8/16/2019 Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán
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6
l e
creacion y
critica
XXIII
NERO / M A R Z O / INVIERNO
de 983
EDlClONES DE LA FRGNTERA
/
LOSANGELES, CALIFORNIA
8/16/2019 Informe sobre poesía. Sobre la construcción de La Ciudad. Gonzalo Millán
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Vol .
7
...
No.
1 A N 0 7 0 No.23
LITER ATU RA CHILEN A, creacibn
y
critica
ENERO
/
MAR ZO de 1983
L a
Soledad de America Latina
Juan Villegas El Trauco
Lucia Guerra
Las
Tram pas del uego
Mario Toral
De Como Lleg6 y Como
se
Fue
Javier F. Campos E l Dorado Mes de Septiembre
Ernes to Mejia Sanchez Cinco Poemas
Carlos Martin ez Rivas Cinco Poemas
Ernesto Cardenal
Ana
l l ce /
Gioconda Bell i /Ju an Chow / Daisy Zamora
Francisco de Asis Fernandez
Jul io Valle Cas tillo
/
Francisco V alle
Dos Poemas / Tres Salmos
/
Cinco Epigramas
27
Poetas de Nicaragua
Poetas de Nicaragua
Pedro Bravo Elizondo
Evelio Echeverria
Fernando Alegria
Teatro C hileno de la Crisis lnstitucional: 1973-1980
An ti-U nite d States Sentiment in Latin American Literature
Las llustraciones del presente nbmero, corresponden a Ricardo Ba dtke Epple
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L I T E R A T U R A C H I L E N A , c r e a c i 6 n y cri t ica.
P.O. Box 3013,
H o
I
w o o d C a I f o rn a,
9 28
U S A .
Co
D l R E C C l O N C O L E G I A D A
t
Gui l l e rmo Araya
Arm ando Cassigo li Dav id Va l j a lo
C O N S E JO E D I T O R I A L
L I T E R A T U R A
Ja ime Concha / Ju a n A r m a n d o E p p le
Luis Eyzaguirre / Ju a n L o ve l u ck
N a i n N o me z
/
Mi g u el R o j as M i x
Gr i n o r R o j o / V i c t o r M. Valenzuela
PL A S T I A
RenC Castro / Ma r i o T o r a l
C I N E
Patr ic io GuzmAn
M U S I C A
Patr ic io Manns
T E A T R O
Jorge D iaz
C O M I T E D E S O L I D A R I D A D
Claudio Arrau, Presidente
Fernando Alegr ia / N em es io A n t h e z
Carlos D rogue t t
/
Juan Pablo l zqu ie rdo
Migue l
Littin
/ Jua n Orrego Salas
R o b e r t o Ma t t a
Dav id Va lj alo , E d i to r
Ana M ar ia Velasco, Asistente de l Ed i to r
Ed i tado po r E d ic iones de la F ron te ra
Los Angeles, C al i forn ia
yr ight , L i te ra tu ra Chi lena, creaci6n y cr i t ica
In ternat iona l Standard Ser ia l Number
( ISSN) 0730-02 20
Pub i i cac i6n T r imest ra l
Enero / Marzo ( Inv ie rno )
A b r i l
/
unio (Pr imavera)
Ju l i o / Sep t iembre (Ve rano)
Oc t u b r e / Dic iembre (Oto i i o )
ENERO
/
M A R Z O
INVIE RNO de 1983
I N l C l A M O S EL SEPT I MO A m 0
Con
el
presente ejemplar, iniciamos el septimo aiio de nue
publicaci6n. Con ella representarnos a la cultura del pais,
a
la Clara dem ostra ci6n de que
las
expresiones artisticas
y
culturales, no pueden ser sometidas a la bota m il i tar.
Un breve recuento es necesario, en esta oportun idad.
Los autores suman 217, de
10s
cuales
43
no son chilenos.
Por rubros, las cifras son las siguientes: Poemas, 357;
Cuentos, 77; Testimonios, 8; Crbnicas, 52; Reseiias de Lib
88; Ensayos 56 y capltulos de Novelas, 12.
Estas informaciones han sido tomadas, considerando
lo publicado nasta e l No. 22, (Oc tubre-Diciem bre de 1982
Con estas cifras se confirma la lucha de un pueblo y de la
supervivencia de su cultura. Agradecemos a nuestros
colaboradores su perman ente ayuda en esta tarea.
Mientras se desa rrolla esta labor, en
el
pais se continda
con
el
regimen de fuerza bruta, que
este
atio, en septiemb
cumplird 10 desgraciadamente.
Diez aiios sin
la
prdctica de
la
democracia,
a
la cual estdba
acostumbrados y que a1 mismo t iempo era un ejemplo pa
el
mu ndo hispdnico . Y tambiCn diez atios en que un pueb
entero sufre,'junto con la represi6n mds brutal, el hambre
y
e l
desempleo'colectivos.
El regim en cesarista apoya do so lamente en las bayonetas,
debe termina r. Ya ha confesado su rotu ndo fracaso, en
todos
10s
dngulos, sobre to do en e l institucional y en
e l
econ6mico. Con anterioridad nos hemos referido a el lo
e
invocamos e l posible pudor que puedan tener y que
abandonen el poder arbitrario
e
i legitimo que ostentan.
stando en prensa e l presente nirmero, hemos rec ibido
la desgraciada noticia de la muerte de nuestro com paiiero
de labores,
el
escritor, ensayista y profesor, Gu illermo
Araya, i rlt i mo Decano legalmente elegido, de la Fac ultad
de Filosofia y Educac i6n de la Universidad Aus tral de
Valdivia. Gui l lermo mu ri6 en Holanda (Amsterdam),
donde se desempeiiaba com o profesor en la universidad
de esa ciudad. E l pr 6x im a ndmero de la revista, estard
dedica do a su m em oria y a sus trabajos. Su nombre ,
mientras la revista se pub lique, seguird en el cuerpo
directivo. Nuestro reconocim iento
al
leal amigo,
tenaz colaborador, destacado intelectual y gran chileno.
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S
S T E V E N W H I T E
‘Por ahorano se‘ quien eres
ni adbnde est siempre.
S i
que
nos
ha tocado vivir
en la misma ciudad
y
en
u
mismo pa 6 de la tierra
al mismo tiempo.
Y
eso me basta”.
(Gonzalo Mil lbn, extract0 de
f a ciudad, 1979).
de hace ya ocho atios, muchos poetas chilenos han estado
la fuerza, las motiva ciones y las aristas conflictiv as del
A
diferencia del que
se
autodes tierra po r razones
o del que decide separarse de
las
manifestaciones
de
su
pars, aislin dos e en
el
mismo ter r i tor io o viajando
a
l) ,
el exi l iado po r
es politicas
se
ve forzado a abandonar la familia, 1 s amigos y
od o social de vida para evitar las sanciones del poder de turno .
or parte de 1 s escritores chileno s exiliados, aOn cuando
cidos en regiones m uy diferentes del mundo, com parten
esarrollan una comunid ad espiritual, esto es, una cultura
las rakes colectivas del territorio lejano,
dose en “embajadores” culturales de
su
pais.
llos que permanecen en Chile se ven forzados a elegir
fbciles de conciliar: unos pueden contin uar
sus
temas y estilos “personales” bajo
el
nuevo
como si no h ubiera pasado nada a partir de 1973;otros
en ligarse a la resistencia clandestina y canalizar
su
obra a
aves de publicacion es an6nimas; y otros pue den explorar
las
sas y rica s posib ilidad es de la lengua espatiola para formul ar l a
una o bra que sepa saltar las barreras rgi da s de la
al pirbl ico a que est; destinado el hecho artistico.
poemas, “La ciudad”, de Gonzalo Mil lbn
2),
y “Bajo ciertas
as”, de Walter Hoe fler 3), lustran cabalmente esa
e l “exte rior” que explora la nueva
u int en to de forrnalizar, desde perspectivas
una experiencia h ist b ic a com6n.
os poernas aparecen estructurados por un mo tivo central:
vi ta l de
la
experien cia en
la
Ciudad, u n terr itor io
la
vez
intirno y colectivo que se
a k a
corno un simbolo de Chile.
I def in i r
l a
Ciudad, 1 s poetas estdn tambikn f ormu lando una
hi
cia personal y
la
del grupo que
o
habita y
l e
da sentido.
la
notable tra dici6 n creadora de
la
poesia chilena,
jrica, pues ese espacio condensa
a
la
vez
la
CUCHIVULU
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que de algfin modo l e exige desafiar
1 s
lugares comunes y explo rar
caminos inkditos,
no
pod ria asombrar esta transgresibn a las
situaciones usuales de lo que
se
ha dado en llamar “literatura del
exilio”: un poeta que, sin haber salido afin de la Ciudad, busca
definir
e l
sentido del exilio; y un p oeta que, desde el exilio, recrea
las
caracteristicas actuales de la Ciudad lejana. AI con fron tar estas
dos perspectivas con que
se
recon struye imaginativamente la
experiencia de la vida en el Ch ile de estos aiios, notamos que las
diferencias esteticas,
el
temple de dnimo que domina en cada poema
y la visibn de la Ciud ad que entregan respo nden intima,
solidariamente, al esfuerzo de cada uno p or hablar p or e l otro:
el
hab itante cercado en l a plaza provin ciana rehace sus pardmetros
tbpico s y ling’iristicos para capturar u n mu ndo que serd sblo
recuerdo desde la perspectiva inmine nte del e xilio, rescatando y
valorando la arnable cotidianid ad sfibitamente destruida; e l poeta
exiliado, po r otr a parte, regresa a la Ciudad para dar cuenta del
nuevo proceso histbrico en que se debate, buscando definir, con
un lenguaje notoriam ente dis tinto al de l a trad icib n po6 tica de sus
congeneres,
sus
fundamentos colectivos. En un cas0
el
poeta
imagina cbm o serd la Ciu dad vista desde el exilio; en el otro,
el
poeta quiere asumir la tarea de caracterizar, desde adentro, sus
transformaciones actuales.
En La ciudad, que debe considerarse como un poema largo, en la
tradicibn de textos
como
Altuzor,
de Huidobro,
o
Alturas de Machu-
Picchu,
de Neruda, Gonzalo M illdn crea un hablante bdsico que
describe en tercera persona las actividades de un anciano que
aparece como el autor del poema. Esta figura,
elanciano,
aparece
prim er0 en la seccibn
13
del libro:
Llueve en la ciudad.
Llueve en elpoema.
E l anciano escribe.
Un puente metafbrico de lluv ia une
l a
ciudad del pais donde
el
anciano escribe con l a geografia que
es
el poema mismo. Esto
convierte la estructu ra del poema-ciudad en un universo cuya
dindmica interna absorbe y l e da sentido a las referencias sobre la
ciudad real:
o
dicho de otro m odo, la realidad referida
es
re-
construida en
ese
mapa imaginario que
es el
poema, desde la
perspectiva inmediata, verosimil, de una figura que
es
a
la vez
el
cronista de l a ciudad
e l
que refine la informa cibn factual de
1 s
hechos que acaecen en
el
mundo) y
el
que formula su sentido (a
traves de una escritura que es, bdsicamente, produccibn mimktica).
La figura d el anciano, observando
o
escribiendo, aparece
peribdicarnente a traves de las
68
secciones del poema, reforz ando
la alianza entre el autor del libr o y
la
voz in terio r de la que emana
su verdad. El exi lio del autor exige,
a
fi n de penetrar
verosimilmente en un m und o que sblo pod ria verse precaria y
fragmentariamente desde afuera, esta colaboracibn de un habitante
privilegiado como
es e l
viejo poeta que
vive
alld en
l a
ciudad. A
travks de este alter-ego, Milldn rescata la opcibn de ver el mundo
desde dentro . Per0 mbs importante
a h ,
define en
esa
figura la
dialkctica del proceso poktico, resolviendo el conflic to entre l a
funcibn descriptiva
o
documental del lenguaje
( la
actividad
repro ducto ra de la realidad, que puede hacer
e l
actor
o
testigo de
10s hechos)
y
su funcibn estCtica (que
es
ordenar
10s
datos de
la
realidad y producir un sentido, para lo cual no se requiere,
deterministamente, haber vivido cada uno de 10s hechos que
contribuyen
a
fundar
el
conocimiento estktico). El poema
es
a
la
vez un a crbnica de la ciudad, reprodu ciendo datos geogrificos,
sociales
e
histbric os que provienen de
las
vivencias de muchos
chilenos, habitantes reales del pais, y una funda ci6n imaginaria
del mundo, que
se
hace posible pese
a
la distancia fisica del poeta.
Este proceso dial6ctico
-y
esto le otorga una nueva cualidad a un
libro de por sicomplejo y r ico-
se
iesuelve en la propia
configuracibn del texto: en
l a
primera parte predomina
l a
actividad
descriptiva, en que
se
cuentan
1 s
desastres naturales y sociales
acaecidos en
la
Ciudad, culminando en
ese
catastro de
destrucciones que en umera e l poema 30; en l a segunda parte, y
unido int imamente al proceso de reconstrucci6n de esa humanidad
aplastada por la dictadura, el anciano va asumiendo un rol mds
definido como creado r de esa realidad colect iva que es
l a
ciudad-
poema. Simb olo de la cultura de un pueblo, el viejo poeta une en
su escritura la legalidad de la crbnica y del arte po ktico.
El
poema de Wa lter H oefler estd presentado desde la perspectiva
personal del autor. A d iferenc ia de Milldn, H oefler no delega su
voz p oktic a en otro s personajes.
“Bajo ciertas circunstancias” fue escrito po co despu6s de que
Hoe fler fuera expulsado de la Universidad Austra l de Vaidivia. La
Universidad habia decid ido pa trocina r su an tologia de poesia
chilena reciente, per0 luego, en un c urioso acto de autocensura,
ordenb parar la publicacibn y requisar 1 s ejemplares ya impresos.
El poema fue presentado al Concurso Semana Valdiviana, donde
solran concurrir 1 s poetas del grupo
Trike ,
y no
sin
cierta
sorpresa, Hoefler se vi 0 re cibien do esta vez el primer premio.
El poema se inicia con el habitante enfrentando el momen to del
des-arraigo de la Ciuda d, y ese gesto, “Me desp ido de la ciudad”,
se
reitera
como
u n l e i t mot iv a
lo
largo del poema. Ya
sea
al
evocar sus dias juveniles, o remontarse a las acciones del fu nda dor
de l a Ciudad, Pedro de Valdivia,
este
reiterado adios pone a1
personaje frente a
l a
tensa contradiccibn delpresente. Enfrentado
a esta realidad , se entrega a un m onblogo en que
se
unen
las
admoniciones, la ironia,
el
consuelo, y una tristeza que lentamente
va rea justando sus ton os hasta convertirse en u n gesto defensivo:
“No
quemes tus naves antes de tiempo”. A traves de la
imaginacibn, una parte del poeta ha sido impulsada ya al exilio .
La o tra parte sigue adherida a la Ciudad, laborand o con todos
1 s
sentidos para def inir su inti ma textu ra en la mem oria.
Ju nto con hacer una referencia al relato bib lico de la mujer de Lo t
el poeta se enfre nta a la necesidad de marcharse sin volver la cabet
aunque sea una decisibn difi cil . La nostalgia es siempre una
tentacibn. Per0 para el poeta, el volver hacia el pasado como a u n
refugio placentero podria significar una muerte-petrificaci6n en un
tiempo que ya n o existe. Esto no significa que la confrontaci6n de
un nuevo espacio y un nuevo tiempo est6 exen ta de peligros,
y
que
la presencia de la m uerte sea menos evidente.
l
poeta,
como
el
prime r habitante de la Ciudad,
ese
solitario y obsesivo conquistado
debe viajar y conqu istar un nuevo espacio en parses desconocidos.
E l se
imagina ya en r uta
a
ese nuevo destino, cuya ub icacibn exact
no puede especificarse, e incluso se resigna al hecho de qu e pueda
m or ir fuera de su t ierra natal:
Me despido de
la
ciudad.
En ella nocl:
Ahora corto a1 parecer todo v h x l o .
Estoy
seguroya de que
mis
huesos no le pertenece
Hoe fler escribe en Valdivia, la ciudad donde ha nacido. Dos
epigrafes buscan condensar
la
relacibn entre
el
particular histbrico
y l a universalidad de la situacibn definida en el poema: un o es de
St. Jo hn Perse, y
se
refiere al desarraigo que sobrelleva
el
hombre
contem pordneo; el ot ro es una frase de la carta de Pedro de
Vrtldivia anunciando la fundacibn de
esa
ciud ad sureiia.
Esta segunda referencia n o im pide qu e
l a
Ciudad
se
transforme, en
otr o nivel, en un simbo lo de Chile.
Ciertos hechos geogrdficos info rma n al lector qu e el poe ta estd
describiendo Valdivia, una ciudad marcada po r la presencia
central de un ri o navegable y un pu erto cercano: “Ya no diviso
1 s
lobo s de mar/ que ascienden e l rio”, “Una barca rasga la niebla del
amanecer/ con u carga tremolante”. Sin embargo, la cuidadosa
seleccibn de 1 s rasgos universaliza ese espacio haci6ndolo casi
anbnimo.
Este proce dimie nto es llevado a un nivel
mds
acentuado en el text
de Gonza lo Milldn. As ico mo la presencia concreta del autor ha
sido borrada del poerna, e sd n ausentes las referenc ias a lugares y
nombres que distinguen a una ciuda d de otra. Ha y ciertos detalles
topogrdficos,
como
“Un cerro domina la ciudad”
34),
o
“Un
funicu lar lleva a la cumbre./ En la cumbre hay un a virgen” (34)
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e t-cticren ‘ti cerr’o S‘inta Lucia en
e l
ccntro de Santiago y al
San Crist6ba1, en cuya c ima hay una enorm e estatua de
la
Alusiones como
&as
localizan i a Ciudad en un espacio
lo suficicnte abiertas como para permitir que,
el innominado r io Mapocho
se
convierta en otr o r io,
olra ciudad.
coordenadas temporales son mds especificas que las espaciales,
alidad universal.
primeras secciones del poema contiene n referencias a 1 s
de
civ i l
en
las
esquinas,
al
tirano,
y
una estremecedora
ibn de
l a
peste del desempleo, del hambre, la persecusibn
l a tortura. En
l a
seccibn
47,
otro d ia se in icia ta l como el
se abre el l ibro. Per0 e l dia es
el
11 de
p ticm bre :
Hoy es e l aniversario de
su
muerte.
Hoy es el
1
de septiembre.
l poeta
se
atiene a
l a
sola mencibn de la fecha para evocar la
oria de ese dia y su significad o hist6 rico.
No
es necesario
a quC muerte
se
refiere. E l lec tor sabe que es a la muerte
e Allende y de muc hos otros. Los habitantes de la
recuerdan, y hasta el mism o espacio fisico comp arte
el
n tim en o:
Recuerdan
/os
durmientes.
Los trabajadores recuerdan.
La ciudad recuerda.
pers onif icac ibn del espacio y su conversibn en un ser sensible
us posibilidade s simbblicas. En varios planos metafb ricos,
ciudad funciona com o Santiago, com o Chile, como una ciudad
Y com o una entidad podtica. La estructura del libro es
de este dinamismo significativo.
Amanece.
Se abre el poema.
Las aves abren las alas.
Las aves abren el pico.
Cantan osgallos.
Se ahren las flores.
Se abren
1 s
ojos.
La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
(extract0 de
la
secci6n 1).
10s contex tos que atrae y condensa, el verso “La ciudad
a” adquiere un sentido totalizado r: la ciudad-poema se
anidad colectiv a desenvolvidndose en un
etermina do de su historia.
lector, en tod o caso, debe estar en con dicio nes de reconoc er 10s
niveles de sentido para entender cab almente
el
poema..
el
Presidente Allende, com o figura histbrica
ciona da especificamente, aparece s610 una vez en el l ibro. L a
48 recrea 10s eventos del 11 de septiembre de 1973, con
bres y de talles de lugares. Este es un poem a que, debido a su
sblo
podria escribirse fuera de Chile.
al
tip 0 de poesia que se puede escribir actualmente
es
el
us0 de la palabra “Allen de” en
l a
seccibn 42:
r io corta en dos l a ciudad/ El r io separa
l a
ciudad/ Allende el
1 s
pobres/ Aquende
10s
ricos”. Aqui, e l poeta acude
al
de l a palabra “allende”, que significa ‘mds
a116
de’,
si
se
separan y oponen 10s eleme ntos semdnticos de estos
se puede establecer una ni tid a lec tura s imb 6lic a) refer’:a a
extrema oposicib n politico-social del Chile de hoy.
lenguaje de significados subyacentes domina en mayor
e l poema de Walter Hoefler. El autor, por la situacibn
se encuentra, debe recurrir a las opciones simbblicas
o
par2 expresar sus vivencias. La des truc cibn de Sodom a
a
sin dar detalles-
al
mism o tip 0 de destruccibn que describe
La ciudad
(“Destruyeron la ciudad”, 4 7). Per0 en
el
que alude al comien zo del poema puede referirse
L
FIURA
poema de H oefler l a alusibn
es
una imagen mds sutil de un estado
de c onciencia determinado po r u n m omento especifico de la vida
del poeta. Este estado emoc ional se refuerza con o tro simbolo, el
de un semdforo de proporcion es inusitadas: “Un semdforo en rojo
impide tu retorno / amaril lo
es
el
horizonte”. Ese horizonte ,
ama rillo representa
la
incertidumbre de una situaci6n cuyos
mecanismos alguien controla secretamente. En ot ra parte,
e l
poe ta refiere: “Hay frases de consuelo: / Serd para mejor, t e
hacen un fav or
” El
poeta no identif ica a quienes hablan, per0
uno supone que Csta es una forma com irn de decir irbnicamente
que 10s militares favorecen
al
exil iado al permitirle ver el mundo.
Hay otra difer enc ia que interesa seiialar en estos dos poemas.
Walter Hoefler define el mapa de
l a
Ciudad con el lenguaje lirico ,
casi pastoral, de /os poetas Idricos del Sur de Ch ile (J orge Teillier,
Oma r Lara, Fl or id or PCrez, Enriqu e Valdds). Este lirismo , apenas
conten ido, en una mirada que quiere ser reflexiva y distanciada de
10s objetos, t i i i e
l a
Ciudad de notas nostdlgicas:
Me despido de la ciudad.
Aquibebi la primera cerveza,
y
no recuerdo tambih
s i
di mi primer beso,
aquisenticiertos furtivos temores,
el humo de /os espinos
y
de /as zarzamoras
y
un rio enorme para apagar
esos
fuegos.
ardiendo a
lo
lejos
As ico mo nadie puede borrar
la
mem oria cole ctiva de
la
Ciudad en
el
poema de Milldn, el exil io inm inente del poeta en “Bajo ciertas
circunstancias” no destruird la imagen intima, personal, de la
Ciudad q ue llevard en la memoria. Per0 al escribir la Ciudad que
deja, H oefler tam bien estd despidiendo una tradici6 n de lenguaje
podtico que dific ilmen te p odr d reiterarse en
la
poesia chilena
posterior
al
golpe.
Milldn, po r o tro lado, busca nuevas formas expresivas para dar
cuenta de la histor ia reciente. El lenguaje podt ico de
La ciudad,
aunque innovador, tiene rakes a l a vez en 10s experimentos
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I ingi i ist icos de Huidobro (en Altaior y en e l verso objetivista de
la
poesh norteamericana. La destruccibn de
la
Ciudad implica
tambidn
l a
destrucc ibn de una concepcibn liric a del lenguaje,
altamen te subjetiva. El autor,
a
travis del
anciano,
debe empezar
a
re-construir tam bi in su lenguaje, recurriendo a frases muy
elementales
y
directas que van rehaciendo, con precisibn m6s
visual que subjetiva,
1 s
nuevos pard me tros de la realidad. Casi
todos
1 s
versos aparecen com o unidades sintdcticas minimas y con
un sentido claro y suficiente, c omo las primeras frases que se
aprenden en
la
escuela. Este estilo, apa rentem ente simple, crea un
dinamis mo poe tic0 a traves de la rdpida variacibn de ciertos
tkrminos bdsicos. La tecnica de Mi lld n es enumerativa, comprensiva,
y abierta a
la
rnultiplicidad de
1 s
detalles. Es frec uent e que
un
verbo bds ico adquie ra dis tint os sentidos en un a sucesi6n de frases:
Circulon 1 s autom6viles.
Circulan rumores de guerra.
El dinero circula.
La sangre circula.
(de
la
seccibn
2 ) .
Este recurso se reitera a o largo de todo el poema.
Asi, aunque cada linea tiene su propia integridad, como un aviso
aue nombra
un
sector preciso del mu ndo, el poema
est6
entrelazado
a
trav is de
la
repeticibn de ciertos
elementos IingUkticos claves. En una linea mds racional y co n una
funcionalidad mds directa, esto recuerda
las
numerosas
metam orfosis de la “golondrina” en
Altazor.
El
poema 48 de
La ciudad
aporta una caracteristica diferente
a
este procedimiento ticnico. Antes de ser integrado el corpus
del libro, el poema
se
titulab a significativamen te “Tiempo atrds”.
El texto es una recrea cibn de 10s eventos del 11 de septiembre de
1973, per0 10s hechos ocurridos se presentan como en un fi l m que
es
exhib ido en retroceso. E l poeta adopta
13
perspectiva de una
cdmara que puede revertir e l orde n de
la
historia, haciendo que un
rio flu ya en direcci6n a sus orrgenes. El abrup t0 salto del Palacio
presidencial al arribo de
10s
aviones llenos de refugiados
es
cinematogrdfico. El narrador
se
ve asien co ntrol del retorno en e l
tiempo hacia e l mom ento en que “Chile
es
un pais democrdtico
.../
1 s
cesantes son recontratados./ Los obreros desfilan cantan do/
ivenceremos
”
En e l crescendo de las
dltirnas
lineas resuena un
eco de esperanza. Per0 e l poema, al encallar
al
lector en esa
situacibn narrada que gira sobre simisma, hace mds dolorosa la
realidad vivid a en Ch ile. En tod o caso,
s i
el poema
es
como un f i lm,
e l poeta puede mos trar lo una
y
otra vez para que 10s confl ictos y
1 s suetios que a ll i fu ero n retratados no
se
olviden.
Sin embargo, limitarse a recordar la historia no es suficiente para
el
poeta. E l
anciano no
es solamente un cronista del pasado, sino
una presencia que busca definir un m apa natural y social en
proceso de evoluci6n . En
el
l i b ro
se
unen dos elementos formales
que lo estructuran como unidad: e l ciclo natural del at70 y el
ciclo de 10s hechos politico-sociales que
se
producen en ese
period0 como prefiguraciones de una histor ia mayor. La pr imera
mita d del lib ro estd marcada po r 10s signos de d estr ucc i6n que
acarrea
e l
Invierno, y
la
segunda p or
e l
renacim iento asociado
generalmente con
la
Primavera. Este paso natu ral de
las
estaciones
es
paralelo a
ese
mo vim ient o colectivo desde una situacibn de dura
represi6n politic a y de desarticulaci6n de
1 s
organismos sociales
de base a l a lenta refo rm ula cih de 1 vias de lu cha del pue blo
para confrontar la dictadura. El impresio nante poema 30 describe
la destruccibn com pleta de
la
Ciudad m ediante un bombardeo de
m6s de cien verbos distintos que comienzan con
el
prefi jo des. l
poema, ubicado justo en la mitad del libro,
lo
convierte en
el
eje
natural e hist6rico en torno
al
que giran
las
fuerzas en pugna. Per0
la-Ciudad despojada no
e s m a
ciudad muerta, y su descripcidn no
tiene un prop6s ito elegiaco. AI cor.trario, visualizar objetiva,
desapasionadamente su context0 presente es la condicibr necesaria
para descubrir las relaciones qiie
l e
dieron sentido
y las
nuevas
formas que puede desarrollar.
La germina ci6n de la primavera sc
l iga
a I d
\ I ~ U J I ~ ~ I ~ I
~
mo vim ient o de resistencia creciendo
como
u n
ii bo1
I1L111,
i t ) , )
Nos
descabezaron.
Tolaron e l 6rbol.
Nos
descuartisaron.
Trozaron el tronco.
Cortaron las ramas.
E l
raig6n sigui vivo.
El
raig6n siqui en la tierra.
Las rakes creciendo bajo lo tierro.
Hoy el tronco talado brota.
Los partidos forman u todo.
El cuello une la cobeza con el tronco.
La cabeza contiene el cerebro.
La resistenciaes una.
La cabezaes una.
La cabeza se alza.
(extract0 de
la
seccibn 67).
Si
el ciclo natural dominara e l poema,
&te
configuraria
simplemente una visibn mitica del mundo. Per0 al acentuar su
dimens ibn histbrica, esta coordenada form al orienta una visi6n
dialCctica de
la
realid ad human a que busca abarcar el l ibro.
Los
poemas de Hoef ler y M illdn, ambos notable s po r su
consistencia y su f idelidad
al
t ip0 de mundo que se proponen
caracterizar, constituyen dos tCrminos de un didlogo cultural
preocupado por las l imitaciones y posibilidades de una literatu
escrita en el exil io.
Hoefler, al recorrer la Ciudad que
se
ve obligado a abandonar,
que e l exi l io va a impedir luego la percepci6n inmediata de su
historia, que una
vez
fuera de Chile, “S610 podr e beber por el
pasado,/ el porvenir s610 lo veo desde aqu?’. En otras palabras
Cree que el pais s610 podrd ser percibido cabalmente por alguie
que
viva
dentro, alguien que
est6
en contact0 con su proceso
econ6m ico, social, his t6ri co e incluso lingtiistico, evolucionand
perceptiblemente. Para 61,
l a
distancia que crea e l exil io entre
persona
y
su pais
s610 l e
permitird, despuds, “corregir mejor
el
punto de
vista
de
l a
nos talgia ”. Per0 mbs que una aseveracidn
rotunda -y la poesia de Hoefler elude, par sistema, propbsitos
definitor ios-
es
la cauta aprehensibn de quie n siente la poesia
com o una resp iraci6 n que requiere su espacio natural para crec
Milldn desafia
estas
posibles limitaciones del exilio, creando un
lenguaje
y
una perspectiva poCtica que le permite seguir viviend
la Ciudad sin estar fisicamente en
ella.
La unidad del texto,
su
dimensi6n
y el
prop6 sito estCtico que log ra plasmar en ese poe
hacen dific il que busque reiterar un trabajo centrad0 en las mis
motivaciones. Ya
el
personaje-autor de
La ciudod
cumpli6 su t
y
nos
dej6 u n a cr6nica que no requiere aditame ntos. Per0 al m
tiempo,
este
anciano fund ado r hizo una lista tentativa de
sus
discipulos, que le escriben “desde 10s cuat ro pu nto s cardinales”
Ellos atraerdn otros mundos, igualmente duros y hermosos, a l
Ciudad distante.
Quizds
el
optimism0 de Milldn descansa en
la
convicc i6n de ver
poesia no
s610
como un acto personal sino com o un modo sui
generis de formalizar
la
experienc ia colectiva que une
a
aquello
que viven dentro de la Ciudad con
1 s
que, en otros territorios,
participan solidariamente con
su
historia.
NOTAS
(1) Cf. Harry Levin, “Literature and Exile”, Refractions, Essay
Comparative Literature
(New Yor k: Ox for d University Press,
2 ) Gonzalo M il ldn, La ciudad (Quebec, Canadd: Les Editions
Maisbn Culturelle Quebec-Amir ique-Latine, 7979).
(3) Walter Hoe fler, “Ba jo ciertas circunstancias”,
E l Correo de
Valdivio,
Valdivia, Chile, 9 de febrero de 1978. Citamos de
es
publicacibn, pues el poema no ha sido editado posteriormente.
. .
1966), 62-81.