Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán

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  • 8/16/2019 Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán

    1/7

    6

    l e

    creacion y

    critica

    XXIII

    NERO / M A R Z O / INVIERNO

    de 983

    EDlClONES DE LA FRGNTERA

    /

    LOSANGELES, CALIFORNIA

  • 8/16/2019 Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán

    2/7

    Vol .

    7

    ...

    No.

    1 A N 0 7 0 No.23

    LITER ATU RA CHILEN A, creacibn

    y

    critica

    ENERO

    /

    MAR ZO de 1983

    L a

    Soledad de America Latina

    Juan Villegas El Trauco

    Lucia Guerra

    Las

    Tram pas del uego

    Mario Toral

    De Como Lleg6 y Como

    se

    Fue

    Javier F. Campos E l Dorado Mes de Septiembre

    Ernes to Mejia Sanchez Cinco Poemas

    Carlos Martin ez Rivas Cinco Poemas

    Ernesto Cardenal

    Ana

    l l ce /

    Gioconda Bell i /Ju an Chow / Daisy Zamora

    Francisco de Asis Fernandez

    Jul io Valle Cas tillo

    /

    Francisco V alle

    Dos Poemas / Tres Salmos

    /

    Cinco Epigramas

    27

    Poetas de Nicaragua

    Poetas de Nicaragua

    Pedro Bravo Elizondo

    Evelio Echeverria

    Fernando Alegria

    Teatro C hileno de la Crisis lnstitucional: 1973-1980

    An ti-U nite d States Sentiment in Latin American Literature

    Las llustraciones del presente nbmero, corresponden a Ricardo Ba dtke Epple

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    L I T E R A T U R A C H I L E N A , c r e a c i 6 n y cri t ica.

    P.O. Box 3013,

    H o

    I

    w o o d C a I f o rn a,

    9 28

    U S A .

    Co

    D l R E C C l O N C O L E G I A D A

    t

    Gui l l e rmo Araya

    Arm ando Cassigo li Dav id Va l j a lo

    C O N S E JO E D I T O R I A L

    L I T E R A T U R A

    Ja ime Concha / Ju a n A r m a n d o E p p le

    Luis Eyzaguirre / Ju a n L o ve l u ck

    N a i n N o me z

    /

    Mi g u el R o j as M i x

    Gr i n o r R o j o / V i c t o r M. Valenzuela

    PL A S T I A

    RenC Castro / Ma r i o T o r a l

    C I N E

    Patr ic io GuzmAn

    M U S I C A

    Patr ic io Manns

    T E A T R O

    Jorge D iaz

    C O M I T E D E S O L I D A R I D A D

    Claudio Arrau, Presidente

    Fernando Alegr ia / N em es io A n t h e z

    Carlos D rogue t t

    /

    Juan Pablo l zqu ie rdo

    Migue l

    Littin

    / Jua n Orrego Salas

    R o b e r t o Ma t t a

    Dav id Va lj alo , E d i to r

    Ana M ar ia Velasco, Asistente de l Ed i to r

    Ed i tado po r E d ic iones de la F ron te ra

    Los Angeles, C al i forn ia

    yr ight , L i te ra tu ra Chi lena, creaci6n y cr i t ica

    In ternat iona l Standard Ser ia l Number

    ( ISSN) 0730-02 20

    Pub i i cac i6n T r imest ra l

    Enero / Marzo ( Inv ie rno )

    A b r i l

    /

    unio (Pr imavera)

    Ju l i o / Sep t iembre (Ve rano)

    Oc t u b r e / Dic iembre (Oto i i o )

    ENERO

    /

    M A R Z O

    INVIE RNO de 1983

    I N l C l A M O S EL SEPT I MO A m 0

    Con

    el

    presente ejemplar, iniciamos el septimo aiio de nue

    publicaci6n. Con ella representarnos a la cultura del pais,

    a

    la Clara dem ostra ci6n de que

    las

    expresiones artisticas

    y

    culturales, no pueden ser sometidas a la bota m il i tar.

    Un breve recuento es necesario, en esta oportun idad.

    Los autores suman 217, de

    10s

    cuales

    43

    no son chilenos.

    Por rubros, las cifras son las siguientes: Poemas, 357;

    Cuentos, 77; Testimonios, 8; Crbnicas, 52; Reseiias de Lib

    88; Ensayos 56 y capltulos de Novelas, 12.

    Estas informaciones han sido tomadas, considerando

    lo publicado nasta e l No. 22, (Oc tubre-Diciem bre de 1982

    Con estas cifras se confirma la lucha de un pueblo y de la

    supervivencia de su cultura. Agradecemos a nuestros

    colaboradores su perman ente ayuda en esta tarea.

    Mientras se desa rrolla esta labor, en

    el

    pais se continda

    con

    el

    regimen de fuerza bruta, que

    este

    atio, en septiemb

    cumplird 10 desgraciadamente.

    Diez aiios sin

    la

    prdctica de

    la

    democracia,

    a

    la cual estdba

    acostumbrados y que a1 mismo t iempo era un ejemplo pa

    el

    mu ndo hispdnico . Y tambiCn diez atios en que un pueb

    entero sufre,'junto con la represi6n mds brutal, el hambre

    y

    e l

    desempleo'colectivos.

    El regim en cesarista apoya do so lamente en las bayonetas,

    debe termina r. Ya ha confesado su rotu ndo fracaso, en

    todos

    10s

    dngulos, sobre to do en e l institucional y en

    e l

    econ6mico. Con anterioridad nos hemos referido a el lo

    e

    invocamos e l posible pudor que puedan tener y que

    abandonen el poder arbitrario

    e

    i legitimo que ostentan.

    stando en prensa e l presente nirmero, hemos rec ibido

    la desgraciada noticia de la muerte de nuestro com paiiero

    de labores,

    el

    escritor, ensayista y profesor, Gu illermo

    Araya, i rlt i mo Decano legalmente elegido, de la Fac ultad

    de Filosofia y Educac i6n de la Universidad Aus tral de

    Valdivia. Gui l lermo mu ri6 en Holanda (Amsterdam),

    donde se desempeiiaba com o profesor en la universidad

    de esa ciudad. E l pr 6x im a ndmero de la revista, estard

    dedica do a su m em oria y a sus trabajos. Su nombre ,

    mientras la revista se pub lique, seguird en el cuerpo

    directivo. Nuestro reconocim iento

    al

    leal amigo,

    tenaz colaborador, destacado intelectual y gran chileno.

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    S

    S T E V E N W H I T E

    ‘Por ahorano se‘ quien eres

    ni adbnde est siempre.

    S i

    que

    nos

    ha tocado vivir

    en la misma ciudad

    y

    en

    u

    mismo pa 6 de la tierra

    al mismo tiempo.

    Y

    eso me basta”.

    (Gonzalo Mil lbn, extract0 de

    f a ciudad, 1979).

    de hace ya ocho atios, muchos poetas chilenos han estado

    la fuerza, las motiva ciones y las aristas conflictiv as del

    A

    diferencia del que

    se

    autodes tierra po r razones

    o del que decide separarse de

    las

    manifestaciones

    de

    su

    pars, aislin dos e en

    el

    mismo ter r i tor io o viajando

    a

    l) ,

    el exi l iado po r

    es politicas

    se

    ve forzado a abandonar la familia, 1 s amigos y

    od o social de vida para evitar las sanciones del poder de turno .

    or parte de 1 s escritores chileno s exiliados, aOn cuando

    cidos en regiones m uy diferentes del mundo, com parten

    esarrollan una comunid ad espiritual, esto es, una cultura

    las rakes colectivas del territorio lejano,

    dose en “embajadores” culturales de

    su

    pais.

    llos que permanecen en Chile se ven forzados a elegir

    fbciles de conciliar: unos pueden contin uar

    sus

    temas y estilos “personales” bajo

    el

    nuevo

    como si no h ubiera pasado nada a partir de 1973;otros

    en ligarse a la resistencia clandestina y canalizar

    su

    obra a

    aves de publicacion es an6nimas; y otros pue den explorar

    las

    sas y rica s posib ilidad es de la lengua espatiola para formul ar l a

    una o bra que sepa saltar las barreras rgi da s de la

    al pirbl ico a que est; destinado el hecho artistico.

    poemas, “La ciudad”, de Gonzalo Mil lbn

    2),

    y “Bajo ciertas

    as”, de Walter Hoe fler 3), lustran cabalmente esa

    e l “exte rior” que explora la nueva

    u int en to de forrnalizar, desde perspectivas

    una experiencia h ist b ic a com6n.

    os poernas aparecen estructurados por un mo tivo central:

    vi ta l de

    la

    experien cia en

    la

    Ciudad, u n terr itor io

    la

    vez

    intirno y colectivo que se

    a k a

    corno un simbolo de Chile.

    I def in i r

    l a

    Ciudad, 1 s poetas estdn tambikn f ormu lando una

    hi

    cia personal y

    la

    del grupo que

    o

    habita y

    l e

    da sentido.

    la

    notable tra dici6 n creadora de

    la

    poesia chilena,

    jrica, pues ese espacio condensa

    a

    la

    vez

    la

    CUCHIVULU

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    que de algfin modo l e exige desafiar

    1 s

    lugares comunes y explo rar

    caminos inkditos,

    no

    pod ria asombrar esta transgresibn a las

    situaciones usuales de lo que

    se

    ha dado en llamar “literatura del

    exilio”: un poeta que, sin haber salido afin de la Ciudad, busca

    definir

    e l

    sentido del exilio; y un p oeta que, desde el exilio, recrea

    las

    caracteristicas actuales de la Ciudad lejana. AI con fron tar estas

    dos perspectivas con que

    se

    recon struye imaginativamente la

    experiencia de la vida en el Ch ile de estos aiios, notamos que las

    diferencias esteticas,

    el

    temple de dnimo que domina en cada poema

    y la visibn de la Ciud ad que entregan respo nden intima,

    solidariamente, al esfuerzo de cada uno p or hablar p or e l otro:

    el

    hab itante cercado en l a plaza provin ciana rehace sus pardmetros

    tbpico s y ling’iristicos para capturar u n mu ndo que serd sblo

    recuerdo desde la perspectiva inmine nte del e xilio, rescatando y

    valorando la arnable cotidianid ad sfibitamente destruida; e l poeta

    exiliado, po r otr a parte, regresa a la Ciudad para dar cuenta del

    nuevo proceso histbrico en que se debate, buscando definir, con

    un lenguaje notoriam ente dis tinto al de l a trad icib n po6 tica de sus

    congeneres,

    sus

    fundamentos colectivos. En un cas0

    el

    poeta

    imagina cbm o serd la Ciu dad vista desde el exilio; en el otro,

    el

    poeta quiere asumir la tarea de caracterizar, desde adentro, sus

    transformaciones actuales.

    En La ciudad, que debe considerarse como un poema largo, en la

    tradicibn de textos

    como

    Altuzor,

    de Huidobro,

    o

    Alturas de Machu-

    Picchu,

    de Neruda, Gonzalo M illdn crea un hablante bdsico que

    describe en tercera persona las actividades de un anciano que

    aparece como el autor del poema. Esta figura,

    elanciano,

    aparece

    prim er0 en la seccibn

    13

    del libro:

    Llueve en la ciudad.

    Llueve en elpoema.

    E l anciano escribe.

    Un puente metafbrico de lluv ia une

    l a

    ciudad del pais donde

    el

    anciano escribe con l a geografia que

    es

    el poema mismo. Esto

    convierte la estructu ra del poema-ciudad en un universo cuya

    dindmica interna absorbe y l e da sentido a las referencias sobre la

    ciudad real:

    o

    dicho de otro m odo, la realidad referida

    es

    re-

    construida en

    ese

    mapa imaginario que

    es el

    poema, desde la

    perspectiva inmediata, verosimil, de una figura que

    es

    a

    la vez

    el

    cronista de l a ciudad

    e l

    que refine la informa cibn factual de

    1 s

    hechos que acaecen en

    el

    mundo) y

    el

    que formula su sentido (a

    traves de una escritura que es, bdsicamente, produccibn mimktica).

    La figura d el anciano, observando

    o

    escribiendo, aparece

    peribdicarnente a traves de las

    68

    secciones del poema, reforz ando

    la alianza entre el autor del libr o y

    la

    voz in terio r de la que emana

    su verdad. El exi lio del autor exige,

    a

    fi n de penetrar

    verosimilmente en un m und o que sblo pod ria verse precaria y

    fragmentariamente desde afuera, esta colaboracibn de un habitante

    privilegiado como

    es e l

    viejo poeta que

    vive

    alld en

    l a

    ciudad. A

    travks de este alter-ego, Milldn rescata la opcibn de ver el mundo

    desde dentro . Per0 mbs importante

    a h ,

    define en

    esa

    figura la

    dialkctica del proceso poktico, resolviendo el conflic to entre l a

    funcibn descriptiva

    o

    documental del lenguaje

    ( la

    actividad

    repro ducto ra de la realidad, que puede hacer

    e l

    actor

    o

    testigo de

    10s hechos)

    y

    su funcibn estCtica (que

    es

    ordenar

    10s

    datos de

    la

    realidad y producir un sentido, para lo cual no se requiere,

    deterministamente, haber vivido cada uno de 10s hechos que

    contribuyen

    a

    fundar

    el

    conocimiento estktico). El poema

    es

    a

    la

    vez un a crbnica de la ciudad, reprodu ciendo datos geogrificos,

    sociales

    e

    histbric os que provienen de

    las

    vivencias de muchos

    chilenos, habitantes reales del pais, y una funda ci6n imaginaria

    del mundo, que

    se

    hace posible pese

    a

    la distancia fisica del poeta.

    Este proceso dial6ctico

    -y

    esto le otorga una nueva cualidad a un

    libro de por sicomplejo y r ico-

    se

    iesuelve en la propia

    configuracibn del texto: en

    l a

    primera parte predomina

    l a

    actividad

    descriptiva, en que

    se

    cuentan

    1 s

    desastres naturales y sociales

    acaecidos en

    la

    Ciudad, culminando en

    ese

    catastro de

    destrucciones que en umera e l poema 30; en l a segunda parte, y

    unido int imamente al proceso de reconstrucci6n de esa humanidad

    aplastada por la dictadura, el anciano va asumiendo un rol mds

    definido como creado r de esa realidad colect iva que es

    l a

    ciudad-

    poema. Simb olo de la cultura de un pueblo, el viejo poeta une en

    su escritura la legalidad de la crbnica y del arte po ktico.

    El

    poema de Wa lter H oefler estd presentado desde la perspectiva

    personal del autor. A d iferenc ia de Milldn, H oefler no delega su

    voz p oktic a en otro s personajes.

    “Bajo ciertas circunstancias” fue escrito po co despu6s de que

    Hoe fler fuera expulsado de la Universidad Austra l de Vaidivia. La

    Universidad habia decid ido pa trocina r su an tologia de poesia

    chilena reciente, per0 luego, en un c urioso acto de autocensura,

    ordenb parar la publicacibn y requisar 1 s ejemplares ya impresos.

    El poema fue presentado al Concurso Semana Valdiviana, donde

    solran concurrir 1 s poetas del grupo

    Trike ,

    y no

    sin

    cierta

    sorpresa, Hoefler se vi 0 re cibien do esta vez el primer premio.

    El poema se inicia con el habitante enfrentando el momen to del

    des-arraigo de la Ciuda d, y ese gesto, “Me desp ido de la ciudad”,

    se

    reitera

    como

    u n l e i t mot iv a

    lo

    largo del poema. Ya

    sea

    al

    evocar sus dias juveniles, o remontarse a las acciones del fu nda dor

    de l a Ciudad, Pedro de Valdivia,

    este

    reiterado adios pone a1

    personaje frente a

    l a

    tensa contradiccibn delpresente. Enfrentado

    a esta realidad , se entrega a un m onblogo en que

    se

    unen

    las

    admoniciones, la ironia,

    el

    consuelo, y una tristeza que lentamente

    va rea justando sus ton os hasta convertirse en u n gesto defensivo:

    “No

    quemes tus naves antes de tiempo”. A traves de la

    imaginacibn, una parte del poeta ha sido impulsada ya al exilio .

    La o tra parte sigue adherida a la Ciudad, laborand o con todos

    1 s

    sentidos para def inir su inti ma textu ra en la mem oria.

    Ju nto con hacer una referencia al relato bib lico de la mujer de Lo t

    el poeta se enfre nta a la necesidad de marcharse sin volver la cabet

    aunque sea una decisibn difi cil . La nostalgia es siempre una

    tentacibn. Per0 para el poeta, el volver hacia el pasado como a u n

    refugio placentero podria significar una muerte-petrificaci6n en un

    tiempo que ya n o existe. Esto no significa que la confrontaci6n de

    un nuevo espacio y un nuevo tiempo est6 exen ta de peligros,

    y

    que

    la presencia de la m uerte sea menos evidente.

    l

    poeta,

    como

    el

    prime r habitante de la Ciudad,

    ese

    solitario y obsesivo conquistado

    debe viajar y conqu istar un nuevo espacio en parses desconocidos.

    E l se

    imagina ya en r uta

    a

    ese nuevo destino, cuya ub icacibn exact

    no puede especificarse, e incluso se resigna al hecho de qu e pueda

    m or ir fuera de su t ierra natal:

    Me despido de

    la

    ciudad.

    En ella nocl:

    Ahora corto a1 parecer todo v h x l o .

    Estoy

    seguroya de que

    mis

    huesos no le pertenece

    Hoe fler escribe en Valdivia, la ciudad donde ha nacido. Dos

    epigrafes buscan condensar

    la

    relacibn entre

    el

    particular histbrico

    y l a universalidad de la situacibn definida en el poema: un o es de

    St. Jo hn Perse, y

    se

    refiere al desarraigo que sobrelleva

    el

    hombre

    contem pordneo; el ot ro es una frase de la carta de Pedro de

    Vrtldivia anunciando la fundacibn de

    esa

    ciud ad sureiia.

    Esta segunda referencia n o im pide qu e

    l a

    Ciudad

    se

    transforme, en

    otr o nivel, en un simbo lo de Chile.

    Ciertos hechos geogrdficos info rma n al lector qu e el poe ta estd

    describiendo Valdivia, una ciudad marcada po r la presencia

    central de un ri o navegable y un pu erto cercano: “Ya no diviso

    1 s

    lobo s de mar/ que ascienden e l rio”, “Una barca rasga la niebla del

    amanecer/ con u carga tremolante”. Sin embargo, la cuidadosa

    seleccibn de 1 s rasgos universaliza ese espacio haci6ndolo casi

    anbnimo.

    Este proce dimie nto es llevado a un nivel

    mds

    acentuado en el text

    de Gonza lo Milldn. As ico mo la presencia concreta del autor ha

    sido borrada del poerna, e sd n ausentes las referenc ias a lugares y

    nombres que distinguen a una ciuda d de otra. Ha y ciertos detalles

    topogrdficos,

    como

    “Un cerro domina la ciudad”

    34),

    o

    “Un

    funicu lar lleva a la cumbre./ En la cumbre hay un a virgen” (34)

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    e t-cticren ‘ti cerr’o S‘inta Lucia en

    e l

    ccntro de Santiago y al

    San Crist6ba1, en cuya c ima hay una enorm e estatua de

    la

    Alusiones como

    &as

    localizan i a Ciudad en un espacio

    lo suficicnte abiertas como para permitir que,

    el innominado r io Mapocho

    se

    convierta en otr o r io,

    olra ciudad.

    coordenadas temporales son mds especificas que las espaciales,

    alidad universal.

    primeras secciones del poema contiene n referencias a 1 s

    de

    civ i l

    en

    las

    esquinas,

    al

    tirano,

    y

    una estremecedora

    ibn de

    l a

    peste del desempleo, del hambre, la persecusibn

    l a tortura. En

    l a

    seccibn

    47,

    otro d ia se in icia ta l como el

    se abre el l ibro. Per0 e l dia es

    el

    11 de

    p ticm bre :

    Hoy es e l aniversario de

    su

    muerte.

    Hoy es el

    1

    de septiembre.

    l poeta

    se

    atiene a

    l a

    sola mencibn de la fecha para evocar la

    oria de ese dia y su significad o hist6 rico.

    No

    es necesario

    a quC muerte

    se

    refiere. E l lec tor sabe que es a la muerte

    e Allende y de muc hos otros. Los habitantes de la

    recuerdan, y hasta el mism o espacio fisico comp arte

    el

    n tim en o:

    Recuerdan

    /os

    durmientes.

    Los trabajadores recuerdan.

    La ciudad recuerda.

    pers onif icac ibn del espacio y su conversibn en un ser sensible

    us posibilidade s simbblicas. En varios planos metafb ricos,

    ciudad funciona com o Santiago, com o Chile, como una ciudad

    Y com o una entidad podtica. La estructura del libro es

    de este dinamismo significativo.

    Amanece.

    Se abre el poema.

    Las aves abren las alas.

    Las aves abren el pico.

    Cantan osgallos.

    Se ahren las flores.

    Se abren

    1 s

    ojos.

    La ciudad despierta.

    La ciudad se levanta.

    (extract0 de

    la

    secci6n 1).

    10s contex tos que atrae y condensa, el verso “La ciudad

    a” adquiere un sentido totalizado r: la ciudad-poema se

    anidad colectiv a desenvolvidndose en un

    etermina do de su historia.

    lector, en tod o caso, debe estar en con dicio nes de reconoc er 10s

    niveles de sentido para entender cab almente

    el

    poema..

    el

    Presidente Allende, com o figura histbrica

    ciona da especificamente, aparece s610 una vez en el l ibro. L a

    48 recrea 10s eventos del 11 de septiembre de 1973, con

    bres y de talles de lugares. Este es un poem a que, debido a su

    sblo

    podria escribirse fuera de Chile.

    al

    tip 0 de poesia que se puede escribir actualmente

    es

    el

    us0 de la palabra “Allen de” en

    l a

    seccibn 42:

    r io corta en dos l a ciudad/ El r io separa

    l a

    ciudad/ Allende el

    1 s

    pobres/ Aquende

    10s

    ricos”. Aqui, e l poeta acude

    al

    de l a palabra “allende”, que significa ‘mds

    a116

    de’,

    si

    se

    separan y oponen 10s eleme ntos semdnticos de estos

    se puede establecer una ni tid a lec tura s imb 6lic a) refer’:a a

    extrema oposicib n politico-social del Chile de hoy.

    lenguaje de significados subyacentes domina en mayor

    e l poema de Walter Hoefler. El autor, por la situacibn

    se encuentra, debe recurrir a las opciones simbblicas

    o

    par2 expresar sus vivencias. La des truc cibn de Sodom a

    a

    sin dar detalles-

    al

    mism o tip 0 de destruccibn que describe

    La ciudad

    (“Destruyeron la ciudad”, 4 7). Per0 en

    el

    que alude al comien zo del poema puede referirse

    L

    FIURA

    poema de H oefler l a alusibn

    es

    una imagen mds sutil de un estado

    de c onciencia determinado po r u n m omento especifico de la vida

    del poeta. Este estado emoc ional se refuerza con o tro simbolo, el

    de un semdforo de proporcion es inusitadas: “Un semdforo en rojo

    impide tu retorno / amaril lo

    es

    el

    horizonte”. Ese horizonte ,

    ama rillo representa

    la

    incertidumbre de una situaci6n cuyos

    mecanismos alguien controla secretamente. En ot ra parte,

    e l

    poe ta refiere: “Hay frases de consuelo: / Serd para mejor, t e

    hacen un fav or

    ” El

    poeta no identif ica a quienes hablan, per0

    uno supone que Csta es una forma com irn de decir irbnicamente

    que 10s militares favorecen

    al

    exil iado al permitirle ver el mundo.

    Hay otra difer enc ia que interesa seiialar en estos dos poemas.

    Walter Hoefler define el mapa de

    l a

    Ciudad con el lenguaje lirico ,

    casi pastoral, de /os poetas Idricos del Sur de Ch ile (J orge Teillier,

    Oma r Lara, Fl or id or PCrez, Enriqu e Valdds). Este lirismo , apenas

    conten ido, en una mirada que quiere ser reflexiva y distanciada de

    10s objetos, t i i i e

    l a

    Ciudad de notas nostdlgicas:

    Me despido de la ciudad.

    Aquibebi la primera cerveza,

    y

    no recuerdo tambih

    s i

    di mi primer beso,

    aquisenticiertos furtivos temores,

    el humo de /os espinos

    y

    de /as zarzamoras

    y

    un rio enorme para apagar

    esos

    fuegos.

    ardiendo a

    lo

    lejos

    As ico mo nadie puede borrar

    la

    mem oria cole ctiva de

    la

    Ciudad en

    el

    poema de Milldn, el exil io inm inente del poeta en “Bajo ciertas

    circunstancias” no destruird la imagen intima, personal, de la

    Ciudad q ue llevard en la memoria. Per0 al escribir la Ciudad que

    deja, H oefler tam bien estd despidiendo una tradici6 n de lenguaje

    podtico que dific ilmen te p odr d reiterarse en

    la

    poesia chilena

    posterior

    al

    golpe.

    Milldn, po r o tro lado, busca nuevas formas expresivas para dar

    cuenta de la histor ia reciente. El lenguaje podt ico de

    La ciudad,

    aunque innovador, tiene rakes a l a vez en 10s experimentos

  • 8/16/2019 Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán

    7/7

    I ingi i ist icos de Huidobro (en Altaior y en e l verso objetivista de

    la

    poesh norteamericana. La destruccibn de

    la

    Ciudad implica

    tambidn

    l a

    destrucc ibn de una concepcibn liric a del lenguaje,

    altamen te subjetiva. El autor,

    a

    travis del

    anciano,

    debe empezar

    a

    re-construir tam bi in su lenguaje, recurriendo a frases muy

    elementales

    y

    directas que van rehaciendo, con precisibn m6s

    visual que subjetiva,

    1 s

    nuevos pard me tros de la realidad. Casi

    todos

    1 s

    versos aparecen com o unidades sintdcticas minimas y con

    un sentido claro y suficiente, c omo las primeras frases que se

    aprenden en

    la

    escuela. Este estilo, apa rentem ente simple, crea un

    dinamis mo poe tic0 a traves de la rdpida variacibn de ciertos

    tkrminos bdsicos. La tecnica de Mi lld n es enumerativa, comprensiva,

    y abierta a

    la

    rnultiplicidad de

    1 s

    detalles. Es frec uent e que

    un

    verbo bds ico adquie ra dis tint os sentidos en un a sucesi6n de frases:

    Circulon 1 s autom6viles.

    Circulan rumores de guerra.

    El dinero circula.

    La sangre circula.

    (de

    la

    seccibn

    2 ) .

    Este recurso se reitera a o largo de todo el poema.

    Asi, aunque cada linea tiene su propia integridad, como un aviso

    aue nombra

    un

    sector preciso del mu ndo, el poema

    est6

    entrelazado

    a

    trav is de

    la

    repeticibn de ciertos

    elementos IingUkticos claves. En una linea mds racional y co n una

    funcionalidad mds directa, esto recuerda

    las

    numerosas

    metam orfosis de la “golondrina” en

    Altazor.

    El

    poema 48 de

    La ciudad

    aporta una caracteristica diferente

    a

    este procedimiento ticnico. Antes de ser integrado el corpus

    del libro, el poema

    se

    titulab a significativamen te “Tiempo atrds”.

    El texto es una recrea cibn de 10s eventos del 11 de septiembre de

    1973, per0 10s hechos ocurridos se presentan como en un fi l m que

    es

    exhib ido en retroceso. E l poeta adopta

    13

    perspectiva de una

    cdmara que puede revertir e l orde n de

    la

    historia, haciendo que un

    rio flu ya en direcci6n a sus orrgenes. El abrup t0 salto del Palacio

    presidencial al arribo de

    10s

    aviones llenos de refugiados

    es

    cinematogrdfico. El narrador

    se

    ve asien co ntrol del retorno en e l

    tiempo hacia e l mom ento en que “Chile

    es

    un pais democrdtico

    .../

    1 s

    cesantes son recontratados./ Los obreros desfilan cantan do/

    ivenceremos

    En e l crescendo de las

    dltirnas

    lineas resuena un

    eco de esperanza. Per0 e l poema, al encallar

    al

    lector en esa

    situacibn narrada que gira sobre simisma, hace mds dolorosa la

    realidad vivid a en Ch ile. En tod o caso,

    s i

    el poema

    es

    como un f i lm,

    e l poeta puede mos trar lo una

    y

    otra vez para que 10s confl ictos y

    1 s suetios que a ll i fu ero n retratados no

    se

    olviden.

    Sin embargo, limitarse a recordar la historia no es suficiente para

    el

    poeta. E l

    anciano no

    es solamente un cronista del pasado, sino

    una presencia que busca definir un m apa natural y social en

    proceso de evoluci6n . En

    el

    l i b ro

    se

    unen dos elementos formales

    que lo estructuran como unidad: e l ciclo natural del at70 y el

    ciclo de 10s hechos politico-sociales que

    se

    producen en ese

    period0 como prefiguraciones de una histor ia mayor. La pr imera

    mita d del lib ro estd marcada po r 10s signos de d estr ucc i6n que

    acarrea

    e l

    Invierno, y

    la

    segunda p or

    e l

    renacim iento asociado

    generalmente con

    la

    Primavera. Este paso natu ral de

    las

    estaciones

    es

    paralelo a

    ese

    mo vim ient o colectivo desde una situacibn de dura

    represi6n politic a y de desarticulaci6n de

    1 s

    organismos sociales

    de base a l a lenta refo rm ula cih de 1 vias de lu cha del pue blo

    para confrontar la dictadura. El impresio nante poema 30 describe

    la destruccibn com pleta de

    la

    Ciudad m ediante un bombardeo de

    m6s de cien verbos distintos que comienzan con

    el

    prefi jo des. l

    poema, ubicado justo en la mitad del libro,

    lo

    convierte en

    el

    eje

    natural e hist6rico en torno

    al

    que giran

    las

    fuerzas en pugna. Per0

    la-Ciudad despojada no

    e s m a

    ciudad muerta, y su descripcidn no

    tiene un prop6s ito elegiaco. AI cor.trario, visualizar objetiva,

    desapasionadamente su context0 presente es la condicibr necesaria

    para descubrir las relaciones qiie

    l e

    dieron sentido

    y las

    nuevas

    formas que puede desarrollar.

    La germina ci6n de la primavera sc

    l iga

    a I d

    \ I ~ U J I ~ ~ I ~ I

    ~

    mo vim ient o de resistencia creciendo

    como

    u n

    ii bo1

    I1L111,

    i t ) , )

    Nos

    descabezaron.

    Tolaron e l 6rbol.

    Nos

    descuartisaron.

    Trozaron el tronco.

    Cortaron las ramas.

    E l

    raig6n sigui vivo.

    El

    raig6n siqui en la tierra.

    Las rakes creciendo bajo lo tierro.

    Hoy el tronco talado brota.

    Los partidos forman u todo.

    El cuello une la cobeza con el tronco.

    La cabeza contiene el cerebro.

    La resistenciaes una.

    La cabezaes una.

    La cabeza se alza.

    (extract0 de

    la

    seccibn 67).

    Si

    el ciclo natural dominara e l poema,

    &te

    configuraria

    simplemente una visibn mitica del mundo. Per0 al acentuar su

    dimens ibn histbrica, esta coordenada form al orienta una visi6n

    dialCctica de

    la

    realid ad human a que busca abarcar el l ibro.

    Los

    poemas de Hoef ler y M illdn, ambos notable s po r su

    consistencia y su f idelidad

    al

    t ip0 de mundo que se proponen

    caracterizar, constituyen dos tCrminos de un didlogo cultural

    preocupado por las l imitaciones y posibilidades de una literatu

    escrita en el exil io.

    Hoefler, al recorrer la Ciudad que

    se

    ve obligado a abandonar,

    que e l exi l io va a impedir luego la percepci6n inmediata de su

    historia, que una

    vez

    fuera de Chile, “S610 podr e beber por el

    pasado,/ el porvenir s610 lo veo desde aqu?’. En otras palabras

    Cree que el pais s610 podrd ser percibido cabalmente por alguie

    que

    viva

    dentro, alguien que

    est6

    en contact0 con su proceso

    econ6m ico, social, his t6ri co e incluso lingtiistico, evolucionand

    perceptiblemente. Para 61,

    l a

    distancia que crea e l exil io entre

    persona

    y

    su pais

    s610 l e

    permitird, despuds, “corregir mejor

    el

    punto de

    vista

    de

    l a

    nos talgia ”. Per0 mbs que una aseveracidn

    rotunda -y la poesia de Hoefler elude, par sistema, propbsitos

    definitor ios-

    es

    la cauta aprehensibn de quie n siente la poesia

    com o una resp iraci6 n que requiere su espacio natural para crec

    Milldn desafia

    estas

    posibles limitaciones del exilio, creando un

    lenguaje

    y

    una perspectiva poCtica que le permite seguir viviend

    la Ciudad sin estar fisicamente en

    ella.

    La unidad del texto,

    su

    dimensi6n

    y el

    prop6 sito estCtico que log ra plasmar en ese poe

    hacen dific il que busque reiterar un trabajo centrad0 en las mis

    motivaciones. Ya

    el

    personaje-autor de

    La ciudod

    cumpli6 su t

    y

    nos

    dej6 u n a cr6nica que no requiere aditame ntos. Per0 al m

    tiempo,

    este

    anciano fund ado r hizo una lista tentativa de

    sus

    discipulos, que le escriben “desde 10s cuat ro pu nto s cardinales”

    Ellos atraerdn otros mundos, igualmente duros y hermosos, a l

    Ciudad distante.

    Quizds

    el

    optimism0 de Milldn descansa en

    la

    convicc i6n de ver

    poesia no

    s610

    como un acto personal sino com o un modo sui

    generis de formalizar

    la

    experienc ia colectiva que une

    a

    aquello

    que viven dentro de la Ciudad con

    1 s

    que, en otros territorios,

    participan solidariamente con

    su

    historia.

    NOTAS

    (1) Cf. Harry Levin, “Literature and Exile”, Refractions, Essay

    Comparative Literature

    (New Yor k: Ox for d University Press,

    2 ) Gonzalo M il ldn, La ciudad (Quebec, Canadd: Les Editions

    Maisbn Culturelle Quebec-Amir ique-Latine, 7979).

    (3) Walter Hoe fler, “Ba jo ciertas circunstancias”,

    E l Correo de

    Valdivio,

    Valdivia, Chile, 9 de febrero de 1978. Citamos de

    es

    publicacibn, pues el poema no ha sido editado posteriormente.

    . .

    1966), 62-81.