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LA EJEMPLARIDAD DE EL AMANTE LIBERAL Para muchos lectores, las Novelas ejemplares cervantinas se dividen en un grupo "realista", que consiste en obras como Rinconetey Cortadillo, El casamiento engañoso y E l coloquio de los perros y un grupo "idealista", que consiste en obras como La fuerza de la sangre, Las dos doncellas y E l amante liberal. Podemos llamar las obras del pri- mer grupo "novelas"; para las del segundo grupo tal vez con- venga emplear la palabra inglesa "romances", según ha sugeri- do Gonzalo Sobejano 1 . En este ensayo emplearé la palabra "ro- mance" siempre en esta acepción. Según el punto de vista tradicional, ejemplificado por Ame- zúa y Mayo, los "romances" cervantinos son obras juveniles mien- tras que las novelas "realistas" son obras de su madurez. Cer- vantes empezó su carrera de novelista escribiendo narraciones idea- listas y sólo después emprendió la creación de obras realistas 2 . Hace algunos años Ruth El Saffar ha sostenido la tesis opuesta: según ella, Cervantes partió de la narración realista para llegar en su madurez a la idealista, o sea que partió de la novela para llegar al "romance" 3 . Como ha hecho observar E. C. Riley, las dos teorías se apoyan en suposiciones que no pueden verificarse sobre el orden en que se compusieron las doce novelas; ni una ni otra reconocen que tanto la primera obra que Cervantes publi- có —la novela pastoril La Calateacomo la última —el "román- * Agradezco a Yolanda Molina su ayuda en la elaboración del texto en español de este artículo. 1 GONZALO SOBEJANO, "Sobre tipología y ordenación en las Novelas ejem- plares", HR, 46 (1978), esp. pp. 66-68. 2 AGUSTÍN GONZÁLEZ DE AMEZÚA Y MAYO, Cervantes, creador de la novela cor- ta española, Clásicos Hispánicos, Madrid, 1956. 3 RUTH E L SAFFAR, Novel to romance: A study of Cervantes 's ( Novelas ejempla- res", Baltimore, 1974. NRFH, X X X V I (1988), núm. 1, 303-318

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L A E J E M P L A R I D A D DE E L AMANTE LIBERAL

Para muchos lectores, las Novelas ejemplares cervantinas se d i v i d e n en u n grupo " r e a l i s t a " , que consiste en obras como Rinconetey Cortadillo, E l casamiento engañoso y E l coloquio de los perros y u n grupo " i d e a l i s t a " , que consiste en obras como La fuerza de la sangre, Las dos doncellas y E l amante liberal. Podemos l l a m a r las obras del p r i ­m e r grupo " n o v e l a s " ; para las del segundo grupo t a l vez con­venga emplear la palabra inglesa " r o m a n c e s " , según ha sugeri­do Gonza lo Sobejano 1 . E n este ensayo emplearé la pa labra " r o ­m a n c e " s iempre en esta acepción.

Según el p u n t o de vista t r a d i c i o n a l , e jempl i f i cado p o r A m e -zúa y M a y o , los " r o m a n c e s " cervantinos son obras juveniles m i e n ­tras que las novelas " r e a l i s t a s " son obras de su madurez . Cer ­vantes empezó su carrera de novelista escribiendo narraciones idea­listas y sólo después emprendió la creación de obras realistas 2 . Hace algunos años R u t h E l Saffar ha sostenido la tesis opuesta: según el la , Cervantes partió de la narración realista para llegar en su m a d u r e z a la idealista, o sea que partió de la novela para l legar al " r o m a n c e " 3 . C o m o ha hecho observar E. C . R i l e y , las dos teorías se apoyan en suposiciones que no pueden verificarse sobre el o rden en que se compusieron las doce novelas; n i u n a n i o t r a reconocen que tanto la p r i m e r a obra que Cervantes p u b l i ­có — l a novela pastor i l La Calatea— como la última — e l " r o m á n -

* Agradezco a Yolanda M o l i n a su ayuda en la elaboración del texto en español de este artículo.

1 GONZALO SOBEJANO, "Sobre tipología y ordenación en las Novelas ejem­plares", HR, 46 (1978), esp. pp. 66-68.

2 AGUSTÍN GONZÁLEZ DE AMEZÚA Y MAYO, Cervantes, creador de la novela cor­ta española, Clásicos Hispánicos, M a d r i d , 1956.

3 RUTH E L SAFFAR, Novel to romance: A study of Cervantes 's (Novelas ejempla­res", Balt imore , 1974.

N R F H , X X X V I (1988), núm. 1, 303-318

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c e " Los trabajos de Per siles y Sigismonda— son obras " i d e a l i s t a s " 4 . C r e o que R i l e y tiene razón al a f i r m a r que Cervantes fue " a „ • m a n who read, wrote a n d understood romance supremely w e l l , w h o used i t , played w i t h i t a n d consciously sought to develop new k i n d s of fiction out of i t , b u t never rejected or reacted decisively against i t " 5 .

T a n t o R i l ey como Amezúa y E l Saffar dan por descontado que * en las Novelas ejemplares Cervantes escribió dos tipos de novela en­teramente dist intos . R i l e y sostiene además que lo hizo a sabien­das y a propósito: Cervantes " c o u l d not have w r i t t e n Don Quixote at a l l w i t h o u t a keen sense o f the difference, and the re lat ionship between what we now t h i n k o f as «romance» and «novel», a l though he d i d not know any such t e r m s " 6 . Es m u y posible que Ri ley t en ­ga razón. S in embargo , cabe p r e g u n t a r si la di ferencia que R i l e y señala entre los dos tipos de narraciones fue t a n evidente para los lectores de la España de los Austr ias como lo es para nosotros — y como lo era ta l vez para el m i s m o Cervantes . Quizá sea necesario d i s t i n g u i r la ac t i tud de Cervantes de la de los pr imeros lectores de las Novelas ejemplares. L a "estética de la recepc ión" que p r o ­p u g n a n H a n s Rober t Jauss y sus discípulos ejemplares nos ha en­señado que la recepción de u n a obra l i t e r a r i a depende en g r a n parte del hor izonte de expectativas de sus pr imeros lectores. A veces hace falta que pasen años o a u n siglos antes de que la obra sea plenamente entendida , ya que la obra m i s m a tiene que crear u n público capaz de entender la 7 . Sabemos que el Quijote fue m a l c o m p r e n d i d o por los contemporáneos de su autor , precisamente p o r q u e rompió decisivamente con las tradiciones l i terarias esta­blecidas. C o m o ha hecho notar A l b a n K . Forc ione , " t h e Quixote is the preeminent case o f a l i t e r a r y w o r k t h a t , before i t can beco­m e f u l l y m e a n i n g f u l , requires a p r o f o u n d a l terat ion i n its p u ­b l i c " 8 . Cabe decir lo m i s m o de las Novelas ejemplares, ya que, co­m o dice Forcione, "dev ia t i ons f r o m the norms , values, and expec­tations const i tut ing the contemporary hor i zon for l i t erary reception

4 E. C. RILEY, "Cervantes: A question of genre" , Medieval and Renaissan­ce studies on Spain and Portugal in honour of P. E. Russell, eds. F. W . Hodcroft et al, Ox fo rd , 1981, p. 70.

5 Ibid., p. 73. 6 E. C. RILEY, Don Quixote, London , 1986, p. 11. 7 Véase HANS ROBERT JAUSS, Literaturgeschichte als Provokation, Frankfurt

a m M a i n , esp. pp. 192-193. 8 A . FORCIONE, Cervantes and the humanist vision: A study offour ''Exemplary

novels'\ Princeton, 1982, p. 16.

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NRFH, X X X V I LA EJEMPLARIDAD DE ÉL AMANTE LIBERAL 305

a n d f r o m the works creat ing and c o n f i r m i n g that h o r i z o n are s t r i k i n g l y apparent i n nearly every one o f t h e m " 9 .

I m p o r t a saber, o mejor dicho conjeturar, cómo los lectores con­temporáneos in terpre taban las novelas cervantinas, porque es de suponer que, por m u c h o que Cervantes quis iera c o n t r i b u i r a la creación de u n nuevo t ipo de novela y de u n nuevo público, de­bía de contar también con las preconcepciones del público que conocía. S in d u d a no intentó dar a sus lectores sólo lo que ellos buscaban en las ficciones novelescas que leían pero debía de i n ­tentar darles al menos eso. Es posible que d i v i d i r las doce Novelas ejemplares en dos grupos opuestos sea interpretar las de u n a mane ­r a que les habría extrañado a los contemporáneos del novel ista. Acaso convenga acentuar las semejanzas entre las novelas en vez de las diferencias. C o m o u n p r i m e r paso en ese sentido qu iero examinar el uso que hace Cervantes del concepto de admiratio, m u y b i en estudiado por E . C. R i l e y 1 0 .

Las palabras " a d m i r a c i ó n " y " a d m i r a r " aparecen repetidas veces en las obras cervantinas. Cervantes le dice al lector a menudo que los personajes ven u oyen algo que les hace sentir a d m i r a ­c i ó n 1 1 . Los personajes principales de varias Novelas ejemplares pa­san u n a t emporada en u n ambiente que no conocen y que está al margen de la sociedad n o r m a l . Tales sociedades marginales son el m u n d o del hampa sevillana que exploran tanto Rinconete y Cor ­tad i l l o como Berganza en E l coloquio de los perros, el m u n d o de la serv idumbre de u n a fonda toledana en que v i v e n algunos meses los jóvenes caballeros vallisoletanos J u a n de C a r r i a z o y T o m á s de Avendaño en La ilustre fregona, así como los campamentos g i ta ­nos en los que se adentra d o n J u a n de Cárcamo bajo el n o m b r e

9 Ibid., p. 18. 1 0 E. C. RILEY, "Aspectos del concepto de admiratio en la teoría l iteraria

del Siglo de O r o " , Studia philologica: homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, M a d r i d , 1963, t . 3, pp. 173-183.

1 1 Algunos ejemplos: La fuerza de la sangre, ''Admirados quedaron de tanta cristiandad los abuelos, pero la madre quedó más admirada" ( t . 2, p. 160), y ' 'Admirada y suspensa estaba doña Estefanía" (t. 2, p. 161). E n La ilustre frego­na el huésped le dice al Corregidor: "O i rá vuesa merced cosas que, juntamen­te con darle gusto, le admiren" ( t . 3, p. 103); más tarde, " C o n esto que el As­turiano dijo se acabó de apoderar la admiración en todos los presentes" (t . 3, p. 117). En Rinconete y Cortadillo, los jóvenes protagonistas "sa l taron delante de las muías y se fueron con ellos, dejando al arriero agraviado y enojado, y a la ventera admirada de la buena crianza de los picaros' ' (t . 1, p. 225). C i ta ­ré siempre por la edición de Juan Bautista Avalle-Arce, Castalia, M a d r i d , 1982, 3 ts. En lo sucesivo se incluirá en el texto el tomo y la página entre paréntesis.

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de Andrés Cabal lero en La Gitanilla. Todos estos personajes son forasteros que hacen u n a v is i ta más o menos breve a u n m u n d o ajeno y sienten admiración por lo que encuentran allí. A l no tar la admiración que sienten sus personajes Cervantes sugiere al lector que reaccione de la m i s m a manera . E n este ensayo me limitaré a estudiar el papel de la admiración en u n a sola novela , E l amante liberal. Creo , con todo, que m u c h o de lo que voy a decir de esta obra se aplica igualmente a todas o a algunas de las demás Nove­las ejemplares.

E l amante liberal se suele considerar u n a de las menos logradas de las Novelas ejemplares. Francisco Rodr íguez Marín no la incluyó entre las siete novelas que figuran en la edición que preparó para Clásicos Castellanos en 1914. U n o s ve inte años después, H a i n s -w o r t h afirmó que novelas como Rinconete y Cortadillo y E l coloquio de los perros muest ran "des qualités de réalisme et d 'observat ion q u i suff iraient à les faire v a l o i r " 1 2 . M u y al c o n t r a r i o , E l amante liberal pertenece a u n grupo de obras que se señalan precisamente por " l 'absence presque complète, si ce n'est dans certains détails, des qualités d 'observat ion et de réalisme que nous avons relevées dans l ' a u t r e g roupe . [ . . . ] Cervantes fait preuve , dans E l amante liberal, d 'une certaine familiarité avec les usages musu lmans , mais la nouvel le n ' e n est pas moins fausse et i n i m a g i n a b l e p o u r le lec­teur m o d e r n e " 1 3 . D e l m i s m o m o d o , Jenn i f e r L o w e declara que " t h e p lo t is i n v o l ved b u t w i t h scant in t r ins i c interest a n d the va -r ious coïncidences o f capture , voyage a n d r e u n i o n are recounted w i t h l i t t l e zes t " . Por consiguiente, la novela " [ f a i l s ] to make any real i m p a c t " 1 4 . T a l vez fue Joaquín Casalduero el p r i m e r estu­dioso m o d e r n o que tomó en serio E l amante liberal como obra de a r t e 1 5 . L e ha seguido R u t h E l Saffar en u n capítulo comprensi ­vo e inte l igente de su l i b r o Novel to romance.

D e f i n i r lo que una obra l i t e r a r i a de te rminada representa para los lectores del Siglo de O r o no es cosa fácil, según ha subrayado M a x i m e Cheval ier en u n luminoso e s t u d i o 1 6 . N a d a nos autor iza

1 2 G . HAINSWORTH, Les "Novelas ejemplares" en France au xvue siècle, Paris, 1 9 3 3 , p. 2 7 .

13 Ibid., pp. 1 6 - 1 8 . 1 4 JENNIFER LOWE, " A note on Cervantes' El amante liberal", RNo, 1 2

( 1 9 7 0 - 1 9 7 1 ) , p. 4 0 0 . 1 5 JOAQUÍN CASALDUERO, Sentido y forma de las "Novelas ejemplares", Bue­

nos Aires, 1 9 4 3 . 1 6 M A X I M E CHEVALIER, Lectura y lectores en la España de los siglos xviy xvn,

T u r n e r , M a d r i d , 1 9 7 6 .

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a creer que los contemporáneos de Cervantes entendieran las No­velas ejemplares como nosotros. C u a l q u i e r t en ta t i va de explicar el a t rac t ivo que ejercía E l amante liberal sobre ellos tropieza con u n a seria d i f i c u l t a d : no tenemos indic ios directos de la manera como la novela fue interpretada por los lectores de pr inc ip ios del siglo x v n . E n t r e los pocos indicios indirectos que poseemos ta l vez el más útil sea la aprobación del frai le t r i n i t a r i o J u a n Baut ista C a ­pataz , que ha servido de p u n t o de p a r t i d a para u n i m p o r t a n t e es­t u d i o de Bruce W . W a r d r o p p e r 1 7 .

A l l l amar la atención sobre ' i a verdadera eut rope l ia " que des­cubre en las Novelas ejemplares, F r a y J u a n Baut is ta rea f i rma algo d i cho por Jacques A m y o t en el prólogo a su traducción francesa de la Historia aethiopica de H e l i o d o r o . E l prólogo fue reimpreso en la traducción española de la Historia aethiopica publ i cada en A m -beres en 1554. A m y o t sustenta que

nuestra natura no puede sufrir que el entendimiento esté siempre ocupado a leer materias graves y verdaderas, no más que el cuerpo no podría durar sin intermisión al trabajo de muchas obras. Por lo cual, es menester algunas veces, cuando nuestro espíritu está tur ­bado de algunos infortunios, o cansado de mucho estudio, usar de algunos pasatiempos para le apartar de tristes pensamientos y ima­ginaciones, o, a lo menos, usar de algún descanso y alivio para le tornar después a poner más alegre y vivo en la consideración y con­templación de las cosas de más importancia 1 8 .

L a i m p o r t a n c i a de la Historia aethiopica para Los trabajos de Per-siles y Sigismonda ha sido a m p l i a m e n t e demostrada por A l b a n K . F o r c i o n e 1 9 . Creo que es i m p o r t a n t e asimismo para algunas de las Novelas ejemplares, m u y señaladamente E l amante liberal.

E n el prólogo de las Novelas ejemplares Cervantes promete al lector que ' ' T r a s ellas [las Novelas], si la v i d a no me deja, te ofrez­co los Trabajos de Persiles, l i b r o que se atreve a compet i r con H e ­l i o d o r o " ( t . 1 , p . 65) . D e hecho, algunas de las propias Novelas ejemplares se atreven a compet i r con la Historia aethiopica, y n i n g u -

1 7 BRUCE W . WARDROPPER, " L a eutrapelia en las Novelas ejemplares de Cer­vantes" , CH(7), pp. 153-169.

18 Historia etiópica de los amores de Teágenes y Carie lea, t rad . Fernando de M e ­na, ed. Francisco López Estrada, M a d r i d , 1954, pp. lxxv i i - lxxv i i i . Citaré siem­pre por esta edición.

1 9 ALBAN K . FORCIONE, Cervantes, Aristotle and the "Persiles", Princeton Univers i ty Press, Princeton, 1970, esp. cap. 2.

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n a más abiertamente que E l amante liberal, seguramente la que si ­gue más de cerca tanto a la f o r m a como al contenido de la novela de aventuras que los historiadores de la l i t e r a t u r a española sue­len designar con el n o m b r e poco exacto de novela b i z a n t i n a . N o fa l tan ju ic ios de lectores de los siglos x v i y x v n sobre la Historia aethiopica y estos ju i c i o s , así como el prólogo de A m y o t , nos i lus ­t r a n mucho acerca de las razones que podían tener los contempo­ráneos de Cervantes para deleitarse con E l amante liberal.

Según A m y o t , la Historia aethiopica es u n a obra p r o f u n d a m e n ­te m o r a l . E n la novela de H e l i o d o r o ,

demás de la ingeniosa ficción hay en algunos lugares hermosos dis­cursos sacados de la filosofía natural y moral, muchos dichos nota­bles y palabras sentenciosas, muchas oraciones y pláticas, en los cuales el artificio de elocuencia está muy bien empleado y en toda ella las pasiones y afecciones humanas, pintadas tan al verdadero y con tan gran honestidad, que no se podrá sacar ocasión de malhacer. Por­que de todas aficiones ilícitas y deshonestas, él hace el fin desdicha­do; y, al contrario, de las buenas y honestas, dichoso (p. Ixxx) .

T h o m a s U n d e r d o w n e , en la nota " T o the r e a d e r " que puso al p r i n c i p i o de su traducción inglesa de la Historia aethiopica ( L o n ­dres, 1606), insiste sobre la e j emplar idad del l i b r o en términos m u y semejantes a los empleados por A m y o t :

I f I shall compare it w i t h other of like argument, I thinke none co­medí neere i t . [ . . . ] This booke punisheth the faults of evil doers, and rewardeth the well livers. What a king is Hydaspes? What a paí­teme of a good prince? [. . . ] What a lewde woman was Arsace? What a patern of evill behavior? 2 0

M u c h o s lectores españoles del siglo x v i creyeron, así como A m y o t y U n d e r d o w n e , que la Historia aethiopica era u n l i b r o amo­ra lmente e j e m p l a r 2 1 . Fue el l i b r o de entre ten imiento predi lecto de ios erasmistas españoles que , según h a n mostrado M a r c e l B a t a i l l o n 2 2 y A l b a n Forcione, tanto in f luyeron en Cervantes. C o -

2 0 Citado por RICHARD L A N H A M , " T h e Oíd Arcadia", en WALTER R . DAVIS and RICHARD A . L A N H A M , Sidney's 'Arcadia", New Haven , 1 9 6 5 , p. 388.

2 1 Véase ANTONIO VILANOVA, " E l peregrino andante en el Persiies de Cer­vantes" , BABL, 2 2 ( 1 9 4 9 ) , esp. p. 1 2 4 .

2 2 MARCEL BATAILLON, Erasmoy España: estudios sobre la historia espiritual del siglo xvi, t rad . Antonio Alatorre , F . C . E . , México, 1 9 5 0 , t . 2 , pp. 2 2 2 - 2 2 5 .

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m o la Miss P r i s m de Oscar W i l d e en The importance of being Ear-nest, los lectores del siglo x v i creyeron que en toda novela hecha y derecha " t h e good [end] h a p p i l y , and the b a d u n h a p p i l y . T h a t is w h a t F i c t i o n m e a n s " .

A f i r m a r que la Historia aethiopica es u n l i b r o mora lmente e jem­plar se opone al parecer de Samuel Lee W o l f f en su l i b r o ya clási­co The Greek romances in Elizabethan prose fiction23, E n su conocido estudio de la Old Arcadia de Sir P h i l i p Sidney, R i c h a r d L a n h a m cita el parecer de W o l f f sobre la amoral idad de las novelas de aven­turas griegas y asevera a continuación que

The Greek romance was an essentially tr iv ial genre, evoking a shal­low emotional response by a combination of melodrama and rheto­rical display... I t would be doing Sidney an injustice to fit this noo­se to the neck of the O l d Arcadia, For, taking over the basic techni­ques of rhetorical fiction, Sidney iniused them with a strict, pervasive moral consciousness, [. . . ] Sidney has moralized Heliodorus 2 4 .

Es m u y poco probable , sin embargo , que Sidney creyera que había agregado u n contenido m o r a l a una obra fundamentalmente a m o r a l . Los lectores del siglo x v i op inaban que la obra de H e -l i odoro era todo menos a m o r a l , como el prólogo de A m y o t hace patente,

Para A m y o t la finalidad de la l i t e r a t u r a de entre ten imiento es produc ir admiración: " l a ficción, de la cual el fin es admiración, y la delectación que procede de las cosas extrañas y llenas de ad ­mirac i ón " (p . I x x i x ) . Estas "cosas extrañas" son de índole m u y diversa. Según Francisco Cáscales, en sus Tablas poéticas (1617) ,

la admiración nace de las cosas, de las palabras, de la orden y de la variedad. [. . . ] Las palabras serán maravillosas que son escogi­das con grande ju iz io , sentenciosas, graves, de dulce son, con gala­nas figuras de la elocuencia,.. 2 5

L a admiración puede proceder de los mismos incidentes de la t r a m a , " l a s cosas". Las aventuras que l l enan las páginas de la Historia aethiopica, esas "coincidences o f capture , voyage a n d r e u n i o n " a las que se refiere Jenn i f e r L o w e , despiertan el asom-

2 3 New Y o r k , 1 9 1 2 . 2 4 L A N H A M , op. cil, pp . 3 8 5 - 3 8 6 . 2 5 FRANCISCO CÁSCALES, Tablas poéticas, ed. Benito Brancaforte, Espa-

sa-Calpe, M a d r i d , 1 9 7 5 , pp. 1 7 0 - 1 7 1 ,

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b r o del lector precisamente porque son excepcionales, no perte­necen a la v i d a cot id iana.

Pero aunque los incidentes en sí mismos bastan para provo ­car la admiración del lector, serán m u c h o más eficaces si el escri­t o r sabe servirse de ellos, puesto que la admiración nace no sólo de las aventuras de los personajes sino también de la manera co­m o estos sucesos se cuentan, por " l a o r d e n " y " l a v a r i e d a d " sa­b iamente impuestas por el escritor , es decir , por los recursos téc­nicos de la narración.

E l prólogo de A m y o t demuestra c laramente que los lectores del siglo x v i estaban m u y atentos al uso diestro de tales recursos narra t ivos y que los consideraban u n a de las fuentes de la a d m i ­ración que es el objetivo propio de la l i t eratura de entretenimiento:

Y cierto la disposición es singular, porque comienza en la mitad de la Historia, como hacen los poetas heroicos, lo cual causa, de prima

facie, una grande admiración a los lectores, y les engendra un apa­sionado deseo de oír y entender el comienzo, y todavía les atrae tam­bién con la ingeniosa lección de su cuento, que no entienden lo que han leído en el comienzo del primer l ibro , hasta que veen el fin del quinto; y cuando allí han llegado, aún les queda mayor deseo de ver el fin, que antes tenían de ver el principio. De suerte que siem­pre el entendimiento queda suspenso hasta que viene a la conclu­sión, lo cual deja el lector satisfecho, como lo son aquellos que al fin vienen a gozar de una cosa muy deseada y de mucho tiempo esperada (pp. lxxxi - lxxxi i ) .

E l que A m y o t acentuara el papel desempeñado por los recur­sos narrat ivos en la admiración no debe de estar desligado de la afirmación de K e i t h W h i n n o m , según q u i e n

it is difficult to think of any narrative device w i t h which Spanish writers of the late fifteenth and the sixteenth centuries did not at some time play: w i th first and third-person narration, wi th pseudo-autobiography i n which the 'author ' is crearly not the author, w i t h tales wi th in tales, wi th flashbacks and temporal displacements (star­t ing in medias res or even at the conclusion), wi th episodic narrative held together only by a character or characters, w i th letters and dia­ries, w i t h internal monologue, wi th stories told solely through dia­logue, w i t h Rashomon —style perspectivism (the same events descri­bed from the differing viewpoints of different characters), wi th 'ob­jective' and unselective reporting, and so o n 2 6 .

K E I T H W H I N N O M , " T h e Historia de Duobus Amantibus of Aeneas Sylvius

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NRFH, X X X V I L A E J E M P L A R I D A D DE E L AMANTE LIBERAL 311

Casi todos los recursos que menc iona W h i n n o m se encuen­t r a n en las obras de Cervantes . Buena parte de ellos aparecen en E l amante liberal.

Cáscales subraya que la admiración nace no sólo de los i n c i ­dentes de la t r a m a y su disposición sino también de las palabras mismas . Los lectores de la época seguramente apreciaban la retó­r i ca a lambicada de los largos par lamentos que tanto a b u n d a n en E l amante liberal. Nos servirá de e jemplo el discurso en que R i c a r ­do le cuenta a su amigo el renegado M a h a m u t c ó m o los turcos le h i c i eron caut ivo . Citaré t a n sólo u n a parte . R i c a r d o le dice a M a h a m u t que al enterarse de que Leonisa y su r i v a l Corne l i o se encontraban rodeados de amigos y parientes en el jardín del pa­dre de éste

me ocupó el alma una furia, una rabia y un infierno de celos, con tanta vehemencia y rigor, que me sacó de mis sentidos, como lo ve­rás por lo que luego hice, que fue irme al jardín donde me dijeron que estaban, y hallé a la más de la gente solazándose, y debajo de u n nogal sentados a Cornelio y a Leonisa, aunque desviados u n po­co. Cuál ellos quedaron de m i vista, no lo sé; de mí sé decir que quedé tal con la suya, que perdí la de mis ojos, y me quedé como estatua sin voz n i movimiento alguno. Pero no tardó mucho en des­pertar el enojo a la cólera, y la cólera a la sangre del corazón, y la sangre a la ira, y la ira a las manos y a la lengua; puesto que las manos se ataron con el respeto a m i parecer debido al hermoso ros­tro que tenía delante. Pero la lengua rompió el silencio con estas razones: ' 'Contenta estarás, ¡oh enemiga mortal de m i descanso!, en tener con tanto sosiego delante de tus ojos la causa que hará que los míos vivan en perpetuo y doloroso llanto. Llégate, llégate, cruel, u n poco más, y enreda t u yedra a ese inútil tronco que te busca; peina o ensortija aquellos cabellos de ese tu nuevo Ganimedes, que tibiamente te solicita. [. . .] ¿Piensas, por ventura, soberbia y mal considerada doncella, que contigo sola se han de romper y faltar las leyes y fueros que en semejantes casos en el mundo se usan? ¿Pien­sas, quiero decir, que este mozo, altivo por su riqueza, arrogante por su gallardía, confiado por su linaje, ha de querer, n i poder, n i saber, guardar firmeza en sus amores, n i estimar lo inestimable, n i conocer lo que conocen los maduros y experimentados años? No lo pienses, si lo piensas, porque no tiene otra cosa buena el mundo, sino hacer sus acciones siempre de una misma manera, por que no se engañe nadie sino por su propia ignorancia (t. 1, pp. 161-168).

Pic co l omin i " , Essays on narrative fiction in the Iberian Peninsula in honour of Frank Pierce, Ox ford , 1982, p. 255.

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312 T H O M A S R. H A R T NRFH, X X X V I

Hemos de sospechar que en el siglo x v n muchos lectores de E l amante liberal habrían sabido los nombres de las figuras retóri­cas que mencionaremos a continuación. M u c h o s más habrían sa­b ido que las figuras tenían nombres , aunque no h u b i e r a n pod ido dar con el n o m b r e exacto de cada u n a de ellas. Notemos p r i m e r o que Cervantes , o R i c a r d o , siente evidente predilección por la si ­n o n i m i a , es decir , la amplificación por medio de sinónimos (una furia, una rabia, y u n infierno de celos, romper y faltar las leyes y fue­ros). L e gusta también el erotema o interrogación, la p r e g u n t a re ­tórica que i m p l i c a u n a respuesta determinada . L a c o m b i n a con la anáfora (¿Piensas...? ¿Piensas, quiero decir . . . ? ) y a continuación se sirve de u n a combinación de dehortat io , o sea u n consejo a ha ­cer lo c ont rar i o , y p o l i p t o t o n ( N o lo pienses, si lo piensas). L a po­l i p t o t o n ya había aparecido en la frase precedente (estimar lo ines­timable, conocer lo que conocen), así como ejemplos de s i n o n i m i a y de isocolon (a l t ivo por su r iqueza, arrogante por su gallardía, con­fiado por su l ina je ) . Para t e r m i n a r , señalemos el uso que hace R i ­cardo de la personificación para sugerir que sus acciones no se rea l izaron sin que él se d iera cuenta de lo que hacía, y el uso dies­t r o que hace de la anadiplosis , es decir , el empezar u n a frase con la m i s m a pa labra con que t e r m i n a la anter ior , para sugerir la ve­loc idad con que sus emociones se c o n v i r t i e r o n en acciones: " n o tardó m u c h o en despertar el enojo a la cólera, y la cólera a la sangre del corazón, y la sangre a la ira, y la ira a las manos y a la lengua; puesto que las manos se a taron con el respeto a m i parecer debido al hermoso rostro que tenía delante. Pero la lengua rompió el si ­lencio [ . . . ] " . L a anadiplosis se encuentra también en la n a r r a ­ción del combate en la venta en Don Quijote:

Y así como suele decirse: el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo, daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa, que no se daban punto de reposo... 2 7

Desde luego , el t ono aquí es completamente d i s t i n t o , no sólo por la naturaleza de los incidentes en sí mismos sino por la a l u ­sión a u n cuento folklórico i n f a n t i l con que empieza la c i ta . Sobre todo , la frase se d i ferencia del f ragmento c itado de E l amante libe­ral porque f o r m a parte de la narración en vez de atr ibu irse a u n

27 E l ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, ed. L . A . M u r i l l o , Castalia, M a d r i d , 1978, t . 1, p. 205.

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NRFH, X X X V I LA EJEMPLARIDAD DE EL AMANTE LIBERAL 313

personaje. L a ar t i f i c ia l idad del discurso de R i cardo queda subra­yada porque u n a parte considerable de dicho discurso, la que e m ­pieza con las palabras ' ' C o n t e n t a estarás, ¡oh enemiga m o r t a l de m i descanso!" , es u n a cita dentro de u n a c i ta , en la que R i c a r d o pretende recordar y repet ir las palabras exactas que había p r o ­n u n c i a d o " d e hoy hace u n año, tres días y cinco h o r a s " (p . 167).

N o sorprende observar que discursos como el que acabamos * de anal izar hayan sido censurados por su falta de v e r o s i m i l i t u d . Francisco A . de Icaza, por e jemplo , insiste en que en E l amante liberal " h a y sobra de retórica, y no de la buena, apostrofes h i n ­chados, epítetos altisonantes y figuras retóricas, que [. . . ] pode­mos declarar rayanas en lo cómico y de las que ta l vez se reía él m i s m o " 2 8 . Aval le -Arce comparte el criterio de Icaza al opinar que los discursos de Leocadia en La fuerza de la sangre, momentos des­pués de descubrir que la ha v io lado Rodo l fo , son " d e todo p u n t o inverosímiles" ( t . 2, p . 27) .

Los ju ic ios de Icaza y de A v a l l e - A r c e estr iban en preconcep-ciones creadas por la tradición novelística posterior . Parten del supuesto de que el lenguaje empleado en u n a novela debiera re ­f le jar , sobre todo en el diálogo, lo que l a n W a t t ha l lamado " f o r ­m a l r e a l i s m " . C o m o observa W a t t , antes de que la novela l lega­r a a ser la f o rma d o m i n a n t e de la narración en prosa,

the implicit assumption of educated writers and critics was that an author's skill was shown, not i n the closeness wi th which he made his words correspond to their objects, but in the literary sensitivity w i t h which his style reflected the linguistic decorum appropriate to its subject 2 9.

C o n toda seguridad los lectores españoles de la época de C e r ­vantes debieron de c o m p a r t i r este c r i t e r i o .

Desde luego, el término ' ' l inguist ic decorum' ' que emplea W a t t no se refiere a la m a n e r a como personas de carne y hueso habrían hab lado en circunstancias semejantes sino a la m a n e r a como los escritores de la época solían representar el habla de sus persona­jes. W i l l i a m Nelson h a hecho observar que muchos prólogos y de­dicator ias de obras narrat ivas del Renac imiento

dismiss story itself as merely delightful and direct attention to the substance which justifies i t . The discerning reader [. , . ] is given to

2 8 C i t . por AMEZÚA, t . 2 , pp. 5 9 . 2 9 The rise of the novel, Berkeley, 1 9 5 7 , pp. 2 8 - 2 9 ,

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314 THOMAS R. HART NRFH, X X X V I

understand that the narrative was designed to provide opportunity for moral and philosophical discourses, model speeches and letters, sententious comment, descriptions, witty repartee, rhetorical dis­plays, information about strange lands and ancient times, and ot­her matter useful or worthy of admirat ion 3 0 .

A m y o t elogia la Historia aethiopica por sus

hermosos discursos sacados de la filosofía natural y moral , muchos dichos notables y palabras sentenciosas, muchas oraciones y pláti­cas, en los cuales el artificio de elocuencia está muy bien empleado.

D e l m i s m o modo Peter H e y l y n en su Microcosmus (1620) ala­ba la novela de H e l i o d o r o por ser

A book which beside its excellent language, rare contrivances, and delectable studies, hath i n it all the strains of Poesy, comprehen­ded! the universal art of speaking, and to them that can discerne and w i l l observe, notable rules for demeanour both private and publ ike 3 1 .

Los lectores del siglo x v i no vaci laban en reduc i r u n texto a u n a serie de fragmentos porque el provecho m o r a l que buscaban no corresponde al goce estético que suelen buscar los lectores m o ­dernos. Las ediciones anotadas en las que se leía Orlando furioso en el siglo x v i demuestran que la finalidad de los comentaristas distaba m u c h o de ser idéntica a la de los estudiosos modernos . Los comentaristas no i n t e n t a n describir la respuesta to ta l de u n lector ideal a u n texto de terminado . T a m p o c o t r a t a n de describir la relación entre la t o t a l i d a d de la obra y cada u n a de sus partes. Se l i m i t a n a señalar los elementos del texto que pueden est imular al lector a re f lexionar sobre cuestiones morales o filosóficas. L a finalidad implícita de sus comentarios es ind i car el provecho m o ­r a l que el lector puede sacar al ref lexionar sobre estos elementos y apl icar el f r u t o de sus reflexiones a las circunstancias de su p r o ­p ia v i d a 3 2 .

3 0 Fact or fiction: The dilemma of the Renaissance storyteller, Cambridge, M A , 1973, p. 60.

3 1 Citado por IAN W A T T , "El izabethan fiction", en The New Pelican Guide to English literature. 2. The age of Shakespeare, ed. Boris Ford, Harmondsworth , 1982, p. 199.

3 2 Véase J O H N M . WALLACE, "«Examples are best precepts»: Readers and meanings i n Seventeenth-Century p o e t r y " , Critical Inquiry, 1 (1974), 273-290.

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NRFH, X X X V I LA EJEMPLARIDAD DE E L AMANTE LIBERAL 315

Sería in justo decir que los novelistas del R e n a c i m i e n t o , como los metafísicos de Tlón imaginados por Jorge L u i s Borges, " n o buscan la verdad n i s iquiera la v e r o s i m i l i t u d : buscan el asom­b r o " 3 3 . Pero sí cabe decir que la verdad que buscan no tiene ca­si nada que ver con la verdad histórica y sociológica que busca­r o n Balzac y Galdós. C o n toda p r o b a b i l i d a d , a los pr imeros lec­tores de las Novelas ejemplares no les interesaba sobremanera la exact i tud de lo que dice Cervantes sobre las costumbres de los t u r ­cos en C h i p r e . A lo sumo habrían concedido que las aventuras de R i cardo y Leonisa pud ieran corresponder a aventuras posibles dent ro del m u n d o real , del m i s m o m o d o que hoy día muchos lec­tores de las novelas de I a n F l e m i n g y J o h n L e Carré aceptan las aventuras de sus espías como posibles, si no r igurosamente his­tóricas.

E l parale l ismo con las novelas de espionaje de F l e m i n g y L e Carré viene a cuento también por otro m o t i v o . Pocos lectores de E l amante liberal podían conocer d irectamente la experiencia de los cautivos cristianos en Chipre . Tampoco la conocía Cervantes, aun­que para descr ib ir la pudo servirse de memor ias de su caut iver io arge l ino . Pero aunque C h i p r e fuera t e r r i t o r i o desconocido para la mayoría de los lectores de E l amante liberal y para el mismo Cer ­vantes, la presencia turca en el Mediterráneo les preocupaba a todos, como la guerra fría nos preocupa hoy en día. L e asiste t o ­da la razón a Aval le -Arce al sustentar que ' 'Cervantes en E l amante liberal nos b r i n d a u n a nove l i ta b i z a n t i n a a la a l t u r a de las c ircuns­tancias de la España i m p e r i a l de 1 5 7 0 " ( t . 1, p . 30) . Este elemen­to de reporta je , valga la pa labra , es lo que separa de manera más ta jante la novela cervant ina de la novela de H e l i o d o r o , como la separa también de las novelas de aventuras medievales que son los antepasados de los l ibros de caballerías que enloquecieron a D o n Q u i j o t e . Según ha hecho observar E r i c h A u e r b a c h , los " r o ­m a n c e s " medievales se basan en " l a idea, largo t i empo vigente en E u r o p a , de que lo noble , lo grande y lo i m p o r t a n t e nada t i e ­n e n que ver con la rea l idad v u l g a r " 3 4 .

E n E l amante liberal Cervantes no sólo acentúa la doc t r ina m o ­r a l implícita en la Historia aethiopica, o por lo menos en las in te r ­pretaciones de ella usuales en el siglo x v i , sino que coloca la ac­ción sólidamente dentro del m u n d o rea l . Los dos puntos están ín-

3 3 JORGE L U I S BORGES, Ficciones, Buenos Aires, 1 9 6 1 , p. 2 3 . 3 4 E. AUERBACH, Mimesis: la representación de la realidad en la literatura occi­

dental, t rad . I . Vi l lanueva y E. Imaz , F . C . E . , México, 1 9 5 0 , p. 1 3 6 .

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316 T H O M A S R. H A R T NRFH, X X X V I

t i m a m e n t e ligados, ya que , como observa R i c h a r d L a n h a m con respecto a la Arcadia de S ir P h i l i p Sidney,

Arcadia is not a fairyland [;] its strongest ties are wi th the England of Sidney's day... The O l d Arcadia shows that nobility — r i g h t l y construed— has a great deal to do wi th everyday reality, that the nobility which neglects the real world is a radically tarnished one 3 5 . *

C o n toda seguridad esto se aplica igualmente a las Novelas ejem­plares y también al Quijote, puesto que , como ha observado A . A . Parker , "sus lecturas le h a n enseñado [a D o n Q u i j o t e ] que el he­roísmo es algo extravagante y fantástico. H e aquí lo malo de los l ibros de caballerías: no dar test imonio de la v e r d a d " 3 6 . E l " r e a ­l i s m o " de las obras cervantinas , como el " r e a l i s m o " mucho m e ­nos acusado de la Arcadia de Sidney, t iene u n a finalidad m o r a l .

Para estudiosos como Amezúa y M a y o , el interés p r i n c i p a l de E l amante liberal estribaba en su posible relación con ciertos episo­dios de la v i d a de Cervantes . H o y día, en cambio , E l amante libe­ral nos interesa sobre todo por la luz que a r r o j a sobre otras Nove­las ejemplares que nos parecen más acertadas, por e jemplo La Gita­nilla, y m u y especialmente sobre el Quijote. Es indudable que A m e z ú a se equivoca al decir que E l amante liberal es u n " r e l a t o escuetamente ob jet ivo , que se escribe para p u r a diversión del lec­t o r , s in que el pensamiento prop io cervant ino aparezca en él sino r a r a v e z " 3 7 . A l c on t rar i o , es fácil demostrar que algunas de las preocupaciones características de Cervantes se encuentran en la nove la .

I g u a l que Andrés en La Gitanilla, R i cardo debe aprender a do­m i n a r s e . Sobre todo , debe mostrarse d igno de Leonisa d o m i n a n ­do los celos que siente de su r i v a l C o r n e l i o . L o que dice Forcione sobre el papel del m a t r i m o n i o y de los celos en La Gitanilla se a p l i ­ca i gua lmente a E l amante liberal. Esta novela también " i s a tale o f courtship and ra t i ona l wedded love, and its plot depicts the for­m a t i o n o f a perfect f a m i l y " 3 8 . E l m o t i v o de la creación de u n a f a m i l i a e jemplar es aún más evidente en E l amante liberal que en La Gitanilla, ya que aquélla, como La fuerza de la sangre y a d i feren-

3 5 Op. cit., pp. 386-388. 3 6 ALEXANDER PARKER, £ í E i concepto de la verdad en el Quijote'7'7, RFE,

32 (1948), p. 296. 3 7 AMEZÚA, op. cit., t . 2, p. 5 1 . 3 8 FORCIONE, op. cit., p. 95.

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NRFH, X X X V I LA E J E M P L A R I D A D DE E L AMANTE LIBERAL 317

cia de La Gitanilla, t e r m i n a a lud iendo a " l o s muchos hijos que [ R i c a r d o ] t u v o en L e o n i s a " ( t . 1 , p . 216) .

L o que es más i m p o r t a n t e aún, E l amante liberal vuelve a t r a ­tar u n concepto del amor , y sobre todo el efecto corrosivo de los celos, que Cervantes examina también en otras Novelas ejemplares, señaladamente La Gitanilla y E l celoso extremeño, y desde luego en el Quijote. A R i c a r d o , como al pseudo-pastor Grisóstomo del Qui­jote, " l e fat igaban [. . . ] los celos imaginados y las sospechas te­midas como si fueran verdaderas" (Don Quijote 1, 14; t . 1, p . 184). Pero R i c a r d o , así como Andrés en La Gitanilla, se convierte a u n concepto enteramente d is t into del a m o r en el curso de la novela. Desde el p r i n c i p i o , además, el a m o r egoísta y tiránico de R i cardo l leva el contrapeso de su v o l u n t a d de sacrif icar su l i ber tad para obtener la de Leonisa: " d i j e [a m i m a y o r d o m o ] que en n i n g u n a m a n e r a tratase de m i l i b e r t a d , sino de la de Leonisa , y que diese p o r ella todo cuanto valía m i h a c i e n d a " ( t . 1, p . 172). A l final de la novela R i cardo rechaza por completo la idea de que su amor le da el derecho de dar órdenes a Leonisa , mostrando así su con­versión a u n concepto del amor d i s t in to del que tenía al p r i n c i p i o de la novela: " N o es posible que nadie pueda demostrarse l ibera l de lo ajeno: ¿qué jurisdicción tengo yo en Leonisa para dar la a otro? O ¿ cómo puedo ofrecer lo que es t a n lejos de ser mío? Leo ­nisa es suya, y t a n suya, que a faltarle sus padres [. . . ] ningún opósito t u v i e r a a su v o l u n t a d " ( t . 1 , p . 214) .

A los lectores de la España de los Aus t r ias seguramente les habrán interesado m u y poco las semejanzas entre E l amante liberal y otras obras cervantinas , así como tampoco les habrán interesa­do m u c h o las posibles reminiscencias autobiográficas de la nove-l i t a . Para ellos Cervantes distaba m u c h o de ser u n autor clásico. L a recepción entusiasta del Quijote no s ignif icaba en absoluto que se t o m a r a en serio como obra de arte . Las pocas observaciones de escritores contemporáneos, entre ellos L o p e , Quevedo y G ó n -gora , que h a n llegado hasta nosotros revelan que no es t imaron en m u c h o el Quijote, si b i en su a c t i t u d debe de explicarse en parte p o r celos provocados por el éxito de la novela .

I n t e n t a r descubrir algunos de los elementos que a d m i r a r o n los lectores del siglo x v n en E l amante liberal puede ayudarnos a com­prender por qué gozaban de obras que hoy nos parecen indiges­tas o faltas de interés. Espero que este ensayo nos ayude a enten­der su entusiasmo no sólo por E l amante liberal sino también por algunas de las otras Novelas ejemplares que se v ienen l lamando idea­listas. Acaso también u n examen atento de lo que los contempo-

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318 THOMAS R. HART NRFH, X X X V I

ráneos de Cervantes pensaban sobre las finalidades de la l i t e r a t u ­r a de entretenimiento nos ayude a descubrir valores en las Nove­las ejemplares que gozan de más prestigio h o y día, como Rinconete y Cortadillo y E l coloquio de los perros.

A u n q u e haya pasado de m o d a , el real ismo que elogiaban e r u ­ditos como H a i n s w o r t h y A m e z ú a está lejos de haber desapareci­do de los estudios cervantinos . J u a n Baut is ta Ava l l e -Arce consi ­dera La fuerza de la sangre " u n f racaso" porque Cervantes "desa ­tendió de triste manera la caracterización de sus personajes" ( t . 2, p . 27), y Dámaso Alonso alaba el " rea l i smo psicológico" y " r e a ­l i smo de cosas" de las novelas c e r v a n t i n a s 3 9 . Todavía nos f a l t a n modos plenamente satisfactorios de enfocar la interpretación de los " r o m a n c e s " cervant inos , aunque son m u y sugerentes a l g u ­nas páginas de N o r t h r o p F r y e 4 0 . También abren perspectivas m u y interesantes los estudios de R u t h E l Saffar sobre las Novelas ejemplares, así como los que A l b a n K . Forcione ha dedicado tanto a algunas de las Novelas ejemplares como al Per siles. Estoy seguro de que los " r o m a n c e s " cervantinos aún están lejos de habernos conf iado todos sus secretos.

T H O M A S R . H A R T University of Oregon

3 9 DÁMASO ALONSO, La novela cervantina, Salamanca, 1 9 6 9 . 4 0 Véanse A natural perspective: The development of Shakesperean comedy and

romance, New York , 1 9 6 5 ; esp. cap. 1 , y The secular scripture: A study of the structure of romance, Cambridge, M A , 1 9 7 6 , esp. cap. 2 .