HermanosGrimmTomo-I

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Tomo número I de los clásicos cuentos de los Hermanos Grimm, elaborado en formato de escritura PDF.

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Los hermanos Grimm (Recuerdos de Herman Grimm) Jacob y Wilhelm Grimm eran casi de la misma edad, pero Jacob pareca bastante mayor que Wilhelm; adems ms fuerte, ya que en su juventud no haba padecido enfermedades como Wilhelm, mi padre. Jacob era soltero, y los dos hermanos estaban siempre en la misma casa, trabajaron juntos y hasta, enterrados juntos en el cementerio de San Matas de Berln. Nacieron en Hanau: Jacob el 4 de enero de 1785 y Wilhelm el 24 de febrero de 1786. Sus cumpleaos eran das de fiesta para nosotros los nios. Por lo que puedo recordar, a Jacob le ponan siempre una bandeja de plata, que slo se utilizaba en esas ocasiones, una verdadera montaa de uvas pasas, que se llevaba a su habitacin. Tambin le regalaban un par de zapatillas bordadas. Cuando las coga, ola las suelas nuevas, porque le gustaba el olor a cuero, que le recordaba al de la encuadernacin de los libros, y se las llevaba tambin, para aparecer al cabo de un rato con ellas puestas. A mi padre, el 24 de febrero, le regalaban una maceta de primaveras de color rojo plido, su flor favorita. Para mi la idea de cumpleaos va asociada a esa flor. La primera parte de su vida, la ms alegre, slo la conozco por cartas y relatos. Durante esa poca bella y fecunda, los hermanos vivieron en Kassel, donde fueron juntos al colegio. Los estudios universitarios lo realizaron en Marburg. En Kassel se colocaron de bibliotecarios en la biblioteca de Hesse, en cuyas amplias y silenciosas salas se encontraron como en su propia casa. Siguieron siete aos en Gotinga, a partir de 1829. Los ltimos decenios los pasaron en Berln. All muri primero Wilhelm, el 16 de diciembre de 1859. An puedo ver a Jacob aquel da fro de invierno cogiendo un duro terrn con sus finas manos y arrojndolo a la tumba de Wilhelm. El 20 de septiembre de 1863 le sigui l. Ambos trabajaron hasta el ltimo da de su vida desde la maana hasta la noche. Wilhelm, en los ltimos aos, un poco cansado ya. Jacob, en cambio, segua haciendo planes para el futuro. En Alemania todos conocen a los hermanos Grimm. Los nios crecen amndolos. La de veces que me han preguntado si estaba emparentado con ellos! Y al decirles que era su hijo y sobrino, me converta en una especie de pariente de los que me preguntaban. Nunca se me pudo brindar mayor honor. Todos honran su nombre. Y este aprecio del pueblo se hereda de generacin en generacin. Para el monumento que se les va a hacer en Hesse han contribuido todos los alemanes, e incluso gentes de otras partes de la sierra. Hasta los nios de los pobres han aportado con frecuencia unos pocos pfenning. Jacob y Wilheim Grimm perdieron muy pronto a su padre; por tanto, no tuvieron que agradecer su educacin ms que a ellos mismos. Desde muy jvenes poseyeron un gran sentido de la responsabilidad para con su madre y sus hermanos pequeos. Luego, al llegar la desgracia en 1806, se sintieron dominados por la idea de trabajar por el honor y la liberacin de la patria. Crean en la, cita de la antigua unidad y grandeza de Alemania. Al mismo tiempo, sin embargo, alimentaban un nico y gran deseo, que tambin les sera concedido: el ser independientes y no ser molestados en su trabajo cientfico. Eso es lo primero que me viene a la memoria cuando pienso en mi padre o en mi to; que el silencio era su verdadero elemento. Jacob se queja poco en las cartas que escribe a su hermano; lo nico que le resulta a veces insoportable es que en las horas libres no encontraba un sitio en el que pudiera trabajar sin ser molestado. Yo he nacido en Kassel, pero los primeros recuerdos los tengo de Gotinga. An me veo andando en silencio por los cuartos de estudio de mi padre y del apapa, como llambamos de nios a Jacob Grimm (y todos los amigos de la casa). Slo se oa el raspar de las plumas o, de vez en cuando, una ligera tosecilla de Jacob. Este se inclinaba mucho sobre el papel para escribir, las barbas de su pluma estaban totalmente desgalichadas y cadas, y escriba a toda prisa. Mi padre mantena la larga pluma de ganso tiesa hasta la punta y escriba ms despacio. Los rasgos de la cara de ambos se movan ligeramente al escribir; alzaban o bajaban las cejas y, de vez en cuando, miraban al vaco. A veces se levantaban, cogan un libro, lo abran, y lo hojeaban. Me hubiera parecido imposible que alguien se atreviera a interrumpir aquel sagrado silencio. Las habitaciones de trabajo de los hermanos en Gotinga daban a un gran jardn. A lo lejos destacaba un tilo y una valla de madera. Yo haba odo decir a las criadas que el mundo estaba sujeto en alguna parte a unas tablas, y en mis pensamientos infantiles crea, pues, que en cada valla encontraba el fin del mundo. De todas formas para m lo ms lejos era Kassel. All iba todos los aos la familia entera en un carruaje cargado de maletas, desde Gotinga a travs de las montaas de Mnden. Cuando pasbamos el len de arenisca que sealaba la frontera de Hesse, me encontraba en mi verdadera patria chica. En lugar de los lamos de Hanover haba serbales a los lados de la carretera. Tambin mi padre y mi to se sentan en Gotinga muy lejos de su tierra. Jacob se consolaba pensando que en ambos lugares las estrellas del cielo eran las mismas. El primer discurso acadmico que pronunci en Gotinga vers sobre la nostalgia. Yo slo viv en Hesse unos pocos aos desde que tuvimos que abandonar Gotinga y volvimos a Kassel hasta que los destinaron a Berlin. Pero para m Hesse siempre ha seguido siendo mi verdadera casa, y en ninguna parte me resultan tan hermosos el valle, la montaa ni los grandes panoramas. All me parece respirar otro aire. Mi madre hablaba siempre en dialecto de Hesse. Ese

acento tiene para m algo encantador. Su sonido me parece cosa de cuentos; los percibo en todo lo que escribieron Jacob y Wilhelm. El Fulda fue para nosotros siempre un ro importante, y el bello poema que le dedic Karl Altmller arrancaba las lgrimas de mi madre. Pero mis recuerdos de la infancia son sobre todo de Gotinga. En las ventanas de las habitaciones de estudio de mi padre y de mi to estaban sus flores preferidas. En la de Jacob alheles amarillos y heliotropos, en la de Wilhelm, como ya he dicho, primaveras de suave aroma. En un dibujo, que representa a ste en su escritorio, aparece junto a l un tiesto de primaveras. Los dos hermanos tenan la relacin de camaradera con la naturaleza que Goethe. Todo aquello que floreciera y creciese les alegraba. Sobre sus mesas haba piedras minerales de todas clases como pisa papeles. Sobre la de Jacob, una pieza a has, de conchas petrificadas; sobre la de Wilhelm, todo un yacimiento de cristal de roca. Sus escritorios, con todo lo que haba sobre ellos, han sido donados al Museo Germnico de Nuremberg, donde esperemos que se guarden con respeto. El poema de Platen a la flor de una madreselva hallada por el poeta en un paseo otoal, se lo he odo recitar a mi padre muchas veces con emocin, y el dedicado a la violeta de Goethe, que tan bellamente compuso Mozart, le era muy querido. Los dos hermanos tenan la costumbre devolver de sus paseos con flores y hojas, que luego colocaban en los libros que ms utilizaban. Con frecuencia vemos anotados en esas hojas secas la fecha y el lugar donde Fueron halladas. Toda su vida la acompaan estos recuerdos. A veces, pegaban las hojas sobre papel y apuntaban ms detalles. Una vez encontr una hoja de trbol que mi padre haba cogido el da en que mi hermano mayor, que muri muy pronto y que se llamaba Jacobchen (Jacobito), fue enterrado junto a su abuela. Tanto en los libros de Jacob como en los de Wilhelm hay muchas hojas y flores de la tumba de su madre. Entre los viejos escritos he encontrado un capullo de rosa seco pegado sobre un papel, en el que pone De la tumba de nuestra querida madre. Arrancado por mi el 18 de junio, a las ocho, para mi querido hermano en recuerdo mo. No pone ni el ao ni de qu hermano se trataba. Mi padre tenia, adems, otra flor favorita. En una carta que escribi mi madre tras la muerte de mi padre, leo: "Estas margaritas son de la tumba de mi querido Wilhelm. Toda ella est cuajada de estas flores, que nadie ha sembrado; en otoo plantaremos lilas, que son sus flores favoritas, as como de su madre y de Lotte". Pero el contacto de Wilhelm con la naturaleza nunca fue ms all de los paseos, pues la dolencia cardaca que padeca desde el comienzo de sus aos de universidad le impeda realizar grandes esfuerzos. El andaba despacio; Jacob deprisa. De manera que nunca paseaban juntos. Esa salud delicada oblig a Wilhelm a limitarse a recorridos cortos en sus viajes. Jacob, por el contrario, estuvo en Paris, en Viena, en Italia, en Holanda y en Suecia. Cuando menos se lo esperaban, anunciaba que se iba de viaje, y slo cuando ya se hallaba de camino, deca a dnde se habla dirigido. De ello darn noticia muchas de sus cartas, cuando ms adelante se publiquen algn da. Jacob tenia en su habitacin una estatuilla de Goethe hecha por Rauch, y W ilhelm un busto de Goethe realizado por Weiser. Goethe era para ellos la mxima autoridad. Pero tampoco eran coleccionistas de Goethe; hasta que comenzaron el diccionario no recibieron de Hirzel la "edicin de ltima mano. Toda su "querida biblioteca, para la que haban ido reuniendo libros ya desde la poca de estudiantes universitarios, se hallaba en las habitaciones de Jacob. Como bibliotecarios que eran, tenan los libros cuidadosamente colocados y los trataban como a subordinados que merecen un respeto. Los estantes estaban bajos, de manera que se poda llegar cmodamente con la mano a las filas de ms arriba. Sobre esos estantes colgaban unos amarillentos retratos al leo de tamao natural de antepasados y parientes. Pequeas pinturas o dibujos enmarcados de otros rostros colgaban de las partes de la pared en las que no haba libros. Los nios, muy familiarizados con esa gente tan seria, no preguntbamos nunca por sus nombres o sus destinos. El bisabuelo de Jacob y Wilhelm destaca como el ms importante de ellos: Friedrich Grimm, nacido el 16 de octubre de 1672 en Hanau y muerto en el mismo lugar el 4 de abril de 1748. A los veinte aos era ya predicador de la corte real de Isenburgo, al ao siguiente fue llamado como segundo predicador a Hanau, y en 1706 se convirti en primer predicador e inspector eclesistico de esta misma ciudad, cargos en los que permaneci durante cuarenta y dos aos. El rastro de sus antepasados puede seguirse hasta comienzos del siglo XVII. Quien mire este retrato contemplar respetuosamente un hombre que, con la mano levantada y el dedo ndice estirado, parece explicar el pasaje de la Biblia, sobre cuyas pginas abiertas descansa su mano izquierda: San Juan 15, 5: Yo soy la vid, El cuadro fue pintado en 1741, cuando Grimm tenia sesenta y nueve aos. En 1748 muri. En una carta que escribi tres semanas antes de su muerte, con mano moribunda desde el lecho de la muerte", se despide de sus queridos hermanos, los sacerdotes, a los que tuvo que visitar como inspector de la Iglesia durante cuarenta y dos aos. Con palabras cargadas de emocin les recuerda que empleen toda su fidelidad, diligencia y fuerzas del cuerpo y del alma y que no cejen en su empeo ni en su afn de trabajar". El cura de Steinau, Georg Junghans, que sigui la actividad de Friedrich Grimm, dice de l: "Si observamos el trabajo de Grimm y de su clero diocesano en las asambleas trimestrales, no podemos por menos de admirar a un hombre que supo despertar a la ciencia a sacerdotes de una manera apasionada, fiel, incansable y grandiosa.

En esta frase el acento va sobre la palabra ciencia. Junto al retrato de Friedrich Grimm estaba el de su hijo, tambin llamado Friedrich, que muri como sacerdote en Steinau. De l ha hablado Jacob en las noticias familiares que da en su autobiografa. Al llegar a Steinau, a donde fue en 1730 como sacerdote de Hanau elegido para el bien y el orden de la Reforma evanglica, su "nico y ms devoro hermano Jons le dedic una "felicitacin cristiana y fraternal; sta es la primera vez que aparecen juntos dos hermanos Grimm, ambos telogos. En los comentarios a ese poema de formato en folio se atestigua que los abuelos de los hermanos, en 1730, ya haban servido y estado al frente de la Iglesia de Hanau durante setenta aos. Jons Grimm era, por aquel entonces, un estudiante de teologa de diecisiete aos, y no sobrepas los veintids aos. Su retrato tambin est all. Lleva una chaqueta de color rojo lacre y apoya el brazo a un lado. Mientras en los otros rostros encuentro parecido con los descendientes, ste me resulta extrao. A Steinau fue tambin el hijo del pastor Friedrich, mi abuelo Philipp Wilhelm Grimm (que habla estado trabajando antes en Hanau como jurista), y all muri en la flor de la vida. Su retrato, el de su mujer, mi abuela, y el del padre y la madre de sta fueron pintados tan bien por el an hoy famoso pintor Urlaub que, a pesar de su pequeo tamao, tienen un gran valor artstico; adems estn perfectamente conservados. En 1788 toda la familia se hizo pintar por el maestro. Jacob, el hijo mayor de Philipp Wilhelm Grimm, figura como el ms joven de esa sede de cabezas. Espero que tras mi muerte, con quien se cierra esta familia, estos cuadros sean guardados cuidadosamente en Hanau, donde se levantar el monumento a los hermanos. El pequeo leo de Urlaub representa a Jacob Grimm con dos aos. A sus padres les debi de hacer mucha ilusin vele en el cuadrito con su traje de color violeta, una banda ancha de color verde claro, atada a un lado en un gran lazo, un amplio cuello de camisa fruncido que le llega hasta los hombros, hebillas de plata en los zapatitos, los pies ligeramente cruzados, flores en las dos manos y apoyado en una pequea roca. En primer plano se ven flores azules y rojas sobre largos pednculos entremezcladas con livianas mariposas; arriba aparecen arbustos, y al fondo unos rboles de tronco delgado, todo lo cual forma un conjunto de cuento. Y ya en su rostro infantil se adivinan los futuros rasgos serios de su cara. Jacob tena nueve aos cuando muri su padre. El mismo cuenta cmo a la maana siguiente de que muriera fue despertado muy temprano por unas voces que oy en el cuarto de al lado y salt en camisa para ver lo que pasaba. A travs de la puerta entreabierta vio cmo el carpintero, junto con otro hombre, tomaban medidas para el fretro y deca: Ese hombre que yace ah se merece un fretro de plata Al or aquello le consol y le satisfizo de forma indescriptible. Con letra firme y casi de adulto escribi la gran desgracia ocurrida a la familia en la Biblia bendecida por su abuelo para el registro de tales acontecimientos. Recomiendo a los que vean este libro en el armario de los Grimm que lo respeten tambin profundamente (a menudo se cogen los libros de manera descuidada). Jacob Grimm fue durante mucho tiempo bibliotecario. Ms tarde, lo repito, sinti tambin respeto por los libros de su propia biblioteca, receptculos de lo ms noble que producen las naciones, y destacaba las obras ms valiosas con una lujosa encuadernacin. A la muerte de su padre ese cuidado se manifest ya en el intento de honrar a su querido padre a travs de una letra esmerada. Mis hermanos y yo hemos donado el armario de los Grimm a la Real Biblioteca Nacional de Berln. Contiene el legado escrito de los hermanos, sobre todo su correspondencia. Tras mi muerte y la de mi hermana se aadirn mucho ms. Despus de la muerte de su padre, Jacob, a pesar de su juventud, se vea como el cabeza de familia Sus hermanos le reconocieron siempre esa posicin. Sin duda, era el sucesor del poder del padre. Slo su madre estaba por encima de l; mientras vivi, Jacob le pidi siempre de forma un tanto pedante que, como instancia superior, dijera la ltima palabra hasta en cosas en las que la pobre y encorvada mujer se someta con gusto a la voluntad de su hijo. Mi padre Wilhelm, slo trece meses ms joven que Jacob, reconoci hasta el final esa posicin superior de su hermano. Ahora descubro emocionado cun sagrada le resultaba a mi padre esa relacin; pues haba algo dominante en la naturaleza de Jacob y no siempre era fcil someterse a ella. De nio, Jacob se ocup de que se hiciera justicia a la memoria de su padre. Conservamos cartas escritas por l a su abuelo en esa poca; en una de ellas protesta enrgicamente contra un sastre que, segn le haban contado, haba hablado desfavorablemente de su difunto padre en una taberna. En la carta Jacob exiga que el calumniador fuera llevado ante el tribunal. Tambin est al corriente de la situacin poltica de Alemania, aunque slo sea para saber en qu medida es afectada la ciudad de Steinau, donde sigue viviendo la madre, por los movimientos de las tropas. El ejrcito de Prusia avanzaba entonces sobre la Repblica francesa. Mi padre contaba cmo la caballera recoga las largas colas de los caballos con panes perforados y luego les hacan nudos debajo, y cmo en la msica de desfile haba incluso violines. Tambin se acordaba de haber pegado el odo al suelo para or el estruendo de los caones con los que disparaban contra Maguncia. De esta poca infantil en Steinau han hablado Jacob y Wilhelm en sus biografas, as como Ludwig y Ferdinand Grimm, los hermanos pequeos, en unas notas biogrficas. Rodeada de parientes y amigos, esta familia, la ms distinguida de la pequea ciudad, llevaba una vida apacible, cuyo centro lo formaba Lone, la hermanita pequea, muy querida por todos. La cosa cambi a medida que los nios crecieron. Los primeros en abandonar Steinau fueron Jacob y Wilhelm. Aunque nacidos en Hanau, haban salido tan pronto

de all, que consideraban a Steinau su ciudad natal. Ludwig, que se hizo pintor, volva con frecuencia a Steinau, y tanto aparece aquella comarca en los dibujos, acuarelas y apuntes que conservo, que me parece haber pasado all mi propia juventud. En los recuerdos que escribi es l quien da una idea ms clara de la vida que se llevaba en la asa paterna de Steinau. Wilhelm cuenta en una hoja suelta cmo se despidi de Steinau: Cuando salimos por primera vez hacia Kassel, se me qued vivamente grabado el momento en que abandonamos la ciudad. bamos sentados en el carruaje de la corona. Yo iba delante mirando a lo lejos nuestro jardn familiar, con sus postes de piedra blancos y su cancela roja, todo envuelto en una densa niebla. Pensaba en el tiempo que haba pasado all y me pareca algo ya muy lejano, como si hubiera un abismo en medio y encontrara completamente alejado de aquello, comenzando algo nuevo". Este es el final de una serie de recuerdos que aparecen en la misma hoja: An recuerdo con claridad cuando me perd en el bosquecillo de Philippsruhe (junto a Hanau) con mi traje blanco con una banda roja; miraba asustado, pero atentamente, los troncos lisos de los rboles con su espeso follaje y la grava limpia del camino; aquel silencio y la verde penumbra me iban dando cada vez ms miedo, una angustia se superpona a otra, como una piedra a otra piedra. Recuerdo con exactitud una maana de verano en que vi cmo los soldados de Hanau desfilaban para la revista. Yo estaba por la ventana y slo los vea cruzando por el final de la larga callejuela. Los fusiles brillaban al sol, y pensaba en lo que me gustara ir yo tambin algn da con ellos, tan de maana y con esa msica tan bonita. Mi madre sola sentarse con frecuencia en una banqueta junto a la ventana y miraba por un espejo fijo y alto por el que poda verse a toda la gente de la calle. Una de las hojas de la ventana permaneca abierta, el sol daba en los tejados y las mquinas del calcetero roncaban sin cesar. Esa hora era siempre muy aburrida. Una vez fuimos a una fiesta a casa del abuelo. Nos haban puesto rizos en el pelo con unas tenazas calientes. Estando all, salimos un momento de la habitacin con la cara ardiendo y anduve sobre las piedras rojas de la casa, que iban perdiendo el color. Cuando vivamos en el largo callejn de Hanau, en el piso de abajo, a mano derecha, haba una sala empapelada con un papel de fondo blanco y, entre flores, surgan unos cazadores marrones y verdes, que siempre me gustaba mirar. Estos recuerdos son de la primera poca de Hanau. En 1790, antes de que Wilhelm cumpliera cinco aos, el padre fue trasladado a Steinau. Como recuerdo propio aadir que a comienzos de los aos cincuenta pas un da en Hanau con mi difunto padre. Vimos el castillo Philippsruhe con su parque a lo lejos, y me cont que su padre y su madre se haban enamorado all. Por lo visto su padre, al or que otra persona quera casarse con ella, corri hacia el jardn del castillo, donde estaba ella con sus padres, y se pusieron a pasear con l. Mi padre y yo recorrimos luego la ciudad y me ense todos los sitios que conoca y la casa en la que haban vivido. Wilhelm contina el relato de la marcha de Hanau a Steinau: El primer viaje de Hanau a Steinau tambin lo guardo en la memoria. Yo iba sentado en el coche sobre una arqueta guarnecida de chapa dorada, dormido casi todo el rato sobre el regazo de mi ta. Las figuras octogonales que haba en las posadas de los pueblos se me hacan muy raras. Las flores blancas con espinas negras sin hojas me parecan copos de nieve, y recuerdo que el molinero tuvo que partir una rama para poderse subir al coche. Eso fue poco antes de llegar a Gelnhausen. Luego, ya en Steinau, estando sentado sobre el rgano de la iglesia escuchando el sermn, apoyaba la cabeza en la ano y pensaba en qu pasara si saliera por la puerta y, en lugar de en Steinau, estuviera en Hanau y fuera a ver al abuelo. Tras la muerte de mi padre me lo imaginaba siempre entre la gente que sala de la iglesia cogindome de la mano, o hablndome detrs de la puerta. Durante tanto tiempo yo pensaba que al fin crea que poda suceder de verdad; pero nunca me asustaba el pensarlo El retrato del cuarto de mi bisabuelo es el mejor conservado de los que pint Urlaub. Lleva una chaqueta de terciopelo marrn oscuro con grandes botones dorados y con dibujos, de la que le cuelga por delante una chorrera blanca. Tiene una corta peluca blanca y un semblante fresco y expresivo, a pesar de ser un hombre muy mayor. Por el contrario, la cara de Philipp Wilhelm Grimm, mi abuelo, es ms bien flaca. Jacob se le pareca mucho. Philipp Wilhelm tena slo cuarenta y cuatro aos cuando muri. Es curioso que mi padre, cuando escribe acerca de sus experiencias o cuando nos hablaba de ellas, senta la necesidad de matizar los momentos de su vida; el color, la luz y las sombras desempeaban para l un papel importante. Escribe con una visin de poeta y pretende que las escenas sean como imgenes. Jacob slo da lo real; la eficacia de sus apuntes se basa en una aguda reproduccin de lo sucedido en la realidad. Wilhelm tiene el afn de contar a los dems; Jacob escribe, por decirlo as, para s solo. Curiosamente Ludwig Grimm, el pintor, tena una naturaleza mucho ms parecida a la de Jacob que a la de Wilhelm, y los dibujos y aguafuertes de la naturaleza que haca para l slo a modo de diario superan en mucho a las pinturas que haca pensando en el pblico. Cuando mi padre y mi to hablaban de sus primeras experiencias en Kassel, los tiempos de Steinau formaban un

fondo lejano. Contando en Kassel slo con sus propios recursos, adquirieron enseguida la independencia interior que les caracteriz a lo largo de toda su vida. Al ser los dos mayores de la familia, sentan la obligacin de ocuparse de sus hermanos, y con respecto a ellos mismos, la necesidad de satisfacer su afn de instruccin. A ello hay que atribuir el impulso natural de salir de Hesse, a donde volveran ms adelante. Rara vez la vida oficial alemana ha sido tan favorable a las inquietudes juveniles como durante los acontecimientos que tuvieron lugar a comienzos de ese siglo. Ellos demuestran que los tiempos ms felices para un pueblo no son aquellos en los que se disfruta de tranquilidad, sino aquellos en que la vida nos estimula a emplear todas nuestras fuerzas. Jacob y Wilhelm, pues, terminaron el bachillerato en Kassel y se fueron a Marburg. El certificado de bachiller de Jacob, del 13 de marzo de 1802, an se conserva al final de ste el rector Richter dice en palabras cariosas que confa en que Jacob se d cuenta, por los resultados obtenidos, de por qu haba depositado su confianza en l. Los dos hermanos estudiaron Derecho. Savigny fue el primer profesor que les dio a conocer, todo el contenido de la palabra "ciencia". A travs de l entraron en contacto con Brentano y con Arnim. La transformacin de Hesse en una parte del nuevo reino napolenico de Westfalia, con Kassel como capital, trajo para los habitantes de Kassel una visin poltica ms amplia, pues algo de la vida de Pars, duea del mundo, se reflejaba en la residencia de Jrme Napolen. Los hermanos, sin poner nada de su parte, se colocaron a la altura que les permita contemplar todo cuanto ocurra a su alrededor. Por aquel entonces aprendieron a ver los distintos caos de la poltica europea, como si tuvieran una experiencia de hombres de estado tras de s, don que se confirm en 1848 sometiendo los repentinos y confusos acontecimientos a una crtica objetiva. Jacob y Wilhelm han perseguido siempre el bien y la honra de su patria, pero nunca trabajaron con vistas a un partido, ni siquiera a un partido ilustrado. Para ellos haba una patria alemana, por cuya victoriosa grandeza valla la pena sacrificar cualquier cosa. Pero no tenan un programa sobre los medios con los que haba que trabajar. Y sobre todo: cualquier protagonismo personal les era ajeno. Por todas partes procuraban tan slo hallar el mismo silencio que rodeaba sus habitaciones de trabajo: nunca necesitaron ni pidieron ms. Tan slo aspiraban a reunir todo aquello que fuera smbolo del espritu alemn. La poca de Kassel empieza a cobrar vida para m cuando la abuela abandon Steinau y se march con los otros nios a Kassel. Jacob cuenta que su madre, antes de irse para siempre a Kassel, fue una vez a visitar a los dos. Entonces l la llev a ver la ciudad. Cuenta que recuerda como el momento ms feliz de su vida cuando la cogi de la mano y not que de nuevo estaba con l. Jacob y Wilhelm terminaron sus estudios universitarios. Pero an quedaba la educacin de los hermanos, como por ejemplo, la de Ludwig Grimm. De l proceden muchos retratos de aquellos aos y de los, siguientes. Dibuj, sobre todo, a su madre en muchas posturas. Sobre el escritorio de mi padre, creo recordar, haba una caja dorada con su retrato de ella en miniatura. Hoy en da se halla en mi posesin. Muestra a la madre en sus ltimos aos. Como mi madre, tambin ella se llamaba Dorothea. No alcanz una edad avanzada. Tras la muerte de la madre, la vida en comn de los hermanos en Kassel adquiri otra vez nuevas formas. Pero ninguna preocupacin impidi que la existencia de Jacob y Wilhelm estuviera cada vez ms dedicada al trabajo ni que, querindolo o sin quererlo, ambos se convirtieran en el centro de un crculo de jvenes amigos y amigas, al que ellos daban vida, en tanto que les despertaban su deseo por conocer la obra de los hermanos. Tanto sus obras como sus cartas muestran lo a gusto que se sentan en medio de aquel pblico autodidacta. Hay algo de salvaje y primitivo en la poca de Kassel de Jacob y Wilhelm. En lo mejor de esos das se recopilaron e imprimieron los Cuentos de nio, y del hogar. Estos no son el producto de un trabajo realizado en una direccin determinada, sino uno de los resultados de su actividad general. Los hermanos pensaban en los nios como lectores. Ya la dedicatoria de la primera edicin de 1812 lo demuestra A doa Elisabeth de Arnim para el pequeo Johannes Freimund Freimund era el primer hijo, entonces casi recin nacido, de Achim y Bettina von Arnim. En el prlogo se habla de lo poco que pensaban los recopiladores de la poca en el uso exclusivo de los cuentos por parte de los nios. A los hermanos les interesaba primordialmente sacar a la luz esas joyas que, habiendo surgido de la imaginacin potica del pueblo, formaban parte de la riqueza nacional, que sinembargo, haban permanecido hasta entonces en el olvido. Ante m tengo esa primera edicin, un volumen hecho con un bonito papel. El ttulo aun no lleva la indicacin de primer volumen. En una seal del libro est bordado con hilo verde: A tu nia sin manos saludaron con gusto dos manos de una nia. El prlogo lleva la fecha de Kassel, a 18 de octubre de 1812. Debajo escribi Jacob ms tarde: Justo un ao antes de la batalla de Leipzig. Hay adems las siguientes observaciones hechas por la mano de mi padre: El prlogo de Wilhelm, unas cuantas aadiduras de Jacob, "Cuentos 6-8 (El ruiseor, La culebra ciega y La mano del cuchillo) traducidos del francs y del ingls por Jacob; en la siguiente edicin los he sustituido por alemanes, Contados por Jacob nmeros 12 y 40, probablemente 51 y 57. (Rapnchigo, El novio bandido, El pjaro emplumado, El pjaro de oro). Las observaciones estn hechas entre los dos.

De ah se deduce que en aquella poca casi todo lo hacia Wilhelm. Tambin la tercera parte (la cientfica) la termin casi l solo en 1821. En uno de los ejemplares del primer volumen manejados por Wilhelm anot debajo de casi todos los cuentos, adems de muchos cambios estilsticos, los nombres de los que se los haban contado a l. All encuentro a Dorothea, mi querida y difunta madre, mucho antes de que se casara con mi padre. Nacida en 1795, tena diecisis aos en 1811, ao en el que aparece mencionado su nombre por primera vez en el libro. De sus labios escuch Wilhelm una docena de los ms hermosos cuentos. El mismo me habl de otros cuentos del segundo volumen que tambin procedan de ella. As, por ejemplo, el final de El rey Pico de Tordo y el cuento de las estrellas que le llovan del cielo a un nio pobre. El padre de Dorothea Wild era un ciudadano berns, establecido en Kassel, farmacutico y perteneciente a las familias nobles de su ciudad natal, cuyos antepasados haban combatido en la batalla de Murten y haban hecho all botn. En Berna he tenido en la mano el pesado collar de plata que un Wild arrebat a un jinete borgos junto con la enorme espada de dos filos que llevaba. El padre de mi madre (ella tambin era ciudadana bernesa) tena en el callejn de Mar, en Kassel, la farmacia llamada Sonne, que era un edificio de varios pisos superpuestos en saledizo, cerca del cual mi abuela Grimm alquil una casa cuando se traslad a Kassel. (Hoy hay una placa que da testimonio de su casa, ocupada tras su muerte por sus hijos.) En el estrecho callejn de Mar no exista una sola casa cuya historia no conociera mi abuela. Siempre se las apaaba para contarnos a los nios algo nuevo de aquel vecindario. La seora Grimm tena cinco hijos y una hija; en la casa de la farmacia de los Wild vivan seis hijas y un hijo; algunos an no haban salido casi de paales. El seor Wild era un hombre adinerado. Tena huertas y tierras en las afueras de Kassel. "En el jardn, Dorothea Wild le cont a mi padre una serie de cuentos. Debajo de Catalina, la mujer de Juan, pone: Dortchen (Doroteta), 29 de septiembre de 1811, en el jardn; debajo de la mesita, el asno y la estaca. "Dortchen, 1 de octubre de 1811; debajo de la seora Holle, "Dortchen, 13 de octubre de 1811, en el jardn. En 1811 debi de hacer un otoo clido en Kassel, al igual que en el Rin. El 9 de octubre del ao siguiente, Dorothea le cuenta Los tres hombrecillos y Allerleiraub, despus de haberle contado el 9 de enero de 1812, junto a la estufa del cenador, Los seis cisnes, El hueso cantarn , El bienamado Rolando y Hnsel y Gretel es del 15 de enero de 1813. Eso de "en el jardn me recuerda el amor que senta mi querida madre por todo lo que tuviera algo que ver con la jardinera. Tanto en ella como en sus hermanos o sus hijos era algo innato. A menudo deca que no se haba cumplido un deseo suyo: el tener un jardincito, aunque fuera minsculo. A cambio llenaba la ventana de tiestos con toda clase de plantas; colocaba junto a ella su silla y su costurero y de este modo se senta feliz. La mayora de los que hoy no leen los cuentos de los Grimm disfrutando como los nios reflexionando acerca de su origen, piensa que fueron escritos siguiendo al pie de la letra lo que contaba la gente, de tal manera que si Jacob o Wilhelm Grimm no se hubieran anticipado a otros recopiladores posteriores, stos podan haberse adueado igualmente de esa "propiedad del pueblo. Pero lo cierto es que si los cuentos se han convertido de nuevo en propiedad del pueblo es a travs de la forma con que los presentaron los hermanos Grimm. De joven mi madre cont a mi padre Hnsel y Gretel, pero no puede decirse simplemente que mi padre lo escribiera siguiendo el dictado de mi madre. Wilhelm aadi a las ediciones posteriores de los cuentos la ya mencionada y muy conocida tercera parte, en la que se manifiesta el origen de cada cuento, aunque sin mencionar a ninguna persona. En Hnsel y Gretel pone nicamente: Segn diferentes relatos de Hesse". De ah se explica por qu en el primer volumen, cuando menciona escrito a mano a la madre como fuente del cuento, no lo haga al final sino a la mitad del cuento, donde escribe a mano un aadido que ms tarde aparecer en la segunda edicin y que es una de las partes ms bonitas del cuento. Concretamente, cuando la vieja bruja pregunta: Crunch, crunch, crunch, quin roe, roe? Quin mi casita me come?, En la primera edicin los nios tan slo se asustan y la bruja sale inmediatamente de la casa. En la observacin que hace aqu mi padre al margen pone que fue mi madre la que record cmo segua la escena y la que ms tarde le cont la respuesta de los nios: Es el viento, slo el viento, el nio del cielo. Y todo lo que sigue, tal y como puede leerse en las siguientes ediciones. En el tercer volumen mi padre, adems de los "diferentes relatos acreditados, cita tambin una forma de este cuento y otras parecidas. De ah se deduce la cantidad de trabajo selectivo, sintetizador y de redaccin que fue necesario para hallar la forma con la que hoy aparecen recopilados los Cuentos, parecen haber surgido tal cual del espritu del pueblo alemn. Pero no fue Dorothea la nica de la familia Wild que proporcion material para la recopilacin. Haba seis hermanas Wild; una de las tres mayores era Gretchen, que destacaba por su belleza y su talento. Existe un retrato suyo en el que se reconoce su cabello rubio y ligeramente ondulado y su suave piel. De ella proceden los primeros cuentos: Prncipe Cisne (Gretchen, 1807); La nia de Mara, (del mismo ao); El fiel compadre gorrin (Gretchen, 1808); Pulgarcito; El gato y el ratn socios y El centavo robado, 1808. Gretchen se cas joven y muri

pronto; sus hijos fueron educados por mi madre. De nios estuvimos, pues, muy vinculados a ellos, y hoy lo estamos a sus hijos y nietos. De dnde se saban Gretchen y mi madre los cuentos? Ante todo de su madre, que fue la que se los cont. De la seora Wild hay retratos; y tambin de su madre, o sea de la abuela de mi madre, existe una miniatura que conozco desde nio: una mujer mayor de rasgos dulces y delicados; tiene algo de distinguido. Lleva un pauelo de encaje sobre el pelo recogido y empolvado, y una piel de marta con la que se haca llevar los domingos en una silla de manos a casa de su hija Wild. Se apellidaba Huber y era hija del famoso Gesner, el que escribi el Thesaurus, cosa que mi madre nunca se olvidaba de decir. El Thesaurus linguanae romanae es el padre de los modernos diccionarios de latn. La abuela de mi madre, es decir la hija de Gesner, senta ya de nia tal entusiasmo por la filosofa, que se sentaba tras una cortina del auditorio y escuchaba las clases de su padre. Y ocurra que a veces se dorma y que se caa desde su silla al auditorio. Los alumnos, sin embargo, sentan tal veneracin por su profesor que no se rean. La seora Wild era una mujer pequea y graciosa. A Wilhelm Grima, le cont dos cuentos, debajo de los cuales aparece: Nombro: La brizna de paja, el carbn y el haba y Piojito y pulguita, ambos emparentados por su lindeza y gracia especial. Pero no tienen nada en comn con los que le contaba Dorothea. Esta, por tanto, tena otras fuentes. En la habitacin de los nios de la casa de la farmacia Sonne, con muchos pasillos, escaleras, pisos y dependencias interiores tantas veces registrados por m de nio, mandaba la vieja Marie", cuyo marido haba cado en la guerra, y que todas las noches lea una oracin de su Harwermnnchen. De ella salieron los cuentos ms bonitos del primer volumen. De ella proceden Hermanito y hermanita (de Marie, 10 de marzo de 1811); Caperucita roja (otoo de 1812); La nia sin manos (10 de marzo de 1811); El novio bandido; El ahijado de la muerte (20 de octubre de 1811 ); El viaje de Pulgarcito; La Bella Durmiente y otros sin fecha. Cito las obras en el orden en que fueron impresas. Se nota enseguida que tanto Dortchen como Gretchen se limitaron a transmitir lo que les haba contado la vieja Marie. Pero a los Wild y a los Grimm se incorpor una tercera familia, los Hassenpflug. Ludwig Hassenpflug, ministro del ltimo elector de Hesse, tena dos hermanas, Amalie y Jeanette, que eran amigas de Dortchen Wild y de Lotte Grimm. Amalie Hassenpflug (autora del libro Gretchen Verflassen y amiga de Anette ven Droste-Hulshoff) era entonces de una gran belleza y vivacidad. Ludwig Grimm la pint con frecuencia. Hay algo en sus rasgos y en su espritu independiente y perspicaz que parecen haberla destinado a no casarse. Muri en Meersburg, junto al lago de Constanza; de todos los jvenes de aquella poca, quiz fuera Malchen Hassenpflug la que estuviera ms prxima a Jacob y a Wilhelm por su superioridad intelectual. Muchos de los cuentos del primer volumen llevan la anotacin: de los Hassenpflug, pero en la mayora de ellos pone de Jeanette. Jeanette Hassenpflug, la hermana pequea, era muy distinta a Amalie, e intelectualmente no se la poda comparar con ella, pero era una magnifica narradora. Los cuentos de los Hassenpflug comienzan en 1811; casi todos son del otoo de 1812. De ellos proviene, salvo el final, que lo aadi Dortchen, El rey Pico de Tordo; Blancanieves (ste tampoco de ellos solos); una parte de El enano saltarn al que tambin contribuy la hermana mayor de Dortchen, Lisette; Los tres pelos de oro del diablo; El gato con botas; El seor Korbes , El pollito y el gallito, este ltimo ya contado por Jeanette en 1810); El sastre que se enriqueci deprisa; Barba Azul; Hurleburlebutz; El rey y los leones; La suegra. La madre Hassenpflug era de origen francs: tanto Barba Azul como El gato con botas recuerdan a Francia. Del resto de los que contribuyeron a la primera parte, algunos de ellos desconocidos para m, mencionar slo a August von Haxrhausen, a la seora Jordis y Achim von Arnim. Gracias a La familia Haxrhausen se aadieron a la recopilacin todos los cuentos cuyo origen est indicado en la tercera parte como "de la gente de Paderborn". Unos cuantos hermanos y hermanas vivan en Bkendorf, entre ellos la madre de la poetisa Anette von Droste Los hermanos Grimm iban all con frecuencia, y los cuadernos de apuntes de Ludwig estn llenos de paisajes de la comarca y de retratos, entre los que destacan los de la gente del pueblo y de la casa y los de los perros. August von Haxthausen cont el cuento de La chusma el 9 de mayo de 1812. La seora Jordis cont el cuento de La zorra en otoo de 1812. Era la hermana de Bettina y Clemens Brentano. De los Brentano, nacidos en Steinau, proceden posibleente los cuentos que del tercer volumen que aparecen con la indicacin "de la comarca del Main. El pintor Ruge de Hamburgo aadi a la recopilacin El enebro a travs de Achim von Arnim.. Joringel Jorinde proceden de la vida de Jung-Stilling. No obstante, tambin aqu se aadi un relato oral "de la comarca del Schwal, con pequeas diferencias. En ao 1815 se public el segundo volumen de los cuentos. El prlogo es de septiembre de 1814. En l se menciona un nombre nuevo: la seora Viehmann de Zweheren, un pueblo pegado a Kassel. Su aportacin a la segunda parte es como la de la vieja Marie a la primera Refirindose a ella, pone en el prlogo: Fue una feliz coincidencia trabar conocimiento con una campesina de Zwehren, gracias a la cual conseguimos una parte considerable de estos cuentos, autnticos, pues, de Hesse, a como algunas aadiduras del primer volumen. Esta mujer, an llena de vigor, se apellida Viehmannin, tiene una mirada clara y penetrante y probablemente haya sido hermosa en su juventud. Conserva

en la memoria las viejas leyendas, don que, segn ella, no lo tiene cualquiera. Narra con calma y seguridad, complacindose a si misma; a veces lo hace a su aire, pero si se le pide, lo hace tan despacio que se puede ir escribiendo lo que dice. Muchas cosas se han guardado de esta forma palabra por palabra. Quien piense que por norma se falsea la tradicin o se narra con actitud y que, por tanto, sta no puede durar mucho de esta forma, debera escuchar con qu precisin cuenta siempre esta mujer y cmo se esmera en narrar con rigor; por ms veces que lo repita, nunca cambia nada, y si se confunde, lo corrige sobre la marcha". En este prlogo al segundo volumen los hermanos se manifiestan acerca del valor de los Cuentos como libro destinado a los nios. En los dos aos que van de 1812 a 1814 se haba hablado mucho de ese tema. Al fin el libro encontraba su sentido como libro para nios, cosa en la que no se pens en el primer volumen. Por aquel entonces se pensaba ms en lo que se les poda leer a los nios; entretanto los nios se haban adueado de los libros y los lean con sus propios ojos. Los hermanos insisten en que se les debe dejar plena libertad para hacerlo. Lo que dice Wilhelm es cierto; estos cuentos son algo sano y el pueblo alemn los necesita. La segunda edicin del libro es de 1819. .Aqu el segundo volumen tiene a modo de epgrafe un retrato de la seora Viehmnnin, la "mujer de los cuentos, grabado al aguafuerte por Ludwig Grimm Ludwig dibuj tambin al principio del primer volumen al hermanito y a la hermanita durmiendo en el bosque, con un ngel con lilas en las manos tras ellos. A partir de entonces hay muchsimos dibujos para los cuentos en casa de Ludwig hechos por l, pero son pocos los que se han publicado. El hacer dibujos para los cuentos formaba parte de su actividad artstica. En la poca en que apareci la segunda edicin, Lotte Grimm se cas con Hassenpflug; de esta forma, los nios que iban teniendo y, ms tarde, mis hermanos y yo nos fuimos convirtiendo en un pblico entusiasta de los cuentos. Crecimos con el libro y considerbamos su contenido como el de la gran historia universal en sus ms remotos tiempos. Los cuentos tienen la particularidad de ser considerados una y otra vez como una novedad por los nios. Para nosotros, todos tenan en comn el ser un gran reino en el que todas esas cosas haban sucedido realmente. Existe en los nios de todos los tiempos y de todos los pueblos un comportamiento comn con respecto a la naturaleza: lo ven todo como igualmente dotado de vida. Los bosques y las montaas, el fuego y las estrellas, los ros y las fuentes, la lluvia y el viento hablan y poseen buena o mala voluntad y la mezclan en los destinos humanos. Hubo una poca, sin embargo, en la que no slo pensaban as los nios europeos, sino tambin naciones enteras. Jacob se dedic a estudiar cmo se comportan los pueblos durante la infancia en lo relativo a creencias, idioma y tradicin; Wilhelm, por el contrario, no slo quera investigar el presente, sino tambin darlo a conocer. Fue sobre todo Wilhelm el que dio forma y, por tanto, cre los cuentos. En 1896 se colocar la doble estatua a los hermanos en Hanau. Hace poco he visto, con unos seores venidos de Hanau, la maqueta que est en el taller de Eberle en Munich, y me ha impresionado por su sencillez. Wilhelm est sentado en un silln con un libro abierto sobre las rodillas. No mira al libro, si a lo lejos, pensativo, como tantas veces le he visto de nio; parece que una idea estuviera tomando forma en su noble frente. Jacob, de pie junto a l, apoya una mano en el respaldo del silln e inclina la cabeza, para mirar el libro, como si tratara de leer su contenido. No se ha podido representar su trabajo intelectual en comn de una manera ms sencilla, bella y elocuente. En el pedestal, dentro de un medalln, ir el retrato de nuestra madre, que estuvo al lado de los dos hermanos hasta el ltimo momento. La tumba de Dorothea Grimm est en Eisenach. Yace en el cementerio situado junco al camino que sube a Wartburg. Sobre su lpida hay un ngel arrodillado, copia del que hizo para la tumba de Lotte Grimm en Kassel el cultor de Hesse Werner llenschel, fiel amigo de los hermanos Grima. Ludwig Grimm muri el 4 de abril de 1863 en Kassel. Junto a su padre descansa en Berln mi hermano Rudolf, tan querido para m y para mi hermana Auguste, que naci el 31 de marzo de 1830 en Gotinga, combati en las guerras y, a pesar de ser ms joven y ms fuerte que yo, muri el 13 de noviembre de 1889.

Herman Grimm

Dedicatoria A la seora Bettine von Arnim 1 Querida Bettine: Este libro vuelve otra vez a sus manos, de la misma manera que una paloma perdida busca de nuevo el hogar y toma all el sol tranquilamente. Hace veinticinco aos que Arnim se lo coloc, por vez primera, encuadernado en verde con lomo dorado, entre los regalos de Navidad. A nosotros nos alegr que l lo tuviera en tanto aprecio y no nos pudo expresar de mejor manera su agradecimiento. Por entonces pas unas semanas con nosotros en Kassel y fue l quien nos anim a la publicacin. Con cunta intensidad participaba en todo aquello que daba muestras de vida propia! Incluso tena en cuenta lo ms minsculo: con una habilidad especial coga una hoja verde, una flor del campo y saba contemplarlos de una forma plena de sentido. De todas nuestras colecciones fueron estos cuentos los que ms le gustaron. Opinaba que no debamos detenernos demasiado en ellos, pues en la aspiracin a lograr la perfeccin, al final, queda la obra sin llevarse a cabo. Est todo escrito tan limpia y pulcramente, aada con una irona bondadosa, pues, por los rasgos generosos pero no muy legibles de su mano, pareca no darle demasiada importancia a la escritura clara. Yendo de un lado a otro de la habitacin ley las hojas sueltas, mientras que un manso canario se mantena en equilibrio con un movimiento gracioso de las alas, posado en su cabeza, entre cuyos rizos pareca encontrarse muy a gusto. Su noble cabeza descansa ya hace aos en la tumba, pero todava hoy me conmueve el recuerdo de aquello, como si lo hubiera visto ayer por ltima vez, como si estuviera en la tierra verde como un rbol que agita su copa al sol. Sus hijos ya han crecido y no tienen necesidad de estos cuentos. Usted misma difcilmente tendr ocasin de volverlos a leer, pero la juventud invencible de su corazn aceptar gustosamente el regalo de esta fiel amistad con su cario. Con estas palabras le envi a usted el libro hace tres aos desde Gotinga: hoy se lo envo de nuevo desde mi tierra de origen, como la primera vez. En Gotinga poda ver desde mi ventana solamente unos tilos que sobresalan de los tejados, que Heyne 2 haba plantado detrs de su casa y que haban crecido a la par que la fama de la universidad; sus hojas eran amarillas y estaban a punto de caerse cuando yo abandon mi vivienda el tres de octubre de 1833 3. No creo que los vuelva a ver nunca ms con su follaje primaveral. Tuve que pasar all todava unas semanas ms y las pas en la casa de un amigo en contacto con aquellos a los que haba tomado cario y se lo segua teniendo. Cuando parta se vio detenido mi coche por una comitiva: era la universidad. que acompaaba a un fretro. Llegu aqu en la oscuridad y entr en la misma casa que haba tenido que abandonar, con un fro intenso. ocho aos antes: cul no sera mi asombro cuando la encontr a usted, querida Bettine, sentada junto a los mos, prestando ayuda y apoyo a mi pobre mujer enferma. Desde aquel funesto tiempo, que destroz nuestra tranquila vida, ha participado usted de nuestra suerte con una clida fidelidad, y yo considero esta participacin tan beneficiosa como el calor del cielo azul que ahora entra por mi ventana, desde la que, por la maana, veo ascender el sol y concluir su camino sobre los montes, bajo los que fluye radiante el ro; el aroma de los naranjos y tilos penetra desde el parque y yo me siento rejuvenecido en el amor y el odio. Puedo desear un momento mejor para ocuparme de nuevo de estos cuentos? En el ao 1813 4 yo ya haba escrito el segundo tomo, cuando nos vimos obligados los hermanos a conformarnos con un alojamiento ms pequeo, mientras soldados rusos alborotaban en las habitaciones de al lado; pero entonces el sentimiento de la libertad era el aliento de la primavera, que ensanchaba los pulmones y consuma toda preocupacin. Esta vez, querida Bettine, puedo darle el libro, que generalmente llegaba de tan lejos, en mano. Usted nos ha buscado una casa fuera de las murallas de la ciudad, donde al margen del bosque crece una nueva ciudad, protegida por rboles, rodeada de verde csped, rosales y guirnaldas de flores y que no ha sido alcanzada todava por el ruido insoportable. Cuando el ao pasado, en pleno verano, durante las tempranas horas de la maana. me paseaba de un lado a otro a la sombra de la encina, y el aire fresco iba haciendo desaparecer la presin que pesaba sobre m despus de una larga enfermedad, me di cuenta entonces, agradecido, de lo bien que usted haba cuidado de nosotros. No le traigo ninguno de los arbustos magnficos que se cultivan en el zoolgico, tampoco peces de colores de las aguas oscuras, sobre las que flota la imagen de los dioses griegos; en cambio, por qu no entregarle otra vez estas floraciones inocentes que salen continuamente frescas de la tierra, cuando yo mismo he visto cmo usted se detena ante una humilde flor y observaba su cliz con la alegra de la primera juventud 5? Berln, en la primavera de 1843 Wilhelm GRIMM Escritora alemana (1785-1859). hermana del poeta Clemens Brentano y mujer del escritor Achim von Arnim. Fue amiga de Goethe y mantuvo una estrecha relacin con los escritores romnticos.

2 Christoph Gottlieb Heyne (1729-1812). Filsofo clsico, profesor de la universidad de Gotinga; fue uno de los representantes ms notables del llamado Nuevo Humanismo. 3 Los hermanos Grimm tuvieron que abandonar sus cargos acadmicos cuando protestaron por la medida tomada por el rey Ernst August II de Hannover de suprimir la Ley Fundamental del Estado que llev a un incumplimiento de la Constitucin. 4 En este ao tuvieron lugar la alianza ruso-prusiana, as como las guerras de liberacin contra Napolen: de ah que hubiera tropas rusas estacionadas en Alemania. 5 Despus de la protesta de los siete de Gotinga entre la que se encontraban los hermanos Wilhelm y Jacob Grimm contra las medidas impopulares del rey de Hannover, ambos pensaban dedicarse exclusivamente, por encargo de una editorial, a confeccionar y redactar la que iba a ser su obra monumental: el Diccionario Alemn. Sin embargo, fueron llamados a Berln para ser nombrados miembros de la Academia de las Ciencias. Bettine von Arnim influy decisivamente para que se produjera tal nombramiento. Prlogo Cuando por una tormenta o por cualquier otra desgracia que el cielo enva se pierde una cosecha entera, nos parece bien, que, incluso en pequeos setos o arbustos que estn en el camino, se haya salvado un pequeo lugar y hayan permanecido de pie algunas espigas. Si el sol luce otra vez de forma favorable, crecen solitarias y sin necesidad de cuidados; ninguna hoz prematura las siega para los grandes graneros, pero al final del verano, cuando las espigas han madurado totalmente, llegan pobres manos que las buscan y, colocando espiga sobre espiga, atadas cuidadosamente y mucho ms apreciadas que gavillas enteras, las llevan a casa y durante todo el invierno sirven de alimento y quiz de nica semilla para el futuro. Lo mismo nos ha pasado a nosotros cuando hemos visto cmo de todo aquello que ha florecido en pocas tempranas no ha quedado nada, incluso casi se ha perdido hasta su recuerdo, como entre el pueblo las canciones, leyendas y estos inocentes cuentos hogareos. Los asientos al lado de la chimenea, el lar de la cocina, las escaleras del desvn, cuando todava se celebraban los das de fiesta, los pastos y los bosques en calma y sobre todo la fantasa no turbada han sido los setos que los han puesto a salvo y los han transmitido de una poca a otra. Quiz era ste justamente el momento de coleccionar estos cuentos, ya que los que deban custodiarlos son cada vez ms raros. Sin lugar a dudas, quienes todava los conocen saben por lo general muchos, porque los hombres se les mueren a los cuentos, pero no as los cuentos a los hombres; pero la costumbre va desapareciendo poco a poco como todos los asientos recnditos en las casas y jardines, que se perpetuaban desde el abuelo hasta el nieto, evitando el constante cambio de una pomposidad hueca que se parece a la risa con la que se habla de estos cuentos hogareos, que parece elegante y, sin embargo, cuesta bien poco. All donde todava los hay perviven de esa manera, sin pensar si son buenos o malos, poticos o de mal gusto para gente juiciosa; se los conoce y se los ama porque precisamente as han sido recibidos y producen alegra sin tener un motivo expreso para ella. As de maravillosa es la costumbre viva y, si algo tiene de comn la poesa con todo lo eterno, es sin duda este hecho de sentirnos atrados por ella frente a cualquier otro tipo de voluntad. Fcilmente se podr apreciar que estos cuentos slo han prendido all donde hay una viva sensibilidad para la poesa o para la fantasa, no apagada por las equivocaciones de la vida. En este sentido no queremos alabar aqu estos cuentos o defenderlos de una opinin totalmente contraria: su simple existencia es suficiente para protegerlos. Todo lo que posee variedad y ha sido repetidamente causa de placer, ha emocionado o enseado, lleva en s su necesidad y ha venido precisamente de las fuentes eternas que actan como el roco sobre la vida, y aunque slo quede una gota con- conservada en una hoja, relucir en las primeras horas de la aurora. Por ello, precisamente aquella pureza invade interiormente estas poesas, y por ella nos parecen los nios tan maravillosos y dichosos; todos tienen los mismos ojos blanco-azulados y sin mcula *, que ya no pueden hacerse ms grandes. mientras que sus otros miembros son tiernos y dbiles y todava torpones para el trabajo en la tierra. Este es el motivo por el que con esta coleccin no slo hemos querido prestarle un servicio a la historia de la poesa y de la mitologa, sino que, al mismo tiempo, era nuestra intencin que la poesa misma que hay en ella surtiera efecto y divirtiera a quien pudiera divertir, es decir, que tambin sirviera como libro didctico. No buscamos para ste la pureza que se logra a travs de una eliminacin temerosa de lo que tiene relacin con ciertos estados y situaciones que suceden todos los das y que no pueden permanecer ocultos en forma alguna y por lo que se cae en el error rpidamente de que lo que aparece en un libro tambin es real en la vida. Buscamos la pureza de una narracin sincera que no esconda reservadamente nada injusto. Por eso en esta nueva edicin hemos borrado cuidadosamente toda expresin no adecuada para la infancia. Si a pesar de todo alguien objetara que esto o aquello pone en apuro a los padres y que les parece malsonante; de forma que no quisiera dar el libro a los nios y quiz en algunos casos sea cierta esta preocupacin, pueden hacer entonces, y de

forma rpida, una seleccin; sin embargo en conjunto, y para un carcter sano, es verdaderamente innecesaria. Nada mejor puede defendernos que la misma naturaleza, la cual ha dejado crecer estas flores y hojas con tal variedad de colores y de formas. Si a alguno no le son de utilidad por sus determinadas necesidades, no por ello puede exigir que deban ser coloreadas y cortadas de otra manera. O tambin, la lluvia y el roco caen como un bien providencial para todo lo que hay sobre la tierra; el que no confa en colocar sus plantas para que sean regadas por ellos, porque sean muy sensibles y puedan sufrir algn dao, sino que prefiere regarlas con agua templada en la habitacin, no puede exigir que el roco y la lluvia tengan que desaparecer. Provechoso puede llegar a ser todo lo que es natural y eso es lo que debemos procurar. Por lo dems, nosotros no conocemos ningn libro sano y recio que haya enseado al pueblo, empezando por la Biblia, donde no aparezcan tales inconveniencias en mayor o menor medida; el uso recto no encuentra nada malo en ello, sino que, como dice un bello dicho, es un testimonio de nuestro corazn. Los nios interpretan sin miedo a las estrellas, mientras que otros, siguiendo la creencia popular, hieren con ello a los ngeles. Hemos coleccionado estos cuentos desde hace aproximadamente trece aos. El primer tomo, que apareci en 1812, contiene en general lo que habamos recogido poco a poco, por transmisin oral, en Hesse' y en las zonas del Meno y Kinzing que pertenecen al condado de Hanau, del que nosotros procedemos. El segundo tomo se termin en 1814 y se realiz con ms rapidez, en parte porque el libro haba conseguido por s mismo amigos que lo apoyaron cuando vieron lo que era y cmo haba sido pensado, y en parte porque nos acompa la suerte, que parece una casualidad, pero que generalmente apoya a coleccionistas trabajadores y perseverantes. Cuando se acostumbra uno a observarlos, se tropieza con ellos con ms frecuencia de lo que se cree, y esto ocurre sobre todo con las costumbres, caractersticas, sentencias y bromas del pueblo. Los hermosos cuentos en bajo alemn 2 de los principados de Mnster y Paderborn los tenemos que agradecer a una especial bondad y amistad; lo familiar del dialecto en su perfeccin interior se hace patente aqu de forma especialmente favorable. All, en las regiones tradicionalmente famosas de la libertad alemana, se han conservado en muchos lugares las leyendas y los cuentos como un entretenimiento casi habitual en los das de fiestas, y la zona es rica todava en costumbres y canciones heredadas. All donde la escritura no molesta con intromisiones de lo extrao ni embota por empacho, en parte porque sirve de apoyo y porque no permite a la memoria ser negligente y, sobre todo, en pueblos cuya literatura es insignificante, la tradicin suele mostrarse de forma ms fuerte y pura como sustituta: as parece haberla conservado la Baja Sajonia, ms que otras regiones. Qu coleccin ms completa e internamente ms rica hubiera sido posible en el siglo XV, e incluso en el XVI, en la poca de Hans Sachs o Fischart 3 en Alemania! *. Una de esas felices casualidades tuvo lugar en el pueblo de Niederzwehrn, que est cerca de Kassel, donde conocimos a una campesina que nos narr la mayor parte y los ms hermosos cuentos del tomo segundo. La seora Viehmann estaba todava fuerte y tena cincuenta y tantos aos. Los rasgos de su cara tenan algo de firme, comprensivo y agradable y tena una mirada lcida y penetrante **. Ella haba retenido concienzudamente en la memoria las antiguas leyendas y deca incluso que no todos tenan este don, y que algunos no podan retener nada de nada coherente. Al mismo tiempo narraba de forma mesurada, segura e indeciblemente vital, gozndose en ello, primero de forma libre, y luego, cuando se quera, otra vez despacio, de manera que con alguna prctica se poda tomar al dictado. Algo se ha conservado literalmente de esta forma y no puede dejar de ser apreciado en su verdad. Los que creen por sistema que es fcil falsificar la tradicin, que su conservacin es descuidada y por consiguiente que es imposible una larga duracin, deberan haber odo con qu exactitud se ajustaba a la narracin; no cambiaba nunca nada al repetir y correga su descuido en cuanto era consciente de l, incluso en la mitad de la narracin. La fidelidad de lo transmitido, en las personas que permanecen fieles a un mismo tipo de vida, es mucho ms fuerte de lo que nosotros creemos, dados como somos al cambio. Por eso precisamente lo conservado con tanta sencillez tiene una cierta proximidad persuasiva y una habilidad interna, que a otras cosas, externamente ms brillantes, no les es fcil conseguir. El fondo pico de la poesa popular se parece al verde que se extiende en diversos matices por la naturaleza y que llena y dulcifica la vista sin cansar nunca. Conseguimos, adems de los cuentos del segundo tomo, suficientes adiciones al primero y mejores narraciones, muchas transmitidas all, procedentes de fuentes parecidas. Hesse tiene la ventaja de ser un pas montaoso, situado lejos de las rutas principales y que ante todo se ocupa de la agricultura, lo que hace que pueda conservar mejor sus viejas tradiciones y costumbres. De esta manera, en esa regin que fue la verdadera residencia de los Catos 4, se ha conservado una cierta seriedad, un carcter sano, trabajador y valiente, que no dejar de ser tenido en cuenta por la historia. Todo esto hace que la escasez de comodidades y de delicadeza que se observa en otras regiones, como cuando se viene de Sajonia, se considere ms bien como un ventaja. Adems se siente tambin que las zonas ms rudas, pero a menudo enormemente bellas, as como una cierta severidad y pobreza en la forma de vida, se integran en todo el conjunto. De entre todos los pueblos de nuestra patria se puede considerar a los habitantes de Hesse como losAntiguo pueblo germnico que habit las tierras que hoy constituyen los dos ducados de Nassau y Hesse y el territorio de Westfalia.4

que mejor han conservado, igual que las mansiones antiguas, las particularidades de su carcter a travs de los cambios del tiempo. Lo que hemos ganado hasta ahora para nuestra coleccin, hemos querido incorporarlo a esta segunda edicin del libro. Por ello ha sido casi reelaborado el libro primero, se ha completado lo que estaba incompleto, algunas partes se han contado de forma ms sencilla y pura y no podrn encontrarse trozos que no hayan sido mejorados. En contraposicin se han introducido textos nuevos, entre ellos los de Austria y la Bohemia Alemana, de tal manera que se encontrarn partes hasta ahora totalmente desconocidas; las aclaraciones ocupaban anteriormente escaso espacio; dada la gran amplitud del libro, hemos tenido que destinar para ellas un tercer tomo. Por esto ha sido posible, no slo comunicar lo que antes habamos tenido que dejar de lado, aun a nuestro pesar, sino tambin incluir textos cuyo sitio est aqu y que, como esperamos, harn ver con ms claridad el valor cientfico de estas transmisiones. En lo que se refiere a la forma de hacer esta coleccin, lo que ms nos ha importado en primer lugar ha sido la fidelidad y verdad. No hemos aadido nada de nuestra cosecha, no hemos embellecido ninguna circunstancia o rasgo de la leyenda, sino que hemos reproducido su contenido tal y como lo hemos recibido. Naturalmente es obvio que la expresin y realizacin de los detalles procede de nosotros, pero hemos intentado mantener las particularidades observadas, para dejar a la coleccin tambin en este aspecto la variedad de la naturaleza. Todo el que se haya ocupado de un trabajo semejante comprender, por lo dems, que aqu no puede tenerse en cuenta una interpretacin descuidada y desatenta; por el contrario, se necesitan una atencin y tacto que solamente se alcanza con el tiempo, para distinguir lo sencillo, lo puro, pero perfecto en s, de lo falseado. Diversas narraciones las hemos transmitido como una, cuando se completaban entre s y cuando para su fusin no haba que prescindir de contradicciones. Cuando diferan la una de la otra, teniendo cada una, por lo general, sus propios rasgos, hemos dado preferencia a la mejor y las otras las hemos reservado para las anotaciones. Estas diferencias nos parecen ms notables que las simples alteraciones o deformaciones de un original existente anteriormente, ya que slo son intentos de acercarse, de forma distinta, a algo existente slo en la inteligencia, y que es inagotable. Repeticiones de frases aisladas, rasgos e introducciones deben considerarse como lneas picas y no de otro modo. Gustosamente hemos conservado un determinado dialecto. Si esto hubiera podido hacerse siempre, sin duda la narracin hubiera ganado. Este es un caso en el que la estructura conseguida, la finura y el arte de la lengua carece de importancia, y se palpa que una lengua literaria refinada, por ms hbil que sea en lo dems, aun siendo ms difana y clara, es menos expresiva, ya que no se ajusta con la misma fuerza al meollo de lo que quiere decir. Lstima que el dialecto del Bajo Hesse, en las cercanas de Kassel, en las zonas fronterizas del cantn franconio de Hesse, sea una mezcla indefinida y mal comprendida del bajo sajn y el alto alemn 5. En este sentido no hay, que sepamos, ninguna coleccin de cuentos en Alemania. Entre los transmitidos, o bien se conservaron algunos de forma casual, o se los consideraba como material bruto para crear, a partir de ellos, narraciones ms largas. Nos rebelamos con toda franqueza contra tales reelaboraciones. Es indudable que en todo sentimiento vital para la poesa subyace una formacin y perfeccionamiento potico, sin el cual la transmisin sera algo estril y muerto, pero precisamente por eso cada regin narra segn su propia idiosincrasia y cada boca de forma distinta. Hay una gran diferencia entre esa semiinconsciente sencillez, parecida al crecer tranquilo de las plantas y alimentada por el manantial inmediato de la vida, y los cambios conscientes, arbitrariamente realizados, que aun estando bien hechos no podemos permitir. En este caso, lo que predomina es la opinin del poeta, la cual depende de su formacin, mientras que en la otra perfeccin natural impera individualmente el espritu de los pueblos, que no permite caprichos. Si se priva a estas transmisiones del carcter cientfico, es decir, si Una de las divisiones del alemn, documentada desde el siglo VII y que englobaba aceptamos que debe conservarse en en la Edad Media gran cantidad de dialectos. ellas las ideas y estructuras de tiempos remotos, es obvio que tales valores se destruyen en ese tipo de reelaboraciones. Tampoco la poesa gana nada con ellas, pues dnde habita la poesa sino en el alma, donde de hecho refresca y reanima, calienta y fortalece? Pues bien, cada reelaboracin de estas leyendas les roba su inocencia y pureza sin ostentacin, arrancndolas del crculo al que pertenecen y donde siempre se las desea de forma no excesiva. Puede ocurrir que, en el mejor de los casos, se d a cambio finura, ingenio y especialmente humor, que la comicidad de la poca aporta consigo, adems de un cierto colorido del sentimiento, que no le resulta difcil ofrecer a una cultura alimentada por la poesa de todos los pueblos; pero este don tiene ms de sombra que de utilidad, piensa ms en el or y leer individual, a los que se ha acostumbrado nuestra poca, y concentra y agudiza, a cambio, la irritacin, ya que en el chiste nos cansa la repeticin, mientras que lo perdurable es algo tranquilo, sosegado y puro. La mano experta de tales reelaboraciones se parece a aquella que tena la desgraciada virtud de convertir en oro todo lo que tocaba, incluso las comidas, de tal modo que no puede darnos de comer ni de beber en medio de su riqueza. Incluso all donde la mitologa, con sus imgenes, tiene que adquirirse a fuerza de imaginacin,5

cun fro, interiormente vaco y sin forma parece todo, a pesar de las mejores y ms rotundas expresiones. Por lo dems, todo esto se dice contra las reelaboraciones que tienen la intencin de mejorar y hacer ms poticos los cuentos, no contra la apropiacin de una libre interpretacin de los mismos, de poesa que pertenece plenamente a la poca. Pues quin puede poner fronteras a la poesa? Hemos dejado el libro en manos generosas. Al mismo tiempo pensamos en la fuerza colmada de bienes que hay en ellas, y deseamos que este libro quede absolutamente fuera del alcance de aquellos que no permiten a los pobres y humildes las migajas de la poesa. Kassel, a 3 de julio de 1819 En esta tercera edicin hemos incorporado un nmero de cuentos a la segunda parte, entre los que hay algunos que se distinguen por estar en dialecto suizo. De este modo se aproxima un poco ms, en la medida de lo posible, a una coleccin completa. Adems muchos de los cuentos anteriores han sido reelaborados otra vez, y completados y enriquecidos mediante adiciones y rasgos sueltos sacados de narraciones orales. La tercera parte, cuyo contenido se remite al uso cientfico de la coleccin y por ello podra encontrar acceso en crculos ms estrechos, no se ha reeditado, porque todava hay ejemplares disponibles en la librera Raimer de Berln. En consecuencia, la tercera parte aparecer como obra independiente, en la cual tendrn cabida las introducciones preliminares de la edicin anterior sobre la esencia de los cuentos y de las costumbres de los nios. La fiel interpretacin de la tradicin, la expresin no afectada y, aunque esto suene a inmodesto, la riqueza y variedad de la coleccin, le han conseguido una aceptacin permanente en el extranjero. Entre las diversas traducciones merece destacarse la inglesa, por ser la ms completa, y tambin porque la lengua, emparentada con el alemn, se expresa con ms exactitud ". En 1825 hicimos una edicin, en un solo volumen, que contena slo una seleccin de cuentos pensando en aquellos que no consideraban ciertos cuentos adecuados para nios. Esta seleccin ha sido reeditada en 1836 y 1837. El valor cientfico de estas transmisiones se ha comprobado de forma, a veces asombrosa, en antiguas leyendas de dioses, y la mitologa alemana ha tenido no raras veces la ocasin de volver sobre el particular, e incluso ha encontrado en su coincidencia con los mitos nrdicos una muestra de las primitivas relaciones. Si la benevolencia hacia nuestro libro contina, no faltar, por nuestra parte, un cultivo sucesivo. Gotinga, 15 de mayo de 1837 Nos alegra que entre los nuevos textos aadidos a nuestra coleccin aparezca uno de nuestra regin de origen. El hermoso cuento El tiempo de la Vida, se lo cont un campesino de Zwehrn a un amigo mo con el que, al aire libre, haba iniciado una conversacin. Como se ve, an no ha desaparecido del todo la sabidura en la calle. Kassel, 17 de septiembre de 1840 Esta quinta edicin contiene otra vez un nmero significativo de cuentos nuevos; los otros han sido relaborados siguiendo una transmisin ms ntegra o han sido completados. Desde la aparicin de la coleccin se han ido aadiendo, sucesivamente, ms de cincuenta textos. El gran dibujo, lleno de sentido, de La Bella Durmiente, hecho por Neureuther (Munich, 1836) y grabado al aguafuerte por l mismo, muestra la influencia de estas poesas en las artes plsticas. Tambin hemos visto graciosos dibujos de Caperucita Roja. No menor mencin merecen los bonitos dibujos de diversos cuentos hechos por Franz Posci. Aparecieron en Munich Blancanieves, 1837; Hnsel y Gretel, 1838; El judo en el espino, con el ttulo de El alegre cuentecillo del pequeo Frieder, 1839; por ltimo, el Cuento del que fue a aprender lo que era el miedo, sin cita de ao. Nuestra pequea edicin ha vuelto a ser publicada en 1839 y 1841. Berln, 4 de abril de 1843 Tambin la sexta edicin se ha visto aumentada con nuevos cuentos y, en ciertos detalles, ha sido completada y mejorada. Todo el tiempo me he esforzado por incluir dichos y refranes tpicos del pueblo, a los que yo siempre presto atencin, y quiero poner un ejemplo: el campesino, cuando quiere expresar que est contento con algo, dice: Esto tengo yo que alabarlo por encima del verde trbol 6, y toma para ello la imagen del trbol bien crecido y que reverdece de nuevo, cuya vista le alegra el corazn; ya poetas en alto alemn lo ensalzan con este sentido (MS. HAg, 2, 66b, 94b). Ermansdorf en Silesia, 30 de septiembre de 1850 A la sptima edicin se ha aadido un cuento del siglo XV, y otros tres, tomados de tradicin directa, suplen a unos cuantos que han sido eliminados, como ya se haba hecho constar en la nueva edicin del tercer tomo, por ser de procedencia extranjera. All encontraron las citas bibliogrficas, que generalmente seguan a esto, su lugar adecuado. Berln, 23 de mayo de 1857

Despus de que Francis Cohen en la Quartely Rewiew (mayo de 1810) seal la edicin ms antigua de forma detallada, apareci, despus de la segunda, una traduccin de Edgard Taylor en dos partes con cobres ingeniosos de Cruiskhank (German popular stories. Londres 1823 y 1826), la cual ha sido editada de nuevo (1839). Otra seleccin con dibujos de Richard Doyle la ha hecho John Edward Taylor (The fairy ring. A new6

En espaol sera ponerlo a uno por las nubes, por las estrellas

collection of popular tales translated from the german of Jacob and Wilhelm Grimm, Londres, 1846). Luego Grimss Householdstories newly translated with illustrations by Wehnert, 2 vols., completa. Londres 1856. Un cuento aislado: The charmed Roe or the little brother and little sister illustrated by Otto Spekter. Londres 1847: los dibujos son muy bonitos. Una holandesa (Sprookjesboek vor Kindereen, Amsterdam, 1820) contiene un extracto, como una danesa de Hegermann-Lindencrone (Borne Eventry, Copenhague 1820 1821). Tambin en Dansk Laesebog for Tydske of Frederik Bresemann, 2.a edicin 1843, pgs. 123-133. hay tres textos traducidos por Ohlenschlger. una cantidad mayor por C. Molbech (Julegave for Born, 1835-1839, y Udvalgte Eventry og Forallingar, Copenhague, 1843). Varias piezas se encuentran traducidas en sueco en Reuterdahls Jullsning for barn. El Journal des Dbats de 4 de agosto de 1832 contiene una serie de manifestaciones juiciosas sobre el libro y como muestra una traduccin del cuento Enrique el Frreo; luego la hoja del 1 de enero de 1834, un fragmento del cuento El enebro; ulteriormente (Pars. 1836) aparecieron Contes choisis de Grimm, traducidos por F. C. Grard con grabados de cobre. Finalmente, en el ao 1846, Contes de la famille par les frres Grimm. traducidos del alemn por N. Martin y Pitre-Chevalier (Pars, sin referencia al ao) con una biografa fabulosa. 3 Hans Sachs: Poeta alemn nacido en Nuremberg en 1494. Es el ms importante de los maestros cantores. Se uni a la reforma luterana, compuso gran nmero de canciones, farsas y piezas dramticas. Persigue en todas sus obras un objetivo didctico. ya que se orienta a criticar y ridiculizar los males de la sociedad de su poca. Su figura fue exaltada por R. Wagner. Johann Fischart (1546-1590). humanista alemn es el poeta satrico ms importante de la Reforma. Su lengua es extraordinariamente rica en imgenes, expresiones populares y neologismos. Tradujo el Garganta de Rabelais. * Asombroso es que entre los galos no estaba permitido escribir los cantos transmitidos, mientras que para los otros asuntos se haca uso de la escritura. Csar, que se dio cuenta de esto (B. G. VI, 4), cree que as se quera evitar que, confiados en la escritura, fuera luego irreflexivo el aprendizaje y conservacin de las canciones. Tambin Thamus le reprochaba a Theut (en el Fedro de Platn), a propsito del descubrimiento de las letras, la desventaja que la escritura tendra en el desarrollo de la memoria. " Nuestro hermano Luis ha hecho un dibujo de ella --muy parecido y natural que se encuentra en la coleccin de sus dibujos (en Wiegel en Leipzig). A causa de la guerra, la buena mujer acab sufriendo necesidades materiales y tristezas, que personas de buen natural pueden aliviar, pero no hacerlas desaparecer. El padre de sus mltiples nietos muri de una fiebre nerviosa; los hurfanos trajeron la enfermedad y la ms grande penuria a su ya de por s pobre choza. Se puso achacosa y muri el 17 de noviembre de 1816.

' Pas federal alemn. situado entre el Macizo Central y el Alto Rinn. 2 Bajo Alemn, tambin llamado sajn antiguo, lengua documentada desde el siglo ix, del que proceden el holands y el frisn. Que los nios se frotan tan a gusto (Fischart-Garganta 129-131) y que a veces quisieran sacarse. (Nota de los Autores. En lo sucesivo tngase en cuenta que las notas precedidas de asterisco son de los autores; las numricas, as como el vocabulario de pgina 6, pertenecen a la traductora.)

El rey sapo o Enrique el FrreoEn aquellos tiempos pasados, en los que el desear todava serva para algo, viva un rey cuyas hijas eran todas muy hermosas, pero la pequea era tan hermosa, que el mismo sol, que ya ha visto tantas cosas, se maravillaba cada vez que le daba en la cara. Cerca del palacio del rey haba un gran bosque sombro, y en el bosque, bajo un viejo tilo, haba un pozo. Cuando de da haca mucho calor, la hija del rey iba al bosque y se sentaba en el brocal del pozo fresquito. Cuando se aburra, coga una bola de oro, la echaba a lo alto y la volva a coger. Este era su juguete preferido. Un da aconteci que la bola de oro no le cay a la hija del rey en su manita, que ella mantena en alto, sino que pas por su lado cayendo en tierra y rodando hasta el agua. La hija del rey la sigui con la mirada, pero la bola desapareci, y el pozo era tan profundo, tan profundo que no se vea el fondo. Entonces empez a llorar y lloraba cada vez con ms fuerza, y sin consuelo. Y mientras se lamentaba de esta manera, alguien la llam: Qu te pasa, hija del rey, que gritas de tal manera que hasta una piedra sentira lstima? Ella se volvi hacia donde proceda la voz y vio un sapo que sacaba su cuerpo gordo y feo del agua: Ah, eres t, viejo chapoteador dijo ella. Lloro por mi bola de oro, que se me ha cado al agua. Tranquilzate y no llores contest el sapo. Yo puedo encontrar remedio, pero qu me dars si te traigo nuevamente tu juguete? Qu quieres tener, querido sapo? dijo ella. Mis trajes, mis perlas, mis piedras preciosas, incluso la corona de oro que llevo puesta? El sapo respondi: No me gustan tus trajes, ni tus perlas, ni tus piedras preciosas, ni tu corona de oro, pero si me prometes tratarme con cario, dejarme ser tu amigo y compaero de juegos y sentarme en tu mesita contigo, comer en tu platito de oro, beber en tu vasito y dormir en tu camita; si me lo prometes, bajar y te subir de nuevo la bola de oro. Huy s dijo ella. Te prometo todo lo que quieras si me traes de nuevo la bola. Sin embargo, ella pensaba: Lo que chacharea este sapo simpln! El est en el agua con sus semejantes y no puede ser compaero de ningn ser humano. El sapo, en cuanto recibi la respuesta afirmativa, sumergi su cabeza, se hundi y despus de un rato volvi nadando hasta la superficie llevando la bola en la boca, y la tir en la hierba. La hija del rey dio saltos de alegra cuando divis de nuevo su precioso juguete, lo cogi y sali corriendo de all. Espera, espera grit el sapo. Llvame contigo, no puedo correr como t. Pero, de qu le sirvi ir gritando todo lo fuerte que poda su croac croac detrs de ella? La princesa no se detuvo, se fue presurosa a casa y pronto olvid al pobre sapo, que tuvo que volver a su pozo. Al da siguiente, en el momento en que ella, con el rey y todos los cortesanos, se haba sentado a la mesa y coma en su platito de oro, algo subi arrastrndose, chap, chap, chap, por la escalera de mrmol y, cuando hubo llegado arriba, llam a la puerta y grit: Hija del rey, la ms pequea, breme. Ella corri y quiso ver quin haba fuera. Cuando abri se encontr con el sapo sentado. Entonces cerr de golpe la puerta, se sent nuevamente a la mesa y estaba muerta de miedo. El rey pudo darse buena cuenta de que el corazn le palpitaba violentamente y dijo: De quin tienes miedo, hija ma? Hay acaso algn gigante en la puerta que quiera llevarte consigo? Oh! no respondi ella, no es un gigante, sino un sapo repulsivo. qu quiere el sapo de ti? Ay, pap querido, cuando ayer estaba en el bosque sentada, jugando al lado del pozo, se me cay la bola de oro al agua. Y como lloraba de tal manera, me la trajo de nuevo el sapo, y como l quera a toda costa ser mi compaero, le promet que lo sera, pero yo no pensaba que l volvera a salir del agua; ahora est afuera y quiere venir conmigo. En ese momento llam por segunda vez y grit: Hija del rey, la ms pequea, breme. No te acuerdas de lo que me dijiste ayer, al lado de la fresca agua del pozo? Hija del rey, la ms pequea, breme. Entonces dijo el rey: Lo que has prometido, tienes que cumplirlo; ve y brele. Fue y abri la puerta, el sapo entr saltando y la sigui hasta su silla. All se par y grit: Sbeme hasta ti. Ella titube, hasta que el rey se lo orden. Cuando el sapo estuvo en la silla, quiso subirse a la mesa y, cuando

estuvo sentado en ella, dijo: Ahora acrcame tu platito de oro para que comamos juntos. Lo hizo, desde luego, pero se poda ver que no lo haca con gusto... El sapo comi con apetito, pero ella no pudo probar bocado. Finalmente, dijo el sapo: Ya me he saciado y estoy cansado, llvame a tu cuartito y preprame tu camita de seda, que nos vamos a acostar. La hija del rey comenz a llorar y tuvo miedo del fro sapo, al que no se atreva a tocar y que ahora debera dormir con ella en su hermosa camita limpia. El rey, sin embargo, se puso furioso y dijo: No desprecies jams al que te ha ayudado cuando lo necesitabas. Entonces ella lo agarr con dos dedos, lo subi y lo puso en una esquina, pero cuando ella estaba ya en la cama, lleg arrastrndose y dijo: Estoy cansado, quiero dormir tan bien como t, sbeme o se lo digo a tu padre. Ella se puso entonces furiossima, lo subi y lo arroj con todas sus fuerzas contra la pared. Ahora ya estars tranquilo, sapo asqueroso. Pero cuando cay al suelo ya no era un sapo, sino el hijo de un rey con bellos y amables ojos. El era, segn el deseo de su padre, su amado camarada y esposo. Le cont que haba sido embrujado por una bruja perversa y nadie ms que ella lo hubiera podido liberar de la fuente, y a la maana siguiente se iran a su reino. Se durmieron luego y a la maana siguiente, cuando el sol los despert, lleg un carruaje tirado por ocho caballos blancos, que llevaban plumas blancas de avestruz en la cabeza y cadenas doradas, y detrs iba el servidor del joven rey, que era el fiel Enrique. El fiel Enrique haba sentido tanta pena cuando su seor fue transformado en sapo, que se haba colocado tres cadenas de hierro alrededor del corazn para que ste no le saltara de dolor y tristeza. El carruaje tena, sin embargo, que llevarlo al reino; el fiel Enrique les ayud a montar, se coloc detrs y estaba loco de alegra por el desencantamiento. Cuando llevaban un rato viajando, oy el hijo del rey que detrs de l algo haca ruido como si se hubiera roto. Se volvi y grit: Enrique, el coche se parte. No, seor, el coche no: es una de las cadenas de mi corazn, que estaba dolorido cuando vos estabais en el pozo, cuando erais un sapo. Una y otra vez se oy estallar algo en el camino. El hijo del rey pensaba siempre que se parta el coche y no eran ms que las cadenas que saltaban del corazn del fiel Enrique, porque su seor estaba liberado y era feliz.

El gato y el ratn, sociosUn gato conoci a un ratn y le habl tanto del gran cario y la amistad que senta hacia l, que al final el ratn acept ir a vivir con l a una casa y administrarla conjuntamente. Pero para el invierno habr que adoptar las precauciones necesarias; si no, pasaremos hambre dijo el gato. T, ratoncito, no puedes aventurarte de aqu para all, pues al final me caers en una trampa. Se respet el buen consejo y se compraron una ollita con manteca. Sin embargo, no saban dnde ponerla. Despus de una larga reflexin, el gato habl as: No conozco un lugar mejor donde pueda estar guardada que en la iglesia; all nadie se atreve a robar nada. La colocaremos bajo el altar y no la tocaremos hasta que tengamos necesidad. Pusieron a buen recaudo la ollita, pero no pas mucho tiempo sin que al gato le entraran ganas de ella y le dijo al ratn: Mira, ratoncito, una prima ma me ha pedido que sea padrino; ha trado un niito al mundo, blanco con manchas marrones, y le tengo que sacar de pila. Djame salir hoy y cuida de la casa t solo. S, naturalmente contest el ratn; por Dios, si comes algo bueno, piensa en m; de buen grado me gustara beber del rico vino dulce del bautizo. No haba en ello nada de verdad, el gato no tena ninguna prima y tampoco le haban pedido que fuera padrino de nadie. Se fue derecho a la iglesia, se desliz hasta la ollita de manteca, empez a lamer y lamer, y le quit la primera capa grasienta. Luego fue a dar un paseo por todos los tejados de la ciudad, aprovechando la ocasin, y despus se estir al sol, relamindose los bigotes cada vez que pensaba en la escudilla de manteca. Hasta que no se hizo de noche no regres a casa. Hombre, ya ests aqu otra vez dijo el ratn. Seguro que has tenido un da divertido. S, ha transcurrido agradablemente contest el gato. Y qu nombre han puesto el nio? dijo el ratn. Empezado contest el gato con sequedad. Empezado! Exclam el ratn. S que es un nombre extrao y raro: es corriente en vuestra familia? Qu hay de malo en ello? dijo el gato. No es mucho ms feo que ladrn de migajas, como se llaman tus padrinos. No mucho tiempo despus volvi el gato a sentir apetito. Tienes que hacerme un favor y cuidar otra vez de la casa solo: me han pedido por segunda vez que haga de padrino, y ya que el nio tiene una franja blanca alrededor del cuello, no puedo negarme. El buen ratn se lo permiti, pero el gato se desliz por detrs del muro de la ciudad en direccin a la iglesia y se zamp la mitad de la olla de manteca. No sabe nada mejor se dijo, que cuando se lo come uno solo. Y se encontr feliz con lo que haba hecho en el da. Cuando regres a casa le interrog el ratn. ,Cmo se ha bautizado a este nio? Mediado contest el gato. Mediado! Pero qu dices? Ese nombre no lo he odo yo en toda mi vida: te apuesto a que no est en el santoral. Al gato pronto se le hizo agua la boca y le apeteci volver a lamer. No hay dos sin tres le dijo al ratn. Otra vez tengo que hacer de padrino, el nio es totalmente negro, tiene solamente las patas blancas, y ningn pelo blanco en el cuerpo, y eso solamente pasa cada dos aos. Me dejas salir, no? Empezado, Mediado... contest el ratn son unos nombres tan curiosos que me dan qu pensar. Claro, t ests todo el da sentado en casa con tu sayal gris oscuro y tu larga trenza dijo el gato, y te dedicas a coger grillos; eso pasa cuando no se sale de da a la calle. El ratn, en ausencia del gato, limpi y puso toda la casa en orden; el goloso gato se trag entera la olla de manteca. Solamente cuando se ha terminado toda, se est tranquilo, se dijo a s mismo, y no regres a la casa, saciado y gordo, hasta la noche. El ratn inquiri rpidamente el nombre que haba recibido el tercer nio. No te va a gustar tampoco contest el gato, se llama Acabado. Acabado? dijo el ratn. Ese es el nombre que ms me da qu pensar, no lo he visto escrito en toda mi vida... Acabado? Qu querr decir todo esto? Movi la cabeza, se enroll y se puso a dormir. A partir de ese momento nadie quiso ya que el gato apadrinara a nadie, pero cuando lleg el invierno y afuera no se encontraba nada, el ratn se acord de sus provisiones y dijo:

Gato, ven, vamos a buscar la olla de manteca que nos hemos reservado, vers qu bien nos sabe. Desde luego dijo el gato, te va a gustar lo mismo que si sacas tu fina lengua por la ventana. Se pusieron en camino y, cuando llegaron, la olla de manteca estaba en su sitio, pero totalmente vaca. Ah, ahora me doy cuenta dijo el ratn de lo que ha pasado. Eres como para fiarse de ti. Ahora todo est claro, te lo has zampado cuando has ido a hacer de padrino: Primero Empezado, luego Mediado y luego... Te quieres callar? chill el gato. Di una sola palabra ms y te devoro. El ratn tena Acabado todava en la punta de la lengua y apenas lo haba pronunciado, cuando el gato dio un brinco hacia l, lo pesc y se lo engull. Ves? As es la vida.

La nia de MaraCerca de un enorme bosque viva un leador con su mujer. Tena solamente una hija de tres aos. Pero eran tan pobres que no tenan para comer diariamente y no saban qu podan darle a la nia. Un buen da se fue el leador, lleno de preocupaciones, a trabajar al bosque y, cuando estaba partiendo la lea, se le apareci una hermosa mujer de buena estatura, que tena sobre su cabeza una corona con estrellas relucientes, y le dijo: Yo soy la Virgen Mara, la madre del Nio Jess; t eres pobre y ests necesitado; treme a la nia, me la llevar conmigo, ser su madre y cuidar de ella. El leador obedeci, recogi a su hija y se la trajo a la Virgen Mara. A la nia le fue bien, coma dulces y beba leche azucarada y sus trajes eran dorados y los angelitos jugaban con ella. Cuando haba cumplido ya los catorce aos, la llam la Virgen Mara y le dijo. Querida nia, yo debo hacer un largo viaje, ten en custodia las llaves de las trece puertas del cielo; doce de ellas puedes abrirlas y contemplar las magnificencias que hay all, pero la decimotercera, que es la que se abre con esta llavecita, sa te est prohibida. Gurdate bien de abrirla; si no, sers muy desgraciada. La nia prometi ser obediente, y cuando ya la Virgen Mara se haba ido, comenz a contemplar las viviendas del reino de los cielos; cada da abra una, hasta que hubo recorrido las doce. En cada una de ellas estaba un apstol, rodeado de gran lujo, y ella se senta emocionada con toda aquella magnificencia, y los ngeles, que la acompaaban siempre, se emocionaban con ella. Ya no le quedaba ms que la puerta prohibida, y ella sinti entonces unas enormes ganas de saber qu es lo que estaba escondido all y dijo a los angelitos: --No la abrir del todo y tampoco quiero entrar, pero s quiero entornarla para mirar un poco por la rendija. --No. de ninguna manera dijeron los angelitos; eso sera un pecado. La Virgen Mara lo ha prohibido y podra ser tu perdicin. Ella se call, pero la ansiedad que dominaba su corazn no se pacific, sino que la roa y no la dejaba tranquila. Y una vez que los angelitos se haban ausentado, pens: Ahora estoy completamente sola y puedo asomar la cabeza. Nadie sabr que lo hago. Busc la llave y, cuando la hubo metido, le dio tambin la vuelta. Entonces la puerta se abri de par en par y all estaba sentada la Santsima Trinidad rodeada de fuego y esplendor. Permaneci un rato quieta observando todo con admiracin; luego roz un poco con el dedo el brillo, y el dedo se le puso totalmente dorado. En ese momento se vio sacudida por un intenso miedo, cerr de un portazo y se march corriendo. El miedo no la dejaba, hiciera lo que hiciera, y el corazn le palpitaba de tal manera que no lograba tranquilizarse. Tambin el oro se le qued pegado al dedo y no se iba, ya poda lavarse y frotarse todo lo que quisiera. Muy poco tiempo despus regres de su viaje la Virgen Mara. Llam a su presencia a la muchacha y le exigi que le devolviera las lla