Heidegger Martin - La Cosa

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  • 8/14/2019 Heidegger Martin - La Cosa

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    Martin Heidegger

    La Cosa

    Todas las distancias, en el tiempo y en el espacio, se encogen.A aquellos lugares para llegar a los cuales el hombre se pasaba semanas o mesesviajando se llega ahora en avin en una noche. Aquello de lo que el hombre antesno se enteraba ms que pasados unos aos, o no se enteraba nunca, lo sabe ahorapor la radio, todas las horas, en una abrir y cerrar de ojos. El germinar y elcrecimiento de las plantas, algo que permaneca oculto a lo largo de lasestaciones, lo muestra ahora el cine a todo el mundo en un minuto. Los lugareslejanos de las ms antiguas culturas, los muestra el cine como si estuvieranpresentes ahora mismo en medio del trfico urbano de nuestros das. El cine,adems, da testimonio de lo que muestra hacindonos ver al mismo tiempo losaparatos que lo captan y el hombre que se sirve de ellos en este trabajo. Lacima de esta supresin de toda posibilidad de lejana la alcanza la televisin,que pronto recorrer y dominar el ensamblaje entero y el trasiego de lascomunicaciones.El ser humano recorre los ms largos trechos en el ms breve tiempo. Deja atrslas ms largas distancias y, de este modo, pone ante s, a una distancia mnima,la totalidad de las cosas.Ahora bien, esta apresurada supresin de las distancias no trae ningunacercana; porque la cercana no consiste en la pequeez de la distancia. Lo que,desde el punto de vista del trecho que nos separa de ello, se encuentra a unadistancia mnima de nosotros -por la imagen que nos proporciona el cine, por elsonido que nos transmite la radio- puede estar lejos de nosotros. Lo que, desdeel punto de vista del trecho que nos separa de ello, est a una distanciainabarcable puede estar muy cerca de nosotros. Una distancia pequea no es yacercana.Qu es la cercana cuando, pese a la reduccin de los ms largos trechos a lasms cortas distancias, sigue estando ausente? Qu es la cercana si lainfatigable supresin de las distancias la ha llegado incluso a descartar? Ques la cercana cuando, con su ausencia, permanece tambin ausente la lejana?

    Qu pasa que, suprimiendo las grandes distancias, todo est igualmentecerca e igualmente lejos? En qu consiste esta uniformidad en la que nada estni cerca ni lejos, como si no hubiera distancia?

    Todo es arrastrado a la uniformidad de lo que carece de distancia. Cmo?Este juntarse en lo indistante no es an ms terrible que una explosin que lohiciera aicos todo?

    El hombre tiene la mirada fija en lo que podra ocurrir si hicieraexplosin la bomba atmica. El hombre no ve lo que hace tiempo est ah, y queadems ha ocurrido como algo que, como ltima deyeccin, ha arrojado fuera de s

    a la bomba atmica y a la explosin de sta, para no hablar de la bomba dehidrgeno, cuyo encendido inicial, pensado en su posibilidad extrema, bastarapara extinguir toda vida en la tierra. Qu es lo que esperan este miedo y esta

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    confusin si lo terrible ha ocurrido ya?Lo terrible (Entsetzende) es aquello que saca a todo lo que es de su

    esencia primitiva. Qu es esto terrible? Se muestra y se oculta en el modo comotodo es presente, a saber, en el hecho de que, a pesar de haber superado todaslas distancias, la cercana de aquello que es sigue estando ausente.

    Qu pasa con la cercana? Cmo podemos experienciar su esencia? A la

    cercana, parece, no se la puede encontrar de un modo inmediato. Esto se lograms bien cuando vamos tras de aquello que est en la cercana. Para nosotros enla cercana est aquello que acostumbramos llamar cosas. Pero qu es una cosa?Hasta ahora el hombre, de igual modo como no ha considerado lo que es lacercana, tampoco ha considerado lo que es la cosa como cosa. Una cosa es lajarra. Qu es la jarra? Decimos: un recipiente; algo que acoge en s algodistinto de l. En la jarra lo que acoge son el fondo y las paredes. Esto queacoge se puede a su vez coger por el asa. Como recipiente, la jarra es algo queest en s. El estar en s caracteriza a la jarra como algo autnomo. Comoposicin autnoma (Sebststand) de algo autnomo, la jarra se distingue de unobjeto (Gegenstand). Algo autnomo puede convertirse en objeto si lo ponemosante nosotros, ya sea en la percepcin sensible inmediata, ya sea en el recuerdoque lo hace presente. Sin embargo, la cosidad de la cosa no descansa ni en el

    hecho de que sea un objeto representado (ante-puesto), ni en el hecho de que sepuede determinar desde la objetualidad del objeto.La jarra sigue siendo un recipiente tanto si lo representamos (ante-ponemos)como si no. Como recipiente, la jarra est en s misma. Pero qu significa quelo que acoge est en s mismo? El estar en s del recipiente determina ya lajarra como cosa? Sin embargo, la jarra est como recipiente slo en la medida enque ha sido llevada a un estar. Pero esto sucedi y sucede, por medio de unemplazamiento (Stellen), es decir, por medio del producir (del emplazar desde).El alfarero fabrica la jarra de tierra a partir de la tierra escogida ypreparada ex profeso para ello. De ella est hecha la jarra. En virtud deaquello de lo que est hecha, la jarra puede estar de pie sobre la tierra, yasea de un modo inmediato, ya sea de un modo mediato, por medio de una mesa o unbanco. Lo que est ah por obra de este producir es el estar-en-s. Si tomamos

    la jarra como recipiente producido, entonces, parece, la tomamos como una cosa yen modo alguno como mero objeto.O es que incluso en este caso seguimos tomando la jarra como un objeto? Sinninguna duda. Es cierto que ahora ya no es slo un objeto del mero representar,pero s es un objeto que un producir nos trae a nosotros, nos emplaza desde,delante y frente a nosotros. El estar-en-s parece caracterizar la jarra comocosa. Pero en realidad estamos pensando el estar-en-s a partir del producir. Elestar-en-s es aquello a lo que apunta el producir. Pero incluso de este modo elestar-en-s sigue siendo pensado a partir de la objetualidad, a pesar de que elestar-enfrente de lo producido ya no se fundamente en el mero representar. Perodesde la objetualidad del objeto y desde la posicin autnoma no hay ningncamino que lleve a la cosidad de la cosa.Qu es lo csico de la cosa? Qu es la cosa en s ? Slo llegaremos a la cosa

    en s si antes nuestro pensamiento ha llegado a la cosa como cosa.La jarra es una cosa en cuanto recipiente. Es cierto que esto que acoge necesitade una produccin. Pero la condicin de ser producida por el alfarero noconstituye en modo alguno lo propio de la jarra en cuanto jarra. La jarra no esun recipiente porque fue producida sino que tuvo que ser producida porque eseste recipiente.La produccin, ciertamente, hace entrar la jarra en aquello que le pertenececomo propio. Ahora bien, esto que es propio de la esencia de la jarra no esnunca fabricado por la produccin. Separada de su fabricacin, la jarra, queest para s misma, tiene que acogerse coligada all. En el proceso de laproduccin, la jarra, ciertamente, tiene primero que mostrar su aspecto al quela produce. Pero esto que se muestra-a-s, el aspecto (el edow, la da),caracteriza a la jarra slo desde el punto de vista de que el recipiente est

    frente al que lo produce como lo que tiene que ser producido.Sin embargo, lo que es este recipiente que tiene este aspecto como esta jarra,

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    lo que es la jarra como esta cosa-jarra no se puede experienciar nunca, ni muchomenos pensar de un modo adecuado, desde el punto de vista del aspecto, la da.De ah que Platn, que ha visto la presencia de lo presente a partir delaspecto, haya pensado tan poco la esencia de la cosa como Aristteles y todoslos pensadores que han venido despus. Ms bien lo que ha hecho Platn, y de unmodo decisivo para la posteridad, ha sido experienciar todo lo presente como

    objeto del producir. En lugar de objeto (Gegenstand), diremos de un modo mspreciso pro-veniente (Her-stand). En la plena esencia del pro-venir prevalece undoble pro-venir; por una parte, el pro-venir en el sentido del tener suorigen..., ya sea un traerse a s delante, ya sea un ser producido; por otra, elpro-venir en el sentido del entrar-a-estar de lo producido en el estado dedesocultamiento de lo ya presente.Sin embargo, toda representacin de lo presente en el sentido de lo pro-venientey de lo obstante, no alcanza nunca a la cosa en cuanto cosa. La cosidad de lajarra descansa en el hecho de que ella es como recipiente. Nos daremos cuenta delo que es lo que acoge del recipiente si llenamos la jarra. Est claro que lasparedes y el fondo de la jarra son los que se hacen cargo de acoger. Perodespacio! Cuando llenamos de vino la jarra, vertemos el vino en las paredes yen el fondo? Todo lo ms, lo que hacemos es verter el vino entre las paredes y

    sobre el fondo. Paredes y fondo son evidentemente lo impermeable de la jarra.Ahora bien, lo impermeable no es todava lo que acoge. Cuando llenamos del todola jarra, el lquido, fluye en la jarra vaca. El vaco es lo que acoge delrecipiente. El vaco, esta nada de la jarra, es lo que la jarra es comorecipiente que acoge.Ahora bien, la jarra consta de paredes y fondo. Aquello de lo que consta es loque hace que la jarra est en pie. Qu sera de una jarra que no estuviera enpie? Cuando menos sera una jarra mal hecha; seguira siendo una jarra, pero unajarra que, si bien acogera, como jarra que se tumba continuamente dejara saliraquello que ha acogido. Pero dejar salir lo acogido es algo que slo puedehacerlo un recipiente.La pared y el fondo de los que consta la jarra y gracias a los cuales la jarrase mantiene en pie no son propiamente lo que acoge. Pero si esto ltimo descansa

    en el vaco de la jarra, entonces el alfarero, que con el torno da forma a lapared y al fondo, lo que hace no es propiamente la jarra. Lo nico que hace esmoldear la arcilla. No... moldea el vaco. Para l, hacia l y a partir de lmoldea la arcilla dndole una forma. El alfarero lo primero que hace, y lo queest haciendo siempre, es aprehender lo inasible del vaco y producirlo en lafigura del recipiente como lo que acoge. El vaco de la jarra determina cada unode los gestos de la actividad de producirla. La cosidad del recipiente nodescansa en modo alguno en la materia de la que est hecho, sino en el vaco queacoge.Pero est realmente vaca la jarra?La ciencia fsica nos asegura que la jarra est llena de aire y de todo lo queconstituye la mezcla aire. Nos hemos dejado engaar por un modo semipotico deobservar las cosas al referirnos al vaco de la jarra para determinar aquello

    que en ella acoge.Sin embargo, as que nos ponemos a investigar la jarra real de un modocientfico en vistas a su realidad, se pone de manifiesto un estado de cosasdistinto. Cuando vertemos vino en la jarra, lo nico que ocurre es que sacamosel aire que llena la jarra y lo sustituimos por un lquido. Llenar la jarra,desde un punto de vista cientfico, significa cambiar un contenido por otro.Estos datos de la Fsica son correctos. Por medio de ellos la ciencia representaalgo real, y ste es el modo por el cual ella se rige de una manera objetiva.Pero es la jarra esto real? No. La ciencia nunca encuentra nada que no seaaquello que el modo de representar de ella ha dejado entrar, haciendo de esto unposible objeto de ella.Se dice que el saber de la ciencia es vinculante. Ciertamente. Pero en quconsiste su carcter vinculante`? Para el caso que nos ocupa, en la forzosidad

    de abandonar la jarra llena de vino y de poner en su lugar una concavidad en laque se expande un lquido. La ciencia anula la cosa-jarra en la medida en que no

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    admite las cosas como lo real decisivo.En su zona, la de los objetos, el saber vinculante de la ciencia ha aniquiladoya las cosas como cosas mucho antes de que hiciera explosin la bomba atmica.La explosin de sta no es ms que la ms burda de entre las burdasconfirmaciones de que la cosa ha sido aniquilada, algo que ha sucedido ya hacemucho tiempo: la confirmacin del hecho de que la cosa, en cuanto cosa, es algo

    nulo. La cosidad de la cosa permanece oculta, olvidada. La esencia de la cosa noaccede nunca a la patencia, es decir, al lenguaje. Esto es lo que queremos decircuando hablamos de la aniquilacin de la cosa como cosa. Esta aniquilacin estan inquietante porque lleva consigo una doble ceguera: por un lado, la opininde que la ciencia, de un modo previo a toda otra experiencia, acierta con loreal en su realidad; por otro, la ilusin de que sin perjuicio de la indagacincientfica de lo real, las cosas pudieran seguir siendo cosas, lo que supondraque ellas eran ya siempre cosas que esencian. Pero si las cosas se hubieranmostrado ya siempre como cosas en su cosidad, entonces la cosidad de la cosa sehubiera revelado. sta hubiera interpelado al pensar. Pero en realidad, la cosa,como cosa, sigue estando descartada, sigue siendo algo nulo y, en este sentido,est aniquilada. Esto ocurri y ocurre de un modo tan esencial, que no es que alas cosas ya no se les permita ser cosas sino que las cosas todava no han

    podido aparecer nunca al pensar como cosas.En qu se basa el no aparecer de la cosa como cosa? Ocurre simplemente que elhombre ha descuidado representar la cosa como cosa? El hombre slo puededescuidar aquello que ya le ha sido asignado. El hombre slo puede representar,sea del modo que sea, aquello que con anterioridad se ha despejado (iluminado)desde s mismo y se ha mostrado al hombre en la luz que comporta taldespejamiento.Pero entonces, qu es la cosa como cosa, que su esencia an no ha sido capaz deaparecer?Ser que la cosa no se ha acercado an lo bastante como para que el hombre hayaaprendido a prestar atencin de un modo suficiente a la cosa como cosa? Qu esla cercana? Esto ya nos lo hemos preguntado. Para experienciarlo hemospreguntado a la jarra que est en la cercana.

    En qu se basa el carcter de jarra de la jarra? Es algo que de repente hemosperdido de vista, y esto ha ocurrido en el momento en que se impuso laapariencia de que la ciencia poda darnos razn sobre la realidad de laverdadera jarra. Representbamos lo operante del continente, lo que acoge, elvaco, como una concavidad llena de aire. ste es el vaco real, pensado desdeel punto de vista fsico: pero no es el vaco de la jarra. No dejamos al vacode la jarra ser su vaco. No prestamos atencin a aquello que en el recipientees lo que acoge. No consideramos de qu modo el acoger mismo esencia. De ahque, necesariamente, se nos escapara tambin aquello que la jarra acoge. Elvino, para el modo de representar de la ciencia, se convirti en mero lquido;ste se convirti en un agregado de materias, algo general y posible en todaspartes. Omitimos reflexionar sobre lo que la jarra acoge y sobre el modo comoacoge.

    Cmo acoge el vaco de la jarra? Acoge tomando aquello que se le vierte dentro.Acoge reteniendo lo que ha recibido. El vaco acoge de un modo doble: tomando yreteniendo. De ah que la palabra acoger tenga un doble sentido. Pero el tomarlo que se le vierte dentro y el retener lo vertido se copertenecen. Pero estaunidad est determinada por el verter hacia afuera, que es aquello a lo que lajarra como jarra est destinada. El doble acoger del vaco descansa en el verterhacia afuera. En cuanto tal, el acoger es propiamente como es. El verter haciaafuera de la jarra es escanciar. En el escanciar lo vertido dentro esencia elacoger del recipiente. El acoger necesita del vaco como de aquello que acoge.La esencia del vaco que acoge est coligada en el escanciar (obsequiar). Peroel escanciar es algo ms rico que el mero verter hacia afuera. El escanciar, enel que la jarra es jarra, se coliga en el doble acoger, a saber, en el derramarhacia afuera. A la coligacin de montaas (Berge) la llamamos macizo montaoso

    (Gebirge). A la coligacin del doble acoger en direccin al verter hacia afuera,cuya conjuncin, y slo ella, es lo que constituye la plena esencia del

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    escanciar (Schenken)(obsequiar), lo llamamos el obsequio (Geschenk). El carcterde jarra de la jarra esencia en el obsequio de lo vertido. Tambin la jarravaca retiene su esencia a partir del obsequio, aunque la jarra vaca no permiteun verter hacia afuera. Pero este no permitir es propio de la jarra y slo de lajarra. Una guadaa o un martillo, por el contrario, no son capaces de este nopermitir este escanciar.

    El obsequio de lo vertido de la jarra puede ser una bebida. Se puede beber agua,se puede beber vino.En el agua del obsequio demora el manantial. En el manantial demora el roquedo:en l, el oscuro sopor de la tierra que recibe las lluvias y el roco del cielo.En el agua del manantial demoran las nupcias de cielo y tierra. Demoran en elvino que da el fruto de la cepa, un fruto en el que el elemento nutricio de latierra y el sol del cielo estn confiados el uno al otro. En el obsequio delagua, en el obsequio del vino demoran siempre cielo y tierra. Pero el obsequiode lo vertido es el carcter de jarra de la jarra. En la esencia de la jarrademoran tierra y cielo.El obsequio de lo vertido es la bebida de los mortales. Calma su sed. Solaza suocio. Anima sus reuniones. Pero el obsequio de la jarra se obsequia a vecestambin en vistas a la consagracin. Cuando lo derramado-y-vaciado es para la

    consagracin, entonces no calma ninguna sed. Calma la solemnidad de la fiestaelevndola a lo alto. En este caso. lo vertido no se escancia en una taberna, yeste obsequio no es una bebida para los mortales. Lo vertido es la bebidadispensada a los dioses inmortales. El obsequio de lo vertido como bebida es elautntico obsequio. En el escanciar de la bebida consagrada esencia la jarra quevierte como el obsequio que escancia. La bebida consagrada es lo que la palabravertido propiamente designa: ddiva y sacrificio. Vertido, verter se diceen griego xein, en indogermnico ghu. Significa ofrecer (sacrificar). Verter,cuando se lleva a cabo de un modo esencial, cuando se piensa de un modo cabal yse dice de un modo autntico es: dispensar, ofrecer. sacrificar y por estoescanciar. De ah que el verter, desde el momento en que su esencia decae, puedeconvertirse en un mero llenar y vaciar, hasta que al fin se degrada en el dar debeber de todos los das. Verter no es simplemente hacer correr un lquido hacia

    adentro y hacia afuera.En el obsequio de lo vertido, que es una bebida, demoran a su modo los mortales.En el obsequio de lo vertido, que es una libacin, demoran a su modo losdivinos, que reciben de nuevo el obsequio del escanciar como el obsequio de laddiva. En el obsequio de lo derramado-y-vaciado demoran, cada uno de ellos deun modo distinto, los mortales y los divinos. En el obsequio de lo vertidodemoran tierra y cielo. En el obsequio de lo vertido demoran al mismo tiempotierra y cielo, los divinos y los mortales Los cuatro, unidos desde s mismos,se pertenecen unos a otros. Anticipndose a todo lo presente, estn replegadosen una nica Cuaternidad.En el obsequio de lo vertido demora la simplicidad de los Cuatro.El obsequio de lo vertido es obsequio en la medida en que hace permanecer tierray cielo, los divinos y los mortales. Pero ahora permanecer ya no es un mero

    persistir de algo que est ah. El permanecer acaece de un modo propio. Lleva alos cuatro a lo claro de lo que les es propio. Desde la simplicidad de aqulestn confiados el uno al otro. Unidos en esta mutua pertenencia estndesocupados. El obsequio de lo vertido hace permanecer la simplicidad de laCuaternidad de los Cuatro. Pero en el obsequio esencia la jarra como jarra. Elobsequio coliga lo que pertenece al escanciar: el doble acoger, lo que acoge, elvaco y el verter el lquido como ddiva. Lo coligado en el obsequio se une a smismo en el hecho de que, hacindola acaecer de un modo propio, hace permanecerla Cuaternidad. Este coligar simple y mltiple es lo esenciante de la jarra.Nuestra lengua llama a lo que es coligacin (reunin) con una vieja palabra:thing. La esencia de la jarra es la pura coligacin escanciante de laCuaternidad simple en un morar. La jarra esencia como cosa. La jarra es la jarracomo una cosa. Pero de qu modo esencia la cosa? La cosa hace cosa. El hacer

    cosa coliga. Haciendo acaecer la Cuaternidad, coliga el morar de sta en algoque est morando siempre: en esta cosa, en aquella cosa.

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    A la esencia de la jarra, experienciada y pensada de esta manera, le damos elnombre de cosa. Pensamos ahora este nombre desde la esencia pensada de la cosa,desde el hacer cosa, como el hacer permanecer que coliga y hace acaecer laCuaternidad. Pero al hablar de esto recordamos a la vez la palabra thing delantiguo alto alemn. Esta indicacin histrico-filolgica induce fcilmente amalentender el modo como estamos pensando ahora la esencia de la cosa. Podra

    dar la impresin de que la esencia de la cosa que hemos pensado ahora lahubiramos, por as decirlo, segregado, de un modo casual, del significado de lapalabra thing del antiguo alto alemn. Surge la sospecha de que la experienciade la esencia de la cosa, que es lo que hemos estado intentando ahora, estuvierabasada en la arbitrariedad de un juego etimolgico. Se consolida la opinin, yse hace ya comn, de que, en lugar de estar considerando las relacionesesenciales, lo que estamos haciendo es simplemente usar el diccionario.Pero lo que est ocurriendo es exactamente lo contrario de esto. No hay queolvidar que la antigua palabra alemana thing significa la reunin (coligacin),y concretamente la reunin para tratar de una cuestin que est en liza, unlitigio. De ah que las antiguas palabras alemanas thing y dinc pasen asignificar asunto; nombren todo aquello que les concierne a los hombres de unmodo u otro, que va con ellos, lo que, consecuentemente, est en cuestin. A lo

    que est en cuestin lo llaman los romanos res; erva (qhtw, q(r)ta, qma)significa en griego hablar de algo, tratar sobre algo; res publica no significaestado sino aquello que, en un pueblo, de un modo manifiesto, concierne a todoel mundo, que le preocupa y que por esto se discute pblicamente.Slo por el hecho de que res significa lo que concierne, puede entrar ensintagmas como res adversae, res secundae; aqullas son las que conciernen alhombre de un modo adverso; stas, las que le acompaan de un modo favorable. Escierto que los diccionarios traducen, correctamente, res adversae por desgraciay res secundae por suerte; pero sobre aquello que las palabras dicen, como lodicho pensado, los diccionarios dicen poco. En realidad, aqu, y en los otroscasos, no es que nuestro pensamiento viva de la etimologa, sino que laetimologa queda remitida a considerar primero las relaciones esenciales deaquello que las palabras, como elementos que forman sintagmas, nombran de un

    modo no desplegado.La palabra romana res nombra aquello que concierne al hombre, aquello sobre loque se discute, el caso. Para designar esto, los romanos utilizan tambin lapalabra causa. Esto en modo alguno significa, propiamente y en primer lugar,causa; causa significa el caso, y de ah tambin algo que es el caso, queocurre y que se cumple. Slo porque causa, que es casi sinnimo de res,significa el caso, puede en lo sucesivo la palabra causa llegar a tener elsignificado de causa, en el sentido de la causalidad que produce un efecto. Laantigua palabra thing y dinc, en su significado de reunin (coligacin), esdecir, de negociacin para tratar un asunto, es apta como ninguna otra paratraducir adecuadamente la palabra romana res, aquello que concierne. Pero deaquella palabra de la lengua romana que en el seno de esta lengua corresponde ala palabra res, de la palabra causa en el sentido de caso y asunto, viene la

    palabra romnica la cosa y la palabra francesa la chose; nosotros decimos dasDing. En ingls thing ha conservado an la fuerza semntica plena de la palabraromana res: he knows his things, entiende de sus cosas, de aquello que leconcierne; he knows how to handle things, sabe cmo tiene que tratar con suscosas, es decir, con aquello de lo que se trata en cada caso; that's a greatthing: es una gran cosa (bella, grandiosa, esplndida), es decir, algo que vienede s mismo, que concierne al ser humano.Slo que lo decisivo no es ahora en modo alguno la historia del significado delas palabras res, Ding, causa, cosa, chose y thing que hemos mencionado aqubrevemente, lo decisivo es algo completamente distinto y que hasta ahora no hasido considerado en absoluto. La palabra romana res nombra lo que concierne alhombre de un modo u otro. Lo concerniente es lo real de la res. La realitas dela res la experiencian los romanos como el concernimiento. Pero, los romanos

    nunca pensaron de un modo adecuado, en su esencia, esto que ellosexperimentaron. Ms bien se representa a la realitas romana de la res, a partir

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    de la filosofa griega tarda, en el sentido del griego n. n, en latn ens,significa lo presente en el sentido de lo pro-veniente. La res se convierte enens, en lo presente, en el sentido de lo pro-ducido y representado. La peculiarrealitas de la res experienciada de un modo original por los romanos, elconcernimiento, queda sepultado como esencia de lo presente. Contrariamente aesto, en el tiempo que vendr despus, especialmente en la Edad Media, el nombre

    res sirve para designar todo ens qua ens, es decir, todo aquello que estpresente de un modo u otro, aunque slo pro-venga y est presente en forma deens rationis. Lo mismo que ocurre con la palabra res ocurre con el nombrecorrespondiente dinc; pues dinc significa todo aquello que es de alguna manera.De este modo el Maestro Eckhart utiliza la palabra dinc tanto para Dios comopara el alma. Dios es para l la cosa ms alta y suprema. El alma es una cosagrande. Con ello este maestro del pensar no quiere decir en absoluto que Dios yel alma sean igual que un bloque de piedra: un objeto material; dinc es aqu elnombre cauto, prudente y contenido para algo que es, en general. De este modo,siguiendo unas palabras de Dionisio Areopagita, dice el Maestro Eckhart: diumine ist der natur, daz sie den menschen wandelt in die dinc, die er minnet (elamor es de tal naturaleza, que transforma al hombre en aquella cosa que steama).

    Como la palabra dinc, en el uso lingstico de la Metafsica occidental, nombraaquello que en general y de algn modo es algo, por esto el significado delnombre cosa cambia segn sea una u otra la exgesis de aquello que es, esdecir, del ente. Kant habla de las cosas del mismo modo que el Maestro Eckhart,y con este nombre se refiere a algo que es. Pero en Kant lo que es pasa a serobjeto del representar que ocurre en la autoconciencia del yo humano. La cosa ens significa para Kant el objeto en s. El carcter de en s significa paraKant que el objeto en s es objeto sin relacin al representar humano, es decir,sin el ob (enfrente) por medio del cual, antes que nada, est para esterepresentar. En sentido estrictamente kantiano, cosa en s significa un objetoque para nosotros no es objeto alguno, porque tiene que estar sin un posibleob (enfrente): para el representar humano que se enfrenta a l.Pero ni el significado general, desgastado desde hace tiempo, del nombre cosa,

    usado en Filosofa, ni el significado de la palabra thing nos ayudan lo msmnimo en el trance difcil de experienciar el provenir esencial de aquello quedecimos que es la esencia de la jarra, ni a pensarlo de un modo suficiente. Perolo que s es cierto es que un momento semntico proveniente del uso lingsticoantiguo de la palabra thing -a saber, reunir (coligar)- interpela en direccina la esencia de la jarra tal como la habamos pensado antes.La jarra no es una cosa ni en el sentido romano de res, ni en el sentido del enstal como se lo representa la Edad Media, ni en el sentido del objeto tal como selo representa la Edad Moderna. La jarra es una cosa en la medida en que hacecosa. A partir del hacer cosa de la cosa, y slo a partir de esto, acaece de unmodo propio y se determina la presencia de lo presente del tipo que es la jarra.

    Hoy todo lo presente est igualmente cerca e igualmente lejos. Lo in-distante es

    lo que predomina. Ninguna reduccin o supresin de lejana trae, sin embargo,cercana alguna. Qu es la cercana? Para encontrar la esencia de la cercanaconsideramos lo que es la jarra en la cercana. Buscbamos la esencia de lacercana y encontramos la esencia de la jarra como cosa. Pero en este encuentrodescubrimos tambin la esencia de la cercana. La cosa hace cosa. Haciendo cosahace permanecer tierra y cielo, los divinos y los mortales; haciendo permanecer,la cosa acerca unos a otros a los Cuatro en sus lejanas. Este traer cerca es elacercar. Acercar es la esencia de la cercana. La cercana acerca lo lejano, ylo acerca en cuanto lejano. La cercana conserva (en su verdad) a la lejana.Guardando a la lejana en su verdad, la cercana esencia en su acercar.Acercando de este modo, la cercana se oculta a s misma y permanece segn sumodo en la mxima cercana.La cosa no est en la cercana, como si sta fuera un continente. La cercana

    prevalece en el acercarse como el hacer cosa de la cosa.Haciendo cosa, la cosa hace permanecer a los Cuatro unidos -tierra y cielo, los

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    divinos y los mortales- en la simplicidad de su Cuaternidad. una Cuaternidad queest unida desde s misma.La tierra es la entraante (la que porta) que construye, la que fructificaalimentando, abrigando aguas y roquedos, vegetales y animales.Cuando decimos tierra, estamos pensando ya en los otros Tres desde lasimplicidad de los Cuatro.

    El cielo es la marcha del sol, el curso de la luna, el fulgor de los astros, lasestaciones del ao, la luz y el crepsculo del da, la oscuridad y la claridadde la noche, la bondad v la inclemencia del tiempo, el paso de las nubes y laprofundidad azul del ter.Cuando decimos cielo, estamos pensando ya en los otros Tres desde la simplicidadde los Cuatro.Los divinos son los mensajeros de la deidad, los que dan seales de ella. Es delprevalecer oculto de esta deidad de donde aparece el dios en su esencia, que losustrae a toda comparacin con lo que es presente.Cuando nombramos a los divinos, estamos pensando ya en los otros Tres desde lasimplicidad de los Cuatro.Los mortales son los hombres. Se llaman los mortales porque pueden morir. Morirquiere decir: ser capaz de la muerte en cuanto muerte. Slo el hombre muere. El

    animal termina. No tiene a la muerte como muerte ni delante ni detrs de l. Lamuerte es el cofre de la nada, es decir, de aquello que desde ningn punto devista es algo que simplemente es, pero que, a pesar de todo, esencia, inclusocomo el misterio del ser mismo. La muerte. como cofre de la nada, alberga en slo esenciante del ser. La muerte, como cofre de la nada, es el albergue del ser.A los mortales los llamamos ahora los mortales, no porque su vida terrenatermine sino porque son capaces de la muerte como muerte. Los mortales son losque son como los mortales, esenciando en el albergue del ser. Ellos son larelacin esenciante con el ser como ser.La Metafsica, en cambio, representa al hombre como ani-mal, como ser vivo.Aunque la ratio prevalece en toda la animalitas, el ser hombre sigue estandodeterminado desde la vida y desde el vivenciar. Los seres vivos racionalestienen antes que devenir en mortales.

    Cuando decimos: los mortales, estamos pensando ya en los otros Tres desde lasimplicidad de los Cuatro.Tierra y cielo, los divinos y los mortales, formando una unidad desde s mismos,se pertenecen mutuamente desde la simplicidad de la Cuaternidad unitaria. Cadauno de los Cuatro refleja a su modo la esencia de los restantes. Con ello, cadauno se refleja a s mismo en lo que es suyo y propio dentro de la simplicidad delos Cuatro. Este reflejar no es la presentacin de una imagen copiada.Despejando a cada uno de los Cuatro, este reflejar hace acaecer de un modopropio a la esencia de stos llevndolos a la unin simple de unos con otros. Eneste juego, reflejando de este modo apropiante-despejante, cada uno de losCuatro da juego a cada uno de los restantes. Este reflejar que hace acaecer deun modo propio franquea a cada uno de los Cuatro para lo que les es propio, peroa la vez vincula a los franqueados en la simplicidad de su esencial pertenencia

    mutua.Este reflejar que liga en lo libre es el juego que, desde la cohesindesplegante de la unin, confa cada uno de los Cuatro a cada uno de ellos.Ninguno de los Cuatro se empecina en su peculiaridad particular. Por locontrario, cada uno de los Cuatro, en el seno de su unin, es de-propiado a losuyo propio. Este depropiante apropiar es el juego de espejos de la Cuaternidad.Desde ella los cuatro estn vinculados en la simplicidad que los confa los unosa los otros.A este juego de espejos de la simplicidad de tierra y cielo, divinos y mortales-un juego que acaece de un modo propio- lo llamamos mundo. El mundo esenciahaciendo mundo. Esto quiere decir: el hacer mundo del mundo no es ni explicablepor otra cosa que no sea l, ni fundamentable a partir de otra cosa que no seal. Esta imposibilidad no radica en que nuestro pensamiento de hombres no sea

    capaz de este explicar ni de este fundamentar. Lo inexplicable e infundamentabledel hacer mundo del mundo se basa ms bien en el hecho de que algo as como

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    causas o fundamentos son algo inadecuado al hacer mundo del mundo. As que elconocimiento humano reclama aqu un explicar, no traspasa los lmites de laesencia del mundo sino que cae bajo la esencia del mundo. El querer explicar delser humano no alcanza en absoluto lo sencillo de la simplicidad del hacer mundo.Los Cuatro, en su unidad, estn ya asfixiados en su esencia si nos losrepresentamos slo como algo real aislado que debe ser fundamentado por los

    otros y explicado a partir de los otros.La unidad de la Cuaternidad es la constitucin de los Cuatro. Pero estaconstitucin no se hace en modo alguno abrazando ella los Cuatro y aadindoseluego a ellos como aquello que abraza. La constitucin de los Cuatro tampoco seagota en el hecho de que los Cuatro, una vez estn ah, estn simplemente unosjunto a otros.La constitucin de los Cuatro esencia como el juego de espejos -un juego queacaece de un modo propio- de los que, en su simplicidad, estn confiados cadauno a cada uno. La constitucin de los Cuatro esencia en el hacer mundo delmundo. El juego de espejos del mundo es la danza en corro del acaecer de un modopropio. Por esto la danza en corro no empieza circundando a los otros como unaro. La danza en corro es el anillo que hace anillo al jugar al juego de losespejos. Acaeciendo de un modo propio, despeja a los Cuatro introducindolos en

    el resplandor de su simplicidad. Hacindolos resplandecer, el anillo apropia alos Cuatro, abiertos en todas partes, al enigma de su esencia. La esenciacoligada de este anillante juego de espejos del mundo es la vuelta. En lavuelta del anillo que juega el juego de espejos, los Cuatro se pliegan a suesencia, unida a la vez que propia de cada uno. Flexibles de este modo, haciendomundo, ensamblan dcilmente el mundo.Flexible, maleable, dctil, dcil, fcil se dicen en nuestra lengua alemanaantigua ring y gering. El juego de espejos del mundo que hace mundo, desanilla,como la vuelta del anillo, a los Cuatro en su unidad llevndolos a ladocilidad que les es propia, a la ductilidad de su esencia. Desde el juego deespejos de la vuelta del anillar acaece de un modo propio el hacer cosa de lacosa.La cosa hace permanecer la Cuaternidad. La cosa hace cosa al mundo. Cada cosa

    hace permanecer a la Cuaternidad llevndola cada vez a un morar de lasimplicidad del mundo.Cuando dejamos esenciar la cosa en su hacer cosa desde el mundo que hace mundo,estamos pensando la cosa como cosa. Rememorando esto, dejamos que la esencia quehace mundo de la cosa nos concierna. Pensando as, estamos bajo la llamada de lacosa como cosa. Somos -en el sentido estricto de la palabra- los condicionados(los concernidos por la cosa) (Be-Dingten). Hemos dejado atrs la presuncin detodo lo incondicionado.Pensando la cosa como cosa, cuidamos de la esencia de la cosa llevndola a laregin desde la cual sta esencia. Hacer cosa es acercar del mundo. Acercar esla esencia de la cercana. En la medida en que cuidamos de la cosa como cosa,habitamos la cercana. El acercar de la cercana es la dimensin autntica ynica del juego de espejos del mundo.

    La ausencia de cercana en toda supresin de lejanas ha conducido al dominio delo in-distante. En la ausencia de la cercana, la cosa, como cosa, en el sentidodicho, queda aniquilada. Pero cundo y cmo son las cosas como cosas? Nosplanteamos la pregunta en medio del dominio de lo in-distante.Cundo y cmo llegan las cosas como cosas? No llegan por las maquinaciones delhombre. Pero tampoco llegan sin la vigilancia atenta de los mortales. El primerpaso hacia esta vigilancia atenta es el paso hacia atrs, saliendo delpensamiento que slo representa, es decir, explica, y yendo hacia el pensamientoque rememora.El paso hacia atrs que va de un pensamiento al otro no es, ciertamente, unsimple cambio de toma de posicin Esto no puede ser nunca as porque todas lastomas de posicin, junto con los modos de su cambiar, estn presas ya en la zonadel pensar que representa. Este paso hacia atrs lo que hace es abandonar la

    zona de la mera toma de posicin. Este paso hacia atrs toma su residencia en uncorresponder que, interpelado en el ser mundo de sta, le responde en el

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    interior de sta. En vistas al advenimiento de la cosa como cosa, un simplecambio de toma de posicin no es capaz de nada, del mismo modo que todo aquelloque ahora se levanta como objeto en lo in-distante nunca se deja cambiar sin msen cosa. Por otra parte, las cosas como cosas jams llegarn por el hecho de quenosotros nos limitemos a rehuir los objetos y llamemos a la memoria(re-cordemos, interioricemos) viejos objetos de antao que quizs alguna vez

    estuvieron en camino de convertirse en cosas e incluso de estar presentes comocosas.La cosa deviene, acaece de un modo propio, desde la vuelta del juego de espejosdel mundo. Slo cuando -probablemente de un modo repentino- el mundo, comomundo, haga mundo, resplandecer el anillo del que la vuelta de tierra y cielo,divinos y mortales se desanillar entrando en la docilidad de su simplicidad.En concordancia con este dar la vuelta (Geringen), el hacer cosa mismo es depoca monta (gering) y cada cosa es algo modesto (ring), que, sin que se note, sepliega a su esencia. Modesta es la cosa: la jarra y el banco, el sendero y elarado. Pero cosa es tambin, a su manera, el rbol y la laguna, el arroyo v lamontaa. Cosas son tambin, cada una de ellas haciendo cosa a su manera, lacorza y el reno, el caballo y el toro. Cosas son, cada una de ellas haciendocosa a su manera, el espejo y la abrazadera, el libro y el cuadro, la corona y

    la cruz.Modestas y de poca monta son, sin embargo, las cosas, incluso en el nmero, encontraste con el sinnmero de los objetos indiferentes (que dan lo mismo) quehay en todas partes, si se mide con lo desmesurado de la condicin de masa delser humano como ser vivo.Slo los hombres, como mortales, alcanzan habitando el mundo como mundo. Sloaquello del mundo que es de poca monta llegar alguna vez a ser cosa.

    EPILOGOCarta a un joven estudiante

    Freiburg: Br, 18 de junio de 1950

    Querido seor Buchner:Gracias por su carta. Las preguntas son esenciales y la argumentacin correcta.Sin embargo queda por considerar si stas llegan a lo decisivo.Usted pregunta: de dnde el pensar del ser recibe (para decirlo de un modoabreviado) la indicacin?Aqu no tomar usted al ser como un objeto y al pensar como mera actividad deun sujeto. Pensar, esto es lo que est en la base de la conferencia (la cosa),no es un mero representar de algo presente. Ser no es en absoluto algoidntico a la realidad o a lo que acabamos de constatar como real. Ser tampocoes en modo alguno algo contrapuesto al ya-no-ser-ms y al no-ser-an; ambospertenecen ya ellos mismos a la esencia del ser. Algo s lo lleg a presentirincluso, a lo largo de un trecho, la Metafsica en su doctrina -por ciertoapenas comprendida- de las modalidades, una doctrina segn la cual al ser le

    pertenece la posibilidad tanto como la realidad y la necesidad.En el pensar del ser no se re-presenta nunca nicamente algo real y no se dacomo lo verdadero a esto que se ha representado. Pensar el ser significacorresponder a la interpelacin de su esencia. El corresponder proviene de lainterpelacin y se libera hacia ella. El corresponder es un retirarse ante lainterpelacin y, de este modo, un entrar en el lenguaje. Pero a la interpelacindel ser pertenece lo tempranamente desvelado (Alhyeia, Lgow, Fsiw) as comoel velado advenimiento de aquello que se anuncia en la posible torna del estadode olvido del ser (hacia el acaecer de verdad de su esencia). A todo esto a lavez, desde una larga concentracin y en un continuo ejercicio del odo, debeprestar atencin de un modo especial este corresponder, para or unainterpelacin del ser. Pero precisamente es en esto donde puede equivocarse esteescuchar. En este pensar, la posibilidad del extravo es mxima. Este pensar no

    puede nunca acreditarse como lo hace el saber matemtico. Pero tampoco es algoarbitrario sino algo atado al sino de la esencia del ser, pero a su vez l

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    tampoco es nunca vinculante como enunciado, ms bien slo como posible ocasinde andar el camino del corresponder y de andarlo en la plena concentracin delestado de atencin sobre el ser ya llegado al lenguaje.La falta de Dios y de lo divino es ausencia. Ahora bien, la ausencia no seidentifica con la nada sino que es precisamente la presencia de la que primerohay que apropiarse, en la ocultada plenitud de lo sido y de lo as esenciante,

    de lo divino en el mundo griego, en las profecas judas, en la predicacin deJess. Este ya-no es de suyo un an-no del velado advenimiento de su esenciainagotable. La guarda del ser, porque el ser no es nunca slo lo que justamentees real, no puede en modo alguno equipararse a la funcin de un puesto deguardia que en un edificio protege de atracadores a unos tesoros guardados all.La guarda del ser no mira fijamente hacia algo presente. En esto que estpresente, tomado en s mismo, no se puede encontrar nunca la interpelacin delser. Guarda es atencin vigilante al sino que a la vez ha sido y est viniendo,desde un largo y siempre renovado estado de atencin que presta atencin a laindicacin de cmo el ser interpela. En el sino del ser no hay nunca una merasucesin: ahora estructura de emplazamiento, luego mundo y cosa, sino siemprepaso y simultaneidad de lo temprano y de lo tardo. En la Fenomenologa delEspritu de Hegel la Alhyeia esencia, aunque transformada.

    El pensar del ser, como corresponder, es una cuestin muy sujeta al error y a lavez muy menesterosa. El pensar es quizs un camino ineludible que no quiere serningn camino de salvacin y no trae ninguna sabidura nueva. El camino es todolo ms una senda que atraviesa el campo, que no slo habla de renuncia sino queya ha renunciado, ha renunciado a la pretensin de una doctrina vinculante y deun resultado vlido en el terreno de la cultura, o de una obra del espritu.Todo est en el errabundo paso que retrocede para entrar en la consideracin queatiende a la torna del olvido del ser, una torna que se prefigura en el sino delser. Este paso hacia atrs desde el pensar representante de la Metafsica norechaza este pensar, pero abre la lejana para la interpelacin de la verdad delser en la que est y anda este corresponder.Muchas veces me ocurre, y precisamente con personas cercanas, que la gente oyecon atencin y con gusto la presentacin de la esencia de la jarra, pero que

    cierran los odos as que se habla de objetualidad, de pro-veniente y deprocedencia del estado de producido, cuando se habla de la estructura deemplazamiento. Pero todo esto pertenece de un modo necesario al pensar de lacosa, un pensar que piensa en el posible advenimiento de mundo y, en estarememoracin, tal vez ayuda, aunque sea en una medida mnima y casiinapreciable, a que este advenimiento llegue a la regin abierta de la esenciadel hombre.Entre las experiencias extraas que estoy haciendo con mi conferencia seencuentra sta: se pregunta a mi pensar de dnde recibe su indicacin, como siesta pregunta fuera necesaria slo frente a este pensar. En cambio a nadie se leocurre preguntar: de dnde le viene a Platn la indicacin de pensar el sercomo da?, de dnde le viene a Kant la indicacin de pensar el ser como lotrascendental de la objetualidad, como posicin (estado de puesto)?

    Pero tal vez un da la contestacin a esta pregunta se podr sacar precisamentede aquellos intentos que, como los mos, dan la impresin de una arbitrariedadsin ley.No le puedo proporcionar a usted -cosa que usted tampoco pide- ninguna tarjetade identidad con ayuda de la cual lo que he dicho podra ser legitimadocmodamente en todo momento como algo que concuerda con la realidad.Aqu todo es camino del corresponder que oye a modo de prueba. El camino estsiempre en peligro de convertirse en un camino errado. Andar estos caminosrequiere prctica en la marcha. La prctica requiere oficio. Permanezca usted encamino en la autntica penuria y, sin-salir-del-camino, pero en la errancia,aprenda usted el oficio del pensar.Con un cordial saludo.Martin Heidegger

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    ********Traduccin de Eustaquio Barjau