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PENSAMIENTO CRíTICO / PENSAMIENTO UTÓPICO 168 F Jesús Camarero ][NTERTEXTUAL][DAD Redes de textos y literaturas transversales en dinámica intercultural Esta obra ha sido publicada con U/1a subvencion de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo con lo previsto en el articulo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual eANTHROPOS

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Camarero Jesus

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PENSAMIENTO CRíTICO / PENSAMIENTO UTÓPICO

168

F

Jesús Camarero

][NTERTEXTUAL][DAD

Redes de textos y literaturastransversales en dinámica

intercultural

Esta obra ha sido publicada con U/1a subvencion dela Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio

de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdocon lo previsto en el articulo 37.2 de la Ley de Propiedad Intelectual

eANTHROPOS

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Intertextualidad : Redes de textos y literaturas transversales en dinámicaInterculrural / Jesús Camarero. - Rubí (Barcelona) : Anthropos Editorial.2008

174 p. ; 20 cm, (Pensamiento Crítico / Pensamiento Utópico; 168)

ISBN 978_84w7658w860w4

1. Intettextualidad 2. Análisis del discurso 1 Título II Colección82.0982~5

Primera edición: 2008

© Jesús Camarero Arribas, 2008© Anthropos Editorial. 2008Edita: Anthropos Editorial, Rubí (Barcelona)

www.anthropos-editorial.. comISBN: 978_84_7658-860-4Depósito legal: B. 3.006-2008Diseño, realización .Y coordinación: AnthI'OpOS Editorial

(Nariño, S.L), Rubí. TeL: 93 697 22 96 Fax: 93 587 26 61Impresión: Novagn),filc. Vívaldí. 5. Monteada i Reixac

Impreso en España - Printed in Spain.

Todos los derechos reservados Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte.ni registrada en, o trnnsmltida por; un sistema de recuperación de Infcrrnacién, en ninguna formani por ningún medio, sea mecánico, fctcqurmrcc. electrónico. magnético, etecerccpuco, por foto­copia. o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial

En todas las épocas habrá hombreshechos para ser subyugados por lasopiniones de su siglo, de su país, desu sociedad. L.] De ningún modohay que escribir para tales lectorescuando se quiere vivir más allá denuestro siglo ..

JEAN-JACQUES ROUSSEAU

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INTRODUCCIÓN

En el munclo actual se están produciendo una buena serie deparadojas. Una de ellas, de las más apremiantes, es el fenómenode la globalízacíón, que se impone en plena presencia tambiéndel fenómeno de los localismos: es decir; se está produciendouna contradicción ele (acto entre el sometimiento planetario alas decisiones economicístas e hípercaprtalístas de unos gruposde poder económico, y la fragmentación inmensa de instanciaslocales que desaftan la secular organización de los estados. Elresultado de esta situación paradójica es un conflicto perrnanen­te que se materializa en distintos niveles: político, económico,social, cultural, etc Yen algún caso está conllevando verdaderassituaciones de violencia con resultados ele auténtica catástrofe,dando lugar a un panorama rnultibélíco que algunos teóricosCOlTIO Enzensberger ' no han dudado en calificar C01110 «guerrasmoleculares» I sustitutivas de las ya tristemente hístórícas «gue­ITas mundiales» aunque, eso sí, sin evitar un núrnero elevado derrruertes y sufrimientos. De pocos años para acá ha triunfadoexultantemente el término de «globalización», que viene a ex­presar la vigencia de lUl fenómenodehom;geneización de acon­tecimientos políticos'y~conóñ'¡:icos'a"nivelplanetario, al tiempoqueen elámbito de la política internacional aumentan las ten­siones producidas por ciertas iniciativas locales consideradascomo desestabilizadoras del orden preestablecido. Así que nues­tro mundo actual y contemporáneo s§._está ec!1_fren1And.Q.p.9.J;.C::Q.n:si~ti~n.t~élun conflicto entre lo universal y lo particular aun

H,~M Enzensbcrger; Perspectivas de guerra civil, Barcelona, Anagrama, 1994 (1993)

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nivel elevado, y la literatura, en tanto que actividad creadora yprovocadora de conocimiento, no es ajena lógicamente al fenó­meno porque, sin ir más lejos, el titulo de la obra del maestroGuillén -i-Entre lo uno y lo diverso-' ya nos da la clave paraenfrentarnos, desde el ámbito de lo literario y cultural, a la reali­dad de los problemas antes descritos"

Desde que Goethe, allá por 1827, enunció el concepto de Welt­literatur, se ha venido planteando, en el ámbito de la teoría de laliteratura general, universal y comparada, la idea de una litera­tura sin fronteras y, más aún, la idea de que la literatura es unfenómeno único, independientemente de su lengua o cultura, Elcúmulo inmenso de aportaciones teóricas y críticas durante todoel siglo XX viene a demostrar claramente que es posible pensaren la literatura como en un fenómeno universal, debido a que,entre otras razones, el texto literario comparte una esencia y unascaracterísticas comunes y universales en todo lugar; tiempo, len­gua, cultura, género, etc" por encima incluso de las ídeologías,religiones o civilizaciones" En este sentido, y desde una perspec­tiva didáctica, Mendoza' ha criticado el inadecuado tratamientodidáctico de las producciones literarias, que serian causa negati­va del desarrollo de la lectura e incidirian gravemente en la faltade apreciación e interconexión de 'valores culturales, proponien­do en consecuencia que "la literatura debiera serpresentada comouna genérica fuente de positiva aceptación rnultícultural» o,mejor; intercultural, diríamos"

lLas redes de textos

Así llegamos a la posíbilidad de enunciar una teoría de lasredes de textos, un sistema global de comprensión e interpreta­ción de la literatura con todos sus textos incluidos (en teoría, yaque no es posible abarcar realmente todos los textos de todas laslenguas y culturas de todas las épocas), es decir; un avance haciauna hermenéutica de la literatura comparada, por cuanto el su­jeto humano lector seria capaz de abordar la interpretación degrandes conjuntos o redes de obras relacionadas entre sí -como

2, C. Guíllén, Entre lo uno y lo diverso Introducción a la literatura comparada (Ayery hoy), Barcelona, 'Iusquets, 2005 (1985)

3 _A Mendoza, Literatura comparada e intertextualidad, Madrid, La Muralla. 1994,p,. 11.

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en los «polisistemas» de la teoría de Even-Zohar-' o de crearrelaciones entre ellas en base a su propia interpretación, Y ha­blamos de redes, en plural, porque la literatura no es una, sinouna diversidad de prácticas semióticas, simbólicas, hermenéuti­cas o sociológicas para concebir artisticamente la vida, el mun­CIOoefhombre; y porque esas distintas literaturas surgen y sonpercibidas como un fenómeno de agrupamiento, compartiendocaracterísticas e identidades o paralelismos, Así se construye unared, y luego, o al lado, otra red, y otra, y otra; hasta llegar a lasredes, multitud de redes entretejidas que serian una red globalinvisible, dada su extensión y sobre todo su densidad, Y habla­mos de textos, en plural también, porque lo que surge de la escri­tura, de la imaginación o de la memoria (o de todo ello a la vez),son textos diferentes, inagotables, inabarcables, Las redes tex­tuales que surgen de las relaciones que se pueden establecer en­tre textos diferentes vienen de un sentido dialógico de las ideas yde la creación en general, son el resultado de un diálogo, en tan­to que fenómeno comunicativo, entre entidades humanas dota:das de capacidad creativa e interpretativa,

Las redes textuales semejan de entrada la Intertextualidad,"y ésta se constituye como una gran biblioteca que serian todaslas bibliotecas unidas (virtualmente) con todos sus textos enla­zados o relacionados entre sí, y aún también todos los textosque, sin estar alojados en las cálidas, cómodas y eternas biblio­tecas, pululan por las redes, todo tipo de redes, no sólo Inter­net, y concretamente las redes que, bajo la actual denomina­ción de literatura comparada, agrupan todas las relaciones en­tre textos literarios. De un modo peculiar; pero expresado muyclaramente desde la óptica del escritor; la figura de esa biblio­teca intertextual y universal vendria dada obligadamente, ne­cesariamente, por un fenómeno que se produce dentro de la

4. L Even-Zohar; «Polysystem Thecry» y ,dhe "Líterary System" », Poesías Today, n. o

11/1, 1990, pp, 9-26 Y27-44S. La actualidad de la Intertextualldad se demuestra en la atención que la critica

todavía le viene dispensando en fechas recientes, como lo prueban los estudios publi­cados en Ios dísríntos ámbitos en lo poco que va de siglo, En España: r.E Martínez,Laintertextualídad literaria, Madrid, Cátedra, 2001. En Francia: T. Samoyault, Tíntertex­tualíte. Mémoire de la litterature, París, Nathan, 2001; S, Rabau, L'íntertextualite, París,GF Flammaríon, 2002; A,-C" Gígncux, Initiation a l'íntertexrualue, París, Ellipses, 200S,En Gran Bretaña: M. OIr, Intertextualitv: Debates and Conte.:t:ts, Cambrídge-Oxford.Polity-Blackwell,2003,

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propia literatura, tal como dice Borges en su obra El libro dearena: «Ya no quedan más que citas" La lengua es un sistema decitas». Así que, segun Borges, ya no quedaría ninguna posibili­dad ele decir una historia original y nueva, todo estarfa escritoya en todos los textos de nuestra tradición secular ele 111(ütiplesculturas y lenguas, sólo quedaria la posibilidad de citar Enton­ces, citar sería COD10 escribir, o escribir sería citar, y 10 que seproduciría no sería ya tanto una obra creadora ele un mundonuevo, sino uria red de textos en la que todas las obras estaríanvirtualmente presentes .. La red de textos haría posible que laobra se convirtiera en una relación entre obras, sería una obrade obras, un texto de textos, una cultura de culturas, una len­gua de lenguas, y su funcíonamíento estaría basado, no ya en lainvención de una historia original y única (o no sólo eso), sinoen la interacción textual o capacidad de relación entre textosdiferentes, todo un sistema, dado que se trata de un todo (ored) formado por elementos ínterdependientes en relación (in­tertextual) con los demás, tal como algunas teorías lo han defi­nido al día de hoy, como los «polísístemas».>

Las redes de textos, desde nuestro punto de vista, se en­marcan en un modo de comprensión e interpretación de laliteratura que supera los esquemas de lo lineal y de lo reticu­lar, pasando a una complejidad mayor, que podríamos definircomo esquema «modular». Este nuevo paradigma basado enla estructura del módulo (esencialmente tridimensional y ca­paz de ofrecer una visión poliédrica) permite configurar lasredes de textos como un sistema en el que las relaciones ínter­textuales se pueden realizar en todos los sentidos posibles,dada además la complejidad propia de las relaciones que atra­viesan tantas culturas, lenguas, épocas y literaturas diferen­tes. Además, el sistema modular permite realizar configura­ciones temáticas específicas dentro de las redes (subredes),de rnodo que la estructura global de la configuración modularno se resiente de otros funcionamientos parciales dentro delsistema,

6 1. Even-Zohar; «Polysystem Studiesv.op cit. Sin olvidar otras aproximaciones enesta misma línea como la de e,Guíllén. Literature as Systern: Essays Towards the TheoryofLiterary HI:St01Y, Prtnceton UF, 1971

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JLa HlI:eJratuIr2l connlPara&a

El comparatismo, hoy, con su dimensión culruralista incor-..por'ada en los últimos tiempos, es una disciplina científica y hu­rnarrística que trata de analizar; ordenar y sistematizar un cono­cirniento de los textos literarios en una dírnensión universal V

con un rigor cornparatista: de tal 1110do que el objeto primero yprincipal ele la literatura comparada es la relación entre los tex­tos literarios, con sus culturas, sin fronteras, y con una intenciónhumanista Esta superación ab 01'0 de los problemas, sobre todopolíticos y se podría decir que hasta de todo tipo, que acucian ala humanidad en nuestros tiempos es un buen smtoma para elprogreso, en este siglo XXI, ele la literatura comparada y, por ende,de toda la hurnanidad

En el contexto de las teorías críticas literarias actuales másdestacadas, y teniendo como horizonte teórico la enunciaciónde una teoría capaz ele encajar adecuadamente los fundamentosde la literatura comparada como disciplina científica elotada defuturo posible, resulta necesario evocar una síntesis adecuadade algunas teorías que, al día de hoy, están planteando con ciertagarantía soluciones convincentes e interesantes. Nos referimos ala «recepción», la «semiótica», la «hermenéutica» y los «polrsis­temas», como elenco teórico? que, junto a los principios ya sufi­cientemente desarrollados de la Iiteratura comparada, puede efec­rívamente producir un discurso teórico y un conocimiento quesean verdaderamente científicos y humanísticos.

Esto no empece obviamente la presencia y la funcionalidadde otros conceptos y teorías, ya que el objeto de análisis, eI1!"]Q:ºliterario, comobien se sabe, es de tilla apertura ydímensionesip-Jirritas. Per';es rigurosamente ciertoqG.e; independientementede las modas, la interacción teórica que se puede obtener de lateoría del lector como constructor del sentido (la receptio), elmarco comunicativo de la transferencia sígnica de unas estruc­turas (el semeion), el hallazgo de un sujeto que dimensiona unaontología textual (la hermeneusis) y la multífuncionalidad de lossistemas literarios (la sistemidad), como nociones previas a la

7. En este elenco pro-comparaüsta subyacen, c6mo no. otras teorías que, a pesardel tiempo rranscurrído, tienen también su valor y pertinencia en este contexto. Merefiero sobre todo a los fundamentos teóricos del formalismo ruso y a la teoría del«clialogfsmo» de Bajtin

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"

composición de un entramado teórico-práctico en e! nivel corn­paratista, supone la posibilidad efectiva de avanzar en una me­todologia de gran rendimiento teórico, al mismo tiempo que seproporciona una deseada transversalídad conceptual como prin­cipio de funcionamiento a todas luces integrador y sobredímen­síonador de la ciencia literaria actual,

Quiere esto decir que la literatura comparada, definitivamente,no debe estar separada, ni mucho menos, de la teoría literaria,de la crítica literaria y de la historia literaria, Todas estas disci­plinas conformarían un complejo único de ciencia literaria, enel que además el cornparatisrno literario e íntercultural seríaaportador de una nada despreciable cantidad de conceptos, no­ciones y teorías; todo ello sin perjuicio por supuesto del carácterhistórico de los textos y obras que conforman las redes compa­radas y sin excluir e! componente obligado que toda relacióncomparatista conlleva en cuanto a depósito histórico-cultural,tal corno señala Koppen:"

No es per definitionem una ciencia cuya tarea consiste en desa­rrollar teorías. ~ino una disciplina comparativamente empírica.que trata de objetos más o menos palpables, a saber; hechos his­tóricos y textos Iíteraríos. Por ello rnismo deber-ía ser' calificadade ciencia histórico-filológica, mientras que la ciencia generalde la literarura parece estar más cerca de la filosofía, y especial­mente de la estética y la teoría de la ciencia que de la filología.

Aunque, en nuestra opinión, sin llegar a separar tan tajante­mente ambos dominios (comparatismo/teoria), Ya Guíllén, ensu libro Entre lo uno y lo diverso, insiste sobre e! hecho de que laliteratura comparada es «una disciplina resueltamente históri­ca»" pero, sin desmentir en absoluto este principio innegable ysegún una directriz perfectamente compatible con ese principio,nos parece que el cornparatísmo, al dia de hoy, tiene que preocu­parse por problemas mucho más acuciantes o básicos o funda­mentales, que el propio Guillén enuncia con toda claridad en elinicio de un libro posterior; Múltiples rnoradasi'"

8. E Koppen, Thamas Mann y Don Quijote. Ensayos de literatura comparada, Bar­celona, Gedísa, 1990, p. 68

9. C. Guíllén, Entre lo uno y lo diverso, op .. cit .• p. 3910 C. Gutllén, Múltiples moradas. Ensayo de literatura comparada, Barcelona. 1\15­

quets, 1998. p 13

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....

¿Cómo pensar la multiplicidad, las multiplicidades que somos yque nos rodean'? (oo.] ¿Cómo percibir entonces las coexistencias.o como se dice tan bien en castellano, las convivencias que ocu­pan nuestras vidas? Los conceptos, las definiciones, los órdenesmentales son menos amplios que las cosas. menos diversos quenuestras relaciones con la abundancia de los seres humanos ynaturales, con las yuxtaposiciones y superposiciones que vancongregando los distintos submundos circundantes, quiero de­cir, los sociales, los económicos, los políticos y los culturales.¿Qué forma de pensamiento logra amoldarse a semejante com­plejidad?

POI' tanto, la literatura comparada debería proponer una di­mensión teórica coadyuvante y necesaria para el constructo cien­tífico-teórico genera! de la literatura, pues es fácilmente com­probable que la dimensión corrrparatista, a! tratar una transver­salidad textual universal, la interliterariedad y la ínterculturalídad,tiene la posibilidad efectiva de reflexionar sobre los principiosgenerales o universales de lo literario, es decir; contiene en suspropias redes el principio mismo de la literariedad, al que puedeaportar no poco, dado el complejo entramado de experiencias-tan distintas y tan iguales al mismo tiempo- que su actividadle proporciona, de modulaciones y matices que el texto literariopuede adquirir en la práctica planetaria, de visiones y realizacio­nes tan diversas -y tan iguales- que lo literario puede admitiren el proceso de creación, y a partir de lenguas, escrituras y cul­turas tan distintas, Desde un punto de vista pragmático, difícil­mente se podría establecer un principio fundamental de teoríaliteraria sin tener en cuenta esta dimensión universal del corn­paratísmo, que permite cruzar textos y culturas (de tradiciónmilenaria y en espacios pretendidamente estancos) con una me­todología de impulso teórico y científico,

Intersubjetividad e Intertexrualídad

Claro es que mayoritariamente la crítica y la teoría han apos­tado desde siempre por la subjetividad, es decir, por el recono­cimiento de! hecho fundacional de la creación indívíduál. alsubrayar' implícitamente que la abstracción y el impulso ima­ginario dominan la escritura y la creatividad ar-tística y cultu-

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ral En sí miS111a, esta noción es irrefutable porque nadie nega­ría lo que es una evidencia corrsta table descle la instancia iridi­vidual que toda persona hurnaria posee, A lo que vamos es alefecto de complementación que, sin duda, habría que llevar acabo en el caso de la intersubjetividad, es decir, cuando se pro­duce una relación entre autores en el ámbrto cornparatista (in­fluencía, por ejemplo): y aquí hay que afinar rnás, clm-a.merite.Porque las relaciones entre una subjetividad y otra subjetivi­dad no resultan ya tan precisas y su definición puede caer en lapura especulación interpretativa A partir de aquí será necesa­rio obviarnente acudir a otras dinámicas distintas, oorrio pueclemuy bien ser la de la irüertextualidnrl, que es la relación entreobras (no ya entre autores), lo CucY.,proyoca unanueya relaciónabie..'.~_-,=,,_!aquelos temas y L;'sT;I~ndLs perfilan m~chomejor laaefinición deléstudío corrrparatí sta, pero sin eludir obviamen­te el valor humano que se transfiere en esa relación intertextualdesde el depósito subjetivo creado en la obra,

Al sustituir ciertos componentes de la precariedad subjeti­vo-especuladora de lo auctorial en el análisis intersubjetivapor un avance objetivo-pragmático basado en la intertextuali­dad de las obras, de modo que se efectúa una complementa­ción metodológica y teórica del hecho literario y su interpre­tación por la vía del comparatismo textual-cultural, más alláde la vivencia auctoríal, aunque sin obviarla, estaríamos pro­pugnando un campo de actuación y también una hipótesis dehorizonte teórico que sin duda van a rendir unos resultadosmás objetivos, científicos y, por tanto, más valiosos para elavance del cornparatisrno. Se trataría, pues, de insistir máse:, la búsqueda de un sujeto cercano -que interpreta y orga­mza la obra a partir de la lectura del texto corrió acto de pues­ta e~ relación o traslación hacia el otro- respecto de un suje­to lejano -que depositó en la obra un sentido al modo de unaconstrucción histórica y dinámica lanzada frerrte al desafíodel tiempo tras la huella de la escritura forjada en un instantecultural-, tal como resume perfectamente Guillén al titularsu Hbro!! y subrayando de paso el acto individual y el actouniversal, la visión concreta y la general, lo reducido en uninterior y la amplitud de la apertura infinita,

11 e, Guillén, Entre lo tino y lo diverso. op cit.

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La organización o estructuración de las obras y aportacionesde la literatura, en concorclancia con los contenidos culttu-alescorrespondientes, no ha dejado de proponer controversias y de­bates sobre CÓlTIO ordenar o relacionar las obras con vistas a larelación prevista y calculada en el proceso cornparatista. Y no esff\cil vencer la oposición ele los criterios irnperantes durante de­cenios, pues siempre resultó evidente por ejemplo que el factorcronológico, unido o no al del género, deterrninaba la «situa­ción» y por tanto la mejor explicación ele un fenórneno literario,tal como lo demuestra la estructuración de cientos y cientos dernariuales y libros especializados.. Frente a esta evidencia 0, 111e­

jor; junto a esa metodología centenaria que ha demostrado suutilidad y pertinencia." se debería complementar la estructura­ción del objeto con criterios de tipo tematologico ,ya que la trans­versalidad aportada pOI· las líneas temáticas, a pesar de desdibu­jar' un tanto el orderiarniento cronológico-genérico, aporta unalinealidad y un juego relacional indispensables para el estudiocornparatista

Uno de los factores delimitadores de la literariedad obtenidaa partir de la síntesis científica literaria (una vez incorporada lainterrelación que hace posible el juego multidisciplinar en el queobviamente habría intervenido la literatura comparada) es latransversalidad. Así pues, la transversalidad literaria propugna­da desde el cornparatisrno y el culturalismo supone:

a) la interrelación de conocimientos y experiencias que la es­critura y la lectura y el cúmulo de teorías elaboradas durante latradición son capaces de impulsar; pues el juego interrelativocomporta la aparición de un conocimiento que no se puede pro­ducir en el ejercicio unilateral o unidireccional;

b) la dimensión sintética que, hoy día, resulta de todo puntonecesaria para superar el bloqueo del conocimiento provocado

12, No se trataría de eliminar un criterio en beneficio de otro, sino de complemen­tary perfeccionar, en la medida de lo posible, la metodología, Por tanto no son exclui­bles aportaciones valiosas del tipo del monográfico dedicado a «Synchroníes lírtérai­res» en Oeuvres di Critiques, n ,0 XII/2, 1987

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por la excesiva radicalización de la especialización y que preten­dería lograr un estado intelectual tendente a romper los cornpar­tirnentos estancos de las disciplinas vigentes;

e) el culturalismo representativo de una inmensa pluralidadde grupos humanos que, todos ellos al mismo tiempo y siemprecon un mismo impulso humano, vienen produciendo obras yactuaciones de gran riqueza y diversidad;

d) la posibilidad real de una rnultidisciplinariedad, ya que,rotos los compartimentos superespecializados de esta etapa hí­pertecnológica, se abre la puerta a un conocimiento cruzado desaberes, que algunos intelectuales postmodernos habian creídopracticar en época reciente; 13 y

e) todo lo cual facilita una acción sintética en el ámbito litera­rio y posibilita el trabajo metodológico por medio de travesíasternatolágicas , mediante las cuales se puede efectivamente enfo­car cualquier problema con todo tipo de texto, y de cualquiertiempo y lugar.

La sintesis teórica, por su parte, ya ha comenzado su anda­dura y ha tomado como estandarte el concepto de «giro» (muda,cambio, transformación), tal como se constata en las aportacio­nes de Rorty," Gadamer; 15 Fabbrí'< y Jarneson, 17 que son el anun­cio de un fenómeno nuevo: el objeto de ese giro se ha centradoen lo lingüístico, lo hermenéutico, lo semiótico y lo cultural, comocampos legitimados por la evidencia histórica e intelectual enlos que se está produciendo y se va a producir cara al futuro elavance de los valores humanos hacia una posición de hegemo­nía de la modernidad frente a la debacle postmoderna. Por sísólo, el concepto de giro es capaz de obligar a compartir unaidea de progr-eso; y también permite obviamente el trasvase deunos campos a otros, dando lugar- a una encrucijada de saberesnada despreciable donde el sujeto humano es sujeto y protago­nista ante todo y donde la referencia al conocimiento parte de

13 A, Sokal, J. Bricmont.lnzpo.stures intelleatuelles, París. O. Jacob, 1997 .. Segúnestos autores las formulaciones realizadas por los intelectuales postmodernos y de­construcrívístas han resultado ser: pretenciosas y vacías de contenido, cuando no au­ténticas manifestaciones de falsedad

14,.R Rorty, El giro lingüistíco, Barcelona, Paídós, 1990 (1967)15,.H..~G. Gadamer. El giro hermenéutico, Madrid, Cátedra, 1998 (1995)16. P. Fabbrí, El giro semiótico, Barcelona, Gedtsa, 1999 (1998)"17. E Jameson. El giro cultural, Buenos Aires, Manantial, 1999 (1998)

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instancias tan claves como el lenguaje, la interpretación, la co­municación y la cultura (entidades todas ellas que, por su carác­ter humanístico, facilitan enormemente el efecto transversal).

La transversalidad es el gran desafío pendiente tras la bri­llante composición del conocimiento en el Renacimiento, tr-as eldesarrollo de los saberes en la modernidad y tras la superespe­cialización practicada en la época tecnológica que llega hastanuestTos días __ El conocimiento transversal, como ejercicio inte­lectual que permite poner en relación saberes de campos dife­rentes para construir cU1 conocimiento nuevo, es el resultado ló­gico de un proceso de evolución intelectual humana tras siglosde avance o retroceso y de una búsqueda constante no siempresuficientemente recompensada, pero también es la culminaciónde la propia capacidad humana de pensar y construir conoci­miento a partir del esfuerzo humano y, recientemente, con laayuda inestimable de las máquinas electr-ónicas. Por ello cabepensar- en la hegemonía de la modernidad en el siglo XXI, y porello también es posible conjetur-ar- que la transversalídad, comocaracterística fundamental de los estudios comparatistas y detoda la nueva ciencia, va a tener 1.111 papel preponderante en laconstrucción de las nuevas estructuras del pensamiento que ha­rán posible al fin Y al cabo el conocimiento renovado.

Actualidad de la Iíterarura comparada

La situación actual de la literatura comparada implica doscoordenadas a tener en cuenta. En primer lugar, el despliegue oapertura del espectro investigador hacia dominios concomitan­tes o asociados (irnplícitos o no), que está produciendo un forta­lecimiento y enriquecimiento sin precedentes en el ámbito com­paratista: la traducción, la teoría literaria, los géneros, los estu­dios interculturales. las migraciones, el multiculturalismo, laínterculturalídad, los estudios de género o la recepción; desta­cando sobre todo los estudios sobre el problema del multícultu­ralismo en tanto que realidad inundante de nuestras sociedadesoccidentales modernas. Baste citar- por ejemplo las obras de Sar­torí, La sociedad rnultiétnica'" o de Kyrnlicka, Ciudadania mul-

18. G. Sartorio La sociedad rnultíetnica Pluralismo, multioulturalisrno y extranjeros,~adrid,Taurus,2001

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ras, en tanto que valores humanos localizados, viajan en los equi­pajes de las literaturas cuyos textos se leen, se recepcionan, enotros paises .. El efecto producido no es exactamente la utopíarelativa de la «aldea global» mcluhaniana, o no sólo eso, sinouna relación enriquecida de interculturalidad, una vuelta al pa­radigma renacentista del humanismo entendido COlUO recupe­ración revalorizada de los valores humanos que fueron abande­rados ya en la época clásica.

ID intertexto cultural

En una perspectiva más amplia o ambiciosa, ese intertextocultural supone entonces la creación de una red de relacioneshumanas con expresión heurística o creativa de algo nuevo, dealgo estético, constructivo, como aportación a un fondo comúnacumulado a lo largo de los siglos en una conciencia global, in­terferída, comunicada, interrelacionada, que habita en todos loshumanos. Por tanto, estamos hablando de algo fundamental parael porvenir planetario (ahora, precisamente, que tanto está enjuego), si verdaderamente el hombre -todos los hombres- de­ciden proseguir la construcción del mundo -los valores huma­nos del mundo- corno tarea fundamental de su actividad. El ..intertexto cultural es aquello en lo que uno se reconoce cuando~§~.h~~Si~!':99.-;;.ñ,"uj;~~;p!'?~:SP'a;~19-cii!fui:"J,y~p¿Únéiee~lo-que pennite a los otros acceder a nuestro ámbito de expresiónpor mucho q:t!~-rl.J)_~-in~!p'i§;_~~<:le.t';~';':~f~-F~ªgi~rlIñter-..cultural sea percibida corno_dificultosa (casi siempre lo es, tan,:enrr-ascad-;)s;-'-estamos"e-ni:iuestros propios ámbitos),j¡;gI'lican-do de este modo, pues, la, revalorízación de «lo otro» juntoal ...'vaI6rnnirlJ:lse-c:o,~ciCiuÍr:ido) de "lo propio».

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PARTEJ[

FUNDAMENTOS TEÓRICOS

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ticultural'" y el contrapunto de la interculturalidad propuestopoi Glissant en Introducción a Ll11a poética de lo diversoP

y en segundo lugar; la aparición de obras de smtesis, quesupone un esfuerzo continuado y añadido a las investigacionesespecificas, y que es a fin de cuentas el sedimento fundamentalen que se apoya la amplia materia comparatista, entre todas ellascabe destacar las de Totosy, Cornparative Literature Now, Theoriesand Practlce/La littérature cornparée á l'heure actuelle, théories elrealisations," que compila los trabajos aportados al Congreso dela Asociación Internacional de Literatura Comparada celebradoen agosto de 1994 en la Universidad de Alberta (Canadá) en ungrueso volumen que representa las investigaciones especificasque se realizan en este momento en el mundo: así corno la deBallestra-Puech y Maura, Le cornparatisrne aujourd'Iiui," querecoge las aportaciones de jóvenes comparatistas al Coloquiocelebrado en septiembre de 1996 por el College de LittératureComparée; y también volúmenes colectivos como el de Gnísci,Introducción a la literatura comparada}' el de Anselrni, Mapas dela literatura europea y rnediterrdneal" o el de Dethurens y Bonne­rot, Fin d'uii Millenaire, rayonnement de la littérature cornpareePque vienen a añadirse a la estela magistral creada por manualesde referencia claramente obligada, como el dirigido por Didier,Précis de littérature européenne.":

En este mismo contexto de acumulación o de celeridad in­vestigadora de fin de siglo xx, habría que incluir también la obrade Brunel, Dictionnaire de Don JuanF' en tanto que aportación

19, W Kymlícka, Ciudadarua rnultículturaí, Barcelona, Paidós. 1996 (1995).20. É. Glíssant, Introducción a una poética ele lo diverso, Barcelona, Eds. del Bron­

ce. 2002 (1996)21 S, Tótosy, (ed.), Camparatíve Literature Now, Theories and Practice/La litterature

contparee a l'heure actueíle, theories et realisations, París. I-I. Champion, 1999.22. S. Ballestra-Puech, J.-M, Moura (eds.), Le comparatísme auiourd'hui, Lille. Uní­

versité Charles-de-Gaulle, 199923, A. Gníscí, Introducción a la literatura comparada, Barcelona, Critica, 2002 (1999)24. O.M, Anselml. Mapas de la literatura europea y mediterránea, Barcelona, Crítica,

2002 (2000).25 P. Dethurens, O -H Bonnerot (eds.}, Fin d'un Millenaíre, rayonnement de la litte­

roture contporee, Strasbourg Presses Uníversitaíres. 2000,26" B, Didíer (dir.), Precis de Iitterature europeenne, París, PUF, 199827,. P. Brunel (dín). Dictionnaíre deD011.1tulI1, París, R Laffont. 1999. Otras referen­

cias en este orden pueden ser: DA-! Pageaux, La Iyre d'Amphion, de Thébes d la Havan-:ne. pour une poetique sa11.S frontíéres, París, Presses de la Sorbonne Nouvelle, 2001; PBoítani, La sombra de Ulises, imágenes de tm mito en la literatura occidental, Barcelona,Penlnsula, 2001 (1992)

18

extraordinmia al mito multísecular de Don Juan y en tanto quematerial investigador casi definitivo en ese campo de la ternato­logia y del mito. Y mientras tanto no hay que olvidar que la lite­ratura comparada sigue trabajando desde dentro, revisando suspropias lineas ele trabajo y aportando nuevos hitos, corno es elcaso del volumen de Nauper t, La Tematologia cornparatista, entreteoría)' practica." respecto a estudios anteriores corno el de TrOLlS­son, Thémes et mythes .. 29

En un contexto dominado por la crisis de nuevas teorías en elálnbito de las humanidades y¡ más concretamente, en la filosofía yen la teoría literaria, tras el último destello de Wittgenstein y dealgunos (dS1110S») en teoría literaria¡ apareció hace dos decenios unconjunte de estudios bajo el titulo The Return of Granel The01Y inthe Human Sciences , compilados por Skírmen" y que tratabansobre las aportaciones teóricas de Gadamer, Derrida, Foucault,Kuhn, Rawls, Habermas, Althusser y Lévi-Strauss Este volumenha tenido su eco -20 años después- en otra compilación analítí­ca de las aportaciones de aquella primera, bajo el titulo de Nuevosmétodos en ciencias humanas, coordinado por PriOl;31 y que reco­ge una valoración de las grandes teorías como la hermenéutica, laantropología, la deconstrucción o la filosofia política

No hay duda de que la literatura comparada, dotada ya dedimensión histórico-teórica, y con el renovado impulso que estáprotagonizando actuahnente, podría tener un lugar merecido enel acontecimiento de la vuelta de estas graneles teorías, y enton­ces este lugar complejo y sintético del comparatismo y de la in­terculruralidad podrta muy bien colocarse junto a aquellas teo­rías bajo el epígrafe de «el irrtertexto cultural» , por ejemplo. Des­de el punto de vista ele la Iiteratura, el intertexto cultural implicaque las distintas literaturas entran en una intercomunicaciónplanetaria transportando sus respectivas culturas a un dominiointernacional e intercultural donde intercambian sus valiosasaportaciones (sin excepción). De este modo -sea por medio dela traducción, ele Internet, del viaje o de cualquier tipo de trans­ferencia (que siempre es lícito y obligado provocar)-las cultu-

28. C. Naupert La Iematologta comparatista, entre teortay práctica, Madrid, Arco, 200129 R TroussonTáémes et mythes. Bruxelles. Uníversíté, 198130, Q, Skínner (comp.). El retomo de la Gran Teorta en las Ciencias Humanas, Ma­

drid, Alianza, 1988 (1985)31 A Prior (coord.). Nuevos metodos en ciencias humanas, Barcelona. Anthropos, 2002,

19

Page 11: Interxtualidad

1

REDES EN RELACIÓN

Las redes de textos son posibles porque en el ámbito de loliterario resulta enormemente fácil establecer relaciones, rela­ciones entre textos, rnedíante ternas comunes, personajes pare­cidos o repetidos, historias símilares o versiones, todo ello sinIírnite ni temporal ni espacial ni lingüístico .. De hecho, las redesde textos son esas mismas relaciones entre textos (un texto es un«tejido de signos para empezar; una red sería un «tejido» detextos para continuar), y una relación es una red de correspon­dencias, de identidades, de simílítudes, de paralelismos, que unlector puede establecer entre las obras que lee o que conoce. Puesbien, para definir todo esto se viene utilizando habitualmente eltérmino «tntertextualtdad». La literatura, en toda su vasta exten­sión universal, viene a ser como una gran biblioteca y los fondoscontenidos en ella, el tesoro acumulado de miles de obras, nosproporcionan la posibilidad de establecer una red de relacionesde todo tipo entre sus textos. De un modo general, a esas relacío-nes entre textos se las denomina íntertextualídad. ."··pero esta biblioteca plantea de entrada algunas cuestiones degran interés, como es la del significado ele la literatura, porquesiguiendo nuestro argumento inicial nos podemos hacer, comoRabau, la siguiente pregunta: «¿Y si el sentielo de los textos litera­rios residiera, no en sus causas externas, el mundo, el autor o lasfuentes del escritor, sino en la relación que las obras mantienenentre ellas?».' La pregunta elesencadena la aparición de una nue­va rnanera ele conceptuar la literatura porque, desde una simple

1 S. Rabau, L'iruertextualite, op. cit , P 15

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Page 12: Interxtualidad

visión estructural, nos damos cuenta de que en esa gran bibliote­ca la presencia de un texto afecta a otro texto dentro de un autén­tico sistema de relaciones entre todos los textos que allí residen einteractúan. Para Samoyault la relación intertextual de las obrasliterarias constituye una red universal, que ella denomina "la me­moria de la literatura»,2 desde uri punto de vista teórico e inter­pretativo, es decir; la posibilidad efectiva de relacionar cualquiertexto con otro texto sin salir de un espacio universal y único quetendría forma de biblioteca (no física sino más bien virtual, por­que un solo sujeto no puede abarcar todas las obras y menos deun golpe) .. De algún modo, entonces, estamos planteando la posi­bilidad de que se pueda establecer una especie de Gestaltliteraturo estructura de la literatura, en realidad una macroestructuragigantesca (e inabarcable en la práctica), que seria cm conceptoholistico de totalidad o enteridad, según el cual la literatura seriauna, tendría una unidad, tal como se propone hacer la íntertex­tualidad, y también la literatura comparada.

~~<:ql1.f'-"Pt.ode intertextualidad aparece al día de hoy cierta­mente inestable e incluso, a veces, indefinido, vagarnentepolísé­mico o en uso irresponsable, por no decir interesado o fraudu­lento. 'Por otro lado, desde la teoria de la Iíteratura y de la litera­tura comparada, tras casi un siglo de recorrido, conviene sinduda acotar su campo, delirnitarlas definiciones y organizar to­das las ideas al respecto. Todo ello nos conduce a una trascen­dencia enorme de la intertextualidad en sus implicaciones res­pecto a la literatura, el texto, el autor; el lector, la significación, lainterpretación, etc Porque, si el discurso de o sobre la literaturaconstituye ya una especie de ideología teórica (obras, manuales,investigaciones), hay que actuar de modo que la enseñanza de laliteratura se convierta en el lugar de adquisición y producciónde conocimiento: conocer la propia literatura, conocer el mun­do, conocer en fin el hombre. Asi, el intento de definición de laintertextualidad implica una tensión --<:asi paradigmática-entre :....)su consideración corno proceso u objeto, por un lado, o comofenómeno de escritura o efecto de lectura, por otro lado. Aun así,en los inicios históricos de la definición de la ciencia Iiterariapor los formalistas rusos -en tanto que estudio de la especifici­dad literaria llamada «Iiteraríedads-c- ya se entrevé que las rela-

2 I. Samoyault, L'íntertextualite, op, cit, p 6

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ciones entre las obras, por ejemplo, son el motor de la evoluciónde los textos y no tanto determinadas causas extralíterarías, de­jando, pues, la vía abierta a la noción de intertextualidad.

El concepto de Intertextualídad

En lo que respecta a las definiciones generales acuñadas yapor cierta tradición, se percibe un cierto consenso en cuanto aqué es íntertextualídad, aunque los matices de las distintas defi­niciones constituyen en muchos casos una valoración concep­tual que supera a la generalidad de la definición. Así, por ejem­plo, en una obra de síntesis reciente como es Le Dictiorinaire duLittéraire, Chassay' señala:

En sentido estricto, se llama íntertextualidad al proceso cons­tante y quizá infinito de transferencia de materiales textuales enel interior del conjunto de discursos. Desde esta perspecriva todotexto puede leerse como si fuera la confluencia de otros enun­ciados, dando lugar a unas relaciones que la lectura y el análisispueden construir o desconstruir a cual mejor: En un sentido máscorriente, intertextualidad designa los casos manifiestos de rela- l"

ci6n de un texto con otros textos. ~,.

Esta definición contiene dos aspectos matizados del concep­to de íntertextualidad que conviene precisar o acotar. En primerlugar, la intertextualidad com2.~Lq~"'§9~Q.I!§tl'!!.:rt:.",.y.quiz-ªlWcnitode transferencia»: deesta forma se !J::;rtªcle defínírlas rela­aones de tr~s.[er:en9iá·irit'"ii¡;;ictJ.:r-'lI·';n i.ID Pr9G."'5.'? N§~9r;i<;;9 en elque la tradición se fragua por la acumulación sistemática de obrasy textos de calidad contrastada en un devenir que, además, sedefine como infinito (quizá) o sin límite temporal; por tanto, setrata de un proceso implícito e inherente al hecho literario. y nomenor es el problema de la consideración de la literatura comoun todo o conjunto de discursos, como un sistema en cuyo inte­rior se llevan a cabo las intensas y profundas relaciones intertex­tuales.Y, en segundo lugar; la delimitación del ámbito en el quese produce la materialización y evidenciación del hecho inter-

3.1.~F. Chassay, «Intertextualité», en Le Dictíonnaire du Litteraire, Par-ís, PUF. 2002,pp .. 30S-30?

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textual, que se puede «coº,~tn.~~t:·.9desconstruir »:.~!5~9()f~~xiría

en el proceso de lectura y ele análisis, es decir, en el proceso quetient0ugai-=-eI1eJóÚ'O extremo justamente de la producción deltexto, de la creación o de la realización ele fenómenos corno lainfluencia literaria, y su tratarniento seria la construcción (evi­clenciación de la relación intertextual) o la desconstruccián (des­composición analítica ele los elementos en relación), En este sen­tido, se pone de manifiesto que la intertextualidad es, sobre todo,un fenómenoderecepción, porcuanto es ell~ctol quien detecta-O reconstruye la relación irrtertextual y que es, en definitiva, enestahistand8:1.üt;;na, donde se lleva a cabo todo el juego de rela­ciones intertextuales, existentes en potencia en el interior del te­soro rnultisecular acumulado en nuestras tradiciones literarias yculturales, .

Pero conviene tarnbíén prestar atención a un rasgo furrda­mental ele la intertextualidad tal COlTIO la quisiéramos presentaral día de hoy. Al llevar a cabo maniobras o movimientos dentrode la literatura, el viaje de los textos o entre textos, ";1 crear rela­ciones entre textos sin límite de lugar ni de tiempo, la intertex­tualídad propone y perrnite reflexionar sobre el hecho mismo dela literatura' Aunque, en este sentido, y más allá del hecho deinter"~rI1bi9i:m,~rI:,,:X:tl1alque supone la ini;;rte;(tuaIidad, i.J1.t~­

-sa subrayar sobre,tgq()e[~~p~<::!~tr{l11sfoxma0iOlJglc:l~,tod_~I~~ción íntertexjua], ya que suponela "modificación recíproca» de ..los teX:to~~fmplicadQ'iteii-;;§areIati6"':;Esta ;efl"rió~'t~6d¿aso~"bre'i-a lit';ratura Implicaademás algunos elementos de moderni­dad, como la discontinuidad (ruptura de la linealidad tradicio­nal o clásica, heterogeneidad textual, movilidad de la escritura aefectos de la inscripción del texto en la página) y la apertura (laopera aperta de Eco, la diseminación del sentido, la polisemiacomo motor de construcción), que viene a definir también elobjeto intertextual en el contexto de nuestra época contemporá­nea y postmoderna, a pesar de los juicios negativos que apuntana una desvalorización de la literatura en su conjunto..

Ya en el mito platónico de «Theut y Thamus» que aparece alfinal del diálogo Fedro, 5 se expone la idea de que la escritura estávinculada a la memoria del hombre y, por ende, a fenómenos

4 T. Samoyault, L'íntertextualite, op cit., p .. 6S. Platón, Fedro, en Diálogos IU. Madrid, Gredas. 1988 (370 a. G). 274c-277a

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culturales que de ello se derivan, como la historia, las leyes y, porsupuesto, la propia literatura. Para Sarnoyault la intertextuali­dad seda el resultado «técnico, objetivo, del trabajo constante,sutil y a veces aleator.io-." ele esa memoria ele la escritura, aunquetambién tendría un doble efecto histórico y estético: al ser unresultado de los impulsos humanos habituales e inestables de la111en1.oria, COlTIO el olvido, el recuerdo fugaz o la repentina recu­per.ªción, ]0 cual representaría un espacio de no poca estabih­cIad, la intertextualídad aporta Información sobre el modelo lite­rario (qué autores, qué obras) y el funcionamiento ele las refe­rencias culturales (cómo se construye la relación entre unos yotros) ·ele una época" Las lecturas se acumulan en la memoria V

luego pasan a la escritura, en la que se representan las refere~­cias guardadas y admiradas que constituirían, en una nueva obra,el objeto ele otras lecturas futuras: así' se va construyendo la granbiblioteca de la literatura universal intemporal. dentro de la cualcualquier escritor y cualquier lector podrá alumbrar --construir,interpretar--- nuevos sentidos

JHIistoda dle la mtertextualidací

El origen del concepto de intertextualidad seencuentra en laobra,4.~Íi,úii.Ji'(que el11Pleza a publicar en i 9i9h, ca'ricretamen­te~E;;:'la noción de'"cIialogismo» ;itiíaliz:acIa'en'übl'as como Teorta.y estética de la novela" y Estética de la creacion. verbal,' En estasaportaciones adquiere especial importancia el concepto de enun­ciado, cuyo origen y destino está profundamente marcado por losocial: con lo cual ese enunciado es el vehículo ele un decir hete­rogéneo que lo constituye: la «heterología», la diversidad de lostipos de discurso (como ocurre con la diversidad de lenguas)."

6 1: Samoyault, L'intertextualite. op cit., p. 507 M. Bejtín, Teoria y estética de la novela, Madrid, Taurus, 1989 (1975)8 M .. Bajtin, Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 1982 (1979)9. Asflo argumenta M Bajtin, Teoría y estetica de la novela, op. cit., p. 80: «La novela

como todo es un fenómeno pluriestético. plurilíngual y plurfvocal. El investigador seencuentra en ella con unidades estilísticas heterogéneas. que algunas veces se hallansituadas en diferentes planos lingüísticos, y que están sometidas a diferentes normasestilísticas [. ..] Estas unidades estilísticas heterogéneas, al incorporarse a la novela, secombinan en un sistema artístico armonioso y se subordinan a la unidad estilísticasuperior del todo, que no se puede identificar con ninguna de las otras unidades some­tidas a aquélla"

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"

"i

Así surge el concepto de «dialogismo»: la capacidad de los enun­ciados de uno mismo para relacionarse en una red de múltiplesenunciados de los otros, entre todos los cuales se establece undiálogo, una polifonía en el nivel del discurso, no en el de lalengua (se trata por tanto de tilla translíngüístícídad). En la mis­ma época, otro formalista ruso, Tinianov, en su ensayo titulado«Sobre la evolución literaria»,10 habla de la «función constructi­va» de un elemento de la obra literaria en tanto que sistema y suposibilidad de entrar en correlación con los otros elementos delmismo sistema y con los del sistema literario en su conjunto.

En un contexto bien distinto, Curtius, en su famoso libro Li­teratura europea y Edad Media latina, 11 dedica una gran atencióna la Tópica o recursíón de temas y argumentos a través de lostextos como «medios empleados en la elaboración de los discur­sos» que afectan a la construcción de los mismos textos, lo queQuintiliano llamaba argurnentorurn sedes o «asientos del argu­mento». Curtius no duda en afirmar' que «en el antiguo sistemade la Retórica, la Tópica hacía las veces de almacén de provisio­nes; en ella se podían encontrarlas ideas más generales, a propó­sito para citarse en todos los discursos y en todos los escritos».Porque el topos, en tanto que lugar común o estereotipado quese encuentra en varios textos a la vez, constituye una estructuraargumentativa (en este sentido de la argumentación el topos seencuentra ya explicitado en la Retórica de Aristóteles) que seanticipa al concepto de red de textos, tan propio de la intertex­tualidad. Hasta el punto de que llega a incidir sobre una de lasnociones más trascendentales del juego intertertextual, cual essu metaliterariedad, es decir; el hecho de que el topos permite unrecorrido puramente textual o interno por todas las literaturassin una referericialidad externa manifiesta.

En la época del postestructuralismo, .!<risteva.-que se sitúaen la órbita del grupo Tel Ouel de Sollers-s- es quien traslada lanoción bajtiana de dialogismo a Francia en su artículo, «La pala­bra, el diálogo, la novela», publicado luego en su conocido libroSemeiotikeP Para Kristeva el texto es una especie de combinato-

10 .. Y. TInianov, «De I'évolutíon Iíttéraire», en Théorie de la lítterarure, París. Seuíl.1965(1927l,pp 120·137,

11. E,R Curtius,Literatura europea y Bdad Media latina, México, FCE, 1955 (1948),pp. 122-159

12. J.. Krísteva, Semeiotíke, París, Seuil. 1969.

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ría, ",1 !~gar_<:l" íntercambío entre fragmentos redist!jb.tlig9,§,P.9" la~ri~9...u" construye un textoa partir de textos anteriores (trans­.fo~sl..ps),_~l!!U;>.rQC;"'Sº.º.!J!l<'clir),:ályúc", una «transposición»,una productividad textual (redistribución, deconstrucción o dise­~"ciórtde textosanteriores) Así, el «ídeologema» kristevíano -,s';ría tilla función intertextual materialiiáda'en-¡o~diferentes ni- "veles de la estructura de cada texto y qué se extiende a lo largo desu trayecto dándole sus coordenadas históricas y sociales.

Otros autores retoman de inmediato la aportación de Kriste­va, como Barthes en su famoso articulo «Teoría del texto» parala Encyclopaedia Universalis'? y en su libro El placer del texto,':Barthes sigue a Kristeva al pie de la letra al señalar taxativamen­te-qu'-e-;;~Üi)Ctoes una productividad [,.J, deconstruye la lengua[...] y reconstruye otra lengua», y va incluso más lejos al senten­ciar' que «todQt~~tQ.es.WÚ.nte¡:texto» y que «es imposible vivirfuera del textó infinito», porquecualquier otro texto tiene ya unprecedente anterior (cultural). Con lo cual la intertextualidad esmenos un fenómeno de imitación y filiación, yes sobre todo\.íiimovimiento esencial de la escritura, un movimiento de transpo­sición de enunciados anteriores o contemporáneos.

Una vez fijada la base teórica de conceptuación de la ínter­textualidad, aunque haciendo prudente salvedad de las distintasderivas teóricas que aún hoy se siguen produciendo en este ám­bito, algunos autores se han interesado sobre todo en delimitarla tipologia básica o general de la intertexualidad, para concep­tuar' adecuadamente el alcance y la funcionalidad del fenómeno,En este caso concreto (en el que habrá otras secuelas teóricas) seencuentra la aportación de Ricardou, que viene a definir la rees­critura (récriture en el original) como «el conjunto de maniobrasque conducen a un texto a ser suplantado por otro»," Además,Ricardou distingue entre intertextualidad «externa» (relaciónentre un texto y otro) e «interna» (relación de un texto consigomismo),16 10 cual supone una cierta novedad al introducir el cam­po textual de un mismo autor como escenario de operacionesintertextuales «internas», Un esquema tipológico y teórico que

13. R Barthes «Théorie du texte». en Bncyclopaedia Universalis, 1913, tomo XV,pp,1013·1017

14 R. Barthes, Le plaisir du texte, París, Seuil, 1973.15, J. Rícaz-dou «Pourune théorie de la récríture», Poetique, n." 77, 1989, pp 3-1516. J.. Ricar'clou , Pourune theorie du nouveau roman, París, Seuil,197J" pp. 162 y ss.

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II

Ricardou continuará desarrollando después con la diferencia­ción entre intertextualidacl «general» (relaciones intertextualesentre textos de autores diferentes) y «restringida) (relacionesintertextuales entre textos de un mismoaiiiorj.i"

En 18 rnísrna época y siguiendo la estela teórica de Kristeva,Jermy, en su conociclo articulo (.;La suatégie el la forme», queencabeza el monográfico titulado «Intertextualités» de la revistaPoétique, 18 definirá la mtertextualidad C0l1l0 «transformacíón» y«asirnilación» de textos de acuerdo con un impulso centradorde1 sentido ej;"~l texto final.

En ese mismo monográfico, OtTO teórico de relieve, Dallen­bach, en un artículo titulado «Intertexte et autotexte», 19 proponeel ténnino «autotextualidad» para definir aquella intertextuali­dad que supone «una reduplicación interna que desdobla el rela­to en todo o en parte en su dimensión literal (la del texto, estric­tamente entendido) o referencial (la de la fíccíón)»." es decir,que despliega las relaciones intertextuales dentro del mismo tex­to en referencia a sí mismo, en lo que no es sino una adaptacióna la teoría general de la intertextualidad de su conocida teoría dela «mise en abyme»."

Por otra parte, Eco~en Su famoso libro Lector in fabula.i? serefiere a la dimensión i~t~rtextual eie l';s rei';'~iones,másbie;;ié:óñicas (en el sentido que el autor les da), el,ti:éiémas:mot{vos_e-hiSiorlas"quése-dan en sistemas de reproducción diferentes,afirmando que «ningún texto se lee independientemente cl"",.J~_experiencia que eITéctor tiene de otTOS textos». Lo que resulta ..iñás Interesante de la definición de Eco es sin duda el hecho derelacionar o incluso identificar la competencia intertextual dellector con la hípercodífícacíón o caso especial de esas relacionesde inferencia que está analizando, porque de este modo incideen un aspecto no menor de su argumentación: al definir la perte­nencia de esa dimensión intertextual a la hipercodífícacíón, Ecoestá situando el fenómeno de la Intertextualidad en urias coorde-

17 J Rícardou (dir ). Ctaude Si11101'l (Colloque de Cerisy], París, UGE~10118. 1975.pp 17yss.

18 L lenny, «La srrarég¡e et la forme», Poetique, n" 27,1976, pp. 257-28119, L. Dñllenbach, «Intertexte et autotexte». Poetíque, n° 27, 1976, pp. 282-29620. Ibtd., p , 28321 L· Dallenbach. Le recit speculaire, etude sur la mise en. abyrne, París, Seuil, 197722 U Eco. Lectorin fabula, Barcelona, turnen. 1981 (1979). pp 116-120

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nadas que pertenecen a la teorfa literaria, es decir; está definien­do el fenómeno intertexrual corno tina categoría de- la Iiterar ie­dad Este planteamiento de Eco sobre la intertextualidael comoun fenórrierto global, casi sinóriimo de literatura, ha sido critica­do por otros autores, corno Gignoux,::?J que censura su falta eledefinición de! tér mino, además ele no relacionar la intertextuali­dad con 18 cita o el pastiche, sino con los «lugares corriunes» otopoi de la Retórica, aunque débese reconocer a Eco el haberseadelantado R una definición de la «interserníótica ele las artes»,que será una ele las aportaciones más interesantes precisamenteele Gignoux.

Para Ríffaterre, en sus ensayos La. producción del texio?' ySentiótica de la poesia," adernás de otros artículos tarnbién irn­portantes,261a intertextualídacl es un efecto ele lectura, porque lomás importante es el L,,;:;j:or: a élcorresponde reconocer eidenti­ficar el intertexto, y su memoria y competencia resultan definí­éloras en- ei jíteg¿i;,teri:e;;tuaL27 Riffaterre distingue entre ínter­textualidad «aleatoria» (que existeaiffiCjlie·el1ectoieno·la perci­ba)y "obli¡¡~~ri",»,_<:c!ueel lector no puede dejar ele percibir;porque el íntertexto deja en el texto un rastro indeleble, una cons­tánteformal que ejerce la función de un imperativo de lectura yque gobierna el desciframiento del mensaje en tanto que litera­rio» .. Si, como señala Riffaterre, la intertextualidad se define porla lectura, entonces entra en juego la subjetividad del lector y sufuncionamiento: el intertexto puede fallar; no ser detectado si ellector no es suficientemente competente, o el lector puede intro­ducir su saber y sus referencias, ampliando el efecto intertextualaunque no se tratara más que de una rerniniscencia casual; esdecir; la percepción de la inrertextualidad es aleatoria y su resul­tado final es impredecible .. Un capital teórico importante aportadopor Riffaterre es la diferencia conceptual y funcional que él esta­blece entre «íntertexto» e «mtertextualidad» Por un lado, el in­tertexto, tal Coü1:ü"ío "-';onfigura Ríffaterre, seria el conjunto de

23 A.-C, Gígnoux, Lnitiation elTintertextualite. 017 cit., pp., 24-3324, M, Ríffaterre, La producüon du. texte, París, Seuil, 197925 M. Ríffaterre. Sctniotique de la poesíe, París, Seuil. 198326 M Riffaterre. "La syllepse íntertextuelle». Poetíque, n° 40, 1979, pj>. 496-501;

«Sémíotíque Intertextuelle: l'ínrerprétarrt», Revtle d'Esthetique, u." 112, 1979,'pp 128­150; "La trace de l'íntertexre», La pensee, n ,0 215. 1980, pp. 4-18; «Llintertexte Inconmn•.Litterature, n." 41, 1981, PI' 4~7.,

27 M Ríffaterrc, Semíotíque de la poesie, op cic., P 205

31

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textos que pueden resultar cercanos al texto que estarnos leyen­cío, él conjunto de textos que repertoriamos en nuestra IIl",moriaeñ el instañ't~'de'leerunI'as';'je dado, un corpus indefurld:¿."Elconocünlento del intert"Elxto «anterior» daría cuenta de la-histo­ria de las influencias, de las filiaciones literarias, de la investiga­ción tradicional de las fuentes; el conocimiento del intertexto«posterior» daría cuenta de la supervivencia de una obra; y elconocimiento «acrónico» del intertexto daría cuenta de la tema­tología." Pero, acto seguido, Ríffaterre explicita la insuficienciade este concepto, ya que su mecanismo se activa por medio deuna trace (rastro, huella, señal, marca, indicio) en el seno delmismo mtertexto, consistente en una serie de anomalías intra­textuales (el oscurantismo, un giro lingüístico fuera de contexto,una falta contra la norma idíolectal del texto, o sea, toda altera­ción de cualquiera de los sistemas del lenguaje en el nivel morfo­lógico, sintáctico, semántico o semiótico) que él denomina «agra­maticalidades»."? Por consiguiente, redefine la intertextualídadcomo ll!!.f",p,qrn.eno que «orienta la lect;:;,:;,;'deftext~,gobiernaeven1ualm~!.1te_~.~i.!?ot.~P!S'!~Wiºnyresulta ser lo contrario de lale_c:..ru.:r~ ~,:",¡",30 de modo que la intertex~al~dad9..i.ie<:h~.asocja­da a la si~J:i.SeJ:l<::iª (supera entonces al sentido de la lecturalineaI)Jry'es lo que alles:.t'<:>.Ele.pe.rrrJite detectar la referencia a ununiverso no verba!,-ífrigüístico; seria eidesplazaiñIeñio~ae-lass.¡~~~.l:'io.n",§.ap"'!."'J:l!"'¡¡,que se 'suceden d;fr;~~ ';~,'-fr;;:se¡';;;:cialll}~lsigJ;lÍfic"m::iaW§!LIlta .."

La teoría de Ríffaterre ha tenido una interesante secuela deaplicación a la historia y a la critica literaria en el ensayo deThomas" sobre la práctica intertextual en Max Jacob (explora­ción del papel del lenguaje en la generación de las relacionesintertextuales y formulación de las condiciones que nos obligana considerar la inscripción intertextual como algo imperativo yfuncionalmente tópico, como un componente indispensable parala interpretación de ciertos textos poéticos por restitución y con­vocación de textos reescritos de otro modo), Guíllaurne Apolli-

28. M Ríffaterre. «L'tntertexte Inconnu». Litterature, n." 41. 1981, pp. 4~529. Ibtd. , p 5.30. tua., pp. 5·631,. M. Riffaterre. «La syllepse Intertextuelle», op cit.• p. 496~32. M .. Riffaterre, «Le tissu du rexre» , Poetíque, n," 34.19'78, pp. 193-20333.1.-.1. Thomas, La langue, la poesíe Essais sur la poésie [mncaíse contemporaine,

LilJe. PU_ 1989, pp 47·101

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naire (descripción de varios modelos de intertextualidad estre­chamente ligados a la factura y a la producción de un texto poé­tico) e Yves Bonnefoy y Henri Meschonnic (análisis del lugarfuncional de la íntertextualídad en el componente presuposicio­nal de los enunciados metafóricos).

Para Genette, en su capital Palimpsestes,3" la intertextualidades úri'a'reci derelaciones entre textos que define la literatura ensu especificidad (literariedad) en el marco de la Poética o ciencialiteraria. Genette es autor de una clasificación de la intertextua­lidad, de gran interés y con implicaciones de teoría poética, la<<j:r:apstextuali.dad", definida como el objeto de la Poética, de laIiterariedad de la literatura, en uri sentido amplio, j:Oomo trascen­<:!":.nciate.J<:tIJ.a.Ldel t",~~o, todQ_lC!.'=tlll"'P9ne el texto errrelaciónmanífíesta o secreta con otros textos. Y dentro de las relacionesi:J:ar;stextuales, se especifican cinco extensiones o niveles .. El pri­mero de ellos es la «íntertextualídad» o relación de copresenciaentre dos o más textos, preséñéia:- efecti:.;a:d~ lm'texto en otr·(,textú,-cuyo nivelo intensidad p~ese-ñé¡';iíp;;~de:;;;ri;r:-A;;í't~;;~~

mos:'lacitá,el plag;ioyJª-.911J.§i,9l1. Al margen de la intertextuali­dad, pero'd~ni:rode las relaciones transtextuales definidas porGenette, habría que citar: la «.e§lf~text_ll?'J~9a.cl"(relació",_cieHntexto_con su paratexto dentrode una obra -tít.W(), prefacio, nq­tas, 'il~straéiones,etc.-, lo cual implica un entorno variable y a'Ve'ées"t'i.ñcom~ni:ar¡o), la «metatextualidad» (rél?-soiól'!.ª-""c;..QIDirrl..:tariQ deuntexto que habla deotro t~x;t9 sin necesariamente ci­;';':rlo ni i;;cl~so"I!..omb.rarlQ),la «hipertextualidad (relación que_Une untexto-B-'-hipertexto- y..im.!."'JSt'?_?PJ~lj9rA -hipotex­tO=--,~ii.~quesemjertade un modo que río "S el del comentario,siendo siempre el lllpe¡:t"')fto. l,lI). t",x.to derivado dS'_91I.Q_Rm:..g:t~

dio de iransfCl!.Il'!8.ccj_0l1. o irg[t-ª9i9,n p.~.:.9_W--ª"pastÜ;h~,ill¡;,)y la 1«architextualídad.» (el nivel más abstracto e implícito, que es unarelación ~;';:;'~-;;;~': el conjunto de categorias generales o trascen- _1dentes -tipos de discurso, modos de enunciación, géneros lite- _Jraríos, etc.- propios de cada texto particular).

En un articulo de referencia multitudinaria que, además, cons­tituye una historia del concepto, De Biasi viene a definir la intertex­tualidad como una función de «elucidación del proceso por el cualtodo texto puede leerse en tanto que integración y transformación

34, G. Genette,Palimpsestes. París, SeuiI.1982

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de uno o varios textoss ." y la califica C01110 una de las principalesherramientas críticas ele los estudios literarios actuales

'TIpología de la inte.-texh.allid!ad

Múltiples son los términos y categorías relativas a la iriterrex­tualidad que, desde tiempo inmemorial además, se utilizan parareferirse a este fenómeno. Todos los tipos de intertextualidad sepodrían resumir en una doble tipología: la iritertextualidad «ex­tensa» (actividad verbal como huella, cruce de textos) y «restrin­gida. (escritura/lectura con fragmentos textuales insertos en otronuevo texto, citas, préstamos, alusiones, transforrnaciones, etc)"

Siguiendo a Genette, se podría establecer una doble distin­ción bastante clara entre relaciones a) de «copresericia»; «explf­cita» -cita, referencia-o-o «implícita» -plagio,.alusión-, y b)dé",;"deri'-Va-ciÓn» ,por"'¡(tra~sforn-ic:'~I¿n»~ ---'p;¡'oclia·-·- -<iE~~~~Tl?~­ta"i.9_11!) ,,:,,:,pastiche. La ampliavariedad tipológica de las relacio­nes intertextuales, cada una con su forma y funcioriarniento es­pecíficos, va a determinar lógicamente una función específicade su escritura y su lectura y un papel diferente del lector; aun­que en todas ellas se denota el juego que remite siempre a labiblioteca (la biblioteca de todos los libros y también la bibliote­ca del autor del texto primitivo) y a la enunciación que permitever la inserción de una escritura y de una lectura reunidas ofusionadas en un solo texto (con todo su aparato de referencias,preparación, borradores, que en algunos autores puede llegar atener un volurnen impresionante).

Otros autores, como Jenny." proponen una tipología vincula­da terminológica y conceptualmente a la retórica: paronomasia(alteración del texto original que consiste en conservar sus sonori­dades aunque modificando la grafía, lo cual le da al nuevo textoun sentido distinto), elipsis (retoma mutilada de 1.1l1 texto o de 1.1l1

«arque-texto»), amplificación (transformación de un texto orígi­nal por medio del desarrollo de sus virtualidades semánticas), hi­pérbole (transformación de un texto por superlativización de sucualificación), interversión (de la situación enunciativa, cuando

35" P.-M .. de Bíasí, «Théoríe de l'íntertextuallté». Encyclopaedia Universalis, París.1989,pp_514-5t6

36 L. Jenny, «La stratégie et la formen, op, cit ,pp 275-278

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cambia el alocutario y permanece estable la integridad del discur­so; de la cualificación, cuando ciertos actantes o «circunstantes»del relato original son retomados pero calificados antitéticamen­te; de la situación dramática. cuando el esquema accional del rela­to prestado es rnodíficado por transformación negativa o pasiva;V de los valores simbólicos, cuando los símbolos elaboi ados porun texto son retomados con significados opuestos en el nuevo con­texto) o cambío de nivel ele sentido (un esquema semántico eS

retomado en el contexto de un nuevo nivel de sentido)Un primer gran grupo ele relaciones intertextuales, forrnado

por la cita, la alusión, el plagio y la referencia, denotan un fun­cionamiento específico que consiste en inscribir la presencia de~1l1. 'texto anterior en el texto más reciente,J~Yl::l_~!-C;QP.:r_e.§~Il:f:.j~efectiva de un texto en otro absorbiendo en el texto más moder­;:;O---eItextomás antiguo. Pero, de todos ellos, sólo la cita pone en

eviaencfii:Ti copresencia de los dos textos con nitidez; los otrostrabajan en un ámbito::I~_I~c_t.':'J:_"'~.alcu.:la_d_",mentearnbfg1.:';,don­de el lector debe resolver la comprensión y la interpretación consu propia competencia textual y cultural

La cita se sitúa en el nivel más explícito y literal, con comillasy referencia precisa o no.. Es la forma emblemática de la inter­textualidad, ya que constituye la visualización de un texto mser­tado en otro mediante Ull0S códigos tipográficos claros (cursiva,tipo reducido, comillas, sangrado, etc.), que se convierten de al­gún modo en su código de identidad específica dentro del con­junto de los juegos intertextuales, hasta el pun~o de que ;;u a:l­sencia daría lugar a otro tipo diferente, Éd_plag~.o, una «cíta SIn

comillas» gue__AO__-"'!LtlIlci-ªºJ'LSJ"Lorígen_o. incluso 10_ ocul~aría.

Además confiere al texto dos características esenciales del Juegointertextual: la heterogeneidad o diferenciación clara entre tex­tos (pluralidad de textos reunidos que implicaría dialogismo,polífoníaj'" y fragmentación (diseminación" respecto del textoprimitivo o antiguo, mosaico de componentes a que da lugarfínalmente). Como resulta evidente su presencia en el texto, lacita exige una atención mayor en otras dimensiones, como sonsu identificación (elección del texto, límites, modo de inserción)y su interpretación (límites, modo de inserción, sentido que ad-

37" G.. Reyes, Polifonía textual. La citación en el relato literario, Madrid, Gredos. 1984"38 .. J, Derrida, La disseminatíon, París, Senil, 1972

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quiere en el nuevo texto o que éste le confiere, desprovista ya encierto modo de su sentido canónico de autoridad en su caso).Para Samoyault la cita «marcada» constituida, por medio de lasmarcas tipográficas e inscriptívas del texto (comillas, cursiva,etc.), el éxito de la operación de «integración-instalación» tex­tual-" o, lo que es lo mismo, una supresión de la distanciaciónque a veces atenaza el juego intertextual, ya que además el lectorpuede no detectar claramente la relación entre textos si no haymarcas que se lo permitan. Pero bien es verdad que, en este casopreciso de la cita, se dan todas las condiciones escriturales, for­males y semánticas para que el lector pueda completar felizmen­te todo el proceso de asimilación de la intertextualidad. Un casoespecial y muy curioso de la cita es el que Magné ha denomina­do «ímplí-cítav" en su análisis de los textos de La vida instruc­ciones de uso de Perec. Se trata de un caso de relación intertex­tual que implica un fenómeno de «integración-absorción», me­díante el cual ni siquiera se sugiere al lector dícha relación entretextos, es por tanto una cita absolutamente implícita, fundidacon el texto, disfrazada, reescrita, enigmática, pero cuya presen­cia es delatada índírectamente (no como tal texto, sino que sehace referencia a su existencia) por el autor o incluso por espe­cialistas de su obra.. Hay dos tipos de «implí-cita», la simple (pormedio de la supresión de los signos al pasar' de un enunciado aotro) y la compleja (por medío de la apropiación absoluta deltexto por parte del autor; que no menciona el original). En elcaso de la «írnplí-cita compleja» se podría hablar prácticamentede plagio.

.La rg§[Sil1,ci{J., como la cita, es'!,na fO!!lli! expg<:,.!taª~in!~!~tllaJ¿<:!.:'c1!f'",.r~_e!1_~l!5'-!J,9 se reproduce .",1 !ti')S'1QI:e{er",n>:!ªªq§inº- ..9.':!..e_~':E~!J:lÍtea ~1 por medio de un titulo, &gon:>JJr~<;lti'J;U]'ªV.t~9 de un pen;()}l:iJ", o el relato de lma_sitt:!l'l.ción concreta. En estemismo sentido, autores como Bouillaguet,lila]í';;;i d;:'f'iDido como«un préstamo no literal explícito» (en el caso de la cita el présta­mo sería literal), de modo que incluso puede acompañar a la cita

39, -r: Sarnoyault, L'íntertextualite, op, cit., p. 34,40 B. Magné, «Ouclques problemes de l'énoncíation en régtme ñcñonnel», etvPere­

collages, Toulouse. PU du Míraíl-Toulouse, 1989.. Traduzco en español el término fran­cés original «tmplí-cítatton» que, en esta ocasión, permite el mismo juego semánticoque en la lengua original: «implícita» (supuesta, enigmática) e «Implí-cita» (cita implí­cita), dos sentidos que convergen y se complementan en este caso

41,. A, Bouillaguet L'ecriture ímitatíve, París. Nathan, 1996..

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complementándola y precisando las fuentes del texto citado.. Peroen la mayoría de las ocasiones aparece sola, con lo cual, al nohaber diferencia aparente o formal ni referencia subrayada delorigen, la identidad de los textos es más fuerte que en otros ca­sos, como la misma cita; aunque su calculada ambigüedad (mi­nima o nula copresericia, según se mire) ha justificado que algu­nos autores, corrió Genette, no la incluyan entre la tipologia in­tertextual Se la puede considerar; por tanto, como una relaciónin!""Et.extual in absentia, perfecta cuando se trata de remitir al

-rector a otro texto sin por ello crear lID vínculo directo de copre­sericia entre los dos textos .. Como en el caso de la cita, segúnSarnoyault, la rif~rti'l1cia-siempre que sea precísa-e-." al in1I'9=_ducir: «materiales visibles» (por ejemplo, el nombre de un autor)é~~!i:..t!:..a.g_~[~~",r;<::i:iojuegoíntertextual, implicqta,mbién unte" ..nómeno de «intem;ación-instalación» exitosa en Ia maniobra in-tertéxtuafélé asiIDíi;;'~iÓ~cie g~i:~xtpp;;~¿;;¿"3 dando Iugartam­-¡;iénauña-ÚpoÍogTaiIit;;;textual plena o completa, en la que ellector puede tener a su alcance la indicación de la citada manio­bra semiótica y semántica.

El plagio es menos explícito y canónico, un préstamo nodeclarado pero absolutamente literal, con lo cual la heteroge­neidad o factor de diferenciación textual es nulo (de ahí laimportancia del tema de la originalidad que susC:ita y los pro­blemas legales a que pudiera dar lugar) Se trata así pues deuna forma implicita de intertextualidad que podría equivalera una cita sin identificar. Resulta flagrante cuando es sufi­cientemente largo para no ser una coincidencia y cuando nose especifica ni la identidad ni el origen del texto escogido,hasta el punto de que «sólo el plagio practicado con finesintencionadamente lúdicos o subversivos posee una dinámi­ca propiamente literaria», según Samoyault.!" Si la cita ponede manifiesto el respeto de la propiedad en el mareo de lacirculación de las ideas, por el contrario el plagio constituye

42 .. En el caso de la referencia "precisa» se darían efectivamente los resultados exito­sos de integración-instalación textual. pero cuando se trata de una referencia "simple oimprecisa". entonces no es seguro que el lector pueda tener éxito en su tarea de deteccióny comprensión de la referencia, en cuyo caso se puede incluso llegar a confundir' la refe­rencia con la alusión, dado que la relación Intertextual en este caso se encuentra bastantediluida y la cadena de posibles textos aludidos podría ser"interminable

43 .. T. Samoyault, Líntertextualite.. op .. cit., pp 43 Yss.44. Ibtd. . p. 36

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un fraude o rnalversaci ón condenable mora! y jur Idicarnerrte.Pero las posiciones a que da lugar el problerna no se reducenni mucho menos: para Borges y Barthes el concepto de pla­gio no existe (la literatura es una y universal); sin embargo,para Schrieider, todas las prácticas intertextuales podrían sersubsumidas en el término de plagio De todas formas, el pla­gio provoca una controvertida paradoja sobre la literatura:por un lado, copiar un texto es muestra de falta de originali­dad y creatividad y, por otro lado ningún texto surge de lanada absoluta o carece ele relación con otro. El plagio ponesobre la rnesa el doble movimierito que subyace en la crea­ción literaria, en la que el autor y el lector crean nuevos 111un­dos al tiempo que viajan por el interior del tesoro textual acu­mulado, y así demuestra tarnbién que arribos rnovirnierrtosno son incompatibles. En este sentido, como bien señalaJakobson.v baste precisar que el lector de una obra está atentoa dos tipos de cosas al mismo tiempo, al canon tradicional ya la misma desviación respecto ele ese canon; pues ambasoperaciones, el mantenimiento y la ruptura de la tradición,efectuadas simultáneamente, constituyen para Jakobsonunade las claves del Einstellung o función poética, nada menosque la esencia de toda nueva obra de arte, es decir; en estecaso, hasta la posibilidad real de la reescritura del hipertex­to, etc En este sentido, la obra de Chaudenay, Les plagiai­res,": constituye un punto de partida nada menor para re­enfocar el problema del plagio,

};a al~1_es_aúnr".e_Ilº~_"",pJicita,pu~~tr9-J:.a~e_L1n"'1!t1.Il.~_c:i",,:!(),,,"yaplena íntelígíbílídad suponeIa percepción de unU.!2:.,laciónentre ese enunciado y otro, al que remite necesariamentetalo cual ele sus inflexiones, no eVidentes de ot{-oriiodo_ Esu~especie de cita, pero no es Jite~alni explícita (o sólo relati~a~te) y es más sutil, no rompe la continuidad del texto y puedeimpliéarUn.c{erto grado de ludísmo, L",_alusión transpo~t.a:allector a un orden análogo de cosas mediante-una relaciÓn indi­recta a LID texto conocido o común dentro de un determinadoespaciocultural, reJacÚma timidamente dos textos mediante una

45 R, Jakobson, «El metalenguaje como problema língüfstico», en El marco dellenguaje, México, FCE, 1988 (1980), pp.. 81~91

46, R de Chaudenay, Les plagiaires. Le I'lotlveau diationnalre, París, Perrtn, 2001

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sede de indicios textuales vagos .. .§p)::.lalusión nos encontrarnos-"'''"''coñ 'llD problema parecido al de la referencia;" pues no está su­

bravada la diferenciación entre textos, ele modo que se pierde elcarácter heterogéneo que corresponde a los textos incluidos enuna relación intertcxrual, en este caso, él veces, exclusivamenteserl1ÉU"llica o relativa a una pluralidad ele textos en vez de el unsolo texto concreto J~ ello cabría añadir el carácter relativarnen­te invisible de la relación inter textual provocada por In alusión,que exigiría muchas veces una cierta connivencia entre el autorV el lector, con lo cual su efecto (en este caso r11<::1S que en otros)~epencle en alto graclo fl~Jé\Jec,tura(percepción subjetiva ele lamisn13 relación íntertextual) y ele la interpretación que el lectorpueda efectuar (su desvelamiento no suele aportar por lo gene­ral nada necesario a la comprensión del texto),

Otras relaciones intertextuales (parodia, pastiche) no se atie­nen a una relación ele copresencia textual, sino que funcionan,según Genette.!" por derivación: derivación transformatoria (pa­rodia) o elerivación imitativa (pastiche), y sus efectos sobrepa­san en ciert~ modo el ámbito de la intertextualidad. hasta llegara la hipertextualidad..'?

Lsxparodia tiene cierta relación con el pastiche (al cual englo­ba en la traéUciÓn clásica) y supone la imitación de 1111 estilo (puedeser una cita transcrita con un Ilgeió- desvío), p~mi",rrd()_s_':lb~3':i."':damente de manifiesto la relación entre el texto anterior o anti­gw5'-(eñ. general ya canonizado) y eltexto moderno o nuevor esuna especíe de caricatura ele una obra anterior-º-t1nJ~lre~l!g!~~::-_..cíón ele la ll"liSI113 para transponerla o sobrepasarla.jjentrodeun

'Jueg'o que puede ser Iüdíco, subversivo o admíratívo. y su efecto,erirniichas ocasiones, suele ser percibido despectivamente conun juicio peyorativo" La parodia con.sist~_"X!.)ª-:tr:.ª!,:sforT':1.~ciQp.

de un texto cuyo tema es modificado conservando su estilo,_Y sL~_

eficacia allnlenta cuantomás cerca se reescribe el hipertexto ("l

47 Daclo el funcionamiento de la alusión, que se basa en indicios textuales vagos,su cercanía es muy grande a la referencia «simple o imprecisa" (con la cual comparti­ría esa especie de sensación de disolución de la relación Interrextual) aunque, por elcontrarío, estaría perfectamente separado del funcionamiento de la referencia «precí­sal>, en la que efectivamente la r-elación Intertextual está detallada

48 G, Genette, Polimpsestes, op, cit.• pp 17 Y ss49, Sobre la aplicación pedagógica del pastiche y la parodia en un enfoque híperrex­

tual, véase el trabajo de A, Petitjean, «Pastiche et parodie: enjeux théoríques el pédago­gtques», Pratiques, n." 42, 1984, pp, 3-33

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texto paródico) del hípotexto (el texto parodiado): pgr elloes·normallñ;;mte· bastañie breve, ya que el montaje de citasrío essoportado durante una grancantidad de texto. _.. .

5:-!..JzE~!ic11e no es ya la deformación deyn texto, sin más, ~ipo_la imitación del estilo de un escritor por medio de otro teX1:Qt ,

sle;ndo-¡IlclifereIlte en este caso la elección del tema, ya que lo·in·iportante no es el texto imitado en sí sino el-estilo característí­coCleIescritor al que se trata de imitar en sus giros, formulas,rasgos sintácticos y semánticos, etc. 50 Además, el pastiche tieneporlo general un carácter lúdico, ":urlqüe puede convertirse enun ejercicio de estilo serio si efectivamente sirve para aprender aescribir o liberar al nuevo escritorde ciertas influencias indesea­das o incluso de la tentación del plagio." Al contrario de la paro­dia, pues, la imitación del estilo no supone retornar literalmenteun texto, y puede llegar a tener valor crítico. Cuando un texto esc::~fjC:<ldClpeyorativamente como «pastiche» seqUie~edeci;_q~~prima la imitaciónsobre la invencióny que reproduce un texto-ffirtea9i sin s;:;:per;';lq-aunq{le::;;;;g;:;;;:-N-'-Piégay-G;;;s,52 el ~áli­~y lareflexión crítica que puede implicar introducirían una. Yfahacia la creación.

A todos estos tipos, cabría añadir algunos más, de menorentidad.

EIlem..i! es uria cita generalmente breve colocada en cabezade un libro o su fragmento (capítulo, articulo, etc.) y, por lo gene­ral, tiene el sentido de una frase o verso reconocido que es citadocomo autoridad o contenido trascendente y que se pretende in­teractúe con el texto receptor de modo que; lejos de constítuír unsiJIlJ2!",..-ªd orJ:l(),_s_ec:onvÍerJll enuna invitación ala "RJ11J2rensión,·a [aínterpretacíón y a la relectura. Desde el punto de vista-de laescritura y de su inscripción, se puede señalar que se rompe cier­tamente la linealidad del texto, ya que el lema se sitúa en posi­ción destacada o resaltada al principio del texto, marcando unaruptura visual y espacial que, según una estrategia semiótica, nodejará impasible al lector; Resulta ser, entonces, una especie de

50. Esta definición podría muy bien ser considerada como un principio general enla metodología propia de los talleres de escritura creativa, en los que los textos deciertos escritos canonizados suelen servir de modelo para una productividad textualimitativa de los aprendices de escritor:

51. T. Samoyault. L'intertextualíte, op. cit., p .. 40,52, N. Píégay-Gros, Introductíon d l'íruertextualite, París, Dunod, 1996

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~ ..._-introducción al texto en su conjunto, una invitación al lector parainterpretar ese texto según la idea propuesta en el mismo lema ypara vincular de un cierto modo al autor del texto con el autordel lema (cuyo nombre e incluso obra citada suelen aparecerbajo el propio lema).

El centón es uria variante de la cita, una obra compuesta ensu totalidad por citas .. Aquí la cita-texto se convierte en una cita­obra cuya referencialidad es puramente interna o Iíteraría, Congran tradición desde la época de la literatura latina, ha tenidoextensiones en el teatro renacentista (los actores improvisaban abase de fragmentos de otras obras).

El collaf5§ -inventado por los poetas surrealistas- es un tex­to que recoge elementos de textos u obras anteriores con el finde elaborar un nuevo texto en el que se trasluce, en forma dedisonancia o ruptura, el origen combinatorio de la nueva crea­ción con una cierta intención (crítica desrnitifícadora, por ejem­plo) y es asimilable a la parodia en este sentido. Los textos queconforman el collage coexisten o cohabitan sin que uno de ellosíntegre al otro, es decir; aparecen sirnultáneamente ante el lec­tor; proponiéndole una visión realmente fragmentaria y hetero­génea de la textualidad;!JQl:H!YPº[email protected]~)a,<;:_~ºni¡;tteIt""tg<tJ._c;le

absorción, SirIO de disociación, valga la paradoja..- .... i;'¡pOlinodia --o repetición del canto al revés- es una retrae­tacíón pÓ.¡;li~a¿filosófica,sentimental, moral, científica, critica)y supone la retoma de un discurso anterior cuyo contenido sufreuna transformación con intención de variar' profunda o radical­mente el mensaje.

La pará;fm.si§ es el desarrollo explicativo de 1-m texto, sin alte­rar su contenido, para hacerlo más asequible. Tiene aplicaciónen teoría y crítica literarias, al recrear o interpretar; amplificán­dolo, un texto anterior; pero su consideración o no es elevada oincluso tiene mala valoración, por considerar que supone unareiteración excesivamente análoga y poco inventiva del textoanterior.

A )ª_~I1tertextualidad g~!1"L~§."_illí_a.Q~J;ltarnbiénotras dímen-;sioIles eXteñsivas déIás relaciones entre textos, corno son los dos.' ",." ·..··...oO _ ,.•.. _.. .•. ." .."'. , -- .. "

casos ql1" síguen.,La intratextualidad se produce cuando el proceso intertextual_._

operasobre teX1:9_~Jleln:Üsmº_ª_utºr~c;lando-asTCññtiñuid_idJ;"lk!~iI~l~~b;-~.i_coh~!"BEjª_<>JS.QmJ!!}l.q~Km.!).1,lo cual permite

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posiblemente una actividad subrayada del lector; La íntratextua­Helad implica lo que habitualmente llamamos ~~r~~?'?Ei.!.l!~:'§.»o I11ásprecisall1ente «aut~E~~~s:~:i!~~·_~_,eª-.~~~!!~~~~l~el11odelaciól:1de lostextos mediante los propios textos ._-._.__ _-_._-

-·~La·-ily~?!1~i:.ül:ri#dClcll!?_,,'\:oli'te,.a.:!.~~(? representa un fenÓ111CnO elehibridación textual mediante el cual se añaclen al texto otros tex­tos de f01''111a y sentido un tanto cerrado (fórrnulas díscursivas,documentos, for rnatos de texto e irriágeries) que operan una es­pecie de referericialidad textual en tanto que son incorporacio­nes de objetos de la realidad externa

Si tenemos en cuenta que, desde el punto de vista de la inter­textualidad, una obra es la síntesis global de significaciones aloejadas en el interior del texto T (rnacrotexto) y relacionadas entresí en virtud de un saber capaz de concatenar sus componentestextuales t (rnicrotextos), entonces la Intertextualidad podría serconceptuada como la presencia de microtextos t en un macro-texto T, según la fórmula siguiente: "

I=fJ+t2 +t3 " " O +tn

y todo ello sería posible rnediante un proceso o mecánica inter­na (pragmátíca) de la textualidad, gracias a la cual se produciría,primero, una escisión de! texto t en el texto fuente, luego su inser­ción en el texto T de llegada y su funcionamiento en el nuevo con­texto junto a los otros microtextos para conformar la suma sintéti­ca de sentidos de la obra. Esta teoría guarda cierto paralelismo conla expuesta porJenny," quien expone la presencia en eljuego ínter­textual de varios textos (rnícrotextos) que se transforman y se asi­milan en un solo texto (macrotexto) centrador del sentido final. Elparalelismo al que me refiero consiste sobre todo en este doblejuego entre una diversidad de textos por lID lado y de lID únicotexto final por otro lado, pero incide sobre todo, a fin de cuentas,en la operación semántica y semiótica que ello implica, en cuantoordenación de la significación y construcción de un sentido cohe­rente que permita una interpretación en e! nivel herrnenéutico.

53 L Jenny. da srratégle et la forme", op. cit

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En esta misma línea, Gigrioux'" se refiere a un doble niveljntertextual que perrnitnia establecer una tipología ele la ínter­textualidad: un nivel «microestructural» que se sitúa en el Ü1t~­

j-io'r del mismo texto, incluyendo la cita, la referencia, la alusión,etc., y un nivel «rnacroestructural» que rodearla a los textos vque incluiría las relaciones paratextuales, metatextuales, archí­

text1.1sles e iriter serrrió ticas (relación con otras Iorrnas artísticas)La propuesta ele Gignoux resulta interesante por su referencia alas relaciones con otras expresiones artísticas y, también, por lainclusión ele la mise en ab.vrne55 en tanto que práctica mixta mi­croestrucllu"al y macroestructural mediante la cual el libro esretomado en tarnaño reducido dentro de una obra.

En sus formas explícitas, la intertextualidad evidente se mues­tra por medio ele signos tipográficos (cursiva, comillas, etc) osemánticos (nombre ele un autor, título, personaje), pero en lasformas implícitas no hay tal evidencia y el lector comprende quehay un juego iritertextual gracias a un cierto «sentimiento deheterogeneidad textual» (presencia de otro texto en el texto), a la«agrarnaticalidad. que, según Ríffaterre." da al lector la impre­sión de que la regla no funciona incluso si no es demostrable,una incompatibilidad contextual, en el nivel léxico, sintáctico osemántico, Una vez que el lector tiene conciencia de la presenciaelel intertexto, se trata de identificarlo: el motor que permite iden­tificar el texto es la rnemoría de! lector y su cultura lectora (cuantomás peculiares sean las expresiones del hipertexto, más fácil seráreconocerlas o vincularlas a su origen hípotextual). Hay unamemoria "de contexto» que ayuda a localizar el texto en el espa­cio cultural-memorístico elellector y hay, tarnbíén, una memoria«Ietrfstica» que indica al lector que ese texto ya ha sido leídoantes. Ambos tipos de memoria constituyen el mecanismo utili­zado por el lector para identificar el intertexto cuando no existeninguna marca de heterogeneidad, de «irregularidad», de inclu­sión de un texto en otro,

54. A-e Gignoux. Inicíaüon aTíntenextualite, op cit . pp 54-8355 .. A este respecto.. se encontrará una aproximación general en M Mi. Bardeche.

«Répétiríon. récít, moclerntté» Poeüque, n 011,1997, pp 259-287;y un ensayo en pro­fundidad en L. Dallenbach, Le recit speculaire, París. Seuil, 1977.

56., M. Ríffaterre, Semiattque de la poesie, op, cit ,pp 12~13, La «agramatícalídad»de Ríffaterre no se refiere a una falta gramatical (tal como sugerida una' interpreta­ción desde la gramática generativa). sino a que el texto genera su propia gramática ensentido amplio

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rntertextualidad, teoría de redes

Si el sentido de los textos literarios residiera no en sus causasexteriores, e! mundo, el autor o las fuentes del escritor; sino en larelación que las obras literarias propiamente dichas mantienenentre ellas, entonces comprender la literatura pasaría por consi­derarla como un espacio o una red, una biblioteca, en la quecada texto transformaría los otros textos al tiempo que éstos lomodificarian (se trataria de una modificación de nuestra apre­hensión de los textos literarios, uria forma de desplazamientohermenéutico emanado de la historia literaria) .

En este sentido, las características de la intertextualidad se­rían las siguientes: a) heterogeneidad, referencia a un texto ya es­crito, se rompe la univocidad y e! monolitismo de la significación,pluralidad, polifonía, dialogismo; b) discontinuidad, se rompe lalinealidad lectura! al convocar textos distintos, fragmentación,diseminación, mosaico de componentes; e) multífuncíonalídad,las diversas forrnas intertextuales producen funciones diferentes-lúdicas, satiricas, eruditas, etc.- dentro del texto fina!.

~_~. in~=.r.!=~Eu:i!i<:l~<:l_:;;:t:'P5!Il",'!~_ig!<=Ee~5:ié!L~Il!I:e.~S!?ri.1:gm-y_lectura, entre e§_g:!io:r:yl~(;i'?~;aboliendo de paso, en cierto modo,las barreras -a veces excesivas- preestablecidas por el (ab)usode unas funciones que, ahora, aparecen más abiertas o poliva­lentes a la luz de! juego íntertextual, ya que escritura y lectura,desde e! punto de vista de la intertextualidad, son igualmentefunciones de relación entre textos. Como la intertextualidad esbásicamente, la percepción y puesta en juego de las relacionesentre obras diferentes y como el lector puede intervenir tantocomo el escritor en el establecimiento de estas relaciones, el jue­go intertextual constituye un principio importante de literarie­dad, en tanto que definición de pertenencia de una obra a loliterario tras ser reconocido su estatuto textual de relación conotro texto literario.

La lectura Intertextual de las redes

El doble problema de la escritura y de la lectura, en tanto quepolos de la productividad de la obra, se plantea también aquí, ycon inusitada viveza. Desde un punto de vista básico, según Ber-

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gez, Géraud y Robrieux.V el escritor daría lugar a una intertex­tualidad «voluntaria" (o provocada o deseada o explicita) o "in­voluntaria" (no deseada en principio, bajo forma de reminiscen­cias, en la que el lector tendría un papel decisorio y decisivo); porsu parte la instancia del lector daria lugar a una intertextualidad"fortuita" (la cultura personal de cada lector definiría en este casoel nivel de intertextualidad) o "anacrónica" (mediando una dis­tancia temporal considerable entre los textos) o «pactada" (el sen­tido de la obra requeriría de un pacto de lectura entre el autor y ellector; pacto por el cual la intertextualidad se haría posible).

Así pues, la instancia del autor viene estando contextualizadapor una serie de ideas y conceptos que la convierten en proble­ma de gran repercusión. No en vano, la "muerte del hombre",según Foucault." fue anunciada casi al mísmo tiempo que la"muerte del autor», según Barthes," en pleno auge de! estructu­ralismo francés." Después señalaría Genette que "a fin de cuen­tas, la determinación del estatuto genérico de un texto es asuntodel lector; de! crítico, del público".'! y es cierto que las relacionesintertextuales ponen en cuestión la autoría del texto si se piensaen una comunicación literaria basada en los propios textos, sipensamos que la literatura es una suma de relaciones íntertex-

57. DvBergez V. Géraud, J..J" Robríeux, «Intertextualíré», en Vocabulaire de l'analyselitteraíre, París, A, Colín, 2005 (1994), pp. 123·125.

58, M, Foucault. Les mots et les choses, París, PUF, 1966..59, R Barthes, «La mort de l'auteur». enLe bruisement de la Iangue. Essaís critiques

IV, París. Seuil, 1984 (1968), pp 63-69 .60. Respecto a la «muerte del autor» argumentada por Barthes, habría que llevar a

cabo una interpretación realista de la expresión y su significado. En sentido estricto, laidea quedaría reducida a una evidencia casi banal o de perogrullo, si entendemos queefectivamente el autor no está presente en el momento en que el lector lee la obra. Porotra parte, por' razones vinculadas al momento ideológico y teórico en que Barthesescribe, el argumento se ha desviado generalmente a la idea de que ya no hay autores,sino sólo escritores: que la autoría, como otras entidades desconstruidas por el impul­so postrnoderno, ya no está en vigor: El término medio de la correcta interpretación dela idea de Barthes nOS llevaría a la consideración siguiente: si bien es cierto que mediauna distancia espacio temporal considerable entre el autor' yel lectory que puede exís­tlr un abismo de comprensión entre el mundo del autor yel del lector, también hay quereconocerque es cierto que la escritura y la lectura disponen de la capacidad de «aproxí­mar», en el juego interno de la obra. las distancias y diferencias de los ejecutores de lamisma: para ello se puede recurrir- a la posibilidad (realista) de una re-creación por"parte del lector; a la capacidad de los mecanismos depositados por el autor en la obrapara hacer posible un «juegan constructivo por medio del texto en tanto que depósitomaterial de la misma. o a los códigos culturales que son transferibles de una época aotra, todo ello incluso a pesar del reduccionismo cognoscitivo alentado por algunospostmodernos victimistas

61, G. Genette. Palímpsestes, op. cit. > p 11

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tuales en la que el texto es irrrpor'tarite en la medida en que esretomado por otros textos, y que no sólo es creado por el autor;sino leído e interpretado sistemáticamente por infinidad de lec­tores en épocas distintas y en lenguas y culturas ll1UY diversasPero la intertextualidad no supone la muerte del autor en senti­do literal, sino la posibilidad de una productividad textual (crea­ción, reescritura, interpretación, etc) dentro de una red globalde textos impulsada, adernás. por las traducciones, los transva­ses culturales, los viajes, etc

LEl intertextualidad irnplica en cierto modo un efecto calcula­do (o no)porel autor que requiere una capacidad de reconocí­miento y comprensión del lector, es dedr;~IIlª_<::2-J:l:!p",t5'.n"i"Llec~t()r~p?~"',"'!J.lr'!l"en eljuegointertextual, un clesafio hermenéuti_~co para dilucidar el entresijo de la relaciones intertexttlafesypoil.-":r ál descubierto -o en sentido-la red de textos, De aquí.se'deduce la equipolencia de la escritura y de la lectura en tantoque ambas acciones -aún funcionando distintamente- impli­can la misma construcción de la red intertextual,

La illt~,ra"g()n cj",IJec:tor con el juego intertextual requiere_~<::rrl()ri~, cultura, inventiva interpretativa y espíritu l~<:1!'O..(),demodo que estos aspectos --debidamente combinados- ffim,lu­gar a infinidad de lecturas (niveles) y recorridos lecturales (sentí- '

'di:)s), en üiúi especiectered-qiíerompe la'lmea:Iiaadti::a.d¡~¡onaI, --como si fuera una «alternativa» entre desgranar la filigrana demosaicos de! texto o reconstruir una secuencia textual desde elorigen de la literatura.. y, por otra parte, el lector dispone de unaserie de estrategias para desentrañar la maraña-no tan accesiblea veces- de relaciones intertextuales: tipográficas (tipos de le­tras), paratextuales (títulos, notas, índices, etc.), puramente tex­tuales (referencias directas), rtrpruras silltáctico-semánticas (la«agramatícalídad» de Ríffaterre, las diferencias língüfsticas, esti­lísticas, etc.), léxicas (vocabulario), etc, Aunque, justo es admitir­lo, el éxito no está asegurado en lo que se refiere a las condicionesnecesarias para recepcionar la intertextualidad: reconocer la pre­senda del íntertexto, identificar el texto de referencia o el hípotex­to y medir la diferencia entre ambos y sus diferencias de contexto.Así pues, la competencia lectora de cada persona alcanzará urinivel según cada caso, implicando entonces distintos tipos de lec­tores: el lector lúdico (que se implica en e! juego íntertextual), ellector hermeneuta (que trabaja con el sentido, Con la polisemia y

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la polifonía del intertexto) y el lector ucrónico (que contempla launiversalidad del texto en LUl cierto proceso de desten lpor2uiz3­ción), todos los cuales pueden coexistir en una sola persona y de­muestran la complejidad ele la recepción ele la intertextualiclad ysu [unción determinante en el juego intertextual.

La intertextualidacl no debería servil' al lector para desenna­ñar la genealogía de la obra, ni debería ser un principio explicati­vo de la causalidad de los textos (las lecturas del autor); al contra­rio/ debe servir para fundamentar esa rnemoiia colectiva que es laliteratura, la heterogeneidad de todo texto, su significancia y lainfinitud del lenguaje Así pues, e! papel del lector es especialmen­te relevante cuando la intertextualidacl es «implícita» (cuando nohay ningún signo que la evidencie), ya que a él le correspondeentonces detectar e interpretar el juego ínter textual .. Por el contra­rio, la cita, puesto que se halla perfectamente codificada con sig­nos tipográficos, es la evidencia misma deljuego íntertextual y norequiere del lector ningún esfuerzo o tarea especial.

Algunas características propias de la intertextualidad, comola ruptura de la linealidad textual y la apertura de la heterogenei­dad polifónica, implican lógicamente un cambio funcional de lalectura y del lector, hasta e! punto de proponer en el juego ínter­textual una especie de alternativa al lector que entra en o partici­pa de la red de intertextos (ignorar los fragmentos del mosaicoíritertextual o investigar o profundizar en el origen de los textos),Pero, desde un punto de vista rnás avanzado, el Ieotor tiene unpape! que jugar en el entramado intertextual ya que, por princi­pio, a él le corresponde reconocer; identificar e interpretar losentresijos intertextuales de la sobrecodificación que implica laintertextualidad; y su función variará según el caso, de acuerdocon el tipo de intertexto y las características del propio lector;

La intertextualidacl es una estrategia para convocar una serie deobras pertenecientes al tesoro común de la humanidad, de modoque el lector se vea invitado a activar en su memoria el reconocí­miento de esas obras y su interacción con o dentro de la obra recep­tora, es un proceso de descodificación de referencias inmersas en e!texto, que el lector culminará con éxito en el momento de un desve­lamiento profundo del mismo, Así guesIa dill:Q_qge la's'2!!:!PE"'.!,§ól}"e m.1expretacióndeltexl":> l1,(),"'.S~Í1'nP.1l"'!itaulliY9C:?:-!!.l'.'l1:!'.'¡Si,J:lg.Bld'.'J'!1-illter¡exiiúilic1adpi-omuev~,. ÍrIlPtl1~~ yªc:r~c:ieJ::l~ I"!. ambigüedad .proptadelaliteratura en tanto que proceso de sígnífícación.

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Las redes y la critica literaria

En su articulo seminal, Jenny plantea ya los Iírnltes en losque tanto la crítica «tradicional» corno la nueva han incurrido,"sea por identificar la intertextualidad con la critica de fuentes einfluencias, sea por una excesiva obsesión textualista y limitado­la, todo ello a pesar de la base teórica establecida por Tinianoven su momento, en la que ya advertia sobre la insuficiencia yhasta la imposibilidad de las consideraciones inmanentes de laobra literaria. Al superar esos condicionamientos teóricos limi­tativos, asi como al tornar también la deriva propuesta por Kris­teva (todo textosería aJ:>!Sgr¡::iÓn y transformación de otro texto),Jenny propone su conocidadefii:iiciÓndeiñtertextU:áiidad~"íu:i..tr.§l1:>~jo <fe.transfói:TIia.éiÓ~-Yde"~s~rn"fiª"iÓñaévarios"textos ope­rado porun textócentrador que guarda. ei¿ontiol del sentido.•'--Asfplies, lá intertextü-áIidad.; además' de cónsi:ii:iili:i:ii:i'müC!üde creación o .l?rogü'¿¡::¡viéfadY·de aportar u:;;~ ~'¿pÜc~-¿ió;':giO'balde 10 que es la literatura en general y la literatura comparada enparticular; tiene también importantes extensiones en la metodo­logía de la crítica literaria, dado que todo comentario de unaobra implica ya de entrada una rela<;ión intertextual -y meta­textual-:.. de un texto respecto de otro. En este sentido, Butorhace notar que «la cita más literal es ya en cierta medida unaparodías.v' Por su parte, Perrone-Moísésw ha definido este fenó­fileno como una «intertextualidad crítíca». Vearnos a continua­ción algunas aplicaciones concretas de la íntertextualídad en elamplio abanico de las metodologías críticas.

En la teoria de la recepción, ayuda a explicitar' el mecanismode la lectura en el contexto de los complejos sistemas intertex­tuales, aportando una tipología del lector enriquecida en estepunto de vista. Para la sociocritica, siguiendo el enfoque bajtía­no, se trataría de explicitar la construcción del entramado poli­fónico del texto con implicaciones sociales,

En el ámbito -amplísimo-- de lasemiótic,g'(véase el capítu­lo 3, «Redes serniótícas»), l~'.igt!=rtextual.!~ilclsugiere ,,~p.li<::.iJ.&

los rnecanisrnos de construcción de la significación en base a la. . ' ..--_ .."'._----

62. L. Jenny, «La stratégte et la forme», op. cit., p. 26163 Ibtd.. p. 26264 M. Butor, (La critique et I'Invcntíon», in Repenoíre I11, París, Minuit, 1968, p. 1865, L Perrone-Moísée, «Lintertextualíté critique», Poetique, n." 27, 1976. pp. 372-384

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combin~t:.ºJiª ÍIlt",r:t;eJd:q§\), poniendo al descubierto la propia aro~"quitectura interna de la escritura y ele la lectura .. En la estilística

el juego intertextual permite poner en evidencia las variacionesde un estilo a otro en la relación,

Para la critica genética tiene un papel capital, pues ayuda adesentrañar la aportación de materiales literarios en e! proceso deconfiguración del texto En este sentido, cabe subrayar la aporta­ción de una de las ramas de la filología, la critica de fuentes," quetiene relación con la intertextualidad ya que, desde una mienta­ción «genética», investiga todos los textos que han influido sobreuna obra para constituir finalmente una edición en la que se pue­da obtener una correcta comprensión del texto," En tanto queestudio que completa y complementa el texto, la critica genéticaseda un fenómeno de paratextualídad." detectable aunque sólosea por la abundante anotación que acompaña al texto en estetipo de ecliciones, y tiene también componentes de metatextuali­dad, al constituir un estudio y comentario del texto mismo.

En la crítica psicoanalitica seria un complemento de la configu­ración de un «subtexto interno» o texto inconsciente surgido de labiblioteca del autor' y del lector en el interior del universo textual,Dentro de este ámbito específico del análisis basado en las técnicaspsicoanalrtícas, Schneíder'" ha interpretado la intertextualídad si­guiendo dos lineas fundamentales: por un lado, la defensa del au­tor como figura principal de! proceso intertextual y, por otro lado,la definición de la intertextualídad como mostración de una rela­ción narcisista entre el individuo y su lengua materna.

literatura comparada e intertextualidad

El paso revolucionario del antiguo paradigma al nuevo para­digma en literatura comparada se comprende bien desde la ins­tancia de los juegos mtertextuales, que sobrepasan con su prác­tica evidente algunas nociones como la influencia, tal corno se­ñala Jenny cuando se refiere a la intertextualidad: «No ya una

66, En relación, en concreto, con la critica textual, resulta pertinente el estudio de: PoDembowskí, «Intertexrualíté er critique des textes», Líttérature, n" 41, 1981, pp 17-29

67, A-e Gignoux. Lnitiatian ti í'íntertextualíte, op. cit., pp. 33-3668. Ibtd., p. 8369, M .. Schneider; Voleurs de mots, París, Gallímard. 1985

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adición confusa y misteriosa de influencias, sino el trabajo denansformación .Y de asirnilación ele varios textos distintos ope­rada por un texto centrador que guarda et ieadership del senti­do» 70 Esta definición verdaderamente seminal tiene dos aspec­tos fundamentales que conviene subrayar para entender el papelde la intertextualidad en el interior del cornparatismo literarioEn pri 111er lugar, el juicio radical emitido sobre el concepto eleinfluencia en tanto que «adición confusa y misteriosa», ya queefectivamente en la tradición y salvo casos flagrantes, la influen­cia ha sido utilizada muchas veces ele forma índiscrirninada (nose puede controlar adecuadamente su precisión, sus límites), yademás la influencia es una noción vaga y a veces antojadiza, sino interesada, para definir relaciones que, además, pudieran noser reales o efectivas (de ahí su «misterio» en ocasiones). Y, ensegundo Iugar, la idea de «trabajo de transformacion y de asimi­lación»: frente a una cierta idea de influencia, la intertextualidadsupone que no se añaden unos textos a otros sin más (por larazón que fuera), sino que el texto más moderno transforma yasimila el texto más antiguo en una relación auténticamente crea­tiva, constituyéndose en un texto fusionador o sintetizador; cuyosentido «evolucionado» desde el texto anterior hasta el texto ac­tual evidencia el fenómeno de re-creación constante de la litera­tura y la relación intertextual propiamente dicha. A todo estohabría que añadir; como elemento más trascendente aún de es­tas reflexiones, el hecho de que la iritertextualidad permite esta­blecer relaciones entre textos más allá del espacio y del tiempoque utilizaban las relaciones de influencia

Así pues, la intertextualidad, creada en el acto de la escriturae interpretada en el acto de lectura, se identifica mucho con esemovimiento típico del ejercicio cornparatista, tal como señalanClaudon y Haddad-Wotling, cuando «en los textos buscamos loque une esos textos con un conjunto más vasto y lo que los dis­tingue de ese conjunto»;" es decir; estarnos hablando de lo quese denomina invariantes o temas que se repiten a lo largo yan­cho de la literatura, de la misma literatura corno un todo o con­junto de obras, de textos. Ya Étiemble no dudaba en aprobar a

70, L, Jenny, «la stratég!e et la formen, op cit., p, 26271 F. Claudon. K., Haddad-Wotling, Precia de litterarure compavee, París. Nathan.

1992.p 28

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Goethe en su búsqueda de invariantes ele toda belleza literariadentro ele la lVeltliteratul" y ponía en circulación el térrnino «in­variarite» en su obra Cornparaisori n'est pas raison 7~

Para Marino, que sigue a Étiemble, la Invariante es a la vezun elemento general v generalizador que simboliza pertinente­merite la realidacl global de la literatura "VI en concreto, es «elelerrrento residual obtenido tras la elírninación ele todas las par­ticularidades y que hace posibles todas las coincidencias, analo­gias, convergencias, todos los sincronismos V paralelos literariosque tienclen a la uníversalidacl de la literatura JI del pensamientoIíterario»;" es decir que ese elemento depurado, tras tantas va­riaciones, en el proceso de la síntesis literaria (con trascenden­cia teórica) es el que permitiría la posibilidad de establecer den­tro de la rnisrna literatura relaciones de sírníleridad, paralelís­lTIO, analogía, que tanto tienen que ver a su vez con el mecanismointerno de la intertextualidad: «la invariante se convierte así enel punto de relación, de intersección y de connivencia ele dos omás niveles comunes de la obra y de sus identidades estructura­les» 74 La invariante tiene sin duda la potencialidad ele convertir­se en un indicio de literariedad desde el momento en que de­muestra la existencia de elementos particulares, constantes opermanentes en las obras literarias y, además, permite describiruna cierta tipología: invariantes antropológicas (arquetipos yprototipos míticos, leyendas, símbolos, topoi), invariantes teóri­co-ideológicas (fórmulas, ideas-fuerza, esquemas), invariantesteórico-literarias (reflexiones teóricas de y sobre la literatura concarácter categorial, repetitivo, estable, circular) e invariantes li­terarias propiamente dichas (fondo literario común, unidad es­tructural de la literatura) En toda la extensa dimensión de lasinvariantes eletectables a lo largo y ancho de los textos literariosde toda época y de todo lugar se encontrarán, entonces, elemen­tos suficientes que permitirán construir una red de teorías lite­radas, un fundamento conceptual y metodológico para definirla literatura en su conjunto. Y en este sentido, el punto de vistaque se ofrece desde las invariantes, aplicado a la teoría generalde la intertextualidad, explicita de forma clara la idea de esa redde relaciones entre textos típica del juego intertextual.

72" R Étiernble, Comparaíson n'est pas raison, París, Gallfmard. 196373" A Marino, Contporatisme el theorie de la íiuerature, París, PUF, 1988, p 10974 lbfd p. 99

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y se trataría también, según Jakobson, de! problema de ladominante, elemento focal o eje que gobierna, determina y trans­forma todos los elementos de una obra, garantiza la cohesión desu estructura y constituye su especificidad cara a la relación quese podrá establecer con otra obra."> Este concepto, seminal en elámbito del formalismo por cuanto constituye una verdad irrecu­sable de la construcción de la obra, tiene una extensión fecundahacia la íntertextualídad, pues explicita de modo claro la posibi­lidad de trasvase de unas obras a otras dentro del sistema litera­rio considerado en todo su ámbito universal. Además, la domi­nante, según Jakobson, puede afectar no solamente a la obra deun artista individual, no solamente al canon y normas de unaescuela o movimiento, sino incluso a todo el arte de una época,es decir; que la funcionalidad de este concepto y su operatividadson extraordinarias y, cara al juego de las relaciones iritertextua­les, permiten sin duda una aplicación o incluso una metodologiaque sería de gran rentabilidad en los trabajos sobre iritertextua­lidad y comparatismo.

Con estos datos básicos se configura claramente la posibili­dad de trabajar' de forma comparatistica y, por tanto, la mtertex­tualidad implica y permite a la vez una forma totalmente distin­ta de definir las relaciones entre textos y, por tanto, una rupturacon las nociones tradicionales de fuente y de influencia defini­das strictu sensu, porque sobre todo cuenta el punto de llegada,el texto en su inmanencia trascendida y sus limites, el resultadofinal de las transformaciones que se producen a partir de unestatus determinado del texto. Todas las relaciones íntertextua­les que subyacen en ese tesoro acumulado de obras literariasdurante siglos en nuestras distintas tradiciones, constituyen dealgún modo la base que podría hacer posible la literatura com­parada como estudio de «las literaturas modernas en la diversi­dad de sus relaciones»." entre las que admiten igualmente lasrelaciones de hecho, como una relación de «dependencia» (porejemplo en el caso de las traducciones y adaptaciones), aunquesin negar la operatividad de la idea de «influencia», típica delantiguo paradigma comparatista y reconocida por todo el mun­do a pesar de los matices en cada caso.

75, R. Jakobson, Huit questions de poetique, París, Seuíl, 1977 (1935), p .. 77,76. F. Cleudon. K, Haddad-Wotling, Precis de íítterature comparee, op, cit. p. 5

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En un conocido ensayo, Calvino" aventuraba la historia (o lateoría) del primer narrador de la tribu, aquel primer escritor(orador) que inventó la primera narración, a partir de la cualtodas las demás narraciones serían posibles, como en un siste­ma combinatorio que va produciendo nuevas cosas a partir dederivaciones y transformaciones de un objeto original y prime­ro. La intertextualidad tiene algunas formas de expresión ya fija­das por la tradición o por e! uso, sin que ello haya supuesto en lamayoría de los casos una excepcionalidad teórica. Se trata, poruna parte, del inmenso conglomerado de fuentes literarias queconstituye el mundo clásico, fuentes que son citadas, imitadas oreescritas con especial y enorme intensidad en algunas épocas(el Renacimiento, por ejemplo). Y se trata, por otra parte, de!mecanismo de referencíacíón erudita que todo trabajo de inves­tigación debe respetar' en relación con todo e! conocimiento que,en forma de citas por lo general, sirve de apoyo a la argumenta­ción que hace posible el surgirniento de un conocimiento nuevo.En ambos casos está presente, como es obvio, la relación ínter­textual y ambos dorniníos forman parte -en sus correspondien­tes lineas de investigación- del nuevo ámbito conceptual de laintertextualidad desde Bajtin a nuestros días.

Es ineludible la constatación de las fuentes en literatura: bienpor su consideración tradicional e histórica en manuales, dic­cionarios, monografías, etc., bien porque la misma intertextualí­dad se encarga muchas veces de evidenciar' su papel y tambiénsu decadencia funcional en los últimos tiempos. Pero, frente alestatismo y la causalidad que evocan las fuentes (clásicas, por logeneral), la intertextualidad propone un juego de apertura, dise­minación, productividad y potenciación del sentido de! texto. Lacritica de las fuentes, en tanto que metodologia critica o filológi­ca, se encarga de desvelar el origen de un texto en tanto quereceptor de una influencia (en el sentido tradicional), y por ellode situarlo en una tradición o diacronía histórica que pondríasobre la mesa el tema de la originalidad de! autor y su deuda alcontexto social e histórico en la génesis de la obra. Para Barthes,la intertextualidad en que está engastado todo texto rechazaríaeste parámetro de filiación.

77, L Calvino, «Cibernética y fantasmas (Apuntes sobre la narrativa como procesocombínatorto)», en Punto y aparte. Ensayos sobre literatura-y sociedad, Barcelona, Bru­guera.1983 (1980), pp 214-234.

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Siendo el hornbre el 111iS1110 por doquier en este mundo, encada contexto espacio-temporal ese hombre construye sus obrasde modo consecuente con el hecho fundamental de su propiahurnanidacl. Así es COnlQ se produce una especie de coincidenciao relación entre obras distantes entre si en el tiempo y el espacio,ya que su origen básico proviene ele un impulso, una técnica, unacontecirniento o una sensibilidad sirnílares. Es lo que se llamauna relación poligenética o poligénesís. el surgimiento de he­chos análogos en fechas y lugares diferentes, un fenómeno quefundamenta urra antropologfa cornpsuatístícn y una episternolo­gía remozada, al tiempo que explica con claridad rnerídiana laposibilidad efectiva y trascendental de la intertextualidad y de laliteratura cornparada de nuevo paradigma

A la causalidad (texto A > texto B) que suponían las relacionesintensivas y reduccionistas de fuente y de influencia en el antiguoparadigma de la literatura comparada, la ha substituido la interac­tividad (texto A < texto B) propia de las relaciones transforrnacio­nales (traducción, transducción, transposición, reescritura) en elnuevo paradigma, en el que se inscribiría la íntertextualidad.. Yadesde una óptica translingüfstíca, las relaciones transformacíona­les han sido basadas en la «redistribución del orden de la lengua» yen la «transformación de códigos» (escrituras, lenguas, estilos. es­tructuras) .. Pero, más aún, desde una óptica semiótica, cabe defí­nír las relaciones transformacionales propias de la intertextualí­dad dentro del marco definitorio más amplio de la «transducción»,entendiendo por ella el proceso de transmisión y transformaciónde sentido en el que se prolongan en el tiempo los textos Iiteraríos,ya que los textos trascienden los actos del lenguaje individuales enuna tr-ansmisión encadenada y transformadora propia de la comu­nicación líteraría, tal como ocurre en las traducciones o en las adap­taciones teatrales, e incluso en el paso de un género a otro y en lacrítica y la teoría Iíterarías.

La origínalídad constituye uno de los interrogantes más pre­sentes y problemáticos de lo literario, bien por estar asociada ala creación (que supone toda obra) ya la interpretación (querealiza el lector), bien por convertirse sistemáticamente en unfoco de interés para la evolución literaria (movimientos, porejern­plo). La originalidad, para ser entendida correctamente, no debeser desvinculada de otros conceptos no menos complejos, comola imaginación y la erudición, el estilo y la hrstoria, la memoria y

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la fonna y, por supuesto, el hecho -Jnás evidente- del tesoroacu111ulaclo por la literatura en un proceso global, plut isecularyI11.ulticultural. Las preguntas provocadas por esta cuestión son111uchas y podrían ser ele este tipo: ¿hay obras que nunca estaránacabadas'?, ¿leer es escribir en sentido amplio? I ¿todo cornenta­do es continuación del texto que comenta?

Problemas en las redes

El término «influencia. ha resultado ser casi síempre contro­vertido, tanto en su conceptuación C01110 en su uso Baste C0111­

probar que otros térrriirios podrían funcionar en su lugar en igualo incluso mejor pertinencia y rentabilidad: confluencia, tradi­ción, convención, afinidad, transmísíón, tránsito, enlace, inter­ferencia, traducción .Pero no por ello se podrá negar la existen­cia de influencias en literatura, pues la influencia forma partedel funcionamiento de la creación ele un escritor que ha sielo y esun (gran) lector; elel procedimiento genético e histótico que im­plica crear un texto literario desde una perspectiva hermenéuti­ca, y es la demostración -deseada o no- elel reconocimientodel hecho literario, de pertenecer al cuerpo de la literatura

En este apartado resulta de gran interés la teoría de la «an­gustia de la influencia», un síndrome que sufre el creador litera­rio y que le impulsa a utilizar rnodelos Iiterarios ya existentes y atransformarlos Cinco serían las actitudes -psicológicas, diga­mos-i- que materializarían el citado síndrome según Bloom." 1)clinamen o continuación de la obra hasta el límite al que hubieradebido llegar; 2) tessera o invención del fragmento que cerraríala obra corno conjunto, .3) kénosis o ruptura respecto del mode­10,4) askesis O abandono de la herencia imaginativa del modelo,y 5) apophrades o inversión del punto de vista, dando lugar a unaobra que parecerá el origen de la precedente.

Las relaciones ele dependencia y de influencia, con ser algonatural e inherente al proceso creativo (escritura, lectura) en li­teratura, pueden estructurar los cimientos de un comparatismoconstructivo basado en las relaciones de hecho, pero no deben cons­tituir capítulos cerrados de una historia literaria en la que la

78. H. Bloom, La angustia de las influencias, Caracas. Monte Avíla, 1977 (1973)

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literatura seria presentada como algo dogmático, estanco o pre­visible .. El comparatismo de nuevo paradigma busca todo tipode relaciones sin límite temporal ni espacial, temático ni estruc­tural, en el marco de las operaciones de transformación y asimi­lación (siguiendo a Jenny) que tienen lugar en textos diversos,sobrepasando incluso los modelos evolucionados que represen­taban los temas, los mitos, los motivos, los invariantes, las domi­nantes, etc. En este sentido, resulta absolutamente lógico reco­nocer que, en los procesos de creación y consuma de lo literario,en los cornplejísírnos procesos de escritura y lectura, la confluen­cia de saberes acumulados por cada sujeto humano, que interac­túa con el texto en cuestión, resulta determinante para definirqué es el texto y cómo funciona.

Más allá (o más acá) de las disquisiciones sobre la desapari­ción de la autoría y sus definiciones, la intertextualidad planteatambién el problema de la originalidad: ¿quién es el autor deltexto?, ¿y su fundador?, ¿.es lo mismo creación que origínalí­dad?, ¿de quién es el texto?, ¿y el papel del lector? Pues bien, elautor está en su momento y luego hay infinidad de lectores queretoman el texto y lo reescriben ad infiniturn. en una red inmensay global de reescriruras, relaciones criticas, traducciones, etc.Cierto es también que, si la originalidad --en tanto que ocurren­cia o innovación- no tenia mucho sentido hasta bien entrado elsiglo )(]X, porque la imitación de los clásicos era norma superior;hoy, desde la perspectiva de los juegos Intertextuales, la origina­lidad concebida por los románticos como expresión del genioúnico del artista, vuelve a no tener demasiado sentido. La origi­nalidad no puede ser pensada ya como una entidad única, verti­cal e inatacable, porque son evidentes las múltiples «originalida­des» adaptables al caso concreto de cada texto, sin renuncíarempero a la visión global del conjunto de relaciones de ese textoy todos los demás.

La actividad literaria responde bastante bien a un comporta­miento ciertamente esquizoide, por asi decir: ya que se trata almismo tiempo de crear' constantemente obras originales y cono­cer todo lo ya creado en una tradición multisecular. Pero no setrata de dos fenómenos contrapuestos, porque la escritura y lalectura se interpenetran y porque no hay que confundir los orí­genes de la literatura con la originalidad de cada obra. La litera­tura es memoria/conocimiento, aprendizaje/creación, lectura/

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escritura, tradición/innovación, historia/ruptura, pero todos es­tos binomios no contienen términos contradictorios propios deunas dicotomías irresolubles, al contrarío, cada término subsu­me, subtiende e incluso sustituye al otro dentro del juego de laliterariedad que construye la obra literaria

Por otra parte, si por un instante dejamos de lado la cuestiónde que se considera el plagio como una forma de intertextuali­dad creativa, crítica o lectora (es decir; dejando estrictamente delado el ámbito literario y separando dos formas muy diferentesde interpretar el hecho), en lo que respecta estrictamente a lapropiedad y su derecho desde el punto de vista legal y jurídico yutilizando radicalmente como rasero los conceptos de autoridady originalidad, el plagio está considerado como delito penal (frau­de, robo) en la jurisprudencia habitual de nuestro entorno polí­tico-social, en tanto que supone la apropiación indebida de unaparte o un todo de una obra en su rigurosa literalidad"

Ahora bien, otra consideración muy distinta ",s el íntertexto,que supone 1" «transformación» (aunque sea mínima) de 1.ln'iex­to-añterior en sunível forrnal y/o de contenido alterando su sig­nificado; es decir; cuando se trata de una auténtica «reescritura»de un texto que da lugar' a un nuevo texto, y cuya relación puederesultar evidente con el anterior; aunque no sea efectivamente sucopia, réplica o reproducción. En este mismo sentido, Jenny pro­pone hablar' de intertextualidad «solamente cuando es posiblerepertoriar en un texto elementos estructurados anteriores a él,por supuesto mayores que el lexema, y cualquiera que sea sunivel de estructuracíónv.?? La diferencia estriba fundamentalmen­te en el hecho «transforrnacíonal», en una relación entre ambostextos mediante la cual se produce el paso de una significación aotra significación, sin que ello impida paradójicamente esa mis­ma relación o contacto de los textos.

En defensa de la íntertextualídad, por encima de las conside­raciones estrictamente jurídicas o penales, y en atención sobretodo al ¡:¡Ia,no ~r_Elativ()y transforrnacíonal que los textos litera­rios presentan siempre respecto de todo lo escrito anteriormen­te en nuestra dilatada tradición literaria y cultural, según Ber­gez, Géraud y Robríeux.w débese señalar' que el íritertexto, COlTIO

79. L Jenny, "La stratégie et la forme», op. cit., p. 26280, D. Bergez, V Géraud, J.~J, Robríeux. Vocabuíaíre de l'analyse lítteraíre, op.. cit.

pp 124·125

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81 Véase para el desarrollo de este concepto el libro: J Camarero,l\;Jetaliteratum,Barcelona, Anthropos, 2004; y el artículo: "Principios formales de ruetalíteratura», An­thropos, n0208, 2005, pp 59-64

82. Un ejemplo paradigmático sería la obra de Enrique Vlla-Matas en nuestro país.con obras como Bartleby )' cornpañta, Barcelona. Anagrama, 2000; El mal de Montano,Barcelona, Anagrama, 2002; París 11.0 se acaba nunca, Barcelona, Anagrama, 2003; oDoctor Pasavento, Barcelona, Anagrama, 2005

Así se cornpletarra el cuadro que, al día ele hoy, pone ele 111ani_fiesto la actualidad V el vigor de la literatura corno entidad crea­dora o constructora ele 111undos, inclicio a todas luces de unaposible restauración o potenciación de la literatura corno 1110torele rehurnanízación y moderriídad Y, ele algún 1110do, ese cuadroquedaría resurnido en una triple dimensión de lo literario:

Es decir; una articulación, ordenacla e interactiva, ele las tresinstancias en las que actúa el rnotor literario, descle el sujeto pro­ductor ele sentido y re-creador de sí mismo (autor-lector'). pasan,do por la obra C01110realización o construcción evidenciada quese comparte con el lector (texto/rnetatexto), hasta la globalidadde la Iiteratura como un todo cuyas partes o textos estarían inte­rrelacionados entre sí (redes de textos, intertextualidad),

Un texto construye un mundo; no es, sin más, la explicaciónde! mundo o su representación, es la construcción ele LIn mundo..Tal es la visión correcta elesde la ínter textualidad. Si el mensajeliterario, en tanto que función poética, remitea sí mismo (autote­licidad) y, en tanto que función metalíteraria, remite a su funcio­namiento (rnetaliterariedad), las relaciones íntertextuales repre­sentan uri sistema de construcción de sentido cuya referencia esla propia literatura -sobre todo, y no tanto otra cosa. Por arriba,el lírníte (o el no-límite) de la Intertextualidad seda e! centón, laobra enteramente compuesta por citas; en ella no habría referen­cia directa de las cosas del mundo, sino referencia de los textosanteriores (y posteriores) o una referencia indirecta del mundodesde el interíor mismo de la literatura, La metaliteratura," entanto que red de referencias dentro ele la propia literatura, se po­dría considerar" asimismo la manifestación de las redes de textos,tal como se demuestra en la amplísima producción de la líteratu­ra moderna y contemporánea, que ha abanderado este tipo deconstrucción o estructura. 82

literatura

intertexrualíclad

obra

ll1etaliteratLua

sujeto

autobiografía

fenómeno literario trascendente, podría suponer: una rnodestiaintelectual (afirmación implícita de una filiación respecto ele laautoridad de ciertos autores, clásicos por lo general), una deter­minación estética (idea ele Imitación. de origen clásico), un jue­go con el lector (sería como compartir una cultura común), undeseo de parodia (el rnodelo es ridiculizado al tiempo que esreutilizado), una voluntad ele irrisión (que conduciría al absurdoen algún caso, al poner en evidencia el 111eCanis111ü I11iSlTIO de laintertextualidad), y por supuesto una reescritura (no ya sólo deuno 111isn10 sino también de los otros) y una polifonía ele enun­ciados (enunciados que quedarían así inscritos en la textualicladya disposición de todos los lectores y escritores)

J:nterte:rtuaJlidad, ¡re[erendaJli<dlad y metalliteratrnra

En un comienzo de siglo y en una fase histórica avanzadacomo es el momento que nos toca vivir ahora, es rnás necesarioque nunca plantear una visión sintetizada y generalista -uni­versal- ele los problemas fundamentales que afectan al hom­bre y su actividad.. En el caso de la teoría literaria y la literaturacomparada, se puede plantear entonces la visión sintética de laliteratura como juego de textosentre textos (il}ter-t",xtualidad),féfác'iÓn iIlterna consigo misma (auto-referencialídad) y evi­dendac::j~ií_g~lpi()c.",,,ode constn,lc:cóiq:j::rIgier,,::líteianedadj­Estas tres dimensiones, a pesar de constituir enfoques diferen­ciados por su concepto o en su metodología, vienen a expresaruna apuesta única: la literatura es un mundo autónomo queconstruye mundos, no se trata solamente de referir el mundodesde la obra como si de un espejo (?) se tratara, sino de referirlo referido por medio de operaciones que construyen por sisolas rnuridos suficientes Por otra parte, al fenómeno de laintertextualidad cabría adjuntarle el fenómeno ele la autobio­grafía, en tanto que maniobra del sujeto productor de la obraque utiliza e! texto mismo para representar su existencia, auto­crearse, re-construirse, pues esta maniobra del sujeto creadorimplica el realzamiento de la obra como lugar en el que se pro­duce el impulso creativo y, en este caso, de modo más subraya­do e importante: la creación o re-creación del mismo sujetocreador"

58 59

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Así pues, hay que superar el error de diferenciar entre la imita­ción ele un texto y la imitación de lo real, porque ambos casos sonimitación de algo que se vincula mutuamente (el texto está en elmundo y el mundo está en el texto). Quizá el problema se ha des­plazaelo, ahora, al moelo ele aprehender todo ello por un sujetoenfrentado a una situación epistemológicamente más compleja.La intertextualielael, a través de su red de relaciones ínter-textua­Íes, permite entonces una visión elel mundo más completa, y no setrata ya, por tanto, de una ruptura con la realidad o un aislamien­to de la literatura respecto a lo demás, sino de entender las cosasde otro modo más sofisticado y/o avanzado. A este respecto esinteresante la categoría introducida por Samoyaulr" --el «díscur­so referenzia/» (que habla del mundo pero mediante las relacionesintertextuales)-, junto a los tipos tradicionales de Aristóteles, el«discurso referencial" o mimético (que habla del mundo) y el «dis­curso no referencial" o ficcional (que habla de su propio mundo),

La intertextualidad (relaciones entre textos por copresencia,transformación o imitación) está cercana a la metatextualidad (re­lación de comentario de un texto en otro) ya que toda relaciónintertextual, en cuanto que suporieIa incorporación de un texto aotro texto y en cuanto que ello implica una adaptación contextual,viene a proponer una cierta valoración, interpretación o puesta encuestión del texto anterior o microtexto en el texto nuevo o macro­texto. Así pues, la metatextualidad, añadida o derivada indirecta­mente de la intertextualidad, supone una característica fundamentalde las prácticas intertextuales: la delación o mostración del proce­dimiento intertextual y su análisis, es decir; un rasgo de moderni­dad, de compleción del acto creativo de la escritura y de la lectura,un avance de la literatura moderna hacia estadios en los que seplantean nuevos desafios y conceptos que afectan a la escritura, lalectura, el autor; el lector; ia comunicación literaria, etc.

Por otra parte, ~~!!t.J:'!'ctte)(.:t!1ali~Gl<!C',~PE().d_l~C:",C':l~<:l<J,:I.proceso intertextual opera sobre textos del mismo autor, dandoasí continuidad textual a la obra y coherencia al conjunto tex­tual, lo cual permite posiblemente una actividad aún más inten­sa del lector: La íntratextualídad implica lo que habitualmentellamamos «reescritura» o más precisamente «autorreescrítura»,es decir; la remodelación de los textos de un autor mediante sus

83 T Samoyault, L'intertextualite, op .. cit.

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propios textos. Junto a ello, la intertextualielael exoliteraria o «exo­textualidad» representa un fenómeno de hibrielación textualmediante el cual se añaden al texto otros textos ele forma y senti­do un tanto cerrado (fórmulas discursivas, documentos, forma­tos de texto e imágenes) que operan una especie de referenciali-

I dad textual en tanto que son incorporaciones de objetos de laLIealidad externa En este sentido, el caso de La vida, instruccio­

nes ele uso de Perec" representa un ejemplo paradigmátíco deexotextualidad: nada menos que 96 enunciados, que se injertanen el relato como si de ilustraciones se tratara, en su mayoríacitas, acompañadas de unas pocas citas falsas (falsa erudiciónen la mejor tradición de Rabelais) y un metatexto; casi todosellos en forma de texto escrito común, salvo 15 casos en los quela escritura se combina con la imagen (por ejemplo: un cartelanunciador de una taberna irlandesa con algunas de sus espe­cialidades) y 5 casos más en los que se trata de figuras o imáge­nes puras (por ejemplo: siluetas de piezas de puzzle). Aunque loque determina más exactamente el nivel exotextual de este tipode intertextualídad es que los textos escritos no tienen obvia­mente el formato del resto del libro, sino su propio formato, con­servado aún después de la extracción realizada de la obra origi­nal de la que provienen.

Si desde la instancia del escritor y del lector se considera que«todo está dicho» o que «se ha llegado tarde» a la grari bibliotecade la literatura, entonces aparece un síndrome de desesperanzao melancolía (nostalgia) que concibe la creación literaria comouna criba por donde son filtrados todos los textos: consecuente­mente sólo quedaría la opción de reescribir la literatura. Éstasería una visión de la intertextualidad desde la filosofía de lapostrnodernidad en cuanto crisis de sentido y fin de la historia,de Dios, del hombre, etc.

Por otra parte, 4.",n1:!:9-S!-"'J<lvl').dela postmodernídadhan~.1ª"-,!:~~2§!~mª",vi~C:~Gl4(),;e~tr~"h~rn~.~t~,~i:iii¿,"i:..el.vacíoexist'i'I).ci'i'J yJª-c;d.;;;is..del s.llj;"to. A este respecto, la intertextuali­dad, al promover intensamente el juego o trasvase de textos através del tiempo y del espacio, entre todos los autores, obras,temas y sentidos posibles en la globalidad de la literatura, cons­tituye un cimiento básico en el que pueden interactuar el sujeto

84" G" Perec, La vida, instrucciones de uso. Barcelona, Anagrama, 1982 (1978)

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humano. la escritura/lectura, el lugar y la memoria, es decir, losinstrumentos principales que pueden construir un texto .. El suje­to escritor o lector habita el texto en un nivel funcional e interac­tivo jamás conocido en atlas dirnensiones. recorriendo a placerla inmensidad de lugares construidos o descritos en la literatura:y ese recorrielo va a provocar la dimensión histórica de ese suje­to que se ve a sí misrno modificado al pasar ele un lugar a otro através elel tiempo, mientras la memoria regula todo el registrode acontecirnientos que el texto podrá recepcionar en su variaclacomposición polifónica, una auténtica intersu(b)jetividad

La nueva dirnensíón conceptual que ofrece la intertextuali-dad impulsa una redefinición de la interpretación literaria y, portanto, la inclusión y potenciación de una visión hermenéutica.Así pues, en la intertextualidad no corresponde al sujeto autor olector ser depositario único y absoluto del sentido, o no exacta­mente, porque la autoría no está fijada tú en la «fundación» deltexto ni tampoco en sus «extensiones» (infinitas): el sentidocircula en la relación interactiva entre los textos (donde ac­túan -obviamente- los sujetos interpretantes). Por tanto, esde la relación entre los textos de donde surge -por la acción-.iiiteligentedersujetonlimañ.o:-:--ef"señiIdoohjeto de la interpre­tación (en esto consiste el carácter humanistade la intei-textuali- --­cractfy así se dinamiza el conflicto de.la apertura y del cierre delsentido del texto, aportando una nueva visión en la que la aper­tura del texto (la «opera aperta») y el cierre del texto (el sentido«trascendente» del clasicismo) ya no mantienen su concepto ysu operatividad, dando lugar a una nueva situación definicional:los textos «primeros» y los textos «segundos» entran en un nue-vo juego interpretativo según sus potencialidades irnitativas, sustrayectorias íntertextuales, sus destinos transforrnacionales, etc.,en un marco que, en efecto, supera lo que habitualmente enten­demos por historia literaria.

Esta trascendencia interpretacíonal de la intertextualídadsobrepasa por sí misma los límites temporales (que suelen ser larémora de la historia literaria), pero también es cierto que ladimensión hermenéutica de todo acto de interpretación de un

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sentido implica, en sí misma, una reconstrucción del trayectotenlporal-histérico implícito en toda acción humana; En el I11<:'11:'

ca de la intertextualidad, no es el texto primero el que determinael texto segundo, sino más bien el texto segundo el que vuelve adar acceso al texto primero; y eS por tanto un modo de influirsobre el sentido y el estatuto del pasado, transformándolo desdeel presente por medio ele una iriteractividad textual, que actúasobre el sentielo ele los textos r etrospectivarnerrte. ASÍ, cada textoneva en sí 1111S1110 un potencial ele íntertextualidacl que otros tex­tos actualizarán o materialízarán por medio ele la reescritura, larraducción, etc. La intertextualidad propone a la hermenéutica-y viceversa-la revisión (o revisitación) del origen a partir de'!texto, en U11a metodología inversa a la tradicional que considera­ba el texto derivado de su origen. Esta revolución copernicanarespecto a lo textual tmplíca ele paso nuevas ideas sobre la auto­ría, la originalidad, la lectura, etc

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