Infierno amor

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  • 8/12/2019 Infierno amor

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    INFIERNO AMOR

    Mara Goreti Pioc

    Un suceso ordinario en las orillas del ro Nieva en Amazonas (la boda de unaadolescente y la prdida forzosa de su virginidad) es el pretexto para hacernostestigos de una utopa de cambio e igualdad social. Esta es una metforanecesaria para acercarnos a la visin de vida amaznica y desmentir falsas

    justificaciones. Interrogarnos hasta qu punto el respeto a las costumbresancestrales y la integridad de una cultura permiten faltar a los derechos deigualdad que todos(mujeres, hombres, nios y nias), merecemos.

    Sueos perdidos entre los bosques. Julia Machacado tena 13 aos. Lo que ms

    resaltaba en ella eran sus ojos negros grandes, cabello largo y tez morena.Pasaba sus das jugando y recolectando fruta de su chacra. Su sueo msgrande era estudiar, aun sin el consentimiento de sus padres. Es que en lacultura aguaruna las mujeres no estudian, pues los padres nicamente se lopermiten a los hijos varones, ya que segn ellos las mujeres solo estndestinadas a criar a los hijos.

    La cultura aguaruna pertenece al grupo etnolingstico jbaro, ubicado a orillasdel ro Maran y el ro Nieva. Santa Mara de Nieva es la capital de la provinciade Condorcanqui, del departamento de Amazonas, en el noreste del Per.Geogrficamente est ubicado en la regin de la selva, con un clima tropical,

    clido y lluvioso. Julia naci en una comunidad de Japaime, afluente de lamargen derecha del ro Nieva que desemboca en el ro Maran. Su sueo deestudiar jams pudo concretarse porque, un 28 de enero de 1998, su padre,Oswaldo Machacado, apareci con un joven 15 aos mayor que ella y laentreg, es decir, la hizo casarse a la fuerza.

    En la costumbre aguaruna los padres entregan a sus hijas a un hombre por unacabeza de ganado, una chacra, una canoa, etctera. Si el pretendiente esprofesional, mucho mejor. Los padres dicen que sus hijas sern felices y nadales faltar en el futuro, si es profesional. En la mayora de los casos los padresno toman en cuenta la decisin de las hijas y ni su llanto desgarrador los hace

    cambiar de opinin, pues la decisin ya est tomada: la palabra de un padreses la ley, as es en las comunidades originarias. Un setenta por ciento de lasnias se convierten en mujeres a temprana edad, mujeres fuertes para cuidarde su hogar y trabajar duro en la chacra sembrando yuca, pltano, sachapapa,entre otros productos de primera necesidad.

    Es importante sealar que no existe una entidad gubernamental que sepreocupe y ocupe de la proteccin de estas nias, nias a quienes se les roba lainocencia convirtindolas en mujeres tristes, amargadas y frustradas. Serporque no las dejaron vivir su niez y no pasaron por la etapa de laadolescencia y fueron madres a temprana edad. Desgraciadamente las historias

    se repiten una y otra vez. Por eso, contamos la historia de Julia, una nia queperdi su virginidad a los 13 aos con un hombre 15 aos mayor que ella. Ella

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    le suplic a su padre Oswaldo Machacado que no la entregara a Ral Samam.Sin embargo, su padre la cas a la fuerza porque l era profesor, y jamspasara necesidades. El 28 de enero de 1998 casaron a Julia, en una ceremoniafamiliar. En la boda se sirvi patarasca de boquichico, bagre, yuca asada, caldode carachupa (armadillo) y bebieron masato (yuca masticada y fermentada por

    un da). La fiesta fue amenizada con tambor y cnticos.

    Nadie presagi la tragedia. Al da siguiente, Julia no soport el dolor de estarcasada con un hombre que no amaba y se suicid tomando dos pepas debarbasco (veneno). Cuando Julia muri, la madre de Julia se lament. JosefaTupicagta comenz a llorar desesperadamente y dijo: Merezco este dolor tangrande, Dios mo, por no haber defendido a mi hija y vivir atada a lascostumbres ancestrales de mi pueblo. Pido a todas las mujeres que alcemosnuestra voz y nunca ms nos quedemos calladas: nuestras hijas merecen serfelices y decidir qu quieren hacer con su vida. Nosotros no tenemos derechode decidir por ellas. Cuando Josefa Tupicagta hablaba de costumbre ancestral,se refera a que solo los hombres pueden opinar y decidir en el hogar, tenerms de tres mujeres, hacer lo que quieren porque son hombres. Mientras, lamujer tiene que agachar la cabeza, no opina ni toma decisiones, solo atina adecir s.

    Ese da, la comunidad de Japaime Quebrada fue testigo del triste desenlace, deldolor de una madre que acababa de perder a su hija tan joven. A las tres de latarde del da siguiente, una gran multitud enterr a Julia. El sol estaba radiante.Todas las personas que acudieron al entierro decan que Julia estaba en el cielocon Dios y que Dios haba perdonado sus pecados Dos horas despus delentierro de Julia, su madre, Josefa Tupicagta, tambin fue encontrada muertaen su chacra. No soport el dolor y tom barbasco.

    Pero antes de su fatal desenlace, Josefa habl con su amiga Suwa Baquik. Leconfes que no quera seguir viviendo porque se senta culpable de la muertede su hija. Indic que jams debi dejar que su padre la casara a la fuerza conun hombre que no amaba. Eso me pasa por no haberme puesto fuerte desdeun comienzo; al morir trunc su sueo y me dej vaca por dentro y por fuera.Ese da Josefa le hizo prometer a Suwa que nunca ms dejara que su esposotomase la decisin sobre la vida de su hija y que era la hora de cambiar lahistoria, de romper la barrera que las tena atadas ao tras ao.

    Suwa Baquik tambin fue vctima de la ignorancia de sus padres. Ella jamsconoci la niez, madur a la fuerza y conoci la violencia. Sus padres lacasaron cuando apenas tena 8 aos de edad. Nunca estuvo de acuerdo, perocon el paso de los aos se acostumbr al padre de sus hijos. Sin embargo, anrecuerda el terrible momento que vivi la noche en que le fue arrancada suvirginidad sin amor. Hasta el da de hoy tiene sexo sin amor, no conoce lapasin, la ternura de ser amada.

    Despus de la muerte de Josefa, Suwa tom la decisin de luchar para que suhija de 10 aos no corriera la misma suerte, ya que su esposo le habaconseguido pretendiente desde haca tres aos. Suwa Baquik luch hasta el

    final y logr su objetivo. En la actualidad, en tiempos de la globalizacin y lasnuevas tecnologas de la informacin, las mujeres aguarunas siguen luchando

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    por hacer respetar sus derechos y convertirse as, en mujeres de lucha ymujeres de garra.