12

Jorge - Cultura Politica y Democracia en La Argentina Epilogo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

POLITICA

Citation preview

  • CULTURA POLTICA Y DEMOCRACIAEN ARGENTINA

    Jos Eduardo Jorge

  • CULTURA POLTICA Y DEMOCRACIA EN ARGENTINAJOS EDUARDO JORGEDiagramacin: Andrea Lpez OsornioDiseo de tapa: Erica Medina

    Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (Edulp)47 N 380 / La Plata B1900AJP / Buenos Aires, Argentina+54 221 427 3992 / 427 4898editorial@editorial.unlp.edu.arwww.editorial.unlp.edu.arEDULP integra la Red de Editoriales Universitarias (REUN)1 edicin - 2009ISBN N 978-950-34-0539-0Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723 2009 - EdulpImpreso en Argentina

    Jorge, Jos Eduardo Cultura poltica y democracia en Argentina. - 1a ed. - La Plata: Univ.

    Nacional de La Plata, 2009. 400 p.; 21x16 cm.

    ISBN 978-950-34-0539-0

    1. Democracia. I. Ttulo CDD 323

    Fecha de catalogacin: 19/03/2009

  • NDICE

    PRLOGO 9INTRODUCCIN 19PRIMERA PARTE: ENFOQUES TERICOSCAPTULO 1: LA EXPANSIN GLOBAL DE LA DEMOCRACIA 29

    La idea de democracia 29Democracias reales 36La medicin de la expansin 43Los problemas de las nuevas democracias 50La democracia argentina 55

    CAPTULO 2: EL ESTUDIO DE LA CULTURA POLTICA 67Origen y evolucin del concepto 67Una teora de la posmodernizacin 82Capital social y desempeo institucional 94La teora del capital social 108El papel de los medios y la socializacin poltica adulta 118

    SEGUNDA PARTE: CULTURA POLTICA ARGENTINACAPTULO 3: La democracia y el Leviatn 131

    Una encuesta de 1965 132Cultura poltica e institucionalidad democrtica 144La democracia y los derechos humanos 149

    CAPTULO 4: El apoyo a la democracia 155Legitimidad y desempeo 155Otras actitudes relacionadas con la democracia 163Posmaterialismo y materialismo 171

  • CAPTULO 5: LA CRISIS DE CONFIANZA EN LAS INSTITUCIONES 177El colapso de 2001 177La credibilidad de las instituciones desde la restauracindemocrtica 181La confianza en el gobierno y en los medios 189Particularidades de las democracias tardas 194Instituciones democrticas y preferencias ciudadanas 205

    CAPTULO 6: LOS ARGENTINOS Y LA POLTICA: DEL INTERS A LA APATA 219La implicacin poltica de los ciudadanos 219Aspectos que influyen en el inters por la poltica 229Un modelo causal 242Conclusiones 250

    CAPTULO 7: CONFIAR Y COOPERAR: EVOLUCIN Y FUENTESDEL CAPITAL SOCIAL 253

    El inters por el capital social y los debates tericos 253El caso argentino: el crecimiento del asociacionismo 259El declive de la confianza interpersonal 269Fuentes y efectos de la confianza: las teoras 273Asociacionismo y confianza en la Argentina: un anlisis causal 287Conclusiones 302

    CAPTULO 8: LA CULTURA POLTICA EN EL GRAN LA PLATAY ALGUNAS COMPARACIONES ENTRE REGIONES ARGENTINAS 305

    La importancia de los estudios regionales 305Inters por la poltica, activismo y sentido de eficacia 308La democracia y las instituciones 318Capital social 328Hbitos de informacin poltica 336Conclusiones 342

    EPLOGO: PARA QUE LA DEMOCRACIA FUNCIONE, HACEN FALTA DEMCRATAS 347ANEXO 353BIBLIOGRAFA 367

  • 347JOS EDUARDO JORGE

    EPLOGO

    PARA QUE LA DEMOCRACIA FUNCIONE,HACEN FALTA DEMCRATAS

    La historia de las ltimas dcadas ha demostrado que las institucionesdemocrticas no necesitan condiciones previas para ser instauradas y em-pezar a andar, pero tambin que su calidad no est garantizada por la solavigencia de los mecanismos electorales. Es la cultura poltica la que creauna base slida para el consenso procedimental y la convivencia poltica ysocial. Para muchas sociedades que salen del autoritarismo, la democraciaimplica aprender a convivir de una manera distinta. Se trata de aceptar yan de valorar la diversidad de opiniones, de proyectos de vida, de intere-ses, preservando al mismo tiempo el sentido de ciudadana y la bsquedade la equidad en el goce de esos derechos. Podramos sintetizarlo de estamanera: para que la democracia funcione, hacen falta demcratas. No al-canza con la accin ciega de los dispositivos institucionales.

    Donde una parte importante de la poblacin se compone de personastolerantes, que confan en los dems, respetan las normas cvicas no portemor a un tercero, sino como parte de la cultura de convivencia, valoransu autonoma y la de los otros, se interesan por los asuntos pblicos y lamarcha de la sociedad, sienten que pueden influir sobre stos y estn dis-puestas a actuar con ese fin, la democracia encuentra su cimiento ms fir-me. No hay duda de que esta enumeracin constituye un modelo ideal, queen la prctica encontraremos slo de manera parcial e imperfecta. Esta dis-tancia entre el ideal y lo real es tambin quizs por la misma razn una

  • 348 CULTURA POLTICA Y DEMOCRACIA EN ARGENTINA

    caracterstica de la propia democracia. Tampoco es casual que la democra-cia sea un hecho sumamente raro en la historia de la humanidad: es unaforma de convivencia extremadamente difcil. La democracia, por otra par-te, no supone un estado de perpetua armona. El conflicto est presente enmayor o menor grado, debido a la misma diversidad y a la necesidad deequilibrar el poder de los distintos actores sociales en la bsqueda de esadiversidad (y, eventualmente, a la posible existencia de grupos que violan ono aceptan las reglas del sistema). Ese conflicto se encauza normalmentepor las vas institucionales aceptadas, pero la historia de la democracia noest exenta de turbulencias, especialmente cuando ha avanzado en la exten-sin de los derechos a un universo ms amplio de actores sociales.

    En la conformacin de la cultura poltica parecen confluir al menos tresgrandes procesos: la herencia cultural, el desarrollo econmico y el apren-dizaje individual y social. Aunque tiene una inercia considerable, la culturapoltica cambia como producto de la modernizacin, del cambio generacio-nal, de la adaptacin cultural y de la experiencia poltica de los individuosy grupos. El estudio de la socializacin poltica adulta del grado en que laspersonas pueden cambiar sus orientaciones polticas a lo largo de su vidaes una cuestin clave, que puede arrojar luz sobre el peso relativo del apren-dizaje poltico dentro del conjunto de influencias.

    Al analizar algunos aspectos relevantes de la cultura poltica de nuestropas, comprobamos que la democracia ha arraigado como el sistema en que losargentinos desean vivir, ms all de la insatisfaccin con su funcionamiento yde la persistencia de algunas actitudes autoritarias: un tercio de la poblacinpiensa an que las democracias no son buenas para mantener el orden y novera mal un lder fuerte que gobernara sin Congreso ni elecciones. La granmayora de la gente cree que en el pas no se respetan los derechos humanos,que est administrado por grandes intereses y que la corrupcin es una prcticageneralizada. Aunque los argentinos que se sienten capaces de entender la po-ltica son un poco ms de los que piensan lo contrario, tambin parece basn-donos en los resultados del Gran La Plata que slo una pequea proporcincree que tiene influencia como ciudadano en las decisiones de gobierno y en lavida poltica en general, excepto el da de las elecciones.

    Estas percepciones se traducen en una elevada desconfianza en las ins-tituciones. Entre las que integran el sistema poltico, slo los medios de

  • 349JOS EDUARDO JORGE

    comunicacin y las municipalidades gozan de un nivel moderado y establede confianza, mientras que la credibilidad del gobierno nacional exhibebruscas oscilaciones siguiendo la evolucin de la popularidad de los presi-dentes. Los partidos polticos y todos los cuerpos legislativos el CongresoNacional, as como la Legislatura Provincial y los Concejos Deliberantesen el caso de la Regin del Gran La Plata atraviesan una grave crisis deconfianza pblica. La justicia y la polica se hallan apenas un poco mejor:confa en ellas alrededor de una quinta parte de la poblacin.

    En estos veintisiete aos de democracia, los argentinos pasaron de unintenso inters por la poltica durante el periodo inicial de restauracin delas instituciones, a una situacin de extendida apata hacia fin de siglo,tendencia que aparenta haber encontrado un punto de inflexin en fechams reciente. Las comparaciones internacionales sugieren que la prdidadel inters por la poltica no es un fenmeno asociado a la rutina del ejerci-cio democrtico. De los modelos de regresin surge que la cada del intersentre los argentinos se debe, en buena medida, a la extensin de las percep-ciones negativas sobre el sistema poltico. Entre las influencias no coyun-turales, el inters est fuertemente relacionado con la educacin y, en ungrado menor, con el gnero, los valores democrticos y la lectura de diariosy libros. En forma ms inestable pues depende del periodo considerado-existe un vnculo con la edad, la participacin en organizaciones volunta-rias, los encuentros con amigos, la confianza en los dems, la regin en laque se vive y el tipo de ocupacin.

    Los modos tradicionales de participacin poltica como la insercin enpartidos y sindicatos han ido cediendo lugar, igual que en casi todas lasdemocracias, a formas de activismo autodirigidas, principalmente petito-rios y manifestaciones. Estas ltimas tambin experimentaron una tenden-cia declinante luego del pico alcanzado en 1984, pero en medio de fluctua-ciones que registran ascensos en los aos 1995 y 2006.

    La participacin en organizaciones voluntarias y la confianza interper-sonal, dos de los componentes centrales del capital social, siguieron estosaos trayectorias divergentes: el asociacionismo aumenta, pero la confian-za disminuye. Gran parte de la participacin social se canaliza por mediode tres tipos de organizaciones tradicionales: religiosas, deportivas y edu-cativo-culturales. El mayor crecimiento corresponde sin embargo a una clase

  • 350 CULTURA POLTICA Y DEMOCRACIA EN ARGENTINA

    de asociaciones vinculadas con la nueva poltica: las ecolgicas. Utili-zando nuevamente tcnicas de regresin, hallamos que la insercin en or-ganizaciones tiene una intensa asociacin con la educacin de las personas.Tambin hay una relacin con el activismo poltico no convencional, la fereligiosa y los encuentros con amigos. Existe un vnculo ms espordicocon el inters por la poltica, la tolerancia y el sentimiento de libertad ycontrol sobre la propia vida.

    La participacin en asociaciones voluntarias y la confianza interpersonalno se hallan relacionadas entre s en nuestros modelos. La confianza estligada con una serie de caractersticas individuales, sociales e institucionales.Una conclusin importante es que la confianza en la mayora de las perso-nas aparece vinculada con la percepcin del ambiente institucional: unaapreciacin negativa de las instituciones polticas en especial, la creencia deque no se respetan los derechos de los individuos podra deprimir la con-fianza entre los mismos ciudadanos. Los valores democrticos, el activismopoltico no convencional y la lectura de diarios tambin predicen la confian-za, mientras que el nexo con la fe religiosa cambia de signo segn el periodo.Son ms inestables las influencias del sentimiento de libertad y control, eltiempo de exposicin a la televisin y una serie de indicadores de bienestardel individuo.

    Nuestros resultados apoyan la hiptesis de que el activismo poltico noconvencional, cuando adopta formas pacficas, tiene efectos positivos so-bre el civismo. Adems de estar asociado a la vez con la confianza interper-sonal y con la participacin en organizaciones voluntarias, tiene nexos conla tolerancia y el altruismo. Por lo dems, igual que el asociacionismo, sehalla muy influido por el nivel educativo.

    El hecho de que la educacin constituya un factor determinante tanto de lainsercin en asociaciones como del activismo, nos recuerda que las capacida-des y la participacin polticas se hallan desigualmente distribuidas entre losmiembros de la sociedad. Con toda la importancia que tienen los valores yhbitos participativos para la calidad de la democracia, el sufragio universalsigue siendo particularmente en sociedades muy inequitativas el instru-mento menos imperfecto de igualacin poltica. De esto se desprende queprofundizar la democracia supone tambin mejorar la equidad en la distribu-cin de los recursos humanos, sociales, institucionales, materiales que ha-

  • 351JOS EDUARDO JORGE

    cen posible la participacin ciudadana. Una fuente distinta de desigualdadest representada por el gnero. Aunque no se trata de diferencias dramticas,la mujer se interesa por la poltica menos que el varn, se siente menos capazde entenderla y participa menos en partidos y sindicatos.

    La evolucin de una serie de indicadores demuestra que en las ltimasdos dcadas la sociedad argentina se ha vuelto mucho ms tolerante haciadiversos grupos sociales. Estas actitudes de tolerancia parecen haberse di-fundido entre los argentinos de un modo que apoya la hiptesis de la socia-lizacin poltica adulta. Al mismo tiempo, algunos comportamientos no c-vicos como eludir el pago de los impuestos o del transporte pblico sonjustificados por una proporcin no desdeable de los ciudadanos.

    Los resultados de la ECCP 2008, nuestro estudio por encuesta en la Re-gin del Gran La Plata, proporcionaron, al ser comparados con los datos desondeos internacionales para el conjunto del pas y algunas grandes subdivi-siones de la sociedad argentina, una primera aproximacin a las diferenciasregionales de cultura poltica. Esta es una lnea de trabajo en la que es nece-sario profundizar. Los posibles contrastes y similitudes entre la cultura pol-tica general y la subcultura de la elite, as como nuevos anlisis causalessobre las principales variables de nuestro campo de estudio entre ellas, lasreferidas al papel de los medios de comunicacin en la conformacin de lacultura poltica, son otros temas que demandan ulterior investigacin.

  • 401JOS EDUARDO JORGE

    ESTA PUBLICACIN SE TERMIN DE IMPRIMIREN EL MES DE NOVIEMBRE DE 2010,

    EN LA CIUDAD DE LA PLATA,BUENOS AIRES,ARGENTINA.