Lacuesta, R. Historiador del arte responsable conservación. 2007

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    Estudios Generales. Estudios

    El historiador del arte como agente responsable de la conservacin de la obra artsticaThe art historian as an actor responsible for the conservation of the work of art

    Raquel Lacuesta ContrerasDoctora en Historia del ArteJefa de la Seccin Tcnica de Investigacin, Catalogacin y Difusin del Servicio dePatrimonio Arquitectnico Local. Diputacin de Barcelona

    ResumenHistoriador del Arte o Historiador de la Proteccin y Conservacin del Patrimonio Cultural(urbano y rural, inmueble y mueble), son dos trminos que no se pueden plantear como

    antagnicos ni diferentes, aunque se tienda a una especializacin y la historiografa as lorefleje. En este sentido, el historiador del arte debe erigirse en agente corresponsable de laconservacin de la obra histrica y artstica en general, en base a su formacin acadmica,que debera comprender no slo la historia y evolucin de los fenmenos artsticos, sinoaspectos jurdicos, legales, urbansticos, etc., que afectan o pueden afectar directamente a laproteccin o desproteccin del patrimonio edificado y del patrimonio mueble.

    Palabras clave: Historia del Arte. Historiador del Arte. Obra de Arte. Bienes Muebles eInmuebles. Patrimonio Histrico. Conservacin.

    Abstract

    Art Historian or Historian of the Protection and Preservation of Cultural Heritage bothurban and rural, real and personal are two terms which, in spite of the growing trendtowards specialization that can be seen in contemporary historiography, cannot be regardedas being opposing or different. The Art Historian should consider himself a stakeholder inthe preservation of historical and artistic work in general, because of to his academictraining, which should not only encompass history and the evolution of artistic phenomenabut also other issues such as law and city planning, which affect or may affect theprotection or disprotection of our cultural heritage, be it real estate or personal property.

    Keywords: Art History. Art Historian. Work of Art. Movable and Inmovable CulturalProperties. Historic Heritage. Conservation.

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    Raquel Lacuesta Contreras

    Historiadora del Arte por la Universidad de Barcelona (1973)Nacida en Helln, Albacete (1949), estudi parte de la carrera en la UniversidadCompletense de Madrid y los aos de especialidad en la Universidad Central de Barcelona,donde me doctor en Histria del Arte (1998) y donde tambin me haba licenciado enFilosofa y Ciencias de la Educacin (1987).

    Miembro fundador de la Academia del Partal (Asociacin Libre de Profesionales de laRestauracin Monumental), creada en Barcelona el 19 de noviembre de 1992, ejerciendo elcargo de Secretaria entre 1992 y 2002.

    Obtuve el Premio Nacional de Patrimonio Cultural de la Generalitat de Catalunya en 1997,

    junto con el equipo de restauracin de una parte de la Casa Mil "La Pedrera", deBarcelona. En la redaccin y presentacin de mi Tesis doctoral, El Servei de Catalogaci iConservaci de Monuments de la Diputacin de Barcelona. Metodologia, criteris i obra.1915-1981 (Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona, 1998,publicada en 2000 con el ttulo Restauracin monumental en Catalua. Siglos XIX y XX),cont con la ayuda y el asesoramiento de otros miembros de la Academia del Partal,especialmente de los catedrticos Dr. Javier Rivera y Dr. Jos Luis Gonzlez Moreno-Navarro, quienes formaron parte del tribunal de la tesis.

    Adscrita en un principio al Archivo Histrico del Colegio de Arquitectos de Catalua(1973-1978), desde all inici mis estudios, junto con el arquitecto director del Archivo,

    Antoni Gonzlez Moreno-Navarro, sobre historia de la arquitectura, realizando catlogos einventarios de patrimonio arquitectnico, que me permitieron familiarizarme con estilos ylenguajes de todas las pocas. En 1985 entr a formar parte del Servicio de Catalogacin yConservacin de Monumentos de la Diputacin de Barcelona, como historiadora del arte,para ocuparme inicialmente de las publicaciones y la divulgacin de los estudios y obrasrealizadas. Desde aqu y bajo la direccin de Antoni Gonzlez desarrollamos un mtodoque es aplicado en cualquier obra de restauracin o en cualquier estudio de carcterurbanstico relacionado con centros histricos. Desde 1996 soy jefa de la Seccin Tcnicade Investigacin, Documentacin y Difusin de este mismo Servicio, ahora denominadode Patrimonio Arquitectnico Local, y la Seccin, de Investigacin, Catalogacin yDifusin.

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    Esta trayectoria en el Servicio, mi experiencia y el papel que he tenido como historiadoradel arte y como jefa de la investigacin histrica en sus diferentes vas de estudio, la

    documentacin y la difusin en relacin con el patrimonio monumental, son los temas quehe venido desarrollando en las ediciones del Master de Restauracin y Rehabilitacin delPatrimonio en la Universidad de Alcal de Henares, en las que he participado desde 1996.

    He comisariado diferentes exposiciones sobre arquitectos (como Csar Martinell Brunet,Antoni Gaud y Rafael Mas), he dirigido la pelcula Gell, Gaud: un projecte com(Diputacin de Barcelona, Riedweg Produccions, 2002), en el marco de la exposicin delAo Gaud La vida en palacio: Eusebi Gell y Antoni Gaud, dos hombres y un proyecto;he organizado y dirigido congresos y jornadas de intervencin en el patrimonio, y he escritonumerosos libros y artculos tanto de arquitectura histrica como contempornea, y demtodo y criterios de la restauracin.

    Contacta con la autora: [email protected]

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    Corresponsabilidad en la conservacin de la obra artstica

    No es nada arriesgado afirmar que la obra artstica, en el sentido ms amplio de su concepto

    y de su cronologa, constituye probablemente el bagaje cultural ms importante de lahumanidad. As lo viene demostrando la confianza que todos los gobiernos, los entesculturales, los econmicos y los mediticos depositan en el trasvase de ese bagaje de unospases a otros como frmula de atraccin de estudiosos, viajeros ilustrados o turistas enmasa; y tambin en los medios que cada nacin despliega para darse a conocer por sussingularidades artsticas (sin menoscabo, se entiende, de singularidades de otro tipo, comopueden ser las climticas, las paisajsticas o cualquier otra). Aqu nos centraremos en laobra artstica.

    En la base de esta cada vez ms desarrollada actividad de difusin hay, inequvocamente,una necesaria asuncin de la conservacin de la obra artstica y de definicin del modelo o

    de los modelos de agentes de la conservacin. El trmino conservacin implica unadefinicin conceptual muy diferente a investigacin, restauracin o rehabilitacin, aunqueuna y otras vayan estrechamente ligadas, por ejemplo, en los procesos de la intervencinmonumental. Conservar una cosa es mantenerla o cuidar de su permanencia; tenercuidado de ella impidiendo que sea alterada o destruida. Definicin acadmica sta queconlleva, en el caso de la obra artstica, conocerla, reconocerla como tal, valorarlauniversalmente y transmitirla a las generaciones. Por otra parte, un agente es aquellapersona que tiene poder para producir un efecto y tambin la que ejecuta actos que puedenproducir o producen efectos jurdicos. Si tomamos prestado del mbito del Derecho estadefinicin de agente para aplicarla a la supuesta corresponsabilidad en la conservacinmonumental, podemos llegar a la conclusin de que el historiador del arte, por su propia

    idiosincrasia, es decir, por su formacin acadmica y por el cometido que le tiene asignadola comunidad universitaria, debera asumir un papel destacado en la formulacin deplanteamientos y en las actuaciones especficas que tengan como finalidad establecer elmarco legal y legtimo que garantice esa permanencia de la obra artstica.

    Aproximacin al concepto de obra artstica

    Una obra artstica es el resultado de la aplicacin de la actividad humana a un fin, en estecaso el de producir una obra de arte. El artista intenta producir obras de arte. El resto de lahumanidad ejerce un papel sancionador, y por una serie de caminos, siempre subjetivos,eleva aquella obra a la categora de artstica, por su belleza, su armona, su carga de

    sensibilidad, su capacidad emotiva, su valor como smbolo y como icono. Pero el alcancede la obra artstica puede llegar a ser infinito. Es una obra artstica un tejido urbano, en suconfiguracin ms genuina, generada por el crecimiento espontneo, o la que es productode un desarrollo planificado. Tambin lo son los inmuebles que se han ido implantandopaulatinamente en ese tejido urbano y que le han ido dando carcter, o los que han sido elorigen de una determinada configuracin urbana (un castillo, un templo) y de laconsolidacin de una trama viaria. [Ilustracin 1] [Ilustracin 2] [Ilustracin 3] [Link 1][Link 2]

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    Ilustracin 1. CORIA (Cceres). Plaza porticada del Ayuntamiento. Foto: R. Lacuesta, enero 1976.

    Ilustracin 2. HOSPITALET DE LLOBREGAT (Barcelona). Urbanizacin de un terreno agrcola comopaseo con arbolado, la Rambla de Just Oliveras, hacia 1907. Fotografa Monrs

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    Ilustracin 3. ALCOVER (Tarragona). Casa del Dr. Domingo, construida en la carretera de entrada al pueblo.Csar Martinell Brunet, arquitecto, 1919.

    Link 1. ALCARAZ (Albacete). La calle de las Torres, en el ncleo histrico. Ed. Foto Lpez, hacia la mitaddel siglo XX.

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    Link 2. CASTELLAR DE N'HUG (Barcelona). Casa del Director de la fbrica de cemento Asland del Clotdel Moro, proyectada por los arquitectos Llus Homs y Eduard Ferrs Puig por encargo de Eusebio Gell

    Bacigalupi.

    Y si estos aspectos epidrmicos son importantes por su capacidad para conformar ytransformar los paisajes de los territorios urbanos, rurales o naturales que nos son comunesy familiares, no lo son menos los aspectos que se encierran en su interior, no perceptiblesdesde el exterior ni a primera vista pero que suelen contener una carga creativa que, no pordesconocida, es despreciable. Quizs por esta ignorancia, esos aspectos de interiorismomerecen una atencin especial por parte de los agentes de la conservacin monumental. Merefiero a temas de diversa ndole: sistemas constructivos, sistemas de ventilacin, sistemas

    de canalizacin de las aguas y desages, ocultos a veces pero imprescindibles de conocerpara entender los componentes anatmico y biolgico de ese organismo vivo que es laciudad y el edificio-monumento o el edificio-tradicin; la distribucin funcional que hablade jerarquas espaciales, de factores antropolgicos, de la relacin espacio-uso y de modusvivendi; las tendencias de los usuarios en lo que atae a decoraciones de los espaciosinteriores (paredes, techos y suelos), relacionadas con estilos coetneos a las construccioneso con los que son fruto de renovaciones y modas; y, por ltimo, los bienes muebles queambientan esos interiores (mobiliario, iluminacin artificial, alfombrado, tapices ytapiceras, pinturas, esculturas y objetos varios artsticos, colecciones de cermicas yvidrios y de tantas otras ms o menos exticas, ms o menos cientficas), las cuales tambinhan estado sujetos en todos los tiempos a los estilos y las modas, pero que muy a menudo

    han convivido en unos mismos espacios habitados o pblicos sin hacerse necesariamentesombra. [Ilustracin 4] [Ilustracin 5] [Link 3] [Link 4] [Link 5]

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    Ilustracin 4. CASTELLDEFELS (Barcelona). Interiores historicistas: la sala China del castillo, en 1898, yhoy en proceso de recuperacin. Foto: M. Cosmn. Ayuntamiento de Castelldefels.

    Ilustracin 5. SANT HILARI SACALM (Girona). Masa El Soler de Mansol. Detalle del pavimento a laveneciana del comedor. Foto: R. Lacuesta, 2006.

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    Link 3. SANT HILARI SACALM (Girona). Masa El Soler de Mansol, reformada por el arquitecto RafaelMas Valent en 1909 por encargo de Toms Cendra. Decoracin del comedor. Foto: Pepo Segura, 2006.

    Link 4. RAMAT (Lleida). Detalle del comedor del castillo, diseado por Rafael Mas. Foto: Pepo Segura,2006 .

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    Link 5. ALCARAZ (Albacete). TOBARRA (Albacete). Pavimento de cermica pintada del siglo XVIII en elcamarn del Santuario de la Encarnacin, que representa escenas de batallas navales y de caza, con la plvora

    como protagonista. Foto R. Lacuesta, agosto 2007.

    Cmo podramos saber, si no y estos son datos que alimentan la historia del arte elmodo en que estaban ambientados los castillos y casas rurales, los palacios yayuntamientos, las escuelas y los mercados, o los palacetes y chalets historicistas,modernistas y noucentistes, si no hubiera existido alguien que los hubiera conservado, y,sobre todo, si no hubiera habido alguien que, asumiendo la tarea de historiador del arte y dela arquitectura, no nos hubiese relatado y descrito aquellos ambientes?. Se ha pensadoalguna vez cunto le debemos los agentes actuales de la conservacin monumental a

    personajes como E. E. Viollet le Duc, Francesc Parcerisa, Pau Mil i Fontanals, LlusRigalt, Elas y Francesc Rogent, Manuel Gmez Moreno y Martnez, J. Puig i Cadafalch, J.Puiggar, Joan Vidal i Ventosa, Adolf Mas, Josep Pijoan, Jeroni Martorell, Josep Dans,Zerkowitch, J. F. Rfols Fontanals, Csar Martinell Brunet, A. Cirici Pellicer, Frederic-PauVerri, Oriol Bohigas, Enrique Nuere, Antoni Gonzlez Moreno-Navarro, J. E. HernndezCros, y tantos y tantos otros, algunos arquitectos, otros historiadores y los ms alldibujantes y fotgrafos, que nos han transmitido en sucesivas generaciones, con sus escritoso con sus imgenes, multitud de ejemplos urbanos, rurales, paisajsticos, detallesconstructivos, materiales, interiores, etc., etc.? (Perdonar el lector que citemayoritariamente tratadistas y escritores catalanes, pero es obvio que cada territorio, cadapas, tiene y conoce los que le son ms cercanos). [Ilustracin 6] [Ilustracin 7]

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    Ilustracin 6. HOSPITALET DE Llobregat (Barcelona). Una de las torres modernistas de la Rambla, la Torre

    Puig (desaparecida). Postal J. B., 4

    Ilustracin 7. MANLLEU (Barcelona). El Hospital de San Jaime, importante edificio pblico construido entre1908 y 1913, hoy totalmente desfigurado. Postal Levelez-Lap, 1914.

    La obra artstica se define, pues, por este cmulo de testimonios que en cada momentohistrico ha creado opinin en materia de valoracin de lo que es monumento o no lo es, delo que es susceptible de ser conservado o no, ya sea como singularidad emergente osimplemente como reiteracin de lo tradicional, o de lo que representa un manifiesto de lamodernidad de cada poca; y el espectro artstico es tan amplio como antigedad tienequien la ha concebido y quien la ha reconocido: el ser humano.

    Ciudad y monumento, continente y contenido

    La ciudad, la villa, el pueblo o la aldea estn formados por un conjunto de calles yedificaciones, principales y secundarias, que en la mayora de los casos tienen un origencomn, especialmente en lo que se refiere a las ciudades medievales que han perduradohasta hoy y que son an reconocibles entre las nuevas tramas de expansin urbana; eseorigen es el que ha llevado a aglutinarse y ordenarse en torno a un edificio principal,gobernante y nacido ya con intencin de ser monumental, como hito que vigila y a la vezprotege al resto de la poblacin. El crecimiento orgnico de las poblaciones en torno a los

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    templos, lugar comn religioso y civil, y a lo largo de caminos, con unas arquitecturasnobles o populares, y el urbanismo planificado que surgi a partir de la poca renacentista,son los que han dado el peculiar carcter y la innegable armona de los ncleos histricos

    actuales. Estos ncleos son un compendio, pues, de historia y arte, de creacin y tradicin,en los que polticos, reyes, nobles, ingenieros, arquitectos, maestros de casas y urbanistas,artistas de renombre o locales, albailes, carpinteros y artesanos han dejado lo mejor de susaber, de su experiencia y de su creatividad. [Ilustracin 8] [Link 6] [Link 7]

    Ilustracin 8. CUENCA. Paisaje natural y paisaje edificado, junto a la hoz del ro Hucar. Foto: EdicionesSiciliaZaragoza

    Link 6. ALCNTARA (Cceres). Puente romano: comunicacin, arquitectura y paisaje. Foto: R. Lacuesta,diciembre 1975

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    Link 7. ANDILLA (Valencia). Bajo el volumen compacto del pueblo, poco transformado an, se levantan lospilares de una obra sabiamente interrumpida que pretenda crecer en medio del barranco. Foto R. Lacuesta,

    agosto 2007.

    Y si toda esta armona, fruto de una comprensin tcita entre los agentes operativos, semantuvo hasta mediados del siglo XX, por contradictorio que parezca empez a quebrarseal surgir la que pareca tan necesaria Ley del Suelo de 1956. Fue entonces cuando en mediode los ncleos histricos crecieron los bloques de pisos rascacielos sustituyendo amenudo magnficas mansiones y casones, algunos blasonados, con unos contenidosconstructivos y artsticos que unos pocos responsables del tesoro artstico de aquellos aostuvieron la sensibilidad de documentar y fotografiar. La presin especulativa, el trfico

    rodado y el caciquismo hicieron su aparicin y ejercieron su poder arrasando casas,antiguas alineaciones y perspectivas urbanas, paseos y arbolados de carreteras, puentes yotras obras de ingeniera. Una situacin que se ha prolongado hasta nuestros das, enprogresivo aumento y bajo la denominacin paradjica de ordenacin del territorio. Msbien, lo que se ha conseguido es la desordenacin del territorio, la formacin de barriosresidenciales y polgonos industriales de la ms abominable arquitectura, slo compensadapor algunos hitos arquitectnicos de autor de fama mundial. Y tambin que setransformaran con indiferencia muchos de los entornos de los monumentos, ocultndolostras enormes bloques de cemento, o alterando de modo casi irrecuperable la quinta fachadade la ciudad, las cubiertas, hoy en da tanto o ms visible desde puntos elevados que a lacota del terreno. [Ilustracin 9] [Ilustracin 10] [Link 8] [Link 9]

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    Ilustracin 9. Crecimiento paulatino de las Valls d'Andorra, hacia los aos setenta del siglo XX. Foto:

    Comercial Escudo de Oro, S.A

    Ilustracin 10. AMSTERDAM. Urbanismo en torno al Museum Hotel. Foto: KLM Aerocarto

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    Link 8. ALICANTE. Modelo urbanstico de la playa de San Juan, hacia los aos sesenta del siglo XX. Foto:A. Subirats Casanovas

    Link 9. AMSTERDAM. Urbanismo en torno al Museum Hotel. Foto: KLM Aerocarto

    Al enfrentarse con la conservacin monumental, hay que considerar diversos factores quesubyacen en el propio concepto de restauracin. Un monumento es slo una emergenciadentro de un contexto ms amplio, urbano, sociolgico, poltico, jurdico o cvico. Un

    tramo de calle o una plaza o una alquera o una borda forman parte de un paisaje,construido o destruido, cultivado, yermo o selvtico. Si lo que se pretende es restaurar unespacio urbano, el camino a seguir ser el conocimiento de su gnesis, el anlisis de loscomponentes anteriores y actuales, la eleccin de sus rasgos fundamentales y la decisin deconservar la belleza o extirpar la fealdad, aqulla que distorsiona la imagen preconcebidade un tiempo pretrito que se evoca armnico, tal vez porque as se ha reconocido en unasimple postal antigua. Un historiador del arte, por ejemplo y el arte est en cada rincn dela ciudad o del campo, aparente o entre cuatro paredes, como continente y como contenido, tiene tendencia, por la propia naturaleza de la disciplina, a ser conservacionista y a desearque se contine creando arte sin destruir el pasado. Por ello la relacin o el debate con losrestauradores o con otros cientficos provoca a menudo controversia o enfrentamiento.

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    La formacin acadmica y la actitud de los agentes que integran el equipopluridisciplinar de las intervenciones

    En las ltimas dcadas, la historiografa ha abundado en escritos que ponen de manifiesto lanecesidad de los estudios histricos de diversa ndole (documentales, artsticos,constructivos, de materiales, etc.) para afrontar la restauracin monumental. El proyectistaconcienciado ha requerido un equipo pluridisciplinar para que cada uno de sus miembros,desde su parcela de conocimiento, mtodo y experiencia, le aporte aquellos datos queinteresan a la consecucin de su obra. Esta dinmica no es nueva, aunque sean escasos losaos que se procede a teorizar sobre un mtodo concreto al servicio de la proteccin y larestauracin monumental entendidas stas en su ms amplio concepto segn hemosdefinido la obra artstica y sus procesos interdisciplinares. Tambin es cierto que lainvestigacin histrica no es tarea reservada exclusivamente a un historiador; es un derecho

    de todos, porque todo aqul que investiga, en ingeniera, en medicina, en farmacia, enzoologa o en agricultura, necesita de la historia como recurso ineludible de comprensindel presente. La historia es la madre que abarca y arropa todos los saberes. Por tanto, laintervencin en el patrimonio arquitectnico, en los tejidos urbanos y en el medio natural orural, es deudora del conocimiento acumulado, es objeto y vehculo de la historia al mismotiempo. Negar esta evidencia y hacer tabula rasa en cualquier intervencin en el patrimonioartstico es negar la mismsima esencia de este patrimonio. Ahora bien, mientras que enotras disciplinas el estudio de la historia que les compete viene a ser una materia casimarginal o secundaria, e incluso se llega a ella por la va autodidacta, en el historiadorprofesional se convierte en el ncleo bsico de su formacin y del mtodo de investigacinque, aun cuando se diversifique en especialidades determinadas, como puede ser en alguno

    de los grandes perodos histricos y artsticos, la visin global del devenir de los tiempos esquizs el aspecto que ms autentica su profesin. Este aspecto es, posiblemente, el que msatrae a los restauradores de monumentos, pues cada da emergen con mpetus renovadosarquitectos-historiadores que han sido atrapados por el bien que les reporta el conocimientode la historia. Es un hecho que hay que celebrar y aplaudir, porque la ignorancia no puedejugar con el patrimonio.

    Sin embargo, hemos de constatar que existe una deficiencia en la formacin universitaria delos historiadores y que sta no siempre es la ms adecuada ni profunda como para quepuedan prestar a los proyectistas restauradores unos conocimientos y unos serviciosrealmente tiles y necesarios para la conservacin de las obras artsticas. En este sentido,

    las facultades de historia e historia del arte tendran que adaptar sus curricula disciplinaresa las necesidades del mbito de la proteccin y la restauracin de los monumentos, no sloen aspectos estrictamente documentales, formales y estilsticos, o de gestin cultural tal ycomo se viene practicando en diversos masters o cursos de postgrado, sino tambin enaspectos legales, urbansticos, jurdicos, etc. Un historiador del arte o de cualquier otrarama de la historia ignora al salir de la universidad la existencia y el alcance de las leyes(estatales y autonmicas) de proteccin del patrimonio cultural, de las leyes de urbanismo ydel planeamiento urbanstico en general, del Cdigo de la Edificacin, o, simplemente, loque es y para qu sirve un catlogo de patrimonio urbano, ambiental, histrico-artstico yarquitectnico. Como tampoco se le ha explicado los aspectos de la Constitucin Espaolao del Cdigo Penal que ataen a la proteccin monumental. Esta deficiencia generalizada

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    en la formacin de los historiadores provoca que a menudo pierdan credibilidad ante losotros agentes de la restauracin, especialmente entre los urbanistas (cuando planifican ointervienen en los ncleos histricos) y entre los arquitectos proyectistas (cuando actan en

    los exteriores e interiores de los edificios), y conlleva el descrdito profesional o lamarginacin en aquellos procesos, siendo los arquelogos los nicos que participannormalmente en ellos, aunque tampoco con una implicacin sistemtica y real. A muchosse les escapa, por ejemplo, que las leyes de urbanismo determinan, ordenan y regulan caside manera absoluta la forma de vivir de las gentes, influyen en las migraciones locales yultralocales y en los procesos de cambio, incluso, de la economa familiar y de susexpectativas. Y a pesar de ello, no hay una voluntad manifiesta de dirigir su educacin yformacin hacia estas cuestiones vitales.

    Las leyes y sus deficiencias. La necesaria implicacin del historiador del arte en elproceso de redaccin de textos legales

    La proteccin y la restauracin del patrimonio artstico no siempre encuentran en el marcolegal de su competencia el apoyo suficiente o clarificador para que esa proteccin sea eficazy esa restauracin sea adecuada. Si tenemos en cuenta que en el proceso de redaccin deestas leyes se ignora a los historiadores como parte integrante y vinculante de los proyectosde restauracin o del planeamiento tanto general como derivado, podemos deducir quealguna cosa est fallando en el sistema de la proteccin. Hasta qu punto es coherentedictar leyes del patrimonio histrico y artstico, o del patrimonio urbanstico, si no hayhistoriadores ni historiadores del arte implicados en su formulacin, ni mucho menos, en suaplicacin?. Las leyes permiten redactar proyectos de restauracin no slo a arquitectos, aingenieros e incluso a arquelogos, sino tambin a aparejadores y a ingenieros tcnicos. En

    ningn momento se obliga a contar con las prestaciones de un historiador del arte, ni sedefinen o establecen sus obligaciones. Slo por la benevolencia o el nivel cultural de untcnico restaurador se requiere su presencia en un equipo interdisciplinar

    Es precisamente ste el primer papel que un historiador del arte tendra que tener asignado,por ley y porque le compete. Ningn plan urbanstico, sea cual sea su alcance, debera seraprobado sin la intervencin y la firma comprometida de un historiador del arte. Comotampoco ningn proyecto de restauracin tendra que seguir su curso sin el estudio previoque informe de los valores histricos y artsticos de un edificio en su contexto y en suconjunto, como objeto arquitectnico y como poseedor de elementos artsticos (artesaplicadas, objetos, mobiliario), y que determine cules de esos valores hay que preservar.

    Es ms, incluso un proyecto arqueolgico no debera llevarse a cabo si comporta unaactuacin traumtica en un elemento patrimonial, aunque ello suponga ir en detrimento delconocimiento cientfico.

    La arqueologa de la arquitectura puede seguir caminos muy interesantes sin quenecesariamente se hayan de aplicar mtodos que impliquen la destruccin o lairreversibilidad. No pretendemos decir con esto que no se practiquen excavacionesarqueolgicas en el subsuelo del territorio, pero s que cuando se trate de interiores deedificios, la reflexin a la hora de redactar un proyecto arqueolgico vaya estrechamenteligada a la opinin, tambin cientfica, de un historiador del arte, antes de proceder alrompimiento de los suelos. sta actuacin no puede ser arbitraria, sino perfectamente

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    planificada y consensuada, a partir de las caractersticas formales y materiales de los suelos.El mismo proceder tendra que regir en los estudios arqueolgicos de los revestimientosmurales. No hay frase ms categrica y a la vez temible escuchada no pocas veces en los

    foros de debate que aqulla que compara la arqueologa con un libro al cual se le vanarrancando las pginas y que ya nunca ms se podr volver a leer; es evidente que el libroqueda irrecuperable para la historia y para el futuro.

    Ahora bien, incluso ante esta constatacin, la ley que ha de proteger el patrimonioarquitectnico establece la obligatoriedad de realizar excavaciones arqueolgicas dirigidaspor el profesional competente en la materia cuando la restauracin implique el desmontajede elementos de valor patrimonial. Y tanto es as, que en los casos en que se infringe la ley,la presencia del arquelogo es requerida con carcter de urgencia, para denuncia, control oseguimiento de los trabajos. Nunca tampoco, en estos casos, se obliga al historiador del artea que haga un reconocimiento de las partes afectadas, a que estudie en profundidad aquellos

    elementos que no deberan perderse, a que informe sobre ellos e, incluso, a que puedadetener una intervencin destructiva. [Hay que reconocer que el colectivo de loshistoriadores arquelogos ha trabajado con ahnco para obtener este status, cosa que

    hasta ahora no ha conseguido el historiador del arte, porque no han presionado lo

    suficiente a la Administracin y a la opinin pblicas. Sirva este texto para empezar a

    concienciar las mentes de estos profesionales desde los estrados universitarios, los

    colegiales y la Administracin, en el mbito de la conservacin monumental y la

    corresponsabilidad].

    stas son algunas de las incoherencias que encontramos tanto en las leyes de patrimoniocultural como en las de urbanismo, e, incluso, en las de ordenacin de la edificacin. Y su

    aplicacin se hace an ms incoherente en lo relacionado con los cambios de uso delpatrimonio. La conversin de un castillo en un edificio de oficinas, por citar un casoconcreto, conlleva a menudo el vaciado completo de los interiores con el fin de hacer susespacios ms utilitarios, confortables y modernos y, sobre todo, de que se atengan a lo queprescriben las normas de seguridad y habitabilidad. De ese castillo slo queda la piel, sinuna relacin histrica y lgica con las nuevas distribucin y decoracin del interior. stosson los peajes que frecuentemente hay que pagar, porque las alternativas para conservar elpatrimonio sin un uso con suficiente rentabilidad son prcticamente nulas. Pero tambin enestos procesos de reconversin usuaria hay que contar con especialistas que ayuden amarcar unas directrices y a tomar decisiones respecto a la conservacin de unosdeterminados espacios en su esencia y a la oportunidad de prescindir de otros por su menor

    categora. A implicarse, en definitiva, en las posibles alternativas a proyectos de adecuacinde los monumentos para usos diferentes al original. [Link 10]

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    Link 10. UTIEL (Valencia). La antigua Bodega Redonda, restaurada y convertida hoy en Museo del Vino.Foto: R. Lacuesta, agosto 2007.

    Como conclusin a estas reflexiones podemos indicar dos aspectos a tener en cuenta. Elprimero est en relacin con los propios historiadores del arte y lo que debera significar suproyeccin en la disciplina de la restauracin. Los colegios oficiales de licenciados puedeny deben impulsar la involucracin de sus miembros en aquellos asuntos patrimoniales quedesde el punto de vista de la legislacin vigente les son tan propios como a cualquiera delos que son denominados tcnicos competentes. Desde la institucin colegial, elcolectivo de historiadores del arte puede dirigir sus esfuerzos a crear su propia dinmica yaglutinarse en torno a la especialidad de la intervencin en el patrimonio edificado. Un

    modelo comparativo lo ofrece en Catalua la AADIPA (Agrupacin de Arquitectos para laDefensa y la Intervencin en el Patrimonio Arquitectnico), que depende del Colegio deArquitectos de Catalua. El segundo aspecto puede derivar del primero, por el marcoinstitucional que ofrece el Colegio de Licenciados, aunque no necesariamente. Nosreferimos a la obligada presencia que deberan tener los historiadores del arte en el procesode redaccin de los textos legales que hagan referencia explcita a criterios de proteccin,conservacin y restauracin del patrimonio inmueble, y de los reglamentos que los regulany desarrollan; su papel sera el de un tcnico asesor ms del estamento poltico que ha deaprobarlos. Si esta presencia es indiscutible en lo que atae a la proteccin del patrimonioartstico mueble, igualmente ha de extenderse al patrimonio arquitectnico y urbanstico,por las connotaciones histricas y artsticas que le son intrnsecas.

    Las polticas municipales de la conservacin del patrimonio. Los catlogos y susdeficiencias. El prestigio de una legislatura. La ausencia de la reflexin conjunta yconsensuada

    La necesidad de la presencia del historiador del arte en los procesos legislativos tambindebera tener un reflejo en su proyeccin profesional en el marco de la Administracinpblica, y sobre todo en la Administracin local, que tiene las competencias y laresponsabilidad directa del cumplimiento de las leyes y de la proteccin del patrimonio desu territorio, y es quien define ciertas polticas de intervencin y las regula mediante elplaneamiento urbanstico. Entre las polticas de intervencin se da el caso del vaciado, a

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    veces feroz, de masas o partes del tejido urbano que manifiestan una coherencia histricarelevante y, adems, consensuada. Las exigencias de estas actuaciones vienen marcadas porjustificaciones de tipo urbanstico-social, de pretendidas mejoras que parecen no tener otra

    opcin que la que se deriva de aquel refrn que reza muerto el perro se acab la rabia. Elsol y el aire penetran de nuevo, aunque muy puntualmente, en los nuevos espacios vacos que a menudo significan un trauma irreparable para ese continuum urbano que es la ciudady sus ciudadanos de zonas altamente densificadas constructiva y demogrficamente, perolas mejoras apenas si se notan en las edificaciones de detrs. La otra poltica deintervencin es el fachadismo, ajeno a la arquitectura como contenido y que conlleva ladestruccin interior y una redistribucin funcional con gestos constructivos extraos alepitelio que delataba la funcin y la distribucin originales. La progresiva desaparicin delos ventilados patios de manzana, fruto de la mayor edificabilidad en profundidad y enaltura, la aparicin sistemtica de minsculos patios de luces, que ni dan luz ni ventilan, sonotros de los procesos de destruccin de los tejidos urbanos histricos, pequeas o grandes

    obras artsticas del urbanismo casual o del planificado, perdindose de vista con ello,precisamente, la funcin social de la arquitectura en aras a una voraz especulacin y a unatica exigua.[Link 11] [Link 12] La tercera poltica es la de la demolicin de edificios,catalogados o no pero integrados en su entorno que no tienen suficiente ocupacindemogrfica, que gozan de espacios amplios y techos altos (demasiado para losespeculadores) y que han sido durante generaciones la vivienda de familias de pocos omuchos miembros, para reconstruirlos con trampas que aparentemente reproducen latipologa de la fachada, pero por dentro han alcanzado cotas inauditas de trituracin,perdindose as funcin, saneamiento y arte.

    Link 11. CASAS IBEZ (Albacete). Detalle una casa modernista, de influencia secesionista, construidafrente a la iglesia parroquial, en el casco antiguo. Ostenta un cartel de prxima demolicin. Foto: F. Bala,

    agosto 2007.

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    Link 12. CASAS IBEZ (Albacete). Casa y floristera El Pasaje, ejemplo de un neomodernismo de librealbedro, junto al paseo de la Caada, cuyo decorador parece haber conocido la obra de Josep M Jujol. Foto:

    R. Lacuesta, agosto 2007.

    Ninguna sensibilidad proveniente de la disciplina arquitectnica o de la historia del arte hapodido evitar semejantes destrozos por tratarse de operaciones ignoradas en sus inicios poraquellos profesionales que podran asesorar y dar soluciones alternativas a unas u otraspolticas de intervencin. O decir una vez en una conferencia al maestro Oriol Bohigas queabominaba del planeamiento y de los planes generales y de los catlogos, y que slo creaen el proyecto. En mi modesta interpretacin, creo entrever una crtica al uniformismo delos conceptos como base de la intervencin urbanstica, que trata todos los elementos que la

    componen con una nica medida, haciendo tabula rasa de las preexistencias. Si el plangeneral permite una construccin de planta baja y tres pisos con ocupacin total de laparcela, o incluso la agrupacin de varias, en una calle Mayor, slo los elementoscatalogados (siempre mnimos) se salvarn, aunque la calle tenga una configuracin deplanta baja y piso, y la parcela, patio posterior. El resultado ser que durante aos o sigloslas paredes medianeras de las nuevas construcciones surgirn impertinente yprepotentemente entre los pobres elementos catalogados, afectados por siempre ms elentorno, el ambiente y el arte de la re urbana.

    Los ayuntamientos se han visto en la obligatoriedad de incluir en sus plantillas o mediantecontratos especficos a arquelogos, porque as lo establecen las leyes cuando se interviene

    en tejidos o edificaciones histricos. Igualmente debera incluir a los historiadores del arte,definiendo sus roles tanto en los planes urbansticos que afectan aquellos elementos comoen la restauracin propiamente dicha. El patrimonio cultural no slo se preserva con laimplantacin de rutas tursticas o visitas guiadas ms o menos cientficas, la creacin demuseos y otras formas de divulgacin, que es el marco de posibilidades que normalmentese le ofrece al profesional de la historia del arte. Las polticas de preservacin delpatrimonio medioambiental y edilicio han de ir mucho ms all. En el proceso de redaccinde planes urbansticos y de catlogos con sus correspondientes normativas de proteccin,intervienen arquitectos, ingenieros, arquelogos, gegrafos, bilogos o ambientlogos, porcitar algunas de las disciplinas al uso. La incorporacin del historiador del arte al equipourbanstico tiene que ser, tambin, preceptiva y con semejante grado de responsabilidad que

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    cualquier otro miembro del mismo, y no slo constar como figura complementaria paracubrir determinados requisitos. El reconocimiento de su rol conlleva su necesariaimplicacin a la hora de definir estrategias de actuacin, de conseguir los objetivos que se

    persiguen y de tomar decisiones conjuntamente. No basta con un informe o estudiosumatorio que pueda ser ms o menos tenido en cuenta al iniciar cualquier proceso deintervencin en el patrimonio urbanstico y en el arquitectnico. Es preciso que participe yse involucre en todo proyecto de planeamiento que comporte la transformacin del medioedificado urbano o rural, y en la redaccin de ordenanzas municipales y normativas deproteccin. Y an ms: un ayuntamiento no debera otorgar licencias de derribo,rehabilitacin o restauracin sin antes proceder al anlisis de los elementos afectados y a suposible contenido artstico, con el mtodo, el rigor y la experiencia que requiere laintervencin en el patrimonio arquitectnico, ambiental y artstico.

    Aun cuando el objeto de anlisis no goce de una declaracin monumental especfica, la

    Administracin pblica deber tener siempre en cuenta porque as lo dictan las leyes queun tejido histrico y, por extensin, cualquiera de sus componentes, que hayan sidoincluidos en un inventario por alguna institucin, colectivo o persona jurdica por el hechode habrsele detectado algn valor y si, adems, este inventario o catlogo es de pblicoconocimiento, ya es automticamente considerado un bien integrante del patrimoniocultural de un pas o de un pueblo y, por tanto, exige de las mismas atenciones que un biende inters cultural reconocido legalmente. La Administracin pblica, si realmente entiendelo que es salvaguardar el patrimonio, no puede ignorar la necesidad de la implicacin delhistoriador del arte en lo que respecta a la proteccin de ese patrimonio. En este sentido,habra que hablar de la formacin del historiador del arte en el campo del peritaje de la obraartstica, entendida como ncleo urbano, como inmueble o como mueble contextualizado.

    Y su participacin en el planeamiento, especialmente en aquellos aspectos que implican latransformacin de los territorios y las edificaciones histricos, y en la redaccin de loscatlogos, debera ser una imposicin marcada desde los mismos estamentos pblicos ylegales.

    Los catlogos, en general, se han manifestado muy deficientes a la hora de salvaguardar laimagen urbana o el paisaje edificado. Slo se han tenido en cuenta los elementos obvios dela arquitectura religiosa y civil pblica o semipblica, casi siempre y algn caso dearquitectura militar [Link 13]. Los componentes ms abundantes del resto de la urbs, o losejemplos de arquitectura rural, difcilmente han sido incluidos en catlogos o, an menos,declarados bienes de inters cultural [Link 14]. Su existencia en el mundo de los vivos

    estaba sentenciada por esta ausencia de proteccin legal. Bien es cierto que lo legal no esnecesariamente garanta de permanencia y restauracin. Como mucho, puede serlo derehabilitacin. La legalidad slo puede dar buenos frutos si hay, paralelamente, unproceso de formacin y educacin desde las ms tiernas edades del conjunto de lapoblacin. En nuestro pas, la falta de Ilustracin ha desencadenado el cmulo de desatinosy prdidas del conjunto del patrimonio cultural, como en ningn otro pas europeo.

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    Link 13. RAMAT (Lleida). Castillo de Ramat, reformado por Rafael Mas (1932-1935), por encargo deJess Ravents, hijo del fundador de las bodegas y del poblado de Ramat. Foto: R. Lacuesta, 2006.

    Link 14. CANALS [Canales], en el municipio de Sacanyet [Sacaet] (Castelln de la Plana). Antiguoventisquero de nieve, uno de los mayores de la montaa de la Bellida, construido en 1769 y hoy en proceso de

    degradacin. Foto: F. Bala, agosto 2007.

    Si a esto se aade las actuales polticas estatales y municipales y la falta de perspectiva

    futura, que hace supeditar en muchos casos importantes intervenciones en el patrimonio alprestigio de unas posiblemente breves legislaturas, la preservacin de ese patrimoniocultural deviene la hermana pobre de la poltica econmica y social del pas. Es quizs enestos aspectos donde se detecta la ausencia de la reflexin conjunta y consensuada por partede todos los agentes de la proteccin y la restauracin de la historia y de la obra artstica:polticos, juristas, educadores, funcionarios y tcnicos en general, relacionados con estatarea, deberan implicarse ms profundamente y trabajar conjuntamente porque soncorresponsables de la transmisin del conocimiento al futuro.

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    Los presupuestos y los gastos, una trampa para el arte

    Cabe hablar aqu de un tema primordial, derivado de las polticas culturales. Se trata de la

    mnima implantacin de presupuestos para acometer la conservacin de la obra artstica ensu integridad, si es posible y necesario, y en el proceso de restauracin. Suele acontecer quelos presupuestos para la intervencin en un edificio o en un conjunto histrico vienenestablecidos por partidas econmicas ms o menos preasignadas anualmente ygeneralmente insuficientes. Es decir, con una cantidad determinada de dinero se han derealizar un proyecto y una obra global de restauracin o, al menos, cuanto ms mejor,dejando a un lado las sospechas que se tienen de que con aquella cantidad probablementeslo se podr realizar una parte nfima, seguramente invisible a los ojos de los agentespolticos, econmicos o sociales, como suele ocurrir en actuaciones estructurales noaparentes. De esta manera, las obras se alargan durante aos y el resultado es que se vanperdiendo obras artsticas, aplicadas y de bienes muebles sobre todo, a causa de la

    perentoriedad de una inauguracin o de una apertura pblica. Ante estas situaciones, ni losarquitectos directores, ni los constructores ni los artistas y artesanos se ven capaces de dartiempo a los historiadores para documentar, rescatar o reproducir convenientemente piezasa partir de los restos de modelos de artes aplicadas an existentes que puedan en el futurocompletar la restauracin.

    Sin un Plan Director previo que contemple el valor de todos y cada uno de los elementosdignos de ser conservados, e incluso los dudosos por existir un desconocimiento previo, ascomo los presupuestos pormenorizados para cada parcela de actuacin, la divisin de laspartidas en gastos anuales o plurianuales pueden derivar en prdidas significativas para elconocimiento y para el arte. En los planes directores es donde tambin tendr que haber una

    correlacin de fuerzas entre los agentes de la conservacin, que son los que debernaportar sus opiniones y contrastarlas.

    Mencin aparte merece el tema de la escasa previsin presupuestaria para el mantenimientode los edificios histricos o de algunas de sus partes, pblicos o privados, de cuya custodiase encargan los ayuntamientos. No suele estar establecida en los municipios una partidaeconmica anual que contemple esta necesidad y obligatoriedad. Las necesidades de otrandole destierran cualquier posibilidad de actuar en la cultura edilicia, pese a las presionesque frecuentemente ejercen determinados agentes y entidades que se mueven y organizancon una finalidad comn: preservar la urbs y sus monumentos.

    Las fiscalas del Patrimonio. Los peritajes artsticos

    Son escasos los estamentos dedicados a fiscalizar las intervenciones en el patrimonioarquitectnico, si exceptuamos las fiscalas que trabajan en el campo del expolio y robo delas obras artsticas, o de las excavaciones arqueolgicas clandestinas. La necesidad de lacreacin de las fiscalas del Patrimonio es notoria para poder aplicar auditoras queobliguen a respetar los proyectos de restauracin aprobados por la administracincompetente. Pero no es menos importante que existan fiscales y magistrados, abogados yjuristas preparados para afrontar cualquier actuacin que implique una arbitrariainterpretacin y aplicacin de las leyes, y, por tanto, la posible prdida de los valoreshistricos y artsticos de un municipio.

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    Ya hemos hablado de la labor del historiador del arte en lo que respecta a los peritajesartsticos dentro del equipo pluridisciplinar. Hay que aadir, en lo que afecta a las fiscalas

    del Patrimonio, que su tarea tendr que ir unida al asesoramiento por parte de losprofesionales de la historia y de la arquitectura, que pueden ejercer una laborcomplementaria estimable con la aportacin de peritaciones sobre las obras artsticas, cadauno desde sus diferentes conocimientos y experiencia, que justifiquen la importancia de unaactuacin, de una conservacin o de una reproduccin.

    La ignorancia social y meditica. El prestigio de lo nuevo ante lo viejo

    Si antes hemos comentado la deficiencia en la formacin acadmica de los historiadores,que al fin y al cabo son los ms directamente relacionados con la conservacinmonumental, no hay que olvidar que an es ms perniciosa la desinformacin,

    indocumentacin y, por qu no decirlo, ignorancia, del medio social en general (por tanto,incluye promotores, constructores, propietarios, amos y amas de casa) y del meditico. Si eldesconocimiento del primero es grave, mucho ms lo es el del segundo, que es quien puedecrear opinin y ejerce en el vulgo una notoria influencia. Rara vez se alzan voces entre loscronistas locales, los informadores de prensa, radio y televisin, con capacidad crtica paradiscernir lo que es bueno o malo de lo nuevo, lo que es viejo y caduco de lo antiguo, y loque podra convivir, viejo o nuevo, pero destacadamente bello. (Y al hablar de bello nonecesariamente hay que atender slo al concepto de singularidad creativa, sino a los dearmona, coherencia y consenso). A duras penas conocen el alcance de lo que se opera enlas ciudades, ni de las leyes que la rigen, ni de los entornos de los monumentos ni de lospaisajes histricos, urbanos o rurales. En todo caso, se manifiesta el propio gusto o placer

    por la observancia de una cosa bella, que tanto puede ser la Sagrada Familia de Barcelonacomo un edificio de viviendas de la empresa inmobiliaria Nez y Navarro, como unachoza de uralita o una masa, una amplia avenida totalmente preparada para actuar comoautopista o una calle vieja, o una casa con balcones rehabilitada o cualquier otra de terrazascorridas, o descorridas, o cerradas despus con aluminio, y de voladizos modernos.

    Parece, sin embargo, que esta desinformacin o falta de criterio slo se hace evidente en elpropio pas y que no existe una complicidad colectiva que invite a intentar la perduracinde los modelos histricos y de valores ambientales a los que nos queremos referir. Algunaintuicin sobre lo ms bello surge entre estos medios aludidos cuando viajan, por ejemplo,al corazn de las ciudades italianas u holandesas, o de cualquier otro pas europeo que se

    haya entestado en conservar el trazado de sus calles medievales y de su arquitectura, unaintuicin que lleva a entender perfectamente lo que es ciudad vieja y lo que es ciudadnueva, a distinguir lo que es prescindible de lo que es imprescindible (la mala construcciny el arte, respectivamente), lo que es preservacin y lo que es aportacin contempornea. Elvalor, por ejemplo, de la construccin humilde y tradicional, como podran ser las casas enparcela gtica, o las casas baratas seriadas, o los poblados de colonizaciones de los aoscuarenta y cincuenta no merecen el ms mnimo inters. Como tampoco lo merecen lasobras hidrulicas, industriales y de ingeniera de los cuatro ltimos siglos. [Link 15]

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    Link 15. CASTELLAR DE N'HUG (Barcelona). La fbrica Asland, la primera de cemento portland deCatalua, en el Clot del Moro (1902-1904). La idea general del edificio, perfectamente integrado en elpaisaje, fue del maestro de obras valenciano Rafael Guastavino Moreno. Fototipia Thomas, Barcelona.

    Desde el poder del mundo meditico sera extraordinariamente til ejercitar la educacinsobre urbanidad, civilidad y civismo, urbanismo y disciplina urbanstica, ordenanzas ynormativas edilicias, leyes de patrimonio cultural y cdigos, con programas de frecuenciasemanal y presencial en todos los medios de comunicacin, capaces de contrastar losdesmanes urbansticos y arquitectnicos (y los de los grafiteros corrosivos) con los que hansido producto del buen hacer y de la reflexin, y saber diferenciarlos. Slo as, yparafraseando al arquitecto Csar Martinell Brunet, la vista de una cosa bella educara y

    ennoblecera el espritu. [Cuntas veces los locutores de radio y televisin, siguiendo lospasos de periodistas y socilogos, que no de historiadores del arte, han tratado los

    desmanes de los grafiteros de paredes y puertas como autnticas obras de expresin

    artstica, sin entrar a analizar si estaban destrozando otra obra artstica ni discernir entre

    la gamberrada y la libertad creativa!]

    Proteccin monumental, disciplinas y mtodos de estudio

    Si partimos de la idea ptima de que la comunicacin interdisciplinar es un hecho real y deque no ha de existir un proyecto sin la conjuncin de todos los profesionales que requiere laprctica de la urbanstica y de la restauracin monumental, hemos de tener presente lo que

    implica: entre otras cosas, el desarrollo de actitudes diferentes, a veces contradictorias, y laaplicacin de mtodos especficos tambin diferentes que debern tener como meta undenominador comn, la proteccin del monumento en el sentido ms amplio de la palabraproteccin. Si hablamos de actitudes, la experiencia demuestra que stas se han materializadoen proyectos y soluciones de toda ndole: desde la intervencin en el patrimonio como unasuma ms de estilos y formas arquitectnicas, que poco o nada han tenido en cuenta losedificios preexistentes, y mucho menos su entorno edificado [Link 16], pasando porsoluciones mimticas, a veces necesarias parcialmente pero no siempre afortunadas por sufalta de rigor cientfico y su exceso de historicismo, a otras que han intentado armonizar labiografa de las preexistencias con la etapa contempornea del diseo, de los sistemasconstructivos y de los materiales.

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    Link 16. ANDILLA (Valencia). Bajo el volumen compacto del pueblo, poco transformado an, se levantanlos pilares de una obra sabiamente interrumpida que pretenda crecer en medio del barranco. Foto R.

    Lacuesta, agosto 2007.

    Si hablamos de mtodo, hay que tener en cuenta que cada ncleo urbano o rural, o cadaedificio, presenta una biografa especfica y compleja, no slo arquitectnica, estilstica yconstructiva, sino tambin histrica, urbanstica, simblica y sociolgica. A menudo se nospresenta como un conjunto de pedazos heterogneos a los que se debe devolver su funcin ysu significado. Es a partir de estos presupuestos, de todo este cmulo de circunstancias, que sepuede establecer una metodologa de trabajo especfica para la restauracin.

    Los patrimonios municipales se han incrementado substancialmente con un buen nmero deedificios que han mantenido su tipologa arquitectnica pero que han perdido el uso para elcual fueron construidos. El mismo hecho de la adquisicin ha implicado, casi siempre, elreciclaje del uso, y as, iglesias, escuelas, fbricas, palacios o castillos, han sido adaptados o setendrn que adaptar para ejercer funciones pblicas, como casas de cultura, centros cvicos oadministrativos, museos o auditorios. A veces, estos cambios de uso han comportado, comoapuntbamos antes, soluciones traumticas: edificios vaciados por completo y que slo hanmantenido sus fachadas, han dejado de hablar a la historia pasada, en muchos casos porque elproyecto arquitectnico ya no tena previsto documentar cientficamente su biografa; oedificios que se han visto mutilados en algunos de sus volmenes para poner en su lugar otros

    ms potentes que han afectado de manera rotunda no slo la arquitectura preexistente, sinotambin el entorno (aunque los resultados, si atendemos slo a lo nuevo, puedan serconsiderados como una aportacin interesante a la arquitectura contempornea). Renunciar,pues, por exigencias del uso, al patrimonio arquitectnico o a una parte de l conlleva tambinrenunciar al conocimiento de las tradiciones y las artes arquitectnicas, de las formas y de lossistemas constructivos, de la evolucin tecnolgica y de los diseos de cada tiempo.

    La metodologa en la restauracin, entendida como el estudio sistemtico de todos y cada unode los aspectos que concurren en el patrimonio arquitectnico, como continente y comocontenido, como documento histrico y artstico, como objeto arquitectnico y como elementosimblico y significativo de una sociedad, es un instrumento imprescindible para profundizar

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    en su conocimiento, sin que por ello se tengan que hipotecar los nuevos usos ni las nuevassoluciones proyectivas. La investigacin histrica sobre un elemento o un conjunto deelementos (es decir, un edificio o un ncleo urbano) es la primera etapa a cubrir en el proceso

    metodolgico de la restauracin monumental, puesto que es la que aporta el conocimientoprevio necesario para afrontar la intervencin. Se trata del estudio del monumento-memoria,es decir, del monumento como documento histrico, aqul que desde el punto de vistasociolgico se reconoce como tal por sus valores histricos y artsticos, por su antigedad y, atravs de ella, por la conciencia que se tiene de lo que nuestros antepasados fueron capaces decrear y transmitir.

    La diversidad de especialidades en la historia supone que haya tambin una diversificacin delos estudios. El historiador, o mejor dicho, los historiadores implicados (el documentalista, elhistoriador del arte, el arquelogo o el historiador de la construccin) tienen sus propiosmtodos de estudio, y tambin son diferentes las fuentes de informacin y los medios y

    recursos que necesitan para enfocar la investigacin. Pero en su conjunto, todos estoscomponentes son imprescindibles para trazar la biografa completa del elemento objeto deinvestigacin y hacer una lectura arquitectnica integral. Cada una de estas vas delconocimiento llevar a la elaboracin de unas conclusiones que, al final del proceso deestudio, han de coincidir inequvocamente para que puedan ser determinantes en el proyectourbanstico o en el arquitectnico. Es decir, el resultado final ser materializado en undocumento de sntesis histrica, documento que debera presidir los debates que conducen adefinir los criterios bsicos de la intervencin. De hecho, la presencia de los historiadores y delos historiadores del arte es no slo aconsejable sino necesaria desde el inicio de la gestin deuna actuacin en el patrimonio hasta que finalizan las obras.

    Las aportaciones del historiador del arte

    An existen en la actualidad pocos historiadores del arte dedicados a la proteccinmonumental (no slo en el campo de la restauracin, sino en los otros mbitos posibles queafectan toda la obra artstica), aunque hay que reconocer que su incorporacin a esta disciplinase ha ido incrementando en la ltima dcada. Se ha tenido que partir casi siempre de la propiaformacin autodidacta y de la propia experiencia para acometer la investigacin histrico-artstica, tanto en lo que respecta al diseo de un modelo metodolgico como a la definicinde unos objetivos claros y tiles para la intervencin en la obra artstica. Estos aspectos hansido acaparados tradicionalmente y casi de manera exclusiva por arquitectos, que cuandotrabajaban aos atrs en los monumentos eran adjetivados como historiadores del arte y como

    arquelogos. El conjunto de sus trabajos publicados, especialmente sobre historia de laarquitectura, pero tambin sobre escultura, pintura y otros campos artsticos, evidencianclaramente esta dedicacin que, en unos casos, era consecuencia de su actividad docente y, enotros, era paralela al ejercicio de la profesin y constitua un complemento de susintervenciones en la arquitectura histrica. Su labor historiogrfica iniciada a finales del sigloXIX sobre arquitectura y otras artes medievales, barrocas y, ms tarde, modernistas, por citarunos ejemplos, son una excelente muestra de este trabajo, gracias a los cuales se conocen hoydibujos, documentos y fotografas de edificios que ms tarde se han perdido o han sufridoprofundas transformaciones.

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    La diferencia de estos profesionales con el historiador del arte es que ste, necesariamente,tiende a ser conservacionista, mientras que el arquitecto es susceptible de crear la obraartstica. Para la historia del arte, cualquier elemento de un objeto artstico inmueble o mueble

    puede tener un valor extraordinario para comprender un proceso, una manera de hacer, paraidentificar la obra annima a travs del estilo y del anlisis de paralelos; o porque deviene unindicador de cambios de concepto y de moda. La desaparicin arbitraria de un elemento, sinhaberse realizado un estudio previo, un reportaje fotogrfico o un levantamiento de planos,puede significar la prdida definitiva de un eslabn de la historia de ese elemento. La historiadel arte slo tiene sentido si se conservan esos bienes muebles o inmuebles. Y no tiene sentidosi se la priva de la funcin especficamente pedaggica y difusora que implica la transmisinde sus conocimientos de una generacin a otra. Uno de sus objetivos bsicos es desarrollarestudios que permitan confeccionar una historia del arte comparada y aplicar el conocimientode los fenmenos artsticos a cuestiones cotidianas planteadas, por ejemplo, en la restauracinde los bienes culturales.

    Casi por tradicin, en el caso de la arquitectura, la opinin del historiador del arte ha tenidosiempre menos valor que cuando se han tratado temas de otras artes, como la escultura o lapintura. Y eso es as porque estas obras, puesto que son consideradas especficamenteartsticas, no sufren las agresiones de que a menudo es vctima la arquitectura y elurbanismo, con la excusa del diseo creativo, de la modernidad y de las mejoras sociales. Anadie se le ocurre, por ejemplo, ampliar o modificar una obra pictrica, ni tampocorestaurarla con mentalidad de "creador" de diseo. Como mucho, se reproduce o repara loque ya exista con la mayor fidelidad posible. Es evidente que no se puede pretender lomismo en el patrimonio arquitectnico, porque por sus mismas condiciones de uso, por loscostes que representara o, incluso, por la imposibilidad material de hacerlo, sera del todo

    inviable. Sin embargo, cuando se trata de obras que an estn vivas, que han sobrevivido atodo tipo de contratiempos, el esfuerzo del equipo restaurador ha de ser mayor para evitar sudesaparicin. Ya hemos comentado antes que las intervenciones no planificadas en todas susvertientes, por ejemplo de un arquitecto o de un arquelogo, pueden ser definitivas y amenudo destructoras. El diseo, la construccin de nueva planta que sustituye o se yuxtaponea la arquitectura preexistente, las excavaciones arqueolgicas y su interpretacin son tareaespecfica de sus profesionales, pero conviene que antes de actuar, se hagan los estudiosartsticos previos. stos comprenden la descripcin minuciosa de todas y cada de una de laspartes de un edificio, el inventario y descripcin de su contenido, su filiacin cronolgica yestilstica, el anlisis de los elementos y su valoracin como piezas singulares de la historia delarte y de la construccin, o como testimonios ya escasos o nicos de unas formas y unas

    tcnicas que, por haber sido descalificadas como piezas artsticas en otras pocas, comosucedi con el barroco cataln durante la Guerra Civil de 1936-1939 y en los aos deposguerra, e incluso como ocurri con el modernismo a mediados del siglo XX, fueronmutiladas o eliminadas de la historia. [Ni que decir tiene que el historiador del arte har unasdescripciones con enfoques diferentes a los de cualquier otro profesional, por ejemplo, unarquitecto o un arquelogo, que tienen su propio mtodo de descripcin y sus propios puntosde inters. Todas ellas se complementan y enriquecen el conocimiento de los elementos.

    Cada poca ha contribuido a aumentar el patrimonio cultural con la aportacin de nuevasobras, nuevas tcnicas, nuevos materiales, nuevos criterios, nuevas formas, nuevos smbolos.Conociendo su evolucin a travs del tiempo, su adaptacin a las nuevas tecnologas, a las

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    nuevas mentalidades y a las necesidades de cada tiempo, su relacin causa-efecto, podemosllegar a entender el proceso de simplificacin que se ha operado en la arquitectura, en lossistemas y tcnicas constructivos y en el arte en general de nuestro tiempo y por qu ha sido

    posible. Esta es una responsabilidad y una importante labor del historiador del arte: a partir delconocimiento y de su valoracin lo ms objetiva posible de los fenmenos artsticos,proporcionar datos que complementen aquellas otras materias que, en el caso que nos ocupa,inciden en la restauracin monumental, y por extensin, constituyen un paso ms en eldesarrollo de las ciencias Sus aportaciones a la historia de la construccin (materiales,sistemas, tcnicas), de los cambios de concepto de espacio-forma, de funcin-ambientacin,de iconografa, de smbolos y de significado, pueden ser tiles no slo para reconstruir lahistoria de un edificio concreto, sino para relacionarlo con otras producciones ms o menosprximas desde los puntos de vista geogrfico y cronolgico.

    Antes he hablado de la actividad difusora que compete al historiador del arte. Esta labor, entre

    otras cosas, redunda no slo en el conocimiento de la obra artstica, sino tambin en el aprecioy en el valor que se deriva de aqul. Este sentimiento ha llevado, a veces, a la reconstruccintotal de obras en ruinas o desaparecidas; ha llevado tambin a hacer ampliaciones que siguenel mismo estilo de la obra original, o a recuperar espacios y a reproducir ambientes que habanperdido su carcter esencial y ms significativo, o a hacer restauraciones respetuosas con laarquitectura existente. Otras obras, en cambio, no han corrido la misma suerte. Las hay que, acausa de guerras, revoluciones, robos o destrucciones justificadas por nuevas construcciones,se han perdido irremisiblemente. Son piezas irrecuperables, de las cuales la historia del arteapenas si tiene una breve referencia escrita, algn dibujo o alguna fotografa que, en sumomento, alguien tuvo la precaucin de hacer. [Link 17] [Link 18] [Link 19]

    Link 17. BERGA (Barcelona). Antiguo Casino Bergadan. Actualmente, el edificio es casi irreconocible.Fototipia Castaeira, lvarez y Levenfeld, Madrid.

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    Link 18. VILANOVA I LA GELTR (Barcelona). La ciudad jardn de Ribes Roges, con chalets de veraneo,y el paseo Martimo, urbanizados en la primera dcada del siglo XX. En primer trmino, la Torre de Ribes

    Roges, erigida en 1874 como fortn de defensa. Fototipia Thomas (Barcelona)

    Link 19. CERDANYOLA DEL VALLS (Barcelona). Zona de ensanche de la poblacin, urbanizada comociudad jardn, con chalets de veraneo modernistas como la Villa Ignacia (desaparecida). Postal A.T.V., 2461.

    En el estudio histrico-artstico de un monumento, la aportacin del historiador no se puede

    limitar a afiliarlo a una poca o un estilo determinados. Igual que el documentalista indaga enla procedencia de los materiales y los compara, y elabora la historia oral a travs detestimonios de la poca, el historiador del arte debe hacer la propia historia de la restauracinque se est llevando a cabo, tomar nota de las aportaciones de los industriales que intervienen,de la manera de hacer de un maestro albail, un carpintero, un herrero, un vidrierista o unceramista (y si se inspiran en la tradicin o utilizan los catlogos actuales de materialesindustrializados). Ello constituye un documento verbal que se debe registrar con el fin de noperderlo para la posteridad. Se trata de una nueva responsabilidad del historiador: relatar ydejar por escrito, como un documento ms para la historia, esos hechos objetivos, esasvivencias actuales. Elaborar, en definitiva, la historia de esa restauracin.

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    El cometido del historiador del arte, a lo largo del proceso de una obra de restauracin, esaportar datos al resto de miembros del equipo pluridisciplinar a travs de sus estudios, laobservacin directa, las conversaciones con los tcnicos e industriales de las obras, el

    seguimiento y el asesoramiento artstico en la restauracin arquitectnica y en la de pinturas,mobiliario y otras artes, e, incluso, la localizacin de materiales o piezas artsticas necesarias ala obra y de artesanos especializados. An hay otros cometidos finales: en primer lugar, laelaboracin de un inventario que recoja y sintetice los datos arqueolgicos, documentales yestilsticos, as como la descripcin y la cronologa de todos aquellos objetos artsticos(ptreos, cermicos, metlicos, de vidrio o de madera) encontrados en las excavaciones o en laexploracin o desmontaje de las fbricas de los edificios, que ya no pueden serreaprovechados en la misma construccin; en segundo lugar, el inventario, con el anlisishistrico y artstico y la representacin grfica y fotogrfica pertinente, de aquellos elementosque se han decidido conservar en la obra de restauracin por su valor cultural y testimonial,como por ejemplo pinturas murales y grafitos. Por ltimo, su colaboracin es necesaria en la

    museizacin de esos objetos y en su presentacin didctica al pblico. Museizacin quedebera implicar slo lo relevante como pieza descontextualizada, pero no cmplice deldespojo de los ambientes originales o evolutivos.

    Restauracin, desrestauracin, reproduccin y desconstruccin

    En numerosas ocasiones, la restauracin implica unos procesos o unas decisiones dedesrestauracin de las obras llevadas a cabo en episodios anteriores. Difcilmente unedificio ha llegado a nuestros das intocado. Si se trata de un monumento, no slo lasampliaciones y reformas, sino tambin las restauraciones mismas, han modificadosubstancialmente su anatoma. En el ltimo caso, se ha ido implantando una tendencia a

    desrestaurar lo restaurado cien o cincuenta aos atrs, a veces por su obsolescencia materialy se desintegracin fsica; pero no siempre ha sido sta la causa, sino que se ha partido decausas (o de prejuicios) con un substrato ideolgico que quizs no tiene nada que ver con elhecho constructivo o arquitectnico.

    Algn ejemplo nos lo brinda la arquitectura medieval, especialmente la romnica de tiporeligioso, que a lo largo de los siglos ha sido objeto de ampliaciones y reformas, no siempreartsticas pero s marcadas por las exigencias litrgicas, como ocurri durante las pocasrenacentista y barroca, en que se desfiguraron gran parte de las iglesias romnicas. Larevalorizacin del romnico durante los siglos XIX y XX comport el desprecio de lobarroco o de los historicismos del siglo XIX, y en el XX se fueron desconstruyendo, por as

    decirlo, aquellas partes arquitectnicas que afeaban o deformaban la silueta medieval. Seoper en ellos lo que hoy llamaramos ciruga esttica, para extraer el exceso de grasa y lasarrugas. Quizs si en aquellos tiempos lo decidido por unos pocos, arquitectos, prrocos oconstructores, se hubiera reflexionado y consensuado con otros profesionales, no se habranperdido sacristas, campanarios, plpitos, baldaquinos o retablos.

    La carga ideolgica para recuperar el romnico ha tenido en la arquitectura racionalista o devanguardia un proceso semejante en los ltimos tiempos. Los edificios catalogados por elDOCOMOMO se consideran intocables o, en caso de que ya hayan sido mutilados odesfigurados, la solucin de las restauraciones pasa por la restitucin mimtica de lopreexistente, sin dar demasiadas concesiones a mejoras o a la creatividad. Pocos casos

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    hablan de la reproduccin de una fachada barroca, o de un emblema herldico o unpavimento de cermica, o de un artesonado o unas pinturas murales de la poca moderna ycontempornea, si no han entrado en el mundo meditico. Restaurar, s; reproducir, no.

    Mucho menos se ha hablado de la completacin de un porticado de una plaza o de lareproduccin mimtica de un conjunto de casas populares de un tejido histrico (nosreferimos a fachadas y parcelacin, no a la distribucin funcional). Asistimos as (por loque se refiere al romnico y al racionalismo), a un integrismo radical en la arquitectura, a larestauracin ortodoxa; a la reconstruccin de lo medieval y de lo vanguardista y a ladesconstruccin de lo moderno. Son siempre valores subjetivos los que llevan a una u otradeterminacin, medidos por el gusto y la ideologa arquitectnica. Y por ello se le ha deexigir al historiador del arte que sea conservacionista (incluso ante el peligro de ser tachadode reaccionario) y, sobre todo, objetivo, ms all de las modas y de la ideologa, pero alservicio de la bien entendida obra artstica.

    Raquel Lacuesta Contreras es doctora en historia del arte y jefa de la Seccin Tcnica deInvestigacin, Catalogacin y Difusin del Servicio de Patrimonio Arquitectnico Local(nombre actual del Servei de Catalogaci i Conservaci de Monuments de la Diputacin deBarcelona).

    Barcelona-Helln, julio-agosto de 2007

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