24

HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD · HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD ACTAS DEL III CONGRESO INTERDISCIPLINAR DE JÓVENES HISTORIADORES José Manuel Aldea Celada Paula Ortega Martínez

Embed Size (px)

Citation preview

HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD

ACTAS DEL III CONGRESO INTERDISCIPLINAR DE JÓVENES HISTORIADORES

José Manuel Aldea CeladaPaula Ortega Martínez

Iván Pérez Miranda Mª de los Reyes de Soto García

(Editores)

Pablo C. Díaz(Prólogo)

Salamanca • 2012Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 2

Editores: José Manuel Aldea Celada, Paula Ortega Martínez, Iván Pérez Miranda, Mª de los Reyes de Soto García.

Comité editorial: Álvaro Carvajal Castro, Gonzalo García Queipo, Ana González-Muriel Valle, Javier González-Tablas Nieto, Amaia Goñi Zabelegui, Carmen López San Segundo, Isaac Martín Nieto, Alejandra Sánchez Polo, Francisco José Vicente Santos.

Consejo asesor: Enrique Ariño Gil (Universidad de Salamanca), Javier Baena Preysler (Universidad Autónoma de Madrid), Valentín Cabero Diéguez (Universidad de Salamanca), Antonela Cagnolatti (Università di Bologna), Julián Casanova Ruiz (Universidad de Zaragoza), Rosa Cid López (Universidad de Oviedo), Mª Soledad Corchón Rodríguez (Universidad de Salamanca), Pablo de la C. Díaz Martínez (Universidad de Salamanca), Ángel Esparza Arroyo (Universidad de Salamanca), José María Hernández Díaz (Universidad de Salamanca), Mª José Hidalgo de la Vega (Universidad de Salamanca), Ana Iriarte Goñi (Universidad del País Vasco), Miguel Ángel Manzano (Universidad de Salamanca), Esther Martínez Quinteiro (Universidad de Salamanca), Manuel Redero San Román (Universidad de Salamanca), Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca).

Los textos publicados en el presente volumen han sido evaluados mediante el sistema de pares ciegos.

© Los autores

© AJHIS

© De la presente edición: Los editores

I.S.B.N.: 978-84-940214-3-5

Depósito legal: S. 495-2012

Maquetación y cubierta: Iván Pérez Miranda

Edita: Hergar ediciones Antema

Realiza: Gráficas LOPE

C/ Laguna Grande, 2-12 Polígono «El Montalvo II»

37008 Salamanca. España

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden re-

producirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en

ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético

o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito

de los titulares del Copyright.

503

LA VISIÓN DE LA EDAD MEDIA REGIONAL A TRAVÉS DE ALGUNOS AUTORES EXTREMEÑOS: ESENCIA, ORGULLO Y

DESPRECIO (1960-1980)1

The Idea of the Medival Regional History through Some Extremenian Authors: Esences, Pride and Disdain (1960-1980)

Luis Vicente Clemente Quijada2

Universidad de [email protected]

Resumen: Han sido numerosos los eruditos que se han dedicado a investigar sobre el pasado medieval del actual territorio extremeño y sus pobladores. Hasta mediados de los años 70, sus obras estuvieron marcadas por la búsqueda de las esencias regionales y el fomento del orgullo extremeño. Desde esa fecha, y sobre todo durante la etapa preautonómica, se abrió paso un discurso historiográfico victimista. En la nueva imagen del pasado regional se primará ahora la supuesta opresión secular a la que fueron sometidos los extremeños. De orígenes medievales, debía ser redimida por un autonomismo salvífico. En este trabajo abordaré el uso que tanto unos como otros hicieron de la Edad Media, a la par que mostraré cómo algunas de sus tesis perviven en nuestros días en publicaciones especializadas, libros de historia local e incluso manuales escolares.

Palabras clave: Extremadura, Edad Media, Historiografía, Política.

AbstRAct: Several non-specialized people have done researches about the Medieval Extremadura and its population. Until the middle seventies, their works aimed at defining the regional identities and foment the pride. Since then, and before the creation of the Autonomic Government, a victimize speech appeared. The new picture of the regional past was now focused on an imaginary pressure –with medieval origins– over the local people which had to be deleted by new institutions. In this article, we will deal with the

1 Trabajo realizado dentro del Proyecto «Agricultura y sociedad rural en Extremadura y Andalucía Occidental». Proyecto HAR2010-15238 del Ministerio de Economía y Competitividad.2 Becario del Programa FPU del Ministerio de Educación.

Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Luis Vicente cLemente QuijAdA

504 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

public uses of History made by both groups of researchers. The survival of some of their theses will be proved in specialized works, local History books and text books.

Keywords: Extremadura, Middle Ages, Historiography, Politics.

Y esta liberación (...) la has conseguido a través de la meditación, el conocimiento y la iluminación ¡No a través de una

doctrina! En mi opinión, oh sublime, nadie accede a la liberación a través de una doctrina.

Herman Hesse. Siddhartha. 1922

1. IntroduccIón

En esta comunicación me limitaré a la producción historiográfica erudita relacionada con la Edad Media. A lo largo del artículo entenderemos por Historiografía erudita a las obras de autores que, sin una formación especializada en el ámbito de la Historia, se dedicaron a escribir sobre esta materia. Enfocaré el análisis de la historiografía erudita extremeña anterior a la Transición valiéndome de los conceptos de discurso esencialista y discurso triunfalista que ha propuesto el profesor Sánchez González3. En las líneas que se siguen, con el término «discurso esencialista» nos referiremos a aquel cuyos representantes se preocupan por encontrar los rasgos definitorios de la región y sus habitantes. Bajo el concepto de «discurso triunfalista» englobaremos a los eruditos que se preocupan por difundir las glorias del solar. Considero que ambos modelos convergen al encontrar una fuente de orgullo en el pasado regional. Su función fue la de mitigar en las conciencias los efectos de un presente poco alentador4. Luego, durante la Transición, estas formas de enfocar el pasado serán sustituidas por un discurso que hemos caracterizado como «victimista». Entendemos por tal a una forma

3 Una clasificación de la tipología discursiva sobre Extremadura puede verse en SÁNCHEZ GONZÁLEZ, 1999: 331-336. El concepto de «discurso triunfalista» ha sido empleado en el análisis de los discursos posteriores a la Transición. En este caso, lo aplicaremos también a los generados por algunos autores del último Franquismo.4 SÁNCHEZ MARROYO, 2009: 111. Sobre el movimiento regionalista en Extremadura y los usos que hizo de la Historia durante el último Franquismo, véase GARCÍA PÉREZ, 1991.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

505Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

de hacer Historia que proclama (y se basa en) una supuesta opresión cuasi ancilar de los sectores no privilegiados de la población. Los orígenes de esta injusticia se encuentran, según sus defensores, en las estructuras de la propiedad que se instituyeron en la Edad Media, a la par que el territorio extremeño pasó al dominio cristiano. Los «historiadores» victimistas consideran que, como consecuencia de la cesión de la tierra a las Órdenes Militares y la nobleza, se abortaron las posibilidades de desarrollo de una población libre. En lugar de ello, se generó toda una masa de campesinos dependientes y desposeídos que se mantuvo en los siglos sucesivos. Desde el punto de vista de los victimistas, solo se podría corregir y eliminar tal injusticia mediante la implantación de unas instituciones autonómicas que velasen por el bien de un pueblo secularmente apartado de la toma de decisiones. Si la intencionalidad política de esta forma de interpretar el pasado es patente, también es cierto que tiene un componente de reacción contra las tendencias dominantes hasta el momento. De estas últimas me encargaré en primer lugar.

2. La HIstorIografía medIevaL erudIta antes de La transIcIón

La baja calidad intelectual en el tratamiento de la Edad Media por parte de la erudición aficionada no viene tan condicionada por el contexto en el que se desarrolla – dictadura de Franco – como por la nula formación histórica de sus autores. La nobleza y la realeza son los protagonistas indiscutidos de las obras dedicadas a la Historia Medieval anteriores a 1975. A menudo, son descritos como los únicos sujetos activos, es decir, son ellos quienes conquistan, luchan, aman o deciden. Nadie más. La población pechera, pese a que constituía la mayoría de la sociedad, no tiene voz ni representación. Le corresponde un papel pasivo. No solo eso, sino que además, todos los logros dignos de recuerdo corresponden al primer grupo, y ello pese a que nunca hubiesen podido alcanzarlos por sí solos. En suma, el «vulgo» iba detrás de los «grandes hombres» exclusivamente para beneficiarse de sus hazañas. Veámoslo a través de tres ejemplos:

- En 1965, Juan Antonio Muñoz Gallardo reflexionaba así sobre el medievo: «La reconquista de nuestro suelo, invadido por los árabes en el año 711, exigió de los reyes y de la nobleza el situar en el primer plano de su atención la guerra contra el infiel»5. Reyes y nobleza. El resto de la sociedad

5 MUÑOZ GALLARDO, 1965: 248. Las cursivas del fragmento son mías, al igual que

Luis Vicente cLemente QuijAdA

506 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

permanecía ajeno a la empresa. Ni que decir tiene que lo que le pudiese ocurrir al «sarraceno» no tenía relevancia. Incluso estaba justificado, porque sus antepasados invadieron el solar extremeño. Era el momento de tomarse la revancha. Tampoco merecía su atención que los principales damnificados por la guerra fuesen los grupos más desprotegidos de la sociedad cristiana y de la musulmana. En lugar de preocuparse por ellos, centraba su atención en la nobleza, como si este colectivo hubiese ido a guerrear solo. Como si todo hubiese sido decisión suya.

- El segundo caso es todavía más ilustrativo. En 1967, Juan José Eguí-bar y Muñiz narraba en estos términos la conquista cristiana de Zalamea de La Serena: «abierta brecha, entró el Maestre con algunos de sus infantes que, chocando valerosamente con los moros, les hicieron retirar al castillo»6. El maestre y sus infantes. Daba igual que la caballería villana y los peones cons-tituyesen el principal integrante de las huestes reales y nobiliarias. Llegado el momento, las acciones heroicas eran realizadas por el maestre y su camarilla. La masa de población, representada aquí por los soldados, tuvo un papel bastante menos honorable, según Eguíbar. En todo el proceso, parece que ellos solo realizaron una acción. De hecho, la de actuar como saqueadores de la recién conquistada ciudad: «Entregó el maestre a sus soldados la villa, en la que entraron a saco, aprovechándose de su riqueza (…)»7. No se les menciona para nada más.

- Por último, cuando en 1965 Muñoz de San Pedro trataba el linaje de los Monroy, mostraba por ellos cierta simpatía y admiración: «Este trío excepcional de atletas hercúleos y heroicos, con su espíritu indomable y belicoso, jugó un papel de primer orden en la Historia extremeña del siglo XV»8. Nobles heroicos. Papel de primer orden. Las acciones de la nobleza siempre eran dignas de recogerse en los anales de la Historia. Ahora bien, en la Edad Media, este grupo social era el único promotor de las guerras y conflictos entre los reinos peninsulares. Otro tanto ocurría a escala local. A pesar de ello, los autores extremeños de los 60 se esfuerzan por disculparlos. Y por encumbrarlos. Mirado con detenimiento, tan «destacado papel» de los Monroy no consistió sino en el asedio de ciudades como Coria y el ejercicio generalizado de la violencia señorial. Nada que beneficiase a los extremeños del momento. Más bien, todo lo contrario.

todas las que aparezcan en los textos que se citarán más adelante.6 EGUÍBAR Y MUÑIZ, 1967: 126.7 Ibidem.8 MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1965: 213.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

507Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Por tanto, la Historiografía que nos presentan estos eruditos viene determinada por dos sesgos. El primero de ellos consiste en la invisibilidad de la población pechera, salvo contadas (y no siempre honrosas) excepciones. El segundo, en el ensalzamiento de los grupos dirigentes, de los privilegiados sociales. Como ha apuntado la profesora García Oliva, «inducidos por la tendencia a ensalzar la figura del biografiado, destacan sus acciones más honrosas y, cuando tienen que abordar otras que pudieran resultar reprobables de acuerdo con los valores éticos actuales, se preocupan por hacerlas compresibles en base a las costumbres y formas de vida de la época o a las circunstancias en que se encontraron los protagonistas.»9 Esto último es más fácil de entender si tenemos en cuenta que son también privilegiados quienes se dedican a escribir la Historia en estos años. La mayoría de las veces se trata de personas pertenecientes a una clase media (e incluso nobiliar) cuya formación académica no está relacionada con las Ciencias Sociales. Para ellos, el ejercicio de la Historia constituye una noble ocupación, una forma de prestigio y diferenciación social o una afición. Condes, médicos, párrocos o abogados se encargaron del pasado en ausencia de los historiadores profesionales.

2.1. La búsqueda de las esencias y el orgullo

Los autores extremeños de los años 60 mostraron una preocupación constante por la creación y difusión de la identidad regional. Sus conclusiones iban encaminadas a mostrar la grandeza del solar extremeño y de sus «hijos ilustres». Su finalidad era fomentar el orgullo de ser extremeño. No obstante, en los años de la emigración a Madrid y al extranjero, el orgullo extremeño no podía basarse en el presente. Era necesario buscar consuelo en el pasado. Por tanto, la Historia (incluida la de la lengua) se convirtió en una disciplina esencial para lograr sus objetivos. Los principales motivos de sus obras fueron el descubrimiento y conquista de los imperios americanos por algunos hombres originarios de Extremadura. Desde la Historiografía Medieval, los aportes fueron menos numerosos y se vertebraron en torno a tres puntos: la Reconquista, el carácter del pueblo extremeño y las curiosidades.

El aspecto reconquistador es básico si tenemos en cuenta que, para ellos, la actual región extremeña apareció en la Edad Media: «La Extremadura nacida entonces, vivió como una unidad, como reino o provincia, hasta que, tardíamente, en 1822, se hizo la división administrativa en dos mitades»10.

9 GARCÍA OLIVA, 1995: 126.10 MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1961: 32.

Luis Vicente cLemente QuijAdA

508 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Por eso, no resulta extraño encontrar un libro dedicado íntegramente a los inicios de la Reconquista11, a la génesis de la región. Conquistado el territorio, poco o nada importaba lo que ocurriese después. Como han apuntado algunos autores «la vida posterior del grupo social, por muy dura que fuera, ya no merecía el interés del investigador o erudito, para quien el calificativo de heroico queda reservado para las empresas militares y las gestas individuales»12. Muñoz Gallardo se esforzaba por demostrar la antigüedad de la Orden de Alcántara, calificada como la genuinamente extremeña. Para él, la de Alcántara no solo era la más veterana de estas instituciones, sino que además nunca estuvo subordinada a la de Calatrava. Recuperaba así el debate de los cronistas del siglo XVII. Utilizaba, además, sus mismos argumentos y bases documentales.

El carácter, creado a partir de la mezcla de culturas y razas, es el segundo motivo de honra extraído de la Edad Media. La raza extremeña no existía, pero sí el carácter extremeño. Había un espíritu, una forma de ser común a los habitantes de esta tierra. Pedro Caba fue el encargado de sistematizar sus rasgos, mediante «una tentativa de caracterización, de psicología profunda»

13. El pasado común y la construcción del futuro eran los verdaderos componentes del sentimiento de colectividad. Por eso, era necesario indagar en el primero para conocer la esencia del hombre extremeño y trabajar por el mañana. Aquí es donde entra en juego el Medievo. Lo hace porque «el extremeño presenta características de hombre de cruce entre el ibero, el lusitano, el tartesio aborigen y los injertos arábigo-moriscos»14. Por tanto, cada una de las poblaciones anteriores había realizado su contribución. Musulmanes y judíos fueron los últimos en llegar. Éste crisol se detuvo en la Edad Media, por ser entonces cuando, conquistada la tierra y expulsados los judíos, se acabaron los aportes. No obstante, la herencia hebrea debió ser fundamental, dada la facilidad con la que todavía se podían observar sus rasgos en los años 60 «en los extremeños se percibe la presencia del israelita, lo que se nota en leyendas, costumbres y hasta en los rasgos físicos»15. Entre las localidades extremeñas donde podía apreciarse el físico judío destacaba Arroyo de la Luz, pueblo natal de Pedro Caba «Hay pueblos, en cierto modo islotes, como Arroyo de la Luz, donde el tipo hebreo se da en la estampa física de sus mujeres, con tal vigor y fidelidad, que algunas de ellas, vistas

11 VELO Y NIETO, 1956.12 MARTÍN MARTÍN y GARCÍA OLIVA, 1985: 220.13 CABA LANDA, 1966: 39.14 Ibidem: 41.15 Ibidem: 68.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

509Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

en su porte y andadura, en torno a la fuente o el pozo, o con el cántaro al costado y aún más cuando lo llevan sobre la cabeza, parecen arrancadas de un texto bíblico»16.

Por último, trataré la recogida de anécdotas del pasado. Dado que la mayor parte de las rastreadas tienen un carácter positivo, no resulta muy aventurado pensar que constituyen una forma más de trabajar por la grandeza de Extremadura o del municipio abordado. Un párroco escribía sobre el hecho de que San Pedro de Alcántara hubiese pernoctado una vez en su pueblo «Desde luego que para Serradilla implica un grato recuerdo. Porque para ir a Serradilla, por lo escondido del lugar, hay que hacer intención»17. Tampoco faltó quien se interesase por demostrar la autenticidad del báculo del mismo santo18. Sin embargo, el artículo más completo en lo referido a las anécdotas es el de Juan Pedro Vera Camacho19. Entre ellas destacaré, por su relación con el periodo medieval, las siguientes: el cadáver de Isabel la Católica pasó una noche en Jaraicejo, la primera noticia de la conquista de Granada llegó al prior de Guadalupe o que Alfonso X comió rabo de cordero asado en Extremadura. También intentó demostrar que Pedro I murió en Casas de don Pedro (Badajoz), en el paraje de la Atalaya de Montiel20. Se trataba de asociar noticias históricas (que mostraban la importancia de Extremadura) con el momento actual. A partir de ellas, el orgullo regional crecería entre los extremeños. Además, con semejante pasado, se minimizaría la cruda realidad presente. Gracias a su Historia, los extremeños podrían llevar la cabeza bien alta ante el resto del mundo, aunque eso no les ayudase a mejorar su situación. A fin de cuentas, algo tendría Extremadura cuando «los dos reyes más poderosos de España [se refiere a Fernando el Católico y Carlos I] murieron en ella»21.

Los eruditos de los 60 heredaron el discurso historiográfico característico de finales del siglo XIX. La Historia se consideraba entonces en España como una cuestión de engrandecimiento y cohesión nacional «restaurar el crédito de nuestra Historia, con el fin de devolver al pueblos español la fe en sus cualidades y en su aptitud para la vida civilizada»22 – escribía Rafael

16 Ibidem.17 ANÓNIMO (Firmado por «El párroco»), 1961:121.18 MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1966: 27-38.19 VERA CAMACHO, 1967: 155-156.20 Ibidem, 1961: 27-32.21 Ibidem: 163.22 Citado en PELLISTRANDI, 1997: 152.

Luis Vicente cLemente QuijAdA

510 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Altamira. La misma concepción se daba también en otros países europeos: «Estudiar el pasado de Francia, que será nuestra principal tarea, es hoy una cuestión de importancia nacional. Nos permitirá devolver a nuestro país la unidad y la fuerza moral que necesita»23.Durante el Franquismo se produjo la continuidad del modelo social de la Restauración, y la Historiografía no permaneció ajena a ello. De hecho, si nos acercamos a los análisis de la Historiografía decimonónica realizados por Benoit Pellistrandi, observaremos los paralelismos con mayor claridad: «en estos discursos [los del XIX], España es una tierra, unos hombres y una religión. El carácter español hunde sus raíces en la sedimentación de los grupos humanos que han ocupado la península y se han adaptado a las condiciones físicas tan diversas del territorio. Es la raza, según la terminología empleada, que sigue vigente en el hombre contemporáneo»24. Mucho tiempo después, el espíritu regeneracionista de la Historia de España de Rafael Altamira sobrevivía en las reflexiones historiográficas de los eruditos extremeños.

En resumen, la Edad Media constituyó una fuente de materia prima para el discurso esencialista. Sus seguidores encontraron en ella tres factores decisivos. Primero, los cristianos conquistaron y poblaron esta tierra. Aparecían así los primeros extremeños. Después, se terminó de configurar el mestizaje cultural, dado que al final del medievo, judíos y musulmanes desparecieron del territorio. No hubo ya más mezclas. Por último, las curiosidades permitieron dotar de una base histórica al discurso triunfalista. El pasado sirvió para mitigar los efectos del presente adverso en las conciencias de los extremeños.

2.2. El paradigma Velo-Tapia

Para terminar este apartado trataré el modelo de soluciones que configuraron los eruditos que estudiaban la Edad Media extremeña. Coria: reconquista de la Alta Extremadura25, de Gervasio Velo y Nieto, puede considerarse como la base del paradigma historiográfico medieval extremeño anterior a la UEX. Velo fechaba la construcción y conquista de la mayoría de los castillos extremeños comprendidos entre el Sistema Central y el Tajo. También daba cuenta de los itinerarios seguidos por los cristianos y las acciones de armas. Para acometer tal empresa, el autor se apoyó en la obra de Julio González y seguramente, también en otras más dudosas, como la

23 Citado en HOBSBAWM, 1998: 266-276. 24 PELLISTRANDI, 2005.25 VELO Y NIETO, 1956.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

511Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

de Publio Hurtado. La primera le sirvió para datar todo lo consignado en su colección diplomática. Sin embargo, había incógnitas que no se podían despejar, dada la falta de información en los documentos conservados. Entonces, recurrió a las crónicas del siglo XVII, fundamentalmente, a la de Torres y Tapia. Tales fueron sus bases para discernir el periodo de construcción y la función de las fortalezas. Así se inició y consolidó lo que podemos denominar «paradigma Velo-Tapia». Se trata de una concepción historiográfica que da por buena la idea de que los todos los castillos de la Transierra tienen un origen musulmán. Igualmente, todos fueron conquistados mediante batallas y asedios que pueden conocerse y datarse. A su vez, sus seguidores consideran posible ofrecer una cronología exacta de la génesis y evolución de las fortificaciones transerranas. Solo hace falta recurrir a la obra de Gervasio Velo para ello. Por imitación, también toman como buenas las tres crónicas. No tienen en cuenta que se redactaron 400 años después de los hechos que narran. De esta forma, arrastran sus errores.

Otra de sus características es la dependencia del argumento de autoridad. En estas obras encontramos que los refuerzos a la argumentación se basan en obras que no están contrastadas. La dependencia se da en dos planos: el personal y el literario. La fiabilidad puede proceder tanto del autor como de la propia obra. Vera Camacho escribía acerca de la muerte de Pedro I en Casas de don Pedro que la leyenda debía ser cierta, porque la citaba «en uno de sus libros el padre Rubio, tan enterado de las cosas extremeñas y con solera de investigador. Posiblemente, de hallar en esta leyenda visos de imposibilidad, no la hubiera reseñado el citado escritor»26. Por su parte, Muñoz Gallardo basaba uno de sus artículos en la Crónica de la Orden de Alcántara porque era sabido que las otras dos [Rades y Andrada y Caro de Torres] estaban hechas para engrandecer al resto de las órdenes militares. La validez de la de Alcántara era intrínseca y ello a pesar de que se elaboró para defender a los alcantarinos de las afirmaciones de Rades. Además, constituye un panegírico de la Institución, dado que son habituales las noticias que demuestran la bondad de los freires con las poblaciones del Maestrazgo. El cronista, en efecto, se basa en los diplomas conservados en el Archivo del Convento de San Benito. No obstante, hay afirmaciones que apoya exclusivamente en las creencias y leyendas populares de su época.

En conclusión, durante estos años se configuró un modelo claro que ha servido como base a las publicaciones posteriores. De él destacan el origen

26 VERA CAMACHO, 1961: 31.

Luis Vicente cLemente QuijAdA

512 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

musulmán de los castillos, la concepción belicosa de la Reconquista y la dependencia del argumento de autoridad. Cada concepción es fruto de su época, por eso, no pretendo criticar - ¿qué sentido tendría 50 años después? - a quienes crearon este modelo, sino a quienes, de forma irreflexiva, lo continúan en la actualidad. De hecho, en la obra de Velo y Nieto se puede leer «Asimismo era mi deseo, al coger la pluma, ofrecer un guion a mis paisanos, con la esperanza de que en su día no faltará alguno, hábil y capacitado, que siga la ruta por mí iniciada y supere cuanto yo, en mi atrevimiento, me propuse hacer»27. En lugar de ello, sus paisanos se han dedicado a seguirlo a ciegas, como observaremos en el último apartado. Pero antes, nos vamos a centrar en el cambio de paradigma que se produce durante la Transición.

3. La IrrupcIón deL vIctImIsmo HIstorIográfIco

Con la Transición se produjo un desplazamiento de la ideología dominante hasta entonces y por tanto, una mutación en la forma de abordar la Historia por parte de la mayoría del mundo académico. Esto tuvo su reflejo en la Historiografía aficionada, la cual sirvió ahora a los intereses políticos emergentes. En los albores del autonomismo, era necesario crear un nuevo discurso. El mismo debía aglutinar a la mayoría de la población tras las opciones políticas que pugnaban por el reparto del poder. Si se convencía a los votantes de que durante siglos habían sido oprimidos, entonces sería más fácil encuadrarlos tras aquellos que se presentasen como sus defensores. Los nuevos eruditos comenzaron a fomentar una opción que se presuponía materialista histórica pero que no iba más allá de una mera ideología alejada de la teoría. Al igual que hicieron sus antecesores, descuidaron y desvirtuaron el rigor analítico. Por otra parte, es cierto que esta opción tuvo un importante componente reivindicativo. Las formas anteriores, a menudo, habían despreciado al marxismo. En 1947, el párroco Naranjo Alonso escribía en estos términos: «el espantoso vandalismo marxista, que ha paseado por esas ilustres poblaciones y por esos feracísimos campos [se refiere a La Serena], ayer orgullo de Extremadura y hoy albergue de furiosa demencia y acaso perdurable estupidez, que queda allí como sedimento de este horrible cataclismo que llamamos ya la invasión marxista, y que ha producido como contrarréplica el Glorioso Movimiento Nacional»28. En 1965, el padre Muñoz Gallardo interpretaba en estos términos la supresión de las Ordenes

27 VELO Y NIETO, 1956: (Proemio).28 NARANJO ALONSO, 1947: 382.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

513Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Militares: «Todo fue obra del liberalismo masónico que informó el siglo XIX, cuyo efecto de acción corrosiva y demoledora fue cortar, como se dice hoy, la hermosa corriente histórica de nuestra patria»29. El mismo autor escribía en el mismo año que en el archivo parroquial de Villanueva de la Serena se había conservado la partida de bautismos de Alonso de Torres y Tapia – cronista de la Orden de Alcántara – «hasta primeros de agosto de 1936 en que el vandalismo marxista se la llevó por delante»30.

Junto al cambio en la teoría, la nueva Historiografía erudita incluyó también un nuevo y único protagonista: el pueblo. Se produjo así el abandono de los estudios dedicados a la heroicidad de la nobleza. Hasta entonces, como hemos visto, solo los grupos dominantes realizaban acciones. Ahora, la narración se vertebraba a partir de un «pueblo» imaginado como masa sometida. Esta concepción quedó recogida de manera explícita en la entrevista de Diego Bardón a Víctor Chamorro. Chamorro declaraba que «El personaje principal de este relato es la tierra y el pueblo. Los comparsas son los grandes y heroicos señores que podían perder una batalla por caerse del caballo, recibir una pedrada, torcerse un pie o hacer efecto, en mal momento, una purga. Y que cuando vencían, por debilidad patente del adversario, echaban mano de la virgen para sacralizar su triunfo»31. Sin embargo, pese a las intenciones de la nueva concepción, este pueblo no tenía ningún protagonismo en la Historia. Su papel se había limitado al de simples subordinados aplastados bajo el peso de los dominantes. De hecho, de estas lecturas se extrae que nunca pudo hacer nada para mejorar su situación. Por eso, el pueblo oprimido necesitaba de unas instituciones que actuasen por él y mejorasen sus condiciones.

El tercer elemento característico de la nueva tendencia fue la asunción del subdesarrollo extremeño. La idea central de los escritos dedicados al medievo encontró en la distribución de la tierra un eje explicativo versátil. Es posible que la idea haya sido tomada del medievalista José Luis Martín Rodríguez. En 1974, en el II Seminario «Bravo Murillo» sobre desarrollo regional, el catedrático de la Universidad de Salamanca presentó una ponencia bajo el título «Política y economía en el subdesarrollo extremeño durante la Baja Edad Media»32. En ella, Martín Rodríguez exponía que la Extremadura Medieval

29 MUÑOZ GALLARDO, 1965(b): 439. Este artículo se publico dos veces con el mismo título en 1965, si bien con diferencias apreciables en el contenido.30 MUÑOZ GALLARDO, 1965(a): 247.31 CHAMORRO, 1981: 13.32 La ponencia puede consultarse con mayor facilidad en MARTÍN RODRÍGUEZ, 1983:

Luis Vicente cLemente QuijAdA

514 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

se convirtió, desde su reconquista, en una fuente de extracción de riqueza. Los beneficiados de ese proceso fueron, por un lado, las Órdenes Militares y por otro, los ganaderos trashumantes afincados en el norte de Castilla. Sin embargo, en su análisis obvió algunos datos relevantes para el tipo de afirmaciones que realizaba. Así, no dudó en enunciar que «Contrariamente a lo que ocurría en la zona norte del reino castellano-leonés los concejos fueron escasos en Extremaura; la mayor parte de la tierra pertenecía a las órdenes militares». En fin, hoy sabemos que aunque las órdenes militares tuvieron importantes dominios en la actual Extremadura, la superficie del realengo los igualaba. A partir de su análisis se estableció también que las condiciones en los señoríos eran peores que en los realengos, algo que la Historiografía rechazó incluso antes de los 80: «Sin duda las órdenes crearon y dieron vida a algunos concejos y concedieron fueros a otros (...) pero la situación de estos campesinos nunca fue igual a la de los pobladores de los concejos de realengo». Aunque a continuación aclaraba que la vida en el realengo también estuvo supeditada a los intereses de los grupos dirigentes, con los sesgos contenidos en su discurso había sentado las bases para futuras lecturas interesadas.

Las primeras obras no especializadas que se escriben desde el 75 desprecian con igual intensidad a la Iglesia Católica y la nobleza. Además, les convirtieron en enemigos del pueblo y causantes del atraso extremeño. Esta injusticia, había mutado pero continuaba vigente en los 70. Los inicios de la misma se produjeron en la Edad Media. En este momento, tras la Reconquista, Extremadura quedó exclusivamente en manos de las Órdenes Militares, monasterios y obispados. José Manuel Naredo escribía que «en la reconquista de Extremadura la corona se vio obligada a ocupar como fuera esos amplios territorios y para ello los «encomendó» a la Órdenes Militares que constituían el núcleo principal de la caballería del reino y a ciertos nobles capaces de defenderlos»33. Víctor Chamorro continuó en esa misma línea. Para él, la gran propiedad había constituido la única forma de poblamiento y por eso «desde que Extremadura se reparte, al ser reconquistada, quedó, hasta nuestros días, uncida al latifundio, a la explotación de unos pocos, al paro, al hambre, a la muerte prematura, a la emigración, a la incultura: a sobremorir34. De nuevo, unos autores obviaban el papel de los concejos realengos. Presuponían, además, que la mayor parte del territorio estuvo

379-395.33 NAREDO, 1978, 13.NAREDO, 1978, 13.34 CHAMORRO, 1981: 12.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

515Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

dominado por la gran propiedad privada. Igualmente, asociaban la señorialización con un empeoramiento de las condiciones de vida.

Bajo el marco explicativo de la Reconquista y al igual que hicieron los eruditos de los 60, también se buscó definir el carácter del hombre extremeño. José Manuel Naredo fue el ejemplo más claro: «conviene recordar que estas alternativas militares no resultaban de una pugna encarnizada por la ocupación y poblamiento de este territorio, sino que este constituyó más bien una tierra de nadie que sirvió de escenario a las rencillas entre los diversos reinos. Así fue incubando esa vocación violenta de peritos en el pillaje y la destrucción, de diestros en el manejo de la espada y la cachiporra, que hizo de Extremadura en otro tiempo cuna de conquistadores y hoy reserva de «trabajadores del orden público»35. Víctor Chamorro, por su parte, mantuvo unas concepciones más parecidas a las apuntadas por Pedro Caba. Continuó la idea del mestizaje como configurador de una forma de ser que él consideraba propia de la región: «Es toda una filosofía de vida transmitida de generación en generación. Hemos sido un territorio pasillo. Nos han visitado los pueblos más heterogéneos: desde nórdicos a fenicios. Nuestro gen más antiguo es el de un pueblo de pastores nómadas, acostumbrados a recorrer tierras muy diferentes. Hemos sufrido muchas injusticias y nos hemos enfrentado a todas con escepticismo, nunca con resentimiento»36.

En pocos años, los eruditos de la Transición habían creado una nueva imagen de Extremadura, los extremeños y su Historia. Para diseñarla convirtieron a la Renconquista en una explicación universal de los agravios pasados y presentes de esta tierra, e incluso de los futuros si no se articulaba un poder cuasi mesiánico que velase por los intereses de sus habitantes. Aunque intentaron conceder cierto protagonismo a los grupos populares, en realidad se limitaron a presentar a este colectivo como un mero sujeto pasivo cuyo único papel era el de padecer todos los sufrimientos. No se detecta un consenso similar en lo referido al carácter, pero las nuevas descripciones del hombre extremeño no fueron positivas. Unas veces tachados de brutos y mezquinos, otras de resignados, todo lo que procedía de Extremadura había comenzado a ser negativo. Desde el principio, Extremadura fue una tierra de parias: «en vez de poblar estas tierras a base de comunidades de campesinos libres, como había ocurrido en Castilla la Vieja, fueron explotadas con exclavos moros y con campesinos inmigrados que se instalan también en

35 NAREDO, 1978: 13. NAREDO, 1978: 13.36 CHAMORRO, 1981: 12.CHAMORRO, 1981: 12.

Luis Vicente cLemente QuijAdA

516 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

las encomiendas»37. La nueva panorámica tampoco era fruto del rigor, pero dejó atrás la tierra idealizada donde nacían los dioses y la sustituyó por otra donde solo crecían los males.

4. cambIo y contInuIdad en La HIstorIografía erudIta

Frente a lo que opinan algunos, no es un disparate considerar que entre los eruditos actuales se han mantenido las concepciones historiográficas de los 60 así como las posteriores a la Transición. Incluso entre más de un investigador profesional. De hecho, se pueden rastrear en distintas publicaciones. Fundamentalmente, tiene un arraigo especial el paradigma Velo-Tapia, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para advertir de sus errores38. La Crónica de Torres y Tapia y la obra de Gervasio Velo se han convertido en la guía del medievo extremeño para los aficionados de hoy. También para algunos especialistas. Por otra parte, la Historia ha conservado su papel como creadora de ideología. No obstante, aquí ha triunfado el rechazo a la Edad Media. Se promueve la idea del periodo de desigualdad social para luego glorificar de la etapa de prosperidad y libertad que se abrió con la creación del gobierno autonómico. En cuanto al «pueblo», ha seguido siendo considerado una masa incapaz.

4.1. Paradigma Velo-Tapia

Comenzaré con el paradigma Velo-Tapia. Este modelo ha dado lugar a una serie de incongruencias históricas en numerosos artículos y libros centrado en la Edad Media en Extremadura. La advertencia sobre la cadena de fallos ha ido desarrollada con mayor amplitud por María Dolores García Oliva. En su artículo lo expresa con claridad: «Como se puede observar, el silencio [documental] más absoluto domina sobre la mayor parte del sector comprendido entre el Tajo y el Sistema Central. Tal silencio, sin embargo, no ha impedido ir reconstruyendo su historia hasta llegar a ofrecer una visión de su situación a lo largo de los siglos XI y XII y primeras décadas del XIII dominada por la concepción de la reconquista en su sentido más rancio, pues esta idea subyace incluso en planteamientos pretendidamente

37 NAREDO, 1978: 13.NAREDO, 1978: 13.38 Sobre los errores en relación con el origen de las fortalezas de la la Transierra, véase: GARCÍA OLIVA, 2007: 89-120.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

517Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

renovadores»39. Este paradigma está presente en publicaciones recientes. Si repasamos algunas, lo advertiremos enseguida:

- En 1999, Marcelino Cardalliguet dedicó un libro (en realidad una recopilación de artículos) a la organización del actual territorio extremeño a lo largo de la Historia. Pues bien, pese a la utilidad que hubiese podido tener esta obra de otra manera, a poco que la leamos, nos daremos cuenta de que se trata de otro de los seguidores del paradgima Velo-Tapia. En su mapa40 sobre las fortalezas musulmanas en la Transierra, computa como tales a Granadilla, Galisteo, Esparragal… Sin embargo, las menciones documenta-les más antiguas que poseemos de esos enclaves se remontan, como mucho, a finales del siglo XII o el primer tercio del XIII.

- En 2007, asistimos a la publicación de una obra41 que podía haber despejado algunas incógnitas sobre el medievo Extremeño. Sin embargo, no pasó de ser una excavación apresurada. Sus autores intervinieron sobre el castillo de Portezuelo. Tras varias sesiones de trabajo de campo, a la hora de tratar el proceso constructivo y las funciones castrales, nos despachan con el siguiente comentario: «Aunque hasta la fecha no se ha podido encontrar un dato que acredite tal afirmación o hipótesis, de lo que sí se tienen noticias es que en el año 877 el castillo ya estaba construido. En el año 860, era caudillo supremo de Coria, a cuya jurisdicción pertenecía Portezuelo, el rey llamado Zeth.»42 ¿Dónde están esas noticias? En la nota a pie de página que acompaña al párrafo anterior se puede leer «Ver el Cronicón de Sebastián Salmanticense43, inserto en la España Sagrada del Padre Flores». Sin embargo, en ningún mo-mento se menciona Portezuelo en el ciclo cronístico astur, tan solo Coria. Además, los autores demuestran no haber contrastado la información, pues, en realidad, la han tomado de Gervasio Velo.

39 Ibídem.40 CARDALLIAGUET QUIRANT, 1999, 67.41 GIRAL ROYO, JIMÉNEZ GUIJARRO y SECO GONZÁLEZ, 2006-2007.42 GIRAL ROYO, JIMÉNEZ GUIJARRO y SECO GONZÁLEZ, 2006-2007: 224.43 Ibidem: 224, nota nº1. Se refieren a la Crónica de Alfonso III, en su versión «A Sebastián».

Luis Vicente cLemente QuijAdA

518 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

4.2. La pervivencia del discurso victimista en el pensamiento so-bre la Edad Media

En cuanto a la concepción de la Historia Medieval, los discursos triunfalista y esencialista han sido sustituidos por el discurso victimista cuando de mirar al pasado se trata. En nuestros días, el pensamiento generalizado sobre la Edad Media insiste en calificarla como una época de opresión del campesinado. La Iglesia (incluidas las órdenes militares) y los señores constituyeron la fuente de todos los males. Sobre este punto se hace especial hincapié en las obras educativas. Es en ellas donde ha pervivido este último discurso, como consecuencia de la desconexión que en ocasiones se da entre la producción académica y la literatura divulgativa. Otras veces, la representación intencionadamente sobredimensionada de algunas injusticias del pasado, tiene como finalidad que el educando viva más conforme con las «leves desigualdades» presentes. A continuación repasaremos algunos fragmentos de este tipo de obras:

- Durante el curso 1998/99, los alumnos de 5º de Primaria que usa-ban el libro de Editorial Santillana aprendieron que «Hace unos 700 años los reyes cristianos de Castilla conquistaron las tierras extremeñas a los musul-manes. Las tierras que iban conquistando eran defendidas por órdenes de caballería»44. Los redactores del texto transmitieron la idea de unas órdenes omnipresentes y no mencionaron la formación de concejos realengos.

- En el material didáctico elaborado por la Junta de Extremadura que usaban los alumnos de Educación para adultos durante el curso 2009/2010, podía leerse lo siguiente: «Habrás oído el caso de gente rica que procede de padres muy humildes. Eso ocurre ahora con frecuencia, pero en la Edad Media, el que nacía noble o campesino no podía cambiar su situación, salvo ingresando en el estamento eclesiástico. En cuanto a los privilegios, actual-mente no existen. Todos somos iguales, ricos y pobres contamos ante la ley con los mismos derechos y obligaciones»45. ¿Qué buscaban con semejante comparación en una clase de Historia? ¿Insinúan que no se dio movilidad social en la Edad Media y que hoy se goza de la más absoluta igualdad de oportunidades?

44 ALZU, 1998: 213.45 Unidad de aprendizaje 2 para Ámbito Social, correspondiente al Nivel I, Módulo II: La Edad Media. Una sociedad multicultural , disponible a través del siguiente URL (consultado el 15/06/2011): http://avanza.educarex.es/cursos/course/view.php?id=549

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

519Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

- En un libro que se publicó en 201046, dedicado a contar la Historia de Extremadura a los jóvenes, su autor llega a realizar aseveraciones como estas: «Tras la conquista, la nobleza y el clero eran las clases dominantes de la sociedad y además no pagaban impuestos. En Extremadura casi no exis-tían los pequeños propietarios agrícolas. La tierra pertenecía a las órdenes y a los señores, nobles o eclesiásticos, y el campo lo trabajaban jornaleros, musulmanes y cristianos, por salarios de miseria y expuestos al hambre y a la peste». En fin, nos situamos ante la reminiscencia más clara del discurso victimista. Sus formas las ha heredado incluso a la hora de tratar las nuevas instituciones autonómicas: «En los años 80, tras la llegada de la Democra-cia, se frenó el proceso emigratorio. La mejora de la situación económica regional favoreció incluso la llegada de inmigrantes a Extremadura. Esta prosperidad vino motivada, en gran medida, por la incorporación española a la Comunidad Europea, que trajo la llegada de fondos europeos a la región – subvenciones agrícolas e infraestructuras»47.

Este tipo de discursos carentes de sustentación se han generalizado en el caso extremeño. Hasta tal punto se ha llegado que, en 1998, el profesor Sánchez Marroyo dedicaba a este fenómeno la introducción a la Historia de Extremadura que había dirigido y advertía de lo siguiente: «Resulta suficientemente conocido que, con demasiada frecuencia, la realidad histórica ha sido y es objeto de manipulación tosca o sutil, según momentos y circunstancias, pero a fin de cuentas el resultado es el mismo: queda convertida en recreación interesada al servicio de los que detentan el poder o de los que aspiran a ocuparlo (...) al historiador le resulta difícil superar la tentación fundamentalista de convertirse en intérprete profético de una forma de futuro, con olvido de que, a fin de cuentas, lanzado por este camino de la tergiversación, no deja de estar defendiendo otra variante de dominio opresor»48.

5. concLusIón

«Pues sabido es que Extremadura puede precisamente presumir de eso, de historia jugosa y ejemplar, llena de tradiciones y gestas heroicas»49. Con

46 GOMEZ ANDREA, 2010.47 GOMEZ ANDREA, 2010: 14 y 32, respectivamente.48 SÁNCHEZ MARROYO, 1997.SÁNCHEZ MARROYO, 1997.49 VELO Y NIETO, 1956: Proemio.

Luis Vicente cLemente QuijAdA

520 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

esta frase de Velo y Nieto podemos resumir la concepción de la Historia que tenían los eruditos de los años 60. De hecho, es similar a otra con la que Muñoz de San Pedro iniciaba su libro «Extremadura, con sus terreno primitivos, que le dan ancestral prestigio (…) con sus remotas civilizaciones, con su historia gloriosa y sus tesoros de arte, tuvo su momento crucial y decisivo, su apoteosis universal, en la conquista de América»50. En una sociedad donde primaba el honor y la distinción, estos ideales se proyectaban sobre la producción intelectual.

Las características de la Historiografía anterior a la Transción que hemos tratado a lo largo del artículo se deben principalmente a dos realidades: la falta de especialización de los autores y el modelo de pensamiento que imperaba en la década. El carácter localista de los estudios, su fijación en la curiosidad y la anécdota y la dependencia del argumento de autoridad, podemos enclavarlos dentro de la primera. La invisibilidad de extensas capas de la población, el establecimiento de determinadas esencias identitarias y el triunfalismo, se enmarcan dentro de la segunda. A estas dos ideas debemos añadir una tercera, también frecuente en los trabajos de los eruditos: la búsqueda de rasgos diferenciales en la población del autor. Lo hemos tratado por encima cuando abordamos el mestizaje judío que propuso Caba Landa. Aparece de modo explícito en Vera Camacho «Entretanto, que sigan llamándonos calabreses. Nosotros, los nacidos en Fuenlabrada [de los Montes] casi que nos alegramos de ello (…) porque nos parece un timbre que nos diferencia de los demás. Y tener algo que no tienen los otros, ya es algo»51. Con frecuencia, los eruditos ven en su pueblo un islote donde se han conservado tradiciones ancestrales, monumentos y hasta un carácter autóctono. Esta visión suele venir motivada por la limitación localista de su estudio. Obvian que esas «profundas diferencias» no son sino distintas manifestaciones de comportamientos generalizados en su comarca.

Desde mediados de los 70, se aprecia un cambio en los discursos. El orgullo y la búsqueda de las esencias en la Edad Media son sustituidos por una mirada victimista, que encuentra en el medievo el origen de la injusticia histórica extremeña. De nuevo, la población no ha trabajado por su progreso. Se le reconoce un supuesto sufrimiento casi milenario, pero ningún erudito ha estado dispuesto a aceptar el papel jugado por las propias sociedades en el cambio. Todo ha venido de arriba, como estimaban sus homólogos en los

50 MUÑOZ DE SAN PEDRO, 1961: 9.51 VERA CAMACHO, 1963: 635.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

521Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

60. Libres de la Edad Media, no debemos preocuparnos más por el pasado. Tampoco por el presente. Todo se proyecta hacia el futuro, que seguramente será todavía mejor. De nobles heroicos a próceres opresores. De instituciones liberadoras a parásitos. La epopeya reconquistadora ha sido sustituida por un periodo de creación de dehesas y latifundios que condenaron al pequeño propietario a agonizar en la pobreza. Los eruditos se han movido de un extremo a otro, pero entre tanto viraje, no han contribuido al conocimiento.

6. bIbLIografía

Alzu, José Luis (dir), El libro de las preguntas, Extremadura (Conocimiento del Medio) de quinto curso de Educación Primaria, Madrid, Santillana, 1998.

Anónimo (firmado por «El párroco»), «En Serradilla pernoctó San Pedro de Alcántara», Alcántara, 139 (Cáceres, 1961): 120-123.

Cardalliaguet Quirant, Marcelino, Sociedad y territorio en la Historia de Ex-tremadura, Cáceres, Universidad de Extremadura y Diputación Provincial de Cáceres, 1999.

Chamorro, Víctor, Historia de Extremadura. Tomo I: Uncida (Prehistoria-Siglo XV). Madrid, Quasimodo, 1981.

Eguíbar y Muñiz, Juan José: «En Zalamea, patria chica de Pedro Crespo, también hay un castillo», Revista de Estudios Extremeños, 32/1(Badajoz, 1967): 123-154.

García Oliva, María Dolores: «1945-1995: «La Historiografía medieval sobre la actual región extremeña en los últimos cincuenta años», Alcántara, 39 (Cáceres, 1995): 107-134.

García Oliva, María Dolores, «Un espacio sin poder: la «Transierra extremeña» durante la época musulmana», Studia historica. Historia medieval, 25 (Salamanca, 2007): 89-120.

García Pérez, Juan, Entre La frustración y la esperanza: una Historia del movimiento regionalista en Extremadura (1830-1983), Mérida-Badajoz, Consejo Ciudadano de la Biblioteca Pública Municipal Juan Pablo Forner, 1991.

Giral Royo, Frances, Jiménez Guijarro, Jesús y Seco González, Jesús, «Intervención arqueológica en el castillo de Portezuelo. Resultados del I

Luis Vicente cLemente QuijAdA

522 Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Curso de Arqueología de Campo», Revista D´Arqueología de Ponent, 16-17 (Lérida, 2006-2007): 223-238.

Gómez Andrea, Miguel, Historia de Extremadura contada a los jóvenes, Cáceres, Todolibros, 2010.

Hobsbawm, eric, Sobre La Historia, Capítulo XXI, Barcelona, Crítica, 1998.

Martín Martín, José Luis y García Oliva, María Dolores, «Nota crítica del estado de la investigación histórica sobre Extremadura en la Edad Media», en Historia de Extremadura, Volumen II: Los tiempos medievales, Badajoz, Ed. Universitas, 1985.

Martín Rodríguez, José Luis, Economía y sociedad en los reinos hispánicos de la Baja Edad Media, Barcelona, El Albir, 1983.

Muñoz de San Pedro, Miguel, Extremadura. La tierra en la que nacían los dioses, Madrid, Espasa-Calpe, 1961.

Muñoz de San Pedro, Miguel, «Puntualizaciones históricas sobre el linaje Monroy», Revista de Estudios Extremeños, 21/2, (Badajoz, 1965): 213-239.

Muñoz de San Pedro, Miguel, «El báculo de San Pedro de Alcántara», Revista de Estudios Extremeños, 22/1 (Badajoz, 1966): 27-38.

Muñoz Gallardo, Juan Antonio, «¿Fue la Orden de Alcántara filial de la de Calatrava?», Revista de Estudios Extremeños, 21/2, (Badajoz, 1965): 247-303a.

Muñoz Gallardo, Juan Antonio, «¿Fue la Orden de Alcántara filial de la de Calatrava?», Revista de Estudios Extremeños 21/ 3, 1965, (Badajoz, 1965): 437-492b.

Naranjo Alonso, Clodoaldo: «El priorato de Magacela memorias de una dignidad de la insigne Orden de Caballería de Alcántara», Revista de Estudios Extremeños, 3/3-4 (Badajoz, 1947): 379-435.

Naredo, José Manuel, «Antecedentes y características de la sociedad jerárquica que sostiene en Extremadura el expolio, con especial referencia al Plan Badajoz» en Mario Gaviria, José Manuel Naredo y Juan Serna (coords), Extremadura saqueada: recursos naturales y autonomía regional, Barcelona, Ibérica de Ediciones y Publicaciones, 1978.

LA Visión de LA edAd mediA RegionAL A tRAVés de ALgunos AutoRes extRemeños: esenciA, oRguLLo y despRecio (1960-1980)

523Historia, Identidad y AlteridadActas del III Congreso Interdisciplinar de Jóvenes Historiadores

Pellistrandi, Benôit, «Escribir la Historia de la nación española: proyectos y herencias de la Historiografía de Rafael Altamira y Modesto Lafuente», Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, 17, (1997), 152.

Pellistrandi, Benôit, «El papel de Castilla en la historia nacional según los historiadores del siglo XIX.» En Morales Moya, Antonio y Esteban De Vega, Mariano (eds), ¿Alma de España?: Castilla en las interpretaciones del pasado español, Madrid, Marcial Pons, 2005.

Sánchez González, Juan, «Entre la memoria y la prospectiva: reflexiones sobre el ayer, hoy y mañana de Extremadura», Revista de Estudios Extremeños, 55/1(Badajoz, 1999): 331-336.

Sánchez Marroyo, Fernando, «Un cuarto de siglo de análisis de la Historia Contemporánea desde la Universidad de Extremadura», Norba. Revista de Historia, 22 (Cáceres, 2009): 107-141.

Sánchez Marroyo, Fernando (dir), Extremadura. La Historia, Badajoz, Hoy Diario de Extremadura-C.M.S.A., 1997.

Velo y Nieto, Gervasio, Coria. Reconquista de la Alta Extremadura, Cáceres, Publicaciones del Departamento de Seminarios de la Jefatura Provincial del Movimiento, 1956.

Vera Camacho, Juan Pedro, «¿Murió don Pedro El Cruel en Extremadura?», Alcántara, 39 (Cáceres, 1961): 27-32.

Vera Camacho, Juan Pedro, «Los calabreses extremeños», Revista de Estudios Extremeños, 19/ 2, (Badajoz, 1963): 629-635.

Vera Camacho, Juan Pedro, «Cincuenta noticias curiosas de Extremadu-ra», Revista de Estudios Extremeños, 23/1 (Badajoz, 1967): 155-156.