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Lanoviafalsadelmultimillonario-
Libro1
SierraRose
TraducidoporMarahVillaverde
Rebeccaesunaaspiranteaactrizquesemeteenungranlíocuando,enunafiesta,seveacosada
porungrupodericachonas,ydecidequelamejorformadehacerquesecalleneshaciéndosepasarpor novia del multimillonario que organiza la fiesta. Pero lo mejor está por llegar cuando elmultimillonariosigueeljuego…yhaceaRebeccaunaproposiciónquenopodrárechazar.
“Lanoviafalsadelmultimillonario-Libro1”
EscritoporSierraRoseCopyright©2016SierraRose
TodoslosderechosreservadosDistribuidoporBabelcube,Inc.www.babelcube.com
TraducidoporMarahVillaverdeDiseñodeportada©2016BookCoverByDesign“BabelcubeBooks”y“Babelcube”sonmarcasregistradasdeBabelcubeInc.
TabladeContenidos
PáginadeTituloPáginadeCopyrightCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo1
Lamañanaeradeunaclaridadcristalina,yyovolabamientraselamanecerteñíaelcieloderosa.
Las nubes se deshacían suavemente entre mis dedos. Cogí velocidad y dejé quemi larga melenaondearaalviento,mientrasmicorazónseacompasabaenun latido tranquiloyregular.Ahíarriba,nadapodíatocarme.Nadaninadiepodíaencontrarme.
Cerrélosojos,yunacálidasonrisaasomóamirostro.
Estaveznoibaabajar.Encontraríamiparaíso.Encontraríamipaz.
Hastaque...
Mil gritos desgarraron los cielos, y se desató una lluvia de fuego.Me tapé la cabeza e intentévolveralsuelo,peroyasabíaloqueibaasuceder.
Eldragónyahabíaatacadoantesmuchasveces.
Mehiceunovilloparaesquivarlasnubeshumeantes.Evitéloscalienteschorrosmortalespero,enunmomento,labestiaestabasobremí.¡YeraENORME!Losojossemepusieroncomoplatos.Miréhaciaarribaaterrorizada,muertademiedo.Elmonstruoabriólaboca;casiparecíasonreírme.Pero,
justocuandoinhalóelúltimoalientoantesdeaniquilarmedeunavezportodas...
...seconvirtióenunpuzzleysediluyóenunmillóndepiezas.
—Espera...¿qué?Hiceuntremendoesfuerzoporabrirlosojosy,bizqueando,miréaltecho,delquecaíanpequeñas
partículas de polvo y yeso.Un previsiblebump repiqueteó en las vigas, yme tapé la cara con ungruñido. La señoraWakowski iba a empezar su clase de Zumbamás temprano de lo habitual.Mialarmaaúnnohabíasonado.
Lohizoenesemomento.—Vasallegartardeotravez.Tonta,irresponsable.Vasallegartarde.HablandodelreydeRoma.Eldespertadorrepetíalasmismasfrasesunayotravez.Logolpeéy
maldije,unavezmás,alasfuerzascósmicasquememanteníanpresaeneseapartamento.Noerafácilencontrar un sitio barato para vivir en East Hollywood. Había que hacer algunas espeluznantesconcesiones.LaseñoraWakowskiysutempranaclasedeZumbamatutinanoeranmásquelapuntadel iceberg: también había cucarachas, fugas de gas, helicópteros de la policía y la omnipresentepesteaorinaqueveníadelasaceras.Pero,¿ymisueñorecurrenteconeldragón...?
Parasersincera,notengoniideadecómoencajabaentodoeso.Conseguí salir de la cama y aterricé en el suelo con un batacazo bastante poco digno. Mi
ventilador industrial (omi salvador,másbien:¿tehedichoqueno tengoaireacondicionado?)mepeinóviolentamentehastadejarmeconcaradesusto.Por suerte,conseguíesquivarlo justocuandoibaagolpearmeundedodelpie.Melevantéymemiré,recelosa,enelespejo.
Esoeraaloquesereferíancuandohablabande“buscarselavidaenLosÁngeles”.Yodebíaserlachicadelpóstercentral.
Unalargamelenacaoba,piellechosa,carabonitaycuerpodelgadísimo.Encualquierotrositiosería lomás. Sería una estrella. Pero, por la razón que fuera, en esta ciudad construida a base demultasdeaparcamientoyalquilerestrampadeotrasestrellasdepueblo,yoeraunaentreunmillón.Ynoenelbuensentido.
Conelsuspirohabitual,me inclinésobreelespejoparacomprobarel informededaños.Teníalosojosrojos,perosinbolsas.Lasojerasyaseestabanesfumando.
Noestabamaldeltodo,despuésdehaberbebidotantoanoche.¿Cómoestaríamihígado?Mejornopensarlomucho.
Últimamente había habidomuchas noches así. Todo había empezado como una tradición entreAmanda,micompañeradepiso,yyo.Cadavezquenoconseguíamoselpapeldeunaaudiciónalaquehabíamosido(yestoincluíadarselavueltaantesdeentrar,porqueaalguienlehabíandadoyaaquelcodiciadopapeldedoslíneasenalgúnmomentodelasseishorasquellevábamosenlacola),nosdábamosunfestíndetequilayNetflixmientrasnosregodeábamosennuestraspenasahogándolasenalcohol.Laverdadesqueerabastantedivertido.Muchomásqueesperareternamenteenlascolasdeloscastings.
Elsonidodeunvómitoamortiguado,provenientedelbaño,meindicóqueAmandanoloestabapasandotanbiencomoyo.
Me puse unas zapatillas violeta, recogími pelo en unmoño desmadejado y cogí una barra decacao antes de salir al pasillo. Deevus, nuestro gato de tres patas, renqueaba a mi espalda,persiguiendo un diabólico remolino de polvo empujado por mi ventilador. De camino al baño,tropecéconsulomollenodebultitos.Soltóunaullido.
—Losiento,Deevus.¿Sabesqué?Tetraeréunpocodeleche.Vertíunpocodelecheenunplatoylodejéenelsuelo.—¿Meperdonas?Maulló. Le di un beso en la cabeza y escuché sus ronroneos.Mi compañera de piso lo había
recogidodelacalle.Nosabíamossihabíasufridoalgúnaccidente,peroloqueríamosigual.Avecesseponíagruñón,yentoncesloqueríamosaúnmás.
Mepuseunzapatoyllaméalapuertasuavemente.—¿Estásbien?Como respuesta, obtuveungorgoteo ahogado.Hacía un ruido asombrosamenteparecido al de
nuestrogato.Oílacisterna,elaguacorrery,unsegundodespués,Amandasetumbóenelsuelo,alotroladodelapuerta.
—Hasidolaúltimavez—gimió—.Lodigoenserio.—Sí. Estoy de acuerdo—respondí. Yo también esperaba que fuera la última vez—.Me voy a
trabajar,¿vale?—¿Cómopuedespensarentrabajaraestashoras?Sonreí,poniendolosojosenblanco.Lapredeciblerespuestadeunaprincesamimada.—Meencanta—respondísarcástica—.Desearíapoderestarallítodoeltiempo.Laoíresoplarderisaalotroladodelapuerta.Casipodíaverla,apoyandosumejillasudorosaen
lasfríasbaldosasdelsuelo.Lohabíamoshechomuchas,muchasveces.Eraagradable.Ytambiéneralarazónporlaqueelsuelodelbañoestabasiempreimpecablementelimpio.
—¿EraDeevuselquelloraba?—Sí—Mepuseelotrozapato—.Tengoqueirme.Voyallegartarde.—¿Esetíodeanochetediosunúmerodeteléfono?Estababueno.Respiréprofundamente.—¿Lahasvueltoaliar?—preguntó—.—No.Bueno,másomenos.MepuseacontarlelotristequeestoyporquelaseñoraJohnsonhaya
empeoradotanto.Creoquefuedemasiadoparaél.Peromepreocupaesamujer.Hasidomipacientedurantemeses,ynosllevamosmuybien.
Puedequenolleguealasemanaqueviene.Estoypreocupadaporella.—Hablardemuertenoeslamejorformaderelacionartecuandoacabasdeconoceraalguien.—Puedequetengasrazón—respondí,mordiéndomeellabio.—Trabajasencuidadospaliativos.Yasabesqueesagenteestácercadelfinal.Yesgenialquelesdestantocariñoyapoyo,perotienesquedejarquesevayan.—Meapegomuchoamispacientes.—Yaséquelohaces.Yporesonecesitasauntíoquetecomprenda.Voyaencontrartealhombre
máscomprensivoybondadosodetodoHollywood.—Nomáscitasaciegas.—Estaserádiferente,teloprometo.¿Quéteparece?Edward.Aúnviveconsumadre,peroesun
tíosupermono.Telojuro.—Llegotarde—repetí—.Pasaréporlatiendadecaminoacasa.¿Necesitasalgo?—Sí.No—Serevolviócontralapuerta—.Espera,sí.Cogeunoscaramelosdeesosquecomimos
lasemanapasadadondeBilly.Esosconformaderana.¿Vale?Asentídistraídayloanotéenmiteléfono.—Ranas.Vale.Bueno,melargo—dije,dandounapalmadaalapuerta—.Pontebuena.Teveoestanoche.
Yaestabacasifueracuandooíquemellamabadébilmente.—¿Bex?—¿Sí?—Apuntatequilaenesalista.—Yaestabaapuntado.Capítulo2
ParallegaralaresidenciaparaenfermosterminalesdeWestwoodsoloteníaquetomarunmetro
yunautobús.Estabajuntoaunabonitazonaresidencial,separadadelasempresasdeFortune500porunbosquecillodeárbolesyunmillóndeacogedorascafeterías.ApesardelacharladeAmanda,mediotiempoacogerprontoelautobús,conlocualpodríaacercarmeamicafeteríafavoritaantesdeempezarmiturnoalasdiez.
Laaceraestabaatestadadeperrosdediseñoybicicletasatadas.Sonreíparamisadentrosmientrasrodeabaunextrañocrucedelabrador-caniche-retriever-pug.PorcosascomoestaeraporloquemegustabatrabajarenWestwood.Noeraunlugardefinidoporlossueldosdesushabitantes,comoSantaMónicaoPasadena.Eraterrenoneutral.Unrefugioseguroenelquelosdosbandospodíanjuntarseydisfrutar de una simple taza de café. No había lugar para la lucha de clases cuando lo único quequeríantodoseracafeína,¿no?Enlaacerahabíasitiosuficiente,tantoparaloscanichescomoparalasbicisSchwinn.
Yenesteinusualmentesoleadopaisajemeencontrabacuando,derepente,mevienmediodeunapelea.
—Nomeimportaquéprisatengas,¡soloquieroquemuevaselmalditocoche!Mequedérígida,mirandoparalizadaalosdoshombresquediscutíanfrenteamí.Unodeellos
parecía trabajar en mantenimiento. Llevaba un anodino uniforme color teja, con una etiqueta denombre borroso, y tenía demasiado vello facial.Apretaba las llaves en su puño cerrado y, por laformaapresuradaenquehabíaaparcado,dejandosucamiónendoblefiladelantedeuna limusina,supusequenoleimportabalomásmínimohaberestacionadoallí.
Elotrohombre...eratotalmentedistinto.Todo en él era brusco. Desde su traje o su corte de pelo hasta la forma en que apretaba su
angulosamandíbula.Tenía lasmanosvacías y, aunque el tipodemantenimientoparecía acabar deretirarsedeunavidadedicadaa la lucha libre, susdedosse retorcíanbuscandopelea.Llevabadosanillosdeplata,unoencadamano.Yunpardejodidosgemelos-de-diamantes.Enserio.Seguroqueerauntíorico,defamiliabien,conunagrancasayserviciodoméstico.
Mehacíaunaideadeaquiénpertenecíalalimusina.—Mira.Juraríaquevicentellearsusojosbajoloscristalesdesusgafasdesol.—Noquieroproblemas,peroyahabíaaparcadocuandoparastedetrás.¡Esesitionoestuyo!—¿ Aparcado? —rugió, arrojando un par de guantes de trabajo al suelo—. ¡Una mierda,
aparcado!¡Salistedelanadaymequitasteelsitio!ElSr.RalphLaurensonrió,tranquilo.—Podrásaparcarencincominutos.Solovoyatomaruncaférápido.—¿Crees que voy a dejarte salir, pijo imbécil? —gritó—. Pienso dejar tu coche bloqueado.
Llegarástardealtrabajo.¿Quévasahacer?¿Llamarásalagrúa?¡Tevoyajoder,gilipollas!¿Unabroncaporunsitioparaaparcar?¿Enserio?Teníaqueintervenir.Unapeleaasípodíapasar
de0a100ensegundos.
El chico demantenimiento estaba al borde del colapso.Yo, como profesional de la salud,mepercaté de que la vena que palpitaba en su cuello podía explotar en cualquiermomento. Tambiénpodríacogercarrerillaydarleunbuenmordiscoenlacaraalniñorico.
Desdeelpuntodevistade“miprimerapelea”,ambasposibilidadesparecíaninteresantes.Peroencualquierade lasdosyo llegaría tardea trabajar.Entoncesapareció laaburridapacifistaque llevodentro,yantesdequeempezaranainsultarsedenuevo,memetíentrelosdos.
—¡Eh,eh!¡Calmaos!Quizáfuepormiridículamentefrágilaspectodepajarillo,agitandolosbrazoscontrasuspechos.
Ambosmemiraronydieronungranpasoatrás.Sentíunacálidaoleadadesatisfacciónquemehizosonreír.¡Oquizáfueporqueyoerajodidamentegenial!«Sigueasí,Bex.Ahoravienelaparteenquequedascomounaheroínasuperguay»
Mequitélasgafasdesolconelgestogravedeunexpertodetective.—¿Cuáleselproblema?Elricachónempezóahablar,peromegirédeliberadamentehaciasuoponente.Barry,elhombre
demantenimiento(ahorasípodíaversuetiqueta)sehabíapuestodelcolordelmariscohervido.—Elproblemaesqueestetíohavenidoatocarmelasnaricesconsupuñeteralimusina.—No,yono.Michófer.Escucha,megustaría seguirconestaconversación,pero llego tardea
unareuniónmuyimportante.—¿Tuchófer?Barrydiootropasoatrás.—Vengaya,hijodeputa.Estoyapuntode...—Escuchad—dije, intentando suavizar aquello. Lamultitud se había empezado a congregar y
estaba empezando a temerme que, cuando la diversión acabara, todos entrarían en mi cafeteríafavoritayyonopodríallegaraltrabajoamihora.
OtroempleadodemantenimientoaparecióderepentejuntoaBarry.—Esalimusinayesecortedepelodesesentadólaresdicenavozengrito«soyungilipollas».Alguiensofocóunacarcajadacercademí,peropreferíignorarlo.—Teheoído—repliqué, intentandocalmaraambaspartesantesdequeestallara la revuelta—.
Escucha,Barry,¿porquénoentramosyteinvitoaunespresso?Mantengamoslacalma,¿vale?Leguiñéunojo,yvicomosucaravolvíaarecobraruncolornormal.—Queseadoble—murmuró,dirigiéndoseobedientementehaciaelinteriordelcafé.«¡He desactivado la bomba! ¡Chuta yyyy... goool! Primero amanezco sin ojeras, yahora esto.
¡Hoyesmidía!
Lamultitudmevitoreó.Respondí haciendouna leve reverencia, y un hombre silbó. ¿Acaso esestoloquesesientealserfamosa?
—¡Asísehace!—exclamóunamujer—.¡Eresadorable!—Cadenadefavores—dijootrohombre.—¡Ereslaleche!—gritóalguienmás.QuizáBarryencontraríaunhuecoparaaparcar.Nopensaríadejarelcamiónendoblefila,¿no?
Bueno.Almenosdetuve lapelea.Radiantepor loquehabía logrado,megirépara seguir aBarrycuandounavozfríamehizomiraramiespalda.
—¿Nohayunespressoparamí?Eltiporicosehabíaquitadolasgafasdesol,yelreprocheautomáticoqueestabaapuntodesalir
demibocaseretrasóunpardesegundos.Susojosverdesgrisáceosmehabíanobnubilado.Erandel
color del océano. Pero no del océano de esas playas atestadas de gente del sur deCalifornia, queparecepintadoconlápicesdecolores.No.Eraunodeesosocéanosgélidos,conplayasdecantosenvezdearena.Eltipodeocéanoenelquemepodríaquedarhorasperfectamenteaislada,mirandoalaguamientraslasgotassaladassalpicabanmicara.
Madremía.Esehombreeraunapreciosidad.Estabaimpactadaporsuencanto,ynomesalíanlaspalabras.
—Losiento—balbuceéagitandolacabezaantesdedevolvermiatenciónalhombre—.¿Qué?Esqueestabapensandoenocéanos.
Lacomisuradesubocasearrugó.Elhombreinclinólacabezaaunlado.—Hedicho,¿nohayunespressoparamí?Volví amirar a su limusina. El chófer por fin había conseguido sacarla del sitio, ymiraba al
hombreexpectante.Gemelos.¡Otravez!Queríatirarmedelospelos.Entoncesseesfumóelhechizodelosojosocéano.Mecoloquélasgafas.—Llegastardeaunareuniónimportante.Túmismolodijiste.—Mirédereojoalchóferysonreí
—.Además,esobvioquepuedespagártelotú.Medevolvió la sonrisamientras entrabapor la puertade la cafetería.Lamultitud, haciéndome
campeona del común de los mortales, se disolvió en solidaridad conmigo. Conseguí llegar almostradorenunmomento.Kelly,mibaristafavorita,volabaporlabarra;untemporizadorporaquí,unpocodecanelaporallá...Perolevantólavistaymesonrióalverme.
—¡Buenosdías,Becca!¿Lodesiempre?Apoyéloscodosenelmostrador,mirandocondesdénlaportadadelúltimoálbumdelapopstar
demoda.—Sí.Ah,yponotroparaesechico,Barry—indiqué,señalándoleconeldedo.Barrymesonrió.—Hecho.SaquéunbilletedediezyesperémientrasKellyibaafanosamentedeunladoaotro.Porelrabillo
delojo,viqueel tíoricoentrabaenelcaféysecolocabaalfinaldelacola.Creoquemesonrojéligeramente,peroseguímirandoalfrente.Unabajadadehumostancinematográficaseríamejorsipodíasalirlimpiamentedeella.
Lamúsicadeascensornoestabaayudando,precisamente.—¿Amandaytúhabéisperdidootropapel?—preguntóKellyalvolver.Llevabadosbebidashumeantes—.Parecescansada.—Nohedormidodemasiadomuybien—respondí,dándoleeldinero.Kellyfruncióelceñoymedioelcambio.—¿Otravezelsueñodeldragón?—¡Sí!—Meinclinésobreelmostrador,ansiosaporcharlarconella—.Noséquépasa,perocada
vezquesemeacerca,depronto...—¡Eh!¡Vosotras!—dijounavozimpacienteenlacola—.Algunostenemosqueiratrabajar.Lancéunamiradafuriosaenladireccióndelavoz,ydescubríquelamultitudquemeseguíayase
habíadisuelto.Lafamaeraefímera.—Luegotelocuento—dijeaKellyconexageradaimportancia—.Llegotardeatrabajar.Haciendoacopiodedignidad,cogímicapuccinoconmocaysalídelcaféconlacabezabienalta.
Alcruzarlapuertasentílosojosdeltíoricoescrutándome,peromantuvelamiradaenlaacera.Conmisuerte,lalíneafinaldeaquelguiónacabaríaconmigotropezandoenmediodelacalle,oalgoasí.
Capítulo3
Laresidenciaestabamuycercadelcafé,ysoloteníaquedaruncortopaseoparallegaraltrabajo.
Duranteelcaminomepersiguieroncomomediadocenadepalomasobesas.Comoacostumbrabaahacercadadía,dielcambioquellevabaalancianomendigoquevivíabajounadelaspalmeras.
Cuandoentréporlapuertadelaresidencia,mesentíaestupenda.—Buenas, Becca. —Lisa, mi estresada supervisora, me dedicó una sonrisa cansada mientras
entrabaenelmostradorparafichar—.Teveo...¿vivaracha?Sonreícondemasiadoentusiasmo.—Acabodepracticarunarrestoimaginarioaunmalciudadanoenlapuertadelcafé.Yasabes:
manteniendolaciudadsegura.—Ahá—respondió.Mehabíaoído,peronomehabíaescuchado;estabainmersaensuspapeles
—.Bueno, allá vamos: hayquemedir el azúcar en sangredel señorCartivan, de la 308.—Sí,mehabíanenseñadoahacerlaboresdeenfermera—.LaseñoraWakleyseniegaaducharse.Y,oh,aquíhayunoquetegustará.LaseñoraDíaz,dela207,insisteenquesufamiliaestácruzandoelpaísahoramismoparaveniraverla.Llevatodalamañanahaciendouncarteldebienvenida.
Lisamediounapiladetareasqueteníaquehacerantesdeirme,ysefueconunagransonrisa.—Uh...gracias.—Suerte.Meguiñóunojoysefue.A las 10:05, mi subidón de adrenalina ya se había esfumado. Deambulé de habitación en
habitación, recorriendoelcaminodesiempreyviendo lasmismascaras.Nomemalentiendas;megustabamitrabajo.Soloesque...llevabacasitresañosenelmismositio,yparaentoncesyadeberíahaberconseguidomiprimergranpapel.Laresidencianoeraunsitioenelquequisieraestarparasiempre.
Lospacientes estabandivididos endos categorías: porun lado, los queveníanderivadosde lasanidadpública.Estabanaquípararecuperarse,yelgastoparaelestadoeramenoraldetenerlosenunhospital.Porotrolado,estabanlosqueveníannoarecuperarse,sinoamorir.
De cualquier forma, daba igual a cuánta gente conocieras. Nadie estaba aquí durante muchotiempo.
Amandasiempremedecíalomismo.Nocomprendíacómopodíapasarmelavidaenterarodeadademuerteydegentemoribunda.Yolesdabacuidadospaliativos,yveíacómomoríanunpocomáscadadía.Queríahacerquesusúltimosdíasporaquífuerancómodos.Queríaqueconfiaranenmí,ayudaralospacientesyasusfamiliasaencontrarcomodidadydignidad.Perodabaigualdecuántasformasdistintasselocontara:AmandasiempreacababadiciendoquesonabacomounapelículadeStephenKing,ycambiabadetemarápidamente.
Alcruzarunadelaspuertas,laseñoraDíaz,unamujerconlaquehabíahabladocadadíadurantelosúltimosochomeses,mepreguntóminombre.Cerrélapuertaconunsuspiro.
Ibaaserundíamuylargo.Cuandoporfincrucélapuertadecasa,Amandaselevantóarecibirmecomosinohubieraestado
todalamañanaimitandoalosdeTheWalkingDead.—¿Quétaleltrabajo?—preguntórisueña.Mequitélabufanda,tiréelbolsoalsueloylealarguélabolsaconlascosasquehabíacomprado
enlatienda.—Bien.—Llevabalosúltimosmilañoshaciendolamismapregunta,yyosiempredabalamisma
respuesta.Quizáfuerahoradecambiarunpoco—.Mehanvomitadoencima.
—¡Increíble!—exclamó,pasandototalmentedeloqueledecía.Esperabaimpacientesuturnoparahablar.
Sofoquéunarisamientrasellasemovíainquieta.Susojososcurosibanaestallardeentusiasmoencualquiermomento.
—Ybien,Amanda,¿quétaltehaidoeldía?—¡MEHANLLAMADO!—chilló.Semeabriólabocadeparenpar.Amandaempezóabailarporlahabitacióncomounmuñeco
cabezóntrastornado.—¡¡Sí!!Esparaesapelideloestedistópica.Voyaser...¡TíaBuenadelRanchoNúmeroSiete!—
Sonriendo, sacó la botella de tequila de la bolsa—. ¡Vamos a celebrarlo! ¡Nopuedo creer quemehayandadoelpapel!
—¡Es genial!—dije, imaginando las posibilidades—.Y, uhm, yo podría haber sido la númeroocho.
—No, ya tenían cubierto el cupo de chicas blancas—dijo, pragmática—. Para ser la númeroocho,tendríasqueserasiática.
—Vaya.¡Felicidades!¡Estoymuyorgullosadeti!—¡Gracias!Ygraciasporpasarporlatienda.—Nohaydequé.¡Oh,tía!—Recordédepronto—.¡Hoyhevistounapelea!—Hala—dijo, levantando una ceja—. Tu primera bronca callejera. ¿Qué pasó? ¿Fue algo de
bandas?—Discutíanporunaplazadeaparcamiento—dijeentonoimponente—.Bueno, conseguí pararlos antes de que empezaran los puñetazos... pero estoy segura de que
habríanacabadoasí.Memiródetenidamente.—Entonces, cuando por fin has conseguido estar en una pelea de verdad, algo que llevas
esperandovertodatuvida,¿laparasantesdequelleguenalostortazos?Mesentícomosimedesinflara.—Eh...sí,supongo.Amandamediounacompasivapalmaditaenelhombro.—Bueno.Vamosacomeralgo,hepedidochino.—¡Gracias!Memuerodehambre.Laseguíalacocina.Paramiasombro,lamesaestabapuestaparaunacelebración.Amandahabía
sacado nuestramejor cubertería y, por una vez, no íbamos a comer en platos de plástico. Inclusohabíacolocadounpardevelitasdetédescascarilladasparacrearambiente.
—¿Quéco...?Amandapulsóunbotón,yFlorenceandtheMachineempezóasonaratodovolumen.Megiréhaciaella,entrecerrandolosojosdeformainquisitiva.—¿TodoestoesporTíaBuenadelRanchoNúmeroSiete?—Bueno...noexactamente.—Amandaestabanerviosa.Sacóunasillaymeinvitóasentarmecon
unadorableademán—.Esque,Bex...heconseguidounpapelparalasdos.Peronotienenadaquevercontíasbuenasderanchos.
—¿Enserio?Esoesmaravilloso.—Loes,ynoloes.—¿Quéquieresdecir?—Levantéunaceja.—Bueno,nonospagaráncasinada.—Fruncíelceño.Amandasonriódeorejaaoreja—.Perova
asergenialparanuestraimagen.Ypuedequeconozcamosagenteimportante.Además,ganaremosunabuenacomisión sihablamosde laagencia.Si les llevamos trabajo,nospagaránunbuenpico.Piensaenellocomountrabajodivertido.¡Vamosairaunafiesta!¡Yesestanoche!
—¿Unafiesta?—¿Quiénnoquiere irdefiestaunviernespor lanoche?Tecontarémásenlapeluquería.¡Nos
vanadejarestupendas!—¿Quién?—Confíaenmí.Vamos,nena. ¡Eshoradeemperifollarse!Despuésdeestamaravillosacomida
quehepedidoparalasdos,claro.—Oye,novamosacomerenplatosdeplástico—respondí,riendoacarcajadas—.Yeso,paramí,
yaesunacomidadecincotenedores.—Pornohablardequetampocousaremostenedoresdeplástico.Capítulo4
—¿Sabes?Aquíhaytantahipocresíaquenosabríanipordóndeempezar—dije.Amanda y yo estábamos cómodamente sentadas en un salón de belleza de Beverly Hills,
recibiendo toneladas de halagos y excesiva atención por parte de un ejército de gays y unamujerdemasiadoemperifollada.Eloloracredelquitaesmaltemeestabaempezandoadardolordecabeza,pero me mantuve en guardia. En ese momento, Paulo se acercó a mi silla con una docena deaerosoles distintos y un par de instrumentos de aspecto letal que podrían haber pertenecido,perfectamente,alaInquisiciónEspañola.
Unanubepegajosameenvolviómomentáneamente.Emergídelosvaporesunsegundodespués,tristeyagarrotada,sintiéndomecomounadesdichadasupervivientedelbótox.
—Atomarporsacolospantanos—murmuré,preguntándomecuántoskilosdetoxinasacababadelanzarPauloalaatmósferaconsuejércitodesprays.
Amandasegiróparamirarme.Teníalacabezametidaenuncacharroqueparecíaestarapuntodeextraerleelcerebro.
—¿Quédices?—Nada.Misillasereclinóporvoluntadpropia,yderepentemevimirandoaltecho.—¿Quépasa?—pregunté,nerviosa.—¡Silensio!—ordenóPaulo,cerniéndosesobremíconotrocepillo.Cerrélosojosenunmohín
mientrasélretorcíayacorralabaelpocopeloquemequedabahastarecogerloenunapretadonudoenmicoronilla.Alacabar,incorporódenuevomisillaydesaparecióenbuscademássuministros.
—Cuéntameunpocomásdeesa fiesta—suspiré—.Peroantesdenada, tediréquesolocon lapreparaciónyaloestoypasandodenarices.
Amanda rió por la narizmientras hacía aspavientos con lasmanos.Trataba de secar sus uñas,reciéncubiertasporungruesoesmaltedorado.
—Meenteréenelcasting.Esequevaacambiarmividaparasiempre.—¿Eldelwesterndistópico?—supuse.Yaestabahartadeoírhablardeesecasting.—Sí.Bueno,Billymepidióqueviniera.Dijoquenecesitabateneraalguiendelaagenciaenla
fiestadelplayboytrillonario.—Ahá.Eltrillonario.¿Esapalabraexistedeverdad?—Claroqueexiste.—¡Telaacabasdeinventar!
—Quéva.El tío se llamaMarcusTaylor, ¡y he oídoque es guapísimo!Ojalá pudiera cazarlo.Pero,porloquesé,ningunalohaconseguido.Esindomable.
—Hmm.¿Indomable?¿Meestásdesafiando?Osea,yoconseguídomaralodiosodenuestrogato.Amandarió.—Apuestoloqueseaaqueseríascapazdeecharellazoaesepotrillo.—Estoydecoña.Nomeapetecedomaraningúnmultimillonariosalvaje.—¿Yporquéno?¿Esquetehascoladoporesetíodelcafédelquemehablaste?—¿Colado?Pordios,leconocíestamañana.Amandarió.—Claro,puedequeMarcusTaylornoseatanguapocomoesetío.Peroseguroqueestábueno.
Esperopodersaludarle,por lomenos,antesdequeacabe lafiesta.Conunpocodesuerte,seráungrananfitriónyrecibirápersonalmenteatodossusinvitados.
—Nomehecoladoporeltíodelcafé.—Sí.—¡Vengaya!Estababueno.—Entoncestendríasquehaberleinvitadoalmalditocafé.—Vale,tendríaquehaberlohecho.Mierda,lohagotodoalrevés.Ojalápudieravolveratrásenel
tiempo.—Seguro que vuelves a verle. Solo tienes que entablar conversación la próxima vez que te lo
crucesenelcafé.—Bueno,esguapísimo,perodemasiadoricoparamigusto.Nocreoquemehicieranicaso.—Puesolvídatedeél.Piensaen laexagerada fiestadeMarcus. ¡Iremosa sumansióón!—dijo,
cantarina.—Suenadivertido.—AMarcuslevuelvenlocolasmujeres,asíqueseguroqueseponeatiro.Solotendrásquesonreíryligártelo.—Yporquéquieroquesemepongaatirountíoquepuedeelegirentremillonesdemujeres?—Parahablarlede laagencia,claro.Yopiensoconseguirunacomisiónenorme,gigantesca.Si
conseguimosquevayaalguiendenuestraparte,nospagaránmildólares.¿Noesgenial?—¡Loes!—Porloquesé,MarcusacabadevolveraLosÁngelesdesdeNepaloalgúnsitiodeesos.Seráel
eventosocialdelatemporada.Lascarcajadassemeescaparonporlanariz,tanaltoquetodosenelsalóndebellezamemiraron
escandalizados.—Losiento...esque,¿tedascuentadeloquedices?¿Acasohay«eventossociales»en«nuestra
temporada»?Amandatitubeó,peroserecompusoantesdecontinuar.Estabaseguradequesehabríainformado
concienzudamenteenalgúnsitio“deconfianza”,comointernet,yyahabríapreparadolasrespuestasparacualquierpreguntaquesemepudieraocurrir.
—¡Porsupuestoqueloshay!—dijo,enuntonounpocomásaltoyfalsoqueantes,alargandolasvocaleshastaellímitedelridículo—.EstáelcortedelacintadeTiffany’senelGrove,laaperturadeBarneysenRodeo...KarlLagerfeldbuscamodelosporqueestáapuntodelanzarunalíneanueva,yluegoestáesagrangalapararecaudarfondoscontraladiabetes...
—Gracias,Google—respondíponiendolosojosenblanco—.YyoaquípensandoqueloúnicointeresanteseríaAccióndeGracias.
AmandafruncióelceñoamododecríticamientrasVeronicaViolet(pensépreguntarlesieseerasunombredeguerra,pero tuvemiedode recibirunpuñetazo) colocabacuidadosamente sus rizospordetrásdelanuca.
—Nocreoquetengandeesoaquí.—Claroqueno—dijeconvozlóbrega—.¿PorquéibanacelebrarAccióndeGracias?Amandaignorómicomentario,concentrándoseensureflejoenelespejo.—Estáperfecto,Veronica.Justocomoenlafoto.Veronicadiounpasoatrás.Suspupilassedilataroncomolasdeunanimalhambrientomientras
toqueteabalosrizos.Parecíatomarsesutrabajomuyenserio.Eso,oteníaunhambreatroz.—Estágenial, ¿verdad?Bueno, habrá almenosotrasdiez chicas con elmismoestilismoen la
fiesta,asíquepuedesestartranquila.¡Irásalaúltima!Amandaasintiócongestoserio.Yo,mientras,lasmirabacomosiestuvieranchifladas.Ibaadecir
algo,peroPaulovolvióenesemomentoymeviobligadaabuscarcoberturaparaprotegermedesusataques.
—Dehecho,Veronica—dijoAmandafrunciendoelceño—,¿nonoshemosvistoenalgúnsitioantes?
—EllaeralaCajeraConfusaNúmeroCuatro—respondí,voluntariosa,desdeelotroladodeunamuralladevaporycables.MesorprendióqueAmandanolahubierareconocidoaún.
—LaNúmeroTres,sinoteimporta—corrigióVeronica—.Pero,¿quémásda?—DedicandoaAmanda su reluciente sonrisa, cargadademala leche, desapareció conun apuradoy caricaturescoclaqueteodetacones.
—Nopuedocreerquevivamosenunaciudadenlaqueesosediceenserio.Amandamemandócallarconunamiradadeadvertencia,yyofijémiscansadosojosdenuevoen
elespejoparaveraquénuevafrusleríasededicabaPaulo.YoqueríahabermemudadoaPortland,noaLosÁngeles.TeníaclaroquecualquierzonadeSan
Francisco ibaaestarporencimade loquepodíapagar,ydecidíquePortland ibaaser lomás.Laescenaartísticaymusicalestabamejorandomucho,yen todas las fotosqueveíapor internetsalíapor lomenosunapersonaconbarbademago.Esome intrigaba.PeroAmandamerecordóque lagloriacinematográficanoibaallamaralapuerta,quetendríamosquebuscarlanosotras.
Asíque,pordesgracia,acabamosaquí,enelestómagodelabestia.QuizáAmandanosehubieramudadotanrápidosihubieraconocidoantesalaseñoraWakowski,
osihubierasabidoquenos ibanaponer tresmultasdeaparcamientoenlasprimerasdossemanasque pasamos aquí. O quizá sí. Amanda era imprevisible. Nunca podías saber qué cosas lepreocupabanycuálesleimportabanunpimiento.
—Decualquierforma—dijo,respondiendoalapreguntaquelehabíahechohorasantes—,atitambiéntehabríaninvitadosihubierasvenidoconmigoalcasting.
—Yatedijequealgunastenemosquetrabajarparavivir.Notodoelmundotienelasuertedequesuspadres lepaguenelalquiler—respondí, lanzandoensudirecciónunagomadepelo.Paulomediounmanotazoenlamuñeca.
Treshorasdespuésestábamosdenuevoenlacalle.Noenlacalleenlaquemehubieragustadoestar, laverdad.NoenmiqueridaWestwood,dondeaúnseguíasiendounaheroínadelpueblo.No.Vagábamos por entre las carísimas tiendas y barras de oxígeno (sí, existen) de Beverly Hills. LaagenciaquenoshabíacontratadoparaseractricesdesempleadashabíadejadoaAmandaundinerilloparaquepudiéramosarreglarnosydarbuenaimpresiónentrelaélitequeiríaalafiesta.Dosdelas
cuatrochicasqueíbamosa ir fallaronaúltimahoraporunaintoxicaciónalimentaria(ungolpedesuerteparanosotras,segúnAmanda),asíqueese“dinerillo”quenosquedabaalsalirdelapeluqueríaerabastantemásdeloqueellaoyohubiéramosgastadonuncaenunatarde.
Tengo que admitir que, cuando por fin salimos de la peluquería y pude dejar de respirar esehedorquímico,inclusomedivertíunpoco.
—Vamos a tomar otro café, cortesía de la agencia—dijo Amanda en el aristocrático acentosureñoqueadoptabasiemprequerepetíaesaspalabras.Yahabíamostomadotresespressos,yparado“a picar algo” en dos restaurantes de sushi, pero los fondos que nos habían asignado paracongraciarnosconlaflorynatadelaciudadseguíanprácticamenteintactos.
—No puedo—respondí, agarrándola de la muñeca para alejarla de la puerta de Starbucks—.Tengodemasiadacafeínadentro,creoqueestoyempezandoasentirpalpitaciones.
Amandapusolosojosenblanco.—Soloestucorazónentusiasmándose,Bex.Estáalegrándoseporti.Meparéenelsitioylamiré,impresionada.—¡Erestodaunacientífica!¡Nitodalacomunidadmédicapodríacompararsecontigo!Amandarióymemetióaempujonesenunatienda.Jamáshabíavistomaniquíestanaterradores
comoaquellos.—Vale,sielencantamientoestáempezandoadesvanecerse,tendremosquecompraralgoderopa
yunoszapatos.Vanaserlascinco,ydeberíamosestarallíalassieteymediacomotarde.—Espera.—Aúnnohabíacruzadolapuerta;unmaniquísinojosmeteníaembobada—.Esteestá
intentandodecirmealgo.—Oh,pordios,¡entradeunavez!—dijo,agarrandomimuñecafirmementeyempujándomeal
interior—.Eintentanoavergonzarme.MientrasAmandameconducíaatodaprisaporlatienda,cogíalvuelounafustaetiquetadaenla
colección“negociosinformales”.—Soloporprobármela.Capítulo5
Hora ymedia después, estaba exiliada en unprobador por voluntadpropia, preguntándome en
quécoñomehabíametido.Me gusta llevar cosas bonitas. Me gusta llevarlas tanto como a cualquier chica que no esté
inmersaenalgúntipodelimpiezaexistencial.Pero...¿esto?Estoeracomojugarenotraliga.Parecíacomosimehubieranpintado.Comosimipielestuvieracubiertadeunrelucienteencaje
metálico.Amandadecíaqueeracolorplata,peroyoadoptérápidamenteeltérminoplomizotrashabérselo
oídomurmuraraundependientequepasabapormilado.Erauncolorescarchaunpocomásoscuro,contonostormentaquedabanalvestidounaspecto
increíble.Caíasobremicuerpocomounasegundapiel,yerarealmentefavorecedor.Dehecho,mipielcasiparecíadeunbrillanteblancotranslúcidograciasalosreflejosdelencaje.Latelasubíahastaformarunelegantecuellohalter,ydesaparecíaenelcentroparadejarpasoalescotemásbajoquehubiera visto nunca. La cintura, estilo imperio, estaba rodeada de delicadas cuentas, y en vez deensancharse en una amplia falda, como la mayoría de mis vestidos, se abrazaba a mis estrechascaderasparacaerrectohastaelsuelo.
Hechizadaporelvestido,mehiceunafotoyselaenviéamimadreantesdesaliramirarmeen
losespejos.—¡Oh,diosmío!—soltóefusivamenteAmanda—.¡Estás...estástandistinta!¡Estáspreciosa!Fruncíelceñounsegundoaloírsucomentario.—¿Gracias...?Notevoyamentir,¡meencanta!Yalehemandadounafotoamimadre.LosojosdeAmandaseiluminaronalverelvestidoqueestabaapuntodeprobarse.—¿YquéhadichoSharon?Bajélamiradaalteléfono,quejustoentoncesacababadevibrar.—Dicequeelhurtomayoresdelito,yquelovuelvaacolgarenlapercha—respondíconuna
sonrisaretorcida.Amanda soltó una carcajada y se metió en uno de los probadores. Un minuto después, oí el
crujidodesusropas.—Vale—dijo,abriendolapuertaconunafloritura—.¿Quéteparece?Mellevélasmanosalabocadeasombroypalmoteénerviosa.—¡Estásimpresionante!Eseverdequedaperfectocontusojos.—Cogírápidamenteelmóvilyle
hiceunafoto.Sabíaquelegustaríatenerla“reaccióndelprobador”inmortalizadaparalaeternidad.Alacabar,lepedíquedieraunavuelta—.Enserio,Mandi—dijesonriendo—,estásperfecta.Avecescreo que fue ayer mismo cuando estábamos probándonos la ropa de nuestras madres, y míranosahora.Noséniquédecir.
Amanda me miró fijamente. Por un momento, pensé que también estaba recordando nuestrainfancia.Peroempezóahacermegestosimpacientes.
—¡Oh!—exclamé,recordandolaslíneasdemiguión—.¡Ytehaceunastetasincreíbles!—Síí—respondiósonrientemientrassecolocabaelescotecorazónparamostrartodoloposible
—.CreoqueestoesloqueteníaenmenteBillycuandomedijoquecausáramosbuenaimpresión.Mepuseasuladofrentealespejo.Laseguridadquereflejábamoseraapabullante.—Dosbuenasimpresiones.—Sí,dosbuenasimpresiones—respondióAmanda,mirándoselospechosapropósito—.Tienes
razón,Bex.Puselosojosenblancoylaempujéhastalacaja;teníamosqueirnos.
***Nuestra entrada triunfal habríaquedadounpocodeslucidade llegar en elVolvoquehabíamos
tomadoprestadodeunamigo.Asíqueaparcamosjustoenlapuertaconlaintencióndesubirandandoporeljardínhastalaentradaprincipal,dondelosfamososylosfotógrafosselopasabandemiedohaciendo como que se ignorabanmutuamente.Aunque bien pensado, quizá “subir andando por eljardín”nohabíasidolamejoridea.
—¿Cuánto quedará? —lloriqueé mientras caminábamos trastabillando por el césped,cuidadosamentesegado,hacialaslucesdelamansión—.Nocreíqueestuvieratanlejos.
—¡Auaaayyy!—chillóAmanda,corriendoami ladoalverqueunpavorealsalíadeentre losarbustosynosexaminabaconsuspequeñosojosrecelosos—.
¡Becca, échalo!—Sequitó unode sus letales tacones y lo aferró como si fuera un cuchillo—.¡Atrás,bestia,atrás!
—¡Mandi!¡Cálmate!Noesunpitbull.—Ya,yalosé.¡Esaúnpeor!¡Podríapicotearmehastalamuerte!—Novamosahacerdañoaesepobrepavoreal.Vuelveaponerteelzapato.Elpavorealgirólacabezaconunlánguidograznidoyseencaminólentamentehacialamansión,
dondeesperabanlosaparcacoches.Juraríaqueviundestellodelástimaensusojos.Leseguimosauna distancia prudencial hasta que pudimos darle esquinazo sorteando los coches aparcados de laentrada.
Finalmente,conseguimosllegarhastaelgorilaqueguardabalapuertaprincipal.—Hola—dijoAmandadulcemente,desplegandotodosuencanto—.SoyAmandaGates,yestaes
miamiga,RebeccaWhite.Elhombre,sorprendentementeinmunealosencantosdeAmanda,recorriólalistaconlamirada.
Debeserportodaslaschicaspreciosasquehayaquíestanoche,pensémientrasmealisabaelvestido.Hastaentoncesnohabíaprestadoatenciónalacasa;estabademasiadoocupadahuyendodelferoz
pavo real. Y... casa no era, ni mucho menos, la palabra apropiada. Era más bien un... complejo.Cuartelgeneral.Guarida.Algoasí.
Era la casamás pomposamente opulenta y ridículamente rica que serías capaz de imaginar enHollywoodHills.Setos tallados, fuentesdestellantes,animalessalvajesexóticosymortales.Loqueimaginaras,esetíolotenía.Ymuchomás.
—Aquí estáis—dijo finalmente el gorila, tachandonuestros nombresde la lista—. ¿Sois de laAgenciadeTalentosdeWilliamColson?
—Esas somos nosotras—sonrióAmandamientras el gorila levantaba el cordón de terciopeloparaqueentráramos—.Gracias.Quetengasbuenanoche.
Elhombresemostrósorprendido,comosinoestuvieraacostumbradoarecibiragradecimientosnipalabrasamableseneltrabajo.Yyo,soloconverlaspintasdetodoslosquebajabandeaquelloscochazos deportivos de importación, supuse que sería así.Era como si hubieran comprado a todaaquella gente para ir a juego con la casa. Ni una caloría demás, ni un hilo de poliéster entre lamultitud.
LosecologistasdePETAsehabríanpuestolasbotas...EntrédetrásdeAmanda.Porprimeravezesanoche,estabaalgonerviosa.Hicetodoloposibleporevitarquedarmeboquiabiertacomounaidiota.Yporfueraparecíagrande...Fuecomosaltaratráseneltiempoyentrarenunadeesassalasdebailedeloscuentosdehadas.
Deltechocolgabandiezarañasdediamantesquebrillabancomoorbesetéreos;suluzsereflejabaenforma de acuosos estanques dorados sobre los suelos de mármol blanco. Una sinuosa y enormeescalinataconducíaalpisosuperior.Supusequenosepodríasubir,peroaúnestandoallí lanocheentera seguroqueno tendría tiempode explorar cadaunade lashabitacionesdel piso inferior.Elinmensorecibidordabaaunasaladeestar,queasuvezdabaaunasalita(¿acasohaydiferencia?),quedabaaotrasaladeestar,yestaauncomedor,queasuvezdabaaunsalóndebaile,yasíhastalaextenuación. Las paredes estaban cubiertas de lo que hasta una pasota del arte como yo podríaidentificar como obras de valor incalculable. Eran las únicas notas de color en un ambienteextravagante,peroasépticoalavez.
Por todas partes salían camareros de la nada, portando bandejas plateadas con copas deefervescente champán, y se desvanecían en lamisma nada cuando sus bandejas se vaciaban.UnosaltavocesinvisiblesemitíanmúsicadeStravinsky.
Uh,borraeso.Eraunaorquestadeverdadquetocabaenelmirador.Quisereírme;estabaenunsitioquerequeríadelusodelapalabra“mirador”para mi descripción mental. Desde luego, nuestra vida normal estaba muy lejos de East
Hollywood.—Vaya... es más pequeño de lo que imaginaba—dijo Amanda, volviéndose hacia mí con un
resoplidodedesdén.Meencogídehombros,indiferente.—¿Nohayguardarropa?Esoesdemuymalaeducación.Nosechamosareír,algodesconcertadasporelimponenteentornoquenosrodeaba.—PeroteapuestoloquequierasaqueaestetíoleencantabajugarconLegosdepequeño.Amandarióporlanariz.—Vale,pongámonosenmarcha.Relaciónatecontantagentecomopuedas.—Entendido.—YdejacaerelnombredelaAgenciaColsontantasvecescomopuedas.—Entendido.—Ynoteemborrachesdemasiado.Lamirédubitativa.—Ehm...segúncomovayalanoche.—Vale—asintióAmandaaliviada—.Peronotecolumpiesenlaslámparascuandoestéspedo.—
Seentremezclóenelmardegenteconunasonrisa—.Llámamesinecesitasalgo.—¡Claro,teavisarédesdelalámpara!—bromeé.Peroyasehabíaido.Paseélamiradaporlasaladebaile.Nerviosa,cogíunacopadechampándelabandejaquetenía
másamanoymelatoméentreslargostragos.Lacambiéporotra,quedecidíbeberasorbitosdeformaalgomásrecatada.Medeslizabacualcamareraentreelgentío,esperandopodermetermeenunpardeconversacionesporelcamino.
—...lomismocadaaño.Tenemosestasúperreuniónalaquehastasumadreestádeseandovenir,ynunca llegaa tiempo.Enserio,escomo... ¿porquénoesperasa llegaracasayempiezas tu fiestadespués?
Unmusicalmurmulloderisasdecortesíasiguióalafrase.Meacerquéalgrupo,mezclándomeentrelamultitudquesearremolinabadetrás.Viaunamujerenelcentro.Eraunadeesasmujeresqueparecen serpientes, esasquea loshombres les resultanatractivasyamíhorrorosas.Lamanoquesostenía su copa de vino tenía unas uñas perfectamente manicuradas, y su vestido parecía estar apunto de reventar. Era el centro de atención, y lo estaba disfrutando. La miré, sonriendoeducadamente.Eraloquemimadrellamaríaunaramera.
Levantósucopaycontinuóhablando.—Y,enserio...¿elservicio?Lasonrisaseesfumódemicara.Susadmiradoresreíannerviosamente,yenesemomentomedi
cuentadeltipodegentequeeran.—Osea,¿dóndeencuentraaesagente?Hastalaquemehacelasinglestienemejorpulso.—¿Quieres un pocomás de vino para tragar todo ese veneno?—la interrumpí, haciendo que
todas lasmiradas se giraran haciamí. Lamujermemiró de arriba abajo con gesto agrio.Habíaintentadoirunpasomásallá,mostrándoseprovocadoraconsureferenciaa ladepilación,peromiafilada lengua había neutralizado su comentario ingenioso—. Es que acabo de ver que tienen unmontóndevariedades.
—¿Ytúquiéneres?—siseóconlamásfalsadelassonrisaspintadaenlacara.Una vocecilla interior me instó a ir con cuidado. Seguro que esa mujer me comería para
desayunarsinofueraporloscarbohidratos.Peroignoréalavocecillayseguí,azuzadaquizápormitriunfomañaneroenlacafetería.
—RebeccaWhite—dijeconunaampliasonrisa.Lagenteamialrededorsonriótambién—.Creo
quedarunafiesta tanmagníficaaunmontóndedesconocidosesungestoencantador.Creoquelomenosquepodemoshacer es estar agradecidos connuestro anfitrión, envezdemeternos con susempleados.
Lamujermemiróypusolosojosenblanco.—Claro,yaséporquétemolestatanto.Tútambiénestástrabajando.Sí,supongoqueesoeracierto.Másomenos.Puedequelaagenciacobrara,peroyodesdeluego
no.—Sí,laviconducirunachatarra—dijounapelirroja—.Casimemueroderisa.Estuveapuntode
hacermepisencima.Puedequefueraenlalimusinaquepasópordelantemientrasaparcábamos.—Nohayporquéserdesagradable—respondí.—Puedequevayasvestidacomonosotros,peronoeresdelosnuestros.Estáscomounpulpoen
ungaraje.Obviamente,eresunadelasmodelosquehancontratado.Ytucochediceagritosquevivesenelladoequivocadodelaciudad.
Peroseguroquelaagenciatehadisfrazadoconropabonitaymaquillaje.¿Hasvenidoacazaraunmillonario? Porque nadie en esta fiesta te tocaría, ni con un palo. ¿Cuánto te pagan? ¿Cuántocobrasporhoraporestaraquí,connosotros?
—¿Cuántocobro?Nada.—Esoesaúnmáspatético—dijounasarcásticavozdemujer.—Trabajaacomisión—dijounarubiaquellevabaunvestidoplateado—.Lepaganmildólares
porcadaclientequellevealaagencia.—Esosíqueestriste.Un murmullo de asentimiento recorrió el grupo, y todos los ojos volvieron a posarse en la
serpiente,comosiestuviéramosenunpartidodetenis.Seleestabahinchandounmúsculodetrásdelmentón,perollevabalamismasonrisadeRembrandtpintadaenlacara.
—Nohavenidoaquíamenearelculoparallevarseunacomisión.Obviamente, viene a cazar a un chico con dinero—dijo lamorena. Su suave tono de voz no
conseguíaocultarelvenenoensuspalabras,pero,parasersincera,nolaculpo.Yofuiquienhabíaempezadolashostilidades,asíqueteníatodoelderechoaestarenfadada.
Nosésifueporelcomentariodeloscamareros,porelgorilaasombradodelapuertaoporelcondescendientepavorealdelaentrada,peroescupíenunúnicoycatastróficocomentariotodoloque me bullía dentro. Un comentario que me iba a perseguir durante más tiempo del que podíaimaginar.
—Yahecazadoaunchicocondinero,asíqueteaseguroquenoesesoporloqueestoyaquí.Memiróconlosojosentrecerrados.—Eresunamentirosa.¿Porquénotelargas?Vuelveatumierdadecocheydesaparecedeaquí.—Marcusesminovio.Ycreoquequierequeestéaquíenlafiesta,conél.Puedequenotengamucho,peroMarcusmequiereporloquesoy.¿Quéchicanoquerríaeso?Esbroma,esbroma,esbroma.¡Joder,dilo,Becca!Peronodijenadamás.Solomantuvelamiradadelaserpiente,queteníacaradehabersetragado
unbicho.—¿Eres la novia de Marcus Taylor? —Sus depiladísimas cejas corrían un serio peligro de
desaparecerbajolalíneadesupelo.Meapresuréadefenderme.—Sí, lo soy —dije, para asombro de la multitud—. De Marcus —añadí, sintiendo cómo, de
algunaforma,esaúnicapalabramereforzaba.Almenosunadocenadeparesdeojosmemiraron
fijamente de arriba abajo.Yo, demasiado expuesta enmiminúsculo vestido de encaje, comencé asentirlacalidezqueprecedíaaunsonrojodelosgrandes,asíquedecidíactuarcuantoantesysalirrápidamentedeallí—.Perdonadme.
—Marcusnosaldríadeningunamaneraconunabasuracomoella—dijolamujer—.Losé.—Oh,cielo.Esguapa.Puedequelahayaencontradoirresistible.Serásunoviadeestasemana.—Imposible.Estámintiendoypiensoprobarlo.Vaaserelhazmerreírdelafiesta.Sinmásdilación,meapresuréacruzarlasalaenbuscadeAmanda.Solotienesquecausarbuena
impresión.Claro.Nohayproblema.Diréatodosquemeacuestoconelanfitrión.Enserio,nocreoquelascosashubieranpodidoirpeorsiAmandahubieraapuñaladoaesepavorealconsustiletto.
Laencontréenelcentrodeungrupodehombres,riendoycharlandocomosifueraladueñadelamansiónyacabaradedespertardeunasiestecita.Contotalnaturalidad,esbocéunaampliasonrisaylacogídelcodoparareclamarsuatención.
—¿Puedohablarcontigounminuto?—dijeenunsusurroronco.Amandasintióelpeligro:vicómosusmúsculosfacialessetensaban.—¡Claro!—respondió,conlamismajovialidad.Salimosdelicadamentedeentreelgentío.Amandaquisoavanzarunpardepasosmásantesde
dejarmehablar,peronopudecontenerme.—Tenemosqueirnos.Ahora.—Becca... he conseguidometerme en una faja para estar aquí—respondió, con cierto tono de
irritaciónenlavoz—.Dime,¿quéhapasado?Alcélasmanosfingiendoserinocente.—¡Nohepodidoevitarlo,teloprometo!Todoempezóconesachicaqueparecíaunapitón,y...Ungolpecitoenmihombrocortólaconversación.Megirélentamente,conelcorazónencogido.
Porsupuesto,ahíestabamiMedusa.SonrienteylistaparaelSegundoRound.—¿Quétal,Becky?—preguntóconunaamenazantesonrisa.Entrecerrélosojos.MesentíamásvalienteconAmandaamilado.—EsRebecca,sinoteimporta.—Bueno,Rebecca,estásdesuerte.Empecéasentiruninquietantepavor.Semehizounnudoenelestómago.—Ah,¿sí?¿Porqué?Laserpientemededicóotramalvadasonrisa.—Tunovioacabadellegar.Capítulo6
—¿Tunovio?—dijoAmandaentonoacusatorio.Medusasonriócomosihubieranechadounratónensuterrario.—Sí,sunovio.Unsudorfríomesubióportodoelcuerpo.Labocaylosojossemesecaronalavez,ysentíun
inexplicableoloraquitaesmalteenlagarganta.Mepreguntabasimehabíanembalsamadosinquemedieracuenta.
—Sí—respondíofendida—,minovio.Dosparesdepestañaspostizasfalsasaletearonfuriosamenteenmidirección.Dos manos de uñas perfectamente manicuradas se retorcieron como si quisieran darme un
puñetazoenlacara.Decidíexcusarmeunavezmás.
—Bueno,entoncesserámejorquevayaaporsuregalo.—¿Regalo?—preguntólamujer.Diunpasoatrásy,sinquerer,piséaunacamarera,quefuecapazdevolveraequilibrarlabandeja
quellevabadeformamilagrosa.—Tengounregalodebienvenidaparaély...uhm...disculpa.¡Estoyamontonandomentirasunasobreotra!¡¿Quécoñomepasa?!
¡MalditaAgenciadeTalentosWilliamColson!Erahoradeabortarlamisión.AmandapodríavolveracasaenelVolvo.Yocogeríauntaxi.Partícomounrayo,coneldeslavazadopasodeunagacelaaterrada,enbuscadeunasalidaque
mepermitiera largarmede aquel laberinto bañado enoroqueparecía diseñadopara retener a susvisitantes.Creíhaberencontradounavíadeescapecuandolamultitudcomenzóasaliralexteriory,ansiosa por salir de allí, me dejé llevar por la marea de gente. Entonces vi que un helicópteroaterrizabaen lahierba; esanoera ladirecciónen laquequería ir, asíque tratéde cruzar entre lamultitudhacialoqueparecíaunaentradadeservicio.
—Perdón...perdón...Murmuraba disculpas una y otra vez mientras trataba de abrirme paso tocando hombros y
esquivandounejércitodecamarerosempeñadosenofrecermeotracopadechampán.La marea de gente me empujó de nuevo a la sala principal. Un suave murmullo de aplausos
retumbabaenmisoídos,ysentícómoelnudocorredizoseibaestrechandocadavezmásentornoamicuello.Pero,enesemomento,unamujerconunvaporosovestidodechinchillasehizoaunlado,despejandoelcaminoalapuertaprincipal.Cerrélosojosporunsegundo,aliviada,ymeprometíamímismaquejamásvolveríaapecar.
No había terminado de rezar para mis adentros cuando un par de garras rojas se cerraronalrededordemibrazo,haciéndomegirar.Era lamismacabronadeantes, laqueparecíaempeñadapersonalmenteenacabarconmigo.Yteníaatodasupandilladetrás,comosihubieranidoaanimarla.Habíaunhombreasuladoque,deespaldas,murmurabaalgoaunbrokerconesmoquin.
El hombre se giró a cámara lenta. Cuando nuestras miradas se cruzaron, ambos quedamosboquiabiertos.
—¡Tú!—dijo.Antesdenadadéjamequetedigaque,siestamismasituaciónlehubierapasadoacualquierotra
persona,mehabríaparecidolacosamásdivertidadelmundo.Amandayyonoshabríamospartidoderisaantelaimposibleironía,yhabríamosapuradounpardetequilasansiosasdeverloquepasaríaacontinuación.Y,posiblementeporeso,elcosmosdecidiógastarmeunabroma.
Eraeltíoricodelcafé.¡Ohpordios!¿Estaerasufiesta?¡Mierda!Elcorazónmediounvuelco.¡Aquellonopodíaestarpasandodeverdad!Al reconocerme, sus ojos se entrecerraron hasta lo infinitesimal, y yo me quedé del color
ahuesado del mármol del suelo. Ojalá pudiera haberme escurrido por entre las baldosas. Ojaláhubierahabidounmomentáneocortedeluz,ounterremoto,oinclusolaaparicióndeunodeesos“gigantescos animales”de laspelisde terrory ciencia-ficciónquemeobsesionaban.Perono tuvetantasuerte.Elángeldesiliconacausantedeldesastrepaseabalamiradadeunoaotro,disfrutandodelespeluznanteresultadoconunmásqueobvioregocijo.Cerrélosojos,preparándomeparaunadelasmayoreshecatombesdetodoslostiempos.
Perotodoloquerecibífueunsuavebesoenlamejilla.—Hola,querida....¿Qué?Cuandoabrílosojos,élestabamuchomáscercaqueantes.Rodeógentilmentemicinturaconuno
desusbrazos.—Hola,Marcus.Élsonrió,enseñandounosdientesperfectamenteblancos.Susonrisanoteníanadaqueenvidiara
ladelamásencantadoraestrelladecine.Cuandopiensasenlapalabra“multimillonario”,normalmentesetevienealacabezalaimagende
unseñormayorconmechonesdepelocanososaliéndoledelasorejas.Peronohabíanadacanosoenestetío;todolocontrario.Situvieraqueresumirleenunapalabray“rico”yaestuvieracogida,creoquehabríaelegido“guapísimo”.
Supieleraclara,peroconuncálidomatiz.Indicabaquetrabajababajotechoperoque,devezencuando, tenía tiempoparaunasvacaciones tropicales.Teníaelpelooscuroysedoso;unpocomáslargo de lo que hubiera esperado, teniendo en cuenta que todas sus demás líneas estabanperfectamentedefinidas.Erapelodetíobueno.Eltípicopeloquetienetucompañerodepiso,esequedevez en cuando tienes que acariciarmientras juras a todos que solo sois amigos (o esomehandicho).Yluego...luegoestabansusojos.
No loshabíaolvidado.Adecirverdad,habíanvueltoapasearsepormicabezamásdeunavezdesdenuestroencuentroenelcafé.Eseimposiblegrisesmeraldaquehabíapuestoenpausatodomicuerpoporunossegundos.Creíquenovolveríaaverlos.Creíquenovolveríanamirarmedenuevoconesaperturbadoraatención.
Esa fue una de las pocas veces en toda mi vida que me quedé sin habla. Por suerte para mí,Medusacontinuópordondeyolohabíadejado.
—Tú...¿túlaconoces?¿Laconoces?Elmultimillonariopellizcómicintura,yyomiréarribaparaencontrarmeconaquellospreciosos
ojos. Sus océanos brillaron por un momento antes de devolver su atención a la mujer. Una sutilinvitación.
Mi autoestima subió un pelín, y me apoyé sin querer en su abrazo mientras recuperaba elequilibriosobrelostacones.
—Rebecca—recordéconunasonrisavictoriosaquenoescondíaeltemblordemisrodillas.Marcussonrió.—Perdona.Esquemehasdejadosinaliento.Misojossecerraronenunasonrisadedibujoanimado.Quítatedeencima,tío.Sivasadejarme
enridículo,hazloya.Peronolohizo:alcontrario,siguióconeljuego.Oye,soyactriz.Asíquememetíenelpapel.Lemiré,seductora.
—Entonces,¿tegustamivestido,cielo?—Rebecca,eresunadeliciaparalosojos—dijoembelesado—.Nopuedodejardemirarte.Acariciésucaraysonreí.Élseinclinóypudebesarlesuavementeenloslabios.Uncalambreme
recorriódearribaabajo.—Gracias.Sabíaqueeratucolorfavoritoyqueríaestarperfectaparati.—Entonces,¿laconocesdeverdad?—preguntósuamiga.Marcusmemiróalosojoscomosiestuvieracompletamentecoladopormí.—Llevamossaliendodesde...Oh,¿desdecuándodirías,cariñín?Sus dedos pellizcaronmi cintura otra vez. Tragué saliva; quizá no iba a conseguir una salida
cómodadetodoaquello.Quizáélhabíapreparadoestapequeñatorturaparamí.Vale,podíaseguirjugando.Nacíparaesto.Saquéunanotagenialenimprovisación.
—Oh,¿sabes?—Misojosrecorrieronrápidamentelahabitaciónbuscandolasalidamáscercana—.Aveces...avecessientocomosiacabáramosdeempezar.
Élechólacabezahaciaatrásyrióacarcajadas,comosiacabaradedecirlacosamásdivertidadelmundo.Mientras tanto, lachica intentaba retractarse tan rápidoquecreíque ibaaexplotarle lacabeza.
—L-losiento,Marcus,yo...Élmemiró durante una fracción de segundo, como si hubiera adivinadomi dilema.Volvió a
mirarasuparloteante invitada,sonriendodeformajuguetona.Yovigilabacadaunodesusgestos,buscandolaoportunidadparaescabullirme,peroaélparecióaburrirlelaconversaciónyvolvióamídeinmediato.
—No, ¿cuándo dirías que empezamos?—dijo, adornando la pregunta con una inclinación decabeza. Su pelo oscuro cayó en mechones sobre su cara—. Yo diría que todo empezó en aquelpequeñocafé,¿nocrees?
—¿Café?—repetí,unpocomareada—.Oh...casisemehabíaolvidado.—Amíno—respondióconunaampliasonrisa—.Piensoenellotodoeltiempo.Elcorazónsemeibaasalirdelpecho.Lemiréalosojos,embobada.—Quétierno...—Fuetodoloqueconseguídecir.—¿Osconocisteisenuncafé?—preguntólamujer.Asentíconlacabeza.—Memetíenunapelea.Marcusestabaapuntoderecibirunapalizadeuntíocuadrado.—Teníalasituacióntotalmentebajocontrol—respondióél.—¿Seguro,cariño?TuvistesuertedequeconsiguieraengatusaraeseHulkeinvitarleauncafé.—Creoquelegustastetantocomoamí.—Fueunasuertequellegaratardeatrabajaraqueldía.Sino,notehabríaconocido.Creoqueel
destinocruzónuestroscaminos.Ynolocambiaríapornadadelmundo.Marcusmebesólamanosuavemente.—Ocupastemicorazóndesdeeldíaquenosconocimos,miamor.—Bueno,mealegrodehabertevisto,perotengoqueirmeacasa,enserio.Tengo,eh...yasabes...tengoaeseotroamantequerequieredemiatención.Lasmujeresdelgruporieron.—Escomounamuñequita—dijouna—.Quégraciosa.—Yporesolaamo—dijoMarcus.Intenté librarme de su abrazo con fingida indiferencia, pero Marcus me sujetó fuertemente.
Meneólacabezaconotradesusmusicalescarcajadas.—¿Otroamante?Rebecca,quémentirosaeres—mereprendió.Estabatanpegadoamíquepude
olisquearundébilaromaasándalocuandonuestrascarasseacercaron—.Losdossabemosquesoytuúnicoamante.
—Bueno,vale,esverdad.—Además—dijoOjosdeSerpiente,quelahabíatomadoconmigo—,aúntienesquedarturegalo
aMarcus.—¿Regalo?—Me había quedado en blanco. Lo olvidé por completo... ¡Por dios, las mentiras
seguíanamontonándose!—¿Mehascompradounregalo?—Marcusmededicóunajovialsonrisaymeliberódesuabrazo
—.Esoesmuyconsideradoportuparte,cielito.—Sí...titubeé—.¿Loes?—Mellevélacopadechampánaloslabiosconunamanotemblorosa.
Cuandolabajé,todosseguíanmirándome.Marcustambién,yparecíaestarpasándoselomejorquenadie.—¿Quées?Casimeatragantoconlasburbujas.—¿Quéesqué?—Miregalo.—Susmalditosojosocéanoestabanriéndosedemí—.¿Melodas?Micerebroseredujoenunaniebladeauténticopánicopero,apesardetodo,tuveuninstantede
claridad.Hazloalograndeoveteacasa,esodicen,¿no?Yyahabíaidodemasiadolejos.—Dehecho...noesparati.—Sonreídulcemente—.HeencontradounaparejaparaDolly.Marcushizounmohínymeneólacabezaconcuriosidad.—Elpavoreal—aclaré.Laingenuidadmehabíasorprendidoinclusoamí.Metemblaronloslabios;mipersonajeestabaenpeligro.—¿TerefieresaEduardo?—¿QuiénesEduardo?—Elpavoreal.Lasonrisademicarasecongeló.—¿Esmacho?Marcusserióacarcajadasyvolvióarodearmeconsumalditobrazo.—Sí,querida.Losmachossonlosquetienenesosplumajestancoloridosyexagerados.—Otroejemplomásdelavidaimitandoalarte—respondí,paseandolamiradacondesdénporla
saladebaile.Lamujer serpiente emitió una débil risita, pero los ojos imposibles deMarcusme sondeaban
profundamente,buscandolossecretosqueescondíamiinterior.Meacercóaélaúnmásyseinclinóparasusurrarmeeneloído.
—¿Teimportaríabailar?Miréalagentedelapista,quebailabaunostentosovalsenesemomento,yreprimíunescalofrío.—¿Bailarcomouncupcakevienés?Uhm,creoqueno.Entoncessubocaseretorcióenunamalvadasonrisa.Lebrillabanlosojos.—Excelente.Un segundo después, no sé cómo, estábamos en el centro de la pista de baile, girando como
tacitasdetétrastornadas.—Mierda—bufé,aferrándomeasusbrazoscomosimefueralavidaenello.Estuvimosapuntodecolisionarconunpardevestidosrevoloteantes.—Mira,sientohabermentido,¿vale?Peropiénsalodeformaracional;noesparatanto.Marcusriósuavementeymeestrechócontrasupechoevitando,nosécómo,misespasmódicosy
letalestaconeos.—¿Porquélohashecho?Suspiré.—Adecirverdad...nopenséquefuerasaenterarte.Volvióareírmientrasgirábamosenunampliocírculo.—Entonces,¿fueporelreconocimiento?Abrímucholosojos.—No,nofueporelreconocimiento.Fueparaponerensusitioaesaridículavíboramonstruosa.
Meestaba tratandocomoaunamierda,ypenséqueseríamásamableconmigosidecíaqueera tunovia.Ymesaliósolo.Noestabaplaneado,lojuro.
Seguimosgirandohastallegaraunaesquina.Yoteníalasuñasclavadasensusbrazos.Noteníaniidea de cómo podía llevar el baile y además hacerlo bien, pero tampoco pensaba quedarme paraaveriguarlo.
—Ledijeunacosaaunapersona.¿Vasahumillarmeporesofrenteaunamultitud?Viundestelloensusojos.—Bueno,noseríaelprimerodelosdosquehacealgoasí....Vale,mehabíapillado.Apoyélafrenteensupecho, tratandodequitarmedeencimaelpánicoqueestabaempezandoa
nublarmelavista.Deprontomeviahí,conmivestidodemarca,mistaconesletales,mipeinadoymimaquillaje,ymesentícompletamentefueradelugar.Silapesadilladealgunaspersonaserallegarenpelotas a clasey sin losdebereshechos, esta era lamía.Mipesadilla personal.Bailar a la fuerza,comoahora,enunahabitaciónllenadegente.
—Nopuedobailar—murmuré.Mifrenteseestabaperlandodepequeñasgotasdesudor.—Loestáshaciendogenial.—¿Ah,sí?—Oye—dijoenuntonodevozquereclamabamiatención.Alcélavistaylemiréalosojos;por
primeravez en toda la noche, estaba serio.Me sostuvo lamirada conuna sinceridadquenopudepasarporalto—.Novoyatirarte.Soloestamosbailando.Notevasacaer.
Ensusojosnohabíabromaniengaño.Asentírápidamente,tomandounabocanadadeaire,ymeaferréasumanoysuhombro.
—Esoes—sonrió—.Tetengo.Empezamosagirarmásymás rápidoy, encuestiónde segundos, todoelmundoalrededor se
habíadesvanecido.Resopléymepeguéaélaúnmás.Suspreciososojosseguíanpuestosenmí.—Ahora,aguanta.Sofoquéunchillido.Cruzamoslasaladepuntaapunta,comosiestuviéramosbailandosolos.Él
me sostenía en sus brazos, elevándome tanto que casi ni podía tocar el suelo con los tacones. Lesonreí,yélmedevolvióunasonrisademilvatios.Eralasonrisamásbonitadelmundo.Girábamosunayotravez,trazandoeleganteslíneasentrelasarañascentelleantes,yempecéasentirmariposasen el estómago. Ya había pasado lo peor, esto estaba ocurriendo de verdad y yo estaba saliendovictoriosa,asíquemepermitílucirunaenormesonrisa.Reídefelicidad.Marcusmemirabaradiante.Melanzódelicadamentealaire,ymerecogióensuabrazocuandocasitocabaelsueloconelpelo.Meloestabapasandogenial.
Entonces le miré a los ojos y todo se congeló, como si fuéramos los únicos que no estabanbailando en aquella habitación llena de muñecas que giraban incesantemente. Y en ese momentoalguiencarraspeójuntoamihombroyrompiólamagia.
Mispiestocaronporfinelsuelo.Aldarmelavuelta,meencontréfrenteaunhombredenegociosdeaspectoasiáticoycaraarrugada,flanqueadopordosversionesmásjóvenesdesímismo.Porlaexpresióndesucara,legustababailartantocomoamí.
—SeñorTakahari—exclamóMarcus, dando un paso atrás. Su saludo fue cauto y deferente.Yalgomás.Parecíacasi...nervioso.Erararoverunaexpresiónasíenunhombretanguapoysegurodesímismo.Marcusnodabalaimpresióndeserdeesosqueseponennerviosos.Siempreparecíatenertodobajocontrol, inclusocuandoeloperario-ex-boxeadorestuvoapuntodepatearleelculoen lapuertadelcafé.
Marcusmesuplicósilenciosamenteconlamirada.Levantéunaceja,perodecidídarlelamanoycallarme.Élhabíaevitadoquemeatropellaranen la saladebaile, asíqueyopodríadevolverle elfavor.
—SeñorTaylor—respondióelcaballeroasiático.Elúnicoqueno lehabía llamadoMarcus—.Disculpemi intrusión.Estabaapuntode irme,peronohepodidoevitar fijarmeensuencantadoraacompañante.Normalmentesueleteneradosotresalrededor.
¿Dosotres?
MiréaMarcusconcuriosidad.Sesonrojóycolocólamanosobremicintura.—Noesningunaintrusión.EstaesRebecca,minovia.Aunqueyahabíaoídoesaspalabrasenbocadetodoslosqueatestabanlasaladebaile,éllashabía
dichoconuntonodiferente.Erancomounasúplica.Nosesifueporelsubidóndelbaile,oporelaliviodequeMarcusnodesvelaramiidentidad,peromemetíenelpapelsindudarlouninstante.
Y por unos segundos me sentí como una princesa. Estaba vestida para el gran baile, y elguapísimo príncipe se había referido a mí como “su novia”. Deseé que esa noche durara parasiempre.Porquenuncamehabíaocurridoalgoasí.
—Encantadadeconocerle.PuedellamarmeBecca—dije,ofreciendomimanoalhombre,quelaestrechómecánicamente—.Ahoraescuandotrataríadeagradarlerecitandoalgosingularenjaponéspero,¡ups!Nohevenidopreparada.
Hubo una incómoda pausa, y a los pocos segundos la cara del hombre se resquebrajó en unmillóndelíneasaltiempoquesoltabaunaextrañayguturalcarcajada.Meretiréhaciaatrás,deformaimperceptible,paraesquivar lanubecillade salivaquesaliódisparadaconsu risa.Por lovisto, lohabíahechobien.Apesardesuaspectomalhumorado,elhombremegustó.Merecordabaaalgunodemis pacientes.Desvié lamirada buscando la aprobación deMarcus, pero él seguíamirando alhombreconelmismogestocircunspecto.Comosinolehubieraoídoreír,comosinosupieraquepodíareírtambién.
—Nohablasnadadejaponés,¿verdad?—graznóelhombre.—Aprendíunpoemaunavez.Algodeunas libélulas rojasyotromontónde imágenesbonitas.
Aunque,paraserlesincera,sololohiceparaimpresionaraunchico.Elhombresiguióriendoescandalosamente,peroMarcusseguíaparalizado.NilosayudantesdeTakahariparecíansaberquéhacer.Cuando por fin se tranquilizó, tomó mi mano y me condujo a un lateral de la sala de baile.
Marcus,perplejo,nosseguíaunpasopordetrás.—Enunosdíasorganizountorneodegolfbenéfico.Esperoverteporallí,Becca.Nidecoña.—Comprobaré mi agenda—dije, sonriendo gentilmente y dándole un apretón en el brazo—.
Ahora,caballero,dejedeacapararme;tengoqueecharellazoaunmillonario.Micomentarioprovocóenelhombreotracarcajadaconsucorrespondienteemanacióndesaliva,
peroyoyaestabadenuevoentrelamultitud,tratandodeabrirmecaminohastalapuertayhuyendodelfollónquesehabíamontadoamiespalda.DeberíahabermedespedidodeAmanda.YdeMarcus,pensándolobien.
Peroel instintomedecíaagritosqueerahoradeirse,antesdequelascosaspudieranponersepeor. Llevaba toda la noche bailando en el filo de una hoja, en sentido literal y figurado. Era elmomentodeirseacasa.
—Nopuedocreerloqueacabasdehacer.
LavozdeMarcus,amiespalda,mefrenóenseco.Cuandomedilavuelta,sosteníadoscopasdechampán,unaencadamano.
Sí,bueno,yotampocopuedocreerelmontóndecosasquehehechoestanoche,pensé.—Nodebíhaberdicholodelmillonario—respondí—.Perosoloestababromeando.Además,se
rió.—Mepasé los dedos por el pelo, pero seme enredaron en el casco de laca que antes eramimelena—.Mehaencantadoconocerte.Graciasporseguirmeeljuego.Teliberodeestacarga,voyabuscaramiamigaynosiremosacasa.Lohemospasadogenialentufiesta,hasidoestupenda.
Graciasportodo.Marcusmesonrió.—Séquequieresirtepero,¿quétalsitomamoslaúltima?—Alzólascopasehizoungestoconla
cabezaendirecciónalmirador—.Paracelebrarnuestroéxito.Quería irme. Y debería haberme ido. Pero es necesaria demasiada voluntad para dejar a un
hombreguapísimocondoscopasdechampánenlamanoyvolverauncuchitrilenEastHollywood.Asíquelopenséporunmomentoycedí.
—Queasísea.Le seguí en silencio, cruzando cortinas de terciopelo, hasta llegar a la planta superior, hasta
entoncesvetada.Miré,boquiabierta,alolargoyanchodelinmensorecibidor.—¿Eso es unDegas?—pregunté con curiosidad. Era prácticamente el único pintor cuya obra
podíareconocer.Elcuadrocolgabajuntoaunapinturainfantildeunamariposallenademanchas.—No,lohiceyocuandoteníasieteaños.ElDegaseselqueestácolgadojuntoaél.Arrogante.
Conunasonrisadearrepentimiento,leseguíhastaunaspuertasdecristalquedabanaunpequeño
balcónenellateraldelacasa.Nosapoyamosenlabarandilladepiedraychocamosnuestrascopasbajolasestrellas,brindandopornuestrogenialengañomientraslamasaalcoholizadaabandonabalafiesta.
Tras unmomento de apacible silencio, roto solo por ocasionales sorbos de champán,Marcusempezóahablarcasiensusurros.
—¿Sabesporquéodioveniraestasfiestas?—Creí que te encantaría relacionarte con las celebrities más supermillonarias del mundo —
respondí.Eso,oteníacomplejodeGatsby.Yaselopreguntaríamástarde.Mefulminóconlamirada,perosucarasesuavizóenunasonrisamientrasclavabalosojosenla
gentedeabajo.—Todossongrisesyaburridos—dije.Susonrisaseresistíaadesaparecer,relajandolaslíneasdesucarahastaconvertirlaenalgoque
solopodríadescribircomoachuchable.—Estanocheno—dijo.Por lo que fuera, me gustó oír aquello. Fue como si esas tres palabras, esta noche no, nos
transportaran, nos eximieran de toda culpa y pusieran el perfecto broche de oro a una noche delocura.
Meapoyéjuntoaélenlabarandilladepiedrayechéunvistazoalexterior.—Megustaquepienseseso.Marcuslevantóunacejayladeólacabeza,alargándomeunamano.—Porcierto,soyMarcus.
Nopudeevitarreírmientrasestrechabasumano.—Sí,laagenciayamedijoquiénorganizabalafiesta.—Ah,eresdelaagencia.¿Modelooactriz?—¿Noesobvio?—respondísonriendo.Élrió.—Actriz.—Sí.SoyRebecca.—Rebeccaesunnombrebonito—respondióconesasonrisadeestrelladecine.—Gracias.—Entonces,minoviasellamaRebecca—dijoconunaestrafalariamediasonrisa.Neguéconlacabeza,riendo.—¿Lastressellamanasí?¡Menudacoincidencia!—Nohagascasoalosrumores,nialseñorTakahari.Nosiempreestoyrodeadopordosotres
mujeres.—Intentarérecordarlo—dije,dandounsorbitoamicopa.Suexpresiónsenublóporuninstante.Volvióamirarme,aúnconunrastrodesonrisa,peromás
perspicaz,comosimeevaluara.—AlseñorTakaharileencandilastedeverdad.—Pareceunseñoradorable.—Nuncaoíanadiedeciralgoasídeél.Jamás.Ydesdeluegonuncalehevistoencandilarsecon
nadie.Meencogídehombros.Mivestidoerademasiadofino,ytiritabaunpoco.—Mealegrodehaberlegustado.¿Quiénes?—Unclientemuyimportante.Marcussequitósuchaquetay lapusosobremishombrosenungrácilmovimiento.Unaroma
embriagadormesubióhastalanariz,ymeenvolvíaúnmásenellamientrasdabaotrosorbitoamichampán.¿Quién secreeríaestahistoriacuandose lacontara?Aquí, conunmultimillonarioen lacimadelmundo.
“Surrealista”noerasuficienteparadescribirlasituación.—¿Rebecca?Memiraba fijamente.Semordió el labio, como si estuvieradandovueltas a algo.Un segundo
mástarde,mequitólacopadelamanoyladejóenlabarandilla.Me quedé inmóvil,muerta de curiosidad.Marcusme agarró lasmuñecas con susmanos y se
inclinóparasusurrarmealoído...—Tengoqueproponertealgo.Capítulo7
—¿Me estás haciendo una proposición, como si fuera una fulana?—grité.Me había quedado
pálida.Lediunapatadaenlaspelotas—.Puedequenosearica,quenopertenezcaaestemundo,pero¡esanoesrazónparaquemetratescomoaunaprostituta!
—Noesloquequeríadecir—jadeó.Echéacorrer,conMarcussiguiéndomedecerca.Devezencuando,renqueabayhacíamuecasde
dolor.MesentícomoCenicienta,saliendodelbaileatodaprisa.Erahoradeponermeotravezmisharapos.
—¡Rebecca,porfavor!¡Nisiquieramehasdejadohablar!¡Escúchame!
—¡Déjameenpaz!Aceleré,adelantandoaunaparejadetortolitosjamaicanosquesehacíanarrumacos,yabrídeun
tirónlapuertadelaprimeralimusinaquevi.—Rebecca...Elconductorsegiró,sobresaltado.—Oiga,señorita,estenoessucoche.—Mire—resollé—,leaseguroquelosquelepagansiguenahídentroponiéndosehastaelculo.
¿PodríahacermeunfavorenormeydejarmeenelTacoBelldeabajo?La mirada del conductor pasó de mí, la chica temblorosa del vestido, a Marcus, que venía
corriendo,jadeanteyconelesmoquindesaliñado.Levantóelmentónehinchóelpecho.—Claro,señorita,claroquelallevo.—Esustedunajoya.Subí a la limusina de un salto y cerré de un portazo justo cuandoMarcus llegaba. Apoyó las
manosenlasventanillasdelcoche;elpelo,revuelto,lecaíasobrelacara.—Rebecca,noesloquequeríadecir,nimuchomenos.Damesolounminutoparaexplicarme.Bajélaventanillauncentímetro.—Me importa una mierda lo que quisieras decir, y me importa una mierda lo que estés
acostumbradoaconseguirdelosdemás.Nosoyesetipodechica.Marcus,frustrado,dioungolpealcoche.—Teimportaríaescucharloque...—Serámejorquesealejedelcoche,hijo—dijoelconductor,saliendodelalimusina.Susbíceps
parecíanapuntodeestallardentrodeltraje.MiróaMarcusconcaradepocosamigos—.Laseñoritalehapedidoquesevaya.Ynoqueremosquenadiesalgadeaquíjodido,¿verdad?
Marcus, que aúnnohabía recuperado el resuello, levantó lasmanosydiounpaso atrás enungestodelomásteatral.Parecíamuyenfadado,peroquizáelhechodequeelchófermidieraunosdosmetroshabíatenidoalgoqueverensuretirada.
—Esoestámejor—dijoelchófer,sonriendoconsuficiencia.Seacomodódenuevoensuasientoyarrancóelmotor,mientrasyosubíalaventanillaconairetriunfante.
—Porcierto,deberíasponertehieloahí—dijeaMarcus,señalandosuentrepierna.Salimosdelaparcamientodejandoatrásunanubedepolvo.Sentíuntremendosubidón,peropara
cuandosalimosdelapropiedadyempezamosabajarlacolina,yasehabíabajadoporcompleto.Elchóferyyonosmiramos,curiosos,atravésdelaventanillainterior.
—Sinoleimportaquelepregunte...¿dóndeestásucoche?Desabroché las tiras de mis zapatos y me quité los pendientes; la noche, oficialmente, había
llegadoasufin.—Selohedejadoamicompañeradepiso.Además,tienelasllavesensubolso.Nopuedodejarla
aquítirada,ynoquierovolverdespuésarecogerla.PorquenomeapetececruzarmeconMarcusTaylor.Unaagenciadetalentosnosmandóaquíami
amigayamípara“causarbuenaimpresión”,oloquequieraquesignifiqueeso.¿Selopuedecreer?El chófer miró por el retrovisor la figura de Marcus, cada vez más pequeña mientras nos
alejábamos.—Bueno,eselanfitrión,¿verdad?Seguroquelehadejadoimpresionado.Supragmatismomeprovocóunacarcajada.—¡Sí,probablemente!Hicimosel restodelcaminoensilenciohasta llegaralaparcamientodel restaurantedecomida
rápida.—¿Estarábienaquí?—dijoelconductor,echandounvistazoalacalledesierta.—Sí,llamaréauntaxi.Asintióconlacabeza.—Esperedentro,¿vale?—Loharé.Sonreí,agradecida,ysaquétodoloquellevabaenelmonederoparadárselo.—Graciasotravez.Deverdad,muchasgracias.Rechazóeldineroconungestoysemetiódenuevoenelcoche.—No, señorita, es usted buena gente. Pero aléjese de todos esos personajes despreciables. ¿Lo
pilla?Me guiñó un ojo al arrancar y se fue. Me quedé ahí, de pie en el aparcamiento, algo
desmoralizada.—Sí,lopillo.Suspiré,cansada,ymemetíenelTacoBellparapediruntaxi.Treintaminutosycuatrotacosdespuésyaestabadevueltaenmilóbregoapartamento,acurrucada
conDeevusyesperandoaqueAmandavolviera.Notuvequeesperarmucho;misalidahabíacausadounpequeñorevuelo,yAmandahabíadecididovolveracasaalnoencontrarmeenlafiesta.
—¿Rebecca?—dijomientrasabríalapuertaaempujones.Parecíapreocupada.Solome llamabaRebeccacuandoestabamuyenfadada,muypreocupadao
muyborracha.—¡Estoyaquí!—respondírápidamente.Deevussaliócorriendohacialapuerta.Amandaaparecióunsegundodespués,sonrojadaydesaliñada.—¿Quécoñohapasado?Mepreparéparacontar lahistoriaquellevabapreparandodesdeelsegundotaco,peroantesde
quepudieradarmecuenta,misojosestabanbañadosenlágrimas.—Hasidoelmomentomásincreíble...ymáshorribledemivida.Yenesemomentomevineabajoymepuseallorarenelsuelocomounacría.Amandamemiróboquiabiertayseagachóalmomentoparaconsolarme.—Estamos... ¿estamos llorandoporesto?—preguntó, incrédula.Mimanovolóhacia labotella
quehabíasobrelamesa,yAmandaseapartójustoatiempo.—Oh...vale.Vamosaporeltequila.Tratódeacariciarmeelpelo,peroseenredóentrelosmechonesllenosdelacayoptópordarme
palmaditasenlaespalda.—¿Quierescontarmeloquehapasado?—Esetío,M-Marcus...—balbuceé.Casinopodíanihablar—.Mellevóalcentrodelasala,y,uh,
¡empezamosab-bailar!—Oh—dijo, sujetando la botella justo antes de que seme derramara por el vestido—, sé que
odiasbailar.—¡Meencantó!—respondí,alargandolaspalabrasentremocosylágrimas.Susojossedilataronligeramenteenlapenumbramientrastratabadecomprenderlo.—Eh...vale.Bueno,cielo,esonosuenatanmal.—Eselricodelcafé.—¿Esedelquemehablaste?¿Eldelosojosmásbonitosdelmundo?—Sí.Eraél.
—¡EraMarcusTaylor!—Elmismo.Créeme.Amímeimpactómásqueanadie.—¿Ybailasteconél?¿Cómoesbailarconunmultimillonario?—Nopenséenelasí.Osea...noteníasímbolosdedólarrevoloteandosobresucabezaninadaasí.
Nopenséeneldinero.Sabesquenosoyasí.—¡Me habría encantado bailar con ese tío! ¡Te busqué tanto rato que ni siquiera pude
presentarme!—Losiento.Marcusbailamuybien.Yonotanto.Lecontélahistoriadelassnobs,cómoleshabíadichoqueeralanoviadeMarcusytodoloque
pasódespués.Amandaescuchópacientemente,sinjuzgarme.—¿Puedopreguntarteunacosa?—dijoalfin.—Claro.Pregunta.—¿Cómosesienteunaalserlanoviadeunmultimillonario?Séquefueunengaño,pero...¿cómo
tesentisteenesemomentoglorioso?—Pues...estabatanalucinadaquenosabríadecírtelo.Perofuemaravilloso.Megustóirasulado,aunquenoduraramucho.Sonabaunamúsicapreciosa,ymesentícomoen
uncuentodehadas.ComoCenicientaenelbaile,¿sabes?Éleramipríncipe.Peroenvezdedarlasdoce,eltíomehizounofrecimientoraro.Asíquelediunapatadaenlaspelotasymelargué.Vayafinalparauncuentodehadas,¿eh?
—Bueno,estenofuncionó...notepreocupes.Habrámáscuentosdehadas.Aunquenodeberíasirdiciendoporahíquesalesconelpríncipe.—¡Soyunaidiota!Sorbílosmocosmientraslamáscaradepestañascorríapormismejillasenlargaslíneasnegras.
Conlahabilidaddeunaveteranadeguerra,Amandasacóunpañuelodepapelymelimpiólacara.—G-gracias—dije,tragándomelaslágrimasantesdedarotrotragoalabotella—.Bueno,resulta
quemellevóalpisodearribay...—Bex,dimequenointentóhacertenada—dijoAmandaconexpresióngrave.Susojosbrillaronderabia;podíaimaginarlaperfectamentevolviendoaesafiestahechaunafuria
yahogandoaMarcusconsupropiacorbata—.Debíimaginarqueesetipejotramabaalgo.Telojuro,siteha...
Neguéconlacabezarápidamente.—No,no.Subimosaunbalcónytomamoschampán.Estuvomuybien.—Mivozsedeshizoenun
sollozo. Amanda me miró sin saber qué hacer. Finalmente, cogió la botella de entre mis manossudorosasyladejóenlamesa.
—Vale,Bex,vasatenerqueecharmeunamanoparaqueloentienda.¿Quéocurrióquefueratanmalo?
Levantélabarbilla.—Yacasi.Estuvimosbrindandoconchampán.Depronto,dejólascopasenlabarandilla,seme
acercóymecogiódelasmuñecas.¡Yteníalasmanosardiendo,Mandi!Yentoncesdijo«tengoqueproponertealgo».
Terminé, entusiasmada con mi historia, y alargué la mano para coger la botella de nuevo.Amandamirócondesaprobación,peronohizonadapordetenerme.Estabasentadaenelbordedelasilla.
—Y...¿quéera?Entoncesmedicuentadequenohabíaconsideradoesapreguntaniporunsegundo.
—No...nolosé—confesétemblorosa—.Ledienloshuevosymefuicorriendo.Amandasequedóboquiabierta,conunacaramitaddivertidamitadenfadadísima.—Bex...Levantólascejas.Nosabíasiibaareíroasuspirar.—¿Qué?—pregunté.Mehabíapuestodelosnervios—.Ellosdicen«tengoqueproponertealgo»
hablandoenesetono,comosifueranhijosdeTonyMontanaodeJafar,yentoncesescuandosalimoscorriendo,¿no?
—Bueno...normalmentesí.—Memiróigualquelavezquemeprobéunpintalabiospensandoqueera“moderno”; elladijoque le recordabaaunpez—.Es soloque...no sabes loque ibaadecirte.Podríahabersidocualquiercosa.
—¿Comoqué?—dijeburlona.—Como...¿Quéteparecesijuramosquenuncalecontaremosanadielagrandísimamentiraque
hemosrepresentadoestanochefrenteatodosmisinvitadosysocios?Pareceplausible...peroahoramismoesirrelevante.
—Bueno,mefuicorriendo—repetíconebriasimplicidad—.Ylediunapatadaen...Amandarióporlanarizymequitólabotellaparadarunlargotrago.—Sí,claro,ademásteníasquedarleunapatada.Alanfitrióndelafiesta.AljodidoMarcusTaylor.—Síí...¿Quécoñodenombrepretenciosoesese?Tratédecogerdenuevoeltequila,peroAmandasostuvolabotella,mirándomedubitativa.—Oh,vamos.Tienesquehaberoídohablardeél.Lopenséunmomento.—Quéva.Nohastahoy.Aunquesíquehabíaoídohablarde...BardTaylor.—Eseerasupadre.Murióelañopasado.Nosesifueacausadetodoaquelalcoholoporqueestabaespecialmentesensible,peroesome
entristeció.Recordélaenormecasavacíaysusjardinesinfinitos,preguntándomesiaéllepareceríatansolitariotodoaquellocomoamí.
—Vaya.Amandasaltórápidamenteantemiabruptocambiodetono.—No,no,conozcoesacara—dijoponiéndoseenpiemientrasyolamirabadistraída.—¿Quécara?—Ladequeteestáshundiendoenunaciénagadetristeza.—Nidecoña—respondí.—Elabismodelremordimientoyladesesperación.—¿Esosonsitiosdeverdad?¿Vasahícuandonoestoy?Amandameagarródelasmuñecasymepusoenpie.—Venga,unaduchayalacama.Yahastenidodemasiadasemocionesestanoche.MetambaleéligeramentemientrasAmandacerrabalabotella.—Nomepongaslímites.Lasemocionesnuncapuedenserdemasiadas.Mediounapalmaditaenlamejilla.—Eresalgodelicadaparaestetipodecosas.Venga,vamos.Aladucha.Losojosempezaronapesarmeunabarbaridad.Mirélapuertademihabitación.—No,alacama.Yameducharéporlamañana.Amandamesopesóconlamirada.—Sipasaslanocherespirandotodasesassustanciasquímicasquetienesenelpelo,pariráshijos
conbranquias.Entorné losojosporunmomento,pensandoenunmontóndemaravillosasposibilidades.Pero
llegué a la conclusión de queAmanda tenía razón y caminé obediente y dificultosamente hasta elbaño.Abríelgrifoymirémireflejoenelespejomientrasestesenublabalentamenteconelvaho.Unacarapáliday llorosamedevolvía lamirada.Forcémismúsculoshastacomponerunasonrisaacuosa.
Habíapasadounratofantásticoaquellanoche.Aterrador,emocionante,peligroso,increíble.Todolomalohabíasidoculpamía,ytodolobuenohabíasidograciasaMarcus.
Recordésucaraalelevarmeporlosairescuandobailábamos:undespreocupadoplacerquesubiódetemperaturacuandomebajólentamentealsuelo.
Untardíoescalofríorecorriómispiernas,ydeprontomepreguntésiAmandatendríarazón.¿Ysimiasumidacondiciónde“chicasolaen lagranciudad”habíahechoqueapretaraelgatillocondemasiadafacilidad?
¿Quéibaaproponerme?¿Permitiríaqueesapreguntamepersiguieradurantetodalavida?Dejédeveralachicadelespejocuandounadensanubedevahocubrióelcristal.Conunsuspiro,
dejé caer los hombros ymemetí en la ducha bajo el agua caliente. Era inútil seguir haciéndomepreguntas.Elchico,lachica,lanochedeimposibilidadesfantásticas...todohabíaterminadoya.
Erahoradedespertar.Capítulo8
—¡Eshoradedespertar!Cuando abrí los ojos, una extraña criatura se cernía sobre mí. Amanda tenía media melena
recogidaenrulosdegoma,ylaotramediacaíalaciaalotroladodesucabeza.Enunamanollevabaunaenormecucharademaderadelaquegoteabahuevobatido,yenlaotrablandíamidespertador.
—Vasallegartardeotravez.Tonta,irresponsable.Vasallegartarde.
Lavozparecíacansada.Mepreguntécuántotiempollevaríasonando.Amanda,frenética,loacallódeungolpe.—Adivinaqué,tontadelculo.Llegastardeatrabajar.—Señorita,tienesunproblemaconlagestióndelaira.Memiróconcaradeasesina.—¡Levántate!Venga.¡Tienesquesalirdeaquí!Conseguílevantarme,esquivandounagotadeyemadehuevoporelcamino.Noentendíamuybienporquéestabatancolérica.—¿Sabes?Sesuponequetienesquecocinareso,nollevarlocontigoportodalacasa.—Oh, gracias, mente brillante. Estaría cocinando si no te hubieras dormido, obligándome a
abandonar mi puesto —dijo, mientras se encaminaba de nuevo a la cocina—. Barry viene adesayunar.
Barry.ElúltimoenlaserieLascastracionesdeAmandaGates.Fruncíelceñomientrasmerestregabalosojos.—Creí que era una de esas cosas que ofreces para parecer encantadora pero que luego nunca
haces.—Ya, yo también lo creí —respondió furiosa—. Pero ¡oh, sorpresa! Suena el teléfono esta
mañanay,¿sabesquiénvienedecamino?—¿Barry?
—Oh,pírate—dijo,lanzándomeunazapatillamientrasentrabaenlacocinaacogerunyogur.¡Fallooooo!Tendríaquehacerotrointento—.Ynoolvidesllevartenuestrocoche.Tienesquedejarloeneltalleralahoradecomerparaquelotenganlistocuandosalgas.
Nuestrocoche.Esohabíasidomuygenerosoporsuparte,porquelaverdadesqueerasucoche.Selohabíancompradosuspadres,perosiemprelocompartióconmigocomosifueradelasdos.Alasdos semanasde tenerloya lohabíamos llenadodeporquerías, comosi fuéramosadolescentes;música, velas, comida,maquillaje, ropa.Toda lamierdaquepuedas imaginar.Ahora estabahechounabirriayechabademasiadohumo.Cadasemanaselecaíaalgo.Peroaunamala,podríamosvivirdetodoloqueteníadentrosialgunaveznosveíamosnecesitadas.
—Claro—dijemientrasmeponía los zapatos.Hice otro intento de coger el yogur—. ¿Qué lepasaahora?
—No lo sé—dijoconungestodedesdén,devolviendosuatencióna loshuevoshumeantes—.Serálacorreadedistribución,elencendido,lasbujías.Algoasí.
—Vale—dije,poniendolosojosenblanco—.Lesdiréesoalosdeltaller.YaestabaenlapuertacuandoAmandasegiródepronto,esparciendogotitasdehuevoportodas
partes.—¿Bex?Qué...¿quécreesquepensaráéldemí?Recorríconlamiradalacaóticacocina.Amandaestabaenpánico.—Pensaráqueeresmultitarea.—Sonóunruidoalotroladodelapuerta—.¡Yesoesbueno!¿No?Puntoparamí.Salíporlapuertaabriendolatapadelyogurquetantomehabíacostadoconseguir.
Habíaolvidadocogerunacuchara.—SeñoritaWhite.Mequedéparalizada,conunpieenelaire.Eralavivaimagendelaculpa.TellerHamburg,micasero,salíaenesemomentodesuoficinaenelsegundopiso.Suaguileña
cara de rata mostraba indiferencia, pero estaba segura de que llevaba un rato ahí, esperando quesaliera.
—Señorita White —repitió con una empalagosa sonrisa mientras se acercaba—, llevo unoscuantosdíasintentandoverla,peroparecequenocoincidimos.
—Debesereso—murmuré,pegándomealaparedenunvanointentodehuida.Conunaflorituraentrenadahastalaperfección,sacóunapesadahojadepapelcolorcremayla
dejócaerenmismanos.Laacerquéaminariz.—¿Esunpergamino?—Essuavisodedesahucio.Leírápidamenteeldocumento,boquiabierta.Loponíamuyclaro:debíaabandonarelapartamento
por un retraso demes ymedio en el pago de la renta y “flagrante impertinencia”.Roja de rabia,arruguéelpapelylointrodujeenmibolso.
—¿Flagranteimpertinencia?—dije,enarcandomucholascejas.Hamburgsonrió.—Legalmente,nopuedoecharlaporeso.Perosíporlarentaatrasada,asíquenovirazónparano
incluirlo.—Estoestáaminombre.¿QuépasaconAmanda?Compartimoselapartamento.¡Nopuedeechar
aunadelasdos!—LaseñoritaGatesnuncahafalladoenelpagodesurenta.Solousted,señoritaWhite—dijo,
acercándoseunpocomásymirándomedeformaominosa—.Solousted.
Le aparté de un empujón con evidente desagrado. A la semana de vivir allí había rechazadoeducadamenteunainvitaciónparacenary,desdeentonces,nuestrarelaciónhabíasidounaconstanteGuerraFría.
—Nosepreocupe—sonrió—.Seguroquepuedevivirenesamierdadecochequetiene.Nocreaquenolohepensado.
—Yameencargarédeestoluego—respondí,sonriendosarcásticamientrasbajabalasescaleras
—. Algunos tenemos trabajos de verdad. Ya sabe, no nos dedicamos a reptar por los pasillosesperandoa...
Oísupuertacerrarsedeungolpe.Mejor;meestabaquedandosinpalabras.Caminé dificultosamente por el aparcamiento, con el aviso de desahucio pesándome en la
conciencia.¿Cómoibaaevitarlo,así,porartedemagia?¿Dedóndeibaasacarlarentadedosmesesendiezdías?Amandapodríapedirayudaasuspadres,claro,peronoqueríaquemeprestarandinero.Ylamitaddemisueldodeesemesibaallevárselalareparacióndeesemalditocoche.
Abrílapuertadelcochedeuntirónymemetídentro.Cerrélosojos,apoyándomeenelagrietadoasientodecuero.Olíaacafécortadoyapatatasfritaspodridas.Genial.
Bueno...yasemeocurriríaalgo.Comosiempre.Tiréelyogurabiertoalasientotraseroycontuveelalientomientrasgirabalallavedelcontacto;
recéporqueAmandasehubieraequivocadoyla“cosarota”nofueraelencendido.***
Mevomitaronencimaeneltrabajo.Serierondemíeneltaller.Sietehorasdespuésderecibirmiavisodedesahucio, estaba empezando apensar que las fuerzas cósmicas se lo estabanpasandodemiedoamicosta.
Mihoradecomerpasóvolandoenloqueparecíaunafugaenelsistemaderefrigeración,asíquellegué a casa muerta de hambre. Salí del coche con la mente puesta en la cocina, deseando quehubiesequedadoalgodecomidachinaqueecharmealabocaantesdesalirdenuevo.Enmediahoradebíairmeauncasting.
SeguroqueAmandayaestabaallí,guardándonosel sitioen lacola.Oeso,o sudesayunoconBarrysehabíaprolongadomásdeloesperadoymedesahuciaríandemicasadosvecesenelmismodía.
Ibatansumidaenmispensamientosquenomedicuentadelaoscurasiluetadelhombrequemeseguía hasta que fue demasiado tarde. Contuve el aliento y agarré fuertemente mi bolso. Estabademasiadolejosdelapartamentocomoparacorrerenbuscadeayuda,ydemasiadolejosdelcochecomoparavolvercorriendo.
Elcorazónsemeibaasalirporlaboca.¡Vale,loadmito,estabacagadademiedo!Estonopuedeestarpasando.Seguroqueteequivocas.
Peroeraobvioqueelhombremeestaba siguiendo.Caminé tan rápidocomopude sin llegara
correr,perocadavezloteníamáscerca.Respirahondo.Hasvividoestoentucabezaunmillóndeveces.Sabesloquetienesquehacer.Llenélospulmonesdeaire lentamente,manteniendolamiradafija.Elecode lospasosqueme
seguían sonaba cada vez más fuerte, pero esperé hasta sentir la presencia del hombre justo a miespalda.Entonces,saquémispraydepimientadelbolsoydisparé...
...alosojosdeMarcusTaylor.Capítulo9
—¡PorelamordeDios!Sellevólasmanosalosojos.Mellevélasmanosalaboca.¿Quécoñoacababadehacer?Menos
malqueaúnestabaunpocolejosyelgasnolehabíadadodelleno.Seguramentenolehabríaentradomucho,perolosuficientecomoparahacerlepasarmalunrato.
¡Mierda!¡Soyunaidiota!
—¡Losiento!¡Losiento!Marcusdiounospasosatrás,tapándoselacara.—¡Creíqueibasaatacarme!—dije,tirandoalsueloelspraydepimienta.—¡Túereslaquemehaatacado!¡Nuncaheconocidoanadieconunprontotanviolentocomoel
tuyo!Apretólospuñoscontrasusojos,maldiciendo.Apesardemipánicoculpable,yaunquenotenía
ni idea de cómo había encontrado mi apartamento, resistí el impulso de salir corriendo. Estabapasándolomal,yyonopodíaquedarmeahísinhacernada.Miformaciónmédicatomólasriendas,eintentéhacerpalancaconlasmanosparaverlelacara.
—Déjamever...—¡Quítametusmanosdeencima,Rebecca!Creoquenoestabapensando,precisamente,enlobonitodeminombre.—Estoyintentandoayudar...soyauxiliardeenfermería.—YaconozcoWestwood.Tehevistoallíantes.Larespuestaparecíasencilla,perounmontóndepreguntasseagolparonenmicabeza.Meerguí,dandounpasoatrás.—¿Ycómosabesquetrabajoallí?—Tevielmespasado.¿Teacuerdasdeesareuniónconunmontóndecomidachina?—¿Todaesagentetrajeada?Sí,meacuerdo.—Estabaallí.Tevihaciendocompañíaaunamujermayorquelloraba.Túestabasabrazándola,
consolándola,ymepareciómuytierno.Mellegóalcorazón...fueauténticoysincero.—Sumaridoacababademorir.Eralomenosquepodíahacer.—Fuistemuyhumana.—Apuestoloquequierasaqueahoramismonoestáspensandoeso.Marcusrió.Lellevéaciegashastamicoche,yleayudéasentarse.Cuandoporfinsetranquilizó,meapresuré
arebuscarenelasientodeatrás,yemergípocodespuésconunacamisalimpiayunabotelladeaguamineral.
—Ven—dije,humedeciendoeldobladilloytirandosuavementedesusmuñecas.Seresistióunossegundos,peroalfinbajólasmanos,dejándomelimpiarlapielalrededordelosojos.Pocodespués,la comisurade subocadibujóuna leve sonrisa.Seguí limpiando susojoshastaque la sonrisa fuedemasiadograndecomoparaignorarla.
—¿Quéesexactamenteloqueteparecetandivertido?—Nada...soloqueestamossentandounpeligrosoprecedente.Nopudeevitarreír.—Noparamí,porlovisto.—Espera—avisó—.Seacercatuhora.
Tirédesupelounpocomásfuertedelonecesarioparainclinarlelacabeza.—Intentamantenerlosojosabiertos.Vamosaenjuagarestotodoloquepodamos.Contodaladelicadezadequefuicapaz,echésucabezahaciaatrásyvertí loquequedabadela
botelladeagua,quecayóenpequeños reguerosa travésde sucabellohaciendo reflejosplateadosantesdeformarpequeñoscharquitosenlaacera.
Alacabar,abriólosojosrápidamente.—¿Ybien?—preguntó.—Hassobrevivido.Enmiopiniónprofesional,tepodrásbien.Tuvistesuertedequetedisparara
desdelejos...podríahabersidomuchopeor.Yquieropedirteperdónotravez.Sientomuchohabermeasustado.Ytendréqueinvitarteauncafé,sinduda.Perohoyno,porquellegotarde.
HabíapensadoconstantementeenMarcusTaylordesdequenosconocimosenelcafé,peroesaproposiciónhabíahechoqueleperdieraelrespeto.Yonoeraningunagolfa.Aunqueclaro,despuésdehaberlegaseado,lomenosquepodíahacererainvitarleaunatazadecafé.Seladebía.
—¿Tengoquehacerestoparaconseguirquemeinvitesauncafé?Sonreí.—Supongoqueelotrotíolotuvomásfácil,¿eh?Marcusemitióungruñidodedisgusto,algoamediocaminoentreunbufidoyunaburla.—Sientoquelleguestardepormiculpa.—Nopasanada.Marcusrespiróhondo,tratandoderecuperarelcontroldelasituación,yempezóahablar.—Vineparadisculparme,loprimero,porhaberteasustadoenmifiesta.Sientoquetellevaraslaimpresiónequivocada.Memordíel labioinferiornerviosamente,sindecirnada.Marcusnegóconlacabezaysesecó
losojosconmicamisa.—¿Quépasa?¿Porquéestástannerviosa?Entoncessalté.—Intentaserunachicayvivirsolaenestaciudad.Veráslonerviosoquetevuelves.—Touché—susurró.Levantólavistaconcuriosidad—.¿Vivessola?Nohabíaporquémentir.Total,yaestabaaquí.—ConAmanda,micompañera.YconDeevus,claro.—¿QuiénesDeevus?—Nuestrogatocojo.—¿Porquélellamasteasí?Fruncíelceño,tratandoderecordarlo.Nipuñeteraidea,laverdad.—Esunalargahistoria.¿Quéeslosegundo?—¿Cómo?—Lo segundo. —No sabía qué narices estaba haciendo aquí, pero tenía que irme al casting
corriendo y mis niveles de azúcar en sangre estaban empezando a bajar peligrosamente. Si noempezabaahablarpronto, tendríaquerecurriralcanibalismo—.Dijisteque«loprimero»,queríasdisculparte...Asíque,¿quéeslosegundo?
—Losegundo—dijo,mirándomecondetenimiento—,esquequeríahablartedeesaproposición.Peroesperoquenomedesotrapatada.Omeacuchilles,omegasees,omeasfixies,o...
—Lopillo,lopillo—respondílevantandolasmanos—.Sinohayprostitucióndepormedio,notepasaránada.Palabradescout.
Sonrióligeramente.Yolediuncodazo.
—Novasaofrecermeunmillóndedólaresporpasarunanochecontigo,comoRobertRedford,¿no?
—Bah,RobertRedfordnotieneniidea.Yotehabríaofrecidoalmenoseldoble.Lediunabofetadaenbroma.—Hablabadelapeli,Unaproposiciónindecente.—Yalosé.Intentabaanimarte—respondióguiñándomeunojo.—Vale —sonreí—. Pero ya que te he pegado y gaseado, ¿no deberías estar subiendo colina
arriba,alejándotedemítantocomopudieras?—Enunasituaciónnormalloharía.Perocreoqueereslaúnicaquepuedearreglaresto.—¿Yo?¿Enserio?¿Quésesuponequetengoquearreglar?Me miró por un momento, como evaluando mi estado emocional, hasta que decidió que era
segurocontinuar.—¿TeacuerdasdelseñorTakahari?¿Elasiáticodelafiesta?—¿Elquedijoquenormalmentevasporahícontresnovias?Titubeóunsegundo,peroserecuperórápidamente.—Sí. Bueno, de eso es de lo que he venido a hablar contigo. Tengo un pequeño problema de
imagen,ynecesitocausarleunabuenaimpresión.Recordélapeleadelcaféynopudeevitarreírme.—¿Unproblemadeimagen?¿Tú?¡Vengaya!—Rebecca, ya vale—dijo algo exasperado—.Bueno, no había sido un problema hasta ahora.
Siempremantengomividalaboralalmargendelapersonal.Peroestoyteniendoproblemasconalgunosgrandesinversores.Entonces, se lanzó a contarme una sombría y aburrida explicación llena de números, datos,
fechas, horas, estadísticas y carteras de acciones. Intenté prestar atención, pero en cuestión de unminutomimenteyadivagabahacia elmás inmediatodemisproblemas: alimentarme.Seguroquetendríaalgodecomidatiradaporelinteriordelcoche.
Megiréyabrílapuerta,mirandoeducadamenteaMarcusdevezencuandoparademostrarqueseguíaescuchándole.¿Cómonariceshabíaterminadosentadaenlaaceraescuchandoaesetíohablarde los entresijos deWall Street?Me estabamuriendo de hambre. ¿Qué tremenda faename estabadevolviendoelkarma?
Desahucio,vómito, el cocheaveriado, inanición, ¿y tambiénesto? ¿Esquenohabía sufrido losuficientehoy?¿Esquenohabíaningún—¡oh!¡Cheetos!
AsentídenuevoconlacabezaaloqueMarcusdecía,subrayandomiatenciónconunconcienzudoceñofruncido,mientrassacabalabolsadeCheetosdelasientotraseroymeabalanzabasobreella.Noestabanmal.Algopasados.Caducados,dehecho.Peroseguíansabiendoadeliciosoqueso.Yenmiestadoactualnosemeocurriríatirarlos.
Marcusmirólabolsacongestodedesagrado,perosiguióhablandomientrasyozampabaadoscarrillos.
—Asíque,enpocaspalabras,sinoconsigoquemiimagenpúblicacambieradicalmente,voyaperderunaindecorosacantidaddedinero.
Hurguéenlabolsa,conteniendoelimpulsodeponerlosojosenblanco.Primerpasoparaarreglartuimagen:limitarelusodelapalabra“indecoroso”.—Bueno, parece un problema realmente indecoroso—dijemasticando un Cheeto—. Entonces,
¿porquéhasvenido?Sucaraseiluminóapesardelasquemaduras.
—Túeresmisolución.Dejédemasticar.—Siquieresquemateaalguienporti,esquehasllevadolodemi“prontoviolento”demasiado
lejos.Tediréquenomesentiríacómodahaciéndolo.Nosoytanviolenta,enserio.—No,nolohasentendido...Yo...MarcusmearrebatólabolsadeCheetosdelasmanosylatiróenlahierbadeatrás.—¡Hey!—dijeofendida.—Esrepugnante—dijoportodarespuesta—.Ahora,misolución.—Inclinólacabezaparadarme
elmejordesusperfiles—.Quieroqueseasminovia.Parpadeé.—Actuar—aclarérápidamente—,“quieroqueactúescomominovia”.Nosemeocurríanadaquedecir.¿BillGateshabíavenidohastaEastHollywoodapedirmeuna
citafalsa?Cuandomedicuentadequenoestabadebroma,dequeenrealidadesaerasusolución,meapoyécontraelbordillo.
—¿Porquépiensasqueyoestaríadispuestaahacereso?Marcusladeólacabezaconunasonrisajuguetona.—Notuvisteproblemaenhacerloelotrodía.—¡Esofuedistinto!—¿Porqué?—Unanoche.Unapersona.Unamentira—dije,golpeandomidedoíndicerepetidamentecontrala
palmadelamanoparahacerleentrarenrazón.¿Enseriohabíavenidoaquícreyendoqueyomeprestaríaamentiratodasuempresa?Enalgún
momento,entreelbaileylaconfusióndelpavoreal,estosenoshabíaidodelasmanos.—Ysolotepidoquelohagasunavezmás—dijo,desplegandotodossusencantos—.Mira,eldía
diecisietehayunaimportantegalabenéfica,ymeencantaríaque...—Mirespuestaesno—corté—.Losiento.Pormucho queme gustara la idea de salir por la ciudad conmi propio playboy de cincuenta
sombrasfalso, teníamivida.Teníaunapartamentodelqueencargarmeyunacarreradeactrizquesacar adelante. No tenía tiempo para relaciones dementira.Mierda, ni siquiera tenía tiempo pararelacionesdeverdad.
—Además,llegotarde.Peroteinvitaréaesecafé,prometido.Soloteníacincominutosparallegaralcasting.Mepuseenpieyabrílapuertadelcoche,tirando
sin querer una avalancha de papeles y sombreros.Me sonrojé, yMarcus se agachó yme ayudó arecogerlosensilencio.Unpapelenparticularparecióllamarsuatención,peroestabahaciendotodoloposibleporevitarsumiradaynolleguéavercuálera.
No se enfadó cuando me negué a ayudarle. No parecía molesto por que fuera a dejarle ahí,abandonadoenelaparcamiento.NisiquierapreguntóporquéteníaunacoleccióndeCDsrayadosdeBobMarleydentrodeunaboinaandrajosa.Solomeentregótodoloquehabíacogidodelsueloysemetiólasmanosenlosbolsillos.
—Te haré cambiar de opinión—prometiómientras yome sentaba en el coche y arrancaba elmotor.
—¿Yahasolvidadoelspraydepimienta?Circula,colega—respondíconunagransonrisa.Memirófijamenteymedevolvió lasonrisa.Seguía teniendo lasmanosen losbolsillos,yuna
suavebrisalerevolvíaelpelo.Aunqueparecíatotalmentefueradelugar,depieenelaparcamientoconsutrajecarísimo,enesebarriodelicoreríasylavanderíasdedosdólareselservicio,mantenía
untotalairedeconfianza,comosifueraelbarrio,ynoél,loqueestabafueradesitio.Noestabanadamalparaunchicoconproblemasdeimagen.
Pero...eseerasuproblema,noelmío.Accioné dos veces el claxon para que se apartara de mi camino y partí velozmente hacia la
contaminadapuestadesol,esperandoquenofuerademasiadotarde.Capítulo10
LlaméaAmandadesdelasaladelcastingparacontarlequemehabíaencontradoconMarcus.Ya
sehabíaido,yestabadecaminoacasadeBarry.—¡Mierda!¿Vinoanuestroapartamento?—Sí.—¿Yquierecontratartecomonoviafalsa?—Ledijequeno.—¿Teimportaríasiyoaceptoelpapel?Porquepuedoserlaperfectanoviafalsa.Inclusotengoun
vestidoqueleencantaría.Esenegro,brillanteyajustado,quememarcaelescote.—¡Amanda!—Erabroma.Bueno,quizáno.Escucha,háblaledemísiquieres.¡Puedoserlanoviaperfecta!O
sea,esetíoestáforrado.¿Porquécoñonoledijistequesí?—Porqueestoydeprimida.Desdequeleconocíenelcafénodejodepensarenél.Ysí,lacaguéla
primeravez...peroojalátuvieraunasegundaoportunidad.—¡Latuviste!Yledisteunapatadaenloshuevos.—Espera, espera. Vamos a rebobinar hasta ahí, ¿vale? Conozco a ese tío en el café y luego
descubrosuverdaderaidentidad.Esunmultimillonarioplayboydemalareputación.Yleconozcoenpersona,ybailamos.Yaunquenotengoni ideadebailar,eselmejorbailequehe tenidonunca.Ypienso, oye, quizá todo el mundo está equivocado con este chico. Y entonces se portamaravillosamenteconmigo.Y¿quéhacedespués?Lamalditapropuesta.
—Peronoerasexo.Erasexodementira.Ynoledisteoportunidaddeexplicarse.—¿Sexodementira?Esotampocotieneningúnsentido.—Noestabaintentandopagarteparatenersexo,estabaofreciéndoteuntrabajo.Paraquefuerassu
novia de mentira. Además, tú fuiste quien empezó toda esa mierda de la novia de mentira en unprimermomento.
—Oye,yonoqueríaquemeofrecieraunpapel.Queríaquemepidieraunacita.—Ah,yasédequévatodoesto.Poresonolohasaceptado.Vale,puesdejaquelohagayo.Te
daréunacomisión,siquieres.Porqueestetíopuedepagarnuestroalquilerdeunañoentero.Ynotelodije,peromispadresdejarondemandarmedineroelmespasado.
—Oh,vaya.Losientomucho.—Nopasanada.Eshoradeabrir lasalasyvolarsola.Peronos iríamuybienesapasta.Sino
quiereshacerlotú,¡déjameamí!Gastarétodoloquemepagueenlarenta,lasdossalimosganando.—¿YquépasaconBarry?—Lapalabra clave es “falsa”.Es una relación “falsa”. ¡Es unpapel!Ypuedohacerlo, soyuna
actrizfantástica.Respiréhondo.—Deberíashabermedichoquetuspadreshabíandejadodepasartedinero.—Noquisequetecompadecieras.Peronotepreocupes,estátodobien.Oíunavozdemujerquemellamabadesdelapuerta.
—RebeccaWhite.—Oye,acabandellamarme.Deséamesuerte.Hablamosmástarde.—¡Buenasuerte!
***—...Yseacualseaelcaminoarecorrerporvos,osdeseounabuenamañanayunaprontanoche...¿Yunaprontanoche?¿Quénaricessignificabaeso?¿Dedóndehabíansacadoesaslíneas?Igualsi
subíaunpocoelacento...—Gracias,señoritaWhite—dijounavozincorpóreamientraslaslucesvolvíanaencenderse—.
¡Siguiente!Mepuselasgafasdesol,dilasgraciasysalídenuevoalacalle,recorriéndolaconlamiradaen
buscadeunacafeteríamientrasenmicabezaseguíanrevoloteandolosversosdeaquelShakespearedepacotilla.Elanuncioponíaquebuscabanlocosporelteatroantiguo,asíqueasumíqueelpapelalquemepresentabaeraeldeunaaficionadaalteatro.Noesperaba,desdeluego,quelapelículafueraunaobraquetranscurríaenelSussexde1640.
Vaguéhastauna cafetería, pedí el capuccino conmocade rigoryvolví ami apartamentodiezminutosdespués.Amandahabía salidoconBarryy,por suerte,nomehabíavueltoa tropezarconHamburgalvolveracasa.No,Deevusyyoestábamossolos,comodecostumbre.
Dejémibolsoenelsueloybostezandosonoramentemarquéelteléfonodemimadre.Eraeldíadenuestracharlaquincenalsobrelavida.Mecontóqueestabatanocupadacomosiempre—oh,sí,ocupadísima—consusclasesdeyoga,susclasesdespinning,susclasesdeflamenco(sí,flamenco,peronoelbaile:elidioma)ylostrabajosdejardín.Peroporsuerteteníaunosminutosparacharlarconmigo.
Puselosojosenblancoysonreímientrasmimadrerecitabaunodesussermoneshabituales.Sialgunavezolvidaballamarla,seguroqueseríacapazdeavisaralaGuardiaNacional.
—¿Ytúqué,cielo?—preguntócuandoconsiguiórespirar—.¿Quéhashechohoy?Lacaradeunguapomultimillonarioenvueltoenunanubedegaspimientacruzópormimente,
peroconseguíceñirmeaunodeesos“díasnormalessinmuchoquecontar”.—Oh,yasabes.Trabajando.Lacaguéenotrocasting.—Diunsorboamicafé—.Lonormal.Sentíeljuiciodevalorqueocultabasususpiroadosestadosdedistancia.—Dejaqueadivine...haspedidouncapuccinoconmoca, tehas idodirectaacasayahoraestás
vagandoporahíconesasespantosaszapatillasdepingüinosquetantotegustan.Miréamicaféyamiszapatillasantesdeescudriñarrecelosaelsalón.Avecesteníalahorrorosa
sensacióndequemimadreteníacámarasenelapartamento.Miré de soslayo a la luz parpadeante del detector de humos yme levanté, caminando hasta el
pequeñobalcóndelapartamento.—Yasabesquemegustaelcapucc...—Bex, tienesquesalirdeahí—meinterrumpió—.Pasas todoel tiempoenel trabajoconesos
viejos.Reíporlanariz.—Bueno,algúndía,cuandotútambiénloseas,seguroquetealegraquehayagentecomoyo.—Quégraciosa—dijo,riendoygimiendoenlamismapalabra.Eralaúnicapersonaqueconocía
capazdehacereso—.Soloquieroqueseasfeliz.¡Vivelavida!¡Cogeeltoroporloscuernos!Metapélaotraoreja;habíamuchoalborotoenlacalle.—Sí,mamá,perociertascosasnoocurrenenlavidareal...
Oh...pordios.
Elteléfonosemecayódelamano.Unalimusina,quecirculabalentamenteporlacalle,acababadeaparcarjustodebajodemibalcón,seguidaporunapequeñamultituddegentequehacíafotosconsusmóviles.Peronoeralalimusinaaloquetodoshacíanfotos.
EraMarcusTaylor,sentadosobreeltechosolarconuncapuccinoconmocaenlamano.Apuestoaquesuhazañasaldríamañanaporlamañanaentodoslosperiódicos.Mierda,seguroqueenmenosde una hora ya sería viral. Pero no parecía importarle lo más mínimo. ¿Estaba arriesgando sureputaciónpormí?
Porque asombrar a una chica pobre del lado equivocado de la ciudad no haríamucho por sureputación.Aunquefuera todofalso.¿Nomejoraríasu imagenmássaliendoconunacelebrityricacomoél?
Sonreíadeorejaaoreja,encantadoobviamenteconlateatralidaddesuplan.—¡Oiga, hermosa doncella! —dijo, dejando a todas las mujeres de la calle embelesadas—.
¿Puedosubirahablarconusted?Mequedéboquiabierta,mirándolecomounatonta.¿Hermosadoncella?¿Dóndenaricesestabacuandoensayémislíneasunratoantes?Cogíelteléfono.—Mamá,tellamomástarde.Saquémediocuerpoporelbalcón.—¿Quiénhaestadoviendocomediasrománticasúltimamente?Meignoróytrepóporlaescaleradeincendioscomouncampeón,sinderramarunagotadecafé,
hastallegaramipequeñobalcón.Tengoqueadmitirqueestabaimpresionadadequehubierahechoalgoasíparallamarmiatención.
—Guau—dije—,impresionante.Nosetehacaídoniunagota.—Enlaspelistienenmuchamejorpinta—respondió,calculandoconlamiradalaestrechezdel
balcónmientrasmepasabaelcafé.—Ya,bueno,estoesLosÁngeles.Elespaciocuestadinero.—Agitéelcaféysonreí;aúnquedaba
comounacuartaparte—.Oye,tienesquedarmeelnúmerodeesteserviciodecaféadomicilio.¡Meencanta!
Marcusmeguiñóunojo.—¿Estáspidiéndomemiteléfono?Sonreídeorejaaoreja.Élsealisólacamisaypusosumejorcaradepóker.—Vale, irédirectoalgrano.Tepagoveintemildólares sivienesconmigoalCaribeun finde
semana.—No soy una puta de lujo—respondí—.Quizá deberías llamar a una, seguro quemuchas se
apuntan.¿Prefiereslapatadaahoraoluego?Yatedijequenadadeprostitución.—Necesitounaactriz,nounaputa.—Vale.DijistequequeríasquehicieradetunoviaparasolucionaresaimagendeCasanovaque
tienesantelosdemás.Podríaspagaraunaputaparaeso,¿sabes?Porloqueheoído,tienenpaquetesde“novia”.—Noquieroquemerelacionenconunaputa.—Claro,sitepillanseríafatalparatuimagen.—¿Veintemilteparecejusto?
—¿Enserio?—Sí,Rebecca.Totalmenteenserio.Actúacomosifuerasminoviaporunfindesemanaytelo
pagaré.Mimentesequedóenblanco.Completamenteenblanco.Quizátuvieraalgoqueverconlosveinte
mildólares...Amandamemataríasinoloaceptaba.Abrílabocaunascuantasveces,peronofuicapazdeemitirningunasecuencialógicadepalabras.—¿Túqué...?¿Estásenserio...?¿QuévoyahaceryosolaenelCaribe?Marcuscontuvounasonrisa.—Bueno,yoestarécontigo.Unclientemuyimportantevaaorganizarunagalabenéficaallíen
dossemanas,yquierodarlaimpresióndequesoyuntíoestable.—Claramente—sonreí.—Conunaestableyencantadoranovia—dijo,asintiendocon lacabezamientrasmemiraba—.
Unaqueyaséquelecaebienamicliente.Seguíaatontada.—¿VasalCaribesoloporunfindesemana?—Mehabíaenredadoenotrodetallesinimportancia
alguna.¿Por qué siempre que pasaba algo importante en mi vida lo recordaba como una canción de
fondo,ynocomosiestuvierapasandoenrealidad?Quizánoestuvierahechaparaesetipodeshocks.Marcusseencogiódehombrossinelmásmínimoatisbodeculpa.—Cuandopuedespermitirteirdondequieras,daigualquevayassolounfindesemana.—Oh,claro—respondídébilmente.Mededicóunasonrisacelestial.—¿Entonces...?Alcélavistaparamirarle.Marcusseagachó,ysusmalditosojosocéanobrillaronjustofrentea
losmíos.Elcorazónestabaapuntodesalírsemedelpecho.Enesemomento,mesorprendídequemiavisodedesahucionosalieravolandodemibolsopor
unamisteriosabrisaymegolpearaenlosmorros.Elcafé, lafiesta,eldesafortunadoincidentedelgaspimienta...eluniversomeestabadandoempujoncitos,unotrasotro,peroesomismoeraloquemehacíamantenermecauta.Nomefiabadeloscuentosdehadas.Nuncalohabíahecho.
Ignorando la sugerente forma en que su cuerpo se inclinaba hacia el mío, di un paso atrás apropósito,entornandolosojosconrecelo.
—Ysi,porconsiguiente,vamosal...¿Porconsiguiente?Mesonrojé.—Losiento.Estásiendoundíamuyextraño.Fuiaunaaudiciónparaunpapelyaúnlotengoenla
cabeza. Eh... bueno, si vamos el fin de semana, túme pagas, ¿y ya está? ¿Luego cada uno por sucamino?
Nopodíacreerqueestuvierasopesándolo.Nopodíahacermealaidea.Y...sidijeraqueno,¿quépasaría?Seiríaensulimusina,dejándomeaquí,conmitazadecafévacía,esperandojuntoaDeevusa que Amanda volviera. Se lo contaría todo y ella fliparía. Luego estaríamos un par de nochesespeculandosobreloquepodríahaberpasadohastaqueloolvidáramos.Paracuandollegaraelfindesemana, ya sería un recuerdo borroso. Guardado en ese rincón prohibido demimente en el queencerrabatodoslos“ysi”ylasoportunidadesperdidasque,lentamente,fermentabanhastacrearuncaldodeamargurayrabiapasivo-agresiva.
No.Estavezno.Estavezloharía.Sinreservas,sinarrepentimientos.
Aunqueesosignificaraestardeacuerdoconmimadre.—Así es—respondióMarcus, levantando lasmanos de forma inocente. Antes de que pudiera
cambiardeopinión,dejóenmismanosungruesosobre—.Considéralounadelanto.Debuenafe,ytodoeso.Miré el sobre, incrédula. Quizá debería establecer ciertos límites y condiciones. Quizá
deberíamos preparar algún tipo de papeleo, o encontrar un notario, o algo así. Pero antes de quepudiera abrir la boca para expresar alguna de mis preocupaciones, Marcus cogió mi teléfono yguardósunúmeroenlaagenda.
—Nadafísico,nadaindecente.Habitacionesseparadas—dije.Medevolvióelteléfonoysonriódenuevo.—Notepreocupes...seguroqueparacuandoacabeelfindesemana,bueno,nopodremosesperar
alibrarnosunodelotro.Reínerviosamente,mirandoelsobre.—Vale.—Rebecca—dijo, tocándome el hombro. Lemiré a los ojos—.Vamos a estar todo el tiempo
rodeadosdegente.Novasatenerdequéarrepentirte.Tedoymipalabra.Lacínicaenmísedeshizoantelasinceridadquebrillabaensusojos.—Vale.La respuesta es sí.Me encantará ser tu novia dementira.—Leguiñé un ojo—.Yva a
quedargenialenmicurrículumdeactriz.Marcusladeólacabeza,yyosoltéunacarcajada.—Erabroma.—Genial—respondió—.Notearrepentirás.Yvasaayudarmeasalirdeunlíograndísimo.No
podréagradecértelolosuficiente.—Tútambiénmeestásayudando.Graciasatinovanadesahuciarme.Asíquegracias.—Elplaceresmío.—Tienes que darme las fechas exactas de lo del Caribe. Necesito pedir los días en el trabajo
cuantoantes.—¡Porsupuesto!Teinformarédetodoenseguida.—Gracias.Satisfecho por mi satisfacción, Marcus dio un paso atrás y miró, dubitativo, a la escalera de
incendios.—¿Teimportasi...?Hiceungestoconlacabezaendirecciónalapartamento.—Claro,¿porquénobajasporlaescaleradeverdad?Capítulo11
En teoría,debíhaberpasado lamañanasiguientedurmiendo.Mehabíaquedadodespiertahasta
bienentradalamadrugada.Traspasaralmenosunahoramirandoalsobrecerradoqueteníasobrelamesa, reuní el coraje suficiente para abrirlo. Diez mil dólares. Resistí el impulso de bajar lasescalerasyabofetearconellosaHamburg,peroentréenpánicoalpensarquemipequeñonidodecucarachas enEastHollywoodnoeraun lugar seguroenelqueguardardiezmildólares.Pasé elrestode lanoche revolviendoel apartamento,buscando frenéticamenteunescondrijo seguroenelque guardar el dinero hasta que pudiera llevarlo al banco. Busqué inspiración en algunas demispelículasfavoritasy,alfinal,despuésderayarunascuantasbaldosastratandodeaveriguarsialgunadeellasestabasuelta,acabémetiendolosbilletesenunabolsaparasándwichesqueguardéalfondo
del congelador, justo detrás de unos helados que llevaban ahí siglos. Amanda, por suerte, habíapasado la noche en casa deBarry. Se habría asombrado de ver el piso completamente revuelto, ycreería queme había vuelto loca del todo. Tampoco importaba demasiado. Supuestamente podríadormirapiernasuelta,porqueteníaeldíalibre.
Supuestamente.Unamúsicaestruendosamedespertó,ytardéunminutoendarmecuentadequeproveníademi
teléfono.EraDon'tStoptheParty,dePitbull.Melevantésobresaltada.¿Quécoño...?¿Unacancióndefiesta?Inquietaporsieraalguientratandoderobarmibolsaparasándwiches,megiréenlacamayvimi
teléfono sonando. Entrecerré los ojos, respondiendo con la vozmás amenazante que fui capaz deponer.
—¿Hola?—¡Buenosdías,solete!—¡Mandi!—Metirédenuevosobre lassábanassoltandounbufido.Amanda,quiénsino—.Si
pudierasvermicaraahoramismo,nomellamarías“solete”.Amandariófelizalotroladodelteléfono.—Oh,notehabrédespertado,¿verdad?—Casipodíaversusonrisadeorejaaoreja—.—¿Hasprogramadotupropiotonodellamada?—preguntéentonoacusatorio.—Sí,¿temola?Vadefiestas.Penséqueteharíagracia.Puselosojosenblancoymeapartéelpeloquecaíssobremicara.—Ya,claro.¿Dóndeestás?—Enelsalón.Hevenidoadarmeunaduchaycambiarme.¿Porquéestáelsalónpatasarriba?¿Es
quehashechounafiestaynomehasinvitado?
Tardéunossegundosendarmecuenta.—¡Espera!Eh...¿Estásaquí?¿Porquémellamas?Ungolpeenlapuertarespondióamipregunta.Miexpresiónseensombrecióalmomento.¡Vasapagarcarohabermedespertado!Intentévestirmerápidamentemientraslosgolpesdelapuertacrecíanenritmoeintensidad.Muy
prontoempezóasonar,también,elecodelZumbamatutinodelaseñoraWakowski.—¡Entra!—Hay un multimillonario sentado en nuestro sofá desvencijado. ¡Un multimillonario! ¿Cómo
entretenemosaunodeesos?—dijo,soltandounacarcajada—.Yatedijequedeberíamosinvertirenuncubresofás.Deberíashabermehechocaso.
—¿Marcusestáaquí?¿Tantemprano?¡Mierda!Maldijederabiamientrasmemetíaenunosvaquerosyluchaba,cepilloenmano,conmimelena
enredada.Busquéunacamiseta.¡Malditodíadelavadoras!Solo tenía limpia ropadel trabajoyunascuantasprendassolitarias“guardadasenel fondodel
cajónpormotivossentimentales”,quemedetuveasopesarconcrecienteespanto.Sonriendoconsuficiencia,mepuseunacamiseta rosaconeldibujodeununicornioborracho.
Sentívergüenzaalvermeenelespejodelapuerta,pero¿quéotracosapodíahacer?Leibaacaerunabuenaporhabermedespertado.¡YaAmandatambién!
Abrílapuertayentréenelsalón.Unamanomeextendióuncapuccinoconmoca,ymisplanessevinieronabajo.
Marcussonrió.—Amandamedijoqueteveríadespués.SevaacasadeBarry.—Oh,vale.Mehabéisdespertado.—Buenosdíasatitambién.—Peromehastraídocafé,asíqueestásperdonado.Marcusmiróconcuriosidadelcaosasualrededor.—Yantesdequepreguntesno,nomehanrobado.Seguí ladirecciónde sumiradaymemordíel labio.A labrillante luzdeldía, eldesastreque
habíacausadoporlanochemientrasbuscabaunescondrijoseguroparecíaaúnpeor.—Siquieressaberlo,estuvebuscandounsitioparaguardartusobre.Memiródivertido.—Déjameadivinar...enunabolsaenelcongelador.Entornélosojosalavezquedabaunsorboalcaféhirviendo.—¿Meheperdidoalgo?¿Pasaalgohoy?Porque recibí tumensaje.Faltandossemanasparael
diecisiete.—Lacafeínameestabadevolviendoalavida,ycadavezpensabaconmásclaridad.—Teníatrabajoporlazona.—Noporestazona—murmuré.Nomeoyó.¿Quéclasedenegociospodríatenerenestebarrio
miserable?
Seapoyóconcuidadoentreunacajadeherramientasvolcadayunapiladelibrosdebibliotecaquedebíanhabersidodevueltoshacíamucho.
—Y... aunque faltan dos semanas para el diecisiete, laGala deRecaudación de Fondos para laDiabetesesestanoche.
Fruncíelceñoymesentéenlaencimeradeunsalto,apretandolasrodillascontraelpecho.—Nosoyfandelosdiabéticos.Encontréunahorquillaymerecogíelpelorápidamenteenundesastradomoño,deseandoque,
porunavez,lacamisetanosemesubieraporencimadelombligoallevantarlosbrazos.Susojossedetuvieronunmomentoenmí.Carraspeóyempezóahablar.—Hevenidopara asegurarmede que te pongas algo apropiado.Algoque no se parezca a esa
extrañaestéticatuyaqueparecedeLosPicapiedra.Lemirédereojo,desconfiada.—SeguroquenuncahasvistoLosPicapiedra.—Cierto—respondiósarcástico—.Pasélamayorpartedemiinfanciaeligiendogalgosafganos
yolisqueandolibros.—Almenosloadmites...—Escucha,Rebecca—dijo,colocándosefrenteamíyapoyandolasmanosjuntoamisrodillas—.
Tenemosquemantenerlasaparienciashastaquevayamosalaisla.Sino,notendríasentido.—Esoesunengaño—dije,haciendounmohín.—Puesclaroqueesunengaño.Esaeslacuestión.Peronoveoningunarazónparaquelosdos
podamosconseguirloquequeremos.—Nohablodeengañoengeneral...—Bajédelaencimera,obligándoleadarunpasoatrás—.Me
engañasamí.Creíquepasaríamos juntossolounfindesemana.Nadamás.Yyaséqueesosuenamuyaprostituta.
Marcussepasóunamanoporelpeloyrió.—Noesprostituciónsinohaysexo.—Yasabesaquémerefiero,Marcus.Poralgunaextrañarazón,seirguiócuandopronunciésunombre.—Lonecesito,Rebecca.Tengoqueconservarestecliente.Siescuestióndedinero...—Noquieromásdinero.Yahaymásdeloquepuedoesconderentreloshelados.Marcus ladeó la cabeza, curioso.Me froté las sienes, esperando que el café empezara a hacer
efecto.—Mira—continué—,loharéporti.Tuofertaesmuygenerosa,yapesardelosesfuerzosque
hacesporparecerlo,creoquequizá,enelfondo,noseasuncompletoidiota.Vale,nodeberíahaberlellamadoidiota.Perosalíacontreschicasalavez.—Vaya,gracias...—Noheterminado—dije,levantandounamano—.Vasatenerquesersinceroconmigo.Nosoy
unponideconcursoparaquevayaspaseándomeporahí.Quierosaberexactamentedóndevamosy,exactamente,quévamosasacarlosdosdeesto.Marcusasintiólentamente.—Vale.Bien,necesitoquehagasalgunasaparicionesesporádicasconmigodurantelaspróximas
dossemanas,hastaquevayamosalCaribe.Laciudadestállenadepaparazziencadamalditaesquina,asíquevamosatenerquehacerlobiensiqueremosqueseacreíble.—Sedetuvounmomento,comosiesperaramisobjeciones.Alverquenohablaba,continuó—.Acambio,tepagaré.Ycubrirétodoslosgastos.
—Aparicionesesporádicas...—Memiréalespejo.Parecíaunabailarinavenidaamenosvestidacomounachicadedoceaños—.Sicreesqueservirádealgo...
—Locreo.—Entoncesteayudaréavenderelardiddelanovia.—Gracias.—Perorecuerdaquenosiemprepuedesarreglartusproblemasextendiendouncheque.—Yalosé.Ynovolveréahacerlo.Estoyfelizporquehayasaceptado.—Bueno,esuntrabajofácil.Yestoysinblanca.Me acabé el cafémientras recapitulaba el plan enmi cabeza. El cerebro empezaba a despertar
pocoapoco.—Entonces: engañas a los demás haciéndoles creer que eres un ser humano medianamente
decente,yyoganounmontóndepasta.Suenarazonable.—Marcusmedirigióunacómicamirada—.Veomuchatelevisión—dije,encogiéndomedehombros.
—Soyunserhumanodecente.Soloporquesalgaconmuchasmujeresylosdemáscreanquesoyunplayboynotengoporquésermalapersona.Soloesquenoestoylistoparasentarlacabeza.Nisiquiera me apetece tener novia. Solo quiero divertirme y poder dirigir mi empresa sinpreocupaciones.Noquierocomprometerme,¿quétieneesodemalo?
—Estábiendisfrutarlavidadesoltero—respondí—.Peroyonuncaestaríaconunhombrequesalieraconotrasdoschicasalavezqueconmigo.Tengomásautoestimaqueeso.
—Bueno, tienessuerte.Acabodesentar lacabezacontigo.Mehasvuelto loco,solo tengoojosparati.
—Todospensaránquetehedomesticado...hastaqueacabenuestraescapadacaribeña,almenos.—Es un negocio genial para los dos —dijo—. En cuanto los contratos estén firmados,
romperemosconunacasualbroncaenpúblico.—¿Yvolverásatuvidadeantes?¿Aserunplayboymultimillonarioquenopuedenisujetarsu
vasodetequila?¿AtenersexosalvajeenLasVegas?—YaveoquemehasbuscadoenGoogle.—Telohicisteenunascensorconunacorista.—Eraminoviadelinstituto.Escuriosoqueacabaraasí.FuiaLasVegasaintentarrecuperarla.—¿Esoesquenoquisovolvercontigo?—Asíes.Yaves,eldineronolocompratodo.—Supongoqueno—dijesuavemente.—Podíacomprartodoloquequisiera.Menosaella.—Estoyviendootracaradeti.Viendounpoquitodelhombrequehaydetrásdelacartera.Dinero.Mujeres.Unbuenrato.Marcuspodíaconseguirtodoesofácilmente.Yquizáhubieraalgomásprofundoparaél ahí fuera.Seguroque sí,peronoestabapreparado
paraemprenderunviajedeese tipo.Algúndíacrecería, claro.Peroporahoraerayoquiendebíaencargarmedequepudiera conservar a sucliente.Creía firmementeen lamonogamia, asíquenoqueríaqueleasociaranconlasexcentricidadesylosescandalosostitularesdeperiódicoqueMarcusdabaamenudo.Medijoquehabíadejadodebeber,yyasololohacíaenloseventossociales.Yolediría a su cliente que le había echado el lazo, que me había ganado su corazón y que habíaconseguidoquedejarasuanteriorvidadedesenfreno.Siselocreía,Marcusconseguiríadenuevosucuenta.
Aquellaantiguanoviadebióhaberlehechodaño.Quizásedioaaquellavidasalvajepornopoderrecuperarla. Quizá salió con muchas mujeres y bebió demasiado para olvidarse de ella, la única
mujerquelohabíarechazado.Quizáqueríaahogarlapena.Yotambiénlohacía,devezencuando.Nosquedamosensilenciounmomento,yDeevussaltóalaencimera.SequedómirandoaMarcus
ysefrotócontraél.Marcusloacarició;meparecióadorableverqueeratantiernoconlosanimales.—Esunagranoportunidadparamí—dije—.Estabanapuntodeecharmedelapartamento.Así
que no puedo agradecértelo lo suficiente. Soyuna buena actriz, y te aseguro quememeteré en elpapel.TedaréunaactuacióndignadeOscar.Notedecepcionaré,teloprometo.
—Bueno, es algomás que un simple trabajo. Tendrás que viajar, pero también ir de compras,dejartepeinarymaquillarporprofesionales...
Parpadeé.—Compras.Pelo.Maquillaje.Yaveo...Nosésiesqueaúnesmuytempranoynolocomprendo
bienoqueestásintentandoreducirmeaunestereotipochauvinista.Abriólosojosligeramenteypaseólamirada,nervioso,entreelgatoyyo.Sesentíajuzgado.—No...noeramiintención.Acasitodaslasmujeresqueconozcolesencantairdecompras.—Prefiero hacer fotos de las aguas cristalinas y los paisajes del caribe. Será la única vez que
puedaverunsitiotanbonito...asíquequieroaprovecharyvertodocuantopueda.—Claro,seguroquevolverás.—Casinopuedopagarmeelalquiler.¿Cómovoyapermitirmeunasvacacionestropicales?ErafácilolvidarqueMarcusyyoveníamosdemundosmuydiferentes.Yo,desdeluego,nopodía
permitirmeesoslujos.Marcusmemiróconsorpresamientrasmelevantabaparairamihabitación.Deevus,benditoseasusarnosocorazoncito,mesiguiólealmentedandosaltos.—Voyavestirme.Norobesnada.Marcusrió.Me tomé todoel tiempodelmundoparaducharme, lavarmeelpeloyecharmeacondicionador
dos vecesmientrasMarcus esperaba en el salón.Oye, si quieres presentarte aquí a las siete de lamañana,es loquehay.Noesperesquevaya trasde ticomounperritoa lamínimaorden.Unratodespués, oí que hablaba por teléfono con voz monocorde. Sonreí mientras me envolvíacuidadosamenteenuna toallaycruzabaelpasilloparavolveramihabitación. ¿Estás tanaburridocomoparaponerteallamarporteléfono?Mimalvadoplanestabafuncionando.
Unoscuarentaminutosdespués,salíporfinalsalón,conunvestidosinmangasquehabíatomadoprestado del armario de Amanda. Levanté los brazos y me preparé para soltar el ingeniosocomentarioquellevabapreparandolaúltimamediahora,peromiplansevinoabajocuandoviqueMarcusyDeevusestabandormitandojuntosenelsofá.
Nopudeevitarsentirternuraalverlos.Laverdadesqueahí,durmiendotranquilamente,Marcusnoteníapintademagnateinternacionaldelasfinanzas.
Parecíamás bien un niño pequeño, agarrando el cojín que apretaba contra su pecho y con laspiernas cruzadas.Unmechón de pelo caía sobre su frente, aleteando cada vez que respiraba, y elgesto sarcástico de hoyuelos burlones había desaparecido de su cara.No había ego, ni intriga; sumente estaba vacía de planes de dominación mundial o cualquier otra cosa. Solo era un chicocualquiera,quedormíaenunsofácualquieraduranteuna templadamañanacualquieraenelbarriocoreanodeLosÁngeles.
Concuidado, lequitéel teléfonode lamano.Unsegundodespués,subíalsofádeunsalto,mepusesobreélylepeguéelmóvilalaorejamientrasYou’reSoVainrompíaelsilencioentrenosotros.
Marcus sedespertó sobresaltadoymeagarró las caderas.Mequedéquietamientras cantaba laletraenmicabeza.Casinopodíanirespirar,elcorazónmeibaamil;acababadedarmecuentade
que,sinquerer,estabamontándolo.Unabromagenial,Bex.Losinfartosconfinalsexualsondivertidísimos.
—Lo siento—jadeémientrasme ponía colorada—.No quería asustarte... solo pensé que sería
divertidoponerteuntonodellamadaespecial.Marcussequedóunmomentoconcaradesorpresay,paramialivio,unagransonrisaasomóasu
rostro.Suavizólapresiónenmiscaderasmientrassupulsovolvíaalanormalidad.—Unaeleccióninteresante—dijo,conunasonrisatriste,mientrasmemirabadearribaabajo.No fue su culpa queme diera cuenta de cómo su cuerpo se agarrotaba ligeramente entremis
muslos.Nofuesuculpaquepudieraversuspupilasdilatándoseyquesumiradasedetuviesesobreciertossitiosdemicuerpo.Nisiquierafuesuculpaqueyoestuvieramontándolo.
Era mía, completamente. Y toda la situación estaba siendo un terrible malentendido. Estabatratandodeserdivertidaeingeniosa,peromehabíasalidoeltiroporlaculata.
—Bonitovestido.—Gracias.Sumiradasubiódespreocupadamentehastacruzarseconlamía,quecayóenpicadoalsuelo.—Losiento—dijeotravez, evitando susojos.Sepusoenpiey se alisó la camisa—.Y siento
habertardadotanto.¿Nosvamos?Abriólapuertaconunaexpresiónquenosupecómodescifrar.—Estoydeseándolo.Capítulo12
Dejaquetedigaalgo:odioirdecompras.Loheodiadosiempre.Nosoyunadeesaschicasque
pasabanlasemanaesperandoaquellegaraeldomingoparairdecomprasalcentrocomercialconmamá.Yocomprabatodoonline.Noteníaqueaguantarlamúsicadeascensorenbucle,elpestazoacoloniaylosdependientesparásitospudiendocomprartododesdelacomodidaddemisalón.Ynosentíaquemeestuvieraperdiendonada,laverdad.Noqueríacambiarlo.
Pero...meencantóirdecomprasconMarcus.Noséquépasó.Desdequeaparecióenmiapartamentohastaquecasileprovocouninfartoconel
móvil,enalgúnmomento,algocambiódentrodeél.Elchicoquedormíaenmisofásehabíapuestoalmando;elMarcusquemellevódecomprasera
untíoalegre,bromistaycompletamentedesatado.Eraencantador.Noestabaseguradesitodoaquelloestabapasandodeverdad.Losfotógrafosempezaronaseguirnosdesdequesalimosdelapartamento.Para él era algo normal, pero para mí era algo increíble. Se movían en manada, como un
enjambre,acercándoseseguramentemásdeloquepermitíanlasleyes.Justoantesdeentrarenpánicosentíunamanodededos largosyfríosentrelazarsecon lamía.
Alcélavista;Marcusmesonrióeinclinólacabezaparaapoyarlacariñosamenteenlamía.—Seguroqueestásdeseandohabertepuestounvestidomáslargo—dijo,guiñándomeunojoy
poniéndosesusgafasdesol.Paracuandollegamosalatienda(deunamarcadelaquenuncahabíaoídohablarperoconlaque
Amanda babearía seguro), la nube de paparazzi ya había desaparecido, yMarcus seguía alegre yjuguetón.Semovíarápidamenteporlospasillos,cogiendoprendasdeaquíyallá.Algunaseranunpocoridículas,perootrasconseguíanqueinclusoalguiencomoyodesearaprobárselas.
Al finalme decidí por unmodelo azul zafiro bastante corto, que se ataba a la espalda con un
laberintodelazos.Cuandopreguntéporelprecio,Marcusmedirigióunamiradadeaburrimientoysedirigióalmostradorapagar.
—¿Quieretambiénloszapatos?LadependientaquemeestabaayudandoenelprobadorsedabaunaireaMargaretThatcher.Sacó
unpardetaconazosconpiedraspreciosasque,aparentemente,“ibanconelvestido”.Mequedéblancaalverlos.
—Oh, ehm, no lo sé. —Miré hacia fuera, tambaleándome ligeramente en la plataforma delprobador—.Marcus,¿debería...?
—Sí.Vale,esaeraunabuenarespuesta.MiréalaThatcherencogiéndomedehombros,yellameayudóamantenermeenpiemientrasme
poníaloszapatos.Melosabrochóycaminéunpococonellosfrentealosespejos.GraciasaDios,Amanda y yo habíamos practicado mucho desde el día en que decidimos honrar al mundo delespectáculoconnuestrapresencia.Pero,aunasí,eranaltísimos.
—¿Quétallosnota?¿Algograndes,quizá?—No—respondí,irguiéndomefrentealespejo—,estánbien.Además,estaréentretenidatodala
nocheintentandonocaerme.LaThatcherriócomosimiincomodidadfueraalgonovedosoydivertido.-¡Muybien!Deberíanirsaliendosiquierenllegaralagala.Lamiréconcuriosidad.—¿Marcuslehahabladodelagala?—Oh,todoelmundosabequeeshoy—riódenuevo,comosiyoestuvierabromeandoconella,
oalgoasí—.ElseñorTaylorlaorganizacadaaño.Eseleventodelatemporada.Claroquesí,lastemporadastieneneventos.Espera...¿queMarcuslaorganiza?
Asentí distraída. Parami alivio,Marcus volvió a unirse a nosotras.Memiró de arriba abajo,
impresionado.—Estásimpresionante.—¡Ymira qué alta!—No pude evitar sonreír de oreja a oreja al acercarme a él;mis ojos le
llegabanalanariz—.Casitantocomotú.Marcusmecogiódelamanoysalimos;fueranosesperabaunalimusina.—Adiós,señoras,¡gracias!—dijo,mirandoalinteriormientrascruzábamoslapuerta.—¡Sí,gracias!—Yotambiénintentédarmelavuelta,peroelradiodegirodemistaconesnoerael
queesperaba.Trastabilléycaíalsuelo.Soloque...nocaí.Marcusmeagarróenunmovimientotanarmoniosoqueparecíaqueestuviéramosenelsalónde
baile.Alcélavista,jadeante,mientrasélmesosteníaacentímetrosdelsuelo.—¿Estásbien?—preguntósuavemente.Lostaconesnoeranlomío.Asentíconunagransonrisa.—¿Vesloquemehaces?Metiemblanlaspiernasconsolotocarte.Medevolviólasonrisayunflashdestellóapocosmetros,sobresaltándome.Marcusmeayudóaponermedenuevoenpieconungrácilmovimiento.—Siempre buscando la atención, ¿eh? —me reprendió en broma. Los flashes seguían
centelleando.Entrecerrélosojossonriente,dispuestaacontinuareljuego.—Bueno, a veces la gente necesita hacer un esfuerzo extra para conseguir tu atención—dije,
riendodelicadamenteparadeleitedelosfotógrafos.—Ereslomejorquemehapasadonunca.—Nopodríaimaginarmividasinti—respondí,mirándolealosojos.Uncorode“ooooooooh”sonóanuestroalrededor.Nosmiramosunoaotrofijamente.Quisieraadmitirloono,teníamosunaconexiónincreíble,una
químicaasombrosa.Lebeséenloslabios.Losfotógrafosveríanquelasllamasdelapasiónrefulgíanentrenosotros.
Marcusnopodíahaberelegidomejoractriz;estabarepresentandoelpapeldemivida.—Nopuedenestarunosinelotro—dijounamujer—.¡Quésuertuda!—Selesvesuperenamorados—dijootra.—Nopuedenescondersussentimientos—dijootravozalgomáslejana.—¡Quesebesen!—gritóalguien.Sinquerer,habíamosarmadounpequeñoescándalo.—Puedesteneracualquierchicaenelmundoy,aunasí,meelegisteamí—dijeacariciandola
caradeMarcus,quememiróconternura.—Nuncaheconocidoanadietanbuenocomotú.—Esoeslomásdulcequemehandichonunca.Marcusvolvió abesarme suavementey, enun solomovimiento, tomómimanoymeayudóa
entrarenelcoche.Cuandoestuvimosdentro,segirólentamentehaciamí.—¿Loestáspasandobien,Rebecca?—Nuncahabíarecibidotantaatención!—Puesestoessoloelprincipio.Sonreí.—Eresunagranactriz.Heestadoapuntodecreermecadapalabraquehasdicho.—Bueno,paraesomepagas.Mealegraquecreasque loestoyhaciendobien...quizáalgúndía
llegueaHollywood.Capítulo13
Lagalafuemuchomásformaldeloquehabíaimaginado.Nisiquieratuvequepreocuparmepor
los zapatos; en vez de pasear por una enorme sala de baile, comohabíamoshecho en la fiesta deMarcus,estaveztodoelmundoestabasentadoengrandesmesasredondas.Yasabes,esasmesascondemasiadoscubiertosdeplatayque tienen las servilletasdobladascon tantaseveridadquepodríascortartelamanoconsufilo.
No reconocí a nadie, pero todas las carasme resultaban vagamente familiares. Supuse que leshabríavistoenlasportadasdelasrevistas,oenfotoscualquieradelascenasconlaprensadelaCasaBlanca a lo largo de los años. Sea como fuere, todo el mundo parecía conocer a Marcus. Nopodíamos tomarniunbocadodecomida sinquealguienvinieraa lamesaa reclamar supartedeatención.
Todasycadaunadeesasveces,Marcusmepresentócomo“Rebecca, sunovia”.Al finalde lanoche,yahabíaoídoesaspalabrastantasvecesquemelasestabacreyendo.
Encuantoacabó lacena,empezaron losdiscursos.Yomemoríadeaburrimiento,peroMarcusmiraba atentamente a cada orador, escuchando todo lo que decían. Me pareció que aquellosespectáculosde“caridad”iban,másbien,deescenificarpolíticaychocarespadasquedelacausaalaquesupuestamenteapoyaban.
Esoeraloquepensaba...hastaquellamaronaMarcusparaextendersucheque.
Suchequedecuatromillonesdedólares.—Hacenueveaños,cuandocreéesta fundación,no teníani ideadequéocurriría.Ahora,estoy
encantadoconelapoyoaestasgalasylacontribucióndepersonascomovosotros.Acasiunadecadadiezpersonasselediagnosticaestaenfermedadcadaaño,asíqueesdevitalimportanciaquenuestraposiciónprivilegiadasirvaparaecharunamanoaaquellosmenosfavorecidos.Osdoylasgraciasporvuestragenerosidad.
Su discurso fue corto y conciso, solo unas pocas palabras que nadie más había conseguidotransmitirdurantelosincontablesmonólogosprevios.Cuandoextendióelchequealpresidentedelafundación,nopudeevitarmiraramialrededorysentirmeunpoquitoorgullosa.
Asíes,pelotasaduladores.Asíescomosuenalasinceridad.Aprendedunpoco.
Encuantobajódelestrado,lafiestaempezóadesvanecerse.Marcussorteólamultitudparallegarhastamí.
—¿Listaparairte?—dijoenvozbaja,cogiéndomedelamano.—No,quierovolveraescucharaesesubsecretariodeBolivia.Apretésumano,yélbajólamiradasonriendohastacruzarseconlamía.—Venga,tellevaréacasa.Lamultitud se abrió ante nosotros como las aguas delMar Rojo. Caminamos juntos hacia la
salida, ignorandoa losfotógrafosqueseamontonabanfuera.Nosmetimosenelcocheypartimosrápidamente. Durante todo el camino de vuelta ami apartamento, no cruzamosmás de un par depalabras. Marcus estaba distraído, apagado. Tamborileaba rítmicamente con los dedos mientrasmirabaporlaventanilla.Cuandoporfinllegamosacasa,salióyabriómipuerta,ofreciéndomelamano.
—Graciasdenuevoporelvestido.¿Mellamarásmañana?Asintió conunadistante sonrisa.Pensé si debíadarleunabrazodebuenasnoches;no seveían
fotógrafosalrededor,peronoteníamuchaideadelprotocoloaseguirencitasdementira.Lehiceungestoconlamanoymedirigíalapuerta.
Medetuvederepente.UnapreguntallevabarondandomicabezadesdequelamujerdelatiendamedijoqueMarcusorganizabalagalatodoslosaños.
—Marcus...¿Porqué?Enlapequeñapausaquesiguióamispalabras,sushombrosseencogieronligeramente.—Mimadremuriódediabetes—dijosúbitamente.—Vaya,losientomucho.Unflashmehizoparpadear.—Noshanencontrado—dijoMarcus.Entoncesmedicuentaquemehabíaequivocado.Unpocomásalláhabíaunoscuantoshombres
concámaras;nisiquieratratabandeesconderse.Supongoqueandabanenbuscadelafotoperfecta.—¿Pasamosdelascámaras?—pregunté.—Alaizquierda.Nosestánmirando.—Entoncesdemosunbuenespectáculo—respondió,guiñándomeunojo.—¿Algocomoelmejorbesodebuenasnochesdelmundo?—Pongámonosprovocativos.Tenemosqueconvencerles,¿no?Abríligeramentelaboca,anhelante.Sumiradaseperdióenlamía.—Tenemosquehacerquelocrean.Seacercóamíynosfundimosenunintensoypotentebeso.Meencantabalaformaenquesus
suaves labios semovían sobremi boca, era adictivo. Incliné la cabeza y el beso se hizo aúnmásprofundo; su tacto calentaba cada centímetro de mi piel mientras nuestras lenguas bailaban enperfectaarmonía.
Sesuponíaqueestabaactuando,peroestonoparecíasolounpapel.Parecíamuchomás.Marcusnunca dijo que tuviéramos que besarnos. Solo actuar. Había cruzado la línea. Los dos habíamoscruzado la línea. ¿Opuedeque soloestuviera intentandohacer lahistoriamáscreíble?¿Quécoñoestabahaciendo?Nopuedoenamorarmedeestetío.Meromperáelcorazón.Estoeraunpapel,ynadamás.Peroentonces,¿porquéestabadisfrutandotantodelbeso?
Sulenguasedeslizósobrelamíaenunasensualdanza,poniéndomeamil.Sentícomosiestuviera llenandodevidamialmavacía.Micuerpo,cadaunademiscélulas,se
estremeció de placer. Pasé los dedos a través de sus suaves rizos y seguimos besándonos lenta yeróticamente.Eraelbesomásperfectoyapasionadodelmundo,ypodíasentir laschispasquemerecorríandepiesacabeza.
—Buenasnoches,Rebecca.—Buenasnoches.Recorrí el camino hastami apartamento a duras penas, peromis tacones parecieron sentirmi
distracciónysecomportaron.PasépordelantedelapuertadeHamburg,preguntándomeporquénohabía vuelto a abalanzarse sobremí con otro aviso de desahucio. El olor del curry de la señoraWakowskiflotabaenelairedelaescalera.
Cuando entré en el apartamento, las luces estaban apagadas.Me toméunminuto para respirar,apoyadacontralapuerta,yrevivímentalmenteunoscuantosmomentosdelanoche.Nosabríadecirtequé había pasado en el transcurso del día, pero las cosas conMarcus no estaban igual que comoempezaronporlamañana.
Todoera,dealgúnmodo,distinto.Entonceslaslucesseencendieronderepente,sobresaltándome.Amanda me miraba desde el sofá con los ojos entornados mientras acariciaba a Deevus. Me
sonrojé, culpable, alvermivestidonuevo,yapretémipequeñobolsocontra elpechomientras elcorazón volvía a su ritmo normal. Sonreí nerviosamente mientras Amanda seguía mirándome yacariciandoalgatocomounavillanadeprimeracategoría.
—Oh,sí—dijo,poniéndomenerviosa—.Vielespectáculodesdelaventana.¿Porquénomecuentasquiénesesetíobuenoconelquesalesaescondidas?PorquesepareceunmontónaMarcusTaylor,elmultimillonario.—NoestoysaliendoconMarcusTaylor.Aceptéeltrabajo.Vaapagarmeveintemildólares.—¡Esoesgenial!—Necesitabaeldinero.Yomeharécargodelarenta.—¡Oh,gracias,nena!—respondió,boquiabierta.—Esungranpapel.Ynopodíanegarme.—TepaganparaponerlemorritosauntíoguapísimocomoMarcus.¡Guau!Ese trabajo tuyo tienebeneficiosmuy interesantes.—Ladeó lacabeza—.Pero...esebesodeahí
fueranoparecíaningunaactuación.—Ahorasabeslobuenaactrizquesoy—respondíguiñándoleunojo.—¡Ytantoquesí!Capítulo14
—Elputo...multimillonario...Marcus...Taylor.
Negué con la cabeza mientras Amanda repetía las mismas palabras por millonésima vez. Yaestabaamaneciendo,y lapeorpartedel interrogatoriohabíapasado.Habíamossacadomimantayestábamostiradasenelsuelo,conlascabezasasomandoporelbalcónyunabolsadepalomitasenmedio,escuchandolossonidosdelaciudadmientrasmirábamoslaluna.
Amandaechóareírderepente.—Marcus...soy-un-puto-multimillonario-Taylor.—¿Quieresparar?—dije,dándoleunmanotazoenelbrazo—.Nonosacostamos.—Aún.—Jamás.Amandanegóconlacabeza,mirandoalasestrellas.Dabaigualloquedijera,noibaaconseguir
quecambiaradeopinión.—Escomounapeli.Puselosojosenblanco.—Noesmásqueuntrabajo,sinamornifantasías.¿Cuándovasapillarlo?Yaunque nos pasáramos todo el tiempo follando, lo nuestro se acabaría al terminar el trabajo.
Porqueesoesloquehacelagentecomoél,conquistaunayvaaporlasiguiente.Nopiensosersuúltimaconquista,ynopiensonidecoñaenamorarmedelmayormujeriegodelplaneta.
Abrí una revista y ante mis ojos aparecieron todas las chicas que habían salido con Marcus.Modelos, una cirujana, cantantes, herederas de inmensas fortunas e incluso una actriz y escritorafamosa.Jugabaenotraliga,fuerademialcance.
—No,estopodríaserunapelícula—dijoAmanda,perdidaensuensoñacióneignorándomeporcompleto—.Unapelideesasenqueelchicoponelospiesenlatierrayseenamoradelamuchomáscercanaymuchomásguapamejoramiga.Yasabes,esetipodepelícula—farfullómientrassemetíaunaingentecantidaddepalomitasenlaboca.
—Yahanrodadoesapeli.SellamaJóvenesyBrujas.Ytodosacabanmuertos.—¿Cómo?—respondió, hundiendo la cabeza en un cojín y riendo a carcajadas—. Qué poco
atrayente.Perocreoquenuncapodríapasaralgoasíentreelmillonarioyyo.¿QuélediríaaBarry?—¿Barry?—respondíconfusa—.CreíquenonosgustabaBarry.—¿Porquénoibaagustarnos?—dijoAmanda,sorprendida.—Vinoalahoradedesayunar.Tejodióelciclodesueño.Amandahabíamandadoapaseoaotrosporbastantemenosdeeso.—Leamamos—respondióconcaradefelicidad.Empecéaprestaratención.—¿Enserio?—¿Barrysehabíaganadoelamordepalomitas-bajo-las-estrellas?—.Barry...vale.—Creoqueestoyenamorada.Nuestrogatoempezóamaullardesdedetrásdeunpuf.DerepenterecordélapreguntadeMarcus.—¿PorquélellamamosDeevus?Amandafruncióelceño.—Nomeacuerdo.Juraríaquelollamábamos“retorcido”porqueseescondíacadapocodetrásde
la nevera. —Masticó un puñado de palomitas con aire pensativo—. Un día intentó morderte. Yarañarme.Yentoncesdijistequeeracomoundiablo...
Bostecé.—Seríaporeso.Meincorporéparasalirdenuestropequeñonido.—Bueno...tengoquedormir.Elmultimillonarioyyotenemosqueirmañanaauntorneodegolf,
yhemosquedadoparadesayunar.
Amandalevantóunacejaysonrió.—¿Ahoraeselmultimillonario?¿Nisiquieratienenombre?—¿Acasolonecesita?Yatienetodosesosmillones—respondíenbroma.—Cierto.Bueno,quedisfrutestudíadegolf.Seguroqueesapasionante.—Sí.Hinchapelotas,creoquelollaman.—Pontealgodecuadros.Elsolempezabaateñirelcieloderosa.Mefuialacama,felizporquemisecretoyanoeraun
secreto.Teníademiladoalaúnicapersonaquenecesitaba.Capítulo15
—MedaiguallahoraqueseaenSuiza,Billings.¡Quierohablarconél!LleguéalamansiónTaylormuchoantesdeloquehubieraquerido.Consolotreshorasdesueño
encima, iba en reserva, aferrándome ami capuccino como si de una tabla de salvación se trataramientrasesepavorealdementemerodeabaenlascercanías.
—Losiento,Rebecca—dijoMarcus,quehabíaseparadoelteléfonodesuorejaparadisculparsedenuevo—.Soloquieroencontrarelsentidodeesemalditoartículoantesdequeestosesalgade—¿sí, Billings? ¡Ya te he dicho que no necesito un traductor, solo queme pongas a ese tío al putoteléfono!—Su tono de voz pasó de la noche al día al girarse de nuevo haciamí—. ¿Quieres uncroissant?
—Sí,gracias.Mantuvelamiradaclavadaenlamesamientrasafanabaelcroissantdeunplatoymelocomíaa
pequeñosmordiscos.Sobre lamesa, un ejemplar deTimeMagazinemostraba la cara deMarcus en portada, con el
titularLASFIESTASDELMULTIMILLONARIO:Cómounmagnatedelosnegociosseconvirtióenunfiestero. La foto principal era una imagen de Marcus, de pie en un yate rodeado de bellezas enbañador.Parecíarealmentepreocupado;esapublicidadseríamuynegativaparaél.
—Bien—dijoMarcusentonoabrupto—,sideverdadestanimportante,esperoquemedevuelvalallamada.Despuésdetodo,soloesmiputopublicista.
Colgóydejóelteléfonoenlamesa,visiblementedisgustado.Chasqueélalenguacondesaprobación.—¿CómoseatreveanocogerelteléfonoaMarcusTaylor?¿Quépuedesermásimportanteque
tú?—dije,tapándomelacaraconlarevista.—Sumujerestádandoaluz—respondióconexpresiónsombría.Tirélarevista;nopodíacreerlo.—¿Yenserioquieresquetecojaelteléfono?—Eselsegundohijoquetienen.Noesnuevoparaél.—Vale.Tomé lo que quedaba de café evitando sumirada,mientrasme preguntaba por quéme habría
llamadoparaesteenfurecidodesayunocuandopodíamoshabernosvistodirectamenteenelclubdecampo.
—Esquenopuedocreerlo—empezódenuevo,clavandolosojosenlarevista—.“¿Elplayboyproblemáticoconproblemasdeira?”—Enunvelozmovimiento,mandódeunapatadaunabandejadeplataalotroladodelaterraza—.¡Hecambiadomismodalesporcompleto!
Levantéunacejayhundílacaraenmicroissant.—Sí,definitivamentesehanequivocado.
—Olvídalo,noloentenderías—dijo,haciendoungestodedesdén.—Estáclaroquetienesciertascosasquearreglar.Nosveremosenelclub,cariñito.Si llamasa
esemayordomotuyoparaqueseaseguredequeelpavorealestáabuenrecaudo,podrévolveramicoche.
—Rebecca...—mecogiólamanorápidamente—.Losientomucho.Deverdad.Miréfijamenteanuestrosdedosentrelazados.Marcussuspiró.—Tengoencimamuchapresión...necesitocerraresteacuerdo,peroTakahariestá indeciso.No
metomaenserio.Yesteartículonovaaarreglarmiimagen,precisamente.—Oye—lecortéconunacálidaeinesperadasonrisa—.Esoeraantes,¿vale?Antesdequeempezarasalavartuimagen.Antesdequeempezarasadejarteverenesasgalasy
eventosdebeneficenciatuyos.Antesdequeencontrarasaestanoviaincreíblequevaahacertodostusdeseosrealidad.
Unasuavesonrisaseabriópasoatravésdelaira.—¿Enserio?—dijoenvozbaja—.¿Vasahacerrealidadtodosmisdeseos?Micorazónseagitónervioso,peroconseguífruncirelceñoconcaraseriaynegarconlacabeza.—Desgraciadamente, eso no está en mi contrato. Aunque creí conveniente darte un pequeño
discursoparaquetemotivaras.Yasabes,porlosveintemildólares,yeso.Marcussoltóunacarcajada.—Esundiscursobastantemotivador.—Tómalocomounregalo.—Diungranbocadoalcroissant,mientrasmirabaelcéspedcomosi
demisdominiossetratara—.Entonces,¿quévamosahacerhoy?¿Soloiralclub?—Sí.Vanatraernosropa.Podemoscambiarnosaquíyestarallíparalasonce.—¿Ropa?—repetílentamente—.Terefieresa...¿ropadegolf?Marcushizounapausa.—Amenosqueyatehayascompradoalgoatugusto.—Tengounpijamaderombosquecreoqueseríaapropiado.—Marcusnorespondió.Hojeé la
revistaymirédenuevolafotografíaconelceñofruncido—.¿Estabasdevacaciones?—Acababadecerrarunnegocioimportante.EstabacelebrándoloenHawaii.—Estásguapo.Parecesfelizydespreocupadocontodasesasmujeres.—Bueno,estababastantebebidocuandohicieronesafoto.Esprivada.Notengoniideadecómo
lahanconseguido.—Seguroquealguienhizounafotoconsumóvilylavendiópormilesdedólares.—Yanoquieroseguirsiendoesehombre,Rebecca.Hetenidodemasiadasfiestasyborracheras.—Notienesquedarmeexplicacionesdetuestilodevida,¿sabes?Eslomejordetenerunanovia
dementira.Puedeshacer loquequierasynomevolveré locani juzgaré tusactos.¿Ves?Deberíashabermecontratadohaceaños.
Marcusrióymiróalolejos.—Enserio,quierosermejorqueeso.—Yoheaprendidodeprimeramanoquedaigualcuantascosascambieenmivida:nuncallegaré
a ser la mujer perfecta. Todos cometemos errores, somos débiles y nos tambaleamos de vez encuando.Solosomoshumanos.Perosinos loproponemospodemos irmejorando lascosasconeltiempo.
—Esperopoderhacerlo.
—¿Quéesrealmenteimportanteparati?Pregúntateeso.¿Quéeslomásimportante?—Nolosé.Puedequeeltrabajo.Tendríaquepensarlo.—Nopasanadasinolosabes.Siguepensándolo.Telovolveréapreguntar,perotienesqueser
totalmentesincero.—¿Túvesalgobuenoenmí?Lemiréuninstanteantesderesponder.—No te rindes. No te dejas aplastar por la presión, sino que te mantienes fuerte y superas
cualquierobstáculoqueseinterpongaentucaminoparaconseguirloquequieres.—Gracias,Rebecca.—¿Yyoqué?¿Tengoalgunacualidad?—Por supuesto—dijo sonriendo—. Eres comprensiva, empática, solidaria. Te he visto en la
residencia.¿Sabes?Todosallíhablanmuybiendeti.Recuerdoundíaquenoestabasyyohabíaidoaunareunión.LaseñoraHarksonsenegabaaqueleatendieranadiesalvotú.Gritabatunombreporlospasillos.
—Gracias...laseñoraHarksonesadorable.Eslamujermásbuenaqueheconocidonunca.Marcus,alcontrarioquelamayoríadeloschicos,nosemolestabacuandohablabademitrabajo.
Yesomegustaba.Lehablédemispacientes,ydelomuchoquedisfrutabaeneltrabajo.Inclusolepareció tierno que comprara caprichos para ellos conmi propio dinero. Una vez le compré a laseñoraZacksunahamburguesaconquesoparacomer.Ellamehabíadichoqueerasumayorsueño,asíqueselallevé.Nuncahabíavistoanadietanfeliz.Sipodíahaceraalguienfeliz,aunquefueraunmomento,yoerafeliztambién.Hablamosyreímosdurantehoras.
Seiscafésdespués,entrábamosporlapuertadelclub.—Vale, recapitulemos —dijo Marcus, inclinándose sobre mí para arreglarme la coleta. Me
preguntabasiese“toquecasual”seleharíatanrarocomoamí—.LoprimeroesencontraralseñorTakaharieinvitarleaunapartida.Después...
—No—interrumpí—,esonoesloquehemosacordado.Marcuspusolosojosenblanco.—Vaaaaale.PrimeroencontramosunbañoydespuésbuscamosalseñorTakahari.—Yyoleembelesaréconmiincreíbleingenio.—Después,entreelhoyoochoyelnueve,sacaréacolacióndeformacasualunainversión...—Mientrasyozampochocolatinasyluzcomipulseranueva.Sonreí felizygiré lapulseraenmimuñecaparaquebrillaraconel sol.Solomehabíapuesto
diamantesunavezenmivida:unospendientesquemimadremehabíaprestadoparamigraduación.PeroMarcus decía que los “cócteles y las piedras preciosas” eran los cimientos sobre los que seasentabael“deporte”delgolf.Decaminoalclub,paramosenTiffany.Medijoqueeligiera loquequisiera,yelegíunapreciosapulseradediamantesquellamaban“brazaletede tenis;enparte,paramostrarsolidaridadconmideportefavoritoyenparteporquemequedéblancacuandolavi.Aunquepusecomocondiciónqueladevolviéramosaldíasiguiente.Marcushabíaprotestado,peromeneguérotundamenteaaceptarqueunapulseradediamantesentraseenelapartadode“gastosacubrir”.Deningunamanera:elcuentodehadasacabaríaporlatarde,yyocambiaríamibrillantejugueteporlapulseradeidentificacióndelaresidencia.
Hastaentonces...ladisfrutaría.LaexpresiónnerviosadeMarcusseconvirtióensonrisaalvermegirarlamuñecaparacazarlos
rayosdesol.—Meencantaríaquemedejarasregalártela.
Neguéconlacabezayalisélafaldademivestidoblancodecóctel.—No,porquealdíasiguientemedirías“¿Dóndeestánmisdiamantes?¿Nohaydiamantespara
mí?”Yentonces,¿quépodríahaceryo?Eselpezquesemuerdelacola,asíquedejémosloestar.Marcusmemirabafijamente,ynosésiensusojosse reflejabaelbrillode losdiamanteso la
felicidad.Decualquierforma,nopodíadejardemirarle.—Nuncaheconocidoaunachicaquerechazaradiamantes.Rompíelcontactovisualencogiéndomedehombros.—NuncaheconocidoaunchicocuyoritualdelasmañanasseagritaraalguienenGinebra,pero
todostenemosnuestraspequeñasmanías,¿verdad?Elchóferabriólapuertaysalíenunelegantemovimiento,cuidandodequelafaldanosubiera
másdelodebido.—Y,Marcus,teserésincera.Saliódelcochetrasdemíyesperó,obediente,aquecolocaraelcuellodesucamisa.—Sihayalgoquehedescubiertoenelpocotiempoquellevamosjuntos,esque...Unadocenadeflashesdestellaronalavez.Automáticamente,compusimosnuestramejorsonrisa.—No eres lo que la prensa deja ver de ti. Eres amable, cariñoso.Me has ganado.Creo que el
destinomehizoconocerteenesecafé.Marcussonrió.Teníalasonrisamásbonitadelmundo,ymelaestabaregalandoamí.Capítulo16
Trasloqueparecióunaeternidad,conseguimoscruzaralotroladodelaprensayentramos,dela
mano, en el club de campo. Todo era tal como lo imaginaba después de haber visto la escenarepresentadaencientosdepelículas.
Soloqueestavezlasapuestaserandeverdad,elprecioeraaltoylasmiradasquemededicabanlasotrasmujereseranferoces.
—Eltocadorestájustoahí—dijoenvozbajaMarcus,señalandoconunamanomientrasapoyabalaotraenmiespalda.
Estudiélasmiradasasesinasdelasarpíasquenosrodeaban.—Unacosa—susurréensuoído—,lapalabra“tocador”estáunpoquitoanticuada.Quieroque
estésalaúltima,SeñorMultimillonario.Entornó los ojos y se inclinó sobre mí para susurrar algo igual de mordaz, pero me escapé
rápidamentealservicio.Cuandoregreséestabafrentealascristaleras,sosteniendounvasoencadamano.Unoeratransparenteydeaspectomortal,yelotro,afrutadoycuriosamenterosa.
Elegí el último y di un sorbo, agradecida,mientras paseaba la vista por la estancia.No, no lohabía imaginado:aquellasmujeresmeodiabandeverdad.PeronoparecíaquequisieranaMarcus;habríanvenidoconsusparejas.Noentendíanada.
—¿Sabesloidiotaquemehesentidopidiendoesto?—dijoMarcusmirandolaenormesombrilladelvasocondesdén—.Loshombresnopidenbebidasrosas.
Sonreíysostuveelvasofrenteaél.—¡Pruébalo!Tegustará.—Nopiensoprobareso.—¿Por qué, porque no es singlemalt?—dije, alzando la voz teatralmente. Su adusto gesto se
transformóenunasonrisadechiquillo.—¿Asíescomomeves?—Pruébalaytelodiré.
Memiródivertidopero,antesdequepudieradecirnada,micarase iluminóenunaacogedorasonrisa.
—¡SeñorTakahari!¡Cómomealegrodevolveraverle!—Rebecca—respondió,dándomeuncortoaunquecálidoabrazo—.Estoyencantadodequehayas
aceptadomiinvitación.—Bueno,yaconoceaeste—respondí,haciendoungestoconlacabezaendirecciónaMarcusy
poniendo los ojos en blanco—. Si no hubiera insistido en que viniéramos, seguiría en el sofá,babeandosobrelosíndicesbursátiles.
Takaharirióacarcajadas;estavez,conseguíretirarmeatiempo.—¿Quéestástomando?—preguntóconcuriosidad—.Eslaprimeravezqueveoalgoasíeneste
sitio.—Esalgunaextravaganciadevodkaconmangoyfresas.¿Quiereprobarlo?—dije,ofreciéndolemivaso.Tomóunlargotrago.—Oh, está delicioso. Y sorprendentemente fuerte. —Se volvió hacia uno de sus hombres y
murmuróalgoenjaponés.Elhombredesaparecióyvolvióalpocotiempo,acompañadodeotro—.Rebecca,¿querréisMarcusytúacompañarmehoyenelgreen?
Oh,mierda.Estosuponíaunseriocontratiempoennuestroplan.Pornohablardequejamás,enmivida,habíacogidounpalodegolf.
—Creo que me quedaré aquí a vigilar el bar—dije rápidamente—, pero seguro queMarcusestaráencantadodejugarconusted.
Marcusdiounpasoalfrente,peroTakaharialzólamano.—¡Deesonada!Hoysoismisinvitados,quierotenerosaambosconmigo.Vamos,buscaremosunospalosparavosotros.Y, sin dejarnos elección, se giró y comenzó a andar.Marcus le siguió sin pensárselo, pero le
agarrédelbrazodiscretamente.—Espera—susurréapresurada—,nopuedohacerlo.Marcus,sinperderelpaso,meguióatravésdelagente.—¿Comolodebailar?—No,muchopeor—teníaqueconseguirquemecreyera—.Marcus,enmividahejugadoalgolf.
Nisiquieraconozcolasreglas.—Esmuysencillo—dijomientras llegábamosaunaespeciedearmería.Sepusoacargardos
bolsasconpalos—.Tienesquemeterlabolaenelagujerotandeprisacomopuedas.—Memordíellabio;Marcusalzóunamano,anticipándose—.Sivasahaceralgunabroma,noeselmomento.
—No,no,telodigoenserio.—Agarrésubrazofirmemente—.Notengoniideadeloqueestoyhaciendo,ynoquierocagarla.Séquelagentecomotúsetomaestodelgolfmuyenserio...
Marcussuavizósuexpresióny,sinprevioaviso,seinclinósobremíymebesóenlamejilla.Lemiré,sorprendida.Estábamossolos.Estábamossolos,¿no?
—Novasaestropearnada—dijo,irguiéndoseyguiñándomeelojo—.Además...asípodréenseñarteelswing.Cerrélosojosenunmohín.Takahariacababadeencontrarnosysedirigíahacianosotros.—Vale—dijeenunhilodevoz—,peroesperoquemedejéisllevarelcochecito.Resultóquenisiquierapudellevarelcochecito.NiescondermediscretamentedetrásdeMarcus;
Takahariinsistióenqueélyyoéramoscompañeros(nosabíaquesejugaraalgolfporcompañeros)yme forzó a ir por delante con él.Antes del primer hoyo,Marcusme había intentado enseñar elswing,perolaexperienciafuebastantefrustrante.
—Solotienesqueagarrarelpaloconfirmezaasí.—Secolocóamiespalda,ysentíunterriblecaloraunconlabrisafrescaquecorría—.Después,acompañaelmovimientogirandolascaderas.
Lohicelomejorquepude.—¿Así?Notécómosupechoseagitaba;estabariendoensilencioamiespalda.—¿Hasvistogolfalgunavez?Girélacabezaparamirarle.—La única vez que presté atención a un swing de golf fue cuando decapitaron a un tío en un
capítulodelaúltimatemporadadeCSI.Marcusvolvióareírensilencio.—Vale,entoncespiensaquelapelotaesunacabecitamuypequeña.¿Puedes?—Oh,yaséquiénes—dijeentonoácido.—Ahora,giralascaderasyrelájate.Lointentédenuevocontanpocoéxitocomolaprimeravez.Unsegundodespués,lasfríasmanos
de Marcus se posaron sobre mis caderas. Contuve el aliento. Marcus, mientras tanto, guiaba micuerpo suavemente enelgiroquehabía tratadodeexplicarme.Sentí, de formacasi imperceptible,cómosufrenteseapoyabaenmipelo.Hubounarepentinaquietud,ymedicuentadequeéltambiénconteníaelaliento.
Unescalofríomerecorrió laespalda.Sentíquemicuerpoestabaapuntodeexplotar,ybusquéalgo,cualquiercosa,pararomperelsilencio.
—...Estoparecealgomásqueunpapel.Cerré losojos.Esonoes loquequeríadecir.Marcusdiounpasoatrás, riendoa carcajadasy
jugueteandoconsupalo.—Inténtalootravez.Miréalgreen,nerviosa.—¿Creesquedeberíaquitarmelapulsera?Noquieroquesecaiga...—Tranquila,nosecaerá.Déjatedetonteríasypractica.—Guárdalaentubolsillo.—Novaacaerse.Venga,hazmecaso.—Marcus...—Ahora,señoritaWhite.—¡Vale!Rezandoensilencio,cerrélosojos,dejéescaparelaireylohicelomejorquepude.Unsonoro
“ooh”amiespaldamesacódemispensamientos.Miréalapelotaqueaterrizaba,enesemomento,asombrosamentecercadelapequeñabandera.
—¿Lohasvisto?—chillé.Marcus,sinpensarlo,mecogióenbrazosygiramosencírculo.—¡Hasidobrillante!—¡Girélascaderas!—¡Girastelascaderas!Nuestrasrisassedesvanecieronlentamentemientrasnosmirábamosalosojos.Mesonrojéybajé
lamirada.Marcusmedejóenelsueloconcuidadoydiounpequeñopasoatrás.Takaharillegóenesemomento-
—¡Akio!¿Havistoeso?—grité.—¿Akio?—dijoMarcus,levantandounaceja.
—¿Esegolpefuetuyo,Marcus?—No.FuedeRebecca—respondióél,girándosehaciamíconunagransonrisa.—¿Enserio?—Takaharimeagarródelbrazoyempezamosacaminarhastaellugardondehabía
aterrizadolabola—.Enesecaso,señoritaWhite,tendrásquecontarmetusecreto.—Estáenlascaderas.Marcussubióenelcochecitoconunasistenteynosadelantaronenelgreen.Caminamosjuntosenunagradablesilencio,hastaqueTakahariempezóahablar.—¿Visteelartículoquesalióestamañana?Trastabilléligeramente.—Lovi.—Noponíamuybienatunovio.—No—admitíconunsuspiro—.Supongoqueno.—Dimosunoscuantospasosmás,ymedetuve
—.Pero,¿sabe?Marcusnuncaselashadadodesanto.—Continúa—respondióTakahari,curioso.Conlamiradaperdidaenelgreen,busquélamejorformadedecirlo.—Creoquecualquierhombrequedonecuatromillonesdedólarescadaañoparalucharcontrala
enfermedadquematóasumadreesdignodeconsideración—dije,negandoconlacabeza.Takahariasintió,perosuexpresióneraseria.—Enlosnegocios,elsentimentalismonoesunadelasmejoresvirtudes.—Disiento. No deberíamos asustarnos de las emociones, aunque a veces parezcamos algo
sensibleros.Hacequeunaempresaseamáshumana,¿nocree?Yesoesunaventajafrentealacompetencia.Takaharirióymeagarróelbrazodenuevo.Seguimosandando.—Los cuatro atributos más importantes para un asesor son la integridad, la competencia, la
accesibilidadylaamabilidad.Marcuslostienetodos.Y,¿sabes?laintegridadeselmásimportante.—Estoydeacuerdo.Esimportanteserhonestoyjusto.—Los dos sabemos queMarcus es honesto. Su padre lo era. Viene de una familia honrada y
trabajadora.—Nopodríaestarmásdeacuerdo.—Yescompetente,también.Tieneampliosconocimientosenmuchoscampos.Puedeaconsejarte
sobre inmuebles, impuestos, planes de pensiones, seguros, gestión de riesgos, cash flow,presupuestosyplanesdeempresa.
—Oh,sí.Marcussabemucho.Inclusomásquesupadre.Yesaccesible,desdeluego.Aunqueseraccesiblenotienesentidosinosees íntegroycompetente.SinecesitahablarconMarcus,siempreestádisponible.Séquesuempresaestáporencimadetodo.Leencantaloquehace,essuvida.
—Sí,siemprecogemisllamadas.—Yamable.Bueno,sinlasotrastres,estatampocotendríasentido.PeroMarcusesagradabley
educado.—Oh,sí,esencantador.Mehallevadoporahíacenarunascuantasveces.Peronomegustaqueseatanmujeriego,esloquemásmemolestadeél.—Peroahorametieneamí.Creoqueestabaalgoperdido.¿Sabe?Cuandomuriósupadre,trató
dereconquistaralamordesuvida.Ellalerechazó,yMarcusnosetomómuybienesasdospérdidas.Sedioalamalavida.Perohaaprendidodesuserrores.Noquiereperderme.Yvaaponertododesuparteparasermejorpersona.Creoquetodoelmundomereceunasegundaoportunidad,¿no?
Takaharimemiró,reflexivo.
—Marcus le será leal —continué—. Trabajará duro y se comprometerá con su empresa.Trabajará para usted lo mejor que pueda, y antepondrá los intereses de su empresa a los suyospropios.Esoya losabe.Ynoesquesolosea lealasuempresa, tambiénausted.Mecontóquesupadretrabajóparaustedmuchosaños,yéltambiénquieretenerlaoportunidad.¿Sabe?Tienemuchasideasyplanesparausted.Inclusounafusión.Deberíadarleunaoportunidad.Esunbuenhombre,ycreoqueyalosabe.
—¿Túinvertiríastudineroconél?MiréaMarcus,bajoelsol,estudiandoelhoyomientrasplaneabasusiguientegolpe.Dibujéuna
pequeña sonrisa al ver su carade extremaconcentración.En esemomento, sindudarlo, golpeó labola,quesaliódirectaalhoyo.
—¿Sabe?—Ambosmiramoscómolabolagolpeóenlabandera—.Creoqueloharía.Capítulo17
—¡Quiereunareunión!—Marcussonreíadeorejaaorejamientraslalimusinaacelerababajoel
sol—.¡Nopuedocreerlo!Unareunióndeestrategiapreliminarparahablarsobreunafusión.—Esgenial,Marcus—dije,sonriendomientrasmirabaporlaventana.—Noséquélehabrásdichopero,sealoquesea,¡funcionó!Megiréparamirarle.—Nohesidoyo,hassidotú.Túeresconelquevaainvertir.Porsegundavezesedía,mecogiólamano.Levantélavista,sorprendida;Marcusmemirabaa
losojosfijamente,pensativoysincero.—Enserio,Rebecca.Estosignificaunmundoparamí.Gracias.—Denada.Sonriódeorejaaoreja,ysucaraseiluminóotravezconeseentusiasmodechiquillo.—Bueno, el día aún no ha acabado. ¿Dónde quieres ir?—Memiró un segundo y se corrigió
rápidamente—.Opuedollevarteacasa.Comoquieras.Lopenséunmomento;noqueríairmeacasa.Locreasono,apartedelhechodequehabíapasado
eldíaenuncampodegolf,meestabadivirtiendo.—AlmuelledeSantaMónica.—¿Almuelle?—repitió,asintiendoalconductormientraslalimusinacambiabadedirección.—Túmehasenseñadounpocodetumundo.Yoquieroenseñarteunpocodelmío.Pasamos el resto de la tarde caminando por la playa de la mano (solo por si había alguien
mirándonos,claro),hablandodistendidamentedetodoynadamientraselsoldelatardecerdorabaelcielo y persiguiendo las relucientes olas. No hubo temas incómodos, ni preguntas invasivas, nihistorias tan ridículas como para no contarlas.Montamos siete veces en la noria gigante del otroextremodelmuelle.
Alfinaldelanoche,habíareídomásquetodoesemesjunto.Cenamosperritosenpandemaízyalgodóndeazúcar,ynostumbamosenunamantaaverlasestrellas.
—Y así fue como descubrí que mi compañero de piso era gay —dijo Marcus—. Y tambiéndescubríquetengoalergiaalasabejas.
Reítantoquesemeescapóelchocolatecalienteporlanariz.Marcuslevantóunaceja.—Oh,¿untraumaasíteparecedivertido?Nopodíanihablardelarisa.Marcuscogióunagranboladealgodóndeazúcarymelametióen
laboca.—Toma,aversiteahogas.
CuandoporfinpudetomaraireMarcus,ensimismadoensuspensamientos,mirabalasolas.Sentíunescalofrío,ymeenvolvíaúnmásenlachaquetaqueélmehabíadejado.Nosquedamosmirandoalhorizonte.
—¿PorquéTakahariestanimportanteparati?Osea,nocreoquenecesitessudinero.¿Porquétantoempeño?
Marcus se puso tenso, y por un segundo temí haber cruzado una invisible línea roja. Bajó lamiradaytrazódibujosenlaarena,distraído.Elpelolecaíasobrelafrente.
—Eraclientedemipadre—dijoenunsusurro—.Elprimeroquetuvo.Yelprimeroqueperdióalmorir,cuandoyomequedéconlaempresa.
Abrílaboca,sorprendida.Nosabíaquédecir.Ojalánohubierasacadoeltema.AunqueMarcusnoparecíaenfadado,másbien...resignado.
—Fue pormi culpa—continuó,monótono—.Mi padre era la única persona queme quedaba.Cuandomurió,caíenbarrena.Meconvertíenelestereotipo.
Mirabafijamentecómolasolasrompíanenlaarena.—Takaharihacebienendudardemí.Yotambiénloharíasifueraél.Haceunosmeses,meenteré
de que buscaba alguien con quien invertir y... no sé, volví a poner las cosas en orden. Vendí loscochesdecarreras,contratéaunaempresaderelacionespúblicas,volvíaquí...
Nosquedamosensilenciounmomento.—¿Vendisteloscochesdecarreras?Suexpresiónpensativasetransformóenunagransonrisa.—Vendílamayoríadeloscochesdecarreras.—Oh,yaveo.Hundílosdedosdelospiesenlaarenaymiréalocéano.Marcusmemiraba.Memirabacomosinolohubierahecholosuficiente.Depronto,fruncióelceñoyalargólamanoamipulsera.—¿Puedoverlaunminuto?—Melaquitéyselaentregué—.Parecequetieneunamarcaaquí...—Oh,¡no!Nopodremosdevolverla—dije,abriendomucholosojos.—Tienealgograbado.—¿Elqué?—Nospertenecemos.—¿Escosatuya?—dijesonriendo.—Sí.Paramantenerlafarsa.—¿Elegisteelgrabado?—Sí.Lasseñalesquerecibíaerancontradictorias.Mehabíadichoquenoqueríatenernovia,queesto
erasolounengaño.Aunasí,noshabíamosbesado.Osea,noshabíamosbesadoconpasióndeverdad.Teníamosquímica,ynossentíamosatraídosmutuamente.¿Acasoestabaintentandodarmeunapistadequehabíaalgomás?Élnoqueríatenernovia...yyonoqueríasalirconunmujeriego.
—¿Hayalgúnsignificadoocultoenesto?Marcusseencogiódehombrosyvolvióacolocarlapulseraenmimuñeca.—Nopodemosdevolverla...estágrabada.Mequedéboquiabiertamirándolaunavezmás.Ahoraeramía.—Nopuedocreerquehayashechoesto—susurré—.Gracias.—Noestásenfadada.—¿Cómoibaaestarlo?Esundetalleprecioso.Meencanta.
Se acercómás amí ymemiró a los ojos. Estaba tan cerca que podía contar cada uno de suscabellos,cadaunadelasmotasgrisesdesusojosverdeocéano.
Entreabrí la boca y mi mente empezó a ir a mil por hora. No había ni un alma alrededor.Estábamosocultosenunapequeñaensenada.Nohabíaningunarazónparaqueseacercaraasíamí,excepto...
El viento hizo volar un mechón de pelo que Marcus retiró delicadamente de mi cara,acariciándomelamejillaconlosnudillos.Seinclinóunpocomássobremí,conlabocaentreabierta,mirandomis labios.Respirabaentrecortadamente.Sentíuncálido ruboren lasmejillasycerré losojos.
Nopuedocreerqueestoestépasandodeverdad...
Unafrescabrisaseabriópasoentrenosotros.Cuandoabrílosojos,Marcusestabairguiéndose,conlamiradafijaenlaarena.
—Deberíallevarteacasa—dijoenvozbaja.Parpadeésorprendida.Lanochesehabíaenfriadoderepente.—Sí...deberíairmeacasa.Capítulo18
EldíadegolfconTakaharifueelúltimograneventoantesdelagalaenelCaribe,asíquenovia
Marcusdurantelasiguientesemanaymedia,aunquenosenviábamosmensajesdevezencuando.Noerangrancosa,deltipode¿HasvistoelúltimonúmerodeForbes?(no)o¿Tieneslistoelpasaporte?Despuésdelanocheenlaplaya,ambospusimostierradepormedio.
Aunqueviamuchosdesusesbirros.Gentedeaspectoelegante,contrajesdeaspectoelegante,queentrabanysalíandemiapartamento
como una plaga de langostas, sobre todo en los días previos al viaje. Una mujer me tomó lasmedidas,otrametrajounpardemaletasvacíasymeofrecióunbotedesprayautobronceador.Metrajeroncajasycajasdezapatos,ymepreguntaroncosastanrarascomositeníaconocimientosdebuceo.
Otros quisieron ofrecerme una sinopsis de la fusión de Takahari, esperando que pudierarespondersiélmepedíamiopiniónsobrealgunodelospuntosdelnegocio.Rehuséeducadamente;Takahari sabría, seguro, que amí nome importaban unamierda esas cosas legales. La descaradaindiferencia erapartedemi encanto.A los robotsdeMarcusno lespareciódemasiadobien, peromantuvieronlabocacerrada.
Todos parecían llamarse Charles en alguna de sus variaciones, incluso lasmujeres. Traté conellosdelaformamásamablequepude.Cuandoporfin,lanocheantesdelviaje,elúltimodeellossaliódemisalón,medejécaerenelsofásintiendoquemeibaaestallarlacabeza.
—¿Sehanidoyalosautómatascuatroanueve?—gritóAmandadesdelahabitacióndeel lado.EstabatanimpresionadacomoyoconelséquitodeMarcus.
—¡Sí, se han ido!—respondí. Un segundo después, Amanda se tiró junto a mí en el sofá—.¿Sabes?EntiendoqueestefindesemanaseamuyimportanteparalaempresadeMarcus,loentiendo,deverdad.Ynosoycapazniporasomodecomprenderlalogísticanecesariaparalafusióndedoscorporacionesinternacionales...
—¿Pero...?—...peronoséquécoñotienequevertodoesoconelestadodemiscutículas.Amandaasintióconsabiduría.
—Meperdícuandounodeellosempezóaaleccionarmesobrelosbeneficiosdelacolrizada.—¿EraChuck,eldelbigote?—Uhm...Charleigh,elde...eldelbigote,también.Mefrotélosojosyahoguéunexasperadochillido.—Amanda,¿quécoñoestoyhaciendo?¡Noquieroserresponsabledetodoesto!Micompañeramemiró,solemne.—Ungranpoderconllevaunagran...—No me cites a Spiderman, ¡te estoy hablando en serio! —Paseé la mirada por el atestado
apartamento—.¿Enquécoñodelíomehemetido?Amandasesentójuntoamíymediounapalmaditaenlarodilla.—Bex,estarásbien.Todo loqueestápasando, laempresa, la fusión, túnoeres responsablede
ningunade esas cosas.Marcus te pidió que fueras con él como sunovia dementira.Tómate unascopasyhazreíraeseviejecitocontusartimañas—dijoguiñandounojo—.Encuarentayochohoras,todohabráterminado.Seráfácil.
Deevussaltóamiregazoypaseósucolafrenteamicara.—Claro,muyfácil—respondíconunresoplido—.Solotengoqueconvenceraunhotelllenode
ricachonesdequesoycomoellos.—Intentanohablardemasiado—dijoAmandatraspensarlounmomento.Mereíylediuncojinazoenlacara.Deevussaltódemiregazoenbuscadeunlugarmásseguro.Amandasequedópensativaalmirarmisnuevasmaletasvacías.—¿Sabes?Tengoqueadmitirquetienespelotas.Sobretodoteniendoencuentatusantecedentes.—¿Quéantecedentes?—Fruncíelceño.—Lodemirarantesdesaltar—respondióAmanda,encogiéndosedehombros.—Elproverbiodiceque...—No,loquequierodeciresquenuncasaltas.Tequedasahí,mirando.Comounaranaatrofiada.
—Bostezóyseestiróenelsofá—.Ocomounantílopesorprendido.Vale,seestabapreocupandopormí.—EscomosiloshermanosGrimmescribierancuentosdecolorinesyunicornios.Asíescomo
vestúelmundo.Oye,estoyintentandohalagarte—dijoriendo—.Porfintehaslanzadoalapiscina.¡Estoyorgullosadeti!
—Hablascomomimadre.—Sharonyyohablamosdevezencuando.—Para—avisé—.Antesdequesevuelvaentucontra.—Por cierto, tienes que hacer lasmaletas—dijo, señalando con un gesto de cabeza a las dos
grandes maletas que nos miraban desde la puerta. Me encogí de hombros. Sentí como si meestuvieranmirando,comosinotuvierasuficientescosasbonitasparapoderllenarlas.
—Eseeselmenordemisproblemas.¿Tehecontadoquevamosairensupropioavión?Semehelólasangrealpensarlootravez.Apartedelostiburonesyciertostiposdemarisco,lo
que más miedo me daba en el mundo era volar. Había conseguido evitarlo toda mi vida,convenciendoamisamigos(cadavezmásrecelosos)dequeviajarporcarreteraseríamuchomásdivertidoque lanzarnuestroscuerposporelaireavelocidadesdevértigo.Laúnicavezquemeviobligadaaviajarenavióntropecéconlaaceramecánicadelaterminal,caíenlabarandilladecristalypasélamayorpartedelvueloenunestadodesemiinconsciencia,vigiladadecercapor inquietosauxiliaresdevuelo.Niquedecirtienequeelvuelofuesolodeida.
—Guau,no,nomelohabíasdicho—respondiómirándomefijamente—.
Bueno,nopuedesirencochealCaribe,pero...¡irásenunaviónprivado!Esoestábien,¿no?Alcélasmanosenungestodesesperado.—¡No!¿Nopreferiríasjugartelavidaenalgomuy,muygrande,algollenodegentequepuedes
sacrificarycomertesihayunaccidente,antesqueenalgomuy,muypequeño?Tanpequeñoquenoteencontraráncuandosehundaen lascálidasaguasdeCubay losocupantesseandevoradospor lostiburonesy...
—Yporlosmoluscos,sí,vale,vale.Amandaasintiólentamente,enfriandomipánicoantesdequesemefueradelasmanos.—Porsuerte,tumejoramigayasehaanticipadoaestehecho,ytehapreparadounamaletitade
mano...Capítulo19
El taxista, siguiendomis indicaciones, pasó por una pequeña entrada trasera del aeropuerto de
LosÁngelesquenoteníaniideadequeexistía,yllegamosaunaapartadapistallenadelimusinasyaviones privados. En vez de detectores demetal y padres tristes, aquello estaba lleno de pequeñasalfombras rojas y bandejas de champán. Un botones de aspecto señorial, cuyo traje costaba tantocomomicoche,sacómiequipajedelmaleteroantesdequepudieradarmecuenta,yencuantopuseunpieenelasfaltoelséquitodeMarcusempezóaasediarme.
—SeñoritaWhite,¿hatraídosupasaporte?—SeñoritaWhite,¿hapodidoecharunvistazoalitinerarioqueleenviamos?—SeñoritaWhite,¿noserá,porcasualidad,alérgicaaloschampiñones?Giréencírculos,murmurandoconfusayformandolasrespuestas,cuandoviqueMarcussalíade
detrásdelaviónyveníahaciamí.Compuseunagransonrisaymedicuenta,conciertoalivio,dequemealegrabadeverle.Noestabasegura,despuésdenuestroabruptadespedidaenlaplaya,decómomesentiría.
Yesaeraunadelasrazonesporlasquehabíavenidopreparada.Encuantomeviosonreír,sucaraserelajó.Seguroquehabíaestadotannerviosocomoyohasta
entonces.—SeñoritaWhite—dijo, imitandoel tonodesusesbirrosmientrasseacercaba—,¿lehadicho
alguienloabsolutamentearrebatadoraqueestáhoy?—Señor Taylor, es usted un adulador.Muchas gracias por su encantador piropo.—No podía
dejardemirarlealosojos—.Oh,tieneustedunosojospreciosos.Podríaperdermeenellos.—Gracias.—Estáestupendo.Yaveoporquépuedeteneralamujerquequiera.¿Cuálnoquerríasaltarensus
brazos?NomeimportaríaentrarahoramismoconustedenelclubMile-High.Yasabe,esagentequetienerelacionesamuchísimospiesdealtura.¿Interesado?—dije,pellizcándoleelculo.
Creoquearrastrélasúltimaspalabras.Sucaracambióalinstante.—Estanoerestú.¿Hasbebido?—Oh,quizáunpoquito—dije,bajandolavozentonoconspiratorio—.Confíaenmí,esmejor
así.—¿Porqué?—Porquemedamiedovolar.Heestadoapuntodenovenir,peronoqueríaenfadarte.Tenemos
untrato,yséqueesteculomíotienequeaterrizarenelCaribe.Esperoquenotehayasenfadado.—Bueno,yohebebidomásdelacuentaunascuantasvecestambién.Estavezmetocaestarenel
otrolado.—SeñorTaylor—interrumpióelpiloto.Marcuspasóunbrazoprotectorsobremishombros.—Estamoslistosparadespegarcuandodesee.—Gracias,Jim.Marcus me condujo hasta una pequeña rampa lejos de la tripulación, tratando de aparentar
normalidad.Cuandoestuvimossolos,meagarrósuavementedelbrazoymeacercóaél.—Deberíashabermedichoquetedamiedovolar.—¿Yquéhabríashecho?¿DarmeunosValiumyponermeadormir?Miré a los lados con recelo y abrími bolso para que pudiera verlo.Unas veinte botellitas de
vodka,cortesíademicompañeradepiso,tintinearonenelinteriormientrasapretabaelbolsocontramipecho.
—¡Mierda,Rebecca!—Marcusabriólosojos,incrédulo—.¿Cuántastehastomadoya?—Soloseis—susurré—.Bajalavoz.Noquieroquemelasconfisquen.—¿Porquéhas...?—Noloentiendes.Eraestoountraumatismocraneoencefálico—dijeconvozsombríamientras
recordaba—.Comolaúltimavez.—¿Untraumatismocraneoencefálico?Rebecca,noséloqueestás...—Hedichoquebajeslavoz.Susmanos,sinprevioaviso,meagarraronfirmementeloshombros.—RebeccaWhite—dijo,agachándosehastamirarmea losojos—.Elaviónesmío.Nadievaa
confiscartenada.Puedesllevarloquequieras.Esonoesloquemepreocupa.—Marcus...¡esgenial!—Loquemepreocupa es que sientas la necesidad de drogarte antes de que despeguemos. ¿Es
comoesafobiairracionalquetienesalospavosreales?¿Deberíapreocuparme?Ladeélacabezaylemiré,pensativa.Losbordesdesucaraestabanborrosospero,apartedeeso,
mesentíaestupenda.Diunpasohaciaél.—Dimeunacosa...¿quétepasóaqueldía?Osea,¿te levantasteypensaste,asícomoasí:“¡Este
céspednecesitaunpavoreal!”?Marcusfruncióloslabios.—Voyasubirtealavión.—SeñorTaylor—interrumpiódenuevoelpiloto—,¿Puedohablarconustedun...?—Ahorano,Jimmy.—Marcus,¡yaestábien!Hazcasoaestehombre.Dosparesdeojosvolaronenmidirección,ypenséquelomejorseríaescabullirmeal interior
delavión.Todo lo que sabía sobre aviones privados era lo que había visto en las películas, pero preferí
creer que mi inteligencia natural y la pinta de vodka que rodaba por mi estómago me dieron laconfianza suficiente.Cuando la azafatavinoapreguntarmesiqueríaunacopadechampán, rehuséeducadamente,preguntandodóndeestaban loschalecos salvavidasde sobra.Quizápodríahacermeunabalsaconellos.Laazafatadesaparecióenseguida,ynovolvíaverla.
Minutosdespués,Marcussubió,nosabrochamosloscinturonesy,porfin,elataúdvolantesaliódisparadohacialoscielos.
—¿Rebecca?—Marcushizounapausadeliberada—.Rebecca,¿siguesaquí?
Abrílosojos.Unmultimillonarioguapísimomemirabafijamente.—¿Tehandichoalgunavezloguapoqueeres?—Estásechándomemuchospiroposhoy.Megusta.—Quizáquierastenermebebidatodoeltiempo.Asísoymejorcompañía.Marcusrióacarcajadas.—Oye, Marcus. ¿Qué piensas de nuestro beso? ¿Fue parte de todo ese rollo de la novia de
mentira? ¿Para engañar a esa gente? ¿O fue de verdad?Ah, puedo preguntarte esto ahora porqueestoysuperpedo.
—Bueno...soloocurrió.Noloplaneé.Fueespontáneo.—Pero,¿cómofueelbeso?—Pues...fuedulce,calienteymuyapasionado.—Yopienso igual—dije sonriendo—.UnbesomerecedordeunÓscar.La lujuria a unnuevo
nivel.Ojaláhubierapodidosubirtehastamicama.¿Sabes?,¡estabasupercaliente!Y,soloparaquelosepas,cuandoempiezoabeber,nomepreguntescosas.Porquenuncamecallo.
Marcuspestañeó.—¿Tegustécuandomeconociste?¿Ofueeldineroquetetiréalacara?—Megustastemuchísimo.Partedemídeseabaquefueraverdadtodoloquelecontéaaquellas
víboras.Cuandotevi,deseéquetodofuerareal.Ycuandoesperabaquemedejarasenevidencia...nolo hiciste. Seguiste el juego.Y eso que eras un completo desconocido.Yo estaba en tu casa, en tufiesta,contandoaesasmujeresqueerasminovio.Ytúseguisteeljuego.
—¿Vistelacaraqueselesquedó?—Impagable—reí.—Nopensabapermitirqueesaspumassemetierancontigo.—Gracias,deverdad.Noteníaderechoahacerlo.—Peroestoycontentodequelohicieras.Sino,nuncanoshabríamosconocido.—Esoesmuytiernoportuparte.Hasperdonadomiengaño.—Habríahechocualquiercosa.Además,enesafiesta,deseéquedeverdadfuerasminovia,quise
presumirdetenerteallado.—Perotúnoquierestenernovia.—Noquería.Peroenesemomentodeseéquefuerastodamía,solomía.—Representastemuybientupapel.Meencantóquemebesaras.—Sí,fueunbuenañadido.—Bienjugado.SupongoquetuvesuertedegustaralseñorTakahari.Sino,habríascontratadoa
cualquierotrachicaparaelpapel.—Eramuytardeparairconcualquierotrachica.Legustastealmomento.Sihubierallegadocon
otraylahubierapresentadocomominovia,mehabríatomadoporunmujeriego.Asíque,cuandodijisteatodosqueerasminovia...
—Tequedasteconmigo,claro.Teconvencí.Estoyseguradequetodasesastíashablabandemí,seguro que era el tema de conversación de la fiesta. Y te apuesto lo que quieras a que el señorTakahariyasabíaquiéneraantesdequemepresentaras.
—Megustaquemeconvencieras.Eresdistintadecualquierotrachicaquehayaconocidonunca.—Cómonoamaralachicaquetevacíaunspraydepimientaenlacara.—Debí haberte dicho algo para que no pensaras que era un violador— respondió, riendo a
carcajadas.—Vaya,esohabríasidodegranayuda.Peroséporquélohiciste.Queríascazarme,amí,soloa
mí.Porqueyamehabía hechopasar por tu novia. Para conservar a tu cliente, debías presentarmecomolamujerquetehabíahechosentarlacabeza.Esoarreglaríatusproblemasdeimagen...porqueelseñorTakaharinoharíanegociosconunplayboy.
—Esunbuenresumen.—Ojaláhubierasqueridotenerunacitadeverdadconmigo—murmuré.—¿Cómo?Elestómagosemeretorció.¡Oh,mierda!¡No,porfavor!—Creoquevoyaecharla—dije—.Nosésillegaréalbaño.Laazafatamepasórápidamenteunabolsadeplástico.Yvomitétodo.—Vale,vale,nopasanada.—Susmanosfríasmeacariciabanelpelo.Mehabíapuestounatoalla
húmedaenlanuca—.Estásbien,cielo.Creoqueyasabíamosqueestoibaapasar.—¿Cielo?¿Estáspracticandooesquetambiénquieresengañaralaazafata?Marcus rió, y yo me recosté en el asiento con un gruñido. Al momento, la bolsa había
desaparecido, y Marcus estaba sentado frente a mí, sonriendo tiernamente y acariciándome lasrodillas.
—¿Sabíasqueibaapasar?—dijeenunhilodevoz.—Disteunlametazoalcinturón.Micaraseretorcióenunapatéticamueca.—Vengaya,Marcus.¿Hasoídoalgunavezquealguiendieraunlametazoalcinturón?—No—estabahaciendotodounesfuerzoporaguantarlarisa—.Esbroma.Demasiado débil para discutir,me froté las sienes con los dedos, gruñendo otra vez.Miré sus
manos,queseguíanacariciandomisrodillas.—Toma—murmuró,revolviendoenlapartetraseradeunodelosasientos—.Bebeunpocodeagua.Bebí en silencio y miré por la ventana. Los altos rascacielos de la ciudad se desvanecían
rápidamente bajo una fina capa de nubes.Me temblaron lasmanos, ahogué un gemido y recé ensilenciopormiliberación.
—SriLanka.ApartélavistadelaventanaparamiraraMarcus.—¿Qué?—AllífuedondeconseguíaEduardo,enSriLanka.—¿SriLanka?—Sí.—¿FuistehastaSriLankaacomprarunpavoreal?—Eduardoestabaenmihotel,ynosllevábamosbien.Yoledabamigasdepanyelmeseguía.Un
día lemordióunperro,yelveterinarioquisosacrificarlo.Elpersonaldelhoteldecíaqueelpavoteníamuymalhumor,quenomerecíalapenasalvarlo.Peroyovialgoespecialenél.¿Acasonosemerece todo el mundo una segunda oportunidad? —Me miró a los ojos un momento antes decontinuar—.Letrajeacasaylesalvélavida.
Nopudeevitardarmecuentadelsimbolismo.Marcuseramuyguapo, igualqueelpájaro.Solonecesitabanunasegundaoportunidad.Elpavohabíatenidolasuya...¿yMarcus?¿Tambiénlatendría?
—¿Legustas?Porqueamímeodia.—Meadora.Yyoaéltambién.—¿SepuedeirdecomprasenSriLanka?Marcusseinclinóhaciadelanteymesonrió.
—Rebecca,haymuchascosasenSriLanka.¿Hasestadoalgunavez?—Uh...—dirigílavistaalcieloantesdemirarledenuevo—.Asumamosqueno.—Bueno,tieneplayaspreciosas.YhayunaincreíblefortalezadepiedrallamadaSigiriya...Tenemosqueirporallí.Neguéconlacabezaconunasonrisairónica.—Claro,siaTakaharileapeteceirajugaralgolfundía,meapunto.—Meencantaría.Tambiéntienenbuenoscamposdegolf.Entornélosojos.—¿Enserio?—Bueno, amí tambiénmegusta el golf.Megustaque solo seaun juego aunque lo llamemos
deporte.Megustaquemehagasentiratléticocuandoconduzcodeunhoyoaotro,dandosorbitosaunjulepedementayhablandode tonterías.Megustanhastaesoscalcetinesderombos.ParezcounelfodeSantaClausconellospuestos.
—Señorasyseñores,hemosalcanzadoaltituddecrucero...
Levanté lamirada, sorprendida al oír la voz incorpórea, ymiré por la ventanilla. El avión yaestabanivelado,ynavegábamosporloscielosazulessinsobresaltos.Soloseoíaellevemurmullodelosmotores.
Cuandomegirédenuevo,Marcusmemirabaconunatímidasonrisa.Empecéasospechar;mismejillasseruborizaronapesardelairefrescodelacabina.—¿Todoesohasidoparadistraerme?Marcusseencogiódehombrosconindiferenciayalargólamanoparacogerunperiódico.—Cualquiercosaparaquenovomitarasotravez...Capítulo20
Elrestodelvuelopasósorprendentementerápido,tantoqueinclusomequedédormida.Marcusy
yoestuvimoscasitodoeltiempoensimismados,soltandodevezencuandouncomentarioingeniosoysonriéndonosporencimadenuestrasrespectivasrevistas.Encuantoelaviónempezóadescenderparatomartierra,Marcusintentódistraermeconunaentusiastaconversaciónsobremurciélagosdelafrutaenanos.Cuandollegamosalhotelestabaexhausta.Pero...
cuandolovi...—Oh,Diosmío.—Meparéfrentealafachadaparaadmirarlobien—.Esincreíble.Eraexactamentecomoloscomplejosdebungalowsadosadosquehabíavistoyenvidiadotantas
vecesenlasportadasdelasrevistasdeviajes.Esetipodesitioalquelosfamososibandevacacionesyyocriticabadeseando,secretamente,poderiralgúndía.Elaireerahúmedoyolíaaflores,ycadauna de las pequeñas cabañas se enclavaba en un lecho de arena blanca junto a las brillantes aguasturquesas.
¡Eraincreíble!¡Imponente!¡Elparaíso!Mequitéloszapatosdeinmediatoyhundílosdedosdelospiesenlaarenamientrasunacálida
brisamerevolvíaelpelo.Unrepentinobesoenlamejillamesobresaltó.—Voy a hacer el check-in. —Marcus me miró, confundido por mi cara—. Eres mi novia,
¿recuerdas?—Yrepresentarémipapelalaperfección—respondí.Acariciésumejilla,lemiréalosojosyle
besésuavementeenloslabios.
—Creoquenohasidolosuficientementeconvincente.—¿Enserio?Porquesolotenemoscercaaesaparejadeancianos.Marcusmiróanuestroalrededor,sonriendotravieso.—Juraríaqueunodeellosllevaunacámara.Leabracéfuerte.—Entonces,mejorconvencerlesdequesomosamantes.—Sabíaquehabíacontratadoalaactrizperfecta.—Creoqueestásdisfrutandodeestodemasiado—dije,mirándolealosojos.—Yotambiénlocreo.Sonreídeorejaaoreja.—¿Quieresverlobienquepuedointerpretarmipapel?—Porsupuesto.Una descarga eléctricame recorrió de arriba abajo cuando sus labios chocaron con losmíos.
Devorócadacentímetrodemibocamientrasyodibujabaconlosdedoslascurvasdesupecho.—Creíqueelacuerdonoincluíasexo—dije.—Noloincluye.Perolodeliarnosnoestabadescartado.—¿Tuabogadohaencontradounvacíolegal?Mebesósuavemente.—Losbesosnoeranpartedelacuerdo.Perocuandoestáscerca...nopuedoevitarlo.—Yotampoco.Marcusmeregalóunapreciosasonrisaysedirigióalmostradordelhotel.Mesentésobreuna
granrocaypaseélamiradaporlasaguastranquilas.Pensé,hipnotizadaporelmurmullodelasolas,queelocéanoerademasiadobrillanteparaserreal.Eradifícilcreerqueuncolortanvivoexistieradeformanatural.
Elrepentinosonidodeunarisamesacódemitrance,yalmiraralrededordescubríaunaparejaque caminaba de lamano por elmuelle. Caminaban lentamente, casi balanceándose, felices en supequeñaburbuja.Elhombreerabastantemásaltoque lamujer,yseagachabaconstantementeparasusurrar en suoído.Pero la risadeella era fuerte, sonora, retumbaba libreen laplaya.Su risa lehacíareíraél,queseagachabaparasusurrarlealgunaotracosa,ellavolvíaareíryasíunayotravez.Eradifícil nomirarles: estaban, claramente, en los felices iniciosde su amor.Mepregunté siestaríanreciéncasados.
—¿Rebecca?Bajélavistadenuevo:allíestabaMarcus,mordiéndoseellabio.Parecíanervioso.Bajédelaroca
deunsaltoymeuníaél.—¿Quépasa?—Hahabidounapequeñaequivocaciónconlahabitación.Cincominutosmástarde,estábamosfrenteaunacamadetamañoking-size,conungrancorazón
depétalosrosasenelcentro.—¡Guau!—dije—.¡Esabsolutamentepreciosa!—Creoquehanpensadoqueestábamos...delunademiel.—AMarcusnolesalíanlaspalabras—.
Nohacefaltaquetedigaqueestátodocompletoporelevento...nohaymáshabitacionesdisponibles.Sindecirnada,miréalternativamentealcorazóndepétalosderosayaMarcus.—Losé,losé—dijolevantandolasmanos—,estotalmenteinaceptable.Lesdiréquecambiena
alguien,ocombinenhabitaciones,o...puedoenterarmededóndeestálatripulaciónyecharaalgunoparaquepodamos...
Alcéunamanoparahacerlecallar.—Mientrasnoronques,nohayproblema—dije,cruzandolosbrazossobreelpechoymirandola
camaconresignación—.Aunqueesperoquetúnohayastenidonadaqueverenesto.—Rebecca,tejuroquenohe...—Marcusparecíahorrorizado—.Unarisatraviesabrotó,rompiendomigestosolemne.Marcusdejócaerlosbrazos,enfadado.—¿Porquémehacesesto?—Esunodemisbeneficiosenestarelación—respondísonriendodeorejaaoreja.—Bueno...hayquímicaentrelosdos—dijo,mirándomeseductor—.¿Cómodemoniosvamosa
compartirunacama?—Enelbungalowhaysolounacama,perohaymáshabitaciones.Dormiréenelsofádeahí.Trasunapequeñapausa,Marcuspusolosojosenblanco.—Soyelhombre,¿porquénoduermoyoenelsofá?—Qué caballero—dije alegremente, dejandomi bolso en el centro del corazón de pétalos—.
Peroya te lohehechopasarbastantemal.Tehepegado,gaseadoe incluso tehepedidoque te lomontarasconmigoenelavión.Sialguiensemereceelsofá,soyyo.
—Haréquetegusteserminovia.Porfavor,dejaquemequedeenelsofá.—Megustasertunoviadementira.—SeñoritaWhite,¿siguebebida?—Meencantanlaslimusinas,elaviónprivado(echarlapotacontodounpasajealrededorhubiera
sidobastantemásvergonzante),estahabitación,laropa,besarte...Memiróinquisitivo.—¿Podríasrepetirloúltimo?—Besarte.Megustabesarte.Esunbeneficioextraquenoestabaenladescripcióndelcontrato.—¿Besarmedementira?—Amínomehaparecidodementira.Marcusmerodeóconlosbrazosymebesóenloslabiossuavemente.—¿Terefieresaalgoasí?—Meencantaquemebesesasí—dijemirándolealosojos—.Ylosbesosnuncadeberíandarse
conprisa.—Estoydeacuerdo.No estoy segura de cuánto tiempo duró ese beso, pero fue largo, lento, romántico, perfecto.
Después,empezamosadeshacerlasmaletas.—Locreasono,leechéunvistazoalaagenda.¿Hoysolotenemosunacenaenelmar?—dije,
abriendomimaleta.Marcussonriómientrassacabacamisasdelasuya.—Penséqueunpaseoenbarcoalatardecerestaríabien.Algomuydenovios,yasabes.—Oh,loes.¿LobuscasteenGoogle?—dijeriendo—.¿Quédeberíaponermeparaestanoche?—Nosé.¿Porquénomesorprendes?—Segiróparairalsalónymeguiñóunojoporelcamino
—.Porcierto,tieneselarmariolleno.Cerrélapuertaymedirigí,nerviosa,alaspequeñaspuertasdebambúdelarmario.Elmomento
delaverdad.Susesbirroshabíanestadotomándomemedidastodalasemana.¿Quémeencontraría?Nomucho,laverdad.Bueno,quizánomeheexpresadobien.Estaballenoderopa...peroconmuypocatela.Unmontóndemodelitoscortísimos.Cien bikinis de marca, pareos casi transparentes y un montón de pequeños, muy pequeños,
minúsculos vestidos. Sonreí de oreja a oreja mientras echaba un vistazo a la selección, casi sinatrevermeatocaraquellasdelicadasprendasconmismanossucias.Mellamólaatenciónlacantidaddecolores,piedraspreciosas,encajes,detodo.Entoncesviloszapatos,ynopudeevitarreíralver,entretodoaquelmontóndetaconazos,unoscuantosparesdesandaliasplanasque,sinduda,habríansidocosadeMarcus.
Un leve golpe en la puerta me sobresaltó. Marcus asomaba la cabeza. Estaba guapísimo; lahumedadhabíahechoquesupeloserizaraenunoscuantossitios,yledabaunencantadoraspectodeestarreciénsalidodelacama.Deseéjuguetearconsusrizos.
—¿Tegustanlascosas?Me di cuenta de que tenía en la mano un tanga de bikini, y lo escondí apresuradamente ami
espalda.—Sí,estágenial.Sobretodoparalosdosdíasquevamosaestaraquí.Seencogiódehombrosconunasonrisainocente.—Nosabíatusgustos,asíqueheoptadoporcubrirtodoloposible.Soloporserpráctico.—Muypráctico—asentísolemne.—Bueno,tengoquebajaralbarcoadejarunascuantascosaslistas—dijo,haciendoungestocon
lacabezaendirecciónalmar—.Eselblanco,elqueestájustoalfinaldenuestromuelle.¿Nosvemosallí?
—Claro,damediezminutos.—Tómate tu tiempo,nohayprisa.—Volvióamirarmeconunamalvadasonrisamientrassalía
porlapuerta—.Porcierto,megustaesequeescondesalaespalda.Mesonrojéycerrédeunportazo,oyéndolereírmientrasse iba.Perorecordéesoshoyuelosy
esosrizos,ynopudeevitarsonreír.Nopensabadecepcionarle.Volvíalarmarioysaquéunaprendarojaquehabíallamadomiatención.Yasabíaquémeibaaponer...Cuando salí al muelle, no había ninguna parte de mí que no brillara bajo los rayos del sol
tropical.Desdemiszapatosmetalizadoshastalasombradeojosbronce,pasandoporelvestidorojoydoradodeencajequesedeslizabapormicuerpohastadesaparecerenalgúnlugardemismuslos.Mehabíarecogidolamelenacaobasobrelafrenteparaquecayera,grácilmente,hastaloshombros.No llevabamaquillaje salvoen los labios,quemehabíapintadode rosaoscuro.Laverdadesqueestabaarrebatadora.
EstabaporversiaMarcusleparecíaigualdearrebatadorelconjunto.Saquémipequeñacámaradelbolsoehiceunascuantasfotosalmar.Erahipnotizante.
Empecé a sentir un hormigueo por todo el cuerpomientras bajaba por la pasarela demaderahastaelbarco,queestabaalfinaldelmuelle.¿Dedóndenariceshabíansalidoesasmariposas?¿Enseriomeentusiasmabatantolucirunmalditovestido?
Bajéelritmounmomentomientrasmedabacuentadequenoeraporlucirelvestido.EstabanerviosaporlucirloanteMarcus.Quesí,queeraunrepulsivomagnateobsesionadoporForbes,conunserioproblemadeimagen
yunaextrañainclinaciónporlasavesexóticas...perotambiéneramuchasotrascosas.Laformaenquesumiradaseperdíaenelinfinitocuandohablabadelafamilia,laformaenque
secomportabaconmigo,pensativoydespreocupadoalavez,laformaenquemehacíasentircuandomeretirabaelpelodetrásdelaoreja...
Acéptalo,Bex.
Neguéconlacabezaymealiséelvestidoalllegaralbarco.Lasmariposasseguíanrevoloteandoenmi estómago cuando alcé el brazo para llamar a la puerta, que se abrió antes de que pudieratocarla.Marcus estaba de espaldas, pero se giró haciamí con una enorme sonrisa yme invitó aentrar.
—Cielo,¿teacuerdasdelseñorTakahari?Capítulo21
Mesentíavacía,fría.Nopodríaexplicarporqué.Nopodríadecirtededóndesalíaesevacío,pero
subióportodomicuerpoyseasentóenelfondodemiestómagodurantetodalanoche.La cena fue increíble, claro.Llena de toda la extravagancia que esperaba y a la queme estaba
acostumbrando.Takaharihabía traídoasuhombredeconfianza(loquesupuseerabuenaseñal)y,aunqueeltemadelafusiónnosellegóatratarabiertamente,sinocondiscretasinsinuaciones,tuvelasensacióndequelascosasmarchabanporbuencamino.
Y yo puse todo demi parte.Me gané el sueldo.Dejé a un lado ese sentimiento de separacióninevitableydijeloqueteníaquedecir.Hiceloqueteníaquehacer,sonreícuandoteníaquesonreír.Fuecomosiestuvieraleyendomiguión.
InterpretandoelmejorpapeldemividaconunaprecisióndignadeÓscar.Sentíqueaquelpapelhabíasidoescritoparamí.Unaencantadoraycentradacaricaturademímisma.Uncomplementoaaquel montón de hombres rígidos e inflexibles con el que cualquiera podría identificarse. Era laartimañaperfecta.Peroesoera,exactamente,yo.
Unaartimaña.Aunque interpreté mi papel como una profesional,Marcus parecía cada vez más incómodo a
medidaque transcurría lavelada.Memirabade reojoacada rato,comosiestuvieradeseandoquenosdejaransolos,comosihubieraalgoquequisieradecirme.Paracuandosirvieronelpostre,medicuentadequenomeimportabaenabsoluto.
—Ha sido absolutamente maravilloso —dije, abrazando fuertemente a Akio cuando noslevantamosparairnos—.Muchísimasgraciasotravezporhabervenido.
Elhombrehizounaadorablereverencia,comoerasucostumbre,yapoyósusnudosasmanosenmisbrazos.
—Elplacerhasidomío.VoyavolveraJapónunassemanas,peroestarédevueltaenCaliforniaparaprincipiosdeaño.¡Esperoverteentonces!
—Meencantaría—dije,sonriendodulcemente.Marcusvolvióamirarmedereojosindecirnada.—Ahora,simedisculpan,caballeros...—Nopodíaaguantarniunsegundomásallídentro—.Voy
adormirpararecuperarmedeesehorrorosoviajeenavión.Takahariysuhombredeconfianzarieroneducadamente,peroMarcusmemiróconunaespecie
dealarmasilenciosaenlacara,unpánicomudoquebrillabaenlomásprofundodesusojos.—¿Seguroquenoquieresquedarteunpocomás,Rebecca?—Sonabaa súplica—.Puedohacer
quetraiganunpocodecafé.Diunadespectivapalmaditaensubrazo,talcomoharíaunanoviadeverdad.—No,nohacefalta.Mevoy,seguroquetenéisunmontóndecosasdelasquehablar.Despidiéndome con la mano, salí del barco y volví al muelle, con un solo pensamiento que
ocupabamicabezaporcompleto.Nopodíaesperaraquitarmeelvestido.
*
Marcusmellevóapasearensuyate.Elsolbrillabaenlasaguasturquesas,yelcieloeradelmáspreciosodelosazules.Hicemuchasmásfotos,claro.Busquédelfines,peronovininguno.Unodemispacientesmehabíapedidoquehicieraunafotoaundelfín.
Navegamoshastaunadelasislascercanas.Marcusllevabaunbañadornegroyunacamisetalisayajustada que me permitió adivinar, por primera vez, el hipnotizante contorno de su pecho y suestómago.Yotambiénhabíaelegidoalgosencillo;unanodinobikiniblancoquerealzabamispocascurvasytapabaalgomásqueelrestodebikinis,másllamativos,demiarmario.Elcapitánseacercóanosotros.
—Tenemoscompañía,peroconozcounsitiomástranquiloalquepodemosir.Miréalbarcoqueteníamoscerca;lospaparazzinoshabíanencontrado.—Noquieroirme—dije—.Estaplayaespreciosa.Siemprehequeridocaminarporunasarenas
así,tanblancascomoelazúcar.—Perovanaagobiarnos—dijoMarcus—.Yhaysitiosmásapartados.—Noolvidesquequeremospublicidad.Osea,mepagasporeso,¿no?Paraconvenceralagente
dequesoytunovia.Asíque,¿porquénomedejashacermitrabajo?Miréalcapitán.—Sinoleimporta,nosquedaremosaquí.¿Puedesubirlamúsica?Vamosamontarunapequeña
fiesta.—Claro—rióelcapitán—.Ahoramismo.ÉlyMarcuseranbuenosamigos,asíquelehabíacontadonuestropequeñoacuerdo.Eraunade
laspocaspersonasantelasquepodíamoshablarlibremente.Marcussonriente,sedejóllevarhastaelcentrodelacubierta.—¿Listoparabailarunpoco?Lamúsicacomenzóasonar,yMarcusyyonosdejamosllevarporelritmo.Nopodía dejar de bailar, y élme sujetaba entre sus brazos.Bailamos durante almenosmedia
hora,disfrutandocadaminutobajoelsol.—¿Quieresnadarhastalaplaya?—pregunté,sonriente.Elvientomecíasupeloondulado.Estabasupersexyconaquellasgafasdesoldediseño.—¡Claro!—Además,necesitasluciresecuerpazoantelosfotógrafos—dije—.Asíquequítatelacamiseta.
Estoydeseandoverloquehaydebajo.Ylasgafas...vamosazambullirnosbien.Cuandosequitólacamiseta,nopudeevitarquedarmemirandosusanchoshombros,suestómago
planoysupechomusculoso.Era,sencillamente,perfecto.Elsolpegabafuerte,asíquecogíelprotectorsolar.Nopodíadejarqueminoviodementirase
quemara,¿no?—Vasanecesitaresto.Embadurné su espalda de crema, deslizando los dedos sobre sus deliciosas curvas. ¡Estaba
buenísimo!Casipodíasentircadaunodesusmúsculos.—Esmiturno.Sonreímientrasélmeponíacremaenloshombrosylaespalda.Elcorazónmelatíaamil;me
encantabalaformaenquemeacariciaba.Nosdimoslamanoysaltamosalagua.—¡Estágenial!—grité.Marcussonriódeorejaaoreja.
Nadamoshastalaorilla,cortandoabrazadaselaguatransparente.Lascámarasseguíangrabándonos,asíqueactuécomosiestuvierapasandoelmejordíademi
vida.Enciertomodo,loera.Jugamosenlaplayaynoshicimosarrumacos,corriendoalolargodelaorilla.Nuncahabíapisadounaarenatansuave.Marcusmeabrazabayyoreía,hastaqueunaolanos hizo caer. Era la oportunidad perfecta para jugar fuerte.Marcus se puso sobremí, lo abracé,nuestros labios se juntaron.Mi cuerpo temblaba al tocar el suyo, y nos dedicamos una seductoramirada llena de intenciones. Los paparazzi llegaron a la playa justo a tiempo para captar nuestroincreíblebeso.Creoqueellostambiénseloestabanpasandobien;lascámarasnodejabandesonar.
Ahíestábamos,montándonosloenlaplayamientraslascrestasdeespumablancanosenvolvían,conlasolasrompiendoenlaorillasobrenuestroscuerpos.
Era igual que en las películas románticas, y yo estaba poniendo todo de mi parte en aquelapasionadobesoparadarunbuenespectáculo ante las cámaras.Nosbesamoscomosi lleváramosañosdeseándolo.
Cuandosefueron,sonreí.—Sehanido—dije.—¿Creesqueleshaquedadobien?—preguntóMarcus.—¡Creoqueamímehaquedadobien!Ambosreímosacarcajadas.Cuandovolvimosalbarco,Marcuspasóunbrazosobremihombroymecondujoalotroladode
lacubierta.—Mira—dijo.Unamanadadeenérgicosdelfinesacompañabaalbarco.—¡Delfines!—grité.Cogímicámaradefotos,saltandodealegríacomounaniñapequeña,ydisparéunayotravez.
Eraalgomágico.LaseñoraLenosealegraríamuchocuandolasviera;selohabíaprometido.Lopasamosgenialelrestodeldía,ymecomportécomolaperfectanoviadementira.Alvolvera
laciudad,consentícadaunodesusdeseosynecesidades.Lecogíde lamanoy lemiréa losojos,reímos,hablamosen la comiday tomamoscopas enunbar tropical.Luegome llevóde compras.Creoquenuncahabíasonreídotanto.Marcusconseguía,incluso,quemegustarairdecompras.
A la vuelta, tuvimos una romántica cena en la playa. Rodeados de fotógrafos, claro. Miré aMarcusembelesadadurante todalacena.Estabaconsiguiendoengañara todoelmundo,hastaamímisma.
*
Esamismanoche,mástarde,pusimosunratolatelepararelajarnosenlahabitación.Marcusrecibióunallamadaycambiólacadena.—¿Quépasa?—Mehallamadomirelacionespúblicas.VamosasalirenTMZ,eseprogramadecotilleos.—¿Nosotros?¡Vengaya!—Sí.Vimoselprogramahastaquehablarondenosotros.Unodelospresentadorespusolospiesenla
mesa.—¡Oh,sí!Tenemosunpocodeacciónparadisíacadelomáscaliente.Acabamosderecibirlasimágenes.
Losotrospresentadoresrieron.—ParecequeMarcusTaylor,nuestromultimillonariofavorito,estáenamorado.Lehemospillado
montándoseloconunachicaenSantoTomás.—¿Esalgunaamantetropical?—dijounachica,riendo.—No,nocreo—respondióelpresentador—.Parecerealmenteenamorado.Deberíaishaberlesvisto.Vayapardetortolitos.—Nocreoquelesduremucho.—Quiénsabe.Hacenbuenapareja,ytienenpintadeestarcoladosunoporelotro.—Entonces,¿lasflechasdeCupidohandadoenelblanco?—Esoparece.Eltíosehaenamorado.—Bueno,puedequeporfinhayacrecidounpoco.—Estuvieronbailandocomoposesosabordodeunyatedelujo.—Yparecequehayunasfotosdeellosmontándoseloenlaplaya—dijolachica.—¡Asíes!Entoncespusieronnuestrasfotos,ynopudeevitarsonrojarme.—Buenobueno,parecequeestánlocosunoporelotro—dijoelpresentador.Elprogramahizounapausaparapublicidad,yMarcusapagó la televisióny fueaporalgode
beberparalosdos.—Selohantragadoapiesjuntillas.—¿Ves?—dijedandounsorboamicopadevino—.Soybuenaactriz.Marcussesentóamiladoenelsofáycogiómimanoentrelassuyas.—¿Estabasactuando?—TedijequeseríadignodeÓscar.Yporlovisto,asíes.¿Meheganadoelsueldo?—Vaya,esebesofueincreíble.Temetistedellenoenelpapel.—Tútambién.—Bueno,cuandounamujerpreciosameatacaenlaplaya,nopuedoresistirme.—Sellama“actuar”—dijeentrerisas—.Todaslasestrellasdecinelohacen.SolotienesquevereseapasionadobesobajolalluviadeEldiariodeNoah.—¿Ylasestrellasdecineseenamoranenelrodaje?—HumphreyBogartyLaurenBacallseenamoraron.Perononospasaráanosotros.Essoloun
papel,Marcus,nadamás.Meguiñóunojo.—Megustaríaqueprobáramosunpocomásmañana,sinoteimporta.Soloporpoderpracticar
parameternosenelpapel.Creoquetenemosqueperfeccionarlo...necesitamospracticarmuchomás.—Soloesperoquenoseamiúnicaapariciónentelevisión—dije,suspirando.—Eresunaactrizmaravillosa.Mehasengañadoinclusoamí.Sinolosupiera,creeríaqueestás
enamoradahastalastrancas.Mequedémirándoleunmomentoysonreí.—Nadieseenamoratandeprisa.Marcusdejósucopadevinoenlamesa.—¿Nocreesenelamoraprimeravista?—Nisiquierasésicreoenelamor.—¿Porquéno?—respondióMarcuslevantandounaceja.—Creíhaberloencontradounavez,ymellevéunbofetón.Creoquetendréquetenermáscuidado
lapróxima.
—Ya. Por eso yo no pienso arriesgarme de nuevo. También me llevé ese bofetón. No esagradable.
—No,noloes.—Semehizounnudoenlagarganta—.—Poresosoloquierodivertirme.—Yyo.Marcuslevantósucopaparabrindar.—Porunfindesemanamaravilloso.Chocamosnuestrascopasybebimos.—Puedesdormirconmigoenlacama—dije.—Esunaofertamuytentadora—dijoconextrañeza—,perocreoquenopodríatenerlasmanos
quietas.Esmejorqueduermaenelsofá.Mediounsuavebesodebuenasnochesenloslabios.—Marcus...—¿Sí?—Aquínohaynadie.Notienesporquébesarme.—Peroquizáquierahacerlo—respondió,besándomelamano.Nosmiramosfijamente.—¿Quéestápasando,Marcus?—dije,acariciandosumejilla.—Noestoymuyseguro.Tendremosqueveradóndenosconduceesto.—Noestoylistaparaalgoasí.—Niyo.Peronosepuedehuirdeldestino.—Yodeberíahuir,perode ti.Eresdemasiadopeligrosoparamicorazón.Y teaseguroqueno
permitiréquenadielovuelvaadestrozarenunmillóndepedacitos.—Escucha...sifueratanmujeriegocomodicen,estaríallevándotealacamaahoramismo.Pero
nolosoy.Quizáesotedigaalgosobremicarácter.Quizádebasdarmeunaoportunidadenvezdehacercasoatodosesoscotilleos.
—Es mejor que mantengamos esto como un acuerdo de negocios —dije en voz baja—. Túconsiguesloquequieresyyoconsigoloquequiero...
Marcusmeclavólamirada.—Noestoyconsiguiendoloquequiero.—Nopuedesconseguirunanoviaasícomoasí.—¿Esmejorquelascontrate,entonces?—Notienesquecomprometerteconlasdementira.Marcusrió.—Supongoqueno.Peromelohepasadogenialhoyconminoviadementira.Hevistounpoquitodecómoseríamividasituvieraunadeverdad.Y,¿sabes?Mehagustado.Sonreí.—Entonces, quizá debieras cambiar tu vida de verdad, en vez de inventar que lo haces para
conseguiruncliente.Piénsalo.—Tienesrazón.Buenasnoches,Rebecca.—Buenasnoches.Marcussonrióysefueadormiralsofá.
*
Cuandome levantéa lamañanasiguiente,élyasehabía ido,supongoqueaalgunareunióndenegociosoaengatusaraalgúnotroposibleinversor.Miagendadeldíaeraprácticamenteinexistente.Me habían recomendado que intentara tomar algo el sol. Y ahí estuve, en una de las playas másbonitasdelmundo,hastaquepor lanocheescaléaunbancoderocaenla terrazademibungalowparallamaramimadre.
—¿Bex?¿Erestú?¿Porquémellamastanpronto?Habíaolvidadoladiferenciahoraria.Tambiénhabíaolvidadocontaramimadredóndeestabay
quéestabahaciendo,aunquepuedequehubieraolvidadoestoúltimoapropósito.Queríacontárselopero,¿cómodecirlo?¿CómocontarleamimadrequemehabíaidoalCaribe
conunmultimillonario famosoquemepagabaparaaparentar ser sunovia?Noparecíaunabuenadecisión,precisamente.
Porquenolohabíasido.Nopodíacontarleamimadrelaverdad.Nopodíacontarlemucho,realmente.Asíquemedediqué
aescucharlaaella,asintiendoconlacabezaocasionalmente.Cuandoporfinterminódecontarmesuvida,preguntóquéhacíayo.—¿Quéhaces?¿Estásdecaminoalcafé?Antessiquieradedarmecuentadequeestaballorando,unalágrimarodópormimejilla.Lasequé
rápidamente.—Sí...Decaminoalcafé.Cuandocolguéunminutomástarde,dejécaerelteléfonoalsueloyapoyélacaraenlasmanos.
Sollocé en silencio, temblorosa, y abracé un cojín. Si me hubieras preguntado, no sabía por quéestaballorando.PorelamordeDios,estabadevacacionesenelparaíso.Deberíaestardisfrutándolo.Sobretodoporquealdíasiguientetodohabríaacabado.Creoqueesaeslarazónporlaquelloraba;pensarquequizánovolvieraaveraMarcusnuncamásmedolía.Quizámeestabaenamorandodeél.Eraporesosmalditosbesos.Yosentíaalgo,yélno.
Aunquelapuertaestabaabierta,unossuavesgolpecitosmeindicaronqueMarcusestabadevuelta.Tiréelcojínaunladoymesequélaslágrimas,peroélyaestabaenelporche,arrodillándosefrenteamíyacariciándomelaespaldaparatratardetranquilizarme.
—¿Quépasa?—preguntóansioso,mirandoelteléfonoquedescansabaamiladoenelsuelo—.¿Haocurridoalgo?¿Tehallamadoalguien?
Bueno,nopornadaeraeldueñodeunacorporaciónmultimillonaria.Siempresedabacuentadetodo.Peroestavezestabaalgoequivocado.Meneé la cabeza, pero no fui capaz de emitir una sola palabra. Me quedé ahí, sentada,
mordiéndomeellabioytratandodecalmarme.PeroMarcusseguíainsistiendo.—Becca,porfavor.Dimequépasa.—Meacariciabaelpelo,mebuscabaconlamirada—.Sealo
quesea,loarreglaré—espetósinpensar.Lesonreíatravésdelaslágrimas.—EslaprimeravezquemellamasBecca.Marcussesonrojóligeramenteymiróalsuelo.—Nocreíaquetuvieraderechoahacerlo—dijoenvozbaja—.Penséqueloreservabasparatus
amigos.—¿Ynosomosamigos?Doslágrimasmásrodaronpormismejillas.Marcuscolocósusmanosalosladosdemicaray
laslimpiócuidadosamenteconlosdedos.
—Creoquesí—dijo,agachándoseparamirarmealosojos—.Eresmiamiga.Aunquenoséquésoyyoparati...mepegasymegaseasbastanteamenudo...—Nopudeevitar
sonreír.Marcus,satisfecho,seapoyóenlostalones—.Esaeslasonrisaquequierover.Esperóunminutohastaqueporfinrecobréelalientoymecompuse.Cuandopenséqueteníatodo
controlado,pusemimejorcara“normal”.—¿Quétalfuelareunióndeanoche?¿HablasteconTakaharisobrelafusión?—Esonoesloque...Unaextrañaexpresióncruzóporsucara.Entornó losojos,comosimevieraporprimeravez.
Abrió la boca, pero en vez de responder ami pregunta bajó la cabeza.Cuando habló, su voz erasuaveytranquila.
—Porfavor,dimeloquepasa.Peromimultimillonarionopodíaarreglareseproblema.Sonreí,neguéconlacabezayguardémi teléfono.Marcusentendióqueel temaestabacerrado,
peroenvezdedarseporrendidoprobóunatácticadiferente.—¿Quieresvenirconmigoalaplaya?Lemiré,sorprendida.—¿Ahora?Todoestabaaoscuras,laplayailuminadasoloporlalunallenaquesereflejabaenlascrestasde
lasolas.—Siquieres—dijo,sonriendoyofreciéndomesumano.Considerésuofertaunsegundoyentrelacémisdedosensumanoabierta.Quería,claro.Dehecho,teníamuchasganas.Minutosmástarde,yaestábamosenlaplaya.—¿Estáfría?—preguntédesdelaorilla.Marcus ya teníamedio cuerpo dentro del agua. Cuandome oyó hablar, se dio la vuelta yme
dedicóunasonrisaencantadora.Lalunailuminabasusrizosconunhaloplateado,ysusojoserandelcolordelmarbajolasestrellas.
—Máscalientedeloquecrees—dijo,extendiéndomeunamano—.Vamos.Teníarazón.Cuandometíelpie,elmarestabatancálidocomoelaguadeunabañera.Mesumergí
rápidamente.Noeraunaplayatranquila,desdeluego.Eradeesasenlasquelosniñosadoranjugarysaltardedía.Lasolasnoerandemasiadoaltas,peroaúnasílasmásgrandesmelanzabanhaciaatrásymehacíangritar.
Marcusreíaacarcajadas.—¿Tedamiedomojarte?Mirespuestafueunsonoromurodeaguacontrasucara;trasochoañosenunequipodenatación,
podíalanzaraguaalosdemáscomounaprofesional.Marcusdiounpasoatrás,tosiendoyquitándoseelaguasaladadelosojos.—Serás...Unsegundomástarde,cargabaenmidirección.Gritéycorríenbuscadecobertura,peronofui
losuficientementerápida.Semedababiensalpicaralosdemás,peroMarcusmesacabaunacabezaysusbrazoseranbastantemásfuertesquelosmíos.Alpocotiempo,losdosestábamosempapados.
—¿Dóndehasaprendidoaserasídebruta?—preguntójadeante,quitándoseelpelodelosojos.Meencogídehombrosysoltéunarisita.—Tengounhermanomayor,Max.Enmifamilia,omatabasoestabasmuerto.Seaseguródequepudieravalermepormímisma.
—Hermanomayor—rióMarcus—.Vale,lotendréenmente.Reímosjuntosenlaplayadesiertahastallegaraunincómodosilencio.Nohabíaniunalmaala
vista,nadieantequienrepresentarnuestropapel.Estábamossolosél,yoy todasesaspreguntassinrespuesta.
Alpoco,Marcuscarraspeó,visiblementeincómodo.—Escucha,Becca,hayalgoquedeberíassaber.Cuandotefuistedelbarcoanoche,yo...—¡¡Miraeso!!Di un salto atrás al ver la gran ola que venía hacia nosotros. Marcus me abrazó, protector,
mientraselaguacaíasobrenosotros.Nosquedamosquietoscomoestatuas,jadeandoyparpadeandoparalimpiarnoslosojosdelaguasalada.
—Losiento—dije,mirándole—.Nomedicuentade...Entoncesmebesó.Nohabíanadiealrededor.Nohabíanadiemásquenosotros.Devolvíelbeso.Vale...Definitivamente,sinduda,estoesmáscomplicadodeloquepensaba...
Capítulo22
Devueltaenlahabitación,decidimostomarnosuntequila.Solouno.MiréaMarcusalosojos,seductora,yacariciélentamentesuslabios.—Sabescómova,¿no?Lamer,tragar,chupar.Marcusnegóconlacabeza,sonriendodeorejaaoreja.Cuandotomóelsuyo,echéunpocodesalensucuelloehicequesujetaralarodajadelimóncon
los dientes. Creo que se sorprendió cuando apoyé el vaso en su pantalón, justo encima de lacremallera.
—Rebecca,novoyapoderdormirenlamismahabitaciónquetú.—¿Teestoyponiendocachondoparanada?Esoesloquehacenlasnoviasdeverdad,¿no?Marcusrióacarcajadas.Lamí la sal de su cuello. Gimió suavemente mientras mi lengua subía lenta hasta su oreja.
Después,me arrodillé a por el tequila. Y juraría que podía oír su corazón latiendo amil cuandomordílarodajadelimóndesuboca.
Fuetremendamenteerótico,tremendamentesensual.—Meestásprovocando—dijo.Cuandotratódebesarme,leparélospies.—No,no,deesonada.Esoessolocuandohaycámarasalrededor.Noveoningunaporaquí,¿y
tú?Meabrazófuerte,pegándomeasucuerpo.—Estásbuenísima.Lemiréalosojosylediunsuavebesoenloslabios.—Buenasnoches,Marcus.
*
Volvíatenereseestúpidosueñodeldragón,soloqueestaveznofueélquienseconvirtióenun
puzzle, sinoyo.Loúltimoquevi fueronsusojos,verdeocéano,quemirabancomoyocaíaenunmillóndepedacitos,chamuscadosyardientes.Y
entoncesdesperté,nerviosa,tocándomeelpecho,jadeando.Putossueños.Habíaconseguidodormirtodalanochedeltirón.Mepuselabatadelhotel,salídepuntillasdela
habitación y miré al sofá. Ya estaba arreglado y vacío, y Marcus había dejado una nota en laalmohada;yaconocíadesobrasucaóticaletra:Heidoaporalgoalaciudad.
Tieneseldesayunoenlamesa.
Lagalaesalastres.
Llevotodalamañanasonriendo.Nopuedodejardepensarenti.
-Marcus
Sonreí.¿Enseriohabríaestadopensandoenmí?¿Oerapartedenuestropapel?Enlamesahabíaunplatodefruta,croissantsyzumo.Y,escondidatraselperiódicodeldía,unabolsadeCheetos.Nopude evitar sonreír de oreja a orejamientras la abría.Me aliviaba un poco queMarcus estuvierafuera.Despuésdeloquehabíapasadoenlaplaya...noteníaniideadequédecirle.
Habíasidosolounbeso.Nadamás.Nuncadejamosquefueraamás.Fuetierno,yapasionado,ymedejósinaliento,peroerasolounbeso.
Soloque...eramuchomás.EnelpaísdeMarcusyRebecca,sidospersonassebesabanynohabíanadieparaverlo,¿pasaba
deverdad?CogílabolsadeCheetosyvolvíamihabitación,conlapreguntarevoloteandoconstantementeen
micabeza.Noteníarespuestaparaeso.Lagalaeraenpocashoras...ylosdosteníamostrabajoquehacer.
Enlapuertademihabitaciónhabíaunafundacolgada,quenohabíavistohastaentonces,conunaetiquetadepapelconminombre.
Lohabíaolvidado;casidesdequeMarcusyyofirmamosnuestroacuerdo,sugentehabíaestadopreparando un vestido de fiesta para mí. Me habían tomado un millón de medidas y me habíanenseñadounmillóndebocetosdistintos,peronoteníaniideadeloquehabríanhecho.
Descolgué la percha de la puerta y corrí al baño a darme una ducha. La gala era a las tres, yfaltabanpocomásdecuatrohoras.Enestemundodeextravagantessofisticaciones,yasemehabíaechadoeltiempoencima.
*
Alguien llamóa lapuertaconunossuavesgolpecitos.Elcorazónsemeparópor un segundo;mirénerviosadesdeelespejo.Mehabíanpeinadoenuneleganterecogido,sujetoenel lateralconunabrillantehorquilladeSwarovski.Elmaquillaje, aunqueaplicadocuidadosamente, eramínimo;solounpocodemáscaraeiluminadorsobrelosojos.Conesoyunligeroglossaguantaríatodalanoche.Porlovisto,misestilistasconfiabanenmí.
—Entra.Marcusasomólacabeza,perosequedóenelquiciodelapuerta,nervioso.—Estás...¿visible?Meapretéaúnmáselalbornoz,conscientedeque lapreguntano teníasentidoalguno.Anoche,
porejemplo,llevababastantemenosropa,cuando...—Claro,pasa.Marcusentróycerrólapuertasilenciosamentetrasdesí.Aunquefaltabaunahoraparalagala,ya
estabavestido.El esmoquin lequedaba impecable, amedida, y ledaba ese aspecto intimidatorioyencumbradodelquetanorgullosoestaba.Viquellevabagemelosdediamantes.
—¿Qué?—preguntónervioso—.¿Tengoalgoenel...?—No,no,estásmuyguapo.—Entoncesmepercatédequellevabaunpaquetitoenlasmanos—.
¿Quéeseso?—¿Qué?Oh...—Miróelpaquetitoyseacercóamí—.Esparati.Es...vaajuegoconelvestido.Me lo alargó en silencio, y lo abrí con dedos temblorosos. ¿Por qué todo tenía que ser tan
complicadojustoantesdenuestrogranevento?¿Porquénaricestuvequemetermeenelaguaconél,mássabiendoquelostiburonescazandenoche?
¿Porqué...?¿¡Porquéhausadotantacintaadhesiva!?Enarqué una ceja mientras intentaba abrirlo. Marcus frunció los labios; por primera vez en
muchotiempo,latensióndelambientesehabíadisuelto.—¿Necesitasayuda?—No,creoqueyaestá—respondísonriendo.Conseguíabrirelenvoltorioporfin.Allevantarla
tapadelacajita,mequedéboquiabierta.Unmillardebrillantesdiamantesrefulgíanantemí,cortadosenlargasesquirlasquenoparecían
seguirunpatróncomún.Cuandolotuveenlasmanos,viqueerauncollar.UncollarparatodaunaReinadeHielo.Pálida,levantélavistajustoenelmomentoenqueMarcussecolocabaamiespaldaparaponérmelo.
—¡Esprecioso!—susurrémirándomealespejo—.¡Gracias!¡Oh,Diosmío!—¿Tegusta?—¡Meencanta!No reconocíaa la chicaquememirabaalotro ladodel espejo.No teníanadaqueverconesa
jovenpálida,derasgosfinosperoambiguos,quesebuscabalavidaenLosÁngelescomopodía.Estachicaeraunapersonacompletamentedistinta.
Eraalgomás.Unapersonanueva.—¿Esunpréstamo?—No...esparati.LosdedosdeMarcusacariciaronminuca,ylevantélavistadelcollarparamirarleatravésdel
espejo.Cuandonuestrasmiradas secruzaron,clavamos lavistaunoenelotro.Marcusmemirabasonriente,conunaextrañaternuraquesuavizabasurostro.
—Nopuedo...—titubeémirandodenuevoelcollar—Esdemasiado,inclusoparati.—Quédatelo.Porfavor.Susdedosseretirarondeminuca,dejandoasupasounreguerodepielardiente.Cuandoviomi
expresióndetristeza,lascomisurasdesubocadibujaronunacasinostálgicasonrisa.—Asíteacordarásdemí.Sefueantesdequepudieraabrir laboca,dejándomedepie, frentealespejo,conunmillónde
cuchillosdediamantecolgandodemicuello.Sefueantesdevermellorar.Sabíaquenadade todoaquelloerareal.¿Porquéestabadejándomellevar tanto?Había intentadoserdistanteconél.SabíaquéclasedetipoeraMarcus,sabíadequéiba.Eraunodeesoshombresqueningunamujerpodríadomesticar. Para él, esto no seríamás que una gran conquista. Intenté ser fuerte, dejar de besarle.Recordarmeamímismaunayotravezqueeratodomentira.Eradevitalimportanciamantenerlos
sentimientosfueradeesto.Erasolounpapel.Enamorartedelcoprotagonistaeraungran,grandísimoerror.Oí que la gala comenzaba incluso antes de salir de mi bungalow. Las notas de Stravinsky se
colaban por la ventana abierta; era hora de irse.Me encontraría conMarcus allí, así que eché unúltimovistazoamiaspectoenelespejoysalísola.Decamino,mecrucéconmuchasparejas.Seguílos bolsos extragrandes y las nubes de colonia hasta que conseguí llegar a lo alto de la granescalinata.
Eracomouncuentodehadasy,porprimeravezenmivida,estabaenelsitioenquedebíaestar.Todoslosparesdeojosseposaronsobremímientrasbajabalaescalera.Flotaba,másquecaminar.Encualquierotracircunstancia,estabaseguradequemehabríacaído.
Peroestaveztodomimundoeratanirreal,tanperfecto,quenadapodríapasarme.Eraotravezlachicadelespejo.Habíallegadoparaquedarse.Mi vestido era del color de la nieve recién caída.Bastante sencillo, de hecho, comparado con
muchosdelosmodelitosqueseveíanporallí,peroeraprecisamenteesasencillaelegancialoquelehacíasobresalirsobreelresto.Seceñíacomounasegundapiel,cayendodeformanaturalhastalospies.Las tiras degasaque caíanpormi espaldadesde loshombrosondeaban lentamentemientrasdescendía las escaleras, como pequeñas alitas, y solo llevaba como complemento el collar dediamantes.Pero,porcómomemirabatodoelmundo,eramásquesuficiente.
—Rebecca...En cuanto puse el pie en el último escalón, Marcus se abrió camino a través de la multitud,
apartandoalagenteparallegarhastamí.Cuandoestuvimosfrenteafrente,sonrióradianteycogiómimano.
—Noséquécreesqueestáshaciendo—susurróenmioído—.¿Acasotratasdeeclipsarmeenmipropiafiesta?
Sonreíyapoyéunamanoensunuca,poniéndomedepuntillasparahablarlealoído.—¿Sabesqué?Vamosabuscarunlavaboynoscambiamos.Puedesponertetúelvestido.—Nilosueñes,Rebecca—respondióriendoacarcajadas.Sofoqué la risa. Apoyé la mano en el brazo deMarcus ymiramos a los invitados. Todas las
miradasestabanpuestassobrenosotros,comosiestuvieranconteniendoelaliento.UnhombresaliódelanadayentregóaMarcusunmicrófono.
—Señorasycaballeros,lesdoylabienvenidaamihumildefiesta.Humilde.SoloMarcuscalificaríaalgoasíde“humilde”.—Quierodarlasgraciasatodos.Susdonacioneshanhechoposibleestagala.Unas cuantas personas, aparentemente algo bebidas, levantaron sus copas en agradecimiento
desdelabarradelbar.—Asíque,sinmásdilación,¡quecomiencelafiesta!Oíelpopdeunabotelladechampándescorchándose.ParamíyparaMarcus,lanochenohabía
hechomásqueempezar...Mecogiódelamanoymellevóconéldegrupoengrupo.Enlapequeñasaladebailesehabían
congregadomásdemilpersonas,desdedignatariosinternacionaleshastacampeonesdelaNASCAR,y todos parecían conocer a Marcus y querer estrecharle la mano. Por supuesto, en cuanto lesaludaban,inmediatamentequeríanconoceralanuevaparejadelseñorTaylor.Creoque,ensolodoshoras,estrechéunmillóndemanosybeséotromillóndemejillas.Alprincipiodelasegundahora,yaestabaagotada.Tantarepeticióneraagobiante.
NosécómoMarcuspodíasoportarlo.Perosiélpodía,yotambién.
Mantuvemisonrisa inalterablemientrascruzábamosdeunladoaotrode lasalarepresentandonuestronúmero.¿Seguíasiendounnúmero?Creoqueningunodelosdosloteníamuyclaro.
Lo único que sabía seguro, en esa habitación llena de gente, es que nuestros dedos estabanentrelazadoscomosalvavidas,comosisolonostuviéramosunoalotro.
Yaldíasiguientetodohabríaacabado.Pasábamosdegrupoengruposonriendo,saludandoybrindandocomosilavidanopudieraser
mejor.Acariciándonosaescondidasenmomentos“privados”enlosquecreíamosquenadienosprestabaatención.Posandoestratégicamentepara lasfotosy
apoyando mi cabeza en su hombro casualmente cada vez que un director financiero pasaba antenosotros.
Fue el papel demi vida. Cuando por fin terminamos de saludar y hablar con todo elmundo,habríajuradoquedeverdadéramosnovios.
—¿Qué dices?—susurré en el oído deMarcus cuando conseguimos dejar al último grupo degente—.¿Nosvamosya?
—Sí,vámonos—dijoasintiendoconlacabeza—.Pero...tengoqueanunciarunacosaantes.—Claro,cielo.Mebesóenlamejilla.—Graciasporapoyarme.Lediunapalmaditaenelbrazoysonreí.—¡Aporellos,tigre!Marcussefuealcentrodelasala.Yomequedémirándole,peroenseguidadesaparecióentrela
multitud.Cuandollegóalescenario,laorquestadejódetocar.Parecíansorprendidos.MiréalosempleadosdeMarcus,preguntándomequépasaría.—Siento la interrupción—dijo por fin—.No podía dejar que nadie semarchara sin hacer un
últimoanuncio.Comocasitodosvosotrossabéis,hoyestoyaquíconunapersonamuycercanaalaquequiero con todomi corazón.Unapersona que lleva poco tiempo enmi vida, pero quemehahechoverlascosasconunaperspectivadiferente.
Eltiemposeparó.Marcuslevantóunamanoymeinvitóaacercarme.—Rebecca,¿teimportaríasubiraquí?Sonreímientras lamultitud aplaudía yme daba grititos de ánimo.Caminé lentamente hacia el
escenario,mirandoalosojosdeMarcustodoeltiempo.¿Quéasestaríaguardandobajolamanga?¿Iba a revelar nuestro secreto? ¿Haría un acto de contrición final para demostrar que se habíaconvertidoenunapersonanueva?
Mil pensamientos cruzaronmi cabeza hasta que llegué a su lado.No sería capaz de revelar lonuestro,¿no?Mirénerviosasusojosocéano.Porunavez,Marcusparecíatannerviosocomoyo.
Marcushincóunarodillaenelsueloysellevóunamanoalbolsillo.—¿Quéhaces?—susurré.Por una vez, no hubo fingimiento entre nosotros. Marcus me miró con la más cálida de sus
sonrisas.—Rebecca—dijo, clavando lavistaenmí—,meconocesmejorquecualquierotra persona en
estemundoy,aunasí,mequieres.Eresmimejoramiga,miúnicoamor.Nuncaolvidarélaprimeravezquenosvimosenesepequeñocafé.Laquímica entrenosotros fue explosivaypoderosa,másprofundaeinexplicablequecualquiercálculo.Nopuedosiquieradescribirloquesentí,ynoesalgoquesepuedaforzaroreplicar.Esalgoquefluyeennosotros,entrenosotros,yquevaconnosotrosdondequieraquevayamos.Esesentimientoeselquenoshatraídohoyaquí,alCaribe.Merobasteel
corazónaqueldíaenelcafé,yquieroquelotengasparasiempre.MiréaMarcus,bloqueada.Nopodíacreerlo.Sacóunbrillanteanillodediamantesylodeslizóenmidedo.—RebeccaWhite...¿quierescasarteconmigo?Oh,¡quéhijodeputa!
Continuará...
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