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“…Los apóstoles dijeron entonces a Jesús: Auméntanos la fe. El Señor les contestó: si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: arráncate de raíz y plántate en el mar y los obedecería”. (Lc 17, 5-6) El pasado jueves 11 del mes de octubre del presente año el Santo Padre Benedicto XVI inauguraba el año de la fe en la Plaza de San Pedro, conmemorando los 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Y quisiéramos comenzar esta reflexión con algunas palabras textuales que el Santo Padre nos dirigía en su homilía que sirven para orientarnos del porqué de este año de la fe. El Papa nos decía: “El Año de la fe que hoy inauguramos está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años: desde el Concilio, mediante el magisterio del siervo de Dios Pablo VI, que convocó un «Año de la fe» en 1967, hasta el Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer, hoy y siempre. Estos dos Pontífices, Pablo VI y Juan Pablo II, convergieron profunda y plenamente en poner a Cristo como centro del cosmos y de la historia, y en el anhelo apostólico de anunciarlo al mundo”. ALLANS PARABABITH, CJM Promotor Vocacional Equipo de Pastoral Vocacional Eudista Provincia de Venezuela

La voz eudista, noviembre

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Page 1: La voz eudista, noviembre

“…Los apóstoles dijeron entonces a Jesús: Auméntanos la fe. El

Señor les contestó: si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como

una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso:

arráncate de raíz y plántate en el mar y los obedecería”. (Lc 17, 5-6)

El pasado jueves 11 del mes de octubre del presente año el Santo

Padre Benedicto XVI inauguraba el año de la fe en la Plaza de San

Pedro, conmemorando los 50 años de la apertura del Concilio

Ecuménico Vaticano II. Y quisiéramos comenzar esta reflexión con

algunas palabras textuales que el Santo Padre nos dirigía en su

homilía que sirven para orientarnos del porqué de este año de la

fe. El Papa nos decía: “El Año de la fe que hoy inauguramos está

vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los

últimos 50 años: desde el Concilio, mediante el magisterio del siervo

de Dios Pablo VI, que convocó un «Año de la fe» en 1967, hasta el

Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de

nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer,

hoy y siempre. Estos dos Pontífices, Pablo VI y Juan Pablo II,

convergieron profunda y plenamente en poner a Cristo como centro

del cosmos y de la historia, y en el anhelo apostólico de anunciarlo

al mundo”.

ALLANS PARABABITH, CJM

Promotor Vocacional

Equipo de Pastoral Vocacional Eudista

Provincia de Venezuela

Page 2: La voz eudista, noviembre

Pues bien, como nos exhorta el Santo Padre, con el año de la fe

queremos continuar este camino de renovación profunda que vive

nuestra Iglesia con Jesucristo como centro de todo cuanto existe.

Igualmente, la Pastoral Vocacional Eudista, como toda pastoral, debe

estar impregnada de esta fe que celebramos. Deseamos remar mar

adentro, pero sólo podremos llegar a las profundidades y soportar el

fuerte oleaje y el viento tempestuoso si vencemos todo miedo y

confiamos plenamente en el Señor Jesús. En este camino de fe, del

que nos habla el Papa Benedicto XVI, no faltarán obstáculos que

intenten hacernos desistir, ante todo eso debemos recordar las

palabras de Jesús: “Sí tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una

semilla de mostaza”, grandes cosas, aunque parezcan imposibles,

podrán hacer. Todo esto lo tenemos claro en la Pastoral vocacional

Eudista. Y nuestro propósito, hermano y hermana, es que te nos unas

a este camino de fe que estamos recorriendo como equipo vocacional,

donde todos marchamos como Pueblo de Dios hacia nuestro destino

que es el reino del Padre Santo.

En este año de la fe queremos no sólo pedirle al dueño de la mies que

aumente nuestra fe, sino también que nos de fortaleza y nos ilumine

con su Espíritu para ir a todos aquellos hermanos y hermanas que

necesitan de los hombres de Dios. Todos hemos sido llamados a la

santidad, es lo que se conoce como vocación cristiana. Otros hemos

sentido un llamado específico, que sería la vocación específica al

sacerdocio ministerial. Pues bien, como equipo vocacional queremos

trabajar en comunión con todos y todas para hacer que suene fuerte y

en cualquier rincón el llamado que hace Dios a todos los cristianos a

ser santos. Terminamos citando unas palabas del P. Amadeo Cencini:

El culmen de toda vocación es cuando el llamado se convierte en

llamante.

Que Jesús y maría vivan y reinen en sus corazones.

Page 3: La voz eudista, noviembre

POEMA: “Mi vocación”

Me encanta mi nido,

Para mí es el más hermoso del mundo.

Mi nido es pequeño y frágil;

Mis padres lo han elaborado lentamente

A base de paja y algodón.

Mi nido es muy bonito,

Con todas la pajas entrecruzadas,

Como si fuera una labor de encaje.

Mi nido es muy seguro,

Y de él nunca se ha caído una sola cría.

Mi nido es muy caliente,

Porque todos estamos juntos

Y nos acurrucamos en invierno.

Mi nido está colocado

En la rama de un almendro,

Es verdad que este árbol no es muy alto,

Pero es el primero que florece en primavera,

Y sus flores nos perfuman el hogar.

Además, desde mi nido contemplo el cielo,

El sol, las estrellas, todo el mundo.

Sólo tengo un problema:

Me han crecido las alas y quiero volar,

Quiero volar

Y no quiero marcharme del nido.

Esto es imposible,

Ya he hecho algunos vuelos cortos

Sobre mi nido,

Y por eso sé que las alas son fuertes.

Mis padres me han enseñado a usarlas.

Ahora tengo que volar más lejos,

Y cuando me asomo siento algo de vértigo

Porque, por debajo de mi, el suelo no sé cómo es.

Sin embargo, el cielo me llama todos los días

Y, cuando por las mañanas veo volar a otras aves,

Sé que dentro de poco yo buscaré también

Esta inmensidad

Ignota y amiga,

Para la que fui creada.

(Margarita Saldaña)