5
Contexto Primeros años, logros. El niño prodigio Janeismo Introducción al autor Críticas y reconstrucciones. La obra de Pascal es fundamental para efectuar una reconstrucción del hombre desde la experiencia existencial. Teniendo puntos en comunes con la doctrina del Janeismo, Pascal considera que la salvación del ser humano no puede residir en una búsqueda de la misma a través de la razón. Para ello, de un modo similar a como efectuará siglos posteriores Kierkegaard, diseña un sistema donde el ser humano puede volver a un estado de gracia librándose de la corruptibilidad de su naturaleza. El punto fundamental de su doctrina será regido desde el asentimiento humano hacia la búsqueda de Dios, como hemos dicho no desde la razón sino desde el corazón, el sentimiento; donde en este sentido podemos encontrar una crítica con el jansenismo, dado que éste negaba la libertad como condición intrínseca del ser humano, mientras que Pascal admitirá que la unión con Dios solamente será posible mediante una participación. Por lo tanto, la antropología humana se trazará desde distintos estadios, partiendo desde el punto de la búsqueda, el estado de perdición, que constituye la segunda naturaleza de lo humano, donde se encuentra sin el abrazo de Dios. Pascal se encargará de realizar un análisis antropológico del ser humano, pasando desde lo ámbitos más oscuros de su naturaleza (el tedio, el temor, el anonadamiento, la falsa diversión, la supuesta legalidad de las normas) hasta el ámbito de la consecución de su propia trascendencia.

La Doctrina Del Corazón. Pascal

Embed Size (px)

DESCRIPTION

.

Citation preview

Page 1: La Doctrina Del Corazón. Pascal

Contexto

Primeros años, logros. El niño prodigio

Janeismo

Introducción al autor

Críticas y reconstrucciones.

La obra de Pascal es fundamental para efectuar una reconstrucción del hombre desde la experiencia existencial. Teniendo puntos en comunes con la doctrina del Janeismo, Pascal considera que la salvación del ser humano no puede residir en una búsqueda de la misma a través de la razón. Para ello, de un modo similar a como efectuará siglos posteriores Kierkegaard, diseña un sistema donde el ser humano puede volver a un estado de gracia librándose de la corruptibilidad de su naturaleza.

El punto fundamental de su doctrina será regido desde el asentimiento humano hacia la búsqueda de Dios, como hemos dicho no desde la razón sino desde el corazón, el sentimiento; donde en este sentido podemos encontrar una crítica con el jansenismo, dado que éste negaba la libertad como condición intrínseca del ser humano, mientras que Pascal admitirá que la unión con Dios solamente será posible mediante una participación.

Por lo tanto, la antropología humana se trazará desde distintos estadios, partiendo desde el punto de la búsqueda, el estado de perdición, que constituye la segunda naturaleza de lo humano, donde se encuentra sin el abrazo de Dios. Pascal se encargará de realizar un análisis antropológico del ser humano, pasando desde lo ámbitos más oscuros de su naturaleza (el tedio, el temor, el anonadamiento, la falsa diversión, la supuesta legalidad de las normas) hasta el ámbito de la consecución de su propia trascendencia.

Naturaleza del ser humano

Sin Dios

Estadio Estético1

1 Me ha resultado interesante trazar un esquema de orden kierkegaardiano sobre la naturaleza humana, pues considero que el modo de organización del danés es bastante ilustrativo para organizar el pensamiento del autor.

Page 2: La Doctrina Del Corazón. Pascal

El ser humano vive en un estado constate de incertidumbre. Siendo arrojado a una realidad no elegida, se encuentra perdido, impotente. En este estado primigenio, el individuo vive en un estado constante de mal estar, no es capaz de estar en reposo, su espíritu es guiado por la voluptuosidad y la concupiscencia. En este primer estado podríamos decir que permanece latente, pero sin manifestarse todavía, la desesperación en el ser humano; pues en su naturaleza no es capaz de encontrar la verdad, no puede hallar la felicidad; permanece en lo que podríamos describir una tensión constante, bien sea desde sus sentimientos, bien sea desde su propio estado corpóreo.

Tedio: Nada es tan insoportable para el hombre como estar en pleno reposo, sin pasiones, sin quehacer, sin diversión, sin cuidado. Siente entonces su nada, su abandono, su insuficiencia, su dependencia, su impotencia, su vacío. Al punto saldrá del fondo de su alma el tedio, el entenebrecimiento, la tirsteza, el mal humor, el despecho, el desespero. 2

Este primer estado comprende una existencia inauténtica, un olvido de sí, y por lo tanto también de los demás. La insatisfacción, sentimiento central de este momento, hace que se desencadenen unas serie de circunstancias en el entorno del sujeto, de tal modo que se traba como un ser disocial, creándose una fachada de sí mismo para ocultar su incertidumbre; así como en sus relaciones con los demás:

Esta desgracia es, sin duda, mayor y más común en las grandes formas; pero las menores no están exentas, porque siempre hay algún interés en hacerse amar de los hombres. Así, la vida humana no es más que una ilusión perpetua, no se hace más que engañarse y adularse recíprocamente. Nadie habla de nosotros en nustra presencia como habla en nuestra ausencia. La unión que hay entre los hombres no está fundada más que sobre este engaño mutuo; y pocas amistades subsitirían si cada uno supiese lo que su amigo dice de él cuando no está delante, aunque se hable entonces sinceramente y sin pasión. 3

Estadio Ético. Pacto e insuficiencias

Todo pacto creado desde este estado de inautenticidad, es pautado mediante necesidad. 4 En la realidad, la existencia se da entre infinitos, tanto como en la percepción en si del mundo, como de nuestra propia naturaleza. Toda legislación se efectúa en torno a un intento de armonizar que siempre resultará insuficiente. El hecho de que se pueda llegar a pensar que existe algún tipo de certeza en la ejecución de leyes reside en la efectividad que ofrece la fuerza de la costumbre, es una cuestión meramente pragmática.

2 Pascal, Blaise. Pensamientos. Barcelona: Orbis, 1985. Pág. 78

3 (Pascal 1985). Pág. 67

4 Los lazos que atan el respeto de los unos hacia los otros, en general, son lazos de necesidad; porque es preciso que haya grados diferentes, todos los hombres querrán dominar, y todos no podrán, pero algunos sí (Pascal 1985). Pág. 99

Page 3: La Doctrina Del Corazón. Pascal

De esta confusión proviene que el uno dice que la esencia de la justicia es la autoridad del legislador; el otro, la comodidad del soberano, el otro, la costumbre presente, y es el más seguro: nada, según la sola razón, es justo en sí; todo vacila con el tiempo. La costumbre hace toda la equidad, por la sola razón, de que ha sido recibida; es el fundamento místico de su autoridad5.

Lejos de pensar que mediante el pacto social se consigue una autentica armonía espiritual, Pascal advierte que esto solamente conforma un apósito, una quasi extensión del primer estadio, pues en realidad se sigue obrando desde una circunstancia de perdición, la concupiscencia rige las dictaminaciones humanas. El pesar que proviene de nuestra corruptibilidad, permanece.

Con Dios

Nudo y desenlace

Lo que anteriormente hemos descrito constituye la miseria del sujeto, a la par que su propia grandeza. Esta afirmación que a priori puede ser considerada como paradójica, es lo que conduce a la posibilidad de que el ser humano pueda ser conducido a su propia salvación. Es lo que en palabras kierkegaardianas podríamos denominar desesperación, el sentimiento previo al salto que se logrará mediante la fe:

Tienes de ti mismo una idea demasiado alta para elegir un empleo por esa razón (…) Entonces, ¿qué hacer? Sólo tengo una respuesta: ¡desespera! (…) Te lo grito, no como un consuelo, no como un estado en el que debes permanecer, sino como un acto que exige toda la fuerza del alma6

Tener conciencia de sí, de la propia miseria que constituye la naturaleza de lo humano, es donde reside la grandeza del mismo. Esto, que constituye el nudo de la experiencia humana, forma también su propio desenlace. El ser humano intenta librarse de su condición, pretende ser feliz, busca la verdad; siendo consciente de la debilidad propia por la cual ha quedado conformado.

Somos incapaces de no apetecer la verdad y la felicidad, y somos incapaces de certidumbre ni de felicidad. Este deseo se nos ha dejado tanto para castigarnos como para hacernos sentir de dónde hemos caído. 7

En la conciencia de sí, el ser humano descubre la caída, el porqué de su propia naturaleza. En este punto, es posible permanecer en dos formas del temor: el malo, que constituye la duda hacia la salvación (imposibilidad de unión con Dios) y el bueno, nacido de un sentimiento de esperanza y afirmación (unión con Dios). La naturaleza es imagen de Dios, tanto en sus defectos como en sus perfecciones; manda pues un mensaje, el cual podríamos decir está envuelto en cierto misterio: saber escuchar es atender a la llamada de la fe, condición sine quanon para darse a sí mismo, constituirse como sujeto en libertad.

5 (Pascal 1985). Pág. 88.6 (Kierkegaard 2007) Pág. 72. 7 (Pascal 1985). Pág. 96.

Page 4: La Doctrina Del Corazón. Pascal

La doctrina del corazón

BibliografíaKierkegaard, Sören. Estética y Ética en la formación de la personalidad. Espuela de Plata, 2007.

Pascal, Blaise. Pensamientos. Barcelona: Orbis, 1985.