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Entrega de certificación ISO 9001 y NTC 5555 al Centro Técnico San José
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Universidad de Ibagué
La calidad y la caridad: condiciones esenciales
para una pedagogía del postconflicto
Alfonso Reyes Alvarado
Ibagué, Colombia
2013
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La calidad y la caridad: condiciones esenciales
para una pedagogía del postconflicto
Alfonso Reyes Alvarado1
Señoras y señores:
Las conversaciones del gobierno con las FARC en la Habana constituyen el hecho político
más importante del presente siglo en nuestro país. Estas conversaciones reviven la
esperanza de alcanzar, finalmente, una paz estable después de casi sesenta años de lucha
fratricida.
Los puntos de la agenda en discusión, que se filtran a la opinión pública a través de
los medios de comunicación, se refieren a obstáculos que hacen difícil ponerle fin al
conflicto, y dejan de lado preguntas asociadas con el post-conflicto. Aun cuando alcanzar la
paz es una tarea difícil, mantenerla es un reto de largo plazo.
Una de estas preguntas tiene que ver con el proyecto de vida que debemos
procurarles a todos los excombatientes, de lado y lado. En efecto, son cientos de miles de
personas cuya principal ocupación u oficio ha estado relacionada con las prácticas bélicas.
Son personas que desde jóvenes aprendieron el manejo de las armas y que fueron
entrenadas para desconfiar profundamente de los demás. Son personas que reaccionan con
violencia al menor asomo de temor y que ven, en esta forma de actuar, la manera más
expedita y legítima de zanjar diferencias o de lograr sus propósitos.
Son personas que obedecen, literalmente y sin cuestionamiento, órdenes superiores
y que han tenido poco espacio para desarrollar su creatividad y para cultivarse como seres
1Rector de la Universidad de Ibagué. Discurso pronunciado el martes 29 de 2013 en el Centro Técnico y
Tecnológico San José, con motivo de la entrega, por parte de ICONTEC, de las certificaciones ISO 9001 y NTC
5555 al Centro Técnico San José. Al acto asistieron monseñor Flavio Calle, arzobispo de Ibagué; el padre John
Jairo Gómez, superior provincial de la Inspectoría San Luis Beltrán de Medellín; el padre Ángel Mesías
Ramírez, director de la comunidad Salesiana en Ibagué;el padre Victorino Correa, antiguo director de la
Comunidad Salesiana en Ibagué y la ingeniera Gloria Esperanza Manrique, directora del Centro San José. Se
hicieron presentes, además, docentes y algunos miembros del Consejo de Fundadores y del Consejo Superior
de la Universidad de Ibagué así como profesores del Instituto San José e invitados especiales.
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sociales. Son, en una palabra, combatientes y serán, de la noche a la mañana, cuando se
firme un acuerdo de paz, excombatientes. ¿Qué pasará con ellos y ellas? ¿Cómo ayudarlos
a reincorporarse a la vida productiva nacional? ¿De qué manera podrían reconstruir su vida
y la de sus familias?
Padre Victorino Correa, antiguo director de la Comunidad Salesiana en Ibagué
Dejar estas preguntas sin respuestas es abonar el camino para un nuevo conflicto
social. El país que debemos construir es uno en el que todos quepamos; un país incluyente
en donde cada uno pueda materializar sus sueños de vida. Me parece que las instituciones
de educación superior tienen un papel importante que jugar en esta primera fase del post-
conflicto.
Afortunadamente, en la historia reciente tenemos experiencias similares de las que
podemos aprender. En efecto, al final de la segunda guerra mundial, cientos de miles de
combatientes norteamericanos regresaron a su país con preguntas similares a las que acabo
de plantear. ¿Qué hicieron? ¿Cómo podemos aprender de su experiencia?
El eje articulador del plan de recuperación norteamericana, después de la guerra, se
centró en el desarrollo de los colegios comunitarios. Estas instituciones se dedicaron a
ofrecer programas cortos de capacitación, de no más de tres años, al final de los cuales, los
estudiantes podían seleccionar uno de tres caminos posibles: Primero, vincularse
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laboralmente, como técnicos, en una de las empresas de la región en donde vivían. Podían
también montar una pequeña empresa como medio de subsistencia y de generación de
empleo o, en tercer lugar, ingresar a una universidad para terminar una carrera. El apoyo
para crear, fortalecer y articular estos colegios comunitarios con las universidades y con las
industrias fue la columna vertebral de la política norteamericana del post-conflicto.
¿Será posible adaptar esta estrategia en el caso colombiano? Yo creo que sí, con
algunos ajustes. El principal proviene de reconocer que el nuestro ha sido un conflicto
fratricida, es decir, entre colombianos. La Segunda Guerra Mundial, por el contrario, fue
una guerra entre razas, pues los combatientes pertenecían a culturas muy diferentes. En
nuestro caso, la mayor diferencia cultural proviene de pertenecer a regiones diferentes del
mismo país.
La lucha entre hermanos genera profundos quiebres en las relaciones inter-
personales; la confianza desaparece y la suspicacia prevalece. Sin confianza no es posible
construir lazos duraderos de amistad. La confianza es el hilo que requiere la trenza del
tejido social que sustenta la vida en comunidad. Esto significa que quienes dejen las armas
en un eventual acuerdo de paz, necesitarán no solamente prepararse adecuadamente para
reincorporarse a la vida productiva del país sino, sobre todo, recuperar la esperanza y la
credibilidad en la solidaridad para que puedan vivir nuevamente en comunidad. En síntesis,
se necesita de una pedagogía especial para atenderlos apropiadamente; una pedagogía de la
esperanza, como la que promulgaba Paulo Freire.
Estos centros de formación, similares a los colegios comunitarios de los Estados
Unidos, deben supeditar sus procesos educativos a la atención de estas necesidades de
afecto y comprensión de los antiguos combatientes. Me parece que los principios de la
formación Salesiana se ajustan a estas necesidades. A mi juicio, el Centro San José, y otros
con similar orientación en el país, pueden constituirse en un actor definitivopara la
consolidación de lapaz en Colombia, como lo fueron los colegios comunitarios en
NorteAmérica.
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Carlos Fernando Bahamón, director regionalde ICONTEC, el padre Ángel Mesías Ramírez, director
de la comunidad Salesiana en Ibagué y la ingeniera Gloria Esperanza Manrique, directora del Centro San José.
Hay dos características que hoy en día permiten describir la esencia del quehacer del
Centro San José; en latín son: la cualitas y lacaritas. La primera se refiere a aquellos
aspectos que son necesarios y suficientes para materializar el ser y el quehacer del Centro.
Esto es lo que hoy en día se denomina su calidad. Pero, noten que este concepto va más allá
de la simple organización eficiente de procesos para satisfacer a los clientes, como se ha
querido reducir en esta época el concepto de calidad. La calidad es inherente a lo que se
hace y así debe demostrarse.
Esta noche, la demostración formal de calidad de los procesos del Centro San José
se concreta con la entrega, por parte del ICONTEC, de la certificación ISO 9001 y la NTC 5555.
Fue este un proceso largo, extenuante y difícil que dio como resultado la coherencia entre
aquello que el Centro proclama y la forma como lo materializa. Quiero destacar el
liderazgo de su directora, Gloria Esperanza Manrique quien, con su empuje y dedicación,
mantuvo el rumbo todo el tiempo. Así mismo, quiero resaltarel papel vital que desempeñó
el padre Victorino Correa, no solo durante el proceso de la acreditación sino en todos estos
años en los que nos acompañó como Director de la Comunidad Salesiana en Ibagué y como
miembro del Consejo Directivo del Centro San José. A él, nuestra más sincera expresión
de gratitud. Por supuesto, este logro hubiese sido imposible de alcanzar de no ser por el
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compromiso de todos los funcionarios que laboran en el Centro. A todos ellos, mi
sentimiento de gratitud.
La segunda característica del Centro San José es la caritas o el amor, entendido este
como el reconocimiento del otro, como un legítimo otro en la convivencia2. El Papa
Benedicto XVI, en su encíclica Caritas in Veritate planteó la necesidad de trabajar por el
desarrollo humano integral a través de la caridad en la verdad. Esta propuesta coincide con
los principios en los que se basa la pedagogía salesiana.
Don Bosco revolucionó el sistema educativo de su época, la Italia de fines de 1800,
con una propuesta pedagógica dirigida a la formación de los jóvenes desde la caridad. En
respuesta al sistema represivo del momento en el que el castigo se consideraba como el
principal recurso educativo, Don Bosco desarrolló su sistema preventivo en donde el
educador-formador debía vivir cada día su vocación por el oficio educativo acompañando
permanentemente a los jóvenes.
La asistencia salesiana no es vigilancia sino una presencia formativa, constructiva,
en la cual la formación en valores en la acción es fundamental; una formación que hoy, más
que nunca, debemos recuperar.La calidad y la caridad, por lo tanto, son aspectos
fundamentales de la formación salesiana. Estas constituyen dos caras de una misma
moneda con la que se mide la riqueza que el Centro San José ofrece a sus alumnos y que
podría aportar para la consolidación de la paz en Colombia.
Muchas gracias
2Maturana, Humberto (1994). La Democracia es una Obra de Arte. Colección Mesa Redonda.
Ed. Linotipia Bolívar y Cia. de Bogotá.
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Alfonso Reyes Alvarado, rector de la Universidad de Ibagué
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