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Versículo clave: Efesios 6:11 NTRODUCCIÓN: La semana pasada hablamos de cuál era la posición del creyente en el campo de batalla. Esta semana seguiremos estudiando de las demás partes que complementan la armadura espiritual y la fuente de la que se ha de extraer la fuerza necesaria para triunfar en esta guerra espiritual en la que está inmerso todo creyente. DESARROLLO 1) El escudo de la fe: En Efesios 6:16, el apóstol exhorta a sobre todo, tomar el escudo de la fe. El apóstol no tenía en mente un escudo pequeño y redondo, si no al de los soldados romanos que era grande casi del tamaño de una puerta. Este escudo tenía dos capas de madera pegadas entre sí y a menudo eran cubiertos con cuero mojados en agua para poder apagar las flechas encendidas que muchas veces lanzaba el enemigo. Las flechas se mojaban en la punta con brea, le prendían fuego y la lanzaban. Estas eran de las armas más peligrosas y letales en las guerras antiguas. Por eso el apóstol hace una analogía de la FE como un escudo. La fe es la firme confianza en Dios y en su Palabra. Esta es la fe que vence al mundo (1 Jn 5:4). Esta firme fidelidad a la Palabra de Dios conlleva igualmente una firme confianza en el poder de Dios (Lc 8:49-50). Extinguir con el escudo los dardos encendidos del maligno, no solamente era para apagarlos sino para hacer que se cayesen al suelo. La fe toma como inofensivos aún los más fuertes ataques del diablo. 2) El yemo de la salvación: Dentro del contexto de la armadura, este yelmo (casco) aseguraba también la protección de la parte más crítica del cuerpo: la cabeza (la mente, donde se ganan o pierden las batallas espirituales). La mente controla todas las actitudes y acciones de uno. Antes de convertirnos desagradábamos a Dios en estas áreas, porque todas las expresiones de la vieja naturaleza empiezan en la mente (Col 1:21). La mente del ser humano es el blanco continuo del diablo. Por eso nuestra mente debe ser llena de cosas positivas (Fil 4:8), y sobre todo, de la Palabra de Dios memorizada y atesorada, lista para ser usada en el momento oportuno (Sal 119:9,11). 01 La Armadura de Dios II

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Versículo clave: Efesios 6:11

NTRODUCCIÓN: La semana pasada hablamos de cuál era la posición del creyente en el campo de batalla. Esta semana seguiremos estudiando de las demás partes que complementan la armadura espiritual y la fuente de la que se ha de extraer la fuerza necesaria para triunfar en esta guerra espiritual en la que está inmerso todo creyente.

DESARROLLO1) El escudo de la fe: En Efesios 6:16, el apóstol exhorta a sobre todo, tomar el escudo de la fe. El apóstol no tenía en mente un escudo pequeño y redondo, si no al de los soldados romanos que era grande casi del tamaño de una puerta. Este escudo tenía dos capas de madera pegadas entre sí y a menudo eran cubiertos con cuero mojados en agua para poder apagar las flechas encendidas que muchas veces lanzaba el enemigo.

Las flechas se mojaban en la punta con brea, le prendían fuego y la lanzaban. Estas eran de las armas más peligrosas y letales en las guerras antiguas.

Por eso el apóstol hace una analogía de la FE como un escudo. La fe es la firme confianza en Dios y en su Palabra. Esta es la fe que vence al mundo (1 Jn 5:4). Esta firme fidelidad a la Palabra de Dios conlleva igualmente una firme confianza en el poder de Dios (Lc 8:49-50).

Extinguir con el escudo los dardos encendidos del maligno, no solamente era para apagarlos sino para hacer que se cayesen al suelo. La fe toma como inofensivos aún los más fuertes ataques del diablo.

2) El yemo de la salvación: Dentro del contexto de la armadura, este yelmo (casco) aseguraba también la protección de la parte más crítica del cuerpo: la cabeza (la mente, donde se ganan o pierden las batallas espirituales).

La mente controla todas las actitudes y acciones de uno. Antes de convertirnos desagradábamos a Dios en estas áreas, porque todas las expresiones de la vieja naturaleza empiezan en la mente (Col 1:21). La mente del ser humano es el blanco continuo del diablo. Por eso nuestra mente debe ser llena de cosas positivas (Fil 4:8), y sobre todo, de la Palabra de Dios memorizada y atesorada, lista para ser usada en el momento oportuno (Sal 119:9,11).

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La Armadurade Dios II

Versículo clave: Efesios 6:11

3) La espada del Espíritu: La Palabra de Dios es un arma tanto de ataque como de defensa para la persona que lo empuña, según la situación en que se encuentre. En las respuestas que Cristo dio al diablo vemos como se debe manejar esta espada: recurriendo a la Palabra de Dios (Mt 4:4, 7, 10).

Pero para poder usar la Palabra de Dios, primero tenemos que conocerla. Se llama la “espada del Espíritu”, porque es el Espíritu Santo quien nos provee de ella.

Te animo que cuando recibas la próxima vez un ataque del tentador, hables en voz alta la Palabra. El puede tratar de influirte plantando pensamientos en tu cabeza, pero no puede leer tus pensamientos porque no es Dios. Si vas a resistir a Satanás debes hacerlo externamente de modo que pueda oírte, entenderte y salir huyendo.

APLICACIÓN:Podríamos decir que el creyente necesita vivir en la Verdad, esto implica, vivir en la Palabra y desarrollar una vida de integridad. Viviendo la nueva vida en Cristo, gracias a la justicia de Cristo, pero practicando también la justicia en su vida.

Una cosa fundamental será el estudio de la Palabra de Dios. El conocimiento de la Verdad, inspirará fe en el corazón, para desarrollar confianza en Dios y también nos armará para luchar contra el enemigo.

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