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IES COMPLUTENSE 1er. Premio de Publicaciones Escolares 1988 N.º 60 - Junio, 2009 Juan Marsé y Tomás Eloy Martínez novela y periodismo , Semana cultural Premios literarios 2009 Machado / Poe / Darwin

IES COMPLUTENSE 1er. Premio de Publicaciones Escolares ... · de los dioses y las musas, como hiciera su coe-táneo Hölderlin (Poe le sobrevivió tan sólo seis años), y pagó con

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IES COMPLUTENSE

1er. Premio de Publicaciones Escolares 1988N.º 60 - Junio, 2009

Juan Marsé y Tomás Eloy Martínez

novela y periodismo,

Semana cultural

Premios literarios 2009

Machado / Poe / Darwin

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SUMARIO Y PERSONAL

EDITORIAL ........................................................................................

EFEMÉRIDES

Antonio Machado ........................................................................

1809-1849: Edgar allan Poe en el bicentenario

de su nacimiento ...........................................................

El banquero anarquista, de Fernando Pessoa ...........................

A propósito de un sueño ..............................................................

IN MEMORIAN

D. Zacarías Remón ......................................................................

PREMIOS CERVANTES

Juan Marsé y Tomás Eloy Martínez, novela y periodismo

entrecruzados en el día de Cervantes ............................

SEMANA CULTURAL

Jornadas culturales .....................................................................

Viaje a Soria .................................................................................

Lectura comprensiva ...................................................................

Cigüeñas de Alcalá en el IES Complutense .................................

Muestra de dibujo y pintura

y visita a exposición de grabado ....................................

PREMIOS LITERARIOS 2009

Sin título ......................................................................................

El pianista ...................................................................................

Historia de un zapato ..................................................................

En estos momentos duros ...........................................................

¡Vete a tu cuarto! .........................................................................

CROSSWORD .....................................................................................

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DIRECCIÓN:Antonio Izquierdo

COORDINACIÓN:Blanca Rodríguez

REDACCIÓN:José M. Buenadicha, Juan M.Játiva, Julio Álvarez, Laureano Estepa, MiguelRodríguez, M. Ángel Peñuelas, Blanca Rodríguez,M. Ángeles Barca, Rosa Olivero, y los alumnos premiados Silvia Santano,Alejandro Harriero, AlejandroMartín, Clara M. Arenas yCristina García

DISEÑO y MAQUETACIÓN:Remi Mohedano

PORTADA:Aula de Antonio Machado enSoria

FOTOGRAFÍA:Profesores y alumnos del IES Complutense

EDICIÓN:IES ComplutenseC/. Valladolid, 128804 Alcalá de HenaresTel.: 91 888 01 69Fax: 91 883 69 [email protected]

ISSN: 1577-6409Dep. Legal: M-41379-1984

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NN os encontramos en la etapa finaldel curso 2008-2009 sin apenasdarnos cuenta. Qué deprisa corre

el tiempo; “tempus fugit”. Hemos recorridouna intensa carrera que ha durado diez meses.

Empezamos y vivimos el tiempo delotoño, cuando los árboles se despojaban desus hojas amarillas Llegó el duro inviernocon sus fuertes nevadas. Las aceras de lascalles de la Ciudad durante días permanecie-ron blancas, con heladas que tardaron unosdías en despejarse por las bajas temperaturas.Los pájaros, las palomas y, hasta las cigüeñasdurante esos días estuvieron ausentes.

En los primeros días de Abril llegaron lasvacaciones de Semana Santa. Con las lluvias deMarzo y Abril llegó la primavera. Los árbolescomenzaron a vestirse de nuevo.

Los días se hacen más largos y aparecenlos agobios de final de curso.

Hemos vivido un año difícil. La crisis eco-nómica de la que hablamos en la primera Com-

pluteca del curso se ha instalado en muchoshogares y, los que han perdido el empleo seencuentran en una difícil situación. Desdeestas páginas os enviamos un mensaje de soli-daridad y esperanza.

Hemos vivido unas jornadas culturalescon actividades en las que han participadomuchos alumnos. De ello nos felicitamos todosy, han sido unos días que recordaréis durantemucho tiempo.

Terminamos el curso y desde estas pági-nas queremos testimoniar nuestra felicita-ción a los alumnos que han terminado laetapa de sus estudios de Ciclos Formativos yBachillerato y, en estos días realizan las prue-bas de la P.A.U. También a los profesores quellegan a su jubilación (Isidro, Miguel, Severi-no, Paulino y José Luis) pues, durantemuchos años habéis sabido compartir el tra-bajo, la preocupación, el entusiasmo, la sabi-duría y la experiencia de esta profesión mara-villosa. Aquí continuais teniendo vuestracasa y vuestros amigos.

AGRADECIMIENTO

A través de estas breves líneas quiero dar las GRACIAS,con mayúsculas, a todos (compañer@s, alumn@s, auxiliares decontrol y de limpieza, secretaría…) por el apoyo que me habéisdado en todas las actividades que os he propuesto y en todas lasempresas en las que os embarcado a lo largo del curso. Sé que,a veces, he sido un poco insistente y pertinaz, es mi naturalezascorpio; sin embargo, habéis sabido poner la excusa, la sonrisa,el guiño… para que todo saliera a pedir de boca. Gracias mil atodos. Feliz verano.

Blanca Rodríguez Camacho.Dpto. Actividades Extraescolares.

EDITORIALY AGRADECIMIENTO

He andado muchos caminos,he abierto muchas veredas;he navegado en cien maresy atracado en cien riberas

Un patio de Sevilla y un huerto claro dondemaduraba un limonero. En ese recuerdo resumi-ría el poeta su infancia. Después conoceríamuchos otros lugares, andaría muchos caminos,abriría muchas otras veredas… Se marchó aMadrid con su familia siendo aún niño. Allí estu-diaría con en la Institución Libre de Enseñanzade Francisco Giner de los Ríos. Una formacióncultural y filosófica que le marcaría para siem-pre. Conoció la vida bohemia madrileña: partici-pó en tertulias, colaboró en varias publicacionesy comenzó a escribir poesía siguiendo las modasmodernistas de la época.

Viajaría a París (donde conoció a RubénDarío) y se acabaría instalando en Soria, trasaprobar una oposición a Cátedra de francés. Elencuentro de Machado con esta hermosa ciudadcastellana marcaría su vida y su obra poética. Alos campos de Soria le dedicaría algunos de susmejores versos:

Me habéis llegado al alma,¿o acaso estabais en el fondo de

[ella?

Fue una época feliz para Machado, perodesgraciadamente poco duradera. Vivió su pri-mer gran amor, pero apenas tres años despuésde casarse con Leonor, sufriría su triste pérdidaa consecuencia de una tuberculosis. Tras lamuerte de su esposa, Machado abandona Soria eintenta refugiarse de su dolor en su Andalucía

natal, en Baeza. Pero esa pena le acompañaría yapara siempre.

De espíritu inconformista y alma de cami-nante, seguiría navegando en cien mares. Consi-guió plaza en un instituto de Segovia, y fue enesta ciudad donde encontró nuevamente el amoren la figura de Pilar Valderrama, que se conver-tiría en la Guiomar de sus versos. Una relaciónque siguió aún después de trasladarse en 1932nuevamente a Madrid. Pero otra vez Antonio viotruncado su amor por motivos externos; en estecaso otra enfermedad, la guerra:

De mar a mar entre los dos la [guerra,

más honda que la mar

Afrontaría el estallido de la contiendadesde una clara postura republicana. Ante elasedio a la capital de España, se marcharía aValencia donde seguiría colaborando activa-mente en publicaciones culturales de apoyo a suideología. Antes de terminar la guerra, ya enfer-mo, se trasladó a Barcelona. Y desde allí, junto asu madre, a Francia, al exilio. Moriría sin embar-go, pocos días después de cruzar la frontera, enla ciudad de Colliure, donde permanece enterra-do. Entre sus papeles se encontraría el últimoverso que escribió:

Estos días azules y este sol de la [infancia

Nuevamente un recuerdo a su infancia.Quién sabe si a ese patio sevillano o a ese huertodonde maduraba un limonero…

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JUAN MANUEL JÁTIVA

Departamento de Lengua

EFEMÉRIDES ANTONIO MACHADO

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Fue un hombre discreto y comprometido,dado a la melancolía. De aspecto desaliñado(“ya conocéis mi torpe aliño indumentario”),que amó profundamente y no pudo nuncasobreponerse a la pérdida, sobre todo de Leo-nor y después de Pilar. De semblante triste,obsesionado con la muerte y el paso del tiempoy marcado por una sensación de vacío existen-cial, Antonio Machado no buscó nunca la apro-bación de los demás ni la fama. Cuando fue ele-gido miembro de la Real Academia de la Len-gua, ni siquiera pronunció su discurso; conhumildad sincera, ante tal honor, le llegaría acomentar a su amigo Unamuno: “Dios dapañuelo a quien no tiene narices”.

Era habitual verle discretamente sentadoen cafés y tertulias, casi siempre escuchando ensilencio a los demás, fumando o apoyado sobresu bastón, con su sombrero puesto. Hablandode esta extraordinaria discreción, diría RubénDarío que en Machado “sólo su mirada, tanprofunda, parecía arder”. Amigo de sus ami-gos, fue, “en el buen sentido de la palabra,bueno”.

Machado no era solamente un creador.Era, además, un estudioso de la poesía:

La poesía es el diálogo del hombre,de un hombre con su tiempo

Concebía la poesía, no como una forma dearte más, sino como una forma de vida. Poreso, a pesar de cierta escenografía contemplati-va existente en la abundante descripción depaisajes y galerías de sus primeras obras teñi-das de detalles modernistas, no fue nunca unpoeta escapista. El sentimiento amoroso, asícomo la ya incipiente preocupación existencialde esos primeros libros, eran sinceros. Ese pri-mer lirismo sentimental y ese gusto por elretrato intimista se irían acentuando con elpaso de los años en su obra.

Dotó a su poesía de un íntimo simbolismoque le ha dado una extraordinaria personalidada sus versos. Símbolos que reflejaban sus hon-das preocupaciones y su nostalgia: el reloj, latarde, el agua estancada, los ríos, las campanas,el camino… Símbolos que reflejan ese recuerdomelancólico del tiempo pasado, esa imposibili-dad por detener el presente y ese caminar a unfuturo cierto y cruel que es el morir.

Su poesía es hermosa por lo que dice,pero sobre todo por lo que evoca:

Dale doble luz a tu verso:para que sea leído de frente y al

[sesgo

Si para Machado, su infancia eran recuer-dos de un patio de Sevilla, para mí, mi infanciaes, en parte, recuerdo de sus versos. Echo lavista atrás y puedo verme sentado en mi pupi-tre de entonces, escuchando a Don Ángel reci-tar, probablemente en uno de aquellos días gri-ses de enero, estos versos:

Una tarde parda y fríade invierno. Los colegialesestudian. Monotoníade lluvia tras los cristales

Como a tantas generaciones de niños,Machado me enseñó a amar la poesía. Estemismo curso recité en clase esos mismos ver-sos y pude reconocer en muchos alumnos, converdadera satisfacción, la misma mirada enso-ñadora que había en mi rostro hace casi treintaaños. Fue una sensación muy hermosa.

Un poeta que escribía sobre el paso deltiempo… por el que no podrá pasar el tiempo.

Gracias, Don Antonio.

Poeta y extraordinario creador de relatos,Edgar Allan Poe encarnó como ningún otro elideal romántico del artista maldito. Excelenteatleta, jugador de cartas, adicto parcial al opioy al alcohol (beber le sentaba tan mal que alter-naba sus periodos de alcoholismo con otros detemperancia), se rebeló contra la sociedadpuritana de su época, negándose a llevar a caboninguna actividad laboral que no estuvierarelacionada con su verdadera vocación: la lite-ratura. Su genio rebelde le impidió someterse alos dictados de su padre putativo que acabaríapor no adoptarlo, desheredándolo. Admiradore imitador precoz de Byron, siguió los dictadosde los dioses y las musas, como hiciera su coe-táneo Hölderlin (Poe le sobrevivió tan sólo seisaños), y pagó con la miseria material y un sufri-miento extremo su inadaptación.

Como dijo de él su novia Mary Clemm,“Mr. Poe no respetaba las leyes ni de Dios, ni delos hombres”. Y aunque ideológicamente, nodejó nunca de ser un caballero virginiano, conel trasnochado sentido aristocrático de lossureños de clase acomodada, moralmente,compartió con otros artistas malditos – Byron,Baudelaire, Rimbaud o Francis Bacon – esapropensión dionisiaca, como diría el nietzsche-ano Michel Foucault, de fundar el ser. De crearsu propia moral, de jugar con los principiosmorales como si pertenecieran a la esfera esté-tica, aunque pidiese a Dios, momentos antes demorir, que se apiadara de su alma.

Sobre su condición de escritor maldito,es necesario matizar que, al contrario deByron o de Wilde, Poe no disfrutaba de su

mala fama, llegando a comentar en más deuna ocasión lo injusta que era la prensa, quese hacía eco de sus locuras, olvidando susperiodos de vida sana, dedicada a hacer sutrabajo. Uno de sus problemas es que necesi-taba algo de alcohol para reanimarse, pero lamenor cantidad producía un efecto fatal en suorganismo; seguía bebiendo y eso le conducíaa momentos de absoluto descontrol en los queperdía la conciencia de sus actos. El opio, nomenos perjudicial, le relajaba más, y lo usabapara inspirarse y conseguir extraños efectos ala hora de escribir algunos de sus relatos.

Desde luego, la gran cantidad de cuen-tos, cartas y reseñas literarias que produjo nohubieran sido posibles si no hubiese alterna-do sus malos momentos con una vida másequilibrada. Finísimo crítico, fue el terror delos malos escritores que temían sus acerbas yacertadas invectivas. Las revistas literariasen las que aparecía su pluma, sin conseguir éljamás un salario digno, subían de tiradacomo la espuma, pero su mala cabeza, ensentido práctico, hizo que desaprovechara lasoportunidades, que, si bien escasas, no le fal-taron, de fundar su propia revista literaria –su más cara ilusión – y alcanzar, junto a lafama, la estabilidad económica que tantonecesitaba. Hoy, preferimos recordarlo reci-tando de memoria su largo poema “TheRaven” (El Cuervo) ante multitudes total-mente entregadas a su magia rítmica o, comoeterno enamorado – a las mujeres, y cortejóseriamente al menos a una docena, les gusta-ba muchísimo por su ternura, su elocuencia ysus finos modales.

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1809-1849EDGAR ALLAN POE EN EL BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO

JULIO ÁLVAREZ

Departamento de Lengua Inglesa

EFEMÉRIDES

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Desde el punto de vista literario, es el cre-ador del cuento policiaco y de la ciencia ficción,y llevó el relato gótico a su cima, logrando conla literatura lo que Goya había alcanzado consus Caprichos y Pinturas Negras (piénsese, porejemplo, en cuadros como “Saturno devorandoa uno de sushijos”), elevar elhorror a categoríaestética. Horrorque se convierteen expresiónartística a travésde recursos mini-malistas en TheTell-Tale Heart(El corazón dela-tor) donde, comoseñala Whitley, elcastillo del tradi-cional relato góti-co se convierte enun par de habita-ciones, las caver-nas subterráneasserán el angostoespacio entre dostablones y losnumerosos perso-najes se ven redu-cidos a dos, de loscuales uno puedeque no sea másque un fragmento de la imaginación del otro.Relatos como The Pit and the Pendulum (Elpozo y el péndulo), donde la tortura de laInquisición española (símbolo tan queridopara los románticos, a la vez apogeo y epítomedel terror del antiguo régimen) es abolida porla ilustrada presencia en Toledo de las tropasnapoleónicas, cuando estaba a punto de hacerenloquecer a una de sus víctimas, víctima conla que el lector llega a sentirse plenamenteidentificado.

Estilísticamente, me gustaría destacartres rasgos esenciales en su arte literario. Enprimer lugar, hay que decir que Poe es unextraordinario maestro de los recursos rítmi-cos, presentes en su vida desde que escucharalas canciones de su nodriza negra; sobre todo,

dominó comonadie la alitera-ción. Fijémonoscómo utiliza larepetición delsonido ‘d’ en elcomienzo del rela-to The Fall of theHouse of Usher,para acentuar laidea de decadencia(decadence, de-cay), de embota-miento (dullness)y oscuridad (dark-ness): “Duringthe whole of adull, dark, andsoundless day inthe autumn ofthe year, whenthe clouds hungoppresively…”.

En segundolugar, este recursolo combina nuestro

artista con una acumulación de sorprendentesy extraordinarios matices descriptivos,mediante la cual crea una atmósfera sobreco-gedora, gracias a la riqueza expresiva de susadjetivos:

“…I reined my horse to the precipi-tous brink of a black and lurid tarn thatlay in an unruffled lustre by the dwe-lling, and gazed down – but with a shud-der even more thrilling than before –

EFEMÉRIDES

upon the remodelled and inverted ima-ges of the grey sedge, and the ghastlytree-stems, and the vacant and eye-likewindows

“…conduje mi caballo hacia laescarpada orilla de una espeluz-nante laguna negra que descan-saba en un brillo calmo junto ala vivienda, y contemplé – perocon un estremecimiento si cabemás perturbador que antes – lasimágenes transformadas einvertidas de los grises juncos, yde los troncos espectrales y delas ventanas con forma de ojos”.

El tercer recurso que caracterizaa nuestro autor es el modo en el queculmina su cuidadosa elaboración,con finales insospechados, que suponen a vecesinsólitos giros y, en otros casos, una apoteosissinfónica de corte beethoveniano, como sucedeen el final del relato, antes mencionado, TheFall of the House of Usher (La caída de la Casade Usher), que no me resisto a traducir debajodel original, y del cual, aun cuando lea estaslíneas, nada perderá el lector que por primeravez se acerque a este cuento de Poe:

From that chamber, and from thatmansion, I fled aghast. The storm wasstill abroad in all its wrath as I foundmyself crossing the old causeway. Sud-denly there shot along the path a wildlight, and I turned to see whence a gleamso unusual could have issued; for thevast house and its shadows were alongbehind me. The radiance was that of thefull, setting, and blood-red moon whichnow shone vividly through that oncebarely-discernible fissure of which Ihave before spoken as extending fromthe roof of the building, in a zigzag direc-

tion, to the base. While I gazed, this fis-sure rapidly widened -- there came afierce breath of the whirlwind -- the enti-re orb of the satellite burst at once uponmy sight -- my brain reeled as I saw themighty walls rushing asunder -- there

was a long tumultuousshouting sound like thevoice of a thousandwaters -- and the deepand dank tarn at myfeet close sullenly andsilently over the frag-ments of the 'HOUSEOF USHER.'

Huí aterrado deaquella sala, y de aque-lla mansión. La tor-menta proseguía fuera

con toda su furia cuando me vi cruzandola vieja carretera. De repente surgió enel sendero una luz violenta, y me volvípara averiguar de dónde podía procederresplandor tan singular; pues detrás demí sólo quedaban la inmensa casa y sussombras. El fulgor provenía de la lunallena, baja en el horizonte, del color rojode la sangre, que ahora brillaba nítida através de aquella fisura antes casiimperceptible, de la que ya os hablé, quese extendía en zig-zag desde el tejado deledifico hasta la base. Mientras la obser-vaba crecía la fisura con rapidez inusita-da, y entonces cual fiero soplo se alzó untorbellino, y toda la órbita del satéliteestalló en un instante ante mis ojos, y setambaleó mi ánimo al ver cómo se des-plomaban de golpe los poderososmuros – hubo un largo y tumultuoso cla-mor como la voz de mil océanos – y elhondo, corrompido estanque, sombrío ysilencioso, se cerró a mis pies sobre loscascotes de la “Casa de Usher”

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EFEMÉRIDES

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Terminábamos de cenar. Frente a mí, comoausente, fumaba mi amigo el banquero, grancomerciante y acaparador insaciable. La conversa-ción, que había ido languideciendo, yacía muertaentre nosotros.

Intenté reanimarla al azar, recurriendo a unaidea que acababa de pasar por mi mente. Me volvíhacia él, sonriendo:

-Por cierto: el otro día me dijeron que haceaños fuiste anarquista...

-Pues sí, lo fui. Y lo soy. No he cambiado alrespecto. Soy anarquista.

-¡Vamos! ¡Tú, anarquista! ¿En qué...? Amenos que des al término un sentido distinto...

-¿... del corriente? No. No lo doy. La empleoen el sentido vulgar.

-¿Quieres decir, entonces, que eres anarquistaexactamente en el mismo sentido en que lo sonesos tipos de las organizaciones obreras?

¿Que entre tú y los de la bomba y los sindica-tos no hay ninguna diferencia?

-Diferencia, lo que se dice diferencia, sí lahay... Evidentemente, hay diferencia. Pero no laque tú crees. De lo que dudas, tal vez, es de quemis teorías sociales sean iguales a las suyas...

En estos tiempos de crisis tal vez nos vendría bien tener otra visión delos banqueros. Tal vez nos pueda ayudar este cuento de Pessoa:

-¡Ah, entiendo! En la teoría eres anarquista;en la práctica...

-En la práctica soy tan anarquista como enteoría. Y en la práctica lo soy más, mucho más,que los tipos que has citado. Toda mi vida lodemuestra.

-¿Eh?

-¡Que toda mi vida lo demuestra, hijo! Túnunca has prestado una atención lúcida a esascosas. Y te parece que he dicho una burrada, o queando jugando contigo.

-Mira, no entiendo nada. A no ser..., a no serque juzgues tu vida como algo disolvente, antiso-cial, y que por darle el mismo sentido al anarquis-mo...

-He dicho que no. He dicho que no doy al tér-mino anarquismo un sentido diferente del vulgar.

-Bien... Sigo sin entender. Escucha: ¿quieresdecir que no hay diferencia entre tu teoría, verda-deramente anarquista, y la práctica de vida? De tuvida de ahora... ¿Quieres hacerme creer que llevasuna vida exactamente igual a la de los anarquistascorrientes?

-No, no; no es eso. Quiero decir que entre miteoría y la práctica de mi vida no hay divergenciaalguna; que entre una y otra hay identidad total.

EL BANQUERO ANARQUISTAFERNANDO PESSOA

Cuento proporcionado por Laureano Estepa

EFEMÉRIDES

Si bien es cierto que no llevo una vida como la deesos tipos de los sindicatos y las bombas, pero noes menos cierto que sus vidas están al margen delanarquismo, al margen de los ideales que profe-san.

No la mía. En cuanto a mí sí, en cuanto a mí:banquero, gran comerciante y acaparador, si así loquieres, en cuanto a mí, la teoría y la práctica delanarquismo forman un conjunto armónico. Mehas comparado a los idiotas de los sindicatos y lasbombas para señalar que yo soy diferente. Y losoy, pero la diferencia es ésta: ellos (sí, ellos: noyo) son anarquistas únicamente en teoría, mien-tras que yo lo soy en la teoría y en la práctica.Ellos son anarquistas y estúpidos; yo, anarquista einteligente. Así es, amigo: el verdadero anarquistasoy yo. Los de los sindicatos y las bombas (tam-bién anduve en eso, y lo abandoné justamentegracias a mi verdadero anarquismo) son la basuradel anarquismo, los hembras de la gran doctrinalibertaria.

-¡Asombroso! ¡Ni al diablo se le ocurre! Peroentonces, ¿cómo concilias tu vida entendámonos:tu vida bancaria y comercial con la teoría anar-quista? ¿Cómo la concilias, tú, que dices entenderpor teoría anarquista exactamente lo que los anar-quistas corrientes entienden? Y aseguras, encima,que te diferencias de ellos por ser más anarquista,¿verdad?

-Precisamente.

-No entiendo nada.

-¿Tienes ganas de entender? Todas las ganasde entender.

Retiró de su boca el cigarro puro, ya apagado;volvió a encenderlo, lentamente; contempló cómose extinguía el fósforo; lo depositó con suavidaden el cenicero; después, irguiendo la cabeza, quepor un momento había inclinado, continuó:

-Escucha: nací del pueblo, nací en la claseobrera urbana. Como puedes suponer, ni la condi-ción ni las circunstancias heredadas eran buenas.Pero ocurrió que poseía una inteligencia natural-mente lúcida y una voluntad bastante poderosa,dones naturales que el nacimiento humilde no mepodía privar.

»Fui obrero, trabajé, viví con estrecheces; ensuma, era como la mayoría de la gente del medio.No digo que, en términos absolutos, pasara ham-bre, aunque le anduve cerca. Por lo demás, dehaberla pasado no hubiera alterado lo que vinodespués; o mejor, lo que te voy a contar que vinodespués: mi vida de entonces y mi vida de ahora.

»Abreviando: como todos, fui un obrerocorriente; trabajaba porque tenía que trabajar,aunque lo menos posible. Eso sí, era inteligente. Ycuando podía, leía cosas y las discutía; y, ya queno carecía de criterio, engendré una gran insatis-facción, una gran rebeldía contra mi destino y lascondiciones sociales que lo hacían posible. Ya hedicho que, en verdad buena, mi suerte podríahaber sido peor; pero en aquel tiempo me consi-deraba una persona a la que el Destino le hacíatodas las injusticias juntas, y que para hacérselasdisponía de las convenciones sociales. Esto ocu-rría allá por mis veinte años veintiuno, comomáximo, que es cuando me hice anarquista.

Por un momento hizo silencio. Se volvió haciamí, inclinándose un poco más, y prosiguió:

-Siempre he sido más bien lúcido. Sentíarebeldía, y quería entender mi rebeldía. Convenci-do y consciente, me hice anarquista: el mismoanarquista convencido y consciente que soy ahora.

-¿Y tu teoría de hoy es igual a la de entonces?

-Igual. Teoría anarquista, verdadera teoríaanarquista hay una sola. Sigo la que he seguidodesde que soy anarquista. Verás... Te estaba

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diciendo que, lúcido como era por naturaleza, mehice anarquista consciente.

Y bien, ¿qué es un anarquista? Un hombrerebelado contra la injusticia de que nazcamossocialmente desiguales en el fondo es sólo eso.De ahí resulta, como se ve, la rebelión contra lasconvenciones sociales que posibilitan tal des-igualdad. Te estoy mostrando ahora el caminopsicológico, es decir, cómo se vuelve uno anar-quista; ya veremos luego la parte teórica delasunto. Por el momento, intenta comprenderbien cuál podía ser la rebeldía de un tipo inteli-gente en mis circunstancias. Pues, ¿qué es loque ve en el mundo que le rodea? Al que nacehijo de millonario, protegido desde la cuna fren-te a los infortunios no pocos que el dineropuede evitar o atenuar; al que nace miserable,siendo una boca más en una familia donde yasobran las bocas. Al que nace conde o marqués,gozando de la consideración de todos, haga loque haga; al que, como yo, nace obligado aandar más derecho que el hilo de la plomada siquiere lo traten al menos como a una persona.Unos nacen en condiciones tales que puedenestudiar, viajar, instruirse: convertirse (cabedecirlo así) en más inteligentes que otros que,por un don de la Naturaleza, lo son en mayorgrado. Y así sucesivamente, y así en todo...

»Las injusticias de la Naturaleza, pasen; nolas podemos evitar. Pero las de la sociedad y susconvenciones, ¿por que no hemos de evitarlas?Admito no tengo, ciertamente, otro remedio queun hombre sea superior a mí por todo lo que laNaturaleza le haya concedido: talento, fuerza,energía. Pero no admito que sea un superior míopor cualidades postizas, que no poseía al salir delvientre de la madre, llegadas por casualidad unavez fuera de ella: riqueza, posición social, facilida-des para vivir, etc. De la rebeldía suscitada pordichas consideraciones nació mi anarquismo deentonces el anarquismo que, ya lo he dicho, man-tengo inalterable hoy.

Calló de nuevo un momento, como si pensasecómo continuar. Aspiró el humo, y lo espiró lenta-mente hacia el lado opuesto al mío. Se volvió, y yaestaba a punto de proseguir cuando lo interrumpí:

-Una pregunta, por curiosidad: ¿Por que tehiciste precisamente anarquista? ¿Por qué nosocialista, o cualquier otra cosa que, aun siendo devanguardia, fuera menos radical? Algo que resul-tara compatible con tu rebeldía. Ya que deduzcode lo dicho que por anarquismo entiendes (locual, como definición, está bien) la rebelión contratodas las convenciones y fórmulas sociales, asícomo el esfuerzo por su abolición total... Así es.

-¿Por qué escogiste esta forma extrema y no tedecidiste por cualquiera de las otras... de las inter-medias?

-Voy a decírtelo. Medité sobre ellas. Desdeluego, tenía conocimiento de todas por los folletosque leía. Si escogí el anarquismo teoría extrema,como muy bien dices fue debido a unas razonesque expondré en dos palabras.

Por un instante fijó la mirada en algo inexis-tente. Después se volvió hacia mí:

-El verdadero mal, el único mal, son las con-venciones y las ficciones sociales superpuestas alas realidades naturales; desde la familia al dine-ro, desde la religión al Estado: todo. Se nace hom-bre o mujer quiero decir: se nace para ser, yaadulto, hombre o mujer; en buena justicia naturaluno no nace ni para ser marido ni para ser rico opobre, como tampoco nace para católico o protes-tante, portugués o inglés. Uno es todas esas cosasen virtud de las ficciones sociales. Y las ficcionessociales son malas. Pero, ¿por qué? Porque sonficciones, porque no son naturales. Tan malo es eldinero como el Estado, la organización de la fami-lia como las religiones. Y si en vez de éstas hubie-ra otras convenciones, serían igualmente nefastas,pues también serían ficciones, también se sobre-

EFEMÉRIDES

pondrían y entorpecerían las realidades naturales.Porque cualquier sistema que no sea el anarquistapuro, que es el que plantea la abolición de todaslas ficciones y la de cada una de ellas por comple-to, es igualmente una ficción. Emplear todo nues-tro deseo, todo nuestro esfuerzo, toda nuestrainteligencia, para implantar, o contribuir aimplantar, una ficción social en lugar de otra, esun absurdo, cuando no, incluso, un crimen, por-que es producir una perturbación social con el finmanifiesto de dejarlo todo como está. Dado quelas ficciones sociales nos parecen injustas por elhecho de aplastar o sojuzgar cuanto es natural enel hombre, ¿para qué dedicar nuestro esfuerzo asustituir unas ficciones por otras, si podemosdedicarlo a la supresión de todas?

»Esto, creo yo, es terminante. Vamos a supo-ner que no lo es; supongamos que se nos objetaque será muy verdadero, pero que el sistema anar-quista no resulta factible en la práctica. Examine-mos esta parte del problema.

»¿Por qué no ha de ser factible el sistemaanarquista? Partimos del principio, como todoslos hombres de ideas avanzadas, de que no sólo elactual sistema es injusto, sino de que es ventajosopuesto que la justicia existe sustituirlo por otromás justo. De no pensar así no seríamos hombresavanzados: seríamos burgueses. Ahora bien, el cri-terio de justicia, ¿de dónde proviene? De aquelloque es natural y verdadero en oposición a las fic-ciones sociales y a la mentira de las convenciones.Y, desde luego, es natural lo totalmente natural;no la mitad, o la cuarta u octava parte. Bien. Unade dos: o lo natural es factible socialmente, o no loes. En otras palabras: o la sociedad puede sernatural o la sociedad es esencialmente ficción y nopuede ser natural de ninguna manera. Si la socie-dad puede ser natural, entonces resulta posible lasociedad anarquista, o libre; y tiene que ser posi-ble, porque es la sociedad completamente natural.Pero si la sociedad no puede ser natural, si (porcualquier razón que no importa) la sociedad ha deser necesariamente ficción, entonces del mal, el

menor: hagámosla, dentro de su inevitable ficción,lo más natural posible para que sea, por esomismo, lo más justa posible. Y, ¿cuál es la ficciónmás natural? Ninguna lo es en sí misma, ya que esficción; pero para nuestro caso lo será aquella quenos parezca más natural, que sintamos como másnatural. ¿Cuál nos parece más natural o sentimoscomo más natural? Aquella a la que nos encontra-mos habituados. (Entiéndeme: natural es lo quepertenece al instinto; y lo que se parece en todo alinstinto sin pertenecer a él, es el hábito. Fumar noes natural, no es una necesidad del instinto; perouna vez habituados, fumar pasar a ser natural,pasa a ser una necesidad del instinto.) Ahora bien,¿cuál es la ficción social hecha ya hábito en nos-otros? El sistema actual: el sistema burgués. Enbuena lógica, por lo tanto, o nos parece posible lasociedad natural, y seremos defensores del anar-quismo, o no nos parece posible, y seremos defen-sores del régimen de la burguesía. No hay unahipótesis intermedia. ¿Comprendes?

-Es concluyente.

-Pues todavía no lo es del todo. Aún quedaotra objeción del mismo género que hay que eli-minar... Podemos acordar con que el sistemaanarquista es realizable, pero podemos dudar deque lo sea de golpe y porrazo; como que se puedepasar de la sociedad burguesa a la sociedad libresin uno o más estados o regímenes intermedios.Quien haga tal objeción acepta el anarquismocomo bueno y realizable, aunque intuye que debe-rá haber algún estado de transición entre la socie-dad burguesa y la anarquista.

»Bien. Supongamos que es así. Ese estadointermedio, ¿qué es? El fin propuesto es la socie-dad anarquista, o libre; su estado intermedio hade ser, en consecuencia, un estado de preparaciónde la humanidad para la sociedad libre. Prepara-ción material o simplemente mental; o una seriede realizaciones materiales y sociales que vayanadaptando la humanidad a la sociedad libre, o lasimple propaganda creciente e influyente que de

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manera gradual la vaya preparando, por la víamental, para desearla o aceptarla.

»Veamos el primer caso, la adaptación gra-dual y material de la humanidad a la sociedadlibre. Esto, más que imposible, es absurdo: no esposible adaptación material sino a lo que ya hay.Ninguno de nosotros podría adaptarse material-mente al medio social del siglo veintitrés, aun-que supiera cómo será ese siglo; no puede hacer-lo porque el siglo veintitrés y su medio social noexisten todavía materialmente. Se llega así a laconclusión de que en el paso de la sociedad bur-guesa a la sociedad libre lo único que puedehaber de adaptación, evolución o transición, esmental; una gradual adaptación de los espíritus ala idea de sociedad libre... Con todo, en el campode la adaptación material, nos queda otra hipóte-sis todavía...

-¡Vaya con tanta hipótesis!

-Escucha, que el hombre lúcido debe exami-nar todas las objeciones posibles y refutarlas antesde que pueda afirmarse seguro de la doctrinaaceptada. Por lo demás, con esta hipótesis respon-do a una pregunta que me has hecho.

-Adelante.

-En el campo de la adaptación material, decía,nos queda otra hipótesis. Es la de la dictadurarevolucionaria.

-¿Dictadura qué?

-Te he explicado que no cabe adaptaciónmaterial a algo que, materialmente, no existetodavía. Pero si mediante un movimiento repenti-no se hace la revolución social, desde ese momen-to queda implantada no la sociedad libre (pues lahumanidad aún no podría estar preparada paraella) sino la dictadura de aquellos que quierenimplantar la sociedad libre. Sin embargo, mate-rialmente ya existe algo, aunque sólo esbozado o

embrionario, de la sociedad libre; ya existe algomaterial a lo que la humanidad puede adaptarse.Se trata del argumento con que los brutos quedefienden la "dictadura de proletariado" la defen-derían en el caso de que fueran capaces de argu-mentar o pensar. El argumento, claro, no es suyo,es mío. Lo pongo como objeción a mí mismo... Y,como voy a demostrar, es falso.

»Mientras existe; y sea cual fuere el objetivoque persigue o la idea que lo rige, un régimenrevolucionario sólo es, materialmente, una cosa:un régimen revolucionario. Y en verdad, régimenrevolucionario quiere decir dictadura de guerra o,con palabras más verdaderas, régimen militardespótico, dado que el estado de guerra esimpuesto a la sociedad por una de sus partes: laparte que ha asumido revolucionariamente elpoder. ¿El resultado? Que los que se adaptan adicho régimen en tanto a lo que el régimen esmaterialmente, inmediatamente, se adaptan a unrégimen militar despótico. La idea que había guia-do a los revolucionarios, el objetivo que perse-guían, ha desaparecido por completo de la reali-dad social, ocupada exclusivamente por el fenó-meno de lucha. De modo que lo que produce unadictadura revolucionaria y cuanto más dure la dic-tadura más completamente lo producirá es unasociedad en lucha de tipo dictatorial; vale decir,un despotismo militar. No puede ser de otromodo. Siempre ha sido así. No sé mucha Historia,pero la que sé coincide, y no podía dejar de coinci-dir, con eso. ¿Qué trajeron las agitaciones políti-cas de Roma? El Imperio Romano y su despotis-mo militar. ¿Qué trajo la Revolución Francesa?Napoleón y su despotismo militar. Y verás lo quetrae la Revolución Rusa... Algo que retrasará pordecenas de años la realización de la sociedadlibre... Por otra parte, qué podíamos esperar de unpueblo de analfabetos y de místicos?

»En fin, esto ya va más allá de lo hablado...¿Comprendiste mi argumento?

-Perfectamente.

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-Entonces comprendes que llegara a lasiguiente conclusión: fin, la sociedad anarquista,la sociedad libre; medio, el pasaje sin transiciónde la sociedad burguesa a la sociedad libre. Elpasaje sería preparado y hecho posible medianteuna propaganda intensa, completa, absorbente,que predispusiera a todos los espíritus y debilitasetodas las resistencias. Quede claro que por "pro-paganda" no concibo la bella palabra, escrita ohablada, sino todo: la acción indirecta o la directaen cuanto predisponga para la sociedad libre ydebilite la resistencia a ella. Y así, no habiendoapenas ninguna resistencia que vencer, la revolu-ción social, cuando llegara, sería rápida, fácil; notendría que establecer ninguna dictadura revolu-cionaria porque no habría contra quien aplicarla.Si las cosas no pueden ser así, es que el anarquis-mo es irrealizable; y si el anarquismo es irrealiza-ble, sólo resulta defendible y justa, como he pro-bado, la sociedad burguesa.

»Aquí tienes por qué y cómo me hice anar-quista, y por qué y cómo rechacé, por falsas y anti-naturales, otras doctrinas sociales menos audaces.

»Y punto... Continuemos ahora con mi histo-ria.

Hizo estallar un fósforo y pausadamenteencendió el puro. Se fue concentrando, y al pocotiempo proseguía:

-Otros chicos sostenían las mismas opinionesque yo. Casi todos obreros, aunque alguno queotro no lo fuera; todos pobres, y, que yo recuerde,no muy estúpidos. Teníamos muchas ganas deinstruirnos, de saber cosas, y al tiempo el deseo depropagar, de esparcir nuestras ideas. Queríamospara nosotros y para los demás para la humanidadtoda una sociedad nueva, liberada de los prejui-cios que hacen artificialmente desiguales a loshombres imponiéndoles inferioridades, padeci-mientos, estrecheces, que la Naturaleza no les haimpuesto. En cuanto a mí, todo lo que leía confir-maba estas opiniones. Casi todo lo leí en libros

libertarios baratos, y ya no eran pocos los quehabía en ese tiempo. También asistí a conferen-cias y mítines de los propagandistas del momento.Cada libro, cada discurso, me convencían másacerca de la verdad y justicia de mis ideas. Lo queentonces pensaba lo repito, amigo es lo que pien-so hoy; la única diferencia está en que entoncessólo lo pensaba, y hoy lo pienso y lo practico.

-Digamos que sí. Hasta el momento todo vabien. Resulta muy adecuado que te hicieras anar-quista por eso, y veo claramente que lo eras. Noson necesarias más pruebas. Lo que quisiera saberes cómo surgió de ahí el banquero..., cómo surgiósin contradicción...; es decir: supongo que, más omenos...

-No. No supones nada. Ya sé a lo que ibas...Apoyándote en los argumentos que acabas de oírcrees que juzgué impracticable el anarquismo y,en consecuencia, como dije también, sólo defendi-ble y justa la sociedad burguesa. ¿Es eso?

-Sí. Supongo que, más o menos...

-Pero, ¿cómo puedes suponerlo, si desde unprincipio he sostenido y repetido que soy anar-quista; que no sólo lo fui, sino que sigo siéndolo?De haberme hecho banquero y comerciante por larazón que crees, no sería anarquista: sería bur-gués.

-Es verdad. Pero, ¿cómo diablos...? Vamos,dime.

-He señalado que yo era (lo he sido siempre)bastante lúcido, además de hombre de acción. Soncualidades naturales; no me las pusieron en lacuna (si es que tuve cuna), sino que llegué conellas a la cuna. Bien. Por mi propia condición deanarquista se me hacía insoportable ser apenas unanarquista pasivo, ser anarquista sólo para ir aescuchar discursos y comentárselos a los amigos.¡Necesitaba hacer cosas! ¡Necesitaba luchar y tra-bajar por los oprimidos, las víctimas de las con-

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venciones sociales! Decidí arrimar el hombro a latarea como pudiera. Me puse a pensar en la mane-ra de ser útil a la causa libertaria. Empecé a trazarun plan de acción.

»El anarquista, ¿qué quiere? La libertad liber-tad para sí mismo y para los demás: libertad parala humanidad entera. Quiere liberarse de lainfluencia o la presión de las ficciones sociales;quiere ser libre tal como lo era al venir al mundo,que es lo justo; y quiere esa libertad para él y paratodos. No todos son iguales ante la Naturaleza:unos nacen altos y otros bajos; unos fuertes yotros débiles; unos más inteligentes que otros.Pero a partir de ahí todos pueden ser iguales; elúnico impedimento son las ficciones sociales. Lasficciones sociales, he aquí lo que debíamos des-truir.

»He aquí lo que debíamos destruir... No igno-ré una cosa: debíamos destruirlas en aras de lalibertad, y teniendo siempre presente la creaciónde la sociedad libre. Porque eso de destruir las fic-ciones sociales tanto puede redundar en la crea-ción de libertad, o preparar su camino, como enestablecer otras ficciones sociales, igualmentemalas por tratarse también de ficciones. En estoteníamos que andar con cuidado. Teníamos quedescubrir un procedimiento de acción, cualquierafuese su no violencia o su violencia (puesto quefrente a las injusticias sociales todo resulta legíti-mo), que contribuyese a destruir las ficcionessociales sin que, al mismo tiempo, se dificultara lacreación de la libertad futura; teníamos que crear,como fuese, de inmediato, algo de la libertad futu-ra.

»Claro que la libertad que debíamos tratarcuidadosamente de no obstaculizar es la libertadfutura; pero también la libertad presente de losoprimidos por las ficciones sociales, Tampoco setrataba de que procurásemos no obstaculizar la"libertad" de los poderosos, de los bien situados,de cuantos representan a las ficciones sociales ygozan de sus ventajas. Esa no es la libertad; es

libertad para tiranizar, o sea, lo opuesto a la liber-tad. A esa libertad, por el contrario, debíamos difi-cultarla y combatirla. Parece claro.

-Clarísimo. Sigue.

-El anarquista, ¿para quién quiere la libertad?Para todos. ¿Cuál es la forma de obtener la liber-tad para todos? Destruyendo por completo todaslas ficciones sociales. ¿Cómo se puede destruir porcompleto todas las ficciones sociales? La explica-ción la adelanté cuando, debido a una pregunta,cuestioné los otros sistemas avanzados y expuse elcómo y el por qué de mi anarquismo. ¿Recuerdasmi conclusión?.

-La recuerdo.

-...Una revolución social repentina, brusca,aplastante, que hiciera pasar a la sociedad, de unsalto, desde un régimen burgués a una sociedadlibre. Revolución social preparada por un trabajointenso y constante, mediante la acción directa eindirecta que predispusiera todos los espírituspara la llegada de la sociedad libre, que disminu-yese toda resistencia de la burguesía a un estadocomatoso. Inútil repetir las razones inevitable-mente conducentes a esta conclusión desde dentrodel anarquismo. Ya las he expuesto y las hasentendido.

-Sí.

-Esta revolución debería ser preferentementemundial, simultánea en todas partes, o en las par-tes más importantes del mundo; de no ser asídebería irradiar rápidamente de unas partes aotras y, en todo caso, ser en cada parte, es decir,en cada nación, fulminante y completa.

»Bien. Yo, ¿qué podía hacer para este objeti-vo? Solo no podía hacer la revolución mundial, nisiquiera la revolución completa en la parte delmundo que habitaba. Pero podía ir trabajando contodas mis fuerzas para preparar esa revolución.

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He explicado cómo: combatiendo las ficcionessociales por todos los medios a mi alcance; nodificultando jamás, en la lucha o la propaganda dela sociedad libre, la libertad futura y la libertadpresente de los oprimidos; creando desde ahora,en lo posible, algo de esa libertad.

Aspiró humo; hizo una breve pausa; reanudó:

-Fue aquí, amigo, donde puse mi lucidez enacción. Trabajar para el futuro, está bien, pensé;trabajar para que los demás gocen de la libertad,es bueno y justo. Pero, a todo esto, ¿y yo? ¿No eranadie? De haber sido cristiano hubiera trabajadoalegremente por el futuro de los otros, ya que asíobtendría una recompensa en el cielo; aunquetambién es cierto que, de haber sido cristiano, nohubiera sido anarquista, dado que para el cristia-no las desigualdades de esta breve vida carecen deimportancia: constituyen sólo una prueba queserá retribuida en la vida eterna. Y yo, que no erani soy cristiano, me preguntaba: en esta historia,¿por quién me voy yo a sacrificar? O mejor: ¿ porqué me voy a sacrificar yo?

»Atravesé momentos de incredulidad, quecomo comprenderás estaban justificados... Soymaterialista, pensaba; no tengo más vida que ésta;¿para qué desazonarme con desigualdades socia-les, propagandas y otras historias, cuando puedogozar y divertirme mucho más si no me preocupode todo eso? Para quien no posee más que estavida y no cree en la vida eterna, ni admite otra leyque la de la Naturaleza, y se opone al Estado por-que no es natural, al matrimonio porque no esnatural, al dinero porque no es natural, a todas lasficciones sociales porque no son naturales, ¿porqué regla de tres simple va a defender el altruismoy el sacrificio por los demás, por la humanidad, sitampoco altruismo y sacrificio son naturales? Por-que la misma lógica que me demuestra que unhombre no nace para casarse o para ser portu-gués, ni para ser rico o pobre, me demuestra quetampoco nace para ser solidario, que sólo nacepara ser él mismo, y por tanto lo contrario de un

altruista y un solidario, y por tanto exclusivamen-te egoísta.

»Debatí conmigo mismo la cuestión. Fíjate tú,me decía, que nacemos pertenecientes a la especiehumana, que tenemos el deber de ser solidarioscon todos los hombres. Pero la idea del "deber",¿sería natural? ¿De dónde procedía la idea del"deber"? Si la idea del deber obligaba a sacrificarmi bienestar, mi comodidad, mi instinto de con-servación y otros instintos naturales míos, ¿en quédivergía la acción de esta idea de la acción decualquiera de las ficciones sociales que produce ennosotros un efecto idéntico?

»La idea del deber, de la solidaridad humana,sólo cabía considerarla natural si conllevaba unacompensación egoísta, ya que entonces, aun con-trariando en principio el egoísmo natural, no locontrariaba, a fin de cuentas, ya que proporciona-ba cierta compensación. Sacrificar un placer,sacrificarlo pura y simplemente, no es natural;pero sacrificar un placer por otro placer ya estádentro de la Naturaleza; significa, y eso está bien,elegir una cosa natural entre dos cosas naturalesque no pueden obtenerse juntas. En cuanto a mí,¿qué compensación egoísta, o natural, podía pro-porcionarme la entrega a la causa de la sociedadlibre y la futura felicidad humana? Unicamente laconciencia del deber cumplido, del esfuerzo hechopor lograr un fin bueno; y ninguno de los dosconstituye una compensación egoísta, un placeren sí, sino un placer – de serlo nacido de una fic-ción, como en el caso del placer de ser inmensa-mente rico o de haber nacido gozando de buenaposición social.

»Te confieso, amigo, que llegué a momen-tos de incredulidad... Me sentía desleal, trai-dor a la doctrina... Pero me sobrepuse a todoeso. La idea de justicia la tenía aquí, dentro demí, pensé. La sentía natural. Sentía la existen-cia de un deber superior a la exclusiva preocu-pación por mi destino. Seguí adelante en mispropósitos.

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-Pues no me parece que tal decisión revelaragran lucidez de tu parte... No habías resuelto ladificultad. Seguiste adelante por un impulso abso-lutamente sentimental.

-Sin duda. Pero lo que te estoy contandoahora es la historia de cómo me hice anarquista ycontinúo siéndolo. Prosigo. Voy presentando leal-mente las dudas y dificultades que tuve, y cómolas vencí. Concedo que entonces le gané de manoal escollo lógico, no con el raciocinio sino con elsentimiento. Pero verás que más tarde, al llegar ala plena comprensión de la doctrina anarquista,ese escollo, hasta aquel momento lógicamente sinrespuesta, halló completa, absoluta solución.

-Curioso.

-Sí... Permíteme que continúe con mi historia.Atravesé ese escollo y lo resolví, aunque mal,como te he dicho. Inmediatamente después, y enla línea de mis pensamientos, surgió otra dificul-tad que también me embrolló bastante.

»Bien estaba digamos que podía pasar la dis-posición al sacrificio sin ninguna recompensaestrictamente personal, es decir, verdaderamentenatural. Pero supongamos que la sociedad futurano iba a desembocar en lo esperado, que la socie-dad libre era inalcanzable; en tal caso, ¿a qué dia-blos me estaba yo sacrificando? Podía tolerar esode sacrificarse por una idea sin obtener recom-pensa personal, pero sacrificarse sin tener, almenos, la certeza de que aquello por lo que traba-jaba llegaría a existir algún día, trabajar sin quemi esfuerzo resultara provechoso para la idea, esoya resultaba más duro... Anticipo que resolví lanueva dificultad mediante el mismo procedimien-to sentimental de antes, pero te advierto tambiénque, de igual modo que la otra vez, logré resolver-la lógica, automáticamente, al alcanzar el estadode anarquismo plenamente consciente... Yaverás... En cuanto al momento al que me refiero,salí del apuro con alguna que otra frase huera:"Cumplo mi deber para con el futuro; que el futu-

ro cumpla el suyo para conmigo", y cosas por elestilo.

»Expuse mi condición, o mejor, conclusiones,a los camaradas, y todos concordaron conmigo;todos concordaron en que era preciso seguir ade-lante y hacerlo todo por la sociedad libre. Hay queadmitir que algunos, los más inteligentes, se des-animaron un poco con mi exposición; y no pordesacuerdo, sino porque nunca habían percibidolas cosas tan claras, ni tampoco las aristas que hayen ellas... Pero al fin todos asintieron. ¡Trabajaría-mos por la gran revolución social, por la sociedadlibre, nos justificara o no el futuro! Formamos ungrupo de gente segura y emprendimos la propa-ganda en grande en grande, por supuesto, dentrode los límites de lo que cabía hacer. Durante bas-tante tiempo estuvimos laborando por el idealanarquista en medio de dificultades, líos y hastapersecuciones, a veces.

Llegado aquí, el banquero hizo una pausa algomás prolongada. No encendió el puro, de nuevoapagado. De pronto sonrió levemente, y con airede quien ha llegado al punto importante de lacuestión me miró con mayor insistencia mientrasproseguía, clarificando más la voz y acentuandomás las palabras:

-Fue entonces cuando surgió algo nuevo."Entonces" es un modo de expresarme. Quierodecir: al cabo de unos meses de propagandaempecé a observar una nueva complicación, lamás seria de todas, la complicación de verasseria...

»Recuerdas, ¿no es así?, lo que por rigurosorazonamiento había dejado asentado que debíaconstituir el procedimiento de acción de los anar-quistas... Un procedimiento (o procedimientos)que contribuyese a la destrucción de las ficcionessociales sin que entorpeciera, al mismo tiempo, lacreación de la libertad futura; por tanto, sin entor-pecer en nada la escasa libertad de los actualmen-te oprimidos por las ficciones sociales. Un proce-

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dimiento que además fuera generando, en lo posi-ble, algo de la futura libertad...

»Una vez atendido este criterio, jamás dejéde tenerlo presente... Pero, mientras actuabaen la labor de propaganda de que te he habla-do, descubrí algo. En el grupo de los propagan-distas no muchos: unos cuarenta, si mal norecuerdo sucedía lo siguiente: se creaba tira-nía.

-¿Tiranía? Tiranía, ¿cómo?

-Así: ejercían mando unos sobre otros, diri-giéndolos a su voluntad. Unos se imponían aotros, y los arrastraban, mediante picardías y arti-mañas, hacia donde ellos querían. No digo que lohicieran en cosas graves; pero el hecho es quesucedía a diario, y no sólo en asuntos relativos a lapropaganda, sino al margen, en las cosas comunesdel vivir. Unos marchaban insensiblemente haciala jefatura; otros, también insensiblemente, haciala subordinación. Unos eran jefes por imposición,otros por habilidad. Podía verse en el hecho mássimple. Por ejemplo: dos de nuestros muchachoscaminaban juntos calle abajo; al final, uno teníaque dirigirse a la derecha y otro a la izquierda,pues a cada cual le convenía ir por su lado. Pero elque debí marcharse por la izquierda le decía alacompañante: "Ven por aquí", a lo que el quedebía desviarse a la derecha contestaba, conrazón: "No puedo, tengo que ir por allá". Y por fin,contra su voluntad y conveniencia, seguía alamigo por el camino de la izquierda. La primeravez cedía a la persuasión, la siguiente a la simpleinsistencia, más tarde a cualquier motivo...; esdecir, nunca a la razón lógica. Tanto en la imposi-ción como en la subordinación siempre habíaalgo, digamos, espontáneo, instintivo... E igualque en este ejemplo tan simple sucedía en loscasos de menor o de mayor importancia... ¿Te dascuenta?

-Me doy cuenta. Pero, ¿qué tiene de raro? Eslo más natural...

-Ya iremos a ello. Lo que pido que tomes encuenta es que el hecho responde exactamente a loopuesto de la doctrina anarquista. Fíjate bien:esto ocurría en un grupo reducido, carente deinfluencia e importancia, un grupo que no teníaen sus manos la solución de ninguna cuestión depeso ni la decisión sobre asunto alguno de rele-vancia. Date cuenta que sucedía en un grupo degente unida específicamente para hacer todo loposible por la anarquía, es decir, para combatir lasficciones sociales, y para crear las bases de lalibertad futura. ¿Te fijas bien en estos dos puntos?

-Sí.

-Ahora fíjate bien en lo que eso significa. Unreducido grupo formado por gente sincera (te ase-guro que era sincera), unido, establecido expresa-mente para trabajar por la causa de la libertad,pasados pocos meses había conseguido una solacosa positiva y concreta: la creación de tiranía ensu interior. Y observa qué tiranía. No era la deri-vada de la acción de las ficciones sociales, la cual,si bien lamentable, podía resultar hasta ciertopunto comprensible; aunque menos comprensibleentre quienes combatíamos esas ficciones queentre otras personas. Pero, en fin, vivimos enmedio de una sociedad basada en las ficciones yno somos del todo culpables cuando no podemossustraernos a su acción. Sin embargo, no se trata-ba de eso. Quienes ejercían mando sobre losdemás y los conducían hacia donde querían no lohacían por la fuerza del dinero, de la posiciónsocial o de cualquier autoridad de naturaleza ficti-cia que se atribuyeran; lo hacían por una acciónde cierta especie situada fuera de las ficcionessociales. Más aún: una tiranía ejercida entre sí porpersonas cuyo objetivo sincero no era otro que elde destruir tiranía y crear libertad.

»Traslada ahora el caso a un grupo muchomayor, mucho más influyente, dedicado a proble-mas importantes y decisiones de carácter funda-mental. Considera a ese grupo encaminando susesfuerzos, como los encaminaba el nuestro, hacia

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la formación de una sociedad libre. Y ahora dimesi a través de tal acumulación de tiranías entrela-zadas puede vislumbrarse alguna sociedad futuraparecida a una sociedad libre o a una humanidaddigna de sí misma.

-Efectivamente, es muy curioso.

-Curioso, ¿verdad? Pues hay aspectos secun-darios muy curiosos también... Por ejemplo: latiranía del auxilio.

-¿De qué?

-Del auxilio. Entre nosotros había algunos queen vez de mandar, de imponerse, colaboraban enlo que podían. Esto parece lo contrario de lo otro,¿no? ¡Pues es lo mismo! Era la misma tiranía,renovada. Era el mismo modo de ir contra losprincipios anarquistas.

-¡No me digas! ¿Por qué en contra?

-Auxiliar a alguien, amigo mío, es considerar-lo incapaz; y si no lo es, es suponerlo o convertirloen tal. En el primer caso se trata de desprecio, yen el segundo de tiranía. De todas maneras, o biense cercena la libertad ajena, o bien se parte delprincipio, cuando menos inconscientemente, deque ese sujeto es despreciable e indigno o incapazde libertad.

»Volvamos a lo nuestro... Es evidente que esteaspecto de la cuestión era gravísimo. Podíamosaceptar trabajar por la sociedad futura sin esperarsu agradecimiento, o incluso con el riesgo de quenunca llegásemos a lograrla. Vaya y pase. Pero erainaceptable que al trabajar por un futuro de liber-tad, como hecho positivo no engendráramos másque tiranía; y no sólo tiranía, sino tiranía nueva,ejercida por nosotros, los oprimidos, unos sobreotros. No podía ser.

»Me puse a meditar. Había un error, algunadesviación. Nuestros propósitos eran buenos; las

doctrinas parecían verdaderas; ¿acaso estaríanequivocados los procedimientos? ¿Pero dónde dia-blos estaba, entonces, el error? Casi me volví locopensando en ello. Un día, de pronto, que es comosiempre ocurren estas cosas, encontré la solución.Aquel día, el día en que descubrí, por así decirlo,la técnica del anarquismo, fue el gran día de misteorías anarquistas.

Me miró, sin mirarme, por un instante. Y des-pués siguió en el mismo tono:

-Pensé: he aquí una tiranía nueva, una tiraníaque no procede de las ficciones sociales. Entonces,¿de dónde proviene? ¿Derivará de cualidadesnaturales? Si así fuese, ¡adiós sociedad libre! Siesta sociedad en la que están operando únicamen-te las cualidades naturales del hombre aquellasque nacen con él, que dependen exclusivamentede la Naturaleza y sobre las cuales no dispone depoder alguno, si esta sociedad en la que están ope-rando tan sólo dichas cualidades es un montón detiranías, ¿quién va a mover un dedo para contri-buir a establecerlas? Tiranía por tiranía, que sigala que hay; al menos estamos habituados a ella, yfatalmente la sentimos en menor medida que unatiranía nueva, que poseería el terrible carácter detodas las cosas tiránicas que nos vienen directa-mente de la Naturaleza frente a las cuales no caberebelión posible, como no cabe la revolución con-tra la muerte, o contra la condición de bajos si loque deseamos es ser altos. Por otra parte, yademostré antes que, si por alguna razón no resul-taba posible la sociedad anarquista, debía seguirexistiendo la sociedad burguesa, por ser más natu-ral que cualquier otra salvo la sociedad anarquis-ta.

»Pero, en realidad, la nueva tiranía nacidaentre nosotros, ¿era consecuencia de cualidadesnaturales? Y las cualidades naturales, ¿qué son?Son el grado de inteligencia, imaginación, volun-tad, etc., con el que viene al mundo cada cual; estoen lo relativo al campo mental, por supuesto, por-que las cualidades naturales físicas no vienen al

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caso. Ahora bien; un tipo que ejerce mando sobrelos demás por motivos no provenientes de las fic-ciones sociales, manda necesariamente por susuperioridad en cuanto a una u otra de las cuali-dades naturales. Domina mediante el ejercicio desus cualidades naturales, y queda una cosa porver: el empleo de las cualidades naturales, ¿eslegítimo? Vale decir: ¿es natural?

»Veamos. ¿Cuándo se emplean naturalmentenuestras cualidades naturales? Cuando sirven alos fines naturales de nuestra personalidad. Ydominar a alguien, ¿es un fin natural de nuestrapersonalidad? Puede serlo; hay un caso en quepuede serlo: cuando, respecto a nosotros, esealguien se halla en situación de enemigo. Para elanarquista, quien se halla en situación de enemi-go es, desde luego, cualquiera de los represen-tantes de las ficciones sociales y de su tiranía;nadie más, porque los otros hombres son hom-bres como él, camaradas naturales suyos. Comoverás, el caso de tiranía surgida entre nosotrosno era éste; la tiranía surgida en el grupo se ejer-cía sobre hombres como nosotros, camaradasnaturales, y, lo que es más, sobre hombresdoblemente camaradas, ya que lo eran tambiénpor comulgar en el mismo ideal. Conclusión:nuestra tiranía no derivaba de las ficcionessociales ni tampoco procedía de las cualidadesnaturales; venía de una aplicación errada, de unaperversión, de las cualidades naturales. Y la per-versión, ¿de dónde provenía?

»Una de dos: o dimanaba por ser el hombrenaturalmente malo, y por tanto de que todas lascualidades naturales fueran naturalmente perver-sas, o de una perversión resultante de la prolonga-da permanencia de la humanidad en la atmósferade las ficciones sociales, creadoras todas ellas detiranía y propensas, en consecuencia, a convertiren instintivamente tiránico el uso más natural delas cualidades más naturales. De estas hipótesis,¿cuál podía ser la verdadera? Era imposible deter-minarlo de un modo satisfactorio, es decir, riguro-samente lógico o científico. Mediante el raciocinio

no podemos entrar en el problema, que es deorden histórico o científico y depende del conoci-miento de hechos. Tampoco la ciencia nos ayuda;por mucho que retrocedamos en la Historia, siem-pre encontramos al hombre viviendo bajo algúnsistema de tiranía social, y por tanto en un estadoque impide averiguar cómo sería en circunstan-cias pura y enteramente naturales. Ante la imposi-bilidad de determinarlo con certeza, debemosinclinarnos hacia el lado de la probabilidadmayor, y la probabilidad mayor nos la depara lasegunda hipótesis. Es más natural suponer que laprolongadísima persistencia de la humanidaddentro de las ficciones sociales generadoras detiranía ha hecho que cada hombre nazca ya consus cualidades naturales pervertidas, en el sentidode ejercer espontáneamente la tiranía incluso departe de quienes no quisieran tiranizar, que acep-tar que las cualidades naturales pueden ser natu-ralmente perversas, lo cual representa, de algúnmodo, una contradicción. Por eso, quien piensa sedecide, como yo me decidí con seguridad casiabsoluta, por la segunda hipótesis.

»Tenemos, así, algo evidente. Por bien inten-cionado y preocupado por combatir solamente lasficciones sociales y trabajar por la libertad, en elactual estado social no es posible que un grupo dehombres se dedique a la tarea en común sin crearentre sí, espontáneamente, tiranía, sin crear entresí tiranía nueva, suplementaria de la tiranía de lasficciones sociales, sin destruir en la práctica todocuanto quieren en teoría, sin dificultar involunta-riamente el fin mismo que quisieran promover.¿Qué hacer? Muy simple... Trabajar todos para elmismo fin, pero separados.

-¿Separados?

-Sí. ¿No has seguido mi argumento?

-Lo he seguido.

-¿Y no te parece lógica, no te parece fatal, esaconclusión?

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-Lo parece, lo parece... Pero no acabo de ver...

-Iré esclareciendo. Dije: trabajar todos para elmismo fin, aunque separados. Al trabajar todospara el mismo fin anarquista, cada uno contribuyecon su esfuerzo para la abolición de las ficcionessociales, que es hacia donde lo dirige, y para crearla sociedad libre del futuro. Y trabajando separa-dos no podemos generar tiranía nueva de ningunamanera, pues no ejercemos ninguna acción sobrelos otros y, por consiguiente, ni aun dominándolospodemos empequeñecer su libertad, ni auxilián-dolos borrarla.

»Trabajando de esta manera, por separado,pero para el mismo fin anarquista, tenemos dosventajas: el esfuerzo conjunto y la no creación detiranía nueva. Continuamos unidos, por estarlomoralmente y trabajar de igual modo para elmismo fin; continuamos siendo anarquistas por-que cada cual trabaja por la sociedad libre; perodejamos de ser voluntarios p involuntarios traido-res a nuestra causa, dejamos incluso de poderserlo porque nos colocamos, gracias al trabajoanarquista aislado, al margen de la influenciadeletérea de las ficciones sociales en su reflejohereditario sobre las cualidades otorgadas por laNaturaleza.

»Claro está que esta táctica se aplica a lo quehe llamado período preparatorio de la revoluciónsocial. Abatidas las defensas burguesas y la socie-dad entera reducida al estado de aceptación de lasdoctrinas anarquistas, pendiente ya tan sólo larevolución social, para asestar el golpe final nopuede mantenerse la acción aislada. Pero paraentonces habrá llegado virtualmente la sociedadlibre, y las cosas serán de otro modo. La táctica aque me refiero sólo afecta a la acción anarquistaen plena sociedad burguesa, como en el caso delgrupo al que pertenecía.

»Teníamos con esto ¡al fin! el verdadero pro-cedimiento de acción anarquista. Reunidos nadavalíamos que importara, y encima nos tiranizába-

mos, obstaculizándonos unos a otros y dificultan-do nuestras teorías. Separados tampoco lograría-mos mucho, pero al menos no opondríamos difi-cultades a la libertad, no crearíamos tiraníanueva; lo que fuésemos a conseguir, aunque resul-tara poco, lo alcanzaríamos sin desventaja ni pér-dida. Y se agrega que trabajando separados apren-deríamos a confiar más en nosotros mismos, a noarrimarnos los unos a los otros, a hacernos máslibres desde ahora, a preparar el futuro con nues-tro ejemplo tanto en nuestra persona como en lade los demás.

»Radiante con el descubrimiento, fui a expo-nérselo en seguida a los camaradas... Es de laspocas veces en mi vida en que he sido necio. Ima-gínate: estaba tan ufano del descubrimiento queesperaba contar con su acuerdo...

-No estuvieron de acuerdo, por supuesto.

-Lo objetaron, amigo, lo objetaron todos.Unos más, otros menos, ¡todos protestaban! ¡Queno era eso! ¡Que eso no podía ser! Pero nadiedecía qué es lo que era o qué es lo que debía ser...Argumenté y argumenté, y en respuesta no obtuvemás que frases, basura, cosas como esas que res-ponden los ministros en las cámaras cuando notienen una respuesta... Entonces vi con qué clasede brutos y cobardes andaba yo metido. Se desen-mascararon. Aquello era un manojo de indesea-bles nacidos para la esclavitud. Querían ser anar-quistas a costa de los demás. Querían conseguir lalibertad, pero siempre y cuando se la proporciona-ran otros, siempre y cuando se la diesen como untítulo otorgado por el rey. ¡Qué grandes lacayos,casi todos!

-¿Y te enojaste?

-¿Qué si me enojé...? ¡Enfurecí! ¡Me subí a laparra! A lo bestia.

Casi me pegué con dos o tres. Y por fin memarché. Quedé aislado. No puedes imaginar el

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asco que me producía semejante rebaño de borre-gos. Estuve a punto de perder mis creencias anar-quistas; estuve a punto a desinteresarme de todoaquello. Pero pasaron unos días y me recobré.Pensé que el ideal anarquista estaba por encimade aversiones o incompatibilidades. ¿No queríanser anarquistas? ¡Lo sería yo! ¿Querían jugar a loslibertarios? ¡Yo no jugaría ese juego! ¿Sus fuerzassólo les permitían luchar arrimados los unos a losotros, creando entre ellos un nuevo simulacro deesa tiranía que, según declaraban, querían comba-tir? Pues que lo hicieran, los idiotas, si no servíanpara otra cosa. Yo no sería burgués por tan poco.

»El verdadero anarquismo establece que cadauno tiene que crear libertad y combatir las ficcio-nes sociales con sus propias fuerzas. Pues yo, conmis propias fuerzas, iba a crear libertad y comba-tir las ficciones sociales. ¿Nadie quería acompa-ñarme en el verdadero camino de la anarquía?Avanzaría yo solo con mis recursos, con mi fe,perdido incluso el apoyo logístico de quienes habí-an sido camaradas contra las ficciones sociales ensu totalidad. No digo que se tratara de un gestohermoso y heroico. Fue, sencillamente, un gestonatural. Cada cual tenía que hacer el camino porseparado, y yo no necesitaba a nadie para prose-guir. Me bastaba el ideal. Apoyándome en estosprincipios y dadas tales circunstancias, decidícombatir las ficciones sociales por mí mismo.

Suspendió momentáneamente el discurso,que se había vuelto cálido y fluido. Cuando lorecomenzó su voz era ya más sosegada:

-Estoy en estado de guerra, pensé, con las fic-ciones sociales. Muy bien. ¿Qué puedo hacer con-tra las ficciones sociales? Trabajar en solitario,con el fin de no crear ninguna forma de tiranía.¿Cómo colaborar, solitario, en la preparación de larevolución social, en la preparación de la humani-dad para la sociedad libre? Optando por uno delos dos procedimientos existentes, en el caso,claro está, de que no me fuera posible servirme deambos. Uno era la acción indirecta, o sea, la pro-

paganda, y el otro la acción directa de cualquiertipo.

»Primero pensé en la acción indirecta, en lapropaganda. Yo solo, ¿qué propaganda podíahacer? Además de las conversaciones que siem-pre se pueden tener con éste o con aquél al azar,aprovechando todas las oportunidades, lo quequería saber era si la acción indirecta constituíauna vía por la que pudiera encaminar enérgica-mente mi actividad anarquista; encaminarla demanera que produjese resultados sensibles. Enseguida noté que no podía ser. No soy orador niescritor. Quiero decir: soy capaz de hablar enpúblico si es necesario, como soy capaz de escri-bir un artículo para el periódico; pero lo quequería averiguar era si mi índole apuntaba aque, especializándome en la acción indirectamediante cualquiera de esas actividades, o deambas a la vez, podría obtener resultados máspositivos para el ideal anarquista que especiali-zando mis esfuerzos en el otro sentido. Ahorabien, la acción resulta siempre más efectiva quela propaganda, salvo si ésta es realizada por unindividuo cuyas dotes lo sitúen esencialmentecomo propagandista: un gran orador, capaz deelectrizar y arrastrar multitudes, o un granescritor, capaz de fascinar y convencer con ellibro. No me considero muy vanidoso, pero deserlo no llego hasta el punto de envanecerme deaquellas cualidades de las que carezco. Repitoque nunca me he creído orador o escritor. Poreso abandoné la idea de la acción indirectacomo forma de encauzar mi actividad anarquis-ta. Por exclusión estaba obligado a optar por laacción directa, o esfuerzo aplicado a la prácticade la vida, a la vida real. No mediante la inteli-gencia, sino por la acción. Así lo haría.

»Debía aplicar a la vida práctica el procedi-miento fundamental de la acción anarquista, claropara mí: luchar contra las ficciones sociales singenerar nueva tiranía; creando desde ahora, en loposible, algo de la libertad futura. Pero una cosaasí, ¿cómo diablos llevarla a la práctica?

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»En la práctica, ¿qué cosa es combatir? Com-batir, en la práctica, es la guerra; una guerra, almenos. ¿Cómo se hace la guerra a las ficcionessociales? Ante todo, ¿cómo se hace una guerra? Yen cualquier guerra, ¿cómo se vence al enemigo?De dos maneras: o matándolo, es decir, destru-yéndolo, o aprisionándolo, es decir, sometiéndolo,reduciéndolo a la inactividad. Destruir las ficcio-nes sociales no estaba en mi mano; destruir lasficciones sociales sólo podía lograrlo la revoluciónsocial. Hasta la llegada de la revolución, las ficcio-nes sociales podrían conmocionarse, tambalear,mantenerse pendientes de un hilo, pero sólo ladestruiría la llegada de la sociedad libre y el hun-dimiento, de hecha, de la sociedad burguesa. Eneste aspecto, lo máximo que yo podía hacer eradestruir en el sentido físico de matar alguno queotro miembro de las clases representativas de laburguesía; estudié el caso y vi que se trataba deuna tontería. Supón que mataba a uno, dos o unadecena de representantes de la tiranía de las fic-ciones sociales. ¿Con qué resultado? ¿Iban a que-dar más debilitadas las ficciones sociales? No. Lasficciones sociales no son lo mismo que una situa-ción política, la cual, a veces, depende de un redu-cido número de hombres, e inclusive un solo hom-bre. Lo malo de las ficciones sociales son las fic-ciones sociales en su conjunto, no los individuosque las representan por el simple hecho de repre-sentarlas... Por lo demás, un atentado de tiposocial produce siempre reacción; no sólo todoqueda igual, sino que la mayoría de las vecesempeora. Encima, supón que me atraparan des-pués del atentado, como es natural que ocurriese;ya atrapado, me liquidarían de una u otra manera.Admitamos que, por mi parte, hubiese liquidado auna docena de capitalistas. Esto, al fin y al cabo,¿a qué hubiera conducido? Al liquidarme aunquesin matarme: por encarcelamiento o deportaciónla causa anarquista perdería un elemento de com-bate; pero los doce capitalistas enterrados norepresentaban doce elementos perdidos por lasociedad burguesa; porque los componentes de lasociedad burguesa no son elementos de combate,sino puramente pasivos: el "combate" se da con el

conjunto de las ficciones sociales en que se funda-menta dicha sociedad, no en los miembros de laburguesía. Y las ficciones sociales no son personasa las que podamos pegarles un tiro... ¿Entiendes?Mi caso no era el del soldado de un ejército quemata a doce soldados del ejército enemigo; estabaen el caso del soldado que mata a doce civiles delpaís enemigo. Lo cual es matar estúpidamente,pues no se elimina a ningún combatiente... Por lotanto no podía pensar en destruir las ficcionessociales ni en el todo ni en alguna de sus partes.Sólo me quedaba el sojuzgarlas; vencerlas sojuz-gándolas, reduciéndolas a la inactividad.

De pronto apuntó hacia mí el índice de sumano derecha:

-¡Es lo que hice!

Replegó el dedo de inmediato, y continuó:

-Intenté ver cuál era la primera, la másimportante, de las ficciones sociales. A ningunacomo ésa cabría sojuzgar, reduciéndola a la inacti-vidad. La ficción social más importante, en nues-tra época por lo menos, es el dinero. ¿Cómo sojuz-gar el dinero? O, con mayor precisión: ¿cómosojuzgar la fuerza y tiranía del dinero? Liberándo-me de su influencia, de su fuerza, que es superiora su influencia, reduciéndolo a la inactividad en loque a mí respecta. En lo que a mí respecta,¿entiendes?, por ser yo quien lo combatía; redu-cirlo a la inactividad por lo que respecta a todosno habría sido sojuzgarlo, sino destruirlo, ya quesupondría haber suprimido la ficción dinero; y heprobado antes que cualquier ficción social nopuede ser destruida más que por la revoluciónsocial, al arrastrarla, junto a todas las demás, en elhundimiento de la sociedad burguesa.

»¿Cómo podía superar en mí la fuerza deldinero? El procedimiento más sencillo hubierasido alejarme de la esfera de su influencia, apar-tarme de la civilización: irme al campo a comerraíces, beber agua de los manantiales, andar des-

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nudo y vivir como un animal. Pero todo eso, aun-que lograse vencer la dificultad de hacerlo, nohubiera sido combatir una ficción social: no erasiquiera combatir, sino huir. Cierto es que quienrehuye el combate no es derrotado en el campo debatalla; pierde sin haberse batido. El procedi-miento debía ser otro; tenía que ser un procedi-miento de combate y no de fuga. ¿Cómo sojuzgaral dinero luchando con él? ¿Cómo sustraerme a suinfluencia y tiranía sin eludir el encuentro? Proce-dimiento no había más que uno: adquirirlo,adquirirlo en cantidad suficiente para no sentir suinfluencia; y en cuanta mayor cantidad lo adqui-riese, tanto más libre me hallaría de sentirla. Fueal ver así las cosas, al verlas claramente con todala intensidad de mi convicción anarquista y todala lógica de un hombre inteligente, cuando entréen la fase actual la comercial y bancaria, amigomío de mi anarquismo.

Se repuso un momento de la virulencia, nue-vamente creciente, de su entusiasmo por lo queiba narrando. Después continuó, aún con ciertocalor, su exposición:

-¿Recuerdas aquellas dos dificultades lógicasque habían surgido en los comienzos de mi trayec-toria de anarquista consciente? ¿Recuerdas queafirmé haberlas resuelto entonces por medio delsentimiento y no de la lógica? Tú mismo observas-te, con acierto, que no las había resuelto pormedio de la lógica.

-Recuerdo.

-¿Y recuerdas que después te dije que lashabía resuelto del todo, es decir, por lógica, alencontrar, por fin, el verdadero procedimientoanarquista?

-Sí, sí, recuerdo.

-Pues verás cómo quedaron resueltas... Lasdificultades eran éstas: no es natural trabajar poralgo, sea lo que sea, sin una compensación natu-

ral, es decir, egoísta; y no es natural entregarnuestro esfuerzo para el logro de un fin sin lacompensación de saber que dicho fin se alcanzará.Esas eran las dos dificultades. Ahora bien, fíjateen cómo han quedado resueltas según el procedi-miento de trabajo anarquista que, con mi razona-miento, llegué a descubrir como el único verdade-ro. De tal procedimiento ha resultado mi riqueza:tengo la compensación egoísta, en consecuencia.El procedimiento persigue el logro de la libertad:consigo libertad al hacerme superior a la fuerzadel dinero, liberándome de esa fuerza. En verdad,sólo obtengo libertad para mí; pero, repito, heprobado que la libertad para todos llegará con ladestrucción de las ficciones sociales, por la revolu-ción social; y solo, por mi cuenta, no puedo hacerla revolución social. El punto concreto es éste:persigo la libertad, consigo libertad la libertad quepuedo, claro, porque no puedo conseguir la queno puedo... Fíjate: aparte del razonamiento quedetermina que mi procedimiento anarquista es elúnico verdadero, el hecho de que resuelva auto-máticamente las dificultades lógicas que cabe opo-ner a todo procedimiento de acción anarquistaredunda en una prueba más de que se trata delúnico verdadero.

»Es el procedimiento que he seguido. Carguésobre mis espaldas la empresa de sojuzgar a la fic-ción dinero, y la llevé a cabo enriqueciéndome. Lologré. A costa de cierto tiempo, porque la lucha hasido grande; pero lo logré. Me abstengo de contar-te mi vida comercial y bancaria. En determinadosaspectos resultaría interesante; pero nos saldría-mos del tema. Trabajé, luché, gané dinero; heganado, en fin, mucho dinero. Sin reparar en losmedios confieso, amigo, que sin reparar en losmedios y sirviéndome de todo: el acaparamiento,el sofisma financiero, la competencia desleal. ¿Ypor qué no? Yo, que combatía las ficciones socia-les, inmorales y antinaturales por excelencia, ¿ibaa preocuparme por los medios? Yo, que trabajabapor la libertad, ¿iba a preocuparme por las armascon que luchaba contra la tiranía? El anarquistaestúpido que pone bombas y pega tiros sabe muy

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bien que mata, a pesar de que entre sus doctrinasno está incluida la pena de muerte. Ataca unainmoralidad con un crimen: cree que la destruc-ción de esa inmoralidad vale un crimen. Es estúpi-do en cuanto procedimiento, porque, como heprobado, es equivocado, y resulta contraprodu-cente como procedimiento anarquista; ahora bien,por lo que respecta a la moral del procedimiento,es inteligente. Y dado que mi procedimiento era elverdadero, he venido utilizando legítimamente,como anarquista, todos los medios para enrique-cer. Y hoy ya he realizado mi limitado sueño deanarquista práctico y lúcido. Soy libre. Hago loque quiero; dentro, claro, de lo que resulta posiblehacer. Mi lema, como anarquista, era la libertad;pues tengo libertad, la libertad que, por elmomento, cabe tener en nuestra sociedad imper-fecta. Quise combatir las ficciones sociales; las hecombatido y, lo que es más, las he vencido.

-¡Alto, alto! Será como tú dices, pero hay algoque no percibes. La condición para tu procedi-miento de acción no fue crear libertad solamentesino además no crear tiranía. Y has creado tiranía.Como acaparador, como banquero, como financie-ro sin escrúpulos perdóname, pero tú lo has dichocreas tiranía. Tanta tiranía como cualquier otrorepresentante de esas ficciones sociales contra lasque dices luchar.

-No, querido, te equivocas. No he creado tira-nía. La tiranía que puede resultar de mi accióncontra las ficciones sociales es una tiranía que nosurge conmigo y que, por tanto, no he creado; estáen las ficciones sociales, yo no la he añadido aellas. Es la tiranía propia de las ficciones sociales;y no podía, ni me lo propuse, destruir las ficcionessociales. Voy a repetirlo por centésima vez: sólo larevolución social podrá destruir las ficcionessociales; antes de que llegue la revolución, unaacción anarquista perfecta, como la mía, no alcan-zará más que a sojuzgar esas ficciones, y a sojuz-garlas únicamente respecto del anarquista quepone dicho procedimiento en práctica, puesto queel procedimiento no admitiría más honda sujeción

de las ficciones. No se trata de no crear tiranía; setrata de no crear tiranía nueva, de no generar tira-nía donde estaba ausente. Trabajando en conjuntoe influenciándose unos a otros como te ya te expli-qué, los anarquistas crean tiranía entre sí, fuera yaparte de las ficciones sociales; y semejante tira-nía es una tiranía nueva. Esa es la que yo no hecreado; incluso no podría crearla, dadas las condi-ciones mismas de mi procedimiento. No, amigo;yo sólo he creado libertad. He liberado a uno; mehe liberado a mí. Porque mi procedimiento, quecomo he probado es el único verdaderamenteanarquista, no permite liberar a nadie más. Heliberado lo que podía liberar.

-Bueno, de acuerdo. Pero date cuenta de quecon este argumento uno casi se ve llevado hasta elpunto de creer que ningún representante de lasficciones sociales ejerce tiranía... Y no la ejerce. Latiranía es de las ficciones, no de los hombres quelas encarnan. Esos hombres son, por así decirlo,medios utilizados por las ficciones para tiranizar,del mismo modo que la navaja es el medio emple-ado por el asesino; y, ciertamente, tú no pensarásque aboliendo las navajas desaparecerían los ase-sinos... Mira... Destruye a todos los capitalistas delmundo, pero sin destruir el capital... Al díasiguiente, el capital, ya en manos de otros, seguiráejerciendo su tiranía por medio de esos otros... Encambio, deja a los capitalistas y destruye el capi-tal...

¿Cuántos capitalistas quedarán? ¿Es que no loves?

-Sí, tienes razón.

-Escucha: de lo máximo, máximo, máximo deque puedes acusarme es de incrementar un pocopoco, muy poco la tiranía de las ficciones sociales.Y el argumento es absurdo, porque, insisto, latiranía que yo no debía crear, y no he creado, esotra tiranía. Sin embargo, queda un punto débil:según este razonamiento podrías acusar a ungeneral que combate por su país de ser el causante

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del número de bajas de su propio ejército, delsacrificio hecho por hombres de su país para ven-cer.

.Ahora: quien va a la guerra, mata o muere.Hay que conseguir lo principal; lo demás...

-Bien, bien... Pero fíjate en otra cosa. El ver-dadero anarquista no quiere la libertad únicamen-te para sí; la quiere para todos. Según parece, laquiere para la humanidad entera.

-Sin duda. Pero ya te expliqué que, de acuerdocon el procedimiento descubierto por mí como elúnico de acción anarquista, cada cual tiene queliberarse a sí mismo. Yo me he liberado; he cum-plido mi deber para conmigo y al mismo tiempopara con la libertad. ¿Por qué los otros, mis cama-radas, no han hecho lo mismo? Yo no se lo heimpedido; y el crimen habría sido éste: habérseloimpedido. Y no lo hice, siquiera, escondiéndoles elverdadero procedimiento anarquista: una vez des-cubierto, se lo expliqué claramente a todos. Elprocedimiento, en sí, me impedía hacer más. ¿Yqué más podía hacer? ¿Obligarlos a seguir elcamino? Aun pudiendo no lo hubiera hecho, por-que les habría arrebatado la libertad, y eso ibacontra mis principios anarquistas. ¿Ayudarlos?Por la misma razón tampoco hubiera podido.Nunca ayudo, ni he ayudado, a nadie; porque cer-cena la libertad ajena, ayudar también va contramis principios. Lo que tú me criticas es que lo míono abarque más que a una sola persona. Pero ¿porqué me criticas el haber cumplido con el deber deliberar hasta donde podía llegar a cumplirlo? ¿Nosería mejor que los criticaras a ellos por no habercumplido con el suyo?

-Digamos que sí... Pero esos hombres no hanhecho lo que tú porque, naturalmente, no son taninteligentes, o no tienen tanta fuerza de voluntad,o... Ah, amigo: éstas son ya las desigualdadesnaturales, no las sociales... Y el anarquismo notiene nada que ver con eso. El grado de inteligen-cia o voluntad de un individuo es cosa suya, y de

la Naturaleza; incluso las mismas ficciones socia-les no entran ni salen en esta cuestión. Como dije,hay cualidades naturales que, según presumo, hansido pervertidas por la prolongada permanenciade la humanidad en las ficciones sociales; pero laperversión no está en el grado de la cualidad, dadaen términos absolutos por la Naturaleza, sino enla aplicación de la cualidad. Pues bien: una cues-tión de estupidez o de falta de voluntad nada tieneque ver exclusivamente con su grado. Por eso tedigo que se trata aquí, ya en términos absolutos,de desigualdades naturales sobre las que nadieposee poder alguno, ni existe cambio social quelas modifique porque no se puede hacer de mí unhombre alto, y de ti uno bajo...

»A menos... A menos que en el caso de esostipos, la perversión hereditaria de las cualidadesnaturales haya ido tan lejos que llegue al fondomismo del temperamento..., que haga que un fula-no nazca para esclavo, que nazca naturalmenteesclavo, y por tanto incapaz de cualquier esfuerzoen el sentido de su liberación. Pero en tal caso...,en tal caso..., ¿qué tienen que ver los que son asícon la sociedad libre o con la libertad? Cuando unhombre nace para esclavo, la libertad, por contra-ria a su naturaleza, para él resulta tiranía.

Hubo una breve pausa. La interrumpí con unacarcajada.

-En realidad, eres anarquista dije. En todocaso, da risa, después de haberte oído, compararlo que eres con lo que son los anarquistas queandan por ahí...

-Amigo mío, lo he dicho, lo he probado, lorepito... No hay otra diferencia: ellos sólo sonanarquistas teóricos, y yo soy teórico y práctico;ellos son anarquistas místicos, y yo científico;ellos son anarquistas acobardados y yo lucho ylibero... En una palabra: ellos son seudoanarquis-tas, mientras yo soy anarquista.

Y nos levantamos de la mesa.

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Atardecía aquel doce de Febrero de 2009,un día brumoso y con llovizna en los acantila-dos de Cudillero. Me hallaba sentado en unodel bancos que hay en el mirador situado porencima del Faro. La superficie del Cantábricoondulaba suavemente, como si unas manospoderosas agitasen desde el horizonte unainmensa tela verde-azulada.

Gaviotas y cormoranes sobrevolaban losimponentes farayones emitiendo sus caracte-rísticos graznidos.

El encontrarme allí, aquel día de aquelmes es aún un misterio para mi familia y paramí. Durante el desayuno había notado ciertaintemporalidad en el ambiente y ahora a misespaldas sentí una sensación extraña; un vahovictoriano y unitarista invadía la atmósfera.Escuché una voz quebrada, pero clara:

- Buenas tardes señor, ¿podría sentarmecon usted?, llevo mucho tiempo sin ver a nadiey me agradaría conversar un poco con alguienreal.

Le respondí que no había ningún incon-veniente, pero me chocó eso de “con alguienreal”. Era un hombre mayor , de unos 73 años,pelo largo blanco, barba prominente tambiénblanca, con surcos en la frente, nariz fuerte yancha como si alguna vez se ha hubiese rotoboxeando. Iba vestido como un viejo marinero,con jersey grueso de lana, de cuello alto y ungran gabán oscuro que le cubría el cuerpo porcompleto.

La mirada la tenía perdida en el horizon-te; era de aspecto extraño, como también lo erala superficie del mar que parecía hervir con lafina lluvia que caía.

- ¿De dónde es usted? – le pregunté.

-Soy inglés, de Shewsbury, estoy reco-rriendo la costra asturiana, me gusta mucho,me recuerda a la de mi país. Aunque si le soysincero, recorro muchas otras costas.

- Permítame que le ofrezca el paraguas, delo contrario nos vamos a empapar con esta llu-via blanda y buena, pero caladora de bobos.

De repente un gran velero cruzó antenuestras miradas. Al anciano de pelo blanco sele alegró la mirada y comentó:

- “Tiene parecido con aquel bergantín enel que un día me embarqué a la edad de veinti-dós años. Seguro que ha zarpado con la marearumbo a las costas de Sudamérica”.

-Parece que entiende usted de barcos.

- Algo sí que entiendo, aunque mis mare-os me costó. Estuve cinco años recopilandoinformación. Disfruté mucho observando ani-males, plantas, rocas y personas.

Lo mandaba el capitán Fitz Roy, a quienmi nariz no le gustaba lo más mínimo, pues ale-gaba que por su forma no inspiraba determina-ción para aquel viaje.

A PROPÓSITO DE UN SUEÑO

MIGUEL RODRÍGUEZ

Departamento de Ciencias Naturales

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- Pero toda la vida no la habrá pasadonavegando y observando. Alguna afición máscotidiana, digamos, habrá tenido.

- Bueno, si, pero pocas, por ejemplo miprimo Williams me inculcó a coleccionar esca-rabajos. Luego fui miembro del Club del Gour-met en la Universidad, donde llegué a probar lacarne de halcón y búho; también fui un fanáti-co del Backgammon.

- Cambiando radicalmente de tema, ¿esusted creyente?

- Digamos que ateo no soy, una descrip-ción más correcta de mi ánimo religioso seríaagnóstico.

Pero, mire, antes de seguir conversando,no puedo ocultarle por más tiempo mi gransecreto, sin embargo no debe inquietarse alconocerlo, no hay ningún peligro.

- Usted dirá.

- En realidad, llevo muerto ciento veinti-siete años.

- Resulta difícil no alterarse, ¿es decir,estoy hablando con un espectro?

- Le pedí que no se inquietase, que no leocurrirá nada. Tómeselo como algo onírico, ocomo algo tan fantástico como el rayo verde deJulio Verne. No se preocupe, simplemente nopuede depender de sus ojos cuando su imagi-nación está fuera de foco.

- ¿Qué más hizo durante su existencia?

- Pues aparte del viaje, publiqué una teo-ría evolucionista en 1859 titulada “El origen delas especies por selección natural”, que comosiempre tuvo sus defensores y detractores; y en

este “como siempre” incluyo la frase que aveces utilizan en su país: “con la Iglesia hemostopado, Sancho”.

- Por supuesto hoy en día, se sigue cum-pliendo que la ignorancia genera más confian-za que el conocimiento.

- No lo dude usted. Son los que sabenpoco, y no los que saben más, quienes afirmantan positivamente que este o aquel problemanunca será resuelto por la ciencia.

- Por lo que deduzco, los encontronazoscon la Iglesia de aquel entonces debieron serterribles.

- Pues como en cualquier época de la his-toria; pero para muestra el siguiente botón: enOxford hubo un fuerte debate entre el obispoWilberforce y mi gran amigo Thomas Huxley.La discusión fue más o menos así:

- Wilberforce: ¿Sostiene usted acaso quedesciende de un mono por línea materna opaterna?

- Huxley: “Preferiría descender demonos a descender de un hombre que abusa desus brillantes dotes intelectuales para traerprejuicios religiosos a la discusión de asuntos acerca de los cuales no sabe absolutamentenada“.

Desde entonces el pobre Thomas cargócon el apodo de “el bulldog de Darwin”. Inclu-so mi antiguo tutor en Cambridge, el reverendoHenslow, me dio la espalda.

Hubo un largo silencio, al final del cual leexpresé:

-En todo momento supe con quién estabahablando, señor Darwin, y le doy las gracias

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por haber encendido la luz de la evolución, porhaber sido uno de los científicos más influyen-tes que ha habido nunca y por la extraordina-ria persona que fue.

Una bruma suave inundó el lugar, aquelser espectral se levantó y se marchó flotando

hacia el horizonte. Se giró y me saludó con lamano. Al momento caí en un profundo sueño ,del que al poco tiempo desperté a causa de lalluvia que caía. Afortunadamente, todo seguíaevolucionando.

“A Santiago, un observador incansable”.

IN MEMORIAN

Todos conocemos, con muchos meses deantelación, el nombre del literato/a que cadaveintitrés de abril recogerá el Premio “Cervan-tes” en el paraninfo de la Universidad de Alca-lá de Henares. Este año el reconocimiento fuepara Juan Marsé del que una gran mayoría, sino todos, tenemos el gusto de haber disfrutadode alguna de sus numerosas novelas. La casua-lidad quiso que coincidiera, en esa mismafecha, el pronunciamiento del premio “Ortegay Gasset 2009” que concede el diario El País, alque ha sido considerado por su jurado “Maes-tro de reporteros y ejemplo de excelencia enuna de las carreras de periodismo más bri-llantes en lengua castellana”. Se trata deTomás Eloy Martínez, invitado de honor el añopasado a nuestro Instituto, el once de abril de2008, y que creemos merece la pena recordarsus palabras. Intentaremos tejer leves sem-blantes de estos dos escritores genios de lanovela y el periodismo con algunos párrafosinéditos entresacados de sus visitas a Alcalácon motivo del día de Cervantes.

TOMÁS ELOY MARTÍNEZ EL PERIODISTA FIEL A SÍ MISMO

Aquel mediodía del curso pasado, sobre elestrado del salón de actos, el argentino TomásEloy Martínez reafirmaba su compromiso conla libertad incitando a ese público joven, “acomportarse como tuviesen a bien”, pues paraél no hay mayor compromiso del hombre quecon su libertad, con sus ideas, lejos de lasimpuestas desde cualquier designio.

Tomás Eloy había llegado a Alcalá el díaanterior para abrir el “Festival de la Palabra”organizado por la Universidad de Alcalá deHenares con motivo de la entrega del PremioCervantes, en aquella edición al poeta JuanGelman amigo personal del escritor: “Conozcoa Juan Gelman desde hace muchísimos años,diría que lo conozco desde hace más de treintaaños, trabajamos juntos en un periódico afinales de los años 70. Yo lo veía escribir en elperiódico sus poemas con esa pasión de poeta.Cerraba la puerta de su despacho y cuando yollamaba a su puerta lo descubría con eseasombro con el que se descubre alpoeta…Siempre que leíamos aquellos versosnos sorprendía que en el rumor, en el tráfagode la vida periodística, él pudiera sacarle allenguaje tanta belleza”.

Escritor, crítico de cine, periodista yamigo personal de los más significados repre-sentantes de la literatura hispanoamericanaactual como Gabriel García Márquez, CarlosFuentes, Onetti o Augusto Roa Bastos, esteperiodista-novelista de 75 años retiene en su

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JUAN MARSÉ Y TOMÁS ELOY MARTÍNEZ, NOVELA Y PERIODISMO ENTRECRUZADOS EN EL DÍA DE CERVANTES

MIGUEL ÁNGEL PEÑUELASDepartamento de Servicios Socioculturales y a la Comunidad

PREMIOS CERVANTES

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memoria algunos de los instantes más signifi-cativos de una generación rompedora en la cre-ación de la literatura hispanoamericana y conlos que, a la manera de Proust, recomponen suimaginario y dan forma a los sueños en sus tex-tos. “A García Márquez tuve la fortuna deconocerlo mientras escribía Cien años de sole-dad momento en el que hizo sus verdaderosamigos. A Carlos Fuentes lo conocí en unacasa de Buenos Aires en 1962 siendo unmuchacho que llegaba de la Universidad deConcepción de Chile y que acababa de escribirsu primera novela La región más transparen-te. En el grupo de personas que nos reunimosen el balcón de esa casa estaban Julio Cortá-zar, Enrique Pezzoni, José Bianco entreotros… El mismo Fuentes comentó que si secaía el balcón se caía la literatura. Pues de esetipo de fraternidad se alimenta la memoria”.

El contacto con los grandes creadores delmomento y su implicación en el devenir histó-rico de Argentina, le impidió vivir en libertaden su país, e hicieron que su manera de ver elmundo fuera muy personal, “Veíamos elmundo en una especie de horizonte abierto enel cual todo era posible. Era un mundo paraser regado transformado, transfigurado porla palabra. Creíamos en el peso de la palabra.No creíamos que el mundo podía ser cambia-do por la palabra, pero que el mundo podíaser embellecido por la palabra”.

Del bagaje de aquellos años rescata: “Mivida ha sido una larga batalla de la escrituracontra el poder” en un esfuerzo por sintetizarmultitud de trabajos periodísticos y escritos deeste hombre de complexión fuerte, miradatranquila y de voz dulce, algo mermado de oídopero con un sentido del humor y de la cercaníahumana que lograba sacar preguntas de lo máshondo de los adolescentes que le escuchaban. Alos mismos a los que confesó que había comen-zado a escribir cuando él tenía, más o menos,

sus años con una primera narración que sor-prendió a sus padres durante un castigo en sucasa aislado de todo libro o entretenimiento;luego seguiría con poemas de amor con los queganó muchos concursos con unos versos a losque ahora no reconoce. Hasta que un día unbuen amigo miembro de un jurado que le otor-gaba el premio le comentó “que no tenía perso-nalidad, que no definía al Tomás de dentro,que sus poemas eran de aquí y de allá sin unaunicidad”. Una lección que no olvidó nunca.Ahora dictaba en Alcalá de Henares, una confe-rencia que llevaba por título “Poesía y relato:lazos de familia” en la que definió a la poesíacomo “el cauce por el que fluía ese río (el de losrelatos que se transmitían de generación ygeneración los hombres para poder sobrevi-vir)”.

Tomás Eloy será durante más de cincuen-ta años, observador y narrador de la realidadsobre el papel frágil y efímero de los periódicosque creó y en los que dejó sus más cercanasvisiones de la historia sin dejar de ser leal a susideas. “El periodista debe ser leal al lector, a larealidad y a sí mismo”. Cuando empieza aescribir en términos literarios hace muchosaños, lo hace sin mucha convicción, pensandoque aquello no podía interesar a muchos “Hicelo que creo que debe hacer todo escritor, serfiel a sí mismo”. Su obra El vuelo de la reina esuna denuncia contra la corrupción política,pero el no se define un luchador de la justiciasobre la historia “No estoy comprometido conla historia. La utilizo para reflexionarla enmis obras”. Esas obras surgieron muchos añosdespués de ser crítico de cine de los más impor-tantes diarios de Hispanoamérica como LaNación de Buenos Aires, redactor jefe delsemanario Primera Plana, o del suplementocultural del diario La Opinión. En su exilioobligado en Caracas fue editor del Papel Lite-rario del diario El Nacional y fundó El Diariode Caracas.

Cuando le preguntamos si es necesariopara un buen escritor tener una vida rica enexperiencias, algunos de esos datos biográficosavalan parte de su respuesta: “Lo es desde mipunto de vista, pero no debemos olvidar aque-llos grandes autores que con vidas aparente-mente más sencillas se recluyen en sus espa-cios y crean obras universales”. Él lo hacecuando una idea le obsesiona para construir supróxima obra. “Escribo de la mañana a lanoche. Me obseso. La escritura es una pasiónexcluyente como cuando estás enamorado quesólo quieres hablar y oír de la personaamada”.

En su caso surgen tres novelas claves ensu devenir como escritor: La novela de Perón(1985), Santa Evita (1995) o Las memorias delgeneral (1996) escritas desde su bagaje profe-sional como periodista de aquellos años y laúltima de ellas fruto de haberse entrevistadocon el general en su exilio dorado en los añoscincuenta en su residencia llamada Puerta deHierro en Madrid, como invitado de lujo de suhomólogo Francisco Franco y donde conoceríaa la bailarina Maria Estela de Perón, Isabelita,a quien había conocido en Panamá en 1956.

Pero muchas más obras abrigan su famacomo un gran maestro de la literatura hispanaa Tomás Eloy. Una muy especial para susrecuerdos, “para mí es Buenos Aires”, es Elcantor de tango una obra que nos abre losoídos a esa música, el tango, o cualquier músi-ca, de cualquier color o cultura “porque el len-guaje primero es música, luego lenguaje”. Alfinal de la entrevista Tomás Eloy nos lee elprincipio de El Cantor de tango, y con su vozdulce, melodiosa, anhelante, añorante de suBuenos Aires de siempre y “porque el tono dela obra está al principio” nos lee muy bajito,pero muy hondo: “Septiembre 2001. Buenosaires fue para mí sólo una ciudad de la litera-tura hasta el templado mediodía de invierno

del año 2000 en que escuché por primera vezel nombre de Julio Martel…”.

Su vida le ha llevado desde Venezuela,como periodista exiliado, a ser profesor en lasuniversidades de todo el mundo hasta recalardefinitivamente en Nueva York. “En la medidaen la que los seres humanos logramos ser nos-otros respetamos mejor al mundo al que per-tenecemos”. Fueron sus últimas palabras alabandonar nuestro Instituto.

Un año después tenemos la suerte de reen-contrarnos con una nueva novela suya Purgato-rio que, según ha comentado en distintosmedios, es la que más rápido ha escrito y le hapermitido volver a tratar una serie de temas queya había tratado antes pero nunca con tantalibertad. “… el impulso inicial que me movió aescribir este libro fue tratar de recuperar,mediante la escritura y la imaginación, lo queel exilio me ha quitado. La escritura y la imagi-nación tienen un poder mayúsculo, un poderque traté de medir a través de la escritura deesta novela. La idea original era narrar la vidacotidiana de los argentinos, no los campos deconcentración, no los tormentos, no las muerteshorrendas, sino la grisura de la vida cotidiana”.Habla de ésta como una nueva experiencia en laque supera el miedo y ve fluir más certeramentelo que quiere transmitir con la escritura: “Sinmiedo a las consecuencias. Caminar sobre unacuerda floja sin caerte. En estos temas unopiensa cuál es el límite y hasta dónde puedoavanzar, y cuanto más libre te sientes, másseguro te sientes y mejor avanzas”.

JUAN MARSÉ Y LA NOVELA DESGARRADO-RA ENTRE EL FRACASO Y LA SUPERVIVEN-

CIA DE SUS PERSONAJES

A Juan Marsé nos acercamos de nuevo ensu semana del Premio Cervantes y volvimos a

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PREMIOS

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reencontrarnos con el personaje del “Java” enSi te dicen que caí, el “Pijoaparte” de Últimastardes con Teresa, o la Susanita y Daniel de Elembrujo de Shanghai, además de las películasque marcaron su juventud, y que como críticorecientemente despotricó del cine español sal-vando a muy pocos creadores que valora por suvalentía y calidad en sus trabajos (De hecho alo largo de su vasta creación son muchos losque se han interesado por sus obras paraadaptarlas al cine de las que recuerda conmucho cariño La promesa de Sanghai deVíctor Erice y reivindica a amigos suyoscomo genios y creadores como Bardem enpelículas como Muerte de un ciclista o aBerlanga con su Verdugo o Plácido).

Los personajes de las obras deMarsé tratan de evadirse de un mundodegradado, cargado de violencia, muycercano a las calles que marcaron elmundo de Marsé, en su Barcelona natal. Suspersonajes parecen haber fracasado en susmetas pero encuentran oasis marcados por elamor. Es la imagen recurrente de una Barcelo-na que abandonó muy pronto, como nos conta-ba en el rectorado de la Universidad tras reco-ger su galardón como Premio Cervantes 2008,para buscarse la vida pues no quería seguir losdesignios que le marcaban desde su familiaadoptiva en un negocio familiar para trabajarprimero con pico y pala y después como “Gar-çon de Laboratoire”, como le gusta recordar, enel “Instituto Pasteur” en París.

Es la Francia de finales de los cincuentadonde contactó con la izquierda exiliada delrégimen franquista, con la acción políticadesde el Partido Comunista de España (PCE), einició una amistad hasta hoy con Antonio Pérez(escritor, editor y sobre todo creador en 1961de “Ruedo Ibérico”) que veía a Marsé como un“peliculero”, por su desbordada pasión por elcine, del que es un consumado crítico y conoce-

dor de la historia del cine desde los años cin-cuenta hasta nuestros días. Aún así reconoceque desde un principio “Mi compromiso es conla literatura porque si mezclas literatura ypolítica no haces ni una cosa ni otra”, aunquetiene muy claro que en política tiene sus crite-rios y piensa que sobre la Transición democrá-tica en nuestro país, “se optó por callar y olvi-dar” y recuerda que la derecha no ha condena-

do nunca el régimen del generalFranco.

Juan Marsé, AntonioPérez, y muchos otros amigosdel escritor que pasaron estosdías por Alcalá, reconocen queconvivieron con la clandestini-dad más apabullante y creativade aquellos años compartiendoespacios e intimidades con per-sonajes como Paco Ibáñez del

que, como anécdota aparte, aseveran tenía ena-morada a la mismísima Brigitte Bardot. Tam-bién surgen pequeños descubrimientos comoel origen del apodo de el “Pijoaparte” de sunovela Últimas tardes con Teresa donde setrata el Amor con mayúsculas como en cual-quiera de las novelas universales del Romanti-cismo, y que curiosamente hemos recuperadoque recibe este apodo de una vivencia de suamigo Antonio Pérez de una conversación conespañoles emigrantes que compartió una tardeen Ginebra hablando de sus vidas y derroteros,y que luego sugirió al novelista mientras amboscompartían residencia en París. En 1962 vuelvea España para iniciar una prolífica carreracomo escritor, guionista y periodista.

Estos días paseaba con Joaquina, su inse-parable y fiel compañera que no reprimía nin-guna sonrisa ante las anécdotas variopintas, aveces desconocidas para ella, del insigne, perso-nal, categórico y afable Juan Marsé. El resto yalo iremos redescubriendo releyendo su obra.

CERVANTES

SEMANA

Tras las breves vacaciones de SemanaSanta nos encontramos de cara con las Jorna-das Culturales. Comenzamos el día 23 de Abril,día del Libro y finalizamos el día siguiente.Fueron breves pero intensas.

Tanto profesores como alumnos partici-paron en todas las actividades propuestas congran ilusión y quedamos con ganas de algunashoras más.

Los talleres diseñados para estos días fue-ron de muy diversa índole, desde Rosa que nosenseñó a decir “¡Hola!” en Lengua de Signos,pasando por Julián Arriaga que nos puso

monísimas para el fin de semana hasta Yleniaque nos enseñó el antiguo arte de la papirofle-xia. Las profesoras de Francés organizaron untaller del que disfrutamos todos los alumnos defrancés del centro.

El concurso de postres nos endulzó elpaladar, el taller de teatro de sombras nos hizosoñar, Password probó nuestras habilidadescon las palabras , con Wanna be a millionaire?comprobamos lo mucho que sabemos de inglésy con el concurso lógico-matemático le demos-tramos a los profes lo buenos que somos enmatemáticas, aunque luego nos den calabazas.

El concurso de Lectura que organizaronlos miembros del departamento de Historianos satisfizo mucho pues disfrutamos de la lec-tura en uno de los lugares más importantes delcentro, la biblioteca.

El concurso de mates y las finales de losdistintos deportes completaron las horas de

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JORNADAS CULTURALES

BLANCA RODRÍGUEZ

Departamento de Actividades Extraescolares

CULTURAL

El grupo de Cadete-Infantil Femenino del

IES Complutense ha quedado subcampe-

ón en los Campeonatos Escolares de Fút-

bol Sala de la Comunidad de Madrid.

¡Enhorabuena a todas!

Concurso de postres

Ylenia, profesora de matemáticas, en eltaller de papiroflexia

estos días. Disfrutamos un montón en el patiopues el tiempo nos acompañó.

Una antigua alumna del centro presentósu exposición de fotografía en la sala deexposiciones con gran éxito y Laura Her-tanu junto con Clara Arenas montaronuna exposición para mostrarnos Españaa los ojos de los inmigrantes.

Pero lo que más, quizás, nos gustó ysorprendió fue el concurso FACTORESO. Los concursantes nos deleitaroncon distintas habilidades, incluso nues-tra profesora de Inglés, Estefanía, seatrevió con unas canciones durante el

intermedio de la semifinal del concurso y laschicas del taller de Hip-Hop nos hicieron unaexhibición de lo que han aprendido a lo largodel curso (¡Genial!). Por nombrar a algunosparticipantes recordamos a Álvaro Rosa el cualnos dejó alucinados con su habilidad con elcubo de Rubik, Laura y Santiago nos divirtie-ron con su humor, Alicia nos cautivó al piano…y Laura Navarro… ¿qué decir de ella? Nos dejó

boquiabiertos tanto, que se llevó el primer pre-mio. El jurado fue hueso duro de roer, (ríete túde Risto Mejide) pero fue toda una experiencia.

Sin más y aun sabiendo que nos habránquedado cosas en el tintero, nos despedimoscon el deseo de que el año que viene disfrute-mos de las jornadas culturales tal y como lohemos hecho este año.

Laura Hertanu con el grupo organizador de“España a los ojos de los inmigrantes”

Alumnos del Taller de Música

Julián Arriaga en Taller de Peluquería

Entrega de premios 35

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Gentes del Altollano numantino que aDios guardáis como cristianas viejas, queel sol de España os llene de alegría, deluz y de riqueza.

Antonio Machado.

El mes de febrero, con dos autobuses,hicimos la tradicional excursión a Soria.

Participaron todos los alumnos de 4º deESO con sus profesores de Lengua y LiteraturaCastellanas.

Salimos a las 8 de la mañana. La excur-sión duró 12 horas y nos hizo un tiempo fabu-loso, más teniendo en cuenta el frío que hizoaquellos días. Nos quedamos con las ganas demuchas horas más en la ciudad.

El recorrido empezó en el cementerio delEspino y combinó un homenaje a Machado ylos monumentos románicos más importantesde Soria. Empezamos leyendo las poesías delOlmo Viejo en el mismo árbol, las dedicadas a

Leonor Izquierdo en su tumba, y admiramos elrománico puro de San Juan de Rabanera.

La siguiente parada nos llevó al Duero.Vimos el magnífico claustro románico de SanJuan de Duero donde leímos El Monte de lasÁnimas de Gustavo Adolfo Bécquer. Paseamospor San Polo y San Saturio como en su día lohiciera Antonio Machado con su esposa Leo-nor, leyendo diversas poesías in situ.

Volvimos al centro de la ciudad, comimos,algunos alumnos visitaron la Alameda de Cer-vantes, y admiramos la magnífica iglesia deSanto Domingo explicando sus características.De ahí paseamos hasta el Instituto AntonioMachado en cuya puerta nos paramos ante elmonumento de Antonio Machado lleno de flo-res frescas por ser el aniversario de su tristemuerte en 1939 en Colloure. Entramos en elinstituto, vimos alrededor del claustro el home-naje que le hicieron allí los sorianos. Entramosen su aula que conserva muebles, fotografías ymanuscritos. De ahí pasamos a una magníficabiblioteca bien iluminada y que nos dejóboquiabiertos tanto a alumnos como a profeso-res.

El último paseo nos llevó al palacio de losCondes de Gómara de estilo florentino y des-pués de comprar los recuerdos típicos: mante-quilla de Soria, paciencias… fuimos en buscadel autobús aunque todos hubiéramos queridoun poco más de Soria.

Febrero 2009.

VIAJE A SORIA

Mª ÁNGELES BARCA

Departamento de Lengua y Literatura

SEMANA

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El resultado fue un éxito extraordinariopor la participación y el interés que demostra-ron durante las jornadas del concurso. A todoslos alumnos que participaron de alguna formales felicitamos y les animamos para que partici-pen en futuras jornadas.

LECTURA COMPRENSIVA

ALUMNOS DE 1º Y 2º DE E.S.O.

Departamento de Historia

Los alumnos, de 1º y 2º De Secundaria, delI.E.S. Complutense prepararon una actividadpara sus compañeros del Centro que consistió enun concurso sobre los libros de lectura que habí-an trabajo este curso. Los libros leídos fueron:Fernando el Tenorio y La Colina de Edeta.

Alumnos de 2º E de ESOdurante el Concurso de

Lectura Comprensiva

Alumnos de 1º A-C-E de ESO durante

el Concurso de Lec-tura Comprensiva

Alumnos de 2º E de ESOdurante el Concurso deLectura Comprensiva

Alumnos de 2º C de ESO(grupo ganador del Concur-

so) leyendo las preguntas

Alumnos de 1º C de ESOposando con sus profesoras

CULTURAL

A partir de un balón de fútbol se ha crea-do la escultura de una cigüeña. Así han hecholos cinco grupos de 1º de la ESO en la asignatu-

ra de Educación Plástica y Visual. Se muestraen las imágenes el proceso seguido y los artísti-cos resultados. ¡Enhorabuena!

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CIGÜEÑAS DE ALCALÁ EN EL IES COMPLUTENSE

ROSA OLIVERO

Departamento de Dibujo

SEMANA

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MUESTRA DE DIBUJO Y PINTURAy

VISITA A EXPOSICIÓN DE GRABADO

CULTURAL

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PREMIOS LITERARIOS 2009

Que aunque salga de este charco más perdida que vestidaY más desnuda que contenta, no percibo

Que desde mis pies descalzos las sombras ya proyectan,Que todos los granos dieron en caer,

Que con el día se van fundiendo entre los pasos y se pierden.Y no tengo sueño, almohada, ni cama

Y no quiero amantes, diamantes, ni nadaQue se raya el verde, tu mirada

Que se pierde la amargura de la espuma de esa rubia.Que se cruzan las estrellas, tan lindas ellas pero

Ya sin prisa, ya sin luz.Y se esfuman los sonidos

Y sólo siento frío.Que acabe pronto este equilibrio…

Que se enraícen en los sueños los temores al olvido.Que se ensarten en los hilos, multitud.

Y se pierdan en sus torpes empeños, por sus puntas, con su luz.Y es que, ahora que bailo de lejos, echo de menos tu aroma…

Y tres noches van. Tres. Y, ¿dónde mojo ahora los versos? Si se me han llevado el café

¿Qué yo digo? ya saldrá, ya vendrá, y secará los campos.¿Que te digo? llegaré, como sea, llegaré.

Que aunque pierda mi vergüenza, mis chuletas, mi chupeteMi verano, los últimos billetes,

Mi ilusión… noLlores, amor.

1er. PREMIO / POESÍA / MODALIDAD ASIN TÍTULO

SILVIA SANTANO2º Bachillerato

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La sala está en penumbra.Un foco, sólo un foco ilumina elpiano. El leve murmullo seapaga de golpe cuando aparecela figura que todos esperan. Esun hombre severo, de gestoduro. Asoman ya las canas ensus patillas, coronando un ros-tro de piedra esculpido a hacha-zos. Ceremoniosamente saludaal público y todos se sientenhonrados de que la estrella sehaya percatado de que están allí.Después sólo el sonido de suspisadas lo acompaña hasta labanqueta. Despacio posa lodedos en las teclas y percibe sutacto suave. Pulsa la primera yuna cuerda vibra a sus órdenes.Antes de que desparezca el tem-blor otra la sigue, apremiante, ydespués otra y otra. Sus dedosvuelan, danzan, van de aquí aallá sobre el blanco y el negro.Sus manos se juntan ahora y sealejan después como dos bailari-nes que se desean pero quetemen tocarse. Su mandíbula setensa cuando aprieta los dientesdurante el momento de respiro

que le brinda un silencio antesde continuar con su historia.Posa una mirada indescifrableen las teclas, hasta se podríadecir que con cierto cariño.Todos están expectantes unsegundo mientras reina la quie-tud en la sala. Todos contienenla respiración. Poco a poco sesumerge de nuevo en la partitu-ra y deja que el sonido lo rodee,lo invada y, aunque no pronun-cia palabra alguna, su alma reci-be la música como quien bebede un río y deja de ser él mismopara ser armonía pura. Su cuer-po permanece sentado pero sumente vuela sintiendo la másdesbordante alegría y la másdesgarradora tristeza todo a lavez. El ritmo aumenta peroconoce bien esta parte, no nece-sita guía para andar sobre lapieza. Cierra los ojos, así se vemucho mejor. Las manos letiemblan y, al tocar las teclas,roza con la punta de los dedos lafelicidad por una vez en su vida.Se acelera todavía un poco más:la pieza toca a su fin. La Belleza

lo inunda y le hace olvidar quiénes, ya no existe tú o yo sino sólola Belleza, tan pura que heriríala vista si se pudiese ver. Depronto se da cuenta de que lasteclas están mojadas. Está llo-rando. La tristeza lo abrumacuando el eco de la última notase desvanece. La audiencia aúnguarda silencio, pero tardanpoco en romper en vítores.Están felices. “Pero el pianistallora” hace notar una voz. Ellosno lo comprenden, sólo oyen losburdos sonidos que producenunos trozos de madera y de mar-fil y unas cuerdas. Se sumergeen la más honda pena sin poderevitarlo. Las lágrimas caen sincesar. Se lleva las manos, secasy ajadas, al rostro y, tras obser-var un momento aquellos dedosque tanta música han acaricia-do, lo entierra en ellas. Cunde laconmoción. Nadie lo compren-de. Está triste porque tiene quevolver a su celda de carne yhueso que únicamente la músi-ca, hermosa pero terrible le haceolvidar. Se cierra el telón.

1er. PREMIO / PROSA / MODALIDAD AEL PIANISTA

ALEJANDRO HARRIERO2º Bachillerato

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El día había comenzado bien,nos habíamos levantado tempra-no, hacia mucho frío, pero ennuestra casa éramos tantos quenos dábamos calor unos a otros,me vanagloriaba ante el resto delos niños de la calle de vivir en unaestación de tren, bajo tierra, y allíPapa y yo éramos felices, -un díafui un músico importante- decíaPapa, mientras recontaba lasmonedas que había en la viejafunda del violín, - llegue a tocar enViena, y aquel día llevaba un cha-qué negro imponente y unos zapa-tos negros de charol, muy pareci-dos a los que llevo puestos- yseñalaba sus viejos mocasines, -algún día tu podrás ponerte miszapatos y veras como te sientes tanimportante como yo me sentí enViena-, y mientras me lo repetíapor enésima vez daba las gracias aun señor que nos echaba dinero yle felicitaba las Pascuas, no se si oshe dicho que era el día veinticua-tro de Diciembre, y la puerta delos grandes almacenes era un her-videro de gentes que entraba ysalía, y todos parecían muy felices,se felicitaban y nos felicitaban laspascuas, y admiraban las luces ylos colores que derrochaban losescaparates, Papa no paraba detocar Blanca Navidad, era mi favo-rita y reconozco que casi la podíatocar, pues por las tardes Sergio,

otro señor que vivía en la estaciónme enseñaba a tocar, y a veces aleer y escribir; Él era el mas sabiode la estación, los otros decían quehabía sido un importante señor denegocios, pero yo siempre creí queera Papa Noel, tan gordo y con labarba tan blanca, y que bien toca-ba el acordeón; todos los niñosdeseábamos oír sus historias sobreel Polo y los Renos, y como entra-ba por las chimeneas haciendorealidad los deseos de todos losniños.

Debía ser la hora de comer,Papa había recogido el Violín,como siempre dejo caer unamoneda de veinticinco pesetaspara que yo la recogiera y compra-ra las castañas asadas que tantome gustaban, pero ese día lamoneda rodó hasta la carretera yyo salí corriendo tras ella, despuéssolo pude oír un chirrido, note unempujón, y al volverme, allí estabaPapa, tendido en la carretera,debía estar dormido, pues lo lla-maba y no me oía, vi que se habíaquitado sus zapatos, y los recogí,llego un coche muy bonito, conmuchas luces y nos montaron aPapa y a mi, y nos llevaron a unedificio, y allí me sentaron a espe-rar en una sala, vi llegar a Sergio,y me cogió de la mano y me llevo ala Estación, muchos de nuestros

amigos lloraban, y yo pensaba queera por la Navidad, que es unafiesta triste para los pobres.

Esa tarde, Sergio me estuvocontando cuentos hasta la hora dedormir, y me dijo ya de noche queno volvería a ver a Papa, que sehabía ido a Viena para muchotiempo, a tocar en una orquestamuy importante.

Cuando todos dormían, recor-dé lo que Papa me dijo acerca delos zapatos de charol y de su poderpara cumplir los deseos, y les pedíque Papa Noel-Sergio me llevaracon Papa a Viena, que juntos tocá-ramos Blanca Navidad y que todoel auditorio nos lanzara flores y yanunca pasáramos mas hambre ypudiéramos ayudar a los de laestación.

Soñando con esto me quededormido; no habrían pasado dos otres horas cuando Sergio me des-pertó, iba vestido con una roparoja con cinturón negro, como losPapa Noel que había visto en losgrandes almacenes, me llevo en sutrineo a una ciudad preciosa llenade luz, y allí estaba Papa esperán-dome, vestido con su chaquémaravilloso y sus zapatos de cha-rol y toda una orquesta tocabaBlanca Navidad, y Mama estaba

2º. PREMIO / PROSA / MODALIDAD BHISTORIA DE UN ZAPATO

ALEJANDRO MARTÍN2º ESO

PREMIOS

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En el deleite de una sonrisa imperecedera,que choca con el desconcierto y la desesperanza,

ante un mundo que se hundehuérfano de padres de la patria.

Es la voluntad el rayo que no cesa,el impulso que definirá nuestro mañana,

aún sin directores de orquesta¡¡que triunfe la esperanza!!

Y vivió peores momentosque atoraban su garganta

que ni palabras teníapara cantar a su amada.

¡Qué sabe de miseria la rosa!¡qué de penas su fragancia!

en los momentos más duros...rosa de noche,rosa de tarde

... de madrugada.

En la noche más oscurauna luciérnaga blanca.

en el momento más inhóspito,el lucero del alba.

Y dicen que tienes el corazón frío,¡qué sabe de rescoldos la escarcha!

Aquella semilla que plantóen el tiesto de tu alma,

florecido, lo sorprendió,aferrado al vuelo de tu falda.

Correr, no sé,huir es de cobardes,

enfrentar el mal tiempo,y al mal tiempo buena cara.

Y lo malo que nos pasórecordar no querrás,

me quedo con tus ojos,son mucho más difíciles de olvidar.

2º. PREMIO / POESÍA / MODALIDAD BEN ESTOS MOMENTOS DUROS

CLARA MARÍA ARENAS1º Bachillerato

con ellos y cantaba mientras meabrazaba; mis zapatos habíancumplido mi deseo y yo era muyfeliz y...

- ¡Despierta, José, que tehas quedado embobado escu-

chando a ese mendigo, o nosdamos prisa, o no llegaremos acasa a tiempo para cenar toda laFamilia junta!-, era Papa, yahora iba bien vestido y a sulado Mama y Alejandro, todohabía sido un sueño de Navi-

dad, un precioso sueño de Navi-dad; aceleramos el paso, y alcruzar la calle, un mendigogordo de barba blanca me guiñoun ojo. ¡Gracias Sergio! O mejor¡Gracias Dios por mi Familia ypor la Navidad!

LITERARIOS 2009

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1er. PREMIO / PROSA / MODALIDAD B¡VETE A TU CUARTO!

CRISTINA GARCÍA3º ESO

En mi casa todo era normal, opor lo menos lo parecía, ya que nome di cuenta de que las cosas ibanmal hasta los ocho años.

Es cierto que mi padre mehabía dicho alguna vez: “Carlota,¡vete a tu cuarto!”. Y te puedo ase-gurar que lo hacía sin decir ni unapalabra.

Conforme iba creciendo, y meiba acercando a los ochos años,esas algunas ocasiones, se convir-tieron en prácticamente todos losfines de semana, y por supuestomi padre me volvía a decir: “¡Vetea tu cuarto!”

Un día, quizás cansada de esamaldita frase (que tanto repetía),no me fui a mi cuarto, sino queme quedé en un rincón del pasillodonde mi padre no podría verme.Cuando este pensó que yo yahabía cumplido su orden, comen-zó todo lo que no había visto eneste tiempo.

No me lo podía creer, yo quepensé que éramos una familiafeliz, ya que mis padres nunca dis-cutían, nunca había escuchadouna voz más alta que otra y nuncahabía visto a mi madre quejarse denada, estaban discutiendo.

Cómo me iba a enterar, si dis-cutían en susurros. Pero con loque más sorpresa me llevé, es queno solo discutían sino que ademásmi padre le levantaba la mano ami madre, y ella recibía los golpesen silencio para que no me entera-ra, para que no sufriera lo quesufría ella.

Todo no quedaba ahí, cuandoaquella paliza terminaba mi padreobligaba a mi madre a maquilarsepara que no se notaran los golpes.

Aquel día algo cambió. Mipadre no se quedó en casa comohacía siempre, sino que se fue; yodescubrí lo que pasaba en realidady mi madre no se comportó comootras veces. Empezó a llorar tantoque me tuve que acercarme ahablar con ella.

-Mamá, ¿por qué te ha hechoeso? Dímelo, mamá.

-No es la primera vez, ni va aser la última, cielo. Tú padre se hacomportado así desde que noscasamos- decía entre sollozos.

-Pero ¿por qué?

-Por cosas sin importancia.

-¿Qué cosas, mamá?

-Hoy ha sido porque al ir a lafrutería el frutero que me estabaatendiendo me ha dicho: ¿algomás, guapa?. Y claro, tú padre ibaconmigo y por más que le he trata-do de explicarle que ese hombrehace lo mismo con todos las clien-tas, no me ha escuchado. Hemosllegado a casa, te ha mandado a túcuarto(como siempre) y ha empe-zado todo esto …-no pudo seguir.

-Tranquila, estamos juntas enesto.

Y asintió con la cabeza, nodijo nada más.

Mi padre no llegó hasta el díasiguiente, borracho y oliendo atabaco. Entre mi madre y yo losentamos en el sofá y luego lometimos a la ducha.

Se despejó, pero se metió enla cama y no se levantó hasta lahora de cenar.

No aguantaba su presencia,pero no quería dejar a mi madresola, en el salón, sin nadie que ladiera un poco de confianza, ya queestaba aterrada de miedo. Pero mipadre, estaba como la seda, noalzó la voz en ningún momento,no miró mal a mi madre, parecíase le había pasado el enfado.

PREMIOS

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A la semana siguiente volvió ahacer lo mismo, pero esta vez nome fui ni a mi cuarto ni al pasillo.Me quedé en el salón, de pié, fren-te a él. No iba a permitir que lepusiera otro dedo encima a mimadre, no podía hacer eso.

-¡Vete a tu cuarto! No mehagas repetirlo otra vez- me dijo.

-No me voy a ir. No piensopermitir que le vuelvas a poner undedo encima a mí madre. Porque¿eso es lo qué has hecho siempre,verdad?-le dije con tono desafian-te.

-Vaya, ya se lo has contado-dijo dirigiéndose a mi madre.

-No ha hecho falta que nadieme lo contara. Yo solita lo vi elotro día. No me esperaba eso de ti.

- Yo sólo hago lo que debo dehacer. Tu madre sabe que no estábien que un desconocido le digaguapa.

-No, no está bien- le dije conironía-. Y tu deberías estar orgu-lloso de tener una mujer tan guapaa tu lado. Y no pegarla.

-Sabes, cero que le voy ahacer un favor a tu madre y hoyno la voy a castigar-dijo mientrasse quitaba la correa- porque heencontrado a otra sustituta mejor.

En ese momento se acercó amí, con la correa en la mano y esedía, por más que le suplicó mi

madre que la pegara a ella, él no lehizo caso y me pegó hasta dejarmeinconsciente.

Cuando me desperté, mimadre me dijo que se había ido,pero con eso no me quitó elmiedo.

-Tranquilízate Carlota, todoestá bien, no voy a dejar que teponga otra mano encima.

- Y yo voy a dejar que te laponga a ti. Ya te la ha puestodurante años.

-No, tu no vas a hacer nada.

-Mamá no podemos seguir así.No podemos dejar que nos pegue.

-Ya lo sé, pero qué quieres quehagamos. No podemos hacer nada.

Sí que había una opción,denunciarle, pero mi madre noquería hablar de ella, y yo nopodía hacer nada si mi madre noquería.

Pasó un mes después de haberdescubierto que mi padre pegaba ami madre y de que mi padre mepegara a mí. En el colegio no ren-día lo suficiente. No podía quitar-me de la cabeza las palizas, quetodos los fines de semana, nosdaba mi padre.

Cuando los profesores se die-ron cuenta de que me pasabaalgo, decidieron hablar con mimadre.

-Discúlpeme, señora, si memeto, pero Carlota ya no es comoantes. Ya no tiene interés por nin-guna de las asignaturas …

- Ya lo sé, yo también la henotado un poco más distante esteúltimo mes.

-¿Le importaría si la llevamoscon el psicólogo del colegio?

- La verdad, es que no meimportaría. Si mi hija necesita alpsicólogo, pues tendrá que ir.

Después de aquella charlaentre mi profesor y mi madre,empecé a ir todos los días al psi-cólogo, o como yo lo llamo, alloquero. Porque la verdad es quecon la mujer que me tocó, pareceque estaba tratando, en vez decon una niña de ocho con proble-mas, con una mujer verdadera-mente loca.

- A ver cielo, ¿cuál es tu pro-blema?- me decía muy suavemen-te- ya sabes que yo lo único quequiero es ayudarte.

-La verdad es que no me pasanada- le contestaba yo.

- Pues no lo parece. Algo teocurrirá, ya que no estás aquí portu propio gusto.

No le contesté nada en lasdos primeras semanas. Cuandopor fin dejó de tratarme como auna loca, le conté todo lo quepasaba en mi casa.

LITERARIOS 2009

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Cuando terminé de contárse-lo, se quedó boquiabierta.

-Carlota, lo siento. Estassufriendo tanto ….- empezó a decirmuy despacio- Nunca imaginé queuna niña de ocho años podríasufrir tanto.

- Pues ya lo ve.

-Si es cierto, pero al escu-charte a ti, pienso en todas lasniñas y niños que pasan por estascosas y no reciben una atenciónmédica.

- No se trata de atenciónmédica. Lo que necesita mi madre,y necesito yo es que mi padre nosdeje en paz. Es lo único que nece-sitan todos los niños y madres quecomo nosotras son golpeadas porel padre.

-Sí, es cierto, y voy a ayudarte.

- No sé cómo. Mi madre noquiere recibir ayuda del miedo quetiene. No quiere oír hablar deltema siquiera.

- Pues lo va a tener que hacer.

A la semana siguiente, la doc-tora y yo fuimos a hablar con mimadre.

-Señora, necesito que seayude usted para poder ayudar asu hija.

-¿Cómo? No la entiendo ¿ aqué se refiere?- mi madre estaba

sorprendida, no se esperaba que lapsicóloga le dijera eso.

-El trauma de su hija, tambiénes el suyo. Usted está sometida auna violencia de género impresio-nante. Ha estado durante añossoportando, en silencio, toda esatortura y no ha dicho nada.

- Todo lo he hecho para nodañar a mi hija, nada más.

- Pero ahora, puede haceralgo. Su hija, ya lo sabe, incluso loha sufrido en sus propias carnes,¿qué puede perder?.

Mi madre se quedó en silen-cio. Quizás pensando en todoaquello que le decían. Quizás entener una vida nueva, sin maltra-to. Quizás pensando en las repre-salias de después. No lo sé. Pero loque sí sé es que mi madre, des-pués de aquel largo silencio tomóuna decisión.

- Está bien. ¿Qué debo hacer?

- Lo más conveniente esponer una denuncia en la comi-saría.

-Muy bien.

Aquel día, fuimos a la comisa-ría pusimos la denuncia (todo des-pués de que mi madre se hicieraun chequeo).

Volvimos a casa algo asustadas,ya no había vuelta atrás, y si lahabía, no queríamos pensar en ella.

Durante la cena nadie abrióla boca, ya que mi padre no seesperaba lo que habíamoshecho.

A la semana siguiente le llególa denuncia, y sorprendentementeno estábamos en casa ninguna delas dos.

Todo fue muy rápido, o quizása mi me lo pareció. El juicio llegópronto. Un juicio en el que mipadre, con las pruebas, no se pro-clamó ganador.

Después de que el juez, lepusiera una orden de alejamien-to, una multa bastante considera-ble y una condena de cárcel redu-cida, mi madre y yo por primeravez en la vida nos sentimoslibres.

A l o s d o s m e s e s s i g u i e n -t e s , m i m a d r e , p u s o u n ad e m a n d a d e d i v o r c i o , c o ne l c u a l s e a c a b a b a t o d ar e l a c i ó n c o n m i p a d r e .

Ha pasado un año, el primeraño feliz para mi madre. Mi padre,probablemente, ya haya salido dela cárcel, la verdad es que no meinteresa. De lo único, que noshemos interesado mi madre y yoes de encontrar a la psicóloga quenos ayudó. No hemos vuelto asaber nada de ella, desde el día enque nos acompañó a la comisaría,pero desde aquí le doy las gracias.

Gracias por ayudarnos a serfeliz.

CROSSWORD

DOWN

1 Mince … : Christmas favourites (4)2 Hitch (4)3 Perform on stage (3)4 A bride’s wedding … is often white (5)5 Herb mixed with onion for stuffing (4)7 A cartoon duck (5)8 Breathe loudly in sleep! (5)9 Fish or part of foot (4)11 It removes creases from newly-washed

clothes (4)12 Roll of cine film (4)13 Christmas … is 24 December (3)

ACROSS

3 Tom … Jerry, famous cartoon (3)6 A place to sleep (3)8 Marks left by wounds (5)10 Who is the dragonslayer? (11)14 To and … (4)15 Arm cover (6)16 Item of cutlery (4)17 A blind person cannot … (3)18 River in the North of England (4)

DRAGONSLAYER

Solve the crossword and 10 across will tell you the name of the dragonslayer.

KEY TO THE DRAGONSLAYER CROSSWORD

DOWN: 1. PIES/ 2. SNAG/ 3. ACT/ 4. DRESS/ 5. SAGE/ 6.DAFFY/ 7. SNORE/ 8. SOLE/ 11. IRON/

12. REEL/ 13. EVEACROSS: 3. AND/ 9. BED/ 8. SCARS/ 10. SAINT GEORGE/

14. FROM/ 15. SLEEVE/ 16. FORK/ 17. SEE / 18. TYNE

COMPLUTECA