La Guerra entre Chile y la Confederación Perú-Boliviana de 1836 a 1839. Las motivaciones, la influencia Portaliana y los

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    Slo saben lo que es Chile, quines lo han perdido- Padre Jesuita Fray Manuel Lacunza en el desierto

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    LA GUERRA ENTRE CHILE Y LA CONFEDERACINPER-BOLIVIANA DE 1836 A 1839. LASMOTIVACIONES, LA INFLUENCIA PORTALIANA Y

    LOS POSTERIORES INTENTOS DE REVISINHISTRICA

    -Ampliado y actualizado el 28 de marzo de 2008-

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    LA EXPERIENCIA DE LA GUERRA CONTRA PER Y BOLIVIA, BAJO EL MANDATO DEL "PROTECTOR"MARISCAL ANDRS DE SANTA CRUZ, EVIDENCIA LAS PRIMERAS INTENTONAS EXPANSIONISTAS DEESTOS PASES SOBRE CHILE Y EL ORIGEN DE PRETENSIONES DE PREDOMINIO COMERCIAL QUE

    PERSISTEN HASTA NUESTROS DAS. STA FUE LA GUERRA QUE SEPULT PARA SIEMPRE EL SUEO AMERICANISTA DE MUCHOS ENTREGUISTAS E INGENUOS, Y PUSO DE MANIFIESTO EL INTERS DEALGUNOS SECTORES DE ESTOS PASES POR CONCRETAR UNA ALIANZA DESTINADA A LA COMPETENCIAPOR LA HEGEMONA EN SUDAMRICA, COMO LOS ANUNCIARA A TIEMPO EL ILUSTRE MINISTRO DIEGOPORTALES, EN UNA ADVERTENCIA HISTRICA QUE, SIN EMBARGO, CHILE NO RECORD PARA LOS

    AOS POSTERIORES.

    El Mariscal Santa Cruz. Gnesis expansionista de la Confederacin

    Andrs de Santa Cruz Villavicencio y Calaumana, nacido en 1792, haba pertenecido al Ejrcito Realistahasta 1820, cuando se reclut al mando de San Martn y de Bolvar con las fuerzas de liberacin del Per,luchando incluso en la histrica batalla de Ayacucho. En este contexto, form amistad con importantes

    lderes militares chilenos, como el propio General Bernardo O'Higgins Riquelme.

    En otro de esos curiosos cruces y trenzas que se observaron en los primeros aos de las repblicas recinemancipadas, Santa Cruz lleg a ser Presidente del Per, en el perodo de 1826 a 1827. Aunque su breveGobierno tuvo cierto prestigio y reconocimiento entre los seguidores de los que logr hacerse en el pasincsico, su sucesor y alumno poltico, Jos de La Mar, acab derrocado en 1829 por Agustn Gamarra,quien se convertira en el ms acrrimo enemigo de Santa Cruz al interior del Per.

    Tras haber regresado a su patria natal algo frustrado con los resultados de su primera intervencin en eldestino del Per, Santa Cruz logr saltar a la presidencia boliviana en 1829, como sucesor ideolgico y"bolivariano" del General Sucre tras el breve segundo Gobierno de Velasco. Esto, a pesar de que elMariscal Sucre jams confi en su persona y siempre sospech de las ambiciones personales del caudillo,

    cuyo amplio currculum lo mostraba con el prestigio de victorias en Zepita, pero tambin con fracasosmilitares en el Alto Per. Razn tena Sucre: buena parte de las conspiraciones y los complots que lehicieron renunciar en 1828, fueron organizados desde el Per por el propio Santa Cruz y continuaronsiendo presionados por ste desde Bolivia.

    Aunque se identificaba a Santa Cruz como uno de los pilares del confederacionismo republicano deAmrica, sola ser objeto de burlas por el afrancesamiento de sus modales y actitudes sospechosamenteparecidas a las de Napolen (como sucedera medio siglo ms tarde con Hilarin Daza, tambin presidentede Bolivia) especialmente despus, al recibir la medalla de la Legin de Honor por el Rey Luis Felipe deFrancia. Uno de sus enemigos peruanos, Felipe Pardo y Aliaga, burlndose de estos ademanesaristocrticos y contrastndolos con las facciones indgenas que vea en el caudillo, hizo publicar unpanfleto con una cancin que son por largos aos en Lima:

    "Torrn, ton, ton, tonque viene, que viene

    el cholo jetn!".

    El ttulo de esta stira era "La Jeta: Meditaciones poticas por Monsieur Alphonse Chunga, CapacYupanqui, Bachiller en Sagrados Cnones en la Universidad de Chuquisaca y miembro de l'Institut dePars".

    El ms grande de los historiadores bolivianos, Alcides Arguedas, describe a Santa Cruz en trminos muchomenos jocosos:

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    "Lo primero en l: su ambicin. Una ambicin loca, desenfrenada. Ambicin de gloria, de honores,de ttulos, de dinero".

    "(...) En esta pintura implacablemente cruel del caudillo sorprendido en la realidad de todas sus

    caractersticas, que luego se vern repetidas en los dems caudillos criollos bolivianos, de lascostumbres polticas y sociales, de las instituciones, est resumida toda la historia de esosmomentos y no se puede en espacio de dar idea ms completa del carcter de Santa Cruz..."

    A pesar de todo, el caudillo supo ordenar al ejrcito, las finanzas pblicas y la educacin dentro de Bolivia,lo que le dio bastante notoriedad en la regin y la garanta de un grupo leal de seguidores.

    Fue ste el primer paso en la consolidacin de un delirante y fantasioso sueo arraigado en los objetivospolticos del Mariscal: llegar restaurar la unidad Per-Boliviana de la que gozaron ambos pases durante eldominio incsico y luego durante la Colonia Espaola (Virreinato del Per). De alguna manera, sinembargo, Santa Cruz saba que la tutela de Bolivia sobre el destino poltico del Per sera la garanta degrandeza del Altiplano y la ruptura al destino de sometimiento y subordinacin al que pareca estar

    condenado el pas por razones geogrficas, culturales y polticas.

    Sin embargo, si para los intereses particulares de Bolivia, Sucre se haba propuesto la consolidacin delsueo iniciado por el propio Simn Bolvar en el pueblo boliviano, es decir, la esperanza de salir al ocano,Santa Cruz, en cambio, continuara con este proyecto dentro de un objetivo mayor y ms grandioso, comoera la Confederacin. Veremos que, si bien los historiadores le han bajado la relevancia a esta parte de lospropsitos de Santa Cruz, tales formaban parte de los planes fundamentales de los planesconfederacionistas del Mariscal.

    As, Santa Cruz fue, de alguna manera, el reflejo del estado de crisis poltica y moral en que cayeron casitodos los pueblos de Amrica Latina durante el perodo de organizacin interna, cuando las arengas deunidad y hermandad dieron paso a toda clase de proyectos agresivos y de caudillos con afanes delirantes.

    Debemos recordar que la burda identificacin de este proyecto con la aspiracin bolivariana de unidadcontinental, resulta no de los objetivos reales que pudiesen tener ambas aspiraciones, sino de la analogacon el frustrado plan de Bolvar de fundar la Confederacin de los Andes compuesta por la Gran Colombia(Ecuador, Colombia y Venezuela) con el Per, al que deba adicionarse el territorio altoperuano o Bolivia.

    Las motivaciones del Mariscal para fundar la Confederacin y expandirse sobre el territorio de los pasesvecinos, tienen una raz oscura, arraigada en la criptopoltica.

    Presuntamente, era la ancestral sangre inca en sus venas (por parte materna), la razn por la que elMariscal se haba propuesto la idea de refundar un nuevo Virreinato del Per, al estilo de la restitucin delImperio Romano por el catolicismo germnico, pero ahora autnomo y bajo la inspiracin del ImperioIncsico, reuniendo otra vez los territorios alguna vez dominados por el Tawantinsuyu: el Alto Per(Bolivia), el Bajo Per, Ecuador y toda el rea Norte de Chile. En el mximo de sus aspiraciones, estasllegaban incluso al Norte de Argentina, segn lo haba anticipado el propio Mariscal Sucre en carta aBolvar de 1823:

    "Los porteos y otros dicen que el General Santa Cruz tiene por objeto de su expedicin, apoderarse delas provincias del Alto Per y Buenos Aires, formando un Estado separado y, por tanto, hay una oposicinterrible a tal expedicin, por los de Buenos Aires, a quienes les quitara sus provincias".

    En un aspecto ms sombro de los antecedentes de la Confederacin, Santa Cruz haba fundado, en 1829,una logia masnica denominada Independencia Peruana, cuyo objetivo era, precisamente, lograr la uninconfederada del Alto y el Bajo Per, a los que el caudillo consideraba con un destino comnmomentneamente interrumpido por la forma en que se dio el proceso emancipador de Amrica. Su

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    nombre de iniciado y lder dentro de la logia era "Arstides", en alusin al general griego que promovi launificacin de las ciudades helnicas. Las referencias a hroes griegos, indgenas y norteamericanosabundaron dentro de sus miembros y sus smbolos.

    "Este plan se realizar dentro del ms profundo disimulo-escribe Francisco A. Encina- , obrandosiempre en nombre del inters chileno, pactando con las facciones todo lo que stas deseen,halagando las aspiraciones de cada una y empujndolas a destrozarse entre s, exactamente comoha procedido en el Per".

    "No atacar y si fuera provocado, eludir la provocacin. Negociar hasta conjurar el conflicto,sirvindose del respeto del chileno por el derecho y por la palabra empeada y de su miopapoltica. Los anhelos de fraternidad americana harn el resto. Y seguir disolviendo lentamente alpas, a medida que lo permitan las ocasiones espontneas o provocadas, hasta que el cansancio yla necesidad arrojen en sus brazos este ltimo jirn del imperio incaico. En la expansin queOrbegoso tuvo con Lavalle sobrebebido, le comunic que, a pesar de que el Per y Bolivia tenan12.000 soldaditos y siete buques, Santa Cruz no pensaba atacar Chile".

    Como hemos dicho, Santa Cruz haba sido tambin presidente del Per, ocasin en la que rechaz unasolicitud boliviana de salida al mar por Arica, en 1826, recalcando la falta de derechos de Bolivia paraposeer costas. Ahora, recurriendo al Per en calidad de mandatario de la nacin boliviana, el Mariscalrecibira la misma negativa de este pas que l haba dado a Bolivia, cuando solicit una salida al mar poresta misma ciudad. Bolivia poda despedirse, de ese modo, de sus pretensiones en Arica.

    Afectado Santa Cruz por la resistencia peruana a desprenderse del puerto, opt por potenciar unminsculo enclave marino que apropiara de forma ilegtima, gracias a la indolencia de las autoridades deentonces, que nunca previeron problemas en esta presencia. Era la pequea y humilde caleta pesquera deCobija, situada en territorio chileno, en la costa atacamea cercana al ro Loa.

    No bien recibi el rechazo peruano a la propuesta de ceder Arica, Santa Cruz promulg un decretoautorizando al Coronel Manuel Amaya a partir a Cobija, con un emprstito de $100.000, para implementarla caleta y convertirla en puerto conforme se vena intentando hacerlo cuanto menos desde 1827, con lacreacin de un mtico "Departamento del Litoral Boliviano" que no aparece en la Constitucin Poltica del

    Altiplano, publicada un ao antes, desmintiendo la frecuente alegacin de los autores paceos de queBolivia naci con mar propio a la vida independiente, en 1825.

    Sobre este decreto, Guillermo Lagos Carmona escribe:

    "El Presidente de Bolivia, confiesa que "el nico puerto de la Repblica" es Cobija; pero es msbien imaginario. Materialmente no existe y para darle "existencia" hay que pedir un emprstitopara ejecutar las obras. Ttulos, para qu? Bastan las espadas de Bolvar, de Sucre y la suya."

    La grandilocuencia y el tremendismo se apoderaron de la visin poltica de los bolivianos en subsqueda de mar propio. En un informe de 1831, el "Gobernador del Litoral Boliviano", don Gaspar

    Aramayo, declaraba eufrico e iluso sobre su humilde caletita en Cobija:

    "...llegar el da en que atraigamos toda la concurrencia de Valparaso. Estamos colocados, sepuede decir, a la vanguardia de todos los puertos de la Mar del Sur, y este punto es llamado paraformar los grandes depsitos y surtir desde el mercado de Islay, Callao, Trujillo, Paita, Guayaquil,Panam y toda la California".

    Pero Santa Cruz proyectaba simultneamente la alianza de hierro entre Per y Bolivia, adems de la salidaal ocano de este ltimo pas en posiciones costeras propias y permanentes. Ambos planes pasaban

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    necesariamente por un avance en territorio chileno. ste sera el origen de las hostilidades entre Chile yBolivia por la posesin del territorio de Atacama, posterior simiente de la Guerra del Pacfico.

    Situacin interna de Chile antes del conflicto. La Batalla de Lircay de 1830

    Desde los asesinatos de Manuel Rodrguez y de los hermanos Carrera en manos de los "lautarinos", elprestigio del Gobierno del General Bernardo O'Higgins comenzaba a caer en la impopularidad y laspresiones de parte de sus enemigos polticos. Los prstamos conseguidos para financiar la onerosaExpedicin Libertadora contra el Virreinato, y que despus el Per se negara a devolver al pas que leliberara del yugo hispano, haban provocado un peligroso descuido de las cosas internas a laadministracin chilena, obligando al prcer a solicitar un nuevo emprstito a Londres, en 1822. An as, lacada financiera fue inevitable y se tradujo en una crisis de cohesin nacional similar a la que afectababuena parte de los pases del continente en esas horas, coincidiendo con la publicacin de la ConstitucinPoltica de ese ao.

    Incapaz de controlar las fuerzas desatadas y temiendo que su permanencia en el poder slo arrastrara las

    cosas a una guerra civil, O'Higgins renunci el 28 de enero de 1823, dejando el mando en una Junta einicindose al instante una debacle de proporciones. El 17 de julio siguiente, se embarg hacia el Callao,autoexilindose en el Per, donde fue recibido con honores y con el grado de General en el Ejrcito de laGran Colombia, ingresando con ello al Gran Consejo de Generales del Ejrcito Unido Libertador, al mandode Bolvar. As, sin razones para volver a Chile y enemistado con el General Ramn Freire, O'Higgins sequed en Lima por encima de los dos aos que le autorizaba la ley y esto signific que se le diera de bajadel Ejrcito el 24 de mayo, acusado tambin de participar en conspiraciones contra el gobierno.

    Para Chile las cosas no marchaban mejor. Despus de su osada aventura para expulsar a los espaoles deChilo, en 1826, ante las amenazas de Bolvar a entregar el archipilago a la administracin peruana,Freire haba retornado efmeramente por el poder tras el motn del Coronel Enrique Campino, el aosiguiente, quedando rpidamente sobrepasado por la crisis y las mismas divisiones que ya le haban hechorenunciar a la Direccin Suprema una vez de regreso a Santiago, tras la campaa chilota. Postrado, seretir hasta la hacienda de Cuchacucha.

    En relevo de Freire, haba asumido la Presidencia don Francisco Antonio Pinto. Sin embargo, las intrigascontinuaron y las elecciones de congresales terminaron convirtindose en la chispa que el reguero polticode plvora esperaba para estallar. Renunciado Pinto, asumi el cargo Francisco Ramn Vicua Larran, en

    julio de 1829, mientras la mayora del Congreso quedaba en manos de liberales y los llamados "pipiolos",extrao apodo que reciban entonces los oportunistas polticos de clases no opulentas o definitivamentebajas, y que, segn Vicua Mackenna, provena de la expresin "po-po"(de los pollos) que adjudicaba eldueo espaol de un caf de calle Ahumada a los comensales que llegaban pidiendo rebajas oconsideraciones.

    Aunque la Constitucin exiga a los parlamentarios designar el cargo de Vicepresidente desde las mayoras,

    la bancada liberal "pipiola" no tuvo escrpulos para proclamar en el cargo al correligionario y hermano delpresidente electo, don Joaqun Vicua Larran, a pesar de ser la tercera mayora, con slo 48 votos(11,82%). Esta decisin cay como bomba entre los grupos conservadores y los "pelucones", llamados aspor en alusin a las pelucas viejas que algunos usaban a la usanza de la moda seorial. Estosconsideraron violentado el espritu del texto constitucional y corrieron a cerrar filas en torno a loso'hgginianos y al grupo conocido como los estanqueros, de Diego Portales, del que hablaremos ms abajo.

    Ponindose del lado de los conservadores y los constitucionalistas, el General de Divisin Jos JoaqunPrieto se revel con el Ejrcito del Sur en Concepcin, dando inicio la Revolucin de 1829. Ya estabaechada la suerte de Chile, dividido entre "pipiolos" y "pelucones". Las tropas de gobierno quedaron enSantiago bajo el mando del General Francisco de la Lastra. El 14 de diciembre de 1829, tuvieron queenfrentar al primer combate con grupos alzados de Prieto en Ochagava. Aunque el enfrentamiento no

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    tuvo un ganador claro, ambas partes firmaron la tregua llamada Pacto de Ochagava, aceptando a Freire elmando nacional.

    El gobierno, intentando sofocar la rebelin, haba designado a Freire para combatir las fuerzas de Prieto.Pero el caudillo comprendi de inmediato que esta era ocasin de volver al arena poltica y consider queel reconocimiento de los "pelucones" a un Gobierno de Junta sera de corta duracin, por lo que se alzpara recuperar el poder. Sin embargo, como los conservadores y los patriotas seguan leales a Prieto, loreconocieron en la direccin del Ejrcito y las rebeliones estallaron nuevamente por todo el territorio. As,a principios de 1830, Freire debi embarcarse desde Valparaso para aplacar cualquier intentona enCoquimbo, y desde all march hacia el sur.

    Al llegar al ro Maule, el grueso de las fuerzas se encontraron. El formidable combate tuvo lugar el 17 deabril de 1830, junto al ro Lircay. Enrique Bunster la describe de la siguiente manera:

    "La jornada costaba a Prieto un centenar de vidas, pero Freire perda cuatrocientas, cerca de milheridos y el resto apresado o disperso. De manera que la batalla de Lircay no dej nada del

    ejrcito vencido; nada sino su jefe, que escap vivo por casualidad y Viel, que de algn modolleg hasta Coquimbo para caer en manos del general Aldunate".

    Con las tropas de Freire aplastadas, el gobierno qued en manos de un Gobierno Provisorio que designaradespus a Prieto como Intendente de Concepcin. Ms tarde, en 1831, fue elegido Presidente de laRepblica. Una de sus primeras decisiones en pro de la paz y del reencuentro, fue amnistiar a los oficialesque actuaron en 1830.

    Aunque los americanistas y algunos bolivarianos fanticos (que ven invariablemente con resquemor eltriunfo de Lircay) se han esmerado en presentar a O'Higgins, que segua atento el desarrollo de estoshechos en su hacienda peruana Montalbn de Caete, como un opositor a las fuerzas "peluconas" y alsurgimiento de la figura de Prieto, cabe advertir como refutacin que, al enterarse de la victoria

    conservadora, le escribi desde Lima al vencedor del Lircay una carta fechada el 24 de mayo de 1830,donde le dice con elocuencia:

    "La experiencia de todos los tiempos nos demuestra que la columna ms fuerte del poder nacionales la gloria nacional... y las hazaas de sus hroes. Los campos de Lircay son monumentoseternos de esta verdad. Ellos fueron lo ms inexpugnables baluartes de los libres contra labarbarie y la violencia; ellos gritan por la libertad civil de una patria oprimida y degradada; ellosllevan los esfuerzos del hombre honrado, del filantropista y del patriota; ellos solamente los quepudieron rolar la oliva de una lucha venturosa..."

    "...he pasado una vida tranquila desde el da que me desped para siempre de la silla de la primeramagistratura. Es, sin embargo, de necesidad para el futuro bienestar de nuestra patria que steasiento sea dignamente ocupado, y hasta que no vea a Ud. o a algn otro ciudadano, digno de misostn y confianza, en posesin de l, nunca podr pensar en regresar a mi pas, por cuyafelicidad he estado siempre pronto a consagrar toda clase de sacrificios, mi amado general".

    Freire, en tanto, se autoexili en Per con otros derrotados, desde donde veremos que no dio respiro unsolo da a sus afanes de conspiracin y sabotaje contra el gobierno conservador.

    La llegada al poder de las fuerzas conservadoras, nacionalistas y patriotas por encima de las liberales einternacionalistas, es un hito fundamental para comprender el avance de la consolidacin del Estado enforma, de la histrica estabilidad poltica chilena y del concepto portaliano de la administracin, y de cmoinfluy esto en la Guerra contra la Confederacin Per-Boliviana, que estaba prxima a estallar.

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    Feroz competencia comercial. Conflictos entre Chile y Per

    En 1827, Chile haba enviado en misin especial a Lima a don Pedro Trujillo, para lograr un acuerdo delibre comercio que pusiera fin a las hostilidades comerciales que el Per comenzara a manifestar con unaextraa ingratitud hacia el vecino que haba iniciado su proceso de liberacin del yugo espaol, cuando en1824 grav con 3 reales por fanega el trigo chileno. Per se mostr desinteresado en la propuesta deTrujillo, excusndose en la distraccin provocada por la guerra con Colombia.

    En 1830, Santiago volvi a insistir a travs de Miguel Zaartu, pero el entonces Presidente Gamarra seresisti a negociar y, por el contrario, planific un nuevo castigo contra Chile a nivel comercial. En 1831,gravaron nuevamente la internacin de trigo chileno con 7 reales por cada 150 kilos de grano, gesto queslo puede explicarse en el inters de Gamarra por daar la incipiente economa de la Repblica del Sur.Qu irona, sin embargo, que pocos aos despus l mismo tendra que partir a solicitar ayuda de loschilenos para zafarse de la intromisin de Santa Cruz en el destino de su patria.

    Chile reaccion a las medidas castigando al azcar peruana, en 1832, gravada en 6 reales por arroba.

    Hasta entonces, el azcar del Per pagaba un impuesto del 20% del producto, mientras que el trigochileno pagaba all un porcentaje cercano al 100%, ya que la arroba del cereal vala no ms que entre1,50 y 2 pesos, llegando a pagar tres pesos ms por cada una en tributaciones comerciales. La situacinresultaba escandalosamente injusta para Chile.

    Cumpliendo con el extrao y muy particular sentido de la justicia y de la equidad de ciertos pueblos conproblemas severos de insercin en los principios de la civilizacin y de la cultura modernos, esta medidachilena hizo poner el grito en el cielo a los polticos peruanos y gener una ruidosa gritadera que hatrascendido incluso a trnsito histrico. Ha bastado esta pequea y razonable represalia, pues, para quelos historiadores peruanos y bolivianos saltaran como heridos por el rayo, culpando a Chile (hasta hoy) deiniciar una "lucha comercial" que, en la prctica, Per estaba sosteniendo contra el vecino apenas seperdieron en el horizonte las velas de los barcos chilenos que le liberaron del yugo espaol.

    Para Chile, la decretada recarga al azcar resultaba doblemente legtima si recordamos que por entonces,el Per an no devolva un solo peso de la cuantiosa que haba costado su liberacin y los auxilios navales($ 10.950.000) y que se haba comprometido reponer. De hecho, nunca la devolvi, cancelando con eltiempo slo una fraccin.

    Para poder sostener que Chile preparaba entonces un golpe comercial contra Per con perspectivas blicaspara consagrar intenciones de predominio continental, a la exposicin descontextualizada de estasmedidas chilenas ciertos autores peruanos como Jorge Basadre invocan una nota del Ministro DiegoPortales, dirigida a su amigo Antonio Garfias, el 30 de agosto de 1832, en la que confiesa:

    "Hemos puesto a los azcares peruanos tres pesos en arroba, resolucin que puede muy bienarrancar o mover al gobierno peruano a tomar la medida de gravar por ejemplo con un veinte porciento las mercaderas que se internasen en sus puertos despus de haber pasado por el deValparaso, y he aqu un paso que destruira nuestros almacenes de depsito y nuestro comercio, yentonces no habra otro recurso que volver atrs con la ms vergonzosa degradacin, y liberarleslos azcares de todo derecho si as lo queran los peruanos o irnos sobre ellos con un ejrcito:reflexione usted bien y encontrar que es muy posible que el Gobierno del Per as proceda (almenos yo en su lugar lo hara) y que ver igualmente, llegado este caso, no nos queda otrorecurso que uno de los dos que dejo apuntados".

    Lo que Basadre y sus paisanos esconden intencionalmente de esta afirmacin, sin embargo, es quePortales se refiere a sus reservas sobre la actitud del Per no puntualmente a la reaccin contra elimpuesto del azcar del ao anterior, sino a la que vena llevando progresivamente desde 1824, comohemos visto, y que fcilmente podan permitir especular, en aquellos momentos, en la posibilidad de un

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    conflicto armado, como efectivamente sucedi. Es por esto que esta carta siempre es presentada por ellosfuera del contexto de la guerrilla comercial iniciada contra Chile desde los primeros meses deindependencia peruana.

    La importancia de Valparaso en el concierto del Pacfico y las vasta extensin de los territorios litoraleschilenos no hicieron ms que importunar las aspiraciones peruanas e incrementar la nostalgia por lostiempos de riqueza e importancia que la tutela imperial le garantizaba al ex Virreinato. As se explica que,en 1833, Per cobrara ahora un recargo del 8% a todas las mercaderas de barcos que llegasen al Pertras haber pasado por Valparaso. Esta medida, fomentada por el sentimiento antichileno tan arraigado enlas clases polticas peruanas, era exactamente lo que haba pronosticado Portales en la carta que hemosvisto unas lneas ms arriba y que se ha tratado de presentar como prueba incriminante.

    Como dato curioso, cabe sealar que en aquellos aos, el Ministro de Relaciones Exteriores del Per, JosMara Pando, haba decidido expulsar de su pas a los chilenos residentes por la sola inspiracin delantichilenismo que en esos das intoxicaba inexplicablemente a la sociedad peruana y que encontraba suvlvula de escape en la excusa de las cuestiones comerciales. Otra irona de la historia le obligara, ms

    tarde, a pedir asilo en Chile, como un perseguido poltico de los confederados, cuando sus propioscompatriotas le pusieron precio a su cabeza.

    As las cosas, habra sido casi una consecuencia natural el que, a principios de la vida republicana peruana,sus gobernantes comenzaran a mirar con desprecio las ventajas chilenas en el control del Pacfico Sur.

    Sello del pretendido "Departamento del Litoral de la Repblica Boliviana", producido en 1827 (segnGeneral Cayoja Riart, en su obra "El Expansionismo de Chile en el Cono Sur") al iniciarse la ocupacin deCobija o "La Mar", luego de que Per le negara acceso al mar a los bolivianos por Arica. La idealizacinboliviana sobre sus inexistentes costas se ve incluso en la presencia de un gran navo en el escudo, apesar de que entonces, Bolivia no posea ni una sola embarcacin propia o un muelle siquiera paraatraques de grandes navos. Vale advertir que el Artculo 3 de la primera Constitucin Poltica de Bolivia,de 1826, figuran como parte del territorio de la repblica "los departamentos de Potos, Chuquisaca, LaPaz, Santa-Cruz, Cochabamba y Oruro", sin hacer mencin alguna a este pretendido "DepartamentoLitoral".

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    Santa Cruz logra echar manos sobre el destino poltico del Per

    Para evitar continuar con las hostilidades comerciales recin descritas, el Gobierno chileno del PresidenteJos Joaqun Prieto haba logrado comprometer en 1835 a su homlogo peruano Luis Jos de Orbegoso,en un Tratado de Amistad, Comercio y Navegacin.

    Pero el Gobierno de Orbegoso ya comenzaba a marchar hacia una crisis, en medio de las revueltas contralas fuerzas simpatizantes de Pedro Pablo Bermdez, especialmente en el Sur del pas. Vendra, entonces,el breve perodo presidencial del joven General Felipe Santiago Salaverry, quien desde las fuerzas deOrbegoso aprovech la situacin para darle la espalda y tomar el poder con el levantamiento del territoriode Trujillo, proclamndose Presidente de la Repblica el 23 de febrero de 1835. Poco despus, y vencidoya Bermdez por Orbegoso, Salaverry comenz a prepararse para enfrentar a las fuerzas orbegosistas queavanzaban hacia Lima desde el Sur.

    Lamentablemente, sin embargo, Santa Cruz estaba echando races de intrigas tenebrosas en el Per desdemucho antes. Orbegoso contaba a la sazn con el apoyo estratgico del Presidente boliviano. En reaccin,

    Salaverry dict un decreto de "Guerra a Muerte" contra Santa Cruz y contra la intervencin altiplnica,ponindole precio a la cabeza de algn boliviano muerto a manos de un peruano. Tal era el clima de odioy confrontacin al que haba arrastrado el intervencionismo del Mariscal.

    En este ambiente volcnico, una expedicin de Salaverry cay sobre el puerto de Cobija, en 1835. Comohemos dicho, esta caleta estaba fundada en territorio chileno, al Sur del ro Loa, pero la intencin de losperuanos era perjudicar a la comunidad boliviana que all se haba establecido cobrndoles cupos y cuotasde guerra. Salaverry atac con ferocidad las instalaciones, ordenando la destruccin, el saqueo de losedificios con ayuda de delincuentes comunes que fueron liberados de la crcel del poblado, y se hizoarrastrar la bandera de Bolivia en una ceremonia de humillacin.

    La indolente reaccin de Chile a este acto de piratera ocurrido en su territorio y el excesivo temor de

    aparecer inmiscuyndose en asuntos internos a las fuerzas que se desgarraban en el Per, slo acentu laposicin boliviana de que estos territorios litorales del desierto de Atacama les pertenecan desde suIndependencia en 1825 y que Chile slo quiso avanzar sobre ellos por motivaciones comerciales.

    As las cosas, y a pesar de los beneficios que reportaba al Per el acuerdo logrado con Chile en 1835 (puesaplazaba el pago de las deudas por su liberacin y lograba hacer que los chilenos revisaran el impuesto alazcar), producto de la estructura moral y poltica de un Per, adems de las luchas internas y pugnasentre militaristas y civilistas, cuando se envi a Lima la ratificacin del tratado, el acuerdo comercial yaestaba condenado al fracaso, al igual que el mismo Gobierno de Salaverry.

    Para ese momento, Orbegoso ya haba recuperado el control de Lima y del Norte del Per, demostrndosecomo un leal colaborador del Mariscal boliviano. En una carta a su amigo alemn, relacionado tambin conla logia Independencia Peruana, General Felipe Braun, el Mariscal le escribe desde Chuquisaca, el 7 deabril de 1835:

    "...mi deseo es dejar a los peruanos entregados a sus propias pasiones mientras se acaban dedislocar y mientras pasan nuestras elecciones, hasta que probablemente, conducidos por susdesgracias, se entreguen en nuestros brazos..."

    "...Sangre fra es necesaria entre tanto, y mucha vigilancia que no cesar de recomendar a Ud."

    Habiendo regresado al Per para enfrentar a Santa Cruz, Salaverry se encontr con un escollo insalvable.Haba depositado toda su fe en el General Gamarra, pero ste fracas estrepitosamente en Yanacocha, el13 de agosto de 1835, retirndose momentneamente de los campos de batalla. Incapaz de aceptar laderrota, Salaverry comenz a actuar de manera impulsiva e irreflexiva.

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    Para peor, el comercio y la relacin ancestral que exista entre los habitantes de las serranas peruanascon los de Bolivia, fue caldo de cultivo para simpatas por Santa Cruz que se regaron por toda la regin,pues se vea con entusiasmo la alianza confederada entre el Bajo y Alto Per. La pasin federalista alcanzms tarde al Cuzco y a Ayacucho, apoyada por las fuerzas militares bolivianas, dejando en total

    aislamiento al ejrcito de Salaverry, el que debi escapar de esta ltima ciudad ante la repulsa popular dela que fue objeto cuando la tomaron.

    Desoyendo los consejos que una visin estratgica que hubiese aportado, Salaverry se arroj contra elEjrcito de Bolivia que se retiraba por el Puente de Uchumayo, vencindolos el 4 de febrero de 1836, perodesatando una venganza sangrienta, que terminara aplastndolo en la batalla de Socabaya, el 7 defebrero siguiente. Muri fusilado junto a sus leales en la Plaza de Ayacucho. Con ello, el destino del Percaa totalmente en manos del Mariscal Andrs de Santa Cruz.

    Cabe sealar que, durante la crisis poltica y social peruana que l mismo haba ayudado a provocar, SantaCruz no slo logr ganar simpatas que culminaron en la adhesin masiva a la fundacin de suConfederacin Per-Boliviana, sino que recibi ayuda desde Chile, enviada secretamente en armas y

    pertrechos por el agente de negocios de Bolivia en Santiago, don Manuel de la Cruz Mndez, lo queprovoc la molestia de Diego Portales al ser descubierta esta gestin, por resultar atentatoria de laneutralidad chilena.

    Imgenes de 1871 del "puerto" de Cobija, ocupado por bolivianos en territorio chileno. Con el tiempo, esteasentamiento fue utilizado por Bolivia para sostener su supuesta soberana sobre casi todo Atacama, en elfantstico "Departamento Litoral".

    Nace la Confederacin. Intervencionismos y complots contra Chile

    Valindose de los sucios muequeospolticos descritos, que haban provocado las revueltas golpistas delpropio Salaverry y luego la destruccin de sus enemigos en Lima, el Mariscal Santa Cruz despej el caminopara erigirse "Protector" de la Confederacin Per-Boliviana, bajo el aplauso encandilado de variosingenuos americanistas chilenos y peruanos, que creyeron ver en la unin de ambos pases un pasoadelante en la consolidacin del sueo bolivariano de la Confederacin de Amrica Latina.

    Repuesto Orbegoso en el poder, Santa Cruz hizo reagrupar el territorio del Per en dos provincias: una delNorte y otra del Sur. Acto seguido, se proclam "Protector" de la Confederacin que unira estas dosProvincias con las del Alto Per o Bolivia. Este cargo sera ejercido por diez aos y era reelegible.

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    Mas, el mentado "Protectorado" acabara no siendo otra cosa que una nueva muestra de la extremamezquindad y ambicin de Santa Cruz.

    Siguiendo los dictados del caudillo, Orbegoso cre las condiciones para que fuese caducado el Tratado deAmistad, Comercio y Navegacin de 1835 que se haba suscrito entre Chile y Per y que ya no era delagrado de los peruanos, interesados en la primaca de sus puertos en la regin continental.

    Para poder justificar este prepotente desahucio del tratado, los confederados se excusaron en elreconocimiento oficial que el Gobierno de Chile haba dado al de Salaverry, en un intento por aportar a lapaz y la estabilidad de una nacin convulsionada. Con esta burda excusa, declararon nulo el acuerdo el 14de febrero de 1836 y reiniciaron de inmediato otra peligrosa seguidilla de agresiones comerciales contraChile.

    En el seno del confederacionismo, sin embargo, estaban en competencia dos tendencias: una de carcterunionista, que buscaba la unificacin en lo posible de ambas naciones, y la autonomista, que pretendaconsolidar la alianza manteniendo la respectiva individualidad de cada nacin. Las condiciones histricas

    permitieron que el primer paso de los confederacionistas fuera dado al son de esta ltima tendencia,representada por Orbegoso y Riva Agero entre otros lderes.

    Pero, dada la tradicional unidad del Alto y el Bajo Per, sus paralelismos culturales, raciales y polticos,podra ser slo cosa de corto tiempo para que la alianza llegara a consolidar una unificacin hegemnicacon expectativas de cargar hacia su lado la pendiente del poder sudamericano en el Pacfico, o al menoseso se crea entonces.

    A pesar de la unidad que podra suscitar la posicin contra Chile de peruanos y bolivianos que idealizabanlas expectativas de la Confederacin en el Pacfico, no fue del todo fcil para Santa Cruz sentarse en elpilar de sus sueos. La noticia de que la unin con el Estado Sur-Peruano haba sido rechazada por la

    Asamblea altiplnica, al no aprobar el Tratado de Tacna, le cay como balde de agua fra y, sacndose la

    mscara de "Protector" justiciero y representativo, disolvi el Congreso convocando una nueva Asambleaen Cochabamba.

    El 15 de agosto de 1836, el Estado Nor-Peruano confirm su entrada a la unin, iniciando as el camino dela resurreccin del Imperio-Virreinato. El emblema de la Confederacin pasara a ser, entonces, labandera roja con los escudos de los tres Estados en su centro (Nor-Peruano, Sur-Peruano y Alto Peruano),decorados con los laureles de la victoria. La va quedaba abierta para los propsitos finales del "Protector"Santa Cruz.

    Por decreto del 28 de octubre de 1836, la Confederacin Per-Boliviana era declarada formalmente nacida.

    Desahuciado el Acuerdo de 1835 y con su "Protectorado" convertido ya en una tirana (no obstante elapoyo incondicional de algunos sectores), Santa Cruz organiz de inmediato nuevas accionesdesestabilizadoras contra Chile, manifiestas en toda una verdadera guerrilla comercial, especialmente delCallao contra Valparaso, cuyo objetivo era el predominio de los confederados y el aplastamiento porasfixia en la economa chilena, lo que min las relaciones diplomticas con el pas "mapochino" y originun fuerte inters chileno por hacer fracasar este proyecto confederacionista, luego de la anulacin deltratado.

    No contento con las ya abundantes riquezas que la plata daba al Per, Santa Cruz procedi a intentarmonopolizar los ingresos que provenan por mar Pacfico desde Asia, Europa y Oceana, poltica que dirigiclaramente en contra de Chile al decretar que los barcos comerciantes internacionales, especialmente debanderas europeas, pudiesen gozar de franquicias especiales y uso libre de las bodegas para mercaderasde Lima y del Callao que despus retiraran otros barcos, con la condicin de que no tocasen puertoschilenos, lo que le costara gravmenes especiales.

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    La idea de Santa Cruz era boicotear el uso de los puertos del vecino y, a su vez, hacer que los propioschilenos debiesen abastecerse en Per de todos los productos de origen europeo, retrotrayendo lasrelaciones comerciales a la misma dependencia del Per que haba en la Capitana de Chile en el sigloXVII, en otra muestra de las intenciones del "Protector" por restituir el podero del desaparecido Virreinato

    peruano.

    Para el Cnsul de Francia en Chile, M. La Forest, Santa Cruz esperaba que su "Protectorado" tuviese elapoyo de Francia e Inglaterra, segn nota de 1830 enviada al gobierno parisino. Quizs esto explique elTratado de Amistad, Comercio y Navegacin que Santa Cruz firmara un tiempo despus con Londres, tangeneroso para los ingleses que desat las iras de los peruanos, adems de su extraa relacin con suamigo y asesor el Cnsul britnico en Tacna, Belford H. Wilson, quien vea con preocupacin la amenaza alos capitales ingleses que influiran, posteriormente, el inters chileno en terminar con la Confederacin.

    Por cierto que la aspiracin de Santa Cruz de restaurar el territorio del Imperio Incsico ocupando el Nortede Chile y de Argentina, no era slo una inspiracin romntica o nostlgica. El "Protector" saba queavanzar sobre Atacama a travs de enclaves litorales, iba a garantizar la salida al mar buscada por Bolivia

    y, al carecer sta de derechos o ttulos jurdicos legtimos para alegar territorios en la zona, el avanceexpansivo de la Confederacin, como una ola por los desiertos, tendra que resultar a la larga en laconsagracin de los proyectos para apropiar todo este territorio chileno, trabajo que se haba iniciado conla fabricacin del "puerto" de Cobija. La persuasin y el intervencionismo haran un inteligente trabajo enlugar del caro y riesgoso conflicto blico.

    En los actos concretos de sabotaje poltico tendran gran participacin algunos chilenos desterrados enPer, "pipiolos" y otros enemigos de los "pelucones" apoyados por los consabidos americanistas y losenemigos del Ministro Diego Portales, como el siniestro pedagogo espaol exiliado en Lima (por incitar a laviolencia en Chile desde el pasqunpipiolo"El Defensor de los Militares"), don Jos Joaqun de Mora, quienintent atraer a O'Higgins al proyecto confederacionista saturndolo de bendiciones y halagos exagerados,a pesar del desprecio declarado del prcer hacia otros conspiradores como Ramn Freire. De hecho, elpropio Santa Cruz haba intentado tentar al prcer chileno en sus asuntos, confirmada arrglndoselas parael Congreso del Per le otorgara la medalla de la Legin de Honor Nacional del Protectorado Per-Boliviano. En una carta a uno de sus amigos o'higginianos en Chile, Mora escriba sobre su patria natal:

    "...finalmente, probara que O'Higgins es un hombre demasiado grande para una nacin como lasuya en que se aguanta al burro acicalado de Prieto y al truhn bufonesco de Portales, con laasquerosa escolta de Benavente, Rengifo y Tocornal que los rodean".

    Buscando intervenir sobre el destino poltico de Chile de la misma manera que lo haba hecho en Per,Santa Cruz sigui valindose de su representante Cruz Mndez para contactar a opositores al Gobierno dePrieto y estimular as la anarqua y el desorden poltico. Aunque los autores peruanos se han empeado entratar de poner en duda esta clase de planes intervencionistas de parte del "Protector", cabe recordar, porejemplo, que uno de sus ministros, don Andrs Mara Torrico, escribi al propio agente Cruz Mndez una

    carta con fecha 13 de junio de 1836, en la que dice refirindose a los Generales O'Higgins y Freire:

    "El Per posee multiplicados medios de ofensa contra la administracin actual de Chile. Existen ensu territorio dos generales de crdito enemigos suyos implacables, que protegidos por laConfederacin lo destruiran inevitablemente. Aparte de este medio, que la necesidad hacaadaptable, el Per cerrando sus puertas al comercio de Chile, se vengar completamente de laimprudencia de su gobierno".

    Para fortuna de Chile y desgracia de Santa Cruz, el pas "mapochino" haba salido de la dura etapa deanarqua y organizacin que todava desgarraba a los pases del entorno vecinal y que facilitaron laintervencin del "Protector" sobre el devenir poltico peruano. Chile, a diferencia de los dems pasesconsumidos por las guerras civiles y descomposiciones internas, haba entrado al perodo conocido como la

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    Repblica Autoritaria. Y gran colaboracin en este trnsito habra de tener Diego Portales y su conceptodel Estado en Forma, columna de la estabilidad poltica histrica de Chile.

    Irrupcin del Ministro Diego Portales. Su valor y trascendencia histrica

    No se puede hablar de este perodo sin concentrar una parte del relato en la figura insigne del granestadista Diego Portales Palazuelos.

    Siendo muy joven, el proceso de Independencia no lo tent mayormente, apata de la que posterioresdetractores aficionados a las macoasbolivarianas, como los escritores Gabriel Salazar y Pedro Godoy, nole perdonan y presentan como un anatema en el currculo del ministro. Sin embargo, estos mismos"americanistas" se cuidan de no recordar que otras insignes figuras del culto bolivariano, como don AndrsBello, no slo se marginaron tal como Portales de la lucha independentista, sino que, en su caso particular,incluso se sospecharon adhesiones con el realismo. Tampoco destac Portales en el campo acadmico:logr estar slo un ao en la Universidad, estudiando Derecho, carrera que abandon para trabajar en laCasa de la Moneda. Ni siquiera los negocios fueron su fuerte, perdiendo la fortuna que hizo como

    comerciante tras abandonar este empleo, y experimentar el fracaso.

    En 1819, se haba casado con doa Josefa Portales y Larran, su prima. Unos aos despus, falleca su hijoy, poco despus, su propia mujer, lo que le condujo a una crisis profunda y alter notoriamente sucomportamiento, volvindose audaz, aventurero y un tanto irresponsable. Tuvo una larga aventura con la

    joven aristcrata peruana Constanza Noderflycht, que lo am intensamente, sentimiento al que Portalesnunca respondi proporcionalmente. A pesar de la aversin al matrimonio que se haba incubado en l,acept casarse con doa Constanza para legitimar al sus hijos, pero cuando ella estaba al borde de lamuerte.

    A pesar de su procedencia socio-cultural y aun cuando no beba, las incursiones de Portales en el barrio deLa Chimba, al "otro lado" del Mapocho, fueron histricas, hacindose muy querido entre los estratos

    populares y los rotosque frecuentaban las fondas y chinganas de la poca, y que crearon ms de unacueca chora en su recuerdo. Se dice que, a veces, se animaba a tocar el arpa. Tambin apareca confrecuencia en las casas de remolienda del antiguo barrio santiaguino, llamadas por entonces irnicamentecomo "las filarmnicas". La leyenda cuenta que era cliente de una casa de nias felicesubicada en eledificio de la Posada del Corregidor, en calle Esmeralda. Aos despus y siendo ministro, sin embargo,debi proscribir por un tiempo las chinganas, cuando stas fueron invadidas por la delincuencia y loshechos de sangre.

    Este atpico estadista no guardaba simpata ni afinidad con ninguno de los partidos polticos de la poca.Despreciaba a los caudillos y a los militares sediciosos. No le interesaba la oratoria, ni dar discursoselocuentes, ni publicaciones a su nombre. Lo suyo era la accin, sin ornamentos. Gozaba siendo unpersonaje quitado de bulla y subexpuesto. Todos los retratos que de l se tienen son posteriores a sumuerte. Todo cuanto sabemos de su pensamiento, proviene de su obra y de sus muchas cartas a amigos y

    autoridades.

    Su visin, no obstante, era slida y rgida respecto del rol del Estado, acorde al concepto de la RepblicaAutoritaria. En una famosa carta a su amigo y socio Jos Manuel Cea, escrita desde Lima en marzo de1822, le confiesa:

    "A mi las cosas polticas no me interesan, pero como buen ciudadano puedo opinar con todalibertad y an censurar los actos de Gobierno. La democracia que tanto pregonan los ilusos es unabsurdo en los pases como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen detoda virtud, como es necesario para establecer una verdadera Repblica. La Monarqua no estampoco el ideal americano: salimos de una terrible para volver a otra y qu ganamos?"

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    "La Repblica es el sistema que hay que adoptar; pero sabe cmo yo la entiendo en estospases?"

    "Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y

    patriotismo, y as enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y las virtudes. Cuando sehayan moralizado, venga el gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que pienso y todo hombre de mediano criterio pensarigual".

    En 1824, Portales y Cea haban adquirido en sociedad el "estanco del tabaco", una monopolizacinrematada por el Estado para la internacin y venta de tabacos, naipes, licores extranjeros y t, querecaera en manos de su casa comercial a cambio de que sta pagara anualmente los intereses yamortizara la deuda fiscal por los emprstitos conseguidos en Londres. Al ao siguiente, tambin formparte del Consejo Consultivo del Gobierno de Ramn Freire. Pero el "estanco" result poco eficaz, en partepor la incapacidad de combatir a los contrabandistas. Esto, sumado al rechazo popular que recay sobre elmonopolio, llev al Congreso a devolverlo al Estado, en 1826, haciendo que la compaa de Portales y Cea

    slo pudiera actuar como concesionaria.

    Con su especial concepto del Estado en su visin poltica, no fue raro que, a pesar de su indiferencia a lascorrientes ideolgicas de la poca, Portales se viera ms cerca de las fuerzas patriotas y conservadoras"peluconas" que de las extranjerizantes y liberales "pipiolas", durante el perodo de Anarqua quesobrevino tras los gobiernos de O'Higgins y Freire, alcanzando su clmax en la sangrienta Revolucin de1829, la que culmin con la victoria de los conservadores en la gloriosa Batalla de Lircay del 17 de abril de1830, cuando el General Prieto logr derrotar a las huestes de Freire.

    Pocos das antes, el 6 de abril, Portales haba sido llamado a asumir en tan difciles condiciones de guerracivil, los Ministerios de Interior, de Relaciones Exteriores y de Guerra y Marina, en la presidencia de JosToms Ovalle. Lo hizo de manera brillante, sin recibir remuneracin y hasta destinando parte de suspropios ahorros a este esfuerzo descomunal.

    Prieto asumi el poder presidencial en 1831, armando con el tiempo uno de los mejores gabinetes que haconocido la historia de Chile, como Manuel Rengifo (Hacienda), Ramn Errzuriz (Relaciones Exteriores),Jos Manuel Caldern (Guerra).

    Portales, en tanto, haba renunciado al triple ministerio el 17 de agosto de 1832, al considerar terminadasu misin. Pero, a pesar del progreso y del avance que constituy el Gobierno de Prieto, las dificultadesinternas llevaron al Presidente a solicitar la reintegracin de Portales a otro triple gabinete, en septiembrede 1835.

    El prestigio del que se haba armado entre polticos y clases populares, hicieron verlo como el nico capazde poner en orden la casa y restaurar la senda del Estado en Forma y del Republicanismo. As, el 21 deseptiembre asume el Ministerio de Guerra y Marina, y el 6 de noviembre los de Interior y de RelacionesExteriores. Ante estos hechos, Rengifo abandon el Ministerio de Hacienda y fue relevado por JoaqunTocornal.

    La visin poltica de Portales y su aplicacin en el campo gubernamental tambin fue un factor dedeterioro de las relaciones entre Chile y Per, semillas de la Guerra contra la Confederacin. Su influenciasobre el Gobierno del General Prieto era tan fuerte, que se lo compara directamente con la posicin delMariscal Santa Cruz en el Per.

    Ambos representaban, por cierto, posiciones polticas totalmente antagnicas e incompatibles. Aunque losautores peruanos y bolivianos han tratado de ofrecerlo ante la historia como un artfice del "expansionismochileno", Portales estaba lejos de tener otro afn que el del consolidar el predominio comercial de Chile en

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    el Pacfico. Lo confirma, por ejemplo, su rechazo a la propuesta de las autoridades de Mendoza, dereintegrar la Provincia de Cuyo a Chile, tal como lo estuvo en tiempos coloniales, hasta 1776. Su visinadministrativa para el pas era la de un Estado orgnico, fuerte y econmicamente slido.

    En cambio, Santa Cruz s ofreca una visin retrgrada y expansionista de la poltica, asentada sobreafanes de restitucin de administraciones desaparecidas, como el Imperio Incsico y el Virreinato, lo queimplicaba desbordar el territorio de la Confederacin hacia el Ecuador y hacia el Norte de Chile y

    Argentina. Era, por lo tanto, una visin disfuncional del crecimiento y del desarrollo, fundada en conceptospolticos triviales, diametralmente opuestos a la visin portaliana de la modernidad.

    Poseedor de una visin sin parangn entre los polticos chilenos de la poca, Portales advirtitempranamente que la Confederacin Per-Boliviana no cedera a sus afanes de despojar a Chile delpredominio en el Pacfico y de procurar su debilitamiento comercial. Ningn esfuerzo del "Protector" seraen otro sentido que el de hacer prevalecer las polticas de perturbacin y boicoteo de la estabilidad polticachilena.

    Con este temor, le preocupaba particularmente la desventaja que ofreca la Marina de Guerra de Chilefrente a la del Per. Por ello, y anticipando las posibilidades de una guerra, el 27 de mayo de 1836 hizocorrer una circular solicitando fondos en prstamo a varios particulares adinerados de la poca, con la ideade que el Estado pudiese adquirir una flota de guerra capaz de persuadir a la Confederacin de desistir delas agresiones o, en el peor de los casos, para poder enfrentarla:

    "El gobierno creera contraer una grave responsabilidad si desatendiese por ms tiempo lanecesidad en que se halla la Repblica de una fuerza naval que guarde nuestras extensas costas,desprovistas de todo gnero de defensa, que vigile la puntual observancia de las leyes fiscales, yproteja nuestro comercio exterior. Y no bastando a llenar nuestro objeto las rentas ordinarias delEstado, que no es posible aumentar sin la embarazosa imposicin de nuevas cargas ycontribuciones, el gobierno, antes de recurrir a este ltimo arbitrio, ha querido probar si sera posible levantar entre los capitalistas chilenos y los extranjeros establecidos en Chile, unemprstito de valor de 400.000 pesos, suma que juzga bastara para la compra y avo de unafuerza naval competente...".

    Estas palabras son un fiel reflejo de la percepcin de desproteccin que el ministro tena sobre laseguridad nacional ante la amenaza representada por el "Protectorado", que contaba con 11 mil efectivosy ocho naves en su Marina de Guerra, mientras Chile slo posea tres mil hombres y dos unidades navales.

    Sin embargo, la hostilidad de Portales hacia la Confederacin Per-Boliviana no era compartida ni por elPresidente Prieto ni por las dems figuras polticas de la poca. Slo los exiliados peruanos residentes enChile parecan apoyar sus advertencias. Como ha sucedido histricamente con quienes anticipan conantelacin los conflictos internacionales, se le acusaba de ser belicista o de propugnar concepcionesagresivas de las relaciones exteriores. Tambin pudo haber influido en esta visin negativa la adversidad

    que se haba generado ente Portales y O'Higgins, a la sazn autoexiliado en Per.

    Uno de los autores peruanos que reconocen el apoyo de estos exiliados en Chile a la causa portaliana,aunque muy en su discurso de solidaridad con la Confederacin, es el Capitn de Fragata Jorge OrtizSotelo, en su trabajo "Breves apuntes sobre la Historia de la Marina de Guerra del Per":

    "En este propsito cont con el apoyo de un importante nmero de peruanos, que se oponan a laConfederacin y muy especialmente a Santa Cruz, quien era el Protector de la misma".

    Sin embargo, estaba a punto de suceder un hecho histrico que acab confirmando todas susaprehensiones hacia la Confederacin, y alineando al Gobierno contra el "Protectorado" de Santa Cruz.

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    Calaverada golpista de Ramn Freire precipita la marcha al enfrentamiento

    Las peores intenciones de los confederados anticipadas por Portales, quedaron claras y fuera de todaduda, sin embargo, cuando Santa Cruz y Orbegoso organizaron un complot golpista desde Per enviandoa don Ramn Freire, ex-Director Supremo de Chile y ahora aliado suyo ahora exiliado en Lima, al mandode una pequea escuadra y varios hombres, para derrocar al Presidente Prieto intentando tomar Valdivia yChilo.

    Freire march hacia Chile a bordo de la fragata "Monteagudo" y el bergantn "Orbegoso", en agosto de1836. Las naves haban sido arrendadas con la excusa de ser llevadas hasta Guayaquil. Ambas estabanprolijamente armadas, sin embargo. Una tercera nave peruana llevara los caones. Cerca de 2.500hombres le acompaaban en esta aventura, que resultara en una cantinflada de proporciones.

    Descuidados y poco discretos en su actuar, los hombres de Orbegoso intentaron frenar la salida de unagoleta que traa de vuelta a Chile al cnsul Ventura Lavalle, para impedir que ste comunicara al Gobiernoel zarpe de la flota de Freire, lo que demuestra el alto grado de compromiso del "Protector" con los

    golpistas. De hecho, dos das antes de levantar anclas desde el Callao los protagonistas de esta calaveradasediciosa, Orbegoso escriba a Santa Cruz el 5 de julio de 1836:

    "(Freire) ...me ha visto confidencialmente, y asegurado que tiene todos los medios, y que contaracon seguridad el xito, si yo le proporcionase un buque con municiones y algunos caones enbodega y fusiles. Yo le he contestado que, aunque mi deseo sera ver variado un Gobierno que noshace tantos males, no dara paso alguno sin acuerdo de Ud. en asunto de tanta gravedad. Lomismo le he contestado en cuantas veces me ha vuelto a hablar. En la ltima me manifest queera el tiempo preciso, y que las cosas en Chile haban llegado a su trmino y los momentos eranapreciables; le asegur mi respuesta a la primera entrevista con Ud. ms demorndose sta, yviendo por su estimable citada, que coincidamos exactamente, he escrito al general Morn paraque haga una visita al general Freire y con toda reserva le diga que estamos convenidos, y quetome con el mayor sigilo sus medidas, que a nuestra llegada a Lima acordemos sobre todo".

    Esta sorprendente y comprometedora confesin aparece en la obra "Historia del Per Independiente(1835-1839)" de Mariano Felipe Paz Soldn, publicada en Buenos Aires en 1868

    Aunque autores peruanos como Jorge Basadre realizan denodados y rebuscados esfuerzos por zafar aSanta Cruz de toda responsabilidad en la organizacin de la calaverada de Freire (recurriendoespecialmente a su "Manifiesto" de 1840), existe otro documento an ms acusador, publicado por JulioBaados Espinoza en "Juicio Crtico sobre la Historia de la Campaa del Per en 1838". Aunque no tienefecha, est firmado por Orbegoso y tambin dirigida a Santa Cruz, cuando ya haba tenido lugar la rupturaentre ambos:

    "En algunos documentos pblicos desde el ao 37, pero sobre todo en la contestacin de usted ami carta del 3 de agosto que recin he visto impresa, aparecen cargos contra m por la expedicinde Freire: como pareciendo que se ha querido hacer caer sobre m una responsabilidad que ustedmejor que otro alguno, sabe que no tengo. El general Morn retiene en su poder una carta ma al y otra al general Freire que llegaron despus de su salida y ambas en sus fechas y contenidosprueba mi inculpabilidad y an mi absoluta falta de noticia de tal expedicin".

    "Conservo el original de la carta que se sirvi usted escribirme, interesndome para ella y de quedimanaron las otras. Esta me defiende enteramente, pero el tiempo no es a propsito para haceruso de esta defensa y estoy decidido a no emplearla sino en el caso en que se me hagan sobreesto nuevas inculpaciones, que comprometen mi responsabilidad ante mi patria por una guerra enque ciertamente no he tenido ni la menor parte".

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    Despus de leer estas cartas, nada parece necesario ya para comprobar la participacin de los lderes dela Confederacin en el intento de golpe contra La Moneda. Recordemos que, con pruebassorprendentemente frgiles y poco convincentes, la historiografa oficial de Per y Bolivia ha acusado aChile de haber protagonizado un caso anlogo, financiado supuestamente la expedicin del revolucionario

    Quevedo contra Antofagasta de 1872, en el vapor "Paquete de los Vilos", que fuera entonces la excusapara la firma de la Alianza Secreta contra Chile.

    Afortunadamente, el Gobierno de Chile alcanz a ser advertido de la conspiracin y Freire fue apresado atiempo, luego de iniciar la toma de Ancud. El Ministro Portales haba ordenado el zarpe desde Valparasodel bergantn "Aquiles" y de la goleta "Colo Colo" (las dos naves del la Marina de Guerra de Chile), almando del Coronel espaol Victorino Garrido, hombre de confianza de Portales, el 14 de agosto, unos dasdespus de haber pasado por all el revolucionario, ocasin en que se le haba unido el bergantn"Aquiles". Se cuenta que los golpistas estaban completamente ebrios en medio de un festejo cuandofueron interceptados, lo que facilit su captura, por el da 29.

    Freire result condenado a muerte por traicin a la Patria, pena conmutada por la Corte Marcial a diez

    aos de destierro, siendo enviado a las islas Juan Fernndez. Santa Cruz quiso prepararle un rescate,posteriormente, pero la noticia lleg a odos de Santiago y se decidi enviar la goleta "Colo Colo", almando de Leoncio Seoret Montagne, para que el 14 de marzo de 1837, lo trasladara al puerto deJackson, cerca de Sydney, en Australia.

    El conocimiento de esta descarada intervencin provoc gran vergenza entre los peruanos enemigos del"Protector", por la forma en que se haba comprometido el nombre del Per. El poltico y poeta ManuelFerreyros, por ejemplo, escriba desde Guayaquil a Agustn Gamarra, antes de terminado el mes deagosto:

    "Qu dice usted del atentado del que se llama gobierno peruano, contra el estado chileno? Estosinfames han reclutado casi(con) sus manos una multitud de vigor, que han enviado capitaneadaspor el general Freire en el Monteagudo y el Orbegoso con pertrechos va con el caritativo objeto detrastornar aquella administracin. He aqu la infame tctica del Macedn y sus cmplices: causartrastornos en los estados vecinos para hacer necesaria la intervencin. Lo hecho con Chile es unmiembro del plan Conquistador, y el Ecuador cabe esperar la misma suerte".

    Este acto de verdadero intervencionismo acab por colmar las psimas relaciones entre Chile y laConfederacin, desatando el temporal. Era la chispa que necesitaba la guerra para estallar.

    Chile contra la Confederacin. Expedicin al Callao e insistencias de Portales

    Hemos dicho que Portales, con extraordinaria clarividencia, advirti a tiempo a las autoridades chilenas delcomplot que se traa entre manos el "Protector" Santa Cruz. An as, algunos autores como Sergio

    Villalobos consideran un error el haberse arrojado contra la Confederacin, en circunstancias de que estaestara desmoronndose por s sola a la llegada de las expediciones chilenas hasta all.

    Lo cierto es que la intervencin de Freire haba puesto en el tapete el poder y la determinacin de losconfederados, suscitando algunas rupturas internas y el desprecio al "Protectorado" de parte de losperuanos residentes en Chile, que apoyaron la gestin de Portales. Desde todo punto de vista, adems,era el hecho culminante que necesitaba el Gobierno de Prieto no slo para convencerse de los afanesconspiradores de Santa Cruz, sino tambin para declararle la guerra al "Protectorado".

    Indignado por los hechos en torno a la calaverada y con la opinin del Gobierno a su favor, Portalesexpuls de Chile al agente Cruz Mndez, cuya inmunidad diplomtica le haba servido para sembrar todaclase de conspiraciones, y propici el envo inmediato de una flota al mando del intrpido Coronel Garrido

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    hasta el Callao, el 21 de agosto. Su misin era capturar las naves de la Marina de Guerra del Per, aunquevarias de ellas se encontraban en reparaciones.

    Antes de terminado el mes, Garrido captur sigilosamente tres naves peruanas en el Callao. Por supuestoque la historia oficial del Per comenta esta afrenta como una agresin artera y sorpresiva de Chile,omitiendo la calaverada previa de Freire y la complicidad del Protectorado en ste y otros hechos. Muy alestilo de la narrativa histrica de los autores peruanos, el antes citado trabajo de Jorge Sotelo Ortizcomenta al respecto, cumpliendo con este principio de omisin deliberada:

    "Fue en esas circunstancias que el 21 de agosto de 1836 arrib al Callao el bergantn de guerrachileno Aquiles, en lo que se supona una visita de buena voluntad. Sin embargo, aprovechando elestado de desarme en que se encontraban los buques de guerra peruanos en el fondeadero, porlas luchas internas de los aos precedentes, esa misma noche llev a cabo un sorpresivo ataqueque le permiti capturar a la barcaSanta Cruz, el bergantnArequipeo y la corbetaPeruviana. Seinici as la guerra entre Chile y la Confederacin Peruano-Boliviana":

    La reaccin del "Protectorado" no se hizo esperar y, tras la primera protesta, Garrido comunic a SantaCruz que la decisin derivaba del apoyo de Lima a la expedicin de Freire, de modo que los navosquedaran retenidos en garanta de paz slo hasta cuando la Confederacin cambiara su actitud hostilcontra Chile, condicin que el "Protector" accedi aceptar apretando los dientes, a cambio de mantener lasrelaciones diplomticas. Garrido tambin le oblig a comprometerse a juzgar como rebeldes a Freire y sussecuaces en caso de que estos volvieran al Per, pues todava estaban prfugos en esos das.

    El "Protector" haba dado la orden de apresar al representante chileno Lavalle en represalia por la capturade las naves, pero al advertir la gravedad de la situacin, se devolvi sobre sus pasos y le dejrpidamente en libertad. Desde entonces, Garrido tambin pas a la lista negra de los historiadoresperuanos.

    Pero Portales crea que el peligro no estaba en los navos ni en la guerrilla aduanera, sino en la existenciamisma de la Confederacin, cuyos propsitos hegemnicos pasaban invariablemente por sobre losintereses comerciales y soberanos chilenos. Por este motivo, el Presidente Prieto decidi enviar a MarianoEgaa a poner por condiciones los siguientes puntos:

    El fin a la alianza confederada entre los Estados. Explicaciones por el arresto del Cnsul. Indemnizacin por los daos producidos por la aventura golpista de Freire. Reconocimiento de las deudas que el Per mantena con Chile. Limitacin de las fuerzas de la Marina de Guerra del Per. Fin a las hostilidades comerciales.

    Los autores peruanos creen ver la mano de Portales detrs de esta decisin, cumpliendo con su inters dehacer fracasar cualquier posibilidad de paz y proceder as a la guerra.

    Como era previsible, la negociacin de Egaa result un fracaso. A pesar de que la situacin econmica ymilitar de Chile era deficiente, el intento de golpe daba la justificacin al Gobierno para desbaratar a SantaCruz y las aspiraciones de la Confederacin Per-Boliviana.

    Con un discurso que ha hecho historia, Portales declaraba ante la ligereza con que se tomaba el peligro dela Confederacin en carta a Manuel Blanco Encalada, del 10 de septiembre de 1836:

    "La posicin de Chile frente a la Confederacin Per-Boliviana es insostenible. No puede sertolerada ni por el pueblo ni por el Gobierno, porque ello equivaldra al suicidio. No podemos mirarsin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos pueblos confederados y que, a la larga, por la

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    comunidad de origen, lengua, hbitos, religin, ideas, costumbres, formarn, como es natural, unslo ncleo... Si por acaso, a la falta de una autoridad fuerte en la Confederacin, se siguiera enella un perodo de guerras intestinas que fuese obra del caudillaje y no tuviese por fin la disolucinde la Confederacin, todava sta, en plena anarqua, sera ms poderosa de que la Repblica.

    Santa Cruz est persuadido de verdad; conoce perfectamente que por ahora, cuando no hacimentado su poder, ofrece flancos sumamente dbiles, y estos flancos son los puntos de Chile yEcuador...".

    "El xito de Santa Cruz consiste en no dar una guerra hasta que su poder se haya afirmado;entrar en las ms humillantes transacciones para evitar los efectos de una campaa, porque sabeque ella despertar los sentimientos nacionalistas que ha dominado, hacindolos perder en laopinin. Por todos los medios que estn a su alcance ha prolongado una polmica diplomtica queel Gobierno ha aceptado nicamente para ganar tiempo y para armarnos, pero que no debemos prolongar ya por ms tiempo, porque sirve igualmente a Santa Cruz para preparar una guerraexterior. Est, pues, en nuestro inters, terminar con esta ventaja que damos al enemigo".

    "La Confederacin debe desaparecer para siempre jams del escenario de Amrica. Por suextensin geogrfica; por su mayor poblacin blanca; por las riquezas conjuntas del Per y Bolivia;apenas explotada ahora; por el dominio que la nueva organizacin tratara de ejercer en elPacfico, arrebatndonoslo; por el mayor nmero tambin de gente ilustrada de raza blanca, muyvinculadas al influjo de Espaa que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sushombres pblicos, si bien de menos carcter que los chilenos; por todas estas razones, laConfederacin ahogara a Chile antes de muy poco. Cree el Gobierno, y ste es un juicio tambinpersonal mo, que Chile sera una dependencia de la Confederacin como lo es hoy el Per, o bienla repulsa a la obra ideada con tanta inteligencia por Santa Cruz, debe ser absoluta. La conquistade Chile por Santa Cruz no se har por las armas en caso de ser Chile vencido en la campaa queusted mandar. Todava se conservar su independencia poltica. Pero intrigar en los partidos,avivando los odios de los parciales de los O'Higgins y Freire, echndolos unos contra otros;indisponindolos a nosotros con nuestro partido, hacindonos vctimas de miles de odiosas

    intrigas. Cuando la descomposicin social haya llegado a su grado ms culminante, Santa Cruz sehar sentir. Seremos entonces suyos...".

    Portales insisti al Congreso en la necesidad de enfrentar a la Confederacin y de mejorar las fuerzasmilitares. As, el 28 de diciembre de 1836, se emita la declaracin de guerra. A la sazn, los peruanoshaban intentado apoderarse del archipilago de Juan Fernndez.

    Unos meses despus, partan las fuerzas chilenas hacia el Per.

    Los complots entreguistas. Asesinato de Portales y complicidad confederada

    En tanto, una parte del Ejrcito de Chile estaba en franco conflicto interno desde la frustrada rebelin de

    Freire, acarreando resquemores antiportalianos desde la derrota de los pipiolos en Lircay, en 1930. Lainterpretacin que hicieron de la guerra, fue una accin gubernamental destinada a sacarlos de losescenarios polticos.

    Por aquellos aos, adems, rufianes y realistas refugiados en Arauco haba logrado convencer a algunascomunidades araucanas y pehuenches de no negociar con el Gobierno de Prieto, aprovechando lascircunstancias para tratar de levantarlos, ahora, contra Portales luego de la noticia de la expedicin deFreire, pues el ministro haba sido el pilar fundamental en la destruccin de los afanes militaristas decaudillos uniformados deseosos de intervenir en el devenir de la vida poltica.

    Se sum a ello la impopularidad inicial de la guerra, no porque fuera vista como una "agresin" de partede Chile al Per o que hubiese tocado algunas fibras americanistas de la poblacin, como alegan

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    ingenuamente algunos autores peruanos, bolivianos e incluso unos pocos chilenos adictos a los discursosbolivarianos, sino porque la sociedad chilena estaba francamente cansada del belicismo que se haba vistodurante el reciente caos poltico y de la cantidad de muertes que provoc la Guerra Civil de 1829-1830,an frescas.

    De este modo, las simpatas locales por Santa Cruz y la intromisin de ste mismo en la vida polticachilena habran de encontrar, en la intencin de detener la guerra, una sabrosa excusa para desparramarcontra Portales los ms perversos y reprimidos odios. As lo advirti el Coronel Francisco Bulnes, hermanodel General Manuel Bulnes, en un informe presentado al Gobierno por entonces, en el que se denunciabala gestacin de una conspiracin dirigida por el Coronel Juan Antonio Vidaurre Garretn, Comandante delBatalln Maipo, con otros golpistas que "haban recibido comunicaciones del general Santa Cruz que es elque ahora los mueve". No sabemos por qu esta advertencia no lleg a evitar los trgicos hechos que sedesencadenaran, poco despus. Acaso era ste, adems, el primer indicio que demostraba la presencia dela voluntad de Santa Cruz tambin en este nuevo perodo de intrigas golpistas, que haba dejadosembradas el representante confederado Cruz Mndez hasta su reciente expulsin del pas.

    Poco despus, se producan acuartelamientos en la Academia Militar y el Batalln Maipo, en Santiago.Apropiadamente informado, Portales comprendi que se trataba de acciones estimuladas por la influenciadel "Protector" Santa Cruz y as se lo comunica al General Bulnes en carta del 6 de febrero de 1837:

    "Sabemos que Santa Cruz ha nombrado varios comisionados par que inciten a la rebelin en Chilea los descontentos con el Gobierno y a los ambiciosos como el medio ms eficaz de mantener sudominacin en el Per; y las tentativas que ltimamente se han hecho para trastornar el ordenpblico, deben precisamente tener este origen".

    Como era de esperar, los historiadores peruanos y bolivianos tambin niegan en nuestros das que SantaCruz haya participado de estas sublevaciones al no existir documentos o acusaciones concretas que lovinculen con los alzados. Esto es cierto, pero no es menos cierto que el Gobierno s estableci porentonces nexos entre Cruz Mndez y los militares insurgentes, que detonaron su expulsin. Y, comohemos visto, este agente boliviano actuaba a completa y entregada disposicin de Santa Cruz en Chile,siendo sorprendido en varias acciones oscuras en favor del "Protector" antes de ser enviado fuera.

    Suponer que un agente diplomtico que ha sido pieza fundamental en la relojera de la Confederacin,actuaba por iniciativas personales y no a rdenes directas de sus superiores, no resulta una idea verosmil.

    Uno de los adherentes que haba logrado reclutar Cruz Mndez en el Ejrcito de Chile antes de suexpulsin, era el mencionado Coronel Jos Antonio Vidaurre, quien se encontraba en Quillota al mando delRegimiento Maipo y que se ofreca astutamente como amigo y fiel a Portales, ponindose en contacto conlos conspiradores a travs de su hermano Agustn Vidaurre, comandante del resguardo de la Aduana de

    Valparaso.

    Vidaurre, adems de un defensor de la Confederacin, fue un traidor por excelencia. Su odio a Portales nose justificaba con la cantidad favores que recibi del ministro, que lo haba salvado de irse a retiro forzado,llamndolo despus para ocupar un cargo militar en Valparaso. En 1833, el propio Portales lo habacolocado tambin en la Comandancia General de Armas de Santiago.

    El primer plan de los golpistas era apoderarse de la Escuadra. Si fracasaban, Vidaurre tena todo un plande escape al Per. Sin embargo, el temor de que los planes se hubiesen filtrado hasta odos del Gobiernoles hizo desistir de tan arriesgada empresa.

    El 27 de mayo de 1837, Portales dio aviso por carta a Tocornal, que deba partir a Quillota, pues se lerequera all. Lleg en carruaje el 2 de junio, a las 7 de la noche, acompaado de su amigo el CoronelEugenio Necochea. Cuando descenda frente a la casa del Gobernador Jos Agustn Morn, llegaron Jos

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    Antonio Vidaurre acompaado del Teniente Coronel Manuel Garca y de un civil quillotano. Ms tarde, lleg Agustn Vidaurre y se inici una discusin entre los conspiradores sobre qu hacer con el ministro.Decidieron tomarlo detenido al da siguiente, en la plaza, mientras se pasaba revista al primer y segundobatalln. La tarea qued en manos del Capitn Narciso Carvallo, quien le comunic de su detencin.

    Seguidamente, el Capitn Arrisaga, del primer batalln, puso dos pistolas en el pecho de Portales. Unosminutos antes, apenas, este jefe militar haba puesto a su disposicin la compaa, segn los testimonios.

    Vidaurre lleg a darse por enterado de lo que suceda y que alcanz a presenciar desde la distancia,participando del evento de la plaza. Al constatar la lealtad de Arrisaga y Carvallo para con el motn, envide inmediato a Portales y a Necochea al calabozo. Sus intenciones eran tomar Valparaso con ayuda delRegimiento "Valdivia". Conciente de esto, Portales se las ingeni para escribir su ltima carta estando anen Valparaso, visiblemente preocupado por el destino de su patria, dirigiendo al Almirante BlancoEncalada y al Gobernador del puerto Ramn de Cavareda las siguientes lneas, el 5 de junio:

    "La parte del Ejrcito restaurador situado en QuiIlota se ha pronunciado abiertamente contra el presente orden de cosas; y ha levantado un acta firmada por todos los jefes y oficiales,

    protestando morir antes que desistir de la empresa, y comprometindose a obrar en favor de laConstitucin y contra las facultades extraordinarias; creo que ustedes no tienen fuerza con quresistir a la que les ataca, y si ha de suceder el mal sin remedio, mejor ser, y la prudenciaaconseja, evitar la efusin de sangre. Pueden ustedes y aun deben entrar en una capitulacinhonrosa, y que sobre todo sea provechosa al pas: una larga y desastrosa guerra prolongara losmales hasta lo infinito sin que por eso pudiera asegurarse el xito. Un ao de guerra atrasara 20aos a la Repblica: con una transaccin pueden evitarse desgracias y conservar el pas, que debeser nuestra primera mira. Una accin de guerra debe, por otra parte, causar grandes estragos enel pueblo que tratan ustedes de defender.

    Me han asegurado todos que este movimiento tiene ya ramificaciones en las provincias para dondehan mandado gentes. El conductor de esta comunicacin es el capitn Pica: encargo a ustedesmuy encarecidamente le den el mejor trato y lo devuelvan a la divisin con la contestacin.

    Reitero a ustedes eficazmente mis splicas: no haya guerra intestina, capitlese sacando ventajaspara la patria, a la que esta unida nuestra suerte".

    Sin embargo, por fortuna Portales se haba equivocado. Vidaurre ya estaba enterado que Blanco Encaladaacababa de establecer una defensa del puerto con asistencia del Gobernador Cavareda, quedando clara lalealtad del "Valdivia" con el Gobierno. Presa del temor y de la sensacin de que las cosas se salan decontrol, el alzado militar comprendi que si dejaba a Portales vivo, caera sobre l la clase de castigoimplacable que el ministro le aseguraba a todos los traidores y los amotinados, y que le llevaron a hacersu famosa aseveracin de que hara fusilar hasta su padre si era sorprendido participando deconspiraciones. As, envi en carruaje a Portales y parte de los alzados hacia el Cerro Barn de Valparaso,colocando al Capitn Santiago Florn como guardia fijo prisionero. Llegaron avanzada la noche y obligaron

    al ministro a descender, cosa que logr a duras penas, por estar engrillado.

    Florn orden disparar contra Portales seis descargas. Segn relatara despus Necochea, debi repetir laorden dos veces ms, ante la vacilacin de sus hombres de ejecutar tamao magnicidio. No habiendologrado que se obedeciera la orden, uno de los hombres avanz hacia Portales y le dispar directamente alrostro, destruyendo su mandbula y parte de la mano con la que el ministro intent detener el proyectil.Una segunda descarga perfor el trax, haciendo ms horrible an su agona. No contento con elespectculo siniestro, Florn tom su bayoneta y comenz a destruir a golpes cortantes el cuerpo an vivode Portales, ayudado de otros hombres. Treinta y cinco bayonetazos lo destrozaron.

    Diego Portales Palazuelos pereca, de esta trgica manera, asesinado a las tres de la maana del 6 dejunio de 1837. Una muerte intil para el propsito de los conspiradores pero que, sin embargo, elev su

    figura a caractersticas de verdadero mito.

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    Consecuencias del asesinato. Zarpa la primera Expedicin Restauradora

    La aventura de los traidores y los asesinos de Portales fracas ruidosamente, siendo aplastada a las pocashoras. Todos fueron apresados y condenados a muerte. Vidaurre tuvo un castigo digno de su accin: fueejecutado junto a sus cmplices; su cabeza fue clavada en una pica y exhibida en la Plaza de Quillota, yacab devorada por los perros callejeros. La cabeza de Florn, en tanto, qued colocada en el caminodonde fue capturado, y su brazo derecho decor por varios das el lugar donde dio muerte al ministro.

    No parece convincente creer que la mano confederada no haya estado relacionada con este alevosocrimen poltico. Slo quince das despus del asesinato, el 21 de junio, llegaron a Valparaso grandessumas de dinero provenientes del entonces puerto peruano Arica, a bordo del bergantn francs "Hudson".Segn logr averiguar Ventura Lavalle, este dinero haba sido aportado por el citado cnsul britnico enTacna, Wilson, amigo y socio de negocios del Mariscal, y ascenda a 15 mil pesos en onzas de oro, datosconfirmados al terminar la guerra por una investigacin del propio gobierno peruano. Parece obvio pensarque este dinero estaba destinado a la promocin de nuevos alzamientos militares en el ambiente golpistaque se haba esperado lograr con el asesinato del ministro Portales.

    Pero la alevosa muerte de Portales fue un revs inesperado para Santa Cruz. Lejos de incentivar lasrevueltas y las conspiraciones, slo logr unir en la indignacin a todos los chilenos, hasta entoncesdubitativos y poco instruidos sobre esta guerra, como hemos dicho. El crimen reforz los sentimientoscontra la Confederacin Per-Boliviana, quedando la sensacin de que la Patria chilena haba sido privadade uno de sus hijos ms tiles y notables.

    Desde la declaracin de guerra del ao anterior, el Gobierno de Chile haba anunciado el estado de sitiopor todo el territorio. Pero, tras el asesinato del ministro, los militares se cuadraron frreamente con elPresidente Prieto, buscando demostrar su marginacin con respecto a los movimientos golpistas como elde Vidaurre. As, la sensacin de los miembros del Ejrcito, de que la guerra era slo una estrategia paraimpedir que los uniformados siguieran influyendo sobre la poltica, dio paso a la unidad institucional y a laslida subordinacin al Ejecutivo.

    Para empeorar la situacin de Santa Cruz, los exiliados peruanos residentes en Chile comenzaron a actuarvoluntariamente como agentes de inteligencia para Santiago y a estimular los deseos de venganza por loscrmenes cometidos por Freire y por Vidaurre, amparados por los confederados, usando en contra del"Protector" una de sus propias armas: la intriga poltica y la infiltracin sediciosa.

    El Mariscal Santa Cruz comprendi, entonces, la tormenta que se vena encima y las fuerzas que acababade desatar, por lo que pretendi echar pie atrs hasta que las condiciones militares y estratgicasaconsejaran otra cosa. Las fuerzas opositoras interiores podan sumarse fcilmente a una eventualinvasin chilena al territorio peruano, provocando una situacin nefasta para el futuro de la Confederacin,al equilibrar en parte las ventajas de las que poda gozar el podero peruano, especialmente en el nmerode efectivos.

    A este peligro inminente para la Confederacin, se sumaba la amenaza que constituan por entonces la Argentina para Bolivia, luego de que Juan Manuel de Rosas iniciara la etapa desptica de su largaadministracin poltica en Buenos Aires, hacia 1835, presionando al territorio altoperuano y deseoso devengar las penetraciones que el Ejrcito boliviano haba realizado en varias ocasiones, segn veremos msabajo. No obstante, la supuesta participacin de la Argentina en la restauracin de la independencia delPer y la destruccin de la Confederacin, fue una expectativa ilusoria que, a la larga, slo perjudic yperturb la actuacin militar de Chile en el pas incsico.

    Finalmente, en medio de la tensa espera y del ambiente explosivo, el 15 de septiembre de 1837, se envidesde Valparaso hasta el Per al Almirante Manuel Blanco Encalada, a luchar con las tropas de SantaCruz, en lo que se llam la Expedicin Restauradora. Esta fuerza estaba constituida por con unos 3.200

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    hombres en una gran flota armada de seis piezas de artillera. Cerca de 400 de estos efectivos formabanparte de la Legin Peruana organizada por los exiliados en Chile.

    Pero, como bien lo previ Portales poco antes de morir asesinado, esta primera expedicin chilena,deficientemente equipada y sin la debida preparacin, adoleca de tantos problemas que estaba fracasadadesde el principio. De hecho, no poda ser peor.

    De alguna manera, adems, Santa Cruz haba sido informado de la organizacin de esta fuerza casi desdeque fuera concebida en la mente de Portales, de modo que la estaba esperando haca varios meses. Estohaba motivado, en parte, sus intentos por provocar rebeliones militares en Chile, que frustraran el envode la campaa restauradora. De ah, tambin, provendra la infinita hospitalidad y tolerancia con que setratara a los chilenos una vez llegado all, segn veremos.

    Fracaso de la Expedicin de Blanco Encalada. Motivos y razones

    El fracaso de la campaa chilena estaba anunciado desde la constitucin misma de la fuerza militar que la

    compona, como hemos dicho. Una oscura parte de los soldados chilenos de la Expedicin Restauradoraan era simpatizantes de Santa Cruz y del movimiento antiportaliano, por lo que los desertores y losespionajes abundaron.

    Blanco Encalada, a su vez, estaba imbuido en los idearios latinoamericanistas y por sus compromisosmultinacionales: argentino de nacimiento, ex mandatario provisorio de Chile, ex lder de la expedicinlibertadora del Per y con su hermano Ventura Blanco Encalada perfilado, por entonces, como uno de losposibles aspirantes de Chuquisaca a la Presidencia de Bolivia. Adems, en Per se le re