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DOS CORTAS E INTENSAS VIDAS LAS EXISTENCIAS DE JIM MORRISON Y JOHN LENNON ESTÁN LIGADAS POR UNA SIGNIFICATIVA FECHA: EL 8 DE DICIEMBRE, MEDIANTE ALGO QUE QUIZÁS ESTABA ESCRITO EN LAS ESTRELLAS. ALGUNOS APUNTES SOBRE LA NARRATIVA BREVE EL MICRORRELATO COBRA CADA DÍA MÁS VIGENCIA E IMPORTANCIA. LA CAUSA PUEDE SER LA TREPIDANTE COYUNTURA, QUE CELEBRA LA INMEDIATEZ Y CONDENSACIÓN, PERO MÁS ALLÁ DE ESAS REFLEXIONES FILOSÓFICAS LO CIERTO ES QUE CON ESTO LA VERDADERA GANADORA ES LA BREVEDAD Y LA CAPACIDAD CREATIVA DE SUS CULTORES. 3 7 DOMINGO | 14 de diciembre de 2014 | año 6 | N° 263 flickr.com jjhiii24.wordpress.com

La Esquina 14-12-14

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DOS CORTAS E INTENSAS VIDASLAS EXISTENCIAS DE JIM MORRISON Y JOHN LENNON ESTÁN LIGADAS POR UNA SIGNIFICATIVA FECHA: EL 8 DE DICIEMBRE, MEDIANTE ALGO QUE QUIZÁS ESTABA ESCRITO EN LAS ESTRELLAS.

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA NARRATIVA BREVE

EL MICRORRELATO COBRA CADA DÍA MÁS VIGENCIA E IMPORTANCIA. LA CAUSA PUEDE SER LA TREPIDANTE COYUNTURA, QUE CELEBRA LA INMEDIATEZ Y CONDENSACIÓN, PERO MÁS ALLÁ DE ESAS REFLEXIONES FILOSÓFICAS LO CIERTO ES QUE CON ESTO LA VERDADERA GANADORA ES LA BREVEDAD Y LA CAPACIDAD CREATIVA DE SUS CULTORES.

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F inlandia, ese país con el siste-ma educativo más avanzado del mundo, acaba de preguntarse para qué sirve la caligrafía; la respuesta es: para nada. A par-

tir de agosto de 2016, los niños finlande-ses dejarán de aprender la letra cursiva, recibirán instrucción para que escriban en letra de imprenta y el tiempo que de-dicaban a la caligrafía lo dedicarán a la mecanografía. La pedagogía finlandesa se ha rendido con armas y bagajes a los encantos de la funcionalidad. Los argu-mentos anticaligráficos, expuestos por el Instituto Nacional de Educación de aquel país, rezumen pragmatismo: escribir con letras de imprenta es más rápido, la cur-siva sólo se usa en el colegio; es difícil de aprender (¿dejarán de explicar trigono-metría o la diferencia entre arrianismo y monofisismo, pues?) y la mecanografía es una ventaja competitiva. Un criminalista diría que de nuevo se confunden las prue-bas circunstanciales con las incriminato-rias. Porque todas las razones expuestas no responden a réplicas sencillas como

¿por qué no pueden enseñarse ambos ti-pos de escritura? o ¿cuál es el coste de no enseñar la escritura caligráfica?.

Minna Harmanen, la distinguida funcio-naria encargada de explicar la ablación de la cursiva, elude un hecho crucial: las perso-nas (niños y adultos) escriben para pensar o, dicho en términos poéticos, para expresar con claridad los pensamientos que el escri-bidor no sabe que tiene. Escribir a mano es un modo más lento de traslación de pensa-miento que teclear y, por lo tanto, permi-te una reflexión mayor; escribir a mano con mayúsculas y minúsculas implica además una ordenación más refinada del universo propio (separación de párrafos, cadencia ar-gumental, elección de la letra) que usar sólo caracteres de imprenta. Es fácil temer que la anticaligrafía conduce, en un plazo impreci-so pero fatal, a que los adultos así educados sean capaces de escribir muy rápidamente ideas que no tienen.

Quienes defienden la caligrafía no lo ha-cen por una pose contraria al progreso tec-nológico o por el capricho diletante de de-fender algo vetusto. Educar significa dar un sentido del valor de las cosas. Eso se con-sigue mejor con una formación caligráfica que con la uniformidad del fast writing.

Finlandia repudia la cursivaLA CALIGRAFÍA SE SUPRIME POR LA MECA-NOGRAFÍA, QUE SE CONSIDERA “UNA VEN-TAJA COMPETITIVA”.

Opinión El País

Obra Ganadora del Premio Internacional de Novela Kipus, en la que se narran diversas e hilarantes historias de quienes conforman pre-cisamente una familia. Algunas de ellas parecen un calvario superado, otras parecen un gran in-vento o una inmensa mentira, y hay la que parece la crudísima verdad. La idea de familia se muestra como una caverna, como un refugio donde contar-se las alegrías y las penas que emergen del simple hecho de existir. El autor fue elegido como Premio Nacional de Cultura 2014.

A través de un acerca-miento sincero, el autor rescata las visiones alternas y los sentidos históricos, identifican-do problemas como el significado del cambio, del Vivir Bien, la descoloni-zación, pero no conformándose con descripciones o explicaciones. Además plantea el abordaje de asuntos estratégicos para el futuro del país, como la geopolítica de los recursos naturales, la integra-ción regional, las crisis globales, todo mediante una reflexión que nos interpela y convoca a vivir nuestro compromiso de manera consciente.

Luego de una trayecto-ria en la que ha ganado primeros premios de concursos nacionales en tres ciudades bolivianas en el género del cuento, de ser escogido en antologías dentro y fuera del país, y ser traducido a siete idiomas, Verduguez presenta once cuentos de diversa temática desde sucesos políticos, deportivos, culturales, vivencias de un cantor, ciencia ficción y hechos que han con-movido a todas las esferas del mundo, desarrolla-dos en tierras asiáticas.

AUTOR: Gonzalo Lema Vargas AÑO: 2014EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Rafael BautistaAÑO: 2014EDITORIAL: Rincón ediciones

AUTOR: César Verduguez GómezAÑO: 2013EDITORIAL: Kipus

Siempre fuimos familia

Reflexiones des - coloniales

El jorobado de Punata

BIBLIOFAGIA

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Víctor MontoyaEusebio Gironda

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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horas después, en The Dakota, apartamento donde residía Lennon, pistola en una mano. Lo demás es historia.

Liverpool. La complicada historia familiar de Lennon influyó directamente en su carácter: re-belde y conflictivo. A los once años vivía con sus tíos Mimi y George Smith, quienes lo exhorta-ron a probar suerte con la armónica y el banjo. A los 15 años ya había conformado una banda musical, The Quarrymen. En un concierto de esta banda conoció a Paul McCartney (de quien le impresionó que podía afinar una guitarra de oído), y en ese momento nació una de las pare-jas más prolíficas de la historia del pop. Con la adición de George Harrison y la (posterior) de Ringo Starr, tomó forma The Beatles.

Hamburgo. 48 Noches en Hamburgo fue el primer “Gig” importante de la banda, donde tuvieron tres etapas, en 1960, 61 y 62. Canciones como Love Me Do o Please Please Me definieron esta primera fase, la de los Beat-les Yeah Yeah Yeah. Primer contacto con las anfetaminas.

Nueva York. Luego de un año de Beatlema-nía en Inglaterra, la invasión británica aterrizó en Estados Unidos con una histórica presenta-ción en The Ed Sullivan Show. El próximo pá-rrafo de la vida de Lennon se acerca al último de la vida de Morrison. Lleno de excesos. Pri-mero se dedicó al estudio, en unos años en los que su contribución a la historia de la músi-ca se tradujo en piezas tan remarcables como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band o Abbey Road. En 1969 se marchó de The Beatles para emprender un camino lleno de actos pacifistas (uno de ellos el famoso BedIn del hotel Queen Elizabeth de Montreal), activismo político y Yoko Ono. Y música, por supuesto.

El fin de la historia, todos lo conocemos. Cuenta James Taylor, quien vivía en el mismo edificio que Lennon, que escuchó los disparos y el alboroto, pero que finalmente se enteró de lo que estaba pasando cuando un amigo lo llamó por teléfono. El día de Lennon había lle-gado, precisamente, la misma fecha en la que había nacido Jim Morrison, 37 años antes. Dos personalidades con muchas afinidades. Dos genios, dos rebeldes. Esclavos de sus excesos; la música fue esclava de su talento.

Morrison y Lennon: el recuerdo de dos rebeldesUN NACIMIENTO Y UNA MUERTE UNEN, UN 8 DE DICIEMBRE, A DOS HISTÓRICOS DEL ROCK UNIVERSAL.

Rodrigo Mendoza NM El 8 de diciembre es una fecha impor-

tante para el rock y para la historia. Un 8 de diciembre, de 1943, nació en Melbourne, Florida, Jim Morri-son. También un 8 de diciembre, de

1980, John Lennon recibió cuatro disparos por la espalda en la entrada de su edificio en Nue-va York. Dos historias maravillosas, llenas de música y rebeldía, de creatividad, drogas, pu-blicidad y originalidad. Dos vidas intensas y cortas. Morrison sólo llegó a los 27 años. Murió

en París bajo circunstancias que, por falta de autopsia, todavía permanecen difusas. El parti-cular genio de Lennon nos acompañó durante 40 años. Mark David Chapman, el asesino, de-cidió que eran suficientes. Un 8 de diciembre…

Florida. James Douglas Morrison, Jim, tam-bién conocido como The Lizard King (El Rey Lagarto) o Mr. Mojo Risin (anagrama de Jim Morrison), fue una de esas personas que desde su más temprana juventud ya apuntaba muy alto. Con un agudo y negro sentido del humor, Morrison demostró facilidad para la poesía y la pintura. Era un lector voraz. Se marchó de su casa a los 19 años. Prefería libros a ropa, razón por la que siempre parecía estar sucio.

Estudió cine en UCLA con Francis Ford Coppola. Una de las historias que engrande-cen su figura dice que tenía un coeficiente intelectual de 149. Aunque es un dato que no está comprobado, la densidad de los au-tores que manejaba con comodidad (Nietzs-che, Baudelaire, Rimbaud) le dan consisten-cia al rumor.

Los Ángeles. En 1965 le mostró unos ver-sos propios a Ray Manzarek, un compañe-ro de clases que también era músico, quien quedó inmediatamente impresionado por el talento de Morrison. Con Robby Krieger y John Densmore conformaron The Doors. La trayectoria, a partir de entonces, sólo fue ascendente. En 1967 lanzaron The Doors, el primer álbum de la banda, de cuya lista de canciones destacó especialmente Light My Fire, la que durante varias semanas se man-tuvo en el tope de la lista Billboard.

París. Éxito, peyote, mujeres, LSD, dinero, cannabis, giras, fama, excesos de toda clase. Provocaciones. La vida de un genio, de un ar-tista, de un rockero, condensada en cuatro años. En 1971 fue encontrado muerto en su habitación de hotel. La causa oficial, deficien-cia cardíaca. Los rumores, innumerables.

Nueva York. Volvemos al 8 de diciembre. El luto de la muerte de Morrison se solapó, nueve años después, con la de John Winston Lennon. En esa tarde de diciembre de 1980, Lennon había firmado para un joven faná-tico un autógrafo en una copia de Double Fantasy. Ese mismo joven se presentó, unas

Morrison, líder de The Doors, un personaje provocativo y desenfrenado, pero siempre fascinante.

Lennon, con los Beatles escribieron algunas de las páginas más importantes de la historia del rock.

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Furia de los Andes: historia de una evasión

A LO LARGO DE 180 PÁGINAS, GIRONDA TEJE UNA COMPLETA CRÓNICA DE LA QUE ES CO-PROTAGONISTA: LA FUGA DE COATI EN 1972.

Eusebio Gironda C.Prólogo de Furia de los Andes - Fuga de Coati

HISTORIA

E ran las 14 y 30 del 2 de no-viembre de 1972, cuando Da-vid Villegas, Eusebio Gironda, Edgar Rivero y Fernando Al-varado ingresamos en la go-

bernación de la isla de Coati para asal-tar las dos habitaciones donde agentes del gobierno dormían la siesta. Tomadas las armas e inmovilizados los guardias, quedaron al cuidado de Rivero y Alvara-do, con Villegas y Mondaca entramos en la habitación del gobernador, quien des-cansaba con el rostro cubierto. Al cono-cer que la isla había sido tomada por los presos, con sorna dijo:

¡Muchachos no hagan locuras!Al frente está un batallón del ejército y

se enfrentará con ustedes.

1. La portada del libro.2. Froilán Aguilar, Max Menacho y Adhemar Sandoval, con la madre de Inti Peredo.3. Diógenes Guarachi, Alejandro Torrejón y Feliciano Tastaca.4. Gironda, Wálter Ramírez, Mario Guevara y Mario Salinas.5. Los evadidos de Coati.

La evasión de Coati generó en Gironda la necesidad de contar lo sucedido como un testimonio de la dictadura y la lucha (vic-toriosa) contra ésta.

¿Cuánto tiempo estuvo recluido en Coati?En la isla de Coati estuve 7 meses como

preso político durante la dictadura de Banzer Suárez, hasta el 2 de noviembre de 1972, día en que ejecutamos el gran escape de la isla de la Luna.

¿Qué experiencia o anécdota puntual lo marcaron de manera más profunda durante su reclusión en Coati?La facilidad con la que tomamos la

gobernación y el apresamiento del coro-nel Burgoa, quien estaba seguro de que nadie saldría de la isla. Al respecto el ministro del interior de entonces, Adet Zamora, dijo: “En Coati están los delin-cuentes políticos más peligrosos. Coati es una cárcel inexpugnable, de allí no sale nadie”. A pocos días protagoniza-mos el segundo escape más grande del mundo. Durante mi vida política fugué tres veces: la primera herido escapé del Hospital General, en el régimen de Paz Estenssoro, la segunda en el gobierno de Barrientos Ortuño.

¿En algún momento perdió la esperanza o motivación para salir de Coati?Al llegar a la isla ya nos planteamos:

¿Cuánto tiempo estaremos aquí? ¡No po-demos quedarnos tranquilos! ¡Tenemos que ver alguna forma de salir y pronto! Nunca perdimos la esperanza de aban-donar el islote, al contrario, trabajamos

todos los días para salir del encierro po-lítico circunstancial.

¿Qué memorias “agradables” rescata de su estadía en la isla?En la isla hicimos buenos amigos, ayu-

damos a muchos a soportar los rigores de la prisión, nos unimos en torno a los objetivos formulados: unidad, solidaridad y firmeza.

¿Cuál es su objetivo con la publicación de Furia de los Andes?Con el libro pretendemos que el pue-

blo recuerde siempre la feroz dictadu-ra de Hugo Banzer Suárez, que exiló a 20.000 personas, eliminó a 400 y encar-celó a cientos de hombres y mujeres, y obligó a firmar libros todos los días a mi-les de bolivianos atropellando todos sus derechos.

¿Cuál es la importancia de que las nuevas generaciones conozcan los hechos históricos y políticos que rodean la fuga de Coati?Las nuevas generaciones tienen la obli-

gación de conocer las brutales acciones cometidas por las dictaduras militares de Barrientos, Banzer y García Mesa y la resis-tencia del pueblo boliviano hasta derrocar-las y volver tantas veces a la democracia.

¿Algún hecho o comentario que desee resaltar ya sea sobre la estadía o fuga de la isla o sobre el libro en particular?La fuga de Coati fue un portentoso gri-

to de libertad en los Andes, en él refle-jaba el espíritu indomable de los bolivia-nos, combatientes de mil batallas por su libertad y la democracia.

Visiones de un escapista

Gironda regresó a Coati con prensa alemana en 1978.

¡Recapaciten y vuelvan a sus celdas!La respuesta no se dejó esperar. ¡Levánte-

se y salga por delante! Fue la orden.Ante la negativa, lo incorporamos por la

fuerza y encajándole la gorra hasta la nariz, le apliqué un culatazo en el trasero y con la metralleta apuntando su espalda lo llevamos por delante hacia la salida de la gobernación. Abrimos la puerta y al unísono Villegas, Gi-ronda, Rivero, Mondaca y Alvarado, gritamos:

¡Cayó Banzer! ¡Viva la libertad! ¡La isla es nuestra!

Hasta ese momento nadie se había per-catado de lo sucedido al interior de la go-bernación. La captura de Burgoa fue una sorpresa para la mayoría de los presos y guardias que jugaban el partido de fútbol.

Así fue que se inició la sensacional fuga de Coati registrada en Furia de los Andes.

Coati, Madidi y otras evasiones son parte constitutiva de la historia política del país, dignas de ser contadas para conocimiento del pueblo y las nuevas generaciones que ahora conducen el país.

Furia de los Andes recoge, con la mayor veracidad, esa espectacular hazaña en la que nos involucramos políticos encarcela-dos en la isla menor del lago Titikaka.

La huída de Coati tuvo repercusión inter-

nacional; afectó profundamente a la dicta-dura de Banzer Suárez, expuso la fragilidad de su gobierno, y sobre todo sometió a prue-ba la audacia de los evadidos.

Coati y Madidi son expresiones de la in-quebrantable voluntad de los presos boli-vianos por alcanzar la libertad, derecho más preciado de los hombres.

Furia de los Andes es un canto de liber-tad, principio básico de vida, respuesta in-nata de los hombres, parte indisoluble de la condición humana.

La libertad dignifica a los hombres, les devuelve su condición de ser racional, la li-bertad es portadora de los más profundos sentimientos humanos.

El líder minero del siglo XX, Federico Es-cobar Zapata, expresó: “Los bolivianos nun-ca hemos tenido alma de esclavos”. Cuando más nos persigan, tanto más batallaremos por recuperar nuestros derechos, he ahí la dialéctica de la libertad.

El escape de Coati, como otros, fue un portentoso grito de libertad en los Andes, en él se reflejó el espíritu indomable de los bolivianos, combatientes de mil batallas por su libertad y la democracia.

La libertad es el derecho más preciado del hombre, pero como dijera Albert Ca-

mus: “La libertad es misteriosa, huidiza se la ha de conquistar incesantemente. La li-bertad es peligrosa tan dura de vivir cuanto tiene de exultante”.

Para los que estuvimos en Coati y Madidi el escape fue un trofeo, una victoria; le ven-cimos a uno de los dictadores más despiada-dos de la historia nacional.

La evasión de una cárcel es la manifesta-ción más genuina de la condición humana, la realización de sus ideales, la emancipa-ción de su espíritu.

La fuga de Coati fue la expresión con-centrada de las luchas políticas, Furia de

los Andes, altiva como sus montañas, evoca combates oriundos del pasado glorioso del altiplano inmortal.

La libertad es un duro aprendizaje, sólo su búsqueda incesante puede cerrar el paso a dictadores civiles o militares, y enemigos de la democracia y los derechos humanos.

Los combatientes de Coati y Madidi sere-mos recordados no por las contribuciones personales, sino por las batallas en defensa de la libertad política y la dignidad humanas.

En este tiempo de los derechos huma-nos, Coati deja un legado histórico. La isla no será más una prisión.

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Furia de los Andes: historia de una evasión

A LO LARGO DE 180 PÁGINAS, GIRONDA TEJE UNA COMPLETA CRÓNICA DE LA QUE ES CO-PROTAGONISTA: LA FUGA DE COATI EN 1972.

Eusebio Gironda C.Prólogo de Furia de los Andes - Fuga de Coati

HISTORIA

E ran las 14 y 30 del 2 de no-viembre de 1972, cuando Da-vid Villegas, Eusebio Gironda, Edgar Rivero y Fernando Al-varado ingresamos en la go-

bernación de la isla de Coati para asal-tar las dos habitaciones donde agentes del gobierno dormían la siesta. Tomadas las armas e inmovilizados los guardias, quedaron al cuidado de Rivero y Alvara-do, con Villegas y Mondaca entramos en la habitación del gobernador, quien des-cansaba con el rostro cubierto. Al cono-cer que la isla había sido tomada por los presos, con sorna dijo:

¡Muchachos no hagan locuras!Al frente está un batallón del ejército y

se enfrentará con ustedes.

1. La portada del libro.2. Froilán Aguilar, Max Menacho y Adhemar Sandoval, con la madre de Inti Peredo.3. Diógenes Guarachi, Alejandro Torrejón y Feliciano Tastaca.4. Gironda, Wálter Ramírez, Mario Guevara y Mario Salinas.5. Los evadidos de Coati.

La evasión de Coati generó en Gironda la necesidad de contar lo sucedido como un testimonio de la dictadura y la lucha (vic-toriosa) contra ésta.

¿Cuánto tiempo estuvo recluido en Coati?En la isla de Coati estuve 7 meses como

preso político durante la dictadura de Banzer Suárez, hasta el 2 de noviembre de 1972, día en que ejecutamos el gran escape de la isla de la Luna.

¿Qué experiencia o anécdota puntual lo marcaron de manera más profunda durante su reclusión en Coati?La facilidad con la que tomamos la

gobernación y el apresamiento del coro-nel Burgoa, quien estaba seguro de que nadie saldría de la isla. Al respecto el ministro del interior de entonces, Adet Zamora, dijo: “En Coati están los delin-cuentes políticos más peligrosos. Coati es una cárcel inexpugnable, de allí no sale nadie”. A pocos días protagoniza-mos el segundo escape más grande del mundo. Durante mi vida política fugué tres veces: la primera herido escapé del Hospital General, en el régimen de Paz Estenssoro, la segunda en el gobierno de Barrientos Ortuño.

¿En algún momento perdió la esperanza o motivación para salir de Coati?Al llegar a la isla ya nos planteamos:

¿Cuánto tiempo estaremos aquí? ¡No po-demos quedarnos tranquilos! ¡Tenemos que ver alguna forma de salir y pronto! Nunca perdimos la esperanza de aban-donar el islote, al contrario, trabajamos

todos los días para salir del encierro po-lítico circunstancial.

¿Qué memorias “agradables” rescata de su estadía en la isla?En la isla hicimos buenos amigos, ayu-

damos a muchos a soportar los rigores de la prisión, nos unimos en torno a los objetivos formulados: unidad, solidaridad y firmeza.

¿Cuál es su objetivo con la publicación de Furia de los Andes?Con el libro pretendemos que el pue-

blo recuerde siempre la feroz dictadu-ra de Hugo Banzer Suárez, que exiló a 20.000 personas, eliminó a 400 y encar-celó a cientos de hombres y mujeres, y obligó a firmar libros todos los días a mi-les de bolivianos atropellando todos sus derechos.

¿Cuál es la importancia de que las nuevas generaciones conozcan los hechos históricos y políticos que rodean la fuga de Coati?Las nuevas generaciones tienen la obli-

gación de conocer las brutales acciones cometidas por las dictaduras militares de Barrientos, Banzer y García Mesa y la resis-tencia del pueblo boliviano hasta derrocar-las y volver tantas veces a la democracia.

¿Algún hecho o comentario que desee resaltar ya sea sobre la estadía o fuga de la isla o sobre el libro en particular?La fuga de Coati fue un portentoso gri-

to de libertad en los Andes, en él refle-jaba el espíritu indomable de los bolivia-nos, combatientes de mil batallas por su libertad y la democracia.

Visiones de un escapista

Gironda regresó a Coati con prensa alemana en 1978.

¡Recapaciten y vuelvan a sus celdas!La respuesta no se dejó esperar. ¡Levánte-

se y salga por delante! Fue la orden.Ante la negativa, lo incorporamos por la

fuerza y encajándole la gorra hasta la nariz, le apliqué un culatazo en el trasero y con la metralleta apuntando su espalda lo llevamos por delante hacia la salida de la gobernación. Abrimos la puerta y al unísono Villegas, Gi-ronda, Rivero, Mondaca y Alvarado, gritamos:

¡Cayó Banzer! ¡Viva la libertad! ¡La isla es nuestra!

Hasta ese momento nadie se había per-catado de lo sucedido al interior de la go-bernación. La captura de Burgoa fue una sorpresa para la mayoría de los presos y guardias que jugaban el partido de fútbol.

Así fue que se inició la sensacional fuga de Coati registrada en Furia de los Andes.

Coati, Madidi y otras evasiones son parte constitutiva de la historia política del país, dignas de ser contadas para conocimiento del pueblo y las nuevas generaciones que ahora conducen el país.

Furia de los Andes recoge, con la mayor veracidad, esa espectacular hazaña en la que nos involucramos políticos encarcela-dos en la isla menor del lago Titikaka.

La huída de Coati tuvo repercusión inter-

nacional; afectó profundamente a la dicta-dura de Banzer Suárez, expuso la fragilidad de su gobierno, y sobre todo sometió a prue-ba la audacia de los evadidos.

Coati y Madidi son expresiones de la in-quebrantable voluntad de los presos boli-vianos por alcanzar la libertad, derecho más preciado de los hombres.

Furia de los Andes es un canto de liber-tad, principio básico de vida, respuesta in-nata de los hombres, parte indisoluble de la condición humana.

La libertad dignifica a los hombres, les devuelve su condición de ser racional, la li-bertad es portadora de los más profundos sentimientos humanos.

El líder minero del siglo XX, Federico Es-cobar Zapata, expresó: “Los bolivianos nun-ca hemos tenido alma de esclavos”. Cuando más nos persigan, tanto más batallaremos por recuperar nuestros derechos, he ahí la dialéctica de la libertad.

El escape de Coati, como otros, fue un portentoso grito de libertad en los Andes, en él se reflejó el espíritu indomable de los bolivianos, combatientes de mil batallas por su libertad y la democracia.

La libertad es el derecho más preciado del hombre, pero como dijera Albert Ca-

mus: “La libertad es misteriosa, huidiza se la ha de conquistar incesantemente. La li-bertad es peligrosa tan dura de vivir cuanto tiene de exultante”.

Para los que estuvimos en Coati y Madidi el escape fue un trofeo, una victoria; le ven-cimos a uno de los dictadores más despiada-dos de la historia nacional.

La evasión de una cárcel es la manifesta-ción más genuina de la condición humana, la realización de sus ideales, la emancipa-ción de su espíritu.

La fuga de Coati fue la expresión con-centrada de las luchas políticas, Furia de

los Andes, altiva como sus montañas, evoca combates oriundos del pasado glorioso del altiplano inmortal.

La libertad es un duro aprendizaje, sólo su búsqueda incesante puede cerrar el paso a dictadores civiles o militares, y enemigos de la democracia y los derechos humanos.

Los combatientes de Coati y Madidi sere-mos recordados no por las contribuciones personales, sino por las batallas en defensa de la libertad política y la dignidad humanas.

En este tiempo de los derechos huma-nos, Coati deja un legado histórico. La isla no será más una prisión.

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Uno de los amores más célebres de Jorge Luis Borges es el que mantuvo por Estela Canto, a quien dedicó su relato El Aleph. La ligazón entre Estela y dicho

cuento es tan grande que cuando lo acabó, Borges tuvo a bien regalarle el manuscri-to autógrafo. Canto lo retuvo muchos años, hasta cerca de la muerte de Borges, cuando lo vendió a la casa Sotheby’s, que lo puso a subasta. La puja fue ganada por la Biblioteca Nacional de Madrid, en cuyos fondos descan-sa ahora el autógrafo.

¿Quién era Estela Canto? Hija de una tra-dicional familia de estancieros empobrecidos (en la senda del propio Borges), con ramas dis-tribuidas entre Argentina y Uruguay (otro ele-mento común con Borges, quien era primo de Enrique Amorim, millonario de Salto), era el tipo de mujer independiente y progresista que había provocado el auge económico moderni-zador de Buenos Aires. En sus muy recomen-dables memorias, Borges a contraluz, Canto recrea este contexto de ostentación, riqueza y refinamiento: familias que iban a Europa como parte de la educación que brindaban a sus hijos, llevando inclusive vacas para darles leche fresca durante el largo viaje en crucero y que tras unos años viviendo en hoteles de París, Ginebra o Londres volvían a Buenos Ai-res a construirse una residencia a imitación de los châteaux que habían conocido en Francia. Gentes que vivían de espaldas a la “plebe ultra-marina” que denigraban Leopoldo Lugones y sus adláteres, señores de la ciudad letrada en la que un sujeto como Roberto Arlt era una ano-malía y su creación, testimonio de una socie-dad diglósica, caótica, miserable y migrante, era considerada como literatura de mal gusto.

Estela Canto es plenamente consciente de este status privilegiado y hasta puede asumir una postura crítica frente a él (recuérdese que po-see una tendencia izquierdista); probablemen-te Borges no lo era o no le importaba, ya que seguía abrazado a una actitud de rico pobre, la del aristócrata venido a menos que porta su apellido como una capa que le da elegancia al caminar y que le da una perspectiva particular de la vida. A este propósito, traigo a cuento un dato que Ricardo Piglia suele recordar como una curiosidad: Roberto Arlt ganaba cerca de 500 pesos al mes en el periódico en la época de las aguafuertes; Borges ganaba la mitad, 240, en su humilde puesto de auxiliar en una biblio-teca municipal (a la que había llegado gracias al enchufe de Adolfo Bioy Casares, por cierto). Sin embargo, pese a estas diferencias económi-cas patentes, solemos imaginar a Borges como

un señorito en su andar y su actitud ante la vida, frente a un Arlt proletario y marginal.

La relación entre Borges y Estela se da en aquellos años cruciales en que el argentino venía escribiendo sus grandes relatos: Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, Pierre Menard, autor del Quijote y El sur. En este contexto de creativi-dad máxima de Borges, el amor hacia la mu-chacha bella y políticamente comprometida, con la que compartía la pasión por el inglés (ambos charlaban o se escribían en esa lengua en ocasiones especiales) y la literatura anglo-sajona (Borges le obsequiaba libros en inglés o cogía prestados libros de la biblioteca del hermano de Estela) gestó parcialmente la fic-ción que conocemos como El Aleph. Beatriz Vi-terbo es el apodo que le daba Borges a Estela para embromarla y expresarle, de esa forma, un amor tan grande y literariamente fructífe-ro como el de Dante. ¿No es la Comedia, final-mente, un poema que lo abarca todo, tal cual condensa el universo aquel objeto llamado ale-ph? ¿No es Beatriz quien guía a Dante Aligheri hacia la contemplación de la plenitud cuando lo lleva al cielo, tal cual Beatriz Viterbo, falle-cida, llevará al protagonista (que se identifica con el propio Borges) a bajar al sótano de la ca-lle Garay para admirar el universo en su infini-tud? El Aleph, naturalmente, tiene sus aristas irónicas, como las que encarna Carlos Argenti-no Daneri, el primo de Beatriz, y ella misma, la musa, a quien el protagonista describe carga-da de oxímoros. No es este el lugar para ahon-dar en las aguas abisales de El Aleph, puesto que ya llegará tiempo y espacio más adecuados para ello; por ahora sólo quiero evocar aquel amor que contamina de vida y emociones rea-les la construcción de un relato que es, entre muchas cosas, un homenaje al amor desmesu-rado, el del Borges ficticio a Beatriz Viterbo y el del Borges real hacia Estela Canto.

La relación fue tan rica en matices, posibi-lidades y dramas, según lo ha contado la pro-pia Estela en Borges a contraluz, que generó una película, difícil de encontrar, pero que re-comiendo incondicionalmente. En la película Un amor de Borges (dirigida por Javier Torre en 2000) encontramos plasmado aquel episo-dio en la vida de un escritor en el pico más alto de su creatividad, justo cuando se está quedan-do ciego. Un aristócrata de espíritu, aunque de bolsillos pobres, que piensa que puede encon-trar la felicidad más sencilla (tan difícil de con-seguir) a la que uno puede aspirar en la vida: la de amar y ser amado. Es tan solo un escritor y, como tal, piensa que lo único que puede ofre-cer como gesto de amor es su propia literatura.

Un amor de Borges: Estela Canto y El AlephCANTO FUE UNA ESPECIE DE BEATRIZ DANTESCA QUE ACOM-PAÑÓ A BORGES EN EL PICO MÁS ALTO DE SU CREATIVIDAD.

Fernando Rodríguez Mansilla Oro de Indias

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7Domingo 14 de diciembre

de 2014

H ace no mucho, una acucio-sa lectora de mi obra breve, pero sustancial, me disparó, con sonrisa irónica y mirada de pícaro animal, la pregun-

ta del porqué escribía microrrelatos. La pregunta me atravesó de lado a lado, has-ta que me repuse del impacto y, armado con lo mejor de mis argumentos, le con-testé, simple y llanamente, que si escribía microrrelatos era porque se me pegaba la santísima gana. Luego, en un intento por ser más explícito, le dije que mis micro-rrelatos son una apuesta por la literatura futurista cuyas innovadoras técnicas res-ponden a las exigencias de un mundo mo-derno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro.

El desafío del creador de relatos breves no sólo va contra el reloj, sino también contra las corrientes literarias tradicio-nales, donde un mamotreto era necesario para conciliar el sueño de un empresario insomne y ocupar las horas de ocio de una damita encumbrada, quien tenía por di-versión comadrear con las amigas o leer un libro de largo aliento en la mecedora de su alcoba.

Ahora que la sociedad impone celeridad sobre la marcha, y las mujeres disponen de menos tiempo que en el pasado, es ne-cesario crear una literatura que esté a la altura de las exigencias que demanda el acelerado ritmo de vida. Por eso mismo, los mamotretos de antaño son reemplaza-dos cada vez más por las obras que, tanto por su extensión como por su precisión, son verdaderas piezas de orfebrería; co-mienzan en la condensación semántica y culminan en el instante de la revelación.

La estructura del microrrelato, a dife-rencia de la novela, exige que se narre una historia completa, con principio, de-sarrollo y desenlace, en pocos párrafos y con una gran economía en el lengua-je. “El cuento no admite falla”, sentenció Mario Benedetti. “Se construye palabra por palabra, cada una tiene que tener su rol, y los fi-nales son muy impor-tantes”; a lo que se debe añadir que los fi-nales son

tan importantes como los principios. No en vano Horacio Quiroga, en el Decálogo del perfecto cuentista, escribió: “En un cuento bien logrado, las tres primeras lí-

neas tienen casi la impor-tancia de las tres últimas”.

El microrrelato, que puede ser leído de un

vuelo y man-

tener la atención del lector de principio a fin, es el género literario que mejor se adapta a las necesidades del hombre con-temporáneo, que vive aquejado por el es-trés y las obligaciones sociales; es más, al-gunos aprovechan los momentos de viaje, entre la casa y el trabajo, para zambullirse en un microrrelato que, al ser tiempo con-densado, satisface con mayor rapidez el in-terés y la curiosidad de los lectores.

En los libros de prosa breve, que se aco-modan mejor a las posibilidades del lector y a las técnicas de la informática, el escri-tor pone a prueba su capacidad de síntesis, recreando, con pasmosa naturalidad, si-tuaciones diversas por medio de persona-jes arrancados de la realidad y la fantasía.

El microrrelato, gracias a los nuevos medios de comunicación, puede leerse también como un mensaje de texto en el teléfono celular, correo electrónico, blog o twitter, así es como se leen los cuentos de Augusto Monterroso yAna María Shua, quienes no dejan de fascinar con su inge-niosa creatividad y la fulgurante belleza de sus textos, que parecen dinosaurios re-ducidos al tamaño de los insectos.

Los requisitos de cómo se debe escri-bir un cuento se han hecho cada vez más exigentes. Los maestros del género, como Edgar Allan Poe, Henry Guy de Maupas-sant, Antón Chejov, Jorge Luis Borges, Ju-lio Cortázar y otros, estaban convenci-dos de que en la prosa breve cada palabra tiene un significado concreto y que ésta debe estaren armonía con la totalidad; una concepción que, además de ponde-rar el manejo de una sintaxis libre de cir-cunloquios, hace hincapié en el dominio de los complejos recursos del arte narra-tivo, conforme el hilo argumental tenga coherencia, los personajes sean verosí-miles y, como en todo cuento bien conta-do, tenga un principio que atrape el inte-rés del lector y un desenlace inesperado que lo deje sorprendido.

Como comprenderás, le dije a mi lec-tora, correspondo a esa categoría de na-rradores que, acostumbrados a valorar lo

efímero en la literatura, cultivan una prosa bre-ve, mientras más breve

mejor. Se trata de una lite-

ratura que está muy cerca de la

prosa poé-tica y que, al mejor estilo de los haikus, se

parece a un fe-lino veloz y cim-

breante, constituido más por músculos que

por grasa.Mi lectora, al advertir que

mi explicación se me iba ha-ciendo larga, larguísima, se tra-

gó su pregunta, me regaló una sonri-sa más amable y, antes de despedirse, dijo: No dudo que al paso que avanzas, sin prisa pero sin pausa, un día me sorprendas con otros microrrelatos más “micros” todavía, como un mago de la palabra escrita, que siempre tiene más sorpresas escondidas en las mangas de la camisa.

¿Por qué escribo microrrelatos?RETOS Y VERDADES (DESDE LA PRÁCTICA) DE LA PROSA BREVE.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

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1. La brevedad de una narración ha recobrado el prestigio del que gozaba hace unas décadas.2. Monterroso, uno de los autores más importantes de microrrelatos.

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8 Domingo 14 de diciembre de 2014

R esolver crímenes es uno de los pasatiempos más nobles que existe. Se trata de una forma de colaborar con la sociedad, la se-guridad y el orden. O como me

dijo un agente mientras me echaba a empu-jones y patadas de comisaría: “¿Pero quieres hacer el favor de largarte de aquí, que esta-mos trabajando?”.

Lo primero que necesitamos para resol-ver un crimen es un crimen. Lo mejor es comenzar con un delito clásico: por ejem-plo, un asesinato. Con su silueta del cadáver marcada con tiza, unas joyas desaparecidas, un mayordomo sospechoso... Lo típico. Des-pués podemos pasar a esclarecer crímenes más graves, como robar; del robo es buena idea pasar a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, para seguir investigando a los criminales que atentan contra la buena educación, a quienes dejan las cosas para el día siguiente y, finalmente, a aquellos que plagian a Thomas de Quincey.

Es posible que caigamos en la tentación de cometer el crimen nosotros mismos. Esto tie-ne sus ventajas, siendo la principal que pode-mos prepararnos un delito sencillo y fácil de resolver, algo muy apropiado para los comien-zos. La parte no tan positiva es que pasé siete años en la cárcel por robo y ni siquiera me pi-llé yo a mí mismo. De hecho, estaba absoluta-mente convencido de que había sido el propio Lord Chesterton, para cobrar el seguro.

Sí, yo procuro resolver casos en Inglate-rra. Lo hace todo mucho más elegante y clá-sico. Me presento en la escena del crimen con una gabardina y una pipa. Por supuesto, Scotland Yard se suele mostrar reticente a contar con mi colaboración, porque siente los comprensibles celos hacia un amateur más competente que ellos. Y porque no sé inglés y me veo obligado a resolver los ca-sos haciendo gestos que nadie comprende. Y además, se muestran exageradamente

Cómo resolver un crimenGUÍA DE SOLUCIÓN DE CRÍMENES EN LA VIDA REAL, PERO SÓLO CON UNA BASE DE FICCIÓN.

Jaime Rubio HancockGQ

preocupados por la posibilidad de que pren-da fuego a la casa de las víctimas. ¡Una vez, maldita sea, sólo pasó una vez! ¡O tres, no lo recuerdo! ¡No sé cómo funcionan las pipas! ¿Cómo se apaga esto? ¡Huele fatal!

Una vez contamos con un crimen y con el permiso tácito de la policía para colaborar (si no te disparan, es que les caes bien), he-mos de recoger pistas. Hay que tener cuida-do con las diversas acepciones del término: en más de una ocasión he acabado con el despacho lleno de circuitos de Scalextric. Lo cual, por un golpe de suerte, me sirvió para resolver El Caso del Robo de Pistas de Sca-lextric. Las había robado yo. Hubiera prefe-rido comprarlas, pero no tenía presupuesto para pagar a confidentes.

—¡Yo no soy un confidente! -aseguraban, muy enfadados, los señores de las tiendas de hobbies.

—¿Y si usted no es un confidente, por qué me está dando pistas?

He usado esta ingeniosa frase en varias ocasiones para romper el hielo en los bares. Y no ha servido absolutamente para nada. Además, el hielo ahora viene en forma de cubos pequeños, muy prácticos, con lo que resulta muy fácil ponerlos en el vaso sin ayuda de ninguna frase introductoria ni de ningún pun-zón. Y sí, tengo un problema con los significados metafóri-cos de frases y expresiones.

En todo caso, las pistas nos conducirán (metafóricamen-te, no vale con cabalgarlas por el pasillo) a un grupo de sospechosos, que suelen in-cluir al menos a uno o varios de los siguientes personajes: un mayordomo de frondo-sas patillas, una ama de lla-ves muy seria, una doncella joven e ingenua, la viuda de la víctima, el heredero vago y malcriado, un rufián ena-morado de la doncella, un an-tiguo amigo de la víctima que ha aparecido de la nada tras 20 años en América, el amante de la viuda y una persona que insis-te en gritar “¡NO ESTOY MUER-TO, SALGA DE MI CASA!”.

Lo mejor es reunirlos a todos en una sala, incluyendo al comisario, y comenzar así un hábil discurso que sacará a relucir los motivos que todos tenían para asesinar a la víctima:

-Se preguntarán por qué les he reu-nido a todos aquí. Pues bien: traigo unos productos de cosmética que les van a en-cantar. Por ejemplo, usted, Lord Griffindor,

tiene el cutis muy seco, si me permite comen-tarlo, y para eso le traigo esta crema hidra-tante. Pruebe, pruebe. ¡Se absorbe en seguida!

En no menos de seis horas, ocurrirá una de estas dos cosas: Opción A: el verdadero cul-pable confesará, gritando algo así como “¡SÍ, LE MATÉ YO, PERO POR FAVOR, CÁLLESE DE UNA VEZ! ¡CÁLLESE! ¡NO SOPORTO MÁS ESTA TORTURA! ¡CÁLLESE! ¡Y DEME UNA MUES-TRA DE ESA CREMA PARA LAS MANOS!”. Op-ción B: el comisario se levantará y me echará a empujones y patadas de la casa, no sin antes comprar un contorno de ojos.

La jornada acaba en un bar, tomando una copa en la barra, meditando muy serios, casi enfadados, porque nos hemos confundido de personaje y ya no somos un detective a la in-glesa, sino uno a la americana, de novela ne-gra, amargado, oscuro, solitario.

Quizás se nos siente una señorita al lado. No es descartable, siempre que nos duchemos al menos una vez cada dos o tres semanas y no quede ningún otro taburete libre en todo el barrio. En ese momento, podemos girarnos y, con voz grave y un cierto tono de estar de vuelta de todo varias veces, en plan, tengo una camiseta que dice: “He estado en todo y ya he vuelto”, decirle:

-¿Si usted no es un confidente, por qué me está dando pistas?

Frase que será recibida con un silencio in-cómodo, una espalda vuelta y un simular ha-blar por teléfono, además de una mirada ame-nazante del camarero, que se podría traducir por: “No empieces, Jaime, no empieces”.

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ryhi

p.co

m

devi

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t.com

1. Una silueta trazada con tiza es indicio de que un crimen ocurrió hace poco tiempo, aunque es un recurso más utilizado en la ficción que en la realidad.2. Sherlock Holmes, el arquetipo definitivo de todos los detectives.

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