9
BLOQUE I: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA MONARQUÍA VISIGODA (711) 1.1. Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre. 1.2. Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartessos. 1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural. 1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios. 1.1. SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE. La Prehistoria en la Península Ibérica se refiere al periodo de tiempo transcurrido desde la llegada de los primeros miembros del género Homo a la Península (hace más de un millón de años), hasta la aparición de textos escritos como consecuencia de la presencia de colonizadores fenicios, griegos y cartagineses (a partir del 1100 a. C. los primeros) en las costas del Levante y sur peninsular. En Europa el primer hombre apareció hace aproximadamente 1 millón de años. En la Península Ibérica el proceso de hominización se produce durante el Paleolítico (800.000-9.000 a.C.), partiendo del denominado Homo Antecessor (Paleolítico inferior) , el cual representa los restos más antiguos de hombres europeos (800.000 años y hallados por el equipo de Arsuaga en la Sierra de Atapuerca -Burgos-, en 1994); sería el eslabón intermedio entre el Homo Ergaster y las dos especies que se extendieron por Eurasia (Homo Neanderthalensis y Homo Sapiens). El hombre del Paleolítico inferior es cazador, depredador y un posible practicante del canibalismo. Por lo tanto, estos homínidos serían cazadores-recolectores, agrupados en pequeñas hordas, nómadas y acampando en lugares al aire libre cercanos a los ríos. En el Paleolítico medio, y según las hipótesis del equipo de Atapuerca, encontramos al Homo Neanderthalensis que podría constituir una evolución directa del Homo Antecessor; utilizaría el fuego y practicaría enterramientos (símbolo de la espiritualidad), además de ser cazador y recolector. Convivió con el Homo Sapiens. Y en el Paleolítico superior hablaríamos del Homo Sapiens u Hombre de Cromagnon, que es una especie que sustituyó a los neanderthales. Probablemente constituyó grupos nómadas que se trasladaban alternativamente de una zona de caza a otra, viviendo al aire libre, en cabañas o en cuevas en las zonas frías. La gran abundancia de yacimientos indicaría un aumento de la población, producto de una dieta más diversificada y nutritiva, que incluiría la pesca, la recolección de frutos y el marisqueo. En este período se practica una industria de útiles de hueso y marfil; se elaboran objetos con un sentido artístico o como ajuar funerario y se ejecutan pinturas rupestres (ej.: pinturas de las Cuevas de Altamira, en Cantabria). Además, los restos más importantes del Paleolítico superior en la Península Ibérica corresponden a la zona levantina y cántabra.

irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

  • Upload
    others

  • View
    0

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

BLOQUE I: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA MONARQUÍA VISIGODA (711)

1.1. Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre.1.2. Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartessos.1.3. Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural.1.4. El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios.

1.1. SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE.

La Prehistoria en la Península Ibérica se refiere al periodo de tiempo transcurrido desde la llegada de los primeros miembros del género Homo a la Península (hace más de un millón de años), hasta la aparición de textos escritos como consecuencia de la presencia de colonizadores fenicios, griegos y cartagineses (a partir del 1100 a. C. los primeros) en las costas del Levante y sur peninsular.

En Europa el primer hombre apareció hace aproximadamente 1 millón de años. En la Península Ibérica el proceso de hominización se produce durante el Paleolítico (800.000-9.000 a.C.), partiendo del denominado Homo Antecessor (Paleolítico inferior), el cual representa los restos más antiguos de hombres europeos (800.000 años y hallados por el equipo de Arsuaga en la Sierra de Atapuerca -Burgos-, en 1994); sería el eslabón intermedio entre el Homo Ergaster y las dos especies que se extendieron por Eurasia (Homo Neanderthalensis y Homo Sapiens). El hombre del Paleolítico inferior es cazador, depredador y un posible practicante del canibalismo. Por lo tanto, estos homínidos serían cazadores-recolectores, agrupados en pequeñas hordas, nómadas y acampando en lugares al aire libre cercanos a los ríos. En el Paleolítico medio, y según las hipótesis del equipo de Atapuerca, encontramos al Homo Neanderthalensis que podría constituir una evolución directa del Homo Antecessor; utilizaría el fuego y practicaría enterramientos (símbolo de la espiritualidad), además de ser cazador y recolector. Convivió con el Homo Sapiens. Y en el Paleolítico superior hablaríamos del Homo Sapiens u Hombre de Cromagnon, que es una especie que sustituyó a los neanderthales. Probablemente constituyó grupos nómadas que se trasladaban alternativamente de una zona de caza a otra, viviendo al aire libre, en cabañas o en cuevas en las zonas frías. La gran abundancia de yacimientos indicaría un aumento de la población, producto de una dieta más diversificada y nutritiva, que incluiría la pesca, la recolección de frutos y el marisqueo. En este período se practica una industria de útiles de hueso y marfil; se elaboran objetos con un sentido artístico o como ajuar funerario y se ejecutan pinturas rupestres (ej.: pinturas de las Cuevas de Altamira, en Cantabria). Además, los restos más importantes del Paleolítico superior en la Península Ibérica corresponden a la zona levantina y cántabra.

Hacia el 8.000 a. C. se produce la revolución neolítica en Oriente Medio (agricultura, ganadería y sedentarismo). El Neolítico llega a la Península Ibérica en torno al 6.000 a. C. a través del Mediterráneo (pueblos procedentes de Oriente Próximo). Los restos neolíticos nos hablan de diferentes culturas:

a) Cultura de la cerámica cardial (5.000-3.500 a. C.): localizada en Cataluña y en el SE peninsular. Impresión del borde dentado de las conchas de berberechos (cardium edule). Residencia en cuevas.

b) Cultura de los Sepulcros de Fosa -necrópolis- (3.500-2.500 a. C.): Cataluña. Residencia en poblados.

En cuanto a las pinturas rupestres distinguimos dos zonas:a) Arte rupestre cantábrico: Paleolítico superior (hacia el 25.000 a.C.): Altamira

(Cantabria), El Castillo (Cantabria) y Tito Bustillo (Asturias). Motivación mágica o religiosa. Características:

Page 2: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

En cuanto al tema, predominan las figuras aisladas de animales, representadas con un acusado naturalismo. Aunque también aparecen signos abstractos y estampaciones de manos.

Las figuras no constituyen escenas. Son pinturas polícromas.

Bisontes de la cueva de Altamira

b) Arte rupestre levantino: Mesolítico o Epipaleolítico (transición hacia el Neolítico) y Neolítico (7.000-4.000 a.C.). Ejemplos: Cogul (Lérida) y Valltorta (Castellón). Características: En cuanto al tema, las figuras humanas asumen el protagonismo y son

representadas formando escenas muy variadas (enfrentamientos armados, cacerías de diversos animales, recolección de miel, etc.) con un claro sentido narrativo.

Las figuras tienen formas muy estilizadas (esquematización) y son prácticamente monocromas o combinan pocos colores, apenas el ocre y el negro.

Escena de danza de la cueva de Cogul (Lérida)

1.2. LOS PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS Y GRIEGOS. TARTESSOS.

Page 3: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

La Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo de la II Guerra Púnica-. En este período los pueblos prerromanos introducen la técnica del hierro y son los autores de los primeros escritos (protohistoria). Distinguimos entre ellos el reino de Tartessos, los íberos, los celtas y/o celtíberos, y los pueblos del norte.

Tartessos es una cultura situada en Andalucía Occidental y en el sur de Portugal. Su base económica es primero agrícola y ganadera y luego se centrará en la explotación minera. Desarrolla intercambios comerciales con los fenicios. A partir del s. VI a. C. Tartessos entra en una fase de decadencia por el agotamiento de sus minas.

Los íberos son los descendientes de los indígenas prehistóricos y se extienden por el área levantina y por el sur. Su base económica también es agrícola y ganadera, y, además, viven del comercio de productos artesanos y minerales. Utilizan frecuentemente la moneda. La conquista de cartagineses y romanos truncó su desarrollo. Su organización política es de tipo estatal, según el modelo griego o fenicio de la ciudad-estado. Son importantes los restos artísticos referidos a obras escultóricas (la “Dama de Elche”, la “Dama de Baza”, etc.). Los celtas son pueblos indoeuropeos procedentes de Europa Central y Occidental que penetraron en la península a través de los Pirineos a partir del s. VIII a. C.; se localizan en el centro y oeste de la península. Al fusionarse con los íberos, dieron lugar a los celtíberos (arévacos, lusones, pelendones, etc.), que se asentaron en la zona centro-oriental de la Meseta. Son pueblos de economía agraria y ganadera agrupados en confederaciones de tipo tribal (basadas en el clan o linaje). Además de celtíberos también encontramos en esta zona a lusitanos, vacceos, etc. Los pueblos del norte (galaicos, astures, cántabros y vascones) son pueblos más atrasados: su principal actividad era la ganadería junto a la recolección y la pesca. Los galaicos desarrollaron la cultura de los castros, que eran poblados fortificados con viviendas de planta circular (ej.: el castro de Santa Tecla, en Galicia) y entre los cántabros se extendió el matriarcado.

Page 4: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

Distribución de los pueblos prerromanos

Las colonizaciones se desarrollaron durante la etapa de la Edad del Hierro en la península, es decir, entre el 800 y el 218 a. C. Dichas colonizaciones se limitaron a asentamientos escasos y efímeros que tuvieron como finalidad el comercio y el control de las riquezas mineras peninsulares. Los fenicios fueron un pueblo mercantil muy desarrollado procedente del actual Líbano. Establecieron enclaves o factorías comerciales por toda la costa sur del Mediterráneo (ejs.: Gadir -Cádiz-, Malaka -Málaga-, Sexi -Almuñécar-, Abdera -Adra-), con la finalidad de traficar con los centros de producción de metales del interior peninsular (Tartessos). Al parecer introdujeron la metalurgia del hierro y el torno de alfarero. Los griegos llegan a la península procedentes de la vertiente septentrional del Mediterráneo; así, la fundación de Massalia (Marsella) es el punto de partida para el establecimiento de colonias en la costa catalana, como Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias). Su objetivo era comerciar con los nativos y, en especial, con el reino de Tartessos. Los griegos traían cerámicas, vino y aceite, y exportaban sal, esparto y telas de lino. El apogeo de la presencia de los cartagineses en la península abarca los siglos IV y III a. C. Ocuparon el sur y sudeste. Cartago fue una colonia fundada por los tirios (fenicios) a finales del s. IX a. C. en el N. de África (en el actual Túnez); tomó el relevo de los fenicios y controló el comercio del Mediterráneo Occidental (con la fundación de Ebusus -Ibiza- como enclave estratégico de su dominio naval). Los cartagineses se instalaron en factorías comerciales, desde las que controlaban los productos del interior, sobre todo las minas de Cástulo (Linares -Jaén-). Dominaron una buena parte de la Península hasta su derrota frente a los romanos en las denominadas Guerras Púnicas (264 a. C.-146 a. C.).

El legado de estas colonizaciones es muy importante, con la introducción de nuevos cultivos como el olivo, el torno alfarero, la moneda, el alfabeto (tanto griego como fenicio), un gran impulso a la vida urbana, el arte y la introducción de la utilización de esclavos como mano de obra.

Page 5: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

1.3. CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PRINCIPALES APORTACIONES ROMANAS EN LOS ÁMBITOS SOCIAL, ECONÓMICO Y CULTURAL.

La presencia romana en la Península Ibérica se prolongó desde el 218 a. C., momento en que se inició la conquista, hasta principios del s. V d. C., cuando el desmembramiento del Imperio Romano de Occidente favoreció el asentamiento en Hispania de algunos grupos de pueblos germánicos. Los romanos no tenían un plan determinado de conquista: su interés inicial se debió a la necesidad de contrarrestar a los cartagineses. Podemos distinguir las siguientes etapas en la conquista romana de la península:

a) 1ª fase: conquista de la zona mediterránea en el contexto del enfrentamiento con Cartago (Guerras Púnicas). En 209 a. C. conquistan Carthago Nova (Cartagena) y en 206 a. C. Gadir (Cádiz). Al comprobar las riquezas de la Península deciden instalarse, conquistando rápidamente las zonas del este y el sur (los pueblos que más en contacto habían estado con los colonizadores).

b) 2ª fase: conquista del centro y del oeste. En estas zonas encontraron fuerte resistencia de los nativos produciéndose largas y costosas guerras: guerras lusitanas (154-137 a. C.: simbolizadas por el lusitano Viriato) y guerras celtibéricas (154-133 a. C.: simbolizadas por la resistencia de Numancia -en la actual Soria-).

c) 3ª fase: en tiempos de Augusto (29-19 a. C.) se produjo el sometimiento de los pueblos del norte (galaicos, astures, cántabros y vascones).

Page 6: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

La romanización es la asimilación de los elementos de la organización social, política y cultural de Roma por parte de los pueblos conquistados. Este proceso se desarrolla en la península entre los siglos III a. C. y III d. C., fundamentalmente. Afectó de manera desigual siendo el área íbera (sur y levante) la más romanizada, por ser la zona más urbanizada y desarrollada, mientras que la zona norte es la más atrasada y en ella la vida urbana es casi inexistente.

La civilización romana fue esencialmente urbana. Las ciudades crecieron en número y en tamaño. Emerita Augusta (Mérida), Caesaraugusta (Zaragoza), Hispalis (Sevilla) y Tarraco (Tarragona) fueron algunas de ellas. Así, las ciudades romanas eran centros económicos y políticos que organizaban, además, su entorno rural. La mayoría ofrecía a sus habitantes una serie de servicios impensables para las sociedades prerromanas: acueductos, teatros, foros, termas, etc. Además, los romanos crearon una excelente red viaria basada en las calzadas. Esta red permitía organizar el territorio, asegurar su control militar y administrativo, y unir las distintas ciudades. También sirvió para el desarrollo del comercio.

En el proceso de romanización los romanos utilizaron como cauces la extensión de la vida urbana, el papel del ejército (ej.: fundación de León a partir del asentamiento de la Legio VII Gemina), la fundación de colonias (ej.: Emérita Augusta -Mérida-), la concesión de la ciudadanía romana a los indígenas (acceso a numerosos derechos y privilegios) y la difusión del cristianismo. Con respecto al legado cultural, éste queda reflejado en la creación literaria y el pensamiento con la introducción del latín y con la aportación de grandes figuras hispanas al mundo de la cultura latina en el s. I d. C. (foco bético: Séneca -filósofo estoicista-, Lucano -poeta-, Columela -autor de un tratado de agronomía- y Mela -geógrafo-; foco del Valle del Ebro: Quintiliano -autor retórico- y Marcial -poeta satírico-). Y también se reflejó en la arquitectura y en las obras públicas con el empleo del hormigón y el ladrillo, la utilización del arco y la bóveda, etc., en respuesta a una arquitectura funcional y práctica (templos; teatros -ej.: teatro de Mérida-; anfiteatros -ejs.: anfiteatros de Tarragona y Mérida-; circos -ej.: circo de Tarragona-; calzadas

Page 7: irfb.es · Web viewLa Edad del Hierro se desarrolla en la Península Ibérica entre el 800 y el 218 a. C. -año de comienzo de la colonización romana en la península y comienzo

romanas; puentes -ej.: puente de Alcántara, en Cáceres-; acueductos -ejs.: acueductos de Segovia, Mérida y Tarragona-).

1.4. EL REINO VISIGODO: ORIGEN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. LOS CONCILIOS.

A comienzos del s. V se producen las invasiones de los pueblos bárbaros (denominados así por los romanos), las cuales ponen fin al Imperio Romano de Occidente (476 d. C.). Así, en Hispania penetran, tras atravesar los Pirineos, suevos (Gallaecia), vándalos (Bética) y alanos (Lusitania y Carthaginensis). Los visigodos ocupan la Galia y parte de Hispania (reino de Tolosa), pero la presión de los francos (victoria de Vouillé -507-) les obliga a replegarse sobre Hispania asentándose en la Meseta.

Ante las invasiones bárbaras Roma pidió ayuda a los visigodos, con quienes tenían una alianza, y éstos consiguieron expulsar o arrinconar a los otros pueblos invasores. A lo largo del s. V los visigodos fueron consolidando su influencia, y en el 469 decidieron separar Hispania del Imperio Romano de Occidente. De tal modo, a comienzos del s. VI la mayor parte del pueblo visigodo atravesó los Pirineos y se asentó definitivamente en la Península.

La presencia visigoda en la Península Ibérica transcurre entre los años 476 y 711 (llegada de los musulmanes). La monarquía visigoda es electiva, siendo Toledo la capital del dominio visigodo (s. VI). En la organización política del reino visigodo el rey se halla en la cúspide con amplias competencias, pero limitadas por los nobles. En lo que respecta a la administración central los órganos de gobierno son los siguientes: el Officium Palatinum (se trata del Consejo Real, que está compuesto por nobles y se encarga de la administración central); el Aula Regia (constituida por nobles -fideles regis-; es una asamblea de carácter consultivo, ya que asesoraba al rey en asuntos políticos y militares, y en la elaboración de leyes); Concilios de la Iglesia (asambleas legislativas de obispos y nobles; los concilios eran convocados cada vez que había un asunto importante que afectaba a la monarquía, ya que la Iglesia y la nobleza pretendían impedir el establecimiento de una monarquía fuerte y centralizada que pudiera limitar su poder). En la administración territorial destacan el Dux (duque), que es el gobernador de la provincia -con amplias funciones civiles y militares-, y el Comite o gobernador de ciudad.