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Revista Latinoamericana el Ambiente y las Ciencias 10(24): 1 - 21 2019 Monografía de la Red Temática de Gestión de la Calidad y Disponibilidad del Agua. 1 1 Apuntes de una reflexión sobre el agua, su gestión y su gobernanza. Amado Enrique Navarro Frómeta Universidad tecnológica de Izúcar de Matamoros, Prolongación Reforma 168, barrio de Santiago M1huacán, Izúcar de Matamoros, Puebla, México. C.P. 74420. Correo electrónico: [email protected] LA SITUACIÓN MUNDIAL DEL AGUA Y LA IMPORTANCIA DE SU GESTIÓN SOSTENIBLE El abasto de agua en cantidad suficiente y de buena calidad es indispensable para la salud y el bienestar de los seres humanos y de los ecosistemas, proporcionando además la base para el desarrollo socioeconómico. Sin embargo, aunque todos se benefician de ella, pocos saben cómo y muchos menos intervienen en su gestión. Por lo general la sociedad no está suficientemente informada para comprender cómo el uso del agua afecta tanto la cantidad como la calidad del recurso y su impacto económico. Es conocido que solo el 3% del agua disponible en el planeta es dulce, y sólo el 1% de ese porcentaje (menos del 0.01% del agua total), está disponible como agua superficial. Considerando el concepto de las fronteras planetarias (caracterizadas por variables de control como puede ser la concentración de CO2 atmosférico en ppm), que permiten evaluar los límites y zonas de incertidumbre del actuar de la humanidad, el uso humano del agua dulce (alteración del ciclo del agua), alcanza los 2600 km3 por año. Esto se acerca a la frontera, propuesta generosamente, de 4000 km3 anuales. Por otra parte las fuentes de agua dulce están distribuidas desigualmente, tanto a nivel global (ver figura 1), como dentro de cada país, siendo también variable su disponibilidad temporal y su extracción para diversos usos (ver figura 2). Con una población mundial estimada al 2030 de 8300 millones y de 9100 millones en el 2050, es fácil comprender el rol central que ocupa su gestión en el desarrollo sostenible. Los cimientos de esta gestión se ven afectados por los niveles de incertidumbre, no sólo en los límites planetarios del agua, sino de otros limites, como por ejemplo el del uso del suelo (porcentaje de la cobertura por bosques con respecto a la cobertura original, valor actual 62%, frontera 75%), dada la complejidad de sus interacciones. Los valores de las variables de control están cambiando como consecuencia de los cambios en las tendencias Recibido: Marzo, 2019. Aprobado: Octubre, 2019.

LA SITUACIÓN MUNDIAL DEL AGUA Y LA IMPORTANCIA DE SU …cmas.siu.buap.mx/portal_pprd/work/sites/rlac/... · Monografía de la Red Temática de Gestión de la Calidad y Disponibilidad

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Revista Latinoamericana el Ambiente y las Ciencias 10(24): 1 - 21 2019

Monografía de la Red Temática de Gestión de la Calidad y Disponibilidad del Agua.

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1 Apuntes de una reflexión sobre el agua, su gestión y su gobernanza.

Amado Enrique Navarro Frómeta

Universidad tecnológica de Izúcar de Matamoros, Prolongación Reforma 168, barrio de Santiago

M1huacán, Izúcar de Matamoros, Puebla, México. C.P. 74420. Correo electrónico:

[email protected]

LA SITUACIÓN MUNDIAL DEL AGUA Y LA IMPORTANCIA DE SU GESTIÓN

SOSTENIBLE

El abasto de agua en cantidad suficiente y de buena calidad es indispensable para la salud y

el bienestar de los seres humanos y de los ecosistemas, proporcionando además la base para

el desarrollo socioeconómico. Sin embargo, aunque todos se benefician de ella, pocos

saben cómo y muchos menos intervienen en su gestión. Por lo general la sociedad no está

suficientemente informada para comprender cómo el uso del agua afecta tanto la cantidad

como la calidad del recurso y su impacto económico. Es conocido que solo el 3% del agua

disponible en el planeta es dulce, y sólo el 1% de ese porcentaje (menos del 0.01% del agua

total), está disponible como agua superficial. Considerando el concepto de las fronteras

planetarias (caracterizadas por variables de control como puede ser la concentración de

CO2 atmosférico en ppm), que permiten evaluar los límites y zonas de incertidumbre del

actuar de la humanidad, el uso humano del agua dulce (alteración del ciclo del agua),

alcanza los 2600 km3 por año. Esto se acerca a la frontera, propuesta generosamente, de

4000 km3 anuales. Por otra parte las fuentes de agua dulce están distribuidas

desigualmente, tanto a nivel global (ver figura 1), como dentro de cada país, siendo también

variable su disponibilidad temporal y su extracción para diversos usos (ver figura 2). Con

una población mundial estimada al 2030 de 8300 millones y de 9100 millones en el 2050,

es fácil comprender el rol central que ocupa su gestión en el desarrollo sostenible. Los

cimientos de esta gestión se ven afectados por los niveles de incertidumbre, no sólo en los

límites planetarios del agua, sino de otros limites, como por ejemplo el del uso del suelo

(porcentaje de la cobertura por bosques con respecto a la cobertura original, valor actual –

62%, frontera – 75%), dada la complejidad de sus interacciones. Los valores de las

variables de control están cambiando como consecuencia de los cambios en las tendencias

Recibido: Marzo, 2019.

Aprobado: Octubre, 2019.

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de la demografía, patrones de consumo, la migración y el cambio climático, lo que resulta

en un aumento de niveles de riesgo. Adaptarse a estas incertidumbres y desarrollar

estrategias que mitiguen los riesgos emergentes hace a las políticas de gestión, a las

instituciones y regulaciones más resistentes, con un mayor rédito social, en un mundo

donde todos se pueden beneficiar de una mayor equidad social aunada a una consideración

justa de los límites biofísicos de nuestro planeta. Ello ha motivado la proclamación del

período 2018-2028 como el Decenio Internacional Agua para el Desarrollo Sostenible, que

comenzó el 22 de marzo de 2018 y culminará el 22 de marzo de 2028 (WWAP, 2012;

Steffen et al., 2015; USEPA, 2013; Kahiluoto, 2018; ONU, 2018).

Es un hecho que, a sabiendas o no, los seres humanos se han convertido en la principal

fuerza motriz de los cambios ambientales (transformamos la atmósfera, degradamos la

biosfera y alteramos la litosfera), con una evidente modificación del ciclo del agua y los

problemas asociados a la alteración y disminución de los recursos hídricos, los problemas

de la contaminación de aguas superficiales y subterráneas; la desertificación de bosques y

selvas, entre otros, que deterioran el ecosistema hídrico; el uso un tanto irracional del

líquido en las labores de producción; la concentración urbana y el desorden territorial de la

misma que sobreexplota mantos acuíferos y, ante todas las cosas, la falta de cultura

transversal entre el diseño normativo y la sociedad. Tanta es la influencia humana, que

llega a hacerse sentir en las variaciones del nivel de los océanos. A lo anterior hay que

sumar la componente exógena del cambio climático. La influencia del cambio climático,

originado por el aumento del forzamiento radiativo (determinado por el incremento de la

concentración de gases de efecto de invernadero, causado a su vez por las acciones

antrópicas), afecta al ciclo hidrológico fundamentalmente por la alteración de la

evapotranspiración y la distribución de precipitaciones. Un ejemplo claro de la presión

antrópica sobre el agua es la contaminación por los residuos de los plásticos que se

acumulan en los océanos y que constituyen una amenaza, incluso para las fronteras

planetarias ya mencionadas. Una componente importante del problema es el nexo entre el

agua, la energía y los alimentos. El abastecimiento de agua requiere de energía para la

extracción, transporte, distribución y tratamiento del agua, antes y después de su uso. De

una u otra forma, la producción, transmisión y uso de la energía, conlleva un consumo de

agua. Asimismo, la producción de alimentos requiere de agua y de energía, dependiendo de

su disponibilidad y a su vez los patrones de uso de alimentos influyen en ambos recursos.

Las crisis regionales y globales, que afectan a la población mundial, especialmente a las

personas con menores ingresos, están relacionadas con este nexo entre el agua, la energía y

los alimentos. Esto explica la atención al estudio del mismo, observada en los últimos

tiempos, así como el interés en la búsqueda de nuevas estrategias para atenderlo con un

enfoque multisectorial, en otras palabras buscando una adecuada gobernanza del nexo a

distintos niveles (WWAP, 2014; Cosgrove y Loucks, 2015; Bano y Arshad, 2017;

Villarrubia-Gómez et al., 2017; Wada et al., 2017; Weitz et al., 2017; Abbas et al., 2018;

D’Odorico et al., 2018; IPCC, 2018; Märker et al., 2018; Pahl-Wostl et al., 2018).

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Figura 1 Distribución del per cápita de agua renovable en el 2014 (m3/año).

http://www.fao.org/nr/water/aquastat/maps/TRWR.Cap_esp.pdf

Figura 2 Extracción per cápita de agua (m3/año. Recuperado de:

http://www.fao.org/nr/water/aquastat/maps/WithT.Cap_esp.pdf

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EL AGUA EN MÉXICO Y ALGUNOS ASPECTOS DE SU MARCO LEGAL

El uso del agua en México se distribuye aproximadamente en un 76% agrícola, 14.4% para

uso público y 9.6% para uso industrial, incluida la generación de electricidad.

Considerando el porcentaje de uso en riego de otros países (España 68, Brasil 62, Estados

Unidos 41, Francia 11), México no es precisamente eficiente (Valencia Vargas et al., 2004;

Rodríguez Gómez, 2008; Torres Salcido, 2012; Moreno Plata, 2014; EAM, 2018).

Los ríos

Los ríos siempre han sido los más importantes recursos de agua dulce. El surgimiento de la

civilización ocurrió en sus riberas, su ulterior crecimiento estuvo indisolublemente ligado a

ellos y aún hoy en día muchas de las actividades de desarrollo siguen siendo dependientes

de estos cuerpos de agua. Su papel en la economía de cualquier país es inmenso. Además,

juegan un importante papel en diversos ciclos como el hidrológico y el del carbón,

vinculando en este último a los suelos y los océanos, que son los mayores reservorios del

carbono en el planeta. Sin embargo, los beneficios de la extracción del agua para las

diversas actividades humanas no permitieron dimensionar debidamente la necesidad de que

el agua en los ríos permanezca en la cantidad y con la calidad necesarias para mantener los

ecosistemas acuáticos y terrestres vinculados y poder brindar los innumerables servicios

ambientales y los beneficios económicos que proporciona un sistema no degradado. Los

beneficios económicos de los ríos “sanos”, superan a los supuestos beneficios de su

explotación con el sentido desarrollista prevaleciente hasta el momento. Hasta ahora, como

ecosistemas, han sido intensamente modificados y contaminados por la actividad humana y

los problemas de la calidad de sus aguas se han intensificado por el crecimiento y

concentración de la población y la industria. De hecho, los ríos se conciben como un

receptor de agua residual y se confía demasiado en su capacidad de atenuar mediante

procesos naturales la contaminación. La protección de los ríos es una inversión conveniente

desde el punto de vista ambiental y económico. La adecuada gestión del agua no permite

separar cantidad y calidad. Para asignar el agua hay que saber de cuanta se dispone y que

calidad tiene. La concentración de la población en grandes ciudades hace necesario prestar

atención a los ríos urbanos que, pese a que en general presentan altos niveles de

contaminación, prestan importantes servicios ambientales, no siempre percibidos por la

población. En general es necesario ir más allá de la rehabilitación de los ríos y realizar una

restauración de estos para reestablecer y mejorar las características hidrológicas y

geomorfológicas (especialmente el flujo ecológico), así como los procesos ecológicos

perdidos o dañados. (WWAP, 2012; USEPA, 2013; Sabater y Elosegui, 2014; Wohl et al.,

2015; Shekhar, 2016; Hayes et al., 2018; Opperman et al., 2018; Hua y Chen, 2019).

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En México los ríos y arroyos conforman una red hidrográfica de 633 mil kilómetros de

longitud y cuyas cuencas cubren el 65 por ciento de la superficie territorial continental del

país. Dos tercios del escurrimiento superficial pertenece a siete ríos: Grijalva-Usumacinta,

Papaloapan, Coatzacoalcos, Balsas, Pánuco, Santiago y Tonalá. Sus cuencas representan el

22 por ciento de la superficie del país. Para la gestión de las aguas nacionales, la Comisión

Nacional del Agua. CONAGUA, ha oficializado la división del país en 731 cuencas

hidrológicas. En la figura 3 se muestran los principales ríos de México y las cuencas

hidrológicas. Por las características climáticas de México, abundan las corrientes

intermitentes o efímeras, que también es importante considerar en el balance de las

cuencas. Es conveniente mencionar que la extracción de agua para los diversos usos ha

disminuido tanto el caudal de muchas corrientes de agua superficial que ya las mismas son

intermitentes, por lo que el manejo de las mismas requiere de una aproximación especial.

(Fritz et al., 2017; EAM, 2018).

El agua subterránea

Aunque el volumen global de agua subterránea no es bien conocido, se estima entre 15.3 a

60 millones de km3, incluyendo 10.5 millones de km3 de agua dulce (cerca de un 30% del

agua dulce del planeta). En la actualidad el agua subterránea, con una extracción en el 2010

cercana a los 1000 km3 anuales, proporciona cerca del 50% del agua potable y 43% del

agua que se utiliza para irrigación. Al igual que los ríos, el agua subterránea es esencial

para el buen funcionamiento de los sistemas ecológicos, jugando un papel muy importante

en el suministro de agua potable y de riego, por lo que su adecuada gestión y gobernanza

son de máxima importancia. El adecuado control de su calidad y cantidad a nivel local,

resulta imprescindible para poder enfrentar las variaciones en estos dos aspectos, que se

originen por el cambio climático (Cosgrove y Cosgrove, 2012; WWAP, 2012; FAO, 2013;

Sagar, 2015; Meixner et al., 2016; Saana et al., 2016; Megdal, 2018).

Para fines de administración del agua subterránea, el país se ha dividido en 653 acuíferos,

cuyos nombres oficiales fueron publicados en el 2001. Anualmente, México recibe del

orden de 1.45 billones de metros cúbicos de agua en forma de precipitación. De esta agua,

el 72.1% se evapotranspira y regresa a la atmósfera; el 21.4% escurre por los ríos o arroyos

y el 6.4% restante se infiltra al subsuelo y recarga los acuíferos, de tal forma que los

acuíferos del país reciben 78.5 mil millones de metros cúbicos de agua dulce renovable y se

les extraen por medio de pozos, norias, galerías filtrantes y manantiales 27.5 mil millones

de metro cúbicos. Así, el balance subterráneo refleja en principio una gran disponibilidad

de agua en el subsuelo, sin embargo, esta situación es engañosa ya que 144 de los acuíferos

del país se encuentran seriamente sobreexplotados y hay 32 acuíferos con intrusión salina

(CNDH, 2018; EAM, 2018).

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Figura 3. Principales ríos y regiones hidrológicas de México (EAM, 2018).

En 2016, la disponibilidad media de agua era de alrededor de 3,687 m3 por habitante. La

distribución del agua en México dadas sus condiciones fisiográficas y climáticas determina

dos regiones con condiciones opuestas, una región árida y semi árida abarcando el norte y

centro del país (alrededor del 50% del territorio nacional), existiendo sobreabundancia en el

sur sureste (Figura 4). Además, el desarrollo industrial y económico ha condicionado que

los núcleos de mayor población se concentren en el centro y norte del país, generando

mayor presión y dependencia del agua subterránea para los diversos usos (municipal,

industrial, agrícola), pues los acuíferos son la única fuente permanente de agua en las

regiones áridas y semiáridas. Esta fuente de agua sustenta el riego de aproximadamente dos

millones de hectáreas (el 36.4% del agua concesionada para riego agrícola es subterránea),

así como suministra 58.4% del volumen de agua utilizada para uso público (EAM, 2018;

SEMARNAT, 2019).

Figura 4 Distribución del agua en México, m3 por habitante (IMTA, 2013)

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El marco legal

Dentro del marco jurídico en materia de agua, los instrumentos normativos generales que

regulan el aprovechamiento, cuidado y conservación del agua son: La Constitución Política

de los Estados Unidos Mexicanos, que en su artículo 1° Constitucional reconoce que toda

persona gozará de los derechos humanos, siendo uno de ellos el acceso al agua, y su

correlación con el derecho internacional. Así, el Artículo 4° constitucional establece que

“Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El

Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará

responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley. Toda

persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal

y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este

derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y

sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las

entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la

consecución de dichos fines”. El Artículo 27° Constitucional establece que la propiedad de

las aguas es originariamente de La Nación, y la misma dictará las medidas necesarias y

adecuadas para establecer los usos y destino de las aguas.

La Ley de Aguas Nacionales, que establece la administración de las aguas nacionales, así

como la concurrencia y coordinación con autoridades estatales. Tiene por objeto regular la

explotación, uso o aprovechamiento, distribución y control, así como la preservación de su

calidad y cantidad, para garantizar su desarrollo integral sustentable. Esta ley establece,

conforme a sus competencias, la realización de explotación, uso o aprovechamiento de las

aguas nacionales, a los municipios y estados, destinados a los servicios de agua con carácter

público urbano o doméstico, así como también faculta la reutilización de aguas tratadas,

aprovechamiento de aguas residuales provenientes de los sistemas públicos urbanos a

través de las autoridades estatales y municipales, así como de sus organismos operadores.

La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, que establece que son

de orden público e interés social la prevención y control de la contaminación del agua, entre

otras. Dentro de su articulado, establece los criterios para el aprovechamiento sustentable

del agua y sus ecosistemas, así como la importancia de la coordinación de las autoridades

ambientales con la Secretaría de Salud.

La Ley General de Cambio Climático, que es un ordenamiento que establece disposiciones

para enfrentar los efectos adversos del cambio climático, indicando en su artículo 30 que

las dependencias tanto federales, estatales y municipales en el ámbito de sus competencias,

implementarán acciones como los diagnósticos a los ecosistemas hídricos, y así mismo

sobre los volúmenes disponibles de agua y su distribución, además de fomentar la recarga

de acuíferos, entre otras.

La Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, que tiene por objeto

propiciar el desarrollo sustentable a través de la prevención de la generación, la

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valorización y la gestión integral de los residuos sólidos urbanos de manejo especial, y/o

peligrosos. Dentro de los residuos de manejo especial que son competencia de las entidades

federativas, se encuentran los lodos provenientes del tratamiento de aguas residuales.

La Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, que es una ley reglamentaria del

artículo 27 constitucional, que tiene por objeto regular y fomentar la conservación,

protección, manejo y aprovechamiento de los sistemas forestales del país. Regula la

implementación por parte de los tres órdenes de gobierno, del desarrollo de la

infraestructura en las zonas forestales, incluyendo entre ellas las obras de conservación de

suelos y aguas.

La Ley General de Salud que es reglamentaria del artículo 4° constitucional en materia de

protección de la salud de toda persona. Determina que las autoridades sanitarias, educativas

y laborales apoyarán y fomentarán acciones relacionadas al acceso al agua potable y

medios sanitarios de eliminación de excreta. La Secretaría de Salud será la autoridad

competente para emitir normas que establezcan el tratamiento de agua para uso y consumo

humano. Contempla la facultad concurrente de la Secretaría de Salud y a las entidades

federativas vigilar y certificar la calidad del agua para uso y consumo humano.

La Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo

Urbano, que tiene por objeto fijar las normas básicas para ordenar el uso del territorio y los

asentamientos humanos en el país. Determina que la federación prevea a nivel nacional las

necesidades de tierra para desarrollo urbano y vivienda, considerando la disponibilidad de

agua que determine la SEMARNAT. Los planes y programas municipales de desarrollo

urbano serán regulados por la legislación estatal y contendrán materias como centros

históricos, movilidad, medio ambiente, vivienda, agua y saneamiento.

La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos en México (GIRH) es un enfoque de política

pública, incremental y adaptativo, que persigue el desarrollo y manejo coordinado del agua,

la tierra y los recursos relacionados. Está orientada a propiciar que el aprovechamiento de

los recursos hídricos se dirija hacia la consecución de objetivos nacionales de desarrollo

económico y social bajo criterios de equidad y sostenibilidad ambiental. La misma se

sustenta en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), el Plan Sectorial de la SEMARNAT y el

Plan Nacional Hídrico (PNH), cuya formulación para 2019-2024 está en proceso. Partiendo

de la eficacia de la regulación gubernamental para garantizar la sostenibilidad de la gestión

del agua y reconociendo, además, que no hay gestión sostenible sin la protección de los

ecosistemas para el mantenimiento y la rehabilitación del ciclo hidrológico natural, en

materia de políticas públicas, los ámbitos centrales de interés son:

Eficiencia y equidad en el suministro a poblaciones humanas y actividades

económica;

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Eliminación de contaminantes de alto riesgo ambiental y el mantenimiento de la

calidad de los cuerpos de agua continentales y costeros;

Abastecimiento que garantice la integridad ecológica de sistemas fluviales y

lacustres, humedales y estuarios.

México es un país naturalmente vulnerable a los efectos del cambio climático: por su

ubicación geográfica, que determina una distribución desigual del agua entre el norte y el

sur de México, con zonas áridas y semiáridas en el primero e inundaciones y huracanes más

frecuentes en el segundo; por la diferencia en elevación de su territorio; y por la

distribución de la precipitación y diferencias en el escurrimiento, durante el curso del año y

en espacio a lo largo y ancho del país. A esto hay que sumarle la competencia por el

recurso, la contaminación por vertido de aguas residuales, la salinización de suelos por el

exceso de fertilizantes, la deforestación y el cambio no controlado debidamente de uso del

suelo agrícola, aspectos todos que inciden en el agua. Se espera que, en general, las

precipitaciones disminuyan en un 10% en la mayoría del país, aunque em ciertas regiones

la disminución será mayor (en Baja California se espera cerca de un 40%). La

concentración de la población en los núcleos urbanos pone sobre la mesa la evaluación de

la eficiencia en los sistemas de abasto de agua potable y la gestión adecuada de los

problemas de su contaminación, cosa que se puede ejemplificar con el caso del incremento

de la concentración de manganeso en el caso de la ciudad de Izúcar de Matamoros. Debe

considerarse además que hay un desbalance entre la demanda, la disponibilidad y la

distribución del agua, con una infraestructura que no se ha renovado a la par del

crecimiento demográfico y económico y factores sociales que no coadyuvan al cuidado de

este recurso (López-Hernández et al., 2012; Herron, 2013; Coelho y Andrade, 2014;

Rasekh y Brumbelow, 2014; SEMARNAT-INECC, 2016, 2018).

La gobernanza del agua

El concepto y sus implicaciones

En ocasiones se confunde gobernabilidad (cualidad de gobernar), con gobernanza (“Arte o

manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico,

social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad

civil y el mercado de la economía”). Murillo y Soares proponen utilizar gobernabilidad

cuando se trate de la parte institucional conferida al gobierno y sus instituciones, es decir,

su capacidad y rango de acción; y gobernanza al referirse a la acción conjunta del gobierno

y la sociedad para un objetivo positivo común (como el desarrollo), a fin de alcanzar un

equilibrio, aunque algunos autores identifican no una díada, sino la tríada gobierno-

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sociedad-ciencia. Una de las definiciones del término, adoptada por diversas agencias a

nivel internacional, considera a la gobernanza del agua como “el conjunto de sistemas

políticos, económicos y administrativos existentes para el desarrollo y manejo del recurso

hídrico y para la entrega de servicios de agua a los diferentes niveles de una sociedad”. La

OCDE la define como el “conjunto de reglas, prácticas y procesos (formales e informales) a

través de los cuales, las decisiones para la gestión de los recursos hídricos y servicios son

tomadas e implementadas, articulando con los actores y sus intereses; y los tomadores de

decisiones rinden cuentas”. Se entiende entonces, que el concepto de gobernanza tiene que

ver más con la forma en que se toman las decisiones, que con las decisiones en sí mismas,

centrándose en la interacción transversal, de abajo arriba y de arriba abajo, de los

diferentes actores que intervienen en la gestión y el uso del agua. Esto confiere

características específicas a la gobernanza del agua, muy vinculadas a las especificidades

de cada territorio para lograr un justo equilibrio entre la seguridad que brinda a las

comunidades humanas como a los ecosistemas que comprende (nótese que en el concepto

de territorio hay que incluir las características culturales de las comunidades presentes,

siendo la participación social un elemento clave. La gobernanza del agua en un resumen

gráfico de lo planteado por la OECD se muestra en los siguientes esquemas (Murillo y

Soares, 2013, OECD, 2011; OECD, 2015; Akhmouch y Correia, 2016; Minambiente 2019;

UNAM, 2018)

Figura 5. Marco de Gobernanza multinivel. Fuente OECD (2011), Water Governance in OECD: A

Multi-Level Approac, OECD Publishing, Paris.

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Lo anterior está bien enunciado y debía funcionar en la práctica. Pero, una visión simplista

e idílica no ha dado los resultados tangibles esperados, como sucede por ejemplo con el

manejo de las cuencas hidrográficas. Tiene particular importancia la gobernanza del agua

residual que está lejos de dar los resultados esperados y la situación se agrava

continuamente. Los conflictos entre los criterios globales y locales, entre el desarrollo y la

conservación de ecosistemas, entre otros, ha llevado incluso a pensar si es necesario pensar

más en las cuencas de problemas hidrológicos que en cuencas hidrológicas delimitadas

geográficamente. La compleja relación entre los componentes del ciclo del agua ya ha

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motivado estudios relativos a la gobernanza de la humedad. También los megacentros

urbanos como el del Valle de México, son una muestra de lo complejo del escenario de

lograr satisfacer simultáneamente todas las exigencias para sostener el desarrollo y

conservar el ecosistema. En este sentido, resulta ilustrativo que no siempre es suficiente

fomentar la participación de las mujeres para lograr su empoderamiento y una mayor

equidad de género en la gobernanza del agua. Evidentemente hay que mover más

mecanismos para lograrlo. Uno de los factores que incide en esta falta de resultados

tangibles de la implementación de diferentes modelos, políticas y estrategias para una

adecuada gobernanza del agua, es la falta de datos confiables sobre el estado real de los

recursos hídricos en calidad y cantidad, lo que es más evidente en los países con ingresos

de bajos a medios. Esto muestra la importancia del papel de la Ciencia y en específico de

las Instituciones de Educación en la obtención, gestión y difusión de la información sobre

el agua a nivel territorial, para lograr la gobernanza del agua a la que se aspira.

Indiscutiblemente, la utilización de las tecnologías de la información y la informatización

de la sociedad en general, deben tener un papel relevante en el acceso ciudadano e

institucional a información confiable sobre el agua. De lo anterior se desprende que es

necesario mejorar la comunicación y cooperación entre todos los actores y adentrarse más,

para lograr la mayor restauración posible de los ecosistemas y sus servicios ambientales, en

las soluciones a nivel local, especialmente las basadas en la naturaleza, o sea entrar en el

ámbito de la gobernanza de la restauración ambiental (Casiano et al., 2017; Keys et al.,

2017; Woodhouse y Mueller, 2017; Schulz et al., 2017; Adams y Juran, 2018; Bouckaert et

al., 2018; Lerner et al., 2018; Mukhtarov et al., 2018; Sapkota et al., 2018; Zogheib et al.,

2018; Albert et al., 2019; Pahl-Wostl, 2019)

Figura 6. Marco de Gobernanza del agua.

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El papel de las redes de conocimiento en la gobernanza del agua

Las redes de conocimiento, considerando que agrupan no sólo el conocimiento científico y

tecnológico, sino que consideran el conocimiento ancestral de cada grupo humano sobre el

agua en la región específica en que se desarrolla y por tanto involucran la participación de

la población en su quehacer, juegan un papel importante en la gobernanza del agua. En este

sentido resulta ilustrativo el actuar de la Red Temática Gestión de la Calidad y

Disponibilidad del Agua, integrada en el sistema de redes del CONACyT

(www.aguanet.com.mx).

Producto del debate y la reflexión, esta Red propuso una serie de medidas a diversas

instancias gubernamentales que, en apretada síntesis, son:

Sobre el derecho al agua y el saneamiento

1. No se debe privatizar ni concesionar a particulares el servicio de agua potable a la

población.

2. No se debe privatizar ni concesionar a particulares el servicio de tratamiento de las

aguas residuales, mismo que necesita mejorarse y ampliarse.

3. Se propone integrar una Comisión integrada por la SEMARNAT, CONAGUA,

IMTA, las Redes del agua, las Universidades y demás instancias interesadas, para la

valoración y desarrollo de las distintas tecnologías de tratamiento.

4. Se propone integrar una Comisión integrada por la SEMARNAT, CONAGUA,

IMTA, las Redes del agua, las Universidades y demás instancias interesadas, para la

valoración y desarrollo de la tecnología de humedales de tratamiento.

5. Toda actividad de explotación de los yacimientos de lutitas (conocida como

fracking), debe detenerse hasta que se garantice disponer tanto de los estudios de

viabilidad ambiental, técnica y económica, como de los recursos humanos y

tecnológicos adecuados para cada pozo en que esto se realice, considerando además

los intereses de la población de las regiones en que esta actividad se desarrolle.

Sobre normatividad y calidad del agua

1. Se propone crear una comisión integrada por todas las instancias que tienen que ver

con la calidad del agua para valorar la correspondencia de las normas mexicanas

con el estado actual del conocimiento científico y con las características regionales.

2. Se propone crear una comisión que atienda el problema del arsénico y el flúor en el

agua potable para revisar la norma oficial mexicana, atender problemas de salud

relacionados con esto y avanzar en el mapa del arsénico y el flúor en el país.

Revista Latinoamericana el Ambiente y las Ciencias 10(24): 1 - 21 2019

Monografía de la Red Temática de Gestión de la Calidad y Disponibilidad del Agua.

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Sobre el agua de riego

1. Se propone crear una comisión para realizar una evaluación de la estructura y

funcionamiento de los distritos de riego.

2. Se propone la creación de una comisión o grupo de trabajo que sistematice la

disponibilidad y factibilidad de aplicación de las distintas técnicas de riego.

Ciencia y sociedad

1. Es necesario proveer de más recursos de todo tipo a la divulgación científica,

estimulando la participación de los investigadores en estas actividades.

2. Se propone la creación de un sitio oficial en Internet, en el cual el tema central sea

el agua y la salud.

3. Se propone que se analice la penalización de las amenazas a los investigadores por

parte de personas con intereses contrarios al medio ambiente en las comunidades.

4. Se propone fortalecer la actividad de colaboración científica inter y

transdisciplinaria, estimulando el financiamiento gubernamental a las actividades de

socialización del conocimiento.

CONCLUSIONES

Evidentemente hay mucho que hacer con relación al agua en México. Es una de las áreas

que mayor atención debe de recibir por parte del Gobierno de inmediato. Pero esto solo no

es suficiente y nada se logrará si la población no se involucra. Se requiere de una

concientización y participación ciudadana que hay que sembrar, cultivar y hacer crecer,

pues los conflictos entre los intereses personales o de pequeños grupos con los intereses

comunitarios, regionales y nacionales, no permiten avanzar con la celeridad requerida en su

solución. En otras palabras, se requiere avanzar en una adecuada gobernanza del agua. Sólo

así se garantizará que toda la población reciba los servicios de agua potable y saneamiento

de calidad, en forma continua y asequible a la población de menores ingresos; que se

alcance una seguridad alimentaria con una agricultura que conserve el agua y no la

desperdicie y se disminuya efectiva y tangiblemente la contaminación de los ríos y estos

brinden de nuevo los servicios ambientales que se requieren de ellos.

Revista Latinoamericana el Ambiente y las Ciencias 10(24): 1 - 21 2019

Monografía de la Red Temática de Gestión de la Calidad y Disponibilidad del Agua.

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