Upload
melisa-sanchez-uceda
View
215
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Infarto de Miocardio
Citation preview
INFARTO DE MIOCARDIO
El siguiente informe tratara sobre el video titulado “Infarto de miocardio”, hecho de la vida
real que cuenta la historia de Jhon, un adulto maduro de 45 años de edad, aparentemente
con buen estado de salud, sin embargo, llevando una vida muy desordenada, los cuales
hará que tenga repercusiones graves para su salud.
Con este caso podemos analizar lo siguiente:
1. Factores de riesgo para desarrollar enfermedad.
En el caso de Jhon, estos factores fueron los que influyeron a que tenga un infarto
de miocardio:
El sexo: Los hombres tienen dos a tres veces más probabilidades de sufrir un
infarto que las mujeres.
El consumo de tabaco: parte de las toxinas que se encuentran en los cigarrillos,
reducen el calibre de las arterias coronarias y las dañan. Esto hace a las personas
que fuman más vulnerables a la enfermedad coronaria. En comparación con los no
fumadores, las personas que fuman 20 ó más cigarrillos al día tienen un 60-90%
más de probabilidad de desarrollar una enfermedad coronaria y sufrir un infarto.
Incluso pequeñas cantidades de tabaco pueden resultar nocivas. Un solo cigarrillo
al día aumenta en un 30 % las probabilidades de desarrollar una enfermedad
coronaria con respecto a quien no fuma. Además hay que tener en cuenta que los
"fumadores pasivos" también se ven afectados por los efectos perjudiciales del
tabaco. Si aún no ha decidido dejar de fumar, no fume en locales o zonas cerradas
como los coches, y mucho menos cuando haya niños en su entorno.
Una dieta no saludable: con una dieta alta en grasas saturadas, los niveles de
colesterol en la sangre aumentan y, como consecuencia, aumenta el riesgo de
cardiopatía coronaria. Algunos alimentos, como el pescado azul y el aceite de oliva
virgen, contribuyen a reducir los niveles de colesterol.
El sedentarismo: La falta de actividad física está relacionada con un mayor riesgo
de tener sobrepeso u obesidad e hipertensión y, como consecuencia, de sufrir una
enfermedad coronaria.
El sobrepeso/obesidad: La obesidad conduce a potenciar los factores de riesgo
asociados a sufrir un infarto. En particular, las personas que tienen sobrepeso o
son obesas tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial, tienden a
tener niveles más altos de colesterol como resultado de una dieta alta en grasas y
presentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede causar
hipertensión y aumento de los niveles de colesterol en sangre, aumentando así el
riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria.
ESTRÉS EMOCIONAL: Las emociones fuertes y sobre todo las desagradables
producen una brusca liberación de catecolaminas a la sangre, siendo perjudicial
para el corazón. En caso de que tenga tendencia a que todo le afecte psicoló-
gicamente pida a su médico ansiolítico o tome por su cuenta alguna hierba de
herboristería tipo valeriana.
2. Signos y síntomas observados.
La descripción clásica del infarto es un dolor opresivo en el centro del pecho irradiado a
brazos (sobre todo el izquierdo), cuello y espalda. “Esto es una sensación subjetiva del
paciente. En algunos el dolor a veces se transforma en opresión; en otros, en malestar”,
señala la especialista. “Debido a estas diferencias subjetivas, los sanitarios tienen la
obligación de que, ante todo malestar que ocurra de cintura para arriba y que está
afectando al paciente, realizar un electrocardiograma que revelará si el corazón está
sufriendo”.
Los síntomas habituales son:
Dolor torácico intenso y prolongado
Dificultad para respirar.
Desfallecimiento.
El dolor puede ser intenso o leve y se puede sentir como:
Una banda apretada alrededor del pecho
Indigestión intensa
Algo pesado apoyado sobre el pecho
Presión aplastante o fuerte
3. Tratamiento.
Los pacientes con infarto suelen llegar al hospital una vez transcurridas unas pocas horas
del inicio del cuadro. Antes de que el paciente llegue al hospital, se realizan algunos
estudios diagnósticos (como el electrocardiograma) y se comienza con el tratamiento
administrando al paciente oxígeno y medicamentos para tratar de restablecer el flujo
sanguíneo y calmar el dolor.
Con el fin de reducir la mortalidad prehospitalaria, se han desarrollado programas de
asistencia urgente que permiten desplazar al paciente rápidamente en una ambulancia
con personal y material especializados. En este momento es esencialla vigilancia de las
constantes vitales como la tensión arterial o el ritmo cardiaco.
Tratamiento del dolor
El dolor del infarto agudo debe tratarse inmediatamente con fármacos potentes como la
morfina vía subcutánea o intravenosa.
Antiagregación y anticoagulación
Los fármacos antiagregantes evitan la unión de las plaquetas entre sí, por lo que
dificultan la formación de trombos. En el infarto, se debe administrar ácido
acetilsalicílico (aspirina) cuanto antes para prevenir que se formen coágulos adicionales.
También está indicado el uso conjunto de otros antiagregantes como el clopidogrel.
Además de estos fármacos antiagregantes, se usan fármacos anticoagulantes como
la heparina, entre otros, para reducir la formación del trombo que está obstruyendo la
arteria coronaria y dando lugar al infarto.
Nitroglicerina
Es un nitrato y su acción consiste en disminuir las necesidades de oxígeno del
músculo cardiaco, por lo que disminuye también el dolor. Se suele administrar
inicialmente vía sublingual (poniendo una pastilla debajo de la lengua) y
posteriormente vía intravenosa.
Otros fármacos
Como los betabloqueantes y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
(conocidos como IECA). Los primeros hacen que el corazón funcione más lentamente,
disminuyendo así las necesidades de oxígeno del músculo cardiaco. Los IECA
disminuyen la presión sanguínea, con lo que facilitan el trabajo del corazón, pues se le
opone menos resistencia. Muchas veces son necesarios también fármacos
antiarrítmicos para tratar arritmias graves que se pueden producir por la falta de riego
del corazón.
Tratamiento de reperfusión
Va dirigido a abrir el vaso obstruido y permitir que vuelva a fluir la sangre a la zona del
corazón que se está sufriendo el infarto. El máximo beneficio se obtiene durante las
primeras horas desde el inicio del ataque. Su beneficio se reduce mucho si se
administran pasadas 12 horas del inicio del cuadro.
Hay dos tipos de tratamientos:
Intervención coronaria percutánea
Es el tratamiento más indicado para abrir el vaso obstruido. Consiste en la
introducción de un catéter por una arteria (habitualmente la arteria radial que se
encuentra en la muñeca) y llegar hasta la arteria que está bloqueada en el corazón.
Una vez que se ha llegado al punto de obstrucción, se insufla una especie de globo
que abre la arteria ocluida, restaurándose de esta forma la circulación sanguínea. Este
procedimiento se denomina angioplastia. Otras veces, además de la angioplastia, se
utilizan unos dispositivos metálicos llamados stent, que son unos pequeños muelles
que se colocan en la arteria y se expanden para mantenerla abierta.
Fibrinolisis (desintegración del trombo)
Su función es disolver los coágulos que bloquean el flujo de sangre, pero por medio de
medicamentos intravenosos. Para ello se usan fármacos fibrinolíticos como
estreptocinasa, alteplasa, reteplasa o tenecteplasa. Se utiliza en aquellos casos en los
que no es posible una intervención coronaria percutánea en las dos primeras horas
tras el inicio del infarto. Antes de iniciar este tratamiento el médico se asegura de que
no existe una contraindicación, como antecedentes recientes de hemorragias graves o
traumatismos. En caso de que este tratamiento falle y no consiga abrir el vaso, se
suele realizar entonces una angioplastia para tratar de abrir el vaso y disminuir las
complicaciones del infarto.
Cirugía
Pocas veces es posible realizar cirugías de carácter urgente en el transcurso de un
ataque cardiaco. Se conoce como cirugía de derivación y consiste en puentear la
arteria ocluida con otros vasos por los que circulará la sangre.
4. Complicaciones:
1. Arritmias: durante el infarto agudo de miocardio se puede producir prácticamente
cualquier tipo de arritmia. La más importante es la fibrilación ventricular, que sucede
en los primeros momentos del infarto y es mortal, a menos que se revierta
prontamente con un choque eléctrico. La bradicardia sinusal puede acompañarse
de hipotensión (reacción vagal), lo que sucede con más frecuencia en los infartos de
cara inferior. Cuando cursa con síntomas (mareo, síncope) debe
administrarse atropina. El bloqueo A-V de grado variable es también más frecuente en
los infartos inferiores, y suele ser transitorio. Si es de grado avanzado y cursa con
síntomas puede requerir la inserción de un marcapasos temporal.
2. Insuficiencia cardiaca y shock cardiogénico: cuando el infarto es extenso o tiene
lugar sobre un sustrato miocárdico previamente dañado, puede dar lugar
a insuficiencia cardiaca, lo que por regla general indica que se ha necrosado un 25 %
del ventrículo izquierdo. Las manifestaciones clínicas son las conocidas de
la insuficiencia cardiaca. Si la necrosis es más extensa (40 % del VI), la situación
puede ser más grave, manifestándose como shock cardiogénico, con incapacidad
para mantener una perfusión tisular adecuada. Esto se traduce en obnubilación, mala
perfusión cutánea y oligoanuria. La mortalidad es muy alta. El manejo incluye el
intento de repercusión de urgencia y, en algunos casos, la implantación de unbalón de
contrapulsación intraaórtico.
3. Complicaciones mecánicas:
La insuficiencia mitral no es una complicación infrecuente. En sus casos más leves se
debe a isquemia-hipoquinesia de un músculo papilar o del miocardio subyacente. El
diagnóstico se basa en la auscultación de un soplo característico y en el
ecocardiograma. El tratamiento se basa en la administración de vasodilatadores
arteriales para reducir la postcarga y, al facilitar la salida de sangre por la aorta,
reducir la regurgitación hacia la aurícula izquierda. Más severa es la insuficiencia
mitral debida a rotura de una cuerda tendinosa o incluso un músculo papilar. Aquí la
solución requiere cirugía, que puede diferirse si entretanto se mantiene la situación del
paciente convasodilatadores i.v. y balón de contrapulsación.
La comunicación intraventricular es una complicación muy grave, pero por fortuna
infrecuente (1 %), y se debe a la rotura del tabique interventricular. Se puede auscultar
un soplo típico y el ecocardiograma confirma el diagnóstico. Nuevamente la solución
es quirúrgica, precedida de vasodilatadores i.v. y contrapulsación.
La rotura de la pared libre ventricular es con frecuencia una complicación mortal, pero
también rara (1 %). Cuando la salida de sangre a pericardio ocasiona un taponamiento
a tensión, puede frenarse la hemorragia, pero el tratamiento requiere la cirugía
urgente previo diagnóstico por eco.
El aneurisma ventricular es una complicación que aparece de forma más tardía.
Sucede cuando una amplia zona de miocardio no sólo no se contrae, sino que
muestra un movimiento paradójico en sístole (se dilata). Se diagnostica por eco, y
puede dar lugar atromboembolismo, arritmias e insuficiencia cardiaca. El tratamiento,
aunque no en todos los casos, es quirúrgico.
4. Pericarditis: la pericarditis postinfarto es un fenómeno inflamatorio que no reviste
gravedad, aunque en presencia de un tratamiento antitrombótico intenso puede
convertirse en hemorrágica. Su importancia radica en el diagnóstico diferencial con un
reinfarto, pues cursa con dolor y elevación del ST. Puede auscultarse un roce
pericárdico, aunque suele ser fugaz. Se trata con antiinflamatorios.
5. Infarto de ventrículo derecho: aunque no es infrecuente (suele acompañar a infartos
diafragmáticos), en la mayoría de los casos pasa desapercibido. Para
su diagnóstico hay que registrar derivaciones electrocardiográficas en hemotórax
derecho (derivaciones V3R y V4R). En los casos más severos puede originar bajo
gasto acompañado de elevación de la presión venosa y campos pulmonares limpios.
Suele recuperarse espontáneamente al cabo del tiempo, pero mientras el tratamiento
consiste en la administración de líquidos i.v. para aprovechar el mecanismo de Frank-
Starling y mantener un gasto derecho adecuado.
5. Recomendaciones al salir de alta
El descanso es fundamental durante las primeras 4 semanas (o hasta 6 si así lo
indica el médico).
Evitar levantar objetos pesados y, si es preciso, contratar a alguien para que
ayude con ciertas tareas del hogar durante unos meses.
Acostarse temprano y dormir bien por las noches, también dormir una siesta de 30
minutos diarios es muy bueno.
Llevar a cabo un plan de ejercicios livianos que incluyan caminatas o natación, por
ejemplo.
Hacer los quehaceres domésticos livianos como poner la mesa o acomodar la
ropa en las gavetas.
Consultar antes de consumir cualquier tipo de medicamento.
No beber alcohol, durante las dos primeras semanas por lo menos. Luego, solo
una copa pequeña de vino cuando se coma.
No fumar ni permitir que otras personas lo hagan cerca.
No estresarse y evitar todo tipo de episodios conflictivos.
Alejarse de la comida rápida, los alimentos muy salados y grasosos.
Seguir una dieta basada en frutas y vegetales crudos o cocidos, harinas integrales
y cereales.
Hacer actividades lúdicas que agraden como puede ser leer un libro, regar las
plantas, pintar un cuadro, jugar a los naipes, etc.
Pedir ayuda a los familiares y amigos. Si se experimenta algún dolor, no dejar de ir
al médico para que nos haga un reconocimiento.
Seguir todas las indicaciones que ha hecho el especialista y cumplir los pasos
propuestos. En definitiva, cuidarse todo lo posible para no reincidir en un infarto.