6
1 HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA (II) (LA ENSEÑANZA DE 1900 A 1931) JORGE ANDÚJAR ESCOBAR

HISTORIA DE LA EDUCACION EN ESPAÑA _II_

Embed Size (px)

DESCRIPTION

JORGE ANDÚJAR ESCOBAR 1 2 3 Frente a la escuela laica promovida por el ideario republicano, el otro gran eje de la escuela en España eran las instituciones religiosas, entre ellas Las Escuelas del Ave María, que editaban los llamados “Manuales Majón”. En ellos aparecen escritos como los siguientes, dirigidos a los futuros maestros: 4 5

Citation preview

1

HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN

ESPAÑA (II) (LA ENSEÑANZA DE 1900 A 1931)

JORGE ANDÚJAR ESCOBAR

2

HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA (II)

(LA ENSEÑANZA DESDE 1900 HASTA 1931)

Continuando con la historia de la educación en este país, hay que recordar que bajo la influencia de Giner de los Ríos y de la “Institución Libre de Enseñanza” (ILE), se emprendieron importantes reformas en los terrenos jurídico, educativo y social, y se crearon organismos como el Museo Pedagógico, la Junta para Ampliación de Estudios, (de la que dependían el Centro de Estudios Históricos), el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales o la Residencia de Estudiantes, entre otros. Asimismo aparecieron iniciativas pioneras en la época como: pensiones para ampliar estudios en el extranjero, colonias escolares de vacaciones o la Universidad Internacional de verano. No obstante, el periodo que va desde comienzos de siglo hasta 1931, se caracteriza por el gran contenido religioso de la enseñanza en España y porque la influencia de la ILE es muy limitada. Así en este tiempo se mantiene vivo el espíritu de tres conocidos pedagogos cristianos: San Juan Bosco (1815-1888), que a pesar de no ser español, puede ser incluido en esta relación por su gran influencia a través de las “Escuelas Salesianas”. Andrés Manjón (1846-1923), con las “Escuelas del Ave María” y San Pedro Poveda (1874-1936), nacido en nuestra ciudad y fundador de la “Institución Teresiana”, dedicada a la formación de las maestras y a la administración de los internados femeninos para estudiantes. Refiriéndonos a Linares, el primer colegio religioso para niñas, fue fundado por las Esclavas el 24 de Septiembre de 1903. En un primer momento las Esclavas se establecieron en la calle Baeza nº 18. El traslado posterior a la calle Alonso Poves sería debido al aumento de alumnas y a la necesidad de nuevos espacios y locales, y se instalaron fue en el antiguo palacio de los Zambrana y la condesa de Santa Engracia, edificio donde continúan hoy en día. Asimismo y dentro del primer tercio de siglo encontramos el Colegio de la Presentación, fundado en el año 1920 por la Congregación de las Religiosas de la Presentación de la Virgen María, de Granada. Se situaron en un edificio de la Plaza del Ayuntamiento, junto a la iglesia de Santa María, donde siguen hasta ahora. Continuando con las instituciones religiosas relacionadas con la enseñanza hay que destacar la creación en Linares en 1912, de la “Academia de Santa Teresa”, dedicada a la instrucción de las futuras maestras, perteneciente al proyecto de Academias Católicas del sacerdote y santo Pedro Poveda, y que propagó por toda España y diferentes países. En cuanto a colegios religiosos para niños en Linares, tenemos que recordar al creado por Los Escolapios en 1920. Tras el cierre del colegio de Úbeda, el obispo de la diócesis de Jaén aconsejó su traslado a nuestra ciudad por carecer de un colegio religioso para niños. Sus primeras instalaciones fueron en el edificio de la “Real Compañía de Minas”, aunque al cabo de dos años adquirieron el palacio del marqués de Linares en la calle actual El Marqués, así como cinco casas adyacentes y un gran solar. Durante la Guerra Civil se suspendieron todas sus actividades, siendo asaltado y saqueado. A finales de 1939 hubo un intento de abrir de nuevo sus instalaciones pero el proyecto fracasó por las penurias económicas existentes. Por último y durante un tiempo “Auxilio Social” instaló allí un internado.

3

Es a partir de Marzo de 1900 cuando tras la división del “Ministerio de Fomento” en los de: “Instrucción Pública y Bellas Artes” y en el de “Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas”, aparece por primera vez en la historia de España, un ministerio específico para hacerse cargo de la enseñanza pública y privada, sus diferentes clases y grados, el fomento de las ciencias y letras, Bellas Artes, archivos, bibliotecas y museos, así como de la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. Este Ministerio elabora de inmediato un primer Plan de Estudios que entra en vigor en 1903, que sería modificado durante la dictadura de Primo de Rivera en 1926, siendo ministro de Instrucción Pública Eduardo Callejo de la Cuesta, quien llevaría a cabo una reforma que afectó especialmente a la Enseñanza Secundaria. En resumen se reorganizó los estudios de secundaria en dos grandes ciclos. Primero, el Bachillerato Elemental, de tres años de duración, y después un Bachillerato Universitario, también de tres años de duración. En este segundo ciclo, los alumnos tenían un año de estudios comunes y después dos ramas, una de letras y otra de ciencias. El Real Decreto de 1928 sobre la reforma universitaria permitió a algunos centros de la Iglesia concederles el grado de Universidad, con lo que la Iglesia culminaba, así su implantación en el mundo universitario. La dictadura de Primo de Rivera, en el poder tras un golpe de Estado de guante blanco y con el visto bueno del rey, tuvo en contra a muchos intelectuales, universitarios, ateneístas y estudiantes. Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca, representa esta postura como nadie y por ello sería desterrado a la isla canaria de Fuerteventura. A pesar de ser años de un enorme crecimiento económico en la rama de la industria, en la que asistimos a las primeras grandes corrientes migratorias hacia la ciudad, la conflictividad laboral crece a la par que la corriente antimonárquica. El pacto de San Sebastián, en 1930, llevó a las fuerzas republicanas a comprometerse en la sustitución de la forma de gobierno, de manera que tras los resultados electorales de las municipales de 1931, se declara el fin del reinado de Alfonso XIII y la proclamación de la II República. Los intelectuales de la República estaban convencidos de que el atraso español se podía superar con un Sistema Educativo adecuado. El gobierno de Manuel Azaña culpó de aquél atraso, a los métodos de enseñanza mantenidos por el profesorado religioso y se centró por ese motivo, en intentar erradicar la presencia social de la Iglesia, intentando establecer un sistema educativo unificado aplicando nuevos valores. Este nuevo modelo provocará enfrentamientos políticos, tensiones en la sociedad y en el interior del propio magisterio, teniendo enfrente a los sectores más reaccionarios y conservadores de la sociedad española. Introducir por ejemplo, la coeducación, niños y niñas en una misma clase, no resultaría tarea fácil, y así en las zonas rurales la incidencia de las nuevas corrientes llegaría a ser mínima. El anticlericalismo oficial cristalizaría en el decreto de 1932, que disolvía la “Compañía de Jesús”, y sobre todo en la “Ley de Congregaciones Religiosas”, la cual limitaba el ejercicio del culto católico y secularizaba los bienes eclesiásticos. No obstante, las primeras actuaciones sociales de la República se centraron en la promulgación de diferentes leyes, necesarias para atender demandas urgentes como, la reforma indispensable del ejército o la Ley de Bases de la Reforma Agraria, con la que se pretendía una más justa distribución de la propiedad de la tierra, especialmente en Andalucía y Extremadura, zonas de los grandes latifundios de una aristocracia generalmente ausente.

4

Respecto a la evolución de la escuela republicana, podemos establecer dos fases claramente diferenciadas: la de la época de paz y la de los tiempos de guerra. La primera, se centró en combatir el analfabetismo y por asentar definitivamente la pluralidad. La segunda, ya en época de guerra, se podría caracterizar por su marcado contenido proselitista y consignatario. Textos escolares como el titulado “El niño republicano”, de Joaquín Seró Sabaté reflejan, como ninguna otra fuente documental, los principios básicos y las ideas que se pretenden transmitir en cada época. Así podemos leer en algunas de sus páginas: La República es el gobierno del pueblo por el pueblo, el gobierno de todos para todos. La República es un régimen de dignidad humana. El pueblo republicano tiene para regular su vida las leyes que él mismo se da por medio de sus representantes y las mejora o las substituye a conveniencia para que rindan un beneficio igual para todos. La libertad es el más sabio de los principios que conducen al orden y al respeto, pues tiene un límite natural que nadie discute, esto es: la libertad de un ciudadano termina donde comienza la libertad de otro ciudadano. El límite de la libertad lo fijan las leyes. Frente a la escuela laica promovida por el ideario republicano, el otro gran eje de la escuela en España eran las instituciones religiosas, entre ellas Las Escuelas del Ave María, que editaban los llamados “Manuales Majón”. En ellos aparecen escritos como los siguientes, dirigidos a los futuros maestros: No puede llamarse Maestro cristiano aquel que no procure grabar en los niños el conocimiento y amor de Jesucristo. Jesucristo es el modelo que debe imitar todo hombre que aspire a ser bueno. Conocer y amar a Jesucristo es lo que más importa al Maestro y al niño. La vida toda de Jesús está contenida en el centro de la Cruz. En 1931 las estimaciones sobre el analfabetismo oscilaban entre el 30 y el 50 por ciento de la población. Existían unas 35.000 escuelas atendidas por 36.680 maestros y maestras. La estructura escolar de aquella España, mayoritariamente rural, se basaba en escuelas de aula única, con unos 50 alumnos atendidos por un solo maestro o maestra. Tomando como base los datos anteriores, se estimó que las escuelas existentes acogían de un millón y medio a dos millones de niños. Se precisaba, por tanto, la construcción de otras 27.000 escuelas para atender al millón o millón y medio de niños no escolarizados. En los primeros diez meses de la República se construyeron 7.000 escuelas, incrementándose esa cifra hasta 9.600 construidas el primer año. La necesidad de profesorado se cubrió con la organización de cursillos para aquellos que estuvieran en posesión del título de maestro, pero que trabajaban en otros servicios del gobierno. Unas 15.000 personas se inscribieron en dichos cursillos aquel primer año. Por otra parte los estudiantes de instituciones religiosas se cifraron en 350.000, por lo que el gobierno republicano proyectó la construcción del número de escuelas suficientes para sustituir a las que estaban regidas por religiosos. En muchas zonas rurales y en algunas ciudades, las familias se opusieron a los planes del gobierno respecto a la coeducación y a la retirada de crucifijos de las clases, y los maestros y maestras de aquellos lugares estaban mal vistos si no asistían a misa, siendo objeto de cierto aislamiento social por dicho motivo.

5

Por último a finales de 1933 se ordenó que las escuelas secundarias religiosas cerraran y, para principios de 1934, se hizo lo propio con las escuelas primarias. El nombramiento de Gomá y Tomás como arzobispo de Toledo pretendía desbloquear las relaciones entre la Santa Sede y el gobierno, enturbiadas tras sucesivos roces con el anterior titular del arzobispado, cardenal Segura. Por otra parte durante aquel mismo verano de 1933, la República puso en marcha las llamadas Misiones Pedagógicas, con las que pretendía acercar la cultura a los pueblos aislados. Profesores y estudiantes de la Universidad de Madrid, llevaban medicamentos y libros, representaban obras de teatro clásicas, proyectaban películas y, con la cooperación de los aldeanos, construían escuelas. Las elecciones de Noviembre de 1933 dieron la victoria a la derecha y Alejandro Lerroux formaría nuevo gobierno, con lo que la “Ley de Congregaciones” fue ignorada y las escuelas de la Iglesia funcionaron con normalidad. A lo largo de 1934, siendo ministro de Instrucción Pública Filiberto Villalobos, se continuó la construcción de escuelas, aunque con un presupuesto menor que durante el periodo 1931-33, aunque durante el año 1935, por falta de presupuesto, se suspendió la construcción de las mismas y se redujeron considerablemente los presupuestos de todas aquellas instituciones que estaban relacionadas con las actividades de la Institución Libre de Enseñanza. También fueron devueltas las propiedades confiscadas a los jesuitas y se fijó el pago de una indemnización a la Compañía de Jesús. En Febrero de 1936 ganan las elecciones los partidos de izquierda agrupados en el llamado Frente Popular, coalición que pactó un programa de mínimos para el retorno a la política religiosa, educativa y regional del primer bienio republicano, además de otras reformas. Azaña sería nombrado presidente del gobierno y presidente de la Republica, sucesivamente. A lo largo del primer semestre de 1936 el orden público se degrada peligrosamente y se desencadenan repetidas huelgas en todo el país, promovidas por los sectores más revolucionarios de la izquierda. La Falange, por su parte, se especializa en la agitación popular y en la violencia callejera, acontecimientos que ya conocemos sobradamente y que sirvieron como justificación para el levantamiento de los militares franquistas y el comienzo de la Guerra Civil. En la zona llamada “nacional”, y durante el periodo 1936-1943 se incoaron al profesorado numerosos expedientes de depuración: unos 6000 fueron expulsados de la enseñanza, otros tantos trasladados forzosamente de localidad, unos 3000 fueron sancionados de empleo y sueldo y más de 1000 fueron inhabilitados para el ejercicio de cargos públicos. Los “tribunales de depuración” se constituyeron para castigar las conductas consideradas inadecuadas e incompatibles con la España Nacional y con el objetivo de ajustar el perfil ideológico del profesorado a la nueva escuela que se quería implantar. Los maestros más comprometidos con las reformas republicanas fueron perseguidos, sus métodos fueron tachados de nocivos para la sana formación de los niños y niñas, y en cuanto a las cuestiones morales, el estar divorciado, haber contraído matrimonio civil o no ir a misa, suponían quedar automáticamente fuera del ejercicio del magisterio. En una primera fase, a inicios de la guerra, los mismos militares se encargaban de pedir informes a los alcaldes sobre la “conducta” de los maestros. A partir de Noviembre de 1936 se constituyeron comisiones provinciales y todo el profesorado sin excepción debió someterse a un expediente para, caso de emitirse un juicio favorable, poder seguir ejerciendo. Se debían adjuntar al mismo los

6

informes del alcalde, el cura, la guardia civil y otras personas de probada moralidad católica que avalaran la petición de reingreso como maestro. En 1938 es nombrado ministro de Educación Nacional Pedro Sainz Rodríguez, monárquico y católico tradicional, que centró su breve mandato en el desmantelamiento del sistema educativo republicano. Las nuevas bases del sistema escolar, que llegarán casi intactas hasta finales de los años sesenta, girarían en torno a los siguientes preceptos: Educación religiosa en todos los centros y marcado contenido moral de todo el saber. El amor a la Patria debía impregnar cualquier hecho educativo. Prohibición de la coeducación. El sacrificio y la disciplina se considerarán el motor del éxito. Valor fundamental de la familia como eje vertebrador de la vida española. La mujer, garante del bienestar familiar al servicio del marido y los hijos. La cultura clásica pasa a formar parte fundamental del currículum y se considera obligatorio el estudio de lenguas de países afines como Alemania e Italia. El nuevo bachillerato, que se mantendrá hasta 1953, comprenderá un examen de ingreso a los diez años, siete cursos y un examen de Estado organizado por la Universidad. En Agosto de 1939, Ibañez Marín será nombrado ministro de Educación. Durante su mandato se crea el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que a la postre serviría de plataforma de lanzamiento de los técnicos afines al “Opus Dei”, encargados de modernizar el país en los sesenta. En Julio de 1940 se establece un nuevo Plan de Estudios de Magisterio, los sueldos de los profesores se congelan y se viven tiempos de penuria generalizada. Los cargos directivos se ocupan por méritos de guerra y los desplazamientos de maestros desde las provincias del centro de España hacia Cataluña y el País Vasco se convierten en práctica habitual. El objetivo era “reeducar” a la población de estas zonas, especialmente en la formación política de la juventud, tema que preocupaba enormemente al nuevo régimen. Para terminar esta breve historia de la educación en España, recordar que en 1940 se crea el Frente de Juventudes, rama juvenil de la Falange a la que debían pertenecer todos los estudiantes entre los ocho y los dieciocho años. Al poco se promulga la Ley de Ordenación de la Universidad y se crea el Sindicato Español Universitario (SEU), en el que se tenían que inscribir todos los profesores y estudiantes universitarios. Los acontecimientos que siguieron a continuación durante la larga etapa de la dictadura en referencia a la Educación, los considero totalmente lamentables. El régimen franquista nunca quiso realmente formar culturalmente al pueblo, si no adoctrinarlo en lo que llamaba “el nuevo orden”, de manera que cualquier expresión cultural pasaba obligatoriamente por el tamiz del nacionalsocialismo y de la Iglesia. Esto es otra larga historia, en la que muchos de nosotros fuimos participantes forzosos. FUENTES: WIKIPEDIA. La enciclopedia libre. Ley de Instrucción Pública de 1857. (personal.us.es/alporu/.../ley_moyano_texto.htm) Ley Moyano de Instrucción Pública. (elgranerocomun.net/Ley-MoyanodeInstruccionPublica)

Linares 26 de Abril del 2011. Jorge Andujar Escobar