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BIBLIOTECA MERCEDARIA VI LA ORDEN DE SANTA MARIA DE LA MERCED (1218-1992) Síntesis histórica ROMA 1997

La Orden de Santa María de La Merced

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Manual histórico de la Orden de la Merced.Ediciones católicas.Si bien desfasado en ocasiones y con un punto de vista claramente católico, su estructura es lo bastante sencilla para usarse como manual de carácter general.

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  • BIBLIOTECA MERCEDARIA VI

    LA ORDENDE SANTA MARIA

    DE LA MERCED(1218-1992)Sntesis histrica

    ROMA 1997

  • Vuestra historia, tan llena de santi-dad y de herosmos, no se ha deteni-do... sigue su curso: porque su trayecto-ria es de caridad y sta pertenece a laesencia de la Iglesia, aunque las formasde aplicacin vayan cambiando con lossignos de los tiempos (PABLO VI a losMercedarios, Acta Apostolicae Sedis 60[1968] 389).

    En la cartula: San Pedro Nolasco, Funda-dor, con cautivo y estandarte de la Ordende la Merced. Curia General, Roma.

    BIBLIOTECA MERCEDARIA VI

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  • LA ORDENDE SANTA MARIADE LA MERCED(1218-1992)

    Sntesis histrica

    INSTITUTO HISTORICODE LA ORDEN DE LA MERCED

    ROMA 1997

    e-,

  • PRESENTACION

    En estos ltimos aos, aunando esfuerzos y voluntades, se hahecho realidad el tan esperado y ansiado manual de historia de laOrden que se presenta con este ttutlo: La Orden de Santa Marade la Merced (1218-1992). Sntesis histrica.

    Entre nosotros los mercedarios se senta la necesidad deuna sntesis de la historia de la Orden, sobre todo para los jvenesmercedarios en formacin religiosos y laicos a fin de poder acer-carse a la gran riqueza de casi ocho siglos de historia, a travsde una obra que abarcase el arco de la vida y la actividad merceda-rias, y en la que se conjugasen la sntesis y el rigor histrico conlos datos lejanos en el tiempo y el lenguaje del momento actual.Y todo ello, presentado en forma concisa, en consideracin a losdestinatarios: el conjunto de la Familia mercedaria y los estudiososde temas referentes a la historia en general, y a la historia merceda-ria en particular.

    En noviembre de 1991, desde Santiago de Chile, con motivodel Congreso Internacional Mercedario, los Miembros del InstitutoHistrico de la Orden, en su reunin especfica, ofrecieron toda suentusiasta colaboracin para realizar este anhelo.

    Despus de varios encuentros de la Comisin redactora de laobra, el proyecto ha llegado a buen trmino. Y hoy, con gozo yprofunda satisfaccin, como una aportacin ms del Instituto Hist-rico de la Orden, llega a nuestras manos.

    Con espritu de fe me uno a los lectores de estas pginas, paraque el amor a Mara de la Merced y el compromiso redentor desan Pedro Nolasco nos impulsen a conocer mejor nuestra historia,proyectndonos, desde el presente, hacia un futuro marcado por un

    O Curia General de la Orden de la Merced

    Instituto Histrico de la Orden de la MercedVia Monte Carmelo, 3 - 00166 Roma

  • 6 Presentacin

    ansia de libertad para todos y por gestos concretos de liberacin enfavor de los que sufren a causa de su fe y padecen las consecuenciasde las nuevas formas de cautividad.

    Mi felicitacin y agradecimiento a todos los que han hecho po-sible esta publicacin, con el deseo de que parafraseando lo quenos dice el mensaje del captulo general de 1992 la Orden enel prximo milenio, se encuentre ms encarnada en los cautivosy ms enriquecida por las obras de liberacin de todos sus reli-giosos.

    Fr. EMILIO AGUIRRE HERRERAMaestro General

    Roma, 17 de enero de 1997.Aniversario de la Confirmacin de la Orden.

    INTRODUCCION

    La presente sntesis histrica se propone trazar, en sus gran-des lneas, la vida y actividades de la Orden de la Merced enel extenso perodo de su existencia.

    Responde, en primer lugar, a una exigencia didctica, puestoque ha de servir de texto de historia en el proyecto formativode los aspirantes a religiosos mercedarios. Tambin quiere ser unaobra de divulgacin que llegue a los lectores deseosos de conocer,en sus mltiples aspectos, a esta institucin en su trayectoria deservicio a la Iglesia.

    El proyecto de elaboracin de una historia de la Orden su-pona la preparacin previa de la historia de cada una de lasprovincias que la componen, incluyendo las extinguidas. Ya desdealgunos arios, especialmente a partir del captulo general de 1974,se vena hablando de esta obra y el entonces Secretariado de espi-ritualidad e investigaciones realiz algunas reuniones en donde in-cluso se lleg a formular un esquema de contenido, mas tal aspi-racin no prosper. En el momento de su realizacin se presenta-ron serias dificultades que dilataban indefinidamente los trabajosy hacan prcticamente irrealizable cualquier programa. El obst-culo mayor provena del hecho que la investigacin de las fuentesrespectivas se haba llevado a cabo en muy diversos niveles yel camino recorrido para su localizacin y estudio era muy desi-gual. Esto impeda determinar un plazo en la ejecucin de aquelacariciado proyecto, que, sin embargo, sigue en vigencia y todosestamos a la expectativa de ver aquellas historias parciales delas que no se podr prescindir en la redaccin de la historia gene-ral de la Merced.

  • 8 Introduccin Introduccin 9

    Por otro lado, se haca cada vez ms necesario disponer deuna sntesis, de un manual sobre el pasado de la Merced, queal mismo tiempo fuera completo, conciso y acomodado a los tiem-pos actuales. As se manifestaba, y con insistencia, en el campode la formacin y en otros ambientes. Precisamente, el I Congre-so Internacional Mercedario, Santiago de Chile, 1991 sobre Los Mercedarios en Amrica , guiado por un grupo de intelec-tuales, sobre todo laicos, consciente de la gran necesidad y va-co que se nota en la Familia Mercedaria, sugiere y pide... lapronta preparacin de un manual de historia de la Orden de laMerced .

    El Instituto Histrico de la Orden, en su segunda reunin,1991, decidi dar una respuesta positiva a esta exigencia: asumiel compromiso de preparar el libro de nuestra historia y nombruna comisin redactora que, aprobada por el Maestro General,se dispuso a poner en ejecucin aquel cometido. La comisin,consciente de que nuestra historia es multisecular y compleja, viola necesidad de elaborar un esquema y un plan de trabajo conorientaciones que llevaran a dar unidad al conjunto y a seguirlos ms acertados criterios metodolgicos al abordar los innume-rables temas que debieron ser tratados. En mayo de 1993, eltrabajo fue distribuido entre los padres Juan Devesa, con quiencolaborara Joaqun Milln, Luis Vzquez, Sal Peredo, Alfon-so Morales, Heriberto Lagos y Antonio Rubino. Posteriormente,en lo que respecta a Ecuador y Mxico, ofrecieron su colabora-cin respectivamente los padres Luis Octavio Proario y MiguelOchoa.

    Adems de las investigaciones que cada uno tena realizadas,de acuerdo a la propia especialidad, han servido de base a estasntesis las fuentes histricas mercedarias publicadas anteriormen-te y las obras de distinguidos investigadores de la Orden. Acercade los orgenes y primeros siglos, han sido fundamentales las obrasde los padres Faustino Gazulla, Guillermo Vsquez y, sobre laredencin de cautivos, la de Antonio Gar. Para la historia dela Merced en Amrica, no se ha podido prescindir de los librosde los padres Pedro Nolasco Prez, Joel Monroy, y BernardinoToledo. Particular atencin se ha dedicado al examen de los vol-

    menes de fuentes editadas por el padre Vctor M. Barriga. Degran utilidad ha sido Analecta mercedaria, de rico y variado con-tenido, as como los trabajos histricos publicados en la revistaEstudios, y los aportes de tantos estudiosos que, antes y despus,han escrito tratados, monografas y comentarios histricos y doc-trinales sobre la Orden de la Merced. En lo que se refiere alpresente siglo, ha sido muy consultado el Boletn de la Orden.

    Cada uno de los miembros de la comisin, con empeo ydesprendimiento, ha aportado su propio trabajo que, al ser pues-to en comn, ha pasado a ser patrimonio de todos. No obstantela variedad de autores, ha sido constante la preocupacin porofrecer un libro unitario, dotado de armona y continuidad, conlenguaje y estilo que hagan agradable su lectura.

    La historia mercedaria no est presentada en una periodiza-cin propiamente dicha que, por otra parte, sera slo tentativa,sino que aparece articulada en siete grandes perodos, cada unode los cuales muestra caracteres peculiares y distintivos y mbitostemporales bastante diversos. Eventos determinantes que los deli-mitan e individualizan son, a partir de la fundacin y consolida-cin de la Orden, las nuevas corrientes ideolgicas expresadasen una profunda reformulacin de las Constituciones, que origi-nan un cambio de rgimen; la inquieta bsqueda de ms expedi-tos modos de cumplir con la misin redentora o finalidad propia;el impulso misionero que abre otros horizontes al apostolado; elapogeo, decadencia y restauracin; la aparicin de nuevos estilosde vida o la creacin de novedosas instituciones; la renovacinbajo la gua irrenunciable y segura del Concilio Vaticano II, cu-yas enseanzas impulsan nuestra constante inquietud de cambioen la fidelidad al carisma fundacional.

    En atencin a la mayor parte de lectores a quienes va dirigi-do este libro, se ha evitado colocar notas eruditas organizadasen un prolijo aparato crtico. Esto no significa, sin embargo, quese haya descuidado el carcter y rigor cientficos. Por la mismarazn no se ha incluido una bibliografa, si bien los lectores quedeseen mayor informacin podrn consultar las obras que van ci-tadas en el texto, particularmente en la sexta parte.

  • 10 Introduccin

    Esperamos que este libro de la historia de la Orden de laMerced no sea solamente informativo, sino tambin formativo;porque no es una historia meramente profana, sino sostenida porla fe que acompa a las personas y anim sus actos, y fecundadapor el impulso carismtico que condujo a los mercedarios, siguiendoel ejemplo del fundador san Pedro Nolasco, a ponerse al serviciodel hombre sometido a cautiverio.

    Fray SAL PEREDO MEZADirector del Instituto Histrico ANTECEDENTES HISTORICOS

    DE LA ORDEN DE LA MERCED

  • 1. LA CAUTIVIDAD EN EL SIGLO XIII

    La Europa medioeval, abanderada del cristianismo, se halla,entre los siglos VIII y XV en situacin de guerra permanente conel mundo musulmn en expansin. Los seguidores de Jesucristo ysu Cruz se ven forzados a empuar las armas para defender laspersonas y los lugares cristianos, ante el avance conquistador de losdiscpulos de Mahoma. Los rabes, a golpe de cimitarra, en suautodenominada guerra santa, subyugan el norte de Africa, granparte de Espaa, el sur de Francia y se apoderan de Sicilia. Desuerte que el Mediterrneo tom carcter de lago musulmn. En lascontiendas cotidianas de esta secular lucha, los sarracenos saquea-ban, en tierras cristianas, todo lo transportable: animales, vveres,telas, metales preciosos, dineros, y especialmente hombres, muje-res y nios, que seran vendidos a buen precio. El corso y lapiratera en el mar Mediterrneo fueron medios agresivos y vio-lentos usados por los musulmanes para hostigar a sus enemigoscristianos, y, sobre todo, para procurarse pinges y fciles ganancias.

    Estos constantes enfrentamientos armados, a travs de msde seiscientos arios, produjeron numerossimos prisioneros de gue-rra por ambas partes. Dichos prisioneros, todos creyentes, de Cristoo de Al, reciban el nombre, reconocido en derecho, de cauti-vos, como consta en la ley primera del Ttulo XXIX de Las SietePartidas, de Alfonso X el Sabio. Los cautivos del Islam quedabanreducidos a la condicin de esclavos, pues eran botn de guerra,sometidos al dominio absoluto de sus dueos moros. En conse-cuencia, cristiano cautivo y cristiano esclavo eran sinnimos. Enel siglo XIII, sa era la triste condicin de innumerables cristia-nos de los pases surerios de Europa.

    La cautividad como problema social

    Es evidente que tanto la sociedad cristiana como la sociedad

  • 14 Antecedentes histricos de la Orden de la Merced

    musulmana en las tierras de la Espaa gtica, con tolerancias eintolerancias recprocas y con escaramuzas continuas por recon-quistar, los unos, y por mantener lo conquistado, los otros, sehaban acostumbrado a un hecho sociolgico que para el hombremoderno resulta inhumano y repugnante, cual era el fenmeno dela cautividad, con los trabajos forzados, canjes, compras y ventas decautivos. En todos los territorios bajo su dominio, los sarracenos seservan del gran contingente de cautivos para obligarlos a hacer lostrabajos ms penosos y usarlos como moneda de cambio en sustransacciones comerciales. De tal manera es esto verdad que, cuandoescaseaban los capturados en guerras, razzias, corsos y pirateras, loscomerciantes andaluces del siglo X formaban caravanas que atra-vesaban la propia Marca Hispnica, establecida por los francos,para comprar eslavos (los esclavos) en la Europa del este. En elmismo siglo XIII, una de las mercaderas del floreciente comercioentre los puertos cristianos y musulmanes de Africa y del Orienteprximo la constituan los esclavos, adems de las especias.

    En los reinos islmicos del siglo XIII, era muy considerableel nmero de cautivos cristianos en poder de sarracenos. Bastenpara dar una idea de la cantidad de cautivos en las taifas (reinos)moras de Mallorca y Granada, un hecho narrado por el historia-dor rabe Abenalabar y una carta del rey de Aragn, Jaime II.

    Abenalabar cuenta lo sucedido en Mallorca, el ario 1185, don-de los crisitanos cautivos, muy numerosos, promovieron una rebe-lin que acab con la toma del alczar y con la muerte del emirAbdala. Y, refirindose al mismo acontecimiento, el Cronicn deSan Salvador de Marsella puntualiza: En el ario 1185, los cris-tianos se apoderaron del Palacio de la ciudad de Mallorca y fue-ron liberados de la cautividad .

    Y la carta que Jaime II dirigi al papa Clemente V, el 1de diciembre de 1311, por s sola es un elocuente y autorizadotestimonio del nmero de renegados y de cristianos cautivos quehaba por aquellos das en el reino de Granada: Cuentan perso-nas fidedignas dice la carta que en la ciudad de Granada,donde moran ms de doscientas mil personas, no se encontrarnquinientas que sean sarracenos de naturaleza sino que o ellos fue-ron cristianos, o tuvieron al padre o a la madre, al abuelo o

    La cautividad en el siglo XIII 15

    a la abuela o a los bisabuelos cristianos y hay en el Reino deGranada bien quinientos mil que renegaron la fe catlica y abra-zaron locamente la secta de Mahoma. Y se cree firmemente que,en el reino dicho, hay ms de treinta mil cristianos miserable-mente cautivos .

    La cautividad como problema poltico

    Para la poltica interior de las naciones cristianas y la desus relaciones internacionales con los reinos musulmanes del surde Espaa y del norte de Africa, siempre, y, por tanto, tambinen el siglo XIII, fue un serio problema el fenmeno del cautive-rio, por el desarrollo espectacular del comercio de los reinos deCastilla y Aragn con los pases rabes, por vas terrestres y ma-rtimas, y por la necesidad de reglamentar con normas jurdicasel hecho aceptado del cautiverio.

    Los Cdigos de los reinos cristianos (Las Siete Partidas, Elfuero juzgo y El fuero real) y los de los pases musulmanes (elMuhtasar o compendio del Derecho Malequita, y el Alcorn mis-mo) regulaban los diferentes aspectos del cautiverio: manumisin,canje, trato que se deba dar a los cautivos, castigos por fugao intento de fuga, redentores y redencin. Y por lo que respectaal mbito de las relaciones internacionales, en el siglo XIII sefirmaron tratados comerciales, treguas y pactos, entre los reyescristianos y los reyes musulmanes, en los que no faltaban las refe-rencias explcitas a los cautivos.

    Aunque el Alcorn recomendaba a los adoradores de Al quese portaran bien con sus esclavos, sin embargo, esa recomenda-cin al buen trato era frecuentemente ignorada y quebrantada,sobre todo con el cristiano cautivo que prorrumpa en frases inju-riosas contra la ley de Mahoma o tratara de convertir al cristia-nismo a un creyente musulmn. En esos casos los atrevimientosse pagaban ordinariamente con la pena de muerte. Y cuandolos moros se enteraban de que alguno de sus correligionarios cau-tivo en poder de los crisitanos haba sido maltratado, entonceslo pagaban, y bien caro, los cristianos cautivos, en los que los

  • 16 Antecedentes histricos de la Orden de la Merced La cautividad en el siglo XIII 17

    sarracenos descargaban el furor de su venganza con todo tipode torturas.

    En el siglo XIII, sobre todo a partir de la batalla de lasNavas de Tolosa, la poltica de los tratados comerciales, de lastreguas y pactos, entre los reinos cristianos y musulmanes, reper-cuti favorablemente en el rescate de los cautivos. No obstante,la misin redentora no estuvo exenta en dicho siglo de gravesriesgos, en tierra firme y en el mar, por la fragilidad de los mis-mos tratados y treguas, por los grupos de bandoleros incontrola-dos que asaltaban las caravanas, por los piratas y corsarios quenavegaban a su aire y a sus ansias de pillaje, y por el fanatismoreligioso y la codicia de los dueos de los cautivos y de las auto-ridades.

    El fenmeno de la cautividad en poder de sarracenos, hastala abolicin oficial de la esclavitud, fue un problema sin solucinpoltica, por cuanto era uno de los firmes pilares que sostenala economa de la sociedad musulmana; e, incluso, ciudades comoTetun, fundada prcticamente por musulmanes huidos de Espa-a ante el empuje de los ejrcitos cristianos, tuvieron la principalfuente de ingresos saneados en las venta de cristianos apresadosen el mar o en las costas espaolas.

    La cautividad como problema religioso

    El flagelo de la cautividad en el siglo XIII, como en todoslos siglos precedentes y posteriores, fue considerado, desde la ver-tiente cristiana, un hecho gravsimo por la implicancia religiosaque semejante lacra social supona para personas que profesabanla nica religin verdadera. Eso mismo se desprende, sin violen-cia interpretativa, de la definicin que el rey Alfonso X el Sabiodio de los cautivos, que son dice aquellos hombres quecaen en prisin de hombres de otra creencia .

    El verdadero problema del cristiano en poder de sarracenos,en el siglo XIII, no era la persecucin y hostigamiento a causade la fe, que normalmente no se daba, como lo demuestra elhecho histricamente probado de la convivencia, de ordinario pa-

    cfica, entre las comunidades musulmana, cristiana y juda en Es-paa, ni a los sarracenos les resultaba econmicamente rentablehacer mrtires cristianos, pues perdan el cautivo y el posible res-cate. Para la sociedad cristiana medieval tampoco era el problemafundamental del cautiverio la prdida de la libertad ni los sufri-mientos fsicos o morales que los patrones infligan a sus esclavos.

    El autntico riesgo del cautiverio para un cristiano cautivoen poder de sarracenos era el peligro de renegar de la verdaderafe. Por eso el cautiverio fue un problema fundamentalmente reli-gioso. Las circunstancias mismas del cautiverio eran una tenta-cin real, constante y grave para la fe no siempre robusta delcristiano. Pues, la vida del cristiano cautivo en poder de morosno era ciertamente confortable, porque, aparte de la prdida dela libertad, estaban todas las penalidades inherentes a la esclavi-tud: trabajos forzados, en la construccin y el campo, el infernalsuplicio del remo en las galeras, la escasez de alimentos, las en-fermedades, las mazmorras, el desprecio del vencedor y los malostratos adrede, para sacarles ms rescate , y las tentadoras pro-posiciones de las ventajas que tendra si se convirtiera al Islam.Esas penalidades y la expectativa de una vida sin problemas yhasta placentera aqu, en la tierra, y despus, en el paraso deAl, conllevaban el gravsimo riesgo de renegar de la fe cristiana,como la experiencia lo confirmaba cada da y la documentacinde la poca lo atestigua.

    Las palabras del rey Jaime II al papa Clemente V, en 1311,citadas ms arriba, dan en la diana del autntico problema delcautiverio de cristianos en poder de sarracenos al decir: en elreino de Granada hay bien quinientos mil que negaron la fe cat-lica y abrazaron locamente la secta de Mahoma . Y no exagera-ba el rey de Aragn, ya que dispona de informacin directa decautivos rescatados y de los redentores mercedarios contemporneos.

    Actitud de la Iglesia frente a la cautividad

    Ante un problema de consecuencias tan nefastas para la fe,como era el cautiverio, la Iglesia Catlica no poda permanecer

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  • 18 Antecedentes histricos de la Orden de la Merced La cautividad en el siglo XIII 19

    insensible y al margen de la dolorosa realidad de muchos de sushijos, ya que la visita liberadora al encarcelado es un imperativoevanglico no limitado por tiempos ni lugares.

    La idea de liberacin, rescate o redencin de lugares santosdel cristianismo, y de cristianos, templos del Dios santsimo, enpoder de los musulmanes, sacudi la conciencia de la cristiandadmedieval.

    Los Romanos Pontfices, desde Urbano II y sus inmediatossucesores, materializaron esta idea creando y alentando el impre-sionante movimiento redencional llamado Las Cruzadas, que mo-viliz a los prncipes cristianos y al pueblo creyente, acicateadospor su fe y por la vergenza cristiana de ver lugares, tierras ynumerosos hermanos en la fe bajo el dominio y poder de losenemigos de Jesucristo.

    En ese clima de fervor cristiano nacieron, al mismo tiempo,y con la aprobacin de la Sede Apostlica, las Ordenes ReligiosasMilitares propiamente dichas, que tuvieron como fin la defensade la fe, combatiendo a los infieles con las armas, constituyendocuerpos de ejrcito profesionales, bien pertrechados, militarmentedisciplinados y los ms eficaces en las luchas de la reconquistaespaola. Las principales son: San Juan de Jerusaln (1113); Tem-ple (1119); Calatrava (1158); Santiago (1170); Alcntara (1176).

    La tercera y ms importante institucin liberadora de la Igle-sia del medioevo fue la aparicin de las Ordenes Religiosas Reden-toras, que se pusieron decididamente al servicio de la fe, no conla fuerza de las armas, sino con el fervor de la caridad y conlos caudales propios y los que limosneaban. En este grupo deinstituciones religiosas redentoras, destacan la Orden de la Sant-sima Trinidad, fundada en Francia por san Juan de Mata, y laOrden de la Merced, fundada en Espaa por san Pedro Nolasco.

    Actitud de la sociedad civil frente a la cautividad

    La sociedad civil de la Espaa medieval no se hizo sordatampoco al llamado del sentimiento de humanidad, con respectoal fenmeno social del cautiverio. Pues, ciudades, pueblos, gre-

    mios y cofradas de pescadores procuraron en todo tiempo resca-tar a los conciudadanos, convecinos, coartesanos y cofrades cauti-vos, con fondos especiales de que disponan para tal efecto ypor medio de mercaderes que hacan sus negocios en tierra demoros y, ocasionalmente, rescataban cautivos, por encargo.

    En el siglo XIII, actuaban en los reinos de Aragn y deCastilla, por parte de la sociedad civil, unas organizaciones oficia-les, para la redencin de cautivos, a cuyos miembros se llamabaen Aragn exeas, y en Castilla, alfaqueques. Los exeas de Aragneran jefes de recua que transportaban a tierras de moros mercan-cas y ganados y, con la autorizacin real, rescataban cautivos.Mientras que los alfaqueques castellanos eran hombres de bue-na verdad puestos para redimir cautivos y tenan prohibido lle-var cualquier mercadera que no estuviese destinada a la redencin.

    El rey Alfonso X el Sabio en su segunda Partida, regulel nombramiento y actuacin de los alfaqueques, disponiendo: quefueran nombrados por doce electores que designaba el rey; quedeban ser hombres de conducta intachable, honrados, valientesy esforzados, y conocedores de la lengua de los lugares adondeiban; que tuvieran bienes, para poder responder de los daos que,por su culpa o descuido, sobreviniere a los cautivos; que, paraseguridad en sus viajes, llevaran el documento de su nombramien-to y el pendn real alzado; y que no podan comerciar con losmoros, a no ser que el traficar con ellos sirviera para la redencinde cautivos.

    Caminos del cautivo hacia la libertad

    Para completar la visin de la cautividad en el siglo XIII,se indican a continuacin los distintos caminos o procedimien-tos que seguan los cautivos para recuperar la libertad perdiday que se pueden agrupar en dos apartados: procedimientos estric-tamente personales; y procedimientos en los que participaba lacomunidad cristiana, mediante intermediarios. Someramente se ex-plican, a continuacin, estas diversas maneras de recobrar la li-bertad.

  • 20 Antecedentes histricos de la Orden de la Merced

    San Pedro Nolasco, Fundador 21

    La fuga. Este era el procedimiento del cautivo que habaperdido la esperanza de ser liberado, bien por el elevado preciodel rescate en que lo haba tasado su dueo, bien por las condi-ciones extremadamente penosas de su situacin, que haban que-brantado ya su capacidad de resistir y prefera poner en juegola vida, intentando recuperar la libertad mediante la fuga, antesque seguir muriendo lentamente como cautivo. Desde luego, erael modo ms arriesgado; pues, si el intento fallaba, tena comocastigo la pena capital, a no ser que la codicia templara la indig-nacin del dueo.

    La apostasa. El buen musulmn tena el deber de hacer pro-selitismo a fin de convertir al cautivo a la religin de Mahoma;pero el fervor misionero del musulmn se congelaba de ordinarioante la perspectiva de perder el dinero del rescate, pues, el cauti-vo convertido al Islam quedaba, por el mismo hecho, libre dentrode la sociedad musulmana. En la situacin de cautiverio y enel ambiente de la cristiandad medieval, hay ms que razn sufi-ciente para dudar de la sinceridad de la conversin al Islam deun cristiano cautivo. En realidad, eran las circunstancias del cau-tiverio, ms que razones teolgicas, las que inclinaban a muchosdesgraciados a buscar, lejos de su tierra y de su gente, una liber-tad que les permitiera sacudirse, al menos temporalmente, el yu-go insoportable de un cautiverio sin esperanza de rescate.

    La autoliberacin. Era el caso del cautivo que lograba la pro-pia libertad con sus propios bienes. Se trataba normalmente depersonas ricas, poderosas y de prestigio que resolvan por s mis-mas el problema de su cautiverio. Como el caso de Boemondo,con el que Nur al-Din, su dueo, concert, en 1165, la propialibertad, a cambio de una gran suma de dinero y de la libertadde un determinado nmero de cautivos musulmanes.

    El canje. Este sistema de recuperar la libertad los cauti-vos entregando la sociedad cristiana, a cambio, cautivos musul-manes, se practicaba, con frecuencia en las zonas fronterizas deEspaa, durante el siglo XIII, y, mucho ms, en los siglos poste-riores.

    Entrega de rehenes. El procedimiento de recuperar la propialibertad, entregando, como aval del precio estipulado, a un fami-liar o a un sirviente o a un vasallo, era medio utilizado tambin,a partir del siglo IX, y que segua vigente en el siglo XIII.

    La redencin. A partir del ltimo tercio del siglo XII, elprocedimiento ms usual de recuperar la libertad la gran masade cristianos cautivos pobres fue la redencin: consista en el pagode un rescate, en moneda contante y sonante o en especies, pre-viamente concertado con el dueo del cautivo, por parte de ter-cera persona (alfaqueque, exea, religioso redentor). Esta tercerapersona intermediaria actuaba en nombre de la comunidad cris-tiana (familia, cofrada, gremio, pueblo, ciudad o reino) que vo-luntariamente aportaba el importe del rescate, en casos determi-nados y concretos, y entregaba limosnas para la redencin de cau-tivos, en general.

    Finalmente, la manumisin, o puesta en libertad del cautivo,por libre decisin del dueo, o por declaracin del juez, en cier-tos casos que las leyes contemplaban, tambin fue practicada porlos musulmanes, aunque no con gran generosidad, cuando se tra-taba de cristianos cautivos.

    2. SAN PEDRO NOLASCO, FUNDADOR

    Lugar y ao del nacimiento de Pedro Nolasco

    La primera referencia escrita del lugar del nacimiento de sanPedro Nolasco la encontramos en el cdice Speculum fratrum (1445)de Nadal Gaver, Maestro General de la Orden, hombre de rele-vante cultura humana y eclesistica. La frase, fielmente copiadadel cdice, es, en su traduccin castellana, la siguiente: cierta-mente como el devotsimo varn Pedro de Nolasco de Mas delas Santas Puellas, dicesis de San Pablo, vecino de Barcelona,a la que haba trasladado su domicilio... . En esta frase del Spe-culum fratrum, la tradicin mercedaria ha entendido que NadalGaver se refiere a Mas Saintes Puelles (dicesis de San Papoul),

  • 22 Antecedentes histricos de la Orden de la Merced

    poblacin ubicada en el condado de Tolosa, sur de Francia, entrelas cidades de Carcasona y Tolosa, en el bajo Langedoc. Lomismo dice el padre Pedro Cijar en su Opusculum tantum quin-que, del 1446. Esta noticia la ratifica el padre Francisco Zumel,catedrtico de Salamanca, en su De vitis Patrum. Y todos losescritores, mercedarios o no, que desde entonces se han ocupa-do de este tema, han sido siempre unnimes en sostener queaquel lugar es la patria de Pedro Nolasco. Ultimamente, sin em-bargo, ha surgido una opinin, basada ms en interpretacionesde textos que en fuentes fidedignas, segn la cual Pedro No-lasco habra nacido en una masa situada en los alrededores deBarcelona.

    Respecto al ario de su nacimiento, no existe con certeza unafecha exacta. Sin embargo, teniendo en cuenta un viejo cdicedel cual Francisco Zumel extrajo iluminadores datos, en la sen-tencia arbitral del cannigo Pedro 011er, aparece Pedro Nolascoredimiendo cautivos ya en el ario 1203. De donde se deduce queel Fundador de los mercedarios, para poder estar empeado ensemejante empresa ese ario, deba tener una edad madura y unespritu emprendedor, nacido del impulso de su juventud. Poreso no es arriesgado afirmar, con muchos historiadores fidedig-nos, que Pedro Nolasco naci entre los arios 1180-1182. Comoescribe Zumel, desde pequeo vivi en Barcelona.

    Su figura y obra antes de la fundacin de la Orden

    Presentar la carismtica figura de Pedro Nolasco al lectordel siglo XXI, ya en el tercer milenio, es tarea ciertamente apa-sionante. Porque Pedro Nolasco se manifiesta como un hombrede hoy, en la encrucijada de dos siglos: la centuria que se va,cerrando puertas a vivencias del pasado, y el siglo que viene,abriendo las puertas del futuro a estimulantes y nuevas realidades.

    Para el joven Pedro mora el siglo XII, con sus guerras, consus instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus cauti-verios, sus angustias y sus problemas. Y naca el siglo XIII conaires de renovacin, con rejuvenecedoras esperanzas y presagios

    San Pedro Nolasco, Fundador 23

    ciertos de revolucionarias novedades en los mbitos religioso, po-ltico, social y cultural. Ya en los primeros veinte arios de suvida, el rasgo fundamental y distintivo de su personalidad, trans-mitido por fiable documentacin, es el de un joven animoso queinicia su andadura por el siglo XIII enrumbado derechamente ha-cia la liberacin de los cristianos cautivos por su fe.

    Avecindada la familia de Nolasco en Barcelona, aprendi s-te, de su padre Bernardo, desde muy joven, el arte de mercadear.El padre Cijar lo llama mercader ptimo, y el mismo Gaver con-signa que Pedro Nolasco fue mercader, antes de fundar la Orden.Efectivamente, desde su mayora de edad se manifiesta ya enl su prxima misin carismtica dentro de la Iglesia y de lasociedad. Seguir siendo mercader, pero no comprar mercade-ras, sino dedicar su vida a comprar seres humanos. Se asocia algunos compaeros, partcipes de sus inquietudes en pro delos cautivos, y, como relata Zumel, perseverando primero enla oracin de Dios, se dedicaron, despus, cada da, a recogerlimosnas de los piadosos fieles, por la provincia de Catalua ypor el Reino de Aragn para llevar a cabo la santsima obra dela redencin. Lo cual se hizo as para que cada ario se realizaranen adelante por el santsimo varn y sus compaeros no pequeasliberaciones y redenciones... Todas estas cosas acaecieron el ario1203 .

    La profesin de mercader de Pedro Nolasco fue de gran uti-lidad para este grupo de redentores capitaneados por l, en estaprimera poca, ya que los mercaderes tenan fcil acceso a lospases musulmanes, eran conocidos, y, durante siglos, ellos fueroncasi los nicos intermediarios para el ajuste de rescates cristianosen tierra de moros y de moros en tierra de cristianos. Este grupode compaeros de Pedro Nolasco estaba formado slo por laicosque, segn dice Jaime II a Bonifacio VIII en 1301, tenan grandevocin a Cristo que nos redimi por su preciosa sangre . Fraseafortunada que designa la nota caracterstica de la espiritualidaddel grupo: la devocin y seguimiento a Cristo Redentor. Condesprendimiento juvenil admirable, se despojaron de sus propiosbienes y lo dieron todo para la redencin.

  • 1. FUNDACIN DE LA ORDEN

    Tras quince arios de admirable misericordia de redimir cris-tianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos, vean con preocupa-cin que da a da los cautivos, no slo no disminuan, sino quesu nmero se acrecentaba desmesuradamente. El lder animoso,de fuerte personalidad, de ideas claras, de fe robusta, de sliday equilibrada devocin a Cristo y a su bendita Madre, de cora-zn misericordioso, de serena y decidida confianza en Dios, comoera Pedro Nolasco, no se sinti agobiado ante la magnitud dela misin iniciada y su pequeez personal. Busc en su fervorosaoracin la inspiracin divina para poder continuar la obra de Diosiniciada por l. Y, en este punto y circunstancia, la noche del1 de agosto de 1218, ocurri la intervencin especial de MaraSantsima en la vida de Pedro Nolasco: una experiencia personalmariana sorprendente, que ilumin su inteligencia y movi su vo-luntad para que convirtiera su grupo de laicos redentores en unaOrden Religiosa Redentora que, con la aprobacin de la Iglesiay la proteccin y amparo del rey de Aragn, continuara la granobra de misericordia comenzada.

    Pedro Nolasco, al da siguiente, se dirigi al palacio real pa-ra exponer al joven monarca Jaime I y a sus consejeros, el prime-ro de los cuales era el obispo de Barcelona, don Berenguer dePalou, su proyecto, inspirado por Dios a travs de Mara, defundar una Orden Religiosa Redentora, bien estructurada y esta-ble, bajo el patrocinio de Mara Santsima. La propuesta agradal rey y a sus consejeros, pues as se haca realidad la noble aspi-racin de la casa real de Aragn de tener una Orden Redentorapropia, despus del intento fallido de Alfonso II, con la Ordendel Santo Redentor, que no prosper.

    Ello de agosto de 1218, se constituy oficialmente la nuevaOrden Religiosa Redentora de Cautivos, con toda solemnidad y

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    notoriedad, en el altar mayor, erigido sobre la tumba de santaEulalia, de la Catedral de la Santa Cruz de Barcelona. El obispoBerenguer de Palou dio a Pedro Nolasco y compaeros la vesti-dura blanca que llevaran como propia de la Orden; les hizo en-trega de la Regla de san Agustn, como norma de vida en comn,y dio la autorizacin para que en el hbito de la Orden figurarael signo o serial de su catedral, la Santa Cruz. Luego Pedro No-lasco y los primeros mercedarios emitieron all mismo, delantedel obispo, la profesin religiosa.

    Por su parte, el rey Jaime I, el Conquistador, contituy ala Orden como institucin reconocida por el derecho civil de sureino. El monarca, en el acto mismo de la fundacin, como ritoimportante del ceremonial, entreg a los frailes de la Merced elhbito que, en lenguaje de las Ordenes militares, es el escudo,con las cuatro barras rojas en campo de oro, signo del propiomonarca. Este emblema, unido a la cruz de la catedral, formarel escudo propio de la Orden. En aquel memorable da, JaimeI dot a la Orden, de la que se consideraba fundador, con elHospital de Santa Eulalia de Barcelona, que sirvi de primer con-vento a los mercedarios y casa de acogida de los cautivos redimidos.

    En el proemio de las primeras Constituciones de la Ordende la Merced, de 1272, se destacan, entre otros, tres elementosmuy importantes que se refieren a la fundacin: el nombre, elfundador y el fin de la Orden.

    En primer lugar, se seala el nombre con el cual es identifi-cada la Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Consti-tuciones de 1272 tuvo varias denominaciones, entre ellas: Ordende Santa Eulalia, Orden de la merced de los Cautivos, Orden dela redencin de los cautivos, Orden de la Merced. Pero el ttulopropio y definitivo es: Orden de la Virgen Mara de la Mercedde la redencin de los cautivos.

    Luego se indica que fray Pedro Nolasco ha sido constituido servidor, mensajero y fundador y adelantador del nuevo Insti-tuto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el Procurador de la limosna de los cautivos , como lo define elprimer documento que se refiere a l, despus de la fundacin,el 28 de marzo de 1219.

    Finalmente, se especifica ntidamente que el fin de la Ordenes visitar y librar a los cristianos que estn en cautividad yen poder de sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley...Por la cual obra de misericordia o merced..., todos los frailesde esta Orden, como hijos de verdadera obediencia, estn siem-pre alegremente dispuestos a dar sus vidas, si es menester, comoJesucristo la dio por nosotros .

    Todos estos valiossimos y fehacientes datos histricos de lafundacin de la Orden de la Merced son recogidos en la cartadel 11 de enero de 1358 enviada por el rey Pedro IV, el Cere-monioso, al papa Inocencio VI, y conservada hasta el da de hoyen el Archivo de la Corona de Aragn, aval fidedigno de todala historia mercediaria en los primeros siglos.

    Los primeros frailes que, con Pedro Nolasco, recibieron elblanco hbito de Santa Mara de la Merced, tal vez todos fueronlaicos. Pedro Nolasco no fue sacerdote. Pero cabe la posibilidadde que hubiera, entre ellos, el da de la fundacin, algn presb-tero, para ejercer de capelln. Por los lungartenientes designadospor fray Pedro Nolasco, se puede confeccionar la lista de los quevistieron el hbito mercedario con l en la ceremonia fundacio-nal: fray Pascual de Perpirin, fray Juan de Laers, fray Bernardode Corbaria, fray Guillermo de Bas, fray Juan de Verdera, frayBertrando, fray Bernardo de Cassoles y fray Carb de Llagostera.

    Con el respaldo solemne y oficial de la Iglesia y del Estado,Pedro Nolasco y sus frailes, constituidos ahora en Orden ReligiosaRedentora de frailes laicos, cobran nuevos bros y continan, conrenovado fervor, sus peregrinaciones de caridad en demanda delimosnas para la redencin de los cautivos en tierras sarracenas.

    2. NATURALEZA DE LA ORDEN

    Tratando de precisar la naturaleza de la Orden de la Mer-ced, en relacin con otras instituciones religiosas de vida comnaprobadas por la Iglesia, que haba entonces, hay que afirmar:que no se poda catalogar como Orden monstica de vida con-

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    templativa, con los benedictinos, cartujos, cistercienses y premos-tratenses, porque no era la contemplacin su objetivo; ni comoOrden mendicante de vida activa, con los franciscanos, agustinos,dominicos y carmelitas, pues todos stos mendigaban de los fieles lonecesario para la supervivencia, a cambio de los servicios apostli-cos; ni como Orden religiosa redentora clerical, con los trinitarios,pues fue constituida, segn la documentacin, con frailes laicos.

    La Orden de Santa Mara de la Merced era una Orden laicalde vida activa en comn, cuya finalidad era la defensa de lafe, mediante la redencin o rescate de aquellos cristianos queestaban expuestos a renegar, por las circunstancias del cautiverioen poder de sarracenos o de otros enemigos de la ley de Jesucris-to. Buscando similitudes con las otras instituciones religiosas apro-badas por la Iglesia y existentes en 1218, a las que ms se pare-ca la Orden de la Merced era, sin duda, a las Ordenes ReligiosasMilitares, cuya finalidad era la defensa de la fe, pero medianteel voto de combatir al infiel con las armas.

    Se debe decir, por tanto, que la Orden de la Merced nacicomo Orden religiosa redentora con carcter militar. La simili-tud de la Merced con las Ordenes militares propiamente dichases muy notoria: estaba constituida slo por frailes laicos. Tenael escudo formado herldicamente por la Cruz blanca sobre fon-do rojo de la catedral de Barcelona y las armas reales del reyJaime I, quien particip en su fundacin. El uso de un caballopor cada fraile, y de zapatos como los templarios. Los ttulosde Maestre para el jerarca supremo de la Orden, denominacinque usaban entonces slo las Ordenes militares; de Lugartenientedel Maestre, para los representantes del mismo en los distintosobispados y regiones; de Prior, para el superior de Barcelona;de Comendador, para el encargado de la encomienda o casa, queslo usaban las Ordenes militares. Fue encomendada a la Ordenla defensa y custodia del castillo de Rebollet, con la obligacindel staticum o permanencia militar para su defensa; posteriormen-te, fue dispensada de esta obligacin por escritura autorizada enGanda, el 2 de enero de 1281. Las Constituciones mercedariasde 1272 se redactaron teniendo a la vista las de las Ordenesmilitares. Hay disposiciones no slo inspiradas sino copiadas de

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    las santiaguistas. El rey Jaime II, en carta del 4 de enero de1301, solicitando a Bonifacio VIII la confirmacin de Arnaldode Amer como Maestre General, afirma que las Ordenes delos hospitalarios, templarios, calatravos y ucleserios (Santiago), tie-nen una regla semejante a la de la Merced.

    El uso de armas por parte de los frailes mercedarios, sinescndalo de cristianos ni de moros en la redencin de los cau-tivos del poder de los paganos y en la conduccin de los mismosa tierra de cristianos , es otro punto de similitud de la Mercedcon las Ordenes militares. Aunque stas ponan su nfasis en gue-rrear contra el infiel para defender la fe catlica, la Merced tra-t de salvar la fe de los cristianos cautivos, rescatndolos pacfi-camente, y slo utiliz las armas cuando la defensa de la reden-cin y de los redimidos lo exigan. Por ltimo, se conservan efi-gies yacentes de los sepulcros de dos frailes, uno con hbito talary el otro con hbito corto, al estilo de los caballeros militares.

    Notable es la carta que la ciudad de Segorbe envi al papaBonifacio VIII, al respecto, el 11 de mayo de 1303: la reden-cin de cautivos no se puede ejercer tan cmodamente por losfrailes clrigos como por los laicos, por impedimento de las rde-nes sagradas, pues para redimir a los cristianos cautivos del poderde los paganos y traerlos a tierra de cristianos, tienen que haceruso de las armas y algunas veces tomar parte en hechos enormes,impropios de la profesin de clrigos .

    3. ORGANIZACIN DE LA ORDEN

    En su primer siglo de existencia, la Orden mercedaria tenamuy clara su misin redentora y estaba organizada en funcinde dicha misin.

    El Maestre

    La Orden estaba regida por el Maestre, como autoridad su-prema, cargo que desempe Pedro Nolasco desde 1218 hasta

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    su muerte. Es cierto que el Fundador prefiri ttulos menos sono-ros y gust ser llamado, como aparece en documentos de su po-ca: Procurador de la limosna de los cautivos; Rector de los pobresde la misericordia; Cuestor y Custodio de las limosnas de los cauti-vos; Comendador del hospital de los cautivos; Mayoral de todas lascasas de la limosna de los frailes de los cautivos; pero, sobre todo,quiso ser conocido como Ministro de la casa de los cautivos.

    Sin embargo, el papa Gregorio IX, en la bula de confirma-cin de la Orden, dio a Pedro Nolasco el ttulo que le correspon-da, como autoridad mxima de la Orden Redentora de la Mer-ced con carcter militar.

    Pedro Nolasco, primer fraile y primer Maestre de la Merced,pidi a la Santa Sede que la sucesin en el maestrazgo de laOrden fuera por eleccin. El papa Inocencio IV contest conla bula Religiosam vitam eligentibus, el 4 de abril de 1245, enla que ordenaba: Cuando mueras t, el actual Maestre.., quenadie se anticipe a gobernar.., sino aquel a quien los frailes, decomn acuerdo, o la mayor parte de los frailes eligiere, segnDios y la Regla de San Agustn .

    Lugartenientes del Maestre y Comendadores

    Los lugartenientes, llamados tambin comendadores mayores,tuvieron gran importancia en el gobierno de la Orden, duranteel primer siglo. Representaban al Maestre. Pedro Nolasco, en unalarde generoso de descentralizacin del poder, les concedi am-plias facultades para proceder en asuntos de la Orden en los obis-pados en los que se hallaba presente la Merced. Como primerosLugartenientes del Maestre actuaron, Juan de Laers, en el obispa-do de Mallorca; Carb de Llagostera, en el obispado de Vic; Ber-nardo de Corbaria, en el obispado de Barcelona; Guillermo deBas, en el obispado de Gerona; Bertrando, en el obispado deUrgel, entre otros; y, con el ttulo de comendadores mayores,Jaime de Aragn y fray Castell, en el obispado de Valencia.

    Al frente de cada casa de la Orden llamada tambin enco-mienda, preceptora o baila, ejerca la autoridad un fraile que,

    con el ttulo de comendador, era nombrado por el Maestre, conel voto consultivo del prior y de sus cuatro definidores o consejeros.

    Frailes laicos y frailes clrigos

    Durante los primeros cien arios de existencia, la Orden fueun instituto religioso laical, en el sentido de que el gobierno ensus distintos estamentos, era ejercido por frailes laicos, y el fincarismtico del instituto, la redencin de cautivos, se llevaba acabo por frailes laicos.

    Por otro lado, est histricamente documentada la presenciade algunos clrigos, sacerdotes, en la Orden ya en tiempos dePedro Nolasco. Ellos reciban las rdenes sagradas para ejercerde capellanes y para servir a las iglesias de la Orden, como lade El Puig de Santa Mara, donada a Pedro Nolasco, en 1240,por Jaime I, convertida en parroquia y entregada a la Orden,ese mismo ario, por el obispo de Valencia, Ferrer San Martn.

    Uno de estos religiosos sacerdotes era nombrado por el MaestrePrior General de la Orden, cuya misin exclusiva era procurary organizar la atencin espiritual de todos los frailes, pero sinatribucin alguna en el gobierno y rgimen temporal del instituto.

    Los donados

    Desde los das del Fundador, vivan en las casas de la Or-den, adems de los frailes laicos y frailes clrigos, algunos piado-sos seglares que permanecan al servicio de la comunidad y parti-cipaban en los bienes espirituales y temporales de la Orden. Estase comprometa a darles el hbito, si lo pedan, dentro de unplazo determinado. Eran los donados o conversos. A su tiempo,emitan los votos religiosos como los dems frailes y se equipara-ban a los llamados hoy hermanos cooperadores.

    Por lo tanto, en resumen, la Merced, en los cien arios dergimen laical, contaba en sus comunidades con tres rdenes demiembros: frailes laicos, frailes clrigos y donados.

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    Las hermanas

    Es evidente que las hermanas mercedarias existieron casi desdelos inicios de la Orden, recibidas por el propio san Pedro Nolas-co. En la escritura de donacin que hizo Juan de Bayona, enConcentaina, el 5 de diciembre de 1253, se dice que la donacinse hace a fray Guillermo de Bas, Maestre, y a los frailes yhermanas del monasterio de Santa Mara de El Puig . Por otraparte, las Constituciones de 1272, regulan la admisin de herma-nas en la Orden, incluyen a las hermanas difuntas en el aniversa-rio del 10 de octubre, y las equiparan a los frailes en el nmerode sufragios que se han de aplicar en la Orden por cada unade ellas, al recibir la noticia del fallecimiento.

    Estas hermanas o sorores, integrantes de la Familia merceda-ria en el siglo XIII, eran mujeres de condicin social holgada,que disponan de bienes suficientes para vivir convenientementeen sus propias casas y que, con verdadero espritu redentor, seconsagraban totalmente al servicio de Dios, de los cautivos, delos pobres y de los enfermos, observando la Regla y Constitucio-nes de la Orden de la Merced, en cuanto era compatible consu condicin femenina.

    El Captulo General

    Era la asamblea representativa de toda la Orden. Se celebra-ba cada ario por la fiesta de la Santa Cruz de mayo, el da 3.Lo convocaba y presida el Maestre, en el lugar por l designado,con duracin de tres das. Tenan la obligacin de acudir todoslos comendadores con un fraile de sus respectivas encomiendas,como representante de la base. El captulo general ordinario tenacarcter de asamblea administrativa y disciplinaria, con especialatencin a los preparativos de la redencin de cautivos que debe-ra llevarse a cabo en el mismo ario. Cada captulo general merce-dario se desarrolaba en tres momentos.

    Momento informativo, primer da. En l se trataba todo loreferente al fin principal de la Orden o redencin de cautivos:

    volumen de las colectas, posibilidad de hacer redencin aquel ario,nombramiento de los redentores, lugar en que se har la reden-cin y organizacin del viaje.

    Un segundo momento era el de consolidacin de la fraterni-dad mercedaria, en el que tenan lugar: la correccin fraterna,la confesin sacramental de todos los frailes y la admisin denuevos miembros en la Orden.

    Por ltimo, un tercer momento era electivo. En l se hacanlos nombramientos de los comendadores con la mirada puestasolamente en Dios, en el provecho de la Orden y en la utilidadde los cautivos .

    4. ACTIVIDAD REDENTORA

    Pedro Nolasco, basndose en su experiencia personal y enlas de sus compaeros de grupo, ms las luces del Espritu Santo,logr crear un mecanismo de liberacin de cautivos cuasi perfec-to. Su mayor logro fue haber sabido inculcar a sus seguidores,agentes de redencin, los principios ideolgicos y concretos quelos dispusieran subjetivamente para acometer con xito la empre-sa redentora. De manera que los frailes mercedarios estuvieran alegremente dispuestos a dar sus vidas por los cautivos, si fueremenester, como Jesucristo la dio por nosotros .

    La gran novedad que Pedro Nolasco introdujo en este siste-ma fue la de quedarse l mismo y sus frailes, en tierra de moros,como rehenes, avalando la cantidad de dinero en que se habaconcertado el rescate de los cautivos que haban regresado yalibres a las tierras y reinos cristianos.

    La colecta de limosnas para la redencin

    Todo fraile, en fuerza de su profesin, quedaba convertidoen autntico limosnero de la redencin. Se le asignaba una partedel territorio cercano a su encomienda, a fin de que slo el rel-

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    Actividad redentora 37

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    gioso designado pidiera limosna en ella. En estos casos, las casaso encomiendas quedaban al cuidado de los donados.

    La limosna no consista slo en metlico, sino tambin enespecies y otros medios materiales que hicieran posible la reden-cin. La Orden muy pronto encontr un original medio de pro-mover la ayuda popular en favor de los cautivos. El fraile reden-tor, con los cautivos redimidos, recorra ciudades y pueblos pre-dicando la prxima redencin y recogiendo limosnas por las igle-sias. Cumplido este cometido, a los cautivos se les rasuraba labarba, se les cortaba el cabello, se les provea de vestidos, seles entregaba vitico para el camino y se les despeda para quevolvieran a sus tierras con gozo y alegra .

    Otro medio para allegar limosnas fue la colocacin estratgi-ca de alcancas, cepos y sacos en iglesias, cruces de caminos, lon-jas (hoy diramos bolsas de comercio), molinos y hornos.

    Pedro Nolasco tambin canaliz la colaboracin de los seglaresen la recoleccin de limosnas utilizando personas sensibilizadas conel problema del cautiverio que, voluntarios o contratados, entra-ban al servicio de la Orden. Se los llamaba cuestores y duranteel desempeo de sus funciones deban llevar vestiduras blancas.

    Otros colaboradores eficaces en el difcil ministerio redentorfueron los cofrades seglares mercedarios que, agrupados en la Co-frada de la limosna de los cautivos, instituida tambin por PedroNolasco, cooperaban con los frailes en el Hospital de Santa Eula-lia y fueron medio auxiliar eficiente en la colectacin de limosnaspara la redencin. Estas cofradas, precursoras de la actual cofra-da, se establecieron en las ms importantes ciudades del reino.

    Fondo de redencin

    Como las limosnas eran sumas muy variables, la Orden creel fondo de la redencin, con cantidades, que provenan de otrasfuentes ms estables y permanentes. Eran: los legados, las respon-siones y todos los bienes de la Orden.

    Los legados testamentarios en favor de los cautivos eran fre-cuentes en el siglo XIII, aunque el monto no fuera elevado.

    Las responsiones eran las cuotas fijas que cada casa de laOrden tena que entregar anualmente al fondo de redencin. Es-ta contribucin fija fue dispuesta por el Maestre Pedro Nolasco.

    Por ltimo, todos los bienes de la Merced, segn determinsu Fundador, quien haba invertido todos sus haberes y los desus compaeros en la redencin de cautivos, estaban siempre adisposicin de los pobres que necesitaban redencin. As fue c-mo, en ms de una oportunidad, se vendieron hasta los clicesy copones de las iglesias mercedarias para redimir cautivos enpeligro de perder la fe.

    La Orden, lgicamente, estableci un estricto control de to-dos los caudales y bienes en especie destinados a la redencinde cautivos, prohibiendo con severas penas que se invirtiera enotras cosas lo que se haba recogido con esa finalidad.

    Estadstica red encional

    El sistema redentor ideado y puesto en prctica por PedroNolasco y los primeros mercedarios tiene que haber funcionadosatisfactoriamente, pues continu utilizndose en las centurias pos-teriores. Al tratar de hacer un recuento del nmero de redencio-nes y redimidos, es poco lo que se puede decir con total certeza.Tngase presente que los frailes de la Merced del siglo XIII noeran hombres de pupitre, aficionados a las estadsticas, ni escri-banos que todo lo consignan, sino redentores que, antes de pasara tierra de moros, deban invertir su tiempo en la colecta parala redencin, recorriendo a pie grandes distancias. Por tanto, nodisponan de horas libres para escribir memoriales de sus expedi-ciones redentores. Adems, el redentor medieval, creyente a ul-tranza en la Providencia divina, confiaba en que all Arriba lle-vaban la estadstica de sus redenciones y de los cautivos rescata-dos, anotado todo sin error en el Libro de la Vida.

    Un clculo actual, lo ms documentalmente verdico, indica:las redenciones mercedarias fueron muy frecuentes en el siglo XIII,ya que el principal motivo de celebrar el captulo general cadaario era organizar la redencin anual. Hubo arios en que no se

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    pudo realizar la redencin, y, en cambio, Mara Santsima ayudpara que otros arios se realizaran dos anualmente. Eso permitedividir entre los gobiernos de los primeros Maestres la cantidadde 11.615 cautivos redimidos, desde 1218 hasta 1301, y arrojael resultado siguiente, no matemticamente exacto, pero s muyaproximado: Pedro Nolasco, 3.920 redimidos; Guillermo de Bas,2.100 redimidos; Bernardo de San Romn, 980 redimidos; Gui-llermo de Bas II, 420 redimidos; y Pedro de Amer, 4.195 re-dimidos.

    Por supuesto, aqu no se han tenido en cuenta los cautivosredimidos por Pedro Nolasco y sus compaeros antes de la fun-dacin de la Orden.

    Algunas redenciones de esta poca

    El anhelo de romper las cadenas de los cautivos continucon entusiasmo animando a los mercedarios aun despus de lamuerte del Fundador. Como prueba se relatan aqu tres redencio-nes que tuvieron lugar en los arios inmediatos a su muerte.

    En el captulo general celebrado en Tarragona el ario 1247fueron nombrados redentores Pedro de San Dionisio, sacerdotefrancs, y Bernardo de Pradas, noble cataln. El mismo ario, am-bos religiosos fueron a Tnez donde rescataron a 209 cautivos,pero no alcanzando el dinero para liberar a otros que estabanen grave necesidad de ser redimidos, fray Bernardo retorn aEspaa con los ex cautivos, mientras que fray Pedro se queden Africa para reconfortar en la fe a aquellos desventurados yevitar que renegasen. Puso tal entusiasmo y celo en su misin,que los musulmanes indignados, lo arrestaron, lo maltrataron yapalendolo a travs de toda la ciudad lo condujeron fuera delos muros y lo decapitaron. Su cuerpo fue arrojado a una hoguera.

    En 1253 fue realizada una redencin en Tnez. Los frailesTeobaldo de Narbona, francs, y Fernando de Portalegre, portu-gus, nombrados redentores, se embarcaron en Barcelona, y consalvoconducto entraron en Tnez. All, tras algunos das de rega-teos con los moros, el 16 de octubre concluyeron el rescate de

    129 cautivos. Cuando apenas haban llegado e iniciado esta re-dencin, dos tunecinos poderosos haban pedido a los merceda-rios que les compraran unos cautivos que tenan. Como traanbastante dinero, fray Teobaldo ofreci rescatarlos; pero habiendohallado muchos nios, mujeres, religiosos, sacerdotes y caballerospara redimir, y todos a gran precio, gastaron en ellos el dinerorecogido, lo que los priv de cumplir lo que haban prometidoa aquellos moros. Estos lo tomaron como un agravio y ofensa,y determinaron vengarse de fray Teobaldo y urdieron una trama.Persuadieron a una mora moza que fuese a quejarse ante el reyde Tnez, diciendo que aquel cristiano que era tan hermoso obien parecido, le haba hablado, y con palabra de casamiento ladejaba engaada y burlada, nombrando como testigos a los dosmismos moros. Dio la mujer su queja, los testigos la afirmaron,y el rey dio auto de prisin contra fray Teobaldo. Cumplida laorden, su compaero, fray Fernando lo defendi ante el rey. Pe-ro ste dio la sentencia, ordenando que dejase la fe de Jesucris-to y que se casase con la mora, de lo contrario que le quemasenvivo . Fray Fernando, que insista en probar la inocencia de sucompaero, fue apaleado y obligado a embarcarse, sin darle tiem-po ni para verlo o despedirse de l. Adems, por temor de quese perdiera la redencin, ante el llanto de los redimidos, con granpena, regres a Espaa. Fray Teobaldo de Narbona fue quemado,y, como demoraba en morir, apedreado, a fines de octubre de 1253.

    En la redencin realizada en Argel en el ario 1295, fueronredentores fray Dionisio Roneo, francs, y fray Vicente de Pra-des, cataln. Se embarcaron en Barcelona, en una nave de merca-deres catalanes, rumbo a Argel; pero engolfados en el mar, co-rrieron tan deshecha borrasca que varias veces se creyeron ente-ramente perdidos por lo que se encomendaron a Santa Maradel Socorro, que arios haba era muerta, y fue Dios servido quecesare la tempestad, que haba durado dos das y medio. Cuandose crean seguros, dieron sobre ellos unos bajeles corsarios queestaban en acecho, y sin costarles trabajo ni sangre, hicieron pre-sa del navo, gente, ropa y dinero. Como era de noche, se apre-suraron a saquear la nave y repartirse el botn, poniendo en un

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    esquife a los dos religiosos, su ropa, el dinero de la redenciny a otros dos pasajeros, para disponer de ellos despus. En suprecipitacin dejaron el bote suelto de las amarras del navo, ylevantndose borrasca, empuj el esquife mar adentro, que desa-pareci en la obscuridad sin poder impedirlo los moros. Al dasiguiente encontraron dos buques genoveses que los salvaron. Losredentores atribuyeron todo esto a la proteccin de Santa Marade Cervell. Dichos buques iban con salvoconducto a Argel; bajoese seguro de los genoveses los religiosos desembarcaron y resca-taron 97 cautivos. Los moros se figuraron que aquellos religiososno iban all a redimir, sino que eran enviados del rey de Aragnpara explorar; los arrestaron, metieron en la crcel y sentenciarona muerte. Tras una larga averiguacin de la verdad, dironleslibertad y licencia para regresar a Espaa sin los cautivos. Losmercedarios no aceptaron esto y amenazaron con venir a buscara sus cautivos con la flota catalana y la genovesa... Despus demil trabajos, partieron de Argel y llegaron alegres a Barcelonacon todos sus cautivos.

    Otras obras de misericordia

    La obra caritativa prioritaria de san Pedro Nolasco, desde1203, la que defini y clasific su misin en la Iglesia y en lasociedad del siglo XIII, fue, sin duda, la gran obra de misericor-dia de la redencin de cristianos cautivos. Pero a partir de 1218,la Orden de la Merced practic, adems, todas las obras de mise-ricordia en favor de los enfermos y de los pobres atendidos ensus casas, conocidas con el nombre genrico de Hospital de SantaEulalia.

    El papa Inocencio IV es quien confirma la existencia de laaccin asistencial y hospitalaria de la Orden, en su bula Si iuxtasapientis sententiam, dada en Lyon, el 13 de enero de 1246, aldecir: as pues, como los amados hijos Maestre y frailes delHospital de Santa Eulalia, de la dicesis de Barcelona, en el cualse dedican al divino servicio redimiendo cautivos de manos delos paganos, trabajan con todas sus fuerzas, al mismo tiempo,

    en socorrer las necesidades de los pobres que acuden de todaspartes y de los enfermos... . Estas palabras del Sumo Pontficeaclaran taxativamente que los pobres que cuidaban y atendanlos mercedarios en las casas del Hospital de Santa Eulalia noeran slo cautivos rescatados, sino pobres enfermos y pobres pe-regrinos. En una palabra, los marginados de aquellos tiempos.

    Por otra parte, Alejandro IV, en 1255, precisa que, aunqueel Maestre y los frailes de la casa de Santa Eulalia socorren alos pobres peregrinos y atienden las necesidades de los enfermos,sin embargo, principalmente se dedican a librar a los cauti-vos de las manos de los paganos .

    Pedro Nolasco al asumir como obra propia, pero no principalde su Orden, la asistencia a pobres, enfermos y peregrinos objetivo de las Ordenes militares de su tiempo demostr quehaba comprendido el pleno sentido de liberacin cristiana: queno puede limitarse a la liberacin de unas cadenas de hierro,sino que debe abarcar y extenderse a la liberacin de toda situa-cin social que aprisione y cautive a los hijos de Dios, con noto-rio agravio a la dignidad humana. Pedro Nolasco y sus frailesreconocieron en los cautivos, como dicen las Constituciones ame-nanas, al encarcelado, enfermo, hambriento, sediento, desnudo,y sin techo , de la sentencia evanglica.

    5. CONFIRMACIN PONTIFICIA DE LA ORDEN

    Pedro Nolasco alcanz a recibir, en su convento de Barcelo-na, la gran noticia de la confirmacin pontificia de la Orden porl fundada. El papa Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, enPerusa, con la bula Devotionis vestrae incorpor cannicamentela nueva Orden a la Iglesia universal. Por lo cual esta bula, breveen su texto y simple en su estructura, tiene una importancia par-ticular en la historia de la Orden. De ella se desprenden algunoselementos fundamentales.

    Cuando se expidi la bula, la Orden de la Merced ya existacomo institucin religiosa organizada, con su Maestre y sus frai-

  • 42 I. En su primer siglo (1218-1317) Primeras fundaciones de casas 43

    les viviendo en comn, a semejanza de las Ordenes militares,y era conocida como Casa de Santa Eulalia de Barcelona.

    La bula fue solicitada por la Orden; en efecto, est dirigidaal Maestre, que lo era Pedro Nolasco, y a sus frailes, como res-puesta a la splica enviada al Papa.

    La bula supone, adems, que dicha organizacin religiosa fun-cionaba con la aprobacin de la competente autoridad diocesana;si el Romano Pontfice no hubiera estado documentalmente cier-to de este hecho, no habra concedido una bula de confirmacin.

    Supone, asimismo, que la Orden de la Merced, desde su fun-dacin en 1218, en cuanto a la organizacin de su vida en co-mn, se atena a la Regla de san Agustn, pero que todava nose haba incorporado oficialmente a ningn grupo de las institu-ciones religiosas aprobadas por la Iglesia. Efectivamente, los ins-titutos religiosos aprobados por la Iglesia, en aquel momento, for-maban varios grupos, segn la Regla que observaban, a tenor delas disposiciones del IV Concilio de Letrn: el grupo de las queobservaban la Regla de san Basilio; el grupo de las que seguanla Regla de san Agustn; el grupo de las que militaban bajo laRegla de san Benito; y el grupo de las que tenan Reglas propiascon aprobacin de la Santa Sede. Con esta bula 'fue ratificadala agregacin de la Orden de la Merced al grupo de las institucio-nes religiosas que observaban la Regla de san Agustn.

    6. PRIMERAS FUNDACIONES DE CASAS

    En vida de Pedro Nolasco, la Orden alcanz a contar con18 casas, fruto de donaciones o compras en las que intervinopersonalmente el Patriarca fundador, o en las que intervinieronsus lugartenientes, con amplias atribuciones. Cronolgicamente sonstas

    Hospital de Santa Eulalia de Barcelona (1218), primera casade la primera comunidad mercedaria, edificada en el siglo X, porel noble Guitardo. Donada a la Orden por el rey Jaime I.

    Hospital de Santa Eulalia, nuevo edificio, construido por Rai-mundo de Plegamans, junto al mar, al cual se trasladaron losfrailes el ario 1234. Es considerado Casa Madre, principio y cabe-za de la Orden.

    Perpin. En un solar recibido por fray Pascual, en nombrede Pedro Nolasco, en 1227 se fund la encomienda mercedariade dicha ciudad.

    Gerona. El 25 de octubre de 1234, Pedro Nolasco recibipersonalmente la donacin que de todos sus bienes le hicieronlos esposos Ferrer de Portell y Escalona. Dichos cnyuges, enel mismo acto, fueron admitidos en la Orden como hermanosdonados.

    Palma de Mallorca. Juan de Laers, lugarteniente del MaestreNolasco, recibi de Beatriz, viuda de Berengario, el 3 de enerode 1235, unas casas que haban sido de sarracenos.., paraedificar .

    Valencia. Don Jaime I, al conquistar la ciudad del Turia,el 9 de octubre de 1238 don a Pedro Nolasco unas casas enlas que se estableci el convento, y una mezquita, convertida porlos mercedarios en iglesia, dedicada a santo Domingo de Silos,redentor de cristianos cautivos.

    Tortosa. El 22 de noviembre de 1239, el obispo de la ciu-dad, don Poncio y todo su cabildo hacen donacin al MaestrePedro Nolasco de un solar donde se construye, extramuros, elconvento mercedario.

    El Puig de Santa Mara. Despus del Hospital de Santa Eula-lia, la casa de El Puig de Santa Mara fue la ms famosa detoda la Orden, erigida por Pedro Nolasco en 1240. El rey JaimeI hizo donacin a la Merced de unas casas, de un pedazo detierra para huerto y de la iglesia gtica recin construida. Estafue la primera parroquia que tuvo la Orden. Por eso en estacomunidad mercedaria figur siempre un fraile presbtero, pararegentar la parroquia. Pedro Nolasco tuvo a esta casa especialcario, por estar construida sobre la misma colina (puig) en laque l haba encontrado, debajo de una campana, el ario 1237,

  • 44 I. En su primer siglo (1218-1317)

    Muerte de san Pedro Nolasco 45

    la imagen bizantina de Mara Santsima, conocida desde entoncescomo Nuestra Seora de El Puig.

    Vic (Barcelona). El 5 de enero de 1239 ya est establecidofray Pedro de Petra, y el 8 de mayo de 1240 fray Carb deLlagostera haca de lugarteniente de Pedro Nolasco.

    Sarrin. Donacin de Jaime I a Pedro Nolasco en 1241.Denia (Alicante). Jaime I, en 1244, hizo donacin a Pedro

    Nolasco de unas casas, en Denia, en las que se constituy laencomienda de la Merced. Y a dicha encomienda, el Maestre Gui-llermo de Bas, por disposicin de Jaime I, confiri el cuidadoy atencin de un hospital en la misma villa.

    Narbona. El 31 de octubre de 1244, Pedro Nolasco nombracomo representante suyo en esta encomienda a fray Bernardo deCadulis .

    Santa Mara dels Prats (Tarragona). El ermitao que cuidabaesta solitaria y devota iglesia, en 1240, ingres a la Orden conel nombre de fray Raimundo y entreg a la Merced la iglesiacon otros bienes. Los frailes construyeron all un convento, delque fue comendador y donde muri san Pedro Armengol, a finesdel siglo XIII.

    Arguines. Importante donacin hecha el 3 de marzo de 1245por Ramn de Morella a Pedro Nolasco. Cuando el donante, Ra-mn de Morella, el ario 1251, fue admitido como fraile en laMerced, don al convento de Arguines un hospital que l habaconstruido y la alquera de Algar.

    San Nicols de la Manresana. Donacin del cabildo de la Igle-sia de Solsona a Pedro Nolasco y a su lugarteniente fray Bertran-do, el 8 de junio de 1245. Desde el siglo XV a este conventose le dio el nombre de San Ramn.

    Calatayud (Lrida) y Zaragoza son tambin fundaciones dePedro Nolasco, anteriores al 1245.

    Como se acaba de ver, an en vida del santo Fundador,la Orden se haba extendido en el reino de Aragn y el sur deFrancia llegando a tener 18 casas, como consta en la bula del

    papa Inocencio IV Religiosam vitam eligentibus, del 3 de abrilde 1245. En aquel momento los mercedarios eran alrededor de100, duplicndose ese nmero a finales de siglo.

    7. MUERTE DE SAN PEDRO NOLASCO

    Gracias al hallazgo, en el Archivo general del Reino de Va-lencia, de la escritura de la donacin de Arguines, se ha podidofijar con exactitud la fecha de la muerte del Fundador de la Mer-ced. Debido a la importancia y a la trascendencia de las obliga-ciones que asumira la Orden al aceptarla, fue llevada la escriturade la donacin desde Valencia a Barcelona para que fuese aproba-da por el captulo general, que se celebraba todos los arios enla fiesta de la Santa Cruz de mayo. El captulo acept la dona-cin, y todos los frailes capitulares presentes, ante el notario Pe-dro de Cardona, colocaron sus firmas en la escritura original,en serial de conformidad. Esta escritura, refrendada con las fir-mas de los capitulares, fue devuelta al notario de Valencia, Ber-nardo de Locadie, para que la cerrara en la debida forma. Estelo hizo con la siguiente frase: Y cerr esto sin la firma delpredicho fray Pedro Nolasco, porque en el tiempo en que el pre-sente instrumento fue llevado a Barcelona para que lo firmaranl mismo y los otros frailes y en el que el predicho Ministrofray Guillermo de Bas y los otros frailes firmaron, el mismo frayPedro Nolasco haba emigrado de este mundo .

    A esto se suma la ms exacta comprensin del precepto delas Constituciones de 1272, que ordena que el Aniversario delprimer Maestre de nuestra Orden se celebre el da siguiente dela Ascensin . Como la Ascensin del Seor, en la Catalua me-dieval y otros pases de Europa Italia, por ejemplo era cele-brada en fecha fija, el da 5 de mayo, la deduccin lgica esque el Patriarca fundador de la Merced muri el da 6 de mayode 1245, en Barcelona, en la Casa Madre de la Orden, construi-da frente al mar por Raimundo de Plegamans.

    Su venerable cuerpo fue sepultado en la iglesia de dicho con-

  • 46 I. En su primer siglo (1218-1317)

    Primeros sucesores de san Pedro Nolasco 47

    vento. A las exequias y entierro del primer Maestre asistieronlos frailes que haban acudido a Barcelona para la celebracindel captulo general ordinario que deba iniciarse, como de cos-tumbre, el 3 de mayo. Pero aquel ario no se pudo celebrar endicho da, debido a la enfermedad y muerte de Pedro Nolasco.Los nombres de estos frailes capitulares que se hallaron presentesa la muerte del primer Maestre y Fundador de la Orden son:Guillermo de Bas, Guillermo de San Julin, Juan de Laers, Ber-nardo Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cass, Pe-dro de Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguerde Tona, Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoli, Pedro deHuesca, Domingo de Oss y Raimundo de Ullastret.

    El humilde fraile laico Pedro Nolasco fue considerado siem-pre como un fiel imitador de Cristo Redentor y tenido comosanto. Su veneracin se extendi pronto por todos los pases don-de estaban presentes sus hijos. La Iglesia, ratificando esta univer-sal conviccin, lo canoniz arios ms tarde.

    8. PRIMEROS SUCESORES DE SAN PEDRO NOLASCO

    Fray Guillermo de Bas (1245-1260)

    Celebradas las honras fnebres de san Pedro Nolasco, conla asistencia del rey Jaime I, el obispo, el cabildo y el pueblode la Ciudad Condal, todos los frailes fueron convocados al pri-mer captulo general electivo que celebr la Orden de la Merced,a tenor de lo dispuesto por el papa Inocencio IV, en su mencio-nada bula. Este captulo que eligi Maestre General de la Ordena Guillermo de Bas, se realiz en Barcelona, en el nuevo Hospi-tal de Santa Eulalia, el 12 de junio de 1245. Realizada la elec-cin, el Maestre electo, con el captulo pleno, se traslad a lacatedral para recibir la investidura o confirmacin oficial del reyy del obispo, delante del altar mayor. El mismo da, despusde la eleccin del primer sucesor del Fundador, la asamblea acep-

    t la donacin de la alquera de Arguines, por cuya escritura seha conocido la muerte de san Pedro Nolasco.

    Guillermo de Bas fue un hombre de gran empuje en la ex-pansin de la Orden y de extraordinaria actividad en la reden-cin de cautivos, en la implantacin de la Cofrada y en su exce-lente relacin con los papas Inocencio IV, Alejandro IV, UrbanoIV y Clemente IV, de quienes consigui bendiciones, aliento, elo-gios y la proteccin de la Santa Sede sobre todas las casas ybienes de la Orden. Cont asimismo con la amistad del rey donJaime I, que continu favoreciendo a la Orden con generosas do-naciones y notables privilegios.

    Fund los conventos de: Valencia (monasterio e iglesia desan Vicente de la Roqueta), Tarragona, Huesca, Algar, Purganiel(en Montpellier), Sevilla, Crdoba, El Olivar, Zaragoza, Barcelo-na (iglesia de Santa Mara), Tolosa (Francia), Auterive (Francia),Carcasona (Francia), Sessa, Burriana, Jtiva, Ganda, Concentai-na, Segorbe, Mula (Murcia), Arjona, Almansa, Vejer de la Fron-tera, Teruel, Daroca, Rafalinarca y Rafalaceyt. Muri en los pri-meros meses del ario 1260.

    Fray Bernardo de San Romn (1260-1267)

    No se conoce el da de su eleccin, pero se realiz, cierta-mente, antes del 8 de mayo de 1260, pues aquel da, como Maes-tre General, recibi algunas propiedades de Gil de Atrosillo, endonacin para la casa de Santa Mara de El Olivar.

    A este Maestre le cabe el honor de ser el implantador dela vida mercedaria femenima en comunidad, autorizando, en elcaptulo de Lrida, la formacin de la primera comunidad de Her-manas de la Orden de la Merced, que se constituy en Barcelo-na, regida por la noble dama catalana, Mara de Cervell, mujerde acrisoladas virtudes, que profes en la Orden de la Merced,el 25 de marzo de 1265. Es preciso aclarar que en los tiemposde san Pedro Nolasco, las sorores o beatas de la Orden vivancada una en su propio domicilio, con determinados actos comu-nes en las iglesias de la Orden y unidas en servicios de caridad

  • 48 I. En su primer siglo (1218-1317) Constituciones de fray Pedro de Amer (1272) 49

    a los cautivos, pobres, enfermos y peregrinos. Ahora el MaestreSan Romn crea el primer convento de religiosas mercedarias.

    Durante su gobierno, adems, se fundaron las casas de: Mo-lina, Toledo, Montflorite, Murcia, Lorca, Tolosa (iglesia de SantaEulalia, extramuros), Villefranche (Francia), Cuenca y Munbrega(Zaragoza).

    Bernardo de San Romn ces en el supremo gobierno de laOrden en la primera mitad del 1267, por renuncia irrevocable,imperada por su sincera humildad. El 1 de agosto del mismo ario,su sucesor inmediato Guillermo de Bas II lo nombr comendadorde Jtiva, ante el notario Guillermo Miralles, de la misma ciudad.

    Fray Guillermo de Bas 11 (1267-1270)Tena el mismo nombre del inmediato sucesor de san Pedro

    Nolasco. Ambos nacieron en el mismo pueblo de la provinciade Gerona, San Esteban de Bas. Este humilde fraile que, cuandofue elegido era comendador de Perpirin, empez a aadir el ad-jetivo humilde, humilis, al ttulo de Maestre. En los documentossalidos de su mano siempre dice: Nos fray Guillermo de Bas,humilde Maestre de Santa Eulalia de Barcelona de la Mercedde los cautivos .

    Fund el convento de Ubeda y adquiri para convento unapropiedad en la parroquia de Santa Eugenia de Berga.

    Ces en su cargo por muerte, antes del 1 de diciembre de1270.

    Fray Pedro de Amer (1271-1301)En el previsto perodo de tres meses de sede vacante, fue

    elegido Maestre General Pedro de Amer, que el 8 de marzo de1271, en una escritura, se encontraba ejerciendo el supremo car-go de la Orden.

    Es uno de los ms importantes Maestres de la Merced: elprimer legislador de la Orden, autor de las primeras Constitucio-nes; increment las fundaciones en Espaa y Francia; y supo de-fender, recurriendo incluso a la Santa Sede y a los reyes, las

    prerrogativas de la Merced, ,en cuanto a la colecta de las limosnasy al ejercicio mismo de la redencin de cautivos.

    Su impulso en la fundacin de nuevos conventos fue nota-ble. Son de su tiempo: Menorca (Santa Mara de Estern, actualsantuario de Santa Mara de Montetoro), Ciudadela (Menorca),Burgos, Valladolid, Medina del Campo, Aurignac (Francia), San-gesa (Navarra), Gron (Calahorra), Fuentidueria, Beja (Portugal),Soria, Toro, Elche, Orihuela, Almazn y Logroo.

    Pedro de Amer gobern la Orden con admirable prudenciay moderacin, en aquel inquieto final del siglo XIII, en el quelos clrigos mercedarios comenzaron a manifestar la pretensinde cambiar el rgimen de la Orden, colocando en el supremogobierno de la institucin redentora, fundada por el laico sanPedro Nolasco, a un fraile clrigo. Amado de Dios y admiradode los hombres y benemrito de la Orden, Pedro de Amer entre-g su alma al Creador, en El Puig, el 8 de junio de 1301. Allreposa su cuerpo en un sarcfago que representa, en la tapa, laimagen yacente de un fraile laico.

    9 . CONSTITUCIONES DE FRAY PEDRO DE AMER (1272)

    San Pedro Nolasco no empez su obra redentora pensandoen la Orden. Pensaba en los cautivos. No inici su tarea defi-niendo su carisma o escribiendo una Regla o unas Constituciones.Lo primero que hizo fue redimir y juntarse a un grupo de amigospara redimir mejor. Ha comenzado redimiendo; ha hecho las co-sas antes de decirlas o escribirlas. Por eso, la lgica mercedariaempieza siendo activa, antes que terica.

    Pedro de Amer, con clarividencia singular, al ver que su ins-tituto religioso haba logrado ya expansin notable y que se corrael riesgo de interpretaciones distintas y aun contradictorias de lasdisposiciones promulgadas por los Maestres anteriores, que podranPoner en peligro la comunin fraterna y la eficacia de la accinredentora, decide dotar a la Orden de un cdigo estable de leyes oConstituciones. Redact las primeras Constituciones de la Ordende la Merced, en lengua catalana, y present el texto para su

  • 50 I. En su primer siglo (1218-1317) Espiritualidad mercedaria 51

    1

    discusin y aprobacin al captulo general de Barcelona, celebradoel 1 de mayo de 1272. All fueron aprobadas y promulgadas. Esteprimer cdigo legal mercedario, tambin llamado ConstitucionesAmerianas, es breve, sin retoricismos, de frase tajante y castrense.

    Contenido de las Constituciones Amerianas

    El texto constitucional va precedido de un Proemio y constade 50 nmeros o artculos. En esta piedra fundamental del dere-cho propio de la Orden de la Merced, se hallan esculpidos yfijados los elementos constitutivos de la Orden, verdadera decla-racin de principios.

    En el Proemio, que puede ser definido como el testamentoespiritual de san Pedro Nolasco, se destaca todo aquello que cons-tituye la peculiaridad inmutable de la Orden de la Merced: suorigen, por disposicin de la Santsima Trinidad; su nombre; sufundador; su fin apostlico; su carisma redentor de cautivos; suespiritualidad basada en la imitacin y seguimiento de Cristo Re-dentor y en la devocin a Mara, su Madre, asociada a la redencin.

    En el texto estn indicadas las disposiciones prcticas de lavida de la Orden: su forma de gobierno; las normas que regulansu vida comunitaria; y el modo de practicar la correccin fraternay de imponer penitencias.

    En particular, se regula todo lo relativo a las redencionesy a la eleccin de los redentores, que deben ser moderados enel comer y beber, sabios y prudentes en la compra de cautivos.Se dan las normas de la vida conventual, detallando el hbitoy vestimentas. Al respecto, determina que el hbito sea de lanay de color blanco; que la gonela o tnica sea redonda, las calzaso medias sin escarpines, los zapatos como los de los templarios.Los frailes lleven en la capa y en el escapulario el escudo dela Orden; no usen guantes de cuero ni cuchillos con punta; duer-man vestidos y ceidos, cada uno en su lecho; y ninguno usetabardo ni hbito de pao de Narbona ni de otro pao que nosea el llamado floch, es decir, de lana.

    En lo tocante a la comida, se permite comer carne slo losdomingos, martes y jueves. Los lunes, mircoles y sbados los

    frailes pueden comer huevos y queso o pescado, debiendo ayunartodos los viernes del ario, toda la cuaresma y desde la fiesta deTodos los Santos hasta Navidad. No beban ni coman descalzosy sin hbito. Los frailes huspedes sean caritativamente recibidosy bien tratados.

    El Maestre y el Prior General visiten, cada uno por separa-do, personalmente o por comisionados, todas las casas de la Or-den una vez al ario. El Maestre debe ir acompaado de un frailepresbtero para que pueda or las confesiones de los frailes. Nin-gn fraile vaya solo, sino con un compaero que sea fraile. Nin-guno haga de padrino en bautismos ni bodas y ninguna hermanamercedaria haga de madrina.

    Acerca de las posesiones y rentas de la Orden, queda prohi-bido venderlas, enajenarlas y empearlas sin especial licencia delcaptulo general; y el contrato hecho sin licencia ser nulo enderecho y el fraile que lo hubiere hecho ser penitenciado con unario de crcel y nunca podr ser comendador. El Maestre no puededar, ni vender, ni cambiar las posesiones de la Orden, si no esPara la redencin de los cautivos y, en este caso hgalo con elconsejo del Prior y de los cuatro definidores del captulo general.

    En cuanto al rezo de las horas de los frailes, se estableceque los clrigos recitarn diariamente el Oficio ordinario y el Oficiode la Virgen Mara y, adems, cuando el Oficio ordinario erade tres lecciones, deban aadir el Oficio de difuntos. Por suParte, los frailes laicos deben rezar diariamente el equivalente alas horas cannicas de los clrigos, resultando en conjunto 150padrenuestros, el llamado salterio del lego.

    A esto todos deban aadir tres padrenuestros por el primerMaestre de la Orden; tres, por el actual Maestre; tres por el Papa;y tres ms, por el rey de Aragn y por sus hijos. Luego, establecalos sufragios por los frailes y hermanas difuntos y los aniversarios.

    10 . ESPIRITUALIDAD MERCEDARIA

    Las caractersticas de la espiritualidad mercedaria que animla vida y obra redentora de los frailes del primer siglo es la mis-

  • 52 I. En su primer siglo (1218-1317) Espiritualidad mercedaria

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    ma que ha venido vivificando el ser y el hacer de los mercedariosde todos los tiempos. Sus elementos bsicos son:

    Imitacin y seguimiento de Jesucristo Redentor

    En cuanto Redentor, Jess es el epicentro del movimientoespiritual mercedario. Los legisladores de 1272, contemplando laobra redentora de Jesucristo y estudiando la obra de redencin decristianos cautivos puesta en marcha por Pedro Nolasco, detecta-ron tal similitud entre ambas, que, salvando distancias infinitas,se atrevieron a sealar los siguientes rasgos comunes a una y otra.

    Las dos obras redentoras, la del Redentor Jess y la del re-dentor Pedro Nolasco, proceden de la gran misericordia y pie-dad de la Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espritu Santo .

    Las dos obras redentoras fueron ideadas y realizadas en fa-vor de cautivos: la de Jess, en favor de todo el linaje humanoque se hallaba como en crcel, cautivo, en poder del diablo ydel infierno , y la de Pedro Nolasco, en favor de los cristianosque estn en cautividad, en poder de sarracenos y de otros ene-migos de nuestra Ley .

    Las dos obras redentoras se perpetan en instituciones visi-bles y estables: la Iglesia, de la cual Jesucristo, siervo de Yah-vh, enviado por el Padre , es el fundador y promotor; y laOrden de la Virgen Mara de la Merced, de la cual el Padre,el Hijo y el Espritu Santo contituyeron a su servidor, mensajero,fundador y adelantador a fray Pedro Nolasco .

    La obra del Redentor Jess se llev a cabo con la libre yactiva cooperacin maternal de Mara Virgen; y la obra redentorade Nolasco se hizo posible por la mediacin eficaz de Mara,la Corredentora de la humanidad.

    La obra del Redentor Jess tuvo como causa impulsora elamor misericordioso que le llev a dar la vida por los amigos (In 15, 13); y la obra redentora de Pedro Nolasco exige quetodos los frailes de esta Orden, como hijos de verdadera obedien-cia, estn siempre alegremente dispuestos a dar sus vidas, comoJesucristo la dio por nosotros .

    Ante la visin apasionante de Cristo Redentor, se comprende

    que las Constituciones de 1272 exigieran a los novicios, antesde hacer su profesin, la promesa de soportar, por amor deJesucristo, todas las austeridades y pobrezas de la Orden, durantetoda su vida .

    Amor y devocin a la Virgen Mara

    Los primeros mercedarios tuvieron siempre la firme convic-cin de que la Virgen Santa Mara, Madre del Redentor, habaintervenido de un modo directo y eficaz en la fundacin de laOrden. Por eso la llamaron Madre y Fundadora. Crean firme-mente que as como la Santsima Trinidad se haba servido deMara, la esclava del Seor, para introducir en la crcel del mun-do al Redentor Jess, as tambin quiso servirse de tan fiel inter-mediaria para enviar a Nolasco y a sus frailes a las crceles agare-nas. Los legisladores mercedarios de 1272, al comienzo de lasConstituciones confiesan su fe en la Maternidad divina de Mara,en su perpetua virginidad, en su mediacin corredentora y ensu glorificacin final proclamndola Gloriosa.

    El Maestre Pedro de Amer, en el decreto de promulgacin,afirma que las Constituciones quedan establecidas para honrade Dios y de la Virgen su Madre . Adems, al legalizar el ttulode la Orden, establece que en primer lugar se incluya el nombrede Mara: Orden de la Virgen Mara... Ordena que el primer dadel captulo general se cante Misa de Santa Mara solemnemen-te . Impone a los religiosos clrigos la obligacin de rezar cadada, adems del oficio ordinario, el oficio de Santa Mara, y man-da que los frailes laicos recen un determinado nmero de padre-nuestros por ese oficio y, por tanto, en honor de Santa Mara.

    Servicio a la fe catlica

    Supuesta la necesidad de la fe para la salvacin eterna, losrnercedarios de todos los tiempos entendieron la redencin decautivos como un servicio permanente a la fe de aquellos cristia-nos que se hallaban ms expuestos a renegar de Jesucristo, y,como consecuencia ltima, a perder su alma.

  • Frutos de santidad 55

    redencin de cautivos. Y la redencin de cautivos es calificadacomo obra de gran misericordia.

    La pasin por la libertad crea en el mercedario la mstica dela liberacin de los hermanos que estn en poder de los enemigos dela fe. En las primeras Constituciones de la Merced se insiste rei-teradamente en afirmar que la misin o fin del Instituto es visitary liberar a los cristianos que estn en poder de sarracenos o deotros enemigos de la fe. Para liberar a los cristianos cautivos, esamstica impulsa a utilizar todos los recursos lcitos, hasta aquelque inspira la caridad ms grande: Dar la propia libertad y la vida!

    11. FRUTOS DE SANTIDAD

    La espiritualidad mercedaria, vivida con intensidad, da a da,en los conventos de la Orden, produjo extraordinarios frutos desantidad callada y de herosmo martirial, desde sus inicios.

    La redencin de cautivos en tierra de moros pona continua-mente a los redentores mercedarios en situaciones inminentes decomunin total con los padecimientos de Cristo Redentor.

    San Pedro Nolasco prohibi terminantemente que se desvia-ran los dineros de la Orden hacia otros cauces que no fuera laliberacin de cristianos cautivos. La Merced, fiel a este preceptode su Fundador, jams gast afanes ni caudales en la canoniza-cin de sus santos. Y pensar que slo sus mrtires son inconta-bles! Los santos que tiene la Merced, canonizados, primero fue-ron aclamados por el pueblo cristiano como tales; ms tarde laSede Apostlica los elev oficialmente a los altares.

    Mrtires

    Los peligros acechaban en mar y tierra. Las travesas marti-mas por el Mediterrneo cobraron una alzada cuota de vidas defrailes redentores.

    Ms y mayores eran las penalidades que los frailes redento-res padecan en tierra de sarracenos: muchas veces son abofe-teados, apedreados, apaleados, heridos por la espada, escupidos,

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    54 I. En su primer siglo (1218-1317)

    Las Constituciones Amerianas afirman que los frailes profesanen razn de la fe de Jesucristo . Y cuando el texto constitucionalpide a todos los frailes que estn siempre alegremente dispuestosa dar sus vidas, si es menester, como Jesucristo la dio por noso-tros , est indicando al redentor mercedario que, si viere sernecesaria la liberacin de uno o varios cautivos, para alejarlo delpeligro serio de renegar de la fe, entonces, en fuerza de su profe-sin en esta Orden, est obligado a entregarse por el cautivoo los cautivos, como Jesucristo se dio per nosotros. El criterionico por el que deben regirse los redentores mercedarios al se-leccionar a aquellos cautivos por quienes deben quedarse en rehe-nes y dar la vida, si es menester, es el peligro real de renegar la fe.

    Las primeras Constituciones mercedarias, con su estilo parcoy directo, son un llamamiento apasion