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El renacimiento de la virtud en la ética filosófica contemporánea En el campo de la ética filosófica se produce un interesante renacimiento de la ética de la virtud, a partir, sobre todo, de los estudios de G.E.M. Anscombe y A. MacIntyre. Elizabeth Anscombe publica en 1958 un artículo que puede considerarse el comienzo del debate contemporáneo sobre el deber y la virtud, y el inicio de la vuelta a la virtud por parte de la comunidad filosófica, especialmente en el ámbito anglo-americano. En este y otros estudios posteriores, Anscombe critica las teorías morales modernas del utilitarismo y deontologismo de corte kantiano, y advierte que el desarrollo de la filosofía moral exige redescubrir el concepto de virtud. A partir de la llamada de atención de Anscombe, se multiplican los estudios sobre la virtud. Merecen destacarse los trabajos de I. Murdoch, M. Stocker, Ph. Foot, M.C. Nussbaum, Ch. Taylor y A. MacIntyre. MacIntyre es considerado el autor más importante en el resurgir de la virtud en la ética contemporánea. Después de diez años de trabajo, publica en 1981 su famosa obra After Virtue: A Study in Moral Theory, que constituye para muchos la publicación más importante dentro del debate contemporáneo sobre la ética de la virtud. En ella cuestiona la ética moderna como fruto de los ideales ilustrados y del individualismo liberal. En su opinión, el proyecto ilustrado ha fracasado porque sus principales exponentes rechazaron la concepción teleológica de la naturaleza humana y la visión del hombre como poseedor de una esencia que define su verdadero fin. Frente a este fracaso, MacIntyre propone la vuelta a la ética de la virtud fundada en Aristóteles y en la Sagrada Escritura, y enriquecida por Santo Tomás. Hoy en día se puede hablar de la «ética de la virtud» como perspectiva ética cuya principal preocupación es la formación de un determinado carácter moral en el que son más importantes las disposiciones internas, las motivaciones y los hábitos del sujeto, que los juicios sobre la rectitud de los actos externos y sus consecuencias. Esta perspectiva contrasta con las teorías éticas que fijan la atención en el deber o la norma (deontologismo), o en las consecuencias de la acción (utilitarismo), a las que critican haber reducido la moralidad a los aspectos externos de la conducta y al cumplimiento de las obligaciones sociales, y haber convertido la ética en la búsqueda de fundamentación de reglas morales o en el cálculo de prejuicios y beneficios particulares de las acciones humanas. Dentro del amplio campo de la ética de la virtud, algunos autores se han planteado el concepto de virtud en clave narrativa. Uno de ellos es el ya mencionado Alasdair MacIntyre. En su libro Tras la virtud, intenta desarrollar un concepto moderno de virtud como parte de la «estructura narrativa» que da unidad a la vida moral. Pone de relieve la necesidad de unir moral e historia personal: las virtudes están necesariamente

La Virtud en La Ética

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El renacimiento de la virtud en la tica filosfica contempornea

En el campo de la tica filosfica se produce un interesante renacimiento de la tica de la virtud, a partir, sobre todo, de los estudios de G.E.M. Anscombe y A. MacIntyre.Elizabeth Anscombe publica en 1958 un artculo que puede considerarse el comienzo del debate contemporneo sobre el deber y la virtud, y el inicio de la vuelta a la virtud por parte de la comunidad filosfica, especialmente en el mbito anglo-americano. En este y otros estudios posteriores, Anscombe critica las teoras morales modernas del utilitarismo y deontologismo de corte kantiano, y advierte que el desarrollo de la filosofa moral exige redescubrir el concepto de virtud.A partir de la llamada de atencin de Anscombe, se multiplican los estudios sobre la virtud. Merecen destacarse los trabajos de I. Murdoch, M. Stocker, Ph. Foot, M.C. Nussbaum, Ch. Taylor y A. MacIntyre.MacIntyre es considerado el autor ms importante en el resurgir de la virtud en la tica contempornea. Despus de diez aos de trabajo, publica en 1981 su famosa obraAfter Virtue:A Study in Moral Theory, que constituye para muchos la publicacin ms importante dentro del debate contemporneo sobre la tica de la virtud. En ella cuestiona la tica moderna como fruto de los ideales ilustrados y del individualismo liberal. En su opinin, el proyecto ilustrado ha fracasado porque sus principales exponentes rechazaron la concepcin teleolgica de la naturaleza humana y la visin del hombre como poseedor de una esencia que define su verdadero fin. Frente a este fracaso, MacIntyre propone la vuelta a la tica de la virtud fundada en Aristteles y en la Sagrada Escritura, y enriquecida por Santo Toms.Hoy en da se puede hablar de la tica de la virtud como perspectiva tica cuya principal preocupacin es la formacin de un determinado carcter moral en el que son ms importantes las disposiciones internas, las motivaciones y los hbitos del sujeto, que los juicios sobre la rectitud de los actos externos y sus consecuencias. Esta perspectiva contrasta con las teoras ticas que fijan la atencin en el deber o la norma (deontologismo), o en las consecuencias de la accin (utilitarismo), a las que critican haber reducido la moralidad a los aspectos externos de la conducta y al cumplimiento de las obligaciones sociales, y haber convertido la tica en la bsqueda de fundamentacin de reglas morales o en el clculo de prejuicios y beneficios particulares de las acciones humanas.Dentro del amplio campo de la tica de la virtud, algunos autores se han planteado el concepto devirtud en clave narrativa. Uno de ellos es el ya mencionado Alasdair MacIntyre. En su libroTras la virtud, intenta desarrollar un concepto moderno de virtud como parte de la estructura narrativa que da unidad a la vida moral. Pone de relieve la necesidad de unir moral e historia personal: las virtudes estn necesariamente vinculadas a la nocin de una estructura narrativa de la vida humana, como medios para alcanzar con xito la finalidad del proyecto vital. Por otra parte, insiste en el valor que tienen para la vida moral tanto la existencia de una comunidad de referencia, como la tradicin, gracias a la cual los conceptos morales no se vacan de contenido.

Las ticas de la virtud niegan que la moral se reduzca a un conjunto de principios o reglas morales que hay que seguir y afirman que la moral se manifiesta a travs de rasgos internos de la persona, las virtudes, que son disposiciones de carcter moral u orientacin de la voluntad a vivir de una forma admirable. Para las ticas de la virtud, las actitudes son ms importantes que las creencias y el carcter moral y la voluntad lo son ms que la razn. Entre los primeros filsofos contemporneos que han defendido alguna tica de la virtud se cuentan Elizabeth Anscombe(1919-2001), Philippa Foot(1920) y Alasdair MacIntyre (1929). - See more at: http://www.acfilosofia.org/materialesmn/filosofia-y-ciudadania-3013/filosofia-moral-y-politica-democracia-ciudadania/389-eticas-de-la-virtud#sthash.jRNLYzER.dpufara MacIntyre las sociedades modernas no han heredado una sola tradicin moral, sino fragmentos de tradiciones morales muchas veces incompatibles entre s, pero que constituyen el grueso de nuestras convicciones morales. Por ello, a veces, la gente se siente confusa. Somos perfeccionistas platnicos cuando recompensamos a los ganadores olmpicos, utilitaristas cuando aplicamos el principio de seleccin con los heridos de guerra, lockeanos cuando afirmamos los derechos a la propiedad, cristianos cuando tenemos por ideal la caridad, la compasin y el igual valor moral de todas las personas, y seguidores de Kant y Mill cuando afirmamos la autonoma personal. Las teoras ticas modernas han intentado dar coherencia a estas convicciones pero han fracasado porque estas convicciones morales son muy heterogneas y estn desconectadas de la tradicin de la que proceden. MacIntyre propone volver a una concepcin aristotlica de la vida buena que de coherencia a estas convicciones y alumbre un conjunto de virtudes que ofrezcan ejemplos de vida y den sentido a la existencia humana. Ya no sirven teoras ticas construidas a partir de principios y reglas de aplicacin universal.Para dar sentido a la propia vida hay que estar ligado emocionalmente a las personas que nos rodean, poder expresar la propia naturaleza y sentir que el propio bien individual se identifica con una forma de vida que ya exista antes que nosotros y perdurar despus de nosotros. As, el sentido de la propia vida se alcanza con la pertenencia a una tradicin moral que ofrece modelos de excelencia o virtudes que orientan cada vida individual hacia la vida buena, a la par que da orden y unidad a cada vida individual.MacIntyre seala que la vida buena y el conjunto de virtudes que permiten buscarla y alcanzarla varan con las circunstancias. La vida buena para un ateniense del siglo V no ser lo mismo que para una monja medieval o un granjero del siglo XVIII. "Soy hijo o hija de alguien, primo o to de alguien ms, ciudadanos de esta o aquella ciudad, miembro de este o aquel gremio o profesin; pertenezco a este clan, esta tribu, esta nacin. De ah que lo que sea bueno para m deba ser bueno para quien habite estos papeles. Como tal, heredo del pasado de mi familia, mi ciudad, mi tribu, mi nacin, una variedad de deberes, herencias, expectativas correctas y obligaciones. Ellas constituyen los datos previos de mi vida, mi punto de partida moral. Confieren a mi vida su propia particularidad". En este sentido, la vida buena y sus virtudes dependen del contexto social e histrico y no son una opcin personal.

La crisis y confusin morales del mundo occidental en nuestra poca, que las teoras ticas imperativas no pueden solucionar, impone pues "la construccin de formas locales de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral y la vida intelectual puedan sostenerse".Dentro de los pros y contras de la tica de la virtud, podemos decir que se presenta como una tica atractiva frente a las ticas imperativas, como las consecuencialistas y las de deberes: la gua de la vida moral no son principios y reglas que hay que seguir, sino modelos de vida a realiza con margen para la concrecin y bsqueda personal.Se ha objetado a la tica de la virtud que, a partir de la inmensa variedad de opiniones en pueblos, cultura y sociedades distintas sobre lo que constituye la virtud, se pierde el carcter de universalidad que, a diferencia de leyes y costumbres, tiene la moral. La valenta que guiaba la vida de los hroes homricos, la lealtad caballeresca o la esperanza cristiana parecen reliquias histricas, extraas y poco tiles en las sociedades modernas. Sin embargo, este aspecto lo han utilizado algunos filsofos de la virtud como argumento a favor: el hecho que las virtudes hayan de ganarse en la comunidad donde se practican las hace ms prximas y entraables que los principios y deberes universales de las ticas imperativas.Otra objecin a la teora de la virtud es que al menospreciar las normas y deberes morales y no centrarse en qu clases de acciones son moralmente correctas, no es til como base para las leyes.Cmo legislar penalmente, si el asesinato no se considera una accin moralmente incorrecta sino la ausencia de virtudes como la compasin?

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