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.V . §5 i®'— ©i LA RESPONSABILIDAD DE LOS ARTICULOS FIRMADOS CORRESPONDE A SUS AUTORES, Y A LOS TRADUCTORES EN LAS TRADUCCIONES SUMARIO: I. La necesidad de un ideal, Annie Besant. II. Ayuda a la naturaleza y trabaja con ella, C. Jinarajadasa.—III. ¿Qué identifica y qué diferencia a los espiritistas de los teósofos?, Ernesto Salvador.IV. La ronda interna de Mercurio.—V. Por qué debemos desarrollar nuestros poderes psíquicos, Dr. Pascal.—VI. Socorros a Rusia, Esther Nicolau. LA NECESIDAD DE UN IDEAL es un ideal? Es evidentemente, por definición, una idea. Pero es más que una sencilla idea; es una idea fija, una idea que no cambia. No es una idea que os interese hoy y se olvide a los pocos días, sino una idea fija. Ade- más debe ser verdadera; es pues una idea fija y verdadera. Pero hay que agregar algo más: esa idea debe dirigir la conducta. Y aquí tenéis ahora la definición del ideal: una idea verdadera y fija que domina la conducta. Según sea de noble vuestro ideal, así será de bien empleada vuestra vida. ¿Qué pensaríais del hom- bre que teniendo que dirigir un barco a través del mar dijese: «Que me importa la dirección. Voy a ir al azar»? Este es precisa- mente el caso del hombre que no tiene ideal para guiar su con- ducta. No debiera existir ningún individuo sin un grupo de ideales concretos al que se esforzase en consagrar toda su naturaleza y su vida. Ninguna nación debiera existir sin ideales nacionales pa- ra dirigir su política.

LA NECESIDAD DE UN IDEAL - iapsop.com · 1922] LA NECESIDAD DE UN IDEAL 365 camarada y ha de levantarlo y darle el brazo, y así día tras día. Duerme sobre el duro suelo, no come

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§5 i®'— ©iLA RESPONSABILIDAD DE LOS ARTICULOS FIRMADOS CORRESPONDE

A SUS AUTORES, Y A LOS TRADUCTORES EN LAS TRADUCCIONES

SUMARIO: I. La n ecesid ad de un id ea l, Annie Besant.—II. Ayuda a la naturaleza y trabaja con ella , C. Jinarajadasa.—III. ¿Qué iden tifica y qué diferencia a lo s e sp ir itis ta s de los teó so fo s? , Ernesto Salvador.—IV. La ronda in terna de M ercurio.—V. Por qué d ebem os desarrollar n u estros

poderes psíqu icos, Dr. Pascal.—VI. S ocorros a Rusia, Esther Nicolau.

LA NECESIDAD DE UN IDEALué es un ideal? Es evidentem ente, por definición, una

idea. Pero es m ás que una sencilla idea; es una idea fija, una idea que no cambia. No es una idea que os interese hoy y se olvide a los pocos días, sino una idea fija. A de­

más debe ser verdadera; es pues una idea fija y verdadera. Pero hay que ag regar algo más: esa idea debe dirig ir la conducta. Y aquí tenéis ahora la definición del ideal: una idea verdadera y fija que domina la conducta. Según sea de noble vuestro ideal, así será de bien em pleada vuestra vida. ¿Qué pensaríais del hom ­bre que teniendo que dirig ir un barco a través del m ar dijese: «Que me im porta la dirección. Voy a ir al azar»? Este es precisa­mente el caso del hom bre que no tiene ideal para gu iar su con­ducta. No debiera existir ningún individuo sin un grupo de ideales concretos al que se esforzase en consagrar toda su naturaleza y su vida. N inguna nación debiera existir sin ideales nacionales p a ­ra dirig ir su política.

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Consideremos en prim er térm ino el individuo. ¿Se tra ta de un joven o de una joven que piensen en la vida en que van a entrar? De su ideal depende la grandeza o la futilidad de la existencia que llevarán cuando adultos. A esos niños que enviáis a la es­cuela, ¿sólo les ejercitareis la m em oria y la habilidad m anual, enseñándoles lo que llamáis hechos, como por ejemplo los hechos de la historia?. ¿O bien les daréis la inspiración de grandes idea­les que hagan de ellos hombres y m ujeres de carácter elevado?. La educación que no dé a los niños la inspiración de un g ran ideal, no es digna de ese nombre. Muchos de vosotros se im aginan que pueden p reparar a los niños para una vida nobfe, en escuelas en que no se preocupan de m antener continuam ente un ideal ante sus ojos, a fin de que los corazones se lanzen hacia él y que los jóvenes cerebros puedan m odelarse a su semejanza. D iscutís la cuestión de saber si la religión debe ocupar un lugar en la edu­cación que dais a la juventud. E sta cuestión, en efecto, es im por­tante en lo que concierne al ideal. La religión es la m adre fecun­da de los grandes ideales, y no podéis recu rrir a la h istoria sin ver que los idealistas estaban impulsados por un sentimiento reli­gioso, y que la religión alim entaba la grandeza de su vida.

Sin ideal, la vida se hace pequeña, vulgar, mezquina, indigna de seres humanos. ¿Como deben form arse un ideal los jóvenes o las jóvenes? Por de pronto, pensando en lo que realm ente quisie­ran ser. Las aspiraciones de los jóvenes son a veces muy diferen­tes, pero tomad una función que sea muy necesaria en la vida de un país y que sea a tractiva para un joven: soldado, hom bre de estado, filántropo, servidor de la hum anidad. ¿Como debe edifi­carse ese ideal? Tomemos el soldado: hay en el soldado m uchas cualidades necesarias en el hom bre, como el valor, la resis­tencia, la obediencia, el órden, la disciplina, el deseo de coope­ra r con otro, la aptitud para sufrir por el bien de algo m ayor que el individuo. L legará el anhelado día en que la guerra sea una cosa que pertenezca al pasado, y en que la paz una a todas las naciones; pero aún no estáis preparados para la paz universal. Entretanto , ¿no o s h a llamado ;la atención lo que la guerra hace por un pueblo, a pesar de todos sus horrores?. T o­mad un pastor torpe, pendenciero, turbulento, verdadera plaga de la aldea y torm ento de las personas tranquilas. Enviadlo al re ­gimiento; allí aprenderá a obedecer, una de las cosas m ás nece­sarias para las naturalezas indisciplinadas; porque hasta que el hombre pueda dom inarse a sí mismo tiene que ser m andado desde el exterior. Se le enviará a las colonias, quizás a las fronteras de la India, en los Him alayas. Allí subirá m ontañas nevadas, vadea­rá riachuelos helados, verá que sus vestidos se congelan; cae un

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J

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cam arada y ha de levantarlo y darle el brazo, y así día tras día. Duerme sobre el duro suelo, no come tanto como quisiera, sopor­ta privaciones, está expuesto a m utilaciones peores que la muerte.

¿Y todo esto, por qué?. Por su rey y su país: por ideales. ¿Me diréis que ese hombre no se ha hecho mejor, cuando puede dar su cuerpo a un ideal que no tiene cuerpo y su frir para que su país se salve? He ahí lo que la guerra hace por las naciones. H asta el día en que los individuos puedan llegar al sacrificio de sí mismos sin la guerra, vale m ás que la guerra sea posible. Os hacéis de­masiado afeminados, demasiado habituados al lujo, demasiado egoístas. En tanto que esto sea así, en tanto que los hombres no puedan sufrir por un ideal mas grande que su vida personal, ne­cesitarán la disciplina del sufrimiento.

Tomad un ideal mejor, el del filántropo. Su ideal es im perati­vo, pero nadie se lo ha impuesto desde el exterior. Quiere servir a sus sem ejautes. Quiere a rran car al pobre de la pobreza, al ig­norante de su ignorancia, al desgraciado de sus sufrimientos. He ahí su ideal. P a ra esto sacrifica su bienestar, su comodidad; todos sus esfuerzos tienden a ayudar a los demás así como otros ponen toda su energía en la adquisición de la riqueza. E l progreso de una nación depende de la presencia de tales individuos, de esos hom bres que consienten en sacrificarse por un ideal.

H ay pues que insp irar a vuestros hijos el am or ardiente a un ideal, m ientras son jóvenes. Tanto vosotros como yo, tenemos ce­rebros sentados y m enos plásticos que los de los jóvenes. Un la r ­go contacto con el mundo ha enfriado nuestros corazones. Es ne­cesario que los ideales se formen en el cálido entusiasm o de la ju ­ventud, cuando no se han helado aún en la tristeza de la vida de lucha que llamamos civilización. Tom ad los niños en su edad tem ­prana, y presentadles grandes ideales. Elegid en la historia n a ­rraciones que les enseñen la moral, no por el precepto, sino por el ejemplo de los grandes hom bres del mundo entero. Así form arán su ideal con el ejemplo de hombres que han vivido, y se esforza­rán en reproducir las virtudes en sí mismos. Se convierte uno en la cosa en que piensa; esta es una g ran verdad. Pensar sin cesar en una vida noble, es com enzar a im pregnar con ella la propia vida. De ahí la necesidad de conmover al espíritu por medio de la h istoria de los grandes hom bres del pasado. Browning decía ver­dad al proclam ar que: «Por medio de tales alm as el am or de Dios disipa suficientemente la oscuridad para perm itir que nos eleve­mos». Todas las religiones nos dan el ideal de hombres perfectos; y al d irigir hacia esos ideales perfectos su am or, su pensamiento y su adoración, los hom bres llegan a parecérseles cada vez más. No puede uno prescindir de estos ideales, de estos ejemplos con los

EL LOTO BLANCO [Diciembre

ais de conform ar nuestra vida. Tener un gran ideal, es te- ran ejemplo con el cual puede uno medirse. Com paraos e vez en cuando y ved si os parecéis cada vez más a lo lirais. Elegid un ideal elevado y esforzaos en realizarlo :ra conducta.diremos de las naciones?. ¿Cuál es el ideal que debiera

a política de una nación, gu iar a sus hombres de Estado, los esfuerzos de sus ciudadanos?. El verdadero ideal na-

ebe orientarse hacia la elevación del pensam iento e impli- onsiguiente una educación integral. No se tra ta sencilla- e dar una instrucción prim aria, sino de ejercitar la natu- ntera de los jóvenes. Hay que darse cuenta de que la edad lebe utilizarse en la adquisición del saber, y que no con- religiosamente a la educación los prim eros años de los ; causarles un perjuicio de que se resentirá su vida entera, ación debe estim ular todas las facultades y hacer florecer s poderes; debe ejercitar la imaginación, las facultades is, el am or de la belleza, del orden, de la gracia y de la ón. Porque todo esto debiera form ar parte de la educación 1.calles y las plazas de vuestras ciudades debieran ser es- le belleza. Los griegos, siem pre que paseaban por Ate- ibían lecciones de belleza; y como resultado de ello los nos crecían en belleza. Hombres y m ujeres tenían pleni- aajestad y de gracia, a la cual no podían sustraerse ni los >res aunque hubiesen querido. ¿Hasta qué punto encon- i belleza en vuestras poblaciones m odernas y en el medio vivís?. Pensáis en hacer fortuna. ¿No sería mucho más ile pensar en hacer hom bres y mujeres?. En vuestra po­la naturaleza es bella, pero vuestras calles desfiguran el la naturaleza os otorgó. Cuando recorro vuestras ca-

) comercios feos. Veo calles, pero sin obras de arte . No la que pueda educar a los habitantes, nada que pueda afi- ;usto de los que pasean. Si prosperáis sin ideal de belleza, vida será estrecha, vu lgar y común. Y aquí interviene la id del ideal. Los griegos tenían ese ideal y lo manifesta- ta en los utensilios de que se servía la m ujer para las ne­is de la casa. ¿Cuántos de entre vosotros se dan cuenta de utensilios de su casa son feos y vulgares? Y sin embargo, is que influyen en vosotros; vais quizás una vez al mes al le pintura, pero esos objetos los veis todos los días y ha- 1 en pensar que no tienen im portancia, pues tienden a im- su sello en vosotros. Los campesinos de la India viven a de belleza com parada con la que llevan muchos ricos

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entre vosotros. Si os condujera a Una india hindú, y os m ostrase una m ujer sacando agua de un pozo os parecería que tiene aires de reina. El cántaro de que se sirve es un objeto que os parecería digno de figurar en vuestra sala, un objeto perfecto de form a y color. Aquella m ujer lleva un vestido cuya g racia gustaría al a rtista fijar sobre el lienzo; sus colores son bellos y delicados, encanto de la vista. Ella no deforma las líneas de su cuerpo con las modas de la civilización. Se envuelve en telas de algo­dón y a veces de seda, y cada pliegue es arm onioso, cada curva graciosa y artística. Y sin embargo, no es más que una campesi­na cuyo m arido gana quizás quince o veinte céntimos diarios. Pe­ro es m ás feliz que muchos de vosotros con sus diez o doce che­lines diarios. Contemplad su rostro. M irad alrededor de voso­tros las caras surcadas por la ansiedad, las preocupaciones, los sufrimientos, y veréis que digo verdad. Yo sé, sin embargo, que estamos estropeando el sentimiento de la belleza en la India. En lugar de servirse de los graciosos cántaros heredados de sus ante­pasados, encontraréis ahora algunos indios que utilizan latas vie­jas de petróleo. ¡He aquí la civilización moderna!.

Quizás pensaréis que doy demasiada im portancia a la belleza. No es así. Los individuos no adquieren la belleza viviendo en un medio feo, porque ese medio es la fuerza que los modela durante su vida. El hom bre insensible a la belleza es en la escala de la evolución un organism o mucho más bajo que el hom bre que ama lo perfecto. En otros tiempos, el artesano era un artista , un m aes­tro en su arte, que se enorgullecía de su trabajo . Si pudiera lle­varos a las viejas catedrales veríais hasta en log rincones más re ­motos esculturas exquisitas representando ram as, hojas y frutos, efectuadas por los obreros en sus horas de ocío. ¿Cuántos de vues­tros obreros sindicados traba ja rían ahora así?. ¿Que se ha hecho del orgullo que tenían los artesanos en hacer un trabajo primoroso y perfecto? Yo no critico a los obreros de hoy en particular, pero vitupero la falta de reflexión y de estudio que hace que la nación se desinterese de esas cosas. Muchos trabajadores se contentan con ejecutar un trabajo para pasar, y cuanto más pronto se ven libres para ir a a un campo de carreras, más altos se creen colo­cados en la escala de la civilización. No es la falta del tra b a ­jador, sino de los que debieran saber que el trabajo es noble y la ociosidad degradante. ¿Y no colocáis más alto en la escala social al hom bre que no traba ja y m algasta el tiempo? Pero aun admi­tiendo esta excusa, no es menos cierto que los trabajadores de nuestra época no tienen grandes ideales. Consideran el trabajo como una cosa que les procura el pan cotidiano, sin comprender que la gloria de la actividad hum ana es crear alguna obra noble,

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emplar alguna cosa que pueda legarse como recuerdo a la sridad. Los hombres debieran ser artistas; porque la verdade- licidad no proviene del trabajo que se hace, sino de lo que se : de perfección personal en el trabajo.le aquí cosas que quisiera que meditaseis los que tenéis la pación de organizar el país. No penséis solam ente en obtener idos jornales con pocas horas de jornada. il hombre no debiera trab a ja r demasiado, pero un trabajo largo hecho con gusto es preferible a jornadas más cortas de rabajo ejecutado sin entusiasmo..os hombres gustan de trabajar, vosotros lo sabéis. Hacedles abajo deseable, como lo era antes, y como lo es por su propia iraleza. Haced renacer el orgullo y la alegría del trabajo , y d un país digno de una vida verdaderam ente nacional. No vi­al día considerando el trabajo como una cosa que debe ha-

e a ja fuerza, suspirando por la ociosidad. Dad al hom bre un 1 de fuerza, de bondad y de utilidad. Haced que vuestro país m ejor y más dichoso, por vuestro am or hacia él. Presentad ideal ante los jóvenes, enseñadles el esplendor de una vida

laderam ente nacional y hacedles com prender que adquirir la eza no es todo, sino que las acciones nobles de los ciudadanos tribuyen a la grandeza de la nación.£1 más alto de los ideales es el ideal de servicio. E stáis aquí t cooperar unos con otros, y no para combatiros. Debeis en- tr la fraternidad y no el antagonismo; poner en presencia a onos y obreros no para querellarse, sino como herm anos que ;e comprenden, y cuya cooperación es necesaria para el bien lún. He aquí grandes lecciones que conviene aprender y ense- , ideales que hay que presentar, a fin de edificar una nación erosa. Pero, y esta es mi últim a palabra, una nación libre no de ser edificada sin hom bres libres para construirla; y ningún íbre es libre en tanto que esté bajo el dominio de sus pasiones, 5 el yugo del odio o de la ignorancia. Los hom bres libres son que se dominan a sí mismos; aquellos cuyo cuerpo es el servi- , cuya inteligencia es poderosa, cuyo espíritu es el jefe al que decen la inteligencia y el cuerpo. Solamente con tales hombres Dn tales m ujeres, modelados en el ideal más alto que podéis cebir, es como os será posible constru ir una raza y una na- i que perduren a través de los siglos.

A nnie Be sa n t .

ducido de T h eosoph y in N ew -Z elan d , por J. G.)

AYUDA A LA NATURALEZAY TRABAJA CON ELLA

«Ayuda a la Naturaleza y trabaja cor. ella; y la Naturaleza te considerará como uno de sus creadores y te prestará obediencia».

«Y abrirá de par en par ante tí los portales de sus cámaras secretas; pondrá de manifies­to ante tus ojos los tesoros ocultos en su seno puro y virginal... No contaminados por la mano de la materia, ella muestra única­mente sus tesoros al ojo del Espíritu—el ojo para que el que no hay velo alguno en todos sus reinos».

«Entonces ella te mostrará los medios y el camino, la primera puerta y la segunda, la tercera, y hasta la séptima... Y luego la meta más allá de la cual permanecen, bañados en la luz solar del Espíritu, glorias inefables, úni­camente visibles para los ojos del Alma».

La Voz del Silencio

no de los distintivos de la civilización actual e s 'la m ayor atención que presta a las influencias de la Naturaleza. M ientras que el salvaje no es más que un detalle en el panoram a de la Naturaleza, el hom bre civilizado tiene

conocimiento de su relación con ella y especialm ente, de la utili­dad que le puede proporcionar. Sin embargo, aún tiene que ave­rig u ar en qué puede ser útil a la Naturaleza.

Nosotros consideram os la vida de la N aturaleza bajo muy diferentes aspectos según nuestro tem peram ento y educación. Algunos la m iran como un lugar de belleza, se deleitan en el en­canto de las flores y de los árboles, en la verde frescura del valle

EL LOTO BLANCO [ Diciembre

a floresta. Existen siem pre en la N aturaleza m iríadas de ites de vida, y uno de los elementos de su belleza es la tu r ­bación de alegría en la vida de la N aturaleza, nbién puede conocérsela en la form a de un conocimiento do, como el de la ciencia moderna. Si sabemos botáni- flogía, m ineralogía etc., cuando contemplemos la Natura- ;e despertará en nuestras m entes la comprensión de la

como plenitud de plan y método. Entonces se convierte uraleza en un libro intensam ente fascinador, en el que te hum ana puede leer mil adm irables narraciones de los ios de la Vida.eeremos un concepto más abstracto de la N aturaleza si eram os que toda ella está ligada por una escala de vida na evolucionante. Cuando así la contemplamos, y vemos ibre levantándose y procediendo del mundo anim al, comen-

también a verle como descendiendo de los ángeles, y la le la N aturaleza se convierte en una verdadera «escala de . El concepto científico de la evolución que m uestra las ; inferiores ascendiendo lentam ente hacía las superiores, una nueva idea de la Naturaleza.lavía existe un concepto más soberbio de ella: el de con­fia como el vestido de Dios. Cuando nos hacem os re s ­os a este aspecto de la N aturaleza, todos los anteriores )tos se mezclan en una unidad indescriptible. Así como0 los colores separados del espectro al m ezclarse for-1 un rayo blanco nos deslum bran la vista, así tam bién el 3to de la N aturaleza como vestido de Dios deslum bra al ccelso intelecto del hombre. ¿Puede hallarse un concep- s m aravilloso de la inm anencia de Dios que el de los si- es versos de los Upanishadas?

3 conozco a este Hombre poderoso, semejamte al sol, que mora allende eblas; Aquel, solamente Aquel a quien conociéndole, uno traspasa te. No existe ningún otro sendero por donde ir».)s rostros, las cabezas y los cuellos de todos los seres son los Suyos, yace en los recintos secretos de toda alma, por todas partes esparcido el Señor. Al penetrar en todo EL es benigno».quello es sin duda el fuego, Aquello es el sol, el aire, la luna; Aquello ¡ramente lo brillante; Aquello Brahma; las aguas Aquello; Aquello el r».

19221 AYUDA A LA NATURALEZA Y TRABAJA CON ELLA 371

«Tu llegas a ser hombre y mujer y adolescente y virgen llena de suavida. des. Cuando viejo con cayado tú andas y tú soportas, tú naces con nuevas faces por doquier».

«La mosca azul y el pájaro verde, y la bestia de ojos encendidos, la nube que lleva el rayo en sus entrañas, las estaciones y los mares, eres Tú, ¡Oh sin principio! En omnipresente poder tienes tus moradas, de donde todos los mun­dos han nacido».

«Aquei Dios en el fuego. Aquel Dios en las aguas, aquel penetra en el mundo entero; Aquel en las plantas, Aquel en las selvas; ¡Salve a EL!¡Salve ajDios! ¡Por siempre salve!

Shvetashva/ara Upanishad

A hora bien; a medida que el hombre según es cada vez más cons­ciente de esta Inm anencia, todas las cosas de la Naturaleza vienen tam bién hasta cierto punto a ser conocedores de ello. Cada p lan ­ta percibe vagam ente la Inmanencia, en el trabajo que realiza de crecim iento y propagación; cada planta en su vida instintiva es consciente a su m anera de la Inm anencia de Dios. Por supuesto, la vida de los anim ales y de las plantas no es consciente de ésto como lo es el hombre con su mente; aunque en m enor escala que el hombre son conscientes de un oculto designio en la Naturaleza.

P ara el animal y la planta la comprensión de la Inm anencia está en la obediencia y sumisión a la voluntad que actúa en la N aturaleza. Si consideram os su vida, veremos que en su raiz existe una g ran renunciación, una consagración, un altruism o. Los hombres pueden deleitarse en su propia belleza personal o am ar la belleza por la belleza en sí, y gozar tan sólo por su propio gozo; pero en la vida del animal y de la planta, el pensa­miento de su propio desarrollo personal es estrictam ente obe­diente a un designio «no de nosotros mismos, sino que obra por lo justo». Cuando estudiamos la estructura interna de la planta o del anim al, vemos que toda su vida no se pone tanto en el p re ­sente como en el futuro; el instinto de cada cual no se dirige tanto a la propia conservación como a la conservación de las especies. Las plantas se cubren con herm osas flores y los animales con bellas m anchas, no tanto para si mismos, como para que se propaguen las especies, realizando de esta m anera la V olun­tad y sus designios que pertenecen al futuro. Este altruism o exis­tente en la N aturaleza es cosa admirable.

M ientras que los anim ales y las p lantas son tan sólo conscien-

EL LOTO BLANCO [Diciembre

amente de la Inm anencia, el hombre lo puede ser plena- Y puede proclam arse G ran Sacerdote de la N aturaleza,. la luz aquellas tu rb ias intuiciones que la naturaleza per- >r medio de su intelecto educado puede el hombre repre- rn papel único, ofreciendo a Dios lo que la N aturaleza ira ofrecerle, y revelando tam bién a la N aturaleza las comprensiones de la Divinidad que las plantas y los ani- 10 pueden com prender por si mismos. Por ejemplo, el o la planta conoce la fiera lucha por la existencia entre rsas especies, y la naturaleza para éllos es un lugar lleno itas dificultades y peligros. Pero el hom bre conoce por le su mente que las especies se relacionan por medio de ila de vida evolucionante; y cuando realiza por el estudio pie tanto la vida como la sustancia de la forma son indes- ís , comprende el significado interno de esa lucha continua iesarrolla en la Naturaleza, que no es destrucción de for- 10 más bien el despliegue de las ocultas posibilidades de a indestructible.do a este conocimiento superior puede el hom bre unificar 'aleza y ser a m anera de interm ediario entre ella y Dios, sde hacerse por medio de la conprensión intelectual de la eza Si uno está instruido en los planes generales de evolu- :ural, cuando observa una planta o un animal ve todo ajcontribuido a m odelar esta form a particular, así como serán los futuros desenvolvimientos de dicha forma. Este liento intelectual, especialm ente cuando va unido a una a sim patía o arm onía hacia las progresiones inferiores de hace capaz al hombre por su m era presencia cerca de las y animales de explicarse, el profundo designio de la Na-i. Así como cuando un conferenciante teosófico habla a torio de salvajes puede explicarles las diferentes etapas aguardan en futuras comunidades civilizadas, y más allá como grandes adeptos, así tam bién el hombre que com- a la Naturaleza, publica por medio de la ciencia con la

itemplación de la planta o del animal, una lección que les ispirar a ellos «el futuro que les aguarda, la g loria que se ¡velar.

1 9 2 2 ] A Y U D A A D A N A T U R A L E Z A Y T R A B A JA CON E L L A 373

Un segundo modo de unificar la Naturaleza, es el Arte. La N a­turaleza conoce su diversidad y confusam ente siente deseos de uni­dad tal como la que el a rtista puede ofrecer en una «composición». El pintor, cuando contempla una escena, un paisaje, compone y revela por el proceso de la composición, la belleza oculta de la Naturaleza. Mas esta habilidad de componer no es sólo p a tri­monio del pintor, sino que cada uno de nosotros puede estar com­poniendo continuam ente al contem plar la naturaleza. Cada com­posición de estas es una unificación de la N aturaleza en un plano superior al de la lucha m aterial por la existencia. Cuando esco­gemos un punto determ inado para contem plar un paisaje, y luego vemos y nos deleitamos en la herm osa perspectiva, estamos com­poniendo, y por el hecho mismo de componer estamos por el momento unificando la N aturaleza y de cierta m anera expre­sando sus aspiraciones indefinidas por medio de nuestro senti­miento estético. Al componer de tal m anera la forma, el color, y el sonido de la N aturaleza, puede el hom bre realizar la gran labor de unificación.

Aún existe o tra m anera de que el hom bre se convierta en G ran Sacerdote de la Naturaleza; el de convertirse en su lengua en la boca por la que ella nos hable. El poeta y el músico que arm onizan con ella y entienden su profundo significado, pueden can tar lo que ella no puede por si misma cantar. Cuando las nubes flotan en el ambiente, cuando reina serenidad y calma alrededor de un lago tranquilo, la naturaleza comprende su signi­ficado, pero no sabe expresarlo; mas el músico y el poeta son capaces a veces de convertirse en sus G randes Sacerdotes, reve­lando por medio de palabras y de melodías los ocultos ofreci­mientos de la Naturaleza. Un poeta de esta clase es W ordsworth, y nosotros sabemos cuantas m aravillosas lecciones supo deducir de los aspectos de la N aturaleza cuando se reflejaban en su p u ri­ficado entendimiento. Pocos poetas hay que hayan reconocido que la N aturaleza es el espejo de la Mente divina; mas estos son los supremos Sacerdotes de la Humanidad.

Aún puede representar el hombre un papel superior, el de ser un canal por donde fluyan las inmensas energías que atesora la N aturaleza. Tam bién entonces se convierten los experimenta-

3 7 4 ÉL LOTO BLANCO [Diciembre

dores en sus G randes Sacerdotes, y el horticultor que introduce una nueva especie, realiza una g ran labor. La N aturaleza siente que son sus conductores y guías los hombres que, como Lutero Burbank, se esfuerzan continuam ente en producir nuevos tipos de ella; vienen a ser los canales de sus más elevadas posibilida­des de vida y forma que serán realidades para ella en edades futuras. Si purificamos y educamos nuestro entendimiento, nos comunicaremos con la N aturaleza por medio de nuestra com­pleja personalidad. Si contemplamos una flor y sabemos que es un grado de la gran escala de vida y forma, entra en juego nuestro elemento intelectual; si admiram os su forma y su co­lor, nuestra naturaleza emotiva aporta su tributo para revelar los m isterios de la flor. Cuando percibimos profundam ente la flor, como una cosa puram ente bella, casi como una espejo de la G ran Belleza de Dios, actúa un im portante elemento intuitivo. Y cuando a veces contemplamos una flor y la vemos enlazada a una g ran idea—como cuando un am ante asocia la flor a la idea de su am ada—otros complejos elementos prestan su cooperación para descubrir los m isterios de la flor. Vemos, pues que la pa­labra «conocimiento» cuando se aplica a la N aturaleza incluye no solam ente los sentidos físicos y la mente; sino las emociones y la intuición.

El último g ran paso de la comprensión de la N aturaleza por el hom bre consiste en contem plarla como si no estuviese separada de uno mismo. Comunmente conservam os tan ríg i­damente los limites de nuestra conciencia personal, que nos cuidamos mucho de hacer distinción entre lo que es nosotros y lo que no es nosotros mismos. Pero día llegará en que conside­rem os a la N aturaleza como no separada de nosotros, sino algo así como un m argen, una orla o periferia de nuestra conciencia. Por medio de una disciplina y una educación superior debemos reconocer que la N aturaleza no es solam ente el Vestido de Dios, sino también la expresión m aravillosa de la misma Vida D ivina. Así, de m uchas m aneras distintas, cada cual con arreglo a su capacidad, podemos «ayudar a la N aturaleza y trab a ja r con ella».

Traducción de F. V. A.C. JlNARAJADASA

¿Qué identifica y qué diferencia a Sos espiritistas de los teósofos?

Para la revista argentina «Constan­cia», con motivo de un artículo publi­cado sobre la relación entre el Espiri­tismo y la Teosofía.

ALGO DE LO QUE LOS IDENTIFICA

a doctrina de la reencarnación, desconocida y ridiculizada en Europa durante quince siglos de Teología obscurantista. Desde la persecución de los gnósticos neo platónicos y escuelas deri­vadas, desapareció del público conocimiento la

vieja creencia reencarnacionista, bajo la invasión de la influencia teológica en toda la Edad media, y desde aquella época hasta me­diados del pasado siglo, fué esa doctrina patrim onio de varias es­cuelas ocultas, pero ignorada del público en general.

Al espiritism o kardeciano le cupo la honra de alzar la voz de la g ran verdad a cuatro vientos, después de siglos de fanatismo y de ignorancia, propagando la ley de la reencarnación, resistiendo dedodadamente sus heróicos prosélitos las arm as de delgado filo de las ridiculeces y las burlas, que esgrim ían con furor los m an­tenedores del privilegio reaccionista; mas ellos supieron trem olar la bandera de la verdad, que pronto alcanzó cientos de miles de convencidos propagadores en Europa y Am érica.

Un cuarto de siglo después, reapareció la Teosofía, y en este punto especial de la doctrina se puso al lado del Espiritismo y al

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376 EL LOTO BLANCO [Diciembre

igual trabajaban paralelam ente estas escuelas, cubriendo en tram ­bas la línea de defensa en el renacim iento de la grandiosa creen­cia de la reencarnación en los países donde im pera la civilización moderna, tan cristiana y tan m aterialista a la vez.

En la doctrina de la inm ortalidad del alma, aunque con defini­ciones bien distintas, concuerdan las dos escuelas en la síntesis, lo mismo que en la arcaica doctrina del Karma.

En la pluralidad de mundos habitados mantienen am bas c ri­terios diferenciados en sus definiciones, pero concordantes en que no es la tie rra el centro del universo como único punto habitado por una humanidad, sino que existen otras y otras hum anidades con muy diversas evoluciones en infinidad de mundos parecidos unos y muy distintos otros al habitado por nosotros.

Tam bién existe completa identificación en la ley del progreso eterno, como la hay igualmente sobre la necesidad de la práctica del bien.

Otros muchos puntos hay de arm ónico contacto entre la escuela espiritista y la escuela teosófica, pero el sano y amplio criterio del lector llenará las lagunas que contiene este breve apunte, el cual ha sido publicado con el definido intento de responder, siquiera por deber y cortesía, al artículo de la m encionada re vista muy digna de su título, por los herm anos espiritistas a r ­gentinos.

ALGO DE LO QUE LOS DIFERENCIA

El fundam ento del moderno Espiritism o es la revelación por la mediumnidad. El principio de la Teosofía es la revelación por la enseñanza com parativa de las filosofías, religiones, ciencias y artes de todos los tiempos.

El Espiritism o proclam a y eleva el mediumnismo y lo concep­túa un alto privilegio y un medio de desarrollo psíquico. La Teo­sofía enseña que la mediumnidad es un estado de patología in­terna, peligroso y nada deseable para la evolución espiritual.

Se cree en Espiritism o que el médium está en camino de la Santidad, m ientras que la Teosofía afirma que sólo el desarrollo

1 9 2 2 ] QUÉ IDENTIFICA Y QUÉ DIFERENCIA A ESPIRITISTAS DE TEÓSOFOS 3 7 7

consciente de las virtudes y pureza de conducta pueden sutilizar el sistem a nervioso y despertar en consecuencia facultades psí­quicas.

El Espiritism o experim ental es inductivo en oposición al filo­sófico que es deductivo por la revelación. La Teosofía es deduc* tiva en sus principios e inductiva en la observación y com proba­ción de sus porm enores.

En Espiritismo se distingue poco entre la mediumnidad y la facultad; en Teosofía sólo se enseña y recom ienda el desarrollo consciente de las facultades psíquicas y espirituales.

El Espiritism o quiere convencer al escéptico con fenómenos psíquicos; en Teosofía sólo se convence por el estudio y el discer­nimiento. El prim ero hace prosélitos atraídos muchos de ellos por la m aravillosidad. La segunda no acepta comunmente a ningún milite que no se haya antes convencido a sí mismo.

El Espiritism o coloca en sus prim eros térm inos el fenómena- lismo maravilloso; la Teosofía conduce al desarrollo de la con­ciencia como conquista única y definitiva.

En Espiritism o se enaltece al Cristo como símbolo de perfec­ción y pureza; en Teosofía se enseña a am ar y adm irar a todos los grandes Iniciados y M aestros del mundo, sin distinción.

En el Espiritism o m ilitante sólo caben espiritistas; en la mili tante Teosofía, caben todas las religiones.

En el Espiritism o escasean federaciones extensas y cohesiona­das; en Teosofía sólo hay una sociedad legítim a en el mundo. En ella sólo hay un Presidente mundial dem ocráticam ente elegido, m ientras que en el Espiritism o circundante no existe ninguno.

La organización teosófica arm oniza la unidad en la diversidad, la autoridad m oral con una amplia democracia. El Espiritismo, desaparecido el g ran apóstol y fundador Kardec, ha quedado con una organización fragm entada y sin dirección mentora.

En Espiritism o es corriente y aun loable a traer a los desencar­nados a la tierra; en Teosofía se recomienda elevar el pensamiento y el am or hacia ellos.

En el prim ero se desarrollan médiums; en Teosofía se enseña no despertar los sentidos astrales hasta haber dominado la natu­raleza emocional. En espiritismo se desarrollan médiums al azar;

EL LOTO BLANCO f Diciembre

isofía se obliga al discípulo a ser su propio m aestro antes ocar los seres del más allá.Espiritismo es libre el uso de la carne y del alcohol; en ría se recom ienda abstenerse en absoluto de ellos, justifi- los motivos de la recomendación.Espiritismo es desconocido el proceso de la Iniciación y las a que ha de sujetarse el candidato: la Teosofía contiene a más estricta.el Espiritism o sólo se enseña la existencia del cuerpo,

píritu y espíritu; la Teosofía habla del hombre y sus cuer- ibdivididos en personalidad, individualidad y divinidad. En tismo se llam a espíritu a cualquier entidad comunicante; tsofía el espíritu es la mónada de la cual el alm a es sólo ejo, no admitiendo de ningún modo la comunicación de ésta ngún médium, sino sólo la relación entre los vehículos su- e la personalidad, reflejo a su vez, del alma.Espiritism o se nom bra la Eternidad- pero nada se explica ey de los ciclos, divididos en p ralayas y m anvántaras. Espiritismo acepta la existencia de Dios; pero nada se dice existencia de los Logos y de su respectiva evolución, como i la doctrina teosófica.)clama el Espiritism o que para progresar es m enester ser ; en Teosofía se detalla m inuciosamente la ciencia de la d.el Espiritism o se cuenta con el psiquismo experim ental; en

fía con el Ocultismo y el proceso de evolución in terna o ini- i, y como medio práctico el Yoguismo.Espiritismo habla del mundo de los espíritus y de otras es- de un modo impreciso; la Teosofía enseña la existencia de terpuestos planos de sutilidad y estados de conciencia, sin le nuestro mundo.Espiritism o no se precisa el estado postmortem; en Teosofía

>la del ascenso y descenso de los planos, da se menciona en Espiritism o acerca del devachán, mundo causas; en Teosofía comprende esta doctrina el proceso de

ón entre una encarnación y otra.Espiritismo nada se dice acerca del gobierno oculto de la

1922] QUÉ IDENTIFICA Y QUÉ DIFERENCIA A ESPIRITISTAS DE TEÓSOFOS 379

Tierra; en Teosofía se especifica la existencia y funciones de la Gran F raternidad Blanca de los Himalayas.

En Espiritismo no se previene a los psiquistas contra los peli­g r o s de ¡a m agia negra; la Teosofía menciona la existencia de fraternidades de m agos negros, advirtiendo sus peligros.

En Espiritism o sólo se dice lo que la ciencia oficial conoce res­pecto del proceso geológico de la tierra; la Teosofía detalla su oculto proceso, en oposición, a veces, con lo admitido por la cien­cia.

Nada menciona el Espiritismo de la existencia de las razas fuera de lo que la ciencia oficial reconoce; en Teosofía se ha expli­cado con notable anterioridad a los recientes interesantes descu­brimientos, la existencia de las razas raíces lem uriana y atlante con la formación y florecimiento de sus civilizaciones y ca ta­clismos.

En Espiritism o se omite en absoluto el porvenir de la raza; la Teosofía puntualiza el proceso de las futuras razas, y los conti­nentes en que han de m orar, las características de su civilización y las épocas aproxim adas en que florecerán.

Después de lo expuesto, hágase el parangón entre el Psiquismo y el Ocultismo, entre el Espiritism o y la Teosofía, y subsane el lector discreto e im parcial las m uchas deficiencias y errores que estos apuntes al vuelo contengan, pero que tienden a dem ostrar, que aún existen notables separaciones entre el Espiritism o y la Teosofía, a pesar de aceptar los teósofos la posibilidad pero no la conveniencia de la comunicación mediumníca de los desencar­nados, único punto que les diferenciaba, según una muy respeta- ble'opinión vertida en «Constancia».

Después de expresado el objeto del presente artículo, demos­trando que a pesar de aceptar los teosofos el efecto de la medium- nidad, restan todavía diferencias en los puntos doctrinales, orien­tación, organización y trabajo, y no siendo por ello idénticas su naturaleza, origen y resultados, sería un tanto peligroso fundir ambas doctrinas en una absoluta igualdad, siendo m ejor por ahora que cada escuela siga la ru ta préviam ente trazada sin perjuicio de la más sincera y leal confraternidad, buscando lo que las une y jam ás atacarse por lo que las diferencia, que si bien es mucho, no

380 EL LOTO BLANCO [ Diciembre

impide jam ás el que se labore en el respectivo campo de acción y se tra ten como buenos vecinos y aun como excelentes herm anos, quedando, sin embargo, en completa libertad en el campo filosófico de com parar y analizar el pro y contra de las doctrinas teosóficas y espiritistas, sin que ello implique ataque, ofensa ni molestia, pues que la libertad de pensamiento ha de ser una de las princi­pales norm as de su conducta, pudiendo analizar opiniones y for­m ular criterios, con tal de que se guarde el respeto y la considera­ción debidos.

A parte de esto, la común labor debería concordar en la difusión cultural, dándole un matiz señaladam ente espiritualista, y en las localidades donde actúan teósofos y espiritistas, bien podrían prestarse m utua ayuda en cuanto a lo que tra te de espiritualizar antidogm áticam ente al pueblo, hoy completamente desorientado en el ideal filosófico y religioso.

En la enseñanza pedagógica, en el arte, en la ciencia y en la cultura en general, debieran coincidir ambas escuelas en difun­dirlas amplia y abiertam ente, encauzándolas hacia un ideal que tenga por motivo práctico e inmediato la fraternidad hum ana como un todo indivisible; y por lo tanto, enseñar y vivir este g ran principio, será indudablemente el lazo más efectivo y práctico para unir a teósofos y espiritistas y con ellos a toda la humanidad.

E rn esto S a l v a d o r .

LA RONDA INTERNA DE MERCURIO

L os estudiantes que se tomen el trabajo de revisar el nú­mero de The Theosophist de agosto 1911, encontrarán allí unos apuntes tomados durante las investigaciones clari­

videntes de las prim eras Rondas, por Mrs. Annie Besant y Mis- ter C. W. Leadbeater.

Estas investigaciones se efectuaron en 1896, y Mr. B ertrán Keightley y yo tomábamos las notas, escribiendo lo que veían los investigadores,

1 9 2 2 ] la ronda Interna de mercurio 381

Las investigaciones term inaron con la descripción de la condi­ción de la T ierra en la C uarta Ronda, Globo D, tal como se dió en la página 889, de septiem bre 1911.

Como yo fui uno de los amanuenses, recuerdo perfectam ente que se realizó alguna investigación sobre la condición del planeta Mercurio en este momento, en que ocurre en él lo que se co­noce por el nom bre de «Ronda Interna». Pero no había podido yo encontrar las cuartillas del m anuscrito que registraban esta parte final de las investigaciones. Sabía la substancia general de ellas, pero no pude encontrar los apuntes tomados. Este afio, m ientras estaba en Benarés, revolviendo papeles viejos, encontré el m anuscrito que faltaba. La redacción no es exactam ente a la letra de las expresiones que utilizaron los investigadores, al me­nos en la forma en que yo las transcribí cuando las publiqué en The Theosophist más tarde, (en la parte que se publicó). Creo más bien que esta parte de los apuntes la transcribió Mr. Keightley, pues hay algo de su puño y letra al final de las notas, aunque la m ayor parte está escrito a máquina. En todo caso, doy a conti­nuación la substancia de las investigaciones, añadiendo aquí y allá algunas palabras, para hacer más inteligibles las notas.

C. J in a r a ja d a s a .

5}: t|e

[Los investigadores dijeron que, debido a la proxim idad del Sol a Mercurio, había ciertos momentos del año en que el calor era tan intenso, que los habitantes vivían en cavernas. Evidente­mente, la descripción empieza en el interior de estas cavernas].

La m ayor parte de los habitantes de hoy tienen sólo vista fí­sica, pero se desarrolla la vista etérica, como en algunos ya ha sucedido.

Mirando a través del techo de la caverna, utilizando la vista que algunos de los habitantes poseen, se ve como a través de agua. Hay una diferencia entre esto y el m irar a través del aire. Mirando a lo alto, el sol es visible durante el día, y por la noche las estrellas. Se puede ver el sol a través del planeta, aun durante la noche. Hay, sin em bargo,diferencia, porque la espesura del pía-

é l l o t o b la S c o [Diciembre

ace la luz mate. Hay una diferencia perceptible en el ta- aparente del sol en las diferentes épocas del año. examinó un hombre de la Ronda Interna]. A lgunos de los iven son evidentem ente instructores, Adeptos. Algunos os parecen haber ido allí como parte de la obra de la Gran

examinó un niño]. Ve él a través del suelo; está m irando se retuerce un gusano bajo el piso. Parece tener seis o siete Dicen que tiene tre in ta y cinco. Las gentes adultas cuentan t por cientos de años. Todo esto es debido a lo corto del año rcurio, que es sólo la cuarta parte del nuestro, aproxim ada- , (El investigador salió entonces de la caverna). Hay vas- mpos sembrados. Los agricultores de M ercurio m iran etéri- te la semilla bajo la superficie, para ver cómo se desarrolla, iservó un hom bre enfermo, y un médico diagnosticándole sta etérica). El sanador emplea corrientes etéricas para

hay ciudades, y los vestidos parecen estar adoptados para más bien que por o tra razón cualquiera. H ay un sonido

'tibie continuo, como el rum or del m ar lejano, pero no es ando habla la gente, se oyen asimismo los sobretonos. Este prevaleciente cambia según la noche y el día. La causa es Lo mismo es perceptible aquí en la T ierra, pero en me­

ado. El rum or solar en Mercurio es enorme. Todos los s que emiten las gentes son generalm ente m ás suaves. Con físico ordinario, apenas se podría oir hablar a las gentes,

son esbeltas y delicadas. Un hombre en su completo des- ' tiene una estatura en general de 1 ‘38 metros. No son más ; que nosotros en relación a las condiciones que los rodean. í más ligera contextura. No veo hombres con barba. Los son los mismos que entre nosotros, sin diferencias fúnda­les. Los hombres parecen ser de un tipo afeminado; sus son más blandos, (algo así como cartílagos), y sus múscu-

cho más ágiles. El em barazo parece muy cómodo. In te r­in la construcción del cuerpo m ucha más m ateria etérica tre nosotros. Son gentes graciosas, que recuerdan la delica- 3 las form as de los antílopes. El color es dorado oscuro.

1 9 2 2 ] POR Q U É D E B E M O S D E SA R R O L L A R N U E ST R O S P O D E R E S PSÍQUICOS 3 8 3

No todos tienen el cabello negro. Se vió una m ujer con una esplén­dida cabellera de color rojo cobre.

Su sistem a parece ser el de reunir unas cuantas casas y culti­v a r a su alrededor. H ay grandes espacios inhabitados. Las gen­tes parecen muy am istosas. La relación sexual no tiene gran im­portancia en su conducta. Hay mucho afecto de unos a otros y fuertes lazos; pero la vida norm al no es una vida m arital con la familia por unidad. El instructor Adepto, parece dar instrucciones respecto del cuerpo que se necesita para un alm a determ inada.

No hay nada que evoque una enorme devoción o esfuerzo. Es un medio muy favorable para un lento y constante desarrollo. Es uniforme, sin violentas elevaciones y depresiones. No ha}7 proble­mas de situación ni de rango social; ni disgustos en cuanto al tra ­bajo, ni tem porales. Es una especie de vida patriarcal.

El cielo es azul, bajo un dosel de nubes que están muy altas. H ay una zona arenosa en el ecuador, y se han construido mu­chos túneles.

H ay una envoltura especial alrededor de la atm ósfera, que modifica el calor del sol, debido a la proxim idad del planeta.

(Traducido de The Theosophist de Mayo de 1922 por J. Garrido).

POR QUE D E B E M O S DESA RR OLLA R NUESTROS PODERES PSIQUICOS

a s investigaciones efectuadas en los campos accesibles a la investigación hum ana, los trabajos considerables de los investigadores, la etapas franqueadas al impulso de ciertas inteligencias privilegiadas, los progresos de todo orden dem uestran la ignorancia absoluta en que se

ag ita todavía la humanidad.En efecto, ¿qué sabemos aún desde el punto de v ista material?

Mucho menos de lo que parece indicar la multitud de colegios esparcidos por el globo y los m illares de volúmenes de nuestras bibliotecas. La ciencia actual no es más que una colección de

EL LOTO BLANCO [Diciembre

positivamente observados y metódicamente clasificados; dio de los efectos con ignorancia profunda de las causas, numerosos capítulos de la enciclopedia actual faltan mu ginas. Citemos unos cuantos ejemplos. Consideremos la i: ignoramos si Pharamond es una leyenda o si ha exis­ta obscuridad profunda envuelve la cuna de los romanos s griegos primitivos. Si nos remontamos a las razas arias ias, nos encontraremos con que casi todo su grandioso se ignora; y si intentamos levantar el velo que sepulta os ,del Africa o de la América primitivas, de la Lemuria e Oceanía), de la Atlántida. no tardaremos en asómbranos erio que se cierne sobre estos continentes, n embargo, las reliquias ciclópeas, los asombrosos monu- de Egipto, Cambodge, India, Oceanía y América nos que han vivido pueblos a que cuyo lado no somos más neos físicos e intelectuales.I reino mineral ¿quién podrá decir por qué fases magneto- ha pasado la materia para transformarse en los diversos les y metales? Los eslabones que unen al hierro con el i plata o el oro tienen todavía que desenterrarse y descu- n los símbolos hábilmente compuestos por los verdaderos das.fin no nos explica por qué las hormigas, las arañas y las con organismos muy sencillos, poseen un desarrollo ins­an por encima del de los animales más complejos desde de vista estructural; y todavía no ha nacido un botánico dé la razón del abismo mostruoso de conciencia que

i la delicada sensitiva de los liqúenes impasibles; y sin ), éstos tienen puesto un pie en la animalidad, itaremos la geología sino para decir que está todavía en cia. La astronomía, por haber observado y fijado ciertas la evolución exterior de los cuerpos planetarios, es inca- efinir el estado material exacto, el fin y el destino de uno los globos que cruzan el espacio. En el campo físico-quí- ookes corre tras un protillo inalcanzable; y Keely, el más mentor del siglo, no encuentra el regulador de su fuerza rea. Si se preguntase al mayor de nuestros pensadores por qué o cómo se producen la atracción y la repulsión 1 se callaría asombrado de su ignorancia. En las mismas icas ¿cuál es la naturaleza real del O? Muchas de las inteligencias que piruetean con los números se deben propuesto el problema, y ¿cuántos lo han resuelto?

tudiamos la fisiología vemos que el hombre fracasa eter- persiguiendo la vida; y no obstante, la vida lo rodea,

1922] POR QUÉ DEBEMOS DESARROLLAR NUESTROS PODERES PSÍQUICOS 385

lo penetra, lo sum erge en sus ondas m ágicas. La terapéutica todavía está por nacer; hasta ahora ha enviado más seres hu­m anos a la Estigia que las guerras más terribles. La causa prim era (Logos manifestado) se les escapa, y la causa sin causa (Parabrahm ) no se traduce en sus ridículos cerebros más que por impresiones negativas.

La psicología no es todavía más que una idea en vias de ger­minación; ¿qué significan para nosotros las palabras idea, pensa­miento y sentimiento? ¿Qué se sabe de la naturaleza íntima, real de estos seres (pues seres son)?

De las religiones podemos decir que todas tienen la misma pretensión de representar la Verdad Una, a pesar de los abismos de interpretación que las separan. Los cristianos antropomorfizan lo Divino Absoluto y lo reducen a un individuo horrible, celoso, colérico y despótico, que ordena carnicerias insensatas (Exodo), que m anda a ciertos profetas (Oseas) hacer actos innobles; m ien­tras que el Eclesiastés niega la inm ortalidad del alm a, reco mienda el culto de los sentidos y asim ila al hombre con los animales. ¡Y a pesar de tales absurdos las iglesias se dicen depo­

sitarías únicas de la Verdad!En el terreno de los fenómenos ocultos vemos la misma igno­

rancia, m ultiplicada por peligros numerosos e invisibles. Si los experim entadores no iniciados tuviesen conciencia de los explo­sivos que m anejan, se volverían prudentes y se ocuparían de otras cosas que de hipnotismo, magnetismo, espiritismo y magia ceremonial. No ha mucho un sujeto estuvo a punto de sucumbir fulminado en una experiencia de exteriorización de la sensibi­lidad del cuerpo etéreo. Los aficionados al ocultismo danzan sobre dinamita.

Y no es todo el que hayam os reconocido nuestra propia igno­rancia en todos estos puntos; hay todavía una m ayor, es la ilusión completa que nos rodea, en la que nos bañamos, productora de todos los contrastes y de todas las antinom ias y señora absoluta del Cosmos m anifestado: la gran M aga Maya, que, en nuestra ignorancia, traducim os por «ilusión» m ientras que es la gran Fuerza que crea los flujos y reflujos incesantes de la evolución; el tiempo y el espacio, los Yo y los Tu.

El tiempo no es sino un espacio intelectual; su creador y medi­dor es la memoria que lo jalona y lo encuentra largo o corto, según el 'núm ero de estacas que puede p lan ta r en él. Un sueño sin ensueño podría du rar mil siglos; cuando el durm iente desper­ta ra se creería que se había dormido la víspera; diez años de ociosidad parecen algunos días cuando se les quiere medir, m ien­tras que un viaje accidentado de una sem ana puede parecer que

VL-.

e l loto blanco [Diciembre

ado meses; es cuestión de jalones dados a la memoria, de de referencia provistos por los estados variados de con-

; estos estados diversos form an contraste y de los contras­te la creación ilusoria del tiempo. En realidad no existe ,do ni futuro, sino solam ente un eterno presente, sspacio, tiempo objetivo, es hijo del tacto y de la vista; ;tras papilas táctiles y nuestros elementos retinianos se lizasen hasta el punto de percibir las centésim as de mili- las dimensiones de todo lo que nos rodea se centuplicarían aente. Los niños lo ven todo agrandado porque son -peque- í como los que han abandonado el pais natal en la infancia tran empequeñecidos los lugares testigos de sus juegos es. Es el aprisionam iento en un upadhi, unido con el con- lel medio ambiente lo que da la ilusión del yo; si la unidad a no se polarizase en «opuestos» no podría m anifestarse, nism a polarización es la que nos da la ilusión de la fuerza listinta de la substancia. Y asi indefinidamente nos estre- eternam ente en la ilusión.existe pues esta V erdad bendita que buscamos y por la

.piramos en medio de los terrores de la existencia? ¿No será bre más que un Sísifo condenado a rodar incesantem ente a roca de sus aspiraciones y esfuerzos? ¿M archaremos nente fuera de alcance? ¿En qué fondo echarem os el ancla jar nuestro buque sobre las olas engañadoras del Maya al? ¿En qué punto apoyarse en esta deriva horrenda hacia lia desconocida? Todo es inestable en torno nuestro, todo no, todo decepción, todo es arrastrado por la g ran m area id a ; algunos han llegado a puerto; pero éstos están fuera tice. ¿Dónde, pues, está la salvación? Cuando se ha visto

ilusión, no se puede dejar uno a rra s tra r por los reclam os o y platillos de los fanáticos o maliciosos de los ere- itericos politicos, científicos y religiosos. Por el camino pió conocimiento, del desarollo de nuestras facultades la- debemos andar; cuando el hombre espiritual se forma,

existir la ilusión; se sube el último peldaño; la última atraviesa; el peregrino ha puesto sus pies en tie rra firme lado del océano de Maya. El ve bajo sus pies la lucha te de los elementos terrestres y astrales agitados; ve a las acudidas y m artirizadas por los choques purificadores aguas, el conoce, el sabe.embargo, hay un escollo particularm ente terrible para ¡anteros y adelantados en la conquista de la inmortalidad: e las sirenas del abismo que atrae a los buscadores hacia unos peligrosos. Los viajeros de los grandes desiertos

1 9 2 2 ] POR QUÉ DEBEMOS DESARROLLAR NUESTROS PODERES PSÍQUICOS 387

encuentran que en las soledades profundas en que la multitud de los pensam ientos humanos no han neutralizado las fuerzas ele­m entales de la naturaleza, los goblines tra tan de separar a las caravanas de su ru ta , para dejarlas m orir perdidas en la inm en­sidad del desierto; en las soledades astrales se encuentran entida­des peligrosas, distintas de los inocentes espiritus de la n a tu ­raleza: ellas llenan de espanto el corazón del discípulo y colo­can nubarrones de som bras ante sus pasos: son los «Hermanos de la Sombra», asociados fieles de la fuerza centrifuga o de diso­ciación. Se deben vencer a estas potencias de oposición y asirse a la estrella del corazón; a la pequeña lám para que guía los pasos del peregrino por los senderos más cubiertos de tinieblas, ella es el hilo conductor. Ella nos dice que la verdad existe y que la V erdad está en nosotros. El hom bre es un microcosmos; no puede ser la creación especial de un Dios imperfecto. Todo está en todo. El grano de arena es un cosmos en potencialidad. El hombre es asi mismo, un Cosmos parcialm ente evolucionado. Si tiene la noción de la verdad absoluta es porque existe en él, a lo menos un estado noumenal; la solución del problem a de la vida se reduce, por consiguiente, al desarrollo de nuestros poderes latentes.

Los rayos parabráhm icos ( m ónadas) salen de lo Absoluto (Dios, Padre) y se sum ergen en la sustancia universal (Akasa) para llegar al propio conocimiento por la Existencia manifes­tada; ellos conocen ya lo Absoluto, el Ser en Sí, y deben adquirir la noción de lo Relativo, el Ser. No llegan a este propio conoci­miento mas que por un espantoso giro en los planos de la m ate­ria, con los contrastes por instrumentos: es el origen, el por qué, el fin de los sufrim ientos físicos, morales, m entales y espirituales.

Cuando exponemos nuestros dedos a la llama de una lám para y nos quemamos, alm acenam os el conociento del agente exterior, llama, y aum entam os la conciencia física de nuestro yo. Los dolores morales y espirituales nos hacen conocer la naturaleza de sus planos respectivos y desarrollan en nosotros los estados correspondientes de la conciencia del yo. Cuanto m ás vigorosos son los contrastes, más vivo es el dolor y m ás enérgico es el impulso evolutivo. Por esta razón es el avance más rápido en los ciclos negros y por ésto son estos últimos más cortos.

Por el sufrim iento se efectúa el desarrollo de los principios latentes del hombre, pues quien dice principio dice estado de conciencia. Así pues, los discípulos que se decidan a en tra r en el Sendero deben p repararse bien. Dejan el camino relativa­mente fácil de la evolución norm al por un atajo penoso y lleno de peligros. Si se suprim e el Tiempo, se debe de reem plazar por

388 EL LOTO BLANCO [Diciembre

la Voluntad; la correlación de fuerzas existe en todos los planos. Este artículo no está escrito para im pulsar desconsideradamente hacia el ocultismo práctico, sino más bien para m ostrar a los que quieran saber, que deben pasar por la puerta que se ha llamado la más estrecha de las puertas. Es preciso que sepan que las cualidades que se exigen para lo oculto son de un rigor inexorable, y que verdaderos peligros se añaden a las enormes dificultades del camino; que el discípulo debe cam inar por si mismo y completamente solo; que no hallará socorro sino lo ha merecido que no encontrará al M aestro complaciente que, a cam ­bio de algunas limosnas o de algunas decenas de rosarios, le absuelva de sus pecados, le dispense de luchar con sus pasio­nes o las domine por él.

Uno se inicia a sí mismo. En esto se debe de hacer hincapié; pues el Maestro no puede más que m ostrar el camino, anim ar y reajustar, es decir, restablecer el equilibrio de la balanza cuando la turbación esté a punto de hacer que el discípulo pierda el pié. H. P. B., que tanto nos ha enseñado, nos dice que el gurú rep re­senta respecto al discípulo el papel de padrino; es responsable de todas las faltas por acción u omisión que el discípulo pueda cometer sirviéndose de las fuerzas que la iniciación progresiva ponga en sus manos todavía inexpertas; el Karma del M aestro está, pues, ligado con el del discípulo en tanto que éste no sepa, es decir, no tenga la prim era iniciación verdadera, la que enseña real e infaliblem ente lo que se ha de hacer y lo que se debe evi­tar: lo cual es o tra razón de la necesidad absoluta de la iniciación por uno mismo.

El mundo interior es tan diferente de todo lo que conocemos, que sólo podemos llegar a adivinarlo progresivam ente; debemos desarrollar nuestros sentidos psíquicos y espirituales antes de ver en los planos correspondientes. Es imposible hacer com prender la naturaleza de los colores a un ciego, y nosotros somos ciegos en los planos transcendentes. Por otra parte, no se tiene fé más que en la experiencia personal; nueva y rigurosa razón de la necesidad absoluta de la iniciación de uno mismo por uno mismo.

¿Es posible la iniciación? se nos preguntará . Basta consultar los anales de la m agia consciente e inconsciente en los taum atu r­gos o los médicos, las santos o los hechiceros de todos los tiempos y de todos los paises; los desdoblamientos, las proyecciones cons­cientes de mayavirupas; el dominio de los elementales; los m ila­gros de los derviches; de los Esauas, de los m agnetizadores tra s ­cendentes como Ragazzoni o Dupotet; los de los fakires, los yoguis, los poseídos, los convulsionarios, para cerciorarse de la realidad de una ciencia trascendental que obra por medio de

1 9 2 2 ] POR Q UÉ D EBEM O S D E SA R R O L L A R N U E ST R O S P O D E R E S PSÍQUICOS 3 8 9

las fuerzas ocultas, inconscientemente en los sensitivos, cons­cientemente en los magos.

Los que no tengan prueba directa de la existencia de los Maes­tros, no tienen más que recordar estos hechos para admitir que, lógicamente, estas grandes almas deben existir, y los que hayan conocido el poder mágico extraordinario de H. P. B. sabrán que el poder divino, como se le ha llamado a lgunas veces, no está solamente en la imaginación de los noveleros, y que la historia ex traña y actualm ente confusa del conde de S. Germain no es más que una edición anterior a la de la gran figura que ha traido a fines del siglo xix, la buena nueva de la verdad.

Así pues, la iniciación es un hecho; los hom bres que se ejerci­ten sistem áticam ente pueden desarrollar rápidam ente las facul­tades latentes, y hacer conscientem ente y a voluntad lo que los desgraciados histéricos o los médiums producen bajo la influencia de ciertas entidades poco conocidas del mundo astral.

¿Los medios? ¿El método? nos pedirán los buscadores de fenó­menos, los am antes im aginativos del poder mágico, los cerebros recalentados por la elucubraciones del rom anticism o. Los medios y el método existen; pero aparte de que nosotros no estamos en condiciones de exponerlos, no se parecen en nada a una ecuación algébrica o a una fórm ula de preparación química. En el reino de las fuerzas sutiles se necesita ante todo la Voluntad, después un instrum ento: el cuerpo astrofísico. Los que poseen estos dos elementos lo saben sin que se les enseñe; pueden llegar a ser m agos blancos o negros; pero sin M aestro no irán más seguros que un buque sin brújula o sin timón. H ay ex trañas experiencias en el desarrollo psíquico, contactos desconocidos con fuerzas ignoradas. La envoltura física ordinaria es un protector imper­meable; el entrenam iento oculto convierte a esta envoltura en porosa y permeable; una pasión, la cólera, por ejemplo puede poner enfermo o m atar a su poseedor si se deja dom inar por ella después de haber realizado en la sustancia de sus vehículos exte­riores e interiores cierto desarrollo. Al e n tra r en contacto con un individuo colérico sentirá que un aguijón especial hiere su naturaleza astra l, y nacerá en él una apreciación completa­m ente nueva de los elementos pasionales. Por esta razón los que quieran afron tar los peligros del ocultismo práctico deben adquirir antes de todo la pureza; un hom bre impuro lanzado en ese camino peligroso enferm a, enloquece o muere. Y feliz de él si una polarización especial de sus fuerzas m agnéticas no le a rra s tra hacia la parte sombría de la vida, hacia las energías del abismo, hacia la octava esfera. E n efecto, en nosotros existen dos polos: el del ángel y el del demonio; el cristianism o los ha

EL LOTO BLANCO ¡Diciembre

pomorfizado, y la imposible creencia en un Satán personal perpetuado en nuestros días como contraparte del blanco

a. Sí; existe en nosotros un Redentor y un Adversario; cada iosee sus centros de fuerza especiales; la V oluntad puede rollar ya los plexos de luz, ya los depósitos de tinieblas, na parte nos identificamos con las leyes divinas de Amor Altruismo, y por o tra nos unimos a las fuerzas de destrue­que han de desaparecer bajo la atracción, cada vez más osa, de la fuerza de unificación: el Bien, í pues, existen dos métodos: el de los Hijos de la Luz y el ; Hermanos de las Tinieblas. Los dos son difíciles y peli- >; pero el último conduce fatalm ente a la aniquilación, o no ocurre que un accidente imprevisto se lleva prematu- ,te al mago negro. La historia oculta de ciertas m uertes s, sería una preciosa enseñanza y una advertencia severa :iertas naturalezas inclinadas a las prácticas de un ocul- intempestivo.; tres objetos que han presidido la form ación de la S. T. entan a grandes rasgos, el conjunto del método de los ros que la protegen:

Fraternidad universal, destrucción radical y absoluta oismo, hierba gigante, como la llama Luz e n e l S e n d e r o , de todos los crím enes y de todas las dibilidades, raiz del

) y de la ilusión.Estudio del Oriente; teoría general de las grandes leyes

aturaleza; preparación del candidato para los grados tras- ites de Gnosis. Estudio de Oriente, pues el Oriente es la le la raza como también de las artes, de las letras, de las is y de la filosofía. El pais de los fakires es la sede actual Gran Fraternidad: los prototipos de los libros sagrados de ¡blos actuales han nacido allí; la India es todavía «el terna- )erior» de la hum anidad actual, a pesar de su decadencia Los cabalistas, rosacruces y alquim istas no han sido más scípulos de los adeptos orientales, y con todo no habido le un pequeño número de ocultistas reales. En estos asun-

muy fácil confundir el oropel con el oro; la etiqueta que seo lleve no es una g aran tía de la integridad del producto; los estudiantes sinceros exam inar lo que se les ofrece,

;ndolo al criterio de la razón con la esperanza de haber diado en sí mismos la piedra de toque infalible del corazón. Desai rollo de los poderes psíquicos. Cuando el discípulo punto, cuando Hercules ha limpiado los escollos de Au-

a personalidad), puede em prender el coronam iento lleno gros del edificio oculto. Para estos trabajos, en lo más alto

19221 POR QUÉ DEBEMOS DESARROLLAR NUESTROS PODERES PSÍQUICOS 391

de la andam iada se necesita tener equilibrada la cabeza y las piernas fuertes; adem ás se les llama a muy pocos, y aun a menos se les elige; pues se debe ver y vencer a Maya en todos sus fo rm as,m atar esta ilusión tan intensa de la scparatividad, y a lcan­zar las regiones serenas y estables de lo V erdadero. Es una obra gigantesca en que el ser individual debe pasar por todas las e ta­pas y hacer la experiencia personal de todos los estados; no se puede om itir etapa alguna y se debe acelerar la velocidad de la m archa por todos los medios posibles. Se deben aceptar alegre­m ente los duros golpes kárm icos y sacar provecho de lo que padecen los que viven junto a nosotros. Se debe destru ir el deseo con los esfuerzos todopoderosos de la V oluntad ejercitada, en la que existe el verdadero atajo. Un beodo, un avaro, un libidi­noso, a travesarán veinte reencarnaciones antes de reconocer la ilusión de su pasión, y no la verán hasta que los choques racio­nales de la ley hayan ensangrentado y m artirizado su alma. Así como en la distribución sanguínea cutánea sucede un calor equilibrante al frió intenso, así cuando el libertino ha llegado al fondo de su ciclo, cuando el avaro ha bebido la hez de su pecado, las fuerzas espirituales arrastradas hasta la tie rra por el huracán pasional, se yergen y vuelven a lanzar al alm a destro­zada en la corriente que conduce hacia la Verdad.

A veces, se rompe la ram a, el espíritu inm ortal abandona a la personalidad terrestre , condenada desde entonces a la des­trucción y a la vuelta a la homogeneidad negativa. La V oluntad puede reem plazar al Tiempo y el exceso de acción pasional; la ilusión del vicio dura hasta el momento en que se satisface; la m áscara cae enseguida, y por un momento se liberta la persona­lidad de ella; cuando las fuerzas vivas de la V oluntad han minado este vicio y lo han debilitado y desm aterializado progresivam ente, la ilusión no tiene agarradero y la libertad se obtiene. En esto está el trabajo de cada día y de cada instante. V encer la Ilusión, las fuerzas m últiples de la Gran Maya: esa es la G ran Obra.

Y entonces se comprende por qué se debe efectuar en el mundo la etapa inicial del neófito; en el mundo se encontrarán los terrenos necesarios para el explaye de sus pasiones latentes, en­tra rá en contacto con los contrastes de toda clase, con las luchas egoistas del interés personal en contra de los intereses de la hu­manidad; en fin, podrá afron tar y conquistar las fuerzas negati­vas o de oposición. Huir a la soledad sería inútil y peligroso; el egoismo no encuentra en ella obstáculo alguno y se adormecen

las semillas del altruismo; además, el aislam iento no se ha he­cho para el principiante, en él encuentra corrientes sutiles, ge­neradoras de una nostalgia, fatal para ciertas inteligencias.

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ando el aura se purifica, cuando los elementos m ateriales ales se eterizan, cuando la voluntad se hace invencible, ípulo está a punto de nacer por segunda vez y de sufrir el mo de fuego. Después se abre paso y camina hacia el bautis- sangre por un nuevo sendero y a través de nuevas pruebas, mees puede aislarse, pues debe hacerlo en ciertos casos rearse una atm ósfera m agnética especial y hacerse inm ú­ten te a las fuerzas exteriores. Esta atm ósfeta no es crea- ina de la imaginación, y los estudiantes poco concienzudos sicología han debido observar muy a menudo que un cam- medio ambiente paraliza m ás o menos las facultades de

:ción; se siente un aislam iento particu lar, estéril p ara el liento, se han perdido los aliados del alm a y se deben nuevam ente sus alrededores de entidades auxiliares antes ibrar la estabilidad prim itiva.islamiento es además indispensable para evitar el contagio m ientras se lleva a cabo la Gran Obra: la transm utación ersonalidad en la Individualidad.ntras que los elementos pasionales del am biente encuen- solo elemento que a ellos responda en el alma del candi­

da puede m ancharse con una especie de inducción autom á urbarse y em pañarse sus visiones; y así, el aislam iento se i rigurosam ente en las escuelas verdaderas del ocultismo o.niciación del conocimiento, no conocimiento vulgar, cien- de otra clase que todo hombre ordinario posee, sino el Co- ;nto absoluto de la Verdad, es la Unidad del Univer- lentidad de los y os con el g ran Yo. El iniciado ha reali- ta verdad que ya no es para él cuestión de inteligen- instrucción, ni un resultado teórico y riguroso de la ló-

ran núm ero de cerebros han resuelto la ecuación de lo0 por el cálculo m atem ático y m ultitud de místicos la pre- ;n las sugestiones de su sexto sentido. ¡Cuán raros son los1 realizado la Gran Obra! No basta decir: todo es ver- tas palabras han vibrado millones de veces en los labios is ¿Cuántos han realizado la verdad entre los que la han fiado?quiescencia intelectual con la verdad y su comprensión no son suficientes para m andar que se obedezcan sus

eo meliora proboque, deteriora sequor*, dice el poeta la- tue mis consejos, no mi ejemplo, dice tácitam ente el sa- exotérico de las iglesias, según el proverbio popular, muchos hombres inteligentes, pero pocos santos. ¡El di-

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ñero es ilusión! ¡Los honores son ilusión! ¡La gloria es efímera! ¡La m uerte es libertad! repiten a porfía los teóricos de la filosofía. Y estos mismos filósofos se dejan aprisionar por los encantos de la riqueza, los honores, la voluptuosidad y el potente deseo de vi­vir. Tanha nos a rra s tra a todos hacia las rocas de M aya.....

Cuando se sabe, cuando se ha realizado el Conocimiento y franqueado el abismo y puesto los pies en las orillas de lo Abso­luto, únicam ente entonces se llega a ser impecable e infalible en realidad, sin esfuerzo. Es más imposible para el iniciado detenerse entre las flores seductoras de la tierra , que a un hombre volver a los juguetes ilusorios de la infancia.

Los que están prestos encontrarán el Camino. He aquí el santo y seña: esperar y servir.

D r. P a s c a l .(Traducido de S. V. A).

u s r

SOCORROS A RUSIADesde que se dió últim am ente cuenta de lo recaudado (17 de

Septiembre), se han recibido los siguientes donativos:Anónimo por mediación de D ,a M aría Saez, pesetas 7; D. José

Forteza, 10; D.a M aría Faura, 7; Anónimo (Tortosa), 10; D .a Do­lores Alvarez, 5; D. V íctor Purcellas, 10; D. Tom ás Montané. 15; «Karma», 5; D .a Mercedes Solá, 5; Miembros Ram a Barcelona, 54‘59; L. B ., 5; Miembros Ram a Madrid, 21; Anónimo (Murcia), 50; Un miembro O. E. O., 10; de Sabadell, 10; D, Juan Cardona, 5; D.a Antonia C. de López, 150; L. y E. Nicolau, 10‘50. — Total: Ptas. 390.

Cantidad que se ha rem itido en tres cheques a Londres, en la siguiente fo rm a :

2b Octubre Ptas. 130 3 Novbre. » 65

13 » » 195Ptas. 390

Mil g racias a todos en nom bre de los favorecidos.He aquí las últim as noticias relativas al P'ondo de Socorro In ­

mediato a los M. S, T. y M. O. E. O. de Rusia, que leemos en el órgano de la Orden de Servicio, número de Octubre-Diciembre:

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«El Fondo de Socorro Inmediato a los M. S. T. Rusos» que formó el 29 de Marzo de 1922 la Orden de Servicio, ha recaudado hasta el mes de Septiembre la cantidad de 964 libras esterlinas de miembros de las Secciones S. T. de Inglaterra, Escocia, Irlan ­da, Francia, España, Holanda, Suiza, Italia, A ustria, Suecia, D i­nam arca, Estados Unidos, A rgentina, Bolivia, Cuba, Borneo, In­dia, Sud-Africa, Java, Australia, Nueva Zelanda y Tasm ania.

Se han remitido 437 paquetes a las Ram as Teosóficas de Petro- grado, Moscou, Kalonja, Kieff, Zitomir, Karkoff, Prostoff, Odes- sa, y a individuos aislados en otras ciudades. Los miembros que sabemos que están muy enfermos han recibido dos o tres paquetes.

Los recibos firmados por los receptores van llegando m uy aprisa; en la m ayoría de ellos hay algunas palabras de ag rade­cimiento, el tono de las cuales puede Arerse por las siguientes m i­sivas que reproducim os: «Hermana querida: no hay palabras que puedan expresar toda mi gratitud; os mando la bendición del Se ñor». «Casi no puedo darm e cuenta de que una persona com pleta­mente desconocida haya pensado en mí y me haya socorrido. He quedado profundam ente conmovido. Estos últimos años han sido terribles, pero ahora me siento feliz». «Sentimos una alegría in­m ensa ante esta prueba de que la fraternidad no es una palabra vana, sino una fuerza viva. Es difícil expresar en palabras toda la m agnitud del refuerzo moral que con ello recibimos«.

La necesidad física de los miembros S. T. y O. E. O. es u rgen­tísima, pero no es menos im portante el refuerzo moral que rep re­senta la idea de que los demás miembros del mundo entero se preocupen de su suerte en estos tiempos de aguda y dolorosa tensión mental, emocional y física. Se ha dado con g ran genero­sidad; pero hace falta m ás y más dinero. Si el Señor cuando venga pregunta a los miembros de la Estrella y de la S. T. si han dado de comer al ham briento y de beber al sediento y ayudado a los enfermos y presos — cosas que son literalmente verdad de los her­manos rusos—ojalá podamos todos sin excepción contestar: «Así lo hemos hecho, Señor, en tu nombre».

¿Qué puede añadirse a palabras tan elocuentes y tan justas? Nada más que la alegría que personalm ente siento al ver el e s­fuerzo que por cariño están realizando nuestros herm anos de E spaña para contribuir a a liv iar tan grandes sufrim ientos, tra b a ­jando con ello en la labor del Maestro.

E s t h e r N i c o l a u .Barcelona, Noviembre 1922.

(Claris 14, 2.°)

Imprenta de Juan Sallent - San Quirico, 32 y Jovellanos, 24 al 28 - Sabadeil

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