Upload
others
View
2
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
LA CIENCIA SUBLIME: HISTORIA CULTURAL DE LA DIVULGACIÓN DE LA
ASTRONOMÍA EN COLOMBIA, SIGLO XIX INICIOS DEL XX.
JUAN SEBASTIAN RUIZ REYES
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE HISTOTIA
BOGOTA, 2010
2
LA CIENCIA SUBLIME: HISTORIA CULTURAL DE LA DIVULGACIÓN DE LA
ASTRONOMÍA EN COLOMBIA, SIGLO XIX INICIOS DEL XX.
JUAN SEBASTIAN RUIZ REYES
PONTIFICA UNIVERSIDAD JAVERINA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR PARA EL TITULO DE HISTORIADOR
DIRIGIDO POR: STEFAN POHL VALERO
DOCTOR EN HISTORIA DE LAS CIENCIAS
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA
BOGOTA, AGOSTO 2010
3
DEDICATORIA
Esta tesis quiero dedicarla a mi mamá, puesto que durante toda mi vida ha sido mi soporte,
y hoy gracias a todos sus esfuerzos pude terminar este trabajo y optar por el título de
historiador.
4
AGRADECIMEINTOS
A la primera persona que quiero agradecer la realización de este trabajo es al profesor Stefan Pohl, puesto que gracias a todas sus sugerencias y acertados comentarios hicieron que esta tesis tomara forma, y por incentivar en mi el estudio hacia la historia de la ciencia. También quiero agradecer de manera especial a mis compañeros de la carrera de Historia Adriana Peña y Wilson Rivera que siempre estuvieron pendientes en el transcurso de esta investigación aportando ideas y acompañándome en ella.
Por último también agradezco a las instituciones que me permitieron investigar para hacer esta tesis como La Sociedad Colombiana de Ingenieros, La Biblioteca Nacional, La Biblioteca Luis Ángel Arango y la sala de libros valiosos de la Pontificia Universidad Javeriana.
5
TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCION 6
1. DIVULGACION DE LAS CIENCIAS: PANORAMA GENERAL 16
1.1. PANORAMA GENERAL 16
1.2 PRINCIPALES Y TRABAJOS Y DIVULGADORES 25
1.3 LOS DIVULGADORES PROFESIONALES 29
1.4. EL CONTEXTO DE AMÉRICA LATINA 35
2. EL OBSERVATORIO, LAS INSTITUCIONES Y LA DIVULGACIÓN DE LA ASTRONOMÍA EN EL SIGLO XIX 39
2.1 MARCO GENERAL 39
2.2 EL OBSERVATORIO, LA CIRCULACIÓN Y LA COMUNICACIÓN DE LA ASTRONOMÍA 40
2.3 LA SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIEROS 51
2.4 LA OFICINA DE LONGITUDES 59
3. LA ASTRONOMÍA COMO ARTEFACTO CULTURAL (1880-1920). 62
3.1 JOSÉ MARIA GONZÁLEZ BENITO Y EL OBSERVATORIO FLAMMARION. 62
3.2 LA ASTRONOMÍA Y LOS VALORES CULTURALES 66
3.3 ASTRONOMÍA POPULAR 74
CONCLUSIONES 78
FUENTES PRIMARIAS 81
BIBLIOGRAFIA 82
6
INTRODUCCION
La astronomía en Colombia para el período que se extiende desde el siglo XIX hasta
inicios del XX se halló inmersa dentro de un esfuerzo por incorporarse a la comunidad
científica internacional1, a la vez que hizo un gran esfuerzo divulgativo para presentar esta
ciencia como una herramienta que desde el punto vista práctico era de vital importancia
para el progreso y la industrialización de Colombia.
En cuanto a la divulgación científica, para la segunda mitad del siglo XIX, esta actividad
se intensificó considerablemente en todo el mundo, puesto que se vió en el avance
científico un elemento fundamental para el progreso material de las naciones en el marco
de la industrialización y el sistema capitalista. Esto se vio reflejado en la realización de las
grandes Exposiciones Universales, y de exposiciones nacionales, incluso en países con
incipientes procesos de industrialización como Colombia.2 La divulgación científica tenía
como premisa fundamental la idea de la aplicación de las ciencias a las artes industriales.
Por ejemplo en Estados Unidos, distintos personajes consagrados a la ciencia, se dedicaron
a la difusión de conocimientos científicos con el ánimo de contribuir al desarrollo de la
economía industrial emergente. Adicionalmente, la divulgación se puede considerar como
un elemento en el que se creaban unas “retóricas de popularización” que se basaban
esencialmente en cuestiones que tenían la finalidad de convencer a las audiencias de que la
ciencia era útil, práctica, popular, divertida y recreativa, y a través de la cual, se transmitían
unos valores determinados.3 En el caso colombiano y también el de muchos países de
América Latina, los principales divulgadores eran hombres asociados a la ciencia por su
práctica profesional, en nuestro caso fueron los médicos y los ingenieros quienes se 1 Para profundizar en este tema véase: Quintero, Camilo, La Astronomía en Colombia, 1867-1949 (Bogotá: CESO Universidad de los Andes, 2002). Y, Quintero, Camilo, “Bajando las estrellas a la tierra: la astronomía colombiana entre lo global y lo local, 1868-1920,” Saber y Tiempo 5, no. 19 (2005): 51-71 2 MARTÍNEZ, Frederick. (2000), ''¿Cómo representar a Colombia? De las exposiciones universales a la exposición del centenario, 1851-1910'', en (ed.), Museo, memoria y Nación. Memorias del Simposio internacional y IV cátedra anual de historia Ernesto Restrepo Tirado. Bogotá: Ministerio de Cultura, pp. 315-333.
3 J. Bowler e Morus. Iwan Rhys (2007). Panorama general de la ciencia moderna, Ed. Crítica, Barcelona, Cap. 16
7
encargaron principalmente de ello, ya que sus profesiones eran las más prestigiosas y
practicadas de la época (dentro la ingeniería se encontraba la práctica de la astronomía). En
la gran mayoría de los casos, estos divulgadores habían estudiado en los países europeos e
intentaban reproducir modelos externos. En muchas ocasiones, redes de comunicación
científica trasatlántica, fueron los instrumentos de transferencia de saberes científicos. Por
ejemplo, en este trabajo vamos a ver como el intercambio epistolar entre José María
González B. (1843-1903) director del Observatorio Astronómico y de Camille Flammarion
(1842-1925), uno de los más eminentes divulgadores de la ciencia en Francia, sirvió para
que se diera una transferencia de saberes de manera mutua y constante, mediante el envío
de prensa y bibliografía referentes a temas científicos de la época.
Con respecto al estado de la astronomía, se puede decir que en el siglo XIX no era vista
como una ciencia exacta tal y como la concebimos en nuestros días. En el contexto
occidental –en especial en Francia- la astronomía era asimilada como una ciencia popular,
en el sentido de que era un conocimiento para a un público no especializado y se
desarrollaba en muchos ámbitos de forma independiente a la academia por un círculo de
principiantes, y se usaba esencialmente para fines prácticos como la ubicación de puntos
geográficas y para la observación de cuerpos celestes. La astronomía, fue desarrollada
específicamente por autoridades científicas como Raspail, Flammarion, Meunier, etc.,
quienes a pesar de trabajarla dentro del ámbito institucional, también se encargaron de
constituir unos espacios de popularización en el que esta ciencia pudiera ser divulgada.4
En Colombia se puede decir que desde comienzos del siglo XIX, José Celestino Mutis
(1732-1808) –bajo la autorización del virrey- dio inicio a la construcción del Observatorio
Astronómico Nacional en el solar de la Casa de la Botánica, sede de lo que se conoció
como la Expedición Botánica. Desde ese momento, se le prestó más atención a los estudios
astronómicos y a su divulgación. Así, aparecieron periódicos como el Semanario de la
Nueva Granada, en el que se publicaron trabajos de Francisco José de Caldas referentes a
Observaciones de eclipses y tablas de efemérides. Además, a lo largo del siglo XIX 4 NIETO-GALAN, Agustí. (2003). ¿Qué ciencia y para qué públicos?: algunas reflexiones en torno al problema de la popularización, siglos XVII-XX'', Universidad Autónoma de Barcelona, Manuscrito.
8
aparecieron calendarios, almanaques, periódicos, revistas, poemas, conferencias públicas e
iniciativas de enseñar la astronomía en las escuelas primarias en donde se le dio
importancia al desarrollo de la ciencia astronómica. Tal vez, los trabajos más destacables
son los que publicó Andrés Posada Arango en el periódico La Caridad de Bogotá después
de la mitad del siglo XIX acerca de astronomía popular, los que se encuentran en el Papel
Periódico Ilustrado a finales del mismo siglo, y los de El Gráfico de Bogotá en los inicios
del siglo XX. Lo relevante de todos estos medios y trabajos de divulgación, es que no sólo
se interesaron por presentar los conocimientos astronómicos de manera desinteresada, sino
que tras de sí traían toda una serie de discursos que pretendían ejercer un control social e
inculcar unos valores determinados a la sociedad. De manera simultánea, a lo largo del
siglo XIX se gestó una élite intelectual en Colombia en torno a las ciencias, entre estas la
astronomía, que se proclamó como la portadora y hacedora de los conocimientos, y desde
esta instancia quiso inculcar unos valores morales y de identidad nacional alrededor de sus
principales figuras y a partir de la creación de instituciones.
Para el año de 1880, José María González Benito fue nombrado director del Observatorio
Astronómico, año en el que se dio comienzo a la tarea de trabajar arduamente en el
desarrollo teórico de la astronomía en Colombia de la mano de varios centros
internacionales y del observatorio privado de González Benito que llevaba el nombre de
Flammarion, en honor al astrónomo francés Camille Flammarion, uno de los principales
divulgadores de la ciencia a finales del siglo XIX y, con quien tuvo una gran amistad y
correspondencia durante largo tiempo. En terminos generales, durante la dirección de
González Benito, se le apostó a un reconocimiento internacional de nuestra astronomía,
propósito que se logró, ya que muchos de los trabajos realizados en Colombia fueron
publicados en L´Astronomie5, órgano de la Sociedad Astronómica de Francia y medio de la
divulgación científica de la época. Además, reconocidas figuras nacionales –además de
5 L’Astronomie se convirtió en el órgano de la Sociedad Astronómica de Francia y sigue publicándose en la actualidad. Para orientar la investigación de los miles de astrónomos aficionados nacidos a raíz de sus iniciativas, Camille Flammarion escribió un atlas astronómico, el Gran Atlas Celeste, en el que aparecen catalogadas más de 100 000 estrellas. Al mismo tiempo empezó la publicación de un anuario astronómico, describiendo las principales noticias astronómicas del año, y que continuó publicándose incluso después de su muerte con el título de Annuaire Astronomique
9
González Benito- como Julio Garavito (1865-1920), el general Rafael Reyes (1849-1927)
y el doctor Luis Zea Uribe (1872-1934), hicieron parte de aquella sociedad.
Hay que decir que para la mitad del siglo XIX, Colombia era un país en donde había un
bajo índice de exportaciones e importaciones, de la misma manera que era un país en el
que alrededor de sus tres cuartas partes de su territorio estaba deshabitado. Y a partir de los
últimos tres decenios de este siglo fue cada vez más necesario el establecimiento de un
complejo sistema de comunicaciones, ya que por un lado los grupos dominantes
empezarían a percibir la importancia que tenía el mejoramiento del sistema importaciones
y exportaciones para la economía nacional; y de otro, la apertura de las fronteras agrarias
proveniente, entre distintas formas de colonización, de lo que se conoció como la
colonización del café en la mayor parte del occidente de nuestro país, esto denotó
claramente la tendencia hacia la producción del café, tabaco, quina y añil.6
Por otro lado, en lo referente el papel del Estado en la divulgación del conocimiento
astronómico, primero hay que decir que ante la relativa lentitud en la empresa
modernizadora de las sociedades periféricas, como fue el caso de América Latina, la
mayoría de gobiernos en Colombia de esa época, sin tener en cuenta sus filiaciones
políticas –radicales o regeneradoras-, vieron en la construcción de medios de
comunicación, transporte y otros medios, uno de los aspectos más importantes para el
desarrollo del país y se concentraron fuertemente en ello. Y, es en este punto, en el proceso
de modernización, donde en algunos sectores de la opinión, cuestiones como el progreso,
se empezaron a asociar con la ciencia y la tecnología. Según Camilo Quintero:
Actividades como la determinación exacta de la hora local en algún lugar específico del planeta, la ubicación de puntos geográficos específicos o el levantamiento de mapas, eran actividades claves a la hora de construir ferrocarriles o mejorar el sistema de transportes y comunicaciones colombiano, estaban relacionadas directamente con la astronomía.7
6 BUSHNELL, David (1996).” Colombia. Una nación a pesar de sí misma”. Planeta. Santafé de Bogotá. 7 QUINTERO, Camilo. (2005) “Bajando las estrellas a la tierra: la astronomía colombiana entre lo global y lo local, 1868-1920,” Saber y Tiempo 5, no. 19,Bogotá, pp.54
10
De esta manera, bajo el gobierno de Rafael Núñez y la supuesta coalición entre liberales
moderados y conservadores, se dio inicio a lo que hoy conocemos como el periodo de la
Regeneración, que trajo consigo una nueva apertura al capital extranjero, apoyo a la
minería y a la construcción de ferrocarriles. Adicionalmente, se crearon políticas con las
que se buscó asignar los baldíos a ciertas instituciones para la agricultura exportadora, se
creó el Banco Central y se iría tras una política de proteccionismo.8En este punto se puede
decir entonces que el Estado más que interferir en la ciencia y en su divulgación, lo vio
como un elemento práctico, y en especial útil a la hora de modernizarse.
Bajo las circunstancias mencionadas, para el año de 1890, se empezó a poner en tela de
juicio la labor de González Benito en el Observatorio, puesto que era un personaje que no
se acomodaba a los fines prácticos del uso de la astronomía en Colombia. Entonces para el
año de 1892 hasta 1920 se nombró a Julio Garavito Armero9 como director del
Observatorio, quien a los ojos de la opinión le daría un enfoque práctico y útil a la ciencia
astronómica en Colombia, ajustándose a las necesidades del país. Su nombramiento como
director del Observatorio Astronómico puso de relieve el debate entre teoría y práctica a la
hora de divulgar la ciencia en un país periférico como Colombia. Como señala el autor
Agustí Nieto Galán:
….en los países menos desarrollados, o en contextos periféricos en general, las élites locales, educadas bajo la misma óptica que las élites científicas de la metrópolis suelen considerar que, a pesar de las dificultades, la transferencia de saberes desde el centro a la periferia son útiles y necesarios, por lo que suelen producir una divulgación científica hagiográfica, acrítica y tecnofílica.10
La postura de Julio Garavito ante la ciencia puso en evidencia un debate particular en torno
a la recepción de la ciencia en nuestro país a fines del siglo XIX, puesto que se vio 8 BUSHNELL, David. (1996). Op. Cit, p204 9 Julio Garavito, es una de las figuras más sobresalientes de la historia de la ciencia nacional, fue director del observatorio desde 1892 hasta 1920. Su aporte para la astronomía estriba en que tomo una posición estratégica frente a este debate: para él, el enfoque práctico estaba ligado de manera estrecha al enfoque teórico, cuestión que lo llevo a aplicar muchos postulados científicos a necesidades locales. Por último, su papel como divulgador de la ciencia, se vio influida por su posición católica y conservadora, que lo hicieron rechazar algunos postulados científicos que para su momento ya no eran debatibles. Ver: PATY, Michel y MARTINEZ-CHAVANZ, Regino. (2004) “Formación y desarrollo de la cultura científica en Colombia: La Física de 1880 a 1940. En Formación de Cultura Científica en Colombia. Ensayos sobre Matemáticas y Física. Obra colectiva. Editores Luis Carlos Arboleda y Michel Paty. Cali. Artes Gráficas del Valle. 10 NIETO-GALAN, Agustí. Op.Cit., Manuscrito.
11
permeada por una fuerte adhesión a la física newtoniana y un discurso epistemológico
basado en las ideas de Poincaré y, en un menor grado, en Bacon, Descartes, Kant, Comte y
Spencer que lo llevaron a convertirse en el primer anti-relativista militante de nuestro país.
Pero su autoridad científica fue tan relevante que sus puntos de vista no fueron lo
suficientemente estudiados y fueron tomados como postulados verdaderos e inmutables11.
La hipótesis bajo la que se sostendrá este trabajo apunta a que lo largo del siglo XIX y, en
especial para finales de éste y comienzos del XX, se llevó a cabo una labor divulgativa de
la astronomía en Colombia por parte de una elite intelectual entre la que se encontraban
autoridades como Francisco José de Caldas, Andrés Posada Arango, José María González
Benito, Julio Garavito Armero, entre algunos otros, que con su trabajo y con el apoyo de
medios impresos como libros, periódicos y revistas, además de presentar a esta ciencia
como un elemento relevante para el progreso y la industrialización de Colombia, se
preocuparon por crear un espacio público para esta, en el que la divulgación no era un
componente pasivo para las audiencias a las que llegó, sino que transmitió y reconfiguró
unos valores determinados dentro de la sociedad de la época. Así pues, el presente trabajo
tendrá el objetivo principal de analizar cuáles fueron esos mecanismos que se crearon para
llevar a cabo este proceso de comunicación y divulgación de la astronomía y cuales fueron
esos valores que entraron a hacer parte de dicho proceso.
Desde el punto de vista historiográfico, el estudio histórico de la astronomía en Colombia
no es algo nuevo, desde finales del siglo XIX se han realizado trabajos breves y con
carácter de reseña, en donde se ha resaltado la importancia del Observatorio Astronómico
Nacional y de los estudios astronómicos en nuestro país12. A pesar de estas tentativas, estos
estudios han resultado tener un enfoque bastante esquemático y con un marcado carácter
biográfico. Los estudios que se han aproximado de manera más crítica a la astronomía son
11 Paty, Michel y Martinez-Chavanz, Regino. (2004) “Formación y desarrollo de la cultura científica en Colombia: La Física de 1880 a 1940”. En: Formación de Cultura Científica en Colombia. Ensayos sobre Matemáticas y Física. Obra colectiva. Editores Luis Carlos Arboleda y Michel Paty, Artes Gráficas del Valle, Cali. 12 Ver: GARAVITO (1898), ÁLVAREZ LLERAS (1931) y BATEMAN (1953)
12
los realizados, primero, por Jorge Arias de Greiff13, en los que pretende presentar un
panorama general del desarrollo de esta ciencia en Colombia como saber y práctica,
analizando su desarrollo institucional, desde la época precolombina hasta el comienzo del
siglo XX. Como tesis central, de Greiff muestra cómo la astronomía no se desarrolló
solamente como una práctica científica independiente, sino que hizo parte de todo un
entramado social, político y cultural a la que estuvo supeditada. Ello, bajo la premisa de
que el desarrollo astronómico en Colombia siempre ha estado vinculado a las políticas
estatales vigentes. Un segundo estudio destacable y, que ha servido de base para este
trabajo, es el que ha venido desarrollando Camilo Quintero en la última década. Este autor
aborda la historia de la astronomía en Colombia bajo la idea de que para el período que va
desde 1867 hasta 1949, es un caso representativo en lo tocante a las relaciones centro-
periferia en ciencia, así como del problema de la producción de conocimiento científico en
los llamados países subdesarrollados o periféricos. Un aspecto importante, es que Quintero
presenta el impacto de las reformas liberales dentro del avance astronómico en Colombia a
fines del siglo XIX y el aporte de Julio Garavito Armero dentro de la astronomía y la
ciencia nacional.
Este trabajo nace de la curiosidad de darle un enfoque distinto del que se le ha venido
dando a la historia de la astronomía en nuestro país, prestando mayor importancia a
cuestiones como la comunicación, la circulación y la configuración de valores y conceptos
a partir de una práctica científica en un contexto local específico. Esto se llevará a cabo
mediante la revisión de fuentes primarias, como libros, periódicos, revistas y discursos de
la época. Y también, por medio de la revisión bibliográfica de autores contempéranos que
han desarrollado estrategias teórico-metodológicas que servirán de soporte para el
desarrollo de la investigación.
Este trabajo se adhiere metodológicamente a las nociones desarrolladas en torno a la
historia de la ciencia, que abordan los contenidos científicos como producto de una
actividad humana, que tienen detrás, toda una serie de prácticas que sustentan la actividad
científica y se emplean para realizar representaciones del contexto social del que hacen 13 ARIAS de GREIFF. (1993)
13
parte. También se inscribe en la historia cultural de la ciencia, en la que se perciben las
teorías científicas como artefactos culturales, es decir, y como lo concibe Stefan Pohl:
La idea de concebir cuestiones como teorías, revistas científicas y textos de divulgación, exposiciones, mapas, instrumentos de medición, enfermedades, representaciones del cuerpo, entre otros, como artefactos culturales es un intento por destacar que todos estos elementos son el producto de relaciones colectivas que incluyen personas, instituciones y cosas. Que los significados que ayudan a producir sobre el mundo natural y el mundo social, no son sólo discursivos, sino que se desprenden de múltiples prácticas, y que deben pasar por procesos de negociación cultural y de estabilización. Los artefactos culturales producen significados y efectos de poder variados que van más allá de la intención de sus productores originales y que debido a su materialidad, estos significados y prácticas circulan y se modifican en contextos particulares. Esta perspectiva, en mi opinión, ofrece ventajas metodológicas para el análisis histórico y crítico de la ciencia toda vez que ayuda a superar historias disciplinares y difusionistas de la ciencia y aporta poder explicativo a la hora de analizar los vínculos entre ciencia, cultura y poder.14
Se ha tomado esta postura metodológica para desarrollar este trabajo, puesto que en el
desarrollo de la astronomía en Colombia en el siglo XIX los intelectuales, las instituciones
científicas, los medios divulgativos y los productos científicos mismos pueden ser vistos
como artefactos culturales, que además de arrojar una serie de discursos, también se
presentan como elementos detrás de los que se articulan conceptos como modernidad,
identidad nacional y valores morales.
Con el ánimo de darle respuesta a la hipótesis planteada y de limitar esta investigación, se
hará uso de las siguientes categorías conceptuales para facilitar mi trabajo y el de los
lectores. El primer concepto que se empleará será de Divulgación15. A partir de la postura
de Agustí Nieto Galán16, se entenderá y se hará alusión a esta categoría, entendiéndola
como un elemento en el que se crean unos espacios, unos discursos y unas prácticas en los
que la ciencia se comunica a un público amplio. Las prácticas de divulgación se basan
esencialmente en cuestiones que tienen la finalidad de convencer a unas audiencias del
14POHLVALERO, Stefan. “Diálogos entre la historia de la ciencia y la historia cultural”, en Historia Cultural en Colombia: Prácticas, Imaginarios y Representaciones, editado por Max S. Hering y Amada Carolina Pérez. Bogotá: Universidad Javeriana / Universidad Nacional de Colombia. [En prensa].
15 En algunas ocasiones términos como comunicación, circulación y popularización servirán como sinónimo de esta categoría, puesto que diferentes autores le han dado estas nominaciones. 16 NIETO-‐GALAN, Agustí (2003).
14
carácter útil y práctico de la ciencia, además, de transmitir y crear unos valores
determinados no solo en el ámbito científico, sino también en el cultural y el social.
Una segunda categoría es la de Esfera Pública tomada en un principio de Jurgen Habermas,
se debe decir que aunque ésta se encuentra un tanto distante de los estudios de la ciencia,
se trabajara acorde a lo que Agustí Nieto entiende por ésta:
“ha enriquecido el debate sobre el problema de la ciencia y sus públicos. Formulada en el año de 1962, donde explicaba la emergencia de la democracia en occidente desde el siglo XVIII a través de un conjunto de fenómenos culturales nuevos : la proliferación de libros, periódicos y revistas, la aparición de nuevas instituciones , la crítica y la discusión pública, la importancia del discurso racional critico y las conexiones entre el estado y el individuo a través de la mediación de nuevas instituciones, en definitiva un fenómeno urbano y burgués que se encontraría en la base de la propia modernidad occidental. En este contexto la esfera burguesa capaz de integrar la discusión, la crítica y la controversia, emergía progresivamente entre la esfera privada familiar y la esfera pública del estado y la administración. La imprenta, la crisis del hermetismo y de la alquimia, la autoridad del experimento o de la conferencia pública, el debate y la controversia en torno al contenido de la propia ciencia constituyeron ese nuevo ámbito de la cultura ilustrada”.17
En este sentido, se adaptará al estudio de la divulgación científica, (especialmente para el
contexto colombiano y latinoamericano de fines del siglo XIX y comienzos del XX) y se
entenderá por Esfera Pública como un espacio en el que se consolidaron unas elites
intelectuales portadoras y regidoras del conocimiento científico, que en su mayoría estaban
agrupadas en asociaciones, y que con sus actividades comunicativas y divulgativas,
favorecieron la creación y la consolidación de un espacio público para la ciencia desde
distintos medios de difusión.
La última categoría, que he articulado para el desarrollo de esta investigación es la de
Discurso. Se entenderá por esta, un conjunto de enunciados escritos, que reflejan una serie
de valores sociales y culturales propios del lugar de enunciación del discurso, y que
intentan arrojar el estatuto científico de sus contenidos a través de relaciones de autoridad.
Es decir, no son un conjunto de escritos inmóviles, sino que evidencian las prácticas de una
comunidad científica determinada, y trasmiten una serie de valores específicos a unas
17 NIETO-‐GALAN, Agustí, Op-‐ Cit, p 6
15
audiencias, con el ánimo de persuadir a éstas del carácter útil de la ciencia, así como otros
valores culturales.
Este trabajo se divide en tres capítulos. En el primero se presenta un contexto general de lo
que ha sido el desarrollo de la divulgación científica en el contexto occidental, haciendo
énfasis en Francia, mostrando las principales obras y divulgadores que surgieron en el siglo
XIX, y en la parte final se muestran algunos de los mecanismos de divulgación que
también se dieron América Latina. En el segundo, se hace un recorrido por la astronomía
en Colombia en el siglo XIX, desde de la fundación del Observatorio Astronómico
Nacional hasta la creación de la Oficina de Longitudes, y se mira la divulgación, para
mostrar que alrededor de la astronomía y de las ciencias se gestó una élite intelectual que
reivindico ciertos valores y legitimó el quehacer científico con la creación de dichas
instituciones. En el tercero se examina la astronomía en Colombia a finales del siglo XIX y
comienzos del XX, bajo la idea de que las instituciones como los observatorios, los
intelectuales y los productos científicos son artefactos culturales bajo los se crean ciertos
modelos de control social y se transmiten determinados valores.
16
1. DIVULGACION DE LAS CIENCIAS: PANORAMA GENERAL
La divulgación de la ciencia como actividad en la cual se transmite a un público no
especializado y relativamente amplio, una gama de conocimientos producidos por
científicos o personas consideradas como especialistas en un campo del saber determinado,
se puede rastrear desde el mismo momento en que la ciencia moderna surgió. Acercarse a
esta temática de manera histórica no solamente permite hacer un análisis de la racionalidad
científica y de las comunidades que la comprenden en sí mismas, sino que puede ayudar a
entender e interpretar diferentes contextos del mundo social, político, religioso y moral en
el que la ciencia se ha hallado inmersa, ya que no se debe olvidar que está es un producto
social y se ve permeada y supeditada a los contextos socioculturales en los que se produce.
1.1. PANORAMA GENERAL
La historia de la divulgación científica es una herramienta que permite entender por qué,
para quién y cómo una ciencia específica en un momento determinado se popularizó en un
contexto social y cultural; además, para ver qué personas y mediante cuales mecanismos se
apropiaron de un conocimiento científico para transmitirlo a unas audiencias determinadas.
Tradicionalmente, en el marco de la divulgación científica hay una tendencia a hacer una
distinción entre los productores del conocimiento y sus consumidores. En donde la
transmisión de la ciencia la hacen unas autoridades letradas hacia unas masas carentes de
conocimientos, como si estas últimas jugaran un papel pasivo a la hora de dicha
transmisión, y, dejando de lado la idea de que en la asimilación del conocimiento científico
el papel de los públicos es indispensable. Al respecto Agustí Nieto Galán dice:
Hemos heredado una imagen de la ciencia moderna demasiado centrada en una élite muy reducida de protagonistas creadora de teorías, experimentos y máquinas fascinantes. La narración histórica de las grandes figuras, la historia de la ciencia de los Copérnico, Galileo, Newton, Darwin, Einstein, y de sus obras irrepetibles ha alejado durante décadas el análisis del discurso científico del medio cultural en el
17
que nace, crece y se desarrolla, y ha favorecido la separación entre los grandes actores de la historia y las masas pasivas de ignorantes.18
Visto de esta manera, hay que entender la producción del conocimiento científico y su
proceso de comunicación, no como un elemento aislado y diferenciado, sino como un
componente más de la sociedad en la que se inscribe. Así pues, puede tomarse como punto
de inicio la revolución científica del siglo XVII y en particular la obra de Galileo como
uno de los primeros esfuerzos que se hicieron para divulgar la ciencia de manera
sistemática, especialmente en lo tocante a la física y a la astronomía. Para autores como
Luisa Massarani e Ildeu de castro Moreira esta labor divulgativa en sus comienzos tuvo:
“un carácter propagandístico y de difusión de nuevos métodos y formas de pensar y experimentar.
La distinción social entre ciencia y público empezaba con la formación de la comunidad científica
y con la institucionalización de la ciencia como una actividad con reglas y practicantes distintos a
los de otras actividades”19
Es importante decir que para estos tiempos la ciencia fue transformándose paulatinamente
en una fuente de interés para las clases aristócratas y las clases medias en el mundo
europeo. Cuestiones tales como la propagación de libros hechos con el ánimo de explicar
las ideas de Newton, las demostraciones de la electricidad, los gabinetes de historia natural
dejaron patente la existencia de una ciencia popular y un público cada vez más
considerable. Como lo resaltan Peter Bowler e Iwan Rhys, una característica sobresaliente
de la revolución científica de los siglos XVI y XVII fue que una gran parte de la filosofía
natural dejó de centrarse solamente en las universidades para estarlo en un contexto más
cívico, generalmente dentro de las elites. Para el pensador Francis Bacon, los filósofos
naturales deberían brindarle su trabajo al mundo y no dedicarse exclusivamente al mundo
académico, para de esta manera promover un nuevo espíritu de la ciencia basado en la
18 NIETO-GALAN, Agustí. Op. Cit, p 2. 19 MASSARANI Luisa y De CASTRO MOREIRA Ildeu. (2004) “Divulgación de la ciencia: perspectivas históricas y dilemas permanentes”. En. Revista Quark, Núm. 32, Abril-Junio, p 31
18
cultura cívica. Desde esta perspectiva, los filósofos naturales emprendieron la búsqueda de
nuevos públicos.20
Para el autor Antoni Malet se pueden percibir tres elementos esenciales para la
consolidación y creación de estrategias de divulgación científica en Europa para el
contexto del siglo XVIII. El primero es, que desde la mitad del siglo XVII con el
surgimiento de la filosofía natural y la formación paralela de distintas sociedades
científicas, obras tales como las de Principios Matemáticos de la Filosofía Natural (1687)
y La Óptica de Newton, las investigaciones en lo referente a la física fueron tomando cada
vez un papel más preponderante en lo que se conoce como la ciencia experimental
moderna, puesto que se pudo hacer una distinción clara entre ciencia o filosofía natural y
otras maneras de filosofía y conocimientos humanísticos; el segundo es que, la ciencia
experimental y matematizada fue bien acogida dentro del ámbito ideológico de la
Ilustración, que la vio como un canon epistemológico y se baso en ella para crear nuevas
líneas de pensamiento político, estético y moral. Esto se vio reflejado en varias obras de
divulgación de científicos de la calidad intelectual de Fontenelle, Voltaire, Euler,
D´alembert, Diderot y Buffon; y el tercer elemento, - ya mencionado líneas más arriba de
este texto- es que en el siglo XVIII se constituye la Clase Media, aunque no de manera
completa como tejido social, sin embargo, esta clase rápidamente se va a transformar en el
público representativo de la divulgación científica. En contextos como Francia y sobretodo
en Inglaterra, la clase media además de tomar las ideas de Isaac Newton, se interesara por
aprender y tomar cursos para introducirse en la mecánica experimental y en el
aprovechamiento de conocimientos útiles.21
En las primeras décadas del siglo XVIII, los filósofos naturales empezaron a realizar una
serie de presentaciones científicas que llevaban el nombre de conferencias y que se
celebraban principalmente en los cafés, que fueron en aumento en la medida que avanzaba
20 J. BOWLER e IWAN RHYS Morus. “Ciencia Popular”. En: Panorama general de la ciencia moderna. Barcelona. Ed. Crítica. 2007. Pp. 463-492.
Capitulo. 16. 21 MALET, Antoni. (2004). “Divulgación y popularización científica en el siglo XVIII: entre la apología cristiana y la propaganda cristiana. En. Revista Quark, Núm. 32
19
el siglo. Estas prácticas en los cafés fueron constituyendo y dándole forma a lo que se
puede llamar Esfera Pública, y desde el ámbito histórico hicieron que diversas instancias
como los artefactos, prácticas y espacialidad tomaran cada vez más importancia, como
innovadoras herramientas de discusión con las nuevas y emergentes audiencias, que con el
pasar de los decenios iban a adquirir y a ganar prestigio propios.
Todo esto se debió a que este tipo de recintos y espacios como las plazas lograran erigirse
como lugares de difusión informal rápida y de intercambio de información, cuestión que se
hizo más notoria desde la segunda mitad del siglo XVII, y en especial para lo referente a
cuestiones de trasfondo económico. Allí, se podían encontrar comerciantes, banqueros,
gacetilleros y empresarios de distinta estirpe, que se reunían en estos lugares con el ánimo
de informarse de las noticias más recientes en lo se relacionaba con la economía, o para
llamar la atención de los mecenas para convencerlos de la utilidad de un artefacto, invento
o producto determinado. También asistían los obreros que en un primer momento pasaban
con la intención de leer el periódico, pero paulatinamente se transformarían en un público
importante.22
Los filósofos naturales que formaban parte de estas conferencias hicieron diferentes tipos
de charlas y cursos que tocaban temáticas referentes a los rudimentos de las tesis de
Newton y la filosofía mecanicista, y para atraer la atención de los asistentes, adornaban y
recreaban sus presentaciones con un carácter de espectacularidad, que en muchos casos se
reflejaba con demostraciones y experimentos en los que empleaban los artefactos e
instrumentos más sofisticados como máquinas eléctricas, bombas de aire y hasta hubo
algunas, ya para el contexto del fin del siglo XIX, en las que se hicieron demostraciones de
rayos X. De hecho hay autores que resaltan el factor espectáculo como una de las
principales estrategias retóricas de la divulgación, y con el pasar del tiempo los filósofos
consideraron que este tipo de presentaciones eran inherentes a la práctica científica, ya que
este tipo de popularización de la ciencia se convirtió en una forma viable de comunicación
22J. BOWLER e IWAN RHYS Morus, Op. Cit, pp 472-473
20
entre filósofos y científicos, y al mismo tiempo, entre los científicos y un público más
amplio.23
Cuando se mira de manera detenida el siglo XIX, se percibe un proceso de transición en el
que la ciencia y su producción deja de ser atribuida y realizada exclusivamente por un
círculo de profesionales y expertos, y empieza a ser tomada en cuenta desde la concepción
“para todos”. Esto se debe a que se dieron y se consolidaron los mecanismos de
información pertinentes para que el conocimiento no se quedara solamente dentro de unos
tantos, sino también para que hiciera su incursión en escenarios culturales, políticos,
religiosos y morales más amplios. Y es que la fuerza de la actividad científica y el
desarrollo de la tecnología –por ejemplo el desarrollo de nuevas tecnologías de impresión-
hacen que tome forma la idea de progreso y de las potencialidades que éstas traen para
desarrollo de la humanidad.
Para los comienzos del siglo XIX, en ciudades como Londres, las conferencias públicas
sobre ciencia ya se habían consolidado y tenían un público cada vez más considerable.
Paulatinamente, instituciones científicas como por ejemplo la creación de la Royal
Institution, marcó los lineamientos de la divulgación de la ciencia en las que -además de
las conferencias- las demostraciones públicas, libros y revistas incentivaron aun más la
popularización. También espacios culturales, como los Institutos de Londres o Surrey,
ofrecían variados ciclos de conferencias populares. En las provincias, el surgimiento de
sociedades literarias y filosóficas dio pie para realizar conferencias y disertaciones sobre
ciencias naturales. En lo que tiene que ver con los Estados Unidos, desde el siglo XVIII,
antes y después de la revolución se dio un fenómeno parecido al de charlas científicas y a
mediados de siglo se creó la Sociedad Filosófica Americana alrededor de Benjamin
Franklin, producto de la fusión de un círculo de filósofos entusiastas. Por otra parte, el
23SCHAFFER, Simon. (1983). Natural Philosophy and Public Spectacle in the Eighteenth-Century”. History of Science. 21, pp. 1-43
21
Instituto Franklin fundado ya en el siglo XIX, ofreció conferencias de tipo popular para los
trabajadores.24
Para autores como la profesora Bernadette Bensuade-Vincent25, la segunda mitad del siglo
XIX se constituye como el momento en que por excelencia emerge la divulgación
científica en todas sus manifestaciones. Nociones de este tipo son corroboradas por otros
autores como Vladimir de Semir cuando dice:
Conferencias, Libros, revistas, exposiciones, planetarios, museos, observatorios, jardines botánicos y zoológicos…, las iniciativas florecen y se multiplican en muchos países al mismo tiempo. El período comprendido entre 1870 y 1900 puede ser considerado como la edad de oro de la divulgación científica en la que coincide un deseo de mostrar y un deseo de saber. 26
Algo importante que hay que decir es que en el siglo XVIII la popularización de la ciencia
tuvo una tendencia a enaltecer al científico, mostrándolo como un hombre sabio y único
por sus conocimientos e inigualables capacidades. Mientras que en el XIX hubo un interés
particular por atraer a las masas con las “extrañezas” de la ciencia, y que de esta manera se
constituyera un elemento de enaltecimiento político y moral no solo del científico, sino
también de las personas a quienes les llegaban los conocimientos, por medio de la
promoción de unos valores regidos por la industrialización y el progreso material.
Otro punto que no hay que dejar de lado es que para la segunda parte del siglo XIX la
actividad de divulgar la ciencia aumentó, también gracias a la esperanza que se empezó a
tener en torno a la ciencia, debido a que se vio en el avance de lo científico y lo
tecnológico como una de las principales fuentes para llegar al progreso material y social, y
en especial la aplicación de estos conocimientos al mundo industrial naciente. Como el
modelo de los Estados Unidos, en el que varios científicos se dieron a la tarea de difundir
sus conocimientos para dar su aporte a la economía industrial que estaba emergiendo. Y es
que con el paso del tiempo la ciencia va cambiando su carácter, y para este momento 24 J. BOWLER e IWAN RHYS Morus. Op. Cit, pp. 465-471 25 Bernadette Bensuade-Vincent es profesora de historia y de filosofía de las ciencias de la Universidad de Paris X. Entre sus publicaciones más importantes en lo referente a la popularización de la ciencia se encuentra el libro: “L´opinion publique et la science”, Institud d´Édition Sanofi-Synnthélabo, París, p 200 26 De Semir, Vladimir. (2004) “Aproximación a la historia de la divulgación científica” En. Revista Quark, Núm. 32
22
asistimos al surgimiento de las modernas disciplinas científicas, en donde ámbitos
generales de la ciencia se fueron separando progresivamente hasta convertirse en
disciplinas más especializadas, autónomas y propias. La imagen del filósofo natural que se
ocupaba de un sinnúmero de saberes se fue desdibujando para poner en su lugar al
científico, que solo se dedicaba a una especialidad del conocimiento. Producto de esto, se
fue conformando un selecto grupo de profesionales que aumentaron notoriamente la
producción científica. Además, no solamente en este siglo emergieron nuevas ciencias,
sino que el acceso a la educación jugó un papel fundamental en lo que tiene que ver con los
cambios políticos, económicos y sociales. La capacidad para leer y escribir del sector
urbano fue considerable en la mayoría de los países europeos, sobretodo en Inglaterra y
Alemania, hasta llegar al punto de la inexistencia del analfabetismo.27
Para Marco Panza y Albert Presas éste fue el elemento principal para que la divulgación de
las ciencias aumentara en el periodo mencionado. Esto permitió que los medios de
comunicación impresos se constituyeran en la última parte del siglo en el mecanismo más
relevante para la divulgación del conocimiento. Agustí Nieto resalta con respecto a esta
cuestión lo siguiente:
El cambio de siglo significaba un crecimiento cualitativo y cuantitativo de las estrategias, audiencias y medios de popularización: enciclopedias, diccionarios, libros, manuales, misceláneas, literatura juvenil, conferencias o cursos, artículos en revistas generales, reseñas, y revistas o publicaciones periódicas dedicadas exclusivamente a la divulgación científica…. Y era precisamente esa multiplicidad de estrategias junto con el crecimiento de las audiencias lo que había de proporcionar nuevos y más complejos criterios de autoridad científica. La esfera pública en toda su extensión se acrecentaba de manera muy importante.28
Con lo anteriormente dicho es claro el papel vital de los medios impresos a la hora de
divulgar la ciencia. Pero fue tal vez el libro y las revistas los instrumentos que por
excelencia en la segunda mitad del siglo XIX se convirtieron en el medio más influyente
para llevarles a los públicos nuevo conocimiento de manera clara y sencilla. Comprar y
vender libros científicos y tener acceso a las revistas se convirtió en un gran negocio y 27 PANZA Marco y PRESAS Albert. La divulgación de la ciencia en el siglo XIX: La obra de Flammarion. En: [en línea] http://www.raco.cat/index.php/quark/article/viewFile/54960/65462. Consultado en Marzo 2010. 28 NIETO-GALAN (2003) p. 10
23
como muchos autores apuntan: la cultura científica se sustentó en una nueva y amplia
industrialización de la comunicación científica, que además tenía a su favor el papel activo
de los lectores. Más adelante en este capítulo se hablara de qué libros y de qué temáticas se
nutrió la divulgación en este período.29
Ya para el siglo XX, y luego del final de la Primera Guerra Mundial los autores Massarani
y Moreira resaltan que se da un nuevo tipo de divulgación científica puesto que científicos
de la envergadura de Einstein y Curie fueron tomando una imagen particular frente al
público, puesto que se dieron cuenta de la importancia de la divulgación y de la educación
de la ciencia dentro de la sociedad de su tiempo. La característica principal de la
divulgación de la ciencia en este periodo es la defensa de la “ciencia pura”. Los nuevos
medios de comunicación como la radio y el cine se empezaron a emplear y a explorar en la
difusión científica. De esta forma, en Europa, se dan a conocer los primeros museos de
ciencia interactiva30. Es en este punto donde se hace más evidente la herencia de una
divulgación científica del mundo anglosajón, ya que la ciencia se difunde bajo la idea de
sus valores de objetividad y racionalidad.
Otro punto para tener en cuenta en el contexto del siglo XX es que la ciencia y la
tecnología experimentaron profundos cambios no solamente en lo que tiene que ver con el
desarrollo del conocimiento en sí, sino también en las formas y manifestaciones en las que
se realizaba la actividad científica. Cambiaron los objetivos que perseguían, los actores que
la involucraban y la manera en que se financió fue diferente. Además, se da un fenómeno
de vital importancia: se replantea la relación entre ciencia y sociedad de manera conjunta,
cuestión que se reflejo en las formas de popularización. Para el autor J. Echeverría de
manera general se pueden percibir tres momentos esenciales en el desarrollo científico en
el siglo XX31: el primero, que abarca la primera mitad del siglo, y que se puede denominar
con el nombre de small science o ciencia pequeña. Este primer momento se caracteriza
por llevar la herencia del siglo XIX y por estar cimentado bajo presupuestos
29 NIETO-GALAN (2003) p. 11 30 MASSARANI Luisa y DE CASTRO MOREIRA Ildeu.(2004) “Divulgación de la ciencia: perspectivas históricas y dilemas permanentes”. En. Revista Quark, Núm. 32, p32 31 ECHEVERRÍA, J. (2003) , La Revolución Tecnocientífica, Madrid, FCE,.
24
epistemológicos que buscaban presentar a la ciencia como la portadora de la verdad y en la
búsqueda del conocimiento por el conocimiento. Este periodo está marcado
fundamentalmente por lo que la autora Mónica lozano percibe como:
“Un individualismo metodológico, y el trabajo investigativo gira en torno a la figura del investigador que tiene su laboratorio y bajo cuyo nombre aparecen los descubrimientos. Éstos son difundidos y se discuten en las comunidades de pares, y existe una autonomía de los científicos en determinar que se pública. El advenimiento del proceso de industrialización de la economía hace que se establezcan lazos de doble vía entre la ciencia y la tecnología; sin embargo, la ciencia es preponderante en este proceso” 32
El segundo momento se da en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y se denomina
Big Science o macrociencia, en donde el enfoque de la producción científica se empieza a
ver permeado por los intereses gubernamentales y el impulso de las agencias militares en el
desarrollo de grandes proyectos científicos enfocados hacia la investigación militar; y por
último, el tercer momento se da en el comienzo de la década de los setenta con la incursión
del modelo científico instaurado por Silicon Valley, y de los ochenta con el surgimiento de
los sistemas nacionales de ciencia y tecnología, este momento lleva el nombre de
tecnociencia, en la que su existencia depende casi exclusivamente de las políticas de
ciencia y tecnología y no solo se da en lo que conocemos como los países centro, sino que
estas ideas, discursos e instituciones son impuestas como condición necesaria para
desarrollarse en países periféricos. No me detendré a explicar en detalle este momento, ya
que este trabajo se concentra en el período que va desde 1880 hasta 1920. Lo que sí hay
que dejar claro es que en estas tres fases que se han mencionado se dieron distintas formas
de popularización de la ciencia y de relacionar ésta con la sociedad, el progreso y el
desarrollo.
De esta manera se ha brindado un pequeño esbozo histórico de lo que es la divulgación de
la ciencia y de su desarrollo primordialmente en el mundo occidental que fue donde se
gestó y se consolido como una profesión. Esto servirá para entender más adelante en este
trabajo el rol de esta temática en otros contextos, y por qué su impacto se da de manera
diferente, por ejemplo en América Latina y más aun en un estudio de caso como lo es el 32LOZANO, Mónica. (2005) “Programas y experiencias en popularización de la ciencia y la tecnología panorámica desde los países del Convenio Andrés Bello”. Bogotá. Convenio Andrés Bello, p38.
25
proceso de la popularización de la astronomía en Colombia para el período comprendido
entre 1880 y 1920.
1.2 PRINCIPALES Y TRABAJOS Y DIVULGADORES
Tratar de ubicar de manera exacta las primeras estrategias que se emplearon para divulgar
la ciencia no es algo fácil, puesto que al intentar abordar esta temática nos encontramos
frente a una serie de problemas, que tienen que ver, esencialmente, con la ausencia de
consensos sobre su abordaje.
Para algunos autores como Sergi Cortiñas, la primera tradición científica que se dedicó a
divulgar la ciencia la podemos encontrar en la Italia del Renacimiento, que surgió al
mismo tiempo que el advenimiento del Humanismo integral alrededor del período que va
desde finales del siglo XVI y comienzos del XVII. El principal exponente de esta corriente
es Galileo, puesto que además de poseer un intelecto sobresaliente, fue uno de los primeros
intelectuales que dejó de emplear el latín en sus escritos, para hacerlo en lengua vulgar o
italiano antiguo.33
Uno de los ideales de Galileo era poder ser entendido no solo por científicos, sino también
por los ciudadanos y los miembros de la corte que eran sus patrocinadores. Hay
concordancia en que una de las obras precursoras de la divulgación fue i due massimi
sistema del mondo, tolemaico e Copérnico (1632), y que fue escrita en lengua vulgar y en
forma de dialogo, en donde el autor defiende el copernicanismo revolucionario en contra
del dogma de la iglesia, en un momento histórico en el que el latín era el idioma empleado
para este tipo de textos. Sin embargo este texto generó una fuerte reacción por parte de la
iglesia, por lo que Galileo comenzaría un proceso con la inquisición y se vio obligado a
renunciar a sus convicciones y a pasar el resto de su vida confinado en su casa.34
33 CORTIÑAS, Sergi. (2005) “Un recorrido por la historia de la divulgación científica”. En: Revista Quark. Núm. 37-38. Septiembre, p59 34 Nieto-Galán, Agustí. (2006)”Libros para todos: La ciencia popular en el siglo XIX. En: Revista Quark. Núm. 37-38, p. 59
26
La temática por excelencia de la tradición del Renacimiento es la astronomía, de la misma
forma que otras ramas de la física, y de manera menos amplia se tratan temas como las
matemáticas y las ciencias naturales, y en palabras de Sergi Cortiñas:
“Esta escuela, con centro geográfico en la Toscana, más que una tradición completa, organizada y articulada es un primer hito en la historia de la disciplina. Los divulgadores ítalo-renacentistas ayudaron a la consolidación de método científico y aplicaron satisfactoriamente determinadas técnicas retóricas –texto en diálogo, experimentos de pensamiento, analogías, ironía, …-, que después serán imitadas por el resto de las tradiciones.” 35
Sin embargo, casi medio siglo después de la aparición del libro de Galileo, aparece el texto
de Isaac Newton que se considera como aquel que pone fin a la Revolución Científica y da
comienzo a otra manera de pensar el mundo: los Principia mathematica. Lo más seguro es
que en un comienzo este texto no fue leído por más de cien personas y entre esas, muy
pocas tenían la suficiente formación intelectual como para entenderlo. La nueva manera de
pensar el mundo, que se llevo a cabo en los siglos XVI y XVII, enfocó su atención en lo
matemático y en lo cuantitativo, temática que para la gran mayoría de los públicos era
incomprensible, independientemente de que fueran educados. Como resultado de esto, se
publicaron gran variedad de libros de carácter divulgativo que explicaban las tesis
newtonianas, aun cuando este científico seguía con vida.
Y es que se puede considerar el newtonianismo como una moda intelectual, que a
mediados del siglo XVIII tuvo su esplendor en la Europa continental, y se difundió con
obras que llevaban títulos como Il newtonianismo per le dame (1737) realizada por
Francesco Algarotti, otra obra de gran difusión fue Letters a une princesse d´Allemagne
sur divers sujets de physique et de philosophie de Leonhard Euler (1768). Y es que con el
newtonianismo los ilustrados conocieron el orden objetivo de la naturaleza y vieron en el
modelo newtoniano de ciencia, el modelo paradigmático para lograr la emancipación
intelectual y una nueva comprensión de la realidad natural y social.36
Un segundo período que se puede identificar en el marco de la divulgación de la ciencia es
el que se encuentra en el siglo XVIII y XIX. Para el contexto de la Ilustración, la ciencia
35 CORTIÑAS. (2005) Op. Cit, p59 36 PORTER, Roy. (2001). The Enlightenment. Houndmills. Palgrave.
27
experimental fue bien acogida y la vio como modelo epistemológico y la tomó como punto
de partida para moldear nuevas perspectivas de pensamiento moral, estético y político.
Esto se vio expresado en un número variado de obras de divulgación, que se pueden
enmarcar básicamente dentro de una tradición francesa de intelectuales de gran trayectoria.
Para el caso de Inglaterra, el papel de las sociedades científicas fue muy importante. Con la
organización de las conferencias científicas en las que además de demostrar las teorías
matemáticas y algebraicas, se pretendía ponerle un componente experimental enfocado
hacia la comprobación de dichas teorías mediante experimentos que ejemplificaban los
posibles usos de estas teorías en la vida cotidiana.37
Para el caso de Francia, la inclinación hacia este tipo de temáticas tuvo su esplendor en los
últimos años de Luis XIV. En este caso, la ciencia y los últimos descubrimientos
científicos captaron la atención de gran número de personas. De este modo, en lugares
como los salones, las mujeres estudiaban mecánica y anatomía. A este tipo de tendencias
se vincularon personalidades como Moliére, Voltaire y Fontenelle.
Uno de los autores más reconocidos y mencionados de esta tradición es Bernar le Bouyer
de Fontenelle (1657-1757), cuya obra Entretiens sur le pluralité des mondes (1686) es
considerada por algunos como el primer gran clásico de la divulgación de la ciencia38. En
esta obra los hallazgos astronómicos de los siglos precedentes se organizaban acorde con
los principios físicos del mecanicismo cartesiano. Por otro lado, el texto brinda una visión
mecánica de la naturaleza, junto con reflexiones acerca de lo relativos que pueden llegar a
ser los juicios humanos sobre temas como la realidad y el devenir de la humanidad. El tipo
de divulgación de Fontenelle se puede denominar como una divulgación cartesiana que
traía consigo lecciones morales que se derivaban de la mecanización y la infinitud del
universo y de la multiplicidad de mundos que lo conforman. De otro lado, este autor aludía
a la necesidad de buscar un lenguaje explicativo que satisficiese no solo al círculo letrado,
sino también a la gente del pueblo. En otras palabras, Fontenelle fue un vocero de la
academia, pero que transformaba la ciencia producida por el mundo intelectual, de tal 37 LOZANO. (2005). Op. Cit, p30. 38 MALET, Antoni. (2007) “Divulgación y popularización científica en el siglo XVIII: entre la apología cristiana y la propaganda cristiana. En. Revista Quark, Núm. 32
28
forma que pudiera ser entendida tanto por la gente culta, galante e ilustrada, como para los
servidores políticos de la monarquía absoluta y la gente del común.39
Tal vez el éxito de la obra de Fontenelle radicó en que en el momento de la publicación de
su libro, y a pesar de que había pasado más de un siglo y medio de la publicación de la
obra de Copérnico De Revolutionibus, eran pocas las personas que sabían que la Tierra
giraba alrededor del sol. Y es que la revolución copernicana fue asimilada de una manera
muy paulatina. De esta manera el libro de Fontenelle les permitió a muchas personas tener
acceso a una nueva visión de mundo y de su lugar en el universo.
Otra obra de gran impacto fue la Enciclopedia (1751-1765), que fue dirigida por Diderot y
D´Alembert. Esta obra se hizo con la intención de realizar un gran diccionario en donde se
pudieran encontrar de manera ordenada todos los conocimientos prácticos que estaban en
poder de los artesanos en sus variados oficios, siguió la clasificación del conocimiento
ideada por Bacon y se basó en dos ideas que estaban vinculadas a la teoría del progreso
intelectual, que eran la solidaridad de las ciencias y la popularización del saber. Así, se dio
origen a una confianza no solo en la razón y la ciencia, sino que la gran mayoría tenía una
idea medianamente considerable acerca de lo factible que sería un avance de la humanidad
hacia la perfección. Fue tanta la acogida de esta obra que:
“Las múltiples ediciones piratas de las que sería objeto la Enciclopedia dan cuenta de la capacidad de marcar el tenor de una época, del interés que despertaban el conocimiento y la confianza en el hombre, y su capacidad para transformar al mundo a través de la ciencia.” 40
Así pues, se consolidó un enciclopedismo ilustrado que partía de la premisa de la infinita
maleabilidad y progreso de la naturaleza humana mediante la educación y las instituciones.
Dentro de este panorama, el papel fundamental de la ciencia y su divulgación en la
constitución y desarrollo del hombre se fortalecería aun más en el siglo XIX, que es
considerado como el siglo de la ciencia por excelencia. Como se ha dicho, dentro de éste se
lograron avances considerables en cuestiones como la profesionalización de diferentes
disciplinas científicas como la biología, la geología, la química y la etnología, entre
39 MALET. (2007). Op. Cit, pp2-3 40 LOZANO. (2005). Op. Cit, p34
29
algunas otras. Y junto a estos grandes avances se dieron importantes procesos de
popularización como la adhesión del estudio de la ciencia a currículos escolares, se
institucionalizaron las conferencias científicas, y el elemento tal vez más importante para
la divulgación de la ciencia fue el crecimiento de su público, donde no solo las clases
preponderantes tenían acceso a ella sino también sectores más amplios de la sociedad
como ya se dijo anteriormente. Todo esto se vio aunado a la idea de progreso que trajo
consigo la economía industrial emergente. Y no se debe dejar de lado que la divulgación de
la ciencia es un elemento tanto sociológico como político que dentro de una concepción
burguesa se vio en la ciencia y en el acceso a la información un elemento de liberación
ante la aristocracia dominante, y por otro lado sirvió para la democratización y la
modernización. Así como para inculcar los valores que la burguesía entendía como idóneos
para esa modernización y progreso.
1.3 LOS DIVULGADORES PROFESIONALES
Se puede decir entonces que el período que va desde 1870 y 1900 se cataloga como el
momento en que la divulgación de la ciencia se profesionaliza, y dentro de éste, se
inscriben personalidades como Raspail, Flammarion, Figuier, Meunier etc, que tuvieron en
mente proyectos concretos para popularizar la ciencia, por lo que se pueden considerar
como los primeros divulgadores profesionales dentro del contexto europeo41.
Tal vez uno de los autores más relevantes de esta tradición que es esencialmente francesa
de profesionales es Camille Flammarion (1842-1925), que en el año de 1862, siendo muy
joven aun, publicó su libro La pluralité des mondes habités y en 1882 fundó la revista,
L´Astronomie como el principal órgano de la Sociedad Astronómica de Francia, que para
comienzos del siglo XX vendía alrededor de 100 mil ejemplares y aun hoy en día se sigue
publicando. No obstante, su obra más importante fue la Astronomie Populaire (1879), en
la que el público percibió de manera clara, entretenida y con alta calidad, una astronomía
41 NIETO-GALAN (2003) p. 15-20
30
que jamás se había divulgado. Flammarion alcanzó gran acogida por parte de los lectores
debido a que con su estilo lograba despertarles la imaginación y tenía un carácter
entretenido que incentivaba aun más la curiosidad de la gente.42
Para este autor el avance del saber se encontraba en la paulatina aproximación entre ciencia
y opinión. Desde su perspectiva, la divulgación de la ciencia no solamente consistía en
presentar esquemáticamente los principales alcances científicos. Él iba más allá, la
cuestión era la de favorecer la divulgación del amor por la ciencia, y en su caso el de la
astronomía. Y si para alcanzar esto era pertinente hacer una distinción de un aspecto
descriptivo por encima de uno más técnico, también lo era no confundir el aspecto técnico
con un entramado de fantasías alejada de la base científica y experimental. El trabajo
divulgativo no podía ser independiente de las rigurosas observaciones de los cielos, y la
pasión por el conocimiento al que se quería llegar, no debía esconderse en estructuras que
por su índole popular, dejaban de lado a las herramientas técnicas pertinentes para el rigor
intelectual y el quehacer científico.43
Por otra parte, Flammarion en sus distintos viajes realizó todo un programa de
investigación astronómica, que permitió que se diera una interacción importante entre
profesionales y amateurs. Sus eventos a nivel internacional como congresos y reuniones, le
dieron fuerza a la proyección de una gran cantidad de asociaciones astronómicas que
dentro de sus delineamientos internos le daban un espacio preponderante a la astronomía
amateur. De esta forma, promovía la constitución de nuevas agrupaciones astronómicas,
observatorios populares, premios, cursos, conferencias públicas, en donde los amateurs
tenían puntos comunes con los expertos, pero al mismo tiempo con el público en general;
esto los convertía tanto en públicos de la ciencia, como divulgadores en general. Este tipo
de circunstancias hicieron que los astrónomos amateurs se sintieran a gusto con su estatus.
Actuaban de manera conjunta, compartían instrumentos, disertaban en torno a los
resultados de las observaciones de estrellas y planetas, todo en función de sus necesidades,
hacían uso de la literatura –como Flmmarion-, o la fotografía y el dibujo astronómico; en 42 CORTIÑAS. (2005). Op. Cit, p60 43 PANZA, Marco y PRESAS Albert. La divulgación de la ciencia en el siglo XIX: La obra de Flammarion. En: [en línea] p.5
31
algunos casos emplearon también la escultura para representar de una manera más
detallada protuberancias observadas en la superficie de un planeta etc. 44
Se ve entonces que la astronomía fue uno de los principales temas de la divulgación dentro
del contexto del siglo XIX, y ya se venía trabajando antes de Flammarion. Agustí Nieto
señala que los valores republicanos de la Francia de éste siglo incentivaron nuevos intentos
de comunicación científica que no le exigían al público formación o conocimientos sobre
los temas que se trataban. Un ejemplo que se puede mencionar al respecto es el de la
Astronomie populaire del Físico Francois Aragó (1786-1853), que en la introducción de su
texto reproduce el mismo discurso que el de su curso de astronomía popular en el
Observatorio de París en el año de 1841. Aragó tenía la intensión de enseñar astronomía a
un gran público, sin que estos necesariamente tuvieran conocimientos en matemáticas y
física. Al respecto alegaba ante sus colegas que su curso era solo elemental en la forma
pero no en el fondo, ya que no dejaba de comunicar ningún concepto fundamental en la
astronomía de la época, y además, promovió la noción en contra de la tesis de la inevitable
degradación de los contenidos en el proceso de divulgación.45 Y a pesar de las críticas que
recibió este autor en su época por parte de sus colegas, su texto fue un verdadero éxito y se
vendió bastante.
Otro autor de gran importancia dentro de la tradición francesa fue Francois-Vincent
Raspail (1794-1878) quien fue un autodidacta con ideales republicanos, además participó
en las revoluciones de 1830 y de 1848 de manera activa. Este autor trabajó de manera
continua en la prensa diaria, debido en gran medida a su gran cantidad de juicios y fuertes
encuentros con la medicina oficial francesa. De otro lado hizo aportes para la química
orgánica, la teoría celular, la microscopía o la parasitología, a pesar de nunca haber tenido
estudios universitarios. Para la mitad del siglo XIX sus almanaques de salud se
constituyeron en éxitos editoriales y también sus farmacopeas domésticas para el alcance
de todo el mundo. En su Manuel annuairede la santé pour (1864) que se vendió
44 NIETO GALÁN, Agustí. (2010) “Profesionales y amateurs a través de la historia”. Marcial Pons. Barcelona. 45 NIETO GALÁN. (2006). Op. Cit, p49-50
32
prácticamente durante un siglo, postulaba que toda práctica médica que no estuviese
cimentaba bajo una idea entendible para el público en general era una práctica irracional.
Además pensaba que: “…la circulación de una enfermedad sería más rápida con una
medicina menos elitista y más próxima a los saberes de las clases populares”46
Raspail estaba a favor de lo que se puede llamar una democracia médica, en donde el
paciente, y especialmente el de las clases menos favorecidas tomaban una dignidad y un
papel notable. La sabiduría popular debía ser tenida en cuenta y aportar al enriquecimiento
cultural de las masas y a su progreso en los ámbitos moral y social. Raspail no era
partidario de divulgar los conocimientos científicos desde la esfera académica, sino darle
relevancia a otro tipo de saberes que hasta ese momento no se habían tenido en cuenta por
la monarquía de la época, en donde los pacientes jugarían un papel fundamental dentro de
la práctica médica y dentro de la reforma “desde abajo” que se planteaba como una
integración de experiencias que se llamaba “sistema Raspail”. Su programa tuvo éxito
esencialmente entre un pequeño círculo de la burguesía de las profesiones liberales, las
clases medias y las élites obreras, más no dentro de los aristócratas o las clases bajas.
Ahora bien, al lado de Flammarion y Raspail se encuentra Louis Figuier (1819-1894), otro
de los importantes divulgadores de la ciencia de la segunda mitad del siglo XIX, quien
después de doctorarse en medicina, se traslado a París para ampliar sus estudios y
dedicarse a la carrera de profesorado. Para el año de 1846 fue nombrado catedrático en
farmacia en Montpellier y para 1850 se doctoró también en ciencias físicas. Llamó la
atención del público por su variedad de artículos en diversos periódicos de ciencias. Ya
como divulgador desde 1857, empezó a publicar su Année scientifique et industrielle, algo
semejante a un almanaque en el que se mostraban los avances científicos anuales, que se
había de convertir en una publicación periódica de gran acogida en toda Europa. Después
llegaron las Vies des savants illustres (1866), Les merveilles de la science (1867), Les
merveilles de l’industrie (1873), Connais-toi toi-même: notions de physiologie (1879), o
los Feuilletons scientifiques en la prensa.
46 NIETO GALÁN. (2006). Op. Cit, p50
33
Dentro del contexto francés, los divulgadores que se convirtieron en profesionales tenían
ciertas características en común, como una formación científica en sus inicios, creadores de
revistas, autores prolíficos, conferencistas y expositores, con publicaciones en la prensa
entre algunas otras características. A pesar de su bagaje intelectual la ciencia ortodoxa se
fue en contra de Figuier, debido a un desprestigió que se ganó públicamente como
consecuencia de una polémica con Claude Bernard que tenía que ver con la secreción
postmorten del azúcar del hígado. Esto fue determinante para la carrera de este autor, ya
que después de esto se convirtió en un devoto de la ciencia popular, y decidió dedicarse a
la divulgación de la ciencia, con la intención de hacerle frente al esoterismo del lenguaje
científico manejado por los profesionales.47
El estilo de Figuier era esencialmente presentar de forma heroica, romántica y dramática a
grandes sabios, intelectuales e inventores. Y en palabras de Nieto Galán con respecto al
teatro científico que trató de instaurar Figuier en Francia desde sus textos, encontramos:
Eran sin embargo obras bastante ingenuas y literariamente débiles, que requerían de decorados demasiado complicados, y en las que los objetivos didácticos y educativos tenían mucho más peso, quizás demasiado, con relación a los elementos de aventura y ficción, de entretenimiento. Las críticas en la prensa fueron contundentes y claras: “falta espectáculo”, y “todo es demasiado ingenuo, austero, simple y rudimentario”. Figuier luchó desde 1877 hasta su muerte en 1894 por el éxito de su teatro científico, sin embargo el resultado se saldó en un fracaso total, y la ruina económica. De nuevo ciencia, ficción, espectáculo, entretenimiento, instrucción, convergían de forma compleja en el escenario, y a pesar de las controversias académicas o los éxitos o fracasos comerciales, la cultura científica parecía instalada en esas ciudades burguesas del ochocientos. De igual modo esa teatralidad, se había de expresar a través de otras formas de espectáculo en el siglo XX. 48
Por último cabe hablar de otro autor importante que tuvo también las características de
divulgador científico profesional, él fue Victor Meunier (1817-1907). Para desarrollar su
trabajo se inspiro en el socialismo de Charles Fourier (1772-1837), además, para combatir
el ya mencionado esoterismo científico en contra del que peleó su contemporáneo Figuier,
Meunier estaba totalmente convencido de las capacidades del pueblo llano49. Se presentaba
a sí mismo como un encuestador, como informador, y era partidario de un periodismo
47 NIETO GALÁN 2010 48 NIETO-GALÁN (2010). Op. Cit, p117 49 BESAUDE-VINCENT. (1989).
34
científico independiente de la autoridad de la Académie des Sciences50. Trabajó como
colaborador de revistas y enciclopedias realizando principalmente propaganda a la
medicina de Raspail, y defensor ante el gran público de los perdedores de la ciencia, como
el médico Félix Arquímedes quien fue vencido científicamente por Louis Pasteur en el
debate de la generación espontánea.51
Meunier caricaturizó la ciencia en su reconocido texto Scénces et types du monde savant y
protegía la idea de una retórica científica totalmente nueva dentro de la prensa, con un tinte
más heterodoxo, y más en consonancia con una ciencia utilitaria y filantrópica. Esto, con el
ánimo de hacer más fácil el trabajo, incrementar los bienes materiales y las
comunicaciones, y por encima de todo que tuviera la capacidad de ser manejado por todos
aquellos que no podían hablar ni escribir, que eran catalogados de ignorantes por las clases
dominantes.
Se puede decir que en escenario en el que se desenvolvieron los divulgadores que se han
mencionado, su labor se presenta como un factor esencialmente sociológico y político.
Dentro de un ambiente burgués que puso en las manos de la ciencia y la educación el poder
liberador ante las élites aristocráticas dominantes en el ámbito social, intelectual y
económico, puesto que la divulgación de la ciencia era entendida como sinónimo de
modernización y democratización,- idea que como se verá también será patente en el
contexto latinoamericano-. Además al presentar este breve esbozo de la popularización de
la ciencia, es evidente que en un espacio y un tiempo específicos la noción que se tiene de
la ciencia se halla estrechamente involucrado con la relación que la sociedad desarrolla con
está. De esta forma los mecanismos que se emplean para divulgar la ciencia se presentan
como un campo dinámico en el que sus componentes y públicos se reconfiguran de manera
constante. Es visible que los mecanismos para divulgar la ciencia en el siglo XIX se
50 Esta academia que existe actualmente como una de las cinco academias que conforman el Instituto de Francia, fue creada alrededor del año 1666, dentro del contexto del gobierno de Luis XIV y bajo el patrocinio del primer ministro de Francia Jean-Baptiste Colbert con la intención de animar y proteger el espíritu de investigación, para con esto estimular el avance científico y sus aplicaciones. Autoridades como René Descartes, Blas Pacal y Pierre de Fermat hicieron parte de esta en sus inicios. 51 NIETO-GALÁN (2006).
35
mueven dentro de un marco histórico particular en donde las disciplinas están en proceso
de institucionalización, se están conformando las comunidades científicas y se está en
busca de legitimar la práctica científica. Caso muy diferente al del siglo XX, que se vio
marcado por un aumento inesperado de la ciencia y también de la tecnología, cuestión que
influyó de manera directa en la vida cotidiana de la gran mayoría de las personas.
1.4. EL CONTEXTO DE AMÉRICA LATINA
Hablar del contexto latinoamericano en lo referente a la divulgación de la ciencia, es hablar
de un desarrollo de estrategias de popularización muy diferentes de las que se dieron en el
continente europeo y en Estados Unidos particularmente. Esto se debe principalmente a
que, por un lado, la ciencia se ha desarrollado de manera distinta en esta parte del globo, y
por otro, porque los mecanismos de relación de la sociedad con la ciencia se formulan
desde contextos de democracias incipientes y con una escueta participación pública.
Sin embargo, los autores Massarani y de Castro Moreira, resaltan que la divulgación de la
ciencia en América Latina y también en Asia se dio desde el siglo XVII, momento en el
que intelectuales locales abrazaron la idea de que el conocimiento científico mejoraría la
condición económica de sus países.52. Diversos periódicos y revistas se crearon en América
Latina para difundir y discutir la ciencia ilustrada aunque con unas iniciativas de
divulgación bastante vagas, con una pobre inserción institucional y con un público muy
reducido.
Se debe decir de entrada que en América Latina no hubo divulgadores profesionales de la
envergadura de Flammarion o Figuier, más bien hubo una reciprocidad entre las
investigaciones básicas y aplicadas y las tareas divulgativas que realizaron a su modo los
científicos latinoamericanos. A pesar de lo dicho, para el autor Leoncio López-Ocón
durante el siglo XIX surgieron en América Latina lo que él denomina mensajeros de la
ciencia, que con sus labores comunicativas, promovieron la creación y consolidación de un
52 MASSARANI Luisa y DE CASTRO MOREIRA Ildeu. (2004). Op. Cit, p31
36
espacio público para la ciencia a partir de cinco instrumentos esenciales: el uso de la
prensa, las asociaciones científicas y nuevas instituciones educativas, la fundación de
museos de historia natural y la participación en las exposiciones universales.53Sin
embargo, en este intento por crear un espacio público para la ciencia, los mensajeros se
encontraron con importantes problemas socioculturales como las redes comunicacionales
en ciertos escenarios, el grado de desarrollo cultural de las sociedades latinoamericanas, en
las que habían grandes diferencias entre grupos sociales debido a su carácter multiétnico,
que hizo que fuera más complejo crear maneras para que la ciencia llegara a públicos
amplios.
A pesar de esto, para finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se dio en América
Latina lo que Lopéz-Ocón denomina un periodismo científico en las capitales virreinales,
México, Lima, Santa Fe y Buenos Aires. En este periodismo científico, se reflejaron las
actividades de personalidades que pertenecían a las tres grandes estructuras del poder
político, social y económico que estaban presentes desde la colonia, estas eran: La
eclesiástica, la virreinal y la metropolitana. Con el surgimiento de este periodismo se dio
origen a una incipiente opinión pública que se interesó por cuestiones científico-técnicas.
Y tal como se dio en el contexto occidental, en los periódicos hispanoamericanos los
sabios locales transmitirán a los lectores conocimientos aplicables a la vida cotidiana.
Según Lopez-Ocón: “Esa actividad periodística tuvo una función plural: estimuló la
capacidad crítica del público y fue usada como un ariete contra en domino colonial.
Desempeñó también un papel cultural y formativo importante. Esos periódicos fueron
concebidos como emisarios y mecanismos de transporte de información y saberes”.54
Por ejemplo, en caso de la Nueva Granada, Francisco José De Caldas influido por los
ideales ilustrados de la utilidad de la ciencia para el progreso del Estado, decidió dejar sus
negocios mercantiles en Popayán para dedicarle a la ciencia como astrónomo, físico y
botánico al lado de José Celestino Mutis, quién difundía sus conocimientos en las páginas
del Papel periódico de Santa Fe de Bogotá que se publico de 1791 a 1797. Y para el 53 LÓPEZ-OCÓN, Leoncio. (1998), ''La formación de un espacio público para la ciencia en América Latina durante el siglo XIX'', Asclepio, 50 (2), pp. 205-22? 54 LÓPEZ-OCÓN, Leoncio (1998). Op. Cit, p208,
37
comienzo del siglo XIX con el ánimo de convertirse en el canal de comunicación de las
ideas ilustradas entre los jóvenes criollos de la Nueva Granada, Caldas fundó el Semanario
de Nueva Granada, ya como miembro de la Expedición Botánica. Este periódico
pretendió presentar artículos interesantes, curiosos, útiles y dignos de la atención del
público ilustrado. Pero ese público no fue tan numeroso y solo fue leído por las elites de
algunas ciudades y solo se publicó de 1808 a 181055.
De forma similar, surgieron otros periódicos en América Latina como El Lucero en
Caracas, El Telégrafo Mercantil de Cabello, El Mercurio de Lima, el Semanario De
Agricultura de Vieytes, el Correo de Comercio de Belgrano entre otros, que con la
comunicación de sus emisarios se logro establecer una comunicación científica, que se vio
reflejada en cuestiones como el intercambio de correspondencia entre los Observatorios de
Santafé, Lima y Cochabamba.56
Para el período post-Independentista se percibe en el continente un periodismo científico
realizado por los aprendices de los “sabios locales” ilustrados y también por científicos y
técnicos extranjeros, llegados principalmente de Europa, que vinieron a explorar y a
ofrecer sus servicios a los nuevos estados independientes.
Se percibe de esta forma, que a lo largo del siglo XIX en América Latina la actividad
divulgadora fue realizada esencialmente por los mismos científicos locales y algunos
foráneos. Gran parte de ellos compartía la importancia y el papel pedagógico del
periodismo y la utilidad de la prensa para hacer que la ciencia estuviera disponible para
todos. Y, mediante sus estrategias de divulgación fortalecieron su presencia social con la
intención de reafirmar su legitimidad profesional, aumentar la comunicación con sus
homólogos y otros grupos sociales y fortalecer sus alianzas con las instituciones que
controlaban los diversos poderes. Además, la mayoría de esos divulgadores pertenecían a
las élites científico-técnicas y una de las principales razones por las que se dedicaron a
divulgar la ciencia, fue con la intensión de propagar la idea del carácter práctico de la
55 Tuvo alrededor de dos centenares de suscriptores que se encontraban principalmente en la ciudad de Bogotá, Popayán y Cartagena. LÓPEZ-OCÓN (1998). 56 LÓPEZ-OCÓN (1998)
38
ciencia, para poner de manifiesto los ideales de la modernidad para ayudar a afianzar la
idea de progreso que los estados estaban promoviendo; y también para comunicar a sus
lectores lo práctica que podía resultar la ciencia en la vida cotidiana.57
Para terminar, en cuanto a los públicos receptores de la ciencia en América Latina se puede
decir que a los periódicos ilustrados se tenía un acceso muy limitado, solo algunos sectores
de las élites disfrutaban de estos privilegios. Aunque sus lectores se reunían en algunas
ocasiones en tertulias y sociedades en las que algunas veces se leía en vos alta, su impacto
fue débil hasta casi el final del siglo XIX, momento en el que los públicos se
incrementaron debido principalmente a las exposiciones y colecciones de los museos de
historia natural, También al prestigio social que fueron adquiriendo los científicos y
cuando se hizo más heterogéneo socialmente con el avance de la alfabetización científica
en conjunto con la alfabetización general para finales de siglo, razón por la que las clases
obreras y trabajadoras también empezaron a ser parte del gran público.
57 LÓPEZ, L. (1997), ''La divulgación científico-técnica en la prensa de América Latina durante el siglo
XIX'', en L. C. Arboleda; C Osorio. (eds.), Nacionalismo e internacionalismo en la Historia de las Ciencias y la Tecnología en América Latina. Cali: Universidad del Valle, pp. 391-398.
39
2. EL OBSERVATORIO, LAS INSTITUCIONES Y LA DIVULGACIÓN DE LA ASTRONOMÍA EN EL SIGLO XIX
En este capítulo se presentara de manera muy somera el marco institucional, político y
social dentro del cual circuló y se comunicó la astronomía en Colombia durante el siglo
XIX y comienzos del XX. También se le dará una mirada a algunos de los espacios de
divulgación que se le dieron a está en el ámbito de la esfera pública, con el ánimo de tener
un panorama claro del contexto dentro del que se movieron personalidades como José
María González Benito y Julio Garavito que son el eje central de este trabajo, y que se les
mirará de manera más cuidadosa en el siguiente capítulo.
2.1 MARCO GENERAL
Para empezar hay que decir que durante el siglo XIX en Colombia no se habían
profesionalizado muchas de las ciencias naturales, por lo que las fronteras disciplinares
eran muy difusas. De esta manera el desarrollo de la astronomía en Colombia durante todo
el Siglo XIX y comienzos del XX se incorpora dentro del estudio de otras disciplinas como
la cartografía, la meteorología, la geología, entre algunas otras. Por esta razón es
importante alejarse de la idea de que la astronomía para este periodo era la ciencia exacta
que estudiaba el comportamiento de los cuerpos celestes como la concebimos en nuestros
días. Más bien la astronomía se vinculaba a cuestiones más practicas como el
levantamiento de mapas, la determinación de horas locales en lugares específicos y la
búsqueda de posición de distintos medios de transporte.58
La astronomía, como un saber importante a la hora de fijar la posición de los lugares en
cualquier parte del globo terráqueo, se presentó como una herramienta de vital importancia
para los navegantes y exploradores de todo el mundo. Desde comienzos del siglo XIX se
encaminó en una primera instancia al estudio descriptivo y posteriormente físico de los
58 QUINTERO (2002), p5-6
40
astros, además del avance que había alcanzado en cuanto al movimiento de los cuerpos del
sistema solar se refiere. En un primer momento, los trabajos astronómicos les fueron
encargados a hombres de armas, especialmente a los de la marina, pero en el caso de
Colombia y de algunos otros países, fueron los ingenieros civiles los que realizaron estos
trabajos como se verá a continuación.59
2.2 EL OBSERVATORIO, LA CIRCULACIÓN Y LA COMUNICACIÓN DE LA ASTRONOMÍA
El Observatorio Astronómico Nacional se construyó por iniciativa de José Celestino Mutis,
quien encargó de esta tarea al arquitecto Fray Domingo Petrés, que lo terminó para el año
de 1803 y se constituyó en el primer observatorio construido en América Latina. El primer
director del observatorio fue Francisco José De Caldas, quien como primera medida
describió el edificio y determinó su latitud. Una de las principales intenciones por las que
se construyó el observatorio fue para estipular la hora de diferentes lugares en el país, de
otro lado, Caldas realizó observaciones meteorológicas que se publicaron en el Semanario
del Nuevo Reino De Granada y diseñó un programa de investigaciones astronómicas,
geográficas, cartográficas y botánicas que se realizarían en dicho recinto, pero jamás se
llevo a cabo este trabajo.60 En cuanto a los primeros instrumentos con los que contaba el
observatorio, se pueden enumerar un Cuarto de Círculo y un péndulo de Graham que había
traído Caldas de la Presidencia de Quito, además de los aparatos que el rey había ordenado
comprar para llevar a cabo la Expedición Botánica, entre ellos se podían encontrar un
Cuarto de Círculo de Sisson, teodolitos de Nairne y de Emery, anteojos acromáticos de
Dollond, agujas magnéticas, barómetros, termómetros, entre algunos otros. Fue evidente
desde un comienzo que el observatorio no contó con los instrumentos suficientes, ni tan
sofisticados como con los que poseían los observatorios europeos y norteamericanos. Y, si
bien desde que Francisco José de Caldas arribo de Quito se le había otorgado el 59 ARIAS DE GREIFF. (1993) 60 ARDILA Diego y RESTREPO Olga: Las ciencias en Colombia: 1783-1990. Una perspectiva Histórico-sociológica. [En línea]En: http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/rce26_05ensa.pdf. Consultado en Febrero de 2010.
41
observatorio, solo hasta la muerte de Mutis en 1808 por decreto del arreglo de la Real
Expedición Botánica, fue oficialmente cuando él se hizo cargo de de la parte
astronómica.61
El Semanario del Nuevo Reino de Granada fue uno de los primeros medios impresos que
divulgo trabajos referentes a astronomía en nuestro país en el siglo XIX. Para Mauricio
Nieto, el Semanario se constituyó en un medio de comunicación de particular importancia
en el territorio nacional, ya que se presentó como una publicación periódica que además de
estar bajo la dirección de un criollo como Francisco José de Caldas, fue también un órgano
de difusión científica que tuvo entre sus principales propósitos hacer públicos dentro de un
selecto grupo de criollos aquellos conocimientos que se consideraban útiles para el buen
gobierno y la prosperidad de la Nueva Granada.62
Esto pone de manifiesto una cuestión que va a ser patente durante todo el siglo XIX no
solamente en Colombia sino en América Latina en general: La existencia de periódicos y
revistas, así como también de libros de divulgación científica ya sea de astronomía o
cualquier otro tipo de conocimiento, no se presentaron como unos instrumentos aislados y
neutrales, sino que hicieron su presencia en un marco cultural e institucional especifico,
defendiendo o promoviendo unos intereses y valores determinados. Lo importante es tener
presente que estos textos no surgieron aisladamente para luego ser consumidos
pasivamente. Tanto los que escribieron, publicaron y leyeron desarrollaron unos
mecanismos de apropiación de los conocimientos que produjeron o les fueron dados.63Y en
el caso del Semanario: Los discursos científicos que se presentan en el Semanario y que se ocupan de temas como la geografía, la historia natural, la medicina, la agricultura, el estudio de la población americana, del clima, entre otros, deben ser entendidos como prácticas políticas. En esta memoria se observa que al construir un saber legítimo sobre el espacio se está creando un territorio para la “civilización”, la
61 ARIAS DE GREIFF. (1993) 62 NIETO, Mauricio. (2007) Orden natural y orden social ciencia y política en el Semanario del Nuevo Reino de Granada. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Bogotá 2007. 63 Para ver cómo se desarrollan mecanismos de apropiación alrededor de los conocimientos científicos ver: POHL VALERO, Stefan. (2009) La comunicación de la termodinámica. Física, cultura y poder en la España de la segunda mitad del siglo XIX. En Revista Memoria y Sociedad. Vol. 13. Núm. 27. Pp121-141.
42
“prosperidad” y la “felicidad”, y quienes lo anuncian se están situando como los llamados a conocer, ordenar y controlar la naturaleza y la sociedad64
De otro lado, en sus informes a partir de 1809, Caldas dio cuenta de sus labores realizadas,
y expresaba las necesidades del observatorio, las cuales en su mayoría fueron atendidas y
suplidas. Acompañaba sus informes con copias de sus trabajos realizados con anterioridad,
como los que llevo a cabo a nivel astronómico desde el año de 1797 hasta 1805 en la
ciudad de Santafé. En el primero de estos años -1797- anunció que iba a observar un
eclipse de luna que le dejara corregir la posición de varios lugares que habían quedado de
las cartas levantadas de Bogotá a Neiva, de Popayán a la Plata y de Timaná a sus sitios
aledaños. También incluyó una memoria acerca de la verdadera longitud de Quito, que no
solo le había importado a él sino también a Humbolt, debido a que quienes habían
realizado este trabajo en tiempos anteriores presentaron una variedad de resultados que no
concordaban.65
De igual manera, Caldas preparó almanaques para los años de 1811 y 1812, que publicó en
forma de folletos que incluían cuestiones como: Prefación, Épocas (fechas) de la Historia
de las Ciencias, Sistema Planetario, Cómputos Eclesiásticos, Cuatro Témporas, Fiestas
Móviles, Oblicuidad aparente de la Eclipse de Sol y Luna, Apulsos, y para cada mes del
año: Longitud de Sol, declinación del sol, semidiámetro del sol, longitud del nodo de la
Luna, apogeo y perigeo lunar, puntos notables de la luna en la órbita y calendario. Esto
demuestra que siempre la astronomía jugó un papel predominante en sus investigaciones y
en una de sus cartas se refería a ella diciendo:
Puede ser que con el tiempo recoja bastantes materiales y un número suficiente de observaciones para levantar una carta correcta del virreinato, objeto de mis deseos, y que sólo la muerte acabará. Yo me aflijo cuando veo tan poca astronomía en toda la extensión de la Nueva Granada, y que no hay uno a quien se le pueda encargar observe una latitud66
64 CASTAÑO, Paola. NIETO, Mauricio y OJEDA, Diana. “Política, Ciencia y Geografía en El Semanario Del Nuevo Reino de Granada. En: Revista Nómadas”, Junio (2005) pp114-125 65 ARIAS DE Greiff, (1993). Op, Cit, p. 214-215 66 Carta de Francisco José de Caldas citada por BATEMAN, Alfredo En: El Observatorio Astronómico de Bogotá. Bogotá. Universidad Nacional. 1954. P. 45
43
Desde el punto de vista de la divulgación, los almanaques, no solamente los que publicó
Caldas, resultan ser un elemento clave para ver los espacios dentro de los que circuló y se
comunicó la astronomía y otros saberes a lo largo del siglo XIX. Junto con los calendarios,
los almanaques se convirtieron en instrumentos que permitieron inscribirse y proyectarse
en el tiempo no solamente astronómico, sino también religioso y civil. Como el caso del
almanaque Bristol que aun hoy en día seguimos viendo, que se empezó a publicar desde
1833, sirvió como una herramienta de aprendizaje de la institución social del tiempo y de
su sistema simbólico impreso67, al permitir acceder de manera fácil y bastante informativa
a cuestiones que hacían alusión al tiempo, a un territorio o noticias de un grupo o
comunidad específica, debido a su carácter popular y su alto nivel de difusión.
Adicionalmente su carácter divulgativo hizo que el público en general, se relacionara de
manera sencilla con los conocimientos científicos que éstos contenían.
También desde este momento se puede ver cómo en el contexto de las primeras
experiencias republicanas, en los inicios del siglo XIX, un científico como Caldas se
preocupó por que la ciencia fuera divulgada, pero de una manera bastante peculiar.
Siguiendo la noción de Mauricio Nieto, para Caldas y el círculo intelectual en él que se
movía, la cuestión del conocimiento y del poder estaba fuertemente relacionada a la hora
de construir un orden social y natural, puesto que se presenta a los “criollos letrados” como
un grupo totalmente aparte del “vulgo”. Parece ser esta la premisa central de los debates y
las demostraciones científicas alrededor de la influencia del clima en los seres vivos, la
geografía económica y la historia natural que se presentan en el Semanario, que son la
parte esencial y producto de la realización de un ejercicio de la política. Esto pone de
relieve dos cuestiones: El límite de la exclusión de los nativos americanos del orden
ilustrado de los criollos; y, la búsqueda de la inclusión o reconocimiento de estos criollos
en las comunidades científicas europeas.68En resumen, para Caldas, eran los criollos
67 BOTREL, Jean-François.(2004) “Para una bibliografía de los almanaques y Calendarios”. Trabajo presentado en el VIII seminario bio-bibliográfico del Instituto de Estudios Giennenses “Manuel Caballero Venzalá” el 13 de Marzo. 68 NIETO (2007)
44
blancos habitantes del altiplano andino, los legítimos controladores de la naturaleza y la
sociedad.
Volviendo al Observatorio Astronómico, desde el año de 1813, cuando Caldas se vio
forzado a dejar Santafé, el observatorio quedo prácticamente abandonado hasta 1846, así
que los trabajos astronómicos no fueron relevantes para este período. Sin embargo, el
fulgor de la Independencia le trajo ciertos inconvenientes a la ciencia nacional y la
materialización de ciertos proyectos. Hombres como Caldas, Lozano, Rizo y otros que
conformaron la Expedición Botánica fueron condenados a muerte; todos los instrumentos
de la Casa Botánica y también sus libros y pertenencias fueron vendidos , paralelamente se
remitieron a España los materiales de la Expedición. Para los primeros años de la
Independencia se gestó un ambiente entusiasta, en el que las élites políticas se
concentraron primordialmente en la construcción y organización del Estado. Y en lo
tocante a la organización de las instituciones culturales, la educación, la ciencia y la técnica
se tenía la iniciativa de realizar cambios importantes. Para esto Francisco Antonio Zea,
quien también participó en la Expedición Botánica- desarrolló a comienzos del siglo XIX
desde Francia un proyecto para reorganizar la Expedición Botánica. A este respecto,
autores como Luis Arboleda y Diana Arango resaltan que Zea tuvo en mente dos grandes
proyectos para institucionalizar la ciencia en nuestro territorio. El primero fue el que se
acabo de mencionar con respecto a la Expedición y el segundo pretendió lograr la
institucionalización de la enseñanza de las ciencias en el periodo post-independentista con
la creación de la Escuela de Minería, el Museo de Ciencias Naturales y una Escuela para
formar ingenieros militares. Dentro de este contexto, hombres como Mariano Rivero,
Josep Lanz y Jean Baptiste Boussingault vinieron al territorio nacional contratados por
Zea a realizar trabajos de distinto tipo, pero en especial para levantar el mapa de la nueva
República y explorar sus riquezas minerales.69
69 ARBOLEDA Carlos y SOTO Diana. “Francisco Antonio Zea y la Institucionalización de las ciencias en Colombia”. , en L. C. Arboleda; C Osorio. (eds.), Nacionalismo e internacionalismo en la Historia de las Ciencias y la Tecnología en América Latina. Cali: Universidad del Valle, pp. 259-276
45
En el año de 1827 el Observatorio pasó a estar a cargo de Benito Osorio, quien hizo
hincapié en el registro de observaciones meteorológicas que se publicaron y se conocieron
con el nombre de Observaciones Atmosféricas70. Para el siguiente año, el observatorio se
fusionó por segunda vez al Museo de Historia Natural y Benedicto Domínguez fue
nombrado como director de ambas instituciones.
Para este período, y gracias a las publicaciones realizadas por los directores que habían
pasado por el observatorio y de algunos intelectuales, uno de los personajes que estuvo
más interesado en divulgar la astronomía fue Benedicto Domínguez, quien fue también
director del Observatorio y que desde 1813 hasta aproximadamente 1830 publicó
almanaques astronómicos. Gracias a este tipo de trabajos, se dio el caso de escritores que
no estaban ligados a la práctica astronómica, que en sus trabajos hablaban de la
importancia de este saber. Es el caso particular de José María Cordovez Moure (1835-
1978), quien describiendo una fiesta de la élite Bogotana en 1852 y a propósito de los
almanaques de Benedicto Domínguez se refirió de la siguiente manera:
Contribuyó a amenizar la fiesta la coincidencia de que en almanaque calculado para ese año por el anciano astrónomo Benedicto Domínguez se anunciaba un eclipse total de luna el día siete del mismo mes a la una de la mañana; pero los antiguos alumnos del colegio militar, entre los cuales se encontraban don Manuel Ponce de León y don Indalecio Liévano, sostenían que el fenómeno tendría lugar el día seis. Una tremenda cohetada en el Observatorio anunció el triunfo de los nuevos astrónomos, y todos los asistentes al baile gozaron de ese magnífico espectáculo no previsto en el programa.71
Esto demuestra un poco que para ese momento los trabajos en astronomía no eran tan
desconocidos del todo, y que además existía cierta curiosidad por conocer los fenómenos
de los que se ocupaba esta práctica dentro de la élite intelectual en la que circulaban este
tipo de conocimientos. Algo que se debe tener en cuenta, es que el hecho de que la
divulgación no haya sido masiva, no quiere decir que fue inexistente e inoperante. La
cuestión está en ver como la élite se preocupó por difundir unos valores que se asociaban
de manera estrecha con la ciencia. Como se dijo al comienzo de este capítulo y como lo
sostiene Juan Camilo Escobar Villegas:
70 BATEMAN (1956) 71 CORDOVEZ Moure, José María.(1997) “Reminiscencias de Santafé y Bogotá”. Bogotá. FICA.
46
…se debe recordar que en Colombia, durante el siglo XIX, la medicina y las ciencias naturales fueron el punto de partida de la gran mayoría de los hombres de ciencia. De allí incursionaron luego en la historia y la geografía, para terminar finalmente publicando una variedad de estudios en los que los conceptos del médico, del naturalista, del historiador, del antropólogo y del geógrafo se mezclaron para producir una fuerte ideología de identidad.72
Como se verá, no solo cuestiones relacionadas con la identidad se tejieron alrededor de la
ciencia y la astronomía en particular, sino también religiosas y morales, que se vincularon
con el progreso y la modernización. Hay que tener en cuenta que durante el siglo XIX,
Colombia es un país pobre, marginado de intercambios transatlánticos en lo humano y en
lo económico. También es un país en donde hay pocos extranjeros, ya que no despierta el
interés económico por parte de las potencias europeas y de los Estados Unidos. Las
dificultades a nivel climático y topográfico de los Andes ecuatoriales, las escasas fuentes
de riqueza estables y fácilmente explotables, y un pesado ambiente de guerras civiles73, son
algunas de las razones por las que se le empieza apostar al fortalecimiento de las
instituciones nacionales, y entre esas a la ciencia. Se empieza a ver en el uso práctico de
los conocimientos científicos una solución a ciertos problemas que dificultan la
prosperidad nacional.
En ese orden de ideas, dentro de un ambiente de grandes cambios políticos, sociales y
económicos74 se gestó la Comisión Corográfica (1850-1859), con la tarea principal de
hacer una descripción del territorio nacional en donde se pusieran de manifiesto las
condiciones físicas, morales y políticas de la nación colombiana. Para llevar a cabo una 72Escobar Villegas, Juan Camilo. “Andrés Posada Arango: El conocimiento de la Naturaleza, el progreso, la civilización y las razas superiores”. En Revista IATREIA. Vol. 18. No. 1. Marzo de 2005. 73 MARTINEZ, Frederic. (2001). “El nacionalismo cosmopolita la referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-1900”. Bogotá. Banco de la República. 74 A mediados del siglo XIX en Colombia era patente la necesidad de sacarle provecho a las “ventajas comparativas” del país mediante la producción y explotación de materias primas y la importación de productos manufacturados. Se habían ido para el suelo las denominadas industrias modernas, que producían textiles, loza, vidrios, velas, fósforos, jabones y sombreros; y se dejaron a un lado los fallidos intentos de erigir una industria protegida. Durante la presidencia de Tomas Cipriano de Mosquera (1845-1849), se tomaron medidas que hicieron hincapié en estimular el comercio exterior mediante reformas en la aduanas, nivelación de pesos y medidas; introducción del sistema métrico, mejoras en las estadísticas y la contabilidad en el manejo de la Hacienda: Además se diseño un gran plan para construir vías de comunicación que permitieran el transporte de productos. Con las reformas de mitad del siglo XIX se dio comienzo a un proceso que conllevo a dividir las tierras de los resguardos indígenas, suprimir los diezmos, desamortizar los bienes de manos muertas, eliminar los estanco, abolir la esclavitud y liberar el comercio. Bushnell, David. (2007) Colombia: Una Nación a pesar de sí misma. Bogotá. Planeta. 2007
47
tarea de tal envergadura se considero necesario tener conocimientos de meteorología,
botánica, astronomía y geodesia, para con esto condensar en un mapa la soberanía y el
dominio de un territorio que a mediados del siglo XIX se encontraba en una situación
desfavorable, ya que pocas provincias tenían mapas y descripciones geográficas; en donde
la mayor parte del territorio estaba sin explorar y sin recorrer, y con las nuevas políticas
con respecto a la explotación de materias primas y la importación de productos
manufacturados, tomó relevancia la identificación de nuevos productos naturales que
sirvieran para comerciar. También se hizo con el ánimo de que el Estado pudiera intervenir
para calmar las tensiones que se habían dado entre los poderes locales, más exactamente
entre hacendados y autoridades civiles, por la carencia de una delimitación pertinente de
los territorios. Así, fue necesario definir las fronteras de las provincias y demarcar los
límites internacionales en un momento histórico de grandes dificultades con las naciones
vecinas. De esta manera la Comisión corográfica, se constituyó en la primera empresa de
investigación formada y patrocinada por el Estado y reunió un equipo de investigadores
con objetivos diferenciados bajo la dirección de Agustín Codazzi.75
Algo importante para analizar con respecto a la comisión corográfica, es que fue una
empresa que por el hecho de ser patrocinada por el estado, legitimó y configuró una serie
de valores que apuntaban a señalar las perspectivas del desarrollo regional y participó en la
construcción de una determinada identidad nacional. El programa cartográfico y la tarea
de definir los límites internacionales serían continuados por la Oficina de Longitudes. La
proyección histórica de la investigación corográfica se diluyó con la ascensión de la
Regeneración, en la que hispanismo y centralismo se opusieron a esa idea de identidad
que profesó la Comisión, y que pareció tomar vida nuevamente en 1934, cuando se
organizó por un período muy corto la Comisión de Cultura Aldeana.76
Se puede observar de la misma manera, que la astronomía en estos tiempos circulaba
dentro de un círculo pequeño de intelectuales, que en su formación académica este tipo de
75 ARDILA Y RESTREPO. Op, Cit, p 4-7 76 ARDILA Y RESTREPO. Op, Cit, p 13
48
conocimiento era un tópico más, es decir, no había hombres en el territorio colombiano y
difícilmente en América Latina que se dedicaran un cien por ciento a analizar los astros de
manera sistemática, teniendo en cuenta también que aun no era considerada como un
campo del conocimiento científico independiente como ya se mencionó. Más bien se
formaron en cuestiones de tipo práctico para responder a las necesidades del país en sus
primeros intentos de modernizarse. Y en cuanto los medios que se empleaban para divulgar
el conocimiento astronómico eran prácticamente escasos por la misma razón de que no
había quien la trabajara fuera de la “Empresa Estatal”. Además de los informes presentados
por los encargados en la Comisión, el periódico El Nacional fue uno de los medios
impresos que entre 1860–1870 publicó las observaciones del Observatorio Astronómico.
Uno de los trabajos divulgativos sobre astronomía más importantes de esa época fue el que
publicó Andrés Posada Arango (1839-1923) en 1865 en el periódico conservador La
Caridad de Bogotá con el nombre de ASTRONOMIA (Instrucción para el pueblo).77En la
introducción de este trabajo encontramos lo siguiente: No escribimos para los sabios, para los intelijentes en la materia, porque nada nuevo podríamos decir. Nos proponemos únicamente poner al alcance de los profanos, esplicandoselas con la claridad que nos sea posible, las verdades más importantes que se hallan demostradas hasta hoi en la ciencia astronómica, que indudablemente es una de las más elevadas en su objeto, la más atrevida en sus disquisiciones i la más avanzada en sus conquistas, i cuyo estudio es también el más a propósito para hacernos formar una idea digna de la grandiosidad de la creación i de la infinita sabiduría de su Supremo Creador.78
En este fragmento podemos ver que la intención del autor es muy parecida a la de los
divulgadores europeos de los que se habló en el primer capítulo, dejando clara la brecha
existente entre expertos y profanos. Es decir, Andrés Posada desde su postura de
intelectual de la época hace una clara diferenciación de los que son las elites intelectuales y
poseedores de conocimiento con respecto a los demás, el “vulgo” del que nos habla
Mauricio Nieto. De otro lado, y por las inclinaciones partidistas del periódico en donde
publicó su trabajo, el componente religioso termina vinculándose al quehacer científico, a
77POSADA ARANGO, ANDRÉS. (1865) Astronomía Popular (Instrucción para el pueblo). En: La Caridad de Bogotá. Los artículos se publicaron entre mayo de 1865 y diciembre de 1866. 78 La caridad Bogotá. (1865). Vol. I No 35. Mayo 26 de 1865
49
través de la teología natural, esto es, la idea de que las ciencias naturales pueden aportar
evidencia de la existencia de un creador y diseñador del universo.
Para Juan Camilo Villegas, la ciencia y en particular la medicina que practicaba Posada y
quizás otros intelectuales de la época, se inspiraba principalmente en una moral cristiana,
en donde el médico era un “sacerdote del cuerpo” que trabaja bajo la insignia de
Jesucristo. Pero de otro lado, su medicina se apoyaba de la misma forma en una convicción
laica, según la cual el médico labora “empuñando la antorcha flamante de esa química
analítica fundada por Lavoisier.79 Se ha mostrado este ejemplo para poner de manifiesto la
forma que tomó el pensamiento científico en Colombia durante el siglo XIX. Forma que se
puede enmarcar dentro de la siempre presente vigilancia de lo religioso sobre lo laico.
Para 1868, por los mismos años en los que Posada publicó sus artículos sobre astronomía
popular, encontramos en un manual de enseñanza para las escuelas primarias en los que se
enfatiza la importancia de la enseñanza de la astronomía para que los niños se hicieran una
idea de la creación de Dios y de la constitución básica del universo: “También astronomía en las escuelas primarias?...Motivo de admiración sería que no se enseñara. ¿Qué idea del creador i de la creación tendrá el que ignore la estructura general del universo; ni que idea de las relaciones del hombre para con Dios, ni de la majestad de la providencia, que no sean ideas empíricas i y frecuentemente ruines y absurdas”80
Simultáneamente, esto refleja que en Colombia para después mediados del siglo XIX se
consolidó un discurso en torno no solamente a la astronomía, sino para la ciencia en
general, que no solo era abastecido por unas élites intelectuales, sino que también estaba
vigilado por un grupo de clérigos y religiosos que se pusieron al frente del desarrollo de la
ciencia en nuestro país81, en donde los componentes laicos y cristianos se vieron en los
discursos científicos y en la manera en la que se hacían llegar a los públicos. Y basta decir,
que este discurso no solamente fue una iniciativa por parte de los conservadores, sino que
79 ESCOBAR VILLEGAS. (2005). Op. Cit, p80 80 DIESTERWEG. (1868) ''Astronomia por Diesterweg.'' Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia Vol. 1, no. 3, pp228- 231.
81 VILLEGAS (2005). Op. Cit, p 81.
50
éste tenía un trasfondo más general, y los liberales también se adhirieron esta manera de
transmitir la ciencia. Ejemplo de esto, es la cita anterior que fue tomada de los Anales de la
Universidad Nacional, que fue uno de los proyectos liberales por excelencia de la época.
Sergio Arboleda (1822-1888) un pensador conservador de la época trató de explicar esa
relación de religión y ciencia:
La fe religiosa es la base necesaria de las ciencias y el vínculo que a todas liga y unifica… La religiosidad es la ley esencial del hombre… El legislador que aspire de veras a fomentar el progreso científico, no puede desconocer esa ley, si no quiere ver sus obras antes que terminadas, destruidas82
Más que entrar a debatir la pertinencia de la influencia de la religión en la ciencia o
viceversa, en el caso de la ciencia en Colombia y en el de muchos otros contextos en el
siglo XIX, lo relevante es captar que en el proceso de comunicación de la ciencia a
diferentes públicos, los contenidos se relacionan de alguna manera. Es decir, por un lado se
busca la legitimación de la autoridad científica, y todo lo que esta tiene que ver con el
ejercicio del poder; y por el otro, y de manera paralela, se generan toda una serie de
estrategias dentro de este proceso de comunicación de la ciencia, que son compatibles con
los valores culturales de mayor peso en el contexto histórico-social de donde se gestan los
discursos científicos.83
Por último, otra de las estrategias divulgativas que se dieron referentes a astronomía y que
vale la pena mencionar, fueron las conferencias públicas y cursos extraordinarios que se
empezaron a dictar en la Universidad Nacional a partir del año de 1868. Según los decretos
que se pueden encontrar en los Anales de la Universidad Nacional, las conferencias se
realizarían en el Observatorio Astronómico, las cuales eran realizadas por un catedrático
elegido por la universidad, durante tres veces a la semana. Además, por orden de la
rectoría, era obligatorio llevar a cabo observaciones que posteriormente debían ser
82 ARBOLEDA, Sergio. (1936) Las Letras, las ciencias y las bellas artes en Colombia. Minerva. Bogotá, p51 83 POHL VALERO. Stefan. (2007). La "circulación" de la energía. Una historia cultural de la termodinámica en la España de la segunda mitad del siglo XIX. Barcelona. Disertación Doctoral. Ver: Capitulo 1. En este trabajo se desarrolla la idea de que a partir de los contenidos científicos se desarrollan mecanismos para legitimar la labor de los intelectuales y además se transmiten valores morales.
51
publicadas en el periódico de la Universidad. Los asistentes a estas conferencias eran
básicamente tanto alumnos de la Universidad Nacional como de la escuela de Ingenieros y
también estaban abiertas para público en general.84
2.3 LA SOCIEDAD COLOMBIANA DE INGENIEROS
Con el ánimo de legitimar ciertas prácticas científicas -dentro de las que se encontraba la
astronomía- y para darle una identidad a la profesionalización de las ciencias y en especial
a la de profesión de ingenieros, surgen ciertas instituciones como La Sociedad Colombiana
de Ingenieros y La Oficina de Longitudes posteriormente. Pero antes de entrar a hablar de
la Sociedad Colombina de Ingenieros, se va a mirar rápidamente el contexto institucional
dentro del que se movió la astronomía en la segunda mitad del siglo XIX para entender
bajo cuales premisas e intereses nacieron las instituciones ya mencionadas.
Para el año de 1854 se cerró el Colegio Militar de Bogotá (que se había anexado al
observatorio en el año de 1847) debido al golpe del general José María Melo. No obstante,
un grupo reducido de ingenieros85 que se dedicaban a diferentes actividades como la
agrimensura, la cartografía, el ensayo de materiales, la observación de fenómenos
astronómicos y meteorológicos, la construcción de puentes, el drenaje de lagos, la
instalación de metalurgias, la construcción de acueductos y la dirección de empresas desde
ferrovías hasta fábricas de gas86, lograron establecer una base firme para afianzar en el
resto del siglo XIX la profesión de ingeniero en Colombia, y con esto el estudio de la
matemática, campo dentro del cual se desarrollaba la astronomía. Así pues, en los años
84 S. N.,. ''Decreto orgánico de la Universidad.''(1868) Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia Vol. 1, no. 1 pp17-66.
85 Joaquín B. Barriga, José Cornelio Borda, Ignacio Ortega, Rafael Pombo, Nicolás Caycedo, Antonio Dussan, Juan Nepomuceno, Juan Francisco Urrutia, Juan Esteban Zamarra, Alejandro Ortega, Indalecio Liévano, Fidel Pombo y Manuel H Peña. En Gabriel Poveda Ramos. (1993). “Ingeniería e historia de la técnicas”, en Historia Social de la ciencia en Colombia, Vol. IV, Bogotá. Colciencias. 86 SAFFORD, Frank,. (1989) El ideal de lo práctico. Universidad Nacional. El Áncora Editores, Bogotá, p.277
52
1859-1860 Cornelio Borda ejerció la dirección del Observatorio, en 1862 Indalecio
Liévano retoma la dirección, quien Junto a José María González Benito creó el cuerpo de
Ingenieros de Estado, institución que adscribieron al Observatorio Astronómico, para que
además de seguir haciendo trabajos de meteorología práctica se hicieran cálculos de las
alturas. Y para 1867, después de clausurado el Congreso, que recayó en el poder de Santos
Acosta una vez iniciada la guerra civil de ese año, el observatorio se empleó como cárcel
del Estado por Tomás Cipriano de Mosquera, hasta el mes de Noviembre. En ese lapso, se
canceló el Colegio Militar nuevamente, y los profesores, alumnos y el presupuesto pasaron
a la Universidad Nacional de Colombia, que también se fundó en ese año.87
Desde ese momento el Observatorio se le encargó al Señor González Benito, uno de los
actores centrales de este trabajo y quien le empezó a apostar más a la astronomía nacional,
relacionándola con astrónomos de renombre y dotando a la institución con instrumentos
para emplearlos en estudios más profundos sobre los astros, además de transferirle el
contacto a la Escuela de Ingeniería, y Con esto a la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
Para la autora Clara Helena Sánchez: La fundación de la Sociedad Colombiana de Ingenieros significa la consolidación de un gremio de
profesionales indispensable para el desarrollo social y económico del país; la escuela de Minas de Medellín, rival de la Escuela de Ingeniería de Bogotá, tendrá un fuerte impacto sobre la industrialización de país con la formación de ingenieros con mentalidad empresarial, y el título de profesor de ciencias Matemáticas refleja el deseo de una élite intelectual de formar profesores ilustrados interesados en el estudio de las matemáticas, independiente de sus posibles aplicaciones prácticas.88
Tuvieron que pasar alrededor de cuarenta años formando ingenieros en el Colegio Militar,
la Escuela de Minas y la Universidad Nacional para que en el año de 1887 hubiese un
número considerable de profesionales decididos a integrarse en una sola institución para
hacer respetar su profesión, defendiendo sus cualidades en los proyectos de desarrollo
material del país, muchos de los cuales estaban siendo llevados a cabo por extranjeros o
personal no calificado para estos oficios. Según Frank Safford, los ingenieros de este
87ARDILA Y RESTREPO. 88 SÁNCHEZ, BOTERO. (2002) Clara. Matemáticas e Ingeniería en la República Conservadora. En: “Miguel Antonio Caro y la Cultura de su época”. Rubén Sierra Mejía (Editor). Bogotá. Universidad Nacional., p349
53
período alegaban que el 80 por ciento de los aproximadamente 200 ingenieros y
agrimensores que había en todo el país para este período, se encontraba desempleado89.
Mientras que los puestos técnicos los estaban desempeñando de manera empírica militares,
abogados, médicos, periodistas, políticos, literatos, comerciantes, comisionistas y otros
más.90
De esta manera, en el discurso de posesión el señor Abelardo Ramos, como primer
presidente de la Sociedad expresaba lo siguiente:
Construir en sociedad científica a los ingenieros, Agrimensores, Arquitectos, Mecánicos, Profesores de Matemáticas y Naturalistas y crear un órgano de publicidad dedicado a los estudios más elevados de las mejoras materiales del país, a la investigación científica en el vasto campo de las matemáticas puras y aplicadas, así como de las ramas congéneres de las Ciencias Naturales… 91
Para los ingenieros era de vital importancia ser contratados para dirigir, o por lo menos,
participar en la construcción de ferrocarriles, que en su mayoría estaban a cargo de
empresas extranjeras. Por ende, se empezaron a publicar los Anales de Ingeniería revista
científica e industrial, que la Sociedad, como una entidad enteramente nacional, empezó a
publicar poco después de haberse fundado. Según Diana Obregón, este periódico se
presento como un “eco al patriotismo”, “vocero de la ciencia”, y dejaba de lado de
manera sistemática cuestiones políticas, religiosas y morales. Sus pretensiones se
vinculaban a lo científico y a lo técnico exclusivamente.92 También, Clara Sánchez expresa
con respecto a los Anales de Ingeniería, que junto a La Revista Médica se constituyeron en
los dos medios de divulgación científica más importantes de la época lo siguiente:
Los Anales, como medio de difusión de la sociedad Colombiana de Ingenieros, fue consecuente con sus objetivos; en ellos, por lo tanto, encontramos gran variedad de temas: decretos, informes, noticias, biografías, necrologías, cursos de matemática por entrega, publicación de tesis, experiencias de viajes, precios de los materiales de construcción, tablas astronómicas, y mucho sobre la construcción de
89 SAFFORD. (1989) Op. Cit, p209 y 213 90 Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 1, 1887, p 9 91 Anales de Ingeniería, Vol. I, 1888, p8 92 OBREGÓN Diana. (1992). Las sociedades científicas en Colombia. Bogotá. Banco de la República, p113-125
54
ferrocarriles, principal medio de transporte intermunicipal a finales del siglo XIX y comienzos del XX…
93
Sin embargo es debatible que un órgano como la revista Anales de Ingeniería surgiera con
motivaciones exclusivamente técnicas y científicas. Primero, antes de hacer “eco a la
patria”, o ser “vocera de la ciencia”, quiere reflejar los valores culturales y los intereses
particulares de toda una comunidad científica como lo fue y lo sigue siendo la de los
ingenieros en nuestro país. Además de tomar la ciencia como una actividad realizada por
ciertos hombres y de demostrar su relevancia dentro del mundo cultural, en una revista
como esta se plasmaron toda una serie de discursos, que no solamente daban cuenta de la
actividad científica en sí, sino que éstos se emplearon para hacer una representación del
mundo social en el marco de la Esfera Pública. Con respecto a esto, desde un comienzo la
revista dejó bien en claro sus objetivos, en el editorial 1 se puede encontrar lo siguiente:
En sus Columnas aparecerán… los estudios… que se consideren de mayor importancia… para el desarrollo… de las empresas materiales, y para… el cultivo de las ciencias matemáticas entre nosotros. Todo lo que pueda contribuir a la creación o mejora de industrias útiles, a la apertura de vías… de comunicación, a la vulgarización de… conocimientos de interés universal, a la aclaración de puntos teóricos o prácticos… en el campo… del análisis científico, a la adopción de sistemas ventajosos en nuestras construcciones, a la prosperidad de nuestra Escuela de Ingeniería, … tales son los temas a que está llamado a desarrollar este nuevo colaborador de la prensa colombiana.94
El mundo social y cultural dentro del que se inscribe La Sociedad Colombiana de
Ingenieros y por ende el de los Anales es el de la Regeneración, y tal vez estas palabras del
señor Abelardo Ramos acabadas de citar calaron muy bien dentro de ese nuevo ambiente
político e ideológico que se estaba viviendo. Como los sostiene Fréderic Martínez, el
nombramiento de Rafael Núñez como presidente en 1880, retomó bajo un nuevo emblema
político la construcción nacional que no habían concluido los radicales; lo novedoso de esa
nueva construcción del Estado-nación se cimentó bajo la insignia del orden. A grandes
rasgos, el régimen de la Regeneración se caracterizó por la importancia que se le dio a la
autoridad, basada en la instauración del centralismo político y la rehabilitación de la iglesia
como principal actor social. Todo esto trajo consigo la instauración de un nuevo
sentimiento de identidad nacional, que implicaba por sí un renacer, un retorno a la esencia
93 SÁNCHEZ BOTERO (2002). Op, Citp, p 353 94 Anales de Ingeniería, Vol. I, Agosto 1887, p 5
55
y una total ruptura con las vivencias políticas anteriores, acompañado de un discurso en
torno al progreso y modernización a partir del fortalecimiento de las distintas instituciones
del país.95
Con lo que se ha dicho, se puede deducir que la intención de la Sociedad Colombiana de
Ingenieros y consecuentemente la de los Anales de Ingeniería, así como la de muchas
instituciones y sociedades científicas de finales del siglo XIX, siempre respondió a unos
ideales en los que primaba hacer ciencia en pos de construir la nación moderna que se
esperaba que fuera Colombia, adhiriéndose con esto a los ideales de la época. Como parte
de estos esfuerzos se trató de hacer una divulgación de la ciencia y de conocimientos útiles,
dentro de una élite intelectual que buscaba abastecerse de conocimientos prácticos para
responder a las necesidades del país y sin transgredir los valores sociales dominantes.
Paralelamente, desde el año de 1880 el Observatorio Astronómico empezó a tener un
mayor impulso gracias la obra del ya mencionado ingeniero José María González Benito,
quien había sido director de la institución en 1868, en 1871 y finalmente de 1880 a 1892.
Este último período fue de gran relevancia ya que estableció una relación estrecha con la
comunidad astronómica internacional, principalmente por su relación con el divulgador
francés de la astronomía Camille Flammarion, con quien mantuvo una relación estrecha y
de la que se hará mención el siguiente capítulo. También fue importante debido a la
aceptación por parte del país de las convenciones internacionales sobre la hora y por los
trabajos realizados por González B. en su observatorio privado, del cual también se hablará
más adelante.
Para este mismo tiempo apareció la publicación Anales del Observatorio Astronómico
Nacional de Bogotá, del que nada más se imprimieron seis entregas. Estos incluían una
sección astronómica de índole informativa, una sección meteorológica que incluida los
cuadros mensuales de observaciones, una sección de variedades y una de correspondencia
de la dirección del Observatorio. Su principal colaborador para estas tareas fue el doctor 95 MARTINEZ. (2001). Op. Cit, p431, 432 y 433.
56
Ruperto Ferreira, pero en otras oportunidades el Doctor Indalecio Liévano y los señores
Francisco Montoya, Justiniano Cañón y otros también le ayudaron en el Observatorio
Astronómico y en el de su propiedad. Algo que hay que resaltar es que el señor Francisco
Montoya realizó una carta celeste de los hemisferios norte y sur, que se reprodujo una gran
cantidad de veces y se continúo usando en gran parte del siglo XX.96Paralelamente, los
Anales de Ingeniería comenzaron a publicar de manera anual “las efemérides del sol, la
luna, y de las principales estrellas ecuatoriales” tomando el dato de las efemérides
americanas que publicaba el observatorio de Washington.
Un debate en torno a la importancia para los ingenieros de poseer conocimientos prácticos
en astronomía y su pertinencia para el progreso material de nación, se entabló alrededor del
plan de estudios de la Escuela de Ingeniería, por parte del señor Abelardo Ramos, quien
era partidario de poner en el plan una asignatura con el nombre de Elementos de
Astronomía y Geodesia y lo manifestó de la siguiente manera en los Anales: En cuanto a la astronomía, basta saber que sin ésta, la geodesia no puede ser completa ni satisfactoria en sus obras. Pero no nos referimos a la astronomía descriptiva y elemental, sino a la astronomía práctica. El ingeniero debe ser capaz de tomar la posición geográfica de cualquier lugar con exactitud y ciencia. Y para saber bien esto, con toda perfección, debe ser capaz de hallar una longitud con el cronometro o con el telégrafo, por culminaciones lineales o por eclipses de los satélites de Júpiter, por distancias lunares o por eclipses de sol o de luna; lo mismo para la latitud, el azimut, la hora: En una palabra, debe saber astronomía práctica.97
Sin embargo, y a pesar de esta tentativa, en los dos numerales siguientes de la misma
revista el señor Ruperto Ferreira manifestó su descontento al respecto diciendo: Nos parece que si alguna materia debe enseñarse en extenso, la menos a propósito, sería la astronomía, para aquí donde no poseemos si siquiera un observatorio astronómico bien montado. Los astrónomos quedarían sin ocupación, pues son ingenieros prácticos en otros ramos de la ciencia los que necesita la Nación, para avanzar en la vía del progreso en que ha entrado.98
Cuestiones de este tipo ponen de relieve que el interés hacía la ciencia por parte de quienes
eran los encargados de realizarla, pasaba por la necesidad de incorporarla dentro de un
marco específico, para que de tal manera ésta aportara y diera respuesta a necesidades
locales y esencialmente prácticas. Esto dejó como resultado que no se le prestara mucha
96 ARIAS de Greiff (1993). Op. Cit, p247. 97 Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 8. 1887. P 228 98 Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 12. 1887. P 228
57
atención al desarrollo teórico de las de las ciencias. En referencia a esto, el historiador
Camilo Quintero menciona que la astronomía en Colombia a finales del siglo XIX y
comienzos del XX se debatió entre el uso de la ciencia como medio teórico para dar
respuesta a los intereses internacionales de la ciencia, o emplearla como un instrumento
práctico en un país en proceso de industrialización y expansión económica. En este
sentido, destaca que a pesar de que González Benito fue nombrado como director del
Observatorio para que impulsara el enfoque técnico que se le pretendía dar a la educación
superior en Colombia, es importante ver que desde un principio, él se inclinó por
desarrollar de manera teórica la astronomía, cuestión que estuvo opuesta a las intensiones
del Estado. Durante toda la década de 1880, González trabajó para que el Observatorio se
incorporara en diferentes problemáticas de nivel internacional.99 Además, entre los
principales trabajos que se realizaron en el observatorio durante la dirección de González
fueron la observación del paso de Mercurio de 1881, del paso de Venus frente al disco
solar; la observación de cometas, observaciones planetarias, de estrellas fugaces y de
actividad solar. Parte de estos trabajos, así como información acerca del observatorio, se
publicaron en L´Astronomie, revista de la sociedad astronómica de Francia. No sólo
González fue miembro de esta reconocida sociedad, también lo fueron Julio Garavito, el
General Rafael Reyes y el doctor Luis Zea Uribe.100
En este sentido la salida de González Benito del Observatorio se daría en el mismo centro
de la comunidad de ingenieros, al existir una perspectiva esencialmente práctica, en donde
la producción científica se presenta como un instrumento necesario en cuanto tiene un uso
específico en la sociedad. Dentro de esta línea, para Abelardo Ramos el estudio de los
cometas, las fases venusinas, o la composición de la atmosfera de Marte son temas
menores y el uso de la astronomía debería tener un carácter pragmático. En otras palabras:
El estudio teórico de cualquier ciencia exacta es un lujo que solo se pueden dar aquellos países que tienen
los medios económicos para hacerlo; el conocimiento científico en los países menos desarrollados debe ser usado para suplir necesidades y sacar un provecho económico de este.101
99 QUINTERO. (2002). Op. Cit, p 15-20 100 ARIAS DE GREIFF. (1993). Op. Cit, p248 101 QUINTERO (2002). Op. Cit p 29
58
En medio de este panorama, y al no ajustarse a las necesidades del país, González Benito
fue director del observatorio hasta el año de 1892, y se dio paso a la gestión del señor Julio
Garavito Armero, que es reconocido como uno de los científicos más eminentes de toda la
historia de Colombia. A los ojos de la comunidad de ingenieros y de la sociedad en
general, Garavito se presentaba como aquel personaje que podría darle el enfoque práctico
a la astronomía nacional. Garavito fue titular del diploma de ingeniero y profesor de
matemáticas, y aparte de dedicarse a la astronomía se interesó por la física, la
epistemología y la economía política.
Desde que Julio Garavito tomó las riendas del Observatorio, tomó forma la idea de hacer
astronomía en pos de los nuevos intereses económicos y políticos del país, y de esta
manera empezó a publicar toda una serie de artículos en los Anales de Ingeniería que
llevaban el nombre de “Determinación Astronómica de Coordenadas Geográficas”. Allí
mostró los métodos más útiles para determinar la latitud y la longitud de cualquier lugar en
el país. Lo innovador del trabajo de Garavito residió en que ya casi todos estos métodos
eran aplicables en países netamente septentrionales, él realizó algunas modificaciones a
estos métodos para que se adaptaran a las necesidades y a los instrumentos con los que se
contaba en Colombia.102
Como astrónomo, realizó diversos descubrimientos útiles, entre los principales se
encuentra la modificación que le hizo al método de Talcott para poder realizar la medida
de la latitud en Colombia103, como también la ubicación latitudinal de Bogotá, los cometas
que pasaron por la tierra en los años de 1901 y 1910, (este último conocido como el cometa 102 QUINTERO. (2002). Op, Cit, p30 103 La medida de la latitud, se realizaba usualmente con el método de Talcott, para el que se necesitaba un teodolito especial que tuviera un pequeño hilo horizontal en el ocular que se pudiera desplazar y un tornillo micrométrico que pudiera medir la magnitud de este desplazamiento. La medición de la latitud de un lugar específico se hacía calculando el desplazamiento relativo de una estrella frente al cenit, ayudándose del hilo horizontal y el micrómetro. En Colombia, eran muy pocos lo teodolitos que tenían varios hilos horizontales que permitían hacer la misma medida pero con menos exactitud. Garavito, siguiendo de cerca una modificación hecha por el astrónomo mexicano Francisco Díaz Covarrubias, excluyó la necesidad del micrómetro calculando y promediando las diferencias cenitales de varias estrellas que se encontraran a diferentes lados del cenit. En: QUINTERO. (2005). Op. Cit, p61-62.
59
Halley), el eclipse de sol de 1916 que se vio en una parte extensa del territorio colombiano
etc. Tal vez el de mayor importancia, fue su aporte al estudio de la mecánica celeste, que
terminaría convirtiéndose en el estudio de las fluctuaciones lunares y su influencia en los
comportamientos temporales, climáticos, hídricos y de los hielos polares, así como la
aceleración orbital terrestre, que un tiempo después se comprobó.104
Su fervor por las matemáticas lo condujo a fundar y dirigir un grupo de aficionados a la
geometría que se denominó “Círculo de los nueve puntos”, que era una especie de tertulia
dedicada a las matemáticas, y que tomó su nombre en memoria del gran matemático suizo
Leonhard Euler. El grupo se formó paralelamente al inicio de la Guerra de los Mil Días y
se reunían en establecimientos públicos como se hacía en Europa o en el Observatorio para
llevar a cabo sus discusiones. Sus miembros tenían la única exigencia de tener
conocimientos básicos de matemáticas y geometría, para ingresar debían presentar un
examen en el que debían solucionar de manera original el Teorema de Euler. 105
2.4 LA OFICINA DE LONGITUDES
Una vez finalizó la Guerra de los Mil Días, Garavito le propuso al gobierno nacional
encabezado por José Manuel Marroquín, un nuevo plan de acción para levantar la carta de
Colombia con métodos astronómicos rigurosos, tomando como punto de partida la
determinación de la latitud de Bogotá. Esta idea fue puesta en marcha y se dio origen a la
Oficina de Longitudes que fue creada en el año de 1902, con sede en el Observatorio. La
dirección de la Oficina estuvo a cargo del señor Delio Cifuentes Porras y de la obra
hicieron parte a alumnos y profesores de la Escuela de Ingeniería.
Para poder hacer realidad los objetivos de la Oficina de Longitudes era indispensable el
conocimiento en astronomía por parte de quienes iban a levantar la nueva carta como lo
señala Diana Obregón de la siguiente manera:
Con el fin de levantar cartas tan precisas como fuese posible, era necesario realizar operaciones astronómicas y detalladas medidas geodésicas. Los mapas eran indispensables para construir ferrocarriles,
104 Ver: http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/garajuli.htm 105 OBREGON (1992). Op. Cit, p122
60
para establecer las fronteras de la nación, para realizar la división política y administrativa del país y para adjudicar las tierras baldías; labores de cuya utilidad nadie dudaba. La realización de estas tareas recató en los ingenieros y dio impulso a los trabajos astronómicos.106
De esta forma se puede concebir la Oficina de Longitudes como un centro científico que
levantó la carta del país por medio de la fijación astronómica. El levantamiento se realizó a
través de la determinación geográfica de todas las poblaciones que tenían telégrafo,
tomando como referente al meridiano del Observatorio Astronómico de Bogotá.
Simultáneamente, este centro también tuvo entre sus objetivos el de demarcar los límites
internacionales, en lo cual participaron ingenieros como Darío Rozo, Francisco Andrade,
Ruperto Ferreira, Modesto Garcés, Francisco Casas, Ricardo Lleras Codazzi y Rafael
Álvarez. 107
Para el año de 1903 la Oficina de Longitudes abrió las secciones de astronomía, geodesia,
topografía y nivelación, además de una oficina de Historia Natural. Y con la finalización
de los trabajos de la Oficina se empezó a notar la falta de definición de nuevos proyectos
de investigación para el Observatorio, por lo que para el año de 1916 se estableció el
Servicio Meteorológico Nacional, que era una iniciativa propuesta en el Segundo Congreso
Científico Panamericano, realizado en Washington. De manera paradójica, la Oficina de
Longitudes estuvo en receso durante el período de Rafael Reyes, hasta 1909 cuando se
restableció el congreso y la adhirió al Ministerio de Relaciones Exteriores. Luego de la
dictadura de Reyes, la élite de republicanos que le habían quitado el poder, consideraron
pertinente para el país que la realización de mapas y la delimitación de las fronteras fuese
una tarea más política que militar. A pesar de esto, en 1912 la Oficina y el Estado Mayor
del Ejército colaboraron, en comisiones mixtas civiles y militares, para el levantamiento de
la carta militar.108Finalmente para el año de 1918 los trabajos de la Oficina de Longitudes
se difundieron bajo el título de “Coordenadas Determinadas por la Oficina de
Longitudes”, en donde condensó todos sus trabajos.
106 OBREGÓN (1992). Op. Cit, p187 107 OBREGÓN. (1992). 108 ARIAS DE Greiff (1993)
61
En este capítulo, hemos visto como a lo largo del siglo XIX se fue gestando una élite
intelectual en Colombia con unos valores y unos intereses determinados, que siempre
estuvieron ligados al ejercicio del poder y en busca de una legitimación y reconocimiento
de quienes hacían la ciencia. También se miraron un poco los principales trabajos de José
María González Benito y Julio Garavito Armero, quienes son los ejes centrales de este
trabajo, y de algunos de los personajes que apoyaron sus trabajos. Todo esto, con el ánimo
de tener un panorama claro a la hora de hacer un estudio de caso, como lo es carácter de la
popularización y los escenarios en los que se movió nuestra astronomía durante el período
de 1880 a 1920 que son el eje principal del siguiente capítulo.
También hay que destacar los medios divulgativos como los almanaques, las conferencias
públicas que se dieron en el Observatorio, el trabajo de astronomía popular de Andrés
Posada y los intentos de enseñanza de la astronomía en las escuelas primarias, mediante los
cuales se trató de llevar este tipo de conocimientos a un mayor número de personas,
presentándolos como un conocimiento útil y ligado a ciertos valores religiosos en algunos
casos.
Para finalizar, se puede decir que la astronomía a lo largo del siglo XIX y hasta las dos
primeras décadas de siglo XX en nuestro país, no estuvo sometida a grandes cambios, y
más bien siempre se movió dentro de la misma línea. Una línea esencialmente institucional
y patrocinada por el Estado, que si bien en algunos momentos le apostó a un
reconocimiento internacional, siempre quiso responder a necesidades esencialmente
locales como lo reseñan los autores Camilo Quintero y de cierto modo Jorge Arias de
Greiff. Encontró en el Observatorio Astronómico Nacional su principal institución, que
con el tiempo fue creciendo y dejo en manos de los ingenieros civiles las labores
astronómicas. De otro lado, instituciones como la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la
Oficina de Longitudes afianzaron la existencia de un gremio de intelectuales que centraron
todos sus esfuerzos en hacer ciencia para ayudar en la modernización e industrialización de
Colombia.
62
3. LA ASTRONOMÍA COMO ARTEFACTO CULTURAL (1880-1920).
En este capítulo se explorarán los mecanismos que surgieron para divulgar la astronomía
en el período de 1880 hasta 1920, en un contexto en el que, como se ha dicho, la ciencia
era dominada por una reducida élite intelectual, y en el que se empezaba a considerar que
los conocimientos prácticos eran necesarios para ponerlos al servicio de la nación. Además
de esto, se quiere mirar qué clase de valores culturales, sociales, religiosos y políticos se
configuraron a través de la divulgación de la astronomía, y cómo este proceso de
comunicación de la ciencia ayudó, a su vez, a reconfigurar el contexto social en donde esto
ocurría. En particular, se quiere ver cómo se dieron toda una clase de prácticas y discursos
en torno a la astronomía, que se reflejaron en el marco de la esfera pública, dado que
conceptos como modernidad, religión, progreso, moral, deber ser, las instituciones y los
mismos intelectuales se manifiestan en los contenidos de la astronomía como artefactos
culturales, a los que se les da un uso y una función específica dentro de la sociedad que se
gestan, con al ánimo de exaltar y respaldar ciertos intereses e ideas de la élite intelectual
que los produjo.
3.1 JOSÉ MARIA GONZÁLEZ BENITO Y EL OBSERVATORIO FLAMMARION.
La gran amistad y relación que conservó González B. con Camille Flammarion hasta el día
de su muerte, lo decidieron a darle el nombre de su mejor amigo a un observatorio y
también para hacerle honor a la nación francesa en la que vivió durante algún tiempo. El
Observatorio Flammarion surgió por iniciativa de González Benito en el año de 1880
cuando se radicó en Zipaquirá, y una vez tuvo los instrumentos esenciales que había
pedido al exterior para poder realizar sus trabajos astronómicos, decidió instalar un
observatorio privado.
A propósito de la construcción del Observatorio que le dedicó, Flammarion le escribió una
carta a González B. en el año de 1880 en la que le decía:
63
Verdaderamente no sé como agradecer tus delicadas atenciones al haberme hecho un honor tan grande dando mi nombre a tu Observatorio, y tu voluntad para contribuir con generosidad a la fundación del Observatorio Popular, que deseo ver pronto levantado en París para la instrucción científica y filosófica de mucha gente. De oficio te he inscrito ya, porque tu nombre figurará a la cabeza de esa fundación, pues fue tratado este asunto contigo en 1874, hace ya seis años, que la idea principió a preocuparme.109
La amistad estrecha que llegaron a tener González Benito y Flammarion brinda una pista
acerca del interés del primero por el desarrollo de una astronomía moderna en nuestro país,
como lo venían haciendo en Europa, y también, de la preocupación de que ésta se insertara
al estudio dentro en el ámbito internacional. De otro lado, la cita anterior muestra un poco
ese reconocimiento internacional del que ya gozaba González Benito en el momento en
que construyó el observatorio Flammarion y cuando simultáneamente asumió el cargo de
Director del Observatorio Astronómico Nacional110.
Para el año de 1881, debido a su cargo como director del Observatorio Astronómico tuvo
que obligatoriamente trasladar el Observatorio Flammarion a Bogotá, y viendo que los
estudios astronómicos en esa época habían adquirido fuerza entre el público debido a las
conferencias que se dictaban en el Observatorio Astronómico y que la materia de
Astronomía y Geodesia hacia parte del currículo de estudios de la Escuela De Ingeniería, le
aumentó el instrumental con respecto del que contaba cuándo lo tenía en Zipaquirá y lo
ubicó en tercer piso de su casa que se encontraba en la Plaza de los Mártires. La intención
principal de González B. era conservar éste observatorio en proporción a los recursos de
que disponía y que estuviera a la altura de la ciencia moderna. Se había trazado toda una
serie de proyectos para que esta institución perdurara en el tiempo y para que se
109 Carta de Camille Flammarion dirigida a José María González Benito el 12 de octubre de 1880. Citada en: SANCHÉZ, Diodoro.(1905) “Biografía de José María González Benito”. En Revista Anales de Ingeniería. Vol. XIII. No 105-106, p196 110 González Benito fue miembro de numerosas sociedades científicas nacionales como la Academia de Ciencia Naturales (1871); Instituto de Artes y Oficios (1872); Sociedad Politécnica (1876); Royal Astronomical Society (1875); Ateneo de Bogotá (1884); Sociedad Astronómica de Francia (1893); Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de El Salvador (1892); academia Universal de Ciencias y Artes de Bruselas, (1892); Oficial de la Academia de Francia (1898); Sociedad Astronómica de Bélgica (1898); Oficial de Instrucción Pública de Francia (1903);Y por último fundador y primer presidente del Instituto de Colombia. Ver: Arias de Greiff (1993). Op. Cit. P248
64
convirtiera en patrimonio de la nación. Sin embargo, esto no se pudo llevar a cabo porque
la muerte lo sorprendió antes de lo esperado en año de 1903.
La creación del Observatorio Flammarion hizo que varios periódicos nacionales y
extranjeros hicieran alusión a su inauguración en la ciudad de Bogotá. Entre los más
importantes encontramos lo que publicó González B. en L´Astronomie, revista que se
publicaba en París bajo la dirección de Flammarion y con la colaboración de los
principales astrónomos del mundo, en ella se registraba lo siguiente:
“NUEVO OBSERVATORIO EN EL ECUADOR
“Los diversos Observatorios de nuestro planeta han recibido la circular siguiente:
Estados Unidos de Colombia (Observatorio Flammarion) – Bogotá, Enero 1ro de 1882
Sr. Director
Tengo el honor de comunicar a usted que acabo de establecer en Bogotá, capital de Colombia, un Observatorio Astronómico al cual he dado el nombre de Observatorio Flammarion, en honor al astrónomo francés Está consagrado sobre todo a la Astronomía Física ...
Y más adelante decía Flammarion:
Suplicamos al Sr. González que se sirva aceptar la expresión de nuestro reconocimiento y el nuevo testimonio de nuestros sentimientos de mayor simpatía por el honor que acaba de hacernos, asociando nuestro nombre a uno de los Observatorios mejor situados del globo, tanto por su posición vecina al ecuador, como por su elevación sobre el nivel del mar. Podemos asegurar que este establecimiento, así como el nuevo Observatorio Nacional de Colombia, prestará grandes servicios a la ciencia. Esperamos que nuestro sabio colega se considere como nuestro corresponsal, a fin de mantener la revista al corriente de los progresos de la astronomía en las repúblicas ecuatoriales.111
De la misma manera en el periódico El Espectador, también de Francia, encontramos lo
siguiente: “
INAUGURACIÓN DEL OBSERVATORIO FLAMMARION DE BOGOTÁ (América del Sur)
En presencia de las contrariedades de la hora presente y de las injusticias que ha sufrido durante doce años nuestra querida Patria, es consolador observar que algunos de sus hijos, por sus trabajos y genio, logren conservar entre los pueblos lejanos respeto y admiración por la Francia.
Entre estos sabios ilustres, que al mismo tiempo son grandes ciudadanos, el reconocimiento nacional tiene el deber de colocar en primer término al compatriota Camilo Flammarion, el hombre que tal vez ha escudriñado más los misterios del Universo, y que habiéndolos penetrado ha sabido mejor que nadie ponerlos al alcance de todas las inteligencias… Se acaba de inaugurar el 31 de Mayo último, en Bogotá, capital de los Estados Unidos de Colombia, en la América del sur, el Observatorio
111 L´Astronomie. Enero 1ro de 1882. Citada en: SANCHÉZ, Diodoro. (1906). Op. Cit, p149.
65
Flammarion. Este Observatorio, obra exclusiva del astrónomo colombiano Sr. JOSE MARÍA GONZÁLEZ, se halla en una de las plazas más grandes de la cuidad, llamada Plaza de los Mártires, en honor de las víctimas que sucumbieron por causa de la Independencia nacional. Admirablemente instalado desde el punto de vista de las observaciones astronómicas, contiene todos los departamentos y aparatos necesarios.112
Este tipo de referencias hicieron que la astronomía nacional tuviera un reconocimiento
considerable ante los ojos de la comunidad científica internacional y en especial la de
Francia. González Benito empezó a entablar correspondencia con varios de los
observatorios más importantes del mundo113, para intercambiar información acerca de las
cuestiones astronómicas más relevantes y que mayor atracción mostraban desde el punto
de vista teórico. No obstante y como ha resaltado Camilo Quintero, González Benito fue
nombrado director del Observatorio Astronómico para perfeccionar el enfoque técnico que
se le deseaba dar a la educación superior en Colombia, pero desde un principio se inclinó
por los estudios de tipo teórico, cuestión que con el pasar del tiempo iba a ser puesta en
tela de juicio por no acoplarse a los inmediatos intereses del país.
El Observatorio Flammarion no nació con el interés de ser una institución al estilo del
Observatorio Astronómico Nacional, sino con el objetivo de alternar una “astronomía
teórica” con una “astronomía práctica”, en donde se pudieran hacer estudios que estuvieran
a la vanguardia y que respondieran a las dinámicas de la astronomía mundial. ¿Hasta qué
punto era pertinente y necesario la instalación de un recinto de este tipo en un país como
Colombia?, ¿existía en Colombia una comunidad científica en torno a la astronomía lo
suficientemente sólida como para desarrollar estudios de este tipo?. Lo primordial no es
darle respuesta a este tipo de preguntas, sino ver qué clase de discursos se forman a partir
de la creación de espacios y de instituciones de este tipo. Y mirar qué elementos del mundo
social y moral se relacionan con la astronomía, en otras palabras, percibir si la astronomía
sirvió como un artefacto cultural en donde se reivindicaron e hicieron palpables ciertos
elementos de la realidad en la que se hallaba inmersa.
112 El Espectador (Francia). Junio de 1882. Citada en: SANCHÉZ. (1906). Op. Cit, 201-202. 113 Para comienzo del año de 1881 era patente el aumento de las relaciones del Observatorio con sus congéneres, como el de Washington, el meteorológico de Montsouris y por supuesto el de París.
66
3.2 LA ASTRONOMÍA Y LOS VALORES CULTURALES
A nivel local el surgimiento de instituciones como el Observatorio Flammarion, trajo en
una primera instancia, una noción inmanente en torno al progreso nacional, que se
vinculaba fuertemente a la idea de que la ciencia era uno de los mecanismos principales
por los que se llegaba a enaltecer la patria. Y por otra parte, mediante los discursos que
circulaban sobre astronomía en el ámbito de la esfera pública, además de tratar de dar a
conocer conocimientos científicos, en un trasfondo más general, estos conocimientos
integraron la transmisión de valores morales y religiosos.
En el numeral Núm. 5 de los Anales del Observatorio Astronómico Nacional, González B.
apuntaba lo siguiente a propósito de su Observatorio privado y de la ceremonia de
inauguración:
Tuvimos el placer en esa sencilla fiesta, agrupados bajo el estandarte de la ciencia y en la más noble fraternidad de individuos respetables pertenecientes a las diversas comuniones políticas. En efecto, al amparo de la majestad de la ciencia desaparecen las pequeñas divergencias que al hombre separan en la vida común, y se desenvuelven los altos intereses de la gran familia humana. Muy felices nos consideraríamos si nuestros modestos esfuerzos contribuyeran en algún sentido al engrandecimiento de la patria y a la conservación del primer elemento de la civilización: la paz ¡ 114
Este tipo de reflexiones de González B. apuntaban como primera medida a mostrar la
importancia que jugaba la élite intelectual en el proceso de la construcción nacional y en la
empresa “civilizadora” que se debía emprender para alcanzarla. Y en una segunda medida,
a poner de manifiesto que el estatuto científico era un ente unificador en el que convergían
ciertos factores comunes en los que las filiaciones políticas de distinta índole no eran un
impedimento para progresar y para llegar a ciertos consensos para que éste se diera.
Saber hasta qué punto consideraciones de este tipo podían ser llevadas a la práctica es
complejo y podrían ser objeto de todo un trabajo al respecto, puesto que en el ambiente de
de la Regeneración dentro del que se movía González Benito y los intelectuales de su
época, se presentaba un panorama de diferencias políticas bastante marcadas entre los
radicales liberales y los conservadores. En relación con esto, el autor Frederic Martínez
114 Anales del Observatorio Astronómico Nacional. Núm. 5. Julio de 1882. P. 7
67
recalca el hecho de que a la ola del radicalismo liberal le siguiera con la misma precocidad
un neotradicionalismo político, que se evidenció en las postrimerías del siglo XIX,
haciendo de Colombia uno de los pocos países de Hispanoamérica en el que la instauración
de instituciones nacionales no se diera dentro de la bandera del liberalismo sino de manera
contraria, de un conservadurismo político forjado en la lucha contra el adversario liberal115
. Es decir, la creación de cualquier tipo de institución dentro del proceso de la
Regeneración debía cimentarse bajo las ideas de ley y orden que profesaba el Gobierno de
Núñez, y tenía un carácter excluyente ante cualquier facción de radicalismo liberal.
Lo interesante es ver que en la creación de espacios para promover y divulgar la ciencia,
esta se muestra como el resultado de un esfuerzo modernizador. Mediante ella se le trata de
dar vida a una representación específica no solo de modernidad, sino de identidad nacional.
El mismo hecho de que detrás de personajes como González Benito existiera toda una
comunidad de intelectuales que quería consolidarse en torno a una sola institución, que
después vendría a ser la Sociedad Colombiana De Ingenieros, da cuenta del interés que
existía en nuestro país por incursionar en el desarrollo científico no solo a nivel nacional,
sino también en el internacional, mediante la creación de ciertas instituciones y espacios
que permitieran de una parte, presentar ante los ojos de la sociedad los progresos de la
nación, y de otra, mostrarse ante los demás como un estado moderno y civilizado que le
prestaba atención a las cuestiones que tenían relación con el avance científico. Una muestra
de esto la podemos encontrar en un artículo publicado en los Anales del Observatorio
Astronómico que hacía referencia a los progresos de la ciencia, y en que se quería dejar en
claro la importancia de la construcción de observatorios astronómicos:
Del dominio de todos es el inmenso adelanto de los distintos ramos del saber humano en estos últimos años; todos los pueblos de consumo, se empeñan en poner una piedra más cada día en el vasto edificio de la civilización, hoy no se considera verdaderamente culto el país que no concurre con sus esfuerzos en algún sentido al engrandecimiento común. Los Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, Francia, Alemania, España, &c, &c, han dado notable impulso a las ciencias, especialmente a la astronomía y a la física del globo, fundando centenares de observatorios astronómicos y millares de estaciones meteorológicas.116
115 MARTINEZ, Frederic (2001). Op. Cit, p 46. 116 Los Progresos de la ciencia. (Mayo de 1882). En: Anales del Observatorio Astronómico de Bogotá. Año I. Núm. 3
68
De esta manera, se muestra y se justifica que instituciones como el Observatorio
Astronómico y el mismo Observatorio Flammarion fueran percibidas como espacios
culturales que representaban la modernidad de la nación, que con su aporte desde el punto
de vista científico dan vida a los proyectos de civilización y progreso en una nación que
está en proceso de construcción. Y también, se presentan como el resultado de un esfuerzo
de la élite por favorecer el bien común de la sociedad en la que éstos se inscriben, ya que
estos promueven el bien común.
En este orden de ideas, es relevante tener en cuenta el apoyo que le brindó el gobierno de
Rafael Núñez a los estudios astronómicos y al desarrollo teórico de las ciencias durante la
década de los 80 para darle ese tinte de modernidad y progreso. En palabras del mismo
Núñez:
“Uno de los objetos con que el gobierno que accidentalmente presido, se ha propuesto organizar el Observatorio Astronómico es el poner en evidencia la importancia vital de la armonía y sumisión a reglas del movimiento; así como la salvadora necesidad del orden jerárquico para toda la existencia compleja y todo progreso. Será imposible estudiar atentamente con el telescopio el sistema planetario sin adquirir la convicción de que la disciplina es una ley providencial que no puede infringirse sin desastre”117
Esta cita deja ver una de las principales características del régimen de la Regeneración, que
retoma bajo un nuevo emblema político la construcción nacional que no habían terminado
los radicales, pero con la novedad de que en la conformación del Estado-nación la premisa
central iba a ser el orden. Y esto se relaciona estrechamente con el fortalecimiento y la
creación de instituciones.
Así pues, una vez apoyadas las labores astronómicas -y científicas en general- por el
Estado y vinculadas con el progreso, el orden y la modernidad, la elite intelectual empezó a
buscar paralelamente mecanismos que le permitieran legitimar públicamente la astronomía
y la ciencia. Un mecanismo fue trasladar cuestiones científicas al terreno moral, es decir,
mostrar el avance de la ciencia como un factor enaltecedor, ya no solo de la nación, sino de
la condición humana en sí. Ejemplos de esto lo encontramos en diversas partes. En un
117 NÚNEZ, Rafael citado en: OBREGÓN (1992), p. 71-72 y en QUINTERO (2002), p. 22
69
discurso del Sr. Indalecio Liévano (1834-1913)118, quien fuese en su momento director del
Observatorio Astronómico, encontramos la siguiente reflexión:
“La Astronomía es la más sublime de todas las ciencias, la que más ilustra y civiliza al hombre, porque ella es la que descubre el sistema del mundo y le inicia en los secretos de la filosofía natural, para perfeccionarse, y por consiguiente, para ser más moral, engrandecerse y conocer a Dios”119.
Desde este panorama, la relevancia que se le dio a la obra de González B. como fundador
del Observatorio Flammarion y como director del Observatorio Astronómico no solo
recibió halagos desde el punto de vista científico, sino también desde el terreno moral por
parte de la comunidad internacional, que no solo hacían referencia a cuestiones de tipo
religioso sino también seculares, puesto que no todo discurso moral tiene que ser
necesariamente religioso. Un ejemplo de ello lo encontramos en una carta que le remitió
una notabilidad literaria de Bélgica en la que le decía:
“Como todo amante del progreso, aplaudo sus valientes esfuerzos, y me siento feliz viendo que usted propaga la CIENCIA SUBLIME que fundará, a la larga, la más amable, la más consoladora de las filosofías, porque el estudio del Universo debe crear forzosamente el progreso moral, abriendo a la humanidad los horizontes de las verdades eternas….Esta astronomía que permite al hombre observar el infinito, la amo, la venero y la llevo en mi corazón. Tengo por ella en entusiasmo que lleva al delirio: fortifica mi espíritu inspirando cada día más desprecio por los orgullos humanos”120.
Algunos años después este discurso, encontramos a comienzos del siglo XX en palabras de
Diodoro Sánchez, quien formó parte de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, algo
similar refiriéndose a los progresos de la astronomía de finales del siglo XIX, pero también
mostrándola como modelos de control social:
Todo esto y mucho más ha hecho en la actualidad de la astronomía una ciencia de día en día más atractiva, más popular y más filosófica; y tan interesante en su estudio, que cuando conozcamos todos, y exactamente, la inferioridad y situación del planeta que pisamos, y la grandeza y belleza de la naturaleza, los hombres serán menos locos, menos soberbios, más amigos de la concordia y de la paz, más entusiastas por el estudio de la verdad y del universo, y por el correcto ejercicio de las
118 Indalecio Liévano fue ingeniero, matemático, astrónomo y autor de textos de enseñanza. Se desempeño como profesor de matematicas y de astronomía, y ocupó el cargo de director del Observatorio Astronómico. 119 Discurso pronunciado por el señor Indalecio Liévano en la Inauguración de Observatorio Flammarion. En: Anales del Observatorio Astronómico Nacional. Núm. 5, Julio de 1882. P. 75 120 Carta de Corneil Gomze dirigida a José María González Benito el 18 de Octubre de 1882. Citada en: SÁNCHEZ (1906). Op. Cit, p 200.
70
incomparables facultades de su inteligencia…No nos explicamos por qué no es objeto de primera necesidad una instalación astronómica en toda Escuela, Colegio, Seminario etc., cuando produce tanto bien y levanta tanto la condición moral del hombre. Parece raro, pues, que los seres ajonjeados por la fortuna, acumulando rentas superfluas, prefieren a los goces excepcionales de la contemplación del universo, las carreras de caballos, distraigan su tiempo y su salud en depresivos halagos transitorios, o sean víctimas de aberraciones inexplicables.121
Este tipo de reflexiones muestran un poco cómo las élites empezaban a ver en la
divulgación de la astronomía y de las ciencias, un medio propicio para transmitir valores
morales para cultivar y controlar el pueblo: para que dedicaran su tiempo libre en
cuestiones “buenas” y dejaran de lado actividades que iban en detrimento de una correcta
condición humana como apostar, beber y frecuentar determinados sitios. Esto se manifiesta
como una iniciativa de control social por parte de la élite, en la que buscaba establecer
cánones respecto al deber ser de la sociedad a partir del fomento del quehacer científico,
debido a que éste levantaba las condiciones morales de los seres humanos. Este tipo de
consideraciones también las podemos encontrar en los escritos de Julio Garavito. En su
famoso artículo ¿Bancarrota de la ciencia?, en el que hace una fuerte crítica a las ciencias
modernas no euclidianas, y en el que decía lo siguiente respecto del hombre moderno:
El progreso del hombre moderno ha sido quizás la causa de que el acertijo no haya sido puesto en claro, pues los quehaceres y entendimientos impiden al hombre moderno, en esta época de automovilismo y cinematografía, estudiar los asuntos con la debida atención. Por otra parte, se puede afirmar que hoy el mayor número de personas estudiosas, sea por falta de tiempo o sea por desconfianza en la fuerza de su propio entendimiento, prefiere recargar la memoria más bien que cultivar la inteligencia ejercitándola en la investigación de la verdad.122
Otro ejemplo de cómo los contenidos de la astronomía se presentan como artefactos
culturales que pretenden moldear el deber ser de la sociedad, en este caso el de las mujeres
a finales del siglo XIX en nuestro país, lo podemos encontrar en un poema de Roberto Mac
Douall publicado en 1883 con el nombre de “El Joven Arturo”123 , dirigido a las damas, en
donde se hace una crítica a las mujeres que estudiaban en la Escuela Normal, y con
121 SÁNCHEZ. (1906). Op. Cit, p194. 122 GARAVITO Armero, Julio. (1917) ¿Bancarrota de la ciencia?. En: Anales de Ingeniería. Vol. XV. Núm. 293, p203 123 MAC DOUALL, Roberto. (1883). El Joven Arturo. Bogotá. Imprenta de Medardo Rivas.
71
respecto a una de estas mujeres que se educó en dicha escuela y que en sus ratos libres se
dedicaba al cultivo de la astronomía, dice:
Antes era apreciada la inocencia, Hoy se admira la charla y el descoco;
Antes se reputaba por gran ciencia El hacer bien dulce de coco;
Hoy las muchachas llevan su insolencia Hasta tener a Flammarion en poco;
No digo a Flamarion que es un bendito, ¡A González Miranda ( Alias Benito)124
Y más adelante, en la parte final del poema que consta de cuatro cantos, hace una crítica
directa a las Escuelas Normales y a las mujeres que se forman en ellas:
¡Oh lectoras queridas¡ ¡cuántos males, Cuantas desgracias han sobrevenido,
Sólo porque a una niña en las Normales Le pervierten la ciencias el sentido ¡
Se le enseñan nociones generales De todo cuanto existe o ha existido,
Y al fin es su cabeza la petaca Que contiene los bienes de la Urraca.125
Con este poema, nos damos por un lado cuenta de la exclusión que hacía la elite de las
mujeres que realizaban estudios en la Escuela Normal, puesto que no era bien visto que
una mujer dejara las actividades del hogar y de sumisión a su marido para dedicarse a la
academia, ya que el ideal de mujer era aquella que se dedicaba exclusivamente a trabajos
domésticos y al cuidado de la familia. Y por el otro, al nombrarse a Flammarion y a
González B., se presenta a los hombres de ciencia como un modelo ejemplar para la
sociedad, a los cuales se les debe imitar.
Con respecto a esto, se puede decir que a través del siglo XIX – ya desde los tiempos de
Caldas-, la ciencia y los científicos jugaron un papel sumamente importante en la
generación y configuración de conceptos como raza, nación, progreso, civilización y por
supuesto moral, que se adhirieron profundamente al pensamiento social y político de la 124 MAC DOUALL. (1883). Op, Cit, p 13 125 MAC DOUALL (1883). Op. Cit, p 50.
72
época.126 También hay que mencionar, que la producción de conocimientos científicos en
muchas ocasiones estuvo fuertemente vinculada a los proyectos de nación, y en suma se
presentaba una visión del científico como un hombre sabio, que se diferencia de los
demás por sus cualidades intelectuales y por su incansable búsqueda de darle respuesta los
grandes misterios de la naturaleza, y adicionalmente, se ve como uno de los mejores
ejemplos de hombre ideal para la sociedad, por estas razones los científicos mismos
pueden ser tomados también como artefactos culturales.127
En este sentido los intelectuales se convirtieron en un eco a la patria y en símbolos de la
identidad nacional, alrededor de ellos se dio origen a toda una serie de discursos que los
ponían como hombres que a través de su trabajo científico y de sus grandes esfuerzos,
aportaron de manera considerable para el engrandecimiento y progreso de la nación. Y
adicionalmente, por su intachable carácter moral, se erigen como hombres ejemplares y
diferentes, que debían representar un ejemplo social no solo para la patria sino para sus
cuidadanos.
Una muestra de esto la podemos encontrar en un discurso pronunciado por el señor Carlos
Vallarino, también miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, en el que
pronunciaba a propósito de la muerte de González B.:
Este ilustre compatriota a quien venimos hoy, cuando ya no existe, a reconocer su mérito y tributarle honores póstumos, con la constancia de sus importantes estudios científicos, dio nombre y dio gloria efectivos a Colombia, pero no la horripilante del guerrero, sino esa apacible y esplendente gloria con que los heraldos de la fama y del buen nombre proclaman por todos los ámbitos del mundo a los bienhechores de la humanidad.128
Y en otro pronunciamiento en este caso de Antonio José Iregui, otro miembro de la
sociedad, se hace referencia a la importancia y aportes a la patria de González B como
astrónomo:
Buscaba en el cielo algo con qué iluminar la noche de la patria, un haz de esperanzas y de fe, asilo de su entusiasmo ingénito, y volvía arrebolado, en las nostálgicas noches, con la serena melancolía
126 QUINTERO. (2002). Op. Cit, p21 127 QUINTERO. (2002). Op. Cit, p20 128 VALLARINO, Carlos. (1903). En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XIII. Núm. 105 p239.
73
que reina en las regiones consteladas. En comunión con los astros, él gozaba bienaventuradamente de los justos. Bajo las ruinas llenas de gemidos de su patria, él había levantado un templo de alegrías serias, el Observatorio Flammarion.129
Con esto, podemos ver cómo alrededor de la figura de González se gestó una noción de
que él era un personaje hacedor de patria y que con sus trabajos a nivel astronómico
siempre buscó engrandecer el nombre de Colombia ante la humanidad. En suma se
presenta como un símbolo nacional de la época y como un prototipo a seguir.
También hay que resaltar que alrededor de Julio Garavito Armero se dieron este tipo de
exaltaciones, que lo ponen hasta nuestros días como uno de los emblemas de la identidad
nacional más destacables, y tal vez, muy por encima de la figura de González B, a pesar de
que no hizo parte de la comunidad científica internacional de manera tan activa como éste
ultimo. Esto se debió a que una vez Garavito se hizo responsable de la dirección del
Observatorio Astronómico, tomó forma la idea de poner la astronomía al servicio de la
modernización de Colombia. La necesidad de levantar una carta geográfica mejor que la
que había quedado de la Comisión Corográfica se dio principalmente por la necesidad del
trazado de ferrocarriles y otras vías de comunicación, pero también debido que a finales
del siglo XIX el Estado tuvo que hacerse cargo de la delimitación de fronteras. Desde el
gobierno de Núñez, el Estado colombiano se había negado a hacerse cargo prácticamente
de la mitad del territorio nacional, el cual estaba en manos de misiones católicas. La
presencia del gobierno, sólo era percibida en aquellas regiones en donde se encontraban las
ciudades de mayor importancia desde el punto de vista comercial, mientras que las
regiones orientales y sureñas no recibieron atención. En este contexto, el levantamiento de
mapas y el uso de astronomía práctica para ello se presentó también como una necesidad
de gran importancia para un país que estaba en plena formación. Y Garavito con su trabajo
aportó bastante para darle solución a este tipo de problemáticas de manera efectiva,
desarrollando una astronomía que ante los ojos de la crítica nacional era más útil con
respecto a la que venía desarrollando González B. y desde el ámbito institucional también
se mostró como un elemento patriótico y exaltable.
129 IREGUI, Antonio. En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XIII. Núm. 105 p238
74
Con respecto a la obra de Garavito, podemos ver en palabras de su discípulo Jorge Alvarez
Lleras lo siguiente:
Sin duda alguna la voluntad del país entero contribuirá a facilitar esta tarea, ya que el nombre del doctor Garavito es timbre de honor para la patria –restándonos a nosotros solamente la obligación de recordarla y recomendarla, en el seno de la Sociedad de Ingenieros y fuera de ella, en todo momento y en toda circunstancia. Con un esfuerzo constante en este sentido, Colombia puede evitar lo que ocurrió con el hipsómetro de Caldas, y que algún día se no arrebate en el Extranjero la gloria nacional que nos ha dejado el más sabio de los maestros y meritorio de sus hijos.130
Y en el periódico El Grafico también encontramos algo similar:
Eso fue Julio Garavito: In sabio. Sabio en toda la claridad de síntesis de la palabra. Sabio por su vida, por su perseverancia, por su ardor en el cultivo de la ciencia, por el amor a sus semejantes, por su desinterés, por su bondad inagotable y por su contribución genial a la ciencia. 131
En consecuencia, se puede decir que las exaltaciones que se dieron en torno a la
astronomía a finales del siglo XIX y comienzos del XX, bajo la gestión de González B. y
Julio Garavito Armero como científicos, astrónomos, y directores del Observatorio
Astronómico Nacional, tuvieron una considerable función social que buscaba ponerlos
como elementos de identidad nacional. Y así, como el ambiente intelectual de la época se
reflejó en los trabajos científicos que ellos desarrollaron, estos dieron pie para la
elaboración de ese mismo ambiente y para transmitir este tipo de valores entorno a la
moralidad y al patriotismo.
3.3 ASTRONOMÍA POPULAR
Este impulso hacia la astronomía por parte de la élite, hizo que no sólo en órganos
especializados como los Anales de Ingeniería y los Anales del Observatorio Astronómico
Nacional se preocuparan por dar a conocer los estudios y conocimientos astronómicos. En
la década del 80 uno de los periódicos que le dedicó atención a los estudios científicos fue
130 ALVARES LLERAS, Jorge. (1920). “Julio Garavito Armero. Proposición que hora su memoria”. En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XXVII. Núm. 325, p421 131 RODRIGUEZ, E. (Marzo 12 de 1920). “Julio Garavito”. En: El Gráfico de Bogotá.
75
el Papel Periódico Ilustrado 132, y de esta forma en algunos de sus números publicó
artículos referentes a astronomía con un carácter bastante popular y explicaciones sencillas
para el fácil entendimiento del público, seguramente con el ánimo de fortalecer esa idea de
control social por parte de la élite de la que se ha venido hablando, puesto que la difusión y
lectura de los periódicos debió ser más frecuente que los órganos especializados de los que
se ha hecho mención. En el año de 1882 encontramos un artículo a propósito del paso de
Venus en ese año, en el que se invita al público a prestarle más atención a las cuestiones
astronómicas, en él podemos ver:
Hoy que la presencia de un esplendido cometa en nuestro horizonte llama la atención de muchas personas hacia las cosas que pasan fuera de nuestra atmosfera vistas por lo general con tanta indiferencia como si fuesen de otro mundo extraño para el hombre, no sería inoportuno decir algunas palabras acerca del lucero más bello y vemos ahora al anochecer hacia el occidente y que se le conoce con el nombre de Venus.133
Y un poco más adelante para dejar en claro el carácter popular del artículo encontramos:
“Lo que vamos a decir es tomado en su mayor parte de un precioso libro popular de Rambosson, titulado Los Astros, en que se exponen con claridad y sencillez, sin suposiciones fantásticas, varios hechos y teorías, según el estado actual de la ciencia.”134
La publicación de artículos de este tipo da muestra de las intenciones de crear un espacio
popular para la astronomía y el interés que se generó en torno a sus conocimientos.
También deja ver que en Colombia había cierto conocimiento de las obras de algunos
autores que escribían obras de carácter popular diferentes a Flammarion.135
Ya para el siglo XX, otro periódico que mostró bastante interés por divulgar conocimientos
científicos fue El Gráfico de Bogotá en las dos primeras décadas del siglo, en él no sólo se
pueden encontrar algunos artículos de astronomía, sino también de medicina, botánica,
132 Este periódico fue una publicación de carácter artístico que circulo a finales del siglo XIX en el que se encontraba información acerca de literatura, biografías, ciencias, cuadros de costumbres e historia. Fundado en 1881 por Alberto Urdaneta, logró mantenerse hasta 1888. Alcanzó a lanzar ciento dieciséis números que, coleccionados, forman cinco volúmenes, encuadernados en pastas elaboradas especialmente en Europa, según diseño del propio Urdaneta. (1903). En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XIII. Núm. 105 p239. 133 El Paso de Venus. En: Papel Periódico Ilustrado. Núm. 29. Año II p. 77 134 El Paso de Venus. En: Papel Periódico Ilustrado. Núm. 29. Año II p. 77 135 El libro de Rambosson fue publicado en el año de 1874 y al parecer llegó aquí para la época, ya que se encuentra en la Biblioteca Luis Ángel Arango en la sala de los libros valiosos, y en francés que fue en el idioma que fue escrito.
76
física, entre muchos otros, que debieron despertar el interés entre el público, ya que venían
acompañados de otro tipo de información como literatura, política y variedades.
En este periódico se comentó el paso del Cometa Halley en el año de 1910, se publicaron
artículos referentes a las estrellas y otros cuerpos celestes, y a los desarrollos de la
astronomía en el ámbito internacional. Algo importante, es que en él también podemos
encontrar nociones y discursos que asocian a la ciencia con valores vinculados a la
civilización, la religión y a la identidad nacional. En un artículo de 1913 con el nombre de
Las Estrellas y su Velocidad, se dice acerca de la astronomía lo siguiente:
Cada progreso que realiza la astronomía, cada precisión que nos ofrece sobre el conocimiento del universo, dicen de la grandeza de la creación, de la inmensidad del espacio y también de la inmensidad del orgullo de los filósofos que han querido hacer de la tierra el centro del mundo136
Unos años antes, en 1909, nuevamente Andrés Posada Arango escribió algo similar cuando
publicó sus escritos científicos:
“La Astronomía ha sido, por eso, la ciencia más antigua, la ciencia predilecta, considerada a la vez como la más noble, como la más atrevida en sus investigaciones, y, seguramente, la más avanzada en sus conquistas. Su estudio es, también, el más a propósito para hacernos formar digna idea de la grandiosidad de la creación y de la excelsa sabiduría de su Supremo Hacedor. Jamás podría desarrollarse entre los que la cultiven, esa lastimosa enfermedad de espíritu, esa inconcebible aberración que se llama ATEÍSMO.”137
Una vez más, y como se mencionó en el capítulo anterior con respecto al siglo XIX, en los
inicios del siglo XX persistió esa idea en el pensamiento de algunos intelectuales alrededor
de construir una evidencia de Dios, sin necesariamente dirigirse a cuestiones
sobrenaturales, en donde se reafirmaba, tanto el saber científico como la fe cristiana. Y en
consecuencia, esto trajo consigo un aspecto para tener en cuenta en lo que tiene que ver
con la conformación de una determinada cultura de la ciencia. Para este caso la astronomía,
dentro del marco de esfera pública de nuestro país, tiene como uno de los principales
rasgos el intentar unir armónicamente teorías científicas con valores religiosos
tradicionales, y esto lo hemos podido ver en algunas de las alusiones que se han hecho en
este capítulo y en el anterior.
136 Las Estrellas y su velocidad. (Noviembre 15 de 1913) En: El Gráfico de Bogotá. Año IV Núm. 159 137 POSADA ARANGO, Andrés. Estudios Científicos. Medellín, Imprenta Oficial. 1909. P. 1
77
Del mismo modo en El Gráfico, también podemos encontrar alusiones a la identidad
nacional y no solamente en los artículos de carácter científico, sino también en el terreno
literario. Un ejemplo de esto lo encontramos en un poema que publicó Eduardo López
para conmemorar la muerte de Caldas el día de la Independencia en 1914:
CALDAS
Escrutando los astros que alumbraban la egida, Del embrión de la Patria, y arrancando a las cosas Sus profundos secretos, te asalto bajo hermosas
Vibraciones de palmas la sentencia homicida Tu saludo a la muerte y tu adiós a la vida
Anhelaste que el tiempo coronara de rosas, Y en la historia, en un fondo de tinieblas radiosas
Una O describiste larga y negra partida.138
Aquí encontramos nuevamente ese reconocimiento a los héroes de la independencia a
partir de la exaltación de sus cualidades, como su fervor hacia el conocimiento, su entrega
desinteresada a la patria y su lealtad a dios. Y se recurre a Caldas, tal vez porque para la
época se había presentado como el hombre más sabio que había dado la nación y por su
sacrificio por la patria.
Finalmente, en este capítulo hemos visto cómo el proceso de comunicación de la
astronomía no sólo se presenta como un elemento en el que se dan a conocer unos
conocimientos científicos determinados. Sino que conceptos como modernidad,
civilización, religión, progreso e identidad se presentan o se tratan de presentar en sus
contenidos, que en varios casos resultaron ser mecanismos de control social por parte de la
élite intelectual, en donde se querían establecer cánones de comportamiento en la sociedad
colombiana de finales del siglo XIX e inicios del XX.
138 LOPEZ, Eduardo. (Julio 20 de 1914). Caldas. En: El Gráfico de Bogotá. Núm. 193-194. Año IV
78
CONCLUSIONES
La historia de la astronomía en Colombia a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX se
presenta como un estudio de caso a la hora de realizar un análisis en torno a la temática de
cómo se divulga un conocimiento científico en un contexto específico. Son varios los
aspectos que se pueden mencionar a manera de conclusión.
En primer lugar, se debe decir que debemos dejar atrás esa idea de que la ciencia
corresponde a una construcción que se da en condiciones universales y atemporales, sino
que es una construcción viva, que nace supeditada a contextos históricos en los que
evoluciona y muere. Igualmente, detrás de los contenidos científicos, se encuentran otros
que son bastante determinantes, es decir, no sólo se manifiestan como una serie de
contenidos conceptuales o como un conjunto de proposiciones sistemáticamente
organizadas sobre la naturaleza, sino que hacen parte de un marco aun más grande en
donde se encuentran, discursos, creencias, valoraciones, contextos y compromisos que los
sustentan. No es simplemente una actividad independiente de individuos que asumen la
realidad pasivamente, sino que de manera contingente depende de complejas
construcciones que tienen que ver con la institucionalización, divulgación y comunicación
del conocimiento.
En este trabajo se quiso pensar la astronomía desde al ámbito de su divulgación, y se puede
decir que en este proceso los científicos y la élite intelectual de Colombia, crearon unos
mecanismos de comunicación y de apropiación de los conocimientos astronómicos de los
que nació toda una retórica alrededor del quehacer científico que reivindicaba intereses
ligados a la legitimación de las profesiones y a la transmisión de ciertos valores
específicos. Así, la divulgación de la astronomía no solo se presentó como el resultado de
un esfuerzo por introducir conocimientos científicos a un público esencialmente letrado,
sino, desde una perspectiva más amplia, unos conocimientos propicios que fusionaban
información científica con valores morales y en algunos casos religiosos.
79
Al mismo tiempo, ésta divulgación de la astronomía y de las ciencias se mostró como un
producto modernizador. Mediante ella se tejió una representación determinada de
modernidad e identidad nacional. Desde antes del periodo de la Regeneración, ya se veía
en el avance de la ciencia un factor decisivo para modernizarse y para llegar al progreso.
En este panorama aparecen intelectuales a lo largo de todo el siglo XIX como Francisco
José de Caldas, Andrés Posada Arango, Abelardo Ramos, Indalecio Liévano, José María
González B. Julio Garavito etc., que abordaron la astronomía y otras ciencias para mostrar
su autoridad cultural mediante una serie de prácticas y estrategias, en las que enfatizaron
en que la propiedad del conocimiento giraba en torno un pequeño grupo de individuos, y a
partir de allí, elaboraron representaciones y discursos del mundo en el que vivieron. La
creación de instituciones como el Observatorio Astronómico, La Sociedad Colombiana De
Ingenieros y la misma Oficina de Longitudes, se muestran como el resultado de todo un
esfuerzo por parte de los intelectuales de establecerse como instituciones modernas sólidas
portadoras de los conocimientos científicos y de los progresos de nuestro país.
Personajes como González Benito se lanzaron en la empresa del reconocimiento
internacional de la astronomía, con la intención de traer a nuestro país una innovación
teórica a nivel científico. Otros de manera contraria, se percataron que un país como
Colombia con pocos recursos económicos a la mano, la investigación científica se
presentaba importante a la luz de suplir necesidades de tipo práctico. Frente a este tipo de
debates aparece un personaje como Julio Garavito, que aplicó de manera paralela los
estudios de ingeniería para las necesidades del país y realizó trabajos de tipo teórico,
razones que lo convirtieron en un estandarte de la ciencia nacional.
La creación de órganos como los Anales de Ingeniería y los Anales del Observatorio
astronómico Nacional, se convirtieron en las postrimerías del siglo XIX en los principales
medios de divulgativos de los trabajos astronómicos y eran los voceros de las prácticas y
los intereses que defendía la élite intelectual, en las que muchas ocasiones además de
presentar la utilidad de los conocimientos astronómicos para el progreso material, también
la mostraban como una ciencia sublime que enaltecía las cualidades morales de los
hombres y a través de la cual se podía entender algunos de los misterios de la creación de
80
Dios. Muy acorde con esa idea de la teología natural que veía en el estatuto científico uno
de los mecanismo para conocer la obra de dios.
También hay que decir que entre las principales intensiones de la divulgación de la
astronomía se querían establecer patrones de control social, en los que se quería inculcar a
la sociedad cual era el correcto “deber ser”, a partir de la idea de que la ciencia era un
mecanismo mediante el cual se llegaba a un comportamiento y a la construcción de una
moral adecuada para los individuos. Además de los medios divulgativos mencionados
arriba, periódicos como El semanario de la Nueva Granada, La caridad, El Papel
Periódico Ilustrado y El Grafico en los que circuló la astronomía y que en algunos casos
presentaron los conocimientos con un tinte popular y de fácil entendimiento, también
quisieron reafirmar esas iniciativas de control social que promulgaba la élite.
Adicionalmente almanaques, conferencias públicas y tentativas de enseñar la astronomía
en las escuelas a lo largo del siglo XIX, se presentaron como otros de los mecanismos
mediante los que se divulgó la astronomía.
Por último se debe decir que la elite, las instituciones, la esfera pública y todos los
escenarios dentro de los que se mueve un determinado conocimiento científico se pueden
tomar como artefactos culturales. Las instituciones porque son percibidas como sinónimo
de modernidad y progreso, la esfera pública porque tras de ella se transmiten toda una serie
de valores en torno al deber ser de la sociedad y los intelectuales porque alrededor de sus
figuras se presentan prototipos de cómo debe ser y actuar un hombre modernos, además de
ser un símbolo para la patria. En resumen, todos son actores históricos, que determinan y
se ven determinados por otros actores a la hora de realizar una idea del contexto en el que
se hallan inmersos.
81
FUENTES PRIMARIAS
Se revisaron los periódicos y las revistas siguientes:
• La Caridad de Bogotá 1865. • El Papel Periódico Ilustrado 1881 – 1888. • El Gráfico de Bogotá. 1910-1920 • Revista Anales de Ingeniería 1887-1920 • Anales del Observatorio Astronómico Nacional 1882-1885 • Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia 1868
Artículos De periódicos y Revistas De Periodo
• ---------------- ''Decreto orgánico de la Universidad.''(1868). En: Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia Vol. 1, No. 1.
• ---------------- (1888). Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 10. • ---------------- (1887) Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 12. • ---------------- (Mayo de 1882). Los Progresos de la ciencia. En: Anales del
Observatorio Astronómico de Bogotá. Año I. Núm. 3. • ---------------- VALLARINO, Carlos. (1903). En: Revista Anales de Ingeniería. Vol.
XIII. Núm. 105. • ALVAREZ LLERAS, Jorge. (1920). “Julio Garavito Armero. Proposición que hora
su memoria”. En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XXVII. Núm. 325. • CELTA. (Octubre 28 1882). El Paso de Venus. En: Papel Periódico Ilustrado.
Núm. 29. Año II • DIESTERWEG. (1868) ''Astronomia por Diesterweg.''En: Anales de la
Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia Vol. 1, no. 3, pp228- 231.
• GARAVITO Armero, Julio. (1917) ¿Bancarrota de la ciencia?. En: Anales de Ingeniería. Vol. XV. Núm. 293
• GONZÁLEZ BENITO. (Julio 1882) José. Anales del Observatorio Astronómico Nacional. Núm. 5.
• LIÉVANO AGUIRRE, Indalecio. (Julio 1882) Discurso pronunciado por el señor Indalecio Liévano en la Inauguración de Observatorio Flammarion. En: Anales del Observatorio Astronómico Nacional. Núm. 5.
• LOPEZ, Eduardo. (Julio 20 de 1914). Caldas. En: El Gráfico de Bogotá. Núm. 193-194. Año IV
82
• POSADA ARANGO, Andrés. (Mayo 1865- Diciembre 1866). Astronomía Popular (Instrucción para el Pueblo). En: La Caridad de Bogotá.
• RAMOS, Abelardo. (1887). Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 1, • RAMOS, Abelardo. (1887). Anales de Ingeniería, Vol. I, No. 8 • RODRIGUEZ, E. (Marzo 12 de 1920). “Julio Garavito”. En: El Gráfico de
Bogotá.
• SANCHÉZ, Diodoro.(1905) “Biografía de José María González Benito”. En: Revista Anales de Ingeniería. Vol. XIII. No 105-106
BIBLIOGRAFIA
FUENTES PRIMARIAS
• ALVAREZ LLERAS, Jorge. 1931. Reseña Histórica del Observatorio Astronómico y Meteorológico de Bogotá, desde el año de 1803 hasta el presente, Bogotá, Águila Negra Editorial.
• ARBOLEDA, Sergio. (1936) Las Letras, las ciencias y las bellas artes en Colombia. Bogotá. Minerva.
• BÁTEMAN, Alfredo. (1953) El Observatorio Astronómico de Bogotá. Monografía
Histórica 1803-1953. Bogotá. Ediciones Universidad Nacional de Colombia.
• CORDOVEZ MOURE, José María.(1997) “Reminiscencias de Santafé y Bogotá”. Bogotá. FICA.
• GARAVITO ARMERO, Julio. “Reseña Histórica del Observatorio de Bogotá”. En: Revista Ilustrada, Vol. 1, Núm. 10, Bogotá
• MAC DOUALL, Roberto. (1883). El Joven Arturo. Bogotá. Imprenta de Medardo Rivas.
• POSADA ARANGO, Andrés. Estudios Científicos. Medellín, Imprenta Oficial. 1909.
83
FUENTES SECUNDARIAS
• ARIAS DE GREIFF, Jorge. “Historia de la astronomía en Colombia”, en: Vasco, Carlos Eduardo et. Al (Eds.), La historia social de la ciencia en Colombia, Tomo II, Colciencias, Bogotá, 1993, pp. 173-169.
• BUSHNELL, David (1996).” Colombia. Una nación a pesar de sí misma”. Planeta. Santafé de Bogotá.
• ECHEVERRÍA, J. (2003) , La Revolución Tecnocientífica, Madrid, FCE.
• MARTINEZ, Frederic. (2001). “El nacionalismo cosmopolita la referencia europea en la construcción nacional en Colombia, 1845-1900”. Bogotá. Banco de la República.
• LOZANO, Mónica. (2005) “Programas y experiencias en popularización de la ciencia y la tecnología panorámica desde los países del Convenio Andrés Bello”. Bogotá. Convenio Andrés Bello.
• QUINTERO, Camilo. (2002) La Astronomía en Colombia, 1867-1949. Bogotá: CESO Universidad de los Andes.
• NIETO-GALAN, Agustí. (2003). ¿Qué ciencia y para qué públicos?: algunas
reflexiones en torno al problema de la popularización, siglos XVII-XX'', Universidad Autónoma de Barcelona, Manuscrito.
• NIETO-GALAN, Agustí. (2010) Los públicos de la ciencia. Expertos y profanos a través de la historia. Barcelona. Marcial Pons [En prensa].
• NIETO, Mauricio. (2007) Orden natural y orden social ciencia y política en el Semanario del Nuevo Reino de Granada. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Bogotá 2007.
• Obregón Diana. (1992). Las sociedades científicas en Colombia. Bogotá. Banco de la República
• PATY, Michel y MARTINEZ-CHAVANZ, Regino. (2004) “Formación y desarrollo de la cultura científica en Colombia: La Física de 1880 a 1940. En Formación de Cultura Científica en Colombia. Ensayos sobre Matemáticas y Física. Obra colectiva. Editores Luis Carlos Arboleda y Michel Paty. Cali. Artes Gráficas del Valle.
84
• POHL VALERO. Stefan. (2007). La "circulación" de la energía. Una historia
cultural de la termodinámica en la España de la segunda mitad del siglo XIX. Barcelona. Disertación Doctoral.
• PORTER, Roy. (2001). The Enlightenment. Houndmills. Palgrave.
• SAFFORD, Frank,. (1989) El ideal de lo práctico. Universidad Nacional. El Áncora Editores, Bogotá.
• SÁNCHEZ BOTERO, Clara Helena. (2002) “Matemáticas e ingeniería en la
república conservadora”. En: Sierra Mejía, (Rubén Editor) Miguel Antonio Caro y la cultura de su época. Bogotá. ¿Universidad Nacional de Colombia
ARTICULOS DE REVISTAS
• ARBOLEDA Carlos y SOTO Diana. “Francisco Antonio Zea y la Institucionalización de las ciencias en Colombia”. , en L. C. Arboleda; C Osorio. (eds.), Nacionalismo e internacionalismo en la Historia de las Ciencias y la Tecnología en América Latina. Cali. Universidad del Valle.
• BOTREL, Jean-François.(2004) “Para una bibliografía de los almanaques y Calendarios”. Trabajo presentado en el VIII seminario bio-bibliográfico del Instituto de Estudios Giennenses “Manuel Caballero Venzalá” el 13 de Marzo.
• CASTAÑO, Paola. NIETO, Mauricio y OJEDA, Diana. (Junio 2005) “Política, Ciencia y Geografía en El Semanario Del Nuevo Reino de Granada. En: Revista Nómadas”, pp114-125.
• CORTIÑAS, Sergi. (2005) “Un recorrido por la historia de la divulgación científica”. En: Revista Quark. Núm. 37-38. Septiembre
• DE SEMIR, Vladimir. (2004) “Aproximación a la historia de la divulgación científica” En. Revista Quark, Núm. 32
• Escobar Villegas, Juan Camilo. (Marzo 2005) “Andrés Posada Arango: El conocimiento de la Naturaleza, el progreso, la civilización y las razas superiores”. En Revista IATREIA. Vol. 18. No.1
85
• LÓPEZ-OCÓN, Leoncio. (1998), ''La formación de un espacio público para la ciencia en América Latina durante el siglo XIX'', Asclepio, 50 (2).
• LÓPEZ, L. 1997, ''La divulgación científico-técnica en la prensa de América Latina durante el siglo XIX'', en L. C. Arboleda; C Osorio. (eds.), Nacionalismo e internacionalismo en la Historia de las Ciencias y la Tecnología en América Latina. Cali: Universidad del Valle, pp. 391-398.
• MARTÍNEZ, Frederick. (2000), ''¿Cómo representar a Colombia? De las exposiciones universales a la exposición del centenario, 1851-1910'', en (ed.), Museo, memoria y Nación. Memorias del Simposio internacional y IV cátedra anual de historia Ernesto Restrepo Tirado. Bogotá: Ministerio de Cultura, pp. 315-333.
• MASSARANI, Luisa y DE CASTRO MOREIRA, Ildeu. (2004) “Divulgación de
la ciencia: perspectivas históricas y dilemas permanentes”. En. Revista Quark, Núm. 32, Abril-Junio.
• MALET, Antoni. (2004). “Divulgación y popularización científica en el siglo XVIII: entre la apología cristiana y la propaganda cristiana. En. Revista Quark, Núm. 32
• NIETO-GALÁN, Agustí. (2006)”Libros para todos: La ciencia popular en el siglo XIX. En: Revista Quark. Núm. 37-38.
• POHL VALERO, Stefan. “Diálogos entre la historia de la ciencia y la historia cultural”, en Historia Cultural en Colombia: Prácticas, Imaginarios y Representaciones, editado por Max S. Hering y Amada Carolina Pérez. Bogotá: Universidad Javeriana / Universidad Nacional de Colombia. [En prensa].
• POHL VALERO, Stefan. (2009) La comunicación de la termodinámica. Física, cultura y poder en la España de la segunda mitad del siglo XIX. En Revista Memoria y Sociedad. Vol. 13. Núm. 27. Pp121-141.
• QUINTERO, Camilo, (2005) “Bajando las estrellas a la tierra: la astronomía
colombiana entre lo global y lo local, 1868-1920,” Saber y Tiempo 5, no. 19, pp 51-71
• Schaffer, Simon. (1983). Natural Philosophy and Public Spectacle in the Eighteenth-Century”. History of Science. 21, pp. 1-43
86
COSULTAS EN LA RED
• PANZA, Marco y PRESAS Albert. La divulgación de la ciencia en el siglo XIX: La obra de Flammarion. En: [en línea] http://www.raco.cat/index.php/quark/article/viewFile/54960/65462. Consultado en Marzo 2010.
• ARDILA Diego y RESTREPO Olga: Las ciencias en Colombia: 1783-1990. Una perspectiva Histórico-sociológica. [En línea]En: http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/rce26_05ensa.pdf. Consultado en Febrero de 2010.
• http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/garajuli.htm