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humanismo socratico

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Page 1: humanismo socratico

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SOCRATES

HUMANISMOsocRAT|co

f ras un interés juvenil por las cuestio-I nes cientÍlicas. Sócrates concentró su

atención en las protlemáticas del hombre,asumiendo como propia la famosa ins-cripción que domina el frontispicio deltemplo de Delfos: Conócete a ti mismo.De hecho, el diálogo socrático consistía enun examen del alma: las preguntas que élplanteaba a sus ciudadanos a través de lamayéutica (+) eran, sobre todo, de tipoético-educativo, y sólo secundariamentede naturaleza lógica.Tal como cuenta Platón, <todo aquel quese ponga arazorr r con é1, cualquiera quesea el argumento tratado, es arrastrado alas espirales del discurso e, inevitable-mente, está obligado a seguir adelante has-ta que no llegue a ser consciente de si mis-mo y a decir de qué forma vive y de quéforma ha vivido>.Los sofistas (---) ya habian anticipado es-ta tendencia hacia la antropología (estudiode los problemas del hombre), aunque susintereses humanísticos adolecían de unafuerte indiferencia ética y de una posturaescéptica. Por el contrario, lo que impre-sionó enormemente a los contemporáneosfue la firme voluntad de Sócrates de uniríntimamente el discurso teónco sobrelavir-tud con sus elecciones de vida personales.

Las vicisitudes que en el año 399 a.C. lle-varon a su incriminación (por los delitosde corrupción de los jóvenes y por la in-troducción en la ciudad de divinidades ex-tranjeras) y, sobre todo, su serena acepta-ción de la condena a muerte, tan duracomo injusta, supusieron un aconteci-miento decisivo en toda la filosofía occi-dental y el primer momento de contactoentre filosofía y coherencia de vid,a ('--,¡.

Hounnn

Véase también honia, Tí esti

Por este motivo, el problema lógico-meta-fisico de la definicion conceptual (tí es-ti), el aspecto de la predicación socráticamás desarrollada por Platón, es sólo unade las líneas de desarrollo que se originanen sÓcrates, aunque destaca por ser la másimportante. Un numeroso grupo de dis-cínulos. los denominados socraticos me-nores,prefirió interesarse por los conteni-dos éticos y humanÍsticos del maestro,desarrollando temas que, en el transcurrirde dos generaciones, fueron retomados porlas escuelas helenísticas (-).

En realidad, en toda la entera historia delpensamiento no puede datarse la exis-tencia de ningún otro filósofo que hayagozado de un mayor número de acólitosy de más diversa orientación. AntÍstines,por ejemplo, l levó a extremos negat ivosla desconfianza socrática con respecto ala búsqueda del placer (que se debe acep-tar sólo cuando no contradice la razón),y anticipó temas del cinismo, enfatizan-do la autarquía ('->) ,la capacidad de au-todominio, de soportar las fat igas y debastarse a uno mismo. De esta forma, lle-gó a af i rmaciones extremadamente ra-dicales como las que a cont inuación secita: <Preferiría enloquecer a sentir pla-cer>; <La carencia de gloria es un bienu,<Si tuviese a Afrodita entre las manos,lamatarÍa >.Por otra parte, Aristipos interpretó las en-señanzas de Sócrates en un sentido dia-metralmente contrario: sostenÍa que el pla-cer, en cualquiera de sus formas, siemprees un bien y siempre ha de buscarse de for-ma activa, lo que constituye una antici-pación del hedonismo predicado por el epi-cureísmo (--+).

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Las tres imágenes reproducidas en es-ta página, la versión neoclásica del

Son imágenes que i lustran muchomás el interés de la llustración (+)por lapedagogía (+¡Ou. la p roba-ble real idad del verdadero Sóirares.Ciertamente, están muy alejadas dela irreverente imagen antigua delSócrates silénico (-). Asimrsmo, enlos diálogos platónicos,Sócrates nunca deja deser un personaje tur-bador, capaz de asom-brar con comporta-mientos alejados de lanorma. Por e iemplo ,Plarón narra lá deipe-dida de los famil ia¡esantes de la ejecución entérminos muy diferen-tes de cómo lo haceCanova, quien trans-forma al filósofo griegoen un afectuoso padrede familia.

Sócrates bebe Ia cicu-ta, de G. L. David(1810) . Por la cohe-rencn con que aceptóla muerte según suspropias ideas, la figu-ra de Sócrates ha sidoasumida por la tradi-ción como la del ver-dadero f i lósofo. Ac-onsecuencia de ello, la figura del pensador (de cuyas verda-deras do^ctrinas sabemos,in realidad, muy poco) ira queda-do transformada en un sÍmbolo ambiguo,'del que cadá epo-ca ha elaborado una variante propia.

Arriba, A. Canova, 5ó-crates bebe la cicuta(1787). Abajo, A Cano-va, Sócrates se despid,e desus lamíliares ( I 787). Enla nanación de Platón semuestra claramente laindolencia de Sócratespor el llanto de los fami-liares, a quienes dedicapocas y rápidas palabras,pues desea quedarse conlos verdaderos compa-ñeros de su vida.

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