea, siempre será milagrosa y más allá de lo esperado por nosotros. Este Jacobo (v17) se identifica como el hermano de Jesús (Gálatas 1:19), líder en el concilio de Jerusalén (15:13-21) y evidentemente era considerado como el pastor principal de la iglesia de Jerusalén (21:18) Este pasaje implica esa posición pues Pedro pide que se le avise de lo sucedido. Este pasaje nos ilustra que el liderazgo de la iglesia no estaba en el grupo de los Doce Apóstoles. 4. Resultados de esta experiencia, 12:18-25 12:18 Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. 12:19 Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí. 12:20 Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 12:21 Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. 12:22 Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 12:23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. 12:24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. 12:25 Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.

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Herodes había asesinado a Jacobo y había intentado hacer lo mismo con Pedro. La retribución divina por esto, y la aceptación de esa adoración decretaron su muerte. A pesar de los esfuerzos satánicos por frenar la obra de Dios: “la palabra del Señor crecía y se multiplicaba”. Pablo y Bernabé cumplieron su tarea en Judea de repartir la ofrenda entre los pastores de las congregaciones. Ahora regresan a Antioquía, pero en Jerusalén pasan por Juan Marcos (v12) para llevárselo con ellos; seguramente lo consideraron útil para la tarea de discipulado que estaban realizando allá en Antioquía. Juan Marcos parece especialmente interesado por la recopilación e integración de los relatos que de la vida de Jesús y sus enseñanzas hacen los apóstoles; este interés debió motivar a Pablo y Bernabé de llevárselo a Antioquía para ayudar en el discipulado. IV.- Testificando al Mundo Gentil, 13:1-28-31 A.- Chipre, 13:1-12 13:1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquia, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Se hace mención de “profetas y maestros” en la iglesia de Antioquia. En el Nuevo Testamento el título “profetas” designaba a los predicadores del Evangelio. Los Apóstoles constituían el grupo de los 12, los cuales viajaban por las iglesias compartiendo historias y enseñanzas de Jesús; los profetas también viajaban por la iglesias a fin de ayudar a los apóstoles en la tarea de proclamar el Evangelio, su tarea consistía en proclamar el Evangelio de Jesús llamando a las personas al arrepentimiento, muy al estilo de Pedro en sus predicaciones. Los maestros tenían la responsabilidad de enseñar a los nuevos creyentes los aspectos del Evangelio de Jesús (“enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” Mateo 28:20), ellos debían permanecer largos periodos en las iglesias a fin de lograr un fructífero discipulado. 13:2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. “Ministrando” griego: leitourgeo de donde proviene “liturgia”; designa el servicio que prestaban los sacerdotes en el tabernáculo y en el templo (Hebreos 10:11) Ahora es utilizada para referirse a los profetas y maestros.

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El servicio sacerdotal levítico ha llegado a su fin, pero no el servicio a Dios. Los que profetas y maestros hacen en la iglesia de entregar la Palabra de Dios y ayudar a los creyentes a mejorar su comunión con Dios en una liturgia, un servicio a Dios. Este grupo de profetas y maestros, en medio de sus actividades de predicación y enseñanza y movidos a un periodo de ayuno, recibieron un claro llamado de Dios para apartar a Bernabé y Saulo para la obra misionera. 13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. La empresa misionera nació en una reunión de oración en Antioquia La iglesia los dejó en libertad de sus deberes locales para dedicarse al servicio en otras regiones. Este llamado vino del Espíritu Santo a los que estaban ocupados en el servicio; no intervinieron el grupo de los Apóstoles ni la iglesia de Jerusalén. El llamado consistió en reconocer a compañeros del ministerio como llamados a la obra misionera. Aquí la imposición de manos no generó ninguna manifestación especial del Espíritu, fue más bien un símbolo de dedicación a una tarea especial y señal de fraternidad. 13:4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 13:5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante. La estrategia misionera consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino Pablo podía hacer uso de la palabra después de la lectura y aprovechaba la oportunidad para predicar el Evangelio; por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, entonces nacía una nueva congregación. En v5 se menciona a Juan; se trata de Juan Marcos, que venía acompañando a Bernabé desde Jerusalén cuando visitaron la ciudad con una ofrenda. Juan Marcos permaneció en Antioquia hasta que Bernabé y Saulo fueron llamados; por el contexto siguiente sabemos que Bernabé fue quien se llevó a este viaje a Juan Marcos. Es importante señalar que el Espíritu Santo solamente designó a Bernabé y Saulo como misioneros, no es de extrañar entonces que Juan Marcos desertara a medio camino, él no había sido llamado a la obra misionera.

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“Ayudante” en griego: ipiretis, se usa en Lucas 1:2 para “ministros de la palabra”; indica que Juan Marcos era “ministro” de la palabra, responsable de organizar el discipulado en las nacientes iglesias. 13:6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, 13:7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. 13:8 Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. 13:9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, 13:10 dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 13:11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. 13:12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor. El Espíritu Santo ha iniciado esta aventura misionera de proclamar el Evangelio, la recepción fue maravillosamente entusiasta pues el mismo Espíritu Santo había preparado esos corazones para recibir el Evangelio; ahora que se presenta un obstáculo a la predicación del Evangelio, el Espíritu Santo utiliza a Pablo para ejercer un juicio que produce fe en los oyentes. El procónsul se convierte al Evangelio por las palabras de Pablo y el milagro efectuado. El problema con este mago es que era judío y el AT prohibía el uso de la magia; este hombre representaba la desobediencia de Israel y al oponerse a la proclamación del Evangelio, recibió juicio. B.- Asia Menor, 13:13-14:28 1. Antioquia de Pisidia, 13:13-52 13:13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. Como ya se comentó anteriormente, Juan Marcos desertó del grupo misionero, principalmente porque él no había sido llamado al ministerio; el contexto favorece el sentido de llamamiento. El Espíritu Santo estaba llamando a Juan Marcos a otra misión.

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Al regresar a Jerusalén, Juan Marcos tuvo oportunidad de reflexionar en la tarea de enseñanza que observó en Antioquia, también consideró las gratas experiencias de evangelismo con Bernabé y Saulo, además podía ver la situación espiritual de muchos creyentes en Palestina. Juan Marcos tenía una muy íntima relación con Pedro y seguramente escuchó de él muchas historias y enseñanzas de Jesús. Providencialmente Juan Marcos habitó en los alrededores de Galilea (ver introducción al Evangelio de Marcos) ayudando en las tareas de discipulado y fue allí donde, por inspiración del Espíritu Santo, se dio a la tarea de integrar una colección de relatos acerca de Jesús para formar una especie de manual de discipulado, redactó el material y creó lo que hoy conocemos como el Evangelio de Marcos. Dios tiene un propósito para cada uno y lo que pareciera un fracaso puede ser la oportunidad para entender la voluntad de Dios. 13:14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquia de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. 13:15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. La estrategia misionera consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino Pablo podía hacer uso de la palabra después de la lectura y aprovechaba la oportunidad para predicar el Evangelio; por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, nacía una nueva congregación. 13:16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: 13:17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 13:18 Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto; 13:19 y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio. 13:20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.

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13:21 Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. 13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. 13:23 De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. 13:24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 13:25 Mas cuando Juan terminaba su carrera dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies. 13:26 Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. 13:27 Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. 13:28 Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. 13:29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. 13:30 Mas Dios le levantó de los muertos. 13:31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. 13:32 Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 13:33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. 13:34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. 13:35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 13:36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 13:37 Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción.

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Pablo distingue dos veces (v16 y v26) entre dos grupos reunidos en la sinagoga: (1) varones israelitas (hermanos) y (2) los que teméis a Dios. El primer grupo se refiere a personas judías de nacimiento, el segundo a personas no judías que querían participar del servicio de la sinagoga, los “temerosos de Dios”, como Cornelio. En este mensaje Pablo muestra el cuidado y protección de Dios hacia su pueblo Israel y la abundante provisión que El ha hecho por su salvación por medio de Jesucristo. Este primer sermón registrado de Pablo es sorprendentemente similar al de Esteban (7:2-53) en que ambos dan un resumen histórico de los tratos de Dios con su pueblo. Esto nos indica que este tema era común en la predicación de la naciente iglesia que buscaba interpretar la historia de Israel a la luz del evento de Jesucristo; al hacer esto estaban siendo guiados por el Espíritu Santo para interpretar correctamente el Antiguo Testamento. Comenzando con una breve reseña de la historia de Israel como pueblo escogido de Dios, desde su primera vocación hasta el reinado de David, Pablo presenta a Jesús como heredero de ese reinado y prometido salvador, citando a Juan el Bautista como su testigo y predecesor. Pablo hace referencia al rechazo que Jesús sufrió, su muerte en la cruz, sepultura y resurrección; todo lo cual representa el cumplimiento de la promesa de Dios referida en el AT y aplicadas correctamente a Jesús. Pablo quiere mostrar que las Sagradas Escrituras se refieren a Jesús. 13:38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, 13:39 y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. 13:40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: 13:41 Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; porque yo hago una obra en vuestros días, obra que no creeréis, si alguien os la contare. El sermón de Pablo termina con una invitación a creer en Jesús, hace referencia a la justificación (el corazón del mensaje de Pablo) y advierte a sus oyentes de que el rechazo del Evangelio les puede acarrear la predicación profética de Habacuc 1:5

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13:42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. 13:43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. 13:44 El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Como resultado de la predicación, los oyentes se polarizaron. Muchos de los gentiles (“temerosos de Dios”) que acostumbraban ir a la sinagoga a escuchar la lectura de las Sagradas Escrituras, quedaron impactados por el Evangelio y mostraron en su “hambre por la palabra” que habían experimentado una verdadera conversión. También muchos de los judíos siguieron a Pablo y Bernabé en este deseo de querer escuchar más. El v43 indica la fundación de una nueva congregación. Podemos entender que este modelo de predicación valiente y respuesta entusiasta se repitió en muchas de las ciudades donde Pablo y Bernabé llegaban; después de un par de visitas a la sinagoga, se rescataba a un grupo de convertidos y les enseñaban lo básico para perseverar en la fe como una nueva congregación. Ciertamente el Espíritu Santo estaba conduciendo a su equipo misionero hacia aquellos “campos listos para la cosecha”. Claro que también, de esta predicación surgía un grupo opositor. 13:45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. 13:46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 13:47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. 13:48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 13:49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.

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13:50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. 13:51 Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. 13:52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. Los celos fueron lo que dominó a los judíos que crucificaron a Jesús, estos mismos celos provocaron un rechazo voluntario del Evangelio por parte de un grupo de judíos quienes se levantaron a discutir con Pablo. Pero la Palabra de Dios no es para discutir es para ser proclamada, por tanto, Pablo no sólo rechaza el entrar en controversias con estos judíos sino que proféticamente señala que su prioridad en la entrega del Evangelio serán los gentiles, en realidad serán todos aquellos que quieran oír. La cita en v47 es Isaías 42:6 y 49:6. Esta actitud de Pablo nos ilumina en el entendimiento de que debemos ocuparnos prioritariamente en predicar y enseñar la Palabra de Dios a aquellas personas que verdaderamente tienen “hambre de la Palabra” y evitar entrar en discusiones con personas que están rechazando el Evangelio. En reacción a la declaración de Pablo, los gentiles convertidos se gozaron de saber que el Evangelio estaba libre de las ataduras raciales de los judíos. También, en reacción a esta declaración de Pablo, sus oponente crearon intrigas para lograr la expulsión de este equipo misionero; aún hoy la gente llena de celos actúa de semejante manera; Pablo y Bernabé, al ser expulsados de la ciudad “sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies” tal y como lo había enseñado Jesús a sus apóstoles (Mateo 10:14) Pero este capítulo termina con una nota victoriosa: “Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo”; recordemos que la referencia a “discípulos” indica a los cristianos en general y aquí se refiere al grupo de convertidos en esa ciudad, a la nueva iglesia recién formada. Esta nueva congregación integrada de judíos y gentiles, resultado de la predicación de Pablo, estaba llena de gozo por la salvación experimentada y llena del Espíritu Santo para perseverar en la fe.

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2. Iconio, 14:1-7 14:1 Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. La estrategia misionera consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino Pablo podía hacer uso de la palabra después de la lectura y aprovechaba la oportunidad para predicar el Evangelio; por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, nacía una nueva congregación.

14:2 Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. En esta ciudad, los judíos que rechazaban (“no creían” esta frase en griego describe la incredulidad que resulta de la rebelión) el mensaje del Evangelio utilizaron la estrategia de encender los ánimos de los gentiles contra los nuevos creyentes, para esto debieron hacer uso de intrigas y chismes. El Libro de los Hechos muestra como gran parte del rechazo al Evangelio vino de parte de los judíos, de aquellos que estaban más cerca de la Verdad pues leían las Sagradas Escrituras. Esto debe alertar a aquellos que pretendiendo saber de la Biblia no han tenido un verdadero encuentro con Cristo y pueden fácilmente convertirse en piedras de tropiezo para la iglesia de Jesucristo.

14:3 Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. Debido al tipo de ataque que iban a experimentar los nuevos creyentes en esta ciudad, Pablo y Bernabé deciden quedarse para realizar la importante actividad de la enseñanza. El discipulado es fundamental para que la Palabra de Dios, bien arraigada de fruto. El Señor “daba testimonio a la palabra de su gracia”. Esto significa que el Espíritu Santo testificaba a los corazones de los oyentes que lo que los misioneros estaban predicando era verdad. Y los milagros eran para convencer a los que requerían una señal (1ªCo 1:22)

14:4 Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. 14:5 Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos,

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14:6 habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, 14:7 y allí predicaban el evangelio. El resultado de la predicación fue que “la gente de la ciudad estaba dividida” (v4) Esto es el resultado inevitable en la proclamación del Evangelio. El presentar a Cristo provoca una crisis; los hombres lo aceptan o lo rechazan (Lucas 12:51) De manera que en esta ciudad de Iconio, “unos estaban con los judíos”, rechazando el Evangelio “y otros con los apóstoles”. Aquí se designa a Pablo y a Bernabé como “apóstoles” puesto que el significado primario de este título en griego es el de: “enviado con un mensaje”. 3. Listra, 14:8-19 14:8 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 14:9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 14:10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 14:11 Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 14:12 Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. 14:13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14:14 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 14:15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. 14:16 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 14:17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. 14:18 Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.

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14:19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquia y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. En este mensaje de Pablo, tan parecido al de Atenas (17:22-31) se observa que no se hace ninguna referencia a la revelación divina en el Antiguo Testamento, pues al dirigirse a un público gentil (no judío) era obvio que ellos no conocían de las Sagradas Escrituras. Pablo adaptaba su mensaje de acuerdo al público que lo iba a escuchar. Esta es la primera mención en los Hechos de un mensaje del Evangelio predicado a un auditorio ajeno al judaísmo. Pablo no está exento de persecución y sus enemigos lo siguen hasta esa ciudad, logrando cambiar el voluble ánimo del pueblo que antes querían adorar a Pablo como divinidad y ahora lo apedrean. La multitud sin reflexión es fácilmente cambiada en sus impulsos. Se requiere que cada individuo escuche y entienda el mensaje del Evangelio para no dejarse llevar por cualquier corriente de moda. 4. Derbe y el retorno, 14:20-28 14:20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. 14:21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, 14:22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. 14:23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 14:24 Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. 14:25 Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. 14:26 De allí navegaron a Antioquia, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 14:27 Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 14:28 Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.

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En el poco tiempo que estuvo en Listra, Pablo había ganado algunos convertidos entre quienes estaba el joven Timoteo (16:1) Estos convertidos arriesgaron sus vidas al reunirse alrededor del cuerpo de Pablo después de haber sido apedreado; pero para su regocijo y sorpresa, Pablo milagrosamente “se levantó” (la palabra en griego para “levantarse” indica que se trató de un milagro) Al día siguiente, después de haber pasado la noche, seguramente en el hogar de Timoteo, donde él pudo observar la profunda piedad de la madre del joven y de su abuela (2ªTimoteo 1:5) Pablo salió con Bernabé hacia Derbe. El hecho de que Pablo pudiera ya caminar demuestra que se había recobrado plenamente. En Derbe la misión fue exitosa (“muchos discípulos”) Las personas convertidas eran llamadas “discípulos” enfatizando el seguimiento de Jesús con un estilo de vida acorde con su enseñanza. Ahora vemos el valor de estos misioneros que se atreven a regresar a ciudades donde sabían que había oposición. Este valor frente al peligro obedece a la necesidad de fortalecer a los hermanos; Pablo y Bernabé son impulsados por el Espíritu Santo para visitar nuevamente las congregaciones y ministrarles por medio de: (1) fortalecerlos en sus almas, (2) exhortarles a ser firmes y (3) advertirles de la tribulación. Conscientes de que no podían permanecer mucho tiempo con los nuevos creyentes y de que las iglesias debían seguir su camino y ellos avanzar a nuevas misiones; organizaros a las congregaciones y para ello utilizaron un modelo que ya conocían: la sinagoga. Las primeras iglesias se organizaron siguiendo el modelo de las sinagogas; en ellas, la persona designada para dirigirla era llamada “anciano” (en griego “presbítero”) que designa a la persona, dentro de una comunidad, de mayor experiencia y conocimiento en las Sagradas Escrituras, persona que, regularmente era la de mayor edad (la sinagoga surgió durante el cautiverio en Babilonia dentro de las colonias judías). Por esta razón los pastores de las iglesias recibían el título de ancianos. Hay que notar que la elección de estos “ancianos” fue realizada por Pablo y Bernabé; además esta acción de “constituir ancianos” era de tal importancia que demandó de Pablo y Bernabé un tiempo de oración y ayuno en cada caso. Al regresar a su iglesia en Antioquia, de donde habían salido, organizaron una reunión o reuniones para dar su informe del éxito de esta primera empresa misionera. Seguramente que el gozo que Pablo y Bernabé traían por tantas personas convertidas al Evangelio, fue contagiado a muchos de los discípulos de Antioquia.

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C.- Concilio de Jerusalén, 15:1-35 El primer concilio de iglesias celebrado en Jerusalén cerca del año 48 d.C. es un importante evento. El asunto era: ¿Los cristianos gentiles deben observar la ley y costumbres judías? De la respuesta a esta cuestión dependía el rumbo de la iglesia. Si la respuesta era “si” el cristianismo sólo sería una secta del judaísmo. Si era “no” cumpliría su misión de hacer discípulos a todas las naciones. 1. Cristianismo farisaico, 15:1-5 15:1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 15:2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. 15:3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. 15:4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. 15:5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Sin autorización alguna (v24), “algunos de la secta de los fariseos, que habían creído” visitaron las iglesias para enseñar que los cristianos gentiles debían cumplir con la circuncisión para completar su salvación. Pablo y Bernabé discutieron con ellos pues someter a los gentiles a esto era negar la eficacia de la fe y constituía un retroceso con respecto a las enseñanzas de Jesús. Este tema constituyó un reto constante durante todo el ministerio de Pablo. Esta discusión provocó la convocatoria a una reunión en Jerusalén para fijar una postura oficial sobre el tema. Era importante aclarar y establecer la correcta enseñanza de la iglesia. La iglesia de Antioquia envía a Pablo y Bernabé a Jerusalén, junto con otros hermanos representando a la iglesia; camino a Jerusalén Pablo quiso visitar todas las iglesias que pudiera para compartir noticias del avance misionero, esto provocó gran alegría entre los cristianos y prepararía el escenario para el concilio. Pablo no quería que esta reunión en Jerusalén pasase inadvertida para las iglesias pues deseaba que en todas las iglesias se supiese de este importante tema.

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Ya en Jerusalén, Pablo y Bernabé fueron recibidos de manera fraterna mostrando que no existían rivalidades ni distanciamiento. Los cristianos fariseos aseveraron públicamente que era necesario circuncidar a los gentiles convertidos y mandarles que guarden la ley de Moisés. Estos “cristianos” venidos del fariseísmo estaban fundados en el Pentateuco, pero no habían leído los Profetas con suficiente entendimiento. Si lo hubieran hecho habrían reconocido que la enseñanza de Pablo era una deducción lógica del mensaje de los profetas. Oseas (6:6), Amós (5:21-24) y Miqueas (6:6-8) claramente enseñaron que Dios desea la justicia más que el ritual. Ezequiel (36:25-27) y Jeremías (31:31-34) habían demostrado que la naturaleza espiritual de la verdadera religión es una cuestión de corazón y no de observancia legal. 2. Discurso de Pedro, 15:6-11 15:6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 15:7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 15:8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 15:9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 15:10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Los “apóstoles” son el grupo de los Doce. Los “ancianos” son los pastores de las congregaciones en las casas. Por la influencia de la cultura judía, parece que forman una especie de Sanedrín de la iglesia, en el que Jacobo, hermano del Señor Jesús, ostenta el liderazgo (15:13); apóstoles y ancianos analizaron las posiciones sobre el tema, escucharon argumentos a favor y en contra, hasta que Pedro toma la palabra y recuerda al concilio su experiencia con Cornelio, la cual era prueba irrefutable de la voluntad de Dios de traer a la salvación a los gentiles sin tener que pasar por la circuncisión y por tanto, están libres de soportar la carga de legalismo que, diría Pedro, “ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar”.

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Pedro concluye con el argumento decisivo que tanto judíos como gentiles serán salvos únicamente por la gracia de Dios, la salvación es por gracia, no por obras (Efesios 2:8-10) Pedro afirma que dos cosas les habían sucedido a los judíos en Pentecostés y a los gentiles en Cesarea: Fueron llenos del Espíritu Santo y sus corazones fueron purificados. Cuando una persona es llena con el Espíritu Santo, recibe poder (1:8) y también es purificada de pecado (15:8-9) Ser lleno del Espíritu Santo, por tanto, es sinónimo de recibir a Jesús, experimentar la conversión y ser limpios de pecado con la sangre de Jesús derramada en la cruz del Calvario (1ªJuan 1:9; 1ªPedro 1:18-19) El bautismo es el testimonio visible de la experiencia espiritual de conversión: morir al pecado y resucitar a una nueva vida con Cristo (Romanos 6:3-4) 3. Testimonio paulino, 15:12 15:12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. El discurso de Pedro, especialmente su conclusión, dejó mudos a sus oyentes. “Toda la multitud” indica que si bien la deliberación estaba siendo conducida por los apóstoles y ancianos, la multitud de creyentes reunidos no se había retirado, solamente había permanecido expectante y hacían comentarios entre ellos cuando los que representaban a los judaizantes hablaban, pero tras el discurso de Pedro, todos callaron; entonces Pablo y Bernabé aprovecharon la oportunidad para ampliar el testimonio de Pedro con sus propios testimonios a fin de formar un solo bloque de propuesta contra los judaizantes. La expresión de v6 “Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto” indica que estos no quisieron que esto se convirtiera en una discusión interminable que provocara enfrentamientos; establecieron un orden: se congregaron al frente del grupo para indicar que las intervenciones serían moderadas por ellos. Así escucharon primeramente a los judaizantes, tras lo cual mientras apóstoles y ancianos intercambiaban impresiones, los cristianos congregados también opinaban unos con otros; entonces Pedro, que estaba con los apóstoles, se levanta y da su testimonio como argumento que pretendía terminar con el debate, sus palabras produjeron el silencio de todos y Pablo junto con Bernabé aportaron oportunamente su propio testimonio. El debate así llegaba a su fin y el concilio se preparó para fijar su postura.

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4. La conclusión de Jacobo, 15:13-21 15:13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 15:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 15:16 Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, 15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 15:18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. 15:19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 15:20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. 15:21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. Jacobo, el hermano de Jesús, aparece aquí como el pastor principal de la iglesia de Jerusalén. Es interesante observar que ninguno de los apóstoles, ni aún Pedro toman esta función, esto es porque la misión de los apóstoles consistía en visitar las iglesias para compartir las enseñanzas de Jesús, ellos no podían quedarse al frente de la congregación. También llama la atención que después de las intervenciones de los judaizantes, Pedro, Pablo y Bernabé, es Jacobo quien se levanta y con autoridad emite una resolución frente al grupo de apóstoles y ancianos y la congregación reunida. Jacobo no tomó parecer, escuchó y tomó una determinación utilizando un pasaje de las Sagradas Escrituras como fundamento. Por supuesto que no hubo una asamblea que votara para elegir una de las dos posiciones planteadas en la congregación, tampoco hubo un debate entre ancianos, tampoco una deliberación entre apóstoles. Jacobo, como pastor principal, observa la situación, examina las Escrituras y emite aquella decisión que exprese mejor la voluntad de Dios (esta es la función que etimológicamente corresponde al título “obispo”)

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Jacobo establece que Dios ha elegido a los gentiles para salvación y cita Amós 9:11-12. Pero sorprendentemente cita de la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento), esto nos ilustra que esta traducción era más usada por los cristianos aún en Jerusalén por sobre el texto hebreo del Antiguo Testamento. La cita en v17 es interesante. El texto hebreo de Amós 9:11-12 describe el tabernáculo restaurado y el pueblo con David, como poseedores del resto de Edom y de todos los paganos: Las naciones serán unidas al pueblo del Señor. La Septuaginta habla “del remanente de los hombres buscando el tabernáculo restaurado”. Jacobo, inspirado por el Espíritu Santo, expone que “buscar al Señor” es la edificación verdadera de la casa de David y con ella, toda la humanidad. Pablo, más tarde lo expresará así: “Porque él (Jesús) es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno…” (Efesios 2:14) Sólo 4 restricciones se ponen a los cristianos gentiles: Apartarse de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. La primera se refiere a que el creyente debe abstenerse de todo lo que involucran los rituales idolátricos, como el comer carne ofrecida a los ídolos. La fornicación; la cultura griega y la romana eran, en ese momento, altamente permisivas en cuanto al abuso de las relaciones sexuales y por ello el creyente debe conservar la pureza y alto valor del matrimonio y su expresión sexual como medio de conocimiento más íntimo de una pareja que se ama. El comer un animal ahogado se refiere a la práctica común de que si algunos observaban a un animal ahogarse lo sacaban y se lo comían crudo. Esto tenía que ver más que nada con ideas supersticiosas. Los creyentes debían mantenerse ajenos a toda práctica supersticiosa. Abstenerse de sangre significa que no debían comer carne cruda con su sangre chorreando. Mucha gente, por mostrar virilidad, acostumbraba en ciertas reuniones, comer carne cruda con su sangre o incluso beber sangre de un animal recién sacrificado. La prohibición es más de tipo higiénica al pedir que la carne se cocine antes de comerla y al igual que lo anterior, evitar prácticas de superstición. Para los judíos cristianos que todavía querían adorar en la sinagoga, Moisés tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo y pueden asistir.

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5. Decisión unida, 15:22-29 15:22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquia con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; 15:23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquia, en Siria y en Cilicia, salud. 15:24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 15:25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 15:26 Hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 15:27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. 15:28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 15:29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. La decisión de Jacobo “pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia” (v22) Así que se redactó un documento en el que quedaba oficialmente establecida la postura sobre este asunto. Se nombraron hermanos que representaran a Jerusalén para ser enviados a Antioquia y así aclarar el asunto; además, en el documento se establecía que quienes habían estados inquietando a los cristianos gentiles con el tema de la circuncisión habían actuado sin autorización de la iglesia de Jerusalén y por tanto su enseñanza no tenía el respaldo apostólico. Con esto se marcaba un precedente: es verdadera enseñanza aquella que está en concordancia con el mensaje del Evangelio que los apóstoles predican. Los judaizantes quedaban oficialmente relegados como falsos maestros. Pablo y Bernabé, representando a Antioquia, junto con Judas y Silas, representando a Jerusalén, constituían un ejemplo de unidad que buscaba integrar en verdadera hermandad a las iglesias judías con las gentiles y establecer un frente común contra los judaizantes.

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Este escrito daba testimonio de la convicción que se tenía de que al llegar Jacobo a esta resolución, era el Espíritu Santo quien había revelado su voluntad: “Ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros” (v28) La actitud de unanimidad entre los apóstoles y los ancianos mostraba esta convicción. La iglesia (“los hermanos”) de Jerusalén congregada ese día podía observar este concilio y aprender. Los judaizantes quedan oficialmente fuera de orden. Ahora bien aunque el texto habla de unanimidad, sabemos que los judaizantes no se quedaron callados sino que a lo largo del ministerio de Pablo constituyeron todo un reto; por la carta a los Gálatas observamos como estos judaizantes visitaban las iglesias de Pablo para seguir insistiendo en la circuncisión. La unanimidad de la iglesia no quiere decir que “todos” estén totalmente de común acuerdo, sino que los verdaderos “miembros” de la iglesia se reconocen por ser “de un mismo sentir” (2ªCorintios 13:11) 6. Gozo por los resultado, 15:30-35 15:30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquia, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; 15:31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. 15:32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. 15:33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. 15:34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. 15:35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquia, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos. Estos versos muestran el gozo que produjo entre los cristianos gentiles la resolución de los hermanos en Jerusalén. Muestra, por tanto, la expectación que existía por saber la verdad; también, que para los cristianos gentiles la autoridad espiritual de los apóstoles y el liderazgo de Jacobo estaban bien reconocidos y aceptados. D.- Nuevamente en Asia Menor, 15:36-16:10 1. Separación de Pablo y Bernabé, 15:36-41 15:36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

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15:37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; 15:38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. 15:39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, 15:40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, 15:41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias. Pablo estaba preocupado por el estado espiritual de los nuevos convertidos y decide emprender un segundo viaje misionero, supone que Bernabé lo habrá de acompañar. Pero para sorpresa de Pablo, Bernabé quiere darle una nueva oportunidad a Juan Marcos, el cual seguramente ha regresado de su estancia en Galilea. El trabajo de Marcos consistente en redactar el Evangelio debió parecer muy interesante a Bernabé y pensó que sería útil para los nuevos creyentes. Pero Pablo con una actitud muy radical no quiere darle a Marcos esta oportunidad, Pablo seguramente considera su viaje de la más alta y sagrada importancia y por eso no quiere llevar a quien los había abandonado. Lamentablemente se dio una discusión entre ambos al grado de llegar a un punto irreconciliable por lo que tuvieron que separarse y crear dos equipos misioneros. A pesar de nuestras deficiencias humanas Dios nos usa para llevar adelante su obra. Es interesante notar que el texto bíblico menciona que es el equipo misionero de Pablo el que “salió encomendado por los hermanos (de Antioquia) a la gracia del Señor”. 2. Elección de Timoteo, 16:1-5 16:1 Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 16:2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 16:3 Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 16:4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 16:5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día.

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El testimonio de Timoteo se había extendido más allá de su ciudad natal. Era sin duda un buen discípulo (aquí todavía se les llama “discípulos” a los cristianos) y Pablo estimó conveniente incluirlo en su equipo misionero. Pero Timoteo era de madre judía y padre griego; para evitar problemas, Pablo decide circuncidarlo, entonces Timoteo podría entrar en las sinagogas, Pablo estaba pensando en un amplio ministerio de proclamación del Evangelio para Timoteo. Es otra ocasión Pablo se rehusó categóricamente a circuncidar a Tito (Gálatas 2:3) pues Tito no era judío ni tenía familiares judíos; al no circuncidarlo estaba dando ejemplo a favor para los cristianos gentiles. Estos eventos juntos nos muestran que Pablo buscaba lo mejor para el Reino de Dios; su criterio era hacer aquello que contribuyera a la mejor proclamación del Evangelio. Este criterio debería ser usado aún hoy teniendo como objetivo: ganar a más personas para Cristo. La carta redactada en Jerusalén era llevada por Pablo como testimonio de que su mensaje tenía respaldo y esto provocó crecimiento entre las iglesias gentiles. Esto indica que las enseñanzas de los judaizantes no solamente provocaron inquietud y división entre los hermanos, sino que eran un verdadero obstáculo para el avance del Evangelio. La sana enseñanza si estaba motivando a una rápida expansión del Evangelio entre los gentiles. 3. El impedimento del Espíritu, 16:6-10 16:6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu hablar la palabra en Asia; 16:7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 16:8 Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 16:9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 16:10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. Terminado su trayecto misionero, Pablo quiere viajar hacia el este, internándose en Asia. Pero este no era el plan de Dios. Pablo tenía buenas intenciones al querer llevar el Evangelio, pero sabemos por la historia que los pueblos del oriente serían visitados por los apóstoles (Pedro viajó hasta Babilonia; ver comentario de 1ªPedro)

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El Espíritu Santo es quien dirigía esta misión y por tanto impedía a Pablo de hacer su voluntad. Pablo tenía que entender que los planes son de Dios. No basta con tener buenas intenciones, necesitamos permanecer en comunión con Dios y dejar que el Espíritu Santo sea quien nos indique el siguiente paso que debemos dar en nuestra vida. Venir a Dios con nuestros planes y pedirle su bendición no es sabio. La obra de ganar a más personas para Cristo es del Espíritu Santo y Él espera usarnos en sus planes. Al revelar a Pablo que viajara a Macedonia, El Espíritu Santo estaba llevando a Pablo hacia Europa. Esta era la meta de Dios para Pablo. Ciertamente para Pablo debió parecer frustrante esforzarse por servir a Dios en la predicación del Evangelio y encontrar “puertas cerradas”. Pero el éxito de Pablo fue perseverar, no se retiró desanimado, no se quedó estático, avanzó a un lugar y otro esperando entender los propósitos de Dios, hasta que Dios le dio una clara indicación de su voluntad. Lo aparentes fracasos en la vida cristiana bien pueden ser un tiempo de realizar ajustes y encaminarse hacia la dirección marcada por El Espíritu Santo. En v10 comienza una sección “nosotros” que se extiende hasta v17. Después se reanuda el “nosotros” hasta 20:5. Con esto se quiere mostrar que en este v10 Lucas, el escritor de este libro de Los Hechos, se incluye en el equipo misionero de Pablo. Entonces, Lucas se une al grupo en Troas, viaja con los misioneros a Macedonia y permanece en Filipos durante unos 6 años hasta el regreso de Pablo. Entonces volverá a unirse al grupo y permanecerá con Pablo la mayor parte del tiempo hasta la muerte del Apóstol (2ªTimoteo 4:11 “Sólo Lucas está conmigo”) E.- Macedonia, 16:11-17:15 1. Filipos, 16:11-40 a. Conversión de Lidia, 16:11-15 16:11 Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 16:12 y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 16:13 Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.

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16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 16:15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. La obra misionera comienza en Europa con la conversión de una mujer. De esta pequeña semilla crecerá una gran congregación. A esta mujer “el Señor abrió el corazón” (v14) para recibir el Evangelio; ella fue elegida por Dios para ser el inicio de esta gran obra evangelística en Filipos; esta bendición alcanzó a su familia y fueron bautizados, una nueva congregación ha comenzado. Por gratitud esta nueva creyente ofrece su casa al equipo misionero como lugar de descanso.. Al no mencionarse a su esposo se puede suponer que ella era viuda o divorciada, pero su familia estaba con ella. La frase “nos obligó a quedarnos” se refiere en griego, a una acción casi violenta; ella no aceptaría una negativa a su invitación, había calculado el alto valor espiritual de estos hombres y no quería perderse la oportunidad de que ella y su familia aprendieran todo lo posible del Evangelio. Después de una gozosa conversión es muy importante una sana instrucción, esto es el discipulado. b. Echando fuera un demonio, 16:16-18 16:16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 16:17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 16:18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. Ir “a la oración”, el lugar donde habían conocido a Lidia y donde podían encontrar con mayor facilidad un público receptivo. Esta muchacha estaba bajo la influencia de un demonio que conocía perfectamente quienes eran y el mensaje que predicaban. Pero Pablo no quería estar relacionado con demonios, aún más, vio la necesidad de liberar a esta muchacha de ese demonio. La expulsión fue inmediata y sin espectáculo alguno.

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c. Echados en la cárcel, 16:19-24 16:19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 16:20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 16:21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. 16:22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 16:23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 16:24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. En casi todos los casos de persecución en el Libro de los Hechos, ésta provenía de los judíos, y estaba relacionada con la religión. Hubo dos excepciones, aquí y en Efeso (19:23-41) En ambas la persecución fue levantada por los gentiles y por razones financieras. Lucas quiere mostrarnos un proceso nada legal sufrido por Pablo y Silas en el que las acusaciones fueron manipuladas desde la perspectiva del prejuicio racial y del emblema del imperio romano: la paz (la tranquilidad social necesaria para el desarrollo del comercio). Las ropas rasgadas fueron las de Pablo y Silas, pues las autoridades aquí son romanas y no judías (sólo los judíos se rasgaban sus propias vestiduras). Dado que se estableció que eran judíos, los azotaron sin recibir un juicio. d. Conversión del carcelero, 16:25-34 16:25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 16:26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 16:27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 16:28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.

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16:29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y Silas; 16:30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 16:33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 16:34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Físicamente adoloridos por los azotes, encadenados y encerrados, Pablo y Silas cantaban alabanzas a Dios como ofrenda de gratitud por el avance del Reino; este testimonio de esperanza y gozo en el Señor fue escuchado por todos los presos. Pablo y Silas, en este estado tan lamentable (humanamente hablando) pueden aún seguir dando testimonio de Jesucristo.

Tres milagros se produjeron entonces: Un terremoto que no mató a nadie, cadenas que se soltaron y la conversión del carcelero con toda su familia. Este carcelero supo qué peguntar y experimentó una conversión tan dramática que en esa misma noche vertiginosa, aceptó a Jesús, fue bautizado, lavó las heridas de Pablo y Silas, los llevó a su casa, reunió a su familia y en medio de una memorable cena, estos dos misioneros dedicaron el tiempo a entregar la Palabra de Dios. Dios había dispuesto las cosas para que el mensaje del Evangelio llegara oportunamente a este hombre; Dios conoce los corazones y sabe quienes ya están preparados para recibirlo; la actitud de Pablo y Silas era aquí, como en todos los casos, fundamental para los propósitos de Dios. Pablo y Silas necesitaron “negarse a si mismos” y concentrarse en dar siempre testimonio eficaz del Evangelio; gracias a ello, lograron ganar a esta familia para Cristo y de allí, solamente Dios sabe cuantas más personas por medio del testimonio de esta familia.

e. Vindicación completa, 16:35-40 16:35 Cuando fue de día los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. 16:36 Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz.

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16:37 Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 16:38 Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 16:39 Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. 16:40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron. Ahora Pablo va a realizar un movimiento estratégico. Los fundadores de la nueva iglesia en Filipos habían sido acusados públicamente como criminales. Sin ningún juicio habían sido arrojados a prisión. Por el bienestar de la iglesia, Pablo demandó una completa exoneración, que manifestaría a todo el pueblo que los fundadores de la iglesia no eran criminales. Los ciudadanos romanos debían ser debidamente juzgados antes de ser castigados o encerrados; los magistrados podían ser severamente castigados si Pablo apelaba a autoridades superiores. Al quedar en libertad Pablo y Silas, fueron a casa de Lidia donde estaba reunida la nueva congregación; en esta casa nace la iglesia de los Filipenses. Dedicaron tiempo a consolar a los hermanos, esto es a darles ánimo por medio de las enseñanzas del Evangelio. Y continuaron su viaje misionero. El “llegaron” de 17:1 indica que Lucas se quedó aquí en Filipos, seguramente como pastor de la nueva iglesia. 2. Tesalónica, 17:1-9 17:1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 17:2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, 17:3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. 17:4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.

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17:5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 17:6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 17:7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos estos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. 17:8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 17:9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. La estrategia consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino Pablo aprovechaba la oportunidad para predicar el Evangelio. Por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, nacía una nueva congregación. En v3 se usan dos verbos: “Declarando”, que significa “abriendo ampliamente”; la tarea básica de un predicador es abrir la Biblia al entendimiento de la gente. “Exponiendo”, que significa “colocar al lado”; conforme iba citando las Escrituras y explicando su significado, colocaba al lado de ella sus argumentos para probar el mensaje del Evangelio. Mucha gente hace lo contrario, presenta sus argumentos y busca apoyo bíblico; lo correcto es citar las Escrituras y dejar que de ellas se deriven los argumentos. El asunto principal que tenía que probar consistía en que “era necesario que Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos.” Hasta que los judíos pudieran ver que sus Escrituras enseñaban a un Mesías (Cristo) sufriente y resucitado, no aceptarían a Jesús como Mesías. Habiendo establecido el hecho de que las Escrituras del Antiguo Testamento enseñan que el Mesías (Cristo) sufriría (Salmo 22; Isaías 53) y moriría, pero que resucitaría (Salmo 16:10), Pablo podía llegar a su punto final: “Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo (el Mesías)” Se sugiere que la fianza consistía en la garantía de que Pablo saldría de la ciudad para no volver y ese puede ser el obstáculo al que Pablo se refiere en 1ªTesalonicenses 2:18

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3. Berea, 17:10-15 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 17:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. 17:13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 17:14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. 17:15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron. La estrategia misionera consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino, Pablo podía predicar el Evangelio; por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, entonces nacía una nueva congregación. La nobleza de los de Berea consistía en que, primeramente recibieron la Palabra del Evangelio “con toda solicitud”, esto es con prontitud y buena disposición; además, se dieron a la tarea de “Escudriñar cada día las Escrituras”, esto es examinar e investigar minuciosamente. El resultado fue que muchos creyeron al Evangelio. Bien podemos imaginarnos a Pablo y sus compañeros ocupados “cada día” en reuniones en casas, a fin de estudiar citas de las Sagradas Escrituras para analizarlas y descubrir el mensaje del Evangelio. Estas reuniones diarias de estudio bíblico debieron ser altamente estimulantes y llenas de gozo. El gozo de los grupos de discipulado. Silas y Timoteo, que se habían quedado en Berea a continuar con los grupos de estudio bíblico, se unieron a Pablo en Atenas, después Pablo envió a Timoteo de vuelta a Tesalónica (1ª Tesalonicenses 3:1-3) y a Silas lo envió a Berea y Filipos (Hechos 18:5). Para el tiempo que volvieron a unirse a Pablo, él había ido a Corinto (Hechos 18:5). Fue entonces cuando Pablo escribió su carta a los Tesalonicenses.

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F.- Grecia, 17:16-18:17 1. Atenas, 17:16-34 17:16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17:17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 17:18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 17:19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 17:20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 17:21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) 17:22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 17:23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 17:25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 17:26 Y de una sangre ha hecho todo linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 17:27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 17:28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también ha dicho: Porque linaje suyo somos.

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17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. 17:32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 17:33 Y así Pablo salió de en medio de ellos. 17:34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Damaris, y otros con ellos. Mientras Pablo esperaba en Atenas a Silas y Timoteo, “su espíritu se enardecía viendo la ciudad entrega a la idolatría”. Pablo tuvo un doble ministerio en Atenas: el primero con los judíos, principalmente en la sinagoga, y el segundo entre los gentiles en la plaza (v17). Así era como él se adaptaba a las condiciones de cada ciudad donde ministraba. Como el método favorito de enseñanza en Atenas era la discusión “libre” en la Areópago, allí Pablo adoptó esa técnica. El podía decir: “a todos me he hecho de todo” (1ªCorintios 9:22) para ganarles para Cristo. Para los judíos, Pablo había sido educado a los pies de Gamaliel, para los gentiles, había sido educado en la gran escuela filosófica de Tarso. Lleno del Espíritu Santo, Pablo podía tomar la Palabra revelada de Dios y utilizar todas las herramientas que Dios le había dado para presentar un mensaje claro y desafiante del Evangelio de salvación.

Los epicúreos enseñaban que la búsqueda del placer era la meta del ser humano; los estoicos enseñaban que lo racional debía estar por encima de lo emocional y buscaban la autosuficiencia individual. Estos eran los principales grupos filosóficos de la época.

La predicación de Pablo se basó en la realidad humana de la búsqueda de Dios, indicando que todos los seres humanos son iguales delante de Dios y de allí se proyectó hasta el mensaje de arrepentimiento; mostró el argumento decisivo del juicio de Dios sobre la humanidad, la prueba de la realidad de este juicio es la resurrección de Jesús. Este argumento tan importante para la fe cristiana, dividió al auditorio pero provocó conversiones.

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2. Corinto, 18:1-17 18:1 Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 18:2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, 18:3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. 18:4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. 18:5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. 18:6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobe vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. 18:7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. 18:8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados. 18:9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; 18:10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 18:11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. 18:12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal, 18:13 diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley. 18:14 Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría. 18:15 Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas. 18:16 Y los echó del tribunal. 18:17 Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.

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Cuando Silas y Timoteo llegaron a Corinto encontraron a Pablo entregado enteramente a la predicación del Evangelio. Desde Tesalónica y Filipos, los hermanos habían mandado ofrendas para Pablo (2ªCorintios 11:8; Filipenses 4:15) por medio de Silas y Timoteo y con esta ayuda económica Pablo pudo entregarse más de lleno a la enseñanza y predicación, con tal pasión que hubo fruto y persecución.

Como resultado de la acalorada oposición por parte de los de la sinagoga, Pablo renuncia a seguir discutiendo con ellos y se consagra a predicarles a los gentiles dispuestos a escucharle. No es sano enredarse en discusiones con necios mientras muchos están dispuestos a escuchar el Evangelio de Jesús.

Estratégicamente Pablo se ubicó en una casa al lado de la sinagoga para predicar el Evangelio, eso permitiría que quienes quisiesen escuchar el Evangelio lo pudieran localizar rápidamente. En esta casa estaba naciendo una nueva congregación. También la cercanía implicaba riesgos y Pablo ya planeaba viajar a otra ciudad, pero Dios le indicó que a diferencia de otros lugares, debía quedarse por más tiempo en esta ciudad. Evidentemente Silas y Timoteo estaban también ocupados en la tarea de discipular a los nuevos convertidos.

G.- Asia, 18:18-20:38 1. Efeso, 18:18-19:41 a. Breve visita de Pablo, 18:18-21 18:18 Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto. 18:19 Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos, 18:20 los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió, 18:21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso. Por alguna razón, sea por enfermedad o por ministerio, Pablo había hecho un voto del tipo mencionado en Números 6:1-21 en el que el corte de cabello marcaba el fin del voto. Era costumbre ofrecer el cabello cortado en el templo de Jerusalén, por esa razón es que planea viajar a la ciudad.

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Evidentemente que los acontecimientos en Corinto detonaron algo en Pablo que se vio impulsado a realizar este voto y este viaje. b. Regreso de Pablo a Siria, 18:22-23 18:22 Habiendo arribado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquia. 18:23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos. Pablo llega a Cesarea, de allí “sube” a visita a los hermanos de la iglesia; después “descendió” a Antioquia. Ahora toma la ruta con la que había comenzado su segundo viaje misionero; visitó las iglesias que había fundado en su primer viaje y que había visitado en su segundo recorrido. Estaba iniciando su tercer viaje misionero. c. Ministerio elocuente de Apolos, 18:24-28 18:24 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. 18:25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. 18:26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. 18:27 Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; 18:28 porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. Antes de relatar el ministerio de Pablo en Efeso (capítulo 19), Lucas da un breve resumen de los acontecimientos en esa ciudad. Muestra el ministerio de Priscila y Aquila así como el de Apolos. Apolos había escuchado la predicación de Juan el Bautista y por su conocimiento de las Sagradas Escrituras había entendido el plan de salvación; sin embargo no sabía nada de la experiencia de Pentecostés. Apolos había sido un discípulo de Juan el Bautista, tal vez también de Jesús, pero antes de la experiencia de Pentecostés, Apolos había salido del círculo de influencia de los apóstoles, por eso aunque era un elocuente predicador, Priscila y Aquila se dieron cuenta que no conocía toda la verdad, entonces decidieron brindarle un discipulado más completo.

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Además de todas las cualidades mencionadas, se aprecia que Apolos tuvo la humildad de ser discipulado más allá de lo que él sabía. Dicha humildad falta en muchos entusiastas predicadores. Después del discipulado, Apolos siguió demostrando con gran vehemencia por medio de las Sagradas Escrituras “que Jesús era el Cristo”. De muy alto valor es el ministerio de soporte que Aquila y Priscila desarrollaban. Habían ayudado a Pablo a establecerse en Corinto mientras predicaba el Evangelio; ahora ayudan a Apolos a ser un gran predicador. Este matrimonio era de gran bendición en la obra misionera. Muchos creyentes hoy, sin ser predicadores o pastores o misioneros; tienen un ministerio de “soporte” que es de gran bendición para el desarrollo de la obra de Dios; ellos son parte del equipo misionero. Todo cristiano es un discípulo de Jesús, cada uno de nosotros como discípulos de Jesús hemos sido llamados a hacer discípulos, a ganar a más personas para Cristo. Pero el Espíritu Santo ha escogido y separado a ciertos discípulos para servir como predicadores, pastores y misioneros; nosotros podemos ser como Priscila y Aquila para ellos, brindándoles el apoyo que ellos necesitan para cumplir con su misión. En el camino de su ministerio, Dios pone a familias que pueden servir de soporte a estos proclamadores del Evangelio. Seamos sensibles a este llamado del Espíritu, aconsejemos, seamos hospedadores, acompañemos, hagamos lo que está a nuestro alcance para ser de bendición a estos servidores de Dios y así también nosotros ser parte del equipo misionero del Espíritu. d. Ministerio de Pablo en referencia al Espíritu, 19:1-7 19:1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, 19:2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. 19:3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 19:4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, Jesús el Cristo. 19:5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

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19:6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 19:7 Eran por todos unos doce hombres. Este grupo de discípulos es caso parecido al de Apolos; se trata de personas que escucharon la fervorosa predicación de Juan el Bautista, se bautizaron y asimilaron entusiastamente la enseñanza de él. Por algún motivo estos discípulos no estaban presentes en el día de Pentecostés y habían permanecido aislados de la iglesia. Muy probablemente en algún momento antes de Pentecostés estos discípulos viajaron hasta Efeso y predicaron el mensaje de Juan el Bautista; por eso, Pablo los identifica y les enseña lo que a su fe les faltaba. Al creer y ser bautizados experimentaron lo mismo que los discípulos en Pentecostés, con lo que el Espíritu Santo quiere evidenciar que aunque ellos no estuvieron presentes ese día no están excluidos del Reino de Dios.

Estas evidencias externas de la presencia del Espíritu Santo al inicio de la obra misionera eran muy necesarias para evitar que la iglesia tuviera actitudes de discriminación o sentido de clases. El Evangelio es para todo aquel que verdaderamente cree en Jesús. La experiencia de conversión, testificada en el bautismo implica la recepción del Espíritu Santo; no hay cristiano que no tenga la presencia del Espíritu Santo.

El ministerio de Juan el Bautista y Jesús parecían muy espontáneos y sin control de los nuevos creyentes. El caso de Apolos y estos discípulos muestra que había creyentes regados por diversas regiones aún muy lejos de Palestina. Pero estos encuentros demuestran que detrás de la aparente espontaneidad está presente el Espíritu Santo que no permite que ninguna de las ovejas del rebaño de Jesús se pierda, sino que mueve a sus siervos para encontrarse con ellos y completar su experiencia de salvación. Es Dios quien tiene el control de su obra nosotros debemos ser sensibles al “mover del Espíritu” quien nos llevará siempre a donde existen almas preparadas para recibir la Palabra.

El milagro de “hablar en lenguas” es mencionado tres veces en Hechos: en el día de Pentecostés (2:4), en la experiencia de los gentiles (10:46) y en la experiencia de los discípulos en Efeso (19:6) En cada una de estas circunstancias está relacionado con la experiencia de recibir el Espíritu Santo. Sin embargo en la experiencia de los samaritanos no se dice nada de hablar en lenguas (8:17)

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En el día de Pentecostés claramente el texto y el contexto nos muestras que los discípulos originales hablaron en diferentes idiomas (2:5-11). Puesto que Pedro estableció una relación directa entre lo que sucedió en Pentecostés y lo acontecido en la casa de Cornelio (15:8-9), es justificado pensar que los que fueron llenos del Espíritu Santo en casa de Cornelio también hablaron en otros idiomas. Entonces, podemos pensar que en Efeso también el fenómeno de hablar en lenguas consistía en hablar en otros idiomas. En cada uno de estos casos, hablar en lenguas es señal de que el Evangelio no está restringido al pueblo judío, la salvación es para toda persona; además la evidencia textual y contextual nos permite afirmar que en el libro de Hechos “hablar en lenguas” consistía en hablar en otros idiomas. Fuera del libro de los Hechos solamente en Corinto se menciona el uso “del don de lenguas” en los servicios de adoración y esta práctica es cuestionada por Pablo; en Corinto no parece que este “hablar en lenguas” tenga que ver con hablar en otros idiomas. e. Ministerio de Pablo en la sinagoga, 19:8-10 19:8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 19:9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 19:10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. La estrategia misionera consistía en visitar las sinagogas, debido a su calidad de rabino Pablo aprovechaba la oportunidad para predicar el Evangelio; por lo regular era expulsado, pero muchos de los asistentes a la sinagoga lo buscaban para invitarlo a una casa y seguir escuchando el Evangelio, entonces nacía una congregación. En el caso de Efeso logró permanecer “por espacio de tres meses” en la sinagoga sin ser expulsado; los judíos de Efeso (demostrando una mentalidad más abierta) recibieron mejor el mensaje de Pablo que los judíos de otras regiones. Cuando Pablo determinó que la discusión había tomado el sendero del rechazo, se separó de los judíos y organizó a los discípulos en una congregación de estudio bíblico.

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Aprovechó las facilidades para seguir enseñando en las instalaciones de una escuela, donde seguramente muchos gentiles pudieron escuchar el Evangelio y no solamente de la ciudad sino de regiones vecinas. Aquí Pablo utilizó el método de “discutir”, esto es presentar un tema y permitir preguntas de los oyentes. f. Ministerio de Pablo entre los enfermos, 19:11-20 19:11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 19:12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. 19:13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. 19:14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. 19:15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? 19:16 Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 19:17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. 19:18 Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19:19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 19:20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Debido a que en Efeso existía un fuerte ambiente de magia, era necesario contrarrestar tal influencia demoníaca con manifestaciones del poder de Dios; por tal motivo Pablo recibe poder espiritual para sanar, con lo que mucha gente podría creer en el Evangelio y renunciar definitivamente a todo lo que tuviera que ver con magia. En un ambiente tan lleno de superstición, miedo y hechicería era necesaria esta manifestación especial del Espíritu; es por eso que los convertidos aún quemaron sus libros de magia en señal de que estaban convencidos del poder del Evangelio.

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El grupo de hermanos mencionados aquí que se dedicaban a exorcizar eran judíos, hijos de un sacerdote, por tanto ellos debieran estar involucrados en el sacerdocio en vez de estar dedicados a esta profesión dudosa. Al querer usar el nombre de Jesús y el de Pablo quedó evidenciado su engaño y el endemoniado saltó sobre ellos (los demonios conocen a Jesús y a sus predicadores). Este suceso sería fundamental para establecer firmemente una iglesia cristiana en medio de esta ciudad donde Satanás esclavizaba a las personas con supersticiones, actos de magia y de exorcismo; todo esto era un simple teatro montado por Satanás para engañar. La reacción de este endemoniado ayudó a las personas a abrir los ojos y entender la verdad del Evangelio que Pablo predicaba.

g. Propósito de Pablo en el Espíritu, 19:21-22 19:21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. 19:22 Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia. El v21 es un resumen del resto del Libro de Hechos. El plan de Pablo era volver a visitar Macedonia y Acaya (20:1-3), entonces ir a Jerusalén (capítulo 21) y finalmente a Roma (capítulo 28). Esta determinación la hizo “en espíritu”, con lo que se aclara que no fue una decisión emocional, ni impuesta por otros; Pablo en comunión con Dios entendió espiritualmente lo que debía hacer.

h. Oposición a Pablo, 19:23-41 19:23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. 19:24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecitos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; 19:25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 19:26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 19:27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.

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19:28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! 19:29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 19:30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 19:31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. 19:32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido. 19:33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 19:34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 19:35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 19:36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. 19:37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 19:38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 19:39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 19:40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 19:41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea. Generalmente sucedían dos cosas cuando Pablo pasaba mucho tiempo en una ciudad: primero, un avivamiento y entonces un complot –y entonces salía de la ciudad. Este fue el esquema en Antioquia de Pisidia (13:50), Iconio (14:5-6), Listra (14:19-20), Filipos (16:14-23), Tesalónica (17:4-10), Berea (17:11-14), y Corinto (18:1-18) El único lugar donde Pablo predicó sin sufrir persecución fue Atenas y allí salió burlado de la ciudad (17:32)

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En la mayoría de las ciudades eran judíos quienes se oponían a Pablo por supuestas razones religiosas. Pero aquí en Efeso, como en Filipos (16:19-24), la oposición provino de los gentiles y por razones económicas. El conflicto se resolvió por la intervención de un funcionario de alto rango en la ciudad que le preocupaba que se perdiera el orden público, esto provocaría la intervención del ejército romano y el cambio de gobierno. El Espíritu Santo estaba controlando lo que parecía algo fuera de control a favor de la obra del Reino. Nota textual: en v35 la palabra griega “diopetous”, traducida como “imagen venida de Júpiter”, es literalmente: “lo caído del cielo”, en referencia a un meteorito que se exhibía en el templo de Efeso. 2. Viaje a Macedonia y a Grecia, 20:1-6 20:1 Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. 20:2 Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia. 20:3 Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia. 20:4 Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo. 20:5 Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas. 20:6 Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. Después de la tumultuosa reunión en el teatro de Efeso, Pablo abandonó la ciudad, no sin antes anima a los creyentes a perseverar. El v6 comienza la segunda sección “nosotros”. Pablo había dejado a Lucas en Filipos tan pronto como se fundó la iglesia en esa ciudad; seguramente Lucas actuó como pastor durante ese tiempo y ahora se une nuevamente al equipo itinerante de Pablo. 3. Troas, 20:7-12 20:7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.

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20:8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; 20:9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. 20:10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. 20:11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. 20:12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados. El v7 ilustra de manera natural que los cristianos se congregaban el primer día de la semana “para partir el pan”, esto es para observar la ordenanza de la Cena del Señor. Sabemos que las reuniones en casas para estudiar las Escrituras y recibir discipulado se celebraban a lo largo de la semana; pero las iglesias también buscaban oportunidad y espacios para congregarse el día domingo, en celebración de la resurrección de Jesucristo. En esta reunión tomaban la Cena del Señor, la cual era acompañada de una comida fraternal (comida ágape); nada dice ni sugiere Hechos ni ninguna otra parte del Nuevo Testamento que los cristianos se reuniesen para observar el Sabbat judío. En esta reunión Pablo aprovechó todo el tiempo disponible para aclarar dudas, aconsejar y enseñar todo lo referente al Evangelio pues al día siguiente debía partir. Los pastores y maestros de la Biblia deben aprovechar todo el tiempo disponible para enseñar con claridad el mensaje de la Palabra de Dios, no siempre se cuenta con una congregación dispuesta a ser enseñada, cuando existe tal situación favorable hay que entregar con pasión el mensaje de salvación. En esta ocasión se prolongó tanto la reunión que un joven se quedó dormido y al caer por la ventana murió, Pablo lo resucitó gracias al poder espiritual que lo acompañaba y finalmente tomaron la Cena del Señor. Al comenzar el nuevo día Pablo salió de la ciudad. Su pasión por enseñar la Palabra de Dios queda evidenciada en esta escena así como el hambre por la Palabra que la iglesia manifestó. Este modelo bíblico de pasión por la Biblia parece estar desapareciendo en muchas congregaciones; nosotros debemos desear “como niños recién nacidos la leche espiritual no adultera” para crecer por medio de ella (1ªPedro 2:2)

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4. Costa abajo, 20:13-16 20:13 Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. 20:14 Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. 20:15 Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 20:16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén. Seguramente Pablo quiso avanzar por tierra mientras su equipo lo hacía por mar para tener tiempo de meditar en privado. Después de mucha enseñanza, Pablo necesitaba reflexionar en las inquietudes expresadas por sus hermanos y en el significado de muchos textos de la Biblia. El fruto de estas meditaciones lo podemos disfrutar en sus cartas. Cuando enseñamos la Biblia a nuevos creyentes más aprendemos y más queremos estudiar. 5. Mileto, 20:17-38 20:17 Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 20:18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 20:19 sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20:20 y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 20:21 testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 20:22 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 20:23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones, 20:24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

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20:25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 20:26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 20:27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 20:29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 20:30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 20:31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. 20:32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. Mientras el barco permanecía en el puerto de Mileto, Pablo envió un mensaje a Efeso, que estaba a unos cincuenta kilómetros al norte, pidiendo a los ancianos de la iglesia de esa ciudad que vinieran a verlo. La iglesia en una ciudad, como Efeso, se organizaba en grupos que se reunían en casas durante la semana; el libro de Hechos nos ha mostrado que, además, tenían una reunión semanal los domingos. Los grupos que se reunían durante la semana eran precedidos por pastores; no sabemos si cada grupo tenía su pastor o si un pastor atendía a varios grupos, pero si sabemos que una iglesia tenía varios pastores. En v17 a los pastores se les llama “ancianos” y en v28 se les llama “obispos”; estos títulos hacen referencia a características especiales de servicio dentro de la iglesia y no sugieren jerarquía entre unos y otros, son los mismos pastores a los que se les llama “ancianos” por ser quienes dirigen al grupo y “obispos” por la necesidad de cuidar a la congregación de los peligros doctrinales que la rodean. Este discurso de Pablo no sólo es de despedida sino su última voluntad y testamento a las iglesias que había plantado; desde la perspectiva de Pablo le faltaba poco para morir y quiere advertirles de falsos maestros y aún de apostasía en algunos de los pastores; deben, por tanto, permanecer alertas con una sana enseñanza.

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20:33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 20:34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. 20:36 Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 20:37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 20:38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco. El título “Anciano” (en griego presbítero) proviene de la sinagoga judía. Los fariseos estaban organizados en pequeñas comunidades llamadas sinagogas, las cuales surgieron durante el cautiverio en Babilonia como grupos de oración y lectura de las Escrituras; ya que no había suficientes sacerdotes y muchos de ellos no querían ocuparse de estas tareas, en cada sinagoga se buscaba a la persona de mayor experiencia en las Escrituras, regularmente este individuo era el de mayor edad y recordaba muchos textos y oraciones, tal persona recibía, por su experiencia, el título de “anciano” y estaba al frente de la sinagoga. Las primeras congregaciones cristianas estaban formadas por judíos en su mayoría, por lo que al establecerse como iglesias, utilizaron el modelo de la sinagoga para su organización; por tal motivo, al pastor lo llamaban “anciano” en referencia a su amplia experiencia espiritual. El título “anciano” enfatiza la necesidad de que el pastor debe conocer las Sagradas Escrituras y debe tener experiencia en el ambiente de la vida cristiana. Pablo le recomendará a Timoteo que no elija a nuevos creyentes (“neófito”) o a creyentes de poca experiencia para el ministerio pastoral (1ªTimoteo 3:6). Es por esto que muchas veces Pablo dejaba a alguno de su equipo para realizar esta función pastoral hasta encontrar a la persona idónea.

El título “Obispo” (en griego epíscopos) proviene del ámbito griego y designa a aquella persona que observa por encima de los demás para detectar peligros. Este título define la acción del pastor de ovejas cuando se colocaba en un lugar alto desde donde podía observar a su rebaño y hacia el horizonte para vigilar que no llegase hasta el rebaño alguna fiera. La función pastoral consiste en buscar para el rebaño el mejor lugar para alimentarlo.

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El pastor de una iglesia se ocupa en brindar a la iglesia la enseñanza de la Palabra de Dios de la manera más eficiente. Además, el pastor debe realizar la función de Obispo, que aquí en esta sección está claramente definida en el contexto de los falsos maestros que se introducirán en las iglesias para confundir a los cristianos con falsas enseñanzas. Los “ancianos” deben estar atentos a cualquier infiltración de estas falsas enseñanzas. En muchos casos la mejor defensa es una sana enseñanza de la Verdad del Evangelio, ayudando a los creyentes a discernir entre la verdad y el error. En esta ocasión Pablo reúne a los ancianos de esta región tan importante para el crecimiento del Evangelio, y con autoridad apostólica los anima a perseverar en la sana doctrina; Pablo sabía muy bien de los dos grandes peligros que tenía que enfrentar la iglesia; por un lado el embate de los judaizantes, que sin someterse a la decisión del concilio de Jerusalén visitaban las iglesias enseñando erróneamente la necesidad de la circuncisión y observancia de leyes judaizantes para completar la salvación; tales ideas provocaban confusión y división en las congregaciones; por otro lado estaba la influencia del pensamiento griego, en especial de los gnósticos, que trataban de combinar el mensaje del Evangelio con sus ideas provocando así una secta ajena al pensamiento de Jesús; aún hoy el pensamiento cristiano necesita depurarse de ideas griegas ajenas a la verdadera intención del mensaje del Evangelio. Pablo menciona que no ajustó su predicación para adaptarla al gusto de la gente, sino que les dio el Evangelio. Esa es la actitud de un buen predicador. Pablo había hecho su obra “públicamente y por las casas” esto es que él no consideraba que había cumplido su responsabilidad cuando predicaba a la multitud, estaba convencido que la predicación necesitaba ser complementada con la enseñanza en los hogares, en los grupos de estudio bíblico. Este capítulo 20 relató el viaje de Pablo desde Efeso por Macedonia a Grecia, regresando luego por Macedonia a Filipos. Aquí recogió a Lucas a quien había dejado allí en su segundo viaje misionero. “Navegamos” (nosotros) hasta Troas donde pasamos una semana. De allí “nosotros” seguimos por la costa a Mileto, anotando cada noche que estuvieron anclados (13-16). El capítulo termina con una despedida de Pablo a los ancianos de Efeso.

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El capítulo 21 describe la porción restante del viaje a Jerusalén y cuenta lo que sucedió cuando Pablo llegó para hacer su última visita que está registrada al lugar. Lucas está con el grupo, lo que es indicado por el uso de “nosotros” y por la aparición continua casi diaria, de detalles, de todo lo hecho. H.- Viaje a Jerusalén, 21:1-16 1. Tiro, 21:1-6 21:1 Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. 21:2 Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos. 21:3 Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. 21:4 Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. 21:5 Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos. 21:6 Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas. Pablo viajaba rumbo a Jerusalén por imperativo divino (20:22) Sin embargo el Espíritu Santo había hecho saber a los creyentes (discípulos) de esa ciudad que Pablo estaría en peligro, y por esto es que aconsejaban (por amor) a Pablo no ir a Jerusalén. Pablo debía seguir a pesar de saber que le esperaban peligros; los hermanos interpretaron correctamente que Pablo estaba en peligro gracias a su comunión con Dios. 2. Cesarea, 21:7-14 21:7 Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. 21:8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. 21:9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. 21:10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,

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21:11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. 21:12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 21:13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 21:14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. Felipe era uno de los siete varones designados para ayudar a los apóstoles en atender a las viudas y huérfanos de la iglesia de Jerusalén (6:5) había evangelizado al Etiope y a los habitantes de Samaria (capítulo 8); se había distinguido tanto en ese campo que tiene el honor de ser el único hombre en el Nuevo Testamento que lleva el título: “el evangelista” (v8) Felipe “tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”. El término “profetizaban” se utiliza en el Nuevo Testamento principalmente para referirse a la predicación de la Palabra de Dios. En la Biblia un profeta es un portavoz de Dios, habla en nombre de Dios y comunica un mensaje de Dios; muchas veces profetizar implica predecir eventos del futuro, pero también incluye interpretar eventos del pasado desde la perspectiva divina y evaluar eventos del presente usando criterios divinos. Las 4 doncellas se dedicaban a predicar la Palabra de Dios a las iglesias. Evangelista anuncia el mensaje de salvación a personas no creyentes (como Felipe al Etíope) Profeta anuncia el mensaje de Dios a los ya creyentes: predicador Pastor-Maestro, responsable de instruir a un grupo de creyentes (iglesia) para que puedan tener una correcta comunión con Dios y puedan obedecer a Jesús eficientemente (discipulado) Agabo, llegado de Judea y por tanto, conocedor del ambiente que había allá, predice lo que le va a pasar a Pablo al ir a Jerusalén; no le dice que no vaya. Aquí no hay predicción mágica; Agabo por ser profeta podía interpretar los eventos presentes desde la perspectiva divina y entender que era evidente el arresto de Pablo.

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Por el amor que le tienen a Pablo, todos los presentes tratan de convencerlo de desistir de este viaje, pero Pablo ya había recibido un mandato divino de ir a Jerusalén; lo que está recibiendo son advertencias de lo que le espera pero Pablo correctamente interpreta que no son contraindicaciones divinas. Cuando Dios nos ha mostrado su voluntad debemos avanzar hasta cumplir el mandato, Dios no se equivoca. 3. Viaje a Jerusalén, 21:15-16 21:15 Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. 21:16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos. Algunos creyentes (discípulos) de Cesarea acompañaron a Pablo y su equipo hasta una aldea cercana a Jerusalén donde un tal Mnasón tenía una casa para hospedarlos. Este hermano pertenecía al grupo más antiguo, era uno de los120 discípulos originales. ¡Cuantas cosas tendría que platicarle a Pablo! I.- Jerusalén, 21:17-23:35 1. Problemas de Pablo, 21:17-40 a. Pablo hace un voto, 21:17-26 21:17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. 21:18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; 21:19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. 21:20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. 21:21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. 21:22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. 21:23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

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21:24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. 21:25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. 21:26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Este Jacobo era el hermano de Jesús, el cual está cumpliendo la función de pastor principal de la iglesia de Jerusalén. Puesto que la iglesia de Jerusalén, como todas, tenía reuniones en casas, cada grupo estaba dirigido por un “anciano”. El conjunto de “ancianos” gobernaban la gran congregación. Aquí aparecen reunidos para recibir de Pablo la ofrenda para los creyentes de Jerusalén de parte de todas las iglesias gentiles de Acaya, Macedonia, Asia y Galacia (20:4; 1ªCorintios 16:1-4; 2ªCorintios 9:1-5) El apóstol Pablo había llevado consigo a representantes de todas las iglesias que habían donado esas ofrendas (1ªCorintios 16:3) Había dos razones para esto. Primero, que Pablo quería protegerse contra cualquier cargo de malversación de fondos. Su actitud queda reflejada en lo que escribió a la iglesia de Corinto (2ªCorintios 8:20-21) Los representantes de las iglesias donantes podían informar al regresar que las ofrendas dadas por sus respectivas congregaciones habían sido entregadas a la iglesia de Jerusalén. La segunda razón era que Pablo quería que los ancianos de Jerusalén conocieran a estos representantes de las iglesias gentiles. El apóstol tuvo un doble propósito al recoger la generosa ofrenda para los santos de Jerusalén: No se trataba solamente del motivo altruista de hacer frente a las necesidades de los cristianos azotados por el hambre. Lo de suprema importancia en la mente de Pablo era el deseo de ligar a la iglesia gentil y a la iglesia judía en una unidad y comunión más estrecha. El esperaba que la generosa ofrenda de amor de los gentiles ayudara a los cristianos judíos a sentir un amor bondadoso hacia ellos. También quería que los líderes de Jerusalén sintieran el espíritu de sus convertidos en las provincias.

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Evidentemente, Lucas era uno de esos representantes. Es él a quien se refiere Pablo como “el hermano cuya alabanza en el Evangelio se oye por todas las iglesias” (2ªCorintios 8:18) Sin duda la propia iglesia de Lucas en Filipos había sido una de las más generosas en dar para estos hermanos (Filipenses 4:14-16) Después de escuchar el informe de Pablo sobre el crecimiento del Evangelio, los ancianos de Jerusalén glorificaron a Dios. Pero entonces le hicieron a Pablo una proposición. Uno no puede dejar de sentir que estos judíos cristianos legalistas de Jerusalén eran personas de mente muy estrecha y que lo demostraban en su actitud. ¡Ellos querían que Pablo, el apóstol de los gentiles, probara que todavía era un buen judío! Estos “ancianos” estaban más interesados en quedar bien con los judaizantes que en la extensión del Evangelio. Hoy muchos legalistas en las iglesias actúan igual. Por este pasaje se implica que la mayor parte de los judíos convertidos al cristianismo todavía guardaban la ley de Moisés. En sus mentes, esto no estaba en conflicto con la fe en Cristo para salvación. Desde este punto, la ley no era para ellos un medio de salvación sino el modo de vida divinamente ordenado para su pueblo. A estos judíos convertidos se les había “informado” (v21) El verbo en griego que se traduce “informado” es “katejeo” que significa instrucción oral (de aquí viene la palabra catequizar). A los cristianos celosos de Jerusalén se les había instruido por los judaizantes acerca de esta calumnia contra Pablo. Evidentemente que para los judaizantes Pablo era un enemigo que había que derrotar y estas personas (que no pueden ser llamados “hermanos en la fe”) estaban calumniando a Pablo y sacando de contexto sus palabras para crear una acusación que pesaba contra Pablo con la intención de provocar la ira de los judíos (convertidos y fariseos); esta acusación no solamente era transmitida como un chisme, peor que eso, era comunicada en forma de enseñanza entre los judíos de Jerusalén (y seguramente entre fariseos) El plan de los ancianos para “convencer” a los judaizantes de que Pablo no estaba enseñando lo que de él decían es como un retroceso en todo el proyecto del Evangelio. Pablo siempre actuó buscando aquello que fuera lo mejor para la obra de Dios, se negaba a sí mismo y estaba dispuesto a toda humillación con tal de ganar a más personas para Cristo. Pero en este caso, los ancianos no están pensando correctamente, más bien quieren quedar bien con este grupo de judaizantes de la iglesia.

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Este grupo de judaizantes dentro del cristianismo representaba un lastre para la extensión del Evangelio, no tenían amor por las almas ni estaban interesados en ganar a más personas para Cristo; en realidad ellos querían añadir el Evangelio a sus tradiciones de fariseos. Tal vez se buscaba terminar con esta tensión, pero como se verá adelante en el pasaje, tal propósito no se logró pues judaizantes y líderes judíos pretendían acabar con el ministerio de Pablo. Sin darse cuenta los “ancianos” de Jerusalén estaban siendo usados por los judaizantes para tender una trampa a Pablo. Cuando actuamos por intereses, o por emociones alteradas; cuando decidimos sin haber consultado a Dios; lo más seguro es que terminemos convertidos en instrumentos del mal y piedras de tropiezo para el avance del Evangelio. Pablo no debió aceptar tal propuesta, puesto que los judaizantes seguían visitando las iglesias y confundiendo a los cristianos gentiles, esto en total rebeldía a lo acordado en el Concilio de Jerusalén. Los judaizantes ya habían mostrado su rebeldía y su falta de sometimiento a las autoridades de la iglesia, su intención clara era confundir y dividir a las iglesias. Con la misma actitud enérgica con la que escribió a los Corintios y a los Gálatas, debió de negarse a participar en ese ritual, que si bien para los judíos tenía sentido, no lo tenía ya para los cristianos. Probablemente Pablo creía sinceramente que con esto se lograría calmar la actitud rebelde de los judaizantes y dejarían de confundir a las iglesias. b. Tumulto y arresto contra Pablo, 21:27-40 21:27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, 21:28 dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. 21:29 Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. 21:30 Así que toda la ciudad de conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. 21:31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.

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21:32 Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 21:33 Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. 21:34 Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. 21:35 Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; 21:36 porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! 21:37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decir algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? 21:38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? 21:39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. 21:40 Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo: Pablo aceptó la idea de los “ancianos” para probar que no estaba enseñando lo que los judaizantes decían. Pero el resultado fue que se vio en medio de gran alboroto provocado por las calumnias de judíos que lo reconocieron. Pero “a los que aman a Dios todo les ayuda a bien” pues podrá hablar de Cristo. 2. Discurso de Pablo a los judíos, 22:1-30 22:1 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. 22:2 Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: 22:3 Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. 22:4 Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; 22:5 como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.

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22:6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 22:7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 22:8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 22:9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 22:10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 22:11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 22:12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía testimonio de todos los judíos que allí moraban, 22:13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 22:14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 22:15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre. 22:17 Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 22:18 Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. 22:19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; 22:20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. 22:21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. 22:22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 22:23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire,

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22:24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 22:25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 22:26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 22:27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? El dijo: Sí. 22:28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 22:29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. 22:30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. Pablo comienza a dar testimonio de su conversión, para ello se remonta a su pasado como fariseo a fin de demostrar que entiende perfectamente lo que es la ley, se educó con el mejor de aquella época, Gamaliel, hace recordar la muerte de Esteban y su celo en perseguir cristianos; entonces testifica de su experiencia de conversión haciendo especial énfasis en su bautismo y en la revelación de su misión. Pablo es apóstol a los gentiles por voluntad de Dios. La sola mención de la palabra “gentiles” provocó la ira de los fanáticos judíos y ya no quisieron seguir oyendo a Pablo. 3. Pablo citado ante el Sanedrín, 23:1-10 23:1 Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. 23:2 El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. 23:3 Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? 23:4 Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias?

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23:5 Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. 23:6 Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. 23:7 Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. 23:8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirmas estas cosas. 23:9 Y hubo un gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios. 23:10 Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese desplazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza. Pablo que años atrás había arrastrado a muchos cristianos ante este mismo sanedrín para ser juzgados, ahora es presentado por similares motivos. Seguramente que conocía a muchos de estos miembros del sanedrín. Pablo, antes de su conversión había sido miembro de este tribunal por lo que conocía bien sus procedimientos; por tal motivo, al ver que se quiere hacer uso de violencia, astutamente hace mención del tema de mayor controversia entre fariseos y saduceos: la resurrección. Pablo logró su propósito, el sanedrín prefirió enredarse en discusiones entre ellos en vez de concentrarse en el caso de Pablo. Ya conocía bien el apóstol a este grupo de líderes religiosos comprometidos con sus tradiciones religiosas y no con la verdad. Hay momentos en que no es prudente tratar de hablar de la verdad del Evangelio. La actitud de Jesús frente al sanedrín fue de indiferencia. Jesús dialogó más con Pilato que con el sanedrín. En v5 Pablo cita Éxodo 22:28 indicando su amplio conocimiento de las Sagradas Escrituras. Su respuesta: “no sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote” indica simplemente que no sabía que él era el sumo sacerdote en funciones o que sarcásticamente quisiera decir que por mandarle golpear sin juzgar no actuaba como lo que ostentaba ser.

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4. La vida de Pablo en peligro, 23:11-35 23:11 A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma. Este pasaje es fundamental para entender los propósitos de Dios. Por encima de nuestros éxitos o fracasos, Dios está actuando en la vida de quienes lo aman con el propósito de que podamos siempre “testificar”. Pablo no debía desanimarse, tampoco debía sucumbir en la melancolía, menos aún debía tratar de buscar un culpable a su situación. Sin importar lo que “hubiera” pasado lo importante es que siempre podemos ser usados para los propósitos de Dios y esto es lo verdaderamente importante para cada uno de nosotros. Jesús le revela a Pablo que no debe tener miedo ante las caóticas circunstancias pues el plan es que vaya a Roma a predicar. 23:12 Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. 23:13 Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración, 23:14 los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición, a no gustar nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo. 23:15 Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue. 23:16 Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo. 23:17 Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. 23:18 El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte. 23:19 El tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? 23:20 El le dijo: Los judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más cierta acerca de él.

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23:21 Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le asechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa. 23:22 Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto. 23:23 Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea; 23:24 y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen a salvo a Félix el gobernador. 23:25 Y escribió una carta en estos términos: 23:26 Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud. 23:27 A este hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano. 23:28 Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos; 23:29 y hallé que le acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía digno de muerte o de prisión. 23:30 Pero al ser avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre, al punto le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que tengan contra él. Pásalo bien. 23:31 Y los soldados tomando a Pablo como se les ordenó, le llevaron de noche a Antípatris. 23:32 Y al día siguiente, dejando a los jinetes que fuesen con él, volvieron a la fortaleza. 23:33 Cuando aquellos llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también a Pablo delante de él. 23:34 Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y habiendo entendido que era de Cilicia, 23:35 le dijo: Te oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en el pretorio de Herodes. Precisamente porque Satanás estaba preparando un complot para dar muerte a Pablo es que Dios se adelanta consolando a Pablo y dirigiendo los eventos a favor de su siervo. Quien ama a Dios y desea hacer su voluntad cumplirá con su propósito a pesar de toda oposición. Pablo aún debe testificar y llegar a Roma; no importan las maquinaciones humanas, Dios empleará los recursos imperiales para llevar sano y salvo a Pablo hasta Roma y allí testificará y enseñará acerca del Evangelio.

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J.- Cesarea, 24:1-26:32 Después de una semana difícil en Jerusalén, causada por la presión de los cristianos judaizantes y las persecuciones de los judíos, Pablo pasó dos años tranquilos en Cesarea, seguidos por dos años en Roma. En todo esto Pablo estaba siendo impulsado por el Espíritu Santo (20:22) Gracias a estos cuatro años de forzada inactividad misionera, Pablo tuvo tiempo para tranquilamente meditar y establecer la maravillosa enseñanza que hoy disfrutamos a través de sus cartas (esta es la época de redacción de las cartas a los Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón); es por esto que “a los que aman a Dios TODAS las cosas les ayudan a bien”. 1. Pablo ante Félix, 24:1-27 24:1 Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. 24:2 Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, 24:3 oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. 24:4 Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. 24:5 Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. 24:6 Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. 24:7 Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, 24:8 mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. 24:9 Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo. 24:10 Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. 24:11 Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; 24:12 y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad;

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24:13 ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. 24:14 Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; 24:15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 24:16 Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. 24:17 Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. 24:18 Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. 24:19 Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. 24:20 O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, 24:21 a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. 24:22 Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. 24:23 Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él. 24:24 Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. 24:25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. 24:26 Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. 24:27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo. Félix sabía más acerca del cristianismo que aquello que se había presentado directamente ante él. Aparentemente Félix pudo haber aprendido del cristianismo de su esposa Drusila.

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Es importante que por su conocimiento Félix no se dejara llevar por las acusaciones hechas por los judíos y procuró proteger a Pablo. Sin embargo y a pesar de haber escuchado muchas veces a Pablo, este gobernador esperaba recibir soborno y al no darse esa situación prefirió actuar en función de la “popularidad” un poco como el caso de Pilato. 2. Pablo ante Festo, 25:1-22 25:1 Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después. 25:2 Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, 25:3 pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino. 25:4 Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. 25:5 Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombres, acúsenle. 25:6 Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. 25:7 Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar; 25:8 alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada. 25:9 Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? 25:10 Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien. 25:11 Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. 25:12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás. 25:13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo.

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25:14 Y como estuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo: Un hombre ha sido dejado preso por Félix, 25:15 respecto al cual, cuando fui a Jerusalén, se me presentaron los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo condenación contra él. 25:16 A éstos respondí que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación. 25:17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre. 25:18 Y estando presentes los acusadores, ningún cargo presentaron de los que yo sospechaba, 25:19 sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión, y de un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo. 25:20 Yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas. 25:21 Mas como Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que le custodiasen hasta que le enviara yo a César. 25:22 Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana le oirás. Las referencias históricas nos muestran que este cambio de gobernadores se llevó a cabo en el año 58 d.C. A pesar de los intentos judíos por matar a Pablo, Dios sigue controlando la situación permitiendo que Pablo permanezca en lugar seguro, ser trasladado a Jerusalén lo hubiera puesto en peligro de muerte. Tras nuevas acusaciones y defensas Pablo hace uso de sus derechos como ciudadano romano y pide comparecen ante el Cesar; así quedaría a salvo de quienes querían asesinarlo y podría ser llevado directamente a Roma. Evidentemente los propósitos de Dios están por encima de los malévolos planes humanos. Pablo no puede morir antes de cumplir con los propósitos de Dios para su vida. Debemos servir a Dios con esta confianza. 3. Pablo ante Agripa, 25:23-26:32 Este es el mayor y último discurso del libro de los Hechos por lo que Lucas intenta que sirva de clímax a la obra misionera de llevar el Evangelio a todo pueblo. Es un elegante discurso, bien pensado y bien elaborado.

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a. Introducción de Festo, 25:23-27 25:23 Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo. 25:24 Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros, aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más. 25:25 Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a Augusto, he determinado enviarle a él. 25:26 Como no tengo cosa cierta que escribir a mi señor, le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué escribir. 25:27 Porque me parece fuera de razón enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su contra. “Mucha pompa” (v23) en griego “fantasía” que significa: ostentar, aparentar. Frente a esta ostentación, Pablo habrá de dar testimonio de la VERDAD. En este pasaje se declara que Pablo oficialmente y legalmente es inocente; aún así y por la presión de los líderes judíos, el gobernador se ve atado (prisionero) para actuar legalmente, en vez de otorgar la libertad a Pablo se conforma con enviarlo a Cesar (Nerón) aunque no sabe que escribir como acusación. Muy parecido a la situación que sufrió Pilato con Jesús. “El siervo no es mayor que su Señor”. No nos sorprendamos de sufrir injusticias, ya que Jesús vivió eso, pero los propósitos de Dios se cumplen. Festo aprovecha la llegada de Agripa para que éste lo escuche en una sesión informal y pueda aconsejarle que curso de acción tomar en lo referente al envió de Pablo con Cesar. Lo que Festo no sabe es que está siendo usado por Dios para que el apóstol Pablo de testimonio de Jesús y el Evangelio ante un rey. Así se obtiene una oportunidad única. Para Dios cualquier circunstancia que nos acontezca puede ser usada para dar testimonio del Evangelio. Si de todas formas vamos a ser usados por Dios para sus propósitos, que seamos usados concientemente y gozosamente para su gloria.

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b. Defensa de Pablo, 26:1-23 26:1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: 26:2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. 26:3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. 26:4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; 26:5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. 26:6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; 26:7 promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. 26:8 ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? 26:9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 26:11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. 26:12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, 26:13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 26:14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

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26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 26:17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. 26:19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, 26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y en Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 26:21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. 26:22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder; 26:23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. El v18 declara: (1) La salvación abre los ojos espirituales de los que han sido cegados por el pecado; (2) La conversión es volvernos de las tinieblas del pecado a la luz de la presencia de Dios; (3) La salvación nos saca del poder (en griego: “autoridad”) de Satanás a la libertad que da Dios; (4) El perdón de pecados viene a los que se vuelven de Satanás a Dios; (5) Los perdonados pueden recibir su herencia entre los santificados. La palabra “herencia” (v18) era utilizada en referencia a la heredad que cada familia y tribu de Israel recibía al entrar a la Tierra Prometida. La “herencia” era la parcela de tierra que Dios daba a cada familia de Israel. Con el mismo lenguaje, Pablo describe que cada creyente, al momento de su conversión pasa a formar parte del “Pueblo de Dios”, pueblo apartado para servir a Dios, ser apartado para servir a Dios es lo que significa: “santificados”. Esta “herencia” consiste en vivir en comunión con Jesús: “…voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2-3)

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c. Reacción y respuesta, 26:24-29 26:24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 26:25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 26:26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. 26:27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. 26:28 Entonces Agripa dijo a Pablo: por poco me persuades a ser cristiano. 26:29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dos que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Pablo había estado hablando a Agripa como a un judío (por la influencia de su esposa) y naturalmente Festo que era romano pensó que cualquiera que tuviera estas esperanzas debía estar loco Muchas personas “cultas” el día de hoy sostienen el mismo criterio. Agripa casi acepta, pero prefiere quedarse con el criterio de Festo. d. Vindicación de Pablo, 26:30-32 26:30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; 26:31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. 26:32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César. Agripa había sentido el impacto de Pablo en su corazón, y se retiró de este extraño e inesperado poder. Era su hora de gracia y al retirarse abandonó la salvación detrás de él. Nuevamente se declara la inocencia de Pablo. Técnicamente es Festo quien fue hallado culpable, por haberse negado a soltar al prisionero sabiendo que era inocente. El argumento de que había apelado a Cesar era sólo el pretexto para librarse de Pablo y remitirlo a Cesar, aunque sin acusación formal. Pablo viajará a Roma no por ser culpable de algo, no por quedar atrapado en un tecnicismo legal, sino para que su vida fuera protegida de quienes querían matarlo y para cumplir la voluntad de Jesucristo consistente en predicar y enseñar el Evangelio.

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K.- Viaje a Roma, 27:1-28:16 1. De Cesarea a Malta, 27:1-44 a. De Cesarea a Creta, 27:1-8 27:1 Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. 27:2 Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica. 27:3 Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos. 27:4 Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. 27:5 Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. 27:6 Y hallando allí el centurión una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella. 27:7 Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. 27:8 Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. El v1 ubica a Lucas otra vez en el cuadro. La última mención de “nosotros” o “nos” está en el 21:18, cuando Pablo y sus compañeros llegaron a Jerusalén. Durante los dos años de arresto de Pablo en Cesarea, Lucas tuvo tiempo para recabar valiosa información a fin de integrar lo que será El Evangelio de Lucas. b. Decisión peligrosa, 27:9-12 27:9 Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, 27:10 diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. 27:11 Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. 27:12 Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.

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Este “ayuno” (v9) se refiere al Gran Día de la Expiación (Levítico 16:29-31) Como los judíos usaban un calendario lunar y no solar, la fecha de esta fiesta se movía entre los meses de Septiembre y Octubre. Aquí la fecha es el 15 de Septiembre del año 58 d.C. c. La tempestad, 27:13-20 27:13 Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. 27:14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. 27:15 Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar. 27:16 Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife. 27:17 Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva. 27:18 Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, 27:19 y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave. 27:20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. Esa brisa del sur que aparentaba seguridad y comodidad era solamente el anticipo de una gran tormenta, de la cual Pablo les había advertido. Es muy pertinente escuchar los consejos de Dios a través de las Sagradas Escrituras en vez de tomar decisiones en base a las apariencias, a la mayoría o a la comodidad. Aprendamos a escuchar antes de decidir. d. La seguridad, 27:21-26 27:21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. 27:22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 27:23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,

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27:24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 27:25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. 27:26 Con todo, es necesario que demos en alguna isla. Este pasaje nos muestra que en medio de la tormenta Pablo no solamente oró por su propia salvación sino por todos los del barco; en respuesta Dios le concedió a Pablo las vidas de todos los que iban a bordo. En medio de las tormentas de la vida no solamente hay que orar por nosotros, también debemos orar por los que nos rodean y esperar una palabra de Dios. El testimonio de Pablo será de impacto en la vida de muchos de los que iban en ese barco. e. Tierra cercana, 27:27-32 27:27 Venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra; 27:28 y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas. 27:29 Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día. 27:30 Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa. 27:31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros. 27:32 Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse. Si bien Pablo estaba orando, no era ajeno a lo que pasaba a su alrededor; observador diligente Pablo interpretó la intención de la tripulación y dio aviso al centurión el cual ahora si estaba dispuesto a escuchar a Pablo. En medio de las tormentas debemos orar pero no debemos aislarnos, debemos estar observando para entender los planes de Dios y lo que debemos hacer. f. Ejemplo de valor, 27:33-38 27:33 Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.

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27:34 Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. 27:35 Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. 27:36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también. 27:37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setentas y seis. 27:38 Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar. Aquí tenemos una bella ilustración del carácter pastoral de Pablo, el cual quiere transmitir confianza a los que le rodean y se preocupa honestamente por ellos. Nosotros somos luz en medio de las tinieblas y si de Dios proviene la paz y el gozo, debemos procurar ser de bendición para las personas que nos rodean. g. Naufragio y escape, 27:39-44 27:39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave. 27:40 Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras de timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa. 27:41 Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar. 27:42 Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando. 27:43 Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; 27:44 y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra. Fue solamente porque Pablo dio dirección audaz que este viaje tan agonizante llegó a un final tan satisfactorio. El centurión tuvo buen sentido y equidad para salvar la vida de Pablo quien había sido el instrumento para salvar a todos los que estaban a bordo. La descripción tan detallada de esta aventura en el mar es natural de quien lleva una bitácora de viaje; esta fue la actividad de Lucas, que debió combinarla con la de recopilación de lo que llegaría a ser El Evangelio de Lucas.

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2. Invierno en Malta, 28:1-10 a. Milagro de preservación, 28:1-6 28:1 Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 28:2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. 28:3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 28:4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 28:5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 28:6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. En v4 “justicia” es la palabra griega “Diké” divinidad pagana de la justicia. En este pasaje observamos como Pablo está lleno de poder espiritual reflejado en su energía y ánimo para ayudar a traer ramas para el fuego en vez de descansar; su actitud pastoral lo mueve a ayudar; además este poder espiritual queda evidenciado con el incidente de la víbora que a pesar de haber mordido a Pablo este no muere. Pablo no puede morir sin haber cumplido con el propósito de Dios. Aquellos que aman a Dios y le sirven tienen la garantía que nada ni nadie podrá detenerlos en la misión divinamente encomendada; jamás morirán, hasta haber cumplido la misión a la que fueron llamados. Tal seguridad debe motivarnos a un servicio entusiasta y esperanzador; nuestra vida está en las manos de Dios y El provee todo lo necesario para cumplir con sus propósitos. b. Milagros de sanidad, 28:7-10 28:7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. 28:8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 28:9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados;

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28:10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias. El poder espiritual que el Espíritu Santo le ha dado a Pablo queda mostrado aquí por los milagros de sanidad. Esto ayuda a Pablo a no ser visto como un prisionero sino como un enviado de Dios y lograr que más personas escuchen de sus labios el mensaje de salvación.

3. De Malta a Roma, 28:11-16 28:11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor Y Pólux. 28:12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. 28:13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, 28:14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, 28:15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. 28:16 Cuando llegamos a Roma, en centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase. En v11 “Cástor y Pólux”, es traducción interpretativa de la palabra griega “Dióscuros” En la mitología romana se daba este nombre a los hijos gemelos del dios Júpiter: Cástor y Pólux, cuyos nombres provienen de la constelación Gemini (Los Mellizos) Cuando Pablo está por llegar a Roma, cristianos de la región buscan encontrarse con él y consolarlo con atenciones. De gran consuelo para un creyente en tribulación es encontrarse con sus hermanos. Pablo no llega a Roma como un criminal sino recibido por sus hermanos en la fe de forma similar como era recibida una persona noble y no estuvo en prisión, se le permitió vivir en una casa aparte con mínima vigilancia.

L.- Roma, 28:17-31 1. Conferencia con los líderes judíos, 28:17-22 28:17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos;

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28:18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. 28:19 Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación. 28:20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 28:21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea carta acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. 28:22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella. A pesar del gran escándalo que significó la visita de Pablo a Jerusalén, resulta que en Roma, la comunidad judía no sabía nada del asunto. Evidentemente los judíos de Jerusalén sabían muy bien que una acusación sin fundamento no sería válida fuera del ámbito de Palestina. Este evento nos ayuda a entender que durante su estancia en Roma Pablo disfrutó de calma con respecto a sus enemigos judíos y hasta tuvo oportunidad de dar amplio testimonio del Evangelio. Debido a que Pablo llegó a Roma sin una acusación formal, no fue llevado a la cárcel; se le permitió hospedarse en una posada donde tenía vigilancia mínima. Además, gozaba de libertad para recibir visitas y predicar el Evangelio. 2. Rechazo de Jesús, 28:23-29 28:23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. 28:24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. 28:25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: 28:26 Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; 28:27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. 28:28 Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán.

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28:29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Pablo tiene una maravillosa oportunidad de predicar el Evangelio a la comunidad judía de Roma, sin tener que acudir él a la sinagoga, los judíos llegaron para escuchar a Pablo. Nuevamente Pablo utiliza con maestría las Sagradas Escrituras (el Antiguo Testamento) para mostrar que Jesús verdaderamente es el Mesías esperado. Como siempre sucede en los discursos de Pablo, el público se dividió entre los que creyeron y los que no creyeron. Efectivamente la predicación de la Palabra de Dios produce este efecto, pues frente a Jesús y su mensaje no se puede ser neutral: o está uno a favor o en contra del Evangelio. La cita en vv26-27 es Isaías 6:9-10. Jesús aplicó este pasaje a los judíos que le rechazaron (Mateo 13:13-15) Entonces Pablo repitió la declaración que había hecho antes (13:46; 18:6) les dijo: “Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán” (v28). De modo que al mismo tiempo que Hechos describe la expansión del Evangelio entre los gentiles, también narra su rechazo por la mayor parte de los judíos. Lo que pasó en esa posada en Roma refleja todo lo que hasta entonces había sido el ministerio de Pablo y lo que en adelante seguiría siendo: entre el pueblo judío la predicación del Evangelio es la demostración de que el Mesías anunciado y esperado (la promesa de Dios) ya había llegado, es Jesús de Nazaret. Frente a esta verdad, ellos toman dos posiciones opuestas, aceptar a Jesús como Mesías Redentor o rechazarlo definitivamente. Paralelamente a este fenómeno entre el pueblo judío, el Evangelio estaba siendo recibido muy bien entre los pueblos gentiles. 3. Dos años en Roma, 28:30-31 28:30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 28:31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento. Conforme los días pasaban, Pablo fue trasladado de la posada a una casa alquilada. No sabemos si esta casa fue alquilada por las autoridades de Roma o por los cristianos de Roma. Lo que si sabemos es que Pablo no estuvo preso en una cárcel durante estos dos años puesto que no había acusación alguna contra Pablo.

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Esta casa se convirtió en el “templo cristiano” desde donde Pablo predicaba y enseñaba el Evangelio en la misma capital del imperio romano; por fin había llegado a Roma, su sueño y en las mejores condiciones posibles que jamás antes había tenido: “abiertamente y sin impedimento”. “Pablo permaneció dos años enteros” en Roma, sin una acusación formal por parte de autoridades romanas y lejos de la furia del sanedrín; por la misericordia de Dios cumplió el tiempo requerido para estar detenido por lo que obtuvo su libertad. Cesar nunca lo recibió en ese periodo y por lo tanto, después de ese tiempo de 2 años la ley romana exigía la libertad de un ciudadano. Desde la perspectiva espiritual, Pablo no estuvo en Roma dos años esperando un juicio. Pablo fue enviado providencialmente por Dios a Roma en circunstancias bastante extrañas e incomodas para la mente humana, pero que le permitieron establecerse en completa libertad para la predicación y enseñanza del Evangelio. Lo que para nosotros puede parecer un fracaso bien puede ser desde la perspectiva de Dios el método divino para llevar a cumplimiento sus divinos propósitos de la mejor manera posible. En la vida cristiana perseverar a pesar de todo es la clave del éxito y la paciencia es virtud que nos permite “escuchar” la voz de Dios. La vida de cada cristiano está en la mano de Dios y es dirigida por Él para cumplir con sus propósitos, si somos dóciles a su Palabra, humildes para esperar en Él y llenos de esperanza en medio de las tormentas de la vida, podremos ver como nuestra vida es útil para su Reino. Después de esos dos años de ministerio en Roma, Pablo continuó viajando, estableciendo pastores y visitando las iglesias; sabemos por la historia que eventualmente realizó un viaje misionero hasta España con lo que habría llegado hasta el extremo occidental del imperio. Después del incendio de Roma Nerón provocó una gran persecución de cristianos en la que, entre muchos cristianos, Pablo fue arrestado, llevado preso a Roma, colocado en un calabozo y asesinado cortándole la cabeza. El apóstol de Dios había cumplido su misión. 2ªTimoteo 4:9-18 nos describe, de mano de Pablo, lo que fue la última etapa de la vida terrenal de Pablo en la cárcel de Roma.

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Breve Cronología: * Las cartas a los Tesalonicenses se pueden fechar entre el 51 d.C. al 52 d.C. * La carta a los Gálatas se puede fechar entre el 52 d.C. al 53 d.C. * Las cartas a los Corintios se pueden fechar entre el 55 d.C. al 56 d.C. * La carta a los Romanos se puede fechar entre el 56 d.C. al 57 d.C. * Las cartas a los Efesios, Filipenses y Colosenses, junto con la carta a Filemón, se pueden fechar entre el 60 d.C. al 62 d.C. durante su arresto domiciliario * Pablo fue absuelto y liberado de su primer encarcelamiento poco después del 62 d.C. (arresto domiciliario) en Roma y disfrutó algunos años más de libertad y de liderazgo cristiano. Hay razón para creer que su renovada actividad pudo haber incluido el cumplimiento de su acariciado sueño de visitar España (Romanos 15:28) * La Primera Carta a Timoteo y la Carta a Tito fueron escritas durante este intervalo de libertad que disfrutó Pablo antes de ser arrestado por segunda vez; esta redacción se llevó a cabo en los años 63 d.C. y 64 d.C. respectivamente. * En Julio del 64 d.C. se produce el incendio de Roma y se desata una violenta persecución contra los cristianos; Pablo fue encarcelado nuevamente y ejecutado en esta época. * La Segunda Carta a Timoteo fue escrita durante el último arresto (ahora en la cárcel) del apóstol, en momentos en que el resultado final de su juicio (ser decapitado) era cada vez más evidente, aproximadamente en el año 66 o 67 d.C.

IGLESIA PAZ DIVINA La Comunidad Discípulos de Jesús

Javier Fernando Valdés Soto 2012

Comentario Explicativo al libro de los Hechos

Material de apoyo para los grupos de discipulado

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