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Trabajo de grado para optar al título de Maestra en Estudios Socioespaciales
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INTERNET, SALUD Y PODER: ESPACIALIDADES DE SALUD QUE SE
PRODUCEN DESDE EL CIBERESPACIO ENTORNO AL TEMA DE LA SALUD
EN MEDELLÍN
PERLA CECILIA TORO CASTAÑO
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
INSTITUTO DE ESTUDIOS REGIONALES INER
MAESTRÍA EN ESTUDIOS SOCIOESPACIALES
MEDELLÍN
2011
INTERNET, SALUD Y PODER: ESPACIALIDADES DE SALUD QUE SE
PRODUCEN DESDE EL CIBERESPACIO ENTORNO AL TEMA DE LA SALUD
EN MEDELLÍN
PERLA CECILIA TORO CASTAÑO
Trabajo de grado para optar al título de Maestra en Estudios Socioespaciales
Directora
CLAUDIA PUERTA SILVA
Doctora en antropología social y etnología
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
INSTITUTO DE ESTUDIOS REGIONALES INER
MAESTRÍA EN ESTUDIOS SOCIOESPACIALES
II COHORTE
MEDELLÍN
2011
iv
A Julio Ernesto, mi padre. Y a mi madre, Luz Elena,
los ojos que le contarán del fin de esta meta.
v
AGRADECIMIENTOS
Tan cerca y tan lejos. Tan real y tan imaginario. Así resulta siendo todo proceso
de aprendizaje.
Eso que se siente cerca llega de la mano del conocimiento y en algunas
ocasiones parece perderse como una ilusión. En cambio, eso que se siente
lejos, siempre está ahí, esperando a que cuando llegue el fin del camino las
emociones se conjuguen en un solo universo de gratitud y plenitud infinita.
Estas palabras buscan expresar unos sinceros agradecimientos a todas las
personas que me acompañaron durante este proceso de aprendizaje, dos años
de luchas, abandonos, conocimientos, certezas, aciertos y desaciertos.
A mi padre Julio Ernesto que aunque no está presente sigue recorriendo
conmigo este camino. A mi madre porque supo reemplazarlo. A Sandra y a
Cristina que les tocó hacer el papel de hermanas. A Ronal por su amor y
paciencia. A mis equipos de trabajo de Telemedellín y de El Colombiano
quienes me permitieron conjugar la vida profesional con la académica. A mis
amigos por darme toda la inspiración. Y a mis interlocutores por brindarme la
oportunidad de defender con ellos uno de los derechos más valiosos de un ser
humano, la salud.
Cinco personas, con nombres propios, no pueden pasar desapercibidas en
este proceso. Claudia Puerta, mi asesora, por soportar mis vicios periodísticos
y respetar mi profesión con sabiduría. Catalina Montoya, por ser jefe, maestra y
“académica entre los periodistas”, una combinación inusual. Carlos Uribe de los
Ríos, porque me enseñó el valor de las palabras. Yan Camilo Vergara por ser
el bit que complementa mis caprichos ciberespaciales y Santiago Osorno, un
médico que se alejó del poder para conocer, con certeza, lo que significa el
valor de ayudar al otro.
vi
RESUMEN
Con el paso del tiempo, el uso de Internet como tecnología y la producción
social del ciberespacio como un espacio de flujos, se han ganado el lugar de
problema científico y filosófico.
Éste, que es estudiado tanto desde las llamadas ciencias duras, como desde
las ciencias blandas, no es un tema ajeno a los estudios socioespaciales, y es
por esta razón que este trabajo ha buscado enfocarse en la identificación y
caracterización de las espacialidades de poder que desde el sector salud se
producen en el “ciberespacio medellinense”, localización que por si misma es
ambigua pero que es conveniente destacar a la hora de identificar casos
concretos en un territorio específico.
Los resultados de este trabajo de investigación, con el cual se busca optar al
título de Magíster en Estudios Socioespaciales, están centrados,
esencialmente, en la caracterización y comprensión de las espacialidades de
poder en salud que se configuran en Medellín desde el ciberespacio,
identificando cuáles de éstas contribuyen a un agenciamiento político en pro de
la defensa del derecho fundamental a la salud.
Para lograrlo, se abordaron varios puntos entre los cuales vale la pena
destacar una caracterización del ciberespacio dentro de la teoría socioespacial,
apuntando a que éste es un espacio de flujos que se produce mediante la
información y la comunicación.
Dentro de este espacio de flujos se identificaron entonces las formas de
expresión de la salud y las espacialidades de poder que se configuran desde
estas expresiones, para, finalmente, detectar cuáles de estas espacialidades
contribuyen al empoderamiento y al ejercicio ciudadano del derecho a la salud,
que pueden darse tanto desde el ciberespacio como desde el espacio y que
vii
pueden trascender la frontera entre lo virtual y lo corpóreo, la realidad
presencial y el espacio, la realidad virtual y el ciberespacio.
Palabras claves: Internet, Ciberespacio, Espacio, Espacialidades, Salud,
Empoderamiento, Poder, Emociones, Derecho, Defensa, Medellín.
viii
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN 11
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 15
2. JUSTIFICACIÓN 21
3. OBJETIVOS 31
4. METODOLOGÍA 34
4.1. Ciberetnografía: una exploración, una necesidad, un 41
cambio metodológico
5. PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS Y PRESENTACIÓN 47
DE RESULTADOS
5.1. Introducción teórica: el ciberespacio, el poder, la 47
comunicación, el espacio y la salud
5.2. El ciberespacio: un espacio vivido y construído 65
5.3. Espacialidades ¿Qué es eso que se hace con 85
el ciberespacio?
5.4. La información y la comunicación: claves del poder en 104
el ciberespacio
5.5. Las emociones y el agenciamiento político en el 120
ciberespacio.
5.6. Espacialidades de salud: la comunidad de lucha y la 140
Movilización política
6. CONCLUSIONES Y CONSIDERACIONES FINALES 161
7. BIBLIOGRAFÍA 167
ix
LISTA DE FIGURAS
Pág.
Figura 1. Espacialidades de poder en salud en el ciberespacio de 20
Medellín
Figura 2. Ruta de momentos metodológicos 41
Figura 3. Maneras de ser, formas de ser y virtualización 51
Figura 4. Virtualización 52
11
INTRODUCCIÓN
Esas diferencias sutiles, tan humanas y tan prácticas, tan distantes y a la vez
tan cercanas que imponen los conceptos de espacio, territorio y lugar; de
tiempo y temporalidad, hacen parte de un universo socioespacial propio que
con este trabajo de grado más que marcar la llegada a un fin, le dan la
bienvenida a un panorama conceptual, a un camino para percibir el mundo,
que hace dos años no podría haber sido posible.
Como último paso del ciclo de formación de la Maestría en Estudios
Socioespaciales del Instituto de Estudios Regionales Iner de la Universidad de
Antioquia, se presenta este trabajo de grado el cual busca, en palabras
generales, realizar una aproximación al ciberespacio desde las teorías
socioespaciales, con el objetivo de identificar las espacialidades de poder que
desde la salud se configuran en este espacio emergente y que a su vez
pueden contribuir al empoderamiento y al agenciamiento político de este
derecho que aunque en nuestra Constitución Política no es considerado como
fundamental, sí lo es para muchas de las personas que contribuyeron a la
realización de esta investigación.
Aunque la aproximación al tema no resultó sencilla, en especial porque a la luz
de las teorías sociales, comparar el ciberespacio con el espacio es todavía una
paradoja, sí fue satisfactoria puesto que, personalmente, pude aproximarme a
un tema que para mi campo de estudio es apasionantes y que, adicionalmente,
es novedoso y abre nuevas puertas de estudio y de investigación a la luz de la
academia.
El ciberespacio como un espacio socialmente producido fue analizado a la luz
de este trabajo desde los planteamientos propuestos por teóricos como Milton
Santos, Edward Soja y Henry Lefebvre, considerados clásicos a la hora de
abordar el pensamiento socioespacial y que fueron eje transversal en el plan
12
curricular de estudio planteado por el Iner. No obstante, otros autores, que no
se centran prioritariamente en la discusión y caracterización del espacio, fueron
fundamentales en este proceso académico, sobre todo por su interés por
estudiar las nuevas tecnologías, los procesos de virtualización y los flujos de
poder que establecen la comunicación, la información y el conocimiento a la
hora de interactuar y producir espacialidades desde el ciberespacio. Ellos
fueron Pierre Lévy, Manuel Castells, Michel Serres, Marshall McLuhan y Jürgen
Habermas.
Con respecto al poder, que en esta investigación se centra en la comunicación
y el poder como alternativa para habitar el ciberespacio, fue fundamental la
mirada de Manuel Castells, interrelacionada con el concepto de Campos
expuesto por Pierre Bourdieu y que a la luz de un medio de comunicación que
por primera vez es entregado a la ciudadanía, debate y confronta bajo un
mismo ring las nociones de campos dominantes y campos dominados.
Por su parte, Martin Hopenhayn, Claudia Puerta, Robert Dover, McGregor y
Esperanza Echeverri López hacen parte de la lista de estudiosos de la salud y
de las representaciones sociales que contribuyeron a analizar el ciberespacio a
la luz de este derecho social.
En cuanto a la metodología, aventura teórico - práctica que rigió esta
investigación, marcaron una pauta fundamental autores como Arturo Escobar,
quien invita a las prácticas etnográficas desde la virtualidad; Miquel Ángel Ruiz
Torres, y las autoras Christine Hine y Amber Case quienes desde hace algunos
años aceptaron el reto de investigar no solo el ciberespacio, sino también la
ciberantropología, que tiene que ver más con las conexiones tecnológicas que
con los universos que se configuran gracias a los dispositivos electrónicos.
El ciberespacio, como un novedoso centro de poder, impone entonces nuevas
miradas para las agendas académicas, las cuales, además de aceptar el tema,
también deben trabajar en una validación del mismo, pues, a la luz de la
13
reflexividad, puedo afirmar, que uno de los grandes obstáculos que encontré a
la hora de investigar y de poner en práctica los conceptos asumidos, fue la
carencia de información y estudios respaldados por la academia que abordaran
a Internet, no solo como un fenómeno, sino también como un centro, también
podría ser objeto, de estudio.
Esta investigación se divide entonces en los siguientes capítulos:
Capítulo I: El ciberespacio: un espacio vivido y construido.
Capítulo II: Espacialidades, ¿qué es eso que se hace con el ciberespacio?
Capítulo III: La información y la comunicación: claves del poder en el
ciberespacio.
Capítulo IV: Las emociones y el agenciamiento político en el ciberespacio.
Capítulo V: Espacialidades de salud: la comunidad de lucha y la movilización
política.
Conclusiones: Encuentro de dos mundos. Lo virtual y lo presencial en la
comunidad de lucha, vías, rutas y caminos para la movilización en salud desde
Internet.
Este trabajo de grado está lleno de información, de comunicación y de noticias,
una parte de la vida que considero tan propia, que considero tan mía y que
modifica tantas percepciones de ver el mundo. El escenario real de Internet.
Después de la realización de este trabajo, puede concluirse de manera rápida y
antes de adentrarnos en el panorama teórico que éste mismo expone, que
ahora la salud tiene un nuevo campo de lucha. Está surgiendo de la mano del
cambio que trae la llamada Sociedad de la Información y se configura como un
14
nuevo escenario de participación política; aspecto relevante si se contemplan
los movimientos sociales como agentes del cambio histórico, como opiniones
dominantes que comunican y que ahora encuentran nuevas herramientas para
hacerlo.
15
1. EL CIBERESPACIO COMO ESPACIO Y EL PROBLEMA DE LA S
ESPACIALIDADES DE PODER EN INTERNET PARA EL CAMPO D E
LA SALUD
“La verdad es que yo no creo en nada de lo que me promete Internet o la Web,
no creo en la promesa del mundo feliz. Pero pienso que eso no me impide
conocer qué son esas tecnologías ni tampoco utilizarlas, lo cierto es que algo
muy loco se está generando y nosotros tenemos el privilegio de experimentar
ese cambio”.
Alejandro Piscitelli
Con sabiduría y paciencia, Graham Gordon (1995, p.37) se preguntaba a
mediados de la década de los 90’ por la llegada de Internet al mundo. Mediante
una indagación filosófica el autor se atrevía a hacer una pregunta que en aquel
entonces pudo haber sido adelantada, ¿nos enfrentamos a una tecnología
humana nueva o novedosa?
Hoy, más de 15 años después esta pregunta todavía no tiene una respuesta
fija y aunque son múltiples los intentos por definirla, todavía no se dispone de
una verdad que esté dispuesta a ser refutada.
No obstante, sí existen algunas disertaciones convertidas en certezas que se
han adelantado mediante discusiones, argumentaciones, exposiciones y
estudios que involucran, fundamentalmente, la presencia humana y la reacción
de los colectivos sociales frente al uso de Internet. Esta tecnología que a su
vez resulta siendo argumento, experimento, movimiento y debate se ha ganado
un lugar dentro de los estudios sociales, el cual no es ajeno al enfoque
socioespacial.
Tan disruptivo como estimulante, el ciberespacio se presenta ante nuestros
ojos como un mundo que para algunos es considerado paralelo y que para
otros no es más que un nuevo lugar de interacción humana y de producción
16
social. Éste, que es considerado “un espacio de flujos” por autores como
Manuel Castells (2009), no es más que el producto de una conexión de redes,
que adoptó este singular nombre en el año 1984 y que fue producto de la
literatura de Ciencia Ficción.
Ese misterio que reúne Internet, está conformado entonces por dos referencias
importantes: el sistema de cables que hace parte de un universo físico y que
puede rastrearse y controlarse en el que John Agnew (1999, p.173) llama
“Espacio estructural”; y el ciberespacio, ese espacio no territorial y no físico que
por muchos años fue menospreciado y calificado como el “imperio de la
irrealidad”, pero que ahora modifica las nociones de tiempo y de espacio en
ese mundo que se ha dado a conocer como Sociedad de la Información.
Desde los estudios socioespaciales, puede afirmarse que tanto Internet como
tecnología, y el ciberespacio como espacio de flujos emergentes, modifican las
categorías de tiempo y de espacio.
Si hablamos del tiempo y de su relación con la tecnología, podemos lanzar la
hipótesis de que los dispositivos electrónicos, que vienen al caso porque
facilitan la conexión con el ciberespacio, están impugnando el tiempo y
transformando el diseño de la vida cotidiana. El tiempo se está transformando,
expandiendo y atomizando.
Esta afirmación puede sostenerse en un ejemplo clave: el consumo de la
información. Si bien antes los lectores destinaban una parte de su jornada
laboral para leer el periódico en las mañanas, escuchar un magazín radial
mientras iban de sus casas al trabajo o ver un noticiero al medio día; ahora
pueden informarse desde sus teléfonos inteligentes mientras hacen una fila en
un banco, desde redes sociales como Twitter mientras esperan un bus o desde
cualquier lugar que les posibilite una conexión a Internet, en las pausas de la
vida cotidiana.
17
En palabras del periodista argentino Pablo Mancini (2011), quien se ha
encargado de estudiar el tiempo, las audiencias, el valor y la organización en el
marco de los nuevos modelos que demandan los medios de comunicación,
puede afirmarse que:
“El tiempo es clave. El divorcio entre la forma del contenido y la nueva
temporalidad de la vida cotidiana retiene a los medios en un tiempo de
consumo perecedero (…). El tiempo disponible de la audiencia se transforma,
se fragmenta y se expande. Internet y la conectividad intersticial son motores y
beneficiaros de esos tres procesos simultáneos. Y los dispositivos móviles muy
particularmente. El prime time de Internet y de los medios digitales está
dejando de ser los horarios de oficina, o el tiempo de exposición a una
computadora porque la conectividad se expande hacia los espacios
transitorios”. (Mancini, 2011, p.22).
Y si al tiempo se le suma la categoría de espacio, puede afirmarse – más
adelante se profundizará en estas ideas – que ambas categorías actúan
interrelacionadas. Podría entenderse entonces que la tecnología actúa en la
organización socio-espacial de los grupos humanos. Pensamiento frente al cual
Milton Santos (1996), en su libro ‘Metamorfosis del espacio habitado’, se ha
expresado al decir que el territorio está siendo sometido a cambios constantes
y que los factores tecnológicos, al igual que los políticos y los ideológicos
hacen parte de esta transformación.
Lo cierto del caso es que la tecnología, más el flujo vertiginoso de información
que hoy día navega en Internet, está aproximando los lugares, muchos de los
cuales son criticados por responder a intereses hegemónicos del proceso de
globalización.
No obstante, al hablar de redes y de interconexiones hay una visión en la que
luego de 1996, profundizaría Santos (2000) en su libro ‘La naturaleza del
espacio’. El autor analiza las redes materiales – podríamos referirnos a Internet
cuando usamos este contexto – como “toda infraestructura que permite el
18
transporte de materia, de energía o de información que se inscribe en un
territorio”. Sin embargo, anota y es en este punto donde podemos hablar de
una producción social – ciberespacio -:
“La red es también social y política. Por las personas, mensajes y valores que
la frecuentan, es una construcción deliberada del espacio como medio de vida,
dispuesto a responder los estímulos de la producción en todas sus formas
materiales e inmateriales, es decir en su cualidad de servir como soporte
corpóreo de lo cotidiano”. (Santos, 2000, p.222).
¿Es entonces el ciberespacio un espacio? Si se conjugan Santos y Edward
Soja (1996) pueden visionarse algunas respuestas, pues este último autor,
quien se inspira en la obra de Henry Lefebvre, califica esta categoría como “un
producto social sustanciado y reconocible”.
Retomando el sentido de los estímulos de la producción, vale la pena anotar
que en nuestros días son varios los casos que se han registrado de
movimientos sociales que nacen desde el ciberespacio como producto de una
reunión social de miradas que terminan por alterar lo cotidiano. Es así como
Egipto, Japón, China e incluso Colombia, solo por citar algunos casos, han sido
testigos de movimientos políticos, de lucha por derechos, de la construcción de
nuevas espacialidades que emergen como parte de ese fenómeno social
llamado Internet, que está marcado por la tecnología y que afecta el espacio –
tiempo en otras facetas humanas.
Una de estas facetas es la salud. Este concepto, que también hace parte de
una producción social y que se configura como derecho, también se ha visto
afectado y transformado por el flujo de la información que transita en la red de
redes. Ahora puede hablarse de Salud 2.0, de Telesalud e incluso de
movilizaciones sociales en defensa del derecho a la salud. ¿Puede
transmutarse en el espacio – tiempo una construcción social que
históricamente ha sido vinculada con el contacto y la presencia social corporal?
19
La salud hace presencia en el ciberespacio desde varios aspectos informativos
que apuntan a la prevención, la atención y la organización social en diferentes
áreas entre las que vale la pena mencionar la salud mental, la física, la estética
y la salud pública. Algunas de éstas propician un escenario de poder que es
natural y eminente a la producción social del espacio; pero que ahora, a
diferencia de otros momentos hegemónicos por los que atraviesan los flujos del
poder, transitan entre lo dominante y lo dominado, dotando a pacientes y
ciudadanos de herramientas comunicativas que si se analizaran a la luz de los
campos propuestos por Pierre Bourdieu1 no son solo dominantes, sino también
dominados. Estos campos de poder están dotados de un capital humano
común en el que los conocimientos y las habilidades ciudadanas establecen
nuevos flujos de poder.
No obstante y pese a que estos flujos de poder están tomando relevancia,
existen escenarios donde el campo dominante sigue siendo representado en
organizaciones hegemónicas como el Estado, la academia, los medios
tradicionales de comunicación y la medicina hegemónica.
Con este trabajo se busca, entonces, presentar una serie de estudios que giran
alrededor de la caracterización de Internet y del ciberespacio a la luz de los
enfoques de estudios socioespaciales y la producción de nuevas
espacialidades que dentro de este contexto configuran otras alternativas de
poder que si bien aún se disputan un lugar entre lo dominante y lo dominado,
están haciendo que surja una nueva participación política desde el
ciberespacio, aspecto relevante si se contemplan los movimientos sociales
como agentes del cambio histórico de las sociedades.
Asimismo, busca incluir en la trayectoria investigativa del Iner aspectos
metodológicos ligados a la ciberetnografía como un nuevo modelo de
investigación social que conjuga la etnografía con Internet y las tecnologías
1 BOURDIEU, Pierre. http://jaquevedo.blogspot.com/2008/03/el-campo-politico-por-pierre-bourdieu.html (Consultado en 20:10:10).
20
digitales, un modelo que invita a la reflexión y a la discusión, alrededor de las
alteraciones que la tecnología implica en los caminos epistemológicos,
metodológicos y de interpretación.
En un resumen visual, podría plantearse que este trabajo de investigación
aborda los siguientes puntos.
Figura 1. Espacialidades de poder en salud en el ci berespacio de Medellín
En esta figura se resumen los tres puntos problemáticos alrededor de los cuales fue
planteada esta investigación.
Es necesario entonces responder a la pregunta de ¿cómo se caracterizan y
cómo se comprenden las espacialidades de poder en salud que están
emergiendo en el ciberespacio como un espacio de información y
comunicación? Y ¿cuáles son sus implicaciones para la acción política en el
ejercicio del derecho a la salud?
21
2. JUSTIFICACIÓN
2011 fue, sin duda alguna, un año irrefutable a la hora de hablar del poder de la
comunicación y de la expresión de ésta en el ciberespacio. Las redes sociales,
enmarcadas en el concepto de red que se viene trabajando desde años atrás
en las ciencias sociales, tuvieron un renacimiento, no solo en los movimientos
de lucha, sino también en el ciberespacio, modelo de comunicación que como
hemos venido expresando se hace posible gracias a la tecnología de Internet.
Gobiernos derrocados en Túnez y Egipto (Primavera Árabe), convocatorias de
revueltas estudiantiles en Inglaterra, Chile y Estados Unidos y el movimiento
de los Indignados registrado en diferentes países del mundo, tienen algo en
común, fueron convocadas por una comunidad de lucha desde el ciberespacio,
dotando el mensaje de un poder hasta ahora subvalorado.
Estas redes sociales se configuran como estructuras sociales que son
compuestas por un grupo de personas que se agrupan alrededor de un objetivo
común. Y que como ya lo hemos expresado en las palabras de Milton Santos
(1996, p.2000), es social. Entre las relaciones que se tejen en estas redes
sociales pueden contarse las de amistad, las de parentesco y las de estudio.
También puede hablarse de organizaciones estatales e interestatales, punto en
el que estas redes obtienen la relevancia de redes políticas.
Aunque en un impacto menos notable, este capital social también comienza a
tener fuerza en el sector salud. Los hechos de agenda noticiosa, que antes
eran relegados a las páginas o minutos de los medios de comunicación
tradicionales, ahora son debatidos por la ciudadanía, no solo desde un enfoque
preventivo, sino también desde un enfoque de defensa. Marchas, reuniones
sociales, reflexiones y revelaciones de investigaciones que afectan el sector
salud por cuenta de la corrupción colombiana han comenzado a ser discutidas
por los ciudadanos desde diferentes espacios virtuales en los que pueden
existir dos caminos: la consecución de objetivos y/o la expresión de influencias.
22
Estas redes sociales que según el concepto filosófico expuesto por Gilles
Deleuze (1997) y Félix Guattari (1997), pueden ser consideradas rizomas, por
la multiplicidad de elementos que involucran y que no son lineales, cuentan con
un componente novedoso que es aplicado gracias a la tecnología: la Teoría del
Grafo Social, concepto traído de las matemáticas que estudia un conjunto de
elementos y los interrelaciona entre sí.
Esto posibilita una conexión de intereses que mediante “nodos” y/o “vértices”,
establece relaciones, las mismas relaciones que posibilitan la interconexión de
la comunidad de lucha, lazos relevantes que deben ser analizados a la luz de
los estudios sociales y que si se conjugan con el espacio – tiempo, visionan un
novedoso camino a la hora de abordar los estudios socioespaciales.
Si empezamos entonces a aproximarnos a los estudios de las ciencias
sociales, podemos acercarnos al concepto tradicional de “red social”. Durante
más de un siglo de producción intelectual, este término fue utilizado (incluso
hoy día se sigue utilizando) para denotar conjuntos complejos de relaciones
entre miembros de los sistemas sociales, tanto en el ámbito interpersonal
(comunidades) como desde el ámbito internacional (países).
Desde hace más de 50 años, J.A. Barnes (1954), antropólogo, comenzó a
utilizar en la Escuela de Manchester el término red social para mostrar los
patrones de lazos. Este concepto, a su vez, abarcaba otros conceptos que
tradicionalmente habían sido presentados por otros científicos sociales, tales
eran los casos de grupos delimitados como tribus o familias. Luego, el término
comenzó a expandirse y otros académicos comenzaron a utilizarlo mezclando
en la llamada teoría de las redes diferentes ramas de las ciencias sociales,
tales son los casos de la sociología, la antropología, la psicología social, la
economía y la geografía. Asimismo, se involucraron las ciencias políticas, los
estudios de la comunicación, la lingüística e incluso, en nuestros días algunas
ciencias exactas como la física y la biología han representado un apoyo
significativo en esta construcción, todo por cuenta de los usos sociales que se
23
le dan a la tecnología, donde se conjuga lo que Michel Serres (2008)2 llamaría
“el conocimiento enciclopédico”, dándole cabida a una unión interdisciplinar de
conocimientos donde no solo se involucran las ciencias duras y blandas, sino
también otras corrientes del pensamiento como el arte.
Pero, ¿qué sucede cuando estas redes sociales encuentran un nuevo espacio
que se posibilita gracias a los instrumentos tecnológicos y que al mismo tiempo
es social, producido y vivido? Vuelve a aparecer la tecnología en los estudios
socio – espacio – temporales como un fenómeno histórico e institucional, que
aparece con la Revolución Industrial y que en nuestros días brilla con fuerza en
la llamada Sociedad de la Información y del Conocimiento, que se visiona
como fenómeno social por cuenta de la tecnología de cables interconectados
entre sí y que recibe el nombre de Internet, conjunto que mediante sistemas
palpables, posibilita la conexión con el ciberespacio, una plataforma de
interacción social.
La llegada y masificación de Internet como tecnología al alcance de un tercio
de la población mundial, ha consolidado el ciberespacio como, valga la
redundancia, un espacio de comunicación e información socialmente
producido. Desde éste, a su vez, se han comenzado a evidenciar
comportamientos sociales que desde hace cerca de 10 años luchan por ser
parte de la agenda académica de los investigadores sociales y que con el
pasar del tiempo se han ganado un lugar como problema filosófico y de estudio
social.
El ciberespacio es el producto de una tecnología que fue pensada como un
proyecto militar y que, dadas sus bondades para comunicarse, terminó por
convertirse desde hace más de 20 años en un medio de comunicación e
información en el que se permite la interacción dentro de una realidad virtual.
2 www.youtube.com/watch?v=x8zfzA_nNdA&playnext=1&list=PLF286D8EE5E416F26 (Consultado en 20:11:10).
24
Pero, es necesario aclarar que esta novedosa forma de ver el espacio, que en
otros tiempos pudieron haber sido las conversaciones telefónicas o la
búsqueda de una imagen televisiva, requiere de una infraestructura material
que permite tanto el acceso como la interacción con la realidad virtual.
Por esta razón, el ciberespacio se constituye como un fenómeno complejo,
tanto si se le toma por sí mismo como por los efectos y secuelas que de él
provienen. Esta complejidad que resulta ser tan científica como técnica,
material y social, es un espacio y tal como lo afirma el mismo Edward Soja
(1989) cuando se refiere a los espacios socialmente construidos; su
constitución y concretización resulta ser un proceso problemático.
“El espacio es un producto social sustanciado y reconocible; es parte de una
‘segunda naturaleza’ que es incorporada a medida que tanto el espacio físico
como el psicológico son socializados y transformados. (…) El proceso de
constitución/concretización es problemático, pletórico de contradicciones y
luchas (muchas de las cuales son recurrentes y rutinarias). (…) Las
contradicciones se originan primordialmente de la dualidad del espacio como
resultado (materialización y/o producto) y como medio (posibilidad y/o
productor) de la actividad social”. (Soja, 1989, p.129-130).
Puede afirmarse entonces, sin mayores prevenciones, que el ciberespacio es
un espacio en la medida en que posibilita la acción social, condición
fundamental para la configuración espacial. Como lo afirma Rubén Blanco
Merlo3, sociólogo español: es requisito de los espacios la existencia de la
posibilidad de un “espacio potencial de interacción social”.
Este “espacio potencial de interacción social” se traduce en acción
comunicativa cuando hablamos de Internet; lo cual, en términos de los
postulados agregados por Jürgen Habermas (1997), caracteriza al ciberespacio
como un espacio de la información y la comunicación. El contexto ciberespacial
3 BLANCO MERLO Rubén. http://www.ucm.es/info/teoriasc/blancomerlo.htm (Consultado en 02:11:10).
25
posibilita el desarrollo comunicativo al introducir códigos lingüísticos (textos,
imágenes, sonidos y películas) unidos o separados.
Este entramado lingüístico refleja las relaciones de los actores entre sí y su
contexto, el cual puede ser político, religioso, filosófico, científico y todas las
demás áreas del conocimiento que se están transportando desde una realidad
palpable hasta la llamada realidad virtual, término que en algunas nociones
suele confundirse con la “vida irreal” o “vida potencial”, pero que ha venido
defendiendo la idea de que las conexiones y el relacionamiento entre los
internautas es real.
Esta realidad puede entenderse desde el proceso de acción comunicativa que
establece el “ciberactor”, que como lo sugeríamos anteriormente, representa
las relaciones de los seres humanos con el “mundo”. Asimismo, abre el paso a
nuevas relaciones en las que existen mundos simultáneos que no
necesariamente tienen la obligación de ser reales. Podría entonces describirse
la relación entre “ciberactor” y ciberespacio desde la trilogía propuesta por Karl
Popper (1984): mundo objetivo, mundo social y mundo subjetivo; relacionando
éste, a su vez, con tres pretensiones de validez fundamentales a la hora hablar
del impacto de las relaciones sociales que se establecen en Internet: verdad,
rectitud y veracidad.
Independiente de qué tan real o no puedan resultar las personalidades que
hablan desde el ciberespacio, pues el anonimato es considerado por algunos
como “el gran tesoro de la red”, sí resulta cierto que la acción comunicativa que
en él se teje y la condición de acción social entre “ciberactor” y ciberespacio,
configuran otras formas de sociabilidad, las cuales pueden traducirse en
relaciones de comunicación unidireccional como la búsqueda de información, la
investigación y la lectura. Pero, también en relaciones de comunicación
bidireccional donde, gracias a los procesos comunicativos, aparecen las redes
sociales, las amistades en línea, el conocimiento y el networking.
26
Los objetivos que persiguen estas redes sociales o redes de conocimiento
también son variables y es así como pueden evidenciarse relaciones
sentimentales, grupos de estudio, creaciones artísticas en conjunto que
replantean los conceptos de tiempo y espacio; y el accionar político. Nos
encontramos frente a la configuración de espacialidades emergentes que son
producto de lo que hacemos en el ciberespacio.
Esta acción política tiene una relación directa con la comunicación, lo cual se
traduce a su vez en un accionar en redes, redes sociales. Es así como Manuel
Castells (2009), en su libro Comunicación y Poder, propone una vía para la
autonomía y la autoprogramación personal, camino en el que se facilita una
producción de los medios de comunicación de masas, desarrollando redes
independientes que permitan la bidereccionalidad como un camino de
producción y construcción de espacialidades de poder.
Desde ese gran espacio llamado ciberespacio, se configuran entonces
espacialidades de poder que dan cuenta de lo que las personas hacemos en
ese gran espacio, espacialidades que se configuran frente a nuevas
alternativas de comunicación, que suelen ser, según las posiciones de algunos
de los autores que se analizan en este trabajo de grado, más democráticas,
más participativas y más colaborativas. Es en este punto donde aparece como
tema pertinente el poder, el cual es estudiado recurrentemente en los estudios
socioespaciales.
El poder, término reconocido por otros autores como “fuerza”, aparece como un
factor inherente a la formación del espacio y a la configuración de
espacialidades. Asimismo, cuando se habla de poder también aparecen las
acciones políticas como formas de expresión del poder el en espacio, lo cual, a
su vez, reivindica la idea de poder, ideas que son productoras de
espacialidades.
27
Esta acción política a la vez que se convierte en un aspecto fundamental
cuando se habla de poder, también pasa a ser prioritaria en el ciberespacio a la
hora de generar credibilidad, de conquistar a la comunidad de lucha, de
obtener la atención de los interlocutores que buscan una causa en común.
Entre más información y comunicación sea capaz de generar un sujeto, mayor
será su acción política y por lo tanto mayores serán sus posibilidades de
obtener el poder en la red de redes.
Aquel que más tiene la palabra y mayores opiniones genera es el “ciberactor”
por excelencia a seguir. En la red de redes, por ejemplo, se habla de política
2.0 y de ciberactivismo y es así como en Colombia ya hemos sido testigos de
estas manifestaciones. Las campañas electorales de Colombia en 2010 lo
demuestran. Éstas estuvieron atravesadas por la presencia de las redes
sociales como estrategias de la maquinaria electoral, tomando el ejemplo de
Barack Obama, quien, haciendo uso de los social media como eje central de su
campaña, logró en enero de 2009 convertirse en el primer Presidente negro de
los Estados Unidos.
Asimismo, en otros países como España, Argentina e incluso Venezuela los
mandatarios nacionales han incursionado en el manejo de estos nuevos
medios de comunicación como una forma para acercarse a los ciudadanos y
ejercer, de alguna manera, presencia en el ciberespacio y control en las
espacialidades emergentes.
En 2011, nos enfrentamos a un movimiento similar que desde los entornos
regionales y locales, propuso, interactuar y debatir con la ciudadanía en un
proceso político en el que se eligieron Alcaldes, Gobernadores, Concejales y
representantes en las Asambleas Departamentales, demostrando así que las
espacialidades que se generan desde el ciberespacio también corresponden a
modelos escalares desde el punto de vista geográfico y pueden localizarse en
el caso de que esta localización, necesidad clasificatoria, sea necesaria.
28
Muchos de estos dirigentes se han acercado al ciberespacio porque han
estudiado y aprendido a conocer el potencial decisivo que circula desde las
comunidades virtuales y las redes sociales, no solo estableciendo a la red de
redes como un nuevo espacio construido y vivido, sino también refiriéndose a
las redes sociales y a las comunidades como otros mecanismos de articulación
y asociatividad humana, lo cual equivale a una validación del accionar político
en la red de redes.
Pero, estas espacialidades no solamente surgen desde el sector políticamente
dirigente, también se hacen visibles en un porcentaje de “ciberactores” dirigidos
(no se encontraron cálculos unificados que midan el porcentaje) que ejercen
relaciones de poder en el ciberespacio, que se agencian políticamente y que se
movilizan para presentar, debatir o defender algo.
¿Cómo se expresa el poder tanto desde el sector dirigente cómo en el sector
dirigido?
En el campo político, por ejemplo, se han masificado los Flashmob, nacidos
gracias a la potencialidad comunicativa de las Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC) y se han gestado campañas que han terminado en
grandes marchas nacionales, por ejemplo, la convocada desde la red social
Facebook el 4 de febrero de 2008, en contra de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc-Ep) y a favor de los secuestrados de
Colombia.
Como éste son varios los grupos que se conforman alrededor de un gobierno,
la gobernabilidad, la participación social, un decreto o una ley. No obstante, en
Colombia la mayoría de éstos están mediados por el accionar de los
gobernantes y por la política participativa en temas de violencia, corrupción
política y el conflicto armado; pero existen temas tan fundamentales para el
desarrollo como la educación y la salud, que no están teniendo esta misma
visibilización en el ciberespacio.
29
Por ejemplo, mientras que el grupo que convocó la marcha del 4 de febrero de
2008 aún sigue activo y participativo, otro creado en la misma red social el 6 de
febrero de 2010 por una mujer llamada Gina Rojas, para convocar desde
Facebook una marcha contra los decretos de emergencia social, se quedó sin
participación y no mostró evidencias de la asistencia a la marcha nacional a la
que más del 60 mil personas dijeron que asistirían para defender su derecho a
una salud digna.
No obstante, recientemente y con miras a ser aplicada en las elecciones de
octubre de 2011, la ciudadanía, las agremiaciones médicas y los pacientes,
convocaron desde el ciberespacio a una propuesta alternativa de poder
conocida como La Octava Papeleta, mecanismo de participación comunitaria
que buscó introducir entre los tarjetones electorales que se votaron el 30 de
octubre de 2011, una papeleta para que los ciudadanos votaran por el sistema
de salud que deseaban. El proyecto, que se centralizó en la página web
www.saludderechofundamental.org logró obtener varias firmas, movilizó a la
ciudadanía e incluso realizó videos testimoniales y promocionales que
rondaron en la web http://bit.ly/sjz2c8 y fueron visibilizados por cerca de cinco
mil personas. Finalmente, no se logró introducir la papeleta en las elecciones
pasadas; pero, los ánimos, las ganas y lo que muchos podrían llamar “la
semilla” de pensar en la salud, quedó inmersa en la mente de varios
colombianos que han seguido con cuidado las propuestas que se generan
desde este colectivo de comunicación, que a su vez es un colectivo, una
espacialidad, que busca la movilización social.
Asimismo, luego de los escándalos por corrupción política que se conocieron
desde mayo de 2011 como “carrusel de la salud” también se han venido
gestando movimientos participativos desde el ciberespacio, los cuales han
desembocado en convocatorias a marchar, reuniones y capacitaciones.
Cuando comenzó a gestarse la propuesta de esta investigación en 2010, se
evidenciaba en el ciberespacio una carencia de espacialidades de poder
30
emergentes en el sector salud. Gradualmente, éstas han ido aumentando y
puede hablarse de una relación naciente en la que se involucran las
tecnologías, con el ciberespacio y la salud, modificando las ideas de tiempo y
espacio dentro de las sociedades que se agencian para defender el derecho a
la salud.
Tomando una porción de ese gran ciberespacio que es la ciudad de Medellín y
entendiendo que existen unas condiciones de posicionamiento que hacen
posible que los “ciberactores” tomen un lugar (jerarquía) dentro de las
espacialidades que se configuran, vale la pena adentrarse en este universo
teórico que combina dos aspectos relativamente nuevos dentro de las ciencias
sociales: el ciberespacio y los estudios socioespaciales, tratando de encontrar
conclusiones y/o aproximaciones que permitan establecer si este accionar
político y su relacionamiento con estas espacialidades, puede constituirse
como una propuesta de agenciamiento político que permita la defensa y la
garantía del derecho a la salud.
31
3. HACIA UNA INDAGACIÓN SOCIOESPACIAL DE LA RED DE REDES
Cuando este estudio comenzó a gestarse eran tres los intereses
fundamentales: el espacio, el ciberespacio y la salud como un movilizador de la
acción política. Al tratar de involucrar estos tres temas, encontré varias
referencias que apuntaban a una relación entre el espacio y la salud; pero, el
ciberespacio quedaba relegado en éstos como un medio de comunicación y de
difusión y no como un posible centro – objeto de estudio.
Mi idea y propuesta inicial era estudiar esta nueva forma de espacio de
relacionamiento social a la luz del derecho a la salud, como un mecanismo,
una posible ruta de agenciamiento y de defensa. Al no encontrar un volumen
representativo de experiencias académicas que me permitieran involucrarme
más en el agenciamiento, decidí irme por las descripciones; caracterizaciones
iniciales que, fundamentalmente, apuntan a dejar un sustento teórico, una
aproximación socioespacial al ciberespacio y que se convierten en el centro
teórico de esta investigación.
Fue así como finalmente, el objetivo central de este trabajo terminó siendo la
caracterización y comprensión de las espacialidades de poder que en salud se
configuran (están configurando) desde el ciberespacio, entendiendo y
defendiendo éste como un espacio de información y comunicación que luego,
aproximándome a las teorías expuestas por Manuel Castells (2009), pude
definir como un espacio de flujos. Todo este camino, para establecer si estas
espacialidades, algunas emergentes y otras que venían del modelo analógico
de comunicación y que encontraban en el mundo de los píxeles otra forma de
respaldo, contribuían a una propuesta de agenciamiento político que permitiera
la defensa ciudadana del derecho a la salud.
Para lograrlo, tracé entonces una ruta de objetivos específicos que a su vez
apuntaban a unas ideas metodológicas para recolectar la información. Primero,
me propuse describir las condiciones que estructuran el ciberespacio como un
32
espacio de información y comunicación, para identificar las formas de
expresión que existen en el ciberespacio sobre temáticas de salud, realizando
un rastreo por los temas que se tratan, los actores que participan y las
motivaciones que encuentran éstos para participar de un ejercicio ciudadano.
La búsqueda demoró poco tiempo en comenzar a arrojar resultados y aunque
desde el ciberespacio no eran tan masivos como los que tenían que ver con
violencia, corrupción o conflicto armado, si existían pequeñas especies de
oasis virtuales donde la salud, la ciudadanía y la defensa se unían en una
espacialidad defensora, en un campo de poder alternativo.
Fue por esta razón que, como segundo paso de esa cadena que buscaba
completar el objetivo inicial, la ruta siguió apuntando a la identificación de las
espacialidades de poder de la salud que existen en el ciberespacio, para
entender los efectos de éstas en el ejercicio ciudadano de la salud y la
configuración de los campos políticos que en torno a la salud se presentan en
el ciberespacio.
Estos campos, luego de la búsqueda que se expondrá en este trabajo,
resultaron ser variados. Ligados tanto a la salud pública como a la salud clínica
(atención, hospitalización y curación de la enfermedad), también estaban
vinculados tanto a actos virtuales como actos presenciales, corpóreos. La
realidad, se unía entonces en una sola; una de ellas convocaba por medio de
mecanismos tecnológicos y la otra reunía los cuerpos en un mismo escenario,
alargando así el tiempo de debate de los actos de movilización social. Caso
que a la luz de la virtualización se constituye como una muestra clara de que
tanto la realidad como la virtualidad son dos formas de habitar el mundo, dos
caminos para ser.
Estos encuentros, que podían ser tan virtuales y tan corpóreos al mismo
tiempo, marcaron el último camino de la ruta y en el cual se realiza el aporte
que como estudiante de la maestría en estudios socioespaciales, puedo hacer
33
al conocimiento; invitando, además, a recorrer nuevos caminos de
investigación que apunten a otros temas de estudio y a la implementación de
nuevas metodologías.
Esta última parada trata entonces de explicar las interacciones entre las
espacialidades de poder que desde la salud se configuran en el ciberespacio, y
su relacionamiento con la presencialidad, para dar cuenta de cómo éstas
pueden contribuir a un agenciamiento político entre la realidad y la virtualidad.
Los objetivos se cumplieron y aunque la caracterización puede resultar limitada
porque el ciberespacio, al ser un espacio abierto y en constante producción,
sigue creciendo, si pueden plantearse unos primeros datos de estudio,
investigación y análisis que con el paso del tiempo pueden contribuir a la
generación de nuevos estudios en este campo.
Un camino, que además de ser una entrada a los estudios sociales del
ciberespacio desde un enfoque socioespacial, también representa un reto, un
debate, una construcción y un aprendizaje para la academia.
34
4. METODOLOGÍA
Como lo explica Miquel Ángel Ruiz Torres (2008, p. 1) “la etnografía enfrenta
actualmente nuevos retos en un mundo globalizado definido por la sociedad de
la información y por los espacios deslocalizados, entre ellos el ciberespacio”.
Esta afirmación, más algunas búsquedas académicas que implicaban este
trabajo y que involucraban recurrentemente la información del ciberespacio,
marcaron la ruta metodológica de la investigación que hoy se presenta.
Como parte de una aventura, a veces sorprendente, otras veces intimidante y
casi siempre autodidacta, decidí combinar la ciberetnografía con la etnografía,
entendiendo la primera como la práctica de la etnografía en el ciberespacio y
desde el ciberespacio, clasificación que es importante resaltar porque a la luz
de Ruiz Torres (2008) son dos caminos diferentes. Para el autor, estudiar el
ciberespacio puede hacerlo alguien que jamás haya navegado en Internet.
“Sería suficiente con dotarse de una buena bibliografía o ser un trabajo
etnográfico cuya pregunta de investigación esté centrada sobre el propio
entorno digital”. En cambio, estudiar en el ciberespacio, resalta, requiere de la
tecnología de Internet y aceptar que éste es “propiamente un canal, un medio,
el contexto, nuevo “territorio” donde la vida social se desarrolla y no un objeto
de investigación en sí mismo” (Ruiz Torres, 2008, p.129).
Por su parte, la etnografía se asumió como el conjunto de métodos de
investigación que consiste en observar a los grupos humanos y que por años,
idea que ha comenzado a ser refutada en las ciencias sociales, se ha
entendido como parte de la antropología social. Un campo de estudio que
usando un conjunto de técnicas, me permitió construir el dato, observando,
contextualizando y revelando.
En la práctica, la concepción de que la etnografía estaba atravesando por
diferentes cambios, planteamiento que también puede leerse en autores como
Arturo Escobar (1994) y Christine Hine (2004), por cuenta de la presencia de
35
los entornos digitales, me permitió trazar una ruta mediante la cual, el
ciberespacio fue un lugar donde obtener y clasificar tanto información como
informantes (prefiero la palabra interlocutores) que luego fue confrontado con el
espacio. Lo cual quiere decir, que en la misma medida en que se combinó el
trabajo ciberetnográfico con el etnográfico, también se estudió el ciberespacio y
se estudió en el ciberespacio, pues antes de adentrarse en este universo de
estudio, era necesario establecer, por medio de teorías y argumentos, qué se
entendía por ciberespacio a la luz de los estudios socioespaciales.
Para ser clara metodológicamente, decidí hacer uso de la palabra
ciberespacio4 para referirme a ese lugar deslocalizado en el que se presentan
nuevos modelos de relacionamiento social y como espacio5 a los lugares
localizados donde la presencialidad física y corporal es fundamental. Por su
parte, Internet, se distinguió como la tecnología de cables interconectados que
posibilita el acceso al ciberespacio por medio de diferentes canales de
comunicación.
La investigación, entonces, estuvo enfocada a presentar una caracterización de
las espacialidades de poder en salud que se configuran desde el ciberespacio,
como un espacio de información y comunicación, tal y como se expresa en los
objetivos. Para lograrlo se siguió una ruta metodológica simple que se
conformó en cinco fases:
4 Vale la pena anotar que en el ciberespacio, la virtualidad se entiende como lo “no presencial”, lo que no está y carece de la presencialidad; pero que existe y que a su vez ocurre en el tiempo real. Conceptos en los que se ahondará más adelante, enmarcando estas concepciones en los planteamientos de Pierre Lévy. 5 Retomando los planteamientos de Ruiz Torres (2008), llamo espacio a eso mismo que él llama “realidad presencial”, es decir a la posibilidad de percepción de los sujetos sociales que se lleva a cabo mediante la presencia física inmediata de los mismos, y sin la mediación de tecnologías de la comunicación. “Está más extendida la fórmula de ‘vida real’ (real life), sobretodo en el mundo anglófono; no obstante, esquivo su uso para evitar la posible identificación de la ‘realidad virtual’ con la ‘vida irreal’, ‘vida potencial’ o ‘vida no existente’, nociones que introducen confusiones y son equívocas, dado que las interacciones de los internautas en el ciberespacio son experimentadas como reales en su sentido fenomenológico” (Ruiz Torres, 2008, p.120).
36
Primero, se diseñó e implementó la página web www.redsaludmedellin.org,
cuyo propósito fundamental era ser una plataforma de interacción entre Perla
(investigadora) y quienes producían el ciberespacio, entorno a los temas de
salud. Este escenario me permitió preguntarme, durante varias ocasiones por
mi papel como investigadora, pues en la misma medida en que era una
“etnógrafa virtual” (palabras muy elevadas para una amateur que apenas
comienza a experimentar), también brindaba información y pasaba a ser
productora de ese espacio. ¿Cómo esperar recibir información siendo nueva en
un espacio donde escasamente se pueden visibilizar conversaciones en línea?
¿Cómo lograr que las personas a las que me acerque quieran ser entrevistadas
en la presencialidad? Fueron algunas de las dudas que me atacaron
recurrentemente. Éstas pude resolverlas gracias a mi experiencia en el
ciberespacio, campo en el cual y para el cual trabajo desde hace más de cinco
años, y al acercamiento a varias lecturas que me permitieron establecer que
esta clase de sentimientos eran comunes en varios etnógrafos. La constante
duda por la presencialidad, los acercamientos tímidos a las realidades sociales
virtuales, la aceptación y la poca teorización metodológica con respecto a la
ciberetnografía, hacen parte de las listas de dudas que atacaron a otros que
metodológicamente se han acercado a la ciberetnografía.
Para superar esta serie de inquietudes, decidí encaminarme en una fase
(podríamos llamarla subfase) de este paso número uno que fue observar los
modelos de participación de algunos agentes dinamizadores en salud, luego de
haberlos clasificado según mis intereses, lo cual hice mediante un sistema de
listas que se ubicó en la red social Twitter @redsaludmed. Así, pude empezar a
establecer canales de comunicación con algunas personas que identifiqué
como actores movilizadores en el tema de la salud y desde el ciberespacio.
Para hacerlo, también me apoyé en una página de Facebook6, en la propia
cuenta de Twitter7 y en una cuenta de Flickr8 desde donde iba dando balance
6 www.facebook.com/RedSaludMedellin 7 www.twitter.com/redsaludmed 8 www.flickr.com/photos/redsaludmedellin/
37
de un proceso de antropología audiovisual que estaba fundamentalmente
apoyado en fotografías, audios y videos.
Al finalizar este proceso, había interactuado con un número de personas que,
definidas desde las mediciones que se pueden hacer desde Internet, se
relacionan en el siguiente cuadro.
Tabla 1. Interlocución con ciberactores en las rede s sociales
Red Social Variable de medición
Blog Red Salud Medellín 1.110 visitas
Cuenta de Twitter @Redsaludmed 284 seguidores y 114 mensajes
Página de Facebook 56 me gusta y 368 interacciones
Flickr Red Salud Medellín 100 visitas
Durante seis meses se realizó un proceso de acercamiento con la comunidad virtual
agenciada en temas de salud. Éstos fueron los contactos de Red Salud Medellín.
Fue en este punto donde comencé a involucrarme con la ciberetnografía,
concepto metodológico en el cual se ahondará luego de esta presentación.
Básicamente, este proceso me permitió establecer relaciones virtuales e
identificar desde esa porción de ciberespacio que llamé “ciberespacio
medellinense” los ciberactores involucrados en el empoderamiento de la salud
y los medios (mecanismos) mediante los cuales ejercían esa labor de
empoderamiento. Asimismo, me facilitó conocer las convocatorias que se
realizaban de marchas, reuniones, encuentros y manifestaciones para defender
este derecho fundamental, de las propuestas que se generaban desde la red,
de los horarios y lugares de encuentro. Fue un escenario que posibilitó las
conversaciones mediante chats y la interacción masiva en lo que podría
denominarse grupos focales, mediante la implementación de chats,
construcción de conceptos conjuntos mediante wikis, las discusiones en foros y
las teleconferencias.
38
La ciberetnografía permitió detectar algunos actores estatales, privados, mixtos
y particulares que interactúan (interactuaban) en el ciberespacio buscando
siempre o en algunos momentos una relación directa con el ejercicio del
derecho a la salud. En Twitter, pueden mencionarse @supersalud, cuenta
corporativa de la Superintendencia Nacional de Salud; @prospectador,
investigador en Social Media interesado más en las relaciones entre seres
humanos y redes sociales, pero que, ocasionalmente, analiza temas
relacionados con la salud; @pilarpastord, cuenta personal de la Secretaria de
Salud de Medellín; @sahvsergio, cuenta de Sergio Herrera, un habitante de
Medellín vinculado al mundo de los negocios e interesado en proyectos
administrativos del sector salud; @saludderechoant, cuenta de la Campaña por
la salud y la seguridad social sin intermediarios, desde la cual se han
convocado varias movilizaciones y desde donde nació la idea de La octava
papeleta, que buscaba, mediante las Elecciones de 2011, darle participación a
los ciudadanos para elegir el sistema de salud que desean; @JeRobledo,
cuenta del senador Jorge Robledo quien ha realizado denuncias y recurrentes
reflexiones alrededor del tema de la salud; @MediosSaluda, cuenta del sistema
de medios del Programa de Salud de la Universidad de Antioquia;
@siamisderechos, alias que representa en la red social a la página
www.siamisderechos.org, que se establece como una respuesta de la
comunidad ante la vulneración de sus derechos de salud; y @germanreyesf,
cuenta de Germán Reyes Forero, médico y ex congresista del Polo
Democrático, que se vinculó con denuncias de la violación del derecho a la
salud y con invitaciones a movilizaciones en pro de la promulgación de la salud
como un derecho fundamental.
En la última fase de esta investigación, Germán Reyes pasó de ser un agente
de poder desde el ciberespacio, a ser oficialmente un candidato al Concejo de
Medellín. Las redes sociales y el tema de la salud siguieron haciendo parte de
su discurso, tanto en el ciberespacio como en el espacio.
39
Asimismo, el tema de la salud, al cerrar la escritura de este trabajo, tomó un
nuevo rumbo en las redes sociales, puesto que se constituyó como uno de los
temas claves a la hora de hablar de campañas políticas (agosto – septiembre
de 2011).
El proceso de ciberetnografía pasó a ser etnografía (segunda fase de este
proceso metodológico) en campo localizado luego de realizar varios contactos
desde la virtualidad, de tener algunas conversaciones relacionadas con el tema
de la salud, de participar de discusiones y de foros en línea. Se concertaron
entonces varias entrevistas con diferentes actores; asimismo, se asistió a
varias convocatorias, donde se pudo hacer observación de campo y registros
de audio, fotografía y video. Luego de este proceso, en el cual participé durante
tres meses, pude establecer unos personajes claves con quienes realicé
entrevistas a profundidad, encaminadas a hablar del ciberespacio, de la
información, de la comunicación, del poder, del empoderamiento, de la salud y
de la defensa del derecho a la salud.
Entre los nombres entrevistados figuran Juan Diego Restrepo Toro,
coordinador del Sistema de Información y Comunicación en Salud de la
Universidad de Antioquia; un médico otorrino que pidió que su nombre no fuera
revelado; Óscar Rincón, analista político y docente de la Universidad de los
Andes; Alejandro Montoya, miembro de Resistencia Kultural, un grupo que le
compone canciones de rap al sistema de salud; Jaime Gañán, abogado
demandante de la Ley 1438 de 2011; Nora Nelly Graciano, representante del
Comité de Participación Comunitaria (Copaco) de la Comuna 11, Laureles;
Josefina Valencia, paciente con cáncer de seno de Fundayama; Germán
Reyes Forero, médico y ex representante a la Cámara; Luis Casasbuenas
Duarte, médico doctorado en ciencias de la comunicación; Luis Fernando
Muñoz Ramírez, presidente de la Asociación Médica Sindical Colombiana y
luego candidato a la Alcaldía de Medellín por el Polo Democrático Alternativo;
Carlos Ballesteros, concejal de Medellín; Yuri Arango de la Liga Antioqueña de
40
Hemofílicos; y Víctor Correa, estudiante de medicina de la Universidad de
Antioquia.
Las entrevistas a profundidad fueron realizadas con el médico otorrino, el
doctor Luis Casasbuenas Duarte, médico y doctor en comunicación; Juan
Diego Restrepo Toro, coordinador del Sistema de Información y Comunicación
en Salud de la Universidad de Antioquia, Germán Reyes Forero, médico y ex
congresista; Pilar Pastor, secretaria de Salud de Medellín; y un grupo de
emprendedores en temas de salud, que han trabajado mediante una empresa
llamada Glya, alrededor de la telemedicina y de las plataformas de redes
sociales para acercar a médicos y pacientes haciendo uso de las TIC, ellos
fueron: Diego Pérez, bioingeniero; Carlos López, médico profesional; y Víctor
Pachón, administrador de empresas.
Durante todo el proceso de etnografía y de ciberetnografía se realizaron
(tercera fase), constantemente, rastreos bibliográficos que permitieron
comparar la realidad consultada con las teorías establecidas y los estudios
planteados por estudiosos, teóricos y académicos.
El proceso de sistematización (cuarta fase) de esta información se realizó
haciendo uso de herramientas dispuestas por las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC), tales fueron los casos de Dipity9,
plataforma que me permitió visualizar en una línea de tiempo algunos hallazgos
de la investigación; Storify10 y el mismo sitio web creado para el proceso de
ciberetnografía, desde donde se fueron consignando las diferentes
experiencias del diario de campo; y una matriz de recolección, curación y
análisis de la información que se realizó en la plataforma Excel y que facilitó
este proceso de escritura.
9 www.redsaludmedellin.org/2011/05/diario-de-campo-etnografia-y.html 10 www.redsaludmedellin.org/2011/05/medellin-se-convoco-desde-internet-y.html
41
Este trabajo de investigación se convierte en la conclusión (quinta fase) de este
proceso, la organización y escritura de las teorías y datos encontradas,
interrelación de conocimientos.
Figura 2. Ruta de momentos metodológicos
4.1. Ciberetnografía: una exploración, una necesida d, un camino
metodológico
La metodología de investigación que propuso este trabajo de grado fue la
ciberetnografía, término debatido y refutado todavía en la academia; pero que,
básicamente, busca realizar una unión investigativa entre la etnografía, Internet
y las tecnologías digitales, proponiendo éste como un campo de técnicas,
recolección y análisis de la información que permite la reflexión y la discusión
de algunos desafíos metodológicos que traen consigo los estudios etnográficos
cuando se enfrentan a los nuevos espacios virtuales.
42
Este campo de estudio que emerge por cuenta de las modificaciones que las
TIC están trayendo para el mundo, la sociabilidad y la interactividad, se
propone como un eje metodológico transversal a las ciencias sociales,
discusión por la que ya ha atravesado la etnografía y que ha sido defendida
desde su transversalidad por sociólogos como Émile Durkheim y Pierre
Bourdieu, quienes han utilizado la etnografía como metodología de
investigación en sus estudios.
Ahora se habla de ciberetnografía, desafío convertido en reto que ha tocado las
puertas de la etnografía y que es usado para entender o designar las formas de
hacer trabajo etnográfico en el espacio de interacción (ciberespacio) que
configuran Internet y las tecnologías digitales como teléfonos móviles, redes
inalámbricas, fotografías y otros mecanismos de comunicación. Este término,
que también es conocido en otros entornos como “etnografía digital”, reúne
varias conceptualizaciones que han sido realizadas para enfrentar la
volatización del concepto clásico de territorio, vinculado con el espacio físico, y
la presencia de Internet, tecnología que permite la aplicación de la etnografía
en nuevos entornos que son deslocalizados. Entre la lista de conceptos que
acoge el término figuran entonces: la ‘etnografía virtual’, propuesto por
Christine Hine desde hace más de una década; la etnografía del ciberespacio
estudiada por David Hakken desde 1999; la etnografía de/en/a través de
Internet debatida por Baulieau en 2004 y la ciberetnografía, ya referenciada en
este trabajo y propuesta desde 1994 por Arturo Escobar.
Básicamente, la ciberetnografía investiga las prácticas humanas a través de las
técnicas de observación y recolección de la información que ha realizado por
años la etnografía, manteniendo así los mismos rasgos metodológicos, pero
aplicados a Internet, hechos que ya se han demostrado en trabajos como los
adelantados por Philip Budka y Manfred Kremser (2004), Arturo Escobar
(1994); o las etnografías de referencia realizadas por Daniel Miller y Don Slater
sobre Internet y Trinidad (2000); la de Elizabeth Reid (1994), Anneth Markham
43
(1998), Mahoney y Faulkner (1997), O’Conell (2001), Jenkins (2001), Silverman
y Wilson (2002), o la obra de referencia de Christine Hine, Virtual Ethnography
(2001).
Otros antropólogos como son los casos de Ricard Faura, José Luis Picciuolo
Valls y Joan Mayans también han defendido la pertinencia de la aplicación de
la etnografía en el ciberespacio, argumentando diferentes motivos: es un
espacio donde se producen relaciones sociales (mediadas por un ordenador),
es un espacio con lenguaje, reglas y dinámicas propias, y una fuente
inagotable de información que debe ser analizada por la antropología y otras
ciencias sociales.
Picciuolo Valls, anotaba para defender este enfoque de la etnografía:
“La antropología puede aportar algo al estudio de un espacio nuevo, donde se
están generando nuevas reglas y donde por primera vez hay un contacto
multiétnico generalizado. Ese espacio nuevo no se ubica en ninguna parte y
genera sus propias reglas”. (1998, p.369).
Para complementar esta afirmación, vale la pena citar a Mayans, quien por su
parte, señala:
“El estudio de las formas y manifestaciones de la tele-presencia es un área de
trabajo pertinente para los etnógrafos de lo cibersocial, puesto que en estas
formas y manifestaciones se va a descubrir la materia prima de las relaciones
sociales trenzadas a través de las comunicaciones mediadas por un
ordenador”. (2002, p.256)
Por su parte, Ricard Faura, hace referencia a otras tecnologías diferentes a la
computadora, pero que también permiten la conexión con el ciberespacio:
“La telefonía móvil, la sofisticación de los sistemas de información y, como
factor más espectacular, la aparición de las grandes redes informáticas y la
44
nueva cultura que éstas han creado, la cibercultura, son campos abandonados
por la investigación de la antropología, campos que por todo lo que
representan actualmente, merecen tener un papel importante dentro de nuestra
disciplina”. (1998, p.103)
Fueron estas defensas teóricas y metodológicas las que hicieron que en 1995
se empezara a hablar de la ciberantropología o Antropología del Cyborg,
concepto que luego se dividió en ciberetnografía y en cyborantropología, que
en palabras de Amber Case, hace que mediante la conexión a dispositivos
electrónicos, los “humanos estemos siendo cada vez más humanos”11. Esta
rama de estudio se enfoca, fundamentalmente, en la relación entre los seres
humanos y la tecnología como mecanismo que posibilita la conexión con un
nuevo espacio; mientras que, la ciberetnografía, estudia directamente las
relaciones sociales que se producen en ese nuevo espacio.
No obstante, ambas corrientes están encaminadas e inspiradas en una misma
preocupación: la tecnología, las conexiones a espacios deslocalizados y las
relaciones humanas. Así pues, tanto la ciberetnografía como la
cyborantropología tienen como objetivo común el observar y analizar
detenidamente los mecanismos, formas y procedimientos mediante los cuales
las personas construyen y configuran un discurso científico que se convierte en
algo significativo dentro de sus vidas cotidianas, adquiriendo así, la tecnología,
el lugar de problema filosófico del que hablábamos al iniciar esta investigación.
Asimismo, tanto la ciberetnografía como la cyborantropología, se centran
siempre en la figura del ser humano, del sujeto como centro de la antropología,
concibiendo la máquina – ordenadores como un elemento modificador y no
como un todo absoluto, buscando así respuesta al modo cómo las tecnologías
llegan a participar como agentes productores y reproductores de los diversos
aspectos de la vida social, por ejemplo el espacio, el tiempo y el territorio.
11www.youtube.com/watch?v=AKhu4SGo0hY;www.youtube.com/watch?v=2EGsu_qe7Mw&feature=related Conferencia presentada en el encuentro Fractal 2011, que se realizó en Medellín. (Consultado en 09:04:11).
45
Agrega Anastasia Téllez Infantes (2002) que el trabajo de campo en la World
Wide Web (www), a pesar de tener relaciones con las características
tradicionales de la antropología, representa unas formas diferentes de trabajar
en campo, pues es necesario tejer una red de informantes, sin enredarse en
ella y recibiendo el compromiso de lidiar con la subjetividad y la
intersubjetividad, asumiendo así algunos cambios metodológicos que
reformulan los modelos de interacción, generando un modelo espacio-temporal
distinto.
Con esta investigación se asumió entonces el reto metodológico de hablar del
ciberespacio, teniendo conciencia y concibiéndolo como un espacio
desterritorializado, pero que para efectos de la metodología, fue necesario
volver a territorizalizarlo en Medellín, entendiéndolo, por lo tanto, como un
espacio de adaptación y construcción social, un espacio organizado por los
ciudadanos, con reglas y símbolos propios.
Siguiendo los planteamientos de Miquel Ángel Ruiz Torres (2008), en los que
afirma que no todo el mundo tiene acceso a la red y que la mayoría de la
“población permanece ajena al ciberespacio, preocupada por la supervivencia
diaria”, fue que se decidió combinar ambas metodologías, ciberetnografía y
etnografía, buscando entre ellas un complemento en el que tanto las
comunidades virtuales como las presenciales interactuaran entre sí,
reconociendo que a la hora de hablar de movilización social y de defensa, el
ciberespacio juega un papel fundamental dentro de la comunidad de lucha,
argumentando no solo una eficiencia y eficacia comunicativa, sino también el
hecho de que pueda ser usado por las resistencias culturales que se niegan a
integrarse en algún orden hegemónico, convirtiendo estos nuevos espacios en
una puerta para la crítica, la lucha y el empoderamiento y asumiendo éste
como un término tecnocrático en el que se combinan la técnica, el poder y la
fuerza en la hipertextualidad.
46
Trabajar el y en el ciberespacio, representó para esta investigación la
oportunidad de contar con más de un medio de acceso a la información,
mediante la imitación de los métodos tradicionales de la etnografía en una
nueva plataforma que permite la renovación de las técnicas, del análisis y de la
interpretación, en la misma medida en que se renuncia a la idea del espacio
como una porción territorio geográfico.
47
5. PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS Y PRESENTACIÓN DE
RESULTADOS
5.1. Introducción teórica: el ciberespacio, el pode r, la comunicación,
el espacio y la salud
Según lo afirma la Encuesta Nacional de Alfabetización Digital, realizada por el
Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicación (MinTic) en su
último compilado general que fue presentado en diciembre de 2009, el 45 por
ciento de la población colombiana ya ha tenido alguna clase de acercamiento
con la alfabetización digital, en la cual pueden incluirse la educación, el
Gobierno en Línea y el Internet Sano. De este porcentaje, el 7 por ciento
considera tener habilidades insuficientes y un 47 por ciento dice tener
habilidades básicas y acercamientos constantes a las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (Tic) y conocimiento de su uso. Dentro de estos
usos preponderan los laborales y educativos.
Si se cruzan estos datos con los entregados por el Departamento Nacional de
Estadísticas (DANE)12 en 2010, pueden encontrarse algunas similitudes en la
penetración Nacional de la tecnología de Internet. El DANE presenta una cifra
de penetración de un 48.4 por ciento de la población colombiana conectada.
No obstante, al direccionar la mirada solamente en los hogares, las cifras
tienden a bajar dependiendo del municipio, departamento o lugar colombiano
del que se hable. Mientras que en Medellín, por ejemplo, el DANE entrega una
cifra de penetración de un 48.1 por ciento, en ciudades como Quibdó ésta solo
logra llegar al 22.5 por ciento.
Las razones que argumenta el informe para que en unos departamentos la
penetración de Internet sea mayor y, en otros, menor, son distintas. Entre las
que más se destacan pueden nombrarse la capacidad económica (presupuesto
12 www.dane.gov.co Estos datos se encuentran incluidos en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH). (Consultado en 08:01:11)
48
del municipio), la ubicación y la expansión tecnológica territorial que en cables
y avances presenten los departamentos, dejando clara una de las ideas que
problematizan este trabajo de grado: para hablar de conexiones e interacción
en el ciberespacio, sigue siendo necesario referirse a una realidad presencial,
porque es en el territorio físico, palpable, ordenable, planificado y presencial,
desde donde se posibilitan los mecanismos técnicos que les permiten a los
ciudadanos involucrarse en este nuevo escenario de interacción.
En Medellín, según el programa Medellín Digital, el 25 por ciento de la
población tiene acceso a Internet gratis y se espera que en cinco años esta
cifra sea del 35 por ciento; es decir, que un tercio de la población podrá
acceder e interactuar con la realidad virtual sin ningún costo.
Las conexiones a Internet y la interacción con el ciberespacio, son
consideradas por los gobiernos como una variante de desarrollo en la que
inciden factores como la productividad, la satisfacción de necesidades, la
generación de oportunidades de trabajo y el aumento de ingresos. No obstante,
esta interacción se da en mayor o menor medida según la conectividad y
colonización de las espacialidades emergentes que propician la conexión con
el ciberespacio, un asunto que depende de la masificación tecnológica en el
espacio localizado.
Para que exista esta interacción son necesarias las conexiones y por eso se
hace importante caracterizar a Internet como una tecnología y al ciberespacio
como el espacio producido cuando esa tecnología permite una interacción,
relación que resulta compleja y que prioriza la existencia de la máquina para
conectarse y acceder a los espacios de la realidad virtual.
Para hablar de las espacialidades de poder en salud que son configuradas en
el ciberespacio, se necesita entonces abordar algunos puntos fundamentales,
entre los que pueden mencionarse inicialmente: la caracterización del
ciberespacio como un espacio de información y comunicación, la acción
49
comunicativa y su relación con la acción política en el ciberespacio, la acción
política y la configuración de espacialidades de poder en salud y, por último, la
interacción que se teje entre estas espacialidades y su relación con el
ciberespacio, un camino para proponer un agenciamiento político que permita
la defensa ciudadana del derecho a la salud, que se ha venido configurando y
del cual se da cuenta en esta investigación.
Internet, ciberespacio y virtualización
Vale la pena anotar que en muchos estudios académicos no se realiza una
diferenciación precisa entre las palabra Internet y ciberespacio, pero, para
méritos de este trabajo (ya se aclaraba en la metodología), hablaremos de
ciberespacio porque es en este espacio cibernético donde se presentan las
relaciones sociales; mientras que, Internet se entenderá como la tecnología
capaz de llegar hasta un dispositivo por medio de una infraestructura
determinada.
El ciberespacio no debe confundirse entonces con la Internet como tecnología
palpable, sino que debe entenderse como el conjunto de relaciones y de
interacciones que se producen en la realidad virtual que permite recrear esta
tecnología. Por ejemplo, los portales web dedicados a la salud y las redes
sociales desde donde emergen actividades en pro de la defensa de este
derecho social, fueron estudiados no por su presencia en los servidores
internacionales, sino por su impacto en el ciberespacio, siendo éste otra forma
de configuración espacial.
No obstante, es importante anotar que a la hora de estudiar los fenómenos del
ciberespacio, es necesario entender la perspectiva tecnocientífica que éste
acarrea y concebir que el mismo se genera a partir de interconexiones
materiales que son presenciales y no virtuales. Es decir, que nos encontramos
frente a un espacio que se genera a través de cables y de desarrollos
científicos que están siendo mediados, regulados, difundidos o prohibidos por
50
los gobiernos de turno en los países a lo largo y ancho del mundo, y que
interpretando a Agnew (1999) dentro de la geopolítica, están marcados por un
sistema estadocentrista. Sistema en donde la llamada trampa territorial es
descrita por el autor como un problema contemporáneo que tiende a pensar y
actuar como si el mundo estuviese enteramente constituido por Estados que
ejercen su poder sobre bloques de espacio y de este modo se constituye como
el único referente de la política mundial. De modo que en la dinámica de la
Internet sigue estando presente, palpitando, hasta el punto de que en varios
países del mundo las conexiones a Internet están prohibidas y en algunos
casos como en el poder chino, el hecho de tener un café Internet puede
constituirse en un delito.
Por su parte, las llamadas relaciones que se ejercen desde el ciberespacio y
que son concebidas como virtuales, toman un papel importante en las teorías
expuestas por Pierre Lévy (1999) alrededor de la virtualidad, ¿nos acercamos
entonces a una promesa de realidad?
Al respecto el autor es claro y afirma:
“La idea de la virtualización no solo es pertinente al campo de la comunicación
y la información, sino que afecta los cuerpos, el funcionamiento económico, la
sensibilidad y el ejercicio de la inteligencia. Alcanza hasta las formas de estar
juntos, la formación del nosotros” (Lévy,1999, p.13-15).
Para el autor, el ser humano ha pasado históricamente por diferentes procesos
de virtualización, hasta el punto de afirmar que “no hay un sentido total de
realidad / virtualidad sino un surtido diferente de modalidades de virtualización”
(Lévy,1999, p.15), un proceso que facilita la actualización entre los seres
humanos. Incluso, propone el lenguaje como la primera forma de virtualización
humana, comparando el significante y el significado con un proceso virtual
¿qué es una flor al ser nombrada? ¿Qué es una flor antes de que se nombre?
Dice, “lo virtual y lo real no son opuestos, sino distintas formas de ser”
(Lévy,1999, p.76). Agrega, que la “virtualización es un desplazamiento, no una
51
transformación de lo real, sino más bien una continuación, una extensión de lo
real, un proceso inexorable entre estos supuestos” (Lévy, 1996, p.76).
Si acercamos estas teorizaciones de la virtualidad a un contexto socio-espacial
podemos afirmar que el lenguaje es una expresión de tiempo, mientras que la
técnica es una expresión de espacio. Ambas se unen en un contrato social que
es conocido, según Lévy como sociedad y que expresa diferentes formas del
ser que pueden resumirse en el siguiente gráfico.
Figura 3. Maneras de ser, formas de ser y virtuali zación
Existen tres puntos fundamentales a los que se refiere Pierre Lévy (1999) cuando
habla de lo virtual y que se resumen en esta figura: el problema de lo humano es la
virtualización, por la construcción del lenguaje comenzamos a habitar un espacio
virtual; y el lenguaje es un virtual que se realiza en una lengua.
Por último, antes de adentrarnos en una definición puntual de lo que este
trabajo entiende por espacio y la sustentación de por qué el ciberespacio toma
52
fuerza en las ramas de los estudios socioespaciales, vale la pena cerrar por
ahora los planteamientos de Pierre Lévy al afirmar que para uno actualizarse
tiene que destruirse antes, es en este punto donde radica el secreto de la
virtualización (1999, p.18 ).
Por lo tanto, lo virtual es una especie de limbo persistente en el que los seres
humanos pueden explicar y experimentar lo real y lo actual; es una invitación a
resignificar, una condición constante y humana que no se opone a lo real, sino
que abre camino para trabajar de diferentes formas.
Figura 4. Virtualización
Ex – sistir significa estar situado fuera de y es por esta razón por la cual la
virtualización es una de las aproximaciones más cercanas a la existencia.
Luego de este recorrido que defiende la virtualización a la luz de la realidad y
antes de entrar a hablar de acción comunicativa en el ciberespacio, vale la
pena precisar que en este trabajo se entiende como espacio lo socialmente
producido, atendiendo a las teorías propuestas por Henry Lefebvre que,
alejándose del enfoque positivista, contemplan el espacio como una producción
53
social y no como un simple contenedor, defendiendo la idea de un espacio
organizado por los ciudadanos.
Es así como el espacio se aborda desde lo planteado en ‘La producción del
espacio’ (The production of space), texto en el que Lefebvre (1974), entiende
el espacio como aquel en el cual todo se puede interpretar, como el punto
donde el universo converge y a partir del cual se puede comprender.
Asimismo, esta argumentación se basa en Eduard Soja (1989), quien se ha
apoyado en Lefebvre para romper con las rígidas categorías binarias que
hablan del sujeto – objeto y de naturaleza – social, con el fin de introducir una
tercera categoría que es fundamental a la hora de estudiar el ciberespacio
como un espacio para la información y la comunicación: el tercer espacio,
frente a lo cual se hace necesario hablar de espacios percibidos (físicos),
concebidos (codificados por signos) y vividos (donde lo percibido y lo
concebido se relacionan).
“Through his critical attack on the double illusion, Lefebvre opens the way to a
trialectics of spatiality, always insisting that each mode of thinking about space,
each “field” of human spatiality –the physical, the mental, the social- be seen as
simultaneously real and imagined, concrete and abstract, material and
metaphorical. No one mode of spatial thinking is inherently privileged or
intrinsically “better” than the others as long as each remains open to the re-
combinations and simultaneities of the “real-and-imagined”” (Soja, 1996, p.65)
Este enfoque socioespacial desde el cual se aborda el ciberespacio, busca una
reivindicación del espacio que se aleje de la célebre frase de Michael Foucault
que afirma, desde una posición crítica, que “el espacio aun tiende a ser tratado
como lo muerto, lo fijo y lo no dialéctico, mientras que el tiempo es la riqueza, la
vida dialéctica, el contexto revelador de la teoría social crítica” (Foucault, 1980
citado por Soja, 1993, p.27-28).
54
Asimismo, el ciberespacio como un espacio socialmente producido también
puede plantearse en Milton Santos (1985) cuando en su texto ‘Espacio y
Método’, da cuenta de la metamorfosis que vive continuamente el espacio
como producto de una construcción social, característica que lo diferencia del
territorio.
Santos realiza algunas reflexiones alrededor del espacio, que dan cuenta del
mismo como un algo evolutivo que contiene y que está contenido. Por ejemplo,
si nos ubicamos en la comunicación, podemos afirmar que la comunicación
está en el espacio y que el espacio está en la comunicación, todo para
comprender que en esencia el espacio es lo social y no está formado
únicamente por las interpretaciones geográficas.
Esa acción social que caracteriza al ciberespacio como espacio, ese espacio
de relacionamiento, es lo que permite entender el ciberespacio como un
espacio de información y comunicación en el que se posibilita el desarrollo de
la comunicación, mediante la unión de lenguajes que abordan el texto escrito,
el hipertexto, las imágenes estáticas o en movimiento, y los sonidos, que a su
vez se constituyen como nuevos elementos para entender el comportamiento
humano, aplicando las técnicas y métodos de la etnografía.
Para entender el ciberespacio como un espacio de información y
comunicación, es necesario hablar de las teorías de la acción social y las
teorías de la acción comunicativa, frecuentemente confundidas según lo
afirma Ana Clara Torres: “La construcción del estado del territorio debe
transmutarse a las teorías de la acción social – un territorio vivido”
(Comunicación personal, 2010)13.
Según Pierre Bourdieu, la teoría de la acción requiere del análisis social. El
autor expresa:
13 Así lo expresó la académica en un encuentro que tuvo con los estudiantes de la Maestría en Estudios Socioespaciales del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia (Iner), que se realizó el 29 de abril de 2010.
55
“La teoría de la acción que propongo (con la noción de habitus) equivale a decir
que la mayor parte de las acciones humanas tienen como principio algo
absolutamente distinto de la intención, es decir disposiciones adquiridas que
hacen que la acción pueda y tenga que ser interpretada como orientada hacia
tal o cual fin sin que quepa plantear por ello que como principio tenía el
propósito consciente de ese fin” (Bourdieu, 1997, p.166).
En este mismo sentido de la teoría de la acción que es propuesto por Bourdieu,
Habermas (1997) relaciona su concepto del mundo, que luego pasa a ser
teoría de la acción comunicativa. La acción la modifican o construyen tres
sentidos. Primero, el concepto ontológico de un mundo, que se plantea en
términos de teoría de la constitución de la experiencia y adopta la pareja
conceptual “mundo” y “mundo de la vida”. La tradición cultural compartida por
una comunidad es la que forma el “mundo de la vida” que los miembros
individuales encuentran ya interpretado en lo que atañe a su contenido. El
“mundo de la vida” constituye el trasfondo de la acción comunicativa.
El segundo punto de la teoría de la acción es la necesidad de sustituir la
versión cognostivista unilateral del concepto de espíritu objetivo, superándola
con un concepto de saber cultural como diferenciador en distintas pretensiones
de validez.
Por último, Habermas sostiene que sólo el mundo objetivo se puede entender
como correlato de la totalidad de los enunciados verdaderos. Son por otra
parte, los tres mundos los que constituyen conjuntamente el sistema de
referencia que los participantes suponen en común en los procesos de
comunicación. “Con este sistema de referencia los participantes determinan
sobre qué es posible en general entenderse” (Habermas, 1997, p.121).
Con la teoría de la acción comunicativa (donde se conjugan acción y
comunicación), Habermas propone el fomento de la racionalidad comunicativa
del mundo vital, base para hablar de la teoría crítica de la modernidad.
Habermas hace observaciones sobre cómo la interacción social del ser
56
humano pasa de estar basada en ritos sagrados a la potencia del signo
lingüístico, con la fuerza racional de las verdades sometidas a las críticas. Las
estructuras de la acción comunicativa orientadas a un acuerdo se vuelven cada
vez más efectivas tanto en la reproducción de la cultura como en la interacción
social o en la formación de personalidades (individualidad).
Habermas se conecta entonces a este trabajo de grado desde su validez en las
teorías comunicativas, las cuales, si se comparan con algunas de las teorías
analizadas en los estudios socioespaciales, encuentran algunos puntos
centrales de convergencia. Por ejemplo, si se compara la trialéctica de los tres
mundos propuesta por este autor, con la famosa trialéctica espacial de la que
hablaremos más adelante y que fue propuesta por Soja, puede verse como
tanto los conceptos del mundo como los de espacio tienen diferentes formas de
concebirse, las cuales pasan por la percepción de los sentidos, la vida y la
unión de ambos que en Soja es llamado “Tercer espacio” y que en Habermas
es reconocido como “Mundo objetivo”.
Asimismo, en Habermas se denota la importancia de la comunicación a la hora
de construir el mundo, que también podría ser espacio, afirmando que es el
acto comunicativo (sea verbal, corporal, semántico, proxémico, entre otros) el
que hace posible el mundo de la vida, el mundo de la experiencia, el mundo
que se teje socialmente, el mismo en el que se hacen posibles las ideas de
cultura y de identidad, donde encuentra lugar y razón el hecho de comunicarse.
En los medios de comunicación (para este caso Internet), se visibilizan
entonces actores sociales (individuales y colectivos), políticos, económicos,
entre otros, donde encontramos la salud frente a las dinámicas de la
comunicación que se expresan desde diferentes puntos de vista, los cuales,
pueden trascender la frontera entre la información y la acción comunicativa, y
que serán expuestos en la muestra de resultados que fue alcanzada por esta
investigación.
57
Comunicación y política
Al existir una acción comunicativa dentro del ciberespacio, vale la pena
mencionar las teorías expuestas por Charles Popper que hablan de tres
mundos: mundo objetivo, social y subjetivo; también se habla de la
coexistencia de relaciones humanas, las cuales se evidencian en los procesos
de representación que en el ciberespacio es necesario precisar si son reales o
no, si se virtualizan o no, o si son simplemente transmutaciones de la identidad.
Estos procesos de representación son diferentes entre los “ciberactores” y es
así como en algunos pueden ser más sobresalientes que en otros, con mayor
liderazgo, poder de movilización o credibilidad.
La existencia de estas tres características, dotan de inmediato el ciberespacio
de una característica política, la cual es vital para la existencia de los espacios
mismos. Al decir que el ciberespacio es un espacio de relaciones sociales, ya
se aproxima éste a una noción política que en Lefebvre se menciona así:
“El espacio no es un objeto científico separado de la ideología o de la política;
siempre ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene apariencia de
neutralidad e indiferencia frente a sus contenidos, y por eso parece ser
puramente formal y el epítome de abstracción racional, es precisamente porque
ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido el foco de procesos pasados cuyas
huellas no son siempre evidentes en el paisaje. El espacio ha sido formado y
modelado por elementos históricos y naturales; pero esto ha sido un proceso
político. El espacio es político e ideológico. Es un producto literariamente lleno
de ideologías” (Lefebvre, 1976, p.31).
Habiendo involucrado el elemento político dentro del espacio, pueden
realizarse acercamientos epistemológicos sobre lo que parafraseando a
Bourdieu podría llamarse naturalización de las configuraciones espaciales.
58
Pierre Bourdieu dentro de sus teorías expone los campos de representación.
En estos, a su vez, habla del campo político, definiéndolo como un campo de
poder en el que la jerarquía juega un papel fundamental para estructurar los
demás campos.
En el ciberespacio ya se habla de ciberactivismo para referirse a las
manifestaciones que se basan en una acción colectiva que está mediada por la
tecnología y que pueden llevarse a cabo tanto en el espacio como en el
ciberespacio, alargado así el tiempo de la comunidad de lucha.
Diferentes organizaciones, fundamentalmente las que se aproximan a
conflictos bélicos o ambientales, han utilizado el ciberactivismo como un
mecanismo de protesta y es así como pueden encontrarse ejemplos de
Amnistía Internacional, Greenpeace o AnimaNaturalis. También se habla de
hacktivismo para referirse a varios principios que Pekka Himanen (2001)
describe desde la pasión, la libertad, la conciencia social, la verdad, la
anticorrupción, la lucha contra la alineación del hombre, la igualdad social, el
libre acceso a la información (conocimiento libre), el valor social, la creatividad,
entre otros aspectos que generalmente se visionan luego de hacer uso de las
tecnologías de la información y la comunicación para manifestar de forma no –
violenta una inconformidad, ya sea mediante denegaciones de servicios, robos
de información, suplantaciones virtuales y otras acciones que contribuyan a
promover una ideología política.
No obstante, aunque en varias ocasiones esta investigación estuvo tentada a
dirigirse a estos campos del agenciamiento político, se decidió no profundizar
en estos enfoques de estudio y asumirlos como una posible manifestación de
las espacialidades de poder que en temas de salud surgen desde el
ciberespacio, con miras a la realización de una caracterización de las
espacialidades de poder en la salud que se configuran en el ciberespacio y
encontrando, como veremos en la presentación de los resultados, que la salud
59
no es un tema recurrente en la agenda de las organizaciones activistas que se
gestan en Internet.
Retomando a Bourdieu, la acción política que se configura en el ciberespacio,
como un campo donde nuevos sujetos, “ciberactores”, generan usos que se
convierten en interacciones, supone cada vez el más fácil acceso a la
información.
Asimismo, las conexiones a Internet se han convertido en una variante del
desarrollo y del bienestar y por lo tanto los gobiernos disponen de planes y
estrategias para acercar cada día más a los ciudadanos a una realidad virtual.
Y no solamente son los gobiernos, también el mercado está generando
estrategias que permitan que cualquier persona pueda conectarse desde casi
cualquier parte del mundo a la realidad virtual, atendiendo así a una suerte de
“universalización” de esta tecnología, con la cual se hace posible que los
individuos puedan participar en el universo virtual de un modo más recurrente
que genera un compromiso para dar lugar a nuevos modos de acción política,
los cuales se identifican en este trabajo como espacialidades, entendiendo
como espacialidades las acciones de los seres humanos en los espacios y
volviendo a retomar a Soja cuando dice que el producto social de la
espacialidad es simultáneamente el medio y el resultado, la posibilidad y la
materialización de las acciones y de las relaciones sociales.
Para hablar de estas espacialidades de poder (jerarquizaciones políticas) que
se configuran desde el ciberespacio es fundamental dentro de esta
investigación la presencia de Manuel Castells quien considera que la
revolución introducida por las TIC crean una nueva era para la política. Afirma
que se está produciendo, gracias a este escenario de hiperdesarrollo
tecnológico, una virtualización de la cultura, proceso que describe como una
transacción de una cultura centrada en lo actual a una cultura basada en la
proliferación de lo virtual.
60
Castells afirma que en la era de la información los ciudadanos son capaces de
inventar nuevos programas para sus vidas, con los materiales de sus
sufrimientos, miedos, sueños y esperanzas, alentando la importancia de los
sentimientos humanos a la hora del agenciamiento político. Pero, que para esto
es necesario conocer las formas de poder que establece la sociedad en la red
y que es necesario no neutralizar el ejercicio injusto de dicho poder, si no
sabemos exactamente quiénes tienen el poder y dónde encontrarlo.
El autor intenta entonces señalar y examinar el poder de los actores de nuestra
sociedad mediática con miras al poder de la sociedad en red y la comunicación
en la era digital. Para lograrlo propone un camino: examinar las
interconexiones globales y locales. Identificar los marcos mentales en las redes
que enmarcan la mente. Practicar el pensamiento crítico en un mundo
contaminado culturalmente. Finaliza, recomendando desconectar y reconectar
el conocimiento, para que así éste puede cobrar sentido, lo cual Pierre Lévy
define como: virtualización.
Este desplazamiento socioespacial también puede visionarse a la luz de las
teorías expuesta por el filósofo Jean Baudrillard que dice que la cultura
contemporánea se caracteriza por el desplazamiento progresivo de lo real por
réplicas perfectas que se adecúan a una realidad comunicativa. Estamos frente
a un espacio que cada vez es más comunicacional y más informacional, un
espacio que democratiza la palabra.
Luego de visualizar la presencia de la acción política en el ciberespacio ya
queda claro el interés de caracterizar y comprender las espacialidades de
poder que se configuran en el ciberespacio. El por qué tomar una parte de ese
ciberespacio dedicada a las espacialidades de poder en salud, se explicará
luego de presentar algunos otros autores, que resultaron ser de importancia a
la hora de hablar de estas espacialidades, puesto que se configuran dentro de
un espacio que ha dejado de ser lineal y en el cual la concepción del tiempo y
del espacio mismo es otra.
61
Es así como vuelven a mencionarse autores como Gilles Deleuze y Félix
Guattari, puesto que se hace necesario estudiar la interrelación de estas
espacialidades dentro del ciberespacio como un espacio que además de
informacional y comunicacional también es rizomático, puesto que permite un
intercambio discursivo y conversacional ilimitado, por lo tanto se configura
como espacio para pensar lo político desde diferentes puntos de vista que no
tienen que ser lineales y mucho menos homogéneos.
Pero, este intercambio ilimitado también desemboca en la instantaneidad, por
lo cual es importante señalar los postulados de Paul Virilio cuando habla de la
velocidad del mensaje y por lo tanto de la contaminación de la información y de
las ideas que se evidencian en el ciberespacio. Asimismo, otro teórico de la
comunicación que resulta fundamental en esta exposición teórica es Marshall
McLuhan, quien afirma que “el mensaje es el medio”, idea que ratifica al
ciberespacio como un espacio que no es un mero contenedor.
¿Por qué la salud?
La posibilidad de accionar político en el ciberespacio puede convertirse en un
continuum o un complemento del agenciamiento político en defensa de la salud
como un derecho humano. Las Tecnologías de la Información y la
Comunicación y la acción comunicativa que convierten al ciberespacio en un
espacio para la información y la comunicación proporcionan una serie de
caminos constructivistas que pueden contribuir a pensar en nuevas
modalidades de formación social y ciudadana.
Estas modalidades de formación social y ciudadana que se están configurando
desde el ciberespacio alrededor de intereses políticos, no demuestran aun un
interés universal por la salud, mientras si lo hacen en otras espacialidades en
las que se configuran los planes de gobierno, por ejemplo, en la economía y en
los procesos políticos electorales.
62
Relacionando esta hipótesis con los trabajos realizados por el grupo de
investigación Recursos Estratégicos, Región y Dinámicas Socio-Ambientales
(Rerdsa), puede anotarse que desde el grupo se ha venido estudiando el
Fortalecimiento de la participación social en el régimen subsidiado de salud
mediante TIC y otras estrategias educativas. Por eso se cree que con este
trabajo se puede aportar a una identificación de las espacialidades de poder
que en salud se construyen desde el ciberespacio, con el fin, de obtener un
documento de estudio que garantice la relación de los actores (pueden ser
“ciberactores” o actores) con el ciberespacio y la relación de los actores con
otros ciberactores dentro de esta misma concepción espacial.
El derecho a la salud se entiende y se entendió en el trabajo de campo como
un deber del Estado (McGregor, 2004) que en el caso colombiano se
establece en el artículo 49 de la Constitución Política de 1991 y que afirma: “La
atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo
del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de
promoción, protección y recuperación de la salud”.
Asimismo, la salud se abordó como una producción social que equivale a
hablar de integración. Incluso, la Organización Mundial para la Salud (OMS)
involucra en sus descripciones a la comunidad como parte fundamental en un
proceso de construcción de mecanismos que aseguren el cumplimiento de este
derecho natural como parte esencial en la vida de individuos y comunidades en
general.
En este proceso de integración suelen aparecer no solo objetos y sujetos que
se relacionan entre sí, sino también diferentes escenarios de desarrollo
socioeconómico y humano, por ejemplo la historia, la cultura, el ambiente
natural, la estructura social, la organización y las funciones del gobierno y de
los sectores públicos y privados en particular, lo cual sugiere la idea de la salud
como una producción social e histórica, la idea de la salud como un derecho
que además de ser transversal y vital para la garantía de la seguridad humana,
63
también es intersectorial, es decir, que para ser garantizado requiere de un
Estado capaz de negociar con los demás sectores que se ven involucrados en
el ejercicio del derecho.
Asimismo, como producción social, la salud está ligada a particularidades que
determinan el carácter integrador de las mismas dentro de la sociedad y
apuntan a diferentes objetivos sean estos curativos, promocionales o
preventivos (todos se visualizan en el ciberespacio), sugiriendo así no solo una
idea de seguridad, sino también una idea de bienestar en donde se ven
intrínsecos el individuo, la familia y la comunidad.
La salud como producción social puede abordarse desde tres postulados: la
salud como responsabilidad de una sociedad; la planificación y la organización
en salud como mecanismos para lograr sociedades coherentes, eficaces,
efectivas y eficientes (salud pública y planeación); y, por último, la idea de que
los estilos de vida de familias y personas, su conciencia y su empoderamiento
para ejercer el control social, son elementos imprescindibles a la hora de
producir un espacio social organizado.
También es importante, según lo plantea la costarricense Aurora Sánchez
Monge, la descentralización de la autoridad, la asignación de recursos
financieros y la gestión comunitaria, condiciones que además de seguridad le
brindan autonomía y poder de interacción y acción a individuos, familias y
comunidades.
Esta mirada bio, psico, social de la salud, permite entender este concepto como
una noción dinámica que está ligada a las condiciones de vida de los grupos
sociales, a las ideas de una época y a las condiciones sociales existentes. El
concepto de la salud ha cambiado y con el paso del tiempo, se ha entendido
como una producción que se vincula con factores antes no concebidos, por
ejemplo, el entorno, los factores de riesgo, los estilos de vida, la educación
64
sanitaria, la tranquilidad y otra serie de factores que apuntan al fomento y a la
prevención.
La salud como producto social se entiende entonces como un derecho integral
que se traduce en el equilibrio y la adaptación del individuo para mantener la
armonía consigo mismo, con los demás y con el entorno que habita, el cual
también se caracteriza por su dinamismo.
Telesalud, salud 2.0 y salud en línea son algunos de los términos que
recogerán la muestra de resultados investigativos que expone este trabajo de
grado, los cuales apuntan a una nueva configuración social de la salud, que
para algunos se constituye como una herramienta y para otros como un nuevo
escenario de participación social.
65
5.2. Tecnología, ciencia ficción y espacios de rela cionamiento:
caracterización social del ciberespacio como un esp acio vivido
y construido a la luz de los estudios socioespacial es
Aquello que comenzó siendo un adelanto científico – militar que buscaba una
conexión universal entre computadoras, se debate hoy día en los estudios
socioespaciales como una novedosa forma de espacio que a su vez es
productora de espacialidades. El ciberespacio, como producto de las
construcciones sociales avanza en la configuración de un camino que busca
ser epistemológico y que a la luz del conocimiento científico hace méritos para
ser analizado, estudiado y debatido.
Internet es una plataforma que le da vida al ciberespacio, un término que fue
acuñado en 1984 por la ciencia ficción y que desde entonces se ha venido
configurando, construyendo y produciendo como un lugar de encuentro, de
relaciones sociales y de movilizaciones que lejos de ser una novedad y
dispuesto hace más de 20 años como una realidad, representa retos socio-
espacio-temporales en los que un terreno tangible reta a los medios intangibles
para dar cuenta de otras nociones de comunidad, seguridad, espacio, tiempo,
lugar, escalas, identidades, interfaces, interacciones, territorios, políticas y
redes.
La gran mayoría de personas con quienes se interlocutó en el camino que
condujo a esta investigación, no realiza una diferenciación precisa entre
Internet y Ciberespacio, significando ambas lo mismo: “un espacio desde el
cual se puede hablar con muchas personas en el mundo, sin tener que
preocuparse por la hora ni por el lugar”, como lo afirma Mateo Agudelo, un
estudiante de bachillerato quien a sus 15 años ya utiliza esta tecnología para
hablar con la gran mayoría de sus amigos.
“Lo hago desde mi casa en Rionegro. Hablo con los amigos del colegio, con los
del barrio, con los del Nacional – equipo de fútbol con el que juega- que viven
en Medellín, con mis primos de Cali y con otras personas que solamente
66
conozco por Internet” (Ciberespacio, chat de Facebook, ciberetnografía, 30 de
abril de 2011).
Según plantea Fernando Broncado (2000), el hacer esta clase de
diferenciaciones, puede llevar a comprender los cambios tecnológicos que
actualmente se evidencian en el mundo. En este mismo camino, Mayans
sugiere que esta diferenciación debe volver a revisarse y que el problema de
Internet es, básicamente, un problema de concepto.
“Lo realmente importante – o revolucionario, o reseñable, o realmente
aprovechable- de Internet y, por extensión del ciberespacio, no radica en sus
características tecnológicas puras sino en que se trata de una tecnología
social. Dejando de lado el silogismo fácil de que toda tecnología humana no
puede ser sino social porque todo lo humano es social, lo cierto es que el
ciberespacio es un entorno que, aunque creado tecnológicamente, sólo puede
entenderse en su dimensión social” (2003)14.
Parafraseando a Mayans, Internet no es un medio masivo como la televisión,
donde se ejerce un poder comunicativo que debe ser administrado por otras
personas, en los que hay un emisor y un público. En el ciberespacio, el rol del
emisor obedece a un sentido de lo público, privilegiado y sorprendente. Un
emisor que toma decisiones y que contribuye en la toma de las mismas. Un
público activo.
Este problema de conceptualización desemboca en falsos entendimientos de lo
que representa vivir en el ciberespacio, producir el ciberespacio y transformar
el ciberespacio; afectando así la imagen de éste con respecto a la realidad, la
identidad y las prácticas sociales. Por esta razón se hace necesario retomar
una breve historia de Internet, tanto desde su entendimiento tecnológico como
desde su cercanía con la ciencia ficción y su ubicación dentro de los estudios
socioespaciales.
14 MAYANS, Joan. www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=158 (Consultado en 10:10:11)
67
Bruce Sterling15 (1993) es, probablemente, uno de esos nombres a los que
siempre hay que referirse cuando se habla de Internet. Dado a conocer por sus
aproximaciones a la ciencia ficción, también se ha garantizado un lugar como
teórico de la historia de Internet. En un artículo publicado por la publicación
inglesa The Magazine of Fantasy and Science Fiction, que fue traducido por
Antonio Montesinos y titulado ‘Breve historia de Internet’ (Short history of
Internet) el autor expone que esta tecnología, inicialmente pensada por la Rand
Corporation, nace de una pregunta estratégica realizada por los militares
estadounidenses durante la Guerra Fría: “¿Cómo se podrían comunicar con
éxito las autoridades norteamericanas tras una guerra nuclear?” (Sterling,1993,
p.17).
Fue así como, Paul Baran comenzó a imaginarse desde 1964 una red que para
aquel entonces representaba todo un reto socio – espacio – temporal.
“Los principios eran simples. Se asumiría que una red era poco fiable en
cualquier momento. Se diseñaría para trascender su propia falta de eficacia.
Todos los nodos en la red serían iguales entre sí, cada nodo con autoridad
para crear, pasar y recibir mensajes. Los mensajes se dividirían en paquetes,
cada paquete dirigido por separado. Cada paquete saldría de un nodo de
fuente específico y terminaría en un nodo destino. Cada paquete recorrería la
red según unos principios particulares” (Sterling, 1993, p.17).
Finalmente, tras varios sueños y estudios científicos que fueron realizados en
la misma Rand, el Massachussets Institute of Technology (MIT) y la University
of California in Los Angeles (Ucla), en 1969 se empiezan a conectar esta serie
de nodos, luego fueron cuatro y fue así como se dio a conocer Arpanet, un
sistema que le permitía a los científicos e investigadores compartir información
con otros ordenadores sin pensar en la distancia. En los tres años siguientes
Arpanet comenzó a popularizarse y a dar muestras de lo que significaba una
15 Junto a William Gibson fue una figura de la destacada corriente de ciencia ficción llamada Cyberpunk, creando el término ciberespacio, para referirse a un mundo conectado en el que se podía vivir y del cual también se podía ser expulsado.
68
tecnología social, una red tecnológica que en forma de rizoma daba lugar a
relaciones sociales que se establecían haciendo uso de un ordenador.
Estas relaciones sociales no tardaron en comenzar a tomar rumbos diferentes
a los plateados inicialmente por los científicos. El nuevo espacio que
proporcionaba Arpanet para el conocimiento científico, pronto comenzó a
convertirse en un espacio social dedicado a intercambiar otra clase de
información. Bruce Sterling narra estos usos sociales de la siguiente manera:
“Lo que se movía por allí eran noticias y mensajes personales. Los
investigadores estaban usando Arpanet para colaborar con proyectos,
intercambiar notas sobre sus trabajos y, eventualmente, chismorrear. La gente
tenía sus propias cuentas personales en los ordenadores de Arpanet y sus
direcciones personales de correo electrónico. No es que sólo utilizaran Arpanet
para la comunicación persona a persona, pero había mucho entusiasmo por
esta posibilidad – mucho más que por la computación a larga distancia”
(Sterling, 1993, p.19).
Luego de los años 80 y gracias al perfeccionamiento de la tecnología de
Arpanet16, que se estandarizó en el conocido como TCP/IP (Internet Protocol) y
pasó a llamarse Internet, esta nueva forma de comunicación comenzó a
hacerse masiva. Incluso entre 1986 y 1990 diferentes entidades, no vinculadas
con los organismos militares, se unieron al desarrollo de supercomputadoras.
Vale la pena mencionar, por intereses de esta investigación, que los Institutos
Nacionales de Salud de diferentes países le apostaron inicialmente al
desarrollo digital, manteniendo por años un poderío digital en Internet.
En 1984 y por cuenta del boom que se vivía gracias a este nuevo medio, los
escritores de ciencia ficción empezaron a fantasear con un nuevo universo,
creado a partir de computadoras. Primero lo llamaron ciberinfinito y luego de
16 No es objetivo de este trabajo de grado concentrarse en aspectos técnicos referentes a protocolos de seguridad y de distribución de la información. Por el contrario, la idea es rastrear los usos sociales que acompañaron la historia de la tecnología de Internet.
69
ser publicada la novela ‘Neuromante’, del escritor William Gibson, comenzó a
llamarse ciberespacio, haciendo alusión al mundo que se encuentra dentro de
los ordenadores y las redes del mundo, pero que es definida como una
“alucinación social consensuada”.
“El ciberespacio. Una alucinación consensual experimentada diariamente por
billones de legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes
se enseña altos conceptos matemáticos... Una representación gráfica de la
información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del sistema
humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz clasificadas en el no-
espacio de la mente, conglomerados y constelaciones de información. Como
las luces de una ciudad que se aleja...” (Gibson, 1984, p.50).
Básicamente, ‘Neuromante’, es una novela en la que se da cuenta de un futuro
invadido por microprocesadores y en el que la información es la materia prima,
haciendo así alusión a hackers cuyo poder crece en la misma medida en que
crece su cantidad de información, algo similar a lo que expresa Manuel Castells
cuando habla de la idea del poder social en el ciberespacio. La novela, en sí,
da cuenta de un futuro distópico que se desarrolla en Norteamérica porque
Europa se ha convertido en un vertedero atómico y Japón en una jungla de
neón.
Esta imagen, que también tiene antecedentes en otras obras artísticas,
literarias y cinematográficas, toma algunos elementos, fundamentalmente
estéticos a la hora de narrar, de autores como Philip K. Dick (1928-1982), en
las que el futuro se presenta como un mundo dominado por máquinas,
androides y mundos cibernéticos que, incluso, prevalecen en la mente de
muchos hoy día. Atomix17 es uno de ellos. En sus palabras, su historia con el
ciberespacio pasa por varios momentos, los cuales, desarrolla en un mismo
tiempo: los videojuegos, la posibilidad de estudio y un universo informativo.
17 Nombre del interlocutor en Internet y el cual prefiere conservar en esta investigación. Es estudiante de la Universidad de Antioquia, tiene 22 años y es usuario recurrente de Internet. Con el se hicieron dos entrevistas haciendo uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tic), durante el proceso de ciberetnografía.
70
“A mí antes no me gustaba Internet. Yo creía que eso era como lo más cercano
a lo que uno ve en las películas cuando ve a los hombres convertidos en
máquinas: cyborgs. En mí casa no había computador y tampoco lo veíamos
como algo necesario. El contacto que yo tenía con los computadores era en el
colegio, cada que teníamos clases de informática. Allí también saqué un correo
electrónico que casi nunca usaba y usaba chats para conocer gente.
Cuando yo estaba terminando el bachillerato y me presenté a la universidad,
mí papá se metió en una deuda y me regaló un computador. Nos dimos cuenta
con el tiempo que el computador sin Internet no servía para mucho y pusimos
Internet. Ya teniendo cerca, todo el tiempo, esta tecnología, comencé a
navegar y a usarla mucho. Incluso mis papás empezaron a preocuparse y
creían que yo me estaba volviendo adicto porque me veían trasnocharme y
reírme solo frente a una pantalla.
Comencé con los videojuegos, pasando mundos y creando personajes de
cosas que yo quisiera ser pero que nunca seré. Hubo un momento en donde sí
pensé que las cosas se me estaban saliendo de las manos, pero fui capaz de
pararlo solo y ahora todavía juego, pero también uso Internet para estudiar,
hacer tareas con mis amigos desde el computador. Ya no nos reunimos, sino
que acordamos las responsabilidades por chat. También lo uso para
mantenerme informado, por ejemplo, ya no siento la necesidad de llamar o
venir a la universidad cuando hay paro, sino que constantemente me conecto
y voy revisando la página.
Si usted me pregunta que si yo diferencio Internet del ciberespacio, pues solo
puedo decirle que Internet se cae cuando hay una tormenta, pero el
ciberespacio sigue viviendo” (Ciberespacio, conversación que pasó de Twitter a
Gtalk. 4 de marzo de 2011).
Pese a que el tiempo ha contribuido a que Internet sea entendido como un
espacio social, fue solo hasta 1996 que comenzó a ser considerado como un
reto dentro de la política internacional, la economía y los documentos
académicos. El 8 de febrero, en Davos, Suiza, el activista John Perry Barlow,
figura reconocida por ser miembro activo de la Academia Internacional de las
71
Artes y Ciencias Digitales, escribió la ‘Declaración de independencia del
ciberespacio’, documento en el que llamó al ciberespacio “el nuevo hogar de la
mente”.
“Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y
acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del
futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre
nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos.
No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a
vosotros sin más autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla.
Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por
naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún
derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir
vuestra ley que debamos temer verdaderamente” (1996).
Las palabras de Perry Barlow pueden retomarse en los sueños iniciales de la
misma Rand para crear Internet: un espacio sin centro. Esta carencia de centro
dota entonces al ciberespacio de una horizontalidad estructural, que aunque
sigue reflejando desigualdades (sobre todo cuando se hace referencia a la
tenencia de aparatos tecnológicos, las conexiones a Internet y la capacidad de
accesos), no está estratificado y las diferencias no se viven en escalafones
socio-económico-políticos como en el espacio estructural concebido
tradicionalmente en el que la economía global capitalista, las políticas
internacionales y la relación inseparable entre estos dos aspectos son claves a
la hora de concebir el espacio.
Pero este reflejo de la realidad también tiene que ver con los sueños iniciales
de quienes pensaron Internet como un modelo reticular, modular, escalable y
que pudiera extenderse por cualquier lugar, una estructura de red construida
para no tener ningún impedimento geográfico que sigue sin tener un centro,
aspecto que da cabida para retomar la idea del ciberespacio al interior del
enfoque de los estudios socioespaciales.
72
Es en este punto donde vuelven a tomar importancia autores como Edward
Soja, Henry Levebvre y Milton Santos, quienes han conducido sus
argumentaciones al hablar de un espacio socialmente construido. En una
entrevista realizada por la socióloga Mariona Tomás, Edward Soja afirma que
“nosotros hemos producido nuestros espacios y podemos cambiarlos” (2004),
aserción con la cual dota al espacio de cualidades cambiantes que determinan
la idea de una categoría que está en constante producción y transformación.
Cambios que son determinados por los procesos humanos; pero, en los que
también interviene la tecnología.
Santos, incluso, realiza varias aproximaciones a términos relacionales como
tecnología y sociedad, tecnología e individuo, expresiones que de manera
dialéctica dan a entender que la organización territorial y la social están y han
estado influidas por el uso de la tecnología durante las diferentes etapas de la
historia. En el tiempo, la tecnología ha sido un factor determinante a la hora de
concebir el espacio geográfico como un sistema formado por un conjunto
inseparable de objetos y de acciones (Santos, 1978).
Así pues, el espacio, al igual que el ciberespacio, no puede desligarse de la
realidad tangible y de las visiones geográficas en la medida que es el saber
geográfico el eje vertebral de los análisis espaciales. Ya autores como Gupta y
Ferguson (2008) han realizado diferentes cuestionamientos alrededor de cómo
los espacios y los lugares configuran el sentido común de las poblaciones y de
los sujetos. Todavía no puede nacerse como humano en el ciberespacio, por lo
tanto éste es adaptado a las necesidades sociales mediante una serie de
mecanismos físicos que son posibilitados por el hombre. Lo que si puede
afirmarse es que el ciberespacio es un espacio en la medida en que se
establecen relaciones sociales, un espacio social en el que hay grupos,
clasificaciones, conversaciones, comunidades en línea, comunicaciones,
debates, luchas sociales y transformaciones. Un espacio donde hay
producción más allá del sentido taxonómico, es decir más allá de las
estructuras de cables; el ciberespacio se traduce entonces en un universo
73
capaz de trascender las fronteras virtuales que son representadas en los
programas informáticos, los protocolos y en las bases de datos.
Un espacio en el que puede incluso modificarse el tiempo, como pudo
observarse en el trabajo de campo que hizo parte de esta investigación. El 4 de
febrero de 2008 se realizó una marcha contra el secuestro, que fue convocada
desde Facebook y que pasó a la historia en materia de movilización en
Colombia. Retomando los sentimientos de indignación, ira y esperanza (más
adelante se profundizará en la importancia de los sentimientos a la hora de
movilizarse desde y en el ciberespacio), el 4 de marzo de 2011, en un contexto
informativo en el que las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc) hacían
entrega de 11 secuestrados y luego de que incumplieran las coordenadas de
entrega de algunos de los liberados, se convocó a una nueva concentración
nacional inspirada en los acontecimientos ya registrados tres años antes: “un
llamado de atención ciudadano que comienza con una discusión en Facebook,
que va a las calles y que luego vuelve a las redes sociales para seguir siendo
debatido”, afirmaba en el mes de marzo de 2008 Eugenia Henao, quien lideró
el proceso de concentración en Antioquia.
Con iniciativas como ésta, se demuestra que las plataformas sociales que
ahora toman fuerza desde el ciberespacio pueden alargar el tiempo de debate.
Si bien antes las comunidades de lucha eran convocadas, marchaban,
debatían y se iban a sus casas. Ahora, ese acto de irse a la casa ofrece,
además, la posibilidad y el reto, de seguir en el debate, generando reflexión,
conectando la comunidad en línea. Omar Rincón, analista político vinculado
como docente a la Universidad de los Andes y quien fue entrevistado en el
proceso etnográfico de este trabajo afirma que esta clase de plataformas:
“Son potentes por su gran capacidad de convocatoria, que es instantánea y
rápida. Son personas que se juntan alrededor de un objetivo concreto, es decir,
que es una fuente bien tomada de espontaneidad. Las personas se pueden
juntar para hacer un flashmob, para divertirse en un bar, para hacer una cosa
concreta. Las plataformas o redes sociales que se visibilizan en el ciberespacio
74
son, entonces, una nueva forma de planificación de la vida cotidiana. Sirven
para hacer política, para el agenciamiento, pero también sirven para rumbear y
para pasarla bueno, involucran diferentes facetas de los seres humanos.
Eso digamos que tiene valor, lo que hasta ahora no se ha demostrado y que
apenas está comenzando a demostrarse, es que ese tipo de convocatorias
generen un movimiento sostenido en el tiempo.
Tienen entonces una capacidad enorme de comunicación que es instantánea,
pero requieren a largo plazo medios de información de base local, que sean
capaces de sostener la organización colectiva de la institucionalidad. Las redes
sociales han demostrado mucho, pero todavía les hace falta en esa parte. Hay
muchas convocatorias, mucho activismo se gesta ahora desde Internet, pero
poca gente toma esto como una acción política y a la hora de la verdad uno se
da cuenta de que nada funcionó.
Es necesario entonces enfocarse en generar mecanismos que conlleven a una
acción política contundente, que es muy distinto por ejemplo a lo que pasó en
Egipto, que las redes sociales se miran para mantener vivo un movimiento. Una
medida para mantener conectada la comunidad de lucha que es buenísima y
que más que conexión, garantiza la acción” (Conversación telefónica, 20 de
febrero de 2011).
Como puede observarse, frente a declaraciones como ésta, el ciberespacio
cada vez se dota más de cualidades reales que lo alejan del mito de la ciencia
ficción que por años contribuyó a lo que retomando a Mayans es una falta de
claridad conceptual. No obstante, sigue existiendo una falta de “seriedad”, que
también podría traducirse en eficiencia o falta de resultados en los procesos
que desde allí se sostienen. Esto en gran medida tiene que ver con las
diferenciaciones conceptuales establecidas desde algunos entornos
académicos donde se hace uso de las palabras realidad virtual para referirse al
universo que se produce luego de las conexiones informáticas y de realidad
para referirse al campo tradicional de interacción humana, estableciendo así la
idea de que algo, valga la redundancia, es más real que otro algo. Aunque en
75
este punto lo que interesa no es definir lo que es real y lo que no, pues como
apuesta teórica (ya se aclaraba este punto en la metodología) la realidad es
comprendida como el producto interescalar de las relaciones humanas; pero
que desde la virtualidad también permite y potencia una conexión entre
materialidades, humanos y tecnología; sí vale la pena aclarar que esta idea
está ligada directamente a las nociones de tiempo y de espacio, dos categorías
que por tradición histórica y retomando las ideas anteriores a la declaración de
Rincón, han sido utilizadas por el hombre para explicar su mundo, ya sea
desde la geometría como lo plantea Michel Serres (1996), o desde los
momentos históricos que han configurado una idea de concebir el pasado.
Tanto el tiempo como el espacio se han visto modificados por lo que Román
Gubern (1991) llama “nuevas configuraciones tecnosociales”, las cuales a la luz
de metáforas como las planteadas por Platón y Hegel, pueden llegar a
convertirse en un mito de la caverna, capaz de alterar los sentidos, el
conocimiento y la construcción simbólica, ideas que configuran las categorías
de tiempo y espacio. Las configuraciones tecnosociales nos llevan entonces a
pensar en otras formas de concebir las distancias, las comunicaciones, las
relaciones físicas, el tiempo. La tienda de la esquina está siendo reemplazada,
al igual que las largas filas en el banco, los viajes de negocios, la educación y
las reuniones para hacer tareas, como lo plantea Atomix en su declaración. Los
cables de los servidores y la tecnología están generando un nuevo espacio que
modifica nuestra relación con el espacio físico.
Es así como a la hora de hablar de la realidad, vale la pena apelar a esta como
una categoría que define lo experiencial y lo vivencial, ligada al espacio como
el producto de una construcción humana, un espacio construido real y
simbólicamente que como afirma la chilena Gloria Bonder (2002), el
ciberespacio “es un terreno intangible al que se accede por medios tangibles”.
Si se analizan estos postulados a la luz de la reconocida trialéctica espacial
propuesta por Lefebvre e interpretada por Soja, y reconociendo que ésta
76
implicó inicialmente la idea de producción económica, nos encontramos con
una propuesta teórico y académica que entiende el primer espacio como un
espacio percibido que puede ser entendido como el espacio geográfico que
determina la realidad tangible, un contenedor. El segundo espacio como un
espacio concebido que puede ser tomado como aquel en el que se ejecuta la
práctica espacial histórica y teórica, en el que conviven las relaciones espacio –
temporales representadas en los conocimientos de la geografía y de la historia.
Y el tercer espacio como el espacio en el que cobra sentido la trialéctica
porque es en éste en el que cobran sentido las relaciones de mutua implicación
que permiten la emergencia de lo que podría denominarse un espacio de
conciliación.
Pese a que el ciberespacio no puede encasillarse en una de estas tres formas
de percibir el espacio, tampoco puede ser identificado como un tercer espacio
por si mismo, puesto que la trialéctica espacial, base fundamental de la teoría
socioespacial, no considera la intangibilidad del ciberespacio. Además, las
clásicas formas de entender la virtualidad y la realidad, se establecen como
una muestra de la mediación técnica y de la reacción de las relaciones
sociales, que se vuelcan en nuevas formas de mediación tecnológica, que
siguen dando vida al dualismo existente históricamente y que es representado
como primer y segundo espacio.
No obstante, al afirmar que el ciberespacio es un espacio vivido, que es
simbólico y que surge del uso que las personas hacen de los elementos
tecnológicos, si puede contemplarse la posibilidad de que en algunos
momentos, la comunidad de lucha, puede encontrar en el ciberespacio un
complemento intangible, un espacio de debate o práctica para el tercer espacio
donde expresarse o donde conciliar. Demostraciones de estos argumentos
fueron brindadas por países como Egipto (Primavera Árabe) que en su
revolución encontró en las redes sociales la forma de mantener vivo un
mensaje; o que en casos como el terremoto registrado en Japón en 2011, se
encontró en el ciberespacio otra forma de comunicarse y de salvar vidas, luego
77
de que las instalaciones geográficas, y algunos espacios de representación
vividos y percibidos, se rindieran a los pies de la naturaleza.
Así pues, el ciberespacio no desconoce el espacio como objeto de la geografía,
pues se reconoce que del espacio geográfico depende la configuración de este
espacio emergente que se construye y se reproduce gracias a la acción
humana que es social, pero que también es histórica y está comenzando a
escribirse. El ciberespacio, que en sí mismo se asume como una paradoja
espacial y que es considerado un espacio sin centros, también puede situarse
en dominios espaciales que hacen referencia a lugares de procedencia y que
se convierten en reflejos de una geopolítica del conocimiento que ahora tiene
un nuevo lugar y que se clasifica en pequeñas porciones del lenguaje como .ar,
.co, .mex o incluso para diferenciar organizaciones de tipo comercial,
organizacional o gubernamental.
En palabras del geógrafo español José Ortega y Valcárcel, citado por María
Hernández (2001), esta idea del espacio como un producto social que no
desconoce la importancia de la geografía, puede definirse de la siguiente
manera:
“El espacio como producto social es un objeto complejo y polifacético: es lo que
materialmente la sociedad crea y recrea, con una entidad física definida; es
una representación social y es un proyecto, en el que operan individuos,
grupos sociales, instituciones, relaciones sociales, con sus propias
representaciones y proyectos. El espacio se nos ofrece, además, a través de
un discurso socialmente construido, que mediatiza al tiempo que vehícula
nuestra representación y nuestras prácticas sociales. Es un producto social
porque solo existe a través de la existencia humana y la reproducción de la
sociedad. Este espacio tiene una doble dimensión: es a la vez material y
representación mental, objeto físico y objeto mental. Es lo que se denomina
espacio geográfico” (Ortega Valcárcel, 2004, p.33-34).
78
La definición brindada por Ortega Valcárcel abre todo un universo teórico que
si bien parece común a nuestros días, es importante considerar a la hora de
hablar de un espacio social y de relacionar al ciberespacio como un espacio
vivido. El espacio solo hace unos cuantos años comenzó a concebirse como
una práctica social, pues durante el siglo XIX las ciencias sociales fueron
influenciadas en gran medida por el historicismo y la temporalidad. Fue a
finales del siglo XX cuando empezó a reconocerse la categoría de espacio
dentro de la teoría social, abriendo así paso a la integración del pensamiento
crítico. Este momento de la historia de las ciencias sociales fue conocido como
el “giro espacial” y se instaló en la llamada geografía humana para discutir
desde la interdisciplinaridad los problemas sociales contemporáneos.
Pero, esta búsqueda del componente social, también ha representado retos
para la geografía, Luis Alberto Gómez narra este proceso de la siguiente
manera:
“La continuidad y pervivencia del problema que a nosotros nos parece
fundamental y que explicaría buena parte de la crisis de la geografía
tradicional: la dificultad que ha tenido desde antaño nuestra disciplina – en muy
diversos países- para la aprehensión de lo social, como elemento clave para
explicar la configuración espacial de la sociedad. Esta dificultad se ha debido,
en nuestra opinión, a que, por razones que son mucho más “institucionales” –
el peligro de desaparecer como disciplina diferenciada – que “racionales” la
geografía ha aspirado a alcanzar un objetivo imposible: pretender dar una
explicación de la organización espacial de las sociedades industriales, cada
vez más complejas en las que desaparecerían las conexiones significativas
entre el hombre y el medio que le rodeaba y, simultáneamente, hacerlo
mediante un planteamiento teórico que postulaba aquel tipo de conexión entre
el hombre y su entorno, lo cual la obliga necesariamente a utilizar una vía
indirecta de aproximación a lo social, a través de lo concreto con el paisaje”
(Gómez, 1983)18.
18 GÓMEZ, Luis Alberto. www.ub.edu/geocrit/geo48.htm (Consultado en 10:08:11).
79
A la luz del ciberespacio, la geografía también sigue viviendo procesos de
cambio. Ahora, las nuevas formas de organización del espacio no solo se
traducen en la relación hombre – naturaleza y producción social, estas también
son el producto de la llamada por Manuel Castells “Sociedad de la Información
y el conocimiento”. Es así como el tradicional espacio geográfico también
empieza a enfrentarse a las concepciones espaciales dispuestas por las
tecnosociedades. Ahora, se habla, solo por mencionar un ejemplo, de
geografía social virtual, de los mapas en Google y de la idea de
georeferenciación que en palabras del estudioso Antonio Rodríguez de las
Heras, definen que: “El espacio virtual es aquel que se diferencia de un espacio
tangible en al menos un aspecto fundamental referente a las condiciones
básicas mediante las cuales interactúan los objetos que en este habitan, tales
como el tiempo y el espacio” (2009)19.
De este postulado se puede entender que según Rodríguez de las Heras, el
espacio virtual se rige por leyes distintas a las que rigen el espacio en el que
nos encontramos, por lo menos leyes sociales diferentes. Pero, qué pasa
cuando se habla de una economía en la que los modelos de negociación
cambiaron a los mercados online o cuando la cartografía recurre a Google
Earth.
Es en este punto donde aparece la geografía virtual, una primera evidencia al
acercamiento de las comunidades virtuales con la geografía, un hecho social
que empieza a reclamar una re-ubicación cultural.
El periodista Francis Pisani afirma en su página web, que la geografía virtual es
uno de los emergentes más poderosos de la complejidad; y sostiene que no
solo son los software los que imponen el cambio, sino también las prácticas
sociales las que dan cuenta de una nueva infraestructura que se une a una
19
RENGIFO, Iván Felipe. GUEVARA, Manuela. www.icesi.edu.co/blogs/identidadesavatar/files/2009/02/expo_espacio-digital-espacio-virtual.pdf (Consultado en 10:10:11).
80
subjetividad y una semiosis de los procesos de intercambio y las referencias
identitarias.
“Ya no intercambiamos solo cartas, fotos o videos. Nos enviamos mapas que
representan tomas de nuestros diversos universos locales. (...) Abierto hace
pocas semanas Wayfaring.com permite que cualquiera produzca mapas de su
elección. (...) El blog GoogleMapsMania sigue las evoluciones de esta nueva
pasión y ofrece miles de pistas. Una de las más recientes alude a mapas sobre
los cuales jóvenes parejas marcan la evolución de su historia de amor
comenzando por el lugar en el cual intercambiaron su primer beso.
MiamiGasPrices.com permite encontrar y actualizar las gasolineras que ofrecen
los mejores precios en Miami. Fon.com es una red española con vocación
global lanzada por el emprendedor argentino Martín Varsavsky cuyos usuarios
están invitados a compartir sus puntos de acceso a la red. Un mapa permite
encontrarlos. (...) actividades académicas y sociales como el proyecto de
investigación de lo "micro local" animado por el profesor François Bar de la
University of Southern California (USC.edu). Este utiliza un mapa de Google en
un estudio sobre la forma en la cual los habitantes de un barrio del sur de Los
Ángeles utilizan los nuevos medios para difundir sus experiencias comunitarias.
(...)” (2006).
Se evidencia entonces una reapropiación de los lugares y de los territorios en
los que vivimos. Algunos podrían decir que se nos están escapando, pero lo
que están imponiendo es nuevas formas de representación de la realidad en
las que se unen la geografía y las redes sociales como las promotoras de un
nuevo espacio: el ciberespacio.
¿Asumirá la geografía humana los retos implantados por la tecnología?
Mientras desde la geografía se resuelve esta problemática, los estudios
socioespaciales deben recibir el consejo geográfico de trascender los
dualismos construidos históricamente entre unas y otras líneas. Asimismo,
deberán asumir que el ciberespacio no es estructural y que como espacio
rizomático puede ser controlado desde las redes informáticas; pero no desde la
actividad social, la cual canaliza los mensajes y los transforma en
81
comunicación, elemento social que no puede ser controlado una vez es
emitido.
En el ciberespacio podría llegar a aplicarse parte de una revolución como la
que propone Agnew (1999) cuando se refiere a la reformulación del espacio,
generando así comunidades de lucha en las que pese a que sigue presente la
idea de poder, se debate la historización de un estado idealizado de la teoría
política y geopolítica de la era moderna.
Puede afirmarse que esas formas de concebir clásicamente el espacio
permean hoy las relaciones sociales que se producen y se configuran desde el
ciberespacio. Pese a que este no puede ser asumido desde un punto de vista
estructural, si termina inmiscuido en las discusiones escalares que permean las
teorías socioespaciales, las mismas que pueden ayudar a comprender las
diferencias entre espacio y ciberespacio en forma de una coherencia espacial.
El ciberespacio se convierte entonces en espacio cuando luego de que se
establecen conexiones físicas, comienzan a estructurarse una serie de
relaciones sociales. El ciberespacio es donde ocurren dichas relaciones, donde
se tejen procesos simbólicos y donde se mantienen los grupos e individuos que
como comentan Miller y Slater al hablar del “(ciber) espacio”, son pensamientos
que “han preocupado a la literatura de alto perfil, así como a la mayoría de la
discusión pública y el sentido común acerca de la red, han asumido así una
oposición entre lo real y lo virtual” (2011, p.04).
Manuel Castells llama al ciberespacio un espacio de flujos y un tiempo
atemporal, una nueva lógica espacial opuesta a la organización espacial en la
que predomina el espacio de los lugares. Una sociedad red.
“Una sociedad red es aquella cuya estructura social está compuesta de redes
activadas por tecnologías digitales de la comunicación y la información
basadas en la microelectrónica. Entendiendo por estructura social aquellos
acuerdos organizativos humanos en relación con la producción, el consumo, la
82
reproducción, la experiencia y el poder expresados mediante una comunicación
significativa codificada por la cultura.
La sociedad red es pues una sociedad global. Ello no significa, sin embargo,
que las personas de todo el mundo participen en las redes. De hecho, por
ahora, la mayoría no lo hace. Pero todo el mundo se ve afectado por los
procesos que tienen lugar en las redes globales de esta estructura social”.
(Castells, 2009, p.50-51).
El espacio de flujos es entendido entonces como una manifestación espacial
dominante del poder, que se establece gracias a conexiones tecnológicas; pero
que está en función de nuestras comunidades y en la que la condición
pensante de los seres humanos se sigue presentando como un elemento
fundamental, pero que no desconoce las relaciones sociales que se construyen
y se configuran desde el ciberespacio, un mundo de relaciones sociales que en
palabras del mismo Castells, no sería nada sin las conexiones humanas. “Sin
movilización, Internet no funciona”, anotó en una entrevista realizada por la
periodista Carmen Aristegui para la cadena informativa CNN (2011 -
www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sDGZHscJTtQ).
Cuando Castells aporta su concepto de espacio de flujos, hace referencia a un
espacio que organiza la simultaneidad de las prácticas sociales a distancia:
ciberespacio, por medio de las telecomunicaciones y los sistemas de
información. “Lo que distingue a la nueva estructura social, la sociedad red, es
que la mayoría de los procesos dominantes, que concentran poder, riqueza e
información, se organizan es el espacio de flujos” (Castells, 2009, p.62-63).
No obstante y pese a que es el autor español quien ha dotado de importancia
el término a la luz del ciberespacio y de la sociedad de la información, los
espacios de flujos son términos que también habían sido abordados por otros
autores como Gilles Deleuze y Félix Guattari. Según el autor Víctor Manuel
Silva Echeto, en su literatura, puede advertirse que en estos espacios de flujos
se producen mutaciones de tiempo y espacio, y se desterritorializan
83
(agenciamientos) permanentemente las comunidades por ebulliciones
fronterizas. Los tres autores (Deleuze, Guattari y Castells) sustituyen las
estructuras por la figura del ya mencionado rizoma, que conecta cualquier
punto con otro punto cualquiera, no remitiendo cada uno de ellos
necesariamente a rasgos mismos de la naturaleza. Los planos ya no contienen
las ciudades, sino líneas de fuga y los diagramas pueden trazar líneas en ese
rizoma que siempre se nos escapa.
Concluyendo, este espacio de flujos que es el ciberespacio se representa
teóricamente como una nueva lógica espacial que puede describirse como un
espacio constituido en la era de la información, en el que aparece el concepto
de la ciudad global, ya antecedido por Marshall McLuhan cuando hablaba de la
aldea global; una ciudad que no es un lugar sino un proceso mediante el cual
los centros de producción y de consumo de servicios avanzados y sus
sociedades locales auxiliares se conectan en una red global en virtud de los
flujos de información, mientras que a la vez restan importancia a las
conexiones de los entornos territoriales.
Es a partir de este punto que empieza a hablarse de la ciudad informacional,
una sociedad basada en el conocimiento, organizada en torno a las redes y
compuesta en parte por flujos de intercambio, entre los cuales el flujo de la
producción y de la economía pasa a ser fundamental en la validación de esta
ciudad informacional, retomando los postulados ya realizados por Lefebvre
cuando hacía referencia a una ciudad equitativa espacialmente, involucrando
para entonces el capital y la economía. Una nueva dimensión del espacio que
en palabras de Harvey (1989) puede darse a conocer como comprensión o
incluso aniquilación del espacio, aspecto que se ha ido formando como parte
de nuestra cotidianidad y que cada vez toma un papel más relevante en
nuestras sociedades.
El ciberespacio es entonces un espacio cuya lógica y estructura no se
comprende y no corresponde a la planteada por la geografía física o la
84
geometría euclidiana. No obstante, todavía la intangibilidad sigue
representando un reto para las teorías socioespaciales, pues es evidente que
el dualismo existente entre primer y segundo espacio, espacio percibido y
espacio vivido, sigue operando a la hora de analizar el ciberespacio a la luz de
este enfoque.
Por lo pronto, este trabajo de investigación plantea, recapitula y concluye
entonces que el ciberespacio es un espacio al que se accede por la
interconexión de ordenadores; pero que va más allá de un modelo tecnológico
y se explota desde su potencial social, dando cabida a nuevas formas de
relacionarse socialmente o de construir lo social.
Asimismo, el ciberespacio genera una serie de espacialidades (aspecto que se
ampliará en el próximo capítulo) donde las lógicas basadas en lo físico son
válidas y se producen entorno a la actividad social que no dependen de un
lugar físico. El ciberespacio es una dimensión más accesible económicamente
que otros canales de información y es este aspecto el que dota de poder al
ciudadano, al habitante que por años se ha sometido a una hegemonía
espacial y comunicacional. Ahora existen diferentes modelos de participación,
que desde las lógicas más sencillas hasta las más complejas, facilitan el
acceso a y la participación activa (agenciamiento).
85
5.3. Espacialidades del ciberespacio. ¿Qué se hace con el
ciberespacio? Representaciones de las relaciones so ciales que
construyen y configuran las personas desde el ciber espacio
La riqueza del ciberespacio es la pluralidad. Retomando la idea de que el
ciberespacio es un espacio de flujos que incluso es reconocido dentro del
urbanismo en los discursos de la ciudad global, vale la pena comenzar a hablar
de las espacialidades que desde este lugar se generan, entendiendo las
espacialidades como ese algo, propio, que en comunidad se hace con el
espacio: dialogar, compartir, estudiar, producir, trabajar, protestar.
Desde el ciberespacio puede hablarse de espacialidades mirando hacia dos
caminos. El primero de ellos es el que plantea esta investigación, reconociendo
este universo como una conexión social que se realiza mediante ordenadores
interconectados y en el que en un espacio social practicado se ejecutan
diferentes tareas, que pueden ser conjugadas y encuentran en la tangibilidad y
la intangibilidad una fórmula en la tarea de ser y hacer.
En segundo lugar, puede mencionarse el modelo de ciudad bit que se
constituye como otra forma de habitar el ciberespacio y que aunque no hace
parte de los objetivos de esta investigación, vale la pena mencionar, sobre todo
por el cambio de paradigma que propone a la hora de estudiar la sociedad de
la información desde un enfoque socioespacial.
La ciudad bit o ciudad de los bits como se le traduce en algunas otras
ocasiones, es una propuesta del profesor William J. Mitchell (1995), quien en
su libro ‘City of Bits. Space, place and infobahn’, acuña el término para referirse
a un mundo conectado al cual pueden unirse diferentes personas para realizar
actividades que, según Mitchell, no requieren de la geografía y de la
materialidad para ser llevadas a cabo. Parte de la hipótesis planteada por el
autor, afirma que muchas de las actividades culturales, sociales y económicas
que antes tenían asentamiento en la ciudad, pueden desarrollarse ahora desde
86
el ciberespacio. No obstante, esta propuesta que es calificada como radical por
muchos estudiosos de las ciencias sociales, no se presenta solo como un
modelo de habitar un solo espacio, sino también como una propuesta de
diseño urbano que además de sugerir la conexión humana desde otro tipo de
escenarios, también propone rediseñar los entornos urbanos tangibles,
acoplándolos a necesidades básicas humanas: edificios inteligentes.
Desde la ciudad de los bits pueden generarse entonces otra clase de
espacialidades. Básicamente, el modelo propone una ciudad que es vivida
virtualmente y que no requiere de ningún “lugar geográfico arraigado” y que
está habitada por ciudadanos – cibernautas “descorporeizados”. Según las
descripciones de Mitchell esta propuesta se presenta frente a un cambio de
paradigmas, una transformación que viene al caso y es influenciada por la
parte electrónica, digital y virtual, que ha desplazado las construcciones físicas
y las ha convertido en software. Un edificio puede ser ahora un programa que
almacena bits y una ciudad bit se encuentra detrás de una fachada electrónica
que no es convencional.
No obstante, Mitchell, pese a su propuesta “revolucionaria”, no puede evitar
comparar la ciudad de los bits con los modelos de ciudad reconocidos hasta
antes de la presencia de la era de la información (ciudad tradicional, ciudad de
la disciplina, ciudad planificadora, ciudad del espectáculo, entre otras). Es así
como utiliza las siglas MUDs, que hacen referencia a los Multi – User –
Domains, para referirse a los barrios, simulando un juego de rol interactivo al
que puede acceder cualquier persona que cuente con la tecnología de Internet.
Mediante los MUDs, los cibernautas pueden crear su propia identidad y entrar
en contacto con otras personas en viviendas, bares, parques, calles y otros
elementos, contando así con la posibilidad de desplazarse al interior de este
nuevo modelo de ciudad.
Actualmente, países como México y algunas ciudades que se encuentran
ubicadas en España, Corea del Sur y en otros países del Oriente han
87
implementando el modelo de ciudad de los bits, mostrando que desde estos
lugares es posible entablar nuevos lazos sociales. La bolsa de valores, el
supermercado, la universidad, el centro comercial, el cementerio e incluso en
algunas ocasiones los centros médicos, encuentran cabida en la ciudad de los
bits.
La propuesta de Mitchell cuenta con dos clases de seguidores, los que
denominan la ciudad de los bits como un modelo de etopía en el que además
de tejerse redes abiertas, también se potencializa la gratuidad y la democracia,
venciendo así las barreras de acceso a espacios que no podría accederse
desde la tangibilidad. Y los que consideran este modelo, como una distopía
que, en el tiempo, tiende a acabar con las relaciones humanas.
Dejando claro que existen dos formas de concebir el universo ciberespacial,
una más extrema que la otra, vale la pena retomar la idea de ciberespacio que
propone este trabajo de grado, un espacio que como afirma Michel de Certeau
(1988) es un espacio social practicado, que es socialmente significativo y que
posibilita el estar ahí de diferentes maneras; es el resultado de una actividad
social en la que los usuarios crean espacialidades, formas de habitar el espacio
que no pueden concebirse desde otro punto de vista que el de una sociedad.
Así pues y antes de adentrarnos teóricamente en las significaciones y
teorizaciones del término espacialidades, vale la pena aclarar que el término
espacialidad, se diferencia aquí del espacio en la medida en que éste
representa las formas de habitar el espacio, lo que se hace con él; de hecho,
no es clara su definición en muchas de las teorías expuestas desde los
enfoques socioespaciales y, asimismo, existen diferentes definiciones de
espacialidad que pueden ser abordadas desde la arquitectura, la psicología, la
geografía, la comunicación e incluso la matemática y la geometría.
88
Como espacialidad, básicamente, puede entenderse una manifestación de los
seres humanos en el espacio que para este estudio sería el agenciamiento
político y la salud como movilizador de la acción política.
Si se le mira desde el punto de vista de la geografía, Denise Pumain, afirma
que la espacialidad es un aspecto que reúne un conjunto de “condiciones y
prácticas de la vida individual y social que están ligadas a la posición relativa
de los individuos y los grupos, unos con otros” (2011)20.
Parafraseando a Pumain (2011), estas espacialidades, se construyen
gradualmente y se constituyen como un paradigma explicativo de la geografía
a la hora de establecer y explicar cómo los seres humanos ocupan la superficie
de la tierra. En esta ocupación, se tejen diferentes clases de relaciones que
pueden ser horizontales y verticales, dando así cabida a pensar en la
horizontalidad del ciberespacio, aspecto destacado en páginas anteriores.
La discusión por las espacialidades comienza a darse en el campo de las
ciencias sociales desde 1950, en el mismo momento en que el espacio era
considerado, desde la geografía, de tres maneras diferentes. La primera, hacía
referencia a la imagen del espacio desde las coordenadas terrestres. La
segunda, más cercana a las definiciones socioespaciales, proyectaba el
espacio como un espacio percibido, vivido o representado en la escala de los
individuos, un espacio que se comporta, más allá de las fuertes variaciones
subjetivas y culturales. Y, en tercer lugar, se agregaba la idea de los espacios
individuales y la composición de sus interacciones reiteradas, donde el territorio
está influenciado por flujos que circulan permanentemente.
El término espacialidades, comienza entonces a tomar forma en la medida en
que el espacio geográfico comenzaba a volverse heterogéneo desde diferentes
20 PUMAIN, Denise. http://www.hypergeo.eu/spip.php?article175 (Consultado en 10:09:11)
89
miradas, incluyendo, como eje fundamental de la teoría socioespacial, la
repartición de riqueza con relación a la circulación de la misma.
Para Pumain cada sociedad organiza su territorio según una espacialidad que
le es propia y que depende de sus valores y de sus normas, así como también
de sus actividades y de su dominio técnico.
Pero en el desarrollo humano y en la educación infantil también encontramos el
término espacialidad. En estas ramas del conocimiento, cuando se hace
alusión a la espacialidad, se habla del conocimiento o toma de conciencia que
un sujeto establece de sus alrededores, configurándose como parte
fundamental de un sistema perceptivo en el que se recibe y se almacena
información, vinculando la actividad cerebral con la motriz.
La psicología también realiza algunos acercamientos teóricos al término
espacialidad, los cuales encuentran similitudes con las aproximaciones que se
realizan desde el desarrollo humano. Es así como pueden encontrarse en
autores como Friedrich Bollnow (1969), definiciones en donde se le explica
como una vivencia del espacio o como una experiencia psíquica de lo vivencial,
haciendo una comparación que constante y estrictamente relaciona las
espacialidades humanas con el espacio vivencial del hombre. Las
espacialidades se constituyen entonces como las producciones del espacio,
actividades que se vinculan con actos tan humanos como comer y dormir; y en
otros tan complejos como habitar y existir. Para Bollnow, las espacialidades
son el fruto de una experiencia, una forma de vivir el espacio que se relaciona
con la vida humana.
Si vinculamos los tres puntos de vista, el de la geografía, el del desarrollo
humano y el de la psicología, podemos encontrar que aunque difieren en
ciertos puntos, también concuerdan en otros. Si el espacio fuera comparado
como un simple contenedor, es claro, que desde ninguna de las tres disciplinas
se concebirían las espacialidades como una experiencia humana en el espacio,
90
demostrando que para hablar de espacialidades, es necesario reconocer el
espacio como un espacio percibido y socialmente construido. Asimismo, las
tres disciplinas, reconocen la necesidad de la presencia humana y de su
relación con el espacio, sea esta corporal o mental, para hablar de las
espacialidades.
Pero, además de las posiciones presentadas por la geografía, la educación, el
desarrollo humano y la psicología, que se ponen de acuerdo en diferentes
puntos, ¿cómo más pueden entenderse las espacialidades desde un enfoque
de estudio socioespacial? Es en este punto donde vale la pena citar de nuevo
el término espacio, con el fin de establecer una diferenciación entre éste y las
espacialidades. Aunque estos dos términos suelen ser usados indistintamente
por algunos teóricos, como espacio, este trabajo de investigación entiende el
lugar de la multiplicidad, de la diferencia y de la heterogeneidad y que en este
caso puede ser espacio (cuando es tangible y presencial) y ciberespacio
(cuando es intangible y no presencial). Mientras que, la espacialidad es el
efecto de la lógica que opera sobre los espacios, es la distribución y el uso
social que los humanos realizan sobre el espacio; demostrando así que todo
espacio es generador de espacialidades que son resultantes de los recorridos
y/o prácticas que en él se efectúan y de las lógicas bajo la cual se opera el
espacio.
La espacialidad se convierte entonces en una forma de definir y determinar el
significado del espacio, la cual además de hablar del espacio, también propone
problematizar la temporalización, dando así importancia al tiempo, elemento
que por años dominó el conocimiento social y que pese a ser reevaluado a
partir del giro espacial, sigue siendo necesario a la hora de entender que la
espacialidad también engendra temporalidades e identidades, también puede
presentarse como el tiempo vivido en los espacios, el tiempo que deviene de
los recorrido que en él se realizan.
91
Esto es lo que Foucault llama una forma de poner a dialogar el espacio con el
tiempo: espacialidad. “Vivimos en un tiempo de la simultaneidad, de la
yuxtaposición, de la proximidad y la distancia, de la contigüidad y de la
dispersión” (1967, p.1), resalta el autor cuando habla de las espacialidades
emergentes.
Siguiendo en la misma línea que sugiere que en la espacialidad dialogan el
tiempo y el espacio, también vale la pena destacar a Leonor Arfuch quien diría
que “la temporalidad también es espacialidad. Geografías, lugares, moradas,
escenas donde los cuerpos se dibujan que es a menudo la marca más
conciente de la cronología, el anclaje más nítido de la afectividad. El espacio se
transforma así en un espacio geográfico” (2005, p.88).
Por su parte, Doreen Massey (1999), resalta que las espacialidades, lejos de
ser entidades fijas y estables, son el producto de recorridos, que son amplios,
diversos y dispersos. Es por esta razón, que puede afirmarse que las
espacialidades se arman y desarman constantemente, son condición de la
diversidad que navega entre el espacio inmenso y global, y el espacio íntimo y
local. Asimismo, en Massey también puede leerse una figura que funciona a la
inversa: sin espacialidades no existiría el espacio, puesto que éste es la “esfera
en la que coexisten distintas trayectorias, la que hace posible la existencia de
más de una sola voz. Sin espacio no hay multiplicidad, sin multiplicidad no hay
espacio” (Citada por Arfuch, 2005, p.37).
La espacialidad da cuenta entonces de prácticas y discursos que además de
acercarse al espacio, al territorio y al tiempo, también es el producto de
movimientos identitarios y constructivos. Pero, ¿qué sucede cuando hablamos
de espacialidades en el ciberespacio? Vale la pena anotar que podemos
referirnos a las espacialidades desterritorializadas, que aunque tienden a ser
pensadas bajo la figura de los “no lugares” propuestos por Marc Augé (1993),
no pueden compararse con éstos, puesto que los “no lugares” se caracterizan,
92
como veremos a continuación, por no crear identidad, ni relación, sino soledad
y similitud.
“Los no lugares mediatizan todo un conjunto de relaciones consigo mismos y
con los otros que no apuntan sino directamente a sus fines: como los lugares
antropológicos crean lo social los no lugares crean contractualidad solitaria (...)
Los no lugares de la sobremodernidad tienen la particularidad que se definen
por los textos que nos proponen su modo de empleo”. (Augé, 1993, p.98).
Las no espacialidades desterritorializadas que se gestan a partir de la relación
de los seres humanos con el espacio pueden variar tanto como las
espacialidades que gestan los seres humanos a partir de su recorrido por los
espacios socialmente producidos y configurados. A esta conclusión pudo
llegarse luego de realizar el proceso de observación incorporado en la
ciberetnografía y que, como resultado fundamental, visualiza cuatro clases de
espacialidades que se pueden dividir en miles y que probablemente, no existe
y no existirá la forma de realizar el inventario de las mismas. Estas son: el
acceso a la información; la relación entre el trabajo, el comercio y los servicios
en línea (en este punto estarían incluidas las espacialidades de salud); la
generación de contenidos y el conocimiento; y las nuevas relaciones sociales
(punto en el que se incluyen las redes sociales y otras formas de
agenciamiento y empoderamiento político).
Estas espacialidades, según Víctor Solano, comunicador experto en social
media21 y quien es reconocido como uno de los blogueros más influyentes de
Colombia, “aparecen y desaparecen en la medida en que se facilita el acceso
al ciberespacio mediante conexiones a Internet y, en la medida en que estas
conexiones son más veloces, pues esto agiliza los mecanismos de
comunicación” (Conversación telefónica, 04 de abril de 2011).
21 También conocidos como medios sociales. El término hace referencia a las redes sociales, mecanismos mediante los cuales se conectan los seres humanos y establecen nuevas relaciones sociales.
93
Las opiniones expresadas por Solano durante la construcción de este trabajo
de investigación, se relacionan en diferentes puntos con las teorías expuestas
por Manuel Castells. Para el bloguero colombiano, el acceso a la tecnología,
tanto desde computadores personales, como desde móviles; y las conexiones
públicas que se expanden por diferentes lugares de Colombia, facilitan la
conexión del tejido social. “Internet no es quien hace las cosas, los que hacen
las cosas, las convocatorias, los actos solidarios, los que convocan, son los
seres humanos. La red22 está para hacer cosas buenas y para hacer cosas
malas, la decisión la toma cada persona o cada colectivo” (Conversación
telefónica, 04 de abril de 2011). Esta declaración puede mirarse en paralelo
retomando a Castells cuando dice que Internet:
“No es simplemente una tecnología; es el medio de comunicación que
constituye la forma organizativa de nuestras sociedades, es el equivalente a lo
que fue la factoría en la era industrial o la gran corporación en la era industrial.
Internet es el corazón de un nuevo paradigma sociotécnico que constituye en
realidad la base material de nuestras vidas y de nuestras formas de relación de
trabajo y de comunicación. Lo que hace Internet es procesar la virtualidad y
transformarla en nuestra realidad, constituyendo la sociedad red, que es la
sociedad en que vivimos” (Castells, 1996, p.158).
Hablar de cifras internacionales del uso de Internet es difícil. Se puede hablar
de penetración, como se expresaba en los inicios de la información teórica que
presenta este texto, e incluso pueden establecerse cifras de usuarios por
plataformas; pero, definir el número total de internautas o ciberactores, podría
terminar siendo una tarea de dimensiones gigantescas y tal vez inabarcables.
No obstante, los usos sociales que han involucrado las nuevas plataformas
sociales, esas que presentamos como nuevas relaciones sociales, han hecho
que el ciberespacio sea reconocido como un continente, incluso, redes sociales
como Facebook, cuentan con las cifras de usuarios que les permitiría, en
22 Algunos interlocutores usan la palabra red como sinónimo del ciberespacio o de Internet. En la gran mayoría de las ocasiones, usan red para referirse al tejido social.
94
comparación con países como China, ser el tercer país más grande del mundo,
solo por hablar de cuantificaciones.
Pese a que desde muchos puntos de vista las cifras no se consideran
importantes, cuando se habla de generación de espacialidades desde el
ciberespacio, estas cobran un valor especial, sobre todo porque la tecnología
de Internet se ha caracterizado, si se le compara con otros medios de
comunicación, por conquistar los usos sociales de una manera vertiginosa y
acelerada. Las cifras que recoge Sterling, por ejemplo, nos remontan al año de
1969 cuando se conectaron los cuatro ordenadores que inicialmente le dieron
vida a Internet. Para 1974 fueron 62 ordenadores; en 1983 la cifra llegaba a
562; en 1986 a 5.089; en 1993 superaba las 1.300.000 conexiones y en el año
2000 estas sobrepasaron los 125 millones.
Este crecimiento ha llevado a que la información y la comunicación en el
ciberespacio figure como la primera espacialidad, la primera forma de vivir en
este espacio; sobre todo porque éste se ha convertido en un escenario que es
incluso capaz de agrupar las nuevas y las viejas prácticas humanas. Es así
como encontramos en el ciberespacio casos de parejas que se conocen en
salas de chat y luego trascienden a un contacto físico y presencial; o amigos
que luego de entablar una conversación en Twitter alrededor de un gusto
común como la música, deciden conocerse y conformar una comunidad de
aficionados que se encuentran ocasionalmente en la presencialidad, pero que
mantienen una relación en la que se comparten canciones, dialogan y discuten
alrededor de un tema en particular.
“Utilizo Internet todos los días, por la mañana, para hacer una revisión de los
diarios y mirar las noticias de Colombia y del mundo. Ya no veo noticias, no
compro periódicos y solo de vez en cuando escucho radio, sobre todo cuando
voy manejando. En algunos momentos del día, que nunca son fijos y
generalmente son cuando estoy esperando o cuando quiero darme un
descanso, miro en mi celular a ver qué está pasando en las redes sociales, por
ejemplo en Twitter, que es otro lugar desde donde puedo salir informado”
95
(Conversación en chat luego de entablar una relación vía Twitter, 03 de marzo
de 2011).
Respondió @RichardRiosP, como se identifica en Twitter, luego de entrar en
un diálogo con él sobre las prácticas que ejercía en el ciberespacio.
No obstante, pese a que el ciberespacio representa la llegada del medio de
comunicación más potente hasta el momento, en el que se integran todas las
clases de audiencias y de ciudadanos, alrededor de este giran diferentes
clases de opiniones, encontrando frecuentemente lo que Graham Gordon llama
los tecnófilos y los neoluditas, usando el primer término para referirse a los
amantes de la tecnología, y el segundo, haciendo alusión al ludismo, corriente
que se vivió durante los años de la Revolución Industrial, siglo XVIII, y que se
expresaba en un odio por las máquinas. Los neoluditas, entran entonces a ser
esos nuevos sujetos que ejercen desprecio frente a las prácticas sociales que
se gestan desde la llegada de Internet.
No obstante, esta tecnología ha avanzado tanto, e incluso ha interpuesto en
tantos escenarios al ciberespacio, que la gran mayoría de personas, tienen
algo que ver ahora con Internet, ya sea porque cuentan con un correo
electrónico o porque son aficionados a la red. Es así como el uso de Internet
(mecanismo que facilita la conexión con el ciberespacio) puede centrarse en
tres clases de públicos: aquellos que solo usan la tecnología porque tienen una
necesidad u obligación precisa; aquellos que tienen conocimiento de
herramientas que les permiten acceder a listas, correos, sitios, páginas,
portales, bases de datos, programas y aplicaciones: navegar; y aquellos que
sin duda alguna, tienen un manejo amplío no solo de la tecnología de Internet,
sino que también comprenden desde un punto de vista social los flujos de la
información y de los comportamientos sociales en el ciberespacio.
96
Las espacialidades del trabajo
Tras abordar aquella espacialidad del ciberespacio en la que se gestan redes
de información y comunicación, es necesario ahondar en otras espacialidades.
Es así como nos encontramos frente a la relación trabajo, comercio y servicios
en línea (punto en el que advertimos puede verse influenciada la salud),
segunda espacialidad que pudo establecerse en el proceso ciberetnográfico.
El modelo económico ha sido por años fundamental a la hora de hablar de la
naturaleza del espacio y en el ciberespacio no se establece una excepción.
Cuando las bolsas de valores comenzaron a tranzar sus movimientos en línea,
cuando las empresas nacientes que se dedicaban a nuevos desarrollos en
Internet como Google comenzaron a desbancar los grandes imperios
económicos, y cuando comienza a practicarse el comercio electrónico, el
ciberespacio empieza a ser tomado en serio, vive un renacer de credibilidad
que está sustentado en el poder económico.
Esto se debe en gran medida a que luego de pasar por el plano productivo, la
tecnología de Internet y el ciberespacio le han brindado a las empresas el
poder de llevar a cabo un proceso considerado fundamental desde los años 80:
reestructurar el sistema capitalista, llevando a que la economía actual se
caracterice por ser informacional, global, funcionar en red, y poner sobre un
mismo universo la información y el conocimiento, variable fundamental para la
productividad y la competitividad, aspectos centrales en las políticas de la gran
mayoría de los países capitalistas.
Esta espacialidad que se relaciona con el comercio, el trabajo y los servicios en
línea se da por cuenta de la relación entre Internet y la nueva economía,
términos usados no para hacer referencia a las empresas que producen y
diseñan Internet, sino para hablar de las nuevas formas de relacionamiento que
tiene todo el sistema empresarial a través de Internet, en el ciberespacio. Esa
es la nueva economía. En palabras de Yan Camilo Vergara, gerente de
97
Medellín Digital, programa de la Alcaldía de Medellín que trabaja desde el año
2007 por la alfabetización digital de la ciudad, la relación entre economía,
Internet y ciberespacio, puede darse a través de diferentes caminos:
“Cuando se habla de economía en Internet podemos mencionar varios puntos,
algunos tan sencillos como los cambios en las plataformas de trabajo, otros tan
novedosos como la implementación de nuevos cargos laborales que nacen por
la llegada de Internet, los modelos de negociación y las transacciones
bancarias; y otros tan importantes y debatidos como la innovación.
Prácticamente, Internet como tecnología y el ciberespacio como ese lugar de
encuentro, han llegado para cambiar diferentes modelos y formas de
encontrarse. Por ejemplo, hoy día se puede hablar de E-Commerce (comercio
en línea) desde diferentes puntos de vista que reúnen tanto el mercado global,
como el regional y el internacional.
En este panorama también entra a jugar un papel muy importante el asunto de
la cultura del emprendimiento, pues desde el ciberespacio se pueden tejer
conexiones que no hubieran sido posibles sin la tecnología de Internet, esas
redes de contactos que llaman Networking. Muchas empresas, incluso, han
llevado sus modelos de negocio a páginas de Facebook y es desde este lugar
donde venden, sin la necesidad ahora de un local o de una presencia física en
el mercado. Solo ponen fotos de sus productos, los contactos encargan y se
les hace el envío. ¿No es acaso esta otra forma de mover la economía?
El acceso de las grandes, medianas y pequeñas empresas al ciberespacio ha
sido incluso uno de los grandes objetivos que se han propuesto los
organismos internacionales y en Colombia es meta clara del Ministerio de las
Tic y de los gobiernos locales y regionales.
En cuanto el tema social, es claro que también cambia. Un claro ejemplo es el
teletrabajo. Desde 1990, cuando se comenzaron a masificar las Tecnologías de
la Información y la Comunicación, las empresas y el mercado comenzaron a
darse cuenta que era posible ser un poco más flexible con los contratos
laborales. Incluso, no tardaron en darse cuenta que tener a una persona
98
trabajando desde su casa, podía ahorrarles grandes costos de contratación.
Hoy día son muchas las personas que teletrabajan y solo se reúnen con sus
jefes y compañeros de vez en cuando y para concretar cosas muy precisas.
Asimismo, existen otras formas de producir desde el ciberespacio. Hoy, incluso,
se habla de las industrias del conocimiento. También podemos encontrar los
negocios que se dedican a desarrollar herramientas que permiten interactuar
en este nuevo espacio, por ejemplo los buscadores, los software en línea, las
páginas y los portales. También encontramos bibliotecas en línea,
universidades y hasta cementerios” (Conversación presencial, 15 de abril de
2011).
En esta misma línea que involucra las espacialidades productivas, la economía
y los servicios, puede mencionarse la Telesalud, mecanismo que se debate
entre lo humanitario y lo comercial, pero que también cobra fuerza en el
mercado. Cuando se afirma que se debate entre lo humanitario y lo comercial,
se hace referencia a que cuando se habla de la salud practicada como servicio
desde el ciberespacio, se sigue presentando la problemática institucional que
por años ha caracterizado al sector salud: la obligatoriedad que tienen los
estados de garantizarla como un derecho fundamental versus la idea de
comercializar los servicios de salud.
No obstante, proyectos empresariales como Glya, cuyos integrantes fueron
entrevistados en el proceso de recolección de información de este trabajo de
grado, afirman que desde el ciberespacio es posible unir ambos conceptos, el
social y el económico, considerando que este nuevo espacio de interacción
social apunta hacia una transformación social que se hace posible gracias a la
tecnología y a la salud. Glya, tal como la definen sus integrantes, es una
plataforma de interacción social que permite que médicos especializados
puedan atender personas a la distancia, siempre que sean casos en los que la
enfermedad lo permita. Estos servicios en línea, pueden vincularse tanto con la
prevención como con la salud pública y la atención de la enfermedad.
99
Glya funciona como una red social que fue desarrollada por Diego Pérez,
bioingeniero; Carlos López, médico profesional; y Víctor Pachón, administrador
de empresas. En palabras de Carlos, lo que busca esta línea de la economía
en la que se involucra la tecnología de Internet con la salud es “aumentar la
cobertura de los servicios de salud, independiente del estrato social, la raza o
el lugar donde se vive, siendo ésta una herramienta de apoyo clínico en la que
haciendo uso de la multimedia, podrá darse respuesta a algunas personas,
atendiendo en tiempo real y desde cualquier lugar” (Entrevista en Campus
Party, Bogotá. 29 de junio de 2011).
Esta hipótesis ya ha sido demostrada en algunas pruebas piloto realizadas por
el grupo. Diego, cuenta que una vez tuvieron una experiencia en la que se
conectaron tres ciudades para atender una sola población. Diego también hizo
parte de un proyecto llamado Telemap, en el que la Universidad de Antioquia,
haciendo uso de la telemedicina, atendía a las víctimas de las minas
antipersonales. Asimismo, fue asesor de la Ley 1419 de 2010, mediante la cual
se establecen los lineamientos de telesalud en Colombia y se le ordena a las
EPS comenzar a usar esta tecnología para realizar un mayor cubrimiento.
“El piloto se hizo en la Guajira. Las herramientas estaban en Medellín, ciudad
en la que conectamos un satélite y los médicos especialistas estaban en
Bogotá. Carlos estaba en La Guajira, yo estaba en Medellín y los médicos
estaban conectados desde la capital. Al principio la población se sentía rara
hablando con la pantalla, pero luego, se acostumbraron a que los médicos
estaban allá y mediante fotografías y ayudas audiovisuales, se pudieron
establecer muchos diagnósticos iniciales, por ejemplo, algunos casos de
enfermedades de la piel” (Entrevista en Campus Party, Bogotá. 29 de junio de
2011).
No obstante y pese a que quienes conforman Glya saben que el modelo
funciona, no puede desconocerse que la emergencia de esta espacialidad, el
cambio de una espacialidad corporal y territorializada, a una no corporal y no
territorializada, causa impactos en las sociedades. Según piensa Carlos, quien
100
además ejerce como médico, el temor, además del cambio de plataformas,
obedece a muchos aspectos.
“Primero está el temor constante de perder la relación médico – paciente, este
es inmutable entre la mayoría de los seres humanos. Pero esto es ante todo
una costumbre cultural, porque si usted hace el trabajo de analizar, cuánto
tiempo se demora un médico revisando a un paciente, va a ver que es muy
poco. En ocasiones no supera los cinco minutos y es más, en otras ocasiones
lo que se realiza es una entrevista de escritorio a silla en la que el médico
jamás toca al paciente.
Por otro lado, ya los mecanismos tecnológicos están inventados; pero los
modelos no pueden ser exitosos hasta que no exista un cambio de paradigma.
Sin querer comparar la salud con los bancos, la telemedicina sí pasa por un
momento similar. Antes todos tenían temor de ir al cajero y ahora nadie reniega
porque tiene que hacerlo. Por esta razón sabemos, que para hablar de
telemedicina, también tenemos el reto de realizar un cambio cultural”
(Entrevista en Campus Party, Bogotá. 29 de junio de 2011).
Con Glya, según Víctor Pachón, es posible realizar comercio electrónico de
servicios de salud. Asimismo, la plataforma permite ser un eje social de
interacción entre médicos y pacientes que se conectan a dialogar. Y, por
último, puede hacerse uso de la comunicación multimedia a la hora de realizar
consultas, es así como la red social destinada para prestar este servicio,
también permite subir audios y fotografías, conversaciones e incluso la
calificación del servicio.
La generación de contenidos, la información y el po der
La tercera espacialidad a la que apuntan los hallazgos de esta investigación
está relacionada con la generación de contenidos, aspecto que como veremos
en el siguiente capítulo tiene una relación directa con el poder, y la gestión del
conocimiento. Esta espacialidad, según el bibliotecólogo y estudioso de
Internet Santiago Villegas, es la que permite que haciendo uso de metadatos y
101
etiquetas (sistemas de clasificación) pueda hablarse, ahora o en un futuro, de
inteligencia artificial, rama de las ciencias de la comunicación que dota a las
máquinas de un poder racional para tomar algunas decisiones que han sido
direccionadas por los seres humanos.
La generación de contenidos y la gestión del conocimiento, que en el
ciberespacio pasa a ser conocimiento colaborativo, se visualiza,
fundamentalmente en los entornos educativos virtuales, los cuales están
sufriendo un proceso de transformación que cambia radicalmente no solo los
sistemas de aprendizaje, sino también la docencia y las formas de
relacionamiento que viven los seres humanos en estas etapas de la vida.
Ahora se habla de educación y formación a distancia, prácticas sociales que
adquieren un significado distinto para la educación y que se presentan desde
lugares que por años han sido localizados y que ahora son lugares no
territorializados, el campus virtual, la universidad virtual, el aula virtual, los
espacios de discusión. Incluso, algunos estudiantes se reúnen para tomarse un
café desde la virtualidad y conversar de temáticas diferentes a las establecidas
por el sistema curricular.
Las metas de cobertura educativa que se proponen los gobiernos, han sido,
fundamentalmente, uno de los aspectos centrales para promover el desarrollo
de estas espacialidades. Al no poder brindarse una total cobertura educativa
geográfica que garantice educación y capacitación para toda la población
deseosa de obtener conocimientos, el ciberespacio se presenta como la
solución, evitando los flujos y desplazamientos humanos, la infraestructura
educativa y por ende, la organización del espacio geográfico.
En esta misma espacialidad, vale la pena mencionar, que el ciberespacio se
convierte en una forma de acceder y difundir el conocimiento, reemplazando al
libro como la herramienta preferida para realizar esta transmisión. Este se
establece como un proceso de desterritorialización de acceso al conocimiento
102
que permite incluso, repensar el qué hacer de las ciencias haciendo que éstas
se expandan o se relativicen.
Las redes sociales, un universo de espacialidades
Como última espacialidad, es necesario mencionar las nuevas formas de
relaciones sociales que pueden visibilizarse en el ciberespacio, punto en el que
se incluyen las convocatorias, el agenciamiento y el empoderamiento político.
Estas nuevas formas de relacionamiento, que actualmente se dan desde las
llamadas redes sociales, entre las cuales vale mencionar algunas de las más
utilizadas en Colombia: Facebook, Twitter, Youtube, Flickr, Tumblr, Delicious,
LinkedIn, Foursquare, entre otras, suponen nuevas formas de ser social que
alteran las costumbres comunicativas, expresivas, lúdicas, laborales,
económicas, políticas, de consumo y de decisión de la población. Esto quiere
decir, que en la medida en que estas formas sociales se transforman, todo el
entramado social se ve afectado y es en esta espacialidad, donde pueden
explicarse muchos de los cambios que viven la economía, el conocimiento, la
política y la educación.
Al igual que en la calle, en los centros comerciales y en otros lugares de la
“ciudad vitrina”, en el ciberespacio también existen múltiples lugares de
exhibición como salas de chat, tiendas y bancos. Además, estas redes
sociales, permiten rendir cuenta de los movimientos que se realizan desde el
espacio tangible y corporal, es así como puede verse como muchas personas
muestran en Facebook las fotos de sus últimas vacaciones o como otros usan
el sistema de georeferenciación Foursquare para informarles a sus amigos en
qué lado de la ciudad o del mundo se encuentran.
Luego de realizar este recorrido, se hace evidente que las Tecnologías de la
Información y la Comunicación están cambiando no solo la idea concebida por
años de espacio, sino también los usos sociales que se hacen de éste. Estos
cambios suceden en la medida en que la accesibilidad, la velocidad y la
103
amplitud de la tecnología de Internet, que facilita al acceso al ciberespacio, son
mayores.
Es innegable entonces que Internet afecta los modos de relación de los seres
humanos, lo cual representa, que estamos asistiendo a un cambio histórico que
como puede leerse en Gordon no se presentaba desde la imprenta y que
involucra cambios en la manera de concebir el territorio, el espacio, la realidad
física, el juego, las relaciones sociales, la economía, la política y el
conocimiento. Cambios en la manera de entender a las personas y a las
naciones y giros definitorios en la percepción del tiempo y del espacio.
104
5.4. El poder en el ciberespacio: de los espacios e structurales, a los
campos de poder, la comunicación y la comunidad de lucha
“No deberíamos ceder la tradición a los conservadores”.
Guiddens.
Desde que comenzó a gestarse la idea de Internet, no solo se advertía un
cambio, sino que también se advertía un temor. ¿Cómo poder controlar un
sistema que no tiene centro? Ésta ha sido por años una de las preguntas que
ha rondado entre los gobiernos a lo largo y ancho del mundo.
Asumir el poder en el ciberespacio, es entender que al igual que en el espacio
presencial, corporal y territorializado, en éste existen diferentes matices de
dominio, potestad, autoridad y mando, las cuales, a la luz de los estudios
sociales, también deben ser definidas a la hora de realizar una investigación.
Esta partió, como se expresa en el planteamiento del problema, de la idea del
poder como un elemento fundamental a la hora de hablar del espacio. Pero,
también concibe el poder desde tres puntos de vista que serán analizados en
este capítulo. El primero de ellos lo relaciona con los espacios estructurales,
puesto que éstos, plantea Agnew, siempre han estado relacionados con el
poder estadocentrista y pueden controlarse. Desde que comenzó a gestarse la
idea de Internet, los gobiernos se han preguntado por el cómo hacer para
controlar el flujo de información, sin encontrar respuesta más de 40 años
después. ¿Pueden los gobiernos o los poderes políticos, religiosos y
económicos controlar las formas y modos de habitar en el ciberespacio?
En segundo lugar, se ahondará en la idea de los campos expuestos por Pierre
Bourdieu, puesto que con la democratización que viene implícita al
ciberespacio, los campos dominantes y dominados toman otras formas que
tienden a reestructurar las estructuras sociales, valga la redundancia,
tradicionalmente concebidas: ¿qué papel juega el ciberespacio en la teoría de
105
los campos? ¿Puede el ciberespacio ser leído desde la teoría social? En tercer
lugar y como último elemento a analizar cuando se habla del poder, se
ahondará en la comunicación y la información como dimensiones que dotan al
ser humano de poder en el ciberespacio, surgiendo así espacialidades con
nuevos liderazgos que permiten que desde el ciberespacio se gestione una
comunidad de lucha que posibilita el agenciamiento y el empoderamiento, que
para este caso es político.
Como eje transversal a estas posiciones, fundamentalmente teóricas, se
presentarán parte de los hallazgos que con proporción al poder encontró esta
investigación. Solo por mencionar algunos casos, vale la pena hablar de la
relación entre la medicina, sea esta tradicional o hegemónica, con los
pacientes, que siempre ha establecido, solo desde el aparente, simple y básico
acto de comunicar una relación de poder. Asimismo, la producción de
conocimiento desde el ciberespacio, también se ha visto perjudicada por la
poca aprobación y credibilidad que le ha dado la academia a esta nueva forma
de espacio, convirtiendo así a muchas universidades en poderes hegemónicos
que en el espacio territorializado tendían a ser contra hegemónicos.
Iniciando entonces este recorrido teórico por lo que podríamos llamar “el
mundo teórico del poder” nos encontramos con Agnew (1999), mencionado en
párrafos anteriores. A la hora de hablar del poder este autor hace un llamado
constante a la esencia estructural del espacio, a la organización, una relación
constante que puede presentarse desde tres aspectos. Primero, el autor hace
referencia a la historización de un estado idealizado de la teoría política y
geopolítica de la era moderna convencional. Segundo, al rol de los distintos
discursos geopolíticos en diferentes épocas y su visión global asociada a lo
que el autor británico denomina “estadocentrismo de la imaginación política
moderna”. Y tercero, en unión de estas dos ideas, al planteamiento, que
también podría traducirse en invitación, de tomar seriamente las ideas de
“orden mundial” brindadas por los diferentes poderes hegemónicos, con miras
a una renovación en las maneras de ver el mundo.
106
Esta renovación, que es básicamente expuesta desde el campo de la geografía
y de la política, apunta a un aspecto que podría considerarse fundamental
dentro de los análisis que pueden derivarse de la lectura de Agnew (1999): la
idea del poder asociada exclusivamente a los estados territoriales; primer punto
que entra a debatirse cuando se concibe el poder desde el ciberespacio, un
universo que se expresa territorialmente en la tecnología, pero que posibilita la
conexión con el ciberespacio, un universo social que como afirma Manuel
Castells “no puede controlarse” (2011).
La fórmula definida entre la estructura del Estado – Nación es lo que Agnew
denomina la “trampa territorial”, descrita como un problema contemporáneo
que tiende a pensar y a actuar como si el mundo estuviese enteramente
constituido por estados que ejercen su poder sobre los bloques de espacio y de
este modo se constituye como el único referente geográfico de la política
mundial.
A su vez, la trampa territorial también puede resumirse en una triada en la que
directa o indirectamente se sugiere que “sin el poder estadocentrista, el
espacio ocupado sería inamovible”. La primera idea de este conjunto afirma
que los estados tienen un poder exclusivo dentro de sus territorios, aspecto
que se traduce en soberanía. La segunda hace referencia a que los asuntos
nacionales y los asuntos exteriores son realidades esencialmente separadas y
reguladas por normas diferentes. Y, como tercero y último postulado, aparece
la idea de los límites del estado que definen los límites de una sociedad.
Estas nociones, a la vez que afectan el concepto de espacio, también relegan
el territorio a una visión contenedora (la sociedad contenida en el estado),
resultado de una proyección histórica en la que se relacionan la geografía y el
poder, característica que es abordada por Heriberto Cairo (1997).
Cairo, quien se refiere a la necesidad de liberarse del “fetichismo del estado”,
afirma que las relaciones políticas son siempre relaciones de poder y es frente
107
a esta idea que realiza una indagación geográfica y política que comprende
varios aspectos de análisis, que en escala podrían clasificarse así: el análisis
de la política territorial, las referencias de los bienes públicos y de la elección
racional, las geografías políticas marxistas y neomarxistas, la geografía política
humanista, las geografías de poder, y las teorías geográfico – políticas
postmodernas o postestructuralistas.
El autor de origen español, deja claro, citando a Claude Raffestin (1980) que
“en toda relación circula el poder, que no es ni poseído, ni adquirido, sino pura
y simplemente ejercido, por actores provenientes de la población. Esto produce
el territorio, partiendo de esta realidad dada que es el espacio” (Raffestin, 1980,
p.45. Citado por Cairo, 1997, p.61).
Antes de establecer la relación entre estos postulados y el ciberespacio, puede
advertirse entonces que tanto Agnew como Cairo, proponen un debate al
interior de las ciencias sociales, que apunta a la presencia de una geopolítica
crítica, en la que la noción de lugar retoma fuerza como parte de un análisis del
espacio global. No obstante, a esta propuesta podrían añadirse otros puntos
que ayudarían y focalizarían el pensamiento socioespacial desde un espectro
más amplio, por ejemplo, el acto de pensar, desde la geopolítica crítica, la
relación entre el ciberespacio y el estadocentrismo, siendo el ciberespacio para
algunos pensadores la posibilidad antes considerada utópica de concebir un
espacio donde la participación sea democrática, la distribución re pensada y el
poder del estado no se establezca como la única noción de identidad.
Se deja entonces la sugerencia de ver el mundo como un conjunto
estructurado, donde se incluye la cartografía de lo desconocido, lo difícilmente
representado desde los modelos cartesianos y euclidianos (punto en el que
probablemente podría estar el ciberespacio), la lucha por la supremacía y
donde se evalúe, de manera crítica, la continuidad y la periodización de la
imaginación geopolítica moderna, que puede traducirse en las nuevas
108
geografías del poder que reposan en tres niveles: la geografía civilatoria, la
geopolítica naturalizadora y la geopolítica ideológica. En palabras de Agnew:
“En la actualidad, el cambio social y el desarrollo económico están cada vez
más determinados por la capacidad que tengan las localidades y las regiones
de acceder a las redes globales y que en este contexto, no tendría sentido
concebir el poder como algo singular y permanentemente unido a los territorios
de los estados. Sin embargo, la lealtad a una espacialidad de poder estable,
sigue teniendo un atractivo considerable” (Agnew, 2005, p.97).
Este atractivo considerable del que habla el autor es el que por años ha
perseguido al ciberespacio. Pese a que esta tecnología fue pensada como una
red sin centro, para evitar que unos estados invadieran a otros, el uso militar de
la misma y la interacción de las fuerzas armadas, políticas y diplomáticas con el
ciberespacio, no ha sido una variante dominante a lo largo de la historia. La
ciudadanía se apoderó del ciberespacio mucho antes que los gobiernos, las
grandes empresas y el enorme sistema financiero, convirtiendo el proceso de
digitalización en un poder, un fenómeno explosivo del que aún no se conocen
todos sus alcances.
En Sterling este poder puede leerse desde el uso social que la ciudadanía le ha
dado a este espacio considerado reticular. “¿Por qué la gente quiere estar en la
Internet?”, se preguntaba el autor en el año 2000. Fundamentalmente la gente
quiere estar en Internet porque tiene libertad, porque puede acceder al poder
de ser por sí mismo sin depender de los demás. El ciberespacio representa
para muchos una suerte de anarquía moderna y funcional. Esto en gran
medida se debe a que no existe una empresa llamada Internet S.A., o
Ciberespacio S.A., eludiendo así la presencia de mandos, censores oficiales,
jefes y accionistas. La democratización del ciberespacio radica en el hecho de
que cualquier nodo puede comunicarse con cualquier otro nodo, dependiendo
de una conexión tecnológica y no de una decisión política.
109
Aludiendo a Lefebvre cuando habla del orden social, el ciberespacio es
también una ganga. Se establece como un conjunto que no cuesta dinero
según las distancias (diferente de los sistemas telefónicos). Y como una
conexión en la que el ser humano es responsable de su tiempo, de su máquina
y de su propio trozo de línea (espacio).
Pero, definitivamente, lo que más le gusta a las personas de Internet es la
libertad. Dos grupos focales que participaron en esta investigación, cada uno
de ocho personas que tenían como tarea, haciendo uso de wikis, definir las
ventajas de navegar en el ciberespacio, dijeron que en ese lugar no tenían
tanto control como en la vida corporal. Según Sterling, esta libertad se asemeja
a una especie de “anarquía” que representa a Internet y que es ésta la razón
fundamental para que por años, los gobiernos hayan tratado de controlar el
ciberespacio.
“La “anarquía” de Internet puede parecer extraña e incluso poco natural, pero
tiene cierta profundidad y sentido. Es como la “anarquía” del idioma inglés.
Nadie alquila el inglés y nadie lo posee. Como angloparlante, depende de ti
aprender a hablar inglés correctamente y usarlo para lo que quieras (aunque el
gobierno proporciona fondos para ayudarte a que aprendas a leer y escribir
algo). Aunque mucha gente se gana la vida usando, explotando y enseñando
inglés, el “Inglés” como institución es una propiedad pública, un bien común.
Mucho de esto ocurre con Internet. ¿Mejoraría el inglés si “Idioma Inglés S.A.,”
tuviera un consejo de administración con su director ejecutivo al frente, un
presidente y una asamblea? Probablemente existirían muchas menos palabras
en el idioma inglés y muchas menos nuevas ideas” (Sterling, 1993, p.22).
Internet es una institución que se resiste a ser institucionalizada y eso se
demuestra en iniciativas colombianas como la conocida Ley Lleras, cuya
discusión y socialización entre el estado y la ciudadanía, atravesó todo el
proceso de investigación de este trabajo (incluyendo su hundimiento en el
Senado de la República), y que busca controlar algunos accesos y formas de
110
practicar la vida en el ciberespacio23. Esta ley encuentra algunos equivalentes
en España con la Ley Sinde y en Francia con la Ley Hadopi, países en los que
los intentos de regulación del ciberespacio han terminado generando nuevas
formas de organización y activismo social, conocidas ahora como hacktivismo y
que se han involucrado en el universo social, para apoyar, mediante sabotajes
a las plataformas de información, otras luchas, por ejemplo, las que por años
se han promovido desde la salud, la educación y la seguridad social.
Encontramos como caso puntual el movimiento conocido como Anonymous,
que en los últimos días ha representado una muestra de contrapoder que,
criticada por muchos y alabada por otros, y que ha puesto a tambalear a los
poderes tradicionales: gobiernos, grandes medios de comunicación y
empresas.
En una entrevista realizada a un vocero de Anonymous, que pidió no ser
identificado por los riesgos que corren (en Colombia la violación a la intimidad
se constituye como un delito), se dijo:
“La situación de protesta en el ciberespacio está demasiado complicada con la
policía. Nosotros no somos criminales, ni delincuentes, queremos que los
medios nos ayuden en eso. Nuestra forma de protestar es pacífica. Para
pertenecer a Anonymous solo basta con unirse a las operaciones. Para
protegernos de las amenazas del gobierno, hemos realizado alianzas. Por
ejemplo, tenemos una con ColombianHackers, un movimiento muy exclusivo
que no pasa de cinco personas, pero que juntos hemos dado muchos golpes
cuando se habla de seguridad informática. Nuestra idea, fundamentalmente, es
luchar por un Internet libre y apoyar otras causas que nos indignan, por
ejemplo la negación de una educación gratuita. Queremos un ciberespacio
donde se pueda seguir construyendo el conocimiento colaborativo, donde no
exista el control y que, siendo muy soñadores, sea un derecho para todas las
personas del mundo y para todas las generaciones, un derecho que no se
cobre” (Entrevista realizada por correo electrónico, 22 de agosto de 2011 ).
23 Vale la pena anotar que hasta el momento en el que se finaliza este trabajo de grado, la Ley no ha sido aprobada.
111
Pero este interés por Internet, como lo decíamos anteriormente, no es nuevo.
Pese a todo este panorama de defensa, hay muchas clases de intereses tanto
sobre la tecnología como sobre el ciberespacio. Los negocios quieren que
Internet tenga una base financiera. Los gobernantes quieren que el
ciberespacio sea regulado. Los académicos quieren este espacio emergente
para investigar y los militares para la seguridad. Retomando a Sterling:
“Esta Internet sin cabeza, anárquica y con millones de tentáculos se está
extendiendo como el pan de molde. Cada ordenador con la potencia suficiente
es una espora potencial de Internet y hoy los ordenadores se venden a menos
de 2.000 dólares y están dispuestos en todo el mundo. (...) El futuro de Internet
pasa por ser más grande y con velocidades exponencialmente mayores. La
comercialización salvaje de la información” (Sterling, 1993, p.24).
Sea como sea y pese a los esfuerzos por controlarlo, Internet sigue hoy sin
tener un centro. El ciberespacio no es un espacio estructural pese a los
múltiples intentos de los grandes gobiernos y corporaciones para controlarlo,
ya sea en nombre de la seguridad nacional, los intereses económicos, la
moralidad o la censura. En el ciberespacio, parafraseando a Mayans (2003), es
difícil hacerse con las mismas cuotas de poder y reproducir y beneficiarse de la
misma estratificación jerárquica del mundo que impera fuera de él, lo cual
molesta sobremanera a los gobiernos.
El poder del ciberespacio, desde el punto de vista estructural, radica en que es
un espacio en el que no tenemos experiencia, un espacio que no hemos vivido
y que se diferencia de los parámetros espaciales de la geografía euclidiana, los
cuales se han transmitido en diferentes generaciones.
Queda claro entonces, que además de ratificar nuevamente al ciberespacio
como un espacio, éste, por ahora, no puede concebirse desde un punto de
vista estructural. El ciberespacio no es una superficie en la que se distribuyen
cosas, sino el medio gracias al cual es posible la existencia de relaciones
sociales y su disposición, es decir, de las formas como se distribuye la vida, lo
112
cual equivale a hablar de relaciones de poder que en Foucault pueden leerse
como una organización reticular que se da mediante la creación de nuevas
espacialidades, por ejemplo, las espacialidades de poder.
Pensar la espacialidad equivale entonces a pensar en el poder y en el caso del
ciberespacio, es pensar este universo como un espacio que no es estático ni
permanente y que puede deslindarse, al mismo tiempo, de las mismas
relaciones de poder que hacen posible su existencia.
Es en este punto donde vale la pena retomar la idea de los campos, también
conocida como espacios sociales de acción y de influencia, propuestos por
Pierre Bourdieu. Para el sociólogo francés el concepto de campo se relaciona
con un conjunto de fuerzas que entre agentes e instituciones, posibilitan
diferentes formas de lucha frente a un dominio o un monopolio, estableciendo
así otra mirada de poder. Los campos se caracterizan por las relaciones y
alianzas que establecen los miembros que en ellos se reúnen, con miras a una
identificación colectiva que les permite generar lo que podríamos llamar una
comunidad de lucha. Según Bourdieu, se consideran fundamentales, a la hora
de definir los campos, aspectos como el capital y el habitus (incluye la
enseñanza, el lenguaje, la estigmatización y la nulidad), los cuales están
interrelacionados entre sí.
La estructura de estos campos suele componerse de actores que son
productores, consumidores y distribuidores de un bien que para el caso del
ciberespacio sería la información. Éstos, a su vez, dependen de instancias
reguladoras que están directamente ligadas a los campos del poder.
La relación entre capital y habitus está determinada por el volumen de capital
que en el campo se aporta, por la trayectoria que los actores han recorrido al
interior del campo y por su capacidad para aplicar las reglas del campo. Por su
parte, la capacidad de los individuos de hacer uso efectivo de los recursos con
los que cuentan es una función del habitus al campo en cuestión,
113
constituyéndose así como el sistema subjetivo de expectativas y
predisposiciones adquirido a través de las experiencias previas del sujeto.
Vale la pena aclarar, que al hablar del capital, no se hace referencia solo a un
sistema económico, éste también puede entenderse como un capital operativo
que en consecuencia es un producto del campo, por ejemplo, en el campo
académico las investigaciones hacen parte del capital producido. En esta
medida, las distintas especies de capital cobran y pueden cobrar efectos en
diferentes campos que están definidos por las relaciones de fuerza que el
capital ejerce sobre ellos y por las acciones de los sujetos para conservar y
adquirir dicho capital.
Lo que relaciona directamente la teoría de los campos de Bourdieu con el
ciberespacio, es la configuración de autonomía que en ellos se establece,
incluyendo influencias de dominación entre ellos mismos, todos naturales a la
estructura social. Un aspecto fundamental para entender el concepto de
campos, se encuentra en la teoría marxista, pues Bourdieu, aunque se aparta
de algunos puntos identificados por Marx, sigue teniendo presente en sus
postulados, las sociedades definidas desde la lucha de las clases, que afirman
que las posiciones sociales no son continúas y que pueden cambiar según las
estructuras, las actividades y los roles, no siendo siempre el dinero un factor
determinante a la hora de obtener una porción del poder.
En el libro ‘Campo de poder, campo intelectual’, Bourdieu se explica que:
“Un campo es un sistema de relaciones sociales definido por la posesión y
producción de una forma específica de capital. Cada campo es – en mayor o
menor medida – autónomo; la posición dominante o dominada de los
participantes en el interior del campo depende en algún grado de las reglas
específicas del mismo. El conjunto estructurado de los campos, que incluye sus
influencias recíprocas y las relaciones de dominación entre ellos, define la
estructura social” (2002, p.30).
114
En consecuencia, el campo puede leerse como un espacio de lucha, al
entenderlo como un sector determinado de la actividad social, que por
Bourdieu recibe el nombre de estructuras simbólicas. Entre los campos que
pueden encontrarse en Bourdieu, se encuentran el arte, los sistemas
educativos, el mercado, la vivienda y los medios de comunicación de masas,
siendo este último campo uno de los que entra a interactuar en el concepto de
poder que se establece con la llegada de Internet y la conexión al ciberespacio.
Sobre todo, porque el ciberespacio se ha caracterizado en los últimos años por
ser un medio de comunicación e información, que además de ser de masas,
está al alcance de todas las personas que tienen acceso a conexiones de
Internet, modificando así la estructura mediática, aspecto que vale la pena
mencionar pero que no se establece como un punto a profundizar en esta
investigación.
En cada uno de los campos expuestos por el autor francés, los participantes
(mencionados en párrafos anteriores) desarrollan actividades, buscando
obtener bienes o servicios que solo estos campos específicos les pueden
entregar o proveer.
Si se analiza el ciberespacio como un campo, puede hablarse entonces de
múltiples campos, así como de múltiples espacialidades. En estos campos
existen productores, distribuidores y consumidores que interactúan todo el
tiempo entre sí y que incluso pueden ejercer los tres roles al mismo tiempo,
surgiendo incluso nuevos términos como prosumidores, que son quienes
producen y consumen al mismo tiempo haciendo uso de las plataformas
virtuales. Entre las instancias legitimadores, podría decirse que existen los
gobiernos, las universidades, los institutos de investigación y los gobiernos que
aunque hoy día hacen presencia en el ciberespacio no siempre lo hicieron
durante varios años, aspecto que contribuyó a generar creencias en contra del
capital, que para este caso, el caso del ciberespacio, sería la información y la
generación de contenidos y conocimiento.
115
El doctor Luis Casasbuenas Duarte, médico y doctor en ciencias de la
comunicación, resume esta carencia de credibilidad entre el campo y el capital,
en lo que podría denominarse un habitus de los seres humanos, una forma de
administrar el capital que no ha sido explotada y que ha sido subvalorada.
“Necesitamos una disrupción. El problema con el que ha cargado Internet hasta
el momento es que nunca lo vieron como algo que iba en serio. La academia
apenas lo está comenzando a validar. Solamente es sentarse y ver cómo en
una revista académica escogen los artículos. Seleccionan varios y los que se
consideren mejores, van a las publicaciones impresas. Los que no se
consideran fuertes en argumentos e investigación, se llevan a Internet. Puedo
dar otro ejemplo, las citas que se hacen en los trabajos académicos. Si usted
en este trabajo de grado llena dos hojas de cibergrafía (los links que consulta
en Internet) y solamente pone media de bibliografía, van a decirle que no tiene
rigor académico. La misma academia se ha encargado en varias ocasiones de
acrecentar esa brecha sin entender que las sociedades han cambiado. Lo que
sigue existiendo entre creer o no creer en Internet, es una relación que
solamente puede nombrarse como una relación de poder” (Entrevista, 14 de
julio de 2011).
Así pues, puede establecerse que al definir campos en el ciberespacio, puede
hablarse de un capital que es conformado por la información y la generación de
contenidos y de conocimiento que en el caso de la red de redes suele ser
conocimiento colaborativo. En la administración de este capital, habitus,
radican otras relaciones de poder que son las que se ven reflejadas
directamente en el ciberespacio.
A mayor cantidad de información – contenidos y/o conocimiento, mayor poder
se tiene en el ciberespacio, haciendo alusión a lo que inicialmente se planteaba
en Neuromante: quien más información tiene, mayor poder posee en el
ciberespacio. Por esta razón las sociedades que se desligan del ciberespacio,
han recibido en conjunto el nombre de Sociedad de la Información, aquella en
la que las tecnologías facilitan la manipulación de este bien que impacta
116
directamente las actividades sociales, culturales, políticas, económicas y hasta
religiosas. Sociedades en las que, como nunca antes, la información, los
contenidos y el conocimiento, han podido viajar sin circunscribirse a los
parámetros de espacio – tiempo que impone el mundo físico.
Esta relación entre comunicación y poder puede leerse en el libro de Manuel
Castells que lleva el mismo nombre ‘Comunicación y Poder’, publicado en el
año 2009. En entrevistas realizadas al autor, éste expone que antes de hablar
sobre Internet y tecnología, es necesario hablar de política. Detrás de la red de
redes, tal como se expresa en el texto existe un sistema de medios económicos
e ideológicos, que se describen en el mundo globalizado, uniendo así tres
mundos en uno solo, un universo tecno – comunicacional y político.
El ciberespacio facilita algo antes no imaginado y es la conexión directa de las
masas a un medio de comunicación al que por primera vez tienen acceso
personas del común, constituyéndose así en una mirada sociológica del poder
que trasciende la tecnocracia y que es llamada la comunidad de lucha,
indispensable, según Castells para la permanencia del poder de Internet.
“La tecnología de redes y la organización en red son sólo medios que reflejan
las tendencias inscritas en la estructura social. El actual proceso de
globalización tiene su origen en factores económicos, políticos y culturales…
pero… las fuerzas que impulsaron la globalización sólo pudieron
desencadenarse porque tenían a su disposición la capacidad de conexión en
red global que proporcionan las tecnologías digitales de comunicación y los
sistemas de información” (2009, p.51).
Esta comunicación de masas a la que se refiere Manuel Castells puede
visibilizarse en las redes sociales. Según Castells es comunicación de masas
porque puede llegar a una audiencia global con el acto de colgar un vídeo en
Youtube, un blog con enlaces, sistemas de sindicación (RSS) una cuenta en
Twitter o en Facebook o cualquier forma de comunicación que haya surgido de
la llamada Web 2.0, también conocida como web colaborativa.
117
Juan Arellano, editor de Global Voices en Español, programa que hace
presencia en diferentes países del mundo y que busca la democratización de la
información mediante los blogs, afirma que estos contenidos se autogeneran y
se autodirigen a una audiencia que en un comienzo es limitada, pero que con
la fuerza de Internet puede llegar a ser ilimitada, cobrando así el mensaje una
fuerza potencial conocida como “autocomunicación de masas”, llamando la
atención sobre la capacidad que tienen ahora los seres humanos de realizar
una producción individual/artesanal.
En una entrevista, ya mencionada, que fue realizada a Manuel Castells por
Carmen Aritegui en CNN (2011), Castells afirmaba:
“Internet es un enorme instrumento de movilización. Puede generar la
movilización y ampliarla, pero sin movilización Internet no funciona. Por eso, los
políticos burocráticos desconfían de Internet, porque más bien les genera
problemas (…).
La información siempre puede encontrarse, siempre y cuando exista Internet.
Pero, no se puede controlar a Internet. Yo he participado en muchas
comisiones internacionales donde los gobiernos lo primero que me preguntan
es cómo podemos controlar Internet, cuando les digo que no se puede, me
echan de la comisión (…).
Yo he estudiado muy a fondo el tema de China, por ejemplo. En China
interceptan los mensajes y las paga el mensajero. Al mensajero lo detienen,
pero el mensaje sigue. Entonces, si tú eres el mensajero es un problema, pero
si eres el mensaje vives eternamente. El que lo ha enviado la paga, pero el que
lo recibe lo recibe y pueden ser millones. Entonces en el caso de China están
bloqueados Facebook y Twitter, pero hay miles de Facebook chinos y miles de
blogs que funcionan de otra manera, o sea, hay una gran densidad de
autocomunicación de masas.
Tenemos ahora un caso empírico que es el de Egipto. El gobierno egipcio
bloqueó durante cinco días Internet, primera vez que alguien lo hace, pero no
118
se bloqueó todo. Se bloqueó el 93 por ciento, pero el siete por ciento seguía
(correspondiente a las redes telefónicas celulares). Pero, lo importante en este
caso, fue que se organizó una comunidad de internautas en el mundo, con una
serie de sistemas técnicos que permitió que la información llegara a todas
partes.
Es complicado, pero es sencillo entender una cosa: fue a través de las líneas
de teléfono fijas, que no se podían cortar porque cortaban al país, que se
empezaron a llamar a diferentes ordenadores y computadoras en Suecia, que
automáticamente enviaban mensajes a todos los números de fax de Egipto y
del fax se iban a Twitter, generando así un sistema de comunicación multinodal
que terminaba en pasquines o en afiches en las calles.
En conclusión, esto no lo para nadie y por eso están aterrados los gobiernos.
Dos tercios de los ciudadanos del planeta desconfían de sus gobiernos. En la
era de Internet se puede utilizar o para que los ciudadanos acaben con sus
gobiernos o para que los gobiernos al final intenten conectar con sus
ciudadanos”24.
Así pues, puede concluirse que está surgiendo una participación política desde
el cibespacio, participaciones que pueden calificarse en palabras de Edward
Soja como espacialidades o en palabras de Pierre Bourdieu como campos que
emergen de estas espacialidades; aspectos relevantes si se contemplan los
movimientos sociales como los agentes del cambio histórico, como opiniones
dominantes que comunican y que ahora encuentran nuevas herramientas para
hacerlo, las cuales yacen en el ciberespacio y son facilitadoras del poder.
Asimismo, puede decirse que a manera de reflexión y parafraseando a Manuel
Castells cuando afirma que “Internet no soluciona problemas y que lo que hace
es tener una fuerza potencial de movilización”; vale la pena afirmar que sin los
problemas sociales el ciberespacio no funciona. Solo cuando hay movilización
de defensa, este espacio de información y comunicación puede trascender
24http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=okuu1-AcrrY (Consultado en 03:04:11).
119
como un amplificador del mensaje. El poder se sigue concentrando en los
seres humanos y no en la tecnología, la diferencia son los usos sociales y los
mecanismos de práctica que con ésta se ejercen.
120
5.5. Las emociones y el agenciamiento político en e l ciberespacio:
¿cuándo y por qué se moviliza la comunidad de lucha ?
El 4 de febrero del año 2008 en Colombia se registró una movilización que
hasta nuestros días es reconocida como histórica. Millones de personas
vestidas de blanco inundaron las calles de las principales capitales de
Colombia, e incluso algunas del mundo en las que se concentra población
colombiana, para rechazar el secuestro y pedir la libertad de los 3.200
secuestrados que para aquel entonces anunciaba el gobierno colombiano que
se encontraban en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia Farc-Ep.
“El baño de democracia”, calificativo con el cual se conoció esta manifestación
se caracterizó por dos cosas: primero, por ser la marcha con mayor cantidad de
personas participantes que se registraba en Colombia, y segundo, había sido
convocada desde Internet. Seis jóvenes con una característica en común: eran
colombianos y cuyas edades oscilaban entre los 22 y 34 años, se reunieron
para adelantar la protesta que para aquel entonces se encontraba bajo un
contexto informativo en el que habían sido reveladas algunas imágenes de los
secuestrados encadenados y la recordada fotografía de Ingrid Betancourt en la
que aparecía en huelga de hambre y que fue el ícono contra el secuestro en
varios países del mundo.
La herramienta elegida por los seis representantes fue Facebook. En esta
plataforma, que empezaba su penetración en Colombia, país en el que esta red
social se caracterizó por tener más influencia que en otros de América Latina,
se creó un foro en el cual comenzaron a opinar colombianos residentes en
diferentes lugares del mundo, logrando en poco tiempo que más de 160
ciudades se comprometieran con la causa que llamaron “Un millón de voces
contra las Farc”.
121
“Esto demuestra que los colombianos estamos cansados de las Farc, de sus
acciones violentas, queremos decirle al mundo no más Farc”, expresaba en
febrero de 2008, ante el periódico El Tiempo, Carlos Andrés Santiago, uno de
los convocantes del foro, que luego fue grupo y que terminó convertido en
evento. Los nombres de quienes convocaron a la gran marcha que es conocida
como la iniciativa de movilización ciudadana más masiva de la historia de
Colombia, son: Oscar Morales, ingeniero civil que comenzó a invitar a sus
amigos a debatir desde Barranquilla, y los primeros cinco de sus conocidos en
atender al llamado: Carlos Andrés Santiago de Bucaramanga, Álvaro González
y Cristina Lucena de Nueva York, y Pierre Onzaga y Rosa Cristina Parra de
Bogotá.
Luego, el grupo de Facebook terminó convertido en página web y fue así como
se dio iniciativa a www.colombiasoyyo.org. Otros 2.000 grupos ciudadanos en
apoyo a esta red y en contra del conflicto nacional se crearon en ese febrero de
2008 en esta misma red social. Algunos aspectos a tener en cuenta en esta
convocatoria y que retomaremos más adelante son: los colombianos se sentían
indignados, políticos y personas de la farándula apoyaron esta convocatoria, y
los grandes medios de comunicación, como fueron el caso de El Tiempo,
Semana, El Colombiano, El Espectador, RCN y Caracol, apoyaron y
difundieron las iniciativas desde sus plataformas.
Dos años después, en 2010, y luego de que diferentes manifestaciones
sociales copiaran la fórmula definida por “un millón de voces contra las Farc”,
un grupo de personas vinculadas al mundo de la salud: Andrés Rojas, Liliana
Ramírez, Aníbal Rueda, Diego Pereira y Felipe Andrés Palacio (perteneciente a
la comunidad universitaria de la UPB en Medellín y creador de la iniciativa),
convocaron a los colombianos a una nueva marcha, esta vez en contra de los
decretos de emergencia social en Colombia. La cita fue programada para el 6
de febrero.
En la invitación realizada por los organizadores puede leerse:
122
“Somos colombianos y colombianas unidas contra los decretos de emergencia
social creados en Colombia 2010, en especial al 128, 131 y 133 que hacen
endeudar a los colombianos, multan a los médicos con 5 a 25 millones de
pesos si formulan algo fuera del POS y otras aberraciones por ese estilo.
Hemos estado convocando e invitando a nuestros amigos y contactos desde el
23 de enero a participar de una marcha el 6 de febrero. A través de
mecanismos de participación ciudadana pacífica y debates argumentados,
buscamos la derogación de los decretos, así como crear conciencia sobre las
necesidades sentidas respecto a la reforma de la salud en el país.
Por favor inviten a todos a unirse a este grupo, personal de la salud, pacientes
y evitemos que estas aberraciones se ejecuten. Los decretos son
inconstitucionales porque violan el artículo 215 de nuestra Constitución que
dice: “El gobierno no podrá desmejorar los derechos sociales de los
trabajadores mediante los decretos contemplados en este artículo”.
Obviamente, los derechos sociales se desmejoran con estos decretos
restringiendo el acceso a la salud” (Consultado el 11 de septiembre de 2011
https://www.facebook.com/group.php?gid=263272692915).
Este grupo sumó más 264 mil miembros que debatieron alrededor de los
decretos de emergencia social. Paralelo a éste, también se creó el grupo
llamado “Marcha 6 de febrero en contra de los decretos de emergencia social”
el cual, administrado por Gina Rojas, sumó más de 60 mil miembros bajo la
siguiente petición: “la salud es un derecho fundamental, por tanto los
colombianos exigimos por medios legítimos su cumplimiento a cabalidad”.
Lo que ocurría en ese enero de 2010 era lo siguiente. El gobierno colombiano,
entre todos los intentos por reformar el sistema de salud de Colombia, propuso
una serie de decretos en los cuales, según informaron los medios de
comunicación, “se eliminaban los servicios de salud que estaban fuera del
POS”, esto llevaría a que los pacientes tuvieran que pagar por estos servicios
con su patrimonio, cesantías, ahorros pensionales e incluso préstamos
bancarios. Representaba el fin, el bloqueo de las tutelas en materia de salud.
123
Según las declaraciones del gobierno colombiano, la Emergencia Social, como
fue conocida, buscaba subsanar los déficits del sector salud. El decreto 128,
por ejemplo, cambiaba el nombre de los no POS (es decir los servicios de
salud que no se encuentran en las tarifas del Plan Obligatorio de Salud de las
EPS), por “prestaciones excepcionales en salud”, lo cual era traducido en
servicios de salud financiados total o parcialmente por los afiliados que los
solicitaran.
Finalmente la marcha se realizó. Según información de la Revista Semana,
solamente en Bogotá, participaron más de 32 mil personas. En Medellín, según
“PuraCyberShot”25, usuario que se ha encargado de registrar varias de las
manifestaciones en salud y luego las ha compartido en el ciberespacio,
asistieron entre 4 mil y 5 mil personas a la manifestación.
Juan David Escobar, quien se identifica en la red social Twitter como
@Elreticente y es reconocido como uno de los tuiteros más influyentes de
Medellín, y con quien se interactuó en el proceso de esta investigación, escribió
en su blog:
“Si las encuestas y sondeos de opinión que preguntan la opinión de pocos
(1.000 ó 2.000 personas), y que tienen teléfono, y que están en casa, y que
tienen animo de contestar, son capaz de subir y bajar, y como es nuestro caso,
mantienen presidentes e ideas de estado, pues creo yo, que un grupo de
Facebook que tiene como fans (amigos) más de 200 mil perfiles debe servir
para tumbar los Decretos de Emergencia Social, que terminarán de acabar el
sistema de salud (el traguito) que nos debe salvar la vida. Y, sí se puede,
tumbar esos canallas que revisten las medidas que nos ahorcan, como
grandes ideas que salvarán la nación.
25 En Medellín parte de la memoria de la movilización quedó registrada en un video que se encuentra publicado en la red social Youtube http://www.youtube.com/watch?v=EFl-dTet6lE (Consultado en 10:10:10)
124
Bueno, por lo menos hubo citación a marcha pública de repudio a las medidas
desesperadas de un gobierno que se va y aun no está cansado de apretarnos
el cuello. El sábado 6 de febrero, en diferentes ciudades, de Colombia, se
marchó y se gritó.
El gobierno dice que no alcanzamos a entender lo que dicen los decretos. Dice
Álvaro Uribe, se deben escribir “como versos de poetas populares, que se
entiendan”. Como si el problema de nuestra salud fuera de lingüística jurídica,
sino de espíritu político. Mientras otros gobiernos se dan la pelea de no dejar
morir a sus ciudadanos, aquí nuestra política lo que trata de hacer a toda costa,
es enriquecer a sus amigos intermediarios prestadores de salud.
Y mientras tanto, mi mamá que es enfermera, y que atiende todos los días
usuarios en turnos larguísimos de urgencias, no ha recibido su sueldo hace dos
meses. Y algún compatriota está esperando una asistencia médica
indispensable para seguir su vida. Y, seguro muchas historias dolorosas más
que si hasta ayer tenían algo de esperanza, hoy, gracias a políticos y asesores
médicos y jurídicos sin alma y corazón, ni inteligencia, sus necesidades hacen
parte ya de las utopías en el país de Macondo”26.
Los decretos de emergencia social lograron ser detenidos. Los medios de
comunicación masivos apoyaron, esta vez en menor medida, la iniciativa con
difusión y varias personas, vinculadas con las políticas o el servicio de salud,
salieron a las calles para tomar registro de lo que ocurrió ese 6 de febrero en
varias ciudades de Colombia, registro que todavía se encuentra publicado en el
ciberespacio.
Un año después de haberse registrado esta marcha que contribuyó a detener
los decretos de emergencia social en Colombia, las manifestaciones
convocadas desde las redes sociales ya hacían parte de la cotidianidad de
muchos ciudadanos. La fórmula se ha repetido tan seguido que incluso, hay
quienes dicen que hoy día en nuestro país es un “muy fácil convocar a una
26http://www.juandavidescobar.com/2010/02/marcha-en-contra-de-los-decretos-de.html (Consultado en 10:10:10).
125
marcha por todo. Voy a convocar a una marcha para que no hayan más
marchas”, advierten algunos con tono jocoso.
El año 2011 estuvo inundado de marchas que convocadas desde Internet
buscan defender algo o protestar por algo. Solo por mencionar algunos casos,
puede hablarse de defensa de los animales, defensa de la educación pública,
marchas de enmascarados, de usuarios de servicios de telecomunicaciones,
contra el secuestro, por la libertad de expresión, por el orgullo Lgtbiq e incluso
para donar “dinero ficticio” a un senador, Juan Manuel Corzo, quien afirmó que
su sueldo no le alcanzaba para pagar la gasolina de su carro y el de sus
escoltas. Algunas de estas iniciativas han nacido en el ciberespacio; pero,
otras, han encontrado en el ciberespacio un segundo motor de convocatoria,
uniendo así las realidades presenciales y virtuales, corporales y
descorporalizadas, territoriales y desterritorializadas.
Durante el proceso etnográfico de esta investigación, se rastreó y se asistió a
cuatro de estos eventos de movilización que fueron convocados desde el
ciberespacio. El 4 de marzo se realizó en la Plaza de las Luces la
concentración “sin piedad contra las Farc”. El 29 de marzo se marchó desde la
Comuna 13 hasta el Estadio para decir que “Toda vida es sagrada” y protestar
por los asesinatos de los jóvenes artistas de San Javier. El 7 de abril se realizó
una marcha y una concentración para lanzar la Campaña por la salud y la
seguridad social sin intermediarios; y el 24 de mayo, se realizó la marcha en
contra de la corrupción del sistema de salud colombiano.
La del 4 de marzo, concentración de la que hemos hablado en capítulos
anteriores, fue una iniciativa liderada por un grupo de personas que apoyaban
al ex presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez y sentían que el presidente
Juan Manuel Santos no había procedido de la “forma correcta” en el proceso
de liberación de 11 secuestrados que iban a ser entregados por las Farc. El
grupo guerrillero había incumplido las coordenadas de entrega de dos de ellos,
acto que fue leído por los manifestantes como “la oportunidad para mover a
126
Alfonso Cano27, jefe y miembro del secretariado de las Farc, del lugar en el que
se encontraba en las selvas colombianas”, dijo Eugenia Henao, quien lideró la
convocatoria en Medellín.
Inicialmente, esta protesta había sido pensada como una marcha, pero, el
gobierno local no autorizó a que se realizara una marcha en la ciudad de
Medellín y terminó convertida en una concentración que se caracterizó por ser
poco asistida, muy diferente a la marcha realizada el 4 de febrero de 2008 y
que perseguía fines similares a ésta. Algunas de las madres de los
secuestrados que asistieron hasta la Plaza de las Luces, dijeron que el pueblo
colombiano no asistía a estas marchas porque ya no estaba la imagen de
Ingrid Betancur y se había superado la Operación Jaque, donde habían sido
liberados, además de Betancurt, los tres contratistas estadounidenses que se
encontraban en manos del grupo guerrillero. Pero, también dijeron que estaban
allá, paradas, frente a la concentración, porque no perdían la esperanza de
recuperar a sus hijos con vida.
Lo cierto del caso es que esta concentración no logró convocar al pueblo
colombiano y tanto en Medellín como en otras ciudades del país y del mundo la
palabra común fue desolación. Vale la pena anotar que, en este caso, los
medios de comunicación masivos no apoyaron el evento en difusión, ni
tampoco en cubrimiento. Solo el periódico antioqueño El Colombiano, en un
acto que fue calificado como “alianza con Álvaro Uribe Vélez”, hizo cubrimiento
y difusión de la concentración.
El sábado 26 de marzo de 2011, en las horas de la noche, fue asesinado en la
Comuna 13 de Medellín, San Javier, un hopper (artista de hip hop) conocido
como Yhiel. Tenía 17 años y era el cuarto joven artista que en menos de un
año había sido asesinado en esta zona de la ciudad. Desesperados, tal vez
temerosos y sobre todo llenos de “indignación e impotencia”, como afirma
27
Este personaje fue asesinado el 4 de noviembre de 2011 por las Fuerzas Armadas y la Policía Colombiana.
127
Jeihhco Castaño, los ciudadanos reaccionaron a la noticia publicando posts de
Twitter en los que se invitaba a gritar, a no quedarse callados y a decir que
“toda vida era sagrada”. Para el domingo 27 de marzo el hashtag (etiqueta)
#Todavidaessagrada hacía parte de los Trending Topic nacionales, es decir,
que era el tema más conversado por los colombianos en la red social Twitter.
Impulsado por el dolor y dispuesto “a no quedarse callado”, como insistía en las
entrevistas que se le realizaron, Jeihhco Castaño decidió empezar a convocar
a una marcha para gritar que toda vida era sagrada y protestar por el asesinato
de jóvenes artistas en la Comuna 13. Pronto, el tema se popularizó y llegó a los
grandes medios de comunicación desde donde también comenzó a hacerse
difusión del evento. En la noche de ese domingo 27 de marzo y luego de que
los gobernantes de la ciudad y del departamento se pronunciaran para repudiar
el acto y apoyar la marcha que se gestaba desde San Javier; el reconocido
cantautor antioqueño Juanes expresó desde su cuenta de Twitter el apoyo
incondicional a esta iniciativa, afirmando que aunque no podía estar presente
en el evento, si lo estaría de corazón, además, insistió en su apoyo
incondicional a las iniciativas juveniles que estuvieran a favor a la paz.
Esta sola declaración representó no solo la mediatización total de la marcha,
sino también el reconocimiento de la misma en los niveles local, nacional e
internacional. El 28 de marzo varios medios de comunicación colombianos
titularon artículos que en general decían: San Javier marchará para decir que
toda vida es sagrada. Funcionarios públicos, otros artistas y personajes de la
farándula, ciudadanos del común, académicos y universitarios comenzaron a
usar masivamente desde el ciberespacio la etiqueta #TodaVidaesSagrada y a
comprometerse con la asistencia a la marcha.
El 29 de marzo, martes, siendo las 2 de la tarde, comenzaron a llegar personas
de toda la ciudad hasta la estación San Javier del Metro de Medellín, lugar en
el que se había concertado comenzaría la marcha que había nacido como una
propuesta de un colectivo de jóvenes en el ciberespacio. De los barrios que
128
hacen parte de la Comuna 13 también comenzaron a llegar personas y siendo
las 2:30 de la tarde más de cinco mil personas estaban listas para marchar a
favor de la vida. El recorrido comenzó al ritmo de Son Batá, chirimía que se
unió a la convocatoria y que con todo el sabor de la costa pacífica colombiana
recordó el valor de la vida. Tras salir de San Javier se tomó la calle San Juan,
hasta llegar a la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, lugar donde se realizó un
concierto del que participaron talentos locales y nacionales.
Luego de la marcha y tras preguntarle a Jeihhco Castaño, quien lleva en el
movimiento hip hop de la Comuna 13 más de 15 años y es líder de la Red Hip
Hoppers Elite, por los motivos que lo habían llevado a pensar esta iniciativa,
respondió:
“Son varias cosas. Obviamente hay un dolor, un cansancio y una impotencia de
ver que hay tanta vida que ha caído en las calles con esta locura que está
viviendo Medellín. Lo otro es que nuestros procesos son espacios de vida y
hay que hacerlos visibles ante el mundo. Hay que exigirle a la población civil, al
Estado, a la Fuerza Pública y a la justicia que no haya más silencio.
Nosotros como Elite tenemos un lema que es “Revolución sin muertos”, que se
traduce en un festival de hip hop que se hace en el mes de octubre, pero que
representa todo un accionar que lleva ya más de nueve años proponiendo un
cambio desde otras vías.
De la movilización del martes 29 de marzo aprendimos mucho. Sobre todo
aprendimos que hay muchas formas de divulgar nuestros procesos y que
Internet es una herramienta muy potente para hacer eso. No hicimos nada que
nos valiera plata y solamente empezamos a conversar en las redes sociales y
de una surgió la iniciativa. Lo segundo que aprendimos, es que no siempre los
acuerdos se cumplen. Cuando la cosa se volvió tan masiva en Internet y vimos
que tanta gente iba a ir a la marcha, le pedimos el favor a la Secretaria de
Gobierno de la Alcaldía de Medellín de que no enviara policías, se
comprometieron a que en la marcha no iban a haber personas con armas.
Pero, hasta allá, llegaron los policías armados.
129
Lo más importante de todo esto es ver que la gente se está movilizando por la
vida y la cultura y que Internet es un motor que está ayudando en todo esto”
(Entrevista realizada dos días después de la marcha, 31 de marzo de 2011).
Pocos días después de esta marcha, el sector salud convocó, también desde el
ciberespacio, a otra movilización que se llevaría a cabo en las horas del medio
día del jueves 7 de abril de 2011. La iniciativa buscaba lanzar la Campaña por
la salud y la seguridad social sin intermediarios.
Lo más novedoso de esta marcha era que asociaciones médicas que no
habían sido cercanas al tema de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) hicieron uso de las redes sociales, creando una cuenta en
Twitter que hasta hoy todavía tiene vigencia y que figura bajo el alias
@Saludderechoant y una cuenta en Facebook que puede encontrarse como
Campaña Salud Antioquia. El lanzamiento de la campaña se hizo con una
marcha que finalizó en una concentración en la Plaza Botero y estuvo presente
entre las 12 del medio día y las tres de la tarde. Durante la concentración se
presentaron grupos de teatro, de hip hop y otros talentos locales que tenían
algo en común: luchaban por la salud y llevaban esta manifestación al arte.
El evento no fue multitudinario como otros que se convocan desde Internet,
tampoco logró capturar la atención de los medios masivos de comunicación y
solo unas cuantas personas que pasaban por el lugar de acopio decidieron
preguntar por lo que se estaba haciendo en ese momento. Tampoco asistieron
miembros de los gabinetes municipales y departamentales. En general, el
quórum del evento lo completaron cuatro clases de perfiles: asociaciones
médicas, políticos que trabajan por la salud, estudiosos de las
reglamentaciones de salud en Colombia y personas que sufren de alguna clase
de enfermedad y que se han visto afectadas por el modelo del sistema de
salud colombiano.
130
Entre las declaraciones que se registraron en el proceso etnográfico puede
contarse la de Josefina Valencia Duque, una paciente con cáncer de seno que
pertenece a Fundayama, un espacio donde las mujeres que padecen de esta
misma enfermedad, encuentran un grupo de defensa. Ella afirma que el
sistema de salud colombiano no es bueno y que en el caso de los pacientes
con enfermedades crónicas, como ella, un mal servicio o una mala atención
pueden llegar a representar la vida.
“Lo que me motiva a participar en estas campañas y movimientos es la falta de
atención eficiente a los usuarios. Me interesa trabajar por las falencias que
tienen todas las personas en temas de salud. Es necesario defender la salud
como un derecho fundamental, esto quiere decir, que sea primordial, porque si
lo dejan de atender a uno, puede morirse, es la vida la que está en riesgo. Hay
pacientes a los que los atienden muy bien, pero hay otros a los que no y la
atención debe ser la misma e integral para todos.
Estamos recogiendo firmas con la Mesa Intersectorial de la Salud para exigir
que no haya intermediarios que son los que más afectan la prestación del
servicio. Yo también hago parte de los Martes por la Salud, un grupo de
personas que nos reunimos al frente de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Antioquia, todos los martes, para comentar lo que va pasando
con la salud en Colombia, informarnos y ver qué podemos hacer” (Entrevista
realizada durante la marcha, 7 de abril de 2011).
Alejandro Montoya también asistió a la marcha. Él fue uno de los artistas que
hizo parte del encuentro. Es líder de RKL, Resistencia Cultura, un grupo de rap
que le canta a la salud. Además del arte dramatizado que hacen, con historias
que cuentan episodios que regularmente se viven en las clínicas, Alejandro es
vendedor ambulante y por lo tanto no puede acceder a una EPS y tiene que
conformarse con la atención que el Régimen Subsidiado de Salud pueda
ofrecerle, la cual, como el mismo califica, la gran mayoría de las veces, “parece
pidiendo limosna”.
131
“Nos interesa mucho lo de la salud porque todos nos enfermamos, a mí me
parece que es injusto que por ser de bajo estrato nos toque más duro que las
personas que tienen más modo. Hay personas que no tienen la manera, por
eso nos pegamos a la lucha.
Nosotros trabajamos con Informal, una asociación de venteros ambulantes que
trabaja en los buses y por eso queremos luchar por tener mejores condiciones
de salud. Tenemos Sisbén y por ejemplo yo fui un día porque tenía un dolor de
muela y no me quisieron atender porque el Sisbén no atiende odontología y
solo los que hemos sentido un dolor de muela sabemos lo grotesco que es eso.
Nosotros queremos generalizar la salud, porque somos Resistencia Cultural y
tenemos que seguir resistiendo hasta frente el Estado. La manera de nosotros
aportar es con la música” (Entrevista realizada durante la marcha, 7 de abril de
2011).
Lunes 2 de mayo de 2011, cinco días antes de cumplirse un mes de haberse
realizado la marcha que lanzaba la Campaña por la salud sin intermediarios, la
W Radio anuncia irregularidades en la contratación del sistema de salud
colombiano. Inicialmente se habla de billones de pesos en pérdidas y fraudes,
producto de un carrusel compuesto por servidores públicos del Ministerio de la
Protección Social, el Fosyga y particulares. Dos días después, 326 Eps
comienzan a ser investigadas, se habla de pérdidas superiores a los 30 mil
millones de pesos, además, se conoce el dato de cinco personas detenidas.
Este hecho, según el presidente Juan Manuel Santos, es "el primer eslabón de
una cadena".
La corrupción en los servicios de salud se ha vuelto mediática y cientos de
personas comienzan una protesta desde las redes sociales, con el fin de decir
que están cansados de la corrupción en Colombia. Los puntos básicos que
denunció el medio de comunicación radial fueron: que desde 2006 hasta la
fecha existe un carrusel de contratación en el sector salud (involucra 2010, año
en el que se propusieron los Decretos de emergencia social), que esta
investigación podría llegar a ser un escándalo de corrupción mayor al reportado
132
en Bogotá entre el ex alcalde Samuel Moreno y los hermanos Nule, y que más
de 25 personas han sido vinculadas por los delitos de concierto para delinquir,
prevaricato por acción, cohecho propio por apropiación y enriquecimiento ilícito
de particulares.
En las redes sociales comienzan a popularizarse los grupos en contra de la
corrupción en salud y en Twitter, la etiqueta #Carruseldelasalud se convierte en
una de las más populares. No obstante, más que una discusión entorno a la
calidad de la salud y a la defensa de este derecho fundamental, la indignación
de la población se expresa en protestas y arengas que van en contra de la
política y de los servidores públicos.
El tema pasa a ser de interés nacional. Óscar Naranjo, director de la Policía
Nacional, revela datos de la investigación. “Para esta operación contamos con
colombianos valientes que decidieron dar un paso al frente para darnos datos
que permiten este proceso de judicialización”, (Declaraciones públicas
realizadas por la fuente en rueda de prensa ante los medios de comunicación).
El carrusel de la salud es calificado como un acto de corrupción en el que se
desenmascaró una mafia en la que intervienen políticos y empleados oficiales.
Los hechos noticiosos de corrupción hacen que los colombianos y el mismo
gobierno nacional, empiecen a preguntarse por la pertinencia del actual
sistema de salud colombiano. La discusión avanza más desde la ciudadanía
que desde el Estado y es así como se convoca a una marcha para el 24 de
mayo de 2011, con el fin de protestar en contra de la corrupción en el sistema
de salud y exigir la derogación de la Ley 100. La marcha fue difundida por
medios de comunicación locales, regionales y nacionales; pero, quienes la
organizaron eligieron las redes sociales como el motor de convocatoria.
El 24 de mayo, saliendo del Parque de los Deseos, cerca de las urgencias de
la Clínica León XXIII, comenzó la marcha a la que asistieron los mismos cuatro
perfiles que hicieron presencia en la marcha del 7 de abril; pero, también se
133
contó con la participación de ciudadanos del común y corriente, que no tenían
vínculos, ni por enfermedad, ni por tema de estudio, ni por trabajo, con la salud;
pero, que exigían “cambios de fondo y no más pañitos de agua tibia al modelo
de salud colombiano”.
La marcha se realizó en paralelo, desde las 9 de la mañana, en Bogotá, Cali,
Cartagena, Barranquilla y Medellín, lo cual le dio el estatus de marcha nacional.
Entre las propuestas que realizaron los marchantes, se apuntó a que el sistema
de salud colombiano tenía que migrar al bienestar y ser de enfoque preventivo,
para así poder evitar al máximo el gasto en enfermedades. Germán Reyes,
médico de profesión que para aquel entonces era reconocido como un ex
representante a la Cámara de Representantes y que luego fue candidato al
Concejo de Medellín, pero no logró quedar electo, dijo durante la marcha que
“un pueblo que no tenga salud, que no tenga educación es un pueblo
condenado al subdesarrollo. El modelo de salud colombiano hay que sacarlo
del negocio” (24 de mayo de 2011).
Por su parte, Carlos Ballesteros, concejal de Medellín y también médico, dijo al
respecto del sistema de salud colombiano, “estamos hablando de un sistema
de salud estructurado sobre la base de la intermediación financiera, que
definitivamente fracasó. Hay que eliminar la intermediación, no volver al
sistema anterior, sino un sistema donde haya una bolsa común, recursos
equivalentes al seis por ciento del Producto Interno Bruto nacional y unos
controles eficientes. Eso está inventado desde hace mucho tiempo” (24 de
mayo de 2011).
Mientras tanto, Yuri Arango, quien hace parte de la Liga Antioqueña de
Hemofílicos en Medellín, nos contó que estaba “marchando por un grupo de
personas que padecen de una patología crónica y que debido a la burocracia
de nuestro país nos ha cobrado muchas víctimas. Hoy estamos marchando por
la vida y en contra de la muerte” (24 de mayo de 2011).
134
Robert, quien no estuvo dispuesto a entregar su apellido durante la
conversación que se realizó durante la marcha, dijo que se había enterado de
la misma en televisión y en Internet. “Estoy marchando porque tenemos un
sistema de salud, desde hace 19 años, que es completamente mercantilista.
Estamos dejando que la gente se muera” (24 de mayo de 2011).
Y fue a la muerte, ese personaje poco deseado, al que la marcha para
protestar contra la corrupción le hizo un homenaje estético. Durante todo el
recorrido, pudieron observarse no solo lápidas reales de personas que habían
muerto en el llamado “paseo de la muerte”, que consiste en remitir a un
paciente de clínica en clínica, sino también ramos fúnebres y un personaje
especial que bajo un disfraz de la muerte asesinaba a los marchantes con una
hoz en cuyas puntas se podía leer “Ley 100”.
Luego de la marcha, varias EPS fueron intervenidas, pero ninguna de ellas fue
sancionada. El gobierno colombiano no anunció cambios importantes frente al
modelo del sistema de salud colombiano. Hasta hoy no se conocen más
noticias del llamado #Carruseldelasalud. Los medios de comunicación se
quedaron callados y en las redes sociales el tema comenzó a ser reemplazado
por otros.
Los sentimientos y el poder de la mente en la autoc omunicación de
masas: la adhesión emocional de la opinión pública en Internet
Si se analiza con detalle cada uno de los acontecimientos que se expusieron
anteriormente, existe algo común a todos ellos: los sentimientos. En algunos
casos fueron de indignación, en otros de rabia, en otros de impotencia y en
otros de miedo, pero, lo más importante es que puede visibilizarse cómo, a la
hora de buscar la movilización ciudadana, el poder de la mente, las emociones
y las creencias, pasan a ser fundamentales.
135
Parafraseando las palabras del periodista J.L. Dador en 1992, podría decirse
que los términos cognitivos y/o racionales que antes remitían a las personas a
valores como la eficacia, la eficiencia y la prosperidad, hoy día están siendo
reemplazados por términos más sentimentales o emocionales que apuntan al
afecto, la simpatía, el desprecio, el dolor, la rabia y otras pasiones.
Este tema ya ha sido abordado desde las ciencias sociales por autores como
Manuel Castells (2009) quien en su libro ‘Comunicación y Poder’ deja claro que
la gente se moviliza cuando siente algo y por George Marcus (2002), quien el
su libro ‘The Sentimental Citizen: Emotion in Democratic Politics’, traducido al
español como ‘El ciudadano sentimental. La emoción en la política
democrática’, realiza una argumentación contestataria y transgresora en la que
expone que la emoción es natural al comportamiento político de los hombres,
hablando entonces de la teoría de las emociones cuando se refiere a los
comportamientos políticos y las formas de actuación de los seres humanos en
esta esfera en la que la movilización se concibe como una acción política.
Richard Sennett (1978) y Gilles Lipovetsky (2005) también advirtieron la
importancia de esta hegemonía de lo emocional en la cultura contemporánea,
lo cual, según ambos autores, tiene como consecuencia la emergencia de un
espacio en el que la racionalidad no lo es todo, y en el que, si se compara con
los enfoques socioespaciales, los sentimientos y la articulación de las ideas
dotan al espacio de nuevas identidades. El espacio vivido y el espacio
producido, es también un espacio emocional.
“Por primera vez, esta es una sociedad que, lejos de exaltar los órdenes
superiores, los eufemiza y los descredibiliza, una sociedad que desvaloriza el
ideal de abnegación estimulando sistemáticamente los deseos inmediatos, la
pasión del ego, la felicidad intimista y materialista” (Lipovetsky, 2005, p.12).
Así pues, cuando se habla de marchas y de decisiones de movilización, lejos
de ser una decisión meramente racional, la participación que se construye
ahora desde la red es una colaboración emocional. En Manuel Castells puede
136
leerse que la emoción fundamenta la razón y que la racionalidad ya no basta
para movilizar masas, ahora, es necesario acudir a palabras como interés,
análisis y movilización (2009).
Para llegar a esta conclusión, en la que se expone una movilización política
mediada por los sentimientos, Manuel Castells realiza un recorrido que es
abordado en el tercer capítulo del libro ‘Comunicación y poder’ y que relaciona
la mente con el poder político, tomando para las ciencias sociales, postulados
de la neurociencia que ya habían sido adelantados por autores como Antonio y
Hanna Damasio, George Lakoff y Jerry Feldman. Demostrando, en este mismo
camino, que eso que propone Michel Serres de un “conocimiento enciclopédico
e integral” (2008), debe ser natural a la sociedad red, un conocimiento en el
que la neurociencia, la psicología, la ciencia cognitiva, la lingüística, las
matemáticas y las teorías de la comunicación, comienzan a darle giros al
mundo que hoy conocemos.
Redes de mente y poder, nombre que recibe el capítulo tres, resulta ser clave
en este libro de Castells (2009), puesto que al realizar una comparación, una
transición analítica entre la racionalidad y los sentimientos, el autor aporta un
nuevo modelo de visibilización a su teoría de las redes: ciudadanos que en el
ciberespacio se adhieren emocionalmente el uno al otro. Esta relación es
llamada por el autor como una integración del análisis político con los procesos
cognitivos, explicando que las relaciones entre emoción, cognición y acción
política son los elementos fundamentales del poder cuando se habla de una
sociedad en red; asumiendo que el poder y la comunicación son diferentes,
pero que se relacionan y se persiguen constantemente.
Como afirma el mismo autor en una entrevista realizada por La Vanguardia, de
España:
“Comunicación es compartir significado a través del intercambio de
información, y poder es la capacidad de algunas personas, organizaciones o
137
instituciones de hacer que otros actúen de forma que favorezca los intereses y
los valores de los que tienen el poder”28.
Básicamente, el autor español expone que el poder funciona sobre la mente a
través de los mensajes, para lo cual, la capacidad para emplear con éxito la
violencia o la intimidación requiere del enmarcado individual y colectivo de las
mentes. En palabras del propio Castells, éstas, que podríamos llamar
colectividades, requieren de:
“La construcción independiente de significado, sólo puede llevarse a cabo si
conversamos esos terrenos comunales con las redes de comunicación que
Internet ha hecho posible, una creación libre de amantes de la libertad. No será
fácil porque quienes ostentan el poder en la sociedad red deben cercar la
comunicación red mediante redes comercializadas y vigiladas con el fin de
cerrar la mente pública programando la conexión entre comunicación y poder.
(...) Sin embargo, la mente pública se construye mediante la interconexión de
mentes individuales como la suya. Así que, si piensa de otra manera, las redes
de comunicación funcionarán de otra manera, con la condición de que no sea
usted solo, sino muchos, los que estemos dispuestos a construir redes de
nuestra vida” (Castells, 2009, p.552-553).
De esta cita pueden deducirse aspectos que resultan fundamentales para
nuestra reflexión y que además de estar transversalmente permeados por un
enfoque socioespacial, también desglosan las ramas de poder globalizado al
que asistimos en la actualidad, el poder de una globalización dominante detrás
de la cual existen diferentes clases de redes informáticas por las cuales
transitan unos flujos de fuerza y de poder que están configurando otras clases
de valores. Redes en las que se fomenta una cooperación horizontal (renuncia
a la verticalidad hegemónica), en las que se admite la creación libre y el
pensamiento crítico, compitiendo con contravalores como la competición en si
misma, el individualismo, la acumulación y el ejercicio injusto del poder. Como
28 RODRÍGUEZ, Alex. “El poder está en las mentes”. http://bit.ly/vPZBNu (Consultado en 20:10:11).
138
ya se dijo anteriormente, tejiendo una anarquía de la que todavía no se conoce
un resultado final.
Si comparamos los ejemplos presentados anteriormente, con los adelantos
teóricos expuestos en este capítulo y que son sustentados en Castells, puede
verse cómo lo individual, eso propio que hace que los seres humanos
funcionemos como una racionalidad abstracta, termine por generar
organizaciones colectivas, el primer paso para gestionar una comunidad de
lucha.
Ahora, si relacionamos a Manuel Castells con George Marcus, puede afirmarse
que Marcus, en general, tiene una mirada conciliadora entre la emoción y la
razón y sus postulados afirman que no puede haber racionalidad si antes no
existe la emoción, contradiciendo así la visión de varios movimientos políticos
en los que se afirma que la razón y la emoción están siempre enfrentadas.
Para entender un poco más a Marcus es necesario tener en cuenta que es
profesor del William College y que cuando habla de contradicción de partidos
políticos, se refiere en el caso de la obra que cita a los ciudadanos
emocionales, al partido Demócrata estadounidense, que según los estudios del
autor, siempre confronta como a dos enemigas a la razón y a los sentimientos.
Para Marcus el ser humano es una composición universal, un complemento,
por lo cual dice que tanto la razón como los sentimientos, llegan a ser
complementarios. “La política democrática no puede ser sólo un espacio de
deliberación en calma. Debe ser también un ámbito de sensaciones (a
sensational place), un lugar que atraiga y comprometa a los espectadores”
(Marcus, 2002, p. 48).
Tanto en Marcus como en Castells puede visibilizarse entonces una relación
constante entre la emoción, el pensamiento y la acción, pasando por diferentes
sentimientos. Marcus apunta en su texto al entusiasmo, la ansiedad y el
rechazo; y Castells complementa con el miedo, la ira y la impotencia. En ambos
139
autores puede verse cómo la emoción, en nuestros días, es leída como algo
indispensable a la hora de hablar de la acción democrática y de la evolución de
las instituciones mismas.
Es así como las movilizaciones analizadas, en el proceso de ciberetnografía y
etnografía que presenta esta investigación, corresponden y ejemplifican un
contexto actual en el que la política, el poder, los medios, los sentimientos y la
esfera pública, se configuran en lo que podría llamarse un proceso de
“sentimentalización o emocionalización” que complementa la razón.
Puede concluirse que este fenómeno que en Internet toma fuerza, advierte que
las emociones, los sentimientos, la mente y por ende el poder, son
fundamentales a la hora de establecer una comunidad de lucha. En Michel
Maffesoli puede leerse:
“La posmodernidad inaugura una forma de solidaridad social que ya no se
define de manera racional en una palabra contractual, sino que, por el
contrario, se elabora a partir de un complejo proceso conformado por
atracciones, repulsiones, emociones y pasiones, que tienen todos una fuerte
carga estética” (Maffesoli, 2007, p.14).
Asistimos a un momento de la historia humana en el que por cuenta de la
tecnología informática, se incrementan las relaciones sociales, las relaciones
de comunicación y las alternativas de poder. Al mismo tiempo, en que se
realiza una reconstrucción crítica de los enfoques mentales humanos,
apuntando a lo que antes era considerado una utopía, un mundo donde la
participación, la libertad y la justifica, no fueran solo la promesa de un futuro.
140
5.6. Espacialidades de salud que se configuran desd e el
ciberespacio alrededor del tema de la salud como un agente
movilizador de la acción política
Las tumultuosas muchedumbres que antes solían reunirse para defender un
derecho, ahora tienen una nueva herramienta para hacerlo: el ciberespacio. La
llamada por autores como Manuel Castells, “Sociedad de la Información”, sigue
produciendo cambios y transformaciones importantes en las formas como nos
relacionamos los seres humanos. Estas relaciones que a su vez son
jalonadoras de la producción social de nuevos espacios y espacialidades,
pueden observarse tanto desde las prácticas cotidianas como desde las
argumentaciones teóricas que buscan caracterizar, estudiar y comprender la
ciencia, la tecnología, la sociedad y sus implicaciones en las ciencias sociales.
Pero, ¿puede modificar el ciberespacio todas las prácticas humanas? ¿Existe
una fórmula secreta que permita excluir la presencialidad de las agendas
investigativas actuales? La respuesta, aunque pueda herir pasiones y defensas
en pro de la ubicuidad, la conectividad y la interacción en línea es no. Por lo
menos, no por ahora.
Pese a que el uso generalizado de la tecnología y el flujo de la información
digital han introducido cambios importantes en la vida social contemporánea,
como lo plantea Arturo Escobar, existen algunas prácticas que son físicas,
humanas y sensitivas que siguen arraigadas a una tradición y que hacen parte
de un momento de la historia que algunos consideran pasado pero que, para
otros, siguen haciendo parte del presente.
La materia prima de esa otra tradición que se debate entre el presente y el
pasado de las relaciones actuales, es inmensa y variada. Está constituida por
canales de comunicación no verbales; pero sí corpóreos. Que se conectan, no
mediante redes, pero sí a través de fluidos sanguíneos. Que mueren y se
141
apagan en un sistema de datos y necesidades clasificatorias. De cuerpos que
no se desvanecen por la propagación de un virus informático.
No obstante, la salud como derecho fundamental y el cuerpo humano como
espacio de movilización y lucha, han encontrado en el ciberespacio, en la
intermediación de los bits, un espacio del que emergen diferentes clases de
espacialidades, algunas de las cuales están directamente relacionadas con la
movilización y la participación política, siendo la salud uno de los aspectos que
invocan a la comunidad de lucha a movilizarse.
Estas espacialidades, algunas de las cuales son fuertes y otras que son
apenas ideas emergentes y sin consolidación, pueden presentarse tanto
individual como colectivamente en las cuatro clases ya mencionadas (que a su
vez se subdividen entre sí): acceso a la información, la relación entre el trabajo,
el comercio y los servicios en línea (en este punto están incluidos los servicios
de salud); la generación de contenidos y el conocimiento; y las nuevas
relaciones sociales, punto en el que se incluyen las redes sociales y otras
formas de agenciamiento y empoderamiento político.
En este capítulo se busca entonces presentar los resultados encontrados en
los que se caracterizan las espacialidades de salud que se configuran desde el
ciberespacio alrededor del tema de la salud como un agente movilizador de la
acción política. Es decir, que así como en el tercer apartado de este cuerpo
teórico, se describieron las espacialidades encontradas en el ciberespacio
desde su más amplia generalidad, en éste se precisará en las espacialidades
de salud; pero, no solo en casos de salud como bien pueden establecerlo la
telesalud, la salud estética o la salud preventiva, sino aquellos en los que
estrictamente se visibilicen algunos de los siguientes aspectos: son
espacialidades que emergen desde el ciberespacio entorno a la salud, existe
alguna manifestación de poder, sea ésta reflejo de un modelo estructural o un
campo de poder, y se presentan como espacialidades desde las cuales la
142
comunidad de lucha se agencia alrededor del derecho fundamental de la salud
como un agente movilizador de la acción política.
Antes de adentrarse en la descripción de estas espacialidades y su
funcionamiento, vale la pena precisar, recordar y aclarar, que las
espacialidades de salud que se tomaron en cuenta son aquellas que, en
general, surgen de múltiples procesos sociales que se presentan en el
ciberespacio, reconociéndolo como un espacio, una producción social en la
que el accionar político hace parte de una caracterización transversal. El poder
es natural a la configuración de los espacios y la acción política es natural a la
configuración del poder.
La acción política de la salud en el ciberespacio, puede clasificarse, a su vez,
desde varios puntos de vista. Primero, pueden contarse las personas que
mediante mensajes en posts o blogs, generan espacialidades de salud que
podrían nombrarse “esporádicas” y que aparecen como una temática entre un
sin número de temáticas variadas; por ejemplo, el caso de Juan David Escobar,
@elreticente, quien escribe constantemente sobre salud; pero no se dedica
exclusivamente a escribir sobre este tema, sino que lo intercala con otros
contenidos que van desde lo político, atravesando lo económico, lo fantasioso
e incluso lo personal. Segundo, en espacialidades de la información y de la
comunicación, que buscan informar a los ciudadanos sobre sus derechos en
salud, definiéndolo como el único tema a tratar, para así darles un poder de
conocimiento de las realidades sociales y una aproximación a la
argumentación. Tercero, en las espacialidades que buscan un fin concreto de
lucha desde el ciberespacio, un fin de movilización, de manifestación y de
protesta política en pro del derecho a la salud. Y cuarto, en espacialidades que
buscan brindar información y comunicación, pero que al mismo tiempo
convocan a luchas en las que la descorporalización y la corporalización se
encuentran cara a cara para defender una acción o un hecho puntual, es decir,
que se establecen como espacialidades que desde el ciberespacio, buscan
143
convocar a la comunidad de lucha a encuentros presenciales con miras a la
movilización.
Asimismo, estas espacialidades pueden ser de corto o de largo aliento. Esto
quiere decir, que pueden ser temporales, generalmente este tiempo (entendido
desde las manecillas del reloj) está ligado a un evento o a una coyuntura
política. Pero, también puede extenderse a un proyecto en el que más allá de
lograr una movilización se sigue generando un debate, se sigue alentado a una
participación ciudadana que generalmente se establece desde la información,
la comunicación y el debate, una comunicación constante que como se dijo en
párrafos anteriores posibilita la extensión del tiempo (lo alarga, lo flexibiliza)
para la comunidad de lucha.
En un orden consecuente con las configuraciones sociales y aceptando que
antes de constituirse en comunidades y colectividades, los seres humanos
crean, gestionan, producen y sostienen su propio universo, vale la pena
empezar a abordar la configuración de espacialidades individuales que se
configuran desde el ciberespacio entorno al tema de la salud como un agente
movilizador de la acción política.
Germán Reyes Forero, por ejemplo, es médico, fue presidente de la Asociación
Médica Sindical de Colombia (Asmedas) y también ocupó un cargo de
Representante a la Cámara entre el año 2006 y el año 2010. Es jubilado del
seguro social y durante 30 años trabajó en el sector Público Prestador de
Servicios de Salud, experiencia que lo convierte en un conocedor de la
seguridad social y la salud, lo cual pudo demostrarlo en el periódico Momento
Médico, del cual fue editor durante varios años.
Pese a ser una figura de reconocimiento público, cuando se habla de su
imagen en el ciberespacio ésta no tiende a ser popular y reconocida como sí lo
es en la presencialidad. Consciente de esto, desde enero del año 2010
comenzó a involucrarse en lo que él llama “el furor de las redes sociales”,
144
atendiendo a un llamado de pertenecer a la red social Twitter, en la cual, en
primera instancia fue tímido pero ya es una figura reconocida. Luego hizo parte
de Facebook, plataforma en la que cuenta con un perfil propio, personal y más
íntimo; y una fan page en la que cualquier persona que esté interesada en su
trabajo puede informarse de las propuestas que adelanta, ya sea como
candidato político, dirigente o como un ciudadano que con sus acciones
moviliza a la opinión pública.
“Estos aparatos [señala el celular, un smartphone] son muy útiles. A mí me
gusta jugar acá, decir cosas y la gente me responde. Muchos me acompañan
en iniciativas como éstas” (24 de mayo), dijo mientras marchaba en contra del
carrusel de la salud. Actualmente, Germán Reyes Forero cuenta con 275
seguidores en su cuenta de Twitter y ha publicado 1.187 posts, entre los cuales
se incluyen fotografías de diferentes manifestaciones y marchas para defender
el derecho a la salud, que es, como él mismo afirma, el objetivo principal de su
proyecto político y de su proyecto de vida. También cuenta con una página web
personal en la que se presenta como un político vinculado con el Polo
Democrático Alternativo y en la que puede encontrarse información de
seguridad social y salud, derechos humanos, política y actualidad de la agenda
legislativa de Colombia http://www.germanreyesforero.com)
Al preguntarle por el uso de las redes sociales, Germán reconoce que son
herramientas indispensables en nuestros días a la hora de realizar
convocatorias. “Lo que ha cambiado, lamentablemente, no es la lucha. En
Colombia seguimos teniendo los mismos problemas estructurales en el sistema
de salud. Pero, sí contamos ahora con muchos otros mecanismos para
informar, para llegarle a más gente, todo, haciendo uso de la tecnología”
(Entrevista durante la marcha en contra de la corrupción en la salud, 24 de
mayo de 2011). A la hora de relacionar la lucha por la salud, con la protesta,
responde:
145
“Un pueblo que no tenga salud, que no tenga educación, es un pueblo
condenado al subdesarrollo. Entonces, el tema de la salud que es bienestar es
un tema fundamental para la población y nuestro sistema de salud,
desafortunadamente, a pesar de que tiene recursos muy importantes porque
son 38 billones de pesos, de todos los recursos que aparecen de los
impuestos, de las contribuciones de los contribuyentes, de los Copacos, de las
cuotas moderadoras; a pesar de que tiene toda esa plata el sistema de salud
es ineficiente, es ineficaz, es corrupto, no mejoran los índices de salud de la
población, antes por el contrario se empeoran, después de la reforma se
empeoraron, pasamos del 3.5 ó 4 por ciento del PIB, en 1990, al 8.5 del PIB en
recursos de la salud; es decir que subió; sin embargo, si se revisan los índices
de la calidad de salud, la población colombiana no ha mejorado su estado de
salud, eso está demostrando que la salud está siendo ineficiente. ¿Para qué
nos sirven entonces estas luchas? Para proponer un modelo, una reforma en el
sistema de salud. Pero, ¿dónde está el foco de la reforma de salud que
nosotros proponemos? El modelo de salud nuestro se metió en la dinámica del
negocio, en favorecer a unos prestadores de servicios de salud llamados EPS,
los cuales acumularon una gran cantidad de recursos de cuenta de los
recursos que eran destinados a la salud, recursos que debían ser para
prevención, para promoción, para atención, para atender a toda la población en
salud, terminaron en el patrimonio de los aseguradores. Un punto central de
nuestra propuesta es acabar con las EPS y no es solo una protesta, es una
propuesta que tenemos ante el Congreso de la República, las protestas las
hacemos porque es una forma de llamar la atención, pero esto es todo un
universo. Tenemos que acabar con la intermediación financiera, con eso
podremos hacer un sistema de salud mucho más eficiente, que respete a los
médicos, a las instituciones y a los pacientes” (Entrevista durante la marcha en
contra de la corrupción en la salud, 24 de mayo de 2011).
A esta misma lucha se une el médico otorrino que contribuyó a esta
investigación y que como dijimos en páginas anteriores prefiere que no se
revele su identidad, puesto que el hacerlo puede llevarlo a tener problemas
como médico especialista ante la entidad que trabaja. Él, encontró en las redes
sociales una posibilidad de hacer su propia lucha, de convocar a la ciudadanía
a defender el derecho a la salud desde el anonimato, sin que su nombre fuera
146
revelado, sin exponer su ocupación, su trabajo, su sustento, ante las directivas
de las clínicas.
Cuando se le pregunta por los motivos de su lucha, responde:
“Lo que pretendemos con todo esto es hacernos visibles, mostrarle a la
ciudadanía, a las personas que se le violan los derechos humanos que hay
gente organizada, que hay con quien organizarse, que hay gente que sufre las
mismas cosas que ellos, los mismos problemas. Que tenemos en Colombia la
posibilidad de hacer una ley de salud distinta, que tenemos los recursos y que
solo necesitamos una movilización masiva. Nosotros tenemos los sistemas
financieros y los recursos para tener una salud como la de los países
desarrollados, podríamos pagar el POS contributivo y sobraría para otros
programas que beneficien a toda la población con una mejor calidad en
servicios de salud. La salud es un derecho y no cualquier derecho, es un
derecho fundamental” (Entrevista durante la marcha en contra de la corrupción
en la salud, 24 de mayo de 2011).
Este médico hace parte del Movimiento Salud, que se identifica en Twitter
como @Saludderechoant y que se define como un “grupo de organizaciones
sociales, de pacientes, gremiales, etc., que buscamos que en Colombia la
salud y la seguridad social sean derechos fundamentales”.
Pero, antes de finalizar la descripción de estas espacialidades individuales y
empezar a caracterizar la configuración de espacialidades colectivas, como es
el caso de @Saludderechoant, vale la pena mencionar un aspecto que hace
diferentes la participación de Germán Reyes Forero y del médico otorrino y que
a su vez es una variable interesante y podría calificarse de fundamental a la
hora de analizar el ciberespacio: la identidad. Si se observan los motivos por
los que Germán Reyes ingresó a las redes sociales, al ciberespacio, puede
observarse que para él era necesario tener una identidad digital que
correspondiera con su identidad corporal y presencial, una sola persona que
buscaba reconocimiento en dos escenarios. Mientras que, en el caso del
147
médico otorrino, el ingreso al ciberespacio representaba una “posibilidad de ser
y hacer” algo que no podía ser y hacer en su cotidianidad.
La identidad, aunque no se presenta como un tema fundamental en este
trabajo, si es importante a la hora de abordar los movimientos de lucha que se
gestan desde el ciberespacio, pues estas espacialidades en la misma medida
en que pueden emerger por cuenta de actores sociales reales, también pueden
aparecer por cuenta de actores sociales que también son reales, pero que se
configuran como un universo paralelo o como un alter ego de personas o
entidades que al no encontrar un escenario de expresión en la presencialidad,
optan por expresarse, detrás del anonimato o detrás de un alias ficticio o un
personaje en construcción que solo habita en el ciberespacio.
Este fenómeno, aunque criticado por muchos, también ha sido defendido
desde otros escenarios. Incluso, a la hora de hablar de la comunidad de lucha,
hay quienes califican el anonimato como “el gran tesoro de la red”. Sin
embargo, se sostiene que el anonimato total no contribuye a la formación de
nuevos escenarios de empoderamiento en los que además de convocar a la
comunidad de lucha, se genere un cambio social.
Mayans afirma:
“En un contexto social y cultural en el que la mayoría de la población se siente
censada, clasificada y controlada, como si de una ficha dentro de una inmensa
base de datos se tratara, el anonimato parece poder convertirse en un sueño
tan apetecible como irrealizable. Al mismo tiempo, uno de los aspectos
mencionados de forma más recurrente en las comunicaciones mediadas por
ordenador es que proporcionan, precisamente, una forma de interrelación
anónima. Esta es, al menos, una opinión general entre gran parte de los
usuarios y la mayoría de los medios de comunicación de masas que, con más
o menos rigor, tratan el tema. Sin embargo, esta opinión no es plenamente
compartida por todos. Tanto aquellos que tienen suficientes conocimientos
148
técnicos, como diversos estudiosos de estos fenómenos sociales, piensan que
un completo anonimato en Internet puede no ser posible o deseable” (2000)29
Además del daño que puede acarrear para una construcción social el hecho de
que el anonimato o las dobles personalidades se apoderen de la red, también
existen otros factores importantes a tener en cuenta cuando se habla de esta
clase de fenómenos en Internet. Vale la pena comenzar citando un aspecto
meramente técnico y que es conocido como “las pisadas en el camino”. Este
aspecto hace alusión a que en la medida en que se navega en el ciberespacio
se van dejando datos mínimos que pueden hacer que con una investigación se
llegue a la identidad verdadera del navegante, es decir, que en la medida en
que se navega en el ciberespacio, se van dejando datos que pueden hacer
posible la ubicación exacta del navegante, aspecto que nos presenta el
anonimato en el ciberespacio como una simple ilusión de ser desconocido.
Previo al auge del ciberespacio, traído por cuenta de Internet, y en 1963,
Goffman advertía que:
“El individuo conocido por otros puede o no saber que lo conocen; los otros a
su vez, pueden estar enterados o no de que el individuo sabe o ignora que lo
conocen. Además aún cuando crea que los demás no saben nada de él, no
puede nunca estar totalmente seguro de ello. Dejando a un lado cuánto es lo
que se sabe o lo que se ignora, todo esto tiene importancia, puesto que en un
individuo el problema de su identidad personal y social variará
considerablemente según el conocimiento o desconocimiento que de él tienen
los presentes, y en tal caso, según su propio conocimiento o desconocimiento
de este hecho. Hay que advertir que aún cuando las calles de las grandes
ciudades ofrecen situaciones anónimas para los que se comportan
correctamente, este anonimato es biográfico, es difícil de encontrar algo así
como el anonimato complejo aplicable a la identidad social” (1963, p.84).
29
MAYANS, Joan. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=28&llengua=gl (Consultado en 11:11:11)
149
Pero, del anonimato también pueden desprenderse otras dos palabras que
aplican para el caso del ciberespacio: la intimidad y la espontaneidad. Siendo
la primera un factor que muchos consideran un valor para proteger, razón por
la cual, para no revelar datos personales, terminan optando por el anonimato o
por una doble personalidad, que les permita guardar sus secretos más íntimos,
sin necesidad de dejar de participar de este universo social. Por su parte, la
espontaneidad hace referencia a las facilidades que existen para hablar
cuando no se está dando la cara, cuando no hay un control social, y que ya
han sido abordadas desde la psicología por autores como Freud.
Para concluir, autores como Goffman y Rheingold (este último viene teorizando
desde 1993 asuntos de las comunicaciones virtuales), afirman que aunque el
anonimato no es un asunto nuevo, pues también se presentaba en los
espacios palpables, físicos y territorializados, si aumenta su poder en la
sociedad de las redes, lo cual se facilita por el proceso de descorporalización y
en muchas ocasiones, por la idea de la virtualidad. No obstante, ambos
autores coinciden al afirmar que cuando existe el anonimato no se cierran los
canales de comunicación porque para que éstos existan es necesario que
existan dos interlocutores, los cuales hacen posible una co-participación en la
estructura social y este despliegue, según Goffman, no se destruye por la
presencia del anonimato, pero si puede llegar a alterar la construcción de la
interacción.
Así pues, tanto Germán Reyes Forero, como el médico otorrino juegan dos
papeles de identidad diferentes en el ciberespacio; pero, como bien lo expresa
el párrafo anterior, este hecho no compromete la comunicación y la co-
participación, pues los canales, los flujos comunicativos y las conversaciones
siguen existiendo. No obstante, a la hora de validar los movimientos de lucha,
en los que podría decirse que por reglamentación y constitución no sería
necesario esconder nuestros rostros, sí puede afirmarse que el médico
otorrino, al no contar con la posibilidad de mostrar su cara libremente, pues
algunos intereses personales y profesionales se lo impiden, no puede contribuir
150
plenamente a una interacción en la que se garantice, desde el ciberespacio, un
agenciamiento político que a nombre propio pueda ser expresado en la
presencialidad.
Retomando la exposición de las espacialidades que desde la individualidad
permiten el agenciamiento político en temas de salud, vale la pena citar el caso
del doctor Luis Casasbuenas Duarte, médico que luego de finalizar un ciclo de
su carrera, empezó a cuestionarse por las relaciones de poder existentes entre
el llamado “doctor” y el paciente; razón por la cual, terminó especializándose en
temas comunicativos, enfocándolos siempre en el sector salud. Aunque el
Doctor Casasbuenas Duarte no tiene presencia en redes sociales, a la hora de
consultar los temas de comunicación y salud sí es un referente fundamental
tanto en el espacio como en el ciberespacio, ya sea mediante artículos que se
encuentran colgados en la web o mediante su participación en grupos de
investigación como Nacer, que ahonda en el tema de la salud sexual y
reproductiva.
Afirma el doctor Casasbuenas que es necesario que los médicos entiendan un
poco más de comunicación, no solo para entablar relaciones diferentes con los
pacientes, sino también para saber cómo proceder a la hora de agenciarse, de
buscar un camino de defensa, ya se de sus derechos profesionales o de la
salud como un tema de interés general y fundamental para el desarrollo de los
pueblos. No obstante, anota que el tema del poder atraviesa siempre estos
canales comunicativos y que no es gratuito que los médicos no entiendan
mucho de comunicación porque a muchos les conviene más tener un paciente
sentado del otro lado de su escritorio callado, un paciente que sepa cuál de los
dos lados es el poderoso, un paciente que vea a el médico como un sujeto de
poder. Este aspecto puede ser reconocido como medicina hegemónica, la
misma que según algunas de las personas que participaron con Red Salud
Medellín durante el proceso de ciberetnografía, no aceptan los saberes
populares dentro de su consultorio y mucho menos, se encuentran en
capacidad de validar aspectos tan esotéricos como el instinto, la misma
151
medicina que según los consultados se constituye como el primer eslabón a
superar cuando se habla de lucha, de agenciamiento y de defensa. .
“Aceptar decisiones hace parte de la comunicación. Cuando me jubilé me fui
para Barcelona a estudiar estos temas porque siempre había criticado la poca
ingerencia que tiene la comunicación en la salud. Así con el pasar del tiempo
fui viendo que no era solo una inquietud mía y que existe toda una rama del
conocimiento, poco abordada, que es la de la comunicación en salud, que
aborda desde las relaciones médico paciente y la forma de acercarnos los unos
con los otros, independiente de las plataformas o mecanismos tecnológicos
que se utilicen para hacerlo, hasta los medios de comunicación que existen
para informar de estos asuntos entre las personas especializadas, y los medios
de comunicación que existen para trabajar en la prevención, la promoción y la
atención en los temas de la salud.
Lo que puedo decirle de Internet en todo este proceso es que a Internet lo está
matando la falta de rigurosidad. Le faltan lugares y personas serias, que con
nombre propio comiencen a validar todos estos procesos, ya sean
comunicativos o de lucha, que al fin y al cabo también son comunicativos.
Internet tiene un poder muy grande y lo que se necesita es validarlo. Tiene un
principio que es activo por naturaleza y desde el ciberespacio se puede
convocar para defender la salud, para protestar por delitos de lesa humanidad
(como es el caso de quienes se roban el dinero de la salud) e incluso para
tumbar a un gobierno. Lo que nos hace falta ahora es validez para poder
generar confianza.
Pero esto no es solo una responsabilidad de los que se mueven en Internet. Es
también una responsabilidad de todos, de los gobiernos, de la academia, de las
clínicas, de los colegios, de las empresas, entre otros. Los médicos, todavía,
cuando se les habla o hablan de Internet parecen mirando algo despectivo. Es
una lucha de poderes. Por ejemplo, si usted quiere ver un médico
escandalizado, no es sino que le llegue un paciente a decir que leyó en Internet
algo sobre su diagnóstico, su enfermedad, ¿por qué las da miedo? Porque a la
medicina todavía le hace falta darle valor a los saberes.
152
Resumiendo, Internet es un medio que como diría Eduard Punset es disruptivo
y puede generar diferentes clases de oportunidades. Es un medio desde donde
la promoción y la prevención pueden brillar e incluso con aspectos como la
Telesalud o la Telemedicina, puede considerársele como un mecanismo
interesante. Ahora, lo que falta, como lo he dicho todo este tiempo, es hacer
que sea creíble para todo el mundo” (Entrevista realizada el 14 de julio de
2011).
Lo que valida la existencia de personas como Germán Reyes Forero, el médico
otorrino y Luis Casasbuenas Duarte, es la importancia de la individualidad a la
hora de generar procesos colectivos. Si bien los tres tienen vidas diferentes y
se enfocan en diferentes temas de estudio o de trabajo, los tres trabajan en un
objetivo común: la salud. Asimismo, puede afirmarse, al relacionar estos
comportamientos con los estudios socioespaciales, que la individualidad es
fundamental a la hora de hablar de colectividad y que es el trabajo que cada
persona ejerza y que luego pueda convertir en un trabajo mancomunado, el
que hace posible no solo la construcción y configuración del espacio o del
ciberespacio, sino también la emergencia de espacialidades.
Espacialidades colectivas: la fuerza de las individ ualidades toman un
nombre general
Luego de analizar tres ejemplos de espacialidades individuales que en temas
de salud posibilitan el agenciamiento político, vale la pena empezar a exponer
algunos de los ejemplos encontrados de espacialidades que tras pasar por
procesos individuales logran la asociatividad y por lo tanto vincular diferentes
clases de intereses en un solo nombre, en una colectividad.
Estas espacialidades, las cuales llamé espacialidades colectivas, terminan
siendo las que mayores impactos generan ya sea en el espacio o en el
ciberespacio. Es decir, que cuando una de ellas se pronuncia, logra la fuerza
de un movimiento colectivo. Por ejemplo, si Dora Cristina López hace un
153
llamado personal porque su EPS no quiso atenderla, es diferente a cuando una
agremiación de pacientes se pronuncia frente a una situación como ésta.
Ambos mecanismos de participación son validos y legítimos; pero, a lo largo de
la historia, los movimientos sociales se han caracterizado por su capacidad de
involucrar a las ciudadanías en luchas que conllevan a alcanzar objetivos
comunes.
Entre estas espacialidades colectivas que posibilitan el agenciamiento político
en temas de salud, pueden encontrarse asociaciones de pacientes,
asociaciones médicas, asociaciones de usuarios y otras entidades que
agrupan a estas tres clases de perfiles y que lo que persiguen es la defensa del
derecho fundamental a la salud.
Entre los casos que se estudiaron en esta investigación existen cuatro en los
que vale la pena ahondar por diferentes motivos. Primero, porque involucran
diferentes clases de perfiles que se relacionan con la salud, segundo porque
son iniciativas que varían entre lo ciudadano y lo institucional y tercero, porque
encuentran en el ciberespacio el espacio “ideal”, “perfecto” para comunicar sus
decisiones y convocar. Estos cuatro casos corresponden a Comunicación para
la salud, iniciativa liderada por la Universidad de Antioquia; el Observatorio de
Salud, por el derecho fundamental a la salud, que hace parte de la Personería
de Medellín; Salud derecho fundamental, movimiento que es liderado por
médicos, gobernantes y ciudadanos; y Sí a mis derechos, movimiento nacional
que busca “mejorar la capacidad de respuesta de las organizaciones no
gubernamentales y de base comunitaria, a través de una efectiva gestión de
conocimiento y trabajo en red alrededor del ejercicio ciudadano de los
Derechos en Salud”.
Las cuatro espacialidades colectivas tienen varias cosas en común. Primero,
abordan temas de salud. Segundo, involucran las redes sociales entre sus
estrategias para acercarse a los usuarios. Tercero, se encuentran en Internet,
informando y entregando contenido. Y cuarto, tienen presencia tanto en el
154
ciberespacio como en el espacio, pues se establecen como comunidades que
aunque se conocen y se agencian desde el ciberespacio, alargan su tiempo y
espacio de encuentro en el espacio físico, presencial y palpable, para
conocerse y debatir, lo cual en las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) recibe el nombre de comunidad. Vale la pena anotar que
la relación también se presenta en el sentido contrario, del espacio presencial
al ciberespacio, como ya lo hemos advertido en otros ejemplos.
Juan Diego Restrepo Toro es quien coordina el sistema de información y
comunicación en salud de la Universidad de Antioquia, más conocido como
Comunicación para la salud y que puede encontrarse en
www.comunicacionparalasalud.com, que tiene como objetivo ser un medio de
comunicación dedicado a los temas de salud y que sea abierto a la comunidad,
muy diferente de otro de los proyectos que también está a su cargo
http://saluda.udea.edu.co, el cual se enfoca en la promoción y la prevención de
la salud de los cotizantes y beneficiarios de la IPS Universitaria. Saluda, a su
vez también cuenta con el Programa Saluda en Familia, la Revista Saluda y
Saluda Radio.
Con respecto al tema de Comunicación para la Salud, que es en el que
centramos nuestro interés, puede decirse que es un portal que fue lanzado el 7
de marzo de 2011, en el que participan varias universidades y el grupo Nacer
de la Universidad de Antioquia, el mismo del que hace parte el doctor Luis
Casasbuenas Duarte. Éste, según declaraciones de Juan Diego, fue lanzado
como la continuidad del I Congreso de Comunicación y Salud, que fue
realizado por Extensión de la Facultad de Comunicaciones y el grupo Nacer,
ambos de la Universidad de Antioquia. El objetivo fundamental era alargar el
tiempo de debate y destinar un nuevo espacio a conceptualizar en temas de
salud y comunicación; además, de llevar estos temas hasta el idioma español,
puesto que en habla hispana solo existen dos iniciativas como ésta, una en
España y Comunicación para la Salud.
155
“Con todas estas iniciativas le queremos dar la vuelta al problema de la salud y
empezar a trabajar en dos áreas que son muy olvidadas: la promoción y la
prevención. En Colombia estamos acostumbrados solamente a hablar de salud
cuando aparece la enfermedad y es mediante éstos dos caminos que se hace
posible que los ciudadanos estén informados y puedan enfrentar el momento
de la enfermedad con conocimientos; pero, también con información que les
permita defenderse.
Por eso, desde Comunicación para la salud siempre estamos muy enfocados a
conceptualizar el tema de la salud y de la comunicación desde las experiencias
de la gente, desde la vivencia de los pacientes. En todo este proceso, en el de
la experiencia, cuando echamos mano del periodismo y de la comunicación
para contar historias, aparece el tema de la defensa del derecho, porque nos
ayuda siempre a mirar más allá de la enfermedad. Los ciudadanos deberían de
estar más informados de cuáles son sus derechos en salud”. (Entrevista con
Juan Diego Restrepo, 14 de marzo de 2011).
Comunicación para la salud es un portal que como lo afirma Juan Diego
Restrepo cuenta con gran variedad de temas, todos relacionados con la salud;
pero, que desde enfoques diferentes persiguen el objetivo de mantener una
comunidad de pacientes informados, primer punto que se hace necesario a la
hora de hablar de una comunidad que tenga los conocimientos suficientes para
defender el derecho a la salud, el mismo que se hace vigente solo cuando las
personas se encuentran en un estado de enfermedad, como pudo detectarlo
una observación que se hizo en la red social Twitter durante 15 días y que
abordó los temas de salud. En ésta pudo detectarse que solo cuatro personas
iniciaron conversaciones en salud, animadas por un solo aspecto: estaban
enfermas ellas o uno de sus familiares y tenían problemas para que desde las
EPS se les brindara una atención digna y oportuna.
Daniela Gómez Saldarriaga, quien en 2010 era estudiante de periodismo,
también realizó un sondeo similar a éste y puede consultarse en
http://bit.ly/vPu0wf. En el escrito final ella informaba que haciendo uso del
hashtag, etiqueta, #actualidadmedellin se observó que 24 trinos (nombre con el
156
que se designa cada uno de los posts que se publican en Twitter) hacían
referencia al tema de la salud, de ellos 13 remitían a noticias que figuraban en
otros medios (agenda de medios de comunicación) y solo siete tenían que ver
con anécdotas relacionadas al tema de la salud personal. Por esta razón, ella
decidió titular el artículo publicado en De La Urbe Digital, “Twitter: el lugar de
mis noticias”.
Medios de comunicación en línea como Comunicación para la salud, que
también se apoyan de las redes sociales para acercarse a otra clase de
públicos, se convierten en espacialidades de la información y la comunicación
que validan la existencia de estos temas en los medios de comunicación
masivos, aspecto que no es muy abordado en los llamados mass media, pues,
cuando éstos se refieren a temas de salud, generalmente lo hacen para hablar
de adelantos científicos, procedimientos estéticos, innovaciones, entre otros.
Muy pocas veces, se refieren a la salud como un tema político y ciudadano.
Para buscar la salud como un tema político y ciudadano, además de reafirmar
la idea de la salud como un derecho fundamental, existe el Observatorio de la
salud, que hace parte de la Personería de Medellín. Esta iniciativa, al hacer
parte de un organismo de control que es legítimo ante diferentes autoridades
de la ciudad, trasciende las fronteras entre espacio y ciberespacio, llevando el
mensaje tanto en una página web que puede consultarse ingresando a
www.personeriamedellin.gov.co/observatoriodesalud, como en algunas clínicas
y hospitales de la ciudad, donde se encuentra ubicado un buzón en el que los
usuarios pueden diligenciar algunos formularios que dan cuenta del estado de
la salud en nuestra ciudad, el mismo que luego puede verse reflejado en los
informes de estado de los derechos humanos en Medellín, que publica la
Personería anualmente. La salud figura entre los derechos sociales y es poco
apetecida en los medios de comunicación locales, puesto que la violencia
siempre termina por llevarse el puesto número uno.
El Observatorio se define así:
157
“La Personería de Medellín y La Facultad Nacional de Salud Publica de la
Universidad de Antioquia, con el apoyo de la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas del Alma Mater, iniciaron desde el 3 de Agosto de 2009 un proyecto
de Observatorio por el Derecho a la Salud, dirigido a fortalecer en la ciudad de
Medellín la protección, el cumplimiento y el respeto por el derecho a la salud,
en el marco de la Constitución Política y el Derecho Internacional.
El Observatorio pretende generar y consolidar diferentes espacios públicos
físicos y virtuales abiertos donde los actores involucrados y la población en
general, puedan identificar, visibilizar, analizar, valorar y solucionar de manera
conjunta los problemas prioritarios que afectan los derechos ciudadanos en
materia de salud. Éste procura ofrecer a los diferentes actores municipales los
elementos necesarios para la conformación, participación y evaluación de las
acciones adelantadas por las instituciones estatales y privadas que tienen la
competencia y responsabilidad legal de garantizar la vida, la salud y los
derechos conexos con ella, en particular el derecho al ambiente sano y al libre
desarrollo de la personalidad y espera contribuir al fortalecimiento de una
respuesta social articulada que optimice los esfuerzos para reducir y controlar
estos problemas” (2011).
En el ciberespacio, el Observatorio de la salud, también brinda información
noticiosa y estadística; testimonios y foros donde quienes tienen acceso a
Internet y están interesados en el tema de la salud pueden dejar consignados
sus mensajes. No obstante, y pese a que existe la posibilidad para expresarse,
la brecha digital en tecnología (apropiación digital) afecta el curso esperado por
el organismos de control, y las participaciones en los foros escasean. En tres
meses de observación que se le hizo a este portal, no ingresó ningún tema de
debate a los foros. Esta situación puede verse ligada a nuestros modelos de
participación y al analfabetismo digital; pero, también existe un compromiso por
parte del organismo de control, de moderar e incentivar la participación
ciudadana en estos espacios, para lo cual es necesario que exista un proceso
de capacitación en el que los ciudadanos aprendan del uso de computadoras y
de Internet, reconociendo el potencial de estas herramientas a la hora de
defender su derecho a la salud.
158
En un camino similar el Observatorio de salud, pero sin hacer parte de un
organismo gubernamental, y como parte de una iniciativa ciudadana, existe
Salud derecho fundamental, organización en la que participan ciudadanos,
médicos, pacientes y personas del mundo de la política vinculadas con el tema
de la salud. Esta iniciativa comenzó en dos cuentas de redes sociales en
Facebook y Twitter y ahora cuenta con una página web cuya dirección es
www.saludderechofundamental.org. En ésta publican noticias, campañas,
videos y también dejan un espacio para encuestas.
Jorge Alejandro Peláez Silva y Walter Mauricio Gallego Medina son dos de las
personas que han acompañado las comunicaciones del grupo y son voceros de
la iniciativa que fue lanzada el 7 de abril de 2011 y que es liderada por la Mesa
Intersectorial de Antioquia por la Salud. Desde esta espacialidad colectiva de
agenciamiento político y defensa del derecho a la salud se han liderado
campañas como la de la Octava Papeleta, con la cual se busca que los
colombianos tengan la oportunidad de decidir el sistema de salud que desean.
La iniciativa no alcanzó a ser llevada a las urnas el 30 de octubre de 2011, pero
se sigue trabajando para que sea llevada a votación democrática. Incluso,
profesores de enfermería y de medicina, han aprovechado los espacios de la
Asamblea de Estudiantes de la Universidad de Antioquia para hablar de la
campaña.
Además de convocar a marchas, a espacios como los Martes de la salud, a
conversatorios y a foros tanto virtuales como presenciales, desde Salud
derecho fundamental, también se han realizado videos con participación
colectiva y ciudadana. Tal es el caso del promo de “La Octava Papeleta”
http://bit.ly/sjz2c8, del cual participaron tanto ciudadanos como reconocidos
personajes de la cultura en Medellín y que gracias a los movimientos virales
que pueden darse desde Internet, ya ha sido visto en Youtube por más de 5 mil
personas, llevando un mensaje de agenciamiento político y participación desde
otros escenarios.
159
La última de las espacialidades colectivas analizada y presentada en este
capítulo de hallazgos (son más y puede seguirse ahondando en este tema
como objeto de investigación) es Si a mis derechos, una iniciativa nacional que
fue lanzada en Bogotá y que cuenta con varios caminos para hablar de la salud
como un derecho fundamental. Primero, recoge un observatorio nacional.
Segundo, cuenta con un Centro de capacitación comunitaria. Tercero, tiene un
Centro de asesoría en línea. Cuarto, cuenta con un Banco de experiencias
ciudadanos y como quinto elemento cuenta con un banco de recursos,
reuniendo así las propuestas de Comunicación para la salud, el Observatorio
de salud e incluso la campaña Salud derecho fundamental. No obstante Si a
mis derechos, se garantiza por haber logrado poca participación ciudadana
desde su lanzamiento en junio de 2011.
Esta iniciativa es liderada por RASA (Fundación Red de Apoyo Social de
Antioquia), que tiene sede en el barrio Florida Nueva. En palabras de Gustavo
Campillo, presidente de RASA, la iniciativa fue lanzada porque:
“En este perturbador escenario de corrupción del Sistema de Salud, donde
prácticamente no pasa un sólo día sin que las noticias nos evidencien lo que es
sabido desde hace varios años y que el Gobierno no se había atrevido a
enfrentar en razón a los diversos interés que los movilizaban para no hacer
nada o hacer lo menos posible y con ello "librar responsabilidades" los
ciudadanos debemos estar atentos.
Y hago este llamado en razón a que una vez que se les ha cerrado la llave de
la corrupción a las EPS no les queda otra fuente de compensar sus utilidades
económicas sino la negación de los servicios de salud, es decir; ya no será tan
fácil que por la vía de recobros ilegales, facturación indebida, cobros de
servicios a personas fallecidas o inexistentes sigan desangrando el Sistema de
Salud y por lo tanto la opción más inmediata y menos visible es la negación de
los servicios.
Recordemos que el Estado vía Fosyga les gira a las EPS tanto del régimen
contributivo como a las del régimen subsidiado los recursos para la atención de
160
toda la población asegurada de manera anticipada; una vez al año en el primer
mes y sí usted o yo no solicitamos servicios de salud, ese recurso ya no
regresa al Sistema sino que se queda en los bolsillos de estas empresas, y sí
usted demanda los servicios y ellos pueden contener estas demandas o
dilatarlas en el tiempo a través del acto de negación de servicios esa fracción
del valor girado que no es utilizada también es parte del negocio.
Por lo anterior el escenario que se nos viene o que ya está sucediendo es que
las EPS van a presionar a sus médicos y a sus redes de prestadores de
servicios de salud para que éstas y éstos nos nieguen lo más que sea posible,
con certeza me atrevo a asegurar que entraremos y de hecho ya se esta
sintiendo así, en una etapa de incremento de todo tipo de barreras de acceso a
los servicios de salud, incluidos los exámenes de diagnóstico, las cirugías, el
suministro de medicamentos y en fin todo tipo de servicios.
Por esto debemos estar alerta y recurrir a los mecanismos de exigibilidad de
los derechos tales como la tutela para que nuestra salud no se vea afectada o
deteriorada, no hagamos parte del juego, a servicio dilatado o negado; derecho
protegido de manera inmediata, ese debe ser el lema.
La plataforma SiaMisDerechos estará para acompañarles en este proceso, no
duden en contar con nosotros y recuerde "Juntos somos más fuertes"
Contamos con usted” (2011)30.
Entre las espacialidades analizadas, puede observarse que Sí a mis derechos
cuenta con un enorme potencial de participación, puesto que desde la
conceptualización del sitio mismo en el ciberespacio, ya invita a compartir, a
informarse, a agenciarse y a participar. Ahora, la respuesta debe venir de parte
de la ciudadanía. Evidentemente, Internet se presenta como un escenario,
espacio, de participación activo, pero, en todo proceso de comunicación, como
lo podemos concluir de la teoría que sustenta esta investigación, debe existir
30 SI A MIS DERECHOS, http://bit.ly/t5UHi2 (Consultado en 11:11:11).
161
un emisor y un receptor, regla básica a la hora de establecer comunidades,
regla básica a la hora de hablar de movimientos de lucha.
Como puede observarse en todos los ejemplos anteriores, las espacialidades
de la colectividad son generadoras de movimientos legítimos y es en este
punto donde radica la importancia de su existencia a la hora de agenciarse
para defender políticamente el derecho a la salud.
A su vez, estas espacialidades colectivas también deberían de buscar la forma
de unirse entre sí, para lograr una mayor visibilización del nosotros. Internet es
un camino interesante para hacerlo. Ahora, como bien puede resumirse luego
de exponer estos casos puntuales, solo falta disposición, validez, legitimización
y credibilidad frente a los procesos que pueden generarse desde la red de
redes.
162
6. CONCLUSIONES Y CONSIDERACIONES FINALES
ENCUENTRO DE DOS MUNDOS. LO VIRTUAL Y LO PRESENCIAL EN
LA COMUNIDAD DE LUCHA, VÍAS, RUTAS Y CAMINOS PARA L A
MOVILIZACIÓN EN SALUD DESDE INTERNET
Varias son las conclusiones y los retos que pueden extraerse de este proceso
de investigación, el cual se entrega con satisfacción puesto que luego de
haberme enfrentado al objeto de estudio, comprendo y ratifico la necesidad y
exigencia que tiene el mundo moderno de estudiar las temáticas, ya sean
sociales o exactas, que trae consigo la llegada de Internet y la construcción del
ciberespacio.
En este caso puede expresarse, de manera general, que el reto de estudiar la
red de redes desde su impacto social, entra a ser parte de un conjunto de
saberes que deben apostarle a la interdisciplinaridad, entendiendo que las
sociedades y los espacios no son homogéneos, sino que se configuran y se
transforman cada día.
En el marco de las ciencias sociales, campo del conocimiento en el cual puede
ser clasificada esta investigación, el ciberespacio representa diferentes retos,
no solo desde su conceptualización, sino también desde su aplicación, pues
además de convertirse en un tema de estudio con todo el potencial posible
para explorar, éste también se configura como un universo social en el que
pueden ser aplicadas técnicas y metodologías de investigación ya reconocidas
e históricas, tal es el caso de la etnografía que ahora pasa a ser llamada
ciberetnografía.
Probablemente, una de las ramas de este conocimiento social que más está
llamada a atender a este reto de conceptualización y aplicación es la que cobija
a los estudios socio – espacio – temporales, puesto que al hablar de
ciberespacio, no solo se hace referencia a otra forma de espacio y de
163
espacialidad, sino que también se empiezan a derrumbar barreras físicas y
geográficas e incluso se empiezan a modificar conceptos tradicionalmente
concebidos desde este enfoque de estudio, tal es el caso de la trialéctica
espacial que con la llegada del ciberespacio empieza a dar cuenta de la
necesidad de nuevas categorías en las que para hablar de espacio no sea
condición fundamental la geografía, un reto y tal vez una molestia para
muchos.
Para que esto ocurra; no obstante, se hace necesario que tanto el ciberespacio
como espacio e Internet como tecnología atraviesen una serie de procesos en
los que los seres humanos busquen la estabilidad y el acceso a las
plataformas; pero, también la total penetración de la alfabetización digital, así
como la generación de procesos de credibilidad y veracidad que permitan que
la masa poblacional en general adopte esta tecnología no solo como algo
novedoso, sino como un invento nuevo que ha llegado a cambiar el ser y el
estar de los seres humanos, si se pone en palabras de Pierre Lévy cuando
hace referencia a los procesos de virtualización.
Internet y por consecuencia el ciberespacio representan un cambio para la
historia humana, una innovación disruptiva que, como fue en su momento la
llegada de la imprenta de la mano de Gutenberg o el invento de la rueda,
cambian y modifican el espacio – tiempo de los seres humanos.
La comprensión del espacio y el alargamiento del tiempo son apenas dos de
los factores que pueden mencionarse con la llegada de Internet, los mismos
que representan un reto para los futuros magísteres en estudios
socioespaciales, llamados a indagar en este tema, ya sea como objeto de
estudio, o llamados a indagar el ciberespacio como un nuevo espacio para la
consulta y la participación social. Recordemos que estudiar el ciberespacio se
diferencia de estudiar en el ciberespacio y este último punto, estudiar en el
ciberespacio, debería de empezar a ser parte fundamental de la labor de los
nuevos etnógrafos.
164
Ahora, si hablamos del tema del ciberespacio y de la salud, éste también se
presenta como un reto, al igual que en otros espacios de conocimiento. El reto
puede ser abordado tanto desde la conceptualización, como desde la
aplicación, ya sea que el ciberespacio sea reconocido como un medio de
comunicación o que sea reconocido como una plataforma virtual desde la cual
se hace posible la atención de pacientes, proceso que es reconocido como la
telemedicina y que en Colombia ya se concibe como un factor obligatorio e
inherente a las Empresas Prestadoras de Salud.
Si hablamos de participación democrática y agenciamiento político, es evidente
que la lucha por la salud puede incluirse desde la participación, la educación, el
ciberactivismo y la política 2.0. Esta participación puede lograrse desde
diferentes caminos, algunos simples y unidireccionales (de una persona a
muchas y sin retroalimentación) y otros bidireccionales, donde se configura una
comunidad que debate y se encuentra en torno a un interés particular.
Con respecto a los ciudadanos, es evidente que las emociones y el momento
por el que atraviesen sus vidas es fundamental a la hora de hablar de la
defensa del derecho a la salud. Internet, se presenta entonces como un lugar
que no es controlado por los grandes medios de comunicación y en cual la
ciudadanía puede expresarse ya sea a favor o en contra de las Empresas
Prestadoras de Servicios de Salud, ya sea porque algo les duele o porque algo
les indigna, ya sea porque tienen rabia o simplemente porque quieren
despertar algún sentimiento de solidaridad hacia otras personas que atraviesan
una situación similar a la suya. En este punto podría hablarse de una
organización desde Internet, que sea liderada por sus participantes, usuarios y
que posibilite en el caso de la movilización la configuración de nuevos
escenarios ciudadanos que trasciendan el espacio físico y puedan desplazarse
hasta el espacio virtual y viceversa, uniendo así dos experiencias de
movilización que se gestan desde dos escenarios diferentes.
165
En general, existen cinco conclusiones que son pertinentes a este trabajo de
grado, que más que cerrar una discusión, quiere dejar abierto un panorama de
estudio que pueda ser de utilidad para futuras investigaciones.
Primero, es posible decir que está surgiendo una participación política desde el
ciberespacio entorno a la defensa del derecho a la salud, participaciones que
pueden calificarse en palabras de Edward Soja como espacialidades. Aspecto
relevante si se contemplan los movimientos sociales como agentes del cambio
histórico, como opiniones dominantes que comunican y que ahora encuentran
nuevas herramientas para hacerlo, las cuales yacen en el ciberespacio.
Por otro lado, pese a que este surgimiento es evidente y que puede tender a
tener ecos en los medios de comunicación tradicionales, en Colombia la
defensa al derecho a la salud por sí sola no convoca multitudinariamente como
si es el caso de otra clase de problemáticas humanas y gubernamentales. La
violencia de nuestro país, el conflicto armado y la corrupción no nos ha
permitido pensar en la defensa de nuestros derechos. En salud, todavía somos
para Internet una parte de las ciudadanías de la inexistencia. Nos encontramos
frente a un camino de construcción.
Además, los medios de comunicación tradicionales, convocados por
monopolios empresariales y sistemas estatales, todavía inciden en las
movilizaciones que se gestan desde el ciberespacio local (si puede llegar a
llamársele así). Todavía hacen parte de lo que Habermas llamaría un proceso
de acción comunicativa. No obstante, ese proceso donde se conjugan
comunicación y poder está siendo ahora modificado porque con la
comunicación la gente hace cosas y la comunicación que se gesta desde
Internet es la esencia de un movimiento social que está surgiendo.
Así mismo, cuando se habla de salud, el ciberespacio se configura como un
escenario de convocatoria potente. No obstante, todavía necesita trascender a
una movilización y a un proceso de agenciamiento político donde más que
comunicación se posibilite la transmisión del mensaje.
166
Como última reflexión, y parafraseando a Manuel Castells cuando afirma que
“Internet no soluciona problemas y que lo que hace es tener una fuerza
potencial de movilización”, vale la pena afirmar que sin los problemas sociales
el ciberespacio no funciona. Solo cuando hay movilización de defensa, este
espacio de información y comunicación puede trascender como un amplificador
del mensaje, de lo cual puede deducirse que a la hora de convocar a la
comunidad de lucha, se hace necesario la presencia del espacio y del
ciberespacio.
Espacio virtual y espacio físico, la conexión es lo que hace la comunidad de
lucha.
167
7. BIBLIOGRAFÍA
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John., y Sarre, Philip. Human geography today. Cambridge, UK: Polity Press.
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