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La integridad y la Biblia El tema de este artículo es el concepto de la integridad, una calidad del carácter de la que hablamos a menudo pero que no vemos tan frecuentemente en la vida de los funcionarios públicos o aun en la vida de las personas con las que vivimos y trabajamos. La palabra integridad viene de la misma raíz latina que entero, y sugiere la totalidad de la persona. Así como hablaríamos de un número entero, también podemos hablar de una persona entera, no dividida. Una persona de integridad vive correctamente, no está dividida, ni es una persona diferente en circunstancias diferentes. Una persona de integridad es la misma persona en privado que lo que es en público. En el Sermón del Monte, Jesús habló de los que eran "de limpio corazón" (Mateo 5:8), lo que sugiere una actitud clara de seguimiento de los mandatos de Dios. La integridad, por lo tanto, no solo implica una actitud clara, sino una pureza moral también. La Biblia está llena de referencias a la integridad, el carácter y la pureza moral. Considere solo unas pocas referencias del Antiguo Testamentos a la integridad. En 1 Reyes 9:4, Dios instruye a Salomón que ande "en integridad de corazón y en equidad", como hizo su padre. David dice, en 1 Crónicas 29:17: "Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada". Y en Salmos 78:70-72 leemos que David "los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos". El libro de Proverbios tiene muchos versículos que hablan de la integridad. Proverbios 10:9 dice que: "El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado". Una persona de integridad tendrá una buena reputación y no tendrá temor de ser expuesta o descubierta. La integridad brinda un camino seguro a través de la vida.

La Integridad y La Biblia

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La integridad y la Biblia

El tema de este artículo es el concepto de la integridad, una calidad del carácter de la que hablamos a menudo pero que no vemos tan frecuentemente en la vida de los funcionarios públicos o aun en la vida de las personas con las que vivimos y trabajamos.

La palabra integridad viene de la misma raíz latina que entero, y sugiere la totalidad de la persona. Así como hablaríamos de un número entero, también podemos hablar de una persona entera, no dividida. Una persona de integridad vive correctamente, no está dividida, ni es una persona diferente en circunstancias diferentes. Una persona de integridad es la misma persona en privado que lo que es en público.

En el Sermón del Monte, Jesús habló de los que eran "de limpio corazón" (Mateo 5:8), lo que sugiere una actitud clara de seguimiento de los mandatos de Dios. La integridad, por lo tanto, no solo implica una actitud clara, sino una pureza moral también.

La Biblia está llena de referencias a la integridad, el carácter y la pureza moral. Considere solo unas pocas referencias del Antiguo Testamentos a la integridad. En 1 Reyes 9:4, Dios instruye a Salomón que ande "en integridad de corazón y en equidad", como hizo su padre. David dice, en 1 Crónicas 29:17: "Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada". Y en Salmos 78:70-72 leemos que David "los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos".

El libro de Proverbios tiene muchos versículos que hablan de la integridad. Proverbios 10:9 dice que: "El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado". Una persona de integridad tendrá una buena reputación y no tendrá temor de ser expuesta o descubierta. La integridad brinda un camino seguro a través de la vida.

Proverbios 11:3 dice: "La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos". Proverbios es un libro de sabiduría. El hombre o la mujer sabios vivirán una vida de integridad, que es parte de la sabiduría. Quienes siguen la corrupción o la mentira serán destruidos por las decisiones y acciones de su vida.

Todos estos versículos sugieren un sentido de deber y un reconocimiento de que debemos tener un nivel de discernimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida. Eso ciertamente requerirá que las personas de integridad sean estudiantes de la Palabra, y que busquen diligentemente aplicar la Palabra de Dios a su vida. El libro de Santiago nos exhorta a ser "hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándonos a nosotros mismos" (Santiago 1:22). Esa es mi meta en este artículo, al hablar de la integridad.

Corrupción

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Al examinar la integridad, quisiera hablar de su opuesto: la corrupción. Decimos ser una nación que exige integridad, pero ¿realmente lo hacemos? Decimos que queremos que los políticos sean honestos, pero en realidad no esperamos que lo sean, tal vez porque a menudo no somos nosotros tan honestos como deberíamos serlo. Decimos que somos una nación de leyes, pero a menudo quebrantamos esas mismas leyes -como el límite de velocidad o cruzando la calle imprudentemente- y tratamos de justificar nuestras acciones.

Podemos encontrar una ilustración poderosa en el libro The Day America Told the Truth (El día que Estados Unidos dijo la verdad), de James Patterson y Peter Kim.{1} Usando una técnica de encuesta que garantizaba la privacidad y el anonimato de los encuestados, pudieron documentar lo que los estadounidenses realmente creen y hacen. Los resultados fueron asombrosos.

Primero, encontraron que no existía ninguna autoridad moral en Estados Unidos. "Los estadounidenses están haciendo sus propios códigos morales. Solo el 13 por ciento de nosotros creemos en la totalidad de los Diez Mandamientos. Cuarenta por ciento de nosotros creemos en cinco de los Diez Mandamientos. Escogemos en qué leyes de Dios creemos. No hay absolutamente ningún consenso moral en este país, como existía en la década de 1950, cuando todas nuestras instituciones infundían más respeto".

Segundo, encontraron que los estadounidenses no son honestos. "La mentira ha llegado a ser una parte integral de la cultura estadounidense, un rasgo de la personalidad estadounidense. Mentimos, y ni pensamos en ello. Mentimos sin ningún motivo". Los autores estiman que el 91 por ciento de nosotros mentimos regularmente.

Tercero, el matrimonio y la familia ya no son instituciones sagradas. "Si bien seguimos casándonos, hemos perdido confianza en la institución del matrimonio. Una tercera parte de los hombres y mujeres casados nos confesaron que han tenido al menos una aventura. El treinta por ciento ni siquiera están seguros de que aún aman a su cónyuge".

Cuarto, encontraron que la "ética protestante [de trabajo] ha desaparecido hace mucho tiempo del lugar de trabajo del estadounidense de hoy. Los trabajadores de todo Estados Unidos admiten francamente que pasan más del 20 por ciento (7 horas a la semana) de su tiempo en el trabajo holgazaneando completamente. Eso representa una semana de cuatro días a lo largo de la nación".

Los autores finalizan sugiriendo que tengamos un nuevo conjunto de mandamientos para Estados Unidos:

No veo el motivo de guardar el día de reposo (77 por ciento).

Robaré de quienes en realidad no lo echarán de menos (74 por ciento).

Mentiré cuando me convenga, siempre que no cause ningún daño verdadero (64 por ciento).

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Engañaré a mi cónyuge; después de todo, dada la oportunidad, él o ella hará lo mismo (53 por ciento).

Aplazaré las cosas en el trabajo y haré absolutamente nada un día completo de cada cinco (50 por ciento).

Tal vez digamos que somos una nación que desea la integridad, pero aparentemente la mayoría de nosotros carece de ella en nuestra propia vida personal.

Los rasgos de la integridad

Honestidad

Ahora quisiera que nos centremos en cuatro rasgos clave que se encuentran en una persona de integridad. Uno de esos rasgos es la honestidad.

Hablamos de algunos de los hallazgos del libro The Day America Told the Truth. Los autores encontraron que casi todos en Estados Unidos mienten, y lo hacen de forma bastante habitual. Decir la verdad aparentemente ya no es una virtud que la gente trata de adoptar para su vida. Tal vez digamos que queremos que la gente diga la verdad, pero no lo hacemos nosotros mismos.

Ese es el problema con la corrupción: es corrosivo. Creemos que podemos ser solo un poco deshonestos. Decimos que queremos que la gente sea honesta, pero después hacemos trampa con nuestros impuestos. Decimos que queremos que la gente obedezca las leyes, pero luego excedemos "apenas" el límite de velocidad. Queremos ser lo suficientemente honestos como para calmar nuestra conciencia.

Es un poco como la historia del hombre que mandó una carta a la Oficina de la Renta de EE.UU. (Internal Revenue Service). Dijo: "Hice trampa con mi impuesto sobre la renta, y me sentía tan mal que no podía dormir. Adjunto un cheque por $150. Si sigo sin poder dormir, les enviaré el resto de lo que les debo".

Muchos de nosotros podemos sentirnos identificados con ese hombre. Queremos ser honestos, pero a veces nos resulta más fácil ser deshonestos. Así que intentamos buscar una forma de transigir en nuestros valores para que un poco de mentira no perturbe nuestra conciencia.

Confiabilidad

Otra característica de una persona de integridad es la confiabilidad. Una persona de integridad es irreprochable. Permanece fiel a principios, sin importar las consecuencias. Una persona de integridad se da cuenta de que hay absolutos morales aun en un mundo de valores relativos.

En la novela de Tom Clancy, Clear and Present Danger, Jack Ryan es prácticamente el único personaje noble del libro. Cuando comienza a descubrir el complot clandestino del gobierno, se ve confrontado por el antagonista, que se burla de los principios de Ryan. Dice: "Eres un niño explorador, Jack. ¿No te das cuenta? Es todo gris. Es todo gris".

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Me pregunto cuántas personas de integridad escuchan una afirmación similar en salas de conferencia corporativas o en los salones del gobierno. Es todo gris. No hay valores absolutamente correctos o incorrectos. Todo es relativo.

Una persona de integridad sabe que no todo es gris. Hay principios a los que vale la pena mantenerse fiel y promover. Hay valores que deben regir nuestra vida. Tenemos una responsabilidad de seguir la ley de Dios antes que a la multitud.

Cuando el libro de Proverbios habla de la "integridad de los rectos", sugiere que tenemos que acatar la voluntad de Dios y las leyes de Dios. Tenemos el deber de obedecer los mandamientos absolutos de Dios en nuestra vida y convertirnos en hombres y mujeres de integridad.

Vida "privada"

Hay un libro popular en el mercado llamado Who You Are When Nobody's Looking (Quién eres cuando nadie mira). ¿Quién es usted cuando nadie mira? ¿Veré la misma persona que veo cuando está en un grupo de personas? ¿Hace usted lo correcto, no importa las circunstancias?

Había una historia en un periódico años atrás sobre un hombre de Long Beach que fue a comprar un pollo para él y la mujer que lo acompañaba a una tienda de KFC (Kentucky Fried Chicken). Ella esperó en el coche mientras él fue a recoger el pollo. Sin darse cuenta, el gerente de la tienda entregó al hombre la caja en la que había puesto las ganancias del día, en vez de la caja con el pollo. Es que iba a hacer un depósito y lo había camuflado poniendo el dinero en una caja de pollo frito.

El hombre tomó su caja, volvió al coche, y los dos se fueron. Cuando llegaron al parque y abrieron la caja, encontraron que tenían una caja llena de dinero. Ahora bien, este era un momento muy vulnerable para una persona común. Sin embargo, al darse cuenta del error, volvió al coche y se dirigió al lugar y devolvió el dinero al gerente. Bueno, ¡el gerente estaba alborozado! Estaba tan complacido que dijo al joven: "Quédate por aquí. Quiero llamar al periódico para que te saquen la foto. Eres el tipo más honesto del pueblo".

"Oh no, ¡no haga eso!", dijo el sujeto.

"¿Por qué no?, preguntó el gerente.

"Bueno", dijo, "sabe, estoy casado, y la mujer con la que estoy no es mi esposa".{2}

Aparentemente, no había considerado las consecuencias de sus acciones. Aun cuando estaba haciendo algo correcto, resultó que también estaba haciendo algo incorrecto. Una persona de integridad es integrada y auténtica. No hay ninguna duplicidad de actitudes y acciones.

Cuando el apóstol Pablo hace una lista de las calificaciones para un anciano de una iglesia, dice que "Es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y

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en lazo del diablo" (1 Timoteo 3:7). Esto no es solo una cualidad deseable para los ancianos de la iglesia, sino una cualidad a la que todos debemos aspirar. Los cristianos deben ser irreprochables en su testimonio público ante el mundo que los observa.

VIVIR EN INTEGRIDAD EN UN MUNDO LLENO DE MALDAD

Ritchie Pugliese

La Palabra de Dios dice lo siguiente en Proverbios 22:1 "De mas estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro"

Según el concepto general, una persona vale por lo que tiene pero según lo que enseña la Biblia, lo que importa de una persona es su buen nombre y su buena fama.

El pasaje aquí no enfatiza la propaganda de nuestro nombre para que todos lo conozcan sino más bien la clase de vida que llevamos, nuestra reputación.

Dondequiera que vayamos y nos movamos vamos a ser conocidos y caratulados por la gente. Muchas personas hablarán bien de nosotros, otros (vaya a saber cual es su motivación) hablarán no tan bien de nosotros, difamando y calumniando nuestro buen nombre. Sea cualquiera la situación en que nos encontremos, nuestra decisión siempre debe ser aprender a ser personas caracterizadas por la integridad. Una persona tiene un buen nombre y buena fama cuando es una persona que vive en integridad a los ojos de Dios y ante los demás.

La integridad no es algo que se hace, produce o una persona obtiene, sino lo que una persona es; tiene que ver primordialmente con ser. La integridad define la clase de persona que uno es.

Una cosa es dar imagen, pero otra muy diferente es ser personas caracterizadas por la integridad.

¿Qué dice la Biblia sobre la integridad? ¿Se puede ser íntegro en medio de una sociedad carente de integridad?

Veamos algunos puntos interesantes que aparecen en la poderosa Palabra de Dios:

1. LA INTEGRIDAD ES UN RAZGO DE CARACTER A LARGO PLAZO.

Aprender a caminar en integridad no es algo inmediato que uno lo hace de un día para el otro, sino más bien una característica que se va desarrollando cuando se la practica todos los días.

En el libro de Josué 14:6-14 encontramos a Caleb, que tenía ochenta y cinco años de edad. Caleb siempre había sido una persona de espíritu fiel, caracterizada por la integridad. El fue uno de los doce espías enviados para observar la tierra prometida (Números 13:30-33). La Biblia dice que sólo

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Caleb, junto con Josué, trajeron un informe positivo, de fe, y Dios por esa actitud los recompensó grandemente (Números 14:24; Deuteronomio 1:34-36).

Ahora, cuarenta y cinco años después de aquel evento, la fe de Caleb aún estaba firme sin dudar. La integridad que tenía desde hacía años, todavía se mantenía fresca y activa en su vida. Como Caleb, nosotros también debemos ser fieles a Dios, no sólo un tiempo sino durante toda nuestra vida. Nunca olvidemos que la integridad de ayer no me sirve para ser íntegro hoy. Cada día, al despertarnos, debemos decidir si vamos o no a caminar en integridad.

2. INTEGRIDAD ES SER LO QUE DECIMOS QUE SOMOS.

El Salmo 25:21 dice: "Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado".

El ser íntegro es lo que nos guarda de decir que somos honestos mientras vivimos como si no conociéramos a Dios. Existen muchos hoy que se llaman a si mismos cristianos pero viven como les da la gana, carentes de integridad en su vida personal, laboral y aún ministerial.

3. LA INTEGRIDAD TIENE QUE VER CON LO QUE HACEMOS CON LO POCO QUE TENEMOS.

Lucas 16:10 dice: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto"

A menos que decidamos ser fieles e íntegros en los asuntos pequeños de la vida, no seremos fieles en las cosas más grandes. Si hacemos trampas en lo poco e insignificante, no seremos honestos en las grandes responsabilidades.

Para terminar, veamos como edificar y mantener la integridad:

A. 1 Reyes 9:4 dice "anduvieres delante de mí"

La integridad se desarrolla por tener una constante y diaria intimidad y comunión con el Señor (sea a través de la meditación, la oración, adoración, dependencia contínua, etc.). Este estilo de vida desarrolla sensibilidad espiritual y una conciencia alerta que produce el deseo de hacer lo correcto y no lo incorrecto.

B. Tome la determinación de vivir en integridad.

La integridad comienza con una decisión interior y una determinación personal. La integridad requiere fuerza de voluntad para decidir no perder nuestra integridad. Job 2:3 dice que debemos mantener nuestra integridad aún cuando las cosas no salen bien; Job 2:9 dice que la integridad es una decisión personal; Job 27:5 dice que es una decisión que no cambia por nada.

C. Abrace el temor del Señor (Salmo 7:8; 25:21)

El temor de Dios, no del hombre, es lo que nos ayuda a mantener nuestra integridad. No es el temor de ser sorprendido por laguien en alguna falla o error, sino el saber que Dios me está viendo y vigilando en todo momento (Proverbios 15:33).

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En los tiempos difíciles que vivimos, dentro y fuera de la iglesia, se hace muchas veces difícil caminar en integridad, pero seamos aquellos que desean agradar a Dios y, si fuera necesario, pagar el precio por vivir en integridad. En definitivas, es lo que le agrada al Señor y es para eso que hemos sido hechos hijos de Dios. No lo olvide, para vivir y pregonar la verdad debemos primero caminar en integridad.

El líder y la integridadEl diccionario The American Heritage Dictionary define a la integridad como una

firme adhesión a un estricto código moral o ético; el estado de mantenerse

incólume; solidez o la cualidad o condición de ser íntegro o no dividido; totalidad.

Procede de la palabra integer, que significa entero o completo...El diccionario The

American Heritage Dictionary define a la integridad como una firme adhesión a un

estricto código moral o ético; el estado de mantenerse incólume; solidez o la

cualidad o condición de ser íntegro o no dividido; totalidad. Procede de la palabra

integer, que significa entero o completo.

Lo contrario al hombre integro, es el hombre ambiguo, al cual la Biblia le define

como “el hombre de doble ánimo”, quien es inconstante en todos sus caminos. Por

el contrario, alguien integro es aquel que es totalmente consistente en las

convicciones que expresa. Integridad significa congruencia entre pensamiento,

emociones y voluntad. Describe a alguien sin hipocresía ni doblez.

Lamentablemente vivimos en un mundo de concesiones, en una sociedad que ha

abandonado los parámetros morales y los principios a cambio de la conveniencia o

el pragmatismo. Hoy en día se pregona con mucha fuerza: “el fin justifica los

medios”, pero esta noción lleva inevitablemente a comprometer la conciencia, las

convicciones y nuestros valores fundamentales.

La integridad como valor fundamental no puede ser negociable, mucho menos en

el liderazgo. En materia de liderazgo, integridad es igual a confianza. El líder que

brinda una visión clara coherente y creíble, y cuya vida se ajusta a un conjunto de

valores que inspiran en los demás el deseo de imitarlos, posee una fuente

fundamental de poder. Ciertamente, la vida del líder, su carácter, integridad,

compromiso, deben representar un ejemplo a seguir, porque la gente apoya

primero al líder y luego la visión.

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Para alcanzarla confianza de sus seguidores, el líder debe ser ejemplo, no solo de

la claridad, sino de la constancia, de la confiabilidad, estableciendo una apostura

sin ambigüedades. No se consiguen seguidores mediante exhortaciones; se logra

su adhesión mediante el ejemplo, en hechos y en palabras. Cuando somos

consecuentes, en nuestro comportamiento con nuestras creencias y valores,

mostramos una conducta signada por la integridad y ganamos credibilidad ante las

personas. 

Dice W. Bennis: “Lo mismo que el liderazgo, es difícil describir la confianza, y más

aún definirla. Sabemos cuando está presente y cuando no lo está, y no podemos

decir mucha más de ella, excepto que es esencial y se basa en la predecibilidad (la

capacidad de prever el comportamiento de otro). La verdad es que confiamos en

las personas que son predecibles, cuyas posiciones se conocen, y ellos las

mantienen; los líderes en quienes se confía se hacen conocer, y siempre

mantienen una posición clara. La confianza implica responsabilidad predecibilidad

y confiabilidad”.

La confianza tiene que ver también con la capacidad de mantener y cumplir los

compromisos hechos. De hacer honor a los acuerdos suscritos con la gente. Agrega

W Bennis:”Liderazgo es lanzarse al aire con tal conocimiento de uno mismo y con

tal energía de colaboración que pueda mover a otras personas a desear seguir. El

ángulo con que se despegue es menos importante que escoger un ángulo y

conservarlo razonablemente, porque razonablemente incluye la voluntad de

dejarse llevar con corrientes favorables”. Cuando actuamos con integridad, la

gente nos percibe como personas confiables, en consecuencia, nos hacemos

predecibles para ellas; las personas saben que esperar de nosotros, por lo que

eliminamos o reducimos de las relaciones interpersonales, el nivel ambigüedad e

incertidumbre. 

Actuar con integridad requiere autenticidad de carácter, sinceridad en nuestras

acciones y opiniones y compromiso con unos valores, elementos éstos que dan

forma a nuestro carácter y determinan los recursos y las estrategias con las cuales

dirigimos a otros. Al respecto comenta S. Covey: "Cuando trato de usar estrategias

de influencia y tácticas para conseguir que otros hagan lo que yo quiero, que

trabajen mejor, que se sientan más motivados, que yo les agrade y se gusten entre

ellos, nunca podré tener éxito a largo plazo si mi carácter es fundamentalmente

imperfecto, y está marcado por la duplicidad y la falta de sinceridad. Mi duplicidad

alimentará la duplicidad-desconfianza, y todo lo que yo haga (incluso aplicando

buenas técnicas de "relaciones humanas”) se percibirá como manipulador".

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Los líderes íntegros se caracterizan por una gran persistencia en el logro de sus

metas. Por una tenacidad y consistencia en su forma de enfocar y vivir la vida. Los

líderes íntegros son fieles a sí mismos. No asumen estereotipos. Son auténticos.

Viven por convicciones y valores. No se transan ni sacrifican sus creencias, en un

altar, por conveniencia.

LA INTEGRIDAD “En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para

siempre” (Salmo 41:12).

             La integridad es la cualidad más importante que una persona puede tener, el más importante de los

valores. Significa hombría de bien, probidad, honradez, rectitud, lealtad, ser justo, ser consecuente, ser una

persona en la cual se puede confiar. Es tener una honestidad profunda, estar abierto a la verdad y

permanecer en ella aun si hemos de sufrir las consecuencias, porque más vale sufrir que perder la integridad,

que es la medida de nuestro valor como persona. Una persona de integridad honra su promesa y sus votos; el

valor de su palabra es lo que vale como persona. No jura por Dios, porque él mismo es la garantía de la

verdad de lo que dice. Su palabra le vale más que la vida, porque, ¿para qué sirve la vida si hablas y los

demás no pueden creer que honrarás lo que has dicho?  No podrán fiarse de ti. Y si no se fían de ti, ¿quién

será tu amigo? Solo otros que tampoco son de fiar.

 Job mantuvo su integridad (Job 13:13-19). Fue leal a Dios aun cuando Dios parecía ser desleal a él. La otra

opción fue maldecir a Dios y morir, como sugirió su esposa. ¿Por qué implicaba morir? No porque Dios se

enfadaría con él y la mataría, sino porque si has basada tu vida sobre Dios y te resulta falso, entonces tu vida

se queda sin base, se colapsa y mueres. Job también fue leal a sí mismo. Sabía la verdad acerca de sí mismo

y la defendía, aunque otros le acusaron de ser mentiroso e hipócrita. Sabía que era honesto hasta la médula.

Sus amigos lo cuestionaban, por motivos de su teología equivocada, pero era justo aquello que Job mantenía,

su integridad. No negaría a si mismo. Negarse es autodestruirse.

Los once discípulos eran hombres de integridad. Cuando Pedro negó al Señor, fue falso a sí mismo, a sus

principios, y llegó a ser despreciable en sus propios ojos. ¿Quién puede vivir consigo mismo si no se respeta?

Judas no fue un hombre íntegro. No se centraba en una verdad fuera de sí mismo, sino en sus propios

intereses. Una persona así no puede vivir consigo mismo, así que, al final, se suicidó.

 Los que son de la verdad vienen a Jesús porque se identifican con su naturaleza que es la verdad. La

verdad, integridad, honestidad, sinceridad, lealtad, y ser consecuente, todos van juntos. Una persona que es

así encuentra un amigo del alma en Jesús y es atraído por él. Pilato preguntó a Jesús que era la verdad, pero

no se detuvo para escuchar la respuesta, porque no creía que la verdad existiera, y luego mató a la verdad,

tanto en la cruz, como en sí mismo. Jesús dijo:“Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37). La

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persona que no lo es, no cree lo que Jesús dice. No tiene integridad y termina destruyéndose. El grado de

nuestra integridad determina nuestra respuesta al evangelio

 La integridad de Jesús le costó la vida. ¡Pero también consiguió su resurrección! “En cuanto a mí, mi

integridad me ha sustentado y me ha hecho estar delante de ti para siempre” (Salmo 41:12). La persona de

integridad es la persona que vivirá delante de Dios para siempre.

Gén 20:2 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana.(A) Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. Gén 20:3 Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. Gén 20:4 Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? Gén 20:5 ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. Gén 20:6 Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. Gén 20:7 Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos. Gén 20:8 Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.Jos 24:14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.Jos 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.1Re 9:2 Jehová apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.(A)

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1Re 9:3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 1Re 9:4 Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, 1Re 9:5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.(B

Job 2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?