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1 LA ESPIRITUALIDAD DE DON PEDRO ALBIZU CAMPOS COMO FUNDAMENTO DE SU POLÍTICA DE LA LIBERACIÓN NACIONAL ** (DISCURSO PARA CELEBRACIÓN DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO ALBIZU CAMPOS EN EL BARRIO TENERÍAS DE PONCE, 12 DE SEPTIEMBRE DEL 2014) Prof. Samuel Silva Gotay*

La espiritualidad de Albizu Campos

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Autor: Silva Gotay, Samuel. Pedro Albizu Campos.Puerto Rico.

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    LA ESPIRITUALIDAD DE DON PEDRO ALBIZU CAMPOS COMO

    FUNDAMENTO DE SU POLTICA DE LA LIBERACIN NACIONAL

    **

    (DISCURSO PARA CELEBRACIN DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO ALBIZU

    CAMPOS EN EL BARRIO TENERAS DE PONCE, 12 DE SEPTIEMBRE DEL 2014)

    Prof. Samuel Silva Gotay*

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    Soy un rbol

    te siento.. florecer

    en mis ramas

    tu divinidad

    en mi savia

    y mis hojas.

    Angelus Silecius,

    Inquietud de la huella, Siglo XVII.

    Feliz de estar de regreso a Ponce, mi casa. Comienzo por dar las gracias a

    los respetables miembros del Comit Organizador de las Actividades para la

    Celebracin del Natalicio de Don Pedro Albizu Campos y en especial, dar

    gracias a ese ponceo por adopcin, fiel nacionalista, excelente abogado y

    escritor de memorias indispensables para preservar la vida nacional, Jos

    Enrique Ayoroa Santaliz, por su conspiracin para hacer posible que yo est

    aqu, cumpliendo con esta honrosa responsabilidad, en la ciudad sagrada,

    bautizada por la Masacre de Ponce.

    La espiritualidad de don Pedro Albizu Campos como fundamento de su poltica

    de liberacin nacional. Para entender su espiritualidad, vamos a transitar

    desde la expresin externa del compromiso catlico de Albizu, desde la

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    periferia, hasta el interior, hasta el fundamento, hasta el ncleo de fuego

    espiritual que quemaba este hombre, que convoc las fuerzas de la accin

    nacional para fraguar las gestas, de las cuales se alimenta nuestra esperanza

    hoy. Qu papel jug la espiritualidad en el pensamiento y la prctica poltica

    de Don Pedro Albizu Campos? Un papel fundamental!

    Los telogos, los psiclogos y los filsofos que estudian y escriben hoy da

    sobre la espiritualidad, se refieren a los fundamentos ms profundos de la

    personalidad, nuestros valores, nuestras importancias y cmo stos guan

    nuestra manera de sentir, percibir y actuar en la vida diaria. As que cuando

    hablamos de la espiritualidad de don Pedro Albizu Campos, estamos hablando

    de los valores fundamentales que animaban el espritu de este hombre

    extraordinario, en la lucha por la libertad de la patria frente al imperialismo de

    su poca. No estamos hablando aqu de la espiritualidad etrea de los

    fanticos ciegos. La lgica de esta espiritualidad arranca de la conciencia sobre

    el imperialismo de Estados Unidos, que desde la invasin del 98 vena

    destruyendo las condiciones materiales para la realizacin de un pueblo con un

    espritu heroico, generoso, noble y sabio. Por lo tanto, era necesario que

    pueblo se trasformara en la lucha por su libertad para recuperar su tierra,

    lucha sta que hara posible la nacin nueva y el hombre nuevo de lo cual l

    fue el primer ejemplo. (As lo adjetiv Doa Isabel Gutirrez del Arroyo en su

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    libro Pedro Albizu Campos o la agona moral, como eco de la frase inmortal del

    Che, cuando habla del revolucionario como el hombre nuevo dominado por

    el amor a la humanidad.)

    Albizu, quien desde estudiante en la Escuela Superior de Ponce (como

    seala el historiador Carmelo Rosario Natal) dio testimonio, del cultivo

    esmerado de los valores del amor, la justicia, la lealtad, la valenta, la

    honestidad, la rectitud, el respeto a la vida y la sensibilidad a la belleza, llegar

    a ser un hombre de una inmensa sensibilidad y compromiso con los valores.

    Me llama la atencin cuando hablando en Lares sobre las fuerzas que debilitan

    al puertorriqueo en la colonia, concluye:

    Hay que evocar pues, las fuerzas contrarias, las fuerzas de la sabidura y de la belleza

    inmanente en la naturaleza humana. (1)

    Esta frase representa el fino y noble espritu del hombre para quien el destino

    tena deparado la tarea ms difcil del siglo: La defensa de la nacionalidad, para

    que esa responsabilidad quedar como heredad para las prximas

    generaciones.

    En su lucha por la restauracin del espritu noble del puertorriqueo,

    Albizu entendi que era imprescindible crear la conciencia de la nacionalidad.

    Se propuso revelar la existencia de Puerto Rico como nacin ante la conciencia

    de los puertorriqueos y la comunidad internacional. Puerto Rico no es un

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    mero pas, Puerto Rico es una nacin. Naci hace siglos. Para este abogado,

    filsofo y poltico era imprescindible establecer la existencia de Puerto Rico

    como nacin, porque si no, no podra reclamar nada. El estatuto de persona

    jurdica desde el cual el pas reclama la nulidad del Tratado de Pars, en que

    Espaa cede Puerto Rico a Estados Unidos como botn de guerra sin el

    consentimiento de los puertorriqueos, le viene a Puerto Rico de su condicin

    de nacin reconocida por la historia. Quin va a reclamar ante las naciones?

    La nacin de Puerto Rico.

    As que Albizu se dedicar a crear conciencia de que la nacin exista

    mucho antes de la invasin del 98. Convocar la historia del pas, las

    efemrides de los prceres, la cultura, las tradiciones y la pertenencia del

    puertorriqueo a la cultura greco-latina, que por va de Espaa, nos

    incorporar al acontecimiento del surgimiento de Amrica que va a otorgar

    unidad y razn matemtica al orden del planeta, para establecer el hecho de

    que Puerto Rico es una nacin. (2)

    Uno de esos elementos, fue la dimensin religiosa de la nacionalidad.

    Ejemplo de esto eran la celebracin del Te Deum en la iglesia de Lares y en la

    catedral de San Juan, para actos como la recordacin de De Diego y el Grito de

    Lares con una llamativa combinacin de aires castrenses y sentimiento

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    catlico.(3) Pero no confundamos la expresin externa ritualista de esa

    religiosidad con la dimensin profunda de donde esa apariencia emerge.

    Ser Arcadio Daz Quiones, profesor de Estudios Hispnicos en la

    Universidad de Princeton, historiador de la cultura puertorriquea, quien

    advierta esa profundidad cuando escriba:

    Albizu Campos, el elegido, le dio a su vida y a su poltica la forma de la Pasin y

    Muerte. Ha sido quizs el nico santo producido por la cultura poltica

    puertorriquea del siglo XX, con su martirio, canonizacin, liturgia, textos

    sagrados, fanticos y herejes. Sin embargo, no se ha reflexionado lo suficiente

    sobre el carcter religioso de su poltica. (4)

    Esta es la reflexin que intentar hacer aqu esta noche, a pesar de las

    muchas tentaciones. Lo har siguiendo fundamentalmente las lneas que trazo

    en el captulo La resistencia catlica al proceso de americanizacin desde el

    Partido Nacionalista, bajo la direccin de Don Pedro Albizu Campos, en mi

    libro La Iglesia Catlica de Puerto Rico en el proceso poltico de

    americanizacin: 1898-1930. (5)

    La idea inicial de la espiritualidad de la lucha poltica en Albizu, tom la

    forma de identidad entre nacin y catolicismo durante sus estudios en

    Harvard, cuando experiment el impacto de las luchas de Irlanda contra el

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    poder colonial ingls. Contrario a la historia de la Iglesia en Puerto Rico, en

    Irlanda, la Iglesia fue el centro ideolgico de la fuerte identidad nacional para

    luchar por su independencia frente al poder colonial: la Inglaterra protestante.

    La revuelta de la Pascua de 1916, bajo la direccin del movimiento

    revolucionario Sinn Fein, haba llevado finalmente al reconocimiento ingls de

    la independencia de Irlanda del Sur. La actividad de los miles de irlandeses del

    rea de Boston impact al joven ponceo con esa visin nacionalista del

    catolicismo revolucionario irlands. Esa experiencia le toc muy

    personalmente, porque fue a Albizu a quien el dirigente revolucionario

    irlands, Edmond De Valera, de visita en Estados Unidos, nombr para presidir

    all la campaa a favor de Irlanda. Albizu organiz varios consejos estudiantiles

    con ese propsito.

    Tras su regreso a Puerto Rico en 1921, Albizu se vincul a la idea del

    catolicismo como fuente de identidad de la nacin, tal como era sostenida por

    los hermanos historiadores: Juan Augusto, Salvador Perea y el abogado

    independentista Jos Paniagua Serracante, terciario dominico, herederos

    ideolgicos de los hombres de la Asociacin de Catlicos del siglo XIX y

    principios del XX.

    La primera participacin de Albizu en asuntos oficiales de la Iglesia ser en

    calidad de invitado especial del Ilmo. Sr. obispo de Ponce para tomar parte

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    en el mitin catlico por gestin de los intelectuales catlicos. (El mitin se

    celebr en la vspera de la festividad de la Virgen de la Monserrate, la virgen

    mulata, en Hormigueros, como public Salvador Perea en la resea

    periodstica, Nuestra independencia eclesistica.

    La realidad del carcter extranjero de la mayora del clero de la Iglesia en

    Puerto Rico, contrario a la situacin de Irlanda, constitua un dbil flanco en la

    teora y el empeo de Albizu por levantar las fuerzas polticas de la nacin bajo

    la misma pasin ideolgico-religiosa. Por esto Albizu termina su discurso

    reclamando y sentenciando, que los catlicos puertorriqueos tienen dos

    deberes:

    (1) afianzar y salvar nuestra independencia eclesistica... mediante la preparacin de

    nuestro clero nativo y (2) trabajar sin desmayo para que cuanto antes se logre tambin

    la libertad de la patria. (6)

    Todava en 1925 los sacerdotes puertorriqueos eran solamente 12, entre ms

    de ciento cincuenta clrigos extranjeros. Esta situacin no era nueva. Para

    1898, en tiempos de Espaa, de 125 clrigos en la Isla, slo 45 eran

    puertorriqueos. (7)

    El discurso de Albizu no le gust al obispo que andaba en la onda contraria. El

    historiador dominico, el Dr. Fray Mario A. Rodrguez Len, escribiendo sobre la

    Iglesia del tiempo de Albizu, dice:

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    La poltica colonial norteamericana no respet la independencia eclesistica de

    Puerto Rico y a travs de sus representantes impusieron una jerarqua

    norteamericana con el firme propsito de americanizar a Puerto Rico. (8)

    Va quedando claro para Albizu que la teologa poltica de los obispos de su

    Iglesia no era opcin para la lucha por la independencia en ese momento,

    pero tambin va descubriendo que la teologa poltica de las

    conservadoras posiciones de sus compaeros los hermanos Perea y de

    Jos Paniagua Serracante, no era una opcin adecuada para su lucha

    poltica debido al carcter conservador y acrrimamente apologtica de

    sta. Los Pereas achacaban a la ideologa liberal los males de la iglesia del

    siglo XIX y XX en Puerto Rico y Cuba, precisamente la ideologa de los

    prceres y revolucionarios del siglo anterior. Sobre esa catolicidad

    practicada todava en el siglo XX, dice el historiador dominico Mario

    Rodrguez Len que la Iglesia Catlica que le toc vivir a Albizu Campos en

    Puerto Rico fue una Iglesia integrista y conservadora que durante la

    crisis del modernismo en Europa, conden la reforma eclesistica y la

    teolgica de apertura al progreso moderno. Por esto, dice el historiador

    dominico, gran parte de los intelectuales abandonaron esa iglesia

    ultramontana que se cerraba al mundo moderno. (9)

  • 10

    As que Don Pedro tomar su propio camino en la construccin de su propia

    teologa poltica. Como resultado de sus estudios, su concepcin poltica del

    mundo se haba abierto como un abanico creador en asuntos econmicos,

    jurdicos y religiosos; para dar la lucha anti-imperialista sin precedentes en el

    Caribe del siglo XX. En esta noche, desde luego, nos ceiremos exclusivamente

    a uno de estos aspectos, a lo religioso, aquello que dar pie a su espiritualidad.

    Albizu se haba formado en una de las mejores escuelas de derecho donde

    la concepcin liberal del mundo era central. Apreciaba la ortodoxia catlica-

    hispnica, que idealizaba la civilizacin hispano-catlica que haba aprendido

    en las lecturas del filsofo espaol Jaime Balmes, pero no poda renegar de las

    reivindicaciones que desde la Ilustracin y el Liberalismo haban dado forma al

    derecho de su tiempo y sus instituciones. (10)

    Es en este contexto que es de valor tomar conocimiento de los

    importantes pensadores catlicos que le fueron de mucha influencia: el

    telogo y especialista en teologa moral de la Universidad Catlica de Amrica,

    el padre John Ryan, dirigente del ala radical del reformismo social de la Iglesia

    en Estados Unidos en la segunda dcada del siglo y el cientfico jesuita cataln,

    Luis Rodes, a quien tambin conoci en Harvard.

    El padre John Ryan haba sido autor del libro, A Living Wage: Its Ethical

    and Economic Aspects (Un salario digno: sus aspectos ticos y econmicos) y

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    adems, haba sido el redactor del Bishops Program for Social

    Reconstruction. Este fue un Importante documento emitido por la

    Conferencia Episcopal de Estados Unidos al terminar la Primera Guerra

    Mundial, cuando el National Catholic War Council se transform en el National

    Catholic Welfare Conference. El programa, publicado en 1919, estando Albizu

    en Harvard, cuando ambos hicieron amistad, propona para la reconstruccin

    social de la sociedad norteamericana de la postguerra, las medidas ms

    atrevidas del socialismo cristiano de la poca. Ente esas propuestas, se

    estableca la eliminacin de las condiciones que hacan posible que el

    empresario se quedara con el excedente del capital sin compartirlo con los

    obreros; la participacin de los obreros en la gerencia de la industria y la

    creacin de posibilidades para que todos los obreros llegaran a ser propietarios

    en alguna medida. (11)

    De aqu que a Albizu no le fueran extraas, ni contra el dogma catlico, las

    propuestas econmicas radicales de la economa moderna. Pedro Albizu

    refundir esas propuestas econmicas de justicia social al enmarcarlas en el

    discurso antillano frente al latifundio y el monopolio azucarero de la dcada

    del 20, con las cuales confrontar en Puerto Rico al vergonzoso entreguismo

    del partido pro americano de La Alianza y al dominio imperialista de Estados

    Unidos. La devolucin de la tierra ser un asunto central.

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    En consecuencia, dirigi sus caones contra la expansin colonial del

    imperialismo econmico, porque entendi que en esa etapa de la historia, el

    problema econmico definido por el imperialismo, no se poda enfrentar sino

    desde la lucha poltica por la libertad. Por esto, su propuesta econmica se

    transformar en un fuerte reclamo del derecho de las naciones a su

    autodeterminacin, asunto este muy moderno, porque el siglo anterior, haba

    sido, precisamente, el siglo de la expansin imperialista por todo el globo y

    habr que esperar hasta despus de la Segunda Guerra Mundial para ver los

    movimientos nacionales de liberacin nacional, que hicieron posible la gran

    ola de descolonizacin en el mundo. Albizu se adelant en la comprensin del

    asunto.

    En este sentido, como seala el amigo Carlos Rojas, Albizu fue ms lejos

    que Mart y que Hostos al entender que el imperialismo no es una traicin de

    la nacin democrtica a sus principios, sino que es una ley econmica de la

    historia. Las naciones poderosas ocupan las pequeas para explotarlas. Dice:

    Es ley histrica que se repite. Las naciones intervenidas como las nuestras, sumarn

    su riqueza a la del poder que las domin para beneficio exclusivo de ste. (12)

    Albizu entendi la sobreexplotacin de los trabajadores como un

    producto del latifundio absentista y de la avaricia desmedida del capital

  • 13

    corporativo, por eso la reivindicacin de los trabajadores tendr prioridad en el

    Programa Econmico del partido que sale de la reunin del Ateneo en 1930

    cuando dice:

    Organizar los obreros para que recaben de los intereses extranjeros o invasores, la

    participacin en las ganancias a que tienen derecho, asumiendo su direccin

    inmediata, poniendo hombres de talla, responsabilidad y patriotismo para dirigirlos.

    (13

    Sin embargo, l subsumi el problema de la explotacin del trabajador en el

    problema del latifundio y la monopolizacin extranjera de la industria del

    azcar. En ese momento, Albizu proclamaba la unidad de todas las clases en

    defensa de la nacin. (14) La huelga del 34 fue el ensayo de su teora. Pero El

    Maestro no tuvo tiempo para otro ensayo histrico en el mundo de la lucha

    obrera porque en el 1935 el terrorismo de estado se desatar a partir de la

    Masacre de Ro Piedras, la Masacre de Ponce, el encarcelamiento de Albizu por

    diez aos y la persecucin de los miembros del Partido que llev a la historia

    que ustedes conocen.(15) (Sobre todos estos temas incluyo comentarios y

    bibliografa en la copia de este discurso que estar disponible prximamente

    para los interesados).

    La otra influencia sobre Albizu, fue la del cientfico jesuita cataln, Luis

    Rodes, otro catlico de avanzada, quien estudi en Holanda y se adelant a

  • 14

    muchos religiosos de su tiempo, no slo en la cuestin de la problemtica de la

    ciencia y la religin, sino tambin por su adhesin al liberalismo, en tiempos en

    que la Iglesia de Espaa todava estaba en guerra con los principios liberales. El

    cientfico fue un antdoto a las posiciones reaccionarias de Jaime Balmes,

    quien todava se opona a muchas de las ideas de la Ilustracin y el liberalismo,

    en su empeo por proteger los privilegios histricos de la aristocracia

    espaola. Albizu adopt la argumentacin de Balmes sobre la grandeza

    histrica de Espaa, pero rechaz su social-catolicismo reaccionario al

    incorporar a su catolicismo los principios del liberalismo democrtico que

    defenda Rodes.

    Hay que hacer bien claro, entonces, que el genio de Albizu integr todas esas

    influencias polticas, econmicas y teolgicas a su propia manera, para

    construir la teologa poltica que habra de guiar su espiritualidad, con el fin de

    luchar polticamente por la recuperacin de las bases materiales de la nacin.

    De aqu la importancia de localizar el ncleo de donde emerge su manera de

    articular su propia espiritualidad en una totalidad de pensamiento,

    compromiso y prctica poltica.

    Nos ayuda a encontrar ese ncleo, el filsofo colombiano-puertorriqueo,

    Carlos Rojas Osorio, profesor de la Universidad de Puerto Rico en Humacao,

  • 15

    cuando apunta al anclaje fundamental del pensamiento teolgico de Albizu, al

    escribir lo siguiente en una de sus obras:

    Para Albizu, la nacin es un bien supremo, ms alto del cual slo est Dios que la

    crea y la protege. La nacin es obra divina y los hombres no pueden destruir lo

    que es obra divina. La nacin no slo es criatura divina, su Creador la protege de

    da a da. (16)

    Por esto Albizu podr decir en Lares en 1931: Amamos la patria como a una

    diosa. La ltima partcula de nuestro suelo es cosa sagrada y no permitiremos

    que manos extraas la profanen. (17)

    El Partido ser entonces, el siervo y defensor de la nacin de origen

    divino. Esto explica el rostro catlico del Partido Nacionalista y el carcter

    cuasi-religioso de la prctica poltica de Albizu y muchos nacionalistas. Por ello

    Albizu usa el lenguaje religioso para hablar de la misin poltica. Como habr

    de decir muchas veces: Es inaplazable la redencin si queremos salvarnos de

    perecer como pueblo y ser dignos del sacrificio de aquellos mrtires. (18)

    (Lares)

    Albizu sacraliza la patria, pero no sacraliza su Iglesia como institucin

    religiosa, sino que la sujeta a juicio desde esa nacin de origen divino como

    criterio para pasar veredictos sobre ella. Desde el estatus divino de la nacin,

    Albizu, siervo de sta, puede pasar juicio sobre el clero, no slo sobre el

  • 16

    protestante, sino tambin sobre el catlico. Por eso pudo escribir: El clero

    norteamericano, catlico y protestante es slo un instrumento de su pas.

    Tenemos que combatirlo en todo terreno. (19) Fustig duro a su propia Iglesia

    por el contubernio con el rgimen. Esto fue as, a pesar de que su blanco

    principal fue el protestantismo, por razn de la lgica de su teologa y su

    poltica. Sin embargo nunca se ceg. Supo reconocer las excepciones de

    aquellos protestantes ilustres identificados con la lucha por la independencia,

    entre los cuales sobresalen el filsofo y telogo, Domingo Marrero Navarro,

    profesor del Seminario Evanglico y el pastor metodista, Reverendo Juan

    Hernndez Vall, quien fuera abogado defensor de los nacionalistas luego de la

    Insurreccin del 50. Estos habrn de ser los predecesores de la generacin de

    seminaristas y estudiantes protestantes que se incorporaron a la lucha por la

    independencia y el socialismo en forma notable de la dcada del 60.

    En el discurso del Da de la Raza de 1949, habiendo regresado a Puerto

    Rico, Albizu le habl a los protestantes luego de referirse a los catlicos, de la

    siguiente manera:

    Quiero decirles a los protestantes de Puerto Rico, que si el protestantismo significa

    algo en la historia, es la protesta contra la tirana y que todo el que a ttulo de

    protestante quiere mantener la esclavitud yanqui aqu, no sabe lo que es el

    protestantismo. (20)

  • 17

    Pero hay una dimensin ms profunda todava en la espiritualidad y la

    prctica poltica de Albizu, como consecuencia de ese fundamento divino que

    adscribe a la nacin. Lo advertimos en la profunda dimensin humanista que

    alcanza su discurso respecto a la entrega sacrificada a la nacin, cuando hace

    nfasis en la capacidad de entrega a los hermanos de la patria, como la ms

    grande virtud de lo humano. Para esa entrega, dice, hay que poseer valor, He

    aqu entonces, aqu esa inmortal frase de Don Pedro:

    El valor es la suprema virtud del hombre y se cultiva como se cultiva toda virtud.

    El valor en el individuo es su supremo bien. De nada vale al hombre estar lleno

    de sabidura y de vitalidad fsica si le falta el valor Porque el valor es lo nico

    que permite la transmutacin del hombre para valores mayores. El valor es lo

    nico que permite al hombre pasearse firme y serenamente sobre las sombras

    de la muerte, y cuando el hombre pasa tranquilamente sobre las sombras de la

    muerte, entonces es que el hombre entra en la inmortalidad. (21)

    No saba Albizu que al hablar esa tarde en la huelga de hambre del poeta

    Clemente Pereda, que estaba escribiendo la ms corta biografa sobre s

    mismo.

    Pero en la lgica albizuista, esta no es una loa al valor en s, sino al valor a

    la generosidad, la bondad, la humildad de los hombres y las mujeres que entre

  • 18

    sus hermanos se hacen grandes por su entrega a los dems. Se trata del valor

    del amor al prjimo que forma la nacin, el amor que lleva a acciones heroicas

    por amor a la nacin. Lo dice con claridad de apstol cuando insiste, en que la

    grandeza histrica en la tierra es la generosidad, la bondad sin lmites del ser

    ms humilde.

    Es lo que vemos en la vida de Oscar Lpez, Lolita Lebrn, Rafael

    Cancel Miranda, Filiberto Ojeda y en esa plyade de hroes de la patria,

    que nos han enseado que la espiritualidad est en la entrega a los

    dems, a la nacin. Por eso esta noche se le dedica este acto al hroe

    puertorriqueo Oscar Lpez.

    Albizu ha estado diciendo que el amor al prjimo hay que vivirlo en la

    prctica poltica de la lucha por la libertad y la dignidad de la nacin frente al

    imperialismo. Y por qu all? Porque es all donde se da la contienda a favor

    de las condiciones dignas para los pobres y oprimidos, donde se forja la

    sociedad de justicia y fraternidad humana. sa es una contienda contra los

    insensibles, contra los hambrientos de poder, contra los corruptos e hipcritas,

    todos, representantes del mal.

    Pero en este caso, entindase bien para seguir la lgica del Maestro, que

    ese compromiso poltico que parte del amor al prjimo y a la patria, es

    necesario que est supeditado a una visin trascendente sobre el propsito

  • 19

    del hombre en la Creacin, una utopa, una sociedad ideal futura, que mueva la

    historia en medio de las contradicciones, una visin que de sentido a la vida.

    (El reino del libertad dira Marx, la plenitud del Reino de Dios en la tierra,

    diran los telogos de a Teologa de la Liberacin,)

    Entendemos entonces, por qu el Prof. Luis Collazo, pastor bautista,

    concluy su estudio sobre la teologa en Albizu, con las siguientes palabras:

    La salvacin tiene en el discurso albizuista un sentido histrico-redentor, [] de

    manera particular acenta la salvacin en el contexto de la solidaridad y la integridad

    patritica, [...] nos salvamos en la patria en el sacrificio existencial de ser para el

    prjimo.(22)

    Esto es otra manera de decir lo que se haba dicho hace dos mil aos:

    Porque tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, en la

    crcel y me visitasteis, enfermo y me vinisteis a ver. Albizu saba que eso se

    haca luchando polticamente contra las condiciones coloniales que causan esa

    hambre, el encarcelamiento y la enfermedad.

    Todos nos salvamos en la patria, el sentido de la vida lo encontramos en la

    entrega al prjimo en la patria. Es aqu donde Albizu quiere encontrarnos a

    todos como un solo cuerpo, nacionalistas e independentistas de una u otra

    tendencia, cristianos y no cristianos. El compromiso con los valores que

  • 20

    animaron la espiritualidad de Albizu Campos, es el compromiso de todos

    nosotros, su espiritualidad debe ser nuestra espiritualidad.

    Esto de salvarse en la patria es lo que Gustavo Gutirrez, uno de los

    fundadores de la Teologa de la Liberacin habr de decir medio siglo despus

    de Albizu, cuando escriba que luchar por una sociedad de justicia y fraternidad

    humana es situarse en el proceso salvfico. (23)

    Pedro Albizu Campos fue el hombre que convoc a la nacin a recuperar

    su dignidad para luchar contra el imperio. Fue un adelantado de las luchas por

    la liberacin nacional como lo fue Bolvar y como lo fue Sandino. Y hemos visto

    esta noche cmo fue construyendo una espiritualidad de enorme profundidad,

    desde la periferia hasta el ncleo de fuego, para convocar su pueblo a dar una

    lucha sin cuartel, de la cual slo los hroes y mrtires son capaces, una

    espiritualidad que lo forj como el acero, para pasearse firme y serenamente

    ante la muerte hasta entrar en la inmortalidad. Muchas gracias.

    NOTAS

    (Se aaden estas notas a calce para llenar el vaco de informacin que no se

    puede aadir en un discurso de 30 minutos)

    1. Acto Cvico en Lares, peridico El Mundo, 25 de sept. 1930.

  • 21

    2. La complejidad del imaginario de la nacin en Albizu ha sido

    analizado muy atinadamente por el Prof. Jos Juan Rodrguez Vzquez

    en El sueo que no cesa: La nacin deseada en el debate intelectual y

    poltico puertorriqueo, 1920-1940. San Juan, Ediciones Callejn,

    2004, pp. 171-183.

    3. Ferrao, Luis ngel. Pedro Albizu Campos el nacionalismo

    puertorriqueo, San Juan, ediciones Cultural 1990.

    4. La pasin segn Albizu. Revista Domingo, el Nuevo Da, 20 de sept.

    1998, p. 16, 17)

    5. Silva Gotay, Samuel. La Iglesia Catlica en Puerto Rico en el proceso

    poltico de americanizacin, 1898-1930, San Juan: Publicaciones

    Gaviota, 2013.

    6. Op. cit. p. 300

    7. Sobre ese perodo, ver: Silva Gotay, Samuel. Soldado Catlico en

    guerra de Religin: Religin y poltica en Espaa y Puerto Rico en

    el siglo XIX, San Juan, Publicaciones Gaviota, 2013.

    8. Rodrguez Len, Fray Mario. La Iglesia Catlica en Puerto Rico el

    nacionalismo de Pedro Albizu Campos, 1898-1958 Ponencia en

  • 22

    el encuentro Nacional Sobre Historia y Sociologa del Catolicismo

    en Puerto Rico: 1898-1998, UPR, 1998.

    9. Ibid.

    10. Silva Gotay, Samuel. El antagonismo entre la Iglesia Catlica y los

    liberales en Espaa durante el siglo XIX, en Soldado catlico en

    guerra de religin: Religin y poltica en Espaa y Puerto Rico en el

    siglo XIX. San Juan, Publicaciones Gaviota, 2013, pp. 55-90.

    11. Ryan, John Augustine. A Living Wage, Its Ethical and economic

    Aspects, NY: Macmilan Co. 1916. El Padre Ryan, profesor de economa

    y tica en el Seminario de St. Paul, promovi esas posiciones desde el

    anlisis econmico y la tica catlica. Posteriormente se convirti en

    uno de los aliados de las polticas sociales radicales del New Deal en el

    perodo de la Depresin. El Padre Ryan fue el redactor de Bishops

    Reconstruction Program emitido en 1916 en el que los obispos

    establecen tres problemas fundamentales de la economa

    norteamericana de la post guerra y la manera de enfrentarlos: (a)

    ineficiencia y desperdicio de la produccin; (b) salarios insuficientes

    para los trabajadores y (c) ingresos desmedidos para una minora

    privilegiada de capitalistas. Entre las medidas para combatir estos

    problemas estn: el que los trabajadores puedan eventualmente

  • 23

    convertirse en propietarios de las empresas, el aumento salarial de los

    trabajadores y el control legal sobre los monopolios del capital. (Ver el

    Informe en el actual Instituto John A. Ryan de University of St.

    Thomas) Evidentemente la teologa poltica que sustentaba este

    pensamiento social catlico amigo de Albizu, no slo estaba a aos luz

    del pensamiento de los Hermanos Perea y de Jaime Balmes, sino an

    ms adelantado que la Rerum Novarum de Len XIII de finales del

    siglo XIX. Por esto me parecen equivocadas las posiciones de los

    compaeros Ernesto Snchez Huerta y Anthony Stevens Arroyo que

    defienden la importancia del conservador Balmes sobre Albizu.

    12. Albizu, P. Obras Escogidas, Ed. Benjamn Torres, San Juan: Editorial

    Jelofe, 198I, 193. Carlos Rojas, Humanismo y soberana, de Betances a

    Mari Brs, Humacao: Ediciones Abacoa, 2013.) En otros de sus

    trabajos en este volumen lo aclara: El imperio es un sistema y el

    colonialismo que resulta de ste slo tiene el propsito de explotar la

    colonia para beneficio del colonizador. (Op. cit. p. 53). El invasor

    arrebata al nativo toda su riqueza. Se posesiona de sus tierras[] y de

    toda la fuente de riqueza. (Op. cit., p.152) El poder poltico es

    entonces necesario para mantener el sistema: Para mantener la

    colonia econmica se requiere el coloniaje poltico en cualquiera de

  • 24

    sus formas (Op. cit. p. 138) De aqu que sea tan importante para

    Albizu combatir al imperialismo polticamente en todas sus formas.

    13. Peridico, El Mundo, 13 de mayo, 1930. Vase adems la coleccin de

    discursos y manifiestos en, Don Pedro Albizu Campos: Independencia

    econmica, San Juan, Publicaciones Frum, 1970.

    14. El desencuentro entre el Partido Nacionalista y el movimiento obrero

    de la huelga del 34, a lo cual se refiere Corretjer (Juan Antonio

    Corretjer, El lder de la desesperacin, Guaynabo, P.R., 1972), impidi

    la continua colaboracin a largo plazo, es un asunto complejo que

    incluye entre otros asuntos los siguientes: (a) la diferencia entre la

    composicin social del liderato del Partido Nacionalista y el

    movimiento obrero (b) la desconfianza de Albizu respecto a un

    movimiento que haba estado cerca de los vende patrias de la

    Alianza y la Coalicin (c) el estilo centralizado de direccin poltico del

    Partido Nacionalista; (d) la visin pequeo burguesa de Albizu

    respecto al futuro econmico y social de la nacin como de pequeos

    propietarios. Los historiadores Gervasio Garca y ngel Quintero

    Rivera, resumen esta problemtica en Desafo y solidaridad: Breve

    historia del movimiento obrero puertorriqueo, San Juan: Ediciones

    Huracn, 1982. Algunos independentistas e investigadores han

  • 25

    estudiado el asunto crticamente con intensin de entenderlo en su

    complejidad, como; Benjamn Torres, El nacionalismo en Puerto Rico:

    1922-36: Apuntes para su interpretacin, Revista Puertorriquea de

    Investigaciones Sociales Vol. 1, nm. 1, 1976; Maldonado Denis,

    Albizu Campos y el desarrollo de la conciencia nacional

    puertorriquea en el siglo XX, en Albizu Campos, La Conciencia

    nacional puertorriquea. p. 9-36; Taller de Formacin poltica, Huelga

    en la Caa, 1933 al 1934, Ro Piedras: ed. Huracn, 1882; Juan ngel

    Siln, Apuntes para la historia del movimiento obrero puertorriqueo,

    Rio Piedras: Editorial Cultural, 1978 Otros, lo han hecho ms

    crticamente desde la teora marxista como: Gonzlez, Jos Luis. El

    pas de los cuatro pisos y otros ensayos, Ro Piedras: Ed. Huracn,

    1980; Cesar Andreu Iglesias, El movimiento obrero y la

    independencia de Puerto Rico, conferencia publicada en La Escalera,

    vol. II, enero febrero 1968 y Fromm, Georg. El nacionalismo y el

    movimiento obrero en la dcada del 30, revista Op. Cit, nm. 5, 1990,

    Centro de Investigaciones Histricas del Departamento de Historia de

    la UPR de Ro Piedras. Es mi conviccin que en un proceso histrico a

    largo plazo ese desencuentro se hubiese desecho en el proceso

    dialctico de la lucha poltica, precisamente por los intereses comunes

  • 26

    en la lucha contra el imperialismo, pero el imperialismo acort la

    historia a partir del terror organizado ya un ao despus.

    15. Sobre ese terrorismo de estado vase el resumen en: Medina

    Ramrez, D. Ramn. El Movimiento Libertador en la historia de Puerto

    Rico, p. 103-165; la Tesis de Maestra de Sonia Carbonell Ojeda,

    Blanton Winship y el Partido Nacionalista, 1934-1939,

    Departamento de Historia, UPR, 1984; J. Benjamn Torres, San Juan: El

    proceso judicial contra Albizu Campos, Editorial Jelofe, 1974; Moraza

    Ortiz, Manuel E. La masacre de Ponce, San Juan: Publicaciones

    puertorriqueas, 2001; las fotos del libro de Rives Tobar, Federico.

    Albizu Campos el Revolucionario, NY: Plus Ultra, Educational Publisher,

    1975.

    La bibliografa incluida en estos libros ofrece ttulos para

    investigaciones a fondo para investigaciones ulteriores.

    16. Rojas, Carlos. Albizu Campos: Una concepcin Poltica del

    Mundo, Tras las huellas el pasado: Mosaicos de historia de Puerto

    Rico, San Juan: Isla Negra, 2000, 131.

    17. Albizu Campos: Obras Escogidas, vol. I, 206

  • 27

    18. Albizu Campos: Obras escogidas, vol. I, p.173

    19. Albizu, op. cit., vol. I, p. 270. Sobre esto, dice el historiador

    dominico Fray Mario Rodrguez Len: Albizu Campos critic

    severamente a los obispos catlicos norteamericanos en Puerto Rico y

    favoreci que fueran trasladados y se nombraran en su lugar obispos

    puertorriqueos. En un discurso poltico en Ponce, el 1 de febrero de

    1948, Albizu Campos hizo una acusacin contra el Obispo de Ponce,

    monseor Aloysius Willinger, cuando dijo: La Iglesia Catlica en

    Puerto Rico hay que llamarla al orden. En su orden institucional, la

    Iglesia es santa y apostlica, a ella entramos en el regazo eterno de

    nuestros mayores. Como institucin en este da solemne de Ponce,

    con la memoria de la masacre de Ponce, cuando un obispo nacido en

    Estados Unidos silenci la masacre de Ponce, yo lo acuso en este

    momento del silencio ante la masacre de los fieles catlicos de Puerto

    Rico, de la masacre de nuestros puertorriqueos. Op. cit. En esa

    misma lnea recordamos el revelador incidente, cuando se anunci la

    creacin de la nueva dicesis de Mayagez. Al hacerse pblico que

    sera regida por un obispo norteamericano, Don Pedro Albizu Campos

    envi al Papa la comunicacin titulada: Memorial que a su Santidad

    Po XII eleva el Partido Nacionalista de Puerto Rico, en la cual deca:

  • 28

    Los seores obispos norteamericanos de Puerto Rico, actuando como

    agentes del imperialismo norteamericano emulando, y en muchos

    aspectos sobrepasando, la accin despuertorriqueizadora del mismo

    gobierno de los Estados Unidos y de las instituciones protestantes en

    Puerto Rico, han mantenido durante cincuenta aos, en nuestra

    Patria, una poltica enderezada a la norteamericanizacin del

    catolicismo en Puerto Rico y a la norteamericanizacin de Puerto Rico

    a travs del catolicismo. Vase, Biascochea Lota, Memorial que el

    Partido Nacionalista eleva a su santidad Pio XII.

    20. Luis Collazo. Espacio para Dios: Desde Albizu Campos hasta Julia

    Burgos, San Juan: SEPR y la Fundacin PRE, 2001, p. 26.

    21. Peridico La Palabra, del Partido Nacionalista, recogido en el libro

    de Don Ramn Medina Ramrez, El movimiento libertador en la

    historia de Puerto Rico, primer tomo, p. 11; y en Pedro Albizu Campos:

    Obras escogidas, vol. III, p. 28.

    22. Collazo, tica y teologa en el discurso desclonizador de Albizu

    Campos, Ponencia en la Universidad Interamericana. 2000.

    23. El telogo peruano Gustavo Gutirrez escribe: Luchar contra una

    situacin de miseria despojo es construir una sociedad justa es

  • 29

    insertarse ya en el movimiento salvador marcha hacia su pleno

    cumplimiento. Muy concretamente esto quiere decir (para los

    cristianos) que construir la sociedad temporal es situarse de lleno en

    un proceso salvfico que abarca toda la historia toda la historia

    humana. Gustavo Gutirrez, Teologa de la liberacin, Perspectivas,

    Lima, Per: CEP, Editorial Universitaria, 1971, ver pp. 183-230. En esa

    misma tradicin, la nieta de Albizu, Cristina Meneses Albizu-Campos,

    en su excelente artculo La espiritualidad de Pedro Albizu Campos

    (Instituto Albizu Campos, 2005), cita las palabras del telogo

    latinoamericano Segundo Galilea, cuando dice: El compromiso con la

    liberacin en el cristiano debe ser un lugar de encuentro con Dios. La

    liberacin es el lugar de encuentro histrico y teolgico-espiritual de

    las dimensiones polticas y contemplativas del cristiano. (Segundo

    Galilea, La liberacin como encuentro de la poltica y de la

    Contemplacin en Segundo Galilea, et. al., Espiritualidad y liberacin

    en Amrica Latina, San Jos, DEI, 1980).

    Albizu precedi esa larga lista, que resumo aqu, de los

    acontecimientos y movimientos ms importantes en el perodo del

    surgimiento y prctica inicial de la Teologa de la Liberacin en

    Amrica Latina. Entre estos estn las posicione polticas y sociales de

  • 30

    carcter radical articuladas dese la fe, por la Conferencia Episcopal de

    Medelln en 1968; la accin del Padre Camilo Torres, quien se

    incorpora a la guerrilla colombiana como acto de amor a su prjimo;

    La Accin Catlica Brasilea y su lucha contra la dictadura;

    pronunciamientos y acciones radicales de los movimientos

    estudiantiles cristianos latinoamericanos catlicos y protestantes; los

    obispos contestatarios bajo la direccin de Helder Cmara de Brasil; el

    clero brasileo de la Carta Abierta al Clero; los mltiples grupos de

    cristianos incorporados a la guerrilla a partir de su fe en toda la

    Amrica Latina, como los casos de Madre Margorie Bradford y los

    padres Thomas y Arthur Melville y los 25 estudiantes de su colegio en

    Huehuetenango y los jvenes de la guerrilla del Teoponte en Bolivia,

    que nos legaron el Diario de Nstor Paz; el Movimiento Populaum

    Progressio; los Cristianos Tupamos de Uruguay; los telogos y obispos

    radicales de la conferencia de Medelln; los Curas del Golconda en

    Colombia; los 250 curas firmantes de la Carta a los obispos del Tercer

    Mundo que llegar a su destino con 1000 firmas; la revista

    Cristianismo Revolucin en Argentina; el movimiento protestante

    Iglesia y Sociedad en Bolivia; el Movimiento de los Ochenta

    [sacerdotes] en Chile que pidieron la revolucin en la Iglesia y el pas;

  • 31

    y el magno Congreso Latinoamericano de Cristianos por el Socialismo

    celebrado en Chile. (1972). Hoy tenemos teologa de la liberacin

    negra, teologa de la liberacin mujerista; teologa de la liberacin

    africana y asitica. Vase sobre estos movimientos y acontecimientos

    el volumen, Samuel Silva Gotay, El pensamiento cristiano

    revolucionario en Amrica Latina y el Caribe, Ediciones Huracn, 1989,

    (la nica de las cuatro ediciones en espaol disponible hoy da).

    (*) El Dr. Samuel Silva Gotay, es Profesor Distinguido de la Universidad de Puerto Rico en la Facultad de Ciencias Sociales, donde realiza sus investigaciones en historia y sociologa de la religin, luego de desempearse durante varias dcadas como profesor en estudios puertorriqueos y estudios latinoamericanos. Estudi Psicologa en la Universidad de Puerto Rico, recibi su maestra en teologa y sociologa de la religin de la Universidad de Yale y su doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Autnoma de Mxico. Entre sus obras sobresalen, El pensamiento cristiano revolucionario en Amrica Latina y el Caribe, del cual hay 4 ediciones en espaol (Sigue, 1981; Coedicin con Cordillera 1983; CEOAE 1985; Ed. Huracn 1989), una traduccin al alemn, Christentum und Revolution in Lateinamerika und der Karibik (1995) y una traduccin al portugus. Tambin es autor de Protestantismo y poltica en Puerto Rico: 1898-1930 (Editorial Universidad de P. R., tres ediciones, 1997, 1998, 2005); Catolicismo y poltica en Puerto Rico, bajo Espaa y Estados Unidos, siglos XIX y XX, (Editorial Universidad de Puerto Rico, 2005); Soldado Catlico en guerra de religin: Religin y poltica en Espaa y Puerto Rico, siglo XX, San Juan : Publicaciones Gaviota, 2013; La Iglesia Catlica de Puerto Rico en el proceso poltico de americanizacin: 1898-1930, Ed. Gaviota, 2013; Mas all de saber est el amor: Dr. Carlo Albizu Miranda, artfice de la psicologa multicultural, ed. Gaviota, (en prensa); El sexo en la Iglesia, Editor, Ed. Gavota, (en prensa). En la actualidad trabaja en el volumen Religin y poltica en Puerto Rico durante el perodo de la Guerra Fra: 1960-1980. El 2 de diciembre del 2000, el Prefecto del Archivo Secreto del Vaticano en Roma, D. Sergio Pagano, lo autoriz a trabajar en el Archivo para sus investigaciones. De esa experiencia proviene adems de sus ltimos libros, el estudio, El Archivo Secreto del Vaticano y la localizacin de los documento de Puerto Rico, publicado, en la Revista Exgesis, (Ao 21, Nm. 64, 2009) Recientemente recibi el Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor del ao 2011, de la Editorial SM de Puerto Rico, Espaa y Amrica Latina, por su novela para nios, Las aventuras de Juan Cecilio en la Ciudad Perdida. Posteriormente, a sta y al ltimo volumen de historia mencionado aqu, le

  • 32

    fueron otorgados el primer premio en su categora por el Pen Club de escritores puertorriqueos en el 2013.