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LAS TAREAS DE LA FILOSOFIA LATINOAMERICANA SURGIMIENTO DE LA FILOSOFIA PRACTICA Decía Marx que la gran aportación de los gran- dessistemas idealistas alemanes era el haber descu- bierto el carácter activo del sujeto en la construc- cióndel pensamiento, de tal manera que la filosofía devieneen sí misma una actividad práctica. Ahon- dandoen esta concepción, Engels afirma que no hay nadaestático en lo real, de modo que todo es acción quecontinuamente transforma lo real, haciendo que losestadios del presente sean tan solo procesos diná- micosdialécticamente entrelazados. Este descubrimiento del pensamiento románti- co alemán no tiene -como todo en la historia- na- da de casual. Es el resultado de lo que en cierta ocasiónEngels fuera el primero en llamar la "Revo- lución Industrial", cuyos orígenes sitúan los histo- fiadores en la Inglaterra de la segunda mitad del sigloXVIII. Más que una reflexión crítica en torno a la "Philosophia Naturalis" de J. 1. Newton -como enformaun tanto simplista afirma Althousser- de- bemosver, por ende, en la filosofía de Kant, inicia- dora del gran pensamiento idealista alemán, la toma de conciencia de extraordinaria lucidez del cambio cualitativo, que para la humanidad representaba esa revolución industrial, a la cual Marx atribuía el ini- cio del fin del Neolítico o época prehistórica y el inicio de la verdadera historia de la humanidad; es decir,allí donde el hombre está en condiciones obje- tivas de superar la alienación básica -llamada por Marxen sus manuscritos de juventud "alineación na- tural"- es a saber, lo que ejercen las fuerzas ciegas dela naturaleza sobre el destino del hombre, cuando éste no está en condiciones prácticas y, por ende, tampoco teóricas, de controladas y explicarlas. Con el advenimiento de la era industrial, iniciado en las comunidades calvinistas gracias a la "acumulación primitiva de capital" operado en los dos siglos ante- riores y a la racionalidad científica que la acompa- ñaba, el hombre está por fin en condiciones mate- rialesde aceptar, con posibilidades reales de éxito, el Amoldo Mora Rodríguez ancestral desafío que para él representaba su lucha dialéctica con la naturaleza, es decir, con las condi- ciones materiales de subsistencia, determinan todas las otras realciones reales que el hombre establezca, especialmente las de tipo social, pues como lo afir- ma igualmente Marx, no es sino creando "relaciones sociales objetivas" que el hombre forja su naturaleza o esencia humana real. En resumen, al cambiar cuali- tativamente los modos de producción de la sociedad occidental debido a la tecnificación industrial, cam- bia igualmente su conciencia de sí -tanto desde el punto de vista del ejercicio de la libertad colectiva- es decir, de su praxis política, como de su sensibi- lidad creadora que le induce a forjar un nuevo tipo de cultura que, como lo afirma Kant en su ensayo de estética titulado "De lo bello y 10 sublime", rom- pe con las reglas o cánones anteriormente estable- cidos, haciendo irrumpir "la categoría de infinito". es decir, la nueva conciencia de sí y de su capacidad creadora como ejercicio práctico de su libertad re- cién conquistada, gracias al dominio adquirido sobre la naturaleza. Esta nueva conciencia se manifiesta no sola- mente en la nueva cultura romántica surgida en Ale- mania finales del siglo XVIII, sino, y de manera bas- tante más espectacular, en la Revolución Francesa de 1789 o "Gran Revolución". que demuestra el carácter dialéctico y, por ende, histórico y cultural, de todas las instituciones humanas y de todas las culturas en ellas fundadas. Tan importante como los hechos en sí de la Revolución Francesa, lo es la mística revolucionaria y la conciencia de libertad que dichos hechos provocan en todo el mundo civili- zado de la época y de todo el siglo XIX. Revolución Industrial en Inglaterra, Revolu- ción política en Francia, Revolución cultural en Ale- mania: he aquí los grandes acontecimientos de fina- les del siglo XVIII que constituyeron la antesala de una nueva época en la historia de la humanidad, que permitiría por fin crear una civilización, que agluti- nase a toda la humanidad y la llevase a ser dueño de su destino, más libre política y culturalmente y de más plena satisfacción de las necesidades básicas de

LAS TAREAS DE LA FILOSOFIA LATINOAMERICANAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR/Vol. XV/No. 41... · pueblos; es la expresión teórica de la racionalidad práctica

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LAS TAREAS DE LA FILOSOFIA LATINOAMERICANA

SURGIMIENTO DE LA FILOSOFIAPRACTICA

Decía Marx que la gran aportación de los gran-des sistemas idealistas alemanes era el haber descu-bierto el carácter activo del sujeto en la construc-ción del pensamiento, de tal manera que la filosofíadevieneen sí misma una actividad práctica. Ahon-dando en esta concepción, Engels afirma que no haynadaestático en lo real, de modo que todo es acciónquecontinuamente transforma lo real, haciendo quelosestadios del presente sean tan solo procesos diná-micosdialécticamente entrelazados.

Este descubrimiento del pensamiento románti-co alemán no tiene -como todo en la historia- na-da de casual. Es el resultado de lo que en ciertaocasiónEngels fuera el primero en llamar la "Revo-lución Industrial", cuyos orígenes sitúan los histo-fiadores en la Inglaterra de la segunda mitad delsigloXVIII. Más que una reflexión crítica en torno ala "Philosophia Naturalis" de J. 1. Newton -comoenformaun tanto simplista afirma Althousser- de-bemosver, por ende, en la filosofía de Kant, inicia-dora del gran pensamiento idealista alemán, la tomade conciencia de extraordinaria lucidez del cambiocualitativo, que para la humanidad representaba esarevolución industrial, a la cual Marx atribuía el ini-cio del fin del Neolítico o época prehistórica y elinicio de la verdadera historia de la humanidad; esdecir,allí donde el hombre está en condiciones obje-tivas de superar la alienación básica -llamada porMarxen sus manuscritos de juventud "alineación na-tural"- es a saber, lo que ejercen las fuerzas ciegasde la naturaleza sobre el destino del hombre, cuandoéste no está en condiciones prácticas y, por ende,tampoco teóricas, de controladas y explicarlas. Conel advenimiento de la era industrial, iniciado en lascomunidades calvinistas gracias a la "acumulaciónprimitiva de capital" operado en los dos siglos ante-riores y a la racionalidad científica que la acompa-ñaba, el hombre está por fin en condiciones mate-rialesde aceptar, con posibilidades reales de éxito, el

Amoldo Mora Rodríguez

ancestral desafío que para él representaba su luchadialéctica con la naturaleza, es decir, con las condi-ciones materiales de subsistencia, determinan todaslas otras realciones reales que el hombre establezca,especialmente las de tipo social, pues como lo afir-ma igualmente Marx, no es sino creando "relacionessociales objetivas" que el hombre forja su naturalezao esencia humana real. En resumen, al cambiar cuali-tativamente los modos de producción de la sociedadoccidental debido a la tecnificación industrial, cam-bia igualmente su conciencia de sí -tanto desde elpunto de vista del ejercicio de la libertad colectiva-es decir, de su praxis política, como de su sensibi-lidad creadora que le induce a forjar un nuevo tipode cultura que, como lo afirma Kant en su ensayode estética titulado "De lo bello y 10 sublime", rom-pe con las reglas o cánones anteriormente estable-cidos, haciendo irrumpir "la categoría de infinito".es decir, la nueva conciencia de sí y de su capacidadcreadora como ejercicio práctico de su libertad re-cién conquistada, gracias al dominio adquirido sobrela naturaleza.

Esta nueva conciencia se manifiesta no sola-mente en la nueva cultura romántica surgida en Ale-mania finales del siglo XVIII, sino, y de manera bas-tante más espectacular, en la Revolución Francesade 1789 o "Gran Revolución". que demuestra elcarácter dialéctico y, por ende, histórico y cultural,de todas las instituciones humanas y de todas lasculturas en ellas fundadas. Tan importante como loshechos en sí de la Revolución Francesa, lo es lamística revolucionaria y la conciencia de libertadque dichos hechos provocan en todo el mundo civili-zado de la época y de todo el siglo XIX.

Revolución Industrial en Inglaterra, Revolu-ción política en Francia, Revolución cultural en Ale-mania: he aquí los grandes acontecimientos de fina-les del siglo XVIII que constituyeron la antesala deuna nueva época en la historia de la humanidad, quepermitiría por fin crear una civilización, que agluti-nase a toda la humanidad y la llevase a ser dueño desu destino, más libre política y culturalmente y demás plena satisfacción de las necesidades básicas de

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las grandes masas. El programa estaba forjado; falta-ba su realizador: el grupo o clase social histórica-mente en condiciones de llevarlo a cabo por su papelobjetivo en la producción material de bienes que lepermiten a una sociedad dada sobrevivir. Serían lasgrandes revueltas obreras que, a partir de 1838 sacu-dieron a Europa y se mostraron particularmenteagudas en 1848, las que harían ver a Marx, justa-mente a partir de ese mismo año, que el proletariadoobrero, apoyado por los campesinos pobres, seríaesa clase social llamada a construir en lo sucesivo lahistoria en calidad de motor y vanguardia. En supolémica anti-idealista, Marx asigna a la Filosofía latarea de ser esa conciencia lúcida y liberadora de losprocesos revolucionarios del proletariado como clasesocial histórica. En días más recientes, Gramsci diríamuy bellamente que el partido proletario deberá seresa filosofía institucional, esa conciencia lúcida delproletariado como clase históricamente hegemónica.

De Marx a Gramsci, pasando por Lenin, la fi-losofía adquiere un carácter práctico, revolucionarioy militante. Más aún, el propio Gramsci asigna unpapel específico a los intelectuales en la nueva divi-sión del trabajo, que la organización proletaria de lasociedad traerá aparejado.

Si bien todos los hombres son intelectualespor naturaleza, afirma Gramsci, pues toda actividadpráctica es al mismo tiempo racional en el ser huma-no, hay sin embargo, en la estructura de la sociedad,una especialización de funciones que dan un mayorgrado de funcionalidad al todo social.

Los intelectuales son así el órgano social cuyafunción es explicitar la filosofía vivida y prácticaque toda colectividad histórica tiene implícita en suactividad práctica. En efecto, continúa Gramsci, to-do pueblo tiene su visión del mundo, su cosmovisiónque le permite adquirir su identidad humana y cul-tural y justificar así su razón de ser. Todo pueblo,como todo hombre, debe tener razones para vivir ypara luchar; y una tal justificación se desprende desu acción práctica, por la que cada día se da suesencia, asume su destino y construye su propia his-toria. La filosofía es, pues -concluye Gramsci- laconciencia vivida de un pueblo y la racionalidadpráctica que de ella se desprende. La filosofía, porende, está íntimamente ligada a la historia de lospueblos; es la expresión teórica de la racionalidadpráctica que él mismo va adquiriendo en su luchacon la naturaleza y en su lucha por su libertad; deberesponder al momento histórico que viven esos pue-blos, asumiendo lo mejor del pasado en la práctica

revolucionaria del presente, que le permite forjar unmejor porvenir.

El momento histórico actual de América Latina.

Surgida en la etapa del expansionismo geográ-fico de la burguesía ascendente en la Europa de co-mienzos de la Edad Moderna, nuestra América reci-bió por parte de sus colonizadores, la función deacelerar el proceso de acumulación primitiva de ca-pital. Nuestra América nacía a la historia como re-sultado de la dominación económico-política delMundo Occidental. Su historia -por ende- no hasido sino la objetivación de su conciencia enajenada.Convertida en cantera que suministra la materia pri-ma barata y la mano de obra semi-esclava que sus-tenta el desarrollo material de las potencias en víasde in dustrialización ayer, industrializadas hoy,nuestra América no ha escrito su propia historia co-mo sujeto libre. Hasta ahora, la historia de nuestraAmérica no ha sido sino la historia de su revuelta: suhistoria ha sido un proceso incesante de liberaciónen las revueltas indígenas en tiempos de la Colonia,en las luchas libertarias de principios del siglo pasa-do de la burguesía criolla que cumplió así la primerafase de la revolución burguesa, consistente en darleuna estructura política a los pueblos surgidos de lacolonización hispánica. Su lucha histórica actualconsiste en la plena liberación económica, asumien-do así un papel propio y no asignado en el conciertode naciones de la tierra. Dicha etapa tuvo sus pre-cursores en la obra y el pensamiento de José Martí afinales del siglo pasado y en la Revolución Mexicanaa principios del presente y ha iniciado su fase defini-tiva con el triunfo de la Revolución Cubana a co-mienzos de la segunda mitad de nuestro siglo. Esteúltimo cuarto de siglo verá su extensión a lo largo yancho de nuestra geografía y su consolidación defi-nitiva. Asist imos así a 10 que Marx llamaba el fin dela prehistoria y el comienzo de la historia, por loque a nosotros se refiere.

Afirmaba Lenin, en efecto, que el desarrollodel capitalismo si bien es universal, no es, sin embar-go, igual; se da, por ende, un "desarrollo desigual delcapitalismo internacional". Esto ha hecho que elproceso de expansión de la Revolución Industrial sehaya dado paulatinamente en el transcurso de losúltimos siglos. A principios de este siglo, como de-cíamos más arriba, la Revolución Industrial se iniciaen los países de la actual Europa Occidental, espe-

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cialmente en las comunidades de tradición calvinista(Escocia y con ella, Inglaterra, el norte de Francia,es decir, la región de los hugonotes y de Port Royal,Holanda y Suiza); en el transcurso del siglo pasado ygracias a la consolidación del Estado burgués llegadoa su plena madurez con la codificación napoleónica,dicha revolución se extiende en Europa y con laGuerra de Secesión, en los Estados Unidos; a princi-pios de este siglo sucede otro tanto en el este Euro-peo, con la gran revolución de Octubre y, finalmen-te, a partir de finales de la Segunda Guerra Mundial,dicho fenómeno se extiende al resto del mundo, ini-ciándose con el triunfo de la Revolución China. Elproceso se intensifica hoy de modo particular en lospueblos de Africa y América Latina y, como todocambio profundo en la historia, no se realiza sin

'violencia. Occidente, el realizar universalmente suproyecto histórico, se ve transcendido y el acceso detoda la humanidad al ámbito de la historia significasu propia desaparición por superación dialéctica ...El brote del tallo significa la muerte de la semillacomo semilla, decía Hegel.

CONCLUSION:

LAS TAREAS CONCRETASDE LA FILOSOFIA

Dentro de este contexto general hay tareas es-pecíficas que debe cumplir aquí y ahora la praxisfilosófica de los latinoamericanos. En primer lugar,es ya significativo el crecimiento cuantitativo y laextensión organizativa de los filósofos o profesoresde Filosofía de toda la enseñanza superior de nues-tro sub-continente. La caracterización de corrientesbien definidas y la abundancia en la producción in-telectual, ameritan ya de por sí un análisis del fenó-meno intelectual en general y filosófico en particu-lar, en la América Latina.

La cultura en general -dice Lukacs- expresasimbólicamente los grandes conflictos de una socie-dad. Estos conflictos revisten o traducen una con-ciencia diferente, según sea la naturaleza específicade la alienación que sufre dicha conciencia. En otraspalabras, los conflictos serán diferentes según sea lanaturaleza de la conciencia enajenada; según se tratede la conciencia enajenada por dominación ejercidao por dominación sufrida: la enajenación de la con-ciencia será diferente según se trate de un domina-dor (en este caso la cultura occidental de los países

industrialmente avanzados, tradicionalmente explo-tadores de nuestra América Latina) o de un dominado(nuestros pueblos latinoamericanos). En el primercaso, "la conciencia desgraciada" se traduce por undesmoronamiento de la conciencia de corte desnarci-zante -como diría Sartre- que conduce a una racio-nalidad deterrninista y las más de las veces metafisi-zante, o al menos, intelectualmente abstracta. Si dela conciencia del dominado se trata, ésta asume laobjetivación enajenante como un destino ciego, queen la praxis se convierte en una proyección o utopíahacia un futuro de optimismo y liberación. Fijaciónen el pasado en el caso de la praxis cultural de laconciencia del explotador y adopción de una actitudrígidamente intelectualizante, como manera deexorcizar un universo determinista y cerrado; aper-tura y construcción de un horizonte futuro en unaatmósfera de imaginación creadora de praxis libera-dora, en la creatividad cultural de la conciencia ena-jenada del dominado, quien, por lo demás, adoptalas técnicas racionales del dominador, imprimiéndo-les el soplo vital de un dinamismo de dialéctica ten-sión. Tal es la tónica general de los fenómenos cultu-rales más significativos de la historia reciente denuestra América y que a continuación pasaré a enu-merar, a guisa de conclusión del presente ensayo ysin que el orden de dicha enumeración tenga ningu-na pretensión exhaustiva ni axiológica:

Filosofía Política y Social:

La primera característica que salta a la vista-y que bajo este aspecto nos recuerda la ideologíailustrada en la Francia amediados del siglo XVIII-de la actividad pensante de-nuestra América Latinaen el desarrollo de las ciencias humanas con uncarácter político de sentido crítico muy agudo ycon frecuencia, como resultado de un praxisrevolucionaria, no exenta de graves riesgospersonales. El científico social ha tomado en serio latesis Número XI sobre Fauerbach de Marx y se hanegado a ser el amanuence de la historia de su pue-blo, para convertirse en su protagonista y partici-pante activo. La influencia del Materialismo Históri-co en la revisión crítica de nuestra historia política yeconómica, le ha dado a dichas ciencias una madu-rez epistemológica que suministra abundante mate-rial a la reflexión del filósofo. La presencia fecundadel marxismo-leninismo en la configuración de lasociología y ciencias políticas latinoamericanas alre-dedor de la así llamada "teoría de la dependencia",es aún más evidente.

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La influencia del marxismo rebasa y de 10joSalcreciente desarrollo y la fecunda originalidad de lasciencias latinoamericanas y se extiende a otros fenó-menos de denuncia ideológica, tal como la ideologíareligiosa popular, o la propaganda ideológica difun-dida a través de los medios de comunicación masiva.Una de las características del pensamiento latino-americano, es que no busca la división en comparti-mientos estancos, sino una síntesis dialéctica de loselementos componentes de la praxis cultural. Así,combate en diálogo fuertemente polémico con otrascorrientes de las ciencias sociales, especialmente lasadaptaciones estructural-funcionalístas que de la fi-losofía social de Max Weber han hecho los sociólo-gos norteamericanos. Frente a éstos últimos, las co-rrientes latinoamericanas sostienen la imposibilidadde una ciencia neutral o incontaminada y su ligamenintrínsico a una praxis política explícita o implícita,pero no menos real. Esta contaminación de las cien-cias sociales, no sólo comprende las ideologías polí-ticas, sino también las concepciones filosóficas.Nunca como ahora se ha comprendido la importan-cia de la filosofía en nuestra cultura superior, gra-cias, en buena parte, al desarrollo de las cienciassociales recién mencionado.

lntimamente ligado al desarrollo de las cien-cias humanas (entre las cuales merece mencionarsela revisión crítica de las teorías psicológicas reciénemprendida a la luz de la epistemología marxista)está el urgimiento de una corriente teológica propia:la "teología de la liberación". La ideología religiosacontinúa siendo en nuestros países, todavía mayori-tariamente agrícola y pre-industriales, una forma deexpresión de la filosofía vivida o cosmovisión -co-mo diría Gramsci- de las grandes masas latinoameri-canas. El despertar de una conciencia crítica en suseno, que exprese las exigencias prácticas del mo-mento histórico actual constituye de este modo fe-cundo la crisis que sufre la institución religiosa anivel mundial.

Otras ciencias humanas como la Antropología,la Pedagogía y la Metodología, se han visto igual-mente fecundadas por el desarrollo concreto del Ma-terialismo Dialéctico a la circunstancia latinoameri-cana actual. Sin embargo, como siempre ha sucedidoen el desarrollo de la historia de las ideas, tales con-cepciones teóricas no han surgido primero en el ga-binete de los intelectuales de profesión, sino que sehan visto precedidas o acompañadas de hechos his-tóricos concretos: el más significativo y típico de lahistoria latinoamericana contemporánea es la obra yel pensamiento de los Forjadores de la Revolución

Cubana, en especial de Ernesto El Che Guevara. Elrevolucionario argentino-cubano ha sido para la his-toria política del siglo XX latinoamericano, lo quefuera Simón Bolívar para el siglo XIX; ambos hanforjado en la teoría y en la práctica el proyectohistórico político de estos pueblos para el momentoque les corresponde vivir: Simón Bolívar para la re-volución burguesa, que tenía como función históricaforjar la estructura o sistema político que habríande expresar la libertad colectiva de estos pueblos; lapraxis revolucionaria conducente a la plena libera-ción económica, por lo que al Che Guevara concier-ne. Por lo que al enriquecimiento de la teoría mar-xista-leninista se refiere, el Che ha jugado un papelsimilar, dentro de la circunstancia latinoamericana,al de Rosa Luxemburg para los países germánicos oAntonio Gramsci para los pueblos de la Europa Lati-na se refiere, a semejanza de lo que Lenin hicierapara los pueblos asiáticos a principios del siglo. Lasimplicaciones filosóficas del pensamiento y de laobra del Che Guevara son tarea fundamental quedebe explicitar el quehacer filosófico latinoamerica-no actual.

Auge de la narrativa latinoamericana:

Las vicisitudes del lenguaje expresan las vicisi-tudes del destino de los pueblos que se expresan enese lenguaje. El ascenso de la narrativa latinoameri-cana actual a un grado tal que la ha hecho una de lasmás respetadas y admiradas actualmente, refleja notanto cierta decadencia de las letras en los paísesoccidentales -como afirma Vacgas Llosa- sino elacceso al primer plano de la Historia Universal denuestros pueblos. Lo impresionante de las letras lati-noamericanas actuales es que han dejado de ser elfenómeno propio de un genio individual, para con-vertirse en un fenómeno generalizado y que lejos dedisminuir tiende a acrecentarse. Frente a la tenden-cia intelectualizante de las letras europeas, las nues-tras reflejan en una forma barroca un transfondoque expresa la conciencia de enajenación políticacada vez más lúcida de estos pueblos. Otra caracte-rística de nuestras letras es que el egocentrismo nar-cisista europeo, cede su lugar a una conciencia colec-tiva más preocupada de expresar la cultura de lascolectividades sociales que las inquietudes inmanen-tes del sujeto individual. Así, más que de la soledad,nuestra literatura ha surgido del aislamiento y laopresión política. Todo esto expresado con una li-bertad imaginativa bastante despreocupada de in-quietudes intelectuales explícitas (excepto en el ea-

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so de la literatura ríoplatense de marcada influenciade inmigrante s europeos recientes), pero extraordi-nariamente fecunda en cuanto a audacias formales yen técnicas de narración. Si es cierto que las artesexpresan con categorías simbólicas los grandes con-flictos vividos por las sociedades en cuyo seno sur-gieron y anuncia el destino inmediato de las mismas,hemos de concluír que la gran narrativa actual tieneun sentido muy claro: anuncia el advenimiento delreino de la imaginación, sinónimo de la libertad

creadora plena para nuestra cultura.De los fenómenos culturales anteriormente

enunciados en forma somera, hemos de concluir queuna nueva conciencia, es decir, una nueva imagen desí, está emergiendo en los pueblos latinoamericanos:darle su perfil definitivo y enriquecerlo, tal es latarea que teórica y prácticamente corresponde a losintelectuales y de modo especial, a los filósofos en elmomento histórico que actualmente vive nuestraAmérica Latina.