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LA FILOSOFÍA SITUADA 1 La Filosofía tiene esta misión universal, una misión basada en la suposición de que la mente guía al mundo. En consecuencia, ellos (es decir los filósofos), piensan que están haciendo una gran acción para la especie terrestre a la cual pertenecen –ellos son la mente de esta especie-. Ha llegado la hora de ponerlos bajo análisis, de preguntarles qué opinan sobre la guerra, el colonialismo, los adelantos en la industria, el amor, las variedades de muerte, el desempleo, la política, el suicidio, las fuerzas policiales, el aborto –en una palabra, todas las cosas que realmente ocupan las mentes de los habitantes de este planeta. Definitivamente ha llegado la hora de preguntarles en qué posición se ubican. Ya no debe permitírseles más que enloquezcan a la gente con su doble juego 2 . 1 LÉRTORA MENDOZA, Celina A. Presencia de Rodolfo Kusch en la filosofía argentina . En: RUBINELLI, María Luisa (coordinadora). Reflexiones actuales sobre el pensamiento de Rodolfo Kusch . San Salvador de Jujuy, Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy, 2001. Págs. 18-20. “Entiendo por “pensamiento situado” la posición que considera al filosofar como un ejercicio ubicado en un “aquí “ y un “ahora” (concretamente nuestro país -Argentina- y nuestra región - Latinoamérica-) ...esta denominación de “filosofía situada” designe no una línea de pensamiento ni mucho menos una teoría unitaria, sino una compleja trama de perspectivas”. 2 NIZAN, Paul. Los perros guardianes . España, Fundamentos, 1973. En: MIGNOLO, Walter. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate

La filoso

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LA FILOSOFÍA SITUADA1

La Filosofía tiene esta misión universal, una misión basada en la suposición de

que la mente guía al mundo. En consecuencia, ellos (es decir los filósofos),

piensan que están haciendo una gran acción para la especie terrestre a la cual pertenecen –ellos son la mente de esta

especie-.Ha llegado la hora de ponerlos bajo análisis, de preguntarles qué

opinan sobre la guerra, el colonialismo, los adelantos en la industria, el amor, las variedades de muerte, el desempleo, la

política, el suicidio, las fuerzas policiales, el aborto –en una palabra, todas las cosas que

realmente ocupan las mentes de los habitantes de este planeta. Definitivamente ha llegado la hora de preguntarles en qué

posición se ubican. Ya no debe permitírseles más que enloquezcan a la gente con su doble juego2.

1 LÉRTORA MENDOZA, Celina A. Presencia de Rodolfo Kusch en la filosofía argentina. En: RUBINELLI, María Luisa (coordinadora). Reflexiones actuales sobre el pensamiento de Rodolfo Kusch. San Salvador de Jujuy, Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy, 2001. Págs. 18-20. “Entiendo por “pensamiento situado” la posición que considera al filosofar como un ejercicio ubicado en un “aquí “ y un “ahora” (concretamente nuestro país -Argentina- y nuestra región -Latinoamérica-) ...esta denominación de “filosofía situada” designe no una línea de pensamiento ni mucho menos una teoría unitaria, sino una compleja trama de perspectivas”.

2 NIZAN, Paul. Los perros guardianes. España, Fundamentos, 1973. En: MIGNOLO, Walter. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo . Buenos Aires, El Signo, 2001. Pág. 253.

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Para realizar el presente trabajo se parte de sostener que la filosofía como disciplina se nutre de dos vertientes:

»La tradición filosófica, a partir de la cual se origina una producción o trabajo filosófico.|

»El presente histórico social, que la filosofía intenta decodificar, interpretar, dar un marco interpretativo. Intenta interpretar las prácticas sociales, que emiten sentidos y que deben ser interpretados3.

Los autores que se analizan en este trabajo, de una manera primordial, interpretan prácticas sociales, sintetizan los problemas emergentes de nuestra cultura americana.

Se puede identificar en el pensamiento de Enrique Dussel, Leopoldo Zea y Rodolfo Kusch, un denominador común con respecto a una característica del pensamiento filosófico: el pensamiento situado; y una necesidad de conocer la historia, nuestra historia. Los pensadores sintetizan estos conceptos de la siguiente manera:Pensadores Concepto

centralConocimiento

históricoEnrique Dussel

Geopolítica del conocimiento

Contra discurso no hegemónico

3 LOBOSCO, Marcelo. La filosofía como disciplina de síntesis. Conexión abierta, mayo 2001.

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Leopoldo Zea Circunstancias americanas

Como parte de nuestra circunstancia

Rodolfo Kusch

Geocultura Como historia vivida

Walter Mignolo dice que ENRIQUE DUSSEL4 es quien ha articulado con mayor consistencia la “filosofía de la liberación” en América Latina. La filosofía de la liberación nace en Argentina en 1970, -aunque Bartolomé de las Casas (1484-1566) sentó sus bases-. La filosofía de la liberación se formuló sobre la base de una consciente geopolítica del conocimiento. “Se trata entonces de tomar en serio al espacio, al espacio geopolítico. No es lo mismo nacer en el Polo Norte o en Chiapas que en New York”5. Aunque la filosofía de la liberación no se proponía sólo como un arma intelectual para liberar a los pueblos de la opresión social y económica sino también como un proyecto intelectual de liberación de la filosofía misma. “...la práctica filosófica en América Latina ponía de relieve que el lugar de enunciación de las disciplinas es, precisamente, un lugar geopolíticamente marcado”6.Dussel afirma que la filosofía piensa lo no filosófico: la realidad. Realiza una distinción entre el pensamiento de centro y el pensamiento de la periferia. Afirma que la inteligencia filosófica

4 Enrique Dussel, argentino de origen y residente en México desde mediados de 1970. 5 DUSSEL, Enrique. Filosofía de la liberación. Buenos Aires, La Aurora, 1985. 6 MIGNOLO, Walter. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la

liberación en el debate intelectual contemporáneo. Buenos Aires, El Signo, 2001. Pág. 13.

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nunca es tan verídica como cuando parte de la opresión y no tiene ningún privilegio que defender.Una salida posible ante esta situación es el conocimiento histórico de esta filosofía de la periferia: “...que el estudio del pensamiento en América Latina, Asia o África no sea una tarea anecdótica o paralela al estudio de la filosofía sin más (que sería la europea), sino que se trata de una historia que rescata justamente el contra discurso no hegemónico, dominado, silenciado, olvidado y hasta excluido, el de la alteridad de la Modernidad... Las historias de las filosofías futuras tendrán una nueva visión mundial de la filosofía y ahondarán aspectos ahora insospechados, cuando se descubra la rica temática de la co-constitución de una temática mundial en la periferia (que produjo también una filosofía-periférica y una filosofía crítica desde la afirmación de la exterioridad excluida). Kant (filósofo hegemónico central), o Marx posteriormente (contra discurso en Europa) y Clavijero (filósofo periférico y excluido) serán estudiados en el futuro como las dos caras de una misma época del pensamiento humano”7.

7 DUSSEL Enrique. Ética de la liberación en la edad de la globalización y exclusión. 1998.

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Así como Dussel habla sobre geopolítica del conocimiento, LEOPOLDO ZEA8 destaca las circunstancias del hombre americano.Leopoldo Zea expresa “... Latinoamérica... no verá su filosofar como lo que es, como lo que es toda filosofía, un filosofar a partir de una determinada circunstancia, sino como algo que ha de semejarse a los grandes modelos de la historia de la filosofía occidental... Nada hay en esta América que se asemeje a esos modelos...”“Como americanos tenemos una serie de problemas que sólo se dan en nuestra circunstancia y que por lo tanto sólo nosotros podemos resolver... los problemas que se plantea el hombre americano tendrán que ser propios de la circunstancia en donde existe... América, dada su particular posición, puede aportar a la Cultura, la novedad de sus experiencias todavía no explotadas 9.”Básicamente Zea habla de tres espacios: Europa, América Sajona y América Hispánica.Compara la relación de América con Europa, con la de hijos a padres. Heredamos de Europa la lengua, la religión, la concepción de vida, y no podemos renegar de esa cultura. Así como con respecto a nuestros padres, heredamos una parte de nuestra personalidad.Por esa razón somos conscientes que dicha cultura europea no es nuestra. Pero la cultura precolombina también carece, para 8 Leopoldo Zea, mexicano de origen, nacido en 1912.9 ZEA, Leopoldo. En torno a una filosofía americana. Cuadernos Americanos 3 (mayo-junio 1942) Pág. 63-78.

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nosotros, del sentido vital que tenía para el indígena. ¿Qué hacemos entonces? Por otro lado, el autor marca las diferencias en la colonización de América y las formas de contacto entre los conquistadores y los pueblos conquistados. Mirando, desde los hombres que vivían en estas tierras americanas, esquematiza:

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Conquista de llanura

Norte de América - Parte del Sur

Pueblos indígenas nómadas

Cultura rudimentaria

Conquistadores: los desalojaron hasta su

casi completo exterminio

El conquistador se vio obligado a trabajar

Trabajo material: motivo de orgullo

(self made man norteamericanoArgentina: civilización frente a

barbarie)

Conquista de altiplano

Altiplano americano(Hoy: México, Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia)

Grupos indígenas sedentarios

Alto grado de cultura

Conquistadores: adaptaron su dominio a las formas culturales

y sociales encontradas

Pusieron al indígena al servicio de los explotadores

Trabajo material: cosa de indios

Y mirando a los hombres que llegaron desde Europa, distingue al norte y al sur. Zea subraya que en el momento en que América es descubierta, la cultura occidental sufría una de sus más grandes crisis. “Un nuevo tipo de hombre se enfrenta a viejas concepciones del mundo y de la vida, las que

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hemos simbolizado con el nombre de Cristiandad. Modernidad contra Cristiandad, son los contendientes. A la América que se ha llamado hispana llegarán los representantes de ese mundo que en Europa se encuentra en retirada. Algo hay en ellos de cruzados, además de aventureros. En el Norte, por el contrario, irán llegando los perseguidos por sus nuevas ideas, los representantes del Mundo Moderno que terminará por triunfar. Surgen así dos Américas, una de las cuales, la nuestra, la hispana encerrará en su conciencia toda serie de conflictos... y que no podrían ser igualmente señalados en el americano del Norte”10.

Si se vuelve a la pregunta pendiente planteada por el autor, ¿qué hacemos entonces? ¿Cuál es la tarea de nuestra filosofía?Así como al inicio del presente trabajo se plantearon dos vertientes para el filosofar, Zea plantea una relación de la siguiente manera: En primer lugar, se nos puede ocurrir como hijos de la cultura europea, que debemos continuar dando solución a los problemas de la filosofía occidental, en especial, a aquellos problemas considerados como universales.

Ahora, si dichos temas son tratados por los americanos desde un punto de vista legítimo, americano, no repitiendo lo dicho, sino lo que sobre tales temas se pensase, el resultado tendrá 10 ZEA, Leopoldo. América como conciencia. México, Universidad Nacional de México, 1972. Edición

digital de Hernán Taboada. Pág. 27.

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que ser necesariamente una filosofía americana, en la misma forma como en Europa ha resultado una filosofía griega, una filosofía francesa, una inglesa o una alemana. Todo esto a pesar de que cada filosofía ha trabajado sobre un mismo repertorio de temas. El carácter de universalidad de los problemas planteados y las soluciones dadas les viene del hecho de que tanto unos como otros se dan en el campo de lo que hemos llamado lo humano. Todos ellos son temas humanos y por lo mismo válidos para todo hombre; pero de aquí también les viene la circunstancialidad que en los mismos aparece. Las soluciones ofrecidas, por ser soluciones humanas son también soluciones limitadas. Soluciones a problemas que, si bien pueden ser semejantes en todos los hombres, no lo son ya si atendemos a la situación circunstancial de los mismos. De aquí que a iguales problemas se puedan dar soluciones distintas. La circunstancia hace patente el carácter nacional de las filosofías.Los grandes filósofos, nos enseña la historia de la filosofía, se han puesto simplemente a filosofar, sin más. Esto es, se han puesto a resolver una serie de problemas que su circunstancia les reclamaba. Las soluciones que ofrecieron fueron filosóficas, como lo fueron los problemas, por su afán de dar a éstos soluciones de validez permanente. Para los filósofos nunca fue un problema la originalidad de estas soluciones. Filosofaban pura y simplemente. Nunca un filósofo griego habló de una filosofía griega, ni un francés de una filosofía francesa, ni un

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alemán de una filosofía alemana. Su filosofar trascendía todas estas limitaciones espaciales y temporales. Lo griego, lo francés y lo alemán de su filosofía les fue dado por añadidura, sin que lo hubiesen pretendido, se les dio a pesar suyo. Más que lo griego, lo francés y lo alemán se les dio lo humano con todo lo que esto significa.Más que filosofar nos ha preocupado coincidir, aunque fuese por la vía de la imitación, con lo que llamamos filosofía universal. No hemos filosofado con auténtica pureza. No hemos hecho filosofía sin más. Nos preocupaba la filosofía como oficio y no el filosofar como tarea. Para nosotros filosofar equivalía a reflexionar sobre lo reflexionado por otros, o encuadrar nuestro pensamiento a los sistemas con los cuales nos encontrábamos. Más que filósofos hemos sido expositores de sistemas que no habían surgido frente a nuestras necesidades.Pero otra de las temáticas a tratar por nuestra filosofía son aquellos problemas que podemos llamar propios de nuestra circunstancia. Es necesario que nos enfrentemos a los problemas que la circunstancia nuestra plantea, tratando de ofrecer una solución a los mismos. Esta actitud es tan legítima como la anterior y, por lo mismo, válida para una filosofía que quiera ser tal en forma auténtica. Como americanos, tenemos una serie de problemas que sólo pueden ser resueltos desde nuestra circunstancia. Problemas que sólo a nosotros se presentan con tales perfiles y que, por lo mismo, somos los únicos capacitados para resolverlos. El planteamiento de tales

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problemas no podrá amenguar, en forma alguna, el carácter filosófico de nuestra filosofía. Todo filosofar es siempre un tratar de resolver una serie de problemas que se plantean al hombre en sus diversas circunstancias. Son problemas que plantea la existencia; problemas siempre concretos, los del mundo que le rodea al hombre, obligándole a adoptar un tipo de existencia y no otro.También Zea, al igual que Dussel habla sobre la necesidad del conocimiento de nuestra historia: La historia, el pasado, forma una parte principal de la circunstancia de todo hombre. Es la que se encarga de configurarlo, perfilarlo, orientando sus proyectos. Del pasado depende, en gran parte, el éxito o fracaso de los mismos. El pasado perfila al hombre y le hace sentirse capaz o incapaz para una determinada tarea; el conocimiento de este pasado puede ayudar, por esta razón, al hombre haciendo que ajuste sus proyectos a su propia realidad; ajuste del que depende el éxito de los mismos y su ampliación en otros planos. En la historia podremos, así, encontrar la fuente de nuestras fuerzas y la de nuestras debilidades. Ya no es posible que continuemos ignorando nuestro pasado, desconociendo nuestras fuerzas y sus límites, nuestras experiencias. Es menester que contemos con nuestra historia, pues sólo contando con ella podremos considerarnos plenamente maduros. Madurez, mayoría de edad, significa experiencia. El que desconoce su historia carece de experiencia y, quien carece de experiencia es imposible que pueda considerarse

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maduro y, por lo mismo, responsable. La madurez es signo de responsabilidad y ésta no se alcanza sino por el camino del conocimiento de un pasado que es el símbolo de toda experiencia.

Si Dussel habla sobre geopolítica del conocimiento, Zea sobre las circunstancias del hombre americano, RODOLFO KUSCH11 lo hace acerca del suelo y la geocultura. Porteño, egresado de la Facultad de Filosofía de la UBA, descendiente de germanos, termina residiendo sus últimos años en la Quebrada de Humahuaca, donde muere en Maimará. En sus libros Geocultura del hombre americano y Esbozo de una antropología filosófica americana, escritos en los últimos años de su vida, marca la distinción entre el “pensamiento culto” y el “pensamiento popular”. En estos años, intenta encontrar categorías del pensamiento americano, y lo realiza entrevistando “informantes populares” como él los llama. “Se trata de encarar el pensamiento popular como si se aprendiera a ver de vuelta ingenuamente una realidad”12. Sobre el “saber culto”, escribe que a pesar del saber acumulado, no se sabe cómo alimentar al hombre, ni como gobernarlo, ni menos aún, qué es el hombre. Señala ésto el exceso de teorías, la abundancia de soluciones y la violencia 11 Rodolfo Kusch, filósofo argentino, nace en 1922, muere en 1979. 12 KUSCH, Rodolfo. Esbozo de una antropología filosófica americana. En: KUSCH, Rodolfo.

Obras completas. Tomo III. Rosario, Fundación Ross, 2000. Pág. 260.

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desatada. Todo esto es el símbolo de la silenciosa mudez de nuestro saber culto, que ha perdido el contacto con su contenido. De ahí la necesidad de retornar a la base, y de ahí la importancia de América. Lo popular en América es como la sombra de sentido que se cierne sobre el quehacer afanoso del siglo XX. Desde el punto de vista del saber culto no se sabe qué hacer. Pero el pueblo sí lo sabe, aun cuando no quiera hacer nada. En el dejarse estar se reserva la posibilidad de un hacer propio. En la espera deja pasar el tiempo que no es el suyo, y entonces crece.Y para pensar desde América trabaja con los conceptos de suelo y geocultura.El suelo no hace a lo empírico como el Río de la Plata, sino a la función de moldear o, mejor de deformar, y en el fondo corromper la intuición de lo absoluto. Por eso lo que cree oponer a priori la mera razón, sufre una ruptura y, por consiguiente, una deformación. En cierto modo el suelo en su ausencia perceptible, pero también en su presencia impensable, es lo que deforma la intuición de lo absoluto, o sea el supuesto ámbito propio de la filosofía. Por su parte, dicha deformación es la restitución de un modelo real, ya que lo absoluto es tal siempre para otro suelo, no para el nuestro. Falta el absoluto propio. Esto conduce a una limitación de lo filosófico en sí, porque se afecta su pretensión de totalidad a causa de la limitación del suelo.

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Pero en tanto la filosofía asume su papel local restituye el modelo real, lo rescata a través de la deformación, o sea descubre el fundamento. De ahí la importancia de la geocultura. Esta supone filosóficamente lo fundante, por una parte, y lo deformante y corrupto, por la otra, respecto a cualquier pretensión de universalidad. O, más bien, es la denuncia de la deformación de una universalidad que pretende ser tal, pero también la posibilidad de una universalidad paradójicamente propia. La geocultura de un pensar filosófico lleva entonces a una estructura no racional, porque se sitúa más allá de la filosofía, donde se produce la fricción entre el así llamado espíritu y el suelo que le sirve de sostén, en su doble faz como deformación, pero también como fundamentación. La idea del fundamento en la filosofía es, en realidad, un derivado del concepto de suelo, en el sentido de “no caer más”, de estar parado en el suelo, o de estar, como stare o estar de pie. Y este estar parado es un estar dispuesto ante la circunstancia a fin de poder instalar la existencia. Coherente con este pensamiento, Kusch diferencia la historia, vista de manera tradicional como una historia que se impone y por otro lado, la existencia de una historia vivida, que no pesa. La historia consiste en una especie de línea recorrida por la humanidad en la cual se da un abajo y un arriba, y ese arriba está colocado un poco más allá de donde estamos nosotros. Esa sola línea impertérrita en la cual nos vemos obligados a

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insertarnos. Es lo que creemos sobre la historia y nadie nos va a convencer que no es así. Hoy ya no podemos decir que podemos hacer una historia al margen, es muy difícil. La historia, así concebida y reiterada por la enseñanza, nos convence que no podemos ser ajenos a ella. “Estamos incluso convencidos de que nuestro sentimiento de inferioridad habrá de desaparecer recién cuando nos pongamos a la altura de esa evolución, pero una altura tal como la de ser nosotros los promotores de ese mundo y tener, por ejemplo, algún día, una gran industria que lo abastezca, en la misma medida como ahora lo hace Estados Unidos y Europa con nosotros”13.Pero esta línea de pensamiento, ¿es realmente nuestra historia? Nos enseñan que nuestra historia son episodios negativos, movilizados por individuos, también negativosPara Kusch, el verdadero sentido de la historia, es la historia que irrumpe en la vida cotidiana, porque la sentimos como vida. Esta historia no pesa, porque es la historia que se sobrelleva sin más, ya que entra esquemáticamente en la penosa tarea de un vivir cotidiano. “...el verdadero tiempo histórico está enredado en mi vida, es uno mismo quien lo revuelve, o vive su vida como si revolviera el tiempo, casi como si siempre estuviera ciego, sólo porque esa es la verdad y no otra. Y el tiempo se revuelve no con mi muerte como supone un existencialismo decadente, sino con mi realización. Ese punto donde decimos, he cumplido con

13 KUSCH, Rodolfo. Geocultura del hombre americano. En: KUSCH, Rodolfo. Obras completas. Tomo III. Rosario, Fundación Ross, 2000. Pág. 50.

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lo que me he propuesto en mi vida, ya no me importa morir. Desde este punto de vista recién tendremos nuestra propia historia, que es al fin y al cabo la gran historia, la de todos los días, la que encierra la miseria de estar no más, con un afán de sacrificio que no sabemos de dónde viene. ¿Y qué valor tiene ante esto la iconografía, los hechos objetivamente dados, el examen exhaustivo de las fuentes? No más que el de una pequeña historia. ¿Y por qué pequeña? Pues porque apenas habla del sacrificio de los otros, que ya no interesan porque lo importante es mi propio sacrificio con los ojos cerrados”14.

14 Ídem. Pág. 66.

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Recorrido de una experiencia: un viaje sociocultural

Como cierre de estos pensamientos, cabe relatar una experiencia vivida el 29 y 30 de abril de 2000, como propuesta posible para concretar las ideas expuestas. Con un grupo de amigos y compañeros intentamos recuperar parte de nuestra historia, para sentirla como nuestra historia.Estos párrafos son extractados de un trabajo presentado en un concurso denominado Mercopremio, con la presentación de trabajos presentados por universidades de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.

...Nos preguntamos si es posible crecer en un mundo globalizado sin olvidar nuestras raíces, si podemos crear entre los latinoamericanos una conciencia común de origen y destino, si podemos lograr la unidad en la diversidad.

La propuesta de nuestro trabajo es muy simple: a través de la realización de viajes socioculturales-educativos, lograr que los adultos, aquellos que de alguna manera hemos crecido indiferentes a nuestra realidad próxima, podamos recuperar nuestra identidad histórico-cultural, de una forma placentera y entretenida, a la vez que profundamente reflexiva.

Con un grupo de adultos, redescubrimos una parte de nuestra historia olvidada y muchas veces descalificada. Cuando tomamos conciencia de ello, quisimos saber más y se organizó un viaje sociocultural-educativo entre un grupo de docentes de dos instituciones educativas de nuestra comunidad.

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La experiencia se denominó "Rescate de la ruta Yapeyú-San Antonio de Salto Chico" y participaron docentes y familiares de la Facultad de Ciencias de la Administración, correspondiente a la Universidad Nacional de Entre Ríos, y del Instituto de Profesorado "Concordia" (Argentina). Este viaje redescubre la ruta que nuestros antepasados utilizaron durante varios siglos para comercializar un producto clave de nuestra sociedad como es y ha sido la YERBA MATE... Con el aporte de docentes de ambas casas de estudio, se conformó entonces un equipo, que condujo con maestría y espontaneidad dos jornadas intensas que incluían traslados, visitas, contactos con el medio, acercamiento a la naturaleza, vivencias de los pobladores, historias locales de los lugares visitados, anécdotas olvidadas por la sociedad actual, comidas típicas, entretenimientos educativos, debates. Dos historiadores locales conocedores al extremo de la ruta del mate, un antropólogo, un jesuita, un sistemólogo compartieron sus conocimientos con el grupo. En la ciudad de Monte Caseros (Argentina), lindero a la primera posta, un historiador junto a una delegación cultural de la ciudad nos brindaron un cálido recibimiento. Disfrutamos del clásico chipá correntino, una dulce poesía en guaraní recitada con orgullo por un lugareño y un repertorio del infaltable chamamé, danza típica litoraleña. El baile no se hizo esperar.

Retomando la ruta, otro historiador del lugar nos esperó en la segunda posta. Fue grande la desilusión al no poder entrar a la estancia, pero el profesor Varini, a la vera del camino,

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recreó el lugar con una descripción que transmitía su pasión por la historia de su terruño.

Al día siguiente uno de los participantes se ofreció a integrar el aprendizaje a través del entretenimiento. A partir de sus conocimientos específicos en esa disciplina, la segunda jornada se transformó en una vivencia que nos comprometió aún más. La interpretación de roles históricos nos trasladó al momento en que ocurrían los hechos.

Se formaron tres grupos tratando de combinar las personas, y cada uno de los grupos debía representar y actuar en consecuencia con cada una de las culturas involucradas en el viaje: guaraní, jesuita y española. Nos encarnamos en cada una de ellas. El “juego” se desarrolló en varias etapas, con diversas actividades. Esto favoreció tanto la integración como la internalización de la historia que estábamos conociendo. Y fue mucho más productivo si consideramos la heterogeneidad de los subgrupos, donde se sumaban los conocimientos de los expertos, la creatividad y espontaneidad de los más jóvenes, etc.

Con esto se generó una nueva vivencia. El deseo de seguir haciendo actividades de este tipo, de seguir intercambiando desde la interdisciplinariedad, sabiendo que hay

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otros que a pesar de desarrollarse en áreas diferentes, comparten nuestros intereses e inquietudes.

Como dice el historiador Waldo Ansaldi “…me parece que sigue siendo cada vez más importante, no solamente investigar y construir historia como conocimiento sino, además, socializar este conocimiento”.15

Tal vez, podríamos preguntarnos si en ese viaje comenzamos a construir nuestra MEMORIA COLECTIVA, como claramente nos explica el historiador Ansaldi: “…hay que construir una memoria colectiva que nos haga partícipes de una secuencia de acciones de los hombres y de las mujeres como continuadores y herederos de una historia que empezó hace miles y quizás millones de años. Poder reconstruirla es lo que nos hace diferentes del resto de los seres vivos. Pero es también lo que dota de sentido a nuestro paso por el mundo”.16

15 ANSALDI, Waldo. Temas claves que plantea la historia. (En: Novedades Educativas. Buenos Aires, N° 50. Pág. 37-40).

16 Ibídem.

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Bibliografía

MIGNOLO, Walter. Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo. Buenos Aires, El Signo, 2001.DUSSEL Enrique. Ética de la liberación en la edad de la globalización y exclusión. 1998.DUSSEL, Enrique. Filosofía de la liberación. Buenos Aires, La Aurora, 1985.LOBOSCO, Marcelo. La filosofía como disciplina de síntesis. Conexión abierta, mayo 2001.ZEA, Leopoldo. La filosofía latinoamericana, como filosofía sin más.ZEA, Leopoldo. América como conciencia. México, Universidad Nacional de México, 1972. Edición digital de Hernán Taboada.ZEA, Leopoldo. En torno a una filosofía americana. Cuadernos Americanos 3 (mayo-junio 1942). Facilitado por Antología del Ensayo. Versión digital.KUSCH, Rodolfo. Geocultura del hombre americano. En: KUSCH, Rodolfo. Obras completas. Tomo III. Rosario, Fundación Ross, 2000.KUSCH, Rodolfo. Esbozo de una antropología filosófica americana. En: KUSCH, Rodolfo. Obras completas. Tomo III. Rosario, Fundación Ross, 2000.RUBINELLI, María Luisa (coordinadora). Reflexiones actuales

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sobre el pensamiento de Rodolfo Kusch. San Salvador de Jujuy, Editorial de la Universidad Nacional de Jujuy, 2001.

SÁNCHEZ, Diana María y Otras. De cómo reconstruimos nuestra identidad étnica, rescatando la ruta Yapeyú – San Antonio de Salto Chico. Trabajo presentado por la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Ciudad de Concordia, Provincia de Entre Ríos, República Argentina) para concurso Mercopremio. Porto Alegre. Diciembre de 2000.

Lic. Graciela Graff