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LA HERENCIA COLONIAL DE AMERICA LATINA Presentación La rigidez de las estructuras sociales predo- minantes en toda América Latina, los graves pro- blemas políticos, culturales y económicos que hacen de la mayor parte de estas naciones países subdesarrollados, son el resultado de la acumu- lación de elementos que dan como consecuencia, grandes explosiones coyunturales. Para comprender mejor esta difícil situación de nuestro mundo americano.debemos buscar sus raíces en el proceso colonial que ayudó a forjar países desiguales, débiles, militaristas y sin con- ciencia del futuro. Numerosas estructuras que aún se mantienen en América Latina fueron establecidas o condi- cionadas por las características que revistió la dominación española. Esta tesis de que nuestro retraso se debe en gran parte al proceso de colonización que impuso la Corona española, es sustentada por múltiples historiadores; entre ellos Stanley y Barbara Stein, importantes profesores de la universidad de Princeton , quienes han realizado un amplio e inte- resante estudio del tema, en su libro la herencia colonial de América Latina. Uno de los objetivos de esta polémica obra es demostrar que el colonialismo perpetró patrones de dependencia externa tanto en la península Ibé- rica, como en sus posesiones de ultramar; patrones que no fueron destruidos en el momento de la independencia. MARCO ANT. FALLAS BARRANTES No podemos cerrar los ojos a la realidad histó- rica que vive América Latina contemporánea. Constituimos un grupo de países subdesarrollados o en retraso económico con relación al mundo Noratlántico. Fácilmente podemos palpar los abismos que existen entre las comunidades rurales, miserables y las resplandecientes metrópolis; entre tecnología primitiva y avanzada; entre pobreza y fasto; entre el hambre y la abundancia. Es posible encontrar en esa dependencia eco- nómica, la herencia principal de tres siglos de subordinación a España y Portugal. Tras de eso, América ha vivido siglo y medio de existencia propia, nacional, período en el cual ha persistido la subordinación económica, las dicotomías sociales internas, el analfabetismo. Los autores citados hacen un enfoque que analiza ciertas instituciones fundamentales en España: patrones de comportamiento y actitudes que han tenido una impresionante continuidad en América Latina: la hacienda, la plantación, patro- nes sociales, enclaves mineros, elitismo, racismo y una tradición de derecho privado a los cargos públicos. (1) Nuestro cometido principal al ofrecer este breve artículo, consiste en elaborar una síntesis y presentar un análisis de algunas de las ideas funda- mentales expuestas por los referidos autores, ya que pensamos como ellos, que el continuo colo- nialismo -neocolonialismo- dependencia externa, con su secuela de consecuencias, constituyen un 51

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LA HERENCIA COLONIAL DE AMERICA LATINA

Presentación

La rigidez de las estructuras sociales predo-minantes en toda América Latina, los graves pro-blemas políticos, culturales y económicos quehacen de la mayor parte de estas naciones paísessubdesarrollados, son el resultado de la acumu-lación de elementos que dan como consecuencia,grandes explosiones coyunturales.

Para comprender mejor esta difícil situaciónde nuestro mundo americano.debemos buscar susraíces en el proceso colonial que ayudó a forjarpaíses desiguales, débiles, militaristas y sin con-ciencia del futuro.

Numerosas estructuras que aún se mantienenen América Latina fueron establecidas o condi-cionadas por las características que revistió ladominación española.

Esta tesis de que nuestro retraso se debe engran parte al proceso de colonización que impusola Corona española, es sustentada por múltipleshistoriadores; entre ellos Stanley y Barbara Stein,importantes profesores de la universidad dePrinceton , quienes han realizado un amplio e inte-resante estudio del tema, en su libro la herenciacolonial de América Latina.

Uno de los objetivos de esta polémica obra esdemostrar que el colonialismo perpetró patronesde dependencia externa tanto en la península Ibé-rica, como en sus posesiones de ultramar; patronesque no fueron destruidos en el momento de laindependencia.

MARCO ANT. FALLAS BARRANTES

No podemos cerrar los ojos a la realidad histó-rica que vive América Latina contemporánea.Constituimos un grupo de países subdesarrolladoso en retraso económico con relación al mundoNoratlántico.

Fácilmente podemos palpar los abismos queexisten entre las comunidades rurales, miserables ylas resplandecientes metrópolis; entre tecnologíaprimitiva y avanzada; entre pobreza y fasto; entreel hambre y la abundancia.

Es posible encontrar en esa dependencia eco-nómica, la herencia principal de tres siglos desubordinación a España y Portugal. Tras de eso,América ha vivido siglo y medio de existenciapropia, nacional, período en el cual ha persistido lasubordinación económica, las dicotomías socialesinternas, el analfabetismo.

Los autores citados hacen un enfoque queanaliza ciertas instituciones fundamentales enEspaña: patrones de comportamiento y actitudesque han tenido una impresionante continuidad enAmérica Latina: la hacienda, la plantación, patro-nes sociales, enclaves mineros, elitismo, racismo yuna tradición de derecho privado a los cargospúblicos. (1)

Nuestro cometido principal al ofrecer estebreve artículo, consiste en elaborar una síntesis ypresentar un análisis de algunas de las ideas funda-mentales expuestas por los referidos autores, yaque pensamos como ellos, que el continuo colo-nialismo -neocolonialismo- dependencia externa,con su secuela de consecuencias, constituyen un

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desafío a quienes hoy día propugnan un cambio yasea evolutivo o revolucionario.

1.- La expansión europea

En el período histórico comprendido entre lossiglos XV y XIX ocurre uno de los más especta-culares acontecimientos de la historia de la civili-zación occidental; este ha sido denominado: laexpansión europea. Mediante este proceso, que serealizó en diferentes etapas, el europeo llegó adominar temporalmente la mayor parte de latierra.

Los hombres de Europa entraron en con-tacto con diversas culturas, algunas primitivas;otras, para quienes ellos, los europeos, eran bárba-ros. Sin embargo, ninguno de aquellos pueblosdescubiertos y sometidos pudo librarse de la in-fluencia europea.

¿Cuáles fueron los motivos que indujeron aestos países europeos a emprender el dominio delmundo, gesta que no fue deliberadamente pla-neada, pero que llegó a convertirse en una políticabien definida en los últimos doscientos años de lahistoria europea?

a) El espíritu de cruzada. Europa siempretuvo problemas con el avance musulmán. Las riva-lidades entre la Cristiandad y el Islam fueron unrasgo típico de la política medioeval.

b) El deseo de desarrollar el capitalismo quehabía puesto en marcha la burguesía renacentista,determinaba la necesidad de contar con materiasprimas, mercados, manos de obra, etc. Es bienconocida la importancia que tuvieron para elcomercio europeo las especias, los perfumes, lassedas y joyas del cercano Oriente.

e) Los conocimientos científicos mejoraron latecnología náutica, la construcción de barcos, lasarmas de fuego, y desarrollaron el estudio de lageografía y la astronomía. (2)

d) No debemos olvidar el espíritu del hombrerenacentista impregnado con afanes de gloria, sudeseo de superar metas, su interés por lo desco-nocido, su valor, disciplina y capacidad de orga-nización.

La toma de Ceuta por los portugueses en 1418les hizo interesarse aún más en el Africa. Ellos sonlos que gracias al empeño del príncipe Enrique elNavegante, inician este proceso de expansión colo-nialista con gran éxito; el periplo africano tienedos puntos culminantes en 1483 cuando Barto-

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lomé Díaz dobla el cabo de las Tormentas (BuenaEsperanza) y el año de 1498 cuando Vasco deGama pudo finalmente llegar a la India.

El gran descubrimiento colombiano amplía lasactividades de exploración y conquista para ambaspotencias que echaron las bases de grandes y pode-rosos imperios.

España y Portugal no solo desempeñaron lospapeles más importantes y dramáticos en la gestade expansión, sino que señalaron a otras nacioneseuropeas el camino; pero hasta el siglo XVIII,fueron ellas las mayores potencias colonialistas.

Puede afirmarse que en esos siglos, las grandesguerras de Europa se debieron casi siempre a lasrivalidades y ambiciones comerciales y coloniales.

Tres generaciones de españoles descubrieron,sojuzgaron y colonizaron el inmenso territorioamericano; su tarea fue ardua, en ella realizaronprodigios de valor y dieron cuenta de su ferozresistencia, impusieron su religión, su lengua, noslegaron su cultura. Sin embargo, con esa colo-nización también se echaron las bases de unadependencia en la cual se debate hoy día, tras decasi cinco centurias, la América Latina.

Papel económico de España y Portugal a fines desiglo XV

Analicemos a continuación cuál era la realidadeconómica de España y Portugal en época deldescubrimiento. Hacia 1492, tanto España comoPortugal constituían depedencias económicas deEuropa, no obstante el surgimiento de sus imperiosultramarinos en el siglo XVI y del control que ejer-cieron sobre esas regiones hasta el primer cuartodel siglo XIX, siguieron siendo dependientes.

Este anómalo status de colonia-imperio, deter-minó la historia de los países ibéricos y de susposesiones coloniales. Condicionó también la so-ciedad, la economía y la política coloniales, asícomo también el curso de la historia latino-americana hasta nuestros días.

Tanto para los ingleses como para los fran-ceses, el papel subordinado de las monarquías ibé-ricas como potencias atlánticas estaba muy clarohacia el año de 1700. En esa época muere Carlos IIy se inicia una lucha por el control de España y susdominios, disputa que finalmente logra Francia, yaque Felipe V de Borbón llegó al trono español. (3)

En ese mismo período, Inglaterra había lo-grado grandes avances en Asia, América y Africa.En el Nuevo Mundo había logrado dominar la

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costa Este de Norte América, Jamaica y otras islasde las Antillas que le proporcionaban salida paraesclavos y manufacturas, así como fuente de per-trechos navales, azúcar, anilinas y plata.

Así en la segunda mitad del siglo XVII vio elsurgimiento de dos intereses mercantilistas quecomerciaban con el imperio español; los que lleva-ban mercancías a España para la venta interior opara la reexportación a las colonias y los quecomerciaban con las Indias Orientales, desdedonde las mercancías penetraban en los dominiosespañoles.

Inglaterra entró al Mundo Moderno hacia elaño 1700. Tuvo una transformación de su sociedady economía. Poderosos intereses comerciales sedesarrollaron gracias a la movilización de los re-cursos nacionales y de la mano de obra para laampliación del comercio y de la industria del trans-porte. Para ese entonces Inglaterra hab ía logradoexplorar el perímetro de lo que los ingleses y otraspotencias comerciales de la Europa Occidental,reconocían como la mayor fuente real y potencialde materias primas, mercados de consumo y sobretodo de abasto de lingote s de oro y plata: losimperios coloniales de España y Portugal en Amé-rica.

A la par de Inglaterra, Francia también com-petía por el control del comercio con el mundoibérico; sin embargo Francia se hallaba rezagadacon respecto al desarrollo que había alcanzado In-glaterra, particularmente porque la burguesíafrancesa acariciaba ideales aristocráticos y confrecuencia abandonaba el comercio con el objetode alcanzar un status nobiliario.

En la segunda mitad del siglo XVII, en res-puesta a lo que ocurría en Inglaterra, Francia cam-bió su política y bajo el ministro Colbert empren-dió la modernización de su estructura económicamediante una reforma impositiva, creando com-pañías comercializadoras con privilegios reales yuna marina mercante y de guerra. El gobiernofrancés había alentado a sus comerciantes y fabri-cantes a ingresar en la región comercial ibérica yfue así como en 1697 España tuvo que aceptar ladominación francesa sobre la Española Oriental oSanto Domingo. No obstante en 1700 los francesestuvieron que utilizar otros medios y no solo laagresión territorial y el contrabando para mantenersu posición en España y sus áreas coloniales.

En 1700, en España no solo agonizaba elúltimo de los Habsburgo, sino que también su eco-nomía estaba en trance de muerte. La guerra de

sucesión entre los Habsburgo y los Borbones hizoresaltar lo que ya era evidente años atrás y queFrancis Bacon había analizado en 1624 como:

El frágil estado de la grandeza de España,la cual consiste en su tesoro en sus Indias;y sus Indias ... en no más que el accesopor quienes sean amos de los mares" ( 17).

España presentaba un fenómeno de poblaciónmuy interesante, pues a finales del siglo XVII supoblación en vez de aumentar, había disminuidoen un millón de habitantes. Se afirma que una delas causas fue precisamente, que la conquista colo-nial absorbió más españoles de los que indican losregistros oficiales.

La regresión o decadencia de España de pri-mer a tercer lugar entre las naciones europeas du-rante el siglo XVII, necesita una explicación tantoen lo político como en lo económico.

Con el descubrimiento y la conquista de Amé-rica y la unión con el imperio de los Habsburgo, lariqueza y el prestigio dinástico de España crecieronenormemente en Europa; pero toda esa grandeza ysus riquezas se esfumaron en el siglo XVII. Susarcas estaban vacías, su marina, tanto de guerracomo mercante, no tenían ni hombres ni barcos yen el trono había un representante poco efectivo.

Para entonces la riqueza y el prestigio espa-ñoles constituían una leyenda en el lenguaje coti-diano de Europa. La misma España del siglo XVera un mito en Europa, ya que hacia finales de esesiglo había apenas iniciado su consolidación geo-gráfica, política y su estructura interna como na-ción estado. El mismo hecho de la adquisición deun impero en el siglo XVI tuvo como consecuenciano solo la atrofia del proceso de consolidación,sino la proliferación de la estructura patrimonialpolítica de España.

El matrimonio de los Reyes Católicos Fer-nando e Isabel, frecuentemente considerado comoel nacimiento del Estado español moderno, notuvo consecuencia, pues la unificación de losreinos de Aragón y Castilla no fue sino un condo-minio, en el cual las dos partes de la Corona espa-ñola coexistían como entidades separadas, conleyes, sistemas impositivos, acuñación de monedasy pautas comerciales. (4)

La persistencia de 'esta situación a principiosde la Edad Moderna deja a España en la reta-guardia del desarrollo político en la Europa Occi-dental.

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Lo más funesto para el desarrollo del estadopatrimonial Español fue la agregación a la Coronade Castilla de un imperio en América en forma defeudo o posesión personal bajo la premisa de queColón navegó como agente personal de Isabel.

El reino de Aragón y sus regiones subor-dinadas como Nápoles, Sicilia, Mallorca y Valenciaestaban legalmente excluidas de la explotación yadministración directa del Nuevo Mundo.

Es por eso que no debemos sorprendemoscuando con frecuencia se habla de "las Españas".Económicamente en 1492, España dependía deEuropa; ella exportaba vinos, lana, mineral dehierro y otros productos primarios.

En el siglo XVI se nota un incremento en laEconomía nacional como consecuencia de la de-manda colonial de alimentos, vestidos, herrajes, etc.,pero este crecimiento fue pronto anulado por laamplia y persistente diferencia entre las manufac-turas españolas y las restantes de Europa.

E1 flujo de plata americana espectaculardespués de 1550 infló la estructura de preciosespañoles, más rápida y profundamente que la desus socios comerciales y en este proceso se arrui-naron las pocas industrias que se habían desa-rrollado antes de 1550, para satisfacer las de-mandas durante la conquista y los primeros añosde la colonia.

La industria textil por ejemplo, se derrumbóen Valencia, Sevilla, Toledo , Avila y Burgos, bajola presión de la masa de artículos de seda y lanamás baratos, procedentes de la Italia del NorteFrancia, Holanda e Inglaterra. '

Similar fenómeno ocurrió en el campo de laagricultura, en donde se experimenta un estímulode los precios por la demanda colonial, pero ya enla segunda mitad del siglo XVI la producción detrigo y vino no logró satisfacer la demanda.Muchas zonas agrícolas de Castilla la Vieja fueronabandonadas; mientras otras que se hallaban ubi-cadas en la periferie de España, aumentaron sudesarrollo por la exportación.

Ante estas circunstancias el comercio extran-jero pasó a ser la piedra de imán de la economíapeninsular.

El comercio de las colonias -como es bienconocido por todos- fue desde un principio,organizado con el fin de asegurar un beneficiosomonopolio para la Corona, el cual fue controladopor la Casa de Contratación de Sevilla y un gremiode poderosos comerciantes o consulado.

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Las repercusiones sociales que trajeron estoscambios económicos fueron enormes, un grupo seenriqueció con el comercio. La nobleza que ca-recía de fortuna pudo enriquecerse desempeñandoempleos relacionados con el control del comercioen los puestos claves de la península. Muchas per-sonas emigraron hacia el sur o a Madrid, donde enforma precaria se ganaban la vida. Se estimuló elideal de vida aristocrático, los mercaderes com-praron tierras y títulos para asegurarse su statussocial y aquellos que estaban arruinados emigrabana América; es por eso que se llegó a decir que lasIndias eran: "el remedio al que comúnmente recu-rren aquellos cuyas fortunas han desaparecido; esdecir de todos los manirrotos y gente desesperadade España. El indiano y el perulero se convirtieronen figuras estereotipadas dentro de la sociedadespañola de ese entonces". (5)

En síntesis, tanto en España como en Portugalestaban, desde el principio de su experiencia colo-nial, imperfectamente organizados, orientados a laexportación y carentes de una burguesía nacionalo grupo comercial capitalista, capaz de estimular elcrecimiento interno.

España pudo haber utilizado sus recursos, sumano de obra, sus estructuras institucionales, paradesarrollar un floreciente imperio comercial ul-tramarino; pudo haber entrado en una etapa decapitalismo comercial acelerado, como lo hicieron:Holanda, Francia e Inglaterra, entre 1500 y 1700.Pudo haber tomado las propiedades de la Iglesia, aligual que lo hizo Inglaterra, con el fin de desa-rrollar recursos internos, y pudo haber organizadograndes latifundios mediante políticas impositivasencaminadas a incrementar las entradas, pero no lohizo. (6)

La explotación de las colonias americanas enMéxico y Perú hizo innecesaria la reestructuraciónde la economía y de la sociedad españolas, semi-feudales, basadas en la tierra y en la aristrocracia.Sin embargo, el proceso fue algo más que unaatrofia, pues si algunos sectores productivos yesenciales se contrajeron, algunos sectores consu-midores como la aristocracia, la burocracia, lasocupaciones de servicio y la Iglesia, cobraronvigencia, retoñaron.

Larraz, economista moderno, comparte lasideas de los autores Stein, al referirse a la bur-guesía castellana de la segunda mitad delsiglo XVI, pues nos dice:

"Muchos industriales se habian enrique-

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cido ya y aspiraban a ahidalgarse, sobre-vienen las segundas generaciones propiciasa seguir estudios universitarios y a alcan-zar posición social, en vez de trabajar enel taller o la tienda". (7)

Posteriormente agrega que la sociedad deCastilla había liquidado los negocios y se habíantransformado de empresarios en rentistas y que elno vivir de rentas o es trato de nobles, con lo cualel trabajo, el comercio y la agricultura perjudi-caban a la nobleza.

Como podemos apreciar los síntomas patoló-gicos eran visibles tanto en la sociedad y la eco-nomía del Nuevo Mundo, como del Viejo.

La economía colonial.

Sabemos que la economía colonial estuvovinculada a España y a través de ésta, con laEuropa Occidental. Los elementos esenciales de laeconomía americana eran, hacia 1700 los si-guientes:

a) Una serie de centros mineros ubicadosprincipalmente en México y Perú.

b] Regiones agrícolas periféricas a los cen-tros mineros, desarrolladas para el apro-vicionamiento de víveres y materia prima.

e) Un sistema comercial cuyo objetivo eraencauzar la plata y el oro en forma delingote s o acuñado a España (con el fin depagar los bienes que importaban de laEuropa Occidental).

Durante los primeros dos siglos de gobiernocolonial, los españoles desarrollaron un importantesector minero, indispensable para sostener la eco-nomía metropolitana, así como la política inter-nacional de España. Sin lugar a dudas la mineríafue la empresa económica más importante de lascolonias. (8)

Aunque la producción de las minas era pro-piedad de la Corona, ciertos particulares, casisiempre blancos, tenían el privilegio de disfrutar delos derechos de explotación de aquellos yaci-mientos que descubrieran, mediante concesiónreal, venta o arrendamiento.

La Corona otorgaba condiciones muy liberalespara lograr una mayor y mejor extracción de me-tales. La minería tuvo un gran desarrollo en el siglo

XVI, con el descubrimiento de ricas vetas de plataen Potosí, virreinato del Perú, y de Zacate cas ,Guanajuato y otros lugares de México. (9)

Los centros mineros de México y Perú re-querían grandes cantidades de mano de obra india.Las levas de mano de obra india dieron origen a lamita, grupo de indígenas que periódicamente setrasladaban a las minas y luego paulatinamente seles reemplazaba. La leyenda negra española se hanutrido plenamente de los horrores sufridos por elindio en el trabajo de las mitas.

La minería también creó un mercado internoya que necesitaban tiendas, iglesias, cantinas, he-rramientas, caballos, cueros, alimentos, etc.

El auge minero de 1550-1610 es un típicoejemplo de empresa privada en la cual los mineros,los comerciantes y los fabricantes de la EuropaOccidental, se beneficiaban directa o indirecta-mente.

En la forja de esta economía minera y agrícolaganadera, y en particular para la hacienda, fueesencial el tributo del ind ígena, bajo las formas depago en especie o en trabajo.

La conquista permitió a los hidalgos españolesel acceso inmediata, a través de la encomienda, alsuministro de víveres, así como a una gran fuerzade trabajo. Los tributos se rendían en forma deproductos agrícolas o artesanías locales y trabajoen las obras públicas. (10)

Los indios fueron explotados como vasallos, ya falta de bestias de carga, reemplazaron a los ani-males; así miles de ellos, transportaban a susespaldas pesados fardos de un lugar a otro. Estotrajo como consecuencia un desastroso descensode la población, consecuencia también de las enfer-medades epidémicas, la alimentación deficiente, eltrabajo excesivo y el choque cultural.

Borah Woodrow en su obra El impacto demo-gráfico de la expansión europea sobre el mundo noeuropeo dice al respecto, que el laboreo minero yla plantación de enclave no solamente trajeron unaumento inusitado de horas de trabajo a una po-blación no habituada a tal ritmo de trabajo, sinoque también produjeron otros inconvenientesnocivos como el transplante de trabajadores ind Í-genas a climas que les eran dañinos y donde seponían en contacto con negros esclavos, porta-dores de nuevas enfermedades y de conducta abu-siva con relación a los indios.

Este mecanismo llamado: complejo trabajo-dieta-epidemia, es el responsable de la catástrofedemográfica en América Latina ocasionada por el

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asentamiento europeo, hecatombe que no tieneprecedentes en ningún otro continente sujeto adominación colonial. (11)

Con relación a este problema demográfico esdifícil precisar con certeza, cuál fue el número deindios que murieron. Los diferentes historiadoresnos dan cifras que varían notablemente; sobre estetópico se ha opinado con mucha libertad y hastacon cierta irresponsabilidad, ya que es un pro-blema histórico cargado con cierta intencionalidadideológica.

En México se calcula que en 1525 existían 25millones de habitantes; para 1605 había descen-dido a un millón. Algo similar ocurrió en Américadel Sur, donde existían entre 3.5 y 6 millones en1525 Y parece haber descendido a 1.5 millones en1561, hasta llegar a 600.000 indígenas en1750. (l2)

El descenso demográfico repercutió en el desa-rrollo minero de México y Perú después de 1596,el cual se contrajo notablemente.

Esto hizo que los mineros y comerciantes ace-leraran la formación del latifundio, de la hacienda.Se presentaba entonces el problema de la mano deobra, la que obtuvieron presionando a las comuni-dades indias, ya fuera confiscándoles las tierras,prestándoles dinero o dándoles alimentos. La ha-cienda fue un lugar seguro para el indio que nopudo soportar más presiones sobre su comunidad;en cambio, en la hacienda encontraba cierta seguri-dad; a su hacendado, patriarca, juez y carcelero, leofreció su trabajo y fidelidad a cambio de racionesdiarias y otros cuidados. La hacienda como unidadde producción y como núcleo social patriarcalhabría de sobrevivir como legado colonial en Mé-xico hasta 1910, y aún más tarde en Guatemala,Ecuador, Bolovia y Perú.

Las comunidades indígenas tuvieron quearreglárselas para sobrevivir en una economía ysociedad expansionistas y monetizadas, perpe-tuando la tradición, el lenguaje, el vestido y elconsenso grupal, como eficaces baluartes contra lapresión del mundo del hombre blanco, sobre latierra y el trabajo del indio.

El latifundio, orientado hacia la exportación,fue el segundo elemento de la herencia colonial enAmérica. Floreció en el imperio español de Amé-rica hasta el siglo XVIII y luego únicamente en lascolonias periféricas como Cuba, Venezuela y lacuenca del Río de la Plata.

Siguiendo el ejemplo de Portugal, que creó unprototipo de agricultura de plantación para la

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b

exportación, en Brasil, España toma este complejoy lo reproduce y adapta en las zonas del Caribe. Laplantación se convierte en la segunda variante dellatifundio en el Nuevo Mundo.

A fines del siglo XVII la plantación se habíaconvertido en un fundo en zonas tropicales, espe-cializado en un solo cultivo, que utilizaba unafuerza de trabajo dependiente e inmovilizada deesclavos traídos del Africa. El prototipo de estaagricultura de plantación en América lo constituyeel ingenio brasileño, sin duda la herencia colonialmás importante de la región.

España, para organizar el comercio de Amé-rica Latina, cayó en un sistema de la Alta EdadMedia, una especie de Mercantilismo y limitó a unsolo puerto, Sevilla (a orillas del Guadalquivir) elcontrol de las exportaciones e importaciones.Posteriormente Cádiz participó también de losbeneficios del monopolio comercial. Este fueestrictamente controlado a través de la Casa deContratación de Sevilla, el Consulado y flotas degaleones escoltados. (I3)

Sociedad y forma de gobierno

La tragedia de la herencia colonial fue unaestructura social estratificada no sólo por la ri-queza sino también por el color de la piel y lafisonomía, por lo que los antropólogos llamanfenotipo. La sociedad colonial estuvo formada poruna élite de blancos y una masa de indios, negros,mulatos, mestizos y la gama de mezclas de losgrupos: blanco, indio, negro, denominadas castas.

La estructura social establecida en Américatuvo similitud con la que existía en España, dondese desarrollaron dos clases o estratos; una élite deterratenientes, mineros, alta burguesía y clero, yuna masa de pobladores rurales; entre estos dosestratos existió un pequeño grupo de comer-ciantes, burócratas y bajo clero, o sea una estruc-tura típica de una economía agraria, preindustrialo subdesarrollada.

Desde un principio, la conquista hizo vasallosa los indios quienes vivían una vida lamentable. Lamujer india fue explotada en forma inhumana; ellaconstituyó una de las principales fuerzas producti-vas de la sociedad; debía laborar la tierra, producirartesanías, cocinar y fuera de eso, tenía que saciarlos apetitos carnales del amo blanco.

El historiador Jacques Lafaye comenta en suobra, las distintas relaciones que tuvieron los

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españoles con las indias. Menciona que según refe-rencia del padre Las Casas, Miguel de Pasamonte,un allegado al Rey Católico poseía en la Españolaun harén de ochenta indias ... también se refiere alas preferencias que los españoles tenían entre susmujeres: "pero la diferencia más interesante es laque hay entre las indias de cama y las indias delabor." (I 4)

De uno de los documentos del Consulado deMéxico a las Cortes de Cádiz en 1811 extraemos lasiguiente referencia del indio:

"El desdichado indio ... era (en la horade la conquista) un animal inmundo,revolcándose en el cieno de la más impú-dica sensualidad, de borrachera continuay de dejadez más apáticas divirtiendo susombria desesperación en espectáculoshorrendos y sangrientos, y saboréandoserabiosamente en la carne humana. La his-toria antigua ni la tradición han trasmi-tido a nuestra edad el recuerdo de unpueblo tan degenerado, indigente einfeliz ...El indio está dotado de una pereza y lan-guidez que no pueden explicarse porejemplos, estúpido por constitución, bo-rracho por instinto. Este es el verdaderoretrato del indio de hoy". (IS)

Esta heterogeneidad racial y el trato carentede todo sentimiento de compasión para el indiofueron componentes de la herencia colonial latino-americana, en cuanto a lo sociaL

Los peninsulares se consideraban represen-tantes del poder colonial con una serie de derechosnaturales para controlar los más importantescargos administrativos. Consideraban inferior a laélite criolla, puesto que eran producto de ascen-dientes racialmente mezclados.

En cuanto al gobierno real de las Indias, lamayor autoridad legislativa y administrativadespués del rey era el Consejo de Indias, represen-tado por los Virreyes, Capitanes Generales y lasAudiencias, en las colonias.

El Virrey ejercía en forma omnipotente laautoridad suprema dentro de su jurisdicción.Dependían de él: el tesoro, la justicia, y los as-pectos seculares del gobierno de la Iglesia. Debíabuscar el aumento de las entradas reales, nombrarfuncionarios y cuidar del bienestar de los indios,en síntesis, era el responsable de conservar la hege-mon ía española.

Las Audiencias eran tribunales reales de ape-lación, de mayor jerarquía. Eran a la vez un cuerpoconsultivo del Virrey o del Capitán General. A losfuncionarios ejecutivos, así como también a lasAudiencias, se les dio cierto margen en las fun-ciones ejecutivas, a través de ordenanzas de apli-cación locaL

El Cabildo, de administración criolla, se limi-taba a los asuntos de la administración municipaL

La Iglesia en América Latina

"No es la cristiandad lo que los mueve,sino el oro y la codicia"

Lope de Vega

El tema de la Iglesia nos plantea esa paradojaque encierra el conquistador español, esa dualidadde hombre medioeval y renacentista, de cate-quizador y a la vez de hombre de empresa conafanes de lucro. Esa idea ha motivado comentarios,críticas muy hostiles para la empresa española enAmérica, pues se afirma generalmente que elespañol supo enmascarar tras el ideal de Cruzadasu verdadero objetivo, su ambición de riquezas.

No hay duda de la gran importancia que tuvola Iglesia en la conquista de América. Españatrasmitió a América Latina su cultura a través deesta institución. El pueblo español había acen-tuado en religiosidad, en los siglos XVI y XVII elclero creció notablemente en su poder político, suinfluencia social y espiritual, así como la riquezaacumulada lo convirtió en una clase dominante enla sociedad española. América también sufrióaquella unión fuerte, indisoluble del altar y eltrono. La Iglesia defendía la sanción divina de losreyes y la Corona sustentaba la autoridad ecu-ménica de la Iglesia.

En América la Iglesia estaba sometida total-mente a la Corona; los Reyes Católicos se mos-traron recelosos de las influencias papales o extran-jeras en el gobierno de la Iglesia en España, e inme-diatamente después del descubrimiento deAmérica solicitaron y obtuvieron del papa Alejan-dro VI, el otorgamiento de los diezmos eclesiásticosen aquellas regiones recién descubiertas. La Bulafue dada el 16 de noviembre de 1501, bajo lacondición de que los soberanos debían hacerseresponsables de la introducción y mantenimientode la Iglesia, de la instrucción y conversión de losindios, o sea que los diezmos iban a ser utilizados

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para fines eclesiásticos, pero administrados por laCorona. Así los soberanos españoles contaban conamplios poderes en materia de gobierno eclesiáticoy ayuda financiera.

Las funciones de la Iglesia fueron muy am-plias, lo que hoy se designa como costos sociales:escuelas, hospitales, instituciones de beneficencia,eran financiados y administrados por la Iglesia, anivel local estos servicios alentaron la lealtad delEstado y la fe de los feligreses.

Hacia 1700 las contribuciones de los fieles ylas inteligentes políticas financieras hab ían hechoque los ingresos de la Iglesia colonial fueran pro-verbiales, las riquezas de los conventos, monas-terios e iglesias importantes, abastecían de fondosde inversión a mineros, comerciantes y terra-tenientes.

Tanto los españoles como los americanos com-prendieron que el crecimiento de los conventos, ennúmero y en riquezas, tendía a exceder a las nece-sidades de las colonias. Ello obligó a la Corona atomar una serie de medidas como la de que latierra entregada a los colonizadores no se podíaenajenar a los eclesiásticos, a la Iglesia o a un con-vento. Se reguló que los conventos debían estar amás de seis leguas entre sí y se suprimieron todosaquellos que solo contaban con ocho frailes resi-dentes.

Por esta época un censo realizado en Lima,Perú, dio el dato de que un 10% de la poblacióneran sacerdotes, monjas, frailes, etc. La erección denumerosas iglesias y conventos, su conservación yel mantenimiento de un clero tan numeroso eracosteado casi en su totalidad con el producto deltrabajo indígena.

El clero compartía con los demás españoles elaprovechamiento de la prestación personal deltrabajo forzado en forma de mita o repartimientoy a menudo, sólo servía para aumentar las pesadascargas que soportaban los desdichados aborígenes.

Los mismos colonos de México pidieron através del cabildo, en 1578, que limitaran la adqui-sición de tierras por parte de la Iglesia, que no sefundarán más conventos, ni se enviaran más frailesa Nueva España, así como que se restringiera lacantidad de clérigos que podían ordenar losobispos.

Sin embargo, no será sino hasta el siglo XVIIbajo la dinastía de los Borbones, que la Coronaespañola intentó remediar la situación, al aceptarque el exceso de frailes constituía una carga para elpaís, obstruía el cultivo de los campos y el aumen-

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to de la Hacienda Pública, y que de ah í en adelanteno se crearían más establecimientos conventualesen ninguna orden religiosa de América.

A mediados del siglo XVII el rey prohibió quecualquier miembro de una orden religiosa inter-viniera en la redacción de testamentos; los ex-tensos dominios de los monasterios eran general-mente adquiridos por legado, ya que un testa-mento que no incluyera algún legado a favor de losmonasterios pasaba por un acto contra la religión.

Hacia 1775 se dio un nuevo decreto que ex-cluía a los confesores o a sus conventos como here-deros o legatarios; sin embargo la Corona nosiempre siguió una política estable, y sus decretosno se cumplieron.

Por muy 'Importantes que hayan sido los ser-vicios de la Iglesia para el sostén y expansión de lareligión cristiana, poca duda cabe de que en ciertosaspectos la institución eclesiática significó unacarga para las colonias, y lo fue en dos aspectosimportantes: a) La obtención de gran parte de lastierras agrícolas, b) El sistema impositivo eclesiás-tico, especialmente el diezmo, tributo que en ladécada de 1779-89 en Nueva España, arrojó lasuma de 18 millones y medio de pesos.

En síntesis podríamos afirmar que la actitudde la Iglesia agravó el problema del latifundio, yaque los países que inician la colonización si tienenposesiones relativamente pequeñas, estas forta-lecen la inmigración y aseguran una explotaciónmás provechosa y económica del suelo.

Cierto es que la Iglesia no era responsable di-recta del sistema, ni todas las grandes fincas es-taban en sus manos, pero la concentración degrandes cantidades de fincas, bajo una corporacióno grupo de corporaciones intensificó los incon-venientes del sistema. Las propiedades de la Iglesiay la influencia política que dicha riqueza le permi-tía ejercer, constituyen uno de los problemas másperturbadores trasmitidos a las nacientes repú-blicas del siglo XIX.

Cabe señalar que las misiones de la Américacolonial han motivado considerables polémicas;algunos escritores las han puesto por las nubes,señalando que salvaron a los indios de una explo-tación despiadada por parte de los civiles, perootros las han criticado acervarnente y han señaladoque en ciertas tribus belicosas, les daban excesivostrabajos, escasa alimentación y suficientes azotes.También ponían en tela de duda si los indígenashabían sido realmente convertidos al cristianismo,pues disimulando, bajo ritos cristianos, conser-

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vaban sus viejos conceptos religiosos.Por otra parte se hace ver que la rrusion no

solo fue una institución religiosa proselitista, sinoque fue una empresa estatal, un instrumento polí-tico militar para resguardar las fronteras.

Finalmente, para concluir este aspecto debe-mos mencionar la Santa Inquisición establecidapor Felipe II en 1529, ya que hasta entonces lospoderes inquisitoriales hab ían sido ejercidos porlos obispos. A partir de esa fecha fueron creadosdos tribunales uno en Lima y otro en México. Elobjetivo de estos tribunales era mantener la purezade la fe, proteger a los súbdi tos de herejes, jud íos ymusulmanes. A la par de ello tuvo también unafunción de censor moral, castigaba la bigamia, lablasfemia, el adulterio, la brujería y la inmoralidaddel clero. Pero también fue un elemento defensordel Estado, ya que prohibía ciertas obras que porsu contenido político o filosófico podían ser unpeligro para la estabilidad de la Corona.

Conclusiones

A través de las ideas que hemos expuesto,podemos comprobar hasta qué punto las coyun-turas que afectaron la conquista y colonización deAmérica Latina, marcaron definitivamente su des-tino y nos legaron una herencia que ha resultadonefasta en muchos sentidos.

En esa misma España del siglo XVII muchospensadores, filósofos, políticos dieron sus ideas,aportaron críticas con el fin de buscar la soluciónal problema de América. Estos críticos hicieron verque la situación del Nuevo Mundo era fiel reflejode la crisis que vivía España.

Algunos pensadores enfocaron la necesidad decambiar muchas estructuras para mejorar la pro-ducción económica de las colonias y por ende,alcanzar la prosperidad de España; su interés secentraba exclusivamente en la Metrópoli. Otrosautores señalaron no sólo el problema económico,

(1) Stanley J. Barbara H. Stein. La herencia colonial deAmérica Latina. 1970. pág. 4.

(2) J .H. Parry. Europa y lo expansión del mundo.1975, pág. 15.

(3) Enciclopedia MarÍn Tomo VI, pág. 145.(4) Esta situación de una monarquía dualista en la pe-

sino también la necesidad de mejorar la situacióndel indígena, involucraron otros factores como: lalegislación, la corrupción administrativa, lo polí-tico, etc. (I6)

Con este panorama de crisis, de decadencia, sellega al siglo XVIII, época en que gobernará la di-nastía borbónica en España; ésta, a la luz de lasideas de la Ilustración, de las nuevas ideas del sigloXVIII, se plantea un examen de las cuestionesamericanas, hay una actitud revisionista que cul-mina con una serie de cambios, algunos de ellossoluciones racionales y benéficas para el imperiocolonial. Se condena el monopolio, se termina conel sistema de puertos únicos y se enmienda la exce-siva burocracia en la administración colonial. Unanueva administración más dúctil, mejor planeada ymás eficaz fue establecida; se clio más interés a losoficiales públicos, virreyes y otros cargos de lafunción pública, y se buscó una mejor utilizaciónde los recursos humanos.

No obstante el objetivo primordial de la polí-tica reformista de los borbones era hacer de Es-paña y sus colonias, eficaces aliadas en el desa-rrollo de la economía francesa y en el conflictocon Inglaterra, lo cual trajo otros problemas a laMetrópoli y a su mundo colonial.

Al iniciarse el siglo XIX, América Latina supoaprovechar la crisis que afectaba la Corona espa-ñola, invadida por la tropas napoleónicas y gober-nada por José Bonaparte, para alcanzar su eman-cipación.

En esas primeras décadas del siglo mencio-nado, ya muchos países europeos creían que elcapital extranjero y la tecnología avanzada, desa-rrollarían notablemente las economías potencialesde América Latina, y que esos pueblos se libraríande la dependencia.

Sin embargo, la América Latina postcolonialestaba ante una nueva coyuntura que la llevaría aenfrentar y luchar contra otro tipo de dominación,ahora bajo otras potencias: Inglaterra y EstadosUnidos y bajo otro nombre: el neocolonialismo.

NOTAS

nÍnsula Ibérica se comprende muy bien al conocerel lema que los Reyes Católicos usaron en su es-cudo: Tanto monta, monta tanto Isabel comoFernando.

(5) Stanley J. YBarbara H. Stein. Op. cit., pág. 21.(6) Debemos recordar que uno de los factores que

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