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LAPERLAapareciósorprendentemente,causandoungranescándalo,enjuliode1879enLondres,proclamándoseasímismacomolaúnicarevistaeróticaparatodoslosgustos.
FlorecióenelmercadoUndergroundhastadiciembrede1880.
Losdieciochonúmeros incluyeron,ademásdemuchasanécdotas,cuentos,chistes y chascarrillos, seis novelas completas, en forma serializada, queprontopasaronaformarpartedelasobrasmaestrasdelaliteraturaerótica.
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Anónimo
LaperlaNúmero1
ePubr1.3evilZnake24.11.13
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Títulooriginal:ThePearlAnónimo,1879Traducción:EDICIONESPOLENIlustración:ThomasRowlandsonRetoquedeportada:evilZnake
Editordigital:evilZnakeCorreccióndeerratas:dekisiyorhiePubbaser1.0
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UNAEXCUSAPORNUESTRONOMBRE
Trasdecidirpublicarestarevista,eleditorsedevanólossesosbuscandounnombreadecuadoparabautizarlapublicación.Losamigosengeneralsonbastanteinútilesenunaemergenciadeestetipo;mesugirierontodotipodenombresimposibles,deloscuales entresaco los siguientes como ejemplo: «Hechos y Fantasías», «LasCalentorras»,«ElCírculocircular»,«LasMaldicionesmensuales»,«Paraeldiabloylos placeres» y «El fantasma del castillo». Los dos primeros ejercieron una granatención sobre mí, pero al final, nuestras propias ideas dieron con el modesto ypequeñode«LaPerla»,comoelmásadecuado,especialmenteenlaconfianzadequecuandocaigabajo lasnaricesde los cerdosmorales ehipócritasde estemundonopuedanaplastarlaconsuspatasyquieranmataraleditor,sinomásbienlesdeseoque,gracias al nombre y sigilosamente, varios de ellos se vuelvan suscriptores de larevista.
Agentetandispuestaaenseñarsuslacrasalmundo,paraanimarleslesdigoquecontaldequeguardenlasaparienciasyendoalaiglesiaamenudo,dandolimosnasparaobrasdecaridadysiempreapareciendocomoprofundamenteinteresadosenlafilantropía moral, se asegurarán un carácter altamente respetable y muy moral, yademás,sisonlobastanteinteligentescomoparanuncaserdescubiertos,podrán«subrosa»estudiarygozardelafilosofíadelavida,hastaelfinaldesusdías,yganaránunepitafio santoyglorioso sobre su tumba, cuandopor fin el diablo se los jodaatodos.
ELEDITORINGLÉSDE«LAPERLA»
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BAJOLASSOMBRASOLADIVERSIÓNENTRELASBOBAS
Elalegremesdemayosiemprehasidofamosoporlapropiciainfluenciaqueejercesobrelosvoluptuosossentidosdelsexobello.Oscontarédosotresincidentesquemepasaron en mayo de 1878, cuando fui a visitar a mis primas de Sussex, o comofamiliarmente las llamo, las bobas, por la diversión que en diversos momentossiempremeproporcionaron.
La casa de mi tío es una hermosa residencia campestre que domina grandesterrenosdesupropiedadyestárodeadadepequeñoscamposdedicadosalasiembrayel pastoreo, entrecruzados de muchos e interesantes matorrales y a través de loscuales pasan veredas y sendas umbrosas, donde es muy probable que uno no seencuentreconnadiemásentodounmes.Novoyapreocuparamislectoresconelnombredelsitio,yaquepudieseocurrirque lesdiesepor irdecazaporsucuenta.Bien,paracontinuardiréquemisprimaseranAnnie,SophieyPolly,ademásdesuhermano Frank, quien, con diecinueve años, era el mayor. Las chicas teníandieciocho, dieciséis y quince años, respectivamente. Después de la comida, trasnuestroprimerdíaallí,nuestrospadressequedarondormidosenlasbutacasmientrasquenosotros,chicosychicas(yoteníalamismaedadqueFrank),nosfuimosdandounpaseoporelcampo.
EnparticularmeemparejéconmiprimaAnnie—hermosarubiadesarrollada,deprofundosojosazules,labiosrojossensualesyuntremendopechosuspirante,queamímerecordabaaunperfectovolcánllenodedeseosapagados—.Frankerauntipomuyindolente,aquienleencantabafumar,ysiempreesperabaquesushermanas,queleadoraban,sesentaranjuntoaél,leyéndolealgunanovelaqueestuvierademodaolecontasensussecretosamorosos,etcétera.Conmucho,estadiversiónerademasiadomansaparamí,ycomohacíatresañosquenovisitabaellugar,lepedíaAnniequemeenseñasecómohabíamejoradoelcampoantesdequepasáramosa tomarel té,diciéndoleaFrankchungonamente:
—Supongoquesiguestanharagáncomosiempreypreferirásquetuhermanameenseñelosalrededores.¿Meequivoco?
—Soydemasiadocómodo;haragánesunapalabraquenomegusta,Walter,pero
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enrealidadsucedequeSophiemeestáleyendounlibroterriblementeinteresanteynopuedo apartarme de ella —respondió, añadiendo—: Además, Annie es tan buenacomoyo,oquizáshastaestémejorcualificadaqueyoparaenseñarteelcampo.Yonuncanotoningúncambio.
—Vamos,Annie—ledije—,tomándoladelamano,Frankdebeestarenamorado.—No,estoyseguradequenuncapiensaenmujeres,salvoensushermanas—fue
larespuesta.
Entonces, cuando nos hallamos lejos de donde pudieran oírnos, en un paseoumbroso,metoméalgunaslibertades.
—Massinduda,prima, túdebesestarenamoradasiélnoloestá.Losépor tuslíquidosojosyportupechosuspirante.
Unsonrojoescarlatalecubriólasmejillasantemialusiónasusformastanbienmodeladas,perosindudaalgunaello también legustó,y lejosdesentirseofendidamecontestójuguetonamente:
—¡Oh,Walter!Deberíadarlevergüenzaalseñor.Enestemomentoestábamosaunabuenadistanciadelacasa.Uncómodobanco
sehallabacerca, asíqueenlazándolapor el talle lebesé los labios encendidosa lasonrojadamuchachayatrayéndolahacíamíledije:
—Bien,Anniequerida,soytuprimoyviejocompañerodejuegos;nohepodidoaguantarme de besar tus preciosos labios, cosa que siempre hacía abiertamentecuando éramos niños; ahora tendrás que confesármelo todo antes de que nosmarchemos.
—Perosinadatengoqueconfesar.
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—¿Nuncapiensasenelamor,Annie?Míramealacaraydimesiesesentimientoesextrañoa tupecho.—y rodeándoleel cuelloconunodemisbrazosdejéque lamanoreposaraenunadeaquellastetonasanhelantesdesupecho.
Memiró,mássonrojadaquenuncaantes,mientrassusoscurosojosmemiraban,enunavalientebúsquedadeloqueyoqueríadecirle.Peroenvezderesponderaestallamadaensilenciolerespondíbesándolaardientementeychupándolelafraganciadesudulcealientohastaquelasentítemblandodeemoción.
Empezabaelcrepúsculo,mientrasmismanosacariciabanlacarneblancayfirmedesuhermosocuello,aproximándosepocoapocoalassuspirantestetas.Porfinlesusurré:
—¡Quéhermosoyencantadorbustotehacrecidodesdequetevilaúltimavez,querida Annie! No te importa que tu primo se tome estas libertades, como antes,cuandoéramosunoschiquillos,¿noesverdad?Además,¿quédañolehacemosalosdemás?
Parecíaqueelfuegolaconsumía,yuntemblordeemociónnosatravesóalosdos,yenvariosmomentosrecostosesobremíensilencio,conunamanoapoyadaenunademiscaderas.Lapollaestabadespiertaylistaparaentrarenbatalla,perodeprontoseincorporódiciendo:
—No debemos detenernos en este sitio, caminemos, de lo contrario los demássospecharánalgoraro.
—¿Cuándopodremosestarsolos,querida?Tenemosqueprepararloantesdeque
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volvamosacasa—lerespondírápidamente.Me fue imposible mantenerla sentada en el banco más tiempo, pero mientras
caminábamos,murmurando,díjome:—Mañana por la mañana podríamos salir a dar un paseo antes de la comida.
Franksueledormir,ymishermanasseocupandelacasaestasemana.Lapróximametocaráamíhacerlastartasypasteles.
Lediotroachuchónyunbesoylerespondí:—¡Quémaravilladepaseoserá,quéchicatanencantadoraycomprensibleeres,
Annie!—Teadviertoqueesperoquetecomportesmejormañana;menosbesosonote
llevaréadarotropaseo.Yahemosllegado.
La mañana siguiente era cálida y preciosa. Tan pronto como terminamos eldesayuno iniciamos la marcha, después de que su padre nos recordara que noolvidásemosestar devueltapara la comida.Gradualmente fui llevandoamiprimahacia el tema que me interesaba, hasta que la conversación se volvió tanextremadamente cálida que su sangre encendida le subió al rostro en oleadasencarnadasquedenotabansuvergüenza.
—Vayahombretangroseroquetehasvuelto,Walter,desdequeestuvisteaquílaúltimavez.Nopuedoevitarel sonrojarmedada la formaenquehablas—exclamóporfin.
—Annie,queridamía, ¿quépuede sermásagradablequehablardediversionescon las chicas bonitas, de la belleza de sus piernas y de sus senos, de todo lo que
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formapartedeellas?¡Cómomegustaríavertelaspantorrillas,enespecialdespuésdelasojeadasquelesheechadoatustobillos!
Ytrasdecirestolaarrastrébajounárbolumbroso,cercadelacancelaquedabaalapradera,yporlafuerzaarrojéalachica,quemedioseresistía,sobrelahierbaysentándomealladolabeséapasionadamente,mientraslesusurraba:
—¡Oh,Annie!Novalelapenavivirsinosnegamosladulzuradelamor.Nuestros labios se encontraron furiosamente en un ardiente abrazo, pero de
pronto,soltándoseybajandolavista,yllenatotalmentedevergüenza,meespetó:
—¿Quéquieres?¿Quéquieresdecircontodoeso,Walter?—¡Ah,prima!¿Cómopuedesser taninocente,querida?Palpaaquíeldardodel
amor,todoimpacienteporpenetrarentuacogedoragrutaentretuspiernas—ledijeenunmurmullo,cogiéndole lamanoycolocándosela sobremipolla,quedegolpemehabíasacadodelosmolestospantalones—.¡Cómosuspiras!Cógemelabienconlamano,querida.Pero¿esposiblequenosepasparaquésirve?
Su cara estaba enrojecida hasta la raíz del pelo,mientras sumanome cogía elnabo,ysusojosparecíansaltárseledeterrorantelatemibleaparicióndeJuanPolla,
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por lo que, aprovechándome de su confesiónmuda,mi propiamano, deslizándosebajosusfaldas,prontotomóposesióndesucoño,yapesardelacontracciónnerviosadesuscaderas,midedoíndiceempezóabuscarleelvirginalclítoris.
—¡Ah,oh!¡Walter,no!¿Quéquiereshacerme?—Todoesamor,queridamía;abretuspiernasunpocomásyverásquéplacerte
harán experimentar mis dedos —y de nuevo la encendí con renovados besoslujuriosos,metiéndolelamoradapuntademilenguaentresuslabios.
—¡Oh,oh!Meharásdaño—parecíamásbiensuspirarquehablar,amedidaquesuspiernasrelajábanseunpocodesucontracciónespasmódica.
Seguía con los labios pegados a los suyos. Nuestros brazos, hasta entoncessueltos,habíanseenredadoapretadamentealrededordenuestroscuellos;sumanomeagarraba desesperadamente el nabo, casi como si tuvieran aquellos dedosconvulsiones,mientrasmisdedosocupábansedesuclítorisydesucoñito.Elúnicosonidoqueseoíaeraaquelquerecordabaunamezcladebesosysuspiros,hastaquedeprontosentícómosurajaseinundabaconsucorridacremosaycálida,ymipropialechesaltabajuguetonasobresumanoyvestidoenencantadoraconjunción.
Al ratito,mientras poco a poco recuperábamosnuestra compostura, le expliqué
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queeléxtasisfundentequehabíasentidosóloeraunligerorecuerdodelgozoqueyopodíaproporcionarle si lemetía lapolla en el coño.Mi elocuenciapersuasivay lacalidez de su deseo pronto vencieron todos los temores y escrúpulos doncelliles;luego, y por temor a estropearle el vestido, o que se ensuciaran con las manchasverdesdelahierbamispantalonescolorclaro,lapersuadíparaquesequedasedepiejuntoalacancelaymepermitiesepenetrarlapordetrás.Escondióelrostroentrelasmanos apoyadas en la parte superior de la cancela, a medida que lentamenteelevábaleelvestido.¡Cuántasgloriassemerevelaronalavista!Enuninstantesemeendureció la polla como nunca antes a la vista de un culo tan delicioso, tanhermosamente liberado de la blancura de sus pequeños calzones, al quitárselos yexponer la carne. Podía ver los labios de su coñito protuberante, deliciosamentepeludo, con un vello suave y rubiáceo; sus encantadoras piernas, sus calzones,medias, bonitas botas, que hacían un conjunto total tan excitante que mientras lodescribo siento cómo se me hincha la polla en la bragueta. Era la vista másencantadoraque imaginarsepueda.Mearrodilléy lebesé lasnalgas,y todo loquepodíaalcanzarconlalengua,todofuemío.Mepusedepieymepreparéparatomarposesióndelasientodelamor,cuando, ¡ay!,oíungritosúbitodeAnnieyvicómovolvíanasusitiotodassusropas.Todosmispreparativosrodaronenuninstanteporelsuelo;untoro,inesperadamente,habíaaparecidoenelladoopuestodelacancelayasustadoamiamoralacercarledegolpeelfríoymojadomorroalafrente.Aúnhoydíaesdemasiadoimpertinenteestaescenaparaseguirlacontando.
(Continuaráenelpróximonúmero)
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SUEÑOMUSICAL
Os contaré un sueño extraño que tuve anteanoche. Creí que estaba sentada en unbancoverdeyunhombresentadojuntoamí;empezóabesarmeyahablar,peronadamás pasó.Bien; después de un rato se levantó y semarchó.Entonces, junto amí,mientrasseguíasentada,vilapollamásgrandequeimaginarsepueda.Porlomenosmedíamediometrodelargayeratangordacomomipantorrilla;teníacuatrocojonesenvezdedosydisminuíade tamañohaciaelextremo.Medije:Voyacogerlayasentirla.Erancarneysangrecálidas,ymedije:¿Porquéhabrádejadoelhombresupolla trasdesí?¡Qué lástima!¡Yes tanhermosa!¿Quépodráhacersino la tiene?Asíquevolví adecirme:Mepregunto si se correrá si la chupo.Asíqueempecéachuparla, pero era tan grande y gorda que hizo queme doliera la boca.Luegomedije:Noimporta,melarestregaréenelcoño,Porlotantomelevantéymelapusebajolafaldaylaacariciéconmismuslosdeformatanestrechaquesentíacómomellenaba.Cuandomeibaamarcharmeencontréconelhombre,quevolvía;vinohaciamíymedijo:«¿Havistomitrompeta?».«¿Sutrompeta?Supongoquesereferiráasunabo», le respondí. Me dijo: «¡Oh, mujer descarada y mentirosa, es mi mejortrompeta!».«Bien—ledijeyo—,siestoesunatrompeta,entoncesunatrompetaesunapollayunapollaunatrompeta».Yselaenseñéparaquelaviese.
Entonces me la arrancó de la mano y me dijo: «Ahora le enseñaré si es unatrompetaouncarajo».Yempezóasoplarlahastaquemedesperté,ymequedésinpollaysintrompeta.
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LADYPOKINGHAMOTODASHACENESO
RelatodesusaventuraslujuriosasantesydespuésdesumatrimonioconLordCrim-Con
Allector.Muypocasexcusassonnecesariasparaimprimirestanarracióntremendamente
erótica y chispeante de una joven y noble dama, pues sus aventuras, de ello estoyseguro, proporcionarán tanto placer o más a todo aquel amante de lecturasvoluptuosascomosumanuscrito,enprincipio,selodioaestehumildeservidor.
La protagonista de estas memorias fue uno de los seres más encantadores einteligentesdesusexo,dotadade tal sensibilidadexquisitamentenerviosa,ademásde una singular y cálida constitución, que fue incapaz de resistir las influenciasseductoras de la más fina creación de Dios; pues Dios creó al hombre según supropiaimagen,yalmachoyalahembraasíloscreóÉl,ysuprimermandatofue:«SedfielesymultiplicaosypobladlaTierra»(véaseGénesis,I).
Elinstintonaturaldelosantiguosinstilóensusmenteslaideadequeelcopulareralaformamásdirectayaceptabledeadoraciónqueelmachoylahembrapodíanofrecerasusdeidades,ytengolaseguridaddequeaquellosdemislectoresquenoseancristianoshipócritasestarándeacuerdoconmigoenquenohayningúnpecadomortalenventearlosinstintosnaturalesyquesedebegozaralmáximodetodasesasdeliciosassensacionesconlasqueunCreadortangenerosonoshadotado.
¡Pobrechicalademihistoria!Muchosañosnovivióysígozócompletamentelosbrevesañosdesuvidademariposa.¿Quiénpuedepensarqueobrómalvadamente?
Lasanotacionesdedondecompiléestanarraciónfueronconfiadasaunadevotaservidora,quien,traslaprematuraysúbitamuertedeaquélla,cuandosólocontabaveintitrésañosdevida,entróenmiservicio.
Comoautorcreoquelacrudezademiestiloposiblementeofendaaalgunos,peroesperoquemideseodeofrecerungranplacerexcusemisdefectos.
ELAUTOR
MiqueridoWalter:¡Cuánto te quiero!, pero nunca lo sabrás hasta que hayamuerto. Poco piensas,
mientrasmepaseasenmisilladeinválida,cómotusdelicadasatencioneshanganadoelcorazóndeunatísicaalbordedelatumba.¡Cómomegustaríachuparlosdulcesdelamordetuslabios!,acariciaryfrotartuinmensapollaysentirsuscosquilleantesmovimientos dentro de mí. Pero esos gozos me están vedados: la más mínimaexcitación sería mi muerte, y no puedo por menos que suspirar cuando miro tuencantadoracarayadmirolasperfectasproporcionesdemiamante,comoquedaen
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evidencia por ese gigantescopaquete de llaves o de otra cosa que siempreparecesllevar en el bolsillo.En realidad, parece que eres dueñode lamayor de las llaves,cuyosardientesempujonesabriríanlacerraduramásvirginal.
Ésteesunextrañocaprichomío:elescribirparatuatentalecturaunbreverelatodealgunasdemisaventuras;peroelúnicoplacerquemequedaescomplacermeenensoñaciones del pasado y queme parezca que de nuevo siento las cosquilleantesemocionesdelosgozosvoluptuosos,queahorasemeniegan.Esperoquelanarracióndemisescapadasylocuraspuedaofrecerteunligeroplacerquesesumealrecuerdoperdurablequeconfíotengasdemíenlosañosvenideros.Unacosatepido,queridoWalter: que creas quegozas deBeatricePokinghamcuando estés en los brazos decualquier futura enamorada tuya. Éste es un placer que a menudo he practicadocuando,enmediodelcoito,heaumentadomigozoydejadocorrer locamenteamifantasía al imaginarmeque estaba en los brazos de alguien que en particular anteshabíadeseado,peroconquiennuncalleguéagozarme.Conmigomueremiheredad,porloquenotengorazónparahacertestamento,peroencontraránvariosbilletesporunoscuantos cientosde libras esterlinas juntoa estadescripcióndemismemorias,queestodoloquehepodidoahorrar.Tambiénencontraránunrizodefinopelonegroquemehecortadodelaabundantecabellerademicoño.Otrosamigosrecibiránlosadmiradosrizosdemicabeza,peropara tiquieroqueseande lasagradacuevadel
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amor.
Norecuerdonadademipadre,elmarquésdePokingham,puestengomisdudassobresienrealidadtengoelderechoalhonordellamarlepadremío,yaqueeraunhombreviejoygastado,yenpapelesycartasquesepasabanprivadamenteentreélymimadre sé que sospechaba que debía a su guapo lacayo la preciosa niña quemimadre le ofreció como hija suya. Como dice en una nota: «Lo hubiera perdonadotodosilosfrutosdetusjodiendasconJameshubieransidounhijoyheredero,paraque asími odiado sobrino no tuviera ninguna posibilidad de heredarmis tierras ytítulo;porelloquierodejarqueJamescultivedenuevotucoñoparaversiobtienesotracosechaquequizásmeofrezcaalgomásacordeconmisdeseos».Elpobreviejomuriópocodespuésdeescribirestanota,ymimadre,quemetransmitióestaterribletisis,tambiénmedejóhuérfanadecortaedad,conunaherenciade20.000librasyuntítuloaristocráticoquedichacantidad,inadecuadamente,nopodíaapoyar.
Mistutoresfueronmuyahorrativosyútiles,puesmemandaronalcolegiocuandocumplí ocho años y sólo gastaron unas 150 libras en él y otros gastos, hasta quepensaronquehabíallegadoelmomentodepresentarmealmundo,porlocualmuchomebeneficiédelosinteresesacumuladossobremidinero.
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Losprimeroscuatroañosdemividaescolarpasaronsinnadanotable,yduranteesetiemposólomevienunduroaprieto,quetecontaré,yquemehizoprobarporvezprimeraloqueesunabuenavaradeabedul.
Miss Birch era una maestra bastante indulgente y sólo recurría a los castigospersonales cuando había ofensas muy serias, que ella consideraba podrían afectarmaterialmenteelcarácterfuturodesuspupilas,amenosquesecortasenderaízdesdeelprimerbrote.Teníaunossieteañosdeedadcuandodeprontomesurgióelcaprichode hacer dibujos en mi pizarra de la escuela. Una de nuestras gobernantas, MissPennington, era una solterona bastante fea, de unos treinta y cinco años, queparticularmentemeinspirómishabilidadescomocaricaturista.Losdibujospasabande una a otra de nosotras, ocasionandomuchas risas y el no prestar atención a laslecciones.Yomesentíamuyimportantepormisdibujos,yaunquemehabíanavisadoycastigadoconcopias,éstasnosurtieronningúnefectoenmipicaratarea,hastaqueunatarde,enqueMissBirchsedurmióylaviejaPennestabaocupadaconunaclase,con una súbita inspiración,me sentí obligada a dibujar dos bocetosmuy groseros:unomostrabaaunachicahaciendocacaensucuarto,peroelotroteníaalamismamuchachaagachadaenmediodelcampo,meando.Alaprimeracompañeraqueselo
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enseñécasirevientaderisa,perootrasdoschicassesintierontanansiosasporverlacausadesualegríaqueasomaronsuscarasentreloshombrosdelaprimeraymirarona lapizarra, cuando, aun antesdequepudieseborrar dichosdibujos, la viejaPennllegócomounáguilayentriunfoselollevóaMissBirch,quemolestasedespertópor la sonrisa burlona que la otra no pudo reprimir al ver por primera vez lascaricaturasindecentes.
—Señorita, deberá pagar por esto. Señorita Pennington—dijoMissBirch, queúltimamenteestabamuypreocupadaporestosdibujosatrevidos—,sindudaalgunaestosbocetossonobscenosysiellasiguedibujandoasípasarádeuntemaaotropeor.DígaleaSusanquemetraigalavaradeabedul.Tengoquecastigarlamientrasestoyquemehiervelasangre,yaquesoydemasiadosuaveypuedoperdonarla.
Me tiré al suelo de rodillas e implorémerced, prometiendo que «nunca, nuncamásharíacosasemejante».
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—Debería haber pensado en las consecuencias antes de ponerse a pintar esascosas sucias. Sólo la idea de que una de mis señoritas sea capaz de tal cosa mehorroriza.Estospensamientoslascivosnopuedenenraizarensumenteniuninstante,siemprequepuedayoalejarlos.
Miss Pennington, con una sonrisita de satisfacción,me tomó por los puños, altiempoqueSusan,sirvientacorpulentaybastantefuerte,deunosveinteaños,hacíasuentradacon loquemeparecióunbuenramode temiblesvarasdeabedul,atadoperfectamenteconunacintadeterciopelorojo.
—Bien,LadyBeatricePokingham—dijoMissBirch—,arrodíllese,confiesesufaltaybeselavara.YtomódelasmanosdeSusanelramo,queloextendióhastamicara,comounareinaharíaconsucetroaunvasallosuplicante.
Ansiosa de acabar lo antes posible con lo inevitable y de quemi castigo fueramuyligero,mearrodilléyconverdaderaslágrimasdepenitencialeroguéfueratanbenignacomosusentidodelajusticialedictara,yaqueyosabíaquebienmemerecíalo que estaba dispuesta a infligirme, y que no volvería a insultar otra vez aMissPenningtonyque sentíamuchoelhaberla caricaturizado.Luegobesé lavaraymeresignéamidestino.
—¡Ah,MissBirch!Hayqueverconquérapidezlavistadelavarahacequetodassearrepientan—dijomaliciosamenteMissPennington.
—Bien,comprendotodoeso,MissPennington,perohayqueatemperarlajusticiacon lamerced.Ahora, artista atrevida, súbase el vestido por detrás y exponga susnalgasalcastigojustamentemerecido.
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Con manos temblorosas me elevé la falda y luego me ordenó que me abrieratambién loscalzones.Unavezhubehechoesto,meelevaronelvestidoy las sayashastaloshombros;luegomeacostaronenunpupitre.Susanestabadepieenfrentedemí,cogiéndomeporlasmanos,mientrasquelaviejaPennylagobernantafrancesa,queacababadeentrarenelaula,mesosteníanporlaspiernas,detalformaqueestabaabiertaynopodíamoverme;igualaunáguilaconlasalasextendidas.
MissBirch,mientrasmirabaalrededoryagitabalavara,dijo:—Bien, que para todas vosotras, jovencitas, estos azotes sean de aviso. Lady
Beatricemerece estavergüenzadegradantepor sus indecentesdibujos, quedeberíatambién llamar obscenos. Dígame, dígame, jovencita atrevida, buscapleitos, ¿lovolveráahacerotravez?Tome,tome,tome,yesperoqueprontolehagabien.¡Ah!Tienequegritar,peronosepreocupe,todavíatienequerecibirmás.
El ramo de varas de abedul pareció romperme el culo desnudo con una fuerzaterrible;estallólatiernapielyparecíalistaaseguirestallandoconcadanuevoazote.
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—¡Ah,ah,ah!¡Oh,cielos!¡Tenedmisericordia,Madame!¡Oh!Nolovolveréahacerenmivida.¡Ah!Nopuedosoportarlomás.
Grité,pataleandoyforcejeandobajocadaazote,detalmodoquealprincipiocasinopodíanmantenermequieta,peroprontocaíexhaustapormispropiosesfuerzos.
—Como verá, sentirlo un poco le hará bien, niñamalcriada. Si no osmeto encinturaahora,todoelcolegioterminaríadesmoralizándose.¡Ah,ah!Lasnalgasseleestánllenandodecardenales,peroaúnnoheacabado—dijocadavezconmásfuria.
Sólo entonces pude verle el rostro, que solía siempre estar pálido, pero ahoraflorecíayenrojecíallenodeexcitación,ysusojosbrillabanconunaanimaciónllenadedeseo.
—¡Ah!—continuó—.Jovencitas,temedleamivaracuandohagausodeella.¿Legusta,LadyBeatrice?¡Quetodossepamoscuántolegusta!—ysiguióazotándomeelculoylascaderasdeliberadamente.
—¡Ah!¡Oh!¡Ah!¡Eshorrible!Memorirésinotienemisericordia,MissBirch.¡Oh,Diosmío!Mesientomásquecastigadadesobra.Meestácortandoenpedazos;lavaraescomounhierrocandente,mequemanlosazotes.
Después sentí como si todo acabase y fuera a morir pronto. A mis gritos lessucedieronsollozos,aullidosinaudiblesyluegounllantohistéricoquegradualmentefueapagándoseyapagándose.Hastaquealfinaldebodehabermedesmayado,yaque
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no recuerdo nada hasta queme encontré en la cama y desperté conmi pobre culomuyhinchadoy llenodeampollas.Pasaroncasiquincedíasantesdequehubierandesaparecidotodaslasseñalesdetanseverosazotes.
Despuésdecumplirlosdoceañosmepasaronjuntoalaschicasgrandes,ytuvelasuertedetenerporcompañeradehabitaciónunapersonamuyalegre,alaquellamaréAliceMarchmont.Erahermosa,rubia,conunafigurallenita,grandesojossensualesyunacarne tanfirmey lisacomoelmármol.Meparecióque legustémucho,y lasegunda noche que dormimos juntas en nuestro pequeñito dormitorio me besó yacariciótanamorosamentequealprincipiomesentíalgoconfusa.Yamedidaquesetomabamayoreslibertadesconmigomicorazónparecíaquevibraba,yaunquelaluzestabaapagada,sentícómoelrostrosemesonrojabamientrasmebesabaenlabocaardientementeylostanteosbuceadoresdesusmanos,enmispartesmásprivadas,mehacíantemblarcompletamente.
—Cómo tiemblas, queridaBeatrice—me dijo—. ¿Qué temes? Tú tambiénmepuedestocarportodaspartes;esmuyagradable.Métemelalenguaenlaboca,puesteinduciráalamor,yquieroamarte,querida.¿Dóndetieneslasmanos?Ven,pónmelasaquí. ¿No sientes cómome empieza a crecer el pelo en el coñito?A ti te crecerá
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pronto.Frótamelosdedosenlaraja,ahímismo.Asíme inició en el arte de la frotación y la tortilla de lamaneramás tierna y
sensible.Comopodrásimaginarte,fuiunapupilamuybuena,apesardemijuventud.Sus toqueteos me encendían la sangre, y la forma en que me chupaba la lenguaparecíallenadedelicias.«¡Ah!¡Oh!Frótamemásfuerte,másfuerteymásrápido»,me decía sin resuello, mientras estiraba sus caderas con una especie de temblorespasmódicoymesentíalosdedosmojadosconalgocalienteycremoso.Duranteuninstantemecubríadebesosyluegosequedabamuyquieta.
—¿Qué te pasa,Alice?Vaya lo extraña que eres, yme hasmojado los dedos.¡Eres una asquerosa, me has meado! —le susurré, riéndome—. Venga, hazmecosquillasconlosdedos.Estáempezandoagustarme.
—Y así será, querida, dentro de poco, y me querrás por haberte enseñado unjuego tan bonito—me contestó, renovando sus frotes, que me daban gran placer,aunque apenas sabía lo que estaba haciendo cuando la sensaciónmás lujuriosa delmundomellenó.Leroguéquememetieramáslosdedos.¡Oh,oh!¡Quémaravilla!¡Más,más!¡Másdeprisa!Ycasimedesmayédelplacercuandoporprimeravezhizoquemecorriera.
A la noche siguiente repetimos nuestras diversiones lascivas, yAlice sacó unacosaqueparecíaunasalchicha,hechadepielsuavedecabritoyllenacomodecosasquelahacíanparecermuydura.Luegomepidióqueselametierayunavezdentroquelasacaraymetieravariasveces,mientrasellamefrotabacomoantes,haciendoqueestuvieraencimadeella,conlalenguaentresuslabios.Eradelicioso.Nopuedoexpresareléxtasisquemismovimientosconelaparatoparecíanproducirleyllevarlaal sumo placer. En un instante estuvo a punto de gritar, y me agarró el cuerpo,apretándolo fuertemente contra el de ella, exclamando: «¡Ah! ¡Oh! Queridomuchacho, me estás matando de placer», mientras se corría con extraordinariaprofusiónsobremimanojuguetona.Tanprontocomorecuperóunpocolaserenidad
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lepreguntéquéqueríadeciralllamarme«queridomuchacho».—¡Ah,Beatrice!Tengomuchosueñoahora,peromañanaporlanochetecontaré
mividayteexplicarécómomicoñitoestátancapacitadoparaquelemetasunacosaasí,mientras que el tuyo, demomento, no puede. Te enseñaré un pocomás de lafilosofíadelavida,queridaamiga;ahoradameunbesoyvámonosadormir.
LAHISTORIADEALICEMARCHMONT
Comopodrásimaginarte,estabaansiosaporquellegaraelnuevodía.Tanprontonoshallamosennuestrodormitorioexclamé:
—Ahora, Alice, date prisa y métete en la cama; estoy muy impaciente porconocertuvida.
—La conocerás, querida, y también amis dedos, si quieres, pero deja queme
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desnudecómodamente.Nopuedometermeenlacamaasí,primerodeboinspeccionarsihancrecidolospelitosdemicoño.¿Quécreesdeellos,Beatrice?Quítateelropón,quiero que comparemos nuestros coñitos —me dijo quitándose toda la ropa yobservándoseenelespejosuhermosocuerpodesnudo.
Prontoestuvealladodeella,desnudaigualmente.—Quéhermosa rajita saliente tienes,Beatrice—medijo tocándomeel coño—.
Haremosunhermosocontraste:elmíoes ligeramente rubioyel tuyoserámoreno.Mira,yamispelostienencasitrescentímetrosdelargo.
Se complació haciéndome cosas excitantes, hasta que me hartó la paciencia yponiéndomeelcamisóndenochesaltéalacama,diciéndolequecreíaquetodoeraunamentirasobreesodecontarmesuvidayquenodejaríaquemeamasedenuevohastaquesatisficieramicuriosidad.
—Vayamalasmaneras:dudardemipalabra—gritómientrasmeseguíaalacamaytomándomeporsorpresamedesnudóelculoymepegóunpequeñotortazo;luegoriendo continuó—:Ahí tienes, por dudar de la palabrade la jovendama.Ahora tecontarémivida,aunquebiendebierahacerteesperarhastamañana.
Despuésdeuncortosilencio,ytrasacomodarnosenlacama,comenzó:—Hubounavezunaniña,denombreAlice,queteníaunosdiezañosdeedady
cuyos padres eranmuy ricos y vivían en una hermosa casa, rodeada de preciososjardinesydeunbellísimoparque.Ella teníaunhermanodeunosdoceaños,osea,queeradosañosmayorqueella,perosumadretantolaquería,pueseralaúnicahija,que nunca la perdía de vista, amenos queWilliam, elmayordomo, estuviera a sucuidadomientraslaniñasaltabaporelparqueyeljardín.
Williameraunhombrebienparecido,deunostreintaaños,yestabaconlafamilia
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desdequeeramuchacho.Bien,Alice,aquienlegustabamuchoWilliam,amenudoselesentabaenlasrodillas,mientraséldescansababajounárbol,oenunbancodeljardín,dondeél le leíaa laniñacuentosdehadas.Su intimidadera tangrandequecuandoestabansolos,ellalellamaba«queridoWillie»yletratabacomoasuigual.Alice era una niña muy inquisitiva, y a menudo le sacaba los colores aWilliam,cuandocuriosamentelepreguntabacosassobrehistorianatural,porquéelgalloeratansalvajeconlagallina,saltándolealaespalda,yporquélepicabalacabezaconsupicoafilado,etcétera,etcétera.
—Querida niña—él le contestaba—, no soy ni gallina ni gallo, ¿cómo voy asaberloentonces?¡Nohagaspreguntastontas!
PeroMissAlicenoseconformabacontanpocoylerespondía:—¡Ah!,Willie,túsílosabesynoquieresdecírmelo;insisto,puesquierosaber…Perosusesfuerzosporadquirirconocimientonuncadabanfrutos.
Esta situaciónsiguiódurantecierto tiempo,hastaque laniñaestabaapuntodecumplir susdoceaños.Entoncesunacircunstancia,de la cualnunca sehabíadadocuentaantes, levantó sucuriosidad.SucedióqueWilliam,pretendiendoatender susdeberes, a menudo se encerraba en la despensa, desde las siete a las ocho de la
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mañana,cadadía,antesdeldesayuno.SiAliceseaventurabaatocarenlapuerta,éstateníaelcerrojoechadopordentroynopodíaentrar;lacerraduraeratanestrechaqueera inútil intentar espiar, pero se le ocurrió a la niñita quequizáspodría echar unaojeadaasitiotanmisteriososipodíallegarhastaunpasilloquepasabaporencimadela despensa, y hacia el cual ella sabía que había acceso a través de una puerta decristal,queahoranadieusaba,yqueestabacerradaporambosextremos.Estepasilloestabailuminadodesdefueraporunapequeñaventanaquequedabacomoaunmetrodelsueloyatrancadaensuinteriorporunsimplegancho.
ProntoAlice,montadaenuntaburete,vioquepodíaabrirlafácilmentesirompíauno de los cristales, cosa que hizo, y después esperó hasta la mañana siguiente,cuando llena de confianza se dispuso a averiguar qué era lo que ocupaba tanto aWillie.Tambiénteníalaseguridaddequepodríaentrarysalirporlaventanasinserobservabapornadie,yaqueunarbustobastanteespesocubríasuvisión.
Allevantarsealamañanasiguienteledijoasucamareraque«ibaadisfrutardelaire en el jardín antes de desayunar», y luego se apresuró hacia el sitio deobservación.Searrastróporlaventana,sinimportarlenilasuciedadnielpolvo;sequitó las botas tan pronto se encontró en el pasillo abandonado y silenciosamentetrepó hasta la ventana de cristal, pero para pesar suyo se dio cuenta de que loscristalesestaban tansuciosqueeracasi imposibleespiar;sinembargo, tuvomuchasuerte al hallar un gran ojo de cerradura totalmente limpio, así como dos o tresrendijasenlamadera,porlocualpodíaobservarlamayorpartedellugar,queestaballenodeluzgraciasaunaventanaqueteníaeneltecho.Williamnoestabaallí,peroprontohizosuaparición,trayendoungrancestodeplatosquehabíansidousadoseldíaanterior.Duranteunosminutosestuvomuyocupadoanotandocosasenellibrodeladespensa,ycontandotenedores,cuchillos,etc.,quetomódeuncajón.Justamenteentonces,Lucy,unadelascriadasmásguapasalserviciodelacasa,morena,deunosdieciochoaños,entróenlahabitaciónsinningunaceremoniayledijo:
—Aquítienesvariosplatosdelaparador.¿Dóndetieneslosojos,William,quenorecogestodaslascosasquedebieras?
LosojosdeWilliamseiluminarondegusto,mientraslaabrazabaporlacintura:—¿Porqué?Telosdejoati,puesséquelostraerás—luego,mostrándoleellibro,
ledijo—:¿Quécreesdeesaposición?¿Tegustaría?
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Aunque encantada, la muchacha enrojeció hasta la punta del cabello, mientrasmirabalafoto.EllibrocayóalsueloyWilliamlaempujóarrodillándolaalaalturadesusrodillasytratódequelemetieralamanoenlospantalones.
—¡Ah!¡No!¡No!—exclamóenvozbaja—.Yasabesquehoynopuedo;quizásmañana, pero hoy tiene que portarse bien, señor.Nome enseñes el capullo de esaforma.Bien,bien,telamenearé;peroluegomevoy—respondió,metiéndolelamanoenelregazo.
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SinqueAlicepudieraverloquehacía,enunoodossegundossepusoenpie,yapesar de los esfuerzos deWilliam por detenerla, escapó de la despensa. William,evidentementeenungranestadodeexcitación,sentoseenunsofá,murmurando:
—¡Zorra!¡Vayadiablesa!Nopuedoaguantarme;peromañanayaestarábien.Alice,quecon toda intenciónobservabacuantoocurría,sesintiósorprendidaal
verle los pantalones desabotonados, mientras de su interior sobresalía una cosagrande,gordaycarnosa,queparecíacomodehierrorígido,conunacabezacoloradacomoelrubí.Williamselaagarróconunamano,enapariencia,paracolocárselaenelpernil,peropareciódudaryterminócerrandosumanoderechasobreaquellacosadura,quemovióarribayabajo.
—¡Ah! ¡Qué bobo soy dejándome excitar de esta manera! Oh, oh, no puedoaguantarme,tengoquecorrerme.
Pareció suspirar hondamente a medida que la mano aumentaba su rápidomovimiento.Enrojecióelrostroysusojosparecieronlistosasaltárseledelacara,yenunospocosinstantesalgosaltódelacosadura,quelecayóenlasmanosypiernas,yhastacasiunmetrosobreel suelo.Estoparecióacabarconsuéxtasis.Sehundiómedio dormido en el sofá unos pocos minutos; luego, levantándose, se secó lasmanos con una toalla, limpió todas las gotas de leche que habían caído por todaspartes,ysaliódeladespensa.
Alice se sentía toda ardiente por lo que había visto, aunque entreveía que sólohabíadeveladounapartedelmisterio,yseprometióasímismaquealotrodíaestaríaallíparaverloqueWilliamyLucyhacíanjuntos.William,comosiempre,lallevóadarsupaseo,leleyócomodecostumbre,hastaqueellaselesentóenlasrodillas,yAlicesepreguntódóndesehabríaocultadoaquellacosagrandeygordaquevieraporlamañana.Conlamayorinocenciaposible,susmanosletocarondondeellaesperabapalparelmonstruo,perosólosintióunacosaquelerecordócomounracimoblando
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quellevaseenelbolsillo.
LlególamañanasiguienteyAlicehalloseensupuestodevigilanciatraslapuertade cristal abandonada. Pronto vio aWilliam traer los platos, que puso a un lado.ParecíallenodeimpacienciaporquellegaraLucy.
—¡Ah!—murmuró—. Estoy tan caliente como un toro, cuando pienso en esecoñotancachondo.
Pero pronto callaron sus pensamientos al aparecer Lucy, que cuidadosamentepasóelpestillode lapuerta.Luego,corriendohaciasusbrazos, lecubriódebesos,exclamandoenvozbaja:
—¡Ah!¡Cómoteheechadodemenosesostresocuatrodías!Vayaporqueríaquenostocóalasmujeres:tenerquedejardejoder,conloquenosgusta,unaveztodoslosmeses.
Mientras,susmanos,nerviosamente,desabotonabanlospantalonesdeWilliamypalpabansupollóndispuestoatodo.
—¡Seve que tienes ganas de verdad,Lucy!—murmuróWilliam,mientras ellacasi le ahogaba a besos—.No lo vayas a echar a perder todo con tu impaciencia.Debodartemibesoprimero.
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Conmanerasgentiles la reclinó en el sofáy le levantó la ropahasta queAlicepudoverunespléndidopardemuslosblancosycarnosos,peroloquemáslellamólaatención fueron los salientes y lujuriosos labios del coño de Lucy, de un colorbermellónencendidoy ligeramenteabiertos, invitandode lamaneramás llamativa,mientras sus piernas se abrían cada vez más. Aquel coño estaba cubiertoprofusamentedeunhermosoyrizadopelonegro.
En un instante, el mayordomo se puso de rodillas y pegó los labios a la raja,chupándola y besándola furiosamente, para el deleite infinito de lamuchacha, quesuspirabaysonreíallenadeplacer,hastaqueWilliamtampocopudoaguantarsemástiempo,yponiéndoseenpieentrelosmuslosdeLucy,hizoquesupollaentrasealacarga,yantelasorpresadeAlice,aquéllaentródirectamenteenlaansiosaraja,hastaqueseperdióenelvientredelachica;quietossequedaronunosinstantes,gozandode la conjunción de sus personas, hasta queLucy elevó la pelvis y elmayordomorespondióconunempujón;luego,comenzaronlaluchamásexcitantequeimaginarsepueda. Alice podía ver cómo el miembro masculino entraba y salía de la cueva,brillandodelubricidad,mientrasloslabiosdelcoñoparecíantratardeatraparlocadavezqueaquélseretiraba,comositemiesenperderundeliciosopaloazucarado;peroestonodurómucho,susmovimientossehicieroncadavezmásfuriosos,hastaquealfinal ambosparecieron sentir comounabrazoespasmódico,yaqueamboscayeroncasidesmayadosenbrazosunodelotroyAliceviounagrancantidaddeunlíquido
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cremosoquesalíadelarajadeLucy,mientrasambosdescansabanenunaespeciedeletargogozoso,traslabatallaamorosa.Williamfueelprimeroenromperelsilencio:
—Lucy,vendrásmañana,¿no?Yasabesqueesaviejaespía,Mary,volverádentrode un día o dos de sus vacaciones, y entonces no tendremos la oportunidad tan amenudo.
—¡Ah!,bastardo,nomeimportaquenoscojan.Quieromásahoramismo—dijo,apretándole con sus brazos y pegándose a sus labios,mientras le enlazaba con sushermosas piernas por las nalgas e iniciaba de nuevo la conjunción con rápidaelevacióndesuculo;enefecto,éltambiénvalíamuchocomohombreyelpesodesucuerpoparecíaunaplumaantetalexcitaciónamorosa.
Las excusas y ruegos delmayordomopor temor, en caso de que le echasen demenos,nosirvierondenada;conbuenasmañasellalemanejabayprontoestuvotanfuriosamente excitado como ella, y congranprofusiónde suspiros, expresiones degozo, y de cariño, etcétera, pronto cayeron de nuevo en un estado de olvido
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voluptuoso.Sinembargo,Williamestabademasiadonerviosoyasustadocomoparadejarladescansarmuchotiempo;sacólapolladesuacogedorcoño,llenodebrilloypegajoso de los mezclados jugos de su amor, pero qué contraste ofrecía con suanterior apariencia, mientras Alice ahora lo miraba tan reducido de tamaño y yadejandocaersufierocapullo.
Lucysaltóyarregloselasropas,peroalarrodillarseenelsueloantesuamante,lecogióelfláccidopeneylediolachupadamásincreíble,queocasionóungrandeleiteaWilliam,cuyorostrovolvióaenrojecerdedeseo,ytanprontocomoLucyterminósutareaconbesotanchupante,Alicevioquelacosadenuevoestabaduraylistapararenovarsusgozos.Lucy,riendo,díjole:
—Bien,muchacho,ahora tedejoasí.Piensaenmíhastamañana;nohepodidoaguantarme de darle una buena chupada a nabo tan rico, después del placer tanexquisitoquemehaproporcionado.Escomosubiralcieloporunrato.
ConunúltimobesoenloslabiossesepararonyWilliamdenuevocerrólapuerta,mientras Alice se retiraba y se preparaba para el desayuno. Era una estupendamañanademayo,ypronto,traseldesayuno,Alice,conWilliamcomoguardián,salió
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adarunpaseoporelparque.Susangrehervíayansiabaexperimentarelgozoque,estabasegura,Lucyhabíaprobado.SerecostaronjuntoallagoylepidióaWilliamque ledieraunavuelta enbote; éste abrió la casade losbotes,y la colocóenunafalúahermosa,anchaycómoda,bienamuebladaconsuavesasientosycojines.
—Qué agradable estar aquí, bajo la sombra—dijo Alice—. Entra en el bote,Willie; nos quedaremos sentados aquí un ratito yme leerás antes de que demos elpaseo.
—Comoustedguste,MissAlice—lerespondiócondeferenciasincera,entrandoenelboteysentándoseenelbancoderemos.
—Ah,medueleunpocolacabeza,¿puedosentarmeenturegazo?—díjoleAlice,soltándoseelpeloyestirándosesobreloscojines—.¿Porquéestástanestiradoestamañana,William?SabesquenomegustaquemellamenMiss,esoguárdateloparaLucy—luego,alnotarsuconfusión,agregó—:Puedesonrojarse,señor;podríahacerque tehundierasen tuszapatossisólosupieras todo loquehevistoquehapasadoentretúyMissLucy.
Alice reclinó la cabezademanera lánguida en su regazo,mirándole y gozandoconlaconfusiónquelehabíacausado.Después,apropósito,dejócaerunamanoenel paquete que parecía llevar en el bolsillo, como si buscara donde apoyarse, ycontinuó:
—¿Crees,Willie,quealgunavezllegaréatenerpiernastanbonitascomolasdeLucy? ¿No cree que pronto tendré que llevar vestidos largos, señor? Me estoyvolviendobastanteatrevidaalenseñartantomistobillos.
El mayordomo tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para recobrar lacompostura; el vivido recuerdo del episodio lujurioso que había vivido con Lucy
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antesdeldesayunoera tanrecienteque lasalusionesdeAlicesobreellay lasuavemanofemeninaquedescansabaensuspartes—aunquesobreellapensabaqueerataninocentecomounacordera—hizoquesurgieraenélundejededeseodesusangreafiebrada,que tratódecontenerhasta lo imposible,peropocoapocoel indomablemiembroempezóacrecer,hastaquetuvolaseguridaddequeellalopalpababajosumano. Con esfuerzo, ligeramente semovió hacia un lado, para que ella quitase lamanoyéstarodasehaciaunadesuscaderas,mientraslecontestabatanseriocomoleeraposible,puesteníalaseguridaddequeAlicenadasabía:
—Ustedseburlademíestamañana.¿Noquierequelelea,Alice?Alice,excitadayconunsingularsonrojoenelrostroledijo:—Oh,pícarohombre,ahoramedirásloquequierosaber.¿Dedóndevienenlos
niños?¿QuéesesoquedicenlosdoctoresylasenfermerasdequevienendeParís?¿Acasounamujernotieneunmontóndepelosrizadosalfinaldelvientre?YoséqueLucylotiene.Yoshevistobesarla,señor.
(Continuaráenelpróximonúmero)
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HISTORIAMORAL
Uncaballero,alquebenditamenteDioslediounaesposahermosísimaymuycallada,se sentíamuydesgraciadoydesilusionado tras los resultadosdesusesfuerzosparaserpadre.Masalvolveracasadelaciudadundía,cuandonadieleesperaba,cogióalvicario de la parroquia que en aquel momento le chupaba el coño a su cónyuge:«¡Ah! ¡Ah!—exclamó indignado—,ahoraveoporquénunca tendrédescendencia;porlanocheyomecorroyporlamañanavienestúy,encimadedarleporculoamimujer,mechupastodosloshijos».
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LACONFESIÓNDEMISSCOOTEOLASVOLUPTUOSASEXPERIENCIASDEUNA
SOLTERONA
(Enunacoleccióndecartasdirigidasaunaamiga)
CARTAI
Queridaamiga:Séquehacetiempotetengoprometidoelrelatodemiaficiónporlavara,que,en
mi estimación, es una de las institucionesmás voluptuosas y deliciosas de la vidaprivada,enespecialparaunasolterona,supuestamentemuyseria,comotuestimadaamiga. Las promesas hay que cumplirlas y el relato escribirlo; si no, cómo voy aesperarquedenuevopruebesmiverdebastoncillo.Elescribir,yenespecial,untipode confesión de mi debilidad lasciva, es una tarea muy desagradable, ya que mesientotanavergonzadaalponerestascosasporescritocomocuandolagobernantademiabuelodesnudóporprimeravezmiculito sonrojado,parael atrevidoataquedeaquél.Mi único consuelo al empezar es la esperanza de queme iré calentando deacuerdo al tema, a medida que éste progrese, dada mi meta de describir para tusatisfacción,algunosdelosepisodioslujuriososdeminiñez.
Comobien sabes,mi abuelo fue el conocidogeneral destacado en la India,SirEyreCoote,casitanconocidoporsusfracasoscomosoldado,comoporsusserviciosalacorona.Eraunobsesodelordenynadapodíacausarlemayorplacercomounabuenaoportunidadparaemplearelpotrodetortura,perodeesonadatediré,yaquesucedióbastanteantesdeminacimiento.Miprimerrecuerdosuyoesdespuésdequesucediese el yamencionado fracasomilitar, cuandoya se había retiradode la vidaactivaconbastantedesgracia,por cierto.Cuando teníaunosdoceaños,mispadresmurieronycomoelviejogeneralnoteníaningúnparientedequienocuparse,tomóasucargotodamieducación,yasumuertemedejóenherenciacomosolaheredera,unapensióndeunas30000librasesterlinasalaño.
Vivía en una tranquila casa de campo, a unas veintemillas deLondres, dondepasé los primeros meses de mi vida de huérfana, con sólo su gobernanta, Mrs.Mansell, y dos sirvientas, Jane y Jemima. El viejo general estaba en Holanda
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buscando,segúnsupemástarde,edicionesoriginalessobrelasprácticasdeCornelioHadrien, obra curiosa sobre la flagelación de penitentes religiosos, escrita por supadreconfesor.
Cuandovolvióestábamosenmitaddelveranoyprontomedicuentadeque lalibertad de que había gozado se vería bastante recortada.Dio órdenes para que nocortaralasfloresnilosfrutosdeljardín,asícomoquemeimpartiríadiariamenteunalección él mismo. Al principio eran tolerablemente sencillas, pero gradualmenteaumentaron en dificultad, y ahora, después de varios años, es cuando puedocomprender llanamente sus tácticas de cordero y lobo, pormedio de las cuales yoterminaríacayendobajosudisgusto,enapariencia,justamenteasumido.
Lo que me daba mucho placer entonces era su decidida objeción al luto, o acualquiercosaquefuesesombríaenmivestido.Decía:
—Atuspadresya leshasmostradobastante respetovistiendodenegrodurantemeses,yahoradebesvestircomoespropiodeunaseñoritadefuturoinmejorable.
Aunque casi nunca nadie venía a visitarnos, y cuando eso sucedía siempre eraalgún viejo militar conocido suyo, yo poseía montones de vestidos nuevos yelegantes, así como ropa interior, toda llena de encajes finísimos, etcétera, y no se
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debe olvidar un par de ligas bellísimas, con bordados dorados, que insistía en quellevara siempre encima, y obligándome a dejarle ponérmelas, sin reparar en miconfuso sonrojo, mientras pretendía arreglarme los calzones y faldas después, altiempoquemeramenteobservaba:
—Quétipotanbonitovasatener,siporcasualidadalguientienequedesnudarteparacastigarte.
Prontomisleccionessevolvieronmásdifícilesydifíciles,hastatalpuntoquecasinopodíaestudiarlas.Undíamereconvino:
—¡Oh,Rosa,Rosa!¿Porquénotratasdesermejorchica?¡Noquierocastigarte!—Pero,abuelo,¿cómoquieresqueaprendatantofrancés,conlohorriblequees,
cadadíasinparar?Tengolaseguridaddequenadiepuedehacertalcosa.—Cállate,MissPert.Yosoymejorjuezquenounamocosacomotú.—Pero,queridoabuelo,biensabescuántotequieroyquehagotodoloquepuedo
porcomplacerte.—Bien,pruebatuamorydiligenciaenelfuturo,otusposaderasprobaránloque
eselabedul.Yoyaestoylistoparaello—merespondióduramente.Pasóotrasemana,durantelacualnopudeevitarelobservarunfuegochispeante
ysingularensusojos,siemprequeaparecíaentrajedenocheparalacena(siemprecenábamos en silencio, pero vestidos de etiqueta), y llegó a sugerirme que debíallevarunpequeñoramodefloresentrelospechos,paraquecontrastasenconmicutis.
Peroelclímaxseacercaba.Noescaparíamucho tiempoaél;denuevomedijoque había cometido una falta y me dio lo que, seriamente, llamó mi últimaoportunidad.Misojossellenarondelágrimasytembléalversuviejayseveracara,puessabíaquecualquierprotestapormiparteseríainútil.
La perspectiva del castigo me puso muy nerviosa. Sólo con mucha dificultadpodíaatendermislecciones,yalsegundodíamedeshicecompletamenteenllanto.
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—¡Oh! ¡No! ¿A esto hemos llegado,Rosie?—dijo el viejo general—.No haynadaquehacer.Tienesquesercastigada.
TocandolacampanaparallamaraMrs.Mansell,ledijoquetuvieralistoelcuartode loscastigosya todas las sirvientas,paracuandoél lasnecesitase,yaquesentíadecirleque«Rosaestanharagana,ycadadíavademalenpeorconsuslecciones»,queahora tendríaquemeterla severamenteenunpuñoo sino seríaunamalcriadatodalavida.
—Bien,mala chica—me dijo, mientras la gobernanta se retiraba—.Vete a tuhabitacióny reflexiona sobre tu haraganería y por qué te ha llevado al sitio dondeahorateencuentras.
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Llenade indignación, confusiónyvergüenza, corrí amicuarto.Cerré lapuertacon el pestillo, determinada como estaba a que tuviesen que echar la puerta abajoantesdeprestarmeaserexpuestapúblicamenteantedoscriadas.Metiréenlacamaydiriendasueltaamislágrimas,porlomenosdurantedoshoras,puesesperabaacadamomentolatemidallamadadelinstrumentodecastigodelviejo,comoélmismolollamaba,peronadiememolestóyporfin lleguéa laconclusióndequesóloeraunplanparaasustarme,asímefuisumiendoenunreconfortantesueño.Unavoztraslapuertamedespertó,yreconocíqueeraladeJane,quemedecía:
—MissRosa,MissRosa,llegarátardealacena.—Nocenaré,Jane;siesquemevanacastigar.Vete,déjamesola—lesusurrépor
elojodelacerradura.—¡Oh! Miss Rosie, el general ha pasado toda la tarde en el jardín y está de
bastantebuenhumor; quizás sehayaolvidadode todo, no leponga furiosopornoquerercenar;déjemeentrar,rápido.
Cautamentequitéelpestilloyladejéquemeayudaraavestirme.—Alégrese,MissRosie;noparezcaaburrida,bajecomosinadahubiesepasado,
esmuyprobablequetodolohayaolvidado;tienecortalamemoria,enespecialsiseponeentrelospechosestepequeñoramilletedefloresparaagradarle,yaquenuncalo
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hahechodesdequeledijoquecontrastaríaconsucutis.Asíanimada,halléamiabueloconbuenapetito,ycomosisu«amargurahubiese
desaparecido»,casiignorandoquepocodespuésseríadestrozadaenpedacitos.
Muy agradablemente pasó la cena, puesmi abuelo solía hacer de ella un granalboroto,tomandovariosvasosdevino.Enmediodelospostresparecióobservarmecon un interés singular, y por fin pareció darse cuenta del pequeño ramo de rosasblancasydamasquinasquellevaba.Dijo:
—Eso está muy bien, Rosa; veo que has llevado a cabo mi sugerencia delramillete por fin; mejora mucho tu apariencia, pero nada comparable a lo que miabedul te hará en tus picaras posaderas, que pronto se parecerán a hermososmelocotones,yésteeselmomento—dijo,llamandoconlacampana.
Casi desmayada y como sin creerle, corrí a la puerta, pero justo a tiempo paracaerenlosbrazosdelafuerteJemima.
—Ahora hacia el instrumento del castigo; adelante, Jemima, con la culpable;biencogidalatienes.Mrs.MansellyJane,venid—dijomientraséstasaparecíanalfondo.
Laresistenciafueinútil.Prontomellevaronauncuartodedesahogoalquenuncahabíaentrado;teníamuypocosmuebles,salvounaalfombrayunasillamuycómoda,
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perodelasparedescolgabanvariosatadosdevaras,yenunaesquinahabíaunacosaquerecordabaunaescalera,perocubiertaconbayetaroja,queteníaseisanillos,dosenelmedio,dosenlaparteinferiorydosenlasuperior.
—Amarradlaalcaballoypreparaosparaelcastigo—dijoelgeneral,mientrassesentabaenlasillaymirabatodalaoperacióncondeleite.
—Venga,Rosa,noocasionemolestiasynohagaquesuabueloseenfurezcamás—dijoMrs.Mansell,soltándomeelcorpiño—.Quíteseelvestido,mientraslaschicasponenalcaballoenmediodelcuarto.
—¡Oh! ¡No! ¡No! No dejaré que me azoten —grité—. ¡Oh! ¡Señor! ¡Oh!¡Abuelo!Tenmisericordia—dije,arrojándomederodillasanteelviejo.
—Vamos, vamos, de nada vale ahora ser buena, Rosa; es por tu propio bien.Dejémonosdetonterías.Mrs.Mansell,adelanteconsudeber,yacabemosconasuntotan doloroso. No llevaría mi sangre si no es capaz demostrar su valentía cuandollegueelmomento.
Lastresmujerestratarondesubirme,peropataleé,arañé,ymordítodoloquemerodeaba,yenunoodosmomentosestuveapuntodevencerlasconmifuria,peromifuerzapronto sedebilitó y Jemima, escocidaporunamordida,me llevó en triunfovengativo hacia el espantoso aparato. Tan rápido como el pensamiento, ataronmispiesymanosalosanillossuperioreseinferiores.Elcaballo,alabrirsehastaelpiso,hizoquemispiernasquedaranbienabiertasalatarmelostobillosalosaros.
PodíaoíraSirEyrecloqueandodedeleite,mientrasexclamaba:—¡Diosmío!Es una zorra, pero hay que librarla de lomalo.Es unaCoote de
cuerpoentero.¡Bravo,Rosie!Bien,acabaddeprepararla,¡pronto!Me sometí con honda desesperanza,mientrasmi vestido destrozado ymi ropa
interioreraatadaalrededordemishombros;mascuandoempezaronaquitarmelos
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calzones,mifuriaestallódenuevo,yvolviendolacabeza,vialviejo,suseverorostrobrillante de animado placer,moviendo en sumano derecha un ramito de varas deabedul.La sangremehervíay el culome temblaba, anticipándose a los azotes, enespecial cuando Jemima tiró de mis calzones hasta casi mis rodillas y me dio unagudo tortazo en las nalgas, como para anticiparme lo queme esperaba. Entoncesgritéclaramente:
—Debesserunabestiaviejaycruelsipermitesqueasímetraten.—¡Sin duda, una vieja bestia!—me respondió el viejo, saltando de pasión—.
Ahoraveremosquéopinastú;quizásquierasexcusartedentrodepocotiempo.Vicómoavanzaba.
—¡Oh! ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Señor, no quise decir tal cosa! Ellas mehanhechomuchodaño,nopudeevitardecirtalcosa.
—Ésteesuncasorealmenteserio—dijo,dirigiéndose,porlovisto,alasdemás—.Esharagana,violentaymala,yhastameinsulta;amí,asututordesangre,envezdetratarmeconelrespetoquemedebe.Nohayotraalternativa,elúnicoremedio,apesar de lo doloroso que sea la escena para nosotros, es infligirle el castigo, elllevarloacabo,puesescuestióndedeber,sinolamuchachaseráunapiltrafa.Nuncahasabidoloqueesobedecerdeverdadentodasuvida.
—¡Oh!Abuelo,castígamedecualquierotra forma,peronodeésta. ¡Séqueno
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podrésoportarlo;esdemasiadocruel!—gimoteéentrelaslágrimas.—Niña,esaslágrimasdecocodrilonomeafectan;tienesquesentir loqueesel
escozor.Sitesoltasenahora,tereiríasdetodosnosotros,yseríapeorqueantes.Jane,póngaseaunlado,noperdamosmástiempo.
Y así diciendo, dejó que la vara bailase en el aire, hasta que sonó su golpe.Supongoqueerauna formadequenadiese le interpusiera,yaquenome tocó;enefecto,hastaestemomento,mehabíatratadocomotrataungatoalpobreratónquesabequenopodráescapar,yquepuededevorarloencualquiermomento.
PudeverlágrimasenlosojosdeJane,peroJemimateníaunasonrisamalignaensu rostro, y Mrs. Mansell parecía muy seria. Pero no quedaba tiempo parareflexiones;almomentosiguientesentíungolpeescociente,peronomuyfuerte,enlascaderas, luegootro,yotro,enunasucesiónbastante rápida,perono lobastanterápida como para que yo pensase que quizás, después de todo, no eran tanmaloscomo temiera,por lo tanto, apretando losdientes sindecirpalabra,medecidí anodejar escapar ni lamás leve indicación demis sentimientos, hasta dondeme fueraposible. Todo esto y muchas cosas más me cruzaron por la mente antes de quehubiese recibido seis azotes.El culo todome temblabaymeparecíaque la sangrecorríacomounrayopor lasvenasconcadanuevoazote.Sentíaquemicarasufríatantocomomisnalgas.
—Bien, coño haragán—dijo el general—, ¿empiezas a sentir los frutos de tuconducta?¿Volverásallamarmeviejabestia?—yconcadanuevafrasemeimpartíaunnuevolatigazo.
Mi valentía aún sostenía mi resolución de no gritar, pero esto sólo parecíaenfurecerlemás.
—¡Poreldiabloqueerestestarudayfuerte!—continuó—.Tenemosquedomarte.Nocreasquevoyaserdominadoporunamierdacomotú.Tomamásymásymás.
Ymeazotabaconcrecienteenergía, concluyendoconun terriblegolpequemearrancó la piel, tensa y restallante. Creí que otro golpe semejante haría que memanaselasangre,perodeprontosedetuvoensufuria,comosilefaltaseelaire,pero,comoahorasébien,sólolohizoparaprolongarsupropioplacerexquisito.
Pensando que todo había acabado, le rogué queme dejasemarchar, pero paratristezamíaprontomedicuentaquemehabíaequivocado.
—Aúnno,aúnno,malachica;nohasrecibidoaúnnilamitaddetucastigoportodostusmordiscos,arañazosyatrevimientos—exclamóSirEyre.
Denuevolaodiadavarasilbóenelaireymecortólacarnemagullada,tantoenelculo comoen las caderas, escociéndomey llevándomea la agonía, pero él parecíatenercuidadoparanoderramarsangre;sinembargo,noteníaescapatoria,sóloerasudeliberadoplandeataque,comoparanoagotardemasiadoprontoasuvíctima.
—Muerde, araña y lucha contra mis órdenes de nuevo; vamos, a que no te
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atreves.MissRosie,yasabesloquehedeesperardetilapróximavez.Nomerecesmisericordia, tu haraganería era bastante mala, pero tu conducta tan necia es aúnpeor;creoquehubierassidocapazdemataraalguiencon tufuria.Venga,muerde,araña,lucha,¡eh!Muerde,¿porquénolohaces?
Asíhablabaelviejo,calentándosecadavezmásensuataque,mientrasmisangrecorríapormispobrescaderas.
Cadanuevoazoteeraunaagoníaespantosa,ydebídehabermedesmayado,perosuformadehablaractuabaenmícomosifuesecordial,ademásdeldolorquesentía,unacalidezyexcitaciónmuyagradable,imposiblededescribir,mefuellenando,cosaque sin duda tú, querida amiga, debes de haber sentido cuando estabas bajo midisciplina.
Perotodamifortalezanopudosuprimirmástiempomissuspirosygritos,yporfin creí morir bajo la tortura, a pesar de la exquisita sensación que con ella semezclaba,yapesardemisayesygritos tensos,novolvíapedirmisericordia.Missolospensamientosseocupabandeldeseodevengarme,decómomegustaríaazotarycortarenpedazosatodos,especialmentealgeneralyaJemima,yhastaalapobreyllorosa Jane. Sir Eyre parecía olvidar su edad y seguía su labor tremendamenteexcitado.
—¡Condenada! ¿No vas a pedir misericordia? ¿No te excusarás tú, putita de
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barrios?—silbabaentrelosdientes—:Eresmásfuerteyobstinadaquetodalafamiliajunta,unaverdaderaastilladetalpalo.Peronosoportaríaqueestadiablamepegase,Mrs.Mansell,esosíquenopodríaaguantarlo.
—¡Vaya!¡Vaya!¡Vaya!—gritó,yporfinelviejoasquerosodejócaerlavaradesumano,mientrassehundíaexhaustoenlasilla.
—Mrs.Mansell—resolló—,deleunabuenaazotaina,unamediadocenamás,conunavaranueva,paraversiacabamosconella,yquesepadeunavezqueaunqueellapuedeagotaraunviejo,siemprehabráotrosbrazosfuertesqueleadministrenjusticiaaculotanatrevido.
Lagobernanta,obedeciendoasumandado,tomóunavaranuevadeabedulymegolpeódeliberadamente,contandouno,dos,tres,cuatro,cinco,seis(susgolpeseranfuertes,peroparecíamequenoescocíantantocomolosdelviejo).
—Ya está—yme dijo—:Miss Rosa, podía haber puestomás empeño en estalabor,peroletengolástima,pueseslaprimeravez.
Casi muerta, y terriblemente herida, pero también victoriosa, tuvieron quellevarme a mi habitación. Pero ¿qué victoria? Toda destrozada y sangrante comoestaba,yademásconlacertezadequeelviejogeneralrenovaríasuataquetanprontocomotuvieralamásrápidaoportunidad.
LapobreJanesonrióyllorósobremisnalgaslaceradas,mientrasmelavabaconárnica y agua fría; parecía estar acostumbrada a estos asuntos, pues cuando iba aretirarse a descansar conmigo (pues hice que durmiéramos juntas) le pregunté si amenudohabíaatendidoycuradoculossangrantesanteriormente.
—Sí,MissRosie,perodebeguardarmeelsecretoyhacercomosinadasupiera.Hasta a mí misma me han azotado, pero no de tal forma como a usted, aunquesiempreescruel.Atodasnosgustadespuésdelaprimeraosegundavez,enespecialsinonoshacensangrarmucho.Lapróximavezdeberápedirmisericordiaavivavoz,yaqueestocomplacealviejo,yasínosepondrátanfurioso.Estátanmalycansadodespuésde la tundaque ledioqueMrs.Mansell ibaamandarabuscaralmédico,peroJemimadijoqueunoscuantosazoteslemejoraríanyledescargaríandesangrela cabeza; así que se los han proporcionado, hasta que volvió en sí y rogó que loliberasen.Además,comodeverdaddagustoqueloazotenauno,escuandoencimaelviejosesaca lapollayquiere jodienda,entoncessíquedeverdadesestupendo,peroyaloprobaráconeltiempo.Yaveráquéclasedenabosegastaeltío.
Asíterminómiprimeralección.EnotrascartastecontarécómomefueconJane,cómocontinuémiluchaconelgeneral,misaventurasenlaescueladeMrs.Flaybum,mipropiadisciplinadesdequemedejastesolayloricoqueesjoderyserazotadaalmismotiempo.
Contodomicariño,queridaNellie,Tuamigaafectuosa,
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ROSABELINDACOOTE
(Continuaráenelpróximonúmero)
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